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Historia de la Química
Introducción
«Es cierto; la mancha negra empieza a extenderse sobre 
el sol. Todos parecen asustados; las vacas, los caballos, 
los carneros con los rabos levantados, corren por el campo 
mugiendo. Los perros aúllan. Las chinches creen que es de 
noche y salen de sus agujeros, con el objeto de picar a los 
que hallen a su alcance. El vicario llega en este momento 
con su carro de pepinos, se asusta, abandona el vehículo y 
se oculta debajo del puente; el caballo penetra en el patio, 
donde los cerdos se comen los pepinos. El empleado de las 
contribuciones, que había pernoctado en la casa vecina, 
sale en calzoncillos y grita con voz de trueno: “¡Sálvese 
quien pueda!”».
De esta manera relata Antón Chéjov en su cuento Un 
hombre irascible las reacciones de la gente ante el eclipse 
solar total ocurrido el 7 de agosto de 1887 (según el calen-
dario juliano). Ese día, un piloto novato de 53 años iba a 
tener su bautismo de aire a bordo de un enorme globo de 
hidrógeno, con la intención de estudiar el citado eclipse. En 
su residencia de verano en Klin (a unos 85 km de Moscú) 
todo estaba preparado.
A pesar de no tener experiencia alguna en el vuelo de 
aeróstatos, insistió en realizar la ascensión en solitario 
poniendo en grave riesgo su propia vida. Temeridades de 
este tipo no eran extrañas en Dimitri Mendeléiev, aun-
que su mayor osadía vio la luz el 6 de marzo de 1869. 
Mendeléiev había reunido descripciones detalladas de 
más de 60 elementos, y ese día un amigo de Mendeléiev 
realizó la presentación formal de la ley periódica,1 pórtico 
de la primera versión de la tabla periódica moderna de los 
elementos químicos ante la Sociedad Rusa de Química 
titulada La relación entre las propiedades y el peso atómi-
co de los elementos. Los ocho puntos principales de la ley 
periódica eran:
1. Los elementos ordenados según sus pesos atómicos mues-
tran una aparente periodicidad en sus propiedades.
2. Los elementos similares en sus propiedades químicas 
tienen pesos atómicos muy próximos o que aumentan 
regularmente.
3. El ordenamiento de los elementos, o de grupos de ele-
mentos según sus pesos atómicos, se corresponde con sus 
valencias y, por extensión, con sus propiedades químicas 
distintivas, como es evidente en varias series.
4. Los elementos más ampliamente difundidos son los de 
menor peso atómico.
5. La magnitud del peso atómico determina el carácter del 
elemento, así como el tamaño de la molécula establece el 
carácter de un compuesto.
Los elementos perdidos de la tabla periódica: sus nombres 
y otras curiosidades
José Antonio Bustelo Lutzardo, Javier García Martínez, Pascual Román Polo
Resumen: A lo largo de la historia de la química se han ido anunciando los descubrimientos de nuevos elementos que, finalmente, han resultado 
ser erróneos o rechazados. En este proceso, numerosos nombres han sido propuestos para los que se podrían llamar elementos perdidos. En 
el presente artículo, además, se exponen otras curiosidades relacionadas con la tabla periódica, incluyendo el nuevo diseño de la IUPAC en el 
que resalta que los pesos atómicos estándar no son una constante de la naturaleza.
Palabras clave: Elementos químicos, tabla periódica, nombre, peso atómico, IUPAC.
Abstract: In the history of chemistry, a wide range of elements have been proposed which, in the end, have been considered to be incorrect 
or rejected. In this process, many names have been proposed for what could be called the lost elements. This article reveals, among other 
curiosities, facts about the periodic table, including the redesign of the IUPAC which establishes that the standard atomic weights are not a 
constant of nature.
Keywords: Chemical elements, periodic table, name, atomic weight, IUPAC.
J. A. Bustelo1 J. García2 P. Román3
1 Departamento de Física y Química, IES Tegueste, Apartado 143, 
38280 Tegueste. Tenerife. 
C-e: joseantonio.bustelo@gmail.com 
2 Departamento de Química Inorgánica, Universidad de Alicante. 
Campus de San Vicente, 03690 Alicante. 
C-e: j.garcia@ua.es
3 Departamento de Química Inorgánica, Facultad de Ciencia y 
Tecnología, Universidad del País Vasco, Apartado 644, 48080 Bilbao. 
C-e: pascual.roman@ehu.es
Recibido: 08/04/2011. Aceptado: 07/06/2011.
 
58 José Antonio Bustelo et al.
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6. Es de esperar el descubrimiento de muchos elementos 
aún desconocidos, por ejemplo, elementos análogos al 
aluminio y al silicio, cuyos pesos atómicos deberían estar 
entre 65 y 75.
7. El peso atómico de un elemento puede corregirse cono-
ciendo los pesos atómicos de elementos contiguos. Así, el 
correspondiente al telurio debería estar entre 123 y 126, y 
no podría ser 128.
8. Determinadas propiedades de los elementos pueden ser 
predichas a partir de su peso atómico.
A pesar del logro de Mendeléiev se sucedieron muchos 
espejismos no sólo a la hora de encontrar un sistema de 
clasificación, sino en los descubrimientos fallidos de nuevos 
elementos. La lista de elementos imaginarios comienza con 
uno propuesto por el propio Mendeléiev. Tras el descubri-
miento del helio y el argón que obligó a situar un nuevo 
grupo en la tabla periódica que reuniera a los gases nobles, 
postuló que el éter debía ser un gas interestelar compuesto 
de, al menos, dos elementos más ligeros que el hidrógeno.2 
Uno de ellos, asociado a una línea espectral desconocida de 
la corona solar fue identificado por Mendeléiev como coro-
nio. Posteriores estudios parecían confirmar la existencia 
del coronio, como el llevado a cabo por el físico español 
Pedro Carrasco Garrorena.3 Este astrónomo extremeño tuvo 
que realizar un arriesgado viaje, en plena I Guerra Mundial, 
desde Madrid hasta Teodosia, en la península de Crimea, 
para estudiar el eclipse total de sol que tuvo lugar el 21 de 
agosto de 1914. Carrasco consiguió fotografiar una línea en 
la zona roja del espectro que podría atribuirse al coronio. 
Finalmente, en 1939, el misterio quedaba desvelado. El 
hipotético elemento se trataba en realidad de átomos de hie-
rro altamente ionizados como consecuencia de las elevadas 
temperaturas de la corona solar.4
Érase una vez un elemento
Una vez establecida la tabla periódica tal y como la pro-
puso Mendeléiev, se abría ante los científicos un territorio 
bien delimitado, pero con amplias áreas aún por explorar. En 
muchas ocasiones, la competición por el descubrimiento de 
nuevos elementos tomó tintes de lucha entre países, y hasta 
la guerra fría tuvo como escenario esta especie de tablero 
de ajedrez químico. En medio de esta carrera, aparecieron 
nombres de elementos que no cuajaron o tuvieron vida 
breve, que resultaron ser mezclas o elementos impuros, o 
simplemente imaginarios.5
Al igual que el hipotético éter, se pensó que el helio estaba 
formado por la mezcla de dos gases. Este segundo gas inexis-
tente se denominó asterio. Igual fortuna sufrió el argón, del 
que se sospechó que era la mezcla de tres gases para los que 
se propusieron los nombres de anglio, escotio e hibernio (por 
Inglaterra, Escocia e Irlanda). También se anunció el hallazgo 
del nebulio mediante el análisis espectral de estrellas y nebu-
losas, que resultó ser oxígeno ionizado. Otro de los gases 
nobles, descubierto por William Ramsay, estuvo a punto de 
ser rebautizado por el químico francés Marcellin Berthelot 
como eosonio, que le parecía más armonioso. Por lo que se 
ve, Ramsay no siguió la sugerencia de su amigo y mantuvo 
el nombre original de kriptón. Sin embargo, Ramsay recibió 
otra sugerencia con motivo del hallazgo del tercer gas noble. 
Su hijo de 13 años le comentó que debía llamarse novum. 
A Ramsay le gustó la idea y sólo le añadió el sufijo de los 
gases nobles: neón.
El paladio es uno de los elementos que merece una 
mención aparte. Su rastro se encuentra en el escaparate de la 
tienda de minerales de Jacob Forster, en plenoSoho londi-
nense, en abril de 1803, donde aparece publicado un anuncio 
que reza como sigue:
“Paladio, o nueva plata, tiene propiedades, entre otras, 
que lo muestran como un nuevo metal noble […] De venta 
sólo en [el establecimiento del] Sr. Forster, calle Gerrard, 
nº 26, Soho, Londres. En muestras de cinco chelines, media 
guinea o una guinea.”
Su descubridor, William Hyde Wollaston, que halló el 
paladio al intentar desarrollar un método para procesar pla-
tino, tuvo que defenderse de la acusación de fraude, pues 
aquellas muestras parecían ser solamente una aleación de 
mercurio y platino. Cuando al año siguiente logró aislar el 
rodio, publicó inmediatamente el descubrimiento para evitar 
una segunda polémica. También estos dos metales tuvieron 
nombres previos dados por el propio Wollaston: ceresium 
(por el asteroide Ceres) para el paladio, y N-nov m (quizá 
novum) para el rodio.
El cadmio fue víctima de un exceso toponímico ya 
que su descubrimiento se realizó casi simultáneamente en 
diferentes lugares. Se pensaron, entre otros, los nombres 
klaprotio (en honor al químico Martin Heinrich Klaproth), 
melinio (del latin melinus, por el color amarillo de su 
sulfuro), junonio y vestalio (por el descubrimiento de los 
asteroides Juno y Vesta).
A su vez, para el circonio se propuso el nombre de jargo-
nio, para el flúor el de ftor, o para el titanio el de menaquio. 
Humphrey Davy propuso también algunos nombres para 
mantener una nomenclatura homogénea. Así, los alcalino-
térreos debían nombrarse bario, estroncio, calcio y magnio, 
evitando la denominación magnesio que crearía confusión 
con el manganeso. El nombre de magnio sólo se adoptó en 
Rusia, donde sigue empleándose. De igual forma, siguiendo 
la nomenclatura del silicio y el circonio, se propusieron los 
nombres del alumio (en lugar de aluminio) y el glucinio 
(nombre del berilio por el sabor edulcorado de sus sales). 
Otros nombres que tuvieron cierta pervivencia en la tabla 
fueron el nitón (propuesto para el radón) y el columbio (anti-
gua denominación del niobio).
El manganeso fue denominado alabandina, como aparece 
en el artículo original de los hermanos Delhuyar donde des-
criben el aislamiento del wolframio,6 elemento que, a su vez, 
recibió la propuesta de Klaproth para nombrarlo scheelio, 
pero fue rechazada por Berzelius. 
En la Tabla 1, se muestran la mayoría de los nombres 
de los elementos químicos perdidos. Hubiese sido deseable 
colocarlos en las posiciones que les hubieran correspondido 
en la tabla periódica, pero no es fácil desarrollarla en el espa-
cio de una página.
Para completar los incluidos en la Tabla 1 deben añadirse 
otro buen número de nombres de los que existe constancia 
en la bibliografía, pero de los que se ignora a qué elemento 
 
59Los elementos perdidos de la tabla periódica: sus nombres y otras curiosidades
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Tabla 1. Relación de los nombres propuestos y no aceptados para los elementos químicos.
Z Nombre 
actual del 
elemento
Nombres propuestos Z Nombre 
actual del 
elemento
Nombres propuestos
1 hidrógeno hidrio9, protio10 62 samario decipio33
2 helio arconio,11 asterio12 65 terbio incógnito, ionio,50 mosandrio,33 triargón7
4 berilio agusterde,13 glucinio14 66 disprosio demonio51
5 boro boracio15 67 holmio elemento X, filipio33
7 nitrógeno alcalígeno,16 ázoe, geocoronio,17 
septón9
70 iterbio aldebaranio33
8 oxígeno nebulio, protoflúor11 71 lutecio casiopio,33 o casiopeo
9 flúor ftor18 72 hafnio asio,52 celtio, danio, euxenio, nigro, norio, 
norvegio, ostranio53
10 neón novo19 73 tántalo pelopio37
12 magnesio austrio20, crodonio,21 magnio,14 talcio9 74 wolframio scheelio,54 tezic,7 tungsten,9 tungsteno7 
13 aluminio alumio,14 apulio22 75 renio niponio55 
17 cloro bertoletio, halogenio,9 muriato22 76 osmio ptene56
18 argón anglio, escotio, hibernio23 77 iridio polinio41
20 calcio partenio24 80 mercurio azogue57
22 titanio menaquio,25 oceanio7 81 talio actinio-C”, radio-C”, radio-E”, torio-C”58
23 vanadio bauxio,7 eritronio, pancromo,26 
vesbio27
82 plomo actinio-B, actinio-D, radio-B, radio-D, radio-G, 
radioplomo, torio-B, torio-D59
25 manganeso alabandina6 83 bismuto actinio-C,60 demogorgon, glaura,9 radio-C, 
radio-E, torio-C60
26 hierro aridio,28 coronio,3 hidrosiderio, 
siderio7
84 polonio actinio-A, actinio-C’, radio-A, radio-C’, radio-F, 
radiotelurio, torio-A, torio-C’61
28 níquel nicolanio22 85 astato alabamio, anglohelvetio,62 astacio,7 dacinio, dor, 
helvetio, leptinio62
30 cinc actinio,29 gahnio22 86 radón actineón, actinón, aktón, exactinio, exradio, 
extorio, nitón, radeón, torón63
31 galio austrio30 87 francio actinio-k, alcalinio, catio, moldavio, rusio, 
virginio64
32 germanio angulario31 88 radio actinio-X, mesotorio-1, torio-X65
35 bromo muride22 89 actinio emanio, mesotorio-266
36 kriptón eosonio32 90 torio berzelio, carolinio, donario,67 ionio, radioactinio, 
radiotorio, uranio-X1, uranio-Y,
68 torinio,7 wasio67
39 ytrio damario,33 denebio, dubio, 
eurosamario,34 monio,35 neotulio,34 
victorio,35 welsio34 
91 protactinio brevio, lisonio69
40 circonio jacinterde,7 jargonio36 92 uranio actinouranio,70 silenio,22 uranio-1, uranio-270
41 niobio columbio, dianio,37 neptunio38 93 neptunio ausonio71, bohemio, secuanio64
43 tecnecio davio, ilmenio, lucio, masurio, 
moseleyo,39 panormio40
94 plutonio extremio,72 hesperio,71 plutio,7 ultimio72
44 rutenio pluranio41 98 californio acrecio, ciclonio, ciclotronio, colonio, eneactinio, 
euprosio, lewisio, nonactinio, praedicio, radlabio73
45 rodio novo42 99 einstenio atenio74
46 paladio ceresio42 100 fermio centurio74
48 cadmio ladic,7 junonio,43 klaprotio,44 
melinio,43 sirio, vestalio,45 wodanio46
102 nobelio joliotio73
49 indio masrio47 103 lawrencio unniltrio73
52 telurio aurum paradoxium, metallum 
problematicum,48 silván9
104 rutherfordio dubnio, kurchatovio75
56 bario baritio,49 borbonio24 105 dubnio hahnio, joliotio, nielsbohrio75
58 cerio cererio33 106 seaborgio rutherfordio75
60 neodimio didimio33 107 bohrio nielsbohrio75
61 prometio ciclonio, florencio, illinio,34 
polimnestio, rigio7
108 hassio hahnio75
 
60 José Antonio Bustelo et al.
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hacen referencia. Como supuestos protoelementos figuran 
andronio, anodio, catodio, kalidio, oxidio, pantogenio y 
thelike, y como gases inertes se llegaron a nombrar hipón, 
nitrón y satelitio.7 Los restantes son: amarilio, austra-
lio, austriaco,7 barcenio,8 bitio, canadio, comesio, cosmio, 
didelio, erebodio, gadenio, galoidio, glaucodimio, gnomio, 
gourio, idumio, lavoisio, metacerio, mosandrio, neocosmio, 
omega, rogerio, saturnio, wasmio, terra nobilis, treenio, 
uralio y wasmio.7 
Tierras raras, nombres extraños
Donde más elementos perdidos encontramos es en la 
familia de los lantanoides o tierras raras. Su elevada simili-
tud química ha provocado décadas de ensayo y error donde 
los descubrimientos malogrados han surgido en abundancia. 
El didimio se trataba de una mezcla de neodimio y praseo-
dimio; el filipio, mezcla de holmio e itrio; el mosandrio era 
mezcla de terbio y holmio; el decipio era en realidad samario 
con impurezas de neodimio y praseodimio. Como nombres 
propuestos que no fueron aceptados, el aldebaranio para el 
iterbio, y el casiopio o casiopeo para el lutecio. Mezclas de 
tántalo y niobio fueron consideradas elementos nuevos al 
menos en dos ocasiones. Para uno de ellos se pensó el nom-
bre de pelopio, mientras que el otro (hallado en el mineral 
samarskita) se bautizó como dianio.
La recta final
En 1913, la ley periódica cobra pleno sentido cuando 
Henry Moseley dota de significado físico al número ató-
mico, al estudiar la emisión de rayos X de los diferentes 
elementos. Desde este momento, la posición en la tabla 
periódica dada por el número de protones es la que gobierna 
el ordenamiento de los elementos, no el peso atómico. Unavez ordenados los elementos según su número atómico del 
1 (H) al 92 (U), aparecieron los espacios vacíos correspon-
dientes al 43, 61, 72, 75, 85, 87 y 91. Era el pistoletazo de 
salida para hallar estos elementos aún desconocidos. Unos 
años antes, el primero de ellos fue detectado en 1908 por el 
químico japonés Masataka Ogawa, para el que propuso el 
nombre de niponio, siguiendo las sugerencias de William 
Ramsay. Ogawa pensó que se trataba del elemento 43, 
pero su obtención no pudo ser reproducida. En una recien-
te revisión de los trabajos de este químico japonés se ha 
comprobado que, en realidad, había llegado a aislar el renio 
(el dvi-manganeso de Mendeléiev) antes de que lo hicieran 
Walter e Ida Noddack en 1925.55
En 1911, casi de manera simultánea, el químico 
Georges Urbain y el geoquímico Vladimir Vernadsky 
anunciaron el hallazgo del elemento 72. El primero lo 
denominó celtio, y el segundo lo nombró asio. El comienzo 
de la Primera Guerra Mundial retrasó la confirmación de 
estos descubrimientos. El 11 de diciembre de 1922, en la 
conferencia Nobel, el premio Nobel de Física, Niels Bohr, 
anunció que los profesores Coster y Hevesy habían encon-
trado el elemento 72, para el que el propio Bohr sugirió 
el nombre de danio ya que los trabajos se realizaron en 
Dinamarca. Finalmente, se denominó hafnio, por el nom-
bre latino de Copenhague.
Los huecos que quedaban por cubrir serían ocupados por 
elementos que no poseen isótopos estables. El elemento 61 
fue supuestamente descubierto en dos ocasiones. En 1924, en 
Italia, se le bautizó como florencio, y en 1926, en el estado 
de Illinois (EE UU) como illinio. Posteriormente, en 1938, se 
originó presumiblemente en un ciclotrón donde se bombardeó 
neodimio y samario, por lo que se sugirió el nombre de ciclo-
nio. El aislamiento e identificación del prometio se realizó 
definitivamente en 1945.
Mención aparte merece el apartado dedicado a las exal-
taciones patrióticas y nacionalistas de algunos nombres 
propuestos a determinados elementos químicos. Entre los 
descubrimientos falaces del astato pueden contarse el ala-
bamio (1931), el helvetio (1940), y el anglohelvetio (1942). 
Por su parte, el francio fue identificado como rusio en 1925, 
alcalinio en 1926, virginio en 1929, y moldavio en 1937. Su 
propia descubridora, Marguerite Perey propuso el de catio 
(derivado de catión) con anterioridad a su nombre definitivo.
El eka-manganeso no se pudo hallar hasta el descubri-
miento de la radiactividad artificial en 1933. Mendeléiev 
predijo que su peso atómico se situaría en torno a 100, 
pero no especificó otras propiedades. Se llegó a dudar de 
su existencia, pues era difícil imaginar que el elemento 
43 no tuviera ningún isótopo estable. Los nombres que se 
barajaron en sus múltiples descubrimientos sin éxito for-
man legión: ilmenio en 1846, davio en 1877, lucio en 1896, 
masurio y moseleyo en 1925, y panormio (del nombre latino 
Tabla 2. Nombres propuestos por distintos países para los elementos 
transférmicos y por la IUPAC en 1994. Nombres definitivos aproba-
dos por la IUPAC en 1997.75,76
Número 
atómico
Nombre
Berkeley Laboratory
EE UU
104 Rutherfordio
105 Hahnio
106 Seaborgio
Joint Institute for Nuclear 
Research, Dubna, Rusia
104 Kurchatovio
105 Nielsbohrio
GSI, Darmstadt,
Alemania
107 Nielsbohrio
108 Hassio
109 Meitnerio
IUPAC (1994) 104 Dubnio
105 Joliotio
106 Rutherfordio
107 Bohrio
108 Hahnio
109 Meitnerio
IUPAC (nombres actuales 
desde 1997)
104 Rutherfordio
105 Dubnio
106 Seaborgio
107 Bohrio
108 Hassio
109 Meitnerio
 
61Los elementos perdidos de la tabla periódica: sus nombres y otras curiosidades
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de Palermo) en 1947. De entre todos ellos, el masurio (por 
Masuria, en Prusia oriental) ha sido el más conocido y el 
que más debates ha provocado después de que los esposos 
Noddack anunciaran su hallazgo en 1925. En palabras de 
Emilio Segrè, descubridor del elemento 43, cuando visitó 
a los Noddack para comentar las propiedades del elemento, 
se marchó con la impresión de que “era poco probable que 
tuvieran resultados claros”, y que no les fue posible mostrar-
le las placas fotográficas del análisis espectral porque “se 
habían roto accidentalmente”.39
Durante el verano de 1936, Segrè se trasladó a Estados 
Unidos para conocer a Ernest Lawrence y a su invento: el 
ciclotrón. Tras su breve estancia, Segrè regresó a Italia trans-
portando material radiactivo del ciclotrón ¡en su propia male-
ta!, y se las arregló para que Lawrence le enviara pequeños 
trozos de metal en el interior de cartas. Aprovechando labores 
de mantenimiento del ciclotrón, Lawrence hizo llegar a Segrè 
tiras de molibdeno del material refractario del ciclotrón.39 
Segrè se dio cuenta muy pronto que la radiactividad de la 
muestra no podía ser atribuida exclusivamente a isótopos 
conocidos: el elemento 43, que se bautizaría como tecnecio, 
había sido finalmente encontrado, constituyendo el primer 
elemento sintetizado por el hombre.
No obstante, las luchas por el honor de nombrar los ele-
mentos más pesados que el fermio (conocidas por algunos 
químicos como las Guerras Transférmicas)76 se prolongarían 
durante la década de los 90 del pasado siglo. Las propuestas 
de los diferentes países para los elementos citados aparecen en 
la Tabla 2. En un intento de zanjar la disputa, la IUPAC pro-
puso en 1994 otra alternativa considerablemente distinta para 
unas denominaciones que ya estaban prácticamente aceptadas. 
Las objeciones presentadas por los grupos estadounidense 
y alemán no se hicieron esperar, reivindicando el derecho 
del equipo descubridor a proponer el nombre del elemento. 
Finalmente, en 1997 fueron aprobados los actuales nombres. 
En este punto hay que destacar que, la IUPAC aprobó el nom-
bre de seaborgio para el elemento de número atómico 106, 
cuando aún vivía Glenn Theodore Seaborg (1912-1999) lo que 
produjo grandes protestas por los científicos de otros países.
Para los elementos con número atómico superior a 103, la 
IUPAC recomendó en 1979 el empleo de la denominación sis-
temática de elementos,77 mediante la cual se adopta un nombre 
temporal derivado del número atómico al concatenar las raíces 
de cada dígito, hasta la aprobación de su nombre definitivo.
El acierto de esta recomendación fue doble, pues también 
contribuye a destacar el papel del número atómico en la clasi-
ficación de los elementos, como puso de manifiesto Moseley. 
En los últimos años, se ha propuesto una gran variedad 
de diseños de tablas periódicas e incluso se han sugerido 
nombres alternativos para algunos elementos. Una propues-
ta que no prosperó fue realizada en 1994 por John y Gordon 
Marks, del Gisborne Hospital de Nueva Zelanda.78 En ella 
sugieren sustituir nombres que consideran desafortunados, 
como disprosio o neodimio, o que generan confusión, como 
erbio, terbio e iterbio (Tabla 3). En la Figura 1, se muestra 
una versión abreviada de la tabla periódica de los elementos 
y sus iones para aplicarla al estudio de las Ciencias de la 
Tierra que ha desarrollado el Departamento de Geología de 
la Universidad de Georgía, EE UU.79
Figura 1. Versión abreviada de la tabla periódica de los elementos y 
sus iones para las Ciencias de la Tierra (Departamento de Geología, 
Universidad de Georgia, EE UU).79
El mundo de la imprenta también ha creado su tabla perió-
dica de tipografías (Figura 2), donde aparecen clasificadas los 
tipos de letra en función de la popularidad de su uso, familia, 
símbolo, diseñador y año de creación.80
La Dorseyville Middle School de la ciudad de Pittsburgh 
(Pennsylvania, EE UU) encargó a sus alumnos la realización 
de una página web81 con la configuración electrónica y las 
características de los elementos químicos, incluyendo un 
nombre propuesto por ellos que reflejara una de las propieda-
des o aplicaciones de cada elemento. Así, siguiendo denomi-
naciones como las del oxígeno o el nitrógeno, propusieron el 
nombre debiógeno (lifetium) para el carbono. El flúor quedó 
como dentinio (teethium), el selenio como fotocopio (photo-
Tabla 3. Nombres propuestos por Marks y Marks para algunos ele-
mentos químicos.78
Elemento Nombre 
propuesto
Elemento Nombre 
propuesto
tecnecio danubio iterbio espectrio
praseodimio berzelio astato therine
neodimio tyrio radón nitón
samario odinio protactinio meitnio
terbio norio americio columbio
disprosio suevio berkelio illinio
holmio newtonio mendelevio bohemio
erbio mendelevio nobelio ciclonio Figura 2. Tabla periódica de las tipografías.
 
62 José Antonio Bustelo et al.
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copium), y el paladio como ortodoncio (orthodonium). Otros 
nombres dignos de mención son el felicio (happiness), por la 
acción antidepresiva del litio, el baterio (batterium) para el 
cadmio, y el elemento 109 con una vida media de 3,4 milise-
gundos: el noduramuchio (doesn’tlastlongium).
Novedades en la tabla periódica
En un intento de solucionar el problema ya anunciado por 
Emsley82 en 1984, surge una nueva tabla (Figura 3) propuesta 
por E. G. Marks y J. A. Marks,83 retomando la ley de las octa-
vas de Newlands, y recuperando el nombre de nitón (Nt) para 
el radón. La subdivisión de los grupos como A y B de manera 
arbitraria, que dio lugar a nomenclaturas diferentes en Estados 
Unidos y Europa, y la medida de la IUPAC de numerar los 
grupos correlativamente del 1 al 18, que elimina la relación 
entre el número del grupo y la valencia de los elementos que 
lo forman, ha llevado a revisar el diseño de la tabla periódica.
Una de las últimas actualizaciones de la tabla periódica 
se refiere a la decisión tomada por la Commission On Atomic 
Weights and Isotopic Abundances, en su conferencia de Viena 
de 2009, de sustituir el peso atómico estándar de 10 elementos 
por una manera de expresarlo que indique claramente que no 
se trata de una constante de la naturaleza. Para abarcar los 
valores posibles según la proporción de isótopos, se expresa-
rán como intervalos (Tabla 4).84,85
Además de este nuevo modo de expresar los pesos ató-
micos, la IUPAC ha propuesto diferenciar los pesos atómi-
cos en la nueva tabla periódica isotópica según el elemento 
de que se trate. En la Figura 4,85 aparecen los cuatro casos 
que pueden presentarse: el primer caso (como el cloro) se 
empleará para los elementos cuyo peso atómico estándar no 
es una constante y se le ha asignado un intervalo; el segundo 
caso (como el mercurio) lo muestran aquellos elementos 
con un peso atómico estándar no constante y que no tienen 
asignado un intervalo; el tercer caso (como el arsénico) se 
utilizará para los elementos cuyo peso atómico estándar es 
una constante porque poseen un único isótopo estable; y el 
caso cuarto (elementos del tipo del americio) se aplicará a 
los elementos que no tienen peso atómico estándar ya que 
no poseen isótopos estables.
Otra novedad es el recién estrenado nombre del elemento 
112, sintetizado por primera vez el 9 de febrero de 1996 en el 
GSI Helmholtzzentrum für Schwerionenforschung (Alemania). 
Una vez confirmado su descubrimiento, la IUPAC invitó al 
GSI a proponer un nombre para el ununbio, eligiendo el de 
copernicio en honor a Nicolás Copérnico. Su símbolo, inicial-
mente Cp, se ha sustituido por Cn para evitar la similitud con 
el propuesto en su día para el casiopio (el actual lutecio).
En la Figura 5 se representa la tabla periódica de los isóto-
pos propuesta por la IUPAC. 86
Conclusiones
Se ha realizado una revisión de los nombres de los elemen-
tos químicos que han sido propuestos en distintas épocas y que 
no fueron reconocidos por diversas razones. Bien por tratarse 
de mezclas de varios elementos, de muestras con impurezas, 
I II III IV V VI VII VIII IX X XI XII XIII XIV
1 H He
Li Be B C N O
F Ne
Na Mg Al Si P S
Cl Ar s
K Ca Sc Ti V Cr Mn Fe Co Ni p
Cu Zn Ga Ge As Se d
Br Kr f
Rb Sr Y Zr Nb Mo Tc Ru Rh Pd 1s1
Ag Cd In Sn Sb Te 1s2
I Xe
Cs Ba La Ce Pr Nd Pm Sm Eu Gd Tb Dy Ho Er
Tm Yb Lu Hf Ta W Re Os Ir Pt
Au Hg Tl Pb Bi Po
At Nt
7 Fr Ra Ac Th Pa U Np Pu Am Cm Bk Cf Es Fm
P
E
R
I
O
D
O
S
2
3
4
Clave 
G R U P O S
5
6
Clave para los bloques
I II III IV V VI VII VIII IX X XI XII XIII XIV
1 H He
Li Be B C N O
F Ne
Na Mg Al Si P S
Cl Ar s
K Ca Sc Ti V Cr Mn Fe Co Ni p
Cu Zn Ga Ge As Se d
Br Kr f
Rb Sr Y Zr Nb Mo Tc Ru Rh Pd 1s1
Ag Cd In Sn Sb Te 1s2
I Xe
Cs Ba La Ce Pr Nd Pm Sm Eu Gd Tb Dy Ho Er
Tm Yb Lu Hf Ta W Re Os Ir Pt
Au Hg Tl Pb Bi Po
At Nt
7 Fr Ra Ac Th Pa U Np Pu Am Cm Bk Cf Es Fm
P
E
R
I
O
D
O
S
2
3
4
Clave 
G R U P O S
5
6
Grupo 1 periodo 1
Grupo 01s
2
p6
Figura 3. Tabla periódica propuesta por Marks y Marks (2010). La 
clave de colores clasifica los elementos según el orbital que ocupan 
los electrones más externos. Las casillas con fondo negro muestran 
los gases nobles.83
Figura 4. Posibles ilustraciones para los elementos en la nueva ta-
bla periódica de los isótopos de la IUPAC con fines educativos con 
las abundancias isotópicas estables mostradas al pie de cada gráfico 
circular (de izquierda a derecha).Elemento (cloro) cuyo peso atómi-
co estándar no es una constante de la naturaleza y es un intervalo. 
Elemento (mercurio) cuyo peso atómico estándar no es una constante 
de la naturaleza y no es un intervalo. Elemento (arsénico) cuyo peso 
atómico estándar es una constante de la naturaleza porque tiene un 
solo isótopo estable. Elemento (americio) no posee isótopos estables 
y por lo tanto no tiene peso atómico estándar.85
Tabla 4. Los diez elementos que mostrarán su peso atómico en forma 
de intervalo en la nueva tabla periódica de la IUPAC.85
Elemento Peso atómico 2007 Peso atómico 2009
hidrógeno 1,007 94(7) [1,007 84; 1,008 11]
litio 6,941(2) [6,938; 6,997]
boro 10,811(7) [10,806; 10,821]
carbono 12,0107(8) [12,0096; 12,0116]
nitrógeno 14,0067(2) [14,006 43; 14,007 28]
oxígeno 15,9994(3) [15,999 03; 15,999 77]
silicio 28,0855(3) [28,084; 28,086]
azufre 32,065(5) [32,059; 32,076]
cloro 35,453(2) [35,446; 35,457]
talio 204,3833(2) [204,382; 204,385]
 
63Los elementos perdidos de la tabla periódica: sus nombres y otras curiosidades
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o por no poseer isótopos estables, los descubrimientos fallidos 
han sido numerosos. En el caso de los lantanoides, además, 
se añade su similitud química y la dificultad para aislarlos. Se 
han mostrado ejemplos de tablas periódicas en otros ámbitos, 
como la diseñada para las Ciencias de la Tierra o la que repre-
senta las tipografías en el campo de la impresión. Se muestra 
la tabla periódica propuesta por la IUPAC.
Agradecimientos
Los autores agradecen a Santiago Álvarez Reverter sus 
sugerencias y comentarios, que han contribuido a mejorar el 
manuscrito.
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IUPAC Periodic Table of the Isotopes
Figura 5. Tabla periódica de los isótopos propuesta por la IUPAC (julio-agosto de 2011).86
 
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