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Manual Natación Adaptada - Final digital - agosto 2022

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Manual de Natación Adaptada 2022
Asociación Federal de Entrenadores de Natación
Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional del Comahue
Manual de Natación Adaptada 2022
Asociación Federal de Entrenadores de Natación
Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional del Comahue
Secretaría de Extensión Universitaria 
Manual de natación adaptada 2022 / prefacio de Marcela Inés Abascal; prólogo de 
Alejandro Pérez. - 1a ed. - Neuquén: EDUCO - Universidad Nacional del Comahue, 2022. 
Libro digital, PDF 
 
Archivo Digital: descarga y online 
ISBN 978-987-604-614-5 
 
 1. Deportes. 2. Deportes Acuáticos. 3. Natación. I. Abascal, Marcela Inés, pref. II. Pérez, 
Alejandro, prolog. III. Título. 
CDD 797.21 
 
Ilustración de tapa: Sonia Cottone Mazzeo 
Diseño de tapa e interior: Javier Cabrio 
Corrección y adecuación a lenguaje inclusivo: Leticia Colonna 
 
El Consejo Editorial de la Universidad Nacional del Comahue avaló la publicación del 
libro “Manual de Natación Adaptada 2021”, presentado por la Secretaría de Extensión 
Universitaria de la Universidad Nacional del Comahue. 
 
Miembros académicos: Dra. Adriana Caballero - Dra. Ana Pechén - Dr. Enrique Mases 
Presidente: Mg. Gustavo Ferreyra 
Director Educo: Lic. Enzo Canale 
Secretario: Com. Soc. Jorge Subrini 
 
Disposición N° 114/21 
 
 
 
 
 
Impreso en Argentina - Printed in Argentina 
©2022 – EDUCO- Editorial de la Universidad Nacional del Comahue 
Buenos Aires 1400 – (8300) Neuquén – Argentina 
Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio, 
sin el permiso expreso de EDUCO. 
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Prólogo
La mejor manera de participar es hacer el bien, hacerlo desde la lucha por las relaciones de igual-
dad que te preparan humanamente para vivir con una mejor calidad de vida en sociedad. Por 
eso, un libro como éste, tiene en cada capítulo verdaderos pilares sobre los cuales intenta ir a “las 
cosas” realmente importantes para ser parte de la práctica de la natación adaptada, como aporte 
a la aptitud física y la salud de las personas con discapacidad. Es decir, mejorar la calidad de vida 
como un valor agregado al sentido humano, ciudadano y profesional, tomando como eje, en este 
caso, actividades adaptadas de este tipo. Por eso, aquí encontrarán no sólo información pedagógi-
ca y científica sino un ejercicio de valores de un alcance y profundidad antro poética (Morín 2001), 
donde la diferencia, entre otras cuestiones, sea “poder” de otra forma.
 El presente libro, plantea, a quienes lean, las bases legales sobre los derechos más importantes 
de los últimos 20 años; permite entender desde diferentes planteos a la natación como mediado-
ra entre individuo con discapacidad y territorio. Este último entendido como el que se construye 
socialmente y esto solo significa que no importa si tienen o no discapacidad. Justamente aborda 
esta idea con bases antro poéticas, como se anticipó, pues el déficit no solo alcanza las barreras 
arquitectónicas y de accesibilidad sino que la cuestión es mucho más compleja, pues incluye a 
todo el ambiente de una natación profundamente distinta.
En palabras más justas es un manual muy completo, porque la diversidad compilada valoriza la 
relación vincular entre el equipo docente y de entrenamiento con las personas con discapacidad, 
como parte de un proceso individual de aprendizaje que implica, ante todo, seguridad y placer 
por la actividad. Es así, que subyace de todo el material escrito las diferentes dificultades, que las 
personas enfrentan en la cotidianeidad del aprendizaje o de la preparación en la práctica y entre-
namientos en la para natación de las personas con discapacidad.
Además, los involucrará en los efectos terapéuticos mediante las propiedades físicas y térmicas de 
la hidroterapia. En este sentido, la terapia física representa para estos deportistas una especifici-
dad desafiante para la elección de las ejercitaciones, pues parte de la comprensión de la flotación, 
punto clave para la elaboración de programas en contraposición con los ejercicios a nivel terrestre.
Es decir, como se adelantó, tiene tanta diversidad de pensamiento, conocimiento legal, aportes me-
todológicos y científicos a nivel psicomotor, imagen y esquema corporal, lo cual resulta fundante 
para el profesional que trabaja en esta área tan influenciada por las variables individuales, sociales 
y organizacionales de las instituciones. En esta línea, encontrarán los aportes de la Psicomotricidad 
(como ciencia) desde la trama vincular con el “otro” familiar, equipo de entrenamiento o colectivo do-
cente, y la importancia del por qué es importante comprender qué sucede con las infancias y su en-
torno en estas etapas decisivas donde cobra protagonismo la decisión de iniciarse, mejorar y perfec-
cionarse en la natación adaptada. De ahí, la relevancia de otros aportes didácticos y metodológicos 
para la enseñanza y el aprendizaje de las prácticas acuáticas en las personas con discapacidad, ya sea 
en las escuelas o como parte de la rehabilitación donde, desde el propio manual, aconseja a través de 
la voz escrita, la importancia de no saltear etapas cumpliendo los objetivos de las infancias, donde la 
familia y el equipo terapéutico son fundamentales en el proceso. Sienta las bases para señalar un ca-
mino muy importante para las personas con discapacidad desde la rehabilitación al deporte y el tra-
bajo interdisciplinario para la iniciación, desarrollo y entrenamiento de la natación adaptada, hasta 
incluso, la faceta deportiva y competitiva del proceso de preparación para este deporte adaptado.
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Finalmente el manual enfrenta la difícil decisión técnica de abarcar un tema altamente comple-
jo como la clasificación Deportiva en el mundo de la competencia (máxima igualdad), donde la 
principal cuestión pasa por la equidad en todos los deportes del Comité Paralímpico Internacio-
nal, tanto de verano como de invierno. En ese mismo campo propone la reglamentación actuali-
zada como herramienta en la para natación con educadores y jueces internacionales de Natación, 
para cumplir la misión de llevar a cabo programas educativos en sus propios países para desarro-
llar y difundir el movimiento paralímpico. De acuerdo con esta responsabilidad, se propone la ini-
ciativa de brindar conocimiento acerca de la Reglamentación en para natación, campo en el que 
podrán formarse nuevos Técnicos y Oficiales para participar en dichas Competiciones, aspecto en 
el que colabora este libro sin dudas.
Todos estos aportes de profesionales que trabajan para el progreso de las personas con discapaci-
dad, representan un verdadero escudo cultural que con la pluma y la palabra luchan contra la se-
gregación y la desigualdad en las instituciones educativas y comunales. Así es como las palabras 
de André Gide cobran más sentido, cuando nos dice: “Se escribe para que algo no muera”. Tras este 
escudo, los autores y autoras representan una verdadera trastienda que orienta los vínculos a una 
convivencia social justa, donde el reconocimiento del “otro” es fundamental para la realización 
adecuada de la natación adaptada.
Ha sido muy importante y gratificante saber que hay gente que construye espacios cívicos desde 
sus vivencias y sabiduría, para con los “otros”, donde el mañana delinea un camino con un progre-
so complejo, difícil, y a veces, casi imperceptible para quienes, con sólo mirar, aplaudir o nombrar 
las acciones, creen haber resuelto la cuestión. Por eso, este manual es una fuente de aprendiza-
je para quienes necesitamos comprender “las cosas” de las personas con discapacidad, como un 
verdadero desafío, donde se rescriban y analicen las bases para un nuevo futuro social para la 
natación adaptada.
“Son los que pueden correr, lanzar, saltar y nadar, si de eso se trata, los verdaderos discapacitados, pues
en realidad, los capacitados son todos aquellos que justamente no pueden hacerlo y aun así… lo hacen”
Daniel Naveiras
Lic. Alejandro Pérez - Director de Deporte AdaptadoSecretaria de Deportes Ministerio de Turismo y Deporte de la Nación
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Prefacio
“Los sabios tienen las mismas ventajas sobre los ignorantes que los vivos sobre los muertos”
Aristóteles 
La Natación para deportistas con discapacidad desde sus inicios ha ido logrando grandes avances 
en cuanto a las marcas alcanzadas por los nadadores gracias al esfuerzo de los competidores, en-
tendiendo que para poder llegar al alto rendimiento se debe responder a las exigencias y cumplir 
con los fundamentos que la Ciencia Deportiva pone a disposición del Deporte Adaptado y Paralím-
pico. Para esto, además, fue necesario que los Entrenadores estén a la altura del Deporte de Elite 
a través del trabajo riguroso que requiere el proceso de entrenamiento; capacitándose; ajustando 
las técnicas de nado según las características individuales de cada nadador y desarrollando su crea-
tividad para que junto a su nadador éste pueda desplegar habilidades que le permitan mejorar sus 
marcas afinando cada uno de los componentes de una carrera (entrada y salida del agua, partida, 
nado, vueltas y toque final). No cabe la menor duda que es imprescindible la capacitación continua 
de los Entrenadores.
A partir de la década del ´90 Entrenadores de Nadadores sin Discapacidad comenzaron a intere-
sarse por la natación adaptada, haciendo sus primeras experiencias, lo que aportó la visión del en-
trenamiento deportivo.
En Barcelona´92 fueron los primeros Juegos Paralímpicos en los que se aplicó el sistema funcional 
de clasificación. Esta disciplina deportiva, liderada por la Sra. Anne Green junto a la Terapista Física 
Jane Buckley, ambas australianas, hizo un giro de 180º hacia la gran evolución con el objetivo de 
colocarla en el más alto nivel de competencia. Este proceso continúa especialmente en el área de la 
clasificación deportiva, donde la misión, hoy, es buscar establecer un sistema basado en la eviden-
cia para que sea lo más objetivo posible.
Uno de los cambios más relevantes en aquel entonces fue el de abrir las puertas a todos los países 
por igual, compartir información, oportunidades de capacitación, organizar equipos de trabajo, 
escucha activa de las opiniones de los nadadores y entrenadores del mundo entero
Lic. Marcela Inés Abascal
Clasificadora Internacional de Paranatación del IPC.
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En Argentina venimos trabajando en la Clasificación desde 1990. En aquel entonces debimos 
aprender un sistema completamente diferente de lo que se venía aplicando (categorías basadas 
por el diagnóstico médico, compitiendo por separado: PC; Silla de Ruedas; Amputados; “Los Otros” 
y Ciegos, y existiendo 30 categorías). Debimos trabajar entrenadores, médicos y terapistas físicos 
juntos. Conformamos un equipo con grandes profesionales argentinos como el Dr. Federico Posse 
-de Tucumán desde 1990-, la Dra. María Achidiak – de Mar del Plata desde 1992-, ambos médicos 
especialistas Fisiatras, y la TF Alicia Arroyo con quien desde 1994 aún seguimos juntas en esta apa-
sionante tarea.
El Arbitraje fue otra área de la competencia que se profesionalizó con el tiempo. Comenzando con 
la participación de Jueces FINA sin preparación para la competencia paralímpica. Como resolución 
al problema de contar con jueces que no comprendían las características funcionales de los nada-
dores con discapacidad se instauró la participación de Asesores Técnicos Internacionales los que 
teníamos la función de trabajar junto a ellos habilitando o no las descalificaciones. Beijing 2008 
fue la última competencia donde actuamos, ya que se capacitaron y certificaron como Oficiales 
Técnicos Internacionales (WPS ITO) de WPS. La experiencia obtenida como Asesora Técnica Inter-
nacional de WPS me permitió trabajar y poder colaborar a desarrollar el arbitraje en Argentina 
junto a Patricio Ramallo de CADDARA.
Aplicando lo establecido por la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, 
todos los que están a cargo de personas con discapacidad o equipos deportivos, deberán respe-
tarlas como tales, como personas, con todo lo que concierne al ser personas, teniendo siempre 
presente, como bien representa la frase que surgió en el movimiento social de la década del ´70,: 
“Nada de nosotros, sin nosotros”. Trabajamos con y para los deportistas con discapacidad, tenga la 
deficiencia que sea (Intelectual, Física o Visual).
Argentina tuvo una activa participación a través de la organización de competencias internacio-
nales con sede en Mar del Plata, impulsada gracias a la pasión y la convicción del Prof. José Luis 
Campo fundamentalmente desde 1997 culminando con el Campeonato Mundial de Natación IPC 
en el año 2002. Todas estas oportunidades de contar con el staff de Natación del IPC nos brindaron 
la posibilidad de crecer en todos los aspectos, tales como, organización; arbitraje, cursos de clasifi-
cación, accesibilidad, visibilidad de las personas con discapacidad, motivar y estimular a nuestros 
nadadores y entrenadores interactuando con el más alto nivel deportivo y competitivo, entre otros.
Gracias a los Juegos Deportivos Evita, Argentina ha logrado que jóvenes con discapacidad del país 
entero puedan realizar sus primeros pasos en el camino deportivo. Si bien no todos llegan con un 
correcto nivel técnico, este evento les brinda la oportunidad de experimentar la competencia; ob-
servar y compararse con quienes sí llevan realizando un buen trabajo en el agua. Una de las reali-
dades que comparten los profesores es la falta de infraestructura para poder realizar la actividad 
acuática de manera sistemática durante todo el año, y la falta de horarios disponibles para el de-
sarrollo de la actividad. Con inteligencia, los responsables de la Paranatación de las federaciones 
deportivas FADESIR, FADEC y FADEPAC observan las competencias de estos Juegos para poder 
detectar talentos; dialogar con los profesores de las diferentes provincias y acercarlos a la compe-
tencia nacional oficial.
La Natación competitiva en Argentina ya no alcanza con los Profesores de Educación Física, sino 
que exige la formación de Entrenadores de Natación especialistas en esta disciplina; mayor ca-
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pacitación; utilización del conocimiento científico de todas las herramientas que tenemos dispo-
nibles del deporte para personas sin discapacidad para aplicarlas y crear nuevos conocimientos 
de la natación adaptada y paralímpica. Es más que obvio que requiere de la capacidad para tra-
bajar en equipo con profesionales preparados en el ámbito deportivo. Hoy es difícil pensar que 
los procesos de entrenamiento de los nadadores de elite no incorporen médicos especialistas en 
las diferentes deficiencias elegibles para el IPC, médico deportólogo, nutricionista, psicólogo, ex-
perto en metodología del entrenamiento y experto en biomecánica quien analizará la eficiencia 
de la técnica del nadador evaluando la posición hidrodinámica, la flotación, el factor de arrastre 
y la propulsión que generan las extremidades. La función de los terapistas físicos o kinesiólogos 
para ciertos nadadores requiere de un tratado especial ya que además de evitar o tratar lesiones, 
durante los entrenamientos preparan al nadador para el esfuerzo ligada a la entrada en calor o 
durante el entrenamiento mismo; organizan motrizmente al nadador para que pueda realizar 
correctamente los gestos técnicos; disociación de las cinturas pélvicas de la escapulo-humeral; 
realizar ejercicios de descarga, por ejemplo de los miembros superiores para poder realizar co-
rrectamente el agarre, la propulsión el recobro como también de los miembros inferiores; faci-
litan la alineación del cuerpo en el agua, reorganizan el tono muscular y trabajan sobre la cen-
so-percepción. Al finalizar la sesión de entrenamiento, pensando en ejercicios de recuperación 
trabajan la elongación y el posicionamiento corporal adecuado que les permita continuar con las 
actividades de la vida diaria.
Cada profesional aportará su conocimiento y experiencia para que el Para Atleta logre alcanzar su 
máximo potencialy su objetivo deportivo.
Nuestro país cuenta con profesionales muy capacitados, pero encuentro que la falta del manejo 
del idioma inglés es una traba para acceder a la información de primera línea disponible; para 
poder acceder a capacitaciones internacionales y para poder compartir conocimiento; interactuar 
e interrelacionarse con el mundo. Si bien el IPC poco a poco publica algunos documentos en espa-
ñol, el idioma oficial sigue siendo el inglés.
Dentro de los componentes de las distintas áreas que integran al WPS se pueden encontrar las 
siguientes: Información sobre los Atletas licenciados, Sistema de gestión de datos deportivos del 
IPC; Clasificación; Calendarios de Competencias; Records y Rankings, Reglamentos, Documenta-
ción actualizada, Formularios oficiales que se utilizan durante la competencia y la clasificación, 
Educación hacia postulantes como clasificadores y oficiales técnicos y recertificación de los ya cer-
tificados. Articula con los diferentes Comité: Grupo Asesor de Clasificación; Grupo Asesor Técnico; 
Grupo Asesor de Entrenadores y Comité de Atletas representantes ante el IPC. Todo disponible en 
el sitio web: https://www.paralympic.org/swimming. 
Considero importante, aunque sea una obviedad, que los Entrenadores y Profesores deben co-
nocer los reglamentos de esta disciplina deportiva si tienen a cargo nadadores con discapacidad, 
entre ellos: Reglamento Técnico de Para Natación, Reglamento de Clasificación de Para Natación 
y el Código de Clasificación del IPC. Así como también darlos a conocer a sus Atletas. De esta ma-
nera, cuanto mayor sea el conocimiento de todo lo concerniente al deporte, mejor y más efectiva 
será la actuación de cada uno de los protagonistas de la Para Natación.
 Este Manual es una importante herramienta para quienes se dedican o desean trabajar en na-
tación para personas con discapacidad, donde profesionales expertos transmiten información y 
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experiencias que guiarán las prácticas de aquellos que entren al agua o desde el borde atiendan a 
personas con discapacidad en las diferentes áreas de la actividad acuática., proporcionando el vo-
cabulario correcto y actualizado que responde a la Convención sobre los Derechos de las Personas 
con Discapacidad y a la Clasificación Internacional del Funcionamiento, Salud y Discapacidad, y 
en consonancia con el Comité Paralímpico Internacional.
 Como bien refleja este Manual, el agua es un medio único, magnífico y especial para las personas, 
gracias a las propiedades de ella, del efecto placentero que produce y de las posibilidades de mo-
vimientos y de las posturas corporales, que en muchos casos, sólo ocurren por encontrarse dentro 
de ella. Recorre las diferentes instancias donde el medio acuático colabora con los procesos de 
rehabilitación de las personas con discapacidad, ya sea a través de la Hidroterapia llevada a cabo 
por Kinesiólogos o Terapistas Físicos, o Profesores de Educación Física a través de la natación y 
ejercicios o gimnasia acuática, participando de los equipos transdisciplinarios de rehabilitación. 
Además, abordando el tema de la enseñanza de la natación con fines recreativos tanto en los ám-
bitos escolares como en los clubes o centros deportivos.
El conocimiento para poder comprender la complejidad de la condición de salud, secuelas, carac-
terísticas funcionales es muy necesario tanto para profesores como entrenadores. Trabajar con 
personas con discapacidad física requiere conocer cómo funciona el sistema nervioso, el sistema 
músculo-esquelético, análisis del movimiento y biomecánica específica de la natación y de la na-
tación adaptada. Pero como mencionara anteriormente, las incumbencias profesionales exigen 
del trabajo equipo para que cada uno pueda aplicar los aportes de los diferentes profesionales. 
Así se puede observar en este Manual, en el que participaron los distintos actores del deporte 
adaptado y paralímpico (Atleta Paralímpico, Kinesiólogo-Terapista Física, Entrenador, Árbitro y 
Psicomotricista).
Me siento con el privilegio de haber formado parte del movimiento deportivo para personas con 
discapacidad, de haber tenido como Maestro y Amigo al Prof. Héctor Ramirez; como entrenadora 
de natación; a cargo del Comité de Natación y Clasificación de FADESIR (Federación Argentina 
de Deportes sobre Sillas de Ruedas), como miembro del COPAR en su fundación; Asesora Técnica 
Internacional de WPS y como Clasificadora Internacional de WPS actividad que continúo en la 
actualidad, lo que me ha permitido conocer y trabajar junto a tantos excelentes deportistas y pro-
fesionales, aprender y seguir aprendiendo.
Agradezco a la Diplomatura Deportiva en Natación Adaptada; patrocinada por la Asociación Fe-
deral de Entrenadores de Natación, y la Secretaria de Extensión universitaria de la Universidad 
nacional del Comahue por invitarme a compartir este espacio con ustedes. Que este Manual sea el 
impulsor para nuevos documentos que sigan brindando y aportando conocimiento tan necesario 
para la natación adaptada y paralímpica.
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Agradecimientos
Este Manual se pudo llevar a cabo con fecundidad pedagógica y social, para beneficio de la comu-
nidad del deporte y natación adaptada; debido al apoyo incondicional del Presidente de la Aso-
ciación Federal de Entrenadores de Natación, Entrenador Walter Rodriguez y equipo; como así 
también por el acompañamiento, aliento, y asesoramiento permanente del Mg. Gustavo Ferreyra 
y equipo, de la Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional del Comahue. 
Nuestra gratitud al Profesor y Licenciado Emilio Masabeu, colega de la Diplomatura, por acompa-
ñarnos siempre en el campo del saber y de la Investigación. Y al incansable Lic. Orlando Moccaga-
tta, motivador y articulador de nuestros proyectos de ahora y siempre.
En otro orden de reconocimientos, nos digna el privilegio de recibir el prólogo del Lic. Alejandro 
Pérez; del prefacio de la Lic. Marcela Abascal; y las palabras finales del Mg. Robert Strauss.
A todo el equipo docente de la Diplomatura deportiva en natación adaptada de la Universidad 
Nacional del Comahue… Gracias por el inmenso, intenso y cálido esfuerzo, y por la generosidad en 
la elaboración y confección del presente Manual.
Manual de Natación Adaptada 2022
Asociación Federal de Entrenadores de Natación
Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional del Comahue
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Avales de la Diplomatura
El prólogo, el prefacio, el informe técnico del CRUB y la Resolución N° 405/21 de la UNCo; más las 
palabras finales de prestigiosos y reconocidos profesionales nacionales e internacionales; avalan 
académica y socialmente el presente Manual de Natación Adaptada.
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Índice del Manual
Prólogo a cargo del Lic. Alejandro Pérez
Prefacio a cargo de la Lic. Marcel Abascal
Agradecimientos
Avales y normas legales
Índice
Introducción Parte I
Capítulo 1 “Ser nadador con discapacidad de la A a la Z”. Ariel Quassi
Capítulo 2 “El acceso al medio acuático de las personas con discapacidad
y la representación social sobre estas prácticas. Mg. José Luis Colaciuri
Capítulo 3 El modelo rehabilitador de abordaje de las personas con discapacidad.
Prof. Y T.F Alicia Arroyo
Capítulo 4 Aporte desde la terapia física. Prof. T.F Alicia A. Arroyo
Capítulo 5 Aportes desde la psicomotricidad. Prof. Lic. Nadia Maiarota
Introducción Parte II Bases didácticas y metodológicas de la enseñanza.
Prof. Y T.F Alicia A Arroyo 
Capítulo 6 De la rehabilitación al deporte: trabajo interdisciplinario.
Prof. Y Lic. Nadia Maiarota
Capítulo 7 La enseñanza y el aprendizaje de las prácticas acuáticas
en las personas con discapacidad en la Escuela. Lic. Marcelo C. Ruiz Díaz
Capítulo 8 Iniciación, desarrollo y entrenamiento de la natación adaptada.
Entrenador Juan Manuel Zucconi
Capítulo 9 Clasificación deportiva del movimiento paralímpico.
Prof. T.F Alicia Arroyo 
Capítulo 10 Reglamento de Para Natación. Arbitro internacional Patricio Ramallo
Palabras finales a cargo de RobertStrauss
Bibliografía 
Epílogo y referencias de los co-autores
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Primera Parte
Introducción
Lic. Marcelo Claudio. Ruiz Díaz
Coordinador pedagógico del Manual y de la Diplomatura deportiva en natación adaptada
Res. 405/21 de la Universidad Nacional del Comahue*
Pensar en la integración e inclusión social de las personas con discapacidad, es necesariamente 
especular en una sociedad preocupada y ocupada de la comunidad, quienes participan social-
mente, con o sin discapacidad, son protagonistas y gestores de esta transformación. Este desafío 
nos encuentra al colectivo, aportando desde nuestra especialidad, la natación adaptada.
El medio acuático ofrece múltiples oportunidades para el planteo de programas de intervención 
de carácter formativo, recreativo, de rehabilitación, y deportivo. Las prácticas acuáticas, y la nata-
ción como deporte, realizadas en piscinas, como en medios naturales, poseen una dimensión an-
cestral y universal; que hace que la actividad física en el medio líquido, pueda ser preponderante 
en la vida de las personas, y en especial en las personas con discapacidad.
Sabemos cómo equipo desde donde iniciar el proceso, como facilitar apoyos y como sortear dis-
tintas barreras. Obviamente también hacia dónde nos dirigimos; por qué, por quiénes, y junto a 
quiénes, gestamos esta propuesta de deporte adaptado, que aportará con creces a la calidad de 
vida de nuestra sociedad.
Cuando hablamos de intenciones, valores, experiencias y profesionalidad, pensamos primaria-
mente en la construcción de un material de apoyo que responda a estas preguntas: ¿Qué cons-
truir, para quiénes, para qué, por qué, y cómo? Y afirmamos:
<right> Construir un material de natación adaptada de amplio alcance
<right> Destinado a las personas con discapacidad, y al equipo profesional que los asisten
<right> Para mejorar el proceso de iniciación, desarrollo, y entrenamiento, como así también de reha-
bilitación, de las personas con discapacidad en programas educativos, recreativos y deportivos 
acuáticos.
<right> Convencidos del valor de las prácticas acuáticas en la vida de las personas, especialmente con 
discapacidad.
<right> A través de un programa que abarque desde la iniciación hasta las distintas variantes recreati-
vas, educativas, terapéuticas y deportivas.
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 Este plan propuesto, está dirigido a profesionales de la educación física y del entrenamiento del 
deporte adaptado. También para profesionales de áreas interdisciplinarias que pretendan reno-
var los medios pertinentes para adquirir y complementar las competencias básicas, en la inicia-
ción, desarrollo y entrenamiento de las personas con discapacidad.
Esta obra se concretará dotando al público lector, de los conocimientos, valores, y herramientas 
necesarias, para desarrollar diferentes programas de enseñanza, intervención, y entrenamiento 
Paralímpico, de la Natación adaptada.
Finalmente, y para dar inicio a la apertura del Manual, afirmamos que esta obra está inspirada 
en los capítulos 24, 26 y 30 de la Convención Internacional sobre los Derechos de las personas 
con discapacidad; en la Carta Internacional de Educación Física y del Deporte UNESCO; y en las 
buenas intenciones, vasta experiencia y profesionalismo, del equipo de la Diplomatura Deportiva 
en Natación Adaptada; patrocinada por la Asociación Federal de Entrenadores de Natación, y la 
Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional del Comahue.
* Marcelo C. Ruiz Díaz es Maestro y Profesor Nacional de Educación Física. Licenciado en Deporte Social. Entrenador
y Árbitro C, e IPC de Natación (CADDARA). Postitulado en Pedagogía de la Motricidad. Diplomado en Inclusión y Diversi-
dad Educativa. Ex docente del CEF N° 13, de la Escuela Especial N° 7, y la Escuela integral N° 6 para jóvenes con discapaci-
dad de Neuquén. Docente Terciario y Universitario en Neuquén y Rio Negro. Patagonia Argentina.
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Capítulo 1
“Ser nadador con discapacidad de la A a la Z” - Ariel Quassi
"La cabeza es la que consigue que el cuerpo llegue a donde le da la gana" 
Teresa Perales, nadadora paralímpica
Primer contacto (discapacidad y deporte)
El hecho de nacer -o adquirir- una discapacidad en Argentina –aplica a Latinoamérica - no es un dato 
menor, no lo es actualmente, mucho menos lo era hace más de 30 años.
Pero el vínculo que se da entre el común de la sociedad y las personas con discapacidad en nuestro 
país de forma profunda es muy reciente, mucho más si nos centramos en su concepción como seres 
sociales. Si nos remitimos a la historia, Aristóteles decía que “el hombre es un ser social por natura-
leza” (384-322, a. de C.), pero aquí entramos en la primera contradicción de cómo nos encontramos 
en nuestra comunidad, ya que podemos toparnos con el primer conflicto interpretativo a la hora de 
entender como una persona con discapacidad se desenvolvía (no podría asegurar que el cambio en 
la actualidad sea radical) socialmente. Debemos sin dudas asumir que nuestro país no fue -ni lo es a 
pesar de haber avanzado mucho- de los países que mejor incluyó a las personas con discapacidad en 
su cotidianeidad. De hecho, considero sin mayores reparos que el primer problema surge de las mis-
mas formaciones interpersonales donde a partir del desconocimiento, falta de interés y una cultura 
muy golpeada por crisis políticas/económicas se puso siempre el foco en otro lado, situación por lo 
cual siempre las minorías han sido en mayor o menor medida perjudicadas.
En este contexto, debemos comprender que el desarrollo de una persona como un ser independien-
te, autónomo y con una proyección socioeconómica similar a la del resto, teniendo una patología, 
ofrece más trabas que facilidades. A raíz de esto encontramos un sistema de acompañamiento pen-
sado desde el asistencialismo que solo profundiza este relato de la realidad en el contexto de las 
personas con discapacidad.
Dicho esto, como profundizara José Luis Colaciuri en el Capítulo dos, y teniendo un panorama 
de la situación social, pensar que una persona con una discapacidad motora, visual o intelectual 
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desarrolle las mismas actividades que el resto de la sociedad sonaba más a utopía, o en muchos 
casos, parte de una historia de inclusión extremadamente romantizada desde el ejemplo de vida. 
¿Quién no ha estado vinculado a una persona pequeña o adulta con discapacidad que asiste a 
nuestro establecimiento educativo o deportivo, el cual por el solo hecho de poseer una discapaci-
dad motriz, sensorial o perceptiva es llevado al plano de la excepción de la regla?
Esto sigue sucediendo en la actualidad, pero las nuevas generaciones están rompiendo un poco 
con estas cadenas en el concepto de la discapacidad vinculada a la inferioridad, a la falta de po-
sibilidades o al simple hecho de resultar un ejemplo, cuando en definitiva no son otra cosa que 
personas, pares con la misma cantidad de virtudes y defectos que el resto.
Siguiendo este paralelismo entre el pasado y la actualidad, nos encontramos con otra de las va-
riables que generó (y lamentablemente continúa teniendo injerencia) que los casos donde las 
personas con discapacidad tienen un desarrollo totalmente dispar en lo social, originado princi-
palmente por la falta de conocimiento en cuanto a las patologías existentes, como abordar a cada 
una de ellas y como a partir de este proceso en cuanto al vínculo interpersonal, poder generar una 
retroalimentación que con el paso del tiempo genere un feed back mucho más. En esto último 
sin dudas, las infancias nos están aventajando notablemente a las personas adultas, por lo que 
quizás sea el momento en de poner mayor atención en este fenómeno.
Por último es importante mencionar, que a las relaciones humanas se le suma una realidad que 
en cuanto a la infraestructura, entendiendo que es un factor determinante dentro del desarrollo 
para las personas con discapacidad, tenemos un déficit que condiciona no solo la librecirculación, 
sino también la planificación en cuanto a solucionar errores del pasado para poder ser más justos, 
inclusivos y lograr ofrecer desarrollo personales e interpersonales que generen ámbitos donde 
estos procesos se den naturalmente.
Una vez mencionado como, tanto en el pasado, así como en la actualidad, se siguen repitiendo de 
forma sistemática muchos procesos nocivos para la inclusión de las personas con discapacidad, 
se da un hecho que a lo largo del tiempo se repitió y permitió que la historia de las personas con 
discapacidad en Argentina tenga puntos de contactos que fueron siendo cada vez más fuertes con 
el mundo del deporte, en este caso la natación.
Es de público conocimiento que el primer acercamiento del grupo en cuestión depende de las 
características por el cual la persona se vincula con su discapacidad, entendiendo que puede ser 
congénita o adquirida, donde a partir de recomendaciones médicas en cuanto a la mejora inte-
gral se le ofrece la oportunidad de realizar alguna actividad deportiva, donde sin dudas en este 
rubro aparece la estrella en cuanto a consejos, la natación.
Así es como la gran mayoría de las personas que tiene algún tipo de discapacidad suelen tener su 
primera experiencia en el mundo de la natación, principalmente con fines clínicos o terapéuticos.
Dentro del mundo de la salud debemos mencionar los beneficios de la hidroterapia, proceso clí-
nico donde se optimiza el medio acuático como agente terapéutico, con el objetivo de potenciar 
los resultados a partir de la temperatura, la densidad del elemento -el agua- y los beneficios que 
ofrecen en cuanto a los cambios gravitacionales del mismo.
21
En los últimos años este proceso que menciono, vinculado más a la fase rehabilitadora de las per-
sonas con discapacidad se ha volcado a un camino mucho más natural, de deporte escolarizado, o 
a través de asignaturas deportivas particulares en los cuales se les permite a estas personas tener 
un recorrido paralelo al resto.
Desde este primer contacto, pasando por las mejoras que pueden llegar a presentarse o no - y 
aclaremos que de esto depende tanto del nivel de conocimiento y la capacidad de adaptación 
del individuo en cuestión como del profesional a cargo -, se desencadenan una serie de oportu-
nidades que vamos a intentar relatar en este capítulo con la mayor claridad posible, intentando 
incorporar en este los distintos estadios por los que una persona con discapacidad puede trans-
currir dentro y a partir del medio acuático, como también la misma idiosincrasia local/regional 
condiciona la potencialidad de cada una de las personas que están en el ámbito, con el paso del 
tiempo, las posibilidades de acceso a la información, la comunicación entre las familias y un pro-
ceso que obligadamente tiende a la mejora, se ha crecido mucho y los resultados están a la vista.
Adaptación bidireccional
Así como mencionamos los distintos senderos que pueden vincular a las personas con discapaci-
dad y el deporte, también debemos poder reconocer a protagonistas que pasan a ser esenciales 
en el desarrollo óptimo del mismo, algunas de forma directa y otros de forma indirecta.
En primer lugar, aparece el equipo de profesionales acuáticos, en quienes depositamos muchas 
expectativas dado que, en la mayoría de las veces, depende de este grupo humano que esa prime-
ra experiencia en el medio acuático, sea lo suficientemente placentera como para que el proceso 
se cumpla, y se pueda mantener el tiempo, independientemente de los objetivos trazados. 
En este punto los casos pueden ser los del equipo profesional que se focaliza en la rehabilitación 
o estimulación de la persona en el medio, donde los objetivos son los de maximizar las valencias 
físicas, sin poner ningún otro foco que no sea la de elevar la vara en cuanto a las condiciones en 
base a la patología existente. Puede existir el caso de profesionales que tengan como objetivo 
sumar, a estas sesiones ciertos conocimientos transferibles para generar en el grupo aprendiz esa 
sensación de seguridad tan necesaria, y que como lo planificamos para las personas sin discapaci-
dad no debería ser la excepción en este caso. Y por otro lado podemos encontrar al instructorado, 
que va a tener como misión el hecho de desarrollar conceptos técnicos para que cada uno de los 
estilos dentro de la natación, sean ejecutados con la mayor similitud posible a personas que no 
posean una patología calificable.
En todos estos casos se da un proceso muy llamativo, en el cual más allá de la capacitación básica 
del profesional, la particularidad de cada persona que posee algún tipo de discapacidad rompe 
con los conocimientos previos para generar una retroalimentación constante, en la cual el equipo 
docente aprenderá de la situación particular de su aprendiz, experiencia que tendrá que volver a 
poner a prueba cuando trabaje con diferentes estudiantes, ya que cada persona tiene una propia 
adaptación a su patología, esto lo particulariza con mayor profundidad haciendo que el desafío 
profesional se renueve constantemente.
Otro protagonismo importante ocupa los pares, es decir el resto de las personas que participan de 
la clase o sesión, ya sea que tienen algún tipo de discapacidad o no. Si nos referimos al primer caso, 
22
los grupos son un tanto más homogéneos - no 100% dado que como mencionamos, las patolo-
gías son similares, pero no la adaptación a cada una de ellas-, pero en este contexto el aprendizaje 
se da de forma mancomunada, es decir independientemente de la similitud de la discapacidad, 
el grupo tiende a focalizarse en las aptitudes fuertes de cada uno. En el segundo grupo, donde la 
persona con discapacidad está incluida dentro de un grupo de personas que no poseen discapaci-
dades, comúnmente se da un proceso muy interesante donde, la persona con discapacidad eleva 
sus potencialidades psico-físicas, pero a la vez, se potencia a todo el grupo ya que minimiza las 
debilidades de cada uno desde el componente actitudinal, priorizando claramente la intensión 
por sobre el resultado.
Y por último la adaptación contextual, que como mencionamos anteriormente no es un dato se-
cundario. En primer lugar, volvemos a tocar un tema central entre las personas con discapacidad 
y el deporte, que tiene que ver con la infraestructura, donde a partir de los casos recibidos por las 
instituciones se generan las primeras intenciones de adaptación -edilicia si se quiere-, a la cual 
en segundo término se suman la de las personas que se vinculan en la misma, es decir padres, 
empleados, etc. -adaptación social-.
La intervención de las personas con discapacidad en los ámbitos deportivos suele ofrecer más 
respuestas que dudas, la capacidad de resiliencia eleva el potencial tanto profesional como con-
textual, y producto de esto hace que los procesos se haga de forma bidireccional, nutriendo por 
un lado las necesidades del alumno/a , pero a la vez genera un vínculo estrecho con nuevas expe-
riencias por parte del entorno, que logra de una forma mucho más natural un escalonamiento de 
experiencias -siempre ascendente- que enriquecen la formación deportiva pero principalmente 
humana, generando así algo que mencionamos anteriormente como un inconveniente y que gra-
cias al deporte se da sin mayores esfuerzos.
Por todo esto es que se entiende al ámbito deportivo, en nuestro caso la natación, como uno de 
los ambientes que nos permite romper con las barreras sociales, físicas y conceptuales con mayor 
facilidad para la inclusión de personas con discapacidad.
Nadador adaptado a nadador paralímpico
(nominación federativa convenida nivel nacional e internacional)
Una vez logrado hacer un repaso por todo el contexto que rodea tanto a la discapacidad como a 
la natación, y como los distintos actores se van relacionando en base a los diferentes intereses o 
fines buscados, podemos comenzar a hacer un repaso de la evolución de las personas con disca-
pacidad en la natación como disciplina.
Vamos a comenzar hablando del ideal,¿y porque hablo de ideal?, porque los escenarios en el 
mundo de las personas con discapacidad son adaptables, por lo tanto en esta sección trataremos 
de brindar información que funcione como un plano general de la realidad en cuanto a cómo las 
personas se desarrollan en base a su patología, como fue adquirida, sus tiempos y la relación que 
van generando con la natación.
Hablábamos del ideal, y es que la persona con discapacidad se vincule con el medio acuático en 
edad infantil, cuanto más chico mejor. ¿Por qué? Básicamente porque su sistema de aprendizaje 
funciona de la misma manera que el de un niño/a sin discapacidad, su plasticidad neuromotora 
23
-aun entendiendo las limitaciones que pueda presentar por su patología- es muchos más natural 
y fácil de transferir, donde el juego se presenta como la herramienta más poderosa que el ins-
tructor/profesor debería aprovechar al momento de la clase. En este plano se encuentran tanto 
las escuelas de natación privadas donde los grupos son homogéneos y se trabaja de forma in-
clusiva, proceso que en general suele ser el que ofrece un plano de desarrollo óptimo, dado que 
como mencionamos anteriormente, los alumnos con edades infantiles son los que se relacionan 
de forma mucho más natural a la patología, y potencian de esta manera al grupo (parte de la 
adaptación bidireccional).
Por otro lado se dan los casos en los cuales el alumno/a requiere comenzar el proceso de ambien-
tación, o inclusive sostener un tiempo de clases de forma particular, por distintas características 
que pueden ser inherentes directamente del tipo de discapacidad que tiene, como también en 
muchos casos del grado de experiencia del profesor que se va a ir nutriendo de estos conocimien-
tos, capacidad en el manejo de distintas situaciones y facilidad en el desarrollo de las clases con 
el paso del tiempo.
Muchas veces la experiencia del profesor va a ser determinante dado que el conocimiento de la 
mayor cantidad de patologías posible le dará una caja de herramientas que hará posible que pue-
da evaluar rápidamente que es lo mejor para el alumno/a, si incluirlo en un grupo de aprendizaje 
o plantear un proceso individual y a partir de este ver cuál es el momento indicado para hacer el 
paso con el resto, o no.
Una vez analizado como el proceso ideal sería el comienzo en edades tempranas, la realidad es 
que la natación adaptada presenta más de un camino, en el cual muchas veces se da que el víncu-
lo con la discapacidad se genera en edades más avanzadas por distintas circunstancias, y en estos 
casos muchas veces se da un proceso donde la persona primero tiene que procesar el cambio, 
adaptarse a su condición y a partir de ahí si poder hacer una evaluación mucho más concreta de 
cómo avanzar en cuanto a los pasos metodológicos aplicados al medio acuático.
Como pudimos ver hasta ahora, transitamos un recorrido de “cómo” la persona con discapacidad 
se va vinculando con la natación, y en distintos momentos con el proceso de aprendizaje. Una vez 
que entendemos que este andar se basa en la seguridad, que es placentero, y donde se van cum-
pliendo los objetivos propuestos; visualizaremos claramente que éstos pueden ser más de uno. 
En esta dirección, dependerá en gran medida y principalmente, de la responsabilidad, capacidad 
y conocimiento del ambiente de la natación para personas con discapacidad del equipo docente y 
de entrenamiento. Deberían ser indefectiblemente, quienes actúen como tutores de los objetivos 
a plantear en los momentos correctos y oportunos de la vida deportiva de la persona con discapa-
cidad que opto por este bello y saludable deporte.
Dentro de los distintos niveles que podemos mencionar, en la estructura de la natación adaptada 
vamos a encontrar el recreativo promocional, (Cap.7 por Marcelo Ruiz Diaz) espacio donde las exi-
gencias son mínimas, y el foco está puesto en la salud psicofísica del individuo, con eventos donde 
el único fin es la exposición de avances al servicio de un bienestar general. Este tipo de eventos 
tiene una gran ascendencia social, donde el vínculo con el deporte reglado es mínimo, pero sirve 
de estímulo para muchos profesores, gran cantidad de asistentes con distintas patologías y para 
la familia.
24
El siguiente nivel que podemos mencionar es un estadio intermedio, estadio intermedio (Cap.6 
por Nadia Maiarota), muchas veces..." , muchas veces entendido como de mediano rendimiento, 
donde ya con mucho más trabajo específico en cualidades técnicas, se llega a un involucramiento 
un tanto más fuerte con el deporte priorizando el rendimiento deportivo, con entrenamientos 
–primera vez que utilizamos este término, que no es ajeno para nada a las personas con discapa-
cidad- sistemáticos, con el fin de lograr el acceso a participaciones en eventos de alcance nacional. 
En este proceso claramente la parte terapéutica/clínica queda en un segundo plano, entendiendo 
que la persona con discapacidad ya tiene procesado toda complejidad de la patología y puede 
desarrollarse en el plano deportivo como cualquier otra persona. 
En esta segunda instancia que mencionamos, quien está a cargo de la persona/grupo va a tener 
que ampliar sus conocimientos dado que ya no depende este objetivo solo de los conocimientos 
metodológicos de enseñanza, sino también de entrenamiento tanto en agua como fuera, de los 
procesos de competencia, cronogramas, organización federativa, etc.
También es importante mencionar la relevancia que tiene este nivel para el estimular tanto los 
procesos iniciales –en general para las infancias- como también para ser de alguna manera el 
semillero del último nivel, quizá al que menos cantidad llegan, pero el que representa el mayor 
alcance de mediatización: el alto rendimiento (nadador adaptado o nadador paralímpico). ¿Y 
porque hacemos esta última distinción? Porque principalmente es un término que se confunde 
habitualmente, o se mal utiliza con mucha frecuencia. Toda persona con alguna discapacidad que 
practica regular y deportivamente la natación va a estar en el grupo de nadadores adaptados, ya 
que en base a su condición se tomarán ciertas excepciones reglamentarias y de ejecución a fin de 
que la práctica de la actividad sea posible. En relación con las personas que practican Natación Pa-
ralímpica, son sólo quienes como “nadadores adaptados” logren acceder a participar de un Juego 
Paralímpico (evento que se desarrolla cada cuatro años, semanas después que los Juegos Olímpi-
cos, destinado a deportistas con discapacidad de alto rendimiento), serán denominados como tal. 
En capítulos siguientes se hará un desarrollo detallado de las patologías que son incluidas en los 
Juegos Paralímpicos, cuales en Olimpiadas Especiales y cuales en Sordolimpíadas.
Es decir que, en este largo proceso, luego de pasar por la etapa recreativa/promocional, pasando 
por la de representación en el mediano rendimiento se puede coronar, el proceso con la llegada 
al alto rendimiento, el cual claramente depende de muchas características específicas que deben 
cumplirse como talento, constancia, dedicación, responsabilidad, pasión, coherencia, fortaleza 
física, mental; y principalmente una profunda vocación. Esta larga y compleja lista de cualidades 
debe estar representada tanto la persona que practica natación –ya no hablamos de aprendiz- 
como en el equipo profesional de entrenamiento –ya no hablamos de profesores o profesoras-. 
Sin lugar a duda, este es el nivel máximo al que puede aspirar una persona deportista paralímpica 
que completa todo el ciclo completo dentro del mundo de la natación para personas con disca-
pacidad.
La decisión de ser parte
Como analizamos recientemente, el alto rendimiento es la consecuencia de un proceso largo, 
duro y que presenta obstáculos que solo son enfrentados por quienes sienten la natación como 
parte central de su vida. La determinación es una cualidad indispensable para lograrlo ya que en 
el alto rendimiento absolutamente todas las personas que son parte tienen excepcionalesapti-
25
tudes deportivas como actitudinales. Quizá en esta cuestión se den la mayor cantidad de puntos 
de contacto con las personas sin discapacidad dado que el colectivo de atletas tiene los mismos 
requerimientos a la hora de desarrollar y potenciar su capacidad evolutiva a su máxima expre-
sión. Es quizá el equipo de profesionales de entrenamiento, quien una vez que incorporó todos los 
conocimientos técnicos y fisiológicos, deba pasar a un plano de especialización donde tendrá que 
sumar información sobre reglamentos, especificidades en base a la patología de las personas, de 
la biomecánica, la nutrición, psicología del deporte, etc. 
El desarrollo de nadadores que poseen algún tipo de discapacidad generalmente está marcado 
por dos características principales, la primera es su pronta aceptación de la patología (congénita 
o adquirida), y posteriormente, su capacidad de adaptación a la misma que va a permitir luego 
armar una planificación acorde y particular al atleta. Sin estos dos pasos, difícilmente pueda lo-
grar soportar las exigencias del entrenamiento, las presiones de la competencia, el exitismo del 
entorno y otros factores que siempre están asociados a la palabra que condiciona este estadío de 
alto rendimiento, GANAR.
Por eso es tan importante tanto las cualidades del atleta en cuanto a la práctica deportiva espe-
cífica (táctico/técnica) como la actitudinal, su capacidad para combinar todo lo que requiere el 
entrenamiento de alto rendimiento (nadar, complemento en seco, descanso, alimentación, apoyo 
psicológico, etc.) con un entorno social y contextual sano (familia, amigos, ocio, estudios) que son 
puntos que van a determinar un fuerte soporte para quienes aspiren a permanecer en el plano de-
portivo. Y por último su equipo de trabajo, ya que entendiendo el contexto en el que cada uno se 
encuentra, debemos intentar que el mismo no esté conformado de forma singular, depositando 
toda la carga de responsabilidad en una sola figura –la de la persona que dirige el entrenamien-
to- sino orientando esta construcción hacia el sistema de trabajo interdisciplinario (preparadores 
físicos, nutricionistas, médicos, biomecánicos, psicólogos deportivos) generando sinergia entre 
todos para ofrecer la mejor contención al nadador.
Una vez que la persona deportista toma la decisión de querer dedicarse al alto rendimiento se in-
volucra en un proceso muy similar al de la natación convencional (definición utilizada para nada-
dores sin discapacidad), con la particularidad que estarán bajo la órbita de distintos movimientos 
en los cuales podrá desarrollarse, cuando hablamos de alto rendimiento vamos a tomar como 
referentes al Movimiento Paralímpico y las Sordolimpíadas.
A medida que ha pasado el tiempo cada una de las personas referentes en el alto rendimiento han 
puesto a prueba el talento que poseen para el desarrollo de sus cualidades dentro de la natación, 
pero en el caso de la persona deportista con discapacidad, se da una constante que es que a todas 
las virtudes que se pueden encontrar en una atleta, se le suma una fortaleza mental, anímica y 
física que parece ser inquebrantable, muchas veces forjada en consecuencia con su patología y 
el vínculo que gestan con la misma. A partir de ahí, el nadador que decide ser parte de un de-
sarrollo competitivo no tiene más que trazar los objetivos y en pos de estos comenzar con una 
planificación junto a su equipo de trabajo, donde la estrella debe ser el atleta, pero la función del 
entrenador tomará preponderancia similar a la de un gerente, que tendrá la desafiante tarea de 
potenciar su rendimiento.
Por características de cómo funciona la sociedad en general, este proceso de las personas con dis-
capacidad y la natación, es en la cual se da el mayor grado de exposición social y mediática, hoy 
26
en día potenciada por las redes sociales, por lo cual es muy importante no solo para la carrera del 
nadador en base a los objetivos trazados, sino que como accionar con un fin educativo en base al 
deporte, la inclusión y los beneficios inherentes que este aporte al desarrollo humano.
En esta etapa aparecerán experiencias con una carga de adrenalina que sin lugar a duda van a ser 
una de las etapas más importantes tanto en la vida de la persona deportista acuática como del 
equipo de profesionales del entrenamiento, como así también para las familias quienes van a ser 
testigos de que los límites que a veces de forma inconsciente se autoimponen no tienen que ver 
más que con preconceptos, y que muchas veces somos rehenes de ellos. 
La coronación
Como hemos observado en este capítulo, encontramos muchos caminos para que se dé el vín-
culo entre la natación con las personas con discapacidad, donde podemos mencionar distintos 
estadios en los cuales cada uno va a poder desarrollarse de acuerdo con los objetivos particulares 
o generales en los cuales se encuentre más cómodo. Algunos de ellos determinados por las apti-
tudes con las que cuenta, otras con las posibilidades que el contexto le va a facilitar y otras dadas 
por relación que pueda generar con la patología que posee y las necesidades en base a la misma. 
En este plano hemos mencionado como la inserción en el medio acuático con fines terapéuticos 
(independientemente de la edad del individuo) suele ser el primer contacto con el ámbito. Luego 
hemos abordado la posibilidad de que la persona con discapacidad tenga particular interés en 
incorporar conocimientos técnicos a fin de poder sentirse primero con seguridad, y después con 
comodidad en el agua. Y por último los dos estados deportivos relacionados a la competencia 
donde el primero se basa en el mediano rendimiento y el último en el alto rendimiento, en el cual 
pudimos describir las características particulares de la experiencia.
En cualquiera de los casos, la permanencia en la actividad generará un ámbito de desarrollo en la 
personalidad del ser humano que repercutirá en su salud, por lo tanto, el beneficio será indivisi-
ble, lo cual se repetirá y tendrá un vínculo estrecho con el impacto en su profesional a cargo, que 
compartirá beneficios de la experiencia.
Es importante mencionar que este largo proceso por el cual pasa la persona con discapacidad 
vinculada a la natación, no debería tener un punto final, ya que si en algún momento se inte-
rrumpiera por alguna razón la práctica deportiva, seria altamente recomendable que la relación 
se conservara desde otros aspectos que puedan tener una conexión firme con la actividad, ge-
nerando ese proceso constante de retroalimentación continua, para que cada vez más personas 
tengan acceso a experiencias deportivas de calidad en el medio acuático.
Esto puede darse desde la participación en la generación de espacios para la práctica deportiva, 
desarrollando proyectos donde las condiciones para que las personas con discapacidad puedan 
sumarse, se hacen cada vez más importantes, y la experiencia de quienes han vivido en algún mo-
mento el proceso se vuelve relevante, como por otro lado desde la presencia bien cerca del borde 
de la pileta, la función deportiva de una mayor cantidad de profesionales que eligen capacitarse, 
estudiar y seguir nutriendo de alguna manera a un número importante de deportistas con dis-
capacidad que cada vez más necesitan de profesionales con un alto grado de conocimiento para 
acompañar sus carreras deportivas.
27
Capítulo 2
El acceso al medio acuático de las personas con discapacidad
y la representación social sobre estas prácticas - Mg. José Luis Colaciuri
“…una representación social es una organización de imágenes y de lenguajes porque
recorta y simboliza actos y situaciones que son o se convierten en comunes”
Serge Moscovici (1961, pg. 16)
Introducción
En este apartado se pretende analizar lo que llamamos accesibilidad al medio acuático, la partici-
pación de las personas con discapacidad (PCD en adelante) y la respuesta social a esta participa-
ción, desde una perspectiva de derechos. Para definir lo que percibimos comodiscapacidad nos 
apoyaremos en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, 
promulgada por la ONU en el año 2006, con jerarquía constitucional en Argentina mediante la 
Ley 27044. De ella extraemos su propósito en el cual se anuncia:
Las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, menta-
les, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, pue-
dan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones 
con las demás. (ONU, 2006, p.4)
Para Brogna (2009) la discapacidad no es una condición para curar, a completar o reparar, es una 
construcción relacional entre la sociedad y un sujeto (individual o colectivo). Y la autora agrega 
que la discapacidad toma cuerpo en un espacio situacional, dinámico e interactivo entre alguien 
con cierta particularidad y la comunidad que lo rodea. (p.185)
Vemos lo que denominamos discapacidad como un complejo entramado social que excede las 
condiciones de salud de una persona. Bajo este enfoque, posicionarse en un modelo teórico, y en 
este caso hacer referencia al modelo social de la discapacidad, es aventurar una síntesis de una 
manifestación, entendida ésta como una reconstrucción racional de la información que se dispo-
28
ne, “como un principio explicativo de la realidad observable” (Calvo Vélez, 2007, p. 92). 
Y en esta particular observación, la realidad observable, es posible que estemos tentados a creer 
que las sociedades se desenvuelven de maneras similares, sean estas occidentales u orientales, y 
que en determinados entornos esperamos comportamientos similares entre sí, estandarizados, 
como los definidos por Marc Auge (1998) estos “No lugares”1, aquellos que nos permiten estar a 
gusto en espacios reconocibles y que nos llevan a pensar, que el acceso a participar en un medio 
acuático, sería igual de visto tanto en Buenos Aires como en Estambul (p. 40).
En esta danza de comportamientos repetidos, situados, esperados por todos los usuarios, sor-
prende y se rompe frente la necesidad de contemplar las diferencias.
Entonces en este juego de descripciones; “yo soy”, “él es”, “nosotros somos”, hay quien describe y 
quienes son descritos, hay un lenguaje a través del cual el cuerpo “es percibido y nombrado o, 
lo que es lo mismo, objetivado a través de la mirada y del discurso de los otros (Bourdieu, 1986, 
p.186).
Estos cuerpos hablados son aquellos descritos como diferentes, categorizados, exaltados o inte-
riorizados, o plausible de ser corregidos legalmente.
Es en este formato de lo descriptible en donde las diferencias se resaltan, es la accesibilidad la 
que posibilita u obstruye el desarrollo personal y colectivo, ya que son las elecciones de todos los 
actores involucrados las que abrirán o cerrarán puertas.
En este camino de las apreciaciones y construcción de entornos para todos y todas, ocurre que, en 
la práctica, según García Alonso (2003):
 “… Deberíamos dejar de vislumbrar la condición de discapacidad desde un enfoque minus-
valorante, porque esta percepción trae aparejado en muchas situaciones, la proyección de 
un exceso de proteccionismo sobre la PCD que ha significado para muchos, la anulación 
total de su personalidad y en otros casos, el ocultamiento total de estas personas” (p. 34).
Esta práctica tan habitual, la invisibilización de cualidades, solo es percibida por un reducido gru-
po de personas que por lo general son las que conforman el entorno primario de la PCD, familia, 
amigos docentes, entrenadores etc. Desde una perspectiva de derecho, visibilizar estos compor-
tamientos resultaría fundamental si queremos que el resto de las personas dejen de ver limitacio-
nes para permitirse ver personas, nadadores y atletas.
Se requiere pues de un cambio en la accesibilidad que permita modificar ese sentido común, que 
tanto excluye la participación.
Cuando hablamos de este sentido común, que recae sobre las PCD al momento de participar en 
un medio acuático, parece que solo apunta a una mirada referida a lo biológico o a una práctica 
que busca solo una solución sanadora, reparadora.
1 Un No lugar es para Marc Auge un espacio despojado de las expresiones simbólicas de la identidad, las relaciones y la 
historia: los ejemplos incluyen aeropuertos, autopistas, autónomos cuartos de hotel, el transporte público.
29
Para Ferrante & Venturiello (2014) “La discapacidad automáticamente tiende a llevarnos al ámbi-
to de la falla, la falta, la anormalidad” (p. 46). Como patrón esperable una conducta social estan-
darizada, un supuesto único. 
Desde este sentido común se interpreta que las actividades en medios acuáticos son prescritas 
mayoritariamente por expertos en la medicina como forma de rehabilitación, como un formato 
naturalizado y esperable.
Ese supuesto inhabilita y coloca como forma secundaria la tarea de especialistas en la actividad 
física y puntualmente de la natación, dejando de lado aspectos inherentes a la persona como lo 
volitivo, lúdico o social, por ejemplo, para solo enfocarse en la reparación.
Esta práctica tan habitual, la prescripción rehabilitatoria, ha instalado en el imaginario general 
que tener una discapacidad y realizar actividades acuáticas es sinónimo de terapia, por lo tanto, 
se podrá encontrar una cura, la que va a favorecer una mejora en la percepción social sobre esta 
persona. Figura 1
Este hipotético accionar solo tiene la intención de ser un llamado a la reflexión, de un comporta-
miento que resuena como habitual, como lo esperado de una práctica acuática, y bien sabemos 
que no es el único fin esperado, como se intenta reflejar en la figura 2.
Pero quienes practican un intenso activismo en temas relacionados con la discapacidad, observan 
que las dificultades que las personas encuentran en su vida cotidiana radican prioritariamente en 
una organización social muy poco respetuosa con las necesidades de las PCD.
Sería esperable modificar esa sobredimensión del cuerpo, históricamente como objeto de terapia 
y rehabilitación para médicos y educadores, con una sociedad como afirma Moscoso (2016) que 
se visibiliza como “discapacitante”, que impide la participación en la vida social como mediante 
acciones rígidas que afectan la participación en los espacios públicos, los accesos a la educación, 
al mercado laboral, y a la posibilidad de iniciar un proyecto de vida independiente (p. 911).
Frente a esta mirada social obturadora, resulta conveniente traer la palabra de Barnes (1998) 
quien se va a plantear que, si bien existen numerosos estudios acerca del impacto de este com-
Figura 2: Práctica social
Actividad
Física
Aceptación
Social
Cura
Tratamiento
Figura 2: Práctica social
30
portamiento social que inciden sobre las PCD, pocos son los estudios que abordan los orígenes de 
estas. El autor explica que comprender este factor es sumamente importante ya que, para apre-
ciar plenamente el alcance de la opresión sobre un colectivo de personas, es vital interpretar la 
historia y su relación con la cultura occidental.
Barnes (1998) va a ensayar dos razones para que esto ocurra, la primera sugiere que las percepcio-
nes culturales de la discapacidad son moldeadas por temores psicológicos profundamente arrai-
gados a lo anormal y lo desconocido. 
El segundo lo explica como una opresión hacia las PCD en términos materiales o económicos más 
referido a su participación en la producción (p 2).
Además, sugiere que estos comportamientos tienen fuertes raíces en el mundo antiguo, los que 
hemos heredado y se replican hoy en día en un imaginario compartido, naturalizado.
En el marco de la enseñanza de la educación física, solemos partir de la idea que todos los seres 
humanos tenemos un cuerpo y este hecho nos constituye como personas. Sin embargo, siguiendo 
a Barbero (2001) a través de la historia se ha elegido la vía más común para enunciar, el cuerpo 
físico y su mecánica, lo palpable y observable cuyo significado nos remite a las cienciasmédicas, 
la anatomía y la fisiología (p 18).
¿Pero qué papel cumplirán quienes no se ajustan a un escenario que a priori se nos presenta como 
selectivo? ¿Las PCD deberán acceder a las prácticas acuáticas solo con permisos que las habiliten? 
¿Recibirán en estos entornos el mismo trato discursivo que todas las personas?
En franca crítica a nuestro accionar y a modo de reflexión, podríamos señalar tomando a Rosa-
to (2009), que, si la discapacidad es una anormalidad, diagnosticada por profesionales respecto 
de un parámetro de normalidad, la intervención profesional, en nuestro caso como profesores, 
intentará corregir lo incorregible, confundirá la cura con la orientación profesional, incluirá el so-
metimiento del cuerpo y la sospecha de inhumanidad (p 98).
Seguramente estos interrogantes podrán sonar exagerados vistos desde un lugar al que no le ha 
tocado vivenciar procesos de características exclusivas y excluyentes, pero ponerlos en palabra 
quizás nos sirva de ejercicio para pensar en espacios de prácticas en convivencia con la diferencia, 
en donde la diversidad sume y no sea vista como un problema a resolver. 
¿Podremos abocarnos a construir espacios acuáticos para que todas las personas accedan a dis-
frutar de esta práctica, o seguiremos pensando que algunos necesitarán talleres de reparaciones? 
Esa será nuestra tarea, elegir el enfoque que pueda desentramar esa representación social que a 
priori se nos refleja como hegemónica.
A) El derecho a un medio acuático accesible
 
Resulta necesario hacer un ejercicio introspectivo acerca de la importancia de garantizar este y 
otros derechos que inicialmente nos resultan vulnerados. Derribar obstáculos que obstruyen es 
una tarea cotidiana que va mucho más allá del ingreso o el egreso a un natatorio, como afirmó 
Ariel Quassi en el capítulo uno. Con frecuencia se pretende equiparar el concepto de accesibilidad 
31
a cuestiones vinculadas con el espacio físico como por ejemplo la falta de rampas o la excesiva 
cantidad de escaleras.
Sin embargo, es necesario poner énfasis que ésta puede materializarse a través de diferentes di-
mensiones, como la arquitectónica, comunicacional, metodológica, instrumental, programática 
y actitudinal, a las que se suma la accesibilidad tecnológica la cual atraviesa todas las anteriores. 
(Sassaki, 2005, p 23).
¿Cómo podríamos pensar esos accesos a las actividades acuáticas? 
a) Accesibilidad arquitectónica: Espacios sin barreras ambientales físicas, en los accesos y egresos 
al edificio, club etc.., equipamientos adecuados en vestuarios, accesos al natatorio con equipa-
mientos adaptables como rampas desmontables de ingreso al agua o grúas. 
b) Accesibilidad comunicacional: Comunicación interpersonal como cara a cara, en lengua de se-
ñas, escrita en carteles, gigantografías en pictos, textos en braille. 
c) Accesibilidad metodológica: Variabilidad en metodologías de enseñanza, enfoques centrados 
en las personas y no en satisfacer la excesiva demanda de los dispositivos sobre los intereses y 
tiempos de los usuarios etc. 
d) Accesibilidad instrumental: Instrumentos, utensilios y herramientas de enseñanza o entrena-
miento, variabilidad de formas, texturas, tamaños que se ajusten a cada necesidad etc... 
e) Accesibilidad programática: Diseño de políticas públicas (leyes, decretos, anuncios oficiales 
gubernamentales, etcétera.), normas y reglamentos (institucionales, empresariales, etcétera que 
agilicen la práctica activa de las personas.
 f) Accesibilidad actitudinal: Diseños que eliminen y sancionen los preconceptos, estigmas, este-
reotipos y discriminaciones, sobre las personas en general.
¿Podríamos pensar en otros formatos que no aumenten la brecha sobre los unos y los otros? 
En respuesta a esta pregunta y para no caer en soluciones que incrementen lo que queremos 
corregir, deberíamos pensar en trabajar colaborativamente con los interesados, pensar en confi-
guraciones de apoyo que respondan a las necesidades de cada interesado, hacer partícipes a las 
personas y sus familias que requieran de estos apoyos, para agilizar la variabilidad de actividades 
y espacios que resulten comunes, sin caer en estigmas identitarios.
B) La inclusión como estigma identitario
Como punto de partida, es fundamental no perder de vista que lo que llamamos inclusión, es un 
continuo proceso, es decir, no se trata como afirma Ainscow (2003) solo una cuestión de fijación y 
logro de determinados objetivos, es una práctica una labor que nunca finaliza. “La inclusión debe 
ser considerada como una búsqueda interminable de formas más adecuadas de responder a la 
diversidad”. “Se trata de aprender a convivir con la diferencia y de aprender a aprender de la dife-
rencia” (p.12).
La inclusión referida al derecho a la educación, es un principio rector que debe orientar el curso de 
las políticas y prácticas educativas, teniendo como eje fundamental el reconocimiento y valora-
ción de la diversidad humana. Duk et al. (2016).
La UNESCO (2017) define términos que son complementarios y suelen utilizarse erróneamente 
como sinónimos.
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“La inclusión es un proceso que ayuda a superar los obstáculos que limitan la presencia, la 
participación y los logros de todos los estudiantes y la equidad consiste en asegurar que 
exista una preocupación por la justicia, de manera que la educación de todos los estudian-
tes se considere de igual importancia” (p 12).
Resulta interesante pensar en cómo con el afán de disminuir las desigualdades en la participa-
ción, hemos incorporado el concepto de adaptabilidad como respuesta a dar paso a la inclusión 
en medios acuáticos. Una adaptación situada sólo en algunas personas, las que deberán realizar 
esas prácticas en espacios adaptados y distintos.
Bajo esta mirada social, cargada de buenas intenciones, la práctica adaptada se transforma en 
una forma con pretensiones inclusivas, pero con una gran carga exclusiva para algunos y exclu-
yente del resto de las personas.
No es un dato menor que en estos momentos estemos atravesando el pasaje de la integración a la 
inclusión educativa, posicionamiento que acentúa el foco en los entornos más que las caracterís-
ticas personales. Pero nos surgen algunos interrogantes que aún seguimos desgranando:
- Si una PCD realiza una actividad física puntual ¿automáticamente surge asociado el término de “actividad 
inclusiva”?
- ¿Esto ocurre porque aún existe este descreimiento sobre las posibilidades o respuestas de las PCD? 
- ¿Se encuentra presente en esta referencia una mirada exagerada del enfoque asistencialista? 
Estas dudas nos colocan en un escenario nuevo, el de la necesidad de crear procesos más partici-
pativos. Y en el afán de lograrlo, se llega a una exageración de la propuesta, solo a los efectos de 
no desentonar con la inmediatez de lo esperable.
Pensemos en lo siguiente: Por ejemplo: Una actividad de enseñanza de natación, promovida en 
un club al cual asisten numerosos niños/as, el hecho de que en ese espacio asista un niño/a con 
síndrome de Down ¿ya convierte esa actividad acuática en inclusiva? ¿Por qué la necesidad de re-
nombrar este espacio?, ¿por qué no permanecer solo como escuela de natación?
Pensamos que esto tiene una respuesta, porque por un lado tendríamos dos percepciones de un 
mismo término, la inclusión educativa y luego la inclusión social.
En la visión de la educación inclusiva, esta consistiría en un proceso de producción continuo y 
de asignación de derechos en un universo diverso. Pero a diferencia de esta, la inclusión social 
no es una respuesta a la diversidad, sino que implica la exclusión social de otros grupos, a través 
de la producción de un centro definido como “normal” al que los grupos excluidos deberían ser 
incluidos. 
Como afirma Armijo Cabrera (2018) citando a Apablaza (2015) “La inclusión produce una comu-
nidad, al mismo tiempo que determina sus límites y excluye a quienes no le pertenecen, en un 
proceso de inclusión/exclusión social dinámico” (p. 9).
Siguiendo a Sergei Moscovici (1961)“Algo que se nos presenta como ausente nos choca y desen-
cadena toda una elaboración del pensamiento, no sucede por la naturaleza del objeto, sino en 
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primer lugar porque es extraño, y después porque se halla fuera de nuestro universo habitual” (p. 
39). Al tener un carácter social esta representación o mirada sobre la discapacidad es compartida 
por un grupo, con el fin de clasificar un objeto de carácter social y explicar sus características, para 
incorporarlo a su realidad cotidiana, en la que nuevamente percibimos estas propuestas como 
hegemónicas y dadas en sí mismas como el camino a seguir, por supuesto en forma errónea y 
exagerada. 
Es probable como señala Goffman (1963) que al encontrarnos frente algo que nos resulta extra-
ño las primeras apariencias nos permitan prever en qué categoría se encuentra y cuáles son los 
atributos que lo caracterizan. Para el mismo autor, el término estigma será utilizado para hacer 
referencia a un atributo profundamente desacreditador, “un atributo que estigmatiza a un tipo de 
poseedor y puede confirmar la normalidad de otro” (p. 13).
Sobre esta mirada distanciada Goffman (1963) agrega que por lo general no somos conscientes de 
haber formulado previsiones sobre lo extraño, y probablemente comencemos a darnos cuenta de 
que hemos estado construyendo sin parar determinados supuestos sobre los individuos que nos 
rodean. “Mientras el que es percibido como extraño está presente ante nosotros, puede mostrarse 
como dueño de un atributo que lo vuelve diferente de los demás y por consiguiente merecedor 
de desconfianza” (p.14).
Por lo tanto, estigmatizar la inclusión supone colocar a ésta en un lugar distintivo extraño a lo 
esperable, nuevamente “como un sí de la participación colectiva”.
La inclusión es un orden lleno de conflictos, de alcances utópico destinado a ser transitado para 
aprender en su andar, la inclusión no debiera pensarse como un tópico individual a resolver, sino 
como una convivencia continua.
Sería prudente no apropiarse en forma tan ligera de un término tan ambiguo en cuanto a inter-
pretaciones, poner el freno a las distinciones para pensar estrategias que se enfoquen en ampliar 
los horizontes participativos.
C) La desigualdad terminológica en las prácticas acuáticas
En líneas generales, podemos decir que la utilización del lenguaje posibilita la comunicación en-
tre los sujetos, ya sea para comunicar ideas, sensaciones o sentimientos. Lo que decimos en gran 
parte nos posiciona frente al entorno, podemos nombrar lo que nos rodea de muchas maneras. 
Conocemos primariamente nuestro idioma para comunicarnos, expresarnos y darnos a conocer, 
es el lenguaje el que nos permite presentarnos en sociedad y reflejar cuáles son nuestras inten-
ciones, nuestras ideas y hasta nuestros propios miedos. El lenguaje colabora, de esta manera, al 
aprendizaje socializado y a la construcción de una cultura común.
Al respecto Mora (2002) toma palabras de Robert Farr y anuncia que esta representación social, “...
tiene una doble función, la de hacer que lo extraño resulte familiar y que lo invisible sea percep-
tible, porque lo insólito o lo desconocido es amenazante cuando no se tiene una categoría para 
clasificarlos” (p. 7). 
Resulta necesario plantearnos entonces, si alguna vez como docentes entrenadores o guardavi-
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das etc., hemos podido reflexionar en el uso cotidiano de lo que expresamos como un acto de 
responsabilidad, es decir preguntarnos si las palabras que utilizamos habitualmente se ajustan a 
aquello que se quiere transmitir.
En tal caso, qué imagen del mundo se está transmitiendo ¿con qué lenguaje y con qué símbolos 
transmitimos afectos, ideas, cultura, valores? ¿Usamos las mismas palabras para todos y todas? ¿O 
para un grupo utilizamos unas y para otros, otras?
La elección de las palabras con las que se definen a las PCD suele pasar desapercibido como hecho 
repetitivo, sin tener en cuenta que el lenguaje es la herramienta que va a condicionar las represen-
taciones de cualquier realidad, por lo tanto, estas no son inocuas. 
Después de la “Convención internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad” 
en nuestro país bajo la ley 27044/2014, en la cual se da un gran paso explícito en cuanto refe-
renciar una mirada sobre derechos, en uno de sus enfoques (Propósito) se acordó que el término 
adecuado para referirnos a las personas que tienen una o más discapacidades es: “Personas con 
Discapacidad” (PCD) o “Personas en situación de Discapacidad” (PeSD), (Naciones Unidas 2008).
A pesar de ello la danza de términos incorrectos sin reflexión mediante, continúan circulando en 
todos los espacios como expresiones naturalizadas, lamentablemente estas son legitimadas por 
comunicadores, docentes, médicos y dirigentes de políticas públicas aumentando más la confu-
sión y generando enormes desigualdades.
Al respecto no cabe duda que se debe evitar el uso de un lenguaje discriminatorio y estigmatizan-
te cuando nos referimos a las PCD, a fin de evitar poner el énfasis en la carencia en la imposibili-
dad por delante de la condición de persona.
Suele ser frecuente, aun, escuchar términos como: lisiado, defectuoso, incapacitado, inválido, cie-
guito, enfermo mental, anormal, entre otros, como un eco repetido, clonado, a la espera de no 
desentonar frente a la escucha, pero sabemos que el ejercicio reflexivo deja expuesto la falta de 
información y la anuencia a la actualización discursiva.
A continuación, podemos hacer un pequeño ejercicio sobre algunos significados de cada uno de 
estos calificativos que ya no deberían utilizarse:
Discapacitado: Este término no es correcto porque se integra como parte de la aproximación a la 
misma persona, como una condición por encima de su humanidad y no lo es.
Diminutivos: este uso (“cieguitos”, “sorditos”) se debe eliminar debido a que conlleva a un trata-
miento infantil que no se enfoca en mejorar su participación en la sociedad y asumir responsabi-
lidades sino en ser siempre una persona por debajo de uno.
Enfermo: La discapacidad no es una enfermedad o ésta deriva de una enfermedad en todos los 
casos. Si no, en muchas situaciones, esta percepción desaparece cuando eliminamos barreras en 
el entorno. Muchas PCD están perfectamente sanas de salud por eso nos a ellas como enfermos o 
“enfermitos” y esto no es correcto.
Capacidades distintas: Es un enfoque que si bien parte de una actitud positiva no se adecua a una 
aproximación adecuada hacia las PCD. No se tienen otras capacidades, si no que algunos tienen 
algunas de estas aumentadas y otros disminuidas.
Impedido: No se es impedido en sí mismo, nuevamente se relaciona más por efecto de una situa-
ción del entorno. 
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Anormal: Esta aproximación parte de sentirse superior al otro en términos de lo que se percibe 
como común y poco común, sin caer en cuenta que en lo profundo esta es una expresión discri-
minatoria.
Lisiado: Este término se usó después de la Primera Guerra Mundial (1918) para referirse a aquellos 
que habían regresado al hogar con lesiones permanentes, especialmente amputaciones e impo-
sibilidad de caminar. 
Defectuoso: Es un concepto muy enigmático, pues la belleza es muy ambigua y depende de la so-
ciedad a la que se referencia. Para algunas culturas ser demasiado blanco, obeso o de piel oscura 
puede ser considerado un defecto, sin embargo, generalmente a los individuos con algún tipo de 
discapacidad se les señala indefectible y erróneamente con este término. 
Incapacitado: Se refiere a un individuo que carece de capacidad.
Inválido: Significa sin valor. Así fueron consideradas las PCD desde la antigüedad hasta finales de 
la Segunda Guerra Mundial y aún hoy son muchas las veces que se les identifica erróneamente 
con esta palabra.
Expresiones que resultan confusas:
“No vidente” en lugar de Persona con baja visión o persona ciega: 
¿Por qué definir a las personas por lo opuesto?, a nadie se la define como caminantes o no cami-
nantes, o a una persona alta de estatura no le decimos es

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