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La terapia familiar socioeducativa_ Un modelo de terapia sistémica - EDUVIC-ESCOLA ITINERE

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Nota a l@s lector@s: los estándares de la práctica clínica y su protocolo cambian con el tiempo, y no se
garantiza que una técnica o recomendación sea segura o efectiva en todas las circunstancias. Este libro está
concebido como un recurso de información general para profesionales que ejercen en el campo de la psicoterapia
y el trabajo social, pero no sustituye a la formación pertinente, a la revisión de pares ni a la supervisión clínica.
Ni la editorial ni l@s autor@s pueden garantizar la exactitud, eficacia o idoneidad absolutas de ninguna
recomendación particular en todos los aspectos.
 
 
Copyright © 2019 Eduvic SCCL
Todos los derechos reservados.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede
ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
 
 
 
 
Copyright de la presente edición:
© 2019 EDITORIAL ELEFTHERIA, S. L.
 
 
Sitges, Barcelona, España
www.editorialeleftheria.com
Primera edición: Abril de 2019
Ilustraciones del interior: Karla Conejero
Ilustración de cubierta: shutterstock.com/ Tatyana Dzemileva
Maquetación y diseño: M.I. Maquetación, S.L.
ISBN (papel): 978-84-949641-9-0
ISBN (e-book): 978-84-120143-0-3
DL: B 6231-2019
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Compromiso con la diversidad y el lenguaje de género
Actualmente se constata cada vez más una realidad social y familiar diversa. La realidad
nos muestra cada día que el modelo de familia convencional no es el único y que hay
muchas maneras de ser y de hacer familia: Es en este sentido que en EDUVIC nos
queremos posicionar como un agente integrador para todas aquellas estructuras
familiares que cumplen con los objetivos deseados sea cual sea su composición y lo
hacemos en la forma en que desarrollamos nuestra actividad diaria y también como os lo
contamos en este libro: con la voluntad de mostrar un modelo de familia inclusivo,
diverso y no estereotipado.
Asimismo, queremos aplicar criterios de lenguaje de género para hacer un uso no
sexista de la lengua como una forma más de luchar contra todas las clases de
discriminación y desigualdad por razones de género, origen étnico, creencia o edad.
Ahora bien, como también deseamos que la lectura sea lo más fluida posible, en lugar de
desdoblar constantemente el género de los actores del libro, hemos decidido unificar en
femenino y en masculino por capítulos enteros alternadamente rompiendo esta dinámica
en el capítulo quinto en el que, por su extensión, hemos unificado la mitad en femenino y
la mitad en masculino. El lenguaje es por sí mismo un instrumento de cambio social, que
tiene la capacidad de diseñar realidades y crear abstracciones, es por eso que desde
EDUVIC adoptamos un lenguaje inclusivo y no discriminatorio con el horizonte de crear
una sociedad más justa e igualitaria.
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Estimado lector: gracias por comprar este libro electrónico, gracias por pagar su precio,
eso significa que das valor al conocimiento: a los años de investigación y trabajo del
autor, a los meses de trabajo de la traductora, a las muchas horas de la diseñadora
gráfica, de la correctora y del personal de la editorial que creyó necesario que este libro
estuviera disponible en español. Cuando pagas por este libro, contribuyes a esta cadena
tan hermosa de trabajo y valor del conocimiento. Por favor cuida esta cadena, somos
unas pocas personas y familias esforzándonos.
 
Index
 
La terapia familiar
 
Prólogo
Introducción
 
1. Algunos de los supuestos teóricos de la epistemología sistémica incorporados por la TFSE
1.1 Las cuatro fuentes principales
1.2 El encuadre ecosistémico de la tfse
1.3 La segunda cibernética
1.4 Teoría de la comunicación
1.5 Paradigma de la complejidad
1.6 El trabajo de la autoestima familiar inspirado en Virginia Satir
1.7 El juego familiar: un concepto de Mara Selvini y el Grupo de Milán
1.8 La resiliencia, otro eje de intervención para la terapia familiar socio educativa
1.9 Teoria del apego y resiliencia
 
5
2. Las claves del diagnóstico desde la perspectiva de la TFSE
2.1 Contexto del diagnóstico: la experiencia reflexionada
2.2 Síntesis de la base epistemológica
2.3 Práctica: concreción del diagnóstico y la intervención
 
3. Abordajes metodológicos de la TFSE
 
4. La posición de la profesional en la terapia familiar socioeducativa: de la creencia de ser experto a la
colaboración con la familia, una aportación desde el construccionismo
4.1 Características de la terapeuta familiar socioeducativa
4.2 El humor en la intervención con familias
4.3 Trabajo en red e interdisciplina
 
5. Desarrollo de las estrategias de intervención de la TFSE
5.1 El genograma trigeneracional y sus adaptaciones desde la tfse
5.2 Escenificación (escuela estructural)
5.3 Creación de intensidad (escuela estructural-Salvador Minuchin)
5.4 Enfoque (Escuela estructural-Salvador Minuchin)
5.5 Fijación de fronteras (escuela estructural-Salvador Minuchin)
5.6 Redefinición (Adaptación de la escuela de Milán y de la escuela estratégica)
5.7 Prescripciones directivas
5.8 Prescripciones paradójicas (Escuela de Milán)
5.9 Intervenciones paradójicas (Modelo estructural)
5.10 Rituales
6
5.11 Preguntas circulares (Escuela de Milán-Mara Selvini, Cecchin, Boscolo y Prata)
5.12 Lados fuertes
5.13 Constructos cognitivos
5.14 Rastreo
5.15 Desequilibramiento
5.16 Explorando acontecimientos extraordinarios: Narrativa
5.17 Prescripción invariable
5.18 Técnica de la complementariedad
5.19 Técnica del mimetismo
5.20 Confirmación
5.21 Engrosando la trama
5.22 Técnicas supresivas y expresivas
5.23 Escultura parlanchina
5.24 Tareas ritualizadas de días pares e impares
5.25 Connotación positiva
5.26 Preguntas orientadas a la solución y al cambio
5.27 La línea de la vida
5.28 Externalización del problema
5.29 Las preguntas milagro
5.30 El diálogo estratégico
5.31 Comunicación metafórica
 
Epílogo
Bibliografía
7
Autoras y autores
8
Prólogo
 
 
 
 
Este libro es el resultado de una historia llamada EDUVIC, ya que nace de las
experiencias profesionales compartidas, reflexionadas y evaluadas de los diferentes
proyectos gestionados por la cooperativa. Este trabajo de la observación de los procesos,
de la reflexión sobre los resultados y de su evaluación y del reajuste de los proyectos ha
permitido mirar la acción educativa, social y terapéutica como un reto constante para
mejorar la atención de las familias y las personas individuales, en especial de los niños,
adolescentes.
En 1994 iniciamos una aventura en el ámbito social. Comenzamos a trabajar con
centros de protección para chicas tuteladas por la administración en Centros
Residenciales de Acción Educativa (CRAE).1 Desde un trabajo educativo y relacional, se
acompañaban procesos de recuperación emocional, cognitiva y comportamental de
adolescentes que habían vivido situaciones de trauma, dolor, maltrato, negligencia… Lo
que observamos, en términos muy generales, nos llevó a ampliar el foco de intervención.
Muchas chicas conseguían mejorar la sintomatología que presentaban y podían regresar
con su familia, a la cual también había realizado un seguimiento un equipo de protección
(EAIA).2 Sin embargo, al poco tiempo volvían a aparecer los síntomas
comportamentales y emocionales que habían generado su ingreso en el centro… ¿Qué
pasaba?, ¿qué había fallado?, ¿en qué nos equivocábamos?, ¿qué otros elementos
tendríamos que incorporar en el trabajo con familias en situación de riesgo atendidas en
el sistema de protección? Éstas eran algunas de las preguntas que emergían, nos ponían
en tensión y, a la vez, nos movilizaban en la búsqueda de soluciones y recursos. En esta
búsqueda nos encontramos con la terapia familiar sistémica, la cual nos permitió
comprender cómo los sistemas familiares podían establecer dinámicas disfuncionales
que sostenían síntomas conductuales y emocionales, además de las posibles
oportunidades de transformación al trabajar sus relaciones. Así, sumamos a la
9
intervención tutorial y educativaindividual la intervención familiar.
Para el año 1999, en EDUVIC ya había un grupo de profesionales formados en la
terapia sistémica que iniciaron la construcción de un modelo de trabajo con las familias
dirigido a recuperar la salud relacional. Este trabajo implicó la integración de
intervenciones terapéuticas y socioeducativas para facilitar a las familias la observación
de sus patrones de relación desde otra perspectiva; estos puntos de vista distintos las
llevaban a actuar de manera más funcional y saludable. Así, al modelo de intervención
educativa que había construido EDUVIC para ofrecer una atención integral y de
reparación emocional a los niños y adolescentes en centros de protección, se sumó el
modelo de trabajo con familias sistémico socioeducativo, dirigido a recuperar la salud
relacional y emocional del contexto familiar al que un día volverían los chicos.
El modelo es dinámico y flexible, para poder dar respuestas a los nuevos retos en la
atención a la infancia, la adolescencia y las familias que nos encontramos en una
sociedad cambiante y compleja. Por ello, para ser coherentes con el principio de
reflexión-acción, que de manera cooperativa practicamos en EDUVIC, hemos optado
por integrar ideas, conceptos, experiencias y prácticas de las que los profesionales nos
hemos ido nutriendo a partir de nuestra experiencia profesional y de los aprendizajes
realizados en otras escuelas y modelos terapéuticos.
Este modelo se consolidó del todo en el Centro de Acogida (CA)3 Talaia, donde por
primera vez se incluye en el equipo técnico a un/una terapeuta familiar para realizar un
estudio y trabajar con la familia.
En el 2005, el éxito del trabajo familiar en los centros de protección nos llevó
nuevamente a construir un proyecto dirigido a trasladar este modelo de actuación al
ámbito social y educativo. Para este propósito se crea la Plataforma Cruïlla,4 donde se
diseñan distintos programas de acompañamiento a las familias atendidas en los servicios
sociales y educativos. En estos programas se da relevancia al trabajo interprofesional en
red como una oportunidad para construir narrativas saludables de los procesos familiares
que empoderen a sus miembros y permitan superar etiquetas y conclusiones únicamente
centradas en el problema, que alimentan la disfunción y generan tensiones entre
profesionales y familias. Todo este trabajo se complementa con la labor de los servicios
locales y con una apuesta clara por la proximidad relacional como base para un
acompañamiento terapéutico transformador.
En el 2009 se da otro impulso a la creatividad. Se decide crear la Escola Itinere como
10
una apuesta académica para socializar el conocimiento y la experiencia acumulada en los
centros de protección y en la Plataforma Cruïlla. La Escola Itinere, vinculada al Institut
de Formació Contínua-IL3 de la Universitat de Barcelona (UB), comienza a impartir un
máster en Terapia Familiar Socioeducativa (TFSE) con el objetivo de formar
profesionales especializados en el trabajo terapéutico familiar en contextos sociales y
educativos. En los últimos años, mientras nos reuníamos para elaborar el material
pedagógico de las últimas ediciones del máster, nació la idea de publicar nuestros
modelos educativo y terapéutico reuniendo en un libro aquellos elementos y saberes del
modelo sistémico que han resultado más útiles y significativos en este proceso de
comprensión e intervención con familias en contextos sociales y educativos.
Y este libro es el fruto de aquella idea. Está escrito con la intención de compartir
aquello que nos ha resultado eficiente, práctico y eficaz en el trabajo con familias.
Quiere también dejar evidencia de aquello único que hemos generado y coconstruido a
partir de nuestras experiencias profesionales, compartiendo, evaluando y reajustando de
manera constante, siempre con el objetivo de mejorar la calidad de los servicios dados
tanto a las familias como a los profesionales externos con los que trabajamos y al equipo
de terapeutas familiares socioeducativos (tfse) que hemos consolidado en los más de 100
puntos de atención que tiene EDUVIC.
Esperamos que este compendio sume y aporte comprensiones y herramientas útiles y
significativas en el desarrollo de tu profesión y de los contextos profesionales en los que
trabajas.
 
 
1. CRAE: Son centros que tienen como objetivo acoger a cualquier menor que esté
tutelado por la Generalitat de Cataluña, proporcionándoles, citando la web de Treball
Social, «un recurso alternativo a un medio familiar inexistente, deteriorado o con graves
dificultades para cubrir sus necesidades básicas. Es decir, que los menores han sido
separados de sus familias por considerar que existe negligencia grave, abandono,
maltrato u otros motivos».
2. EAIA —Equipo de Atención a la Infancia y Adolescencia— es un equipo
multiprofesional dedicado a la atención a los niños y a los adolescentes en situación de
alto riesgo social que se responsabiliza de la prevención, el estudio y el seguimiento de
estos casos en su ámbito territorial.
11
3. El CA ofrece residencia temporal a jóvenes de 0 a 18 años en situación de riesgo
social. Su finalidad es elaborar el diagnóstico de la situación o del riesgo de desamparo
familiar cuando no es posible o es poco aconsejable realizar el estudio. A partir del
diagnóstico, el equipo técnico propone medidas de atención.
4. Cruïlla significa «cruce de caminos» en catalán. Imagen que nos evoca el lugar y la
posibilidad de tomar otras direcciones. El encuentro del profesional con la familia crea
un sistema relacional terapéutico que tiene la intención de ofrecerle otras posibles
direcciones de ser, estar y mostrarse como familia.
12
Introducción
 
 
 
 
Las causas que actualmente influyen en la estabilidad y el funcionamiento de las familias
son variadas y complejas. La familia como refugio afectivo y agente socializador ha
perdido su importancia con respecto a otros agentes sociales. El ambiente familiar ha de
proporcionar los patrones de interacción y de funcionamiento que posibiliten las
condiciones adecuadas para promover el desarrollo integral de sus miembros, a pesar de
las condiciones adversas. Para valorar si este ambiente familiar cumple con su función,
es necesario un abordaje holístico e interactivo que abarque a toda la familia como un
sistema con propiedades emergentes, más allá de las que poseen sus miembros como
individuos. Esto implica un enfoque teórico y metodológico que se aleje del análisis
intrapsíquico de la persona para concentrarse en la observación de las propiedades
sistémicas del grupo familiar así como de su entorno: la comunidad, la sociedad y la
cultura en que las se encuentra.
 
 
La TFSE es una propuesta de intervención con las familias y los individuos como
miembros de un sistema familiar. Su base teórica es la conjunción de distintas premisas
propias de la epistemología sistémica —con sus distintos modelos de intervención— y
de las disciplinas propias de la acción social, pasadas todas por el tamiz de la práctica
reflexiva de profesionales que trabajan con niños, adolescentes y familias dentro de una
red profesional.
13
Esta terapia toma como marco de referencia el entorno sociocultural, y además de
nutrirse de las estrategias propias de las distintas escuelas de la terapia familiar
sistémica, emplea también estrategias sociopedagógicas desde un enfoque
construccionista. Tiene, por tanto, un carácter promocional, preventivo y de tratamiento.
La historia familiar está construida con la suma de las historias personales de sus
miembros, relacionadas y amalgamadas por el sentimiento. Tanto una como otras se
tienen en cuenta como principal fuente de información necesaria para poder elaborar con
la familia un programa de transformación. Partiendo de este modelo, la tfse tiene como
función sugerir, conectar, ofrecer, aceptar y favorecer un clima positivo para impulsar
transformaciones que conduzcan al establecimiento de un equilibrio familiar sin
disfunciones relacionales y que permita que la familia puedaejercer las funciones que le
son propias.
La intervención que lleva a cabo la tfse es también personalizada, puesto que las
historias con sus protagonistas son todas diferentes y particulares. Busca una
transformación en las personas, que sean dueñas de sus propias vidas, favoreciendo la
activación de sus capacidades relacionales con el fin de alcanzar una saludable evolución
personal, familiar y social.
 
 
Con estos elementos trabaja la terapeuta en la reconstrucción de un nuevo proyecto de
vida, aportando información y conocimientos que facilitan el desarrollo de nuevas
aptitudes y habilidades sociales. Se trata de realizar con la familia una revisión de su
historia que le permita rescatar de los acontecimientos y experiencias vividas aquello que
les ha resultado funcional para crecer y desarrollarse como personas y familia.
El modelo que se opone en este texto recoge los conceptos teórico-prácticos que están
en la base de la TFSE como una propuesta profesional de intervención con las familias
14
en contextos sociales, educativos y terapéuticos desde la proximidad relacional. Es un
trabajo terapéutico socioeducativo en el que se tiene en cuenta la historia de las familias
y la historia personal de cada uno de sus miembros, relacionando esta última con las
decisiones que los miembros de la familia han ido tomando basándose en las ideas,
creencias y valores recibidos y a las situaciones y circunstancias vividas.
Es un modelo terapéutico porque se estructura alrededor de una petición de ayuda
relacionada con unos síntomas y un malestar existencial, y el tfse proporciona una serie
de técnicas y estrategias terapéuticas. Lo definimos como un modelo familiar social
porque tiene en cuenta, a la hora de intervenir, que en las necesidades sociales del
individuo, la familia o el grupo es donde pueden tener su raíz muchas de las dificultades
relacionales que en ellos se detectan. Y resulta educativo porque cuando las familias
acuden a la TFSE para incorporar nuevos conocimientos, se las puede orientar y dirigir a
la resolución de sus problemas relacionales.
La TFSE, por cuanto asume la perspectiva sistémica, desvía el foco de atención de lo
patológico a lo disfuncional de las relaciones y, en consecuencia, al estudio de las
dimensiones que contribuyen a la estabilidad y cohesión de los miembros del sistema
familiar. A tal efecto, las tfse recurren a diversas técnicas pensadas para lograr cambios
en la dinámica y el funcionamiento del sistema familiar en su totalidad.
Siguiendo la definición de Gergen (1997), en la TFSE la realidad de la familia es
concebida como un juego lógico de creencias y significados, dentro de un contexto
determinado, que se mantiene a través del lenguaje y de las interacciones que
contribuyen a la construcción de una historia consensuada por sus miembros. Por ello, la
transformación reside en cambiar los patrones de interacción de los miembros de la
familia que producen círculos viciosos e impiden la solución de los problemas y la
flexibilidad necesaria para adaptarse a nuevas circunstancias.
Partiendo de estas consideraciones generales presentes en la TFSE, presentamos, en
primer lugar, algunos de los supuestos teóricos de la epistemología sistémica que
incorpora, así como aquellos aspectos de la evolución histórica y conceptual de los
distintos modelos sistémicos que se tienen en cuenta y, por último, se reseñan las
principales estrategias de intervención para lograr una interacción más funcional y
constructiva entre los miembros de la familia y entre éstos y los demás contextos
sociales.
15
16
1
Algunos de los supuestos teóricos de la epistemología sistémica incorporados
por la TFSE
 
 
 
 
1.1 LAS CUATRO FUENTES PRINCIPALES
 
Las cuatro fuentes principales que nutrieron la epistemología de la terapia sistémica son:
la teoría general de sistemas, la cibernética, la teoría de la comunicación humana y los
conceptos de la ecología humana. Luego surgieron los conceptos evolucionistas de
Haley y los estructurales de Minuchin, que fueron la base de las primeras escuelas de
psicoterapia sistémica o modelos de la primera cibernética. Y más tarde surgieron las
terapias llamadas de la segunda cibernética, que recibieron influencias como las del
constructivismo y del construccionismo social. Todas estas perspectivas han vivido un
proceso enriquecedor a lo largo de la historia en el que se han dado sucesivos
acoplamientos, convivencias, separaciones y uniones entre las diversas y a menudo muy
diferentes opciones y escuelas.
En concordancia con la teoría general de los sistemas de Ludwig von Bertalanffy, los
terapeutas familiares de la primera cibernética buscaron reglas válidas para explicar el
funcionamiento de todas las familias. El síntoma comenzó verse como parte de un
mecanismo homeostático que mantiene un cierto estado de equilibrio en el sistema. La
familia era análoga a un organismo, cuyo comportamiento, al estar regido por leyes
generales, era previsible y clasificable. Esta concepción llevó a los terapeutas familiares
a adoptar una actitud teórica y práctica centrada en el control y las técnicas instructivas,
dando por supuesto que las personas que acudían a ellos seguirían sus indicaciones sin
cuestionarlas. Esto surgió de la creencia de que era posible conocer la verdad objetiva
acerca de los otros y el mundo. Los terapeutas llegaron a suponer que podían separar sus
aptitudes y actitudes personales de aquellas situaciones que describían. A partir de la
segunda cibernética, bajo las aportaciones de varios epistemólogos que se detallan más
17
adelante, se sabe que eso último es imposible y se pone en relieve la influencia de la
personalidad y capacidades del profesional en el resultado final de su intervención.
 
 
1.2 EL ENCUADRE ECOSISTÉMICO DE LA TFSE
 
Desde la óptica de la teoría de sistemas (Bertalanffy, 1968; Buckley, 1967;
Bronfenbrenner, 1974), cualquier conjunto de individuos que comparte un mismo
contexto e interactúa con cierta frecuencia y permanencia en el espacio y en el tiempo,
tiende a generar características y pautas diferenciadas de funcionamiento que lo
distingue de los demás (ejemplo: grupo de amigos que formamos en la escuela).
Partiendo de esta definición amplia, la familia está en continuo desarrollo y
transformación, sujeta a los cambios propios de las diferentes etapas del ciclo vital y a
los cambios del contexto social. Al mismo tiempo, la familia como sistema necesita
proveer a sus miembros de cierta estabilidad, protección y permanencia para garantizar
la cohesión y sentido de pertenencia de los miembros, así como la construcción de
relaciones afectivas significativas, las cuales están basadas en el intercambio de
sentimientos, valores y creencias a través de las conductas cotidianas. Por ejemplo, no es
lo mismo en una familia cuando hay hijos pequeños que hijos adolescentes. Es un
sistema abierto, activo y autorregulado a través de las transacciones entre sus miembros
y con los contextos sociales.
Los modelos teóricos derivados del enfoque sistémico enfatizan el estudio de la
estructura y de los patrones de interacción de los sistemas familiares dentro de su
contexto natural, denominado el ecosistema familiar, el cual incluye la comunidad, el
lugar de trabajo o la escuela. Para comprender un sistema familiar, es necesaria la
indagación de las transacciones relacionales que los miembros de la familia realizan
entre sí, tales como la forma de comunicarse, la presencia de problemas y los intentos de
solución de éstos, así como la habilidad de los miembros de negociar sus puntos de vista
y diferencias. Al mismo tiempo, se observan los procesos que dan estabilidad al núcleo
familiar y contribuyen a la construcción de los significados comunes, así como la
permeabilidad del sistema para integrar nueva información que mejore su
funcionamiento y adaptación social.
Por otra parte, desde esta dimensión ecológica, la TFSE enfatiza no solo la
18
importancia de las interacciones dentro del sistema familiar, sino también contextosinteractivos que el microsistema del sistema familiar establece tanto entre los miembros
de la faparticipando y que a su vez ejercen influencia sobre los patrones de adaptación y
las crisis que pueden generarse en el mesosistema y macrosistema. Un claro ejemplo de
ello podrían ser los procesos migratorios y cómo afectan en la familia.
El esquema siguiente ilustra los componentes de la ecología de la familia, la cual es
importante analizar cuando se actúa en las crisis que se generan por los cambios en
cualquier punto de los contextos sociales.
 
 
Figura 1. Macrosistema
 
 
En síntesis, el paradigma ecosistémico presente en la TFSE es un encuadre holístico e
interactivo para aproximarse a la familia en su ambiente natural. Se parte del supuesto de
que familia y sociedad forman un todo interrelacionado que da significado a las
relaciones y a la cultura. La familia forma parte del entramado de nuestras comunidades
y cumple la función de agente socializador natural para la estructuración de las
emociones, creencias, valores y actitudes de las nuevas generaciones. Un ejemplo lo
tendríamos en qué significa en diferentes contextos ser mujer.
19
Los aspectos generales de la terapia ecosistémica residen en transformar los patrones
relacionales del sistema familiar y del contexto (mesosistema y exosistema) que
mantienen la sintomatología. La TFSE, desde esta perspectiva ecológica, está enfocada a
que el mismo sistema familiar sea capaz de asumir los cambios de funcionamiento y
solucionar los problemas que le impiden avanzar en su devenir, así también trabaja en
red para activar en el contexto las miradas capacitativas hacia la familia.
 
 
1.3 LA SEGUNDA CIBERNÉTICA
 
Los terapeutas de la primera cibernética, Boscolo y Cecchin, se cuestionaron su posición
terapéutica y convergieron con autores como Von Foerster, Maturana y muchos otros en
la formulación de una nueva orientación de la terapia familiar sistémica. A partir de ella
surgen los modelos de la segunda cibernética, que se basan en los principios del
constructivismo, así como del construccionismo social.
El posmodernismo, y con él el constructivismo, arrancan a partir de la década de los
setenta con el cuestionamiento del pensamiento científico que dominaba la época y que
promulgaba la distinción entre el mundo objetivo y subjetivo. Propone que no existen los
investigadores objetivos y separados del objeto investigado, pues todo trabajo de
observación puede ser influido por elementos subjetivos: personales, sociales y políticos
propios del investigador. Para el pensamiento constructivista, la realidad es una
construcción hasta cierto punto inventada por quien la observa.
El construccionismo social es una revolución que sustituye la epistemología dualista
de la mente que conoce de manera pasiva y supuestamente objetiva el mundo material
por una epistemología social donde cada nueva información es asimilada. El locus del
conocimiento ya no tiene lugar en la mente individual, sino más bien en las pautas de
conexión social.1 De esta manera, todo lo que conocemos y experimentamos está
socialmente determinado, y quien mayor poder tiene socialmente es quien mayor
influencia puede ejercer sobre los demás.
 
 
APORTES A LA SEGUNDA CIBERNÉTICA: MATURANA, BATESON Y VON GLASERSFELD
 
20
Humberto Maturana
Para este biólogo y filósofo chileno, nuestro sistema nervioso está «informacionalmente cerrado». La
transmisión de imágenes del mundo externo a nuestro cerebro, al estilo de una fotografía, no existe. «Lo
real» es una construcción tanto individual como social y, por lo tanto, lo único que podemos conocer son
nuestras propias construcciones sobre los otros y sobre el mundo. Según su teoría del determinismo
estructural, todo sistema está limitado por sus estructuras intrínsecas en lo que puede hacer, y por tanto, no
puede hacer nada para lo que estructuralmente no esté capacitado. Es decir, la programación de los
organismos vivos desde el exterior es imposible, al igual que es imposible predecir sus respuestas. De esta
manera, cualquier sistema humano, individual o colectivo, siempre poseerá la razón. Sin embargo, los
sistemas tienen la capacidad de modificar sus estructuras cuando existen cambios en su medio para buscar el
equilibrio y alcanzar una mayor complejidad, potenciando a su vez sus posibilidades de supervivencia
(autopoiesis).
 
Gregory Bateson
Para Bateson, el exceso de conciencia con el que nos aproximamos a lo que queremos describir puede
provocar que se bloquee la secuencia de los eventos. La idea de temporalidad en los sistemas de seres vivos
enfatiza el orden y la secuencia de las acciones, al estilo de un texto, una historia o una narrativa. En el
campo de la psicoterapia, hay que «minimizar la conciencia» del tfse con respecto a su idea de empujar al
cambio. La conciencia de cambio lleva al error de suponer que el terapeuta sabe exactamente lo que se debe
y no se debe cambiar.
 
Ernest Von Glasersfeld
Para este teórico del constructivismo radical, en nuestros intentos de entender el mundo no debe buscarse la
verdad, sino el acomodo de nuestras percepciones.
 
EL COMÚN DENOMINADOR DE LOS MODELOS DE LA SEGUNDA CIBERNÉTICA
 
El común denominador de los modelos de la segunda cibernética, también llamada,
cibernética de los sistemas observantes, está en considerar que no existe una realidad
absoluta que el terapeuta deba descubrir y modificar, sino que sólo existen visiones o
concepciones subjetivas, que cada persona, incluido el terapeuta, tienen del problema y
del sistema familiar.
Los modelos de la segunda cibernética consideran que el lenguaje tiene como función
principal la construcción de diferentes realidades, y no simplemente la transmisión de
mensajes de un lugar a otro. La comunicación se torna, así, en un proceso constructivo y
no en un mero carril conductor de mensajes y de ideas.
Por otra parte, para los terapeutas constructivistas, existe un criterio básico: «La
relación terapéutica y “el sentir” del consultante es más importante que cualquier técnica
21
o modelo. Es necesario detectar en qué posición se encuentran antes de introducir
cualquier técnica o intervención acorde al modelo que se siga. Es necesario recordar que,
ante todo, la persona necesita ser acogida por el profesional».2
Por lo tanto, y de acuerdo a este criterio básico, un proceso terapéutico encuadrado en
la segunda cibernética no puede ser rígido, ni seguir una planificación preconcebida ni
unas técnicas preestablecidas. Es entonces un reto para el terapeuta poder seguir las
bases de un modelo aplicando sus técnicas, priorizando siempre la relación terapéutica,
la empatía, el respeto y la consideración por el consultante; por lo que, en cualquier
modelo que se base en la segunda cibernética, el ser del terapeuta es la herramienta más
importante.
 
 
Figura 2. La comunicación dentro del sistema familiar actúa como proceso organizador.
 
 
La metodología sistémica incluye todos estos elementos en su explicación de la familia,
ayudando a los profesionales a descubrir la dinámica familiar y el juego interno de la
familia que acude a pedir ayuda.
 
 
1.4 TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN
22
 
Todo este proceso intersistémico se produce gracias a la comunicación. La comunicación
dentro del sistema familiar actúa como proceso organizador (ver figura 2), se encarga del
reparto de funciones, roles, tareas, reglas, normas, etc., conformando así la estructura que
mantiene al sistema familiar en sí. En dicha estructura3 se ubican todos los patrones de
conducta familiar, incluido el patrón de conducta perturbador. La familia, pues, vista
como un sistema abierto y relacional, supera y articula entre sí los diversos componentes
individuales, formando un todo orgánico al cual hay que observar en su totalidad y en
interrelación si queremos comprender cualquier manifestación individual, incluida, por
supuesto, la disfuncional.
A partir de estas influencias, entre otros nacen modelos como la terapia de constructos
personales, la terapia narrativa, losmodelos psicoeducativos, las terapias centradas en
soluciones y orientadas a posibilidades. Y también la TFSE.
El modelo sistémico, con sus supuestos teóricos, desde una dimensión socioeducativa
llevado al trabajo con familias, incluye una óptica holística de las relaciones, que permite
a los profesionales afrontar la complejidad de cada familia para poder acompañarla en un
proceso de superación de sus dificultades.
En la TFSE, lo que se persigue con el análisis, y por tanto la meta diagnóstica, es
conocer para actuar, comprender para transformar versus lo que podría plantearse como
actuar para conocer. Por tanto, en este tipo de intervención, la meta diagnóstica es en sí
misma una meta terapéutica, y esta meta no es otra que el cambio, aunque planteado
como transformación:4 cambio de estructura disfuncional, cambio de canales patológicos
de comunicación, cambio de interacciones, etc.
 
 
1.5 PARADIGMA DE LA COMPLEJIDAD
 
Edgar Morin, basándose en la teoría de la información y de los sistemas, en la
cibernética, en los procesos de autoorganización biológica y en el orden a partir del caos
(Von Foerster), construye un método que intenta estar a la altura del desafío de la
complejidad. Según Morin, estamos en la prehistoria del espíritu humano, y sólo el
pensamiento complejo nos permitirá civilizar nuestro conocimiento.
 
23
•
•
•
 
IDEAS FUNDAMENTALES
 
En la redacción del modelo de TFSE no se profundiza en el paradigma de la
complejidad, porque no se pretende explicar toda la teoría de la complejidad, sino
señalar que ésta está en la base de muchos de los supuestos teóricos que nutren nuestra
actuación.
 
Naturaleza humana multidimensional, lógica generativa, dialéctica y arborescente.
Autoecoorganización: el todo está en el interior de la parte que está en el interior
del todo.
El universo es un cóctel de orden, desorden y organización.
Al entrar de nuevo en la ciencia los elementos que se habían puesto entre paréntesis
(aleatoriedad, información en el ambiente y persona con su creatividad), Morin
pone las herramientas para ver esos fenómenos integrados, porque pone el énfasis
ya no en sustancias, sino en emergencias, interacciones.
 
De alguna manera, la TFSE se ubica tanto a nivel de análisis y comprensión de las
familias como a nivel de la acción terapéutica dentro del paradigma de la complejidad,
teniendo muy presentes los tres principios que plantea Morin:
 
 
PRINCIPIOS PLANTEADOS POR MORIN:
 
Hay tres principios sobre los cuales construye Morin lo que podría ser el paradigma de la
complejidad: el dialógico, el de recursividad organizacional y el hologramático.
 
Principio dialógico
Este principio rompe con el determinismo clásico que rechaza y excluye cualquier
asomo de contradicción en el pensamiento y en la realidad para dar paso a otras lógicas
de comprensión e interpretación. Une en diversas relaciones los elementos y nociones
contradictorios y éstos se vuelven complementarios.
Muestra que la realidad tiene múltiples lógicas y que verlas en una sola vía es
24
insuficiente, pues se carece de elementos para dar cuenta de ellas. Esto es lo que ocurre
con las complementariedades persona-objeto, sociedad-individuo, investigador-
investigado, naturaleza-cultura, hombre-mujer, las cuales en la lógica clásica se
indeterminan, se anulan y se denominan una a otra, pero en la dialógica se vuelven
complementarias y forman una organización recursiva.5 Es como cuando observamos
una moneda. Tenemos dos caras contrapuestas, pero la existencia de cada una es lo que
le da sentido a la otra. Hay, pues, tres perspectivas posibles. Según el principio
dialógico, el orden, el desorden, las interacciones y la organización son elementos
relacionados, a la vez complementarios y antagónicos, y permiten mantener la dualidad
en el seno de la unidad.
 
Principio de recursividad organizacional
La recursividad organizacional se considera como un bucle en el cual los productos y los
efectos son a su vez causantes de aquello que los produce. Los seres humanos producen
la sociedad en y por sus interacciones, pero, a su vez, la sociedad produce a la
humanidad:6 los individuos constituyen la especie, la sociedad y la cultura que los
configura. Este principio rompe con la causalidad lineal, y de esta forma, todo lo que es
producido regresa sobre aquello que lo ha producido, en un ciclo en sí mismo
autoconstitutivo, autoorganizador y autoproductor.7
 
Principio hologramático
En un holograma físico, el menor punto de la imagen del holograma contiene casi toda la
información del objeto representado, la parte está en el todo y el todo está en la parte.8
Así como todo el patrimonio genético está presente en cada célula, igualmente la persona
es una parte de la sociedad y la sociedad está presente en cada individuo por el lenguaje,
la cultura, la historia y las normas. Éste es un proceso de constitución interactiva, en el
cual mediante las interacciones de las partes se crea el objeto emergente codificado en
esas partes; el proceso se configura en una relación de inclusión mutua, dinámica y
generativa, entre la totalidad y los elementos subyacentes que la componen.
 
 
1.6 EL TRABAJO DE LA AUTOESTIMA FAMILIAR INSPIRADO EN VIRGINIA
25
•
•
•
•
1.
SATIR
 
Virginia Satir, trabajadora social y terapeuta familiar de reconocido prestigio dentro de la
comunidad sistémica, realizó un trabajo clínico que contribuyó en gran medida a
implementar un nuevo enfoque en el mundo de las terapias familiares. Trabajó enfocada
hacia crecimiento personal y hacia la salud, en lugar de hacia la enfermedad y la
patología. Su obra y trabajo están imbuidos de su calidez humana, y de su apuesta por
incorporar sentimientos y compasión en la relación terapéutica. Satir entendía que el
cuidado y la aceptación eran, elementos claves para ayudar a las personas a afrontar sus
miedos y abrir sus corazones a otros. El amor, es para Virginia, el elemento curativo más
relevante de la terapia. Ella es un referente esencial para la TFSE y, de manera muy
especial, en el trabajo de la comunicación y la autoestima familiar; hacemos nuestro el
valioso legado que nos dejó en su obra.
De ella incorporamos la idea de que las niñas y los niños, para crecer saludablemente
y con un buen nivel de autoestima, necesitan que las personas adultas de su familia sean
personas sinceras, amorosas, responsables, que sepan ofrecerles reconocimiento,
autenticidad y calidez. Que, además, les hagan vivir la experiencia de la belleza y
utilidad de sus cuerpos más allá de los cánones socialmente establecidos.
Satir nos plantea una clasificación de familias en cuatro categorías, dependiendo de
cómo se conjugan en el seno de la familia la autoestima, la comunicación, las reglas
familias y la relación con la sociedad:
 
Conflictivas o con problemas
Nutricias
Reparadoras
Relativamente libres de problemas
 
Para identificar en qué categoría se encuentra una familia, Virginia Satir propone
observar la conjugación de estos cuatro elementos que se aprenden y se pueden
distorsionar dentro de la vida familiar:
 
Nivel de autoestima de los distintos miembros de la familia: la autovaloración
personal, la idea y sentimientos que la persona tiene de sí misma y hacia sí misma.
26
2.
3.
4.
1.
2.
3.
4.
5.
Nivel de comunicación: las formas y maneras que las personas utilizan para
manifestar sus ideas, planes, deseos en el seno de la familia.
La regulación familiar: las normas y reglas de comportamiento que la familia
establece con el fin de regular cómo deben sentir y actuar los distintos miembros
de la familia para ser considerados parte del sistema familiar.
El enlace con la sociedad: la forma en cómo se relacionan con el resto del mundo,
personas, instituciones, escuela.
 
Agrega que, con independencia de los problemas que la familia presente, para
empezar a disminuir el dolor familiar es necesario encontrar la forma de cambiar alguno
de estos cuatro elementos.
La convivencia familiar y su grado de salud relacional está determinada por el
aprendizajey modelaje de la comunicación, y se centra en el binomio atender-responder.
Una receptividad generosa que atiende y da respuesta tanto al contenido de la
comunicación como al sentimiento del que está imbuida la persona que se comunica.
Atención y respuesta que constituyen la base del proceso de comunicación entre las
personas y facilitan una relación de ayuda que promueve el desarrollo de todas ellas,
dentro de la familia.
De manera concreta y sencilla Satir propone trabajar la autoestima familiar
fomentando y /o fortaleciendo un tipo de comunicación en el seno familiar que fomente
lo que ella denomina «las cinco libertades:
 
Libertad para ser lo que una persona es ahora, en vez de ser la que fue, será o
debería ser.
Libertad para sentir lo que se siente, en lugar de lo que se supone que debería
sentir.
Libertad para decir lo que una persona siente y piensa, en vez de lo que se supone
que debería sentir o pensar.
Libertad para correr riesgos por cuenta propia, en lugar de elegir siempre lo que se
considera más seguro.
Libertad para pedir lo que una persona quiere, en lugar de esperar a que alguien dé
permiso para hacerlo.»9
 
27
El tfse, además de tener en cuenta estas valiosas aportaciones de Virginia Satir, ha de
tener presente que la relación terapéutica (sea con una familia o con un grupo de ellas)
representa para las personas adultas del sistema familiar un modelo de la interacción y
del estilo comunicativo que conviene mantener entre los miembros de la familia
(especialmente con las hijas e hijos) para que se sientan reconocidos, aceptados y
tratados con dignidad y amor. Esta premisa marca un estilo de relación terapéutica que
ha de ser coherente con una interacción cálida, amorosa y respetuosa con la libertad
individual y a la vez promotora de la salud de las relaciones dentro de la familia.
Este apartado, dedicado al trabajo de la resiliencia inspirado en los escritos de Virginia
Satir, estaría incompleto si no contuviera uno de los múltiples poemas que escribió para
dar respuesta a la pregunta de una chica de quince años sobre la autoestima. Un poema
que impregnado por la sabiduría de lo simple…
 
Autoestima: Yo soy Yo
En todo el mundo, no hay nadie como yo.
Hay personas que tienen algo en común
conmigo, pero nadie es exactamente como yo.
Por lo tanto, todo lo que surge de mi
es verdaderamente mío
porque yo sola lo escogí.
Soy dueña
de todo lo que me concierne,
de mi cuerpo,
incluyendo todo lo que hace;
mi mente,
incluyendo todos sus pensamientos e ideas:
mis ojos,
incluyendo las imágenes de todo lo que contemplan;
mis sentimientos, sean lo que sean,
ira, gozo, frustración,
amor, desilusión, excitación;
mi boca
y todas las palabras que de ella salen,
28
corteses, tiernas o rudas,
correctas o incorrectas;
mi voz,
fuerte o suave,
y todas mis acciones
ya sean para otros o para mí misma.
Soy dueña de mis fantasías,
mis sueños, mis esperanzas, mis temores.
Soy dueña de todos mis triunfos y logros,
de todos mis fracasos y errores.
Como soy dueña de todo mi yo,
puedo llegar a conocerme íntimamente.
Al hacerlo, puedo amarme,
y ser afectuosa conmigo en todo
lo que me forma.
Puedo así hacer posible que todo lo que soy
trabaje para mi mejor provecho.
Sé que hay aspectos de mi misma
que me embrollan,
y otros aspectos que no conozco.
Mas mientras siga siendo afectuosa
y amorosa conmigo misma,
valiente y esperanzada,
puedo buscar las soluciones a los embrollos
y los medios para llegar a conocerme mejor.
Sea cual sea mi imagen visual y auditiva,
diga lo que diga, haga lo que haga
piense lo que piense y sienta lo que sienta
en un instante del tiempo
esa soy yo.
Esto es real y refleja dónde estoy
en ese instante del tiempo.
Más tarde, cuando reviso cuál era mi imagen
29
visual y auditiva, qué dije y qué hice,
qué pensé y qué sentí,
quizás resulte que algunas piezas no encajen.
Puedo descartar lo que no encaja
y conservar lo que demostró que sí encaja.
E inventar algo nuevo en vez de lo que descarté.
Puedo ver, oír, sentir, pensar, decir y hacer.
Tengo las herramientas para sobrevivir;
Para estar cerca de otros,
Para ser productiva,
y para encontrar el sentido y el orden del mundo
formado por la gente y las cosas que me rodean.
Soy dueña de mí misma
y por ello puedo construirme.
Yo soy yo
y estoy bien.
 
 
1.7 EL JUEGO FAMILIAR: UN CONCEPTO DE MARA SELVINI Y EL GRUPO DE
MILÁN
 
El grupo de Milán fue una escuela de terapia familiar que se inició a finales de los
sesenta. Un concepto al que le dieron gran importancia fue el «juego», que está presente
en la TFSE como una hipótesis operativa, es decir, como un diagnóstico sobre el que
basar una intervención. Para ellos, aquello que ha de diagnosticarse (lo disfuncional), es
el «juego familiar».
Si dibujáramos una línea imaginaria, en un extremo podría estar la «secuencia de los
hechos» y en el otro el «mito familiar» que los sustenta. El «juego familiar» se situaría
en un lugar intermedio entre ambos.
Mara Selvini, una de las fundadoras del grupo de Milán, elaboró el concepto de
«juego» más como una metáfora que como un modelo teórico. Mediante la expresión
«juego familiar», se sugiere intuitivamente lo mismo las expresiones juego político,
juego de poderes, juego de equipo, etc. Se trata, por tanto, de un uso intuitivo e informal
30
de la metáfora del juego, con el fin de producir asociaciones, semejanzas y lenguajes
aptos para encuadrar de la manera más inmediata e inteligible los fenómenos que nos
interesan.
En la TFSE, la metáfora del juego nos resulta adecuada para integrar las «reglas»
generales del sistema con los «movimientos» de los individuos. Nos facilita el acceso a
una visión que tiende a diluir la dicotomía individuo versus sistema.
El término «juego» genera asociaciones inmediatas con las ideas de grupo, equipo,
jugadores, posiciones, mando, soldado, ataque, defensa, estrategias, tácticas,
movimientos, habilidad, alternación de turnos... Se tiene, de este modo, la posibilidad de
disponer de un lenguaje muy ligado a las relaciones interpersonales en cuanto cambios
de conducta. Palabras como embrollo, instigación, amenaza, promesa, seducción, viraje,
cooperación, ganar, perder, están muy ligadas a la necesidad de describir vicisitudes
interhumanas. Además, no se trata de palabras pertenecientes a una jerga especializada,
sino que son términos de fácil comprensión para los propios miembros de la familia ya
que forman parte de su patrimonio lingüístico, y esto permite a los terapeutas dialogar
con la familia desde una posición de proximidad, otro aspecto importante de la TFSE.
No pretende este libro profundizar en el concepto de juego familiar, ampliamente
explicado por el grupo de Milán, pero sí es importante señalar que los «juegos» no se
dan únicamente en las familias disfuncionales. Si son un modo de representar una
organización interactiva que evoluciona con el tiempo, no jugar es imposible. Todo
grupo con historia, y por consiguiente también la familia, «no» puede «no» organizar su
propia interacción. En relación con el problema del origen de la patología, Mara Selvini
y su equipo, al definir el juego psicótico de las familias esquizofrénicas, se adhieren a la
afirmación de Bowen de que son necesarias tres generaciones para producir un
esquizofrénico.
Las técnicas de intervención que emplea el equipo de Milán han ido evolucionando de
acuerdo con su propia investigación, las más destacables son: la prescripción paradójica,
la connotación positiva, los rituales y la prescripción invariable. Todas ellas utilizadas,
entre otros, por los tfse.
 
 
1.8 LA RESILIENCIA, OTRO EJE DE INTERVENCIÓN PARA LA TERAPIA
FAMILIAR SOCIO EDUCATIVA
31
 
Desde la TFSE otro eje de intervención es la activación de la resiliencia en las familias
que atraviesan un conflicto o un problema. Quienes trabajamos desde el modelo de la
TFSE tenemos muy presente siempre una afirmación de Ernesto Sábato: «el ser humano
sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos, porque a la vida le basta el espacio de una
grieta para renacer». La defensade esta tesis tiene nombres y apellidos, nombres de
personas de todas las edades que nos han mostrado individualmente y en familia la
capacidad de reconstruirse desde situaciones de desgracia, de crueldad, de duelo, de
dolor extremo. Personas que atraviesan la infancia y la adolescencia en un contexto
hostil y maltratador; adultas que sostienen sobre sus hombros el peso de duras
circunstancias vitales…
Estas personas conforman sistemas familiares en los que la vivencia es de peligro, de
enfermedad, de lucha, de huida, de rechazo y de otras muchas experiencias, que no son
más, que distintas manifestaciones del dolor humano. Cuando llegan a espacios en los
que se actúa des de las premisas del modelo de TFSE, el profesional les ha de bridar
reconocimiento y normalización de su malestar, sea cual sea la forma en que el mismo
se exprese: en forma de sufrimiento, deseo de huida, rabia, anhelo de atacar, ganas de
desaparecer, sensación de peligro. Las palabras del tfse que ayudan a que la persona y las
familias se sientan reconocidas y acompañadas construyen frases similares a: «Es normal
que duela, que quieras huir, que quieras devolver la agresión recibida. Es normal que
sintáis como amenazas existenciales las experiencias desagradables que se presentan…».
Con esta propuesta relacional el tfse hace que cada persona dentro de la familia pueda
surgir en el espacio terapéutico «como un legítimo otro en la relación de convivencia»10,
y ello permite establecer una relación de proximidad relacional que contribuye a crear un
clima en la que pueden emerger la amorosidad y la creatividad necesarias para encontrar,
dentro del sistema terapéutico, comprensión de su realidad y estrategias para la
autorregulación emocional autónoma e también la autorregulación emocional interactiva;
en otras palabras, los miembros de la familia, a nivel individual y como parte de un
sistema familiar, han de poder identificar, nombrar, calmar y manejar los afectos propios
y los afectos compartidos familiarmente.
Esta propuesta de relación es congruente también con las tesis de Virginia Satir sobre
la relación terapéutica. El siguiente poema de Satir lo refleja muy bien:
 
32
El mejor regalo
Creo
que el mejor regalo
que puedo recibir
de alguien
es
que me vea,
que me escuche,
que me atienda
y
que me toque.
El mejor regalo
que puedo dar
es
el ver, escuchar, entender,
y tocar
a otra persona.
Cuanto se ha hecho esto,
Siento
Que se ha establecido contacto.11
 
 
La concepción sistémica de Froma Walsh12 nos invita a ver tanto el contexto de riesgo
familiar como la resiliencia desde una perspectiva ecológica y evolutiva. Situarnos en
esta perspectiva conlleva una práctica profesional en la que los tfse buscamos identificar
cuales son los elementos comunes que se dan en las crisis familiares, como también
cuales son las respuestas familiares que les han resultado eficaces. Buscamos también
conocer, al respecto, la visión, los recursos y los desafíos que con los que cada familia
cuenta de forma singular. Hacemos nuestro el concepto de resiliencia familiar de esta
autora, relacionándola con los procesos interactivos entre las personas de una familia; en
concreto con aquellos que fortalecen con el transcurso del tiempo tanto a la persona
como a la familia.
Desde la perspectiva familiar la resiliencia se puede definir como «la habilidad para
33
•
•
•
enfrentar y sobreponerse a los desafíos vitales disruptivos. Implica un proceso dinámico
que posibilita una adaptación positiva en un contexto de adversidad significativa.
Entraña trascender la posición de víctima de trauma y luchar a fin de remontar
obstáculos y vivir plenamente. La perspectiva de resiliencia familiar mira tanto las
fortalezas y potencialidades como las debilidades de la familia, en sus diferentes
subsistemas. Entraña ver a la familia como una unidad funcional de riesgo y resiliencia»
(Walsh, 1998). Partiendo de esta definición, entendemos que las crisis y los desafíos que
llegan a todas las familias pueden tener diferentes salidas dependiendo de si la familia
puede o no activar procesos que actúen como mediadores en la recuperación de la unidad
familiar y de las relaciones interpersonales. La crisis, en consecuencia, se redefine en el
espacio terapéutico como una oportunidad para reordenar prioridades, que conlleva una
posibilidad de crecimiento y transformación individual y relacional que deviene como
consecuencia de la adversidad.
Una parentalidad positiva y eficaz, unas relaciones familiares de apoyo, un buen nivel
de conexión con otros adultos y vínculos sanos con la familia extensa, aparecen como
elementos que favorecen la resiliencia familiar. Con todo, esta resiliencia relacional iría
cambiando en base a los recursos y limitaciones de las familias y en relación con los
desafíos psicosociales a los que hayan de dar respuesta en su recorrido vital.
Walsh, defiende que «los procesos claves que influyen en la resiliencia son:
 
Sistemas de creencias.
Patrones de organización.
Habilidad para comunicación/Solución de problemas».
 
Trabajar la resiliencia familiar supone por tanto incidir a través de ofrecer
experiencias transformadoras para que los sistemas de creencias colaboren en significar
al evento adverso como un acontecimiento que la familia tiene capacidad de abordar e
incluso puede obtener el beneficio de un aprendizaje relacional que revierta
positivamente en la dinámica familiar. Para ello se hace necesaria unas dosis de
optimismo realista y de razonable de esperanza en que la superación es posible. Así
mismo, el tfse habrá de mostrar convencimiento de que la familia es capaz de realizar lo
posible para alcanzar su recuperación, como también la acompañará en la aceptación de
lo inevitable.
34
•
•
•
Los patrones de organización que favorecen la resiliencia familiar son:
 
La flexibilidad, dado que la misma implica una capacidad de apertura a los cambios
y de reorganización ante los mismos.
La capacidad de mantenerse estables ante situaciones disruptivas, con la cual se
disminuye la sensación de ruptura.
La capacidad de sanar los vínculos heridos, de ofrecerse apoyo mutuo, colaboración
y compromiso con el otro y con la acción de ayuda.
 
Desde la TFSE hacemos nuestro el postulado de E. Friedman (1986), de que las
familias tienen sus propios recursos para sobrevivir y sanar y que cuando se pueden
aprovechar del espacio terapéutico, no tiene que ver el conocimiento del terapeuta, sino
que está más relacionado con lo que el tfse haya movilizado y/o promovido dentro de la
familia. Desde este punto de vista, entendemos que un buen tfse es aquel o aquella que
se enfoca en promover los recursos de la familia, porque como afirma Friedman (1986)
«la cicatrización principal ocurre cuando la familia se cura a sí misma». Esto, en general,
se da cuando la familia accede a sus propios recursos y no ocurre cuando la familia se
doblega ante el evento, o busca que sea el terapeuta quien les «dé la solución desde
fuera» sin considerar la importancia de su propia respuesta o bien cuando produce una
reacción defensiva.
Dice Ernesto Sábato: «El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos,
porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer».
Los seres humanos tenemos la capacidad para devenir resilientes y poder enfrentar los
eventos negativos y las situaciones de adversidad que nos afectan. Entendemos por
resiliencia la «capacidad de los seres humanos de superar los efectos de una adversidad a
la que están sometidos e, incluso, de salir fortalecidos de la situación».13 Y en este
proceso necesitamos del otro como punto de apoyo para la superación de esa adversidad.
Por eso es fundamental ayudar a las familias a fortalecerse, a reconocer sus fortalezas,
a confiar en ellas y a adquirir mayor conciencia social para promover transformaciones
que reduzcan la inequidad y el sufrimiento. Y aquí es donde la TFSE puede activar la
resiliencia en las familias que atraviesan un conflicto o un problema.
No existe un modelo de familia, ni de madre,ni de hijos, sino familias, madres,
padres, hijos e hijas que se relacionan de modos diversos, y esas formas de relación están
35
estrechamente ligadas a sus historias personales de vida y de ver el mundo, que a
menudo no es igual a la nuestra. Se trata de respetar las historias de vida, en el tiempo
presente que está asociado al pasado, pero con la mirada puesta en el futuro, siguiendo la
pista no sólo de la demanda, de la carencia, de la necesidad, sino también de sus
derechos y de sus deseos. La nuestra es una sociedad que celebra la singularidad de la
persona y la búsqueda del ser autónomo.
El maltrato a los hijos, el abuso sexual, la violencia familiar, la mujer maltratada, el
abandono de los ancianos, son todos síntomas de la mala marcha de las relaciones. Pero
el modo como abordamos esos problemas reposa en nuestra tendencia a percibir las
relaciones en términos unilaterales o a ver conexiones y posibilidades.
El tfse ayuda a las familias a buscar alternativas de resolución de sus problemas y a
alentar la tolerancia de las diferencias y la aceptación de las limitaciones. Si partimos de
los recursos que la familia tiene, podremos trabajar no sólo buscando recursos
institucionales, sino también aprovechando los recursos vinculares que serán los que
apunten a lograr algunas transformaciones y modificaciones en la vida cotidiana de sus
miembros.
Cuando los miembros de una familia dejan de prestar tanta atención a la conducta
frustrante de los otros y empiezan a verse vinculados entre sí, descubren opciones
totalmente nuevas para relacionarse. La vida en familia enriquece, define y limita nuestra
libertad, pero también ofrece potenciales inexplorados para la felicidad y la realización
personales. En la familia cada persona individual define a las otras y el todo define a la
persona. Las partes enriquecen al todo y el todo enriquece a las partes.
Aunque se denominen «familias disfuncionales», como dice Minuchin, en las familias
no hay buenos y malos, sino personas atrapadas en pautas de desarmonía con las que se
derrotan a sí mismas. Por lo tanto, es importante saber que las familias tienen recursos
inexplorados de apoyo, amor y cuidado para construir su propia resiliencia, y que el bien
de todos también será el bien de cada uno. Por lo tanto, hay que ayudarlos a ver el
contexto más amplio del ser individual: el ser de la familia.
Por último, el tfse hace suyas las palabras de un gran maestro de la terapia familiar
sistémica que es Salvador Minuchin quien escribió en su libro La recuperación de la
familia, lo siguiente:
 
Hay una canción que es necesario entonar en nuestra cultura: una canción de los ritmos de la relación, una
36
canción de personas que se enriquecen y expanden recíprocamente […]
Nacemos con capacidad para la colaboración, la acomodación y la reciprocidad.
Es el canto más silencioso de la vida.
Pero es preciso que en nuestra cultura se subraye ese proceso cooperativo, porque lo que habitualmente
advertimos son diferencias y discordias.
Nos detenemos en las dificultades, y no prestamos atención a las pautas que hacen posible la vida familiar;
las armonías que en gran medida damos por sentadas.
En todas las familias existen esas corrientes de cooperación. Forman parte de lo que experimentamos como
el ser de la familia.
En los adultos, ese «ser de», respecto de los otros miembros, tolerancia de las diferencias, disfrute con el
crecimiento, y el compromiso de no provocar dolor. La lealtad, la responsabilidad, la tolerancia, el disfrute y
la bondad son los rasgos positivos de la vida familiar, a través de los cuales nos expandimos y enriquecemos
recíprocamente.
Los lazos familiares no reducen al ser individual, ¡lo expanden!
 
 
1.9 TEORIA DEL APEGO Y RESILIENCIA
 
John Bowlby (1907-1990) fue un psicoanalista inglés que destacó por sus trabajos
pioneros en la teoría del apego. Creció en el seno de una familia de clase alta inglesa,
donde siguiendo las costumbres de aquella sociedad fue criado por una nurse, y la
relación con su madre se redujo a una hora diaria. A los cuatro años de edad, la nurse,
que a todos los efectos ejercía de madre se fue de la casa, y este hecho quedó grabado en
el joven Bowlby como un auténtico trauma. A los siete años ingresó en un internado.
Todas estas experiencias tempranas tan dolorosas en el vínculo le llevaron a
interesarse por el sufrimiento infantil y sus consecuencias a largo plazo. Dedicó a esta
cuestión su carrera profesional, y junto con Mary Ainsworth construyó la teoría del
apego, que constituye uno de los hitos más importantes en la historia reciente de la
psicología.
Bowlby postula la necesidad humana universal de formar vínculos afectivos estrechos.
Un recién nacido debe recibir protección y consuelo de la principal figura de cuidado, lo
que determinará el estado de seguridad o ansiedad de un niño o adulto. Define el apego
como la accesibilidad y capacidad de respuesta apropiada. Dándole un giro más a esta
definición de Bowlby, podríamos añadir que el apego se define como una vinculación
afectiva intensa y duradera, de carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos
personas. Es el primer vínculo el que se da entre el recién nacido y su principal figura de
37
cuidado mediante una interacción recíproca, y el objetivo más inmediato es la búsqueda
y consolidación de una relación próxima.
La conducta de apego tiene dos funciones básicas: una biológica, que es obtener
protección para asegurar la supervivencia, y la otra de carácter más emocional, que es la
adquisición de seguridad y autonomía.
 
38
39
1.
2.
•
•
•
 
M. Ainsworth y Bell (1970) describieron 2 tipos de apego:
 
Vínculo seguro: Se desarrolla a través de una relación llena de contacto que
permite a la persona construir una base segura para explorar y crecer. Esta pauta
favorece la exploración del entorno, permitiendo el desarrollo del juego, el
contacto con el progenitor y las actividades sociales, sin que sea necesaria la
proximidad continua. Estas experiencias relacionales segurizantes facilitan el
proceso de individuación del niño y su creciente autonomía.
Vínculo inseguro: Es el resultado de disrupciones repetitivas a lo largo del tiempo,
y el resultado de la acomodación del niño a la negligencia. Es necesario que sea
uno mismo el que cambie para encajar en aquella relación. Dentro de este vínculo
inseguro podemos distinguir cuatro subtipos de apego:
Apego evitativo: Esta pauta se caracteriza por la desconfianza del niño de
encontrar cuidado y soporte por parte de los progenitores o figuras referentes,
ya que espera ser relegado o rechazado. Las experiencias vividas por estos
chicos han sido mayoritariamente de rechazo, de falta de cuidado amoroso
cuando lo han necesitado, de una sobreestimulación «educativa» con conductas
parentales intrusivas e intensas (estilo «militar»), pero con escaso contacto
físico entre ellos. En este tipo de pauta, la ansiedad es elevada, provocando
reserva e aislamiento en el niño.
Apego ansioso ambivalente: Esta pauta genera en el niño inseguridad por la
ambigüedad del vínculo entre las figuras parentales o referentes. Éstas, en
ocasiones se muestran accesibles y colaboradoras, mientras que en otras
ocasiones se muestran distantes y rechazan el contacto físico con los niños. Los
sentimientos ambivalentes, donde el miedo a perder la figura de apego, así
como los comentarios de rechazo y abandono (no te aguanto, te irás con tu
padre, no volverás, etc.) favorecen este tipo de relaciones, generan una alta
ansiedad e irritación en el niño y dificultan la posibilidad de exploración del
entorno, su proceso de autonomía y autoestima.
Apego desorganizado: En este caso, el niño tiene una pauta de relación con los
progenitores o cuidadores de miedo y seguridad al mismo tiempo. Tiene su
origen en experiencias traumáticas de los adultos referentes cuando eran niños y
40
•
que todavía no están resueltas. Así, las transmiten su hijo manifestando hacia
ellos conductas temerosas o atemorizantes. Recoge muchasde las características
de los otros dos tipos de apego disfuncional, pero en este caso, la inseguridad
del niño es mucho mayor, ya que el vínculo con el progenitor es patológico. En
este tipo de vínculo se dan grandes desatenciones, posibilidad de relaciones
abusivas (sexuales, físicas, emocionales...). En estos casos, también hay una alta
ansiedad y confusión que puede generar conductas disfuncionales (extraversión
o reservas extremas, agresividad...).
Apego aislado: Son niños que han vivido con progenitores controladores y
negligentes a la vez, dando como resultado que el niño se sienta invadido. Los
progenitores tienen tanto poder en el control que el hijo no lucha, y
psicológicamente se retira. Son niños que se portan bien, pero les falta vitalidad,
tienen propensión a ser ferozmente críticos consigo mismos y manifiestan
muchos miedos a ser invadidos o controlados.
 
Todos estos subtipos llevan asociada la posibilidad de generar en el niño o en el adulto
conductas disfuncionales o dificultades en la esfera de la salud mental.
No cabe duda de que lo deseable es promover apegos seguros con los niños. Y aunque
el primer vínculo se da ya en el útero materno y durante los primeros años de vida, los
adultos cercanos al niño pueden fortalecer ese vínculo segurizante, en el caso de que esté
ya instaurado o revertir los vínculos inseguros para ayudar a construir una personalidad
funcional, equilibrada y saludable.
El término «resiliencia», ya definido en el apartado anterior, fue una aportación de B.
Cyrulnik, neuropsiquiatra nacido en Burdeos (Francia) en el seno de una familia judía
que fue deportada a los campos de exterminio nazis cuando contaba con tan solo seis
años. Deambuló durante años por diferentes casas de beneficencia, hasta que por suerte
una familia vecina le acogió y le inculcó el amor por la vida y un gran espíritu de
superación.
Esta historia, que podría haber acabado en tragedia personal, ilustra perfectamente
cómo el temperamento personal y los vínculos que construimos con las personas de
nuestro entorno —principalmente con los progenitores, pero no solo ellos— son un
factor determinante en la construcción de la identidad.
La neurociencia explica cómo se originan y se reafirman estos vínculos a través de la
41
creación de redes neuronales, y en el caso de que el niño haya sufrido situaciones de
negligencia o maltrato, el hecho de tener un adulto que le quiera, le comprenda y le haga
sentir digno de estimación y respeto (como fue el caso de Cyrulnik), puede generar otras
redes neuronales alternativas a los vínculos inseguros que favorecen el crecimiento
saludable de la persona.
 
 
1. Díaz, R. (2007). El modelo narrativo en la psicoterapia constructivista y
construccionista. CIPRA (Círculo de Psicoterapia Constructivista). Recuperado de:
http://www.cipra.cl.
2. Mahoney, M. Psicoterapia Constructiva. Ediciones Paidós: Barcelona, 2005.
3. Entendida así, la estructura familiar no es un concepto estático, es sinónimo del
funcionamiento familiar.
4. Transformación entendida como dar una nueva forma a lo que se tiene.
5. Rozo Gauta, J. y otros. Nuevos paradigmas: teorías de sistemas y de la complejidad
en las ciencias sociales. Medellín: Universidad de Antioquia, 2000.
6. Ibídem.
7. Fundación Universitaria Luis Amigó (FUNLAM). Tramas de constitución y
deconstitución de sujetos en espacios sociales escolares. (Informe de investigación).
Medellín, 2000.
8. Morin, Edgar. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Bogotá,
Magisterio, 2001.
9. Satir, V. (1998). En contacto íntimo. Madrid: Neo Person Ediciones.
10. Definición de amor de H.Maturana: «La emoción básica en nosotros es la emoción
del amor. El amor como emoción tiene que ver con el dominio de acciones que
constituyen al otro como un legítimo otro en la convivencia con uno». (La Biología del
amor)
11. Satir, V. (1998). En contacto íntimo. Madrid: Neo Person Ediciones.
12. Froma Walsh, Ph.D., es Co-Directora, Chicago Center for Family Health (Centro
de Salud Familiar de Chicago), y Profesora Emérita Firestone, University of Chicago.
Sus más de ciento veinte publicaciones incluyen: Strengthening Family Resilience
(Fortaleciendo la Resiliencia Familiar, 2a edición, 2006/2011); Living Beyond Loss:
42
Death in the Family (Viviendo Más Allá de la Pérdida: Muerte en la Familia, 2a ed.); y
Normal Family Processes: Growing Diversity & Complexity (Procesos Normales en la
Familia: Diversidad y Complejidad en Crecimiento, 4a ed., 2012).
13. Melillo, Aldo: Realidad social, psicoanálisis y resiliencia. En: Melillo, Aldo;
Suárez Ojeda, Elbio Néstor; Rodríguez, Daniel (compiladores). Resiliencia y
subjetividad. Los ciclos de la vida. Paidós. 2004.
43
2
Las claves del diagnóstico desde la perspectiva de la TFSE
 
 
 
 
2.1 CONTEXTO DEL DIAGNÓSTICO: LA EXPERIENCIA REFLEXIONADA
 
Generalmente, la TFSE realiza el diagnóstico de familias derivadas por servicios sociales
o equipos especializados del sistema de protección de la Direcció General d’Atenció a la
Infància i Adolescència (DGAIA)1 y de la red de servicios sociales de diferentes
ayuntamientos. Se trata de familias en situación de vulnerabilidad y riesgo de exclusión
social.
Esta realidad marca el contexto de intervención, ya que un gran porcentaje de familias
llegan más por imposición de los profesionales que por motivaciones propias. Suelen
estar integradas en el marco de un plan de trabajo y, a veces, si no asisten a la terapia o la
situación relacional no mejora, podrían tomarse medidas o que tuviese algún tipo de
consecuencias para las propias familias.
Esto implica que el trabajo se desarrolla en lo que llamamos contextos coercitivos,
donde la terapia puede que se perciba como una obligación. Podría ser para complacer a
un derivante con el que se sienten en deuda o porque confían en que su propuesta les
vendrá bien. En ciertos casos, de manera sutil o explícita, se entiende la terapia como un
proceso para conseguir una prestación. O también podrían estar intentando evitar males
mayores, como los agentes sociales que les hacen seguimiento le retiren a una hija, entre
otras situaciones.
Los profesionales que realizan el seguimiento o control se perciben como una
autoridad con la que sostienen una relación que va desde la confianza al temor. Hay
familias que llegan con una idea clara del servicio terapéutico y aceptan una relación de
ayuda y, otras, la mayoría, desconocen el servicio y viven la atención como una amenaza
o algo innecesario.
 
44
 
2.2 SÍNTESIS DE LA BASE EPISTEMOLÓGICA
 
La TFSE se basa en los principios de la terapia familiar sistémica, de la terapia
estratégica breve2 y de las ciencias sociales. Para poder trabajar con familias en
situaciones de riesgo y vulnerabilidad, se ha hecho un gran esfuerzo de adaptación de
este conocimiento.
En general, la estratégica es eficiente para reducir el estrés que generan los síntomas
en la dinámica familiar; las otras escuelas sistémicas —estructuralista y narrativa, entre
otras— permiten construir comprensiones nuevas para transformar la estructura
relacional de la familia y, por lo tanto, generar salud relacional; las ciencias sociales
facilitan conocimientos y métodos psicoeducativos que permite a la familiar adquirir
unos recursos y capacidades que no han adquirido o integrado en su recorrido histórico.
Así, la terapia familiar socioeducativa busca una transformación cognitiva, relacional
y emocional en las personas y familias a través de una adecuada capacitación y
acompañamiento que la empodere y posibilite su desarrollo personal, familiar y social.
Desde esta posición se desarrollan procesos dirigidos a la promoción, la prevención y el
tratamiento, dependiendo de la realidad particular y compleja de cada familia o persona.
Un elemento inicial importante del modelo es trabajar sobre la comprensión que la
familia tiene de sus problemas. Generalmente, los servicios sociales y sanitarios que la
han atendido durante años han considerado sus problemas relacionales y emocionalescomo fruto de trastornos mentales o patrones disfuncionales que no se pueden cambiar.
El propósito es inyectar comprensiones, a partir de sus propias narrativas, que abran la
esperanza, es decir, que miren las situaciones dolorosas que viven y han vivido como
resultado de la falta de oportunidades en la adquisición de habilidades, comprensiones,
conocimientos, capacidades… que en el proceso pueden integrar y por consiguiente
mejorar.
En el trabajo de la TFSE se tiene en cuenta la historia de la familia y la historia
particular de cada uno de sus miembros. Estas historias se comprenden como el resultado
de decisiones que se han tomado a lo largo de la vida. Las decisiones son respuestas que
dan las familias y las personas ante situaciones vitales particulares y complejas, a partir
de las creencias, ideas y valores que poseen. Estas decisiones pueden generar dinámicas
funcionales o disfuncionales.
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•
•
•
Teniendo en cuenta estos elementos, los problemas que se aborden y de donde se
focalice la intervención terapéutica, la tfse trabajará con la familia entera, con un
subsistema familiar (conyugal, parental, fraterno), con alguno de sus miembros (madre,
padre, hijo, hija…), con parte de la familia extensa o personas cercanas a la familia para:
 
Revisar con la familia su historia, para comprender cómo se construyeron
experiencias positivas y negativas y el impacto que han tenido en el funcionamiento
familiar. Aprovecha las experiencias de éxito como elementos que fortalecen al
sistema familiar y como recursos que permiten superar las dificultades generadas
por las experiencias negativas.
Acompañar en la reconstrucción de proyectos vitales saludables, aportando
información y conocimiento para promover el desarrollo de nuevas habilidades y
aptitudes que les permitan una mejor gestión de las relaciones familiares y sociales.
Ofrecer una intervención personalizada, ya que las historias de cada protagonista
son diferentes y particulares, es decir, la historia familiar está construida por la
narrativa de cada uno de sus miembros. Estas historias se tienen en cuenta para
generar con la familia un proceso transformador.
 
Entre los temas que generalmente se trabajan están: problemas de socialización;
síntomas derivados de disfunciones relacionales que han afectado la autoestima, la
seguridad y la autonomía; redefinición de proyectos vitales personales, de pareja y
familiares que generan malestar relacional y emocional; prevención de comportamientos
antisociales, violentos y adictivos; procesos de diferenciación con la familia, y relaciones
disfuncionales con los recursos de la red social, educativa, sanitaria, entre otros.
En la TFSE se utilizan como recursos, para el diagnóstico y planificación de la
intervención, las comprensiones de la historia relacional y emocional que la familia y sus
miembros aportan en las sesiones y, si hay, las narrativas de los servicios que los están
atendiendo o los han atendido. A partir de esta información, se inicia un proceso de
construcción de hipótesis relacionales que se van confirmando, des-confirmando o
reformulando a lo largo del proceso terapéutico socioeducativo.
En este recorrido terapéutico, la visión, mirada, parcialidad y comprensión de la
familia, marcan el ritmo y las prioridades del proceso que se irán abriendo en la medida
en que la familia adquiere nuevas comprensiones.
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Es clave tener en cuenta la demanda de la familia, validar su mirada y sus emociones
para iniciar un camino conjunto que permita construir una alianza terapéutica segura que
facilite la transformación. Observamos que cuando la familia se siente reconocida en sus
comprensiones y sentires, congruentes con su historia, puede iniciar la construcción de
un sistema de confianza que le permite superar los sentimientos de peligro, amenaza y
miedo que puede generar el proceso, más aún en contextos coercitivos.
 
 
2.3 PRÁCTICA: CONCRECIÓN DEL DIAGNÓSTICO Y LA INTERVENCIÓN
 
Teniendo en cuenta el contexto de intervención y las claves epistemológicas que hemos
señalado, el diagnóstico lo entendemos como un proceso de observación y
acompañamiento centrado en tres aspectos íntimamente implicados en el funcionamiento
familiar:
 
La dinámica relacional de la familia para comprender su estructura. Se trata de
vislumbrar los significados que sostienen los patrones relacionales; de comprender
la narrativa que han construido entorno a las dificultades que tienen y de mirar y
explicitar las capacidades que muestran. En este proceso, la familia informando se
informa y, desde un diálogo sistémico promovido por la tfse, se construyen nuevas
comprensiones que posibiliten narrativas, significados y actuaciones de cara a
mejorar la salud relacional y familiar.
De esta observación se desprenden las hipótesis relacionales del funcionamiento
interno de la familia, que permiten valorar su flexibilidad y adaptabilidad o, por el
contrario, sus resistencias y rigidez a la transformación. También posibilita definir
las líneas de intervención y las técnicas más adecuadas a la problemática familiar;
establecer si se trabaja con todo el sistema familiar, con una parte, con subsistemas
separados al mismo tiempo o, con la integración de miembros de la familia extensa
o personas externas pero cercanas a la familia; establecer si en el acompañamiento
tendrá más relevancia lo terapéutico o lo psicoeducativo y valorar si es un trabajo
más preventivo, de tratamiento o de promoción.
Las relaciones de la familia con los equipos y profesionales que la atienden, en
especial con la referente que la ha derivado. Se trabaja tanto con la familia como
47
con las profesionales, para comprender sobre qué significados se sostiene la
relación.
La comprensión que las profesionales tienen sobre la familia llegan a través de la
ficha de solicitud de servicio o derivación, las reuniones de traspaso de información
inicial y las coordinaciones presenciales, telefónicas y por correo que se realizan a
lo largo del proceso terapéutico socioeducativo. En este proceso, la profesional nos
traspasa la demanda de trabajo relacional socioeducativo que considera oportuno;
las conclusiones a nivel relacional, social, laboral, etc., a las que ha llegado y por lo
cual considera oportuna una intervención terapéutica; la valoración de flexibilidad
o rigidez que ha observado en la familia, etc.
La comprensión que la familia tiene de las profesionales llega de lo que
comparte en el proceso terapéutico, ya que desde el inicio se trabaja sobre la
demanda que ha realizado la profesional, sobre la valoración que hace la familia de
la pertinencia o no de los objetivos planteados y sobre su vivencia del seguimiento
por parte de las profesionales.
Esta observación permite a la tfse realizar hipótesis relacionales sobre los
procesos de seguimiento que la familia recibe de las profesionales que la atienden
en los distintos servicios y, en especial, del impacto que estas relaciones tienen
sobre el funcionamiento familiar, sobre todo en el sostenimiento del problema o los
síntomas. En caso de que las comprensiones de la familia o de las profesionales no
permitan un proceso terapéutico socioeducativo, se trabaja sobre ello para
introducir comprensiones que hagan posible una relación fluida y constructiva.
Con la familia, generalmente, el trabajo va dirigido a ajustar sus expectativas a lo
que realmente el servicio puede ofrecer, y también a comprender el rol y funciones
de la profesional como una oportunidad de apoyo para dar respuesta a dificultades
familiares concretas y ajustadas a su encargo institucional. Trabajamos la
derivación de la profesional como un acto de responsabilidad y confianza en la
capacidad de la familia para superar sus dificultades.
También nos ocupamos de los patrones relacionales que como familia activan
con estos servicios para comprender qué significados pueden generar y qué
actuaciones profesionales pueden derivarse. Todo con el objetivo de predisponer a
la familia a desarrollar una actitud más positiva y abierta

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