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See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/292147122 La psicología del arte en la psicología de Vygostki Chapter · January 2007 CITATIONS 11 READS 49,964 2 authors: Amelia Álvarez University Carlos III de Madrid 82 PUBLICATIONS 1,335 CITATIONS SEE PROFILE Pablo del Río Fundación Infancia y Aprendizaje 135 PUBLICATIONS 1,608 CITATIONS SEE PROFILE All content following this page was uploaded by Amelia Álvarez on 28 January 2016. 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Antes de que Lev cumpliera su primer año la familia se traslada a la ciudad de Gomel, donde vivirá su infancia y juventud. Es educado con tutores y por su propia madre en su hogar hasta alcanzar la secundaria, en el seno estimulante de una familia judía culta: tanto su padre (directivo en un banco) como su madre (maestra) dominan varias len- guas. Allí recibe una educación tradicional, leyendo en hebreo la Torah e identificán- dose con la historia del pueblo judío (ver Vygotski, 1916/2004). La rica colección de libros y obras clásicas en el hogar y la costumbre familiar de ir al teatro ayudan a que arraigue en él el aprecio por la palabra, por la ciencia, por la cultura y en general por el pensamiento humano; todo ello le proporcionará el dominio de varias lenguas y la inquietud intelectual que le acompañará toda la vida. Sus profesores de secundaria le predicen un futuro brillante en dos líneas divergentes –divergencia que como veremos será una de las señas de su pensamiento– debido a su brillante aprendizaje: en mate- máticas y en filología. Siendo sus aficiones la lectura de novelas de aventuras, el aje- drez, coleccionar sellos o practicar el esperanto –además de nadar y remar en barca y sus intereses escolares, la literatura y la filosofía– su actividad se va focalizando hacia las artes y se canaliza más intensamente hacia la literatura, la poesía y el teatro. Cuando Vygotski abandona la secundaria en 1913, inicia estudios de medicina en la Universidad de Moscú, aunque enseguida cambia a derecho. En ambos casos por la misma razón práctica: existen restricciones serias a sus opciones universitarias por ser judío, pues sólo los judíos con ciertas profesiones tituladas como las elegidas por Vygotski pueden vivir fuera del “Rayon”, la zona restringida a los judíos por el gobier- no. Para compensar ese pie forzado, se matricula en 1914 en paralelo en otra universi- dad, la Shanavsky (que no puede otorgar el título oficial pero que imparte una ense- ñanza de gran calidad) en una especialidad más cercana a sus intereses: Historia y Filo- sofía. Durante su etapa de estudiante en ambas universidades (1913-1917) Vygotski desarrolla profundamente sus inquietudes. Mantiene una intensa actividad de estudio en paralelo a sus estudios oficiales sobre arte y literatura, compartiendo inquietudes con su primo David y su hermana Zinaida, que estudia lingüística y llegaría a ser una lingüista destacada. Las discusiones con un grupo de coetáneos sobre filosofía hegelia- na y sobre el papel del individuo en la historia son una clara señal de su temprana preo- cupación por unir su proyecto de vida personal con las grandes cuestiones científicas y 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 7 sociales de la humanidad. La “edad de plata de la cultura rusa” había producido un rico humus de pensamiento humanístico y científico en el que Vygotski trata de encontrar- se y de ejercer un papel activo. Su primo David –poeta, lingüista y filólogo multilin- güe que entre otras cosas tradujo poesía rusa al español, y que acabaría muriendo en un campo de concentración entre 1942 y 1943 en la España de Franco– ejerció una esti- mulante influencia en el desarrollo de Lev. Es también durante estos años de estudiante universitario cuando Vygotski, según recoge su hija Gita, es profundamente atraído por la psicología: “estando todavía en la universidad comencé a estudiar psicología y continué haciéndolo desde esa época todos los años. No he interrumpido mis estudios en ese campo desde entonces” (Vygodskaya, 1955, p. 4). Es importante destacar que en esos años, como también cuenta su hija, Vygotski asiste a la interpretación de Hamlet por el célebre actor Kachalov, y ello supo- ne un impacto para él, hasta el punto que dedica al Hamlet el trabajo de graduación que debe realizar en la Universidad Shanavsky. En 1915 escribe, al volver a Gomel de vaca- ciones, su primera versión y finaliza la segunda en Moscú en el invierno de 1916. En diciembre de 1917 vuelve a Gomel para afrontar una etapa especialmente dura. Gomel está entonces ocupado por el ejército alemán, no es posible encontrar trabajo, y su madre y su hermano menor Dodik están enfermos de tuberculosis. Vygotski se dedica plenamente a cuidar a su hermano, más grave, que muere, con trece años de edad. La muerte de Dodik lleva a su madre a una recaída y es a ella a la que ahora cuida Lev Vygotski. Antes de acabar ese año el segundo delos hermanos muere de una fiebre tifoidea. Sólo en 1919 se reestablece el gobierno ruso en la zona y enseguida Lev comienza a enseñar literatura, filosofía, estética y lengua rusa en una escuela vocacional recién abierta y casi inmediatamente comienza también a impartir docencia de psico- logía y de lógica en una escuela de magisterio local. Consigue enseguida un puesto ofi- cial en la División de Artes y Educación Estética del Departamento de Educación de Gomel. Hasta 1924 dará clases en varios institutos públicos, con tanta dedicación que es designado mejor enseñante de Gomel. En uno de los institutos en que enseña, el Pedagogicheskoi Uchilishche, monta un laboratorio de psicología en el que los estudiantes pueden hacer investigaciones prácti- cas. En él realiza los primeros experimentos sirviéndose de su método motórico-respirato- rio sobre la medida de las reacciones emocionales suscitadas por al obra de arte. Desde 1917 combina su clara dedicación a la pedagogía y a la psicología (de las que será prueba y fruto de su trabajo en Gomel su libro Psicología Pedagógica, publicada en 1926) con una no menos clara dedicación a la literatura y al teatro. Ejerce también una intensa actividad de iniciador cultural: funda en esa época una biblioteca para la ciu- dad, así como una editorial para publicar literatura y una revista literaria –de breve vida ante la carencia de papel en el país–, lleva la sección de teatro del periódico local, e inicia un foro cultural –Los Lunes Literarios– de gran éxito. En el Departamento de Educación Popular dirige la sección de teatro, seleccionando las obras y los actores y produciéndolas. Como señalan los historiadores de Vygotski, existe una laguna de publicaciones en este período debido probablemente a la quema de archivos que la intensidad de las acciones bélicas en esa época provoca en la zona. Aunque recientes hallazgos de escritos de Vygotski de esa misma época en Leningrado –los cincuenta artículos hallados son revisiones de libros y de obras de teatro representadas en Gomel– sugieren que una parte significativa de la actividad cultural e intelectual de Vygotski entonces se centra- ba en el teatro. Mantendrá durante toda su vida, incluso durante su década de dedica- ción plena a la Psicología, contactos con personalidades del teatro, la poesía, o el cine, como la amistad con Sergei Eisenstein, a quien confiará el original corregido y anotado de la Psicología del arte. 8 del Río y Álvarez 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 8 Esa creencia sobre el papel de la cultura en la conciencia y la personalidad y sobre el protagonismo individual en la historia social presidieron tanto la primera práctica pro- fesional del Vygotski educador y del Vygotski artista o director literario y teatral, como sus primeras preocupaciones científicas. Desde el principio Vygotski trató de desvelar el secreto de la formación de la conciencia humana (supuestamente el objeto de la psicología como ciencia) y las relaciones entre la cultura y la personalidad huma- na (la conciencia individual). La búsqueda de una relación, en principio determinista y hasta intencionalmente determinable, entre la cultura y la conciencia, ya está presente en su primera gran obra, Psicología del arte. Como se menciona en la nota sobre esta edición, Vygotski había realizado en 1915 la primera versión de su estudio sobre Hamlet y la había completado con la segunda y definitiva versión en 1916. Diez años después de iniciar ese estudio de la tragedia sha- kespeareana, en 1925, y sobre esa base, Vygotski escribió la Psicología del arte, que pre- sentó como tesis doctoral en Psicología. Durante sus años de universidad Vygotski había mantenido el interés por la filología y el lenguaje, y por las artes, y había recibi- do una gran influencia de la psicología, a través de la obra de Freud –Zur Psychopatholo- gie des Alltagslebens (1901)–, y de James –The Varieties of Religious Experience (1902)– a la hora de comprender los procesos no racionales de la psique. En 1925, cuando Vygotski se doctora con Psicología del arte, tiene 29 años –una edad de madurez para las pautas de la época– y ya ha adquirido notoriedad en los tres ámbitos que ha venido cultivando simultáneamente que acabamos de señalar: entre los artistas y literatos1, entre los educadores, y entre los psicólogos. Su primera apari- ción en el ámbito de la psicología la constituyen tres alocuciones a primeros de enero de 1924 en el 2º Congreso Panruso de Psiconeurología celebrado en Petrogrado –San Petersburgo– (ver “Los métodos de investigación reflexológicos y psicológicos” (1926/1982/1991). Los especialistas en la obra vygotskiana consideran ésta como una de sus producciones psicológicas con más calado teórico y metodológico en la que ya da muestras del valor de enfrentarse a las posiciones predominantes. Esas tres inquietudes: de artista, de educador y de psicólogo expresan, todas ellas, la personalidad científica e intelectual de Vygotski y su intenso forcejeo por integrarlas se prolongará todas su vida. Más que etapas preparatorias del Vygotski psicólogo, como muchos las han considerado, parece que el Vygotski artista y el Vygotski educador serán, junto al Vygotski psicólogo, personajes interiores per- manentes que dotarán de vitalidad al pensamiento científico que se manifestará a lo largo de la siguiente y última década de su trayectoria vital –1925-1934–. Pues la conferencia que hemos citado le procura la invitación de Kornilov –que se ini- cia ese mismo año de 1924 como director del Instituto de Psicología Experimen- tal de Moscú– a incorporarse como investigador en la nueva etapa del instituto, donde pasa un proceso de examen y se integra como investigador senior. A falta de otro lugar, se aloja en los sótanos del instituto, en la influyente compañía de los archivos y publicaciones sobre antropología y filogénesis. Ya en julio de 1925 Vygotski es enviado a Londres como delegado del Comisariado (Ministerio) de Educación dirigido por Lunarcharsky para defender las tesis defectológicas2 sobre la educación de sordos y ciegos. Allí da una conferencia (Vygotski, 1925), viajan- do después a Berlín, Ámsterdam y París. El esfuerzo del viaje parece ser excesivo y Vygotski sufre a su vuelta una recaída de su enfermedad, de modo que no puede personarse a defender su tesis sobre psicología del arte, que es aceptada en ausen- cia el 5 de octubre de 1925. Meses después, en la primavera de 1926 sufre otra crisis grave de tuberculosis, y es en el sanatorio, convaleciendo de ella pero sintiendo la presión de los pronósticos clíni- cos que le auguran pocos meses de vida, cuando escribe El significado histórico de la crisis 9La psicología del arte en la psicología de Vygostski 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 9 en la psicología (1926/1982/1991), obra programática con la que, en opinión de muchos especialistas, inicia la etapa de desarrollo de su aproximación teórica en psico- logía. Aunque, tras dejar escritas su Psicología del arte (1925/1970/1972) y su Psicología pedagógica (1926/2001), sean la Psicología general y evolutiva las que reciban a partir de entonces su dedicación fundamental, ello no significa que la educación y el arte pierdan para él importancia. Las ideas y la producción psicológica de Vygotski man- tendrán en todo momento una profunda inspiración pedagógica (lo humano como construcción cultural, como educación) y artística (el drama como molde básico de lo humano). Resaltamos este origen bipolar humanístico-experimental, racional-artísti- co de Vygotski porque la tensión entre razón y creación suele ser en no pocos casos externa a los sujetos que hacen arte o ciencia, suele ser inter-psicológica y con frecuen- cia se canaliza en enfrentamientos disciplinares. Esa relación entre razón y creación en Vygotski, iniciándose también inevitablemente como un proceso sociocultural e inter- psicológico, ahonda en él sus raíces internas y, al iniciar la última década de su vida, ha llegado a ser existencial y profundamente personal, intra-psicológica(del Río y Álva- rez, 2006). Vygotski comulga con la misma intensidad con las ideas del arte y con las de la ciencia, se alimenta con el mismo apetito del humus de la historia de la ciencia como del acervo humanístico de las artes y la cultura. La transdisciplinariedad no constituye para su modo de conocer un sólo un saludable ejercicio exploratorio de curiosidad epistemológica, sino una necesidad estructural. Pero quizá la imagen de un Vygotski cultural y existencial, consciente del papel de los individuos en el drama histórico y estudioso del drama teatral como medio para comprenderlo, no sea hoy la más visible. Tampoco las obras que permiten descubrirlo han gozado de tan amplia difusión como otras de sus obras. Los dos principales libros de la primera década de producción vygotskiana tuvieron un destino editorial distin- to, una menor visibilidad que las situadas en el escaparate de las citas, como Pensamien- to y Lenguaje (1934/1982/1993), Historia del desarrollo de las funciones psíquicas superiores (1931/1983/1995) o El instrumento y el signo en el desarrollo del niño (1930/1984/2007). Así, Psicología pedagógica fue publicada por primera y única vez en ruso en 1926, per- maneciendo agotada desde entonces, y la Psicología del arte, escrita como hemos dicho en 1925, no aparecería por primera vez en ruso hasta la década de los sesenta. Ciertos análisis de la obra de Vygotski han tratado de encontrar en ella una progresión simplificadamente histórica, como organizada en etapas de rígida coherencia interna, de modo que su obra arrancaría en una primera fase con ciertos temas (como el arte y la literatura) para pasar después a un desarrollo teórico de su teoría científica y abandonar simultáneamente los temas de la etapa anterior. Así por ejemplo, Minick (1987) distingue tres fases o períodos en la obra de L. Vygotski, según el objeto de análisis: la primera de 1925 a 1930 (centrada en el acto instrumental y las funciones superiores); la segunda de 1930 a 1932 (centra- da en el sistema psíquico funcional), y la tercera de 1933 a 1934 (en la que, sin definir un objeto de análisis se centra en el estudio del desarrollo en el contexto de las prácticas sociales y culturales). Jaan Valsiner (1991) sostiene que Vygotski estableció las bases de lo que habría de ser su sistema teórico, que desarrollaría entre 1926 a 1934, en la década previa, durante su etapa formativa, desde 1915 a 1925. Si eso es así, como parece en efec- to, es su formación humanística y su dedicación a la literatura, el arte y la educa- ción lo que constituyen el humus de su pensamiento psicológico. A nuestro pare- cer, no estamos ante dos temáticas periodificadas en que una es superada por la otra, sino ante un proceso de crecimiento en espiral en que las antiguas raíces siguen explicando la dinámica interior. Veresov (2006) ha criticado también acer- 10 del Río y Álvarez 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 10 tadamente los análisis que fuerzan excesivamente la “periodificación” en la obra de Vygotski (como el de M. Iaroshevsky, 1989) o incluso su secuenciación biográ- fica (como en A. Kozulin, 1990). Según Veresov, tales análisis describen el desa- rrollo del pensamiento de Vygotski, pero no lo explican. Es evidente que el pensa- miento de Vygotski sigue una evolución (que, por ejemplo, en la Psicología del arte predomina aún el enfoque reflexológico sobre la idea de los instrumentos psicoló- gicos, que ya emerge pero aún muy parcial e intuitivamente): esa evolución es de carácter dialéctico y circular y le lleva, por así decir, a reciclar continuamente los motivos y temáticas anteriores. La semilla del “misterio” de la vida y de la muerte anotada en el comentario sobre Hamlet reemerge así, más allá del análisis de los instrumentos psicológicos, en su “psicología concreta” (Vygotski, 1929/1986/2007) y parece acompañarle hasta el final. Persiguiendo una idea ini- cial (el determinismo cultural de la mente y su origen sociocultural) Vygotski sigue personalmente un desarrollo que no avanza en etapas diferenciadas, en el que no se aprecian tanto etapas como escalones, nodos y transformaciones dialécti- cas a medida que va enfrentándose a los problemas metodológicos, teóricos y prác- ticos y a los diferentes aspectos del problema general. Los temas anteriores no son abandonados sino que se transforman. Se nutre por ejemplo de los modelos refle- xólogicos y conductuales, tan influyentes en su época, pero interpretándolos desde el biofuncionalismo y enfatizando su carácter ecológico y circular (biocibernético, diríamos hoy: del Río y Álvarez, en prensa a). Define unidades de análisis (que garanticen la integralidad de los fenómenos y no los reduzcan a elementos en que desaparezcan sus rasgos esenciales), pero las va cambiando a medida en que va siendo capaz de comprender la vida psíquica con mayor complejidad y profundi- dad, pasando de la unidad de análisis “acción mediada”, al “significado” y final- mente al “sentido” (Veresov, 2006). Su doble formación intelectual y humanística, la lógica científica y la sensibili- dad artística, reclamaban de Vygotski una doble fidelidad a la que se atuvo, con enorme esfuerzo, a lo largo de su vida: alcanzar un conocimiento objetivo de lo humano sin renunciar a su conocimiento subjetivo. O viceversa. En la década que va del estudio sobre Hamlet a la Psicología del arte (1915-1925) Vygotski realiza el itinerario desde el drama interior y el sentido trágico de la vida a la investigación exterior y el significado de la vida tal como puede describirlo la ciencia; el foco de su dedicación personal pasa a ser entonces, de 1925 a 1934, la investigación de la psique. Pero esa alternancia no debe ocultar una gran continuidad: sus últimas producciones escritas (ver el último capítulo de Pensamiento y lenguaje (1934/1982/1993) apuntan de nuevo a las motivaciones profundas del drama humano y el sentido de la vida de su primer Hamlet, como cerrando apresurada- mente (la muerte está esperando en la puerta) un ciclo. En otro lugar (del Río y Álvarez, 2006 y 2007) tratamos de argumentar que el recorrido vital y existencial de Vygotski está mucho más penetrado de biografía de lo que en general se ha apreciado. Que los problemas artísticos y culturales, existenciales y de sentido, están unidos íntimamente con su producción científica. Que la vida y la obra de Vygotski mantienen un profundo y apasionado diálogo interior. Es muy posible que hayan sido precisamente las fuertes contradicciones teóricas y metodológicas que esa doble fidelidad le imponía, las que hayan obligado y permitido a Vygotski alcanzar las intuiciones y desarrollos teóricos de la teoría histórico-cultural. El balance en todo caso, tantas décadas después, arroja una deuda teórica muy valora- ble de las soluciones psicológicas que propuso Vygotski, pero a nuestro modo de ver la deuda es mucho mayor en cuanto al tipo y calidad de los problemas que planteó. Es ahí donde la herencia vygotskiana reclama con más fuerza una conti- nuidad. 11La psicología del arte en la psicología de Vygostski 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 11 LOS PROBLEMAS PSICOLÓGICOS DEL ARTE El teatro y la tragedia como modelo de lo humano. El estudio sobre Hamlet Mientras la Psicología del Arte constituye una investigación científica de los pro- blemas del arte literario, el estudio sobre Hamlet que Vygotski había emprendido en su juventud diez años antes constituye un acercamiento personal y vital: “es una crítica abiertamente subjetiva, sin pretensiones, la crítica del lector” (1916/1970/1972, p 345). En ese acercamiento inicial Vygotski no trata aún de explicar sino que comienza por implicarse y tratar de comprender el propio proceso de implicación, no se acerca a Hamlet como investigador sino como persona, pues una obra artística, dice entonces, no se interpreta o se juzga, se abraza o se cree como la religión; por decirlo en palabras de Oscar Wilde a quien cita a este res- pecto: “el arte no es un modo de expresión, sino de impresión” (Vygotski, 1916/1970/1972,p. 334). Podríamos decir que al acercarse en sus años jóvenes a lo indecible y a lo invisible Vygotski está casi al otro lado de la ciencia. Mientras los procedimientos científicos consisten en hacer explícitamente visible lo invisi- ble mediante los métodos analíticos indirectos que él abordará con tanta capaci- dad en años posteriores, el arte se acerca mediante la “impresión artística” que William James (uno de sus autores preferidos y muy influyente tanto en esto como en la formación biofuncionalista de Vygotski) sitúa entre las vivencias mís- ticas: “según poseamos o no esa intuición de lo místico o la hayamos perdido, existen o no existen para nosotros las eternas revelaciones del arte” (James, 1902, p. 371). Vivencias que Vygotski considera, siguiendo a James o a Nietzsche como inexpresables o como indecibles, y a las que el arte presta una capacidad impresiva más que expresiva: “James habla de la intuición de lo místico, Nietzsche del cono- cimiento trágico. A todo ello le debe corresponder una expresión distinta, una dicción diferente, otro lenguaje” (Vygotski, 1916/1970/1972, p. 336). Vygotski cree que el arte puede acercarse adonde no llega la ciencia, si bien la psico- logía científica podrá desvelar parte de ese proceso, aunque no todo; una buena parte, dice citando al personaje de Hamlet, quedará en el silencio: “Lo invisible no es en modo alguno sinónimo de incognoscible: posee otros caminos para llegar al alma. Lo inex- presable, lo irracional, se percibe por otros conductos, todavía no descubiertos, del alma. Lo misterioso no se aprehende mediante adivinaciones, sino mediante la percep- ción, la vivencia de lo misterioso. “Lo demás se comprende en el silencio de la tragedia.” (Vygostski, op. cit, p. 354). En esa expresión distinta de lo inexpresable centra Vygotski su estudio: mediante un acercamiento subjetivo al Hamlet en 1915 y 1916, mediante un acercamiento objetivo a la fábula, la novela y de nuevo al Hamlet, en 1925. En ambos casos, sin ignorarlas, prefiere salirse de las disciplinas teóricas tradicionales del arte y abordar el asunto, bien como simple sujeto, en su acercamiento de 1916 (como lector, como crítico –“sólo una cosa se exige del crítico: el conocimiento del texto de la tragedia”– Vygotski, 1916/1970/1972, p. 337), bien como teórico de una ciencia natural: la psicología, como trata de hacer en la Psicología del arte de 1925. Los problemas psicológicos del arte: el cuerpo del espíritu Para objetivar los procesos de creación y de recepción, Vygotski rechazaba frontal- mente las tradicionales especulaciones subjetivistas sobre los procesos psicológicos del creador y del receptor a que se entregaban críticos de arte. Por ello opta, por su parte, por centrar el análisis en el mensaje (en la propia obra de arte) en cuanto objetivo más definido de trabajo. Además, el enfoque de Vygotski tiene desde el principio una 12 del Río y Álvarez 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 12 orientación funcional, –orientación que ha guiado toda su obra: ¿en qué medida la obra de arte transforma las funciones o modos de sentir y de pensar? Además del análisis de la obra de arte en sí, y para intentar hallar vías experi- mentales alternativas a las vivencias del crítico para entrar en el mundo de la reac- ción a la obra de arte, Vygotski elabora una metodología experimental de medida de las respuestas externas de los sujetos lectores o espectadores ante la obra de arte: el método motórico respiratorio. Una propuesta que conecta con buena parte de los posteriores y actuales desarrollos en psicología de los medios sobre recep- ción. Vygotski toma de la escuela de Wurzburgo, especialmente de Külpe, y del español-americano G. Santayana3, la idea de que el pensamiento se refleja en el sistema de conducta a través del conjunto de las reacciones motrices del organis- mo y que, por tanto, es susceptible de investigación a través de éstas (Vygotski, 1926/2001). Vygotski atribuye desde el principio un papel fundamental al movi- miento real y al espacio material como las bases sobre las que fundar una com- prensión materialista de los procesos psíquicos. Así, el papel del tono motor en el pensamiento podría investigarse a través de las reacciones motrices y musculares y la reacción psíquica del espectador podría rastrearse a través de tales respuestas. Este supuesto de que el tono y el movimiento corporal y las funciones orgánicas básicas prestan la arquitectura estimular, a las superiores, así como el hecho de su carácter físico y manifiesto, es lo que proporciona a Vygotski una vía practicable a la investigación de las reacciones ante obras culturales y artísticas (por ejemplo, mediante la detección en el sujeto de vestigios o resabios de movimiento (sincine- sias) que acompañan las acciones mentales. En la misma línea, René Zazzo –al que puede considerarse, junto con su maes- tro Henri Wallon, uno de los iniciadores de la psicología de los medios al abrir tempranamente un laboratorio de psicología del cine– desarrolla un método muy cercano al de Vygotski de “respuestas espectatoriales”, como emisiones sonoras, emisiones verbales, movimientos, y seguimiento de la mirada (Zazzo y Zazzo, 1968), método que nosotros hemos empleado para medir las respuestas atenciona- les ante contenidos televisivos (del Río, 1996 y 2000). La actual psicología de los medios (Bryant y Zillmann, 1994) sigue materialmente muchos de los controles experimentales de las respuestas neurológicas y externas del espectador, aunque desgraciadamente ignora en general los supuestos de la mediación, bien de la escuela vygotskiana, bien de la walloniana, que permiten seguir el camino de las reacciones espectatoriales en su paso desde las funciones naturales a las superiores, desde el exterior hasta el interior. Pero cuando escribía la Psicología del arte Vygotski no sólo estaba tratando de hallar en la psicología pistas materiales de las reacciones psíquicas del espectador a la obra de arte, sino que hipotetizaba que el ritmo y la prosodia, el modo de leer la obra prefigura- do por su redacción, provocaría en el espectador, a través de los movimientos fonato- rios y respiratorios, determinado estado o set psíquico, una determinada dirección de sus funciones perceptivas y reactivas que, en el ritmo de la obra, le acercarán a la catar- sis: Hemos efectuado una serie de registros experimentales de nuestra respiración durante la lectura de fragmentos de prosa y poesía de diferente estructura rítmica; en particular hemos registrado íntegra- mente nuestra respiración durante la lectura de este cuento [Aliento apacible]. Blonski señala acertada- mente que sentimos en realidad del mismo modo que respiramos y debemos considerar el sistema de respiración que corresponde a una determinada obra como uno de sus efectos emocionales más repre- sentativos. […] nos parece oportuno señalar que el hecho significativo de que nuestra propia respira- ción durante la lectura del cuento, como lo prueban los registros neumográficos, es una respiración apacible… (Vygotski, 1916/1968/1972, pp. 203-204) 13La psicología del arte en la psicología de Vygostski 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 13 Vygotski (1926) volvió sobre esta idea, ya en su nueva etapa en el Instituto de Psi- cología: [...] podemos describir en tres puntos el mecanismo psíquico de la poesía: 1) el ritmo hablado del texto crea un ritmo natural y correspondiente de respiración. Cada poema o fragmento de prosa posee su propio sistema de respiración debido a la inmediata adaptación de la respiración al habla. El escritor no sólo crea el ritmo de las palabras, sino también el ritmo respiratorio. Al leer a Dostoyevski respira- mos de manera diferente a cuando leemos a Chejov. El tono del narrador es el ritmo de nuestra respi- ración…la persona respira del modo en que lee. 2) Se produce una organización específica de las emociones para cada sistema de ritmo y de respiración que crea el contexto emocional para la percepción de la poesía, distintiva de cada obra. ‘La personasiente como respira’ (Blonski). 3) El contexto emocional de la experiencia poética es el mismo, o al menos similar, al del autor en el momento de la creación, puesto que al escribir su discurso deja fijado su ritmo respiratorio. De ahí el “carácter infeccioso” de la poesía. El lector siente como el poeta puesto que respira de igual modo. (Vygotski, 1926, pp. 172-3) La existencia de un camino de ida y vuelta entre las emociones experimentadas y la expresión de las emociones ha sido demostrado experimentalmente (Ekmann, 1982). Recientemente, se han recogido registros de actividad neurológica sobre la reacción de actores y espectadores ante el teatro japonés Noh, un tipo de representación postural en que los actores, sin hablar, centran su ejecución en la técnica respiratoria (Umewa- ka, 2001). En el terreno más general de la obra literaria, Vygotski hipotetizaba que el pro- pio autor, que ha seguido y roturado ese camino vocal, obliga al espectador a tran- sitarlo. Estamos aquí en el camino que llevará a Vygotski a la aventura de Pensa- miento y Lenguaje, en el que analiza las complejas y significativas relaciones que se establecen entre habla, escritura, lenguaje exterior e interior. En todo caso, si hablamos de obra literaria teatral o de poesía, que forzosamente se escriben para ser declamadas o leídas en voz alta, su tesis gana plausibilidad. Como señala Valsi- ner (1991) Vygotski adoptó con su hipótesis respiratoria una actitud experimen- tal totalmente precursora en el campo de la cultura. No sólo se aplicó el neumó- grafo a sí mismo en la lectura de Aliento apacible, sino que lo aplicó a nueve sujetos en Gomel (que no conocían la obra) en diferentes condiciones (lectura silenciosa y en voz alta); a estos sujetos les hizo también escuchar la historia leída por una per- sona distinta. Realizó una comparación con otra obra (Una terrible venganza de Gogol) recogiendo los mismos registros a los mismos sujetos. Más tarde, ya en el Instituto de Psicología de Moscú, replicará el experimento. Sin embargo y como señala Valsiner (op. cit.) por la complejidad de los resultados y por haberlos obte- nido de un escaso número de sujetos, no puede considerarse que respalden com- pletamente la hipótesis de Vygotski. Aunque en un 92% el ritmo del texto de Aliento apacible se corresponde con las curvas de respiración en su lectura, y las curvas son distintas para Aliento apacible y para Una terrible venganza, y aunque se aprecian diferencias entre las curvas de respiración en lectura para uno mismo (silenciosa o en voz alta) y en la escucha de la lectura realizada por otra persona, Vygotski no incluye los datos en su artículo de 1926. Sabemos hoy que el proceso del habla al pensamiento y de la lectura y escritura al pensamiento no es uniforme, que la lectura de los sujetos puede seguir una ruta más sonora o más visual y que también en los diversos sistemas de escritura y en la creación escrita caben distintas modalidades. Pero la ruta desde el exterior al interior de los pro- cesos psíquicos –que supondrá, junto al mecanismo de la mediación que la hace posi- ble, el eje de su sistema teórico– está ya en Vygostski. En todo caso, creemos que tanto la línea vygotskiana con su método motórico-res- piratorio, como la walloniana de Zazzo de las respuestas espectatoriales, o la toma de datos de las respuestas externas combinadas con respuestas internas fisiológicas y neu- rológicas vinculadas a la recepción de la obra de arte o del contenido cultural mediáti- 14 del Río y Álvarez 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 14 co que hoy permite la psicología de los medios, constituyen vías aún insuficientemen- te exploradas. Su valor no surgirá sin embargo directamente de los datos de esos regis- tros, si no se interpretan desde una teoría comprensiva sobre el desarrollo cultural de estas funciones superiores y de cómo la obra de arte y los instrumentos culturales en general median los procesos naturales, los reestructuran y construyen nuevas funciones y modos psíquicos de percibir, sentir y pensar; nuevas funciones que tendrán su reflejo en nuevas formaciones corticales (neurogénesis). En ese sentido la propuesta vygots- kiana de considerar las obras de arte como instrumentos de transformación de las fun- ciones mediante una tecnología o técnica del sentimiento, es la propuesta de base de la Psicología del arte que se mantendrá, con diversos cambios, avances y explicitaciones teóricas y metodológicas, a lo largo del resto de su obra. Como Darío Páez ha señalado (1997), la psicología social y la psicología de los medios aportan evidencias empíricas que soportan de momento y mantienen abiertas la hipótesis motórico-respiratoria y otras hipótesis (la de dialéctica de los contrarios y la de la catarsis) de la Psicología del arte. Debe de recordarse en todo caso que, como Vygotski advierte en su introducción a la obra, no trata de deducir o de establecer “la psicología del autor o del lector desde la obra”, sino “la propia psicología de la obra” (Vygostski, 1925/1970/1972, p. 19). Vygotski afronta aquí no tanto la psicología de los sujetos emisor y receptor, como la psicología del propio objeto artístico, del instru- mento psicotécnico del sentimiento, por decirlo en sus propios términos. Por eso, en la publicación de los experimentos sobre respiración que Vygotski incluyó poco después en el artículo de 1926, tuvo buen cuidado de no presentar su psicología del arte, por decirlo en la terminología actual, como una psicología de los emisores o de los receptores, sino únicamente como una psicología de los mensajes. Recuérdese a este respecto que los estudios de psicología de los medios y los estudios de cultura y de comunicación siguen en general adoleciendo de una insuficiente articulación metodológica entre lo que hemos denominado en otro lugar triangulación para poder establecer la causalidad de sus efectos: el estudio sobre los creadores y emisores, los mensajes y contenidos, y los receptores y audiencias deben de estar articulados de manera evolutiva para que los datos puedan sustentar inferencias sobre los efectos de los medios (del Río, 1996). Los problemas psicológicos del arte: la contradicción entre forma y contenido Desde un principio Vygotski dejó claro que para él el medio no era el mensaje, que la esencia del arte no reside en una forma propia, sea palabra o imagen, en una u otra modalidad de representación4. También se apartó de una concepción de la literatura como mero procedimiento de evocación emocional, como un mecanismo para activar o transmitir sentimientos ya existentes. Según él, no estaríamos sólo ante un proceso de representación, comunicación o traducción. Por tanto, la forma no es en sí el objeto de su análisis, aunque sí un medio y un obje- tivo, porque la forma no actuaría por sí misma: su efecto más relevante lo produciría con el concurso del contenido, mediante el contraste con éste. En este sentido, en el análisis estructural del mensaje artístico que aborda Vygotski, sí que se ve obligado a realizar una anatomía de la forma aunque vinculándola a su actuación funcional dialéc- tica con el contenido. Podemos distinguir en toda obra de arte las emociones suscitadas por el material y las suscitadas por la forma (…) estas dos series de emociones se hallan en un antagonismo permanente, se desarrollan en direcciones opuestas y, de la fábula a la tragedia, la ley de la reacción estética es una: lleva en sí un afecto que se desarrolla en dos direcciones opuestas y que, en el punto culminante, en una especie de cortocircuito, encuentra su aniquilación. (1916/1970/1972, p. 263, las cursivas son de Vygotski) 15La psicología del arte en la psicología de Vygostski 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 15 Las diversas posiciones estéticas tradicionales que Vygotski revisa en esta obra antes de llegar a su propuesta se habían venido elaborando sobre la distinción básica estable- cida por Aristóteles entre contenido y forma. Aristóteles distinguía en la tragedia dos mundos: el del receptor, queaccede a lo visible de la obra o a su causa material y el del autor, que persigue llevar al primero, a través de esa forma material, a una percepción más profunda de lo humano, a la causa formal –en un principio oculta– de las acciones humanas. Aristóteles apunta así a un proceso que lleva de la percepción de las acciones exteriores de los personajes a sus acciones interiores. Ya en su época criticaba al teatro que se dejaba llevar por el efectismo de la acción exterior y la sobreactuación de los actores, tornándose por ello incapaz de guiar al espectador en ese viaje hacia el interior. Ese contraste entre la acción interior, propia del auténtico drama, y la acción exterior, que se diluye en el efectismo y el presentismo externo y que caracteriza buena parte del cine actual (del Río y Fuertes, 2004), es lo que Shakespeare presenta tan felizmente en Hamlet, que combate mediante una inactividad meditativa y trágica la impelente lla- mada a la acción que la trama externa impone al personaje. La tesis de la contradicción forma/contenido que sustenta Vygotski se lleva muy bien con la propuesta de la Poética de Aristóteles5, pero lo mismo podrían decir los sus- tentadores de la posición de la continuidad entre forma y contenido, que podrían adu- cir que es más fácil pasar de la forma material al contenido si existe una analogía entre ambos planos. Vygotski se resistía en cambio a aceptar el camino fácil de la analogía y de la continuidad, proponiendo en su lugar el de la dialéctica de los contrarios. Adopta al hacerlo una posición opuesta al supuesto que entonces predomina sobre la forma estética: [...] durante siglos los estudiosos de la estética han estado anunciando la armonía entre la forma y el contenido y de pronto descubrimos que se trata de un error garrafal, ya que la forma combate el conte- nido y lo supera, y que esta contradicción dialéctica entre forma y contenido encierra, al parecer, el verdadero significado de nuestra reacción estética. (1916/1970/1972, p. 204) En el análisis de la fábula Vygotski resume la contradicción estética así: [...] toda fábula, y por consiguiente la reacción que suscita en nosotros, se desarrolla constantemente en dos planos, los cuales se desenvuelven a la vez, acentuándose e intensificándose de tal modo que de hecho constituyen uno solo, fundidos en una sola acción, sin perder por ello su dualidad (1916/1970/1972, pp. 180-181) En la actual psicología de los medios se sigue produciendo un enfrentamiento; hoy no tanto entre forma y contenido sino entre contenido racional, vinculado a la forma proposicional y racional de los procesos cognitivos, y el contenido emocional, vincula- do a la imagen y a los contenidos estéticos e intuitivos, bien pudiéramos decir artísti- cos. En la teoría de Vygotski no existe esa dualidad y enfrentamiento irresoluble entre emoción y razón, sino que es su relación interna lo que determina el sentido: éste, en el que predomina la carga afectiva, es el que lleva finalmente a reestructurar el aparente significado racional, dando paso a una nueva emoción desde el sentimiento y permi- tiendo a la vez una nueva comprensión desde la emoción. Las teorías que actualmente predominan en la interpretación de la cultura mediáti- ca se sitúan a una gran distancia de la tesis vygotskiana. Por ejemplo, la teoría de la “respuesta cognitiva” propuesta por Petty y Cacioppo (1986) y Petty y Priester (1994) postula una opción disyuntiva entre dos vías de procesamiento: una cognitiva y verbal (considerada central), y otra emotiva y visual (considerada periférica). Estos autores plantean así una incompatibilidad entre la racionalidad y la emocionalidad, asumien- do una superioridad psicológica a favor de la vía cognitiva, considerada el camino correcto, y atribuyendo por tanto una precariedad funcional a la vía emocional y visual y considerándola un desvío hacia la periferia de la ruta normativa. En la perspectiva que avanzaba Vygotski sería necesario dar un paso mas allá y buscar experimentalmen- 16 del Río y Álvarez 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 16 te si se produce y en qué casos una articulación entra ambas vías, una integración esté- tica de elaboración de las contradicciones entre significado y sentido que posibilitara el surgimiento de una nueva estructura única, cognitiva y sentimental a la vez, en que las cosas se comprenderían y se sentirían simultáneamente en una visión tanto intelectual como emocionalmente más rica. La vía mejor no sería por tanto ni la central ni la peri- férica, sino la integración de ambas. Consideremos –por poner un ejemplo cercano a las fuentes que emplea Vygotski en su obra, los conflictos de tribalismo y sectarismo que transcurren en Romeo y Julieta en que se desarrolla una secuencia de hechos contra- dictorios entre la fidelidad tribal y la amorosa, en un choque retenido entre dos afectos contrarios, en un proceso de conflicto afectivo y cognitivo creciente, para alcanzar en el trágico fin de los protagonistas la catástrofe final. De acuerdo con Vygotski, se produ- ciría en la catástrofe final una necesaria e inevitable reestructuración de las contradic- ciones entre la lealtad al grupo y la fidelidad al amor, y es ese terremoto afectivo el que hace más comprensible y accessible al espectador una comprensión más profunda de los problemas de las relaciones humanas. En todo caso, Vygotski no estaba de acuerdo en reducir el arte a la representación cognitiva, en considerarlo un modo de conocer, como ya proponía Potebniá, sino que consideraba que es la relación implicativa que establece el arte –la unión de cognición y emoción– más que la explicativa, lo que permite su actuación sobre la psique: “Si el pensamiento entra en la psicología del arte ésta no es, globalmente sólo producto del pensamiento” (Vygotski, 1925/1970/1972, p. 55) “el arte es una función del pensa- miento, pero de un especial pensamiento emocional” (op. cit., p. 69). Vygotski (1932/1982/1993) está de acuerdo con Lewin en que las emociones no se dan separa- das de los procesos de actividad psicológica, sino que están estructural y profundamen- te ligadas a ellos, de modo que separar los procesos cognitivos de los emocionales que los acompañan, o viceversa, no sería una aproximación adecuada para su investigación. No existen investigaciones empíricas que hayan actualizado el pensamiento de Vygotski sobre el arte con la actual psicología de los medios. La oposición dual entre cognición y afecto distrae de momento a muchos investigadores de un acercamiento más complejo, y la tesis que sustenta Psicología del arte apenas ha suscitado diseños experimentales (Igartua, 1996; Páez, 1997). En una de las últimas obras de Vygotski (1933/1984) éste adopta una posición crítica ante el problema el dualismo que las diversas teorías sobre las emociones del momento asumen explícitamente o dejan implícitamente como salida inevitable. Aunque en esa obra, incompleta e inédita en español, Vygotski no llegó a plantear una teoría alternativa, sus propuestas en otros lugares de su obra sobre la construcción cultural psicotécnica de las emociones supe- riores apuntan a un camino de salida, a una senda de ida y vuelta entre las nuevas neo- formaciones corticales y las zonas primitivas del cerebro ligadas a las emociones natu- rales. La consideración por Vygotski del arte como una técnica social para suscitar y operar las emociones (y al hacerlo, socializarlas, hacerlas comunes y compartidas) podría sacar el debate de las emociones del dualismo al postular la interconexión entre las emociones naturales reactivas y las superiores directivas a través de la psicotecnia del sentimiento de la que el arte es el mayor exponente. La aproximación de Vygotski considera que la limitación psicológica está más bien en una visión puramente cognitiva de la realidad. Desde su perspectiva, el uso de estímulos que sacan al procesamiento de su ruta habitual no debe conside- rarse, como ocurre en el citado modelo clásico de Petty y Cacioppo (1986), una mera distracción y unapérdida de calidad cognitiva, sino un procedimiento habi- tual y necesario del arte para sacarnos de esa ruta central y llevarnos a nuevos modos, indirectos pero más conscientes y eficaces, más sintéticos, de aproxima- ción al objeto. Vygotski se planteó este problema de la vía periférica y la central 17La psicología del arte en la psicología de Vygostski 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 17 en relación con el arte, no en los actuales términos cognitivos del procesamiento, sino en los neurológicos con que en su tiempo se abordaban los problemas del estímulo dominante y la canalización de conexiones: Si aplicamos a este problema el principio de desgaste unipolar de energía que introdujo el profesor Kornilov en la interpretación de los procesos intelectuales, se aprecia claramente que tanto en las sen- saciones como en los actos de pensamiento, toda intensificación de la descarga en el centro conduce a un debilitamiento de la descarga en los órganos periféricos. Tanto allí como aquí, las descargas central y periférica se hallan recíprocamente en relación inversa y, por consiguiente, cualquier reforzamiento de las representaciones afectivas supone de hecho un acto emotivo, análogo a los actos de complicación de la reacción mediante la inclusión de tareas intelectuales de elección, diferenciación, etcétera (Vygostski, 1925/1970/1972, p. 68). Lo novedoso del actual modelo de la doble vía de respuesta cognitiva, no estaría así tanto en sustentar la tesis de dos rutas de procesamiento (tesis que evoca el viejo modelo reactivo de Kornilov, como se puede comprobar en la cita anterior) sino en suponer que la implicación del sujeto y la influencia sobre sus procesos superiores sólo se produce mediante el procesamiento racional. A ese supuesto le sigue el de que las desviaciones de la ruta cognitiva verbal central conllevan nece- sariamente una pérdida de calidad de los procesos psicológicos y un descenso en el nivel de implicación (los modelos de nivel de implicación han demostrado que la persuasión es más fácil de lograr y más estable si se dan altos niveles de implica- ción). El comentario de Vygotski ofrece a nuestro juicio una visión alternativa más plausible. El arte ofrecería así un complejo de operadores culturales intuitivos pero efi- cientes para hacernos ver donde la ciencia y la razón no han sido aún capaces de mirar, un acercamiento a la realidad capaz de provocar altos niveles de implica- ción sin por ello rebajar el nivel de procesamiento. Esta propuesta está lejos de considerar los caminos del buen arte, como desviaciones estériles o sospechosas sobre la base de que sus procesos tienen un carácter no explícito e incluso miste- rioso. Vygotski cita a este respecto a Christiansen: “nos vemos obligados a contra- decir el dogma que afirma la autofinalidad del contenido sensible en el arte. Dis- traer nuestros sentimientos no constituye el objetivo final del proyecto artístico. Lo principal en la música es lo que no se oye, y en las artes plásticas lo invisible y lo intangible” (Vygotski, 1925/1970/1972, p. 109). Es por tanto la percepción de lo invisible a la psique frente a lo que le es ya visible lo que constituye el objetivo del arte. Lo invisible lo es, bien porque aún no hemos accedido a ello, bien porque hemos accedido tanto que se ha automatizado y hecho inconsciente. Vygotski reconoce a Freud el mérito de haber llamado la atención sobre el inconsciente y el papel del arte para llegar a él, así como el hecho de que el inconsciente deviene social gracias al arte. En todo caso, llegar al sitio habitual por un camino nuevo, hacernos vivir lo inverosímil, constituyen para el arte un método para hacernos ver lo invisible, o para hacernos ver de manera nueva lo visible, apelando a los mecanis- mos perceptivos más complejos de la psique, a los ojos del alma. La referencia a lo imprevisto como recurso para la contrasensación y la extrañeza que provoca la percepción de lo nuevo es constante en la Psicología del arte. O bien los personajes infringen las normas de la vida social (Vygostski, 1916/1970/1972, p. 283), o se presentan como vulgares tras habernos creado una expectativa de extraordi- narios, mientras la obra sorprende al hacer surgir lo imprevisto de lo vulgar (op. cit.). Bien al provocar la sorpresa de la risa (la comedia) o el llanto (la tragedia) la catarsis constituye un salto perceptivo, creando imágenes emocionales, visibles, de lo invisible o de lo imprevisto. Vygotski cita a Sócrates para señalar que un mismo hombre debería ser quien escri- biera las tragedias y las comedias. Con ello Vygotski desea resaltar la unidad y comple- 18 del Río y Álvarez 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 18 mentariedad psicológica y metodológica entre ambas actitudes emocionales. Efectiva- mente, la dualidad emocional entre la risa y el llanto puede considerarse como otro gran mecanismo de percepción global (afectivo-cognitiva). La comedia, al producir distanciamiento y provocar lo que nosotros nos atreveríamos a denominar “catarsis blanda” (el estado afectivo de la risa o el humor) sería complementaria de la tragedia, que recurre, más que al distanciamiento, al acercamiento y a la fusión emocional y que suscita por lo mismo catarsis de acercamiento, opuestas al distanciamiento humorísti- co y mucho más implicativas. Aunque la tragedia posee otros mecanismos de distanciamiento. Vygotski recoge en la obra otro elemento más de contradicción en la obra de arte literaria que es el juego que el autor hace provocando alternativamente la identificación con el personaje y su contemplación distante, desde la óptica del espectador. Ese juego ambivalente permite manejar percepciones contradictorias y emociones contrarias (por ejemplo, por una parte el miedo vivido en la identificación con el protagonista y por otro la compasión sentida desde fuera como espectador). Parece razonable pensar que combi- nar el acercamiento y el distanciamiento afectivo y cognitivo permitiría la articulación entre la visión más individual y la más social, la más subjetiva y la más objetiva, la implicación y la explicación. Ese juego, que Shakespeare emplea en Hamlet hasta constituirlo casi en el eje dra- mático de la obra, sin duda explica por qué aborda Vygotski el estudio de esta trage- dia. Jaan Valsiner (1991) ha apuntado a una cierta resonancia entre la personalidad del personaje Hamlet y la propia personalidad de Vygotski (ambos aparentemente fríos y distantes ante la gente y a la vez intensos en su interacción con ellos, ambos viviendo intensamente y a la vez contemplando la vida como desde fuera) que podría dar alguna clave de su inicial interés por aquel. El doble ejercicio de vivir y a la vez tratar de vislumbrar el significado de la vida es en Vygotski tanto la marca de la tragedia como la marca del psicólogo. De algún modo, es o trata de ser como Hamlet, de quien dice que “capaz de ver a través de lo oculto, habita en dos mundos, su corazón, colmado de dolorosa inquietud, late en el umbral de una doble existencia. Vive dos vidas porque vive dos mundos a la vez” (1916/1970/1972, p. 402). Al investigar el drama humano y a la vez la estructura psí- quica del drama (Vygotski, 1925/1970/1972) y la estructura dramática de la psique (1929/1986/2007) Vygotski realiza una operación que sigue como en una doble dimensión permanente las dos causas, los dos niveles del modelo aristotélico: la causa material (la materia, los hechos del drama) y la causa formal (el significado psicológico, el sentido del drama), también como él mismo afirma que ocurre en la obra Hamlet, su obra alcanza “el desdoblamiento de la acción, como si se tratara siempre de una escena dentro de otra escena […] todo en él va de lo externo a lo interno” (1916/1970/1972, p. 397). En todo caso, al presentar en 1925 la Psicología del arte, Vygotski resumía su tesis de los contrarios como un mecanismo psicológico para reorganizar los motivos y las emo- ciones, como un procedimiento cultural mediante el que se alcanza la “superación de la materiapor la forma artística o, lo que es lo mismo, el reconocimiento del arte como técnica social del sentimiento” (op. cit. p. 19). Los problemas psicológicos del arte. Catarsis, catástrofe, misterio, muerte Como acabamos de ver más arriba, Vygotski sostiene que la obra de arte literaria se desarrolla en dos direcciones, lo que provoca una contradicción afectiva, una continua “contrasensación”; estas series de sentimientos opuestos culminan finalmente en un cortocircuito de los estímulos, una catarsis6 y transformación de los sentimientos. 19La psicología del arte en la psicología de Vygostski 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 19 Vygotski efectúa un primer acercamiento reactivo al problema de la catarsis: si ésta es posible a nivel estimular es porque las emociones han sido retenidas. Y sólo desde las funciones superiores, desde los mecanismos de mediación que permiten manejar indirectamente y controlar las funciones naturales, se puede retener las emociones, que se convierten en sentimientos gestionados mediatamente desde la corteza cerebral: [...] el síntoma distintivo de la emoción estética es precisamente la retención de su manifestación externa, mientras conserva al mismo tiempo una extraordinaria fuerza. Podríamos demostrar que el arte representa una emoción central o una emoción que se resuelve principalmente en la corteza cere- bral. Las emociones del arte son unas emociones inteligentes. En lugar de manifestarse en puños apre- tados y en temblores, se resuelven principalmente en imágenes de la fantasía. Diderot tiene razón cuando dice que el actor llora con lágrimas de verdad, pero que sus lágrimas brotan de su cerebro: en esas palabras queda expresada la esencia de la reacción estética (1916/1970/1972, p. 260). Si es difícil la retención, conseguida mediante técnicas o mediaciones artísticas para excitar y al tiempo dilatar la respuesta mediante mecanismos indirectos, el auténtico desafío para el autor, el momento más difícil y a la vez decisivo que se le plantea al crear la obra de arte, llega cuando debe provocar la catástrofe final que permitirá esta reestructuración afectiva y cognitiva. Vygotski encuentra en los tres géneros que analiza en la obra literaria (la fábula, la novela y la tragedia) la ruptura de la tensión provocada por la catástrofe. A partir de una perspectiva tributaria de la reflexología, analiza cómo el autor emplea estímulos que alternativamente excitan e inhiben, introduciendo nuevos elementos de excitación al tiempo que se retiene e inhibe la descarga expresivo motriz, lo que se consigue mediante la excitación simultánea de emociones opuestas y su simultánea representación conceptual. Cuando este proceso no puede ya sostenerse más, debe posibilitarse el climax del proceso dramático con la descarga de los dos sentimientos contrapuestos. Lo “catas- trófico de la historia” es vehiculado por las palabras catastróficas del autor, como ocurre en Aliento apacible de Bunin: “Hoy de nuevo sopla ese aliento apacible por el mundo, en el cielo nublado, en el frío viento primaveral” (Anexo I en este volumen). Es la visión y la percepción emocional que así se produce lo que provoca la síntesis y la reestructuración del sentido. Ese sería el efecto artístico. Es evidente que lograr un climax con esas características no está al alcance sino de la auténtica obra de arte, pues ésta debe de lograr la reestructuración cognitiva y sentimental simultánea e integradamente y ello es todo menos fácil: es la com- prensión de los hechos lo que permite integrar los sentimientos opuestos, y es la vivencia sentimental integrada la que lleva a la nueva comprensión de la totali- dad. Sólo la plena implicación del lector o espectador extrae de él la activación máxima de sus procesos psicológicos, cognitivos y afectivos, pero sólo una expli- cación convincente podrá dar una salida satisfactoria a esa implicación emocional. Esa nueva visión o comprensión “sentida” de la realidad provoca en el lector o en el espectador una descarga emocional de las emociones retenidas no resueltas, una vivencia de purificación tal como sugería Aristóteles. Pero la tesis vygotskiana va más allá de la purificación, supone la reconstrucción del edificio cognitivo y senti- mental: no solo o no es tanto que se purifiquen las emociones anteriores, cuanto que se llegan a experimentar nuevos sentimientos más adecuados y más auténticos, más satisfactorios cognitiva y afectivamente. Vygotski resuelve la contradicción que se da en la fábula mediante un nuevo ele- mento que denomina “catástrofe de la fábula” por analogía con la catástrofe que se da en la tragedia y que también propone denominar (siguiendo la propuesta de Brik, en su análisis literario de la novela) pointe (pinchazo), que se produce en el momento deci- sivo de la novela cuando una simple frase, ingeniosa e inesperada culmina la inestabili- dad con una nota dominante. 20 del Río y Álvarez 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 20 Esta catástrofe o pinchazo de la fábula es el pasaje final, en el que ambos planos se funden en una acción o frase que descubre la contraposición y lleva las contradicciones hasta su apogeo, a la vez que alivia esa dualidad de sentimientos que ha ido acumulándose en el curso de la fábula. Se produce una especie de cortocircuito de dos corrientes opuestas en que estas contradicciones explotan, se consumen y se resuelven. […] Lo mismo sucede en la fábula ‘La cigarra y la hormiga’ cuando en la expresión final ‘Ahora vete y baila’ se produce el cortocircuito de esa frivolidad, expresada en el mismo verso, despreo- cupada y liviana, saltarina y divertida, y de la absoluta desesperación (1916/1970/1972, pp. 181-182) La investigación cultural y de los medios ha venido planteándose si las emociones suscitadas por los medios de comunicación son reales y se ha debatido sobre si no falta en ellas el componente esencial de la reacción emocional ante la acción real. En todo caso, Tan (1996) ha revisado la evidencia empírica que confirma que los estímulos narrativos inhiben la respuesta motriz. Las fotografías tomadas por Zazzo de reacciones infantiles ante escenas cinematográficas de tensión, con la congelación de gestos, soni- dos, respiración y expresiones presentan una clara evidencia de ello (Zazzo y Zazzo, 1968). Se sabe por el momento que los sujetos con alta capacidad de fantasear –ya disposi- cional o inducida experimentalmente– muestran respuestas emocionales más intensas (Echebarria y Páez, 1989; Tan 1996). Lo mismo puede decirse con la capacidad de empatía (de ponerse y sentir en el lugar del otro): los sujetos con más capacidad empá- tica disfrutan más el cine que los sujetos con menos capacidad (Igartua, 1996; Tan, 1996). En todo caso, es este un debate tan contradictorio como el que sigue dándose cada vez que pensamos en despojar a la psique de todo lo que sea simbólico y represen- tacional y de pensar que las funciones superiores son capaces de llegar a la realidad des- pojadas de toda mediación. Contemplando este problema desde una perspectiva vygotskiana, si hacemos eso (lo que sólo podríamos realizar en un plano especulativo) nos quedaríamos sólo con la psique animal, la de las funciones naturales, perdiendo en el proceso tanto la racionalidad como la sentimentalidad superiores. Porque todos los procesos genuinamente humanos, todas las funciones superiores, son funciones media- das. En este sentido una emoción auténtica animal no es mediada, pero una emoción genuinamente humana (un sentimiento) es justamente una emoción vivida desde la conciencia, desde algún mecanismo psicotécnico para manejar indirectamente y –así, cognitivamente– la emoción. Digamos de pasada que esa falta de distinción entre fun- ciones naturales y superiores que caracteriza la actual psicología experimental de los medios la condena a la micro-psicología y la micro-explicación y no le permite heredar la tradición más rica de la teoría del arte que Vygotski trata de suscitar con su obra. Los problemas psicológicos del arte. La importancia delas emociones superiores en la organización directiva de la psique Esta obra está aún lejos del posterior desarrollo de su teoría sobre la construcción mediada de las funciones superiores, y en ella Vygotski toma de los modelos de estí- mulo-respuesta buena parte de su aparato teórico; apunta ya sin embargo hacia el modelo de las funciones superiores mediadas al sostener que los afectos y las respuestas se reestructuran desde la conciencia. Bajo la dirección consciente una reacción débil o secundaria puede así constituirse en “la dominante” (término de la neurofisiología de Ujtomsky). Con algunas de las reflexiones teóricas que Vygotski realiza en la Psicología del arte avanza ya conceptos posteriores, pero aún de manera especulativa; por eso advierte de que la investigación experimental del proceso de la catarsis y de las relacio- nes entre la imaginación y los sentimientos queda aplazada. Al sumergirse en el arte, en lugar de dejarse fascinar por los procesos psicológicos más intelectuales, Vygotski sigue a Espinoza, quien sostuvo que el centro de la vida espiritual del ser humano son las pasiones y los sentimientos (la felicidad, la desgracia) 21La psicología del arte en la psicología de Vygostski 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 21 y que éstos constituyen procesos globales que no pueden subdividirse mecánicamente como no sea de manera estrictamente descriptiva. Son estos sentimientos y pasiones los protagonistas auténticos de la Psicología del arte. De ahí que Vygotski afirme que los personajes de la tragedia no nos hablan tanto de su propia vida y su eventual porvenir, cuanto de nuestras emociones y de su evolución futura. Las emociones mismas son en el fondo los auténticos personajes de la obra literaria. En este sentido el carácter de las emociones superiores aparece en una luz muy distinta de las tesis dominantes en la psi- cología experimental actual, que considera que las emociones son básicamente proce- sos involuntarios que vienen de dentro, lo más ajenos posible a los procesos culturales y voluntarios que serían el territorio básico de los procesos cognitivos, como el razona- miento proposicional, la resolución de problemas o la función ejecutiva. Digamos de paso que esa posición está en sintonía con una visión negativa hoy muy extendida ins- titucional y profesionalmente que considera que el papel de estos –en cuanto que las emociones sólo podrían ser suscitadas pero no construidas– no es de formación, sino de manipulación de los sentimientos. Desde el punto de vista funcional, las ideas de la Psicología del arte releídas desde la obra posterior de Vygotski, nos llevan a la idea central de que la reestructuración del sentido provocada por la obra literaria “crea función emocional”, vinculando las emo- ciones a la conciencia y convirtiéndolas en sentimientos. Ello permite establecer un puente entre la función emocional natural y la superior, de modo que las respuestas emocionales del organismo se vinculan con las respuestas emocionales de la conciencia y viceversa. Con el resultado de que las emociones dejan de ser reactivas, involuntarias y difusas, y se hacen focalizadas y dirigidas. En ese proceso se vinculan a los procesos cognitivos y pasan así a ejercer de nuevo, ahora un nivel más elevado y libre, el papel central en la orientación de la conducta que las emociones naturales han desempeñado en los estadios anteriores del organismo. De modo que el significado y el sentido pue- den comenzar, al menos en parte, a ir de la mano. En una de sus últimas obras Vygots- ki comenta ese carácter directivo de las emociones superiores: En uno de sus trabajos tempranos es precisamente donde Scheler fundamenta su distinción entre sen- timientos superiores e inferiores. La relación de los sentimientos inferiores con los objetos está siempre contextualizada y se establece por los actos sucesivos de inclusión. A ese tipo de sentimientos no le es inmanente ninguna tendencia. A veces tenemos que buscar incluso el objeto de nuestra pena. Por el contrario el sentimiento superior va siempre dirigido a algo, exactamente igual que la idea. Se trata de un proceso consciente, en principio sólo asequible a la comprensión, mientras que los estados emocio- nales elementales únicamente admiten la constatación y la explicación causal (Vygostski, 1933/1984, p. 288, la cursiva es nuestra) La visión vygotskiana de la obra literaria es en este sentido una visión optimista que atribuye gran importancia y confiere realidad psico-evolutiva a la creación cultural. En cuanto que el arte prepara mediante vivencias evocadas para los problemas más com- plejos y desafiantes de la vida y construye capacidades sentimentales desde estímulos virtuales que luego podremos ejercer en situaciones reales, su papel es determinante para formar la personalidad de las sociedades y esclarecer sus intenciones y motivos. Se nos muestra en esta luz como uno de los mecanismos culturales fundamentales para desarrollar las funciones y la capacidad directiva (del Río y Álvarez, en prensa b), no sólo para comprender el significado objetivo de las cosas, sino su significado subjetivo, el sentido que estas adquieren para nuestra vida, al integrar la comprensión intelectual con las intenciones y los sentimientos. La comunicación dramática, para ser tal, no sólo comunica un mensaje literal escrito sino que, a través de la actuación de los personajes en la escena que vehicula el actor mediante la comunicación indirecta con el público (Vygostski, 1932/1984/2007) produce la socialización, transformación y reconstrucción de los sentimientos, que es lo que constituye el auténtico argumento de la obra. 22 del Río y Álvarez 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 22 Como dice Vygotski en el Tratado sobre las emociones (1933/1984) éstas tienen un carácter intencional en el sentido estricto propuesto por Brentano de que la emoción intencional –el amor, el odio– no se asocian simplemente, no son sobre o en relación con algo, sino que estás dirigidas a algo o alguien. Si relacionamos ese carácter dirigido que Vygotski considera como aspecto central en su Tratado, con su tesis anterior de que es la obra artística la que permite construir esa capacidad directiva de las emocio- nes, comprobamos que Vygotski inicia con la Psicología del arte un camino cuyo signifi- cado final sólo se alcanza en su obra posterior. Efectivamente, la cualidad de dirigidas de las emociones superiores o sentimientos parece cerrar de manera perfecta el círculo que había comenzado a trazar Vygotski en Psicología del arte con la concepción de la obra literaria como psicotecnia cultural preci- samente para dirigir las emociones, para dotarlas justamente de ese carácter consciente y focalizado. La tesis de Vygotski es que la conexión entre las emociones superiores dirigidas y las naturales asociadas o reactivas no puede ser imposible –como dejó plan- teado el dualismo cartesiano– ni reduccionista –ya sea una reducción por elevación como en la metafísica espiritualista o por descendimiento como en el mecanicismo fisiológico– sino que es preciso hallar una vía de conexión entre las funciones superio- res y los mecanismos fisiológicos y neurales. Al señalar la estrecha relación entre los sentimientos y la voluntad, Vygotski está subrayando el potencial directivo y formativo del arte. El arte activa las pasiones y las acerca a la voluntad: “el arte es el medio de establecer el equilibrio entre el hombre y el mundo en los momentos más críticos y responsables de su vida” (Vygostski, 1925/1970/1972, p. 316). La concepción de las emociones como procesos voluntarios se aparta de los modelos teóricos que dominaban en tiempos de Vygotski, como él mismo comenta en su obra de 1933, por una razón fundamental. Mientras estos contemplaban las emociones dentro de un psicología estática, en que el referente es la homeostasis o el espíritu inmóvil, Vygotski parte de un modelo dinámico, evolucionista y evolutivo, de la mente humana y de sus funciones superiores. En su modelo las emocionessuperiores se construyen y desarrollan. Aún más, se autoconstruyen y autodesarrollan por cada indivi- duo en su formación moral y por cada cultura en su desarrollo espiritual. Como señala Dorothy Robbins (1999), aunque Vygotski comparte la aproximación global antidua- lista de Espinoza y su concepto de determinismo como determinación, como decisión de la psique humana, el carácter evolutivo e histórico con que aborda la determinación espinoziana de las emociones va más allá de la propuesta de Espinoza. Lo relevante, de cara a las vías sociales y culturales que abre su tesis, es que las emo- ciones superiores se desarrollan, no por una mera y directa actuación del conocimiento y la voluntad, como sostenía Descartes (como producto de los procesos cognitivos, diríamos hoy), sino mediante un proceso psicotécnico más complejo, distribuido externamente en toda la cultura y del que el arte forma parte destacada: Las actuales investigaciones psicofisiológicas sobre las emociones muestran, en efecto, que la vía para desarrollar las emociones y por lo mismo la vía para provocar y crear artificialmente emociones nuevas, no se basa en la intervención directa de la voluntad sobre el nivel de las sensaciones, como ocurre en el caso del pensamiento y el movimiento. En este caso la vía es mucho más sinuosa y, como muy bien dice Stanislavski, más tiene de lograr el sentimiento que buscamos mediante trucos que de provoca- ción directa. Sólo de modo indirecto, creando un complejo sistema de ideas, conceptos e imágenes de los que esa emoción concreta forma parte inseparable, podemos provocar el sentimiento que buscamos y, con ello, dar la tonalidad psicológica elegida a todo el conjunto del sistema y a sus manifestaciones externas. “Estos sentimientos –dice Stanislavski– no son exactamente los que experimenta el actor en la vida” (ibídem). Son más bien sentimientos y conceptos generalizados, liberados de todo lo super- fluo, a los que se ha quitado su naturaleza global indefinida. Si estos sentimientos han superado ese proceso de formalización artística –por emplear la acertada expresión de L. Ya Guriévich se distingui- rán de las emociones propias de la vida en una serie de atributos.” (Vygotski, 1932/1984/2007, p. 327 23La psicología del arte en la psicología de Vygostski 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 23 de la edición rusa. L. Y. Guriévitch (1866-1940) fue una escritora rusa soviética, traductora, historia- dora teatral.) Si la tesis vygotskiana es correcta, las personas y las sociedades dependerían de sus producciones y psicotecnias culturales para construir sus emociones superiores y orga- nizar su vida intencional y directiva, para esclarecer sus motivos (constituir –por emplear el término de Burke (1945)– sus gramáticas motivacionales) y orientar sus intenciones, para poder articular sus conocimientos con sus sentimientos y acceder en definitiva lúcidamente al sentido. Deberíamos esperar según este supuesto una gran variedad en las construcciones individuales y culturales del sentido y de la sentimenta- lidad (Harré, 1986). Y, efectivamente, por referirnos a la capacidad de reestructuración sentimental, la investigación de la psicología social de los medios nos confirma que no todo el mundo es capaz de alcanzar la catarsis. No todo el mundo se conmueve o llora en una buena película al alcanzar un punto de climax, ni todas las personas alcanzan el climax en el mismo tipo de película. Las diferencias para proyectar los sentimientos en los estímulos audiovisuales son muy grandes (Biblow, 1973; Gunter, 1980). Podemos atribuir parte de esas diferencias a sus funciones naturales innatas, pero si la tesis de Vygotski es acertada, sería más productivo indagar en las dietas culturales y en las psi- cotecnias del sentimiento de cada persona y de cada cultura para llegar a entender y explicar esas diferencias. Accederíamos a la construcción de nuestro personal edificio sentimental y directivo desde los materiales y las técnicas constructivas que nos lega nuestra cultura; gracias a ellos los autores actúan sobre sus culturas y las culturas actú- an sobre los niños y los ciudadanos: “el arte representa una técnica social del senti- miento, un instrumento de la sociedad mediante el cual incorpora a la vida social los aspectos más íntimos y personales de nuestro ser” (1916/1970/1972, p. 305). Los problemas psicológicos del arte: el poder de la palabra En la tradicional distinción (Paivio, 1971; Sokolov, 1972) entre mentes predomi- nantemente verbales y mentes predominantemente visuales, parece que Vygotski estaría en el primer grupo. Van der Veer (1991), recogiendo testimonios de Galperin (en Haenen, 1989, p. 16) afirma que el don de palabra de Vygotski rayaba en la pato- logía. Y cuenta a este respecto que sin embargo era incapaz de comprender bien una imagen, y aunque pudiera describir lo que decía se le escapaba su sentido. Pero si tenía que dar explicaciones a otra persona sobre esa misma imagen, podía contar más cosas de las que esa persona podría sacar viendo ella misma la imagen; sólo entonces, al hablar sobre ella, la imagen se hacía inteligible para el propio Vygotski. La palabra era el foco de su pensamiento afirma Galperin, y el propio Vygotski lo confirma: “Como sabes, siempre tengo que hablar, de las quimeras, de las ideas” (carta a Leóntiev, 11 de julio de 1929). Como también recoge van der Veer en su semblanza (1991) Vygotski tenía una voz expresiva y sus conferencias implicaban y buscaban el contacto psíquico con el oyente, al que invariablemente cautivaban. Kolbanovsky, uno de sus discípulos, lo describía así: Es difícil definir claramente lo que atraía en las conferencias de Lev Semionovich. Lo que cautivaba a sus oyentes además de su interesante contenido y su profundidad era su genuina sinceridad, su conti- nuo esfuerzo por elevarse, la elegante expresión literaria de su pensamiento. Su propia voz, con un tono suave de barítono y una entonación rica y flexible, producía una especie de placer estético. Desea- bas intensamente experimentar la influencia hipnótica de oírle hablar y era difícil sustraerse a una involuntaria sensación de contrariedad cuando terminaba. (Kolbanovsky,1934c, p. 388, citado por van der Veer, 1991, p. 14) El lector de Vygotski habrá también observado que su modo de escribir conserva buena parte de esa personalidad en que las argumentaciones tratan no sólo explicar el 24 del Río y Álvarez 02. PROLOGO 15/2/07 10:20 Página 24 tema, sino de implicar al oyente (en este caso al lector), arrastrándole a la misma pasión que él muestra por el problema sobre el que está argumentando para lo que con fre- cuencia recurre a expresiones más implicativas y posturales de lo que aconseja la urba- nidad académica. Decía Unamuno (1986) que hay personas que hablan como libros y libros que hablan como personas, señalando ese carácter árido y enajenante del discur- so en las personas incapaces de compartir su mente y llegar al otro, al tiempo que algu- nos autores logran escribir superando esa impersonal lejanía esperable en un libro y establecen, incluso en el género escrito, el vínculo humano. Más allá de la estructura semántica, más allá de la exposición científica objetiva sobre los hechos, la vía por la que Vygotski intenta implicar al lector en sus escritos es el sentido de lo humano Si subrayamos el carácter central de la palabra (de la voz, el habla y la escritura) en la pro- pia psique personal de Vygotski, es para comprender mejor la plausibilidad de que fuera justamente la palabra lo que le permitiera penetrar tan hondamente en la psique. La palabra, el habla, la escritura, son los puentes –los operadores, las mediaciones, los instrumentos psicológicos– que tiende Vygotski entre el contenido del texto que se declama y los procesos que resuenan en la mente, entre las acciones y representaciones de la cultura exterior y las funciones interiores7. Es la íntima y personal familiarización con todos los matices y resonancias de la voz exterior y del lenguaje interior lo
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