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caPíTulo 3 | Ingesta: los nutrientes y su metabolismo 105 © E ls ev ie r. F ot oc op ia r si n au to ri za ci ón e s u n de lit o. MIcroMInerales (olIGoeleMenTos) Numerosos microminerales u oligoelementos aparecen en can- tidades muy pequeñas en los tejidos corporales y son esenciales para el crecimiento, la salud y el desarrollo óptimos del ser hu- mano. Las funciones de los oligoelementos y los síntomas de su deficiencia son sutiles y difíciles de identificar, lo que se debe, en parte, a que muchos de estos efectos se producen a nivel celular o subcelular. Por ejemplo, la deficiencia de hierro finalmente da lugar a un tipo de anemia que es fácil de identificar. Los efectos celulares no se pueden identificar con tanta facilidad, aunque realmente pueden ser más perjudiciales para el individuo. El conocimiento de las diversas funciones de los oligoelementos y ultraoligoelementos sigue creciendo. Se han establecido IDR e IMT para nueve oligoelementos esenciales: cromo, cobre, yodo, hierro, manganeso, molibdeno, selenio, cinc y fluoruro. Todavía no se han publicado las IDR de cinco oligoelementos posiblemente esenciales (arsénico, boro, níquel, silicio y vanadio). No hay IDR para el cobalto, sino solamente para la vitamina B12, que contiene cobalto (cobalamina). características generales Los oligoelementos aparecen en dos formas: en forma de iones con carga, o unidos a proteínas. Cada elemento tiene propiedades químicas diferentes que llegan a ser críticas para su función en las células o en los compartimentos extracelulares. En la sangre y en otros líquidos hísticos y celulares los oligoelementos no aparecen en estado iónico libre; típicamente están unidos a proteínas trans- portadoras o de mantenimiento. Los iones de fluoruro se unen a los cristales de hidroxiapatita de los huesos y los dientes. Funciones Muchas enzimas necesitan cantidades pequeñas de uno o más microminerales para su actividad completa. Los metales actúan en los sistemas enzimáticos: participando directamente en la reacción catalizada, combinándose con sustratos para formar complejos sobre los que actúan las enzimas, formando meta- loenzimas que se unen a los sustratos, combinándose con los productos finales de la reacción, o manteniendo las estructuras cuaternarias. Concentraciones muy pequeñas de oligoelementos afectan a todo el cuerpo mediante las interacciones con las enzimas o con las hormonas que regulan masas de sustrato. Esta capacidad se amplifica si, a su vez, el sustrato tiene alguna función reguladora. Los oligoelementos pueden interactuar también con el ADN para controlar la transcripción de proteínas importantes para el metabolismo de ese oligoelemento particular. Fuentes alimenticias En comparación con otras fuentes, los alimentos de origen ani- mal generalmente son mejores fuentes de oligoelementos porque las concentraciones de los elementos tienden a ser mayores y los metales están más disponibles para su absorción. El marisco es rico en casi todos los micronutrientes excepto el manganeso, dis- ponible más fácilmente en las fuentes vegetales. El contenido en oligoelementos de muchas plantas depende del contenido mineral del suelo; por otra parte, los oligoelementos no están distribuidos de manera homogénea en los granos de trigo, y el germen y las capas externas, que contienen cantidades mayores de la mayoría de los minerales, se eliminan en mayor medida durante el molido. Pero las pequeñas cantidades de minerales que permanecen en la harina blanca presentan una mayor biodisponibilidad que las de la harina de trigo entero, que están en forma de complejos o unidas a moléculas de la capa interna, como el fitato y la fibra. Salvo que se reduzca el pH durante la producción del producto, estos minerales no están disponibles. Hierro Desde hace más de un siglo se reconoce el hierro como nutriente esencial. La deficiencia nutricional de hierro y la anemia por deficiencia de hierro siguen siendo frecuentes en el siglo xxi a pesar de la amplia disponibilidad de alimentos ricos en hierro (v. capítulo 33). De hecho, la anemia por deficiencia de hierro es la enfermedad por deficiencia nutricional más frecuente del mundo. Se han hecho muchos avances en el estudio del me- tabolismo de hierro y de la deficiencia de hierro, pero sigue habiendo dudas sobre los mecanismos que regulan su absorción y su equilibrio. El cuerpo humano adulto contiene hierro en dos depósitos principales: 1) hierro funcional en la hemoglobina, la mioglobina y las enzimas, y 2) hierro de almacenamiento en la ferri- tina, la hemosiderina y la transferrina. Los varones adultos sanos tienen aproximadamente 3,6 g de hierro corporal total, y las muje- res aproximadamente 2,4 g (tabla 3-29). Las mujeres adultas tienen cantidades mucho menores de hierro en almacenamiento que los varones. El hierro está muy conservado dentro del cuerpo; aproximadamente el 90% se recupera y reutiliza cada día. El resto se excreta, principalmente por la bilis. Se debe disponer de hierro en la dieta para mantener el equilibrio del hierro y compensar esta diferencia del 10%, o se produce una deficiencia de hierro. Predominan dos preocupaciones sobre el estado nutricional de hierro: la incidencia de anemia por deficiencia de hierro y el efecto de una ingesta excesiva de hierro sobre la cardiopatía isquémica y el cáncer. Debido al enriquecimiento de los ali- mentos y al uso de suplementos de hierro por tantas personas, Tabla 3-29 Proporciones relativas de hierro en adultos jóvenes y sanos Varones: contenido en hierro Mujeres: contenido en hierro Tipo de hierro (mg) (%) (mg) (%) Funcional Hemoglobina 2.300 64 1.700 73 Mioglobina 320 9 180 8 Enzimas hemínicas 80 2 60 3 Enzimas no hemínicas 100 3 80 3+ Almacenamiento Ferritina 540 15 200 9 Hemosiderina 230 6 100 4 Transferrina 5 <1 4 <1 Total 3.575 100 2.314 100 Parte 1 - Valoración de la nutrición Capítulo 3 - Ingesta: los nutrientes y su metabolismo Microminerales (oligoelementos) Características generales Funciones Fuentes alimenticias Hierro
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