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412 de lípidos, daño de funciones de membranas mitocondriales y lisosomales, que con el tiempo producen daño permanente y fibrosis tisular especialmente del hígado (cirrosis, hepatocarcinoma), páncreas endocrino (diabetes mellitus), articulaciones (artritis, artralgias), corazón (miocardiopatía) e hipófisis (hipogonadismo hipogo- nadotrópico). Clínica La HCH es asintomática durante largo tiempo, mientras se va produciendo la sobrecarga progresiva de fierro y el daño tisular. Los síntomas generalmente apa- recen cuando se ha producido daño tisular importante, lo cual generalmente ocurre con sobrecargas de fierro corporal de unos 10 a 20 g, siendo la edad más habitual de presentación al diagnóstico entre los 40 a 60 años, y más frecuente en hombres que en mujeres (relación 8:2). Las pérdidas crónicas durante los ciclos menstruales protegen a la mujer de una enfermedad sintomática precoz. La “triada clínica clásica de Trousseau” o “diabetes bronceada” (hepatomegalia, diabetes e hiperpigmentación) es infrecuente hoy en día y sólo se ve en pacientes con enfermedad avanzada. Los síntomas de la HCH son variables: debilidad, fati- gabilidad, dolor abdominal, baja de peso, artralgias, impotencia, amenorrea. Con cierta frecuencia se observa artritis de 2º y 3er metacarpo-falanges en manos. Algunos pacientes presentan esplenomegalia, atrofia testicular y miocardiopatía dilatada. La hiperpigmentación cutánea puede ser leve y tiene un tono bronceado. Algunas infecciones son más frecuentes en los pacientes con sobrecarga de fierro e incluyen: Vibrio vulnificus, Listeria monocytogenes, Yersinia enterocolitica y Pasteurella pseudotuberculosis. Las alteraciones de las transaminasas son habitualmente discre- tas. Los pacientes con HCH y cirrosis tienen casi 100 veces más riesgo de presentar hepatocarcinoma que la población general. Algunos estudios han sugerido que estas mutaciones del gen HFE se relacionan con mayor progresión de varios cánceres (colon, mama, próstata y ovario). Los síntomas al diagnóstico han ido cambiando en las últimas décadas gracias a un diagnóstico más precoz y chequeos de salud. Existen pacientes adultos oligo- sintomáticos, incluso sanos, en los cuales se diagnostica la enfermedad debido a la detección de alteraciones de laboratorio hepático o al estudiar a familiares cercanos de pacientes con HCH. Diagnóstico El diagnóstico de HCH requiere de un alto índice de sospecha clínica y una co- rrelación clínico-patológica. Debe demostrarse una sobrecarga de fierro corporal (% saturación de transferrina y ferritina), exceso de fierro en células parenquimatosas (generalmente en el hígado), una historia clínica y laboratorio que permitan excluir otras causas de sobrecarga de fierro corporal (Figura 1). Un aumento en la saturación de transferrina sobre 45% es el indicador más sensible de sobrecarga de fierro y por lo tanto, la alteración fenotípica más precoz de la HCH. Este parámetro se calcula dividiendo la ferremia (μmol/L) por la TIBC (g/L) y multiplicando este resultado por 100. El examen debe realizarse en ayunas. La ferritina sérica es generalmente proporcional a la cuantía del depósito de fierro RODRIGO ZAPATA L.
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