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Neuroanatomia_Clinica (33)

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La médula espinal y el encéfalo se hallan bien protegidos. Ambos se encuentran
suspendidos en líquido, el líquido cefalorraquídeo, y están rodeados por los huesos
de la columna vertebral y del cráneo (v. caps. 4 y 5). Por desgracia, si la intensidad de
un golpe o traumatismo es suficientemente grande, estas estructuras protectoras
pueden verse superadas, con el consiguiente daño en el delicado tejido nervioso
subyacente. Además, es probable que también resulten lesionados los nervios
craneales y raquídeos y los vasos sanguíneos.
Lesiones de la médula espinal
El grado de lesión de la médula espinal a diferentes niveles vertebrales depende de
factores anatómicos. En la región cervical, la luxación o fractura luxación es común,
pero el gran tamaño del conducto vertebral suele prevenir una lesión importante en la
médula espinal. Sin embargo, cuando se produce un desplazamiento considerable de
los huesos o de los fragmentos óseos, la médula resulta seccionada. La respiración
cesa si la médula es seccionada completamente por encima del origen segmentario de
los nervios frénicos (C3-C5) por resultar paralizados los músculos intercostales y el
diafragma, con lo que se produce la muerte.
En las fracturas luxaciones de la región torácica hay con frecuencia un
desplazamiento considerable y por el reducido tamaño del conducto vertebral se
produce una lesión intensa en esta región de la médula espinal.
En las fracturas luxaciones de la región lumbar hay dos hechos anatómicos que
ayudan al paciente. Primero, la médula espinal en el adulto se extiende hacia abajo
sólo hasta el nivel del borde inferior de la primera vértebra lumbar (fig. 1-16).
Segundo, el gran tamaño del agujero vertebral en esta región proporciona un amplio
espacio a las raíces de la cola de caballo. Por consiguiente, la lesión nerviosa puede ser
mínima en esta región.
La lesión de la médula espinal puede producir una pérdida parcial o completa a nivel
de la lesión y una pérdida parcial o completa de la función de los tractos nerviosos
aferentes y eferentes por debajo de la lesión. Se consideran los síntomas y signos de
tales lesiones una vez que se haya comentado la estructura detallada de la médula
espinal, y en el capítulo 4 se consideran las vías medulares ascendentes y
descendentes.
Lesiones de los nervios raquídeos
Patología y agujeros intervertebrales
Por los agujeros intervertebrales (fig. 1-19) pasan los nervios raquídeos y las pequeñas
arterias y venas segmentarias, todos los cuales se hallan incluidos en tejido conectivo
laxo. Cada agujero está limitado por arriba y por abajo por los pedículos de las
vértebras adyacentes, por delante por la parte inferior del cuerpo vertebral y por el
disco intervertebral, y por detrás por las apófisis articulares y la articulación entre ellas.
En esta situación, el nervio raquídeo es muy vulnerable y puede ser comprimido o
irritado por patología de las estructuras circundantes. La hernia del disco intervertebral,
fracturas de los cuerpos vertebrales y artrosis que afecta a las articulaciones de las
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