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2-41 a 2-44). La aracnoides espinal no está unida a la duramadre espinal, pero se mantiene contra su superficie interna por la presión del LCE. En una punción lumbar, la aguja atraviesa la duramadre y la aracnoides espinales simultáneamente. Su aposición constituye la interfase duramadre-aracnoides (fig. 2-43), a menudo denominada erróneamente «espacio subdural». No existe ningún espacio real natural en este lugar, sino que se trata más bien de una débil capa celular (Haines, 2013). La hemorragia en esta capa crea un espacio patológico en la unión duramadre-aracnoides, donde se forma un hematoma subdural. En el cadáver, por la ausencia de LCE, la aracnoides espinal se despega de la super-ficie interna de la duramadre y yace laxamente sobre la médula espinal. La aracnoides espinal está separada de la piamadre, sobre la superficie de la médula espinal, por el espacio subaracnoideo que contiene LCE. Delicadas hebras de tejido conectivo, o trabéculas aracnoideas, cruzan el espacio subaracnoideo y conectan la aracnoides y la piamadre espinales. FIGURA 2-43 Sección transversal de la médula espinal in situ para exponer las meninges y los espacios asociados. 298 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org booksmedicos.org Push Button0: