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Capítulo 6: Lupus Eritematoso Sistémico
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CONCEPTO
El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfer-
medad autoinmune compleja que puede afectar a
cualquier órgano, con un espectro de manifestacio-
nes clínicas e inmunológicas muy variado, y un
curso clínico caracterizado por episodios de exa-
cerbación y remisión de la enfermedad. 
EPIDEMIOLOGÍA
Afecta predominantemente a mujeres en edad fértil,
con una relación mujer/hombre de 9/1(1). Es habi-
tual su debut entre la segunda y cuarta décadas de
la vida, aunque se puede ver a cualquier edad.
Aparece en todas las razas, si bien la enfermedad
parece ser más severa en ciertas etnias, como la
negra, o en personas de origen hispano. En EEUU, la
incidencia anual es de 27,5 por millón de habitantes
para las mujeres blancas, y de 75,4 por millón en las
negras. Un estudio realizado en España (EPISER) ha
estimado una prevalencia del LES de 91/100.000
habitantes, (Sociedad Española de Reumatología.
Estudio EPISER: Prevalencia e impacto de las enfer-
medades reumáticas en la población adulta españo-
la. Madrid, marzo 2001). Existe una predisposición
genética, existiendo mayor probabilidad de enfer-
medad en los miembros de las familias de enfermos
de LES que en la población general. Se ha encontra-
do asociación con ciertos genes del complejo mayor
de histocompatibilidad.
ETIOPATOGENIA
El LES es la enfermedad autoinmune no organoespe-
cífica por excelencia. En su patogenia intervienen
diferentes factores genéticos, hormonales y
ambientales, que interaccionan dando lugar a una
pérdida de la tolerancia del organismo a sus propios
constituyentes, lo que ocasiona la producción de
autoanticuerpos, la formación de complejos inmu-
nes y finalmente la producción de daño tisular. Con
frecuencia se detectan factores desencadenantes,
como la exposición a la luz ultravioleta, las situacio-
nes de estrés, infecciones o ciertos fármacos.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
El LES es una enfermedad multisistémica, que
puede afectar a prácticamente todos los órganos y
tejidos del organismo(2).
Síntomas constitucionales
La astenia, anorexia y pérdida de peso son frecuen-
tes, y su presencia sugiere actividad de la enferme-
dad. La fiebre, aunque puede estar presente al ini-
cio o durante el curso de la enfermedad por activi-
dad de ésta, debe siempre alertar por la posibilidad
de una infección concomitante.
Manifestaciones cutáneas
Las manifestaciones del LES en la piel pueden ser
muy diversas. Se clasifican en específicas e inespe-
cíficas. Dentro de las primeras se encuentra la
forma más representativa: el rash malar o en alas
de mariposa (lupus eritematoso cutáneo agudo),
caracterizado por lesiones eritematosas y elevadas
de distribución malar. Tiende a respetar los surcos
nasogenianos. Suele estar precipitado por la expo-
sición solar y nunca deja cicatriz. Se encuentra en
el 30% de los pacientes(3). Pueden también presen-
tarse lesiones eritematosas escamosas que pueden
dejar un área hipopigmentada, en áreas expuestas
pero también en zonas fotoprotegidas, denomina-
das lupus eritematoso cutáneo subagudo.
Finalmente, son también lesiones específicas las
incluidas en el lupus eritematoso cutáneo crónico,
que engloba a las lesiones discoides, el lupus erite-
matoso hipertrófico y la paniculitis lúpica.
Las lesiones inespecíficas (fotosensibilidad,
aftas orales, nódulos subcutáneos, alopecia) son
frecuentes. También pueden observarse hemorra-
gias en astilla, livedo reticularis, infartos periun-
gueales o vasculitis leucocitoclástica.
Manifestaciones del aparato locomotor
Se presenta al inicio de la enfermedad en un 90% de
los pacientes. Pueden ser solamente artralgias (sue-
len ir acompañadas de rigidez matutina), o bien
oligo o poliartritis, de grandes y pequeñas articula-
ciones, que muy raras veces ocasiona erosiones
articulares. Sí es característica la desviación cubital
reductible de las articulaciones metacarpofalángi-
Lupus Eritematoso Sistémico
T. Pedraz Penalva(1), P. Bernabeu Gonzálvez(2), P. Vela Casasempere(1)
(1)Sección de Reumatología. Hospital General Universitario de Alicante.
(2)Sección de Reumatología. Hospital de San Juan. Alicante.
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Enfermedades reumáticas: Actualización SVR
cas, llamada artropatía de Jaccoud, con hiperexten-
sión de las articulaciones interfalángicas proxima-
les (dedos en cuello de cisne). Las roturas tendino-
sas son frecuentes, especialmente en tendón rotu-
liano, aquíleo y extensores de las manos.
Manifestaciones hematológicas
Las tres series hemáticas pueden verse afectadas
durante el curso de la enfermedad. La leucopenia, y
más concretamente la linfopenia, suelen asociarse a
actividad de la enfermedad, aunque hay que tener en
cuenta que ciertos fármacos pueden producirla.
La anemia de proceso crónico es la más frecuen-
te, si bien la más característica es la anemia hemo-
lítica autoinmune, mediada por anticuerpos calien-
tes de tipo IgG que dan lugar a un test de Coombs
positivo. Puede presentarse con fiebre, astenia y
dolor abdominal. En las pruebas de laboratorio
encontraremos una bilirrubina indirecta y una LDH
aumentadas, con descenso e incluso desaparición
de haptoglobina.
La trombopenia autoinmune (mediada por anti-
cuerpos antiplaquetas) puede aparecer de forma
aislada, o asociada a otras manifestaciones de la
enfermedad. Cuando se asocia a anemia hemolítica
recibe el nombre de síndrome de Evans.
El alargamiento del tiempo de tromboplastina
parcial sugiere la presencia de anticuerpos antifos-
folípido.
Manifestaciones cardíacas
La pericarditis es la manifestación cardíaca más
frecuente. Cursa con dolor precordial, con o sin
roce pericárdico, y puede llegar a ocasionar tapona-
miento cardíaco. Responde bien al tratamiento con
glucocorticoides.
La miocarditis es poco frecuente. Puede presen-
tarse en forma de trastornos de la conducción, car-
diomegalia e insuficiencia cardíaca.
En pacientes con anticuerpos anticardiolipina
pueden encontrarse anomalías valvulares conoci-
das como endocarditis de Libman-Sacks.
La enfermedad coronaria es muy prevalente en
estos pacientes, probablemente con una patogenia
multifactorial (aterosclerosis, corticoides, vasculi-
tis, trombosis, nefritis). Es una causa importante de
mortalidad.
Manifestaciones pulmonares
Las alteraciones a nivel pulmonar y pleural son
frecuentes en los pacientes con LES. La neumonitis
lúpica suele presentarse al inicio de la enferme-
dad, y cursa con disnea acompañada de tos,
hemoptisis o fiebre. La patogenia no está clara, se
piensa en un posible daño de la unidad alveolo-
capilar. En la radiografía de tórax pueden verse
infiltrados uni o bilaterales, localizados en bases y
acompañados frecuentemente de derrame pleural.
La gasometría muestra hipoxemia. Es crucial dife-
renciarlo de una infección.
La hemorragia pulmonar es menos frecuente. Se
presenta de forma similar, siendo más habitual la
hemoptisis. Cursa con descenso del hematocrito, y
en la radiografía de tórax se observan infiltrados
alveolares parahiliares. Debe tratarse de forma
inmediata porque el pronóstico es muy malo.
El pulmón encogido ("shrinking lung") es poco
frecuente. Aunque se desconoce su patogenia, se
ha sugerido la existencia de una disfunción diafrag-
mática como su posible causa. Cursa con disnea, y
se caracteriza por trastornos radiológicos, consis-
tentes en elevación de ambos diafragmas con ate-
lectasias laminares, y alteración ventilatoria res-
trictiva con disminución de la difusión en las prue-
bas funcionales respiratorias (PFR). El tratamiento
clásico se basa en corticoides, si bien la fisioterapia
puede ser de utilidad(4).
El síndrome de hipoxemia aguda reversible
cursa como una insuficiencia respiratoria aguda,
con radiología normal. Aparece en pacientes muy
deteriorados.
La hipertensión pulmonar aparece en menos de
un 1% de los pacientes, y su pronóstico es muy
malo. Cursa con disnea progresiva y tos seca. Suele
acompañarse de fenómeno de Raynaud y presencia
de anticuerpos anti-RNP.
La fibrosis pulmonar aparece de forma insidio-
sa, a lo largo de meses.Las pruebas funcionales
respiratorias muestran un patrón restrictivo, y en
la radiografía de tórax se puede observar un infil-
trado de predominio en ambas bases pulmonares.
La pleuritis es muy frecuente, se describe
hasta en un 50% de los pacientes, uni o bilateral.
El líquido pleural suele ser un exudado de predo-
minio linfocitario, con cifra de glucosa normal e
hipocomplementemia, y el título de ANA y anti-
DNA suele ser positivo.
Manifestaciones gastrointestinales
Son poco frecuentes. La presencia de dolor abdomi-
nal debe hacer pensar en la posibilidad de peritoni-
tis aséptica (una forma de serositis), trombosis e
isquemia abdominal por vasculitis, o pancreatitis.
Puede coexistir una hepatitis crónica activa, si bien
la causa más frecuente de elevación de transamina-
sas es la propia actividad de la enfermedad, norma-
lizándose con frecuencia tras el tratamiento este-
roideo. Puede también observarse cirrosis biliar
Capítulo 6: Lupus Eritematoso Sistémico
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primaria, colangitis autoinmune, hiperplasia nodu-
lar regenerativa y síndrome de Budd-Chiari.
Manifestaciones renales
La afectación renal en el LES es muy frecuente.
Un 50% de pacientes presentan anomalías en la
analítica urinaria en el momento del diagnóstico,
siendo la alteración más frecuente la proteinuria
(80%); un 40% de pacientes presentarán hematuria
o piuria a lo largo del curso de la enfermedad(5).
Generalmente, estas alteraciones aparecen en los
primeros 6-36 meses de la enfermedad. 
Por otra parte, la incidencia real de enfermedad
renal en el LES sea probablemente mucho mayor
(por encima del 90%). Cuando se practican biopsias
renales a pacientes sin evidencia de alteración, a
menudo se descubren glomerulonefritis mesangia-
les e incluso glomerulonefritis proliferativas difu-
sas. El pronóstico en estos casos suele ser favora-
ble mientras la enfermedad siga silente(6). 
La afectación renal en el LES es una de las prin-
cipales causas de mortalidad y morbilidad en esta
enfermedad. La supervivencia ha mejorado consi-
derablemente durante los últimos 20 años, gracias
al tratamiento con fármacos inmunosupresores.
El daño renal en el lupus es mediado por inmu-
nocomplejos, formados principalmente por ADN-
antiADN, si bien pueden incluir agregados com-
puestos por nucleosomas, cromatina, C1q, lamini-
na, Sm, La (SS-B), Ro (SS-A), ubiquitina y ribosomas. 
Los depósitos en el mesangio y en el espacio
subendotelial son proximales a la membrana
basal glomerular (MBG), y por tanto tienen acceso
al espacio vascular. Como resultado, se activa el
complemento con la formación de factores qui-
miotácticos C3a y C5a que atraen a neutrófilos y
células mononucleares. La manifestación histoló-
gica de este proceso es la glomerulonefritis proli-
ferativa focal, difusa o mesangial, que clínica-
mente da lugar a un sedimento urinario activo
(hematíes, leucocitos y cilindros celulares y gra-
nulosos), proteinuria y con frecuencia un deterio-
ro en la función renal.
Los depósitos subepiteliales, si bien pueden
activar el complemento, no tienen influencia
sobre las células inflamatorias, pues les separa la
MBG. El daño, pues, se limita a las células glome-
rulares epiteliales, y la principal manifestación
clínica es la proteinuria, a menudo en rango
nefrótico. Histológicamente, suele observarse
una nefropatía membranosa.
El lugar de formación de los complejos inmu-
nes depende de las características tanto del antí-
geno como del anticuerpo. Los complejos inmu-
nes intactos grandes, o antígenos aniónicos, (que
no pueden cruzar la barrera de carga aniónica de
la pared glomerular capilar) se depositan en el
mesangio y el espacio subendotelial. Los depósi-
tos subepiteliales se cree que se forman por un
antígeno catiónico que atraviesa la MBG, y un
autoanticuerpo dirigido contra los antígenos de
las células epiteliales.
Todos los componentes anatómicos renales
pueden afectarse en la nefropatía lúpica, si bien
destaca la lesión glomerular.
Glomerulonefritis lúpica
La clasificación de las lesiones lúpicas se realiza
con la escala de la OMS (tabla 1), a la que se deben
sumar los índices de actividad y cronicidad (tabla 2).
Las lesiones individuales reciben una puntuación
de 0 a 3 (ausencia, leve, moderada y grave). La
necrosis/carriorexis y las semilunas celulares se
valorarán como 2. Los índices están compuestos
por las puntuaciones de las lesiones individuales
en cada categoría de actividad o cronicidad.
Riñón normal o con cambios mínimos (Tipo I)
En este tipo histológico destaca la ausencia de afec-
ción renal lúpica.
Tipo I
Glomérulo normal o con cambios
mínimos
Tipo II
Glomerulonefritis mesangial:
a) Afectación mesangial exclusiva con
hipercelularidad escasa
b) Hipercelularidad moderada
Tipo III
Glomerulonefritis proliferativa focal:
a) Lesiones necrotizantes activas
b) Lesiones activas y esclerosantes
c) Lesiones esclerosantes
Tipo IV
Glomerulonefritis proliferativa difusa:
a) Sin lesiones segmentarias.
b) Con lesiones necrotizantes activas
c) Con lesiones activas y esclerosantes
d) Con lesiones esclerosantes
Tipo V
Glomerulonefritis membranosa:
a) Glomerulonefritis membranosa pura
b) Asociada a lesiones del tipo II (a o b)
c) Asociada a lesiones del tipo III (a-c)
d) Asociada a lesiones del tipo IV (a-d)
Tipo VI Glomerulonefritis esclerosante avanzada
Tabla 1. Clasificación de la nefritis lúpica (OMS,
modificada en 1982)
94
Enfermedades reumáticas: Actualización SVR
Glomerulonefritis mesangial (Tipo II)
Representa el 10-20% de casos de nefropatía lúpi-
ca. En microscopía óptica se observa hipercelula-
ridad mesangial en diferentes grados, y expan-
sión mesangial, pero no lesiones en los capilares
glomerulares. Se manifiesta clínicamente por
hematuria microscópica y/o proteinuria; no suele
haber hipertensión arterial (HTA) y son excepcio-
nales el síndrome nefrótico y la insuficiencia
renal. El pronóstico es excelente, por lo que no se
requiere tratamiento específico salvo que la
enfermedad avance.
Glomerulonefritis proliferativa focal (Tipo III)
Representa el 15-30% de los casos. A las alteracio-
nes mesangiales del tipo II, se suman áreas seg-
mentarias de proliferación endo y/o extracapilar,
generalmente asociadas a depósitos subendotelia-
les, que afectan a menos del 50% de los gloméru-
los(7). Clínicamente se manifiesta por hematuria y
proteinuria en la mayoría de los pacientes, pudien-
do observarse HTA, síndrome nefrótico y elevación
de la creatinina plasmática. Es poco frecuente la
progresión a insuficiencia renal cuando se afectan
menos del 25% de los glomérulos, si bien un daño
más extenso (40-50% de los glomérulos), especial-
mente si se asocia a áreas de necrosis y semilunas,
puede comportarse de forma similar a la glomeru-
lonefritis proliferativa difusa (Tipo IV).
Glomerulonefritis proliferativa difusa (Tipo IV)
Es la forma más frecuente (30%) y grave(8). Se carac-
teriza por la presencia de hipercelularidad difusa
que afecta a más del 50% de los glomérulos. Se
observan también depósitos subendoteliales que
originan el engrosamiento de la pared capilar glo-
merular, dándole una apariencia rígida denomina-
da "asa de alambre". El cuadro clínico se caracteri-
za por proteinuria de intensidad variable, siendo
frecuente el síndrome nefrótico, con hematuria,
HTA e insuficiencia renal. Suele acompañarse de
descenso en las cifras de C3 y C4, y valores eleva-
dos del anticuerpo antiDNA nativo.
Glomerulonefritis membranosa (Tipo V)
Se asocia a depósitos inmunes subepiteliales (globa-
les o segmentarios), que originan el engrosamiento
de la membrana basal. Pueden también encontrarse
en el mesangio. Afecta al 10-20% de pacientes.
Típicamente se manifiesta como síndrome nefróti-
co, de forma similar a la nefropatía membranosa
idiopática. La microhematuria y la HTA suelen estar
presentes, pero la creatinina plasmática suele ser
normal. Si bien puede presentarse sin otras mani-
festaciones de lupus, hay ciertos hallazgos histoló-
gicos que sugieren altamente el diagnóstico de
lupus y no el de nefropatía membranosaidiopáti-
ca(9): la presencia de estructuras tubuloreticulares
en las células endoteliales, visibles con microscopio
electrónico, la concurrencia de depósitos subendo-
teliales y mesangiales, y los depósitos inmunes a lo
largo de las membranas basales tubulares, y en los
pequeños vasos sanguíneos. En muchos casos, no
se requiere terapia inmunosupresora.
Glomeruloesclerosis (Tipo VI)
Se caracteriza por la esclerosis global de más del
90% de los glomérulos. Representa la curación de
un daño inflamatorio previo, así como un estadio
avanzado de la glomerulonefritis tipo III, IV o V.
Habitualmente los pacientes muestran insuficien-
cia renal progresiva sin alteraciones en el sedimen-
to. En esta fase, el uso de inmunosupresores no va
a aportar ventaja alguna.
La transformación histológica de una clase a
otra se presenta en un 10-45% de los casos, gene-
ralmente de una nefritis leve a una grave, lo cual
suele conllevar aumento de la proteinuria y de la
hematuria. La biopsia renal debe practicarse siem-
pre que exista sospecha fundada de nefritis, ya
que las manifestaciones clínicas son muy simila-
res en todas ellas, mientras que el pronóstico y el
tratamiento son muy diferentes. Se recomienda
realizarla siempre que: la microhematuria y pro-
teinuria sean significativas, si la función renal
Clase I Nefritis lúpica mesangial mínima
Clase II Nefritis lúpica proliferativa mesangial
Clase III
Nefritis lúpica focal (<50% glomérulos)
III (A) lesiones activas
III (A/C) lesiones activas y crónicas
III (C) lesiones crónicas
Clase IV
Nefritis lúpica difusa (≥50% glomérulos)
segmentaria (IV-S) o global (IV-G)
IV (A) lesiones activas
IV (A/C) lesiones activas y crónicas
IV (C) lesiones crónicas
Clase V Nefritis lúpica membranosa
Clase VI
Nefritis lúpica esclerosante avanzada
(más del 90% de los glomérulos esclero-
sados sin actividad residual)
Tabla 2. Clasificación ISN/RPS de la nefritis
lúpica (J Am Soc Nephrol 2004)
Capítulo 6: Lupus Eritematoso Sistémico
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empeora, ante la sospecha de microangiopatía
trombótica renal, y ante la sospecha de transfor-
mación histológica(10).
En 2004, se publica una nueva clasificación que
pretende sustituir a la actual porque parece más
clara y descriptiva, y además procede de una cola-
boración entre las sociedades de nefrología e histo-
patología(11) (Tabla 2)
Otras formas de nefritis lúpica
Nefritis tubulointersticial
El hallazgo de un infiltrado intersticial y daño tubu-
lar, con o sin depósitos inmunes a lo largo de la
membrana basal tubular, suele ser frecuente coin-
cidiendo con la enfermedad glomerular. La severi-
dad del daño tubulointersticial es un factor pronós-
tico importante, correlaciona positivamente con la
presencia de HTA, elevación de la creatinina plas-
mática y progresión del curso clínico. Por el contra-
rio, la presencia de depósitos en la membrana basal
tubular aislados correlaciona con la actividad sero-
lógica de la enfermedad, pero no con el pronóstico.
En ocasiones, la enfermedad tubulointersticial es
la única manifestación de la nefritis lúpica. Debe
sospecharse cuando se eleve la creatinina plasmáti-
ca con una analítica urinaria normal. Suele asociarse
a otros datos de disfunción tubular, como acidosis
metabólica secundaria a acidosis tubular renal distal
(tipo 1), hiperpotasemia por defecto en la excreción
distal de potasio, o hipopotasemia por pérdida de
sales e hiperaldosteronismo secundario.
Enfermedad vascular
No es infrecuente, y su presencia empeora el pro-
nóstico de la enfermedad renal(12). Puede encon-
trarse depósito de inmunocomplejos, cilindros
microvasculares de inmunoglobulinas, una micro-
angiopatía trombótica que da lugar a un síndrome
similar a la púrpura trombocitopénica trombótica,
y vasculitis(13).
Los depósitos vasculares inmunes se localizan
por debajo de un endotelio intacto. No producen
inflamación, aunque puede verse necrosis fibrinoi-
de con estrechamiento vascular, asociado a HTA
moderada-severa. 
Puede producirse trombosis vascular y glome-
rular, a menudo en el contexto de un síndrome anti-
fosfolípido.
En raras ocasiones, se ha encontrado trombosis
de la vena renal; se manifiesta por un síndrome
nefrótico y el manejo es similar al de los pacientes
sin lupus.
Manifestaciones neuropsiquiátricas
Las manifestaciones neuropsiquiátricas son fre-
cuentes. Pueden clasificarse como primarias
(mediadas inmunológicamente), o secundarias al
daño de otros órganos o al tratamiento. 
En 1999, la ACR (The American College of
Rheumatology) reunió un comité de expertos que
intentó clarificar las definiciones, eliminar térmi-
nos confusos y aconsejar sobre exploraciones com-
plementarias a realizar en caso de sospechar mani-
festaciones neuropsiquiátricas (tabla 4). Todo ello
puede consultarse en la siguiente página web:
http://www.rheumatology.org/ar/ar.html(14).
Fisiopatología
El sistema nervioso puede afectarse a múltiples nive-
les, y por diferentes mecanismos fisiopatológicos. 
Aunque inicialmente se atribuyó el daño neuro-
lógico a mecanismos vasculíticos, actualmente se
sabe que el hallazgo de una auténtica vasculitis
como causante de las manifestaciones neurológi-
cas en el lupus es raro(15). Sin embargo, muchos
pacientes pueden tener una vasculopatía que cause
daño directo y que además afecte la barrera hema-
to-encefálica, permitiendo a los anticuerpos llegar
hasta el sistema nervioso. Esta vasculopatía se
caracteriza por una acumulación perivascular
pequeña-moderada de células mononucleares, sin
destrucción de los vasos sanguíneos. Puede haber
pequeños infartos por obstrucción luminal. No se
conoce la patogénesis de esta vasculopatía, aunque
los anticuerpos antifosfolípido pueden jugar un
papel, al menos en algunos casos.
Índice de Actividad (Límites 0-24)
Lesiones glomerulares:
• Proliferación celular
• Necrosis fibrinoide / cariorrexis
• Trombos hialinos
• Semilunas celulares
• Infiltración por leucocitos
Lesiones tubulointersticiales
• Infiltración de células mononucleadas
Índice de Cronicidad (Límites 0-12)
Lesiones glomerulares
• Glomérulos esclerosados
• Semilunas fibrosas
Lesiones tubulointersticiales
• Atrofia tubular
• Fibrosis intersticial
Tabla 3: Índices histológicos de actividad y
cronicidad de la nefritis lúpica
96
Enfermedades reumáticas: Actualización SVR
Una acelerada aterosclerosis puede contribuir al
riesgo de ictus en los pacientes con LES. 
Se han demostrado diferentes autoanticuerpos
que pueden estar relacionados con la enfermedad
neurológica en el LES: anticuerpos antineuronales,
anticuerpos linfocitotóxicos, anticuerpos antifosfo-
lípido (se asocia a un mayor riesgo de ictus, crisis
comiciales recurrentes, y anomalías en las imáge-
nes de resonancia magnética), anticuerpos anti-
proteína P ribosomal.
Finalmente, otros factores que pueden contri-
buir al daño neurológico son diferentes citocinas,
neuropéptidos, estrés oxidativo, o interferencia
con los neurotransmisores.
Manifestaciones clínicas 
Trastornos psiquiátricos, déficit cognitivos y esta-
dos confusionales. Se definen como déficit signifi-
cativo en alguno de los siguientes dominios: aten-
ción simple o compleja, razonamiento, habilidades
ejecutivas, memoria, procesamiento visuo-espa-
cial, lenguaje y velocidad psicomotora. La psicosis
lúpica es menos frecuente. El estado confusional
agudo (síndrome orgánico-cerebral) es un trastorno
del nivel de conciencia que abarca desde un leve
trastorno de la conciencia hasta el coma.
Síndromes neurológicos focales: son muy fre-
cuentes la cefalea y la migraña. Las convulsiones
suelen aparecer de forma temprana. Los accidentes
vasculares cerebrales, la mielitis transversa, el sín-
drome de Devic, el síndrome de Guillain Barre, la
corea y la migraña se asocian con los anticuerpos
antifosfolípido. 
Síndromes neurológicos del sistema nervioso
periférico: los más frecuentes son la polineuritis
sensitivo-motora, la multineuritis y la afectación de
los pares craneales.
DATOS DE LABORATORIO
Análisis de rutina
La relevancia de los datos de laboratorio reside
en su disponibilidad,bajo costo y su capacidad
para identificar actividad inflamatoria. La inter-
pretación de los resultados en los pacientes con
LES debe ser individualizada y la elección de las
pruebas a solicitar debe realizarse en función de
la sintomatología(16)
La presencia de anemia (Hb < 11 gr/ dl) es una
de las alteraciones más frecuentes, encontrándose
en más del 50% de estos pacientes, especialmente
durante los periodos de actividad. Suele tratarse de
una anemia por trastorno crónico debida a una
deficiente incorporación de hierro en los eritroblas-
tos. Se caracteriza por ser normocítica-normocró-
mica, con niveles de hierro sérico bajos y ferritina
elevada. El número de reticulocitos es normal.
Manifestaciones neurológicas
Centrales
1. Meningitis aséptica
2. Enfermedad cerebrovascular
a) Ictus isquémico
b) Ataque isquémico transitorio
c) Enfermedad multifocal crónica
d) Hemorragia intraparenquimatosa o subarac-
noidea
e) Trombosis de senos
3. Síndrome desmielinizante
4. Cefalea
a) Migraña con aura
b) Migraña común
c) Cefalea tensional
d) Cefalea en acúmulos
e) Cefalea por hipertensión intracraneal
f) Cefalea intratable, inespecífica
5. Trastorno del movimiento (corea)
6. Mielopatía
7. Crisis comiciales y epilepsia
8. Estado confusional agudo
9. Trastorno cognitivo
Periféricas
10. Polirradiculopatía inflamatoria desmielinizan-
te aguda
11. Disfunción autonómica de origen periférico
12. Mononeuropatía/multineuropatía
13. Neuropatía craneal
14. Plexopatía
15. Polineuropatía
16. Miastenia gravis
Manifestaciones psiquiátricas
17. Trastorno de ansiedad
18. Trastorno del estado de ánimo
a) Episodio de depresión mayor
b) Trastorno del estado de ánimo con rasgos
depresivos
c) Trastorno del estado de ánimo con rasgos
maníacos
d) Trastorno del estado de ánimo con rasgos
mixtos
19. Psicosis
Tabla 4: Síndromes neuropsiquiátricos
observados en el LES.
Capítulo 6: Lupus Eritematoso Sistémico
97
Generalmente es leve-moderada y responde al tra-
tamiento de la enfermedad de base. La anemia por
pérdida de hierro no es infrecuente en estos
pacientes. La anemia hemolítica autoinmune sólo
aparece en un 10% de los pacientes con LES, siendo
mucho más frecuente la presencia de un test de
Coombs directo positivo sin signos de hemólisis
(20%). La anemia hemolítica se caracteriza por un
test de Coombs directo positivo, sideremia y
recuento de reticulocitos elevados, aumento en
plasma de bilirrubina no conjugada y descenso de
haptoglobina. La presencia de una infección o el
tratamiento con glucocorticoides pueden aumentar
la haptoglobina sérica. La anemia hemolítica micro-
angiopática es muy rara en estos pacientes. Se dife-
rencia de la anterior por presentar un test de
Coombs negativo, trombopenia importante,
aumento del dímero D, esquistocitos en sangre
periférica y frecuente afectación renal y neurológi-
ca. Entre las anemias de origen medular destacan
aquellas secundarias a los citostáticos.
La leucopenia (leucocitos < 4.500 / mm3) aso-
ciada a linfopenia (linfocitos < 1.500 / mm3) es
característica de los pacientes con LES. Aunque
menos frecuente, también puede aparecer neu-
tropenia. El hallazgo de trombocitopenia (plaque-
tas < 100.000 / mm3), generalmente sin clínica
importante, también es frecuente en estos
pacientes. Todos estos procesos están mediados
por anticuerpos. La presencia de anticuerpos
frente a componentes individuales de la cascada
de la coagulación determina un alargamiento del
tiempo parcial de tromboplastina (actividad anti-
coagulante lúpico).
La VSG está elevada durante los brotes de
actividad (aunque no es un índice consistente de
ésta) y en las complicaciones infecciosas. Su
aumento está ligado a las alteraciones porcen-
tuales de las gammaglobulinas y a la presencia
de anemia. También se eleva en el lupus induci-
do pos fármacos. La PCR en el LES sólo se eleva
en caso de artritis, serositis o presencia de una
infección concomitante. Esto nos puede ayudar
en el abordaje de un paciente con LES que pre-
senta fiebre(17).
Los parámetros bioquímicos nos permiten loca-
lizar y evaluar la afectación orgánica. La determina-
ción de urea y creatinina y un estudio básico de la
orina nos permite evaluar si hay compromiso
renal(18). La afección hepática se estudia inicial-
mente mediante la determinación de las enzimas
hepáticas y el estudio de coagulación.
Entre el 30-70% de los pacientes con LES pre-
sentan hipergammaglobulinemia, generalmente
policlonal. La presencia de hipoalbuminemia
también es habitual (50%). Su causa más frecuen-
te es el síndrome nefrótico, en el que aparece
asociada con aumento de las fracciones alfa y
beta de las globulinas.
La presencia de dislipemia es muy frecuente
en los pacientes con LES. Puede aparecer en el
contexto de un síndrome nefrótico, en relación al
tratamiento farmacológico (corticoides, ciclospo-
rina) o ligada a mecanismos inflamatorio-autoin-
munitarios.
Los niveles de fibrinógeno plasmático se corre-
lacionan con la actividad y el tiempo de evolución
del LES.
El complemento
La hipocomplementemia es frecuente en los
pacientes con LES dado que el complemento se fija
a los inmunocomplejos y se consume. Los niveles
de CH50 y C3 guardan buena relación con la activi-
dad clínica. La utilidad de la fracción C4 es menor.
Sus niveles pueden modificarse por otras causas,
como el déficit congénito de C4, más frecuente en
estos pacientes.
Autoanticuerpos
La presencia de autoanticuerpos frente a antígenos
nucleares (ANA) y citoplásmicos está estrechamen-
te ligada al LES. La sensibilidad y especificidad
varía con cada uno de los anticuerpos específicos y
cada uno de éstos se asocia con una serie de enfer-
medades y manifestaciones clínicas (tabla 5)(19). Sin
embargo, pese a estas asociaciones descritas,
Anti DNAds
LES (específico)
Nefritis lúpica
Anti-Sm LES (específico)
Anti-RNP
EMTC
En LES se asocia con: Miositis,
dismotilidad esofágica, Raynaud,
esclerodactilia, enfermedad pul-
monar intersticial
Anti-Ro
Síndrome de Sjögren 
LES, rash fotosensible, lupus erite-
matoso cutáneo subagudo, LES
con ANA negativo, lupus neonatal
Anti-La
Síndrome de Sjögren
LES, lupus neonatal
Tabla 5. Anticuerpos antinucleares específicos
98
Enfermedades reumáticas: Actualización SVR
actualmente no es posible predecir la evolución clí-
nica de un paciente sólo en base al perfil de auto-
anticuerpos. 
Los ANA sólo pueden tener un valor pronóstico
en un paciente con LES cuando su título se correla-
ciona con la actividad de la enfermedad. Entre los
sujetos sanos hay un porcentaje que presentan
títulos altos de autoanticuerpos y nunca desarro-
llan la enfermedad. Tampoco podemos saber cua-
les de estos sujetos permanecerán asintomáticos y
cuales desarrollarán manifestaciones clínicas. Por
otro lado, la ausencia de ANA en principio descarta
el diagnóstico de LES, salvo en los raros casos de
LES con ANA negativos que suelen diagnosticarse
fácilmente por la presencia de manifestaciones
cutáneas características y anticuerpos anti-Ro.
Hasta un tercio de los pacientes con LES presen-
ta FR positivo. No se relaciona con manifestaciones
articulares. También es positivo en cerca del 60%
de los pacientes con síndrome de Sjögren. Se aso-
cia con la presencia de hipergammaglobulinemia e
hipocomplementemia. Hasta un cuarto presentan
ANCA positivo, generalmente con patrón perinucle-
ar (pANCA). Su presencia tampoco se asocia a nin-
guna manifestación clínica.
Los pacientes con LES pueden presentar una
reacción falsamente positiva para las pruebas sero-
lógicas de la sífilis. Esto está ligado a la presencia
de anticuerpos antifosfolípido.
ANATOMÍA PATOLÓGICA
Aunque no existe ningún dato anatomopatológico
específico, es característica la presencia de un infil-
trado inflamatorio compuesto de linfocitos y
monocitos con depósitos de material fibrinoide en
la mayoría de las lesiones. Es característico de la
enfermedad la presencia de cuerpos hematoxilíni-
cos, producidos por una necrosis basófila especial.
Las lesiones más características se pueden encon-
trar en piel, riñón,vasos sanguíneos y tejido conec-
tivo.
Dependiendo del tipo de lesión histológica
renal, la OMS clasifica la nefritis lúpica en seis cate-
gorías (tabla 1). 
En la piel, las zonas afectadas muestran degene-
ración vacuolar de la capa basal de la epidermis,
con edema en la unión dérmica y depósitos granu-
lares en la unión dermo-epidérmica evidenciables
con inmunofluorescencia. Las lesiones discoides
muestran tapones foliculares, hiperqueratosis,
degeneración de la capa basal e infiltrado inflama-
torio en la unión dermoepidérmica.
CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN 
Los criterios de clasificación elaborados por el
American College of Rheumatology en 1982 y revi-
sados en 1997 (tabla 6)(20, 21) fueron propuestos no
como forma de diagnóstico, sino de clasificación
de los enfermos de cara a la realización de ensayos
clínicos. Puede por ello ser correcto diagnosticar a
un paciente de LES aunque no reúna el mínimo de
criterios exigido para su clasificación. 
EVALUACIÓN DE LA ENFERMEDAD
Exploración sistemática
En todos los pacientes con sospecha de LES se debe
realizar una exhaustiva anamnesis por aparatos y
un examen físico cuidadoso. Debe realizarse una
evaluación de laboratorio inicial que incluya: a)
Hemograma (Hb, leucocitos, linfocitos y plaquetas);
b) Bioquímica (función renal y hepática); c) VSG y
PCR; d) ANA; e) Estudio básico de orina (proteinu-
ria, sedimento); f) Si refiere episodios previos de
trombosis, abortos de repetición, Raynaud y/o live-
do reticularis, también realizaremos un estudio de
hipercoagubilidad (actividad anticoagulante lúpico,
anticuerpos anticardiolipina).
Durante el seguimiento de estos pacientes con-
sideramos adecuado realizar una exploración diri-
gida por los criterios de LES y observar la presencia
de fiebre y taquicardia. Periódicamente solicitare-
mos hemograma, bioquímica, reactantes de fase
aguda, ANA (si su título se relaciona con actividad
de la enfermedad), niveles de complemento y estu-
dio básico de orina. La indicación de otras pruebas
está en función de la clínica y las alteraciones
detectadas en éstas.
Evaluación dirigida
Los pacientes con LES, especialmente si se encuen-
tran bajo tratamiento inmunosupresor, tienen
mayor riesgo de infecciones. Por esto, ante la pre-
sencia de síntomas constitucionales y fiebre debe-
mos descartar esta posibilidad antes de atribuirlos
a la actividad de la enfermedad. Para ello solicitare-
mos inicialmente niveles de complemento, hemo-
grama (leucocitos, linfocitos), recuento de reticulo-
citos en sangre periférica, bioquímica, PCR, hemo-
cultivos, urocultivos y radiografía de tórax.
Las artralgias y artritis son las manifestaciones más
frecuentes en el LES. Sin embargo, ante la presencia
de dolor en la rodilla o cadera de características
mecánicas en un paciente que ha recibido corticoi-
des o que presenta un síndrome antifosfolípido
Capítulo 6: Lupus Eritematoso Sistémico
99
asociado, debemos considerar la posibilidad de
que se trate de una osteonecrosis aséptica. Son úti-
les para su diagnóstico la RM con gadolinio y la
gammagrafía ósea en fases precoces, y la radiología
simple en fases avanzadas.
Durante los brotes graves pueden aparecer
lesiones de Janeway y nódulos de Osler causa-
dos generalmente por depósito de inmunocom-
plejos. Sin embargo, debemos descartar le pre-
sencia de embolismos sépticos asociados a val-
Criterio Definición
Rash malar
Eritema fijo plano o elevado en eminencias malares, con tendencia a respe-
tar los pliegues nasolabiales.
Rash discoide
Zonas eritematosas elevadas con escamas queratósicas adherentes y tapo-
namiento folicular. En las lesiones antiguas puede producirse cicatrización
atrófica.
Fotosensibilidad
Erupción cutánea desproporcionada tras exposición a la luz solar, por histo-
ria u observada por el médico.
Úlceras orales
Úlceras orales o nasofaríngeas, normalmente indoloras, observadas por el
médico.
Artritis
Artritis no erosiva de al menos dos articulaciones periféricas con inflama-
ción, derrame articular o dolor a la palpación.
Serositis
Pleuritis: historia clínica convincente, o roce auscultado por un médico, o
demostración de derrame pleural.
Pericarditis: documentada por ECG, o roce o demostración de derrame peri-
cárdico
Nefropatía
Proteinuria persistente superior a 0,5 g/día o más de 3+ si no se ha cuanti-
ficado.
Cilindruria: de hematíes o hemoglobina, cilindros granulosos, tubulares o
mixtos.
Afección neurológica
Convulsiones, en ausencia de trastorno metabólico, electrolítico o de trata-
mientos que las puedan producir.
Psicosis, en ausencia de trastorno metabólico, electrolítico o de tratamien-
tos que las puedan producir.
Afección hematológica
Anemia hemolítica con reticulocitosis.
Leucopenia, con menos de 4.000/mm3 leucocitos totales en dos o más oca-
siones.
Linfopenia, con menos de 1.500/mm3 linfocitos en dos o más ocasiones.
Trombopenia no secundaria a drogas, con plaquetas inferiores a
100.000/mm3.
Trastorno inmunológico
Células LE positivas.
Anti DNA: título anormal de anticuerpos anti DNA nativo.
Anti Sm: presencia de anticuerpos contra el antígeno nuclear Sm.
Serología de Lúes falsamente positiva durante al menos 6 meses, confirma-
da por test de inmovilización del Treponema Pallidum o tests de absorción
de anticuerpos negativos.
Anticuerpos antinucleares
Título anormal de anticuerpos antinucleares por inmunofluorescencia o
por otro test equivalente, en ausencia de tratamiento con drogas capaces
de producir lupus inducido por fármacos.
Tabla 6. Criterios del American College of Rheumatology para clasificación del Lupus
Eritematoso Sistémico
Para su identificación como lupus eritematoso sistémico en estudios clínicos el paciente debe reunir al menos 4 de los
criterios, simultánea o seriadamente, durante un intervalo de observación.
100
Enfermedades reumáticas: Actualización SVR
vulopatías, por lo que solicitaremos hemoculti-
vos y un ecocardiograma.
La afectación renal es frecuente. Ante la presen-
cia de HTA, proteinuria o cilindros en el sedimento,
o elevación de los niveles de urea y creatinina, soli-
citaremos: 
a) Hemocultivos y urocultivos para descartar la
presencia de una infección.
b) Ecografía-doppler renal.
c) Biopsia renal (valorar glomerulonefritis lúpi-
ca, afectación renal por fármacos, afectación renal
asociada al síndrome antifosfolípido). 
En el caso de que se aísle un germen en los cul-
tivos, trataremos la infección y reevaluaremos la
función renal. Realizaremos la biopsia renal si per-
sisten las alteraciones previas.
Ante un paciente con disnea y dolor torácico
solicitaremos una radiografía de tórax, un electro-
cardiograma y un ecocardiograma para valorar la
presencia de:
a) Pericarditis. Casi el 50% presentan simultáne-
amente derrame pleural.
b) Derrame pleural. Es más frecuente que sea
asintomático. Antes de atribuirlo al LES, debemos
descartar otras causas como infecciones (cultivo de
líquido pleural, cultivos de esputo, hemocultivos),
embolismo pulmonar (angio-TC, gammagrafía de
ventilación/perfusión), insuficiencia cardíaca o
insuficiencia renal.
c) Infarto agudo de miocardio. La mortalidad
por cardiopatía isquémica en los pacientes con LES
es casi 10 veces superior a la población sana. La
causa más frecuente de enfermedad coronaria es la
aterosclerosis. 
d) Hipertensión pulmonar arterial. Es importan-
te conocer que la ecografía sólo puede valorar indi-
rectamente la presencia de hipertensión pulmonar
si hay insuficiencia tricuspídea. Para descartar la
presencia de embolismos de repetición es útil la
gammagrafía de ventilación/perfusión pulmonar.
e) Valvulopatía. Suele ser silente. En los pacien-
tes con LES y valvulopatía debemos realizar profi-
laxis antibiótica de endocarditis bacteriana.
Si el paciente refiere fiebre y clínica respiratoria
y en el estudio inicial detectamos hipoxemia e infil-
trados pulmonares, lo primero que hemos de con-
siderar es la etiología infecciosa. La afectación del
parénquima pulmonar(22) por el LES es poco fre-
cuente y muy grave. La neumonitis lúpica sediag-
nostica por exclusión. Debemos sospechar la posi-
bilidad de una hemorragia alveolar ante la presen-
cia de hemoptisis, anemia y macrófagos cargados
de hemosiderina en el esputo. 
En los pacientes con neumonitis intersticial cró-
nica debemos conocer si estamos en una fase ini-
cial (alveolitis), tratable, o en una fase de fibrosis
irreversible. Para esto es útil la tomografía axial
computarizada de alta resolución (TACAR) pulmo-
nar. Si un paciente presenta una disnea despropor-
cionada para los resultados de las pruebas de fun-
ción respiratoria, debemos sospechar afectación
diafragmática (síndrome del pulmón encogido). Se
caracteriza por reducción progresiva del volumen
pulmonar (valorado mediante PFR) y elevación de
ambos hemidiafragmas (radiografía de tórax).
Si se sospecha la presencia de fenómenos trom-
boembólicos solicitaremos un estudio de hipercoa-
gulabilidad con dímero D y plaquetas, según la
localización, eco-doppler de miembros inferiores,
angio-TC pulmonar y/o gammagrafía de ventila-
ción/perfusión, RM o TC craneal. Las manifestacio-
nes asociadas al síndrome antifosfolípido aparecen
desarrolladas en otro capítulo de esta guía. 
Ante un paciente con manifestaciones clínicas
que indican afectación del SNC, lo primero que se
debe descartar es la etiología infecciosa mediante
estudio del LCR. Algunos de los fármacos que se
emplean en el tratamiento del LES (ibuprofeno, sul-
famidas) también pueden desencadenar manifesta-
ciones neurológicas. Los pacientes con LES con fre-
cuencia refieren problemas de memoria y dificulta-
des de concentración sin que aparezca ninguna
alteración en las pruebas complementarias.
Algunos presentan alteraciones del comportamien-
to que se relacionan con la presencia de microinfar-
tos en los ganglios basales. Gran parte de los pro-
blemas del SNC están relacionados con la presencia
de anticuerpos antifosfolípido (fenómenos trombo-
embólicos). Clínicamente pueden cursar como
ictus, corea, mielitis transversa, delirio, alteración
de los pares craneales o afectación neurológica
difusa (epilepsia, demencia, psicosis, agitación,
desorientación, meningitis aséptica). Si aparecen
alteraciones visuales debemos valorar tanto la pre-
sencia de retinopatía como la afectación del nervio
óptico. La afectación del sistema nervioso periféri-
co es menos frecuente. El paciente puede presentar
clínica de neuropatía sensitiva, motora o mixta,
generalmente relacionada con vasculitis a nivel de
los vasa nervorum. La biopsia del nervio sural es
útil para el diagnóstico.
Si el paciente refiere sequedad ocular u oral
debemos valorar la posible asociación de un sín-
drome de Sjögren. Para ello solicitaremos un test
de Schirmer para valorar la producción de lágrimas
y un test de flujo salival basal no estimulado, así
como la determinación de anticuerpos anti-Ro y
anti-La y factor reumatoide.
Capítulo 6: Lupus Eritematoso Sistémico
101
Índices de actividad y daño
Durante los últimos años, varios índices de activi-
dad han sido validados y se han comenzado a uti-
lizar. Los más empleados son:
• BILAG (British Isles Lupus Assessment Group
Scale)(23)
• SLAM (Systemic Lupus Activity Measure)(24)
• SLEDAI (Systemic Lupus Erythematosus Disease
Activity Index)(25)
• ECLAM (European Consensus Lupus Activity
Measure)(26).
Han sido elaborados para describir la presencia
o ausencia de actividad lúpica valorada tanto a tra-
vés de una medida de afectación general como de
una medida de afectación de cada uno de los órga-
nos más relevantes. En la práctica clínica, estos
índices de actividad permiten cuantificar las varia-
ciones de actividad de la enfermedad en un mismo
paciente y evaluar la respuesta al tratamiento(27). 
El índice más utilizado en nuestro servicio es el
SLEDAI: la escala consta de 24 items que reflejan la
afectación de 9 órganos, observados durante los 10
días previos. La puntuación oscila de 0 a 105. En
este índice reciben más puntos los ítems relaciona-
dos con afectación del SNC.
El único índice de daño aceptado de forma unáni-
me es el Systemic Lupus International Collaborating
Clinics Group (SLICC / ACR(28)). (29, 30, 31). Este índi-
ce mide el daño orgánico irreversible acumulado,
resultado tanto de la propia enfermedad, de sus
complicaciones o de los fármacos empleados para
su tratamiento. Considera daño aquellas alteracio-
nes que persisten al menos 6 meses. Contempla 12
órganos/ sistemas: Ocular, SNC, renal, pulmonar,
cardiovascular, sistema vascular periférico, gastroin-
testinal, musculoesquelético, piel, fallo gonadal pre-
coz, diabetes mellitus y neoplasias. 
DIAGNÓSTICO 
No existe una prueba inequívoca para el diag-
nóstico del LES. Este se basará en una cuidadosa
revisión de la historia clínica, de la exploración físi-
ca, y de los exámenes de laboratorio de rutina y
pruebas inmunológicas especializadas.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
La estrategia diagnóstica del LES implica el recono-
cimiento de una enfermedad multisistémica, la pre-
sencia de determinados hallazgos serológicos, y la
ausencia de cualquier otra enfermedad reconocida
para explicar los hallazgos. No todos los datos clí-
nicos y de laboratorio son de una especificidad
igual; la pericarditis aguda y la psicosis, así como
la proteinuria y la leucopenia, pueden tener
muchas otras causas además del LES.
Contrariamente, un exantema lúpico discoide y
títulos altos de anticuerpos anti-DNA nativo o anti-
Sm apoyan fuertemente el diagnóstico. El arte del
diagnóstico reside en reconocer una constelación
de hallazgos y dar a cada uno el peso clínico ade-
cuado. Debido a que las presentaciones del LES son
múltiples y variadas, el diagnóstico diferencial
también es muy amplio.
La tabla 7 muestra las enfermedades a conside-
rar en el diagnóstico diferencial del LES. 
SITUACIONES ESPECIALES
LES, embarazo y reproducción
La fertilidad en las mujeres con LES, salvo en los
casos con enfermedad severa, pacientes que reci-
ben citotóxicos o con afectación renal importante,
no está disminuida. En estas pacientes el embarazo
constituye una situación de riesgo tanto materno
como fetal, aunque los últimos estudios revelan
que, con un seguimiento cuidadoso, la mayoría tie-
nen un embarazo sin complicaciones (tabla 8)(32).
Hay datos contradictorios publicados sobre si el
embarazo puede desencadenar un brote de activi-
dad. Sin embargo, parece haber acuerdo en algunos
aspectos:
• Si la enfermedad ha permanecido inactiva duran-
te al menos 6 meses antes del momento de la con-
cepción, el riesgo de reactivación de la enferme-
dad es menor.
• Los brotes son más frecuentes en la segunda
mitad del embarazo y en el postparto.
• Durante el embarazo puede desarrollarse HTA y
deteriorarse la función renal. La exacerbación de
la enfermedad renal se produce hasta en el 40% de
los casos, generalmente en la segunda mitad del
embarazo. Aproximadamente el 50% de las pacien-
tes con proteinuria pueden sufrir la pérdida fetal.
• Las pacientes con enfermedad activa renal, car-
díaca, pulmonar o con afectación del SNC tie-
nen un mayor riesgo de complicaciones. Dos
tercios de las pacientes con LES y enfermedad
renal desarrollan preeclampsia, frente al 14%
de las pacientes con LES sin afectación renal.
En algunas situaciones resulta difícil diferen-
ciar una situación de preeclampsia de una
nefritis lúpica (tabla 9).
• El pronóstico fetal está más ligado a la presencia
102
Enfermedades reumáticas: Actualización SVR
de enfermedad renal y anticuerpos antifosfolípi-
dos que a la actividad de la enfermedad.
Aproximadamente el 20% de las pacientes presen-
tan pérdida fetal(33, 34).
Complicaciones fetales en el LES
Las complicaciones más frecuentes son la prematu-
ridad, y el crecimiento retardado intrauterino aso-
ciado a insuficiencia placentaria(35). Presentan más
riesgo de padecerlas las embarazadas con enferme-
dad activa, deterioro de la función renal, o con anti-
cuerpos antifosfolípido. La elevación de la alfafeto-
proteína materna, en ausencia de defectos del tubo
neural, se asocia a mayor riesgo de muertefetal o
perinatal. Ante una embarazada con anticuerpos
anti-Ro, el riesgo para el neonato de padecer un
bloqueo cardíaco congénito es del 3%, y del 25%
para el resto de las manifestaciones del lupus neo-
natal (rash fotosensible, trombopenia, alteración
en la función hepática). Éstas desaparecen en 4-6
meses, con el aclaramiento de los anticuerpos res-
ponsables. El tratamiento con dexametasona está
indicado ante la detección de alteraciones cardía-
cas durante la monitorización fetal (sospecha de
bloqueo cardíaco congénito).
Tratamientos durante el embarazo en pacientes con LES 
Las embarazadas con LES tienen más riesgo de
desarrollar preeclampsia. Dosis de 60-100 mg/ día
de aspirina reducen este riesgo. Su administración
está indicada en embarazadas con HTA previa,
insuficiencia renal o historia previa de preeclamp-
AUTOINMUNES, REUMATICAS,
INFLAMATORIAS
INFECCIOSAS OTRAS
Enfermedad Mixta del Tejido Conectivo Endocarditis bacteriana Fibromialgia
Conectivopatías indiferenciadas Enfermedad de Whipple Síndrome de fatiga crónica
Síndrome antifosfolípido Infecciones virales Leucemia
Artritis Reumatoide Artritis Reumatoide Sdmes. Linfoproliferetivos
Síndrome de Felty Lepra Sdmes. Paraneoplásicos
Artritis idiopática juvenil Sífilis secundaria Porfirias
Síndrome de Sjögren Brucelosis Crioglobulinemias
Esclerodermia Enfermedad de Lyme Amiloidosis
Polimiositis/Dermatomiositis Meningococemia crónica
Linfadenopatía angioinmuno-
blástica
Polimialgia Reumática Embolos de colesterol
Vasculitis
Sarcoidosis
Púrpura Trombocitopénica idiopática
Púrpura Trombótica Trombocitopénica
Hepatitis autoinmunes
Enfermedad Inflamatoria Intestinal
Cirrosis Biliar Primaria
Tiroiditis Autoinmune
Fiebre Mediterranea familiar
Fiebre Reumática
Espondiloartropatías
Tabla 7. Enfermedades a considerar en el diagnóstico diferencial del LES
Capítulo 6: Lupus Eritematoso Sistémico
103
sia. Dosis bajas de aspirina también son útiles en el
tratamiento de la trombopenia asociada a anticuer-
pos antifosfolípido. 
El uso de otros AINE como el ibuprofeno, tam-
bién está permitido durante el embarazo, aunque
es menos frecuente por la escasa experiencia. Para
el tratamiento de las diferentes manifestaciones de
actividad durante el embarazo también están acep-
tados los corticoides (se deben evitar los fluorados-
betametasona y dexametasona-si no queremos tra-
tar al feto, pues atraviesan la barrera placentaria),
antipalúdicos, azatioprina, ciclosporina (puede cau-
sar toxicidad materna, pero se considera segura
para el feto), heparinas e inmunoglobulinas intra-
venosas (empleadas para la prevención de pérdidas
fetales asociadas al síndrome antifosfolípido). Las
guías terapéuticas durante la lactancia son simila-
res. En las mujeres que reciben corticoides, dar el
pecho justo antes de la toma de la medicación
reduce la exposición del recién nacido. 
Prevención del fallo ovárico precoz
El uso de citotóxicos (especialmente ciclofosfami-
da), conlleva un alto riesgo de fallo ovárico precoz.
Este riesgo se minimiza mediante el uso de análo-
gos de la hormona liberadora de gonadotrofinas
(GnRH-a)(36).
LES Pediátrico
Las manifestaciones del LES en la infancia son
similares a las de la edad adulta, aunque algunas
difieren tanto en prevalencia como en sus carac-
terísticas. Las artralgias/ artritis aparecen en un
70-90% de los casos. Los pacientes refieren un
dolor desproporcionado frente a los hallazgos
físicos. Generalmente se trata de un problema
periarticular (laxitud ligamentosa asociada a
fibrosis periarticular). La presencia de tenosino-
vitis es muy frecuente, así como las mialgias. La
osteonecrosis avascular como complicación del
tratamiento esteroideo es más frecuente en niños
que en adultos. 
Las manifestaciones mucocutáneas son simila-
res, pero debemos destacar la menor prevalencia
del fenómeno de Raynaud en niños. La afectación
del SNC se produce entre un 20-75% de los casos. 
La cefalea es una de las manifestaciones más fre-
1ª visita
Hemograma
Análisis de orina con Cl creatinina y
proteinuria de 24 h
Actividad anticoagulante lúpico y Ac
anticardiolipina
Ac anti-DNAds, anti-Ro, anti-La
Niveles de complemento (C3, C4 y CH50)
Mensual Recuento de plaquetas*
Trimestral
Cl creatinina y protenuria de 24h*
Niveles de complemento*
Ac anti-DNAds*
Semanal
Durante
el 3º
trimestre
Madres con Ac antifosfolípidos:
test cardíaco fetal
16 a 34
semanas
Madres con Ac anti-Ro y Ac anti-La:
Ecocardiograma y EKG fetales
Tabla 8. Recomendaciones de monitorización
en mujeres embarazadas con LES
*Realizar con más frecuencia si aparecen alterados
Determinaciones Preeclampsia Nefropatía lúpica
Complemento Normal o leve � Siempre �
Cilindros hemáticos en el sedimento raro frecuente
Inicio de proteinuria brusco Gradual o brusco
Proteinuria 24 h 2-25 g 2-25 g
Enzimas hepáticas Pueden estar � normal
Trombopenia * *
Hiperuricemia * *
HTA * *
Tabla 9. Comparación entre preeclampsia y nefropatía lúpica
*Trombocitopenia, HTA e hiperuricemia aparecen en ambas
104
Enfermedades reumáticas: Actualización SVR
cuentes (75%), por lo que es importante diferenciar
entre cefalea tensional, cefalea vascular, cefalea
secundaria a trombosis venosa y pseudotumor cere-
bri. Se recomienda realizar estudios de neuroimagen
ante toda cefalea severa persistente. 
La prevalencia y manejo de la nefropatía
lúpica es similar a los adultos. Algunos autores,
ante una GN lúpica grados III y IV, recomiendan
administrar 6 bolos mensuales de ciclofosfami-
da seguidos de una pauta de mantenimiento con
azatioprina o micofenolato. 
Anemia, trombopenia y leucopenia son también
manifestaciones frecuentes en el LES pediátrico. La
trombopenia es más frecuente en niños (15-45%).
Es la manifestación inicial hasta en un 15%.
Generalmente responde a los corticoides (la ciclo-
fosfamida se reserva para casos refractarios). Es
también frecuente la esplenomegalia (20-40%) con
asplenia funcional y linfadenopatías. 
Respecto a las manifestaciones cardíacas, la
pericarditis es la que se observa con mayor fre-
cuencia, y generalmente se asocia con pleuritis. 
La afectación pulmonar es muy frecuente en el
LES pediátrico (20-75%). Las manifestaciones gas-
trointestinales son menos habituales (20-40%).
Entre un 40-50% presentan hepatomegalia con
alteración de la función hepática (hepatitis
lupoide). Esto aparece con más frecuencia entre
mujeres adolescentes con LES. Cuando la icteri-
cia es la manifestación principal de la alteración
hepática, debemos buscar otras causas como
hemólisis, obstrucción o hepatitis viral. 
El principal órgano endocrino afectado en
el LES es el tiroides. Se detectan anticuerpos
antitiroideos en el 45% de los pacientes pediá-
tricos, con clínica de hipotiroidismo en un
15%. El hipertiroidismo es menos frecuente,
pero presenta mayor incidencia en estos
pacientes que en niños sanos(37). La diabetes
esteroidea aparece en un 10% de los casos,
pero rara vez precisa tratamiento con insulina.
Son frecuentes en los niños con LES el retraso
en el crecimiento, retraso en la pubertad y las
alteraciones menstruales. 
Los pacientes con LES son más susceptibles
frente a las infecciones. Los niños con LES son
especialmente susceptibles frente al Streptococcus
pneumoniae. En cuanto a la vacunación, no hay
estudios específicos, por lo que se extrapolan
los resultados de los adultos. Se recomienda
evitar las vacunas con virus vivos en aquellos
pacientes inmunosuprimidos tanto por los tra-
tamientos que reciben como por la actividad de
la enfermedad.
LES con ANA negativos
La incidencia del LES con ANA negativos está dismi-
nuyendo al aumentar la sensibilidad de las técnicas
empleadas para la determinación de los ANA. Es
más prevalente entre la raza blanca y en personas
que tienen deficiencia de los primeros componen-
tes del complemento, especialmente en el déficit
de C2. Los pacientes con LES y ANA negativos gene-
ralmente presentan lesiones cutáneas (lupus cutá-
neo agudo o subagudo) con fotosensibilidad. Otras
manifestaciones habituales sonel fenómeno de
Raynaud, alopecia, úlceras mucosas y artritis, sien-
do extraordinaria la afectación de órganos vitales.
Es frecuente la presencia de anticuerpos anti-Ro.
LES inducido por fármacos
El hallazgo de ANA positivos en ausencia de mani-
festaciones clínicas no constituye una indicación
para retirar el fármaco asociado. Sólo un pequeño
porcentaje de éstos desarrolla manifestaciones.
Aproximadamente el 5% de los casos de LES se aso-
cia con un fármaco. 
La lista de fármacos relacionados es amplia:
Hidralacina, procainamida, metildopa, isoniacida,
clorpromacina y quinidina han demostrado su aso-
ciación. Para establecer el diagnóstico de lupus
inducido por fármacos no debe referir historia pre-
via de LES, debe presentar ANA positivos y al
menos una manifestación clínica de LES durante el
tratamiento, y estas alteraciones deben desapare-
cer tras la retirada del fármaco. El lupus inducido
por fármacos es más frecuente en la raza blanca. 
La clínica es menos florida que la del LES. Los sín-
tomas constitucionales, osteoarticulares y la serosi-
tis son las manifestaciones más frecuentes, siendo
excepcional la afectación de órganos vitales como el
riñón o el SNC. Las manifestaciones cutáneas son
poco frecuentes. Es característica la presencia de
anticuerpos antihistonas. Los anticuerpos anti-DNA
y anti-Sm suelen estar ausentes y los niveles de com-
plemento generalmente permanecen normales.
TRATAMIENTO 
El objetivo del tratamiento es conseguir la remisión
de la enfermedad; esto es posible en el 25% de los
pacientes(38), permaneciendo muchos de ellos
libres de enfermedad durante muchos años. 
Medidas generales y prevención
En los pacientes con LES es fundamental el recono-
cimiento de los brotes de actividad lúpica y su dife-
renciación de infecciones, problemas metabólicos,
Capítulo 6: Lupus Eritematoso Sistémico
105
efectos secundarios de los tratamientos y de otras
patologías que puedan tener los pacientes.
Muchas veces la infección y la actividad coe-
xisten en el mismo paciente y, ante la sospecha
clínica, si la situación del paciente lo requiere se
debe iniciar tratamiento empírico para ambas,
valorando posteriormente, en función de los
datos complementarios y la evolución, la modi-
ficación del tratamiento.
Otras medidas de prevención de los episo-
dios de actividad incluyen el control de aquellos
factores que pueden desencadenar brotes de la
enfermedad, como la exposición solar, la infec-
ción y el embarazo.
Es importante la evaluación de los factores
de estilo de vida así como la orientación sobre
factores de riesgo de enfermedad arterial
coronaria, incluidos tabaco, obesidad, hiperli-
pidemia e hipertensión arterial. El uso de esta-
tinas parece ser útil, no sólo por su papel en el
control de la hipercolesterolemia que a menu-
do padecen estos pacientes, sino por su efecto
aún no bien conocido en el control de la enfer-
medad(39).
La hipertensión debe tratarse de forma
agresiva con medidas farmacológicas y no far-
macológicas. Pueden utilizarse todos los fár-
macos antihipertensivos excepto los beta-blo-
queantes en pacientes con fenómeno de
Raynaud. Existe un interés especial en el uso
de inhibidores de la enzima convertidora de
angiotensina (IECA) dado su papel de protec-
ción renal demostrado en otras enfermedades
como la diabetes mellitus.
Los corticoides e inmunosupresores siguen
siendo la base del tratamiento del LES. Se utili-
zan tres formas de dosificación de corticoides
orales diarios, según el grado de afectación, que
en equivalentes de prednisona sería: para for-
mas leves: 5 a 10 mg/día; moderadas 15 a 30
mg/día y severas 40 a 60 mg/día. Los pacientes
en tratamiento corticoideo y/o inmunosupresor,
deben recibir la vacuna antineumocócica y anti-
gripal anualmente. Se les debe informar sobre el
riesgo de infecciones y en caso de que las haya,
que contacten con el médico lo antes posible.
Actualmente, se están estudiando nuevos
agentes terapéuticos, que incluyen agentes bio-
lógicos diseñados para alterar aspectos específi-
cos de la respuesta inmune (anti-IL10, anti-
CD20-Rituximab, anti-CD40 ligando, anti-C5b),
péptidos y vacunas, nuevos inmunomodulado-
res (bindarit, metimazol), terapias hormonales y
estrategias terapéuticas de inmunoablación y
trasplante de celulas hematopoyéticas.
Manejo de problemas concretos
Síntomas generales
La astenia, la anorexia, la pérdida de peso y la fie-
bre generalmente se asocian a otras manifestacio-
nes de la enfermedad. Si no es así, su tratamiento
incluye AINE, esteroides a dosis bajas (5-15 mg/día)
y antipalúdicos (cloroquina 250 mg/día, hidroxiclo-
roquina 200-400 mg/día). La fiebre por actividad
lúpica puede ser bastante resistente al tratamiento
y a veces requiere el fraccionamiento en varias
tomas de la dosis diaria de esteroides.
Manifestaciones cutáneo-mucosas
Se debe evitar la exposición a la luz ultraviole-
ta. Los pacientes deben usar protectores solares
potentes, sombreros y ropa de manga larga. 
Las lesiones agudas, como el eritema malar,
el exantema en lugares de exposición y las úlce-
ras orales deben tratarse con antipalúdicos,
corticoides a dosis bajas y corticoides tópicos.
Estos deben usarse con precaución ya que pue-
den causar atrofia cutánea. En general para la
cara deben usarse los menos potentes (fluocor-
tina, hidrocortisona); para el tronco los de
potencia media (clobetasona, fluocinolona, flu-
pametasona) y alta (beclometasona, betameta-
sona, budesonida, desoximetasona, diflucorto-
lona, fluclorolona, fluocinonido, fluocortolona,
metilprednisolona, mometasona, prednicarba-
to), y para las palmas los de potencia alta o muy
alta (clobetasol, difluorasona, halcinonido,
halometasona). 
En ocasiones, las lesiones cutáneas, especial-
mente las subagudas y discoides, pueden ser
resistentes a estos tratamientos, en cuyo caso,
se puede aumentar la dosis de corticoides o
cambiar el antipalúdico. Si el paciente no res-
ponde se pude usar azatioprina (1'5-2'5
mg/kg/día), dapsona (dosis inicial 50 mg/día
aumentando a 100-150 mg/día) o talidomida
(100-400 mg/día). 
Las lesiones únicas, especialmente de lupus
discoide, se pueden infiltrar con acetónido de
triamcinolona. Las úlceras orales se pueden tratar
localmente con formulaciones que contengan cor-
ticoides, en ocasiones asociadas a anestésico local.
Artralgias-artritis
El tratamiento incluye AINE, antipalúdicos y/o este-
roides a dosis bajas. Si la artritis es severa y predo-
mina en el cuadro clínico, se puede tratar con
metotrexato (dosis semanales de 7,5 mg a 25 mg
oral o subcutáneo), leflunomida (10-20 mg/día),
azatioprina u otros fármacos utilizados en otros
cuadros poliarticulares crónicos.
106
Enfermedades reumáticas: Actualización SVR
Manifestaciones pleuro-pulmonares
La pleuritis y el derrame pleural son manifestacio-
nes de actividad de la enfermedad. En los casos
leves los AINE pueden ser suficientes, aunque lo
más frecuente es que precisen aumento de dosis de
esteroides. La asociación de antipalúdicos y/o col-
chicina pueden evitar las recaídas. 
En el diagnóstico diferencial de la neumonitis
lúpica aguda se incluyen la hemorragia pulmonar,
la infección, el tromboembolismo pulmonar y la
toxicidad farmacológica, aunque muchas veces es
una urgencia vital que precisa tratamiento empíri-
co de todas estas posibilidades hasta que se llega a
un diagnóstico exacto. La neumonitis lúpica y la
hemorragia pulmonar precisan dosis altas de este-
roides (1-2 mg/kg/día) y/o bolos de metilpredniso-
lona junto con bolos de ciclofosfamida intraveno-
sa, inmunoglobulinas o plasmaféresis.
Manifestaciones cardiovasculares
Para la pericarditis son válidas las consideraciones
mencionadas para la pleuritis. Raramente produce
taponamiento cardíaco que precise drenaje.
Nefropatía lúpica
En todos los casos de afectación renal se deben ins-
taurar medidas generales, fundamentalmente el
control de la tensión arterial con IECA que disminu-
yen la progresión del daño membrano-intersticial. 
El tratamiento básico de la nefropatía lúpica lo
constituyen losglucocorticoides junto con fárma-
cos inmunosupresores. En pacientes con glomeru-
lonefritis mesangial, suele ser suficiente 0,5 mg/Kg
de peso/día, mientras que en los casos graves de
glomerulonefritis focal o de glomerulonefritis pro-
liferativa difusa se requieren dosis altas (1 mg/Kg
de peso/día) y/o bolos de metilprednisolona (0,5-1
g/día iv 3 días consecutivos) para obtener un efec-
to más rápido(2).
Los primeros trabajos del NIH pusieron de
manifiesto en 1986 que la combinación de ciclofos-
famida con corticoides funciona mejor que éstos
solos(40). Actualmente no existe unanimidad res-
pecto a cual es la mejor pauta, pero las más exten-
didas son aquellas que utilizan la ciclofosfamida en
bolos intravenosos con la intención de inducir la
remisión de la enfermedad, seguida de una pauta
de mantenimiento que varía entre bolos trimestra-
les de ciclofosfamida (41, 42), azatioprina(43) o mico-
fenolato mofetil(44). Algunos grupos defienden el
uso de ciclofosfamida en bolos pero a dosis meno-
res(45) (6 bolos de 500 mg de ciclofosfamida cada
15 días, frente a 1 g/m2 mensual de las pautas
NIH), con una eficacia similar en la inducción de
remisión y con menores efectos secundarios, espe-
cialmente en lo referente a la toxicidad gonadal.
Existen ensayos en marcha que muy probablemen-
te arrojen luz respecto a cual ha de ser la mejor
pauta de mantenimiento(46).
Manifestaciones neuropsiquiátricas
Las manifestaciones neuropsiquiátricas de actividad
lúpica leve, como la cefalea, la depresión o cuadros
leves, se pueden tratar con tratamiento sintomático
y a veces aumento de la dosis de esteroides. Las
manifestaciones neurológicas más severas que pue-
den comprometer la vida del paciente se deben tra-
tar agresivamente con dosis altas de esteroides (500-
1000 mg de metilprednisolona por bolo) y/o con
ciclofosfamida en bolos (500-1000 mg/m2 de super-
ficie corporal), además de tratamiento sintomático
con anticomiciales, antipsicóticos, antidepresivos,
ansiolíticos y/o tratamiento psicológico. Si el pacien-
te no responde, se pueden asociar inmunoglobulinas
(dosis más extendidas 0'4 g/kg/día durante 3-5 días)
y/o plasmaféresis. Para mantener la remisión se
puede emplear ciclofosfamida o azatioprina.
Las manifestaciones focales como accidentes
cerebrovasculares o accidentes isquémicos transito-
rios asociados o no a anticuerpos antifosfolípidos
deben tratarse con antiagregación o anticoagulación.
Manifestaciones hematológicas
La leucopenia, una vez excluida toxicidad farmaco-
lógica, suele indicar actividad general del LES y res-
ponde a su tratamiento. La linfopenia aislada no
precisa tratamiento.
La anemia hemolítica es una manifestación
grave del LES y se trata con dosis altas de corticoi-
des, y a veces inmunosupresores, fundamental-
mente ciclofosfamida. 
Cuando la trombopenia es por actividad, si las
cifras son mayores de 20.000-30.000 plaque-
tas/mm3 no suele requerir tratamiento o suele
responder a aumento variable de la dosis de este-
roides. Si las cifras son inferiores o aparecen sig-
nos de sangrado, se deben administrar esteroides
a dosis altas o en bolos intravenosos junto a gam-
maglobulinas y/o transfusión de plaquetas. Si al
bajar los corticoides la cifra de plaquetas baja, se
puede asociar azatioprina, ciclofosfamida oral o
intravenosa, inmunoglobulinas endovenosas (3-5
días/mes durante varios meses), danazol (200-
800 mg/día) o vincristina (1'4 mg/m2/sem). La
esplenectomía resuelve la trombopenia en pacien-
tes con LES resistente a esteroides en un 50% de los
casos. Seis semanas antes se recomienda vacunar
frente a neumococo, meningococo y haemophylus.
Capítulo 6: Lupus Eritematoso Sistémico
107
Profilaxis de las infecciones
Las infecciones siguen siendo una de las principa-
les causas de morbimortalidad en pacientes con
LES. El diagnóstico y el tratamiento precoz son
fundamentales. Algunas estrategias para dismi-
nuir las infecciones incluyen: medidas de higiene
(lavado de manos, higiene bucodental, etc); inmu-
nizaciones (vacunación antigripal y antineumocó-
cica anual) y profilaxis antibiótica en pacientes
que reciben altas dosis de esteroides e inmunosu-
presores (valorar en casos individualizados profi-
laxis con isoniacida frente a tuberculosis, trimeto-
prim-sulfametoxazol tres veces por semana o
pentamidina mensual inhalada como profilaxis de
neumonía por Pneumocistis carinii en pacientes
con linfopenia severa).
Efectos secundarios farmacológicos
y programas de vigilancia recomendados
Antiinflamatorios no esteroideos
Los pacientes con enfermedad ulcerosa péptica
pasada, secundaria o agravada por los AINE son
candidatos a tratamiento con misoprostol o un
inhibidor de la bomba de protones. Aunque los
AINE específicos para la COX-2 no han sido proba-
dos para el LES, su empleo debería considerarse en
pacientes con complicaciones gastrointestinales
por los AINE. Sin embargo hay una preocupación de
que los inhibidores de la COX-2 podrían aumentar
la hipercoagulabilidad a través de la reducción de
prostaciclina.
Fármacos antipalúdicos
(Cloroquina e hidroxicloroquina)
Los efectos adversos descritos de los fármacos
antipalúdicos incluyen toxicidad ocular (depósitos
corneales o retinopatía), erupciones cutáneas, into-
lerancia gastrointestinal (náuseas, vómitos, dolor
abdominal, diarrea, anorexia) y quejas ocasionales
del sistema nervioso, incluida la miopía. El riesgo
de retinopatía de la hidroxicloroquina es bajo, por
lo que la revisión oftalmológica cada 6 meses es
suficiente.
Corticoides
Los efectos adversos mayores atribuidos a la tera-
pia corticoidea incluyen la necrosis avascular del
hueso, osteoporosis (con o sin fractura), miopatía
esteroidea, diabetes mellitus y aumento de la fre-
cuencia de infecciones.
El tratamiento con corticoides también aumen-
ta el nivel de varios factores de riesgo cardiovas-
cular, incluidos colesterol, hipertensión arterial y
obesidad; esta es una explicación de la asociación
del uso de corticoides con la enfermedad ateroes-
clerótica prematura.
Los efectos adversos menores incluyen hábito
cushingoide, toxicidad dermatológica (equimosis
espontáneas, alteración de la cicatrización de
heridas, acné, estrías, sudoración) y síntomas
neurológicos (insomnio, cambios de humor, psi-
cosis esteroidea).
Todos los pacientes que toman corticoides
deben recibir suplementos de calcio hasta alcanzar
una ingesta diaria de 1200 mg/día, y vitamina D.
Para pacientes postmenopáusicas puede conside-
rarse la terapia hormonal sustitutiva (progesterona
si el útero está intacto), siempre y cuando no exis-
ta un síndrome antifosfolípido asociado, en cuyo
caso se ha de valorar con mucha precaución. Los
bifosfonatos, tanto el alendronato como risedrona-
to también se pueden utilizar como prevención de
la osteoporosis corticoidea.
El paciente con hipercolesterolemia debe llevar
una dieta apropiada y si no se consigue un control
dietético apropiado, se puede iniciar tratamiento
farmacológico. Algunos autores han encontrado
que los pacientes con LES tienen una mayor fre-
cuencia de aumento de los niveles de CPK, normal-
mente asintomática, tanto con lovastatina como
con genfibrocilo, por lo que se recomienda vigilan-
cia inicial de los niveles de esta enzima.
Respecto a la terapia con pulsos de metilpredni-
solona puede conducir a la sobrecarga de fluidos,
hipertensión e hiperglucemia. En raros casos se ha
asociado con arritmias cardíacas, crisis o psicosis
esteroidea. Es importante prestar atención a los
fluidos y al equilibrio hidroelectrolítico antes y
después del tratamiento.
Inmunosupresores
Los efectos adversos mayores de los citotóxicos
(ciclofosfamida) incluyen fallo ovárico prematuro,
cistitis hemorrágica y fibrosis vesical, neoplasias,
supresión de la médula ósea e infección. Los
pacientes con LES tratados con ciclofosfamida
deben ser vigilados mensualmente, con examen
físico, recuento celular sanguíneo, bioquímica y
análisis de orina.
Se recomienda vacunación antigripal y antineu-
mocócica anual. 
Para minimizar el riesgo de cistitis hemorrágicase puede utizar mesna (vease tratamiento de nefri-
tis lúpica).
Respecto a la protección ovárica se hablará en
un apartado específico.
Tanto el cáncer ginecológico como el cutáneo
pueden aparecer en pacientes tratadas con citotóxi-
108
Enfermedades reumáticas: Actualización SVR
cos. El carcinoma cervical está aumentando en
pacientes con LES afroamericanas, incluso en las
tratadas con azatioprina. Es importante el uso de
protectores solares y los exámenes ginecológicos
anuales (incluyendo mamografías en >45 años).
Las leucemias y linfomas, parecen ser más raros
en pacientes con LES tratadas con ciclofosfamida
oral que con ciclofosfamida intravenosa.
PRONÓSTICO
El las últimas dos décadas, la mortalidad de los
pacientes con LES ha disminuido notablemente. Ello
es debido al mejor conocimiento de la enfermedad,
y a la utilización adecuada de fármacos inmunosu-
presores. Se reconocen una serie de factores que
influyen negativamente en la supervivencia:
• La raza negra y la oriental, junto con un nivel
socioeconómico bajo, son los factores demográfi-
cos que influyen de forma más negativa sobre la
supervivencia.
• Aquellos que presentan enfermedad renal y neuro-
lógica, así como la coexistencia de un síndrome
antifosfolípido.
• La existencia de hipertensión arterial en el momen-
to del diagnóstico(47).
• Los pacientes con mayor edad al comienzo de la
enfermedad parecen tener peor pronóstico.
Las causas de mortalidad difieren de unos gru-
pos a otros. En los pacientes que fallecen al inicio
de la enfermedad las causas de mortalidad suelen
ser la actividad de la enfermedad y la infección,
mientras que los que fallecen cuando la enferme-
dad tiene una evolución superior a 5 años suelen
hacerlo por disfunción orgánica terminal por daño
secundario a la enfermedad o como consecuencia
de enfermedad vascular degenerativa, manifestada
como enfermedad cardiovascular o cerebral(48).
La morbilidad no relacionada con la propia enfer-
medad incluye enfermedad vascular arterioscleróti-
ca (angina, infarto agudo de miocardio, enfermedad
vascular periférica y enfermedad cerebrovascular),
demencia, enfermedad ósea (osteoporosis y osteo-
necrosis), y fibromialgia o fatiga crónica(49).
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Otros materiales