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CAPÍTULO 36 Picornavirus (grupos de enterovirus y rinovirus) 525 de hemorragia subconjuntival. La enfermedad es más frecuente en los adultos con un periodo de incubación de un día y una duración de ocho a 10 días. El restablecimiento completo es la regla. El virus es muy transmisible y se disemina rápidamente bajo condiciones de hacinamiento o de falta de higiene. Se ha aislado enterovirus 71 de pacientes con meningitis, encefalitis y parálisis que se parecen a la poliomielitis. Es una de las principales causas de la afectación del sistema nervioso central, que a veces es mortal, en todo el mundo. En 2008, en China, se presentó un brote epidémico de exantema viral de manos, pies y boca por enterovirus 71 y comprendió casi 4 500 casos y 22 decesos de lactantes y niños pequeños. Con la eliminación virtual de la poliomielitis en los paí- ses desarrollados, los síndromes del sistema nervioso central asociados con coxsackievirus, virus ECHO y otros enterovi- rus, han asumido más importancia. Los últimos en los niños menores de un año pueden producir secuelas neurológicas y alteraciones mentales. Los enterovirus aislados de muestras fecales de pacientes con parálisis fl ácida aguda en Australia entre 1996 y 2004 comprendieron coxsackievirus A24 y B5; virus ECHO 9, 11 y 18; y enterovirus 71 y 75. El enterovirus 71 fue más frecuente. Diagnóstico de laboratorio Es imposible en un caso individual diagnosticar una infección por virus ECHO basándose en los datos clínicos. Sin embargo, en las siguientes situaciones epidémicas, se deben tomar en cuenta los virus ECHO: 1) brotes de meningitis aséptica en el verano y 2) epidemias en verano, sobre todo en niños peque- ños, de una enfermedad febril con exantema. El diagnóstico depende de las pruebas de laboratorio. Los análisis de detección de ácido nucleico, como PCR, son más rápidos que el aislamiento del virus para diagnóstico. Aunque quizá no se identifi que el virus específi co mediante PCR, a menudo no es necesario determinar el serotipo específi co de enterovirus infectante asociado con una enfermedad. El aislamiento del virus puede llevarse a cabo en frotis faríngeos, heces, frotis rectales y, en el caso de la meningitis aséptica, en el líquido cefalorraquídeo. Las pruebas serológi- cas no son prácticas, por los múltiples tipos virales distintos, excepto cuando se ha aislado un virus de un paciente o durante un brote de enfermedad clínica característica. Los anticuerpos neutralizantes e inhibidores de la hemaglutinación son de tipos específi cos y pueden persistir por años. Si se aísla un microorganismo en cultivo de tejido, puede evaluarse comparando con diferentes reservorios de antisueros contra enterovirus. La determinación del tipo de virus presente es mediante pruebas inmunofl uorescentes o de neutralización. La infección por dos o más enterovirus puede ocurrir en forma simultánea. Epidemiología La epidemiología de los virus ECHO es similar a la de otros enterovirus. Se presenta en todas partes del mundo y es más probable que se detecte en los pequeños que en los ancianos. En las zonas templadas, las infecciones ocurren principalmente durante el verano y el otoño y tienen una prevalencia casi cinco veces mayor en los niños de familias de bajos ingresos que en los que viven en circunstancias más favorables. Los virus ECHO aislados con más frecuencia en todo el mundo durante el periodo de 1967 a 1974 fueron los tipos 4, 6, 9, 11 y 30. En Estados Unidos, de 1970 a 2005, los virus ECHO detectados más a menudo fueron los tipos 6, 9, 11, 13 y 30, junto con los coxsackievirus A9, B2, B4 y B5, así como ente- rovirus 71, y las enfermedades observadas con más frecuencia en estos pacientes fueron meningitis aséptica y encefalitis. Sin embargo, al igual que con todos los enterovirus, la disemina- ción de diferentes serotipos puede ocurrir en oleadas y disemi- narse ampliamente. Al parecer hay un grupo central de enterovirus constante- mente circulantes que determinan la mayor parte de la morbi- lidad. Quince serotipos representaron 83% de los informes en Estados Unidos entre 1970 y 2005. Los niños menores de un año de edad representaron 44% de los casos de la enfermedad. Los estudios de familias en los cuales se introdujeron los enterovirus, demostraron la facilidad con la cual estos microor- ganismos se diseminan y la elevada frecuencia de infección en las personas que no habían formado anticuerpos por exposi- ciones previas. Esto es aplicable a todos los enterovirus. Control Es recomendable que los niños muy pequeños eviten el con- tacto con pacientes que muestran la enfermedad febril aguda. No se dispone de antivirales o vacunas (a excepción de las vacunas contra la poliomielitis) para el tratamiento o la pre- vención de cualquier enfermedad por enterovirus. ENTEROVIRUS EN EL MEDIO AMBIENTE Los seres humanos son el único reservorio conocido para los miembros del grupo de los enterovirus humanos. Estos virus por lo general se eliminan por periodos más prolongados en las heces que en las secreciones del tubo digestivo alto. En consecuencia, la contaminación fecal (manos, utensilios, ali- mento, agua) es la vía habitual de la diseminación del virus. Se encuentran enterovirus en cantidades variables en las aguas residuales. Éstas constituyen una fuente de contaminación de los suministros de agua que se utilizan para beber, bañarse, riego, o actividades recreativas (fi gura 36-4). Los enterovirus sobreviven a la exposición de los tratamientos y la cloración de aguas residuales en la práctica, y los desechos humanos en gran parte del mundo son descargados en las aguas naturales que son objeto de un tratamiento mínimo o nulo. Los brotes epidé- micos de enterovirus transmitidos por el agua son difíciles de reconocer y se ha demostrado que los virus pueden viajar lar- gas distancias desde la fuente de contaminación y mantenerse infecciosos. La adsorción a materiales orgánicos y sedimentos protege a los virus de la inactivación y ayuda a su transporte. Se ha observado que los mariscos que se alimentan con fi ltros (ostiones, almejas, mejillones) concentran los virus del agua y, si no se cuecen de manera adecuada, pueden transmitir la enfermedad. Las normas bacteriológicas utilizando los índices coliformes fecales como una vigilancia de la calidad del agua probablemente no son un refl ejo adecuado del potencial para transmitir la enfermedad viral. 36 Chapter 36_Carroll_4R.indd 52536 Chapter 36_Carroll_4R.indd 525 15/04/16 12:0015/04/16 12:00 MICROBIOLOGÍA MÉDICA SECCIÓN IV VIROLOGÍA CAPÍTULO 36. PICORNAVIRUS (GRUPOS DE (...) ENTEROVIRUS EN EL MEDIO AMBIENTE
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