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PERIODISMO Y ECONOMÍA Ángel Arrese (aarrese@unav.es) Alfonso Vara (avara@unav.es) Facultad de Comunicación, Universidad de Navarra ********** Versión prepub. Citar como: Arrese, A. y Vara-Miguel, A. (2016) Periodismo y Economía. En: Maritza Sobrados León (ed.): Estudios de Periodismo Político y Económico. Madrid: Editorial Fragua, pp. 47-80 ********** 1. Introducción En los últimos años, la grave crisis económica y financiera que padecen las economías más desarrolladas ha puesto en evidencia la importancia de los medios de comunicación en la generación y mantenimiento de estados de opinión económica, y por tanto, en la evolución de la coyuntura. Aunque en la historia económica se han dado precedentes claros de esa interrelación entre medios y situación económica, sobre todo en períodos de boom y crash financieros (Arrese, 2002), quizá nunca como en el momento presente el análisis de esa interacción ha sido tan relevante. En uno de los numerosos trabajos que se han publicado sobre las causas de la crisis financiera, The Financial Crisis. Who Is To Blame?, Howard Davis (2014) sintetiza las distintas narrativas sobre la crisis que se han manejado en estos años, y destaca que una de ellas tiene que ver con la responsabilidad de los medios. De acuerdo con esa interpretación, sobre todo en los años que precedieron a la crisis, los medios no fueron capaces de cumplir bien su función de “perros guardianes” en materia económica, y tampoco cumplieron posteriormente con su misión de “alumbrar” y explicar suficientemente su complejidad. Según Davis, hay una serie de razones que explican esa incapacidad: los periodistas están tan influidos como cualquiera por los estados de euforia colectiva; la influencia de las relaciones públicas financieras sobre los medios ha aumentado mucho en los últimos años; por el contrario, los recursos redaccionales de los medios se han reducido, en un entorno de crisis de los modelos de negocio periodísticos; los vínculos entre medios y entidades financieras, desafortunadamente, son cada vez más íntimos; los periodistas no han sido capaces de hacerse cargo, por falta de formación, de la complejidad extraordinaria de muchas innovaciones financieras; los medios –como, en general, la sociedad- son dados a resaltar las historias de héroes en el mundo de las finanzas y la empresa; y finalmente, no hay que olvidar, la influencia de los anunciantes, en especial en sectores tan claves en esta crisis como el financiero y el inmobiliario. mailto:aarrese@unav.es mailto:avara@unav.es Así pues, la peor crisis financiera desde el crash de 1929 ha colocado a los asuntos económicos en la portada de todos los medios de comunicación, llegando a dominar la agenda política y ciudadana durante estos últimos años. Al mismo tiempo ha situado a los medios y a los profesionales ante sus propias limitaciones (Starkman, 2014; Schifferes, 2015; Picard, 2015). En este capítulo se repasarán algunos de los aspectos fundamentales del periodismo económico, con la idea de entender mejor las peculiaridades de su ejercicio y del papel que juega en la configuración de una opinión pública económica. Para ello, se presentarán diversas perspectivas, teórico-prácticas, que pueden contribuir a tener una visión más completa de este ámbito de especialización periodística. 2. El modelo de comunicación del periodismo económico El modelo genérico de comunicación masiva, que plantea la relación que se establece entre las élites periodísticas y la sociedad en su conjunto, está siendo complementado en los últimos años por esquemas de análisis que tienen en cuenta procesos de comunicación más particulares. Uno de esos procesos es el propio de la comunicación entre élites, que se produce en ciertos ámbitos especializados de la información política, económica, científica, etc. Se trata de campos en los que los medios juegan un especial papel de mediación entre los decisores (decision makers). Davis (2003) ha desarrollado una teoría crítica de la comunicación entre las élites centrada en los procesos de definición y puesta en marcha de políticas públicas, y en cómo los medios afectan a las decisiones de las élites que las promueven. En ese modelo alternativo, las élites son simultáneamente las fuentes más destacadas, las principales destinatarias de la información y las protagonistas centrales de la actualidad. La comunicación económica y financiera encaja a la perfección en ese paradigma comunicativo, y el periodismo económico debe atender a sus peculiaridades. Se entiende desde esta perspectiva que a menudo se hable de que éste es un periodismo dominado, “capturado”, por las fuentes expertas (financieras, corporativas, etc.); un periodismo que sigue esencialmente la agenda de los negocios y de los mercados, ignorando otros intereses; que lleve a cabo una cobertura estrechamente definida en su contenido por la necesidad de centrarse en la información sensible para los mercados , y que en la práctica excluya más que incluya las necesidades e intereses del público en general. Como consecuencia, a menudo se recalca que las noticias económicas tienden a reproducir las ideas, normas y valores prevalentes de los principales actores económicos, empresariales y financieros. Davis (2006) y Thompson (2009) sintetizan las peculiaridades de los procesos de comunicación económica en el concepto de “reflexividad”, según el cual, los medios especializados forman parte esencial en la búsqueda del consenso necesario para un funcionamiento eficiente de los mercados. La prensa especializada en economía y finanzas –y en general, el periodismo económico- participa así de esa circularidad y reflexividad. Más en concreto, la investigación en este campo ha puesto énfasis en cinco aspectos relevantes que afectan a la especificidad de la cobertura de estos temas, tanto respecto a otros campos, como entre publicaciones más o menos especializadas (Arrese y Vara, 2015). Estos cinco aspectos se describen a continuación como enfoques propios de este campo informativo. 2.1. Enfoque economicista. El periodismo económico, y más en concreto los medios especializados, han sido tildados tradicionalmente como “economicistas” desde dos perspectivas. Por un lado, desde el punto editorial, se destaca que estos medios reproducen el discurso económico capitalista y neoliberal (Chakravartly y Schiller, 2010), o dicho de otra forma, desde posiciones menos ideológicas, la lógica de una interpretación de la actualidad favorable a los mercados y a los negocios (Doyle, 2006). Por otro lado, ese economicismo se traduce también en un tratamiento más técnico de los temas de actualidad, exigido por la complejidad y el alto nivel de abstracción de los fenómenos económicos. La mayor dependencia de analistas y expertos, la dificultad para hacer comprensibles y atractivos estos temas, y para acercarlos al ciudadano, o la tendencia a privilegiar marcos de análisis no contaminados por enfoques no estrictamente económicos, son manifestaciones de este segundo aspecto. 2.2. Enfoque utilitarista. Pocas dudas existen hoy sobre la importancia de la información, y por tanto de los medios, en el funcionamiento de las economías y de los mercados. Ya en 1892, Arthur Ellis comentaba en un artículo en el Economic Journal que “se podría decir que la opinión gobierna el curso de los mercados casi completamente” (Ellis, 1892). No es de extrañar por tanto que la información económica y financiera difundida por los medios tenga una clara vocación utilitaria, y que el criterio noticioso de que la información sea útil para la audiencia –especialmente para los agentes económicos y de los mercados- predomine sobre los demás. Noticias que mueven mercados, exclusivas sobre operaciones empresariales o análisis de expertos que pueden incidir en la opinión de las élites políticas y económicas constituyen la columna vertebral de este tipo de periodismo. Tambini (2010) y Starkman(2012) se refieren a esa tensión entre el periodismo al servicio del mercado y el periodismo al servicio de la sociedad –en su papel de “perro guardián”-como uno de los mayores retos a la hora de definir los criterios de profesionalidad en torno a la difusión de información económica y financiera. 2.3. Enfoque reflexivo. Como ya se ha comentado, el predominio de las fuentes expertas y de los propios protagonistas de la actividad económica, financiera y empresarial como origen de la información constituye un aspecto central en la idea de “reflexividad” en este ámbito periodístico. Distintos estudios se han hecho eco de esta realidad, tanto al analizar la cobertura de la crisis de 2008 (Schiffrin, 2011) como, de forma más general, al considerar la utilización de fuentes en la distintas secciones de los periódicos, comparando la sección económica con el resto (Reich, 2012). Ese especial peso de las fuentes expertas e institucionales, y de los insiders, lleva consigo complejos procesos de “negociación” entre los periodistas y diversos agentes del mercado. Como han señalado Grünberg y Pallas (2013), se produce una “mediación recursiva”, por la que la producción de noticias es “continuamente reconstruida en interacciones altamente formalizadas entre los actores interesados en la actualidad” (229). El resultado de esa reflexividad, como pone de manifiesto Manning (2012) al analizar la cobertura de la crisis bancaria en Gran Bretaña, es la dificultad de los periodistas especializados para desarrollar perspectivas informativas más holísticas y críticas. 2.4. Enfoque excluyente. Como corolario de las anteriores ideas, el público en general, el ciudadano ordinario, queda excluido, en muy segundo plano, en el proceso de elaboración y difusión de información especializada, especialmente en los medios económicos. Su presencia es muy reducida como fuente, pero sobre todo quedan en gran medida excluidos sus intereses. Esto ha sido particularmente cierto durante la presente crisis. En su análisis de los primeros años de la crisis en Estados Unidos, un informe del Pew Research Center concluye de manera rotunda: “La más grave crisis económica desde la Gran Depresión ha sido cubierta por los medios de arriba a abajo, teniendo en cuenta en primer lugar la perspectiva de la Administración Obama y de los grandes negocios, y reflejando las preocupaciones institucionales más que las de los ciudadanos en su día a día (Project for Excellence in Journalism, 2009). Se podría concluir algo muy similar en muchos otros países, y en contextos informativos muy variados, como lo demuestra Mylonas (2013) al analizar la cobertura de la crisis griega por parte del periódico sensacionalista alemán Bild. 2.5. Enfoque internacional. La información económica es sin duda uno de los ámbitos periodísticos más globalizados, en consonancia con la propia globalización de las economías y los mercados. Medios como el Financial Times, Wall Street Journal, The Economist, Reuters, Bloomberg, etc. hace ya años que funcionan con un enfoque informativo universal, y su influencia se hace notar en todos los rincones del planeta. Pero esa visión más internacional de la actualidad no es sólo propia de los medios de referencia globales; la prensa especializada local, en cada uno de los países, a menudo toma como modelo esos medios de referencia y su fuerte orientación internacional, incluso en aquellos lugares donde el contexto político y económico a veces no es el más apropiado, como sucedió en Rusia tras la caída del sistema comunista (Koikkalainen, 2007). Esa vocación internacional no sólo se refleja en la amplitud geográfica de la cobertura temática, sino también en un cierto distanciamiento de posturas excesivamente nacionalistas o localistas al afrontar los temas de actualidad. En este sentido, es comprensible que en la crisis de 2008, a pesar de las diferencias de su impacto en distintos países, la cobertura especializada haya sido bastante parecida (Picard, 2015). A estos cinco enfoques que caracterizan el modelo de comunicación propio de la información económica –y de los que deben ser conscientes los profesionales del periodismo económico- se deben añadir las particularidades que se derivan de la propia naturaleza de los contenidos económicos. 3. Características de la información económica Barney Kilgore, probablemente la figura más importante en la historia del Wall Street Journal durante el siglo XX, al comentar la mala fama de la información económica como contenido periodístico gris y poco atractivo, señalaba: “La Economía no es una ciencia oscura. (...) La Economía no es aburrida. Sólo la hacen poco atractiva e interesante personas que no están realmente interesadas en ella” (Kilgore, 1963, 431). Se debe conceder parte de razón a Kilgore, pero hay que aceptar al mismo tiempo que los contenidos económicos tienen ciertas limitaciones para su difusión periodística. Aunque muchas de ellas son comunes a otros entornos informativos, en el económico adquieren perfiles propios. 3.1. Complejidad y rigor. La complejidad es la primera gran barrera que dificulta la cobertura periodística de la economía, máxime si se tiene en cuenta que los asuntos económicos afectan diariamente a la vida de las personas, y casi cualquiera se atreve a hacer juicios de “sentido común” al respecto. Ya comentaba Keynes que “la economía es un asunto difícil y técnico, aunque nadie se lo crea” (citado en Krugman, 1998, 8). Manejar esa complejidad requiere especiales esfuerzos de comprensión y síntesis de los temas de actualidad. Pero al mismo tiempo, al afrontar su necesaria simplificación, la información económica se topa con la exigencia extrema del rigor. Por su especial sensibilidad y por los efectos inmediatos que pueden tener, las noticias económicas y sus explicaciones –verdaderas redes de causas y consecuencias, entramados de conceptos e indicadores- requieren máxima pulcritud en el uso de términos, en la publicación de cifras y, en general, en cada uno de los elementos que las conforman. Como comenta Fink (2000), la exactitud y el rigor son las primeras máximas de esta especialización. Nada nuevo para el buen periodismo, pero sí exigido con verdadera obsesión en este caso. Lógicamente, ese rigor debe lograrse a través de un lenguaje comprensible para el público, que exige distintos niveles de especialización, dependiendo de los diversos niveles de cultura económica y del uso que se hace de esa información. La tensión entre complejidad, rigor y claridad expresiva sitúa a los problemas de lenguaje, como se verá más adelante, en el centro de las dificultades de la información económica. Asimismo, otra de las estrategias utilizadas para hacer más comprensibles ciertos temas complejos es la apelación al comentario o al análisis del experto. Sin embargo, también aquí se plantean graves problemas, teniendo en cuenta la incapacidad que en muchas ocasiones muestra aquel para hacerse entender y para opinar sobre temas relevantes. Michael Weinstein, economista y miembro del Consejo Editorial del New York Times, describía así en una conferencia ante la American Economic Association la situación que se vive en la relación entre periodistas y economistas: “Cuando mis colegas del New York Times utilizan la palabra ‘académico’, no están haciendo un cumplido; ellos quieren decir irrelevante. Y cuando mis antiguos colegas en el ámbito académico describen el trabajo de alguien como ‘periodístico’, sin excepción quieren decir superficial” (Weinstein, 1992). Así pues, la simplicidad rigurosa –no la superficialidad- es una de las virtudes básicas del buen periodismo económico. 3.2. Atractivo e interés. Por lo general se asocia a la información económica con un contenido “aburrido”, “poco interesante”, al menos por comparación con otros temas habituales de los medios de comunicación –incluidos muchos complejos, como los científicos-. La información económicaha sido durante mucho tiempo el imperio del número y la palabra, del gráfico y la tabla, dejando poco espacio para la cultura visual, para la imagen y el color, para el atrevimiento formal. Sólo en los últimos años, con la llegada de Internet y el desembarco televisivo de la información económica, esta situación ha comenzado a cambiar. lor en sus páginas de noticias. Lo comentado sobre los aspectos formales se podría trasladar también al estilo literario y narrativo, que en demasiadas ocasiones queda descuidado ante la exigencia de precisión y ante la necesidad de comunicar con los códigos del experto. Ese conservadurismo formal y visual, y una cierta monotonía en el modo narrativo responden a la propia naturaleza de los asuntos económicos: por un lado, el coloquial “con el dinero no se juega” justifica bien el tono serio, que no grave, que requiere esta información; por otro, la Economía está hecha de decisiones, resultados, movimientos de variables, etc. cuya representación e ilustración visual (incluso mental) es difícil. Algo parecido sucede con la cuestión del interés. El interés informativo tiene componentes de proximidad, de apelación personal, familiaridad, extrañeza, conflicto, etc., algunos de los cuales son difíciles de encontrar, para muchos ciudadanos, en buena parte de los contenidos económicos. Demasiados acontecimientos son lejanos, fríos, comprensibles a medias, sin impacto personal claro, en gran medida anónimos, sólo estadísticamente reales, y no precisamente atractivos como para incorporarlos a nuestra conversación cotidiana. Además, la Economía es una ciencia y una actividad de medios, no de fines. Y como comenta Muñoz Torres (2002), “las acciones instrumentales o utilitarias son, en principio, menos relevantes que las acciones relacionadas con bienes no instrumentales (…), aquéllas en las que el protagonista queda comprometido como persona”. Quizá sólo los contenidos bursátiles tienen en mayor grado, al menos para parte de los ciudadanos, esos componentes del interés informativo. Al fin y al cabo, como señala el mismo autor, “es lógico que el dinero despierte interés, puesto que lo definitorio del dinero es su conexión con la posibilidad: el dinero ensancha o limita considerablemente la capacidad de acción del ser humano”. Teniendo en cuenta estas realidades, Fink (2000) resalta como uno de los principios básicos de la cobertura económica la “localización, acercamiento al lector de los eventos distantes” (en cualquiera de los sentidos posibles). 3.3. Abstracción y personalización. Una de las características de los acontecimientos económicos, financieros y empresariales es que adquieren sentido cuando se analizan como comportamientos agregados. Por ello, continuamente se trabaja con generalizaciones, o mejor dicho, con abstracciones. Un dato de inflación, el cierre de la Bolsa, el aumento del desempleo o incluso los resultados semestrales de una compañía, todas ellas variables cuantitativas, sintetizan miles o millones de decisiones, sin identificarse propiamente con cada una de ellas. De la misma forma que el hombre medio de la estadística no tiene existencia “real”, tampoco la “realidad” económica se identifica necesariamente con la que experimenta o percibe cada ciudadano. A su vez, ese carácter abstracto e impersonal de la actualidad económica puede dar la errónea impresión de que la Economía, como sistema, se impone necesariamente, funciona de forma mecánica al margen de la actuación de las personas –incluso al margen de sus problemas-, y de forma autónoma respecto a otros ámbitos como el social o el político. Actores y sujetos verbales tan ilocalizables como “la economía”, “los mercados”, “la coyuntura internacional”, “la industria”, etc. parecen ser los responsables de nuestro bienestar. Una manifestación concreta de esta situación, entre otras muchas, es la escasa información sobre asuntos económicos poco cuantificables, sobre fenómenos relevantes – como la actividad económica no lucrativa-, pero de los que se carece de la información estadística necesaria para el “análisis económico riguroso”. El antídoto contra la abstracción es la personalización, o mejor, la adjudicación de causas y efectos a protagonistas individuales o colectivos, identificados con claridad. Surge así el periodismo económico centrado en los personajes –los directivos estrella en el mundo de los negocios, por ejemplo-; en el impacto del análisis de casos particulares – grandes éxitos y fracasos, comportamientos inusuales en los mercados, etc.-; o en la conversión en tema de actualidad de las decisiones individuales sobre inversión, ahorro, consumo, etc. –el periodismo de servicio tan desarrollado en el ámbito de las finanzas personales-. Las historias individuales, la personalidad de empresarios, directivos y empresas carismáticas, el periodismo de declaraciones y de informadores “estrellas”, y la búsqueda de lo sensacional compensan el mundo de abstracciones de los modelos y los sistemas económicos y empresariales. Pero cuando este enfoque se extrema, es fácil que la información económica acabe distorsionando la realidad. La virtud informativa está precisamente en el equilibrio entre personalización y abstracción. En efecto, el ejemplo, la búsqueda de protagonistas concretos en los acontecimientos económicos y la traducción de las noticias en consecuencias para la vida cotidiana del ciudadano han de adquirir sentido en el marco de fenómenos generales, representativos de la agregación de decisiones colectivas o institucionales. Pasar sin más ni más de anécdotas a categorías o tomar la parte por el todo es uno de los peligros constantes de una información económica más personal. De igual forma, presentar la economía como un conjunto de mecanismos y sistemas que se imponen necesariamente, desligados de la actuación humana, es una clara injusticia hacia la realidad. 3.4. Actualidad y perspectiva. Mientras que el interés periodístico está ligado a la efímera actualidad, el interés científico y de los expertos precisamente se ocupa de lo que permanece, o al menos de lo que subyace en los cambios que se producen en su área de actividad. Por lo que respecta a la actualidad económica, este hecho tiene manifestaciones claras. La prensa, y todavía en mayor medida la televisión, se ocupan en exceso del corto plazo, convirtiendo la actualidad económica en una sucesión de indicadores, cifras, análisis de coyuntura empresaria –en una “economía de sube y baja”-, que muchas veces ayudan poco, cuando no entorpecen, a la comprensión de sus verdaderos mecanismos de funcionamiento. Esos mecanismos tienen que ver con el largo plazo, con el análisis de las interrelaciones entre indicadores y sucesos en el tiempo, y con los procesos encadenados más que con la información sobre hechos aislados. No en vano, la información económica de hoy sólo sirve para tomar decisiones de futuro, sea éste más o menos lejano. Por otro lado, muchas veces el análisis de medios carece de la necesaria referencia al sentido político, social y humano del acontecer económico, y por tanto a su relación con el resto de la actualidad. Milton Friedman, refiriéndose a su etapa como columnista de Newsweek, señalaba que una de las lecciones que había aprendido gracias a su actividad periodística era que “las perspectivas desde las que se puede abordar, casi cualquier asunto, son muy numerosas. No existe eso que podríamos denominar un tema puramente económico” (Friedman, 1972). Frente al economista, que en general aplica su visión ‘paretiana’ del acontecer económico a la actualidad, el periodista tiene la responsabilidad de plantear, desde un conocimiento profundo de la realidad y sin simplismos, consideraciones ancladas en valores como la justicia, la solidaridad o el respeto a la dignidad humana. Quizá por ello, algunas de las mejores publicaciones de economía y negocios a lo largo de la historia –como The Economist y Fortune- hanoptado por integrar siempre la actualidad económica en marcos informativos más complejos (políticos, sociales, culturales, religiosos, etc.). 4. La relación con las fuentes en el periodismo económico Al igual que ocurre en otras especializaciones informativas, la relación de los periodistas económicos con sus fuentes posee algunos rasgos característicos que la hacen propia y diferente del resto. La naturaleza compleja y abstracta de los asuntos económicos, financieros y empresariales, la dificultad del público para comprenderlos, el uso de un lenguaje técnico y en ocasiones incomprensible o el propio devenir de un periodismo descriptivo hacia uno más interpretativo son factores que han influido en las funciones, características específicas y tipología de las fuentes de la información económica. Además, estas peculiaridades no afectan de manera uniforme a todas las sub-especializaciones del periodismo económico, dado que la relación que se establece con las fuentes propias de la información sobre política económica -muy similar a la información política- es muy diferente a la que se puede establecer en el periodismo de negocios o en el periodismo financiero. A pesar de todo ello, se pueden avanzar algunas ideas básicas sobre las fuentes de información económica, sus funciones, rasgos propios y tipología. 5.1. Función de las fuentes en el periodismo económico Las fuentes de información cumplen una función imprescindible en sistema un informativo sano: no es posible ejercer un periodismo al servicio de los ciudadanos y del interés general sin la colaboración directa o indirecta de las fuentes de información. En el caso del periodismo económico, las fuentes realizan cuatro funciones esenciales: 1. Los periodistas sacan a la luz informaciones que de otra forma quedarían ocultas –a veces por obligación legal- gracias a las fuentes. Obviamente, tal y como se explica más adelante, no todas las fuentes son desinteresadas, más bien al contrario, y el periodista ha de evaluar con sentido crítico a quién beneficia y a quién perjudica la publicación de determinada información en un momento determinado, con el fin de evitar manipulaciones interesadas por parte de grupos de interés político o económico. 2. Las fuentes son la principal vía de los informadores para comprobar la veracidad de los hechos que han ocurrido o van a ocurrir, y también para confirmar que estos tienen un valor que es noticioso, que son relevantes, interesantes y pertinentes para sus lectores. 3. Las fuentes añaden credibilidad y autoridad a la información publicada por los periodistas: en un escenario de realidades complejas que han de ser no sólo descritas sino también interpretadas por los periodistas, el recurso a las fuentes expertas se hace imprescindible para los informadores en aras de conseguir un mayor grado de credibilidad y autoridad del que el propio informador posiblemente carece delante de los lectores y del resto de agentes económicos. 4. Las fuentes aportan pluralidad: la economía es una ciencia social y como tal es susceptible de ser discutida. No en vano, se dice -no sin cierta sorna- que es la única ciencia en la que dos científicos podrían conseguir el premio Nobel por decir exactamente lo contrario. En su objetivo por ofrecer un contexto y un conocimiento que le permita al lector hacerse cargo de la relevancia, importancia, y también de las discrepancias, que puede haber en torno a un asunto público de carácter económico, los periodistas tienden a utilizar fuentes muy diversas, que ofrezcan perspectivas y ópticas diferentes ante un mismo hecho. Además, el uso de múltiples fuentes le permite al profesional de la información protegerse de las acusaciones de sesgo informativo. 5.2. Características de las fuentes de información económica A pesar de la diversidad de fuentes utilizadas en el periodismo económico, todas ellas suelen ofrecer una serie de características propias que las diferencian en cierto sentido del resto de fuentes empleadas en otras especializaciones informativas o en el periodismo generalista: 5.2.1. Fuentes elitistas. El periodismo económico se construye en gran medida a partir de las declaraciones y filtraciones procedentes de las élites financieras y económicas (Manning, 2013). Hay varias razones que justifican esta excesiva presencia de las fuentes financieras y de los expertos. En primer lugar, estas fuentes son percibidas por los periodistas como el lugar al que acudir para comprender temas complejos. En segundo lugar, este tipo de fuentes son consideradas por los periodistas como los principales decisores en el ámbito económico y financiero, y por lo tanto su presencia mediática es indiscutible. Aportan autoridad y credibilidad, proporcionan contexto y visión histórica, y por ello copan las noticias económicas (Rafter, 2014). Por otro lado, cuando los periodistas cuestionan el valor noticioso de un hecho, suelen hacerlo en términos de audiencia, de lo que puede interesar a la mayoría de sus lectores. Desde este punto de vista, es comprensible que al seleccionar sus fuentes, excluyan las voces más extremas y marginales y favorezcan la presencia de fuentes cuyo punto de vista coincide con el de la mayoría (Messner, 2008). Como se verá más adelante, el resultado de este desequilibrio en la visibilidad y relevancia mediática de este tipo de fuentes respecto a otras es una cobertura más acorde con las ideas e intereses de esos grupos económicos dominantes. 5.2.2. Fuentes interesadas. Como en cualquier otro ámbito periodístico, en el económico conviene preguntarse a quién beneficia y a quién perjudica la publicación de una noticia. Los estudios demuestran que los principales protagonistas de las informaciones económicas – empresarios, decisores, políticos, sindicatos, organizaciones cívicas – suelen tener un interés particular y concreto en aparecer en los medios y gozar así de una mayor visibilidad. En numerosas ocasiones, las fuentes legitiman, normalizan y perpetúan determinadas visiones a favor de la desregulación, las privatizaciones, y en los últimos años, por ejemplo, de las medidas de austeridad (Tracy, 2012). Por todo ello, es preciso conocer cuáles son los motivos de la fuente. Como se verá más adelante, uno de los efectos más poderosos de la información económica es la de mover los mercados, los negocios y la economía en una u otra dirección. Por ello, quizá en ninguna otra esfera informativa las fuentes anónimas sean tan sospechosas como en la información económica -sobre todo en la financiera y empresarial-. Y paradójicamente, quizá en pocas áreas de noticias se utilizan, de hecho, tanto como en ésta. 5.2.3. Fuentes sensibles. Como hemos visto, los periodistas intentan seleccionar aquellas fuentes identificadas como creíbles, con conocimiento profundo de los asuntos, y que gocen de una gran autoridad y reputación. Por su propia naturaleza de expertos, son fuentes muy sensibles al error, a la imprecisión o al malentendido por parte del periodista: es la propia reputación y autoridad de la fuente la que podría quedar en entredicho con un desafortunado uso de sus declaraciones. Esto explica las reticencias y desconfianza de muchos expertos y de las fuentes privadas a hablar con los periodistas, y el enorme esfuerzo que han de realizar estos por ganarse la confianza de aquellos. 5.2.4. Fuentes abundantes. Las noticias económicas y empresariales suelen basarse en no pocas ocasiones en fuentes documentales. La popularización de internet, la apertura de enormes bases de datos electrónicas y el desarrollo de herramientas informáticas que facilitan el tratamiento estadístico de esas bases documentales y su visualización han propiciado el auge del llamado periodismo de datos – antiguamente denominado periodismo de precisión –. Si hay alguna especialización informativa que puede beneficiarse de este nuevo tipo de hacer noticias basadas en el uso y análisis de basesdocumentales, ese es el periodismo económico o de negocios. 5.2.5. Fuentes escasas. Paradójicamente, las informaciones más valiosas presentes en las páginas y secciones de Economía y Finanzas de los medios de comunicación suelen tener su origen en fuentes reticentes a aparecer en la arena pública. En general, la fácil disponibilidad de la fuente suele guardar una relación inversa con el interés de los contenidos que difunde, por lo que se hace necesario desarrollar estrategias para superar esos problemas de acceso. A diferencia de otros ámbitos como el de la información política, cultural, etc., en los que la actividad de los medios se integra naturalmente en el desarrollo de sus actuaciones, en la información económica quedan muchas áreas en las que esto no sucede. Para muchos empresarios y expertos, en la relación con los medios sólo hay amenazas y ninguna recompensa. Al fin y al cabo, por contraste con lo que sucede en otras esferas de actividades de interés público, en la económica prima el interés privado, no caracterizado muchas veces por grandes deseos de transparencia. 5.2.6. Fuentes poderosas. Los protagonistas de la información económica suelen ser personajes de gran relevancia social, política y económica, desde empresarios hasta grupos de presión, pasando por ministros, banqueros o inversores. A su vez, estos mismos actores se convierten en fuentes, anunciantes y lectores cualificados de información económica. Dada la dependencia publicitaria de las empresas informativas – más intensa en las publicaciones especializadas que en las generalistas – el poder de las fuentes que son anunciantes al mismo tiempo puede ser muy grande. Esa influencia puede ser aún mayor si existen lazos empresariales entre los editores del diario especializado y otros negocios sobre los que informa. 5.2.7. Fuentes profesionalizadas. Posiblemente la especialización informativa centrada en los negocios, las finanzas y la economía es la que más ha padecido la creciente profesionalización de las fuentes, simbolizada en el auge de las relaciones públicas y la comunicación institucional. Las empresas e instituciones han ido descubriendo el valor y la necesidad de contar con equipos de comunicación que transmitan a sociedad su identidad, misión y principales valores a los diferentes públicos a los que se quiere dirigir. Para alcanzar este objetivo, se ha hecho preciso establecer una estrecha relación con los informadores. Tal proceso tiene su expresión más clara en la información sobre negocios, pero cada vez afecta más a todo tipo de noticias, incluso a aquellas que en principio pueden parecer neutras o desinteresadas (como sucede con la actividad de algunas fuentes expertas y documentales). Esta interdependencia entre periodistas y fuentes no está exenta de riesgos y patologías, entre las que destacan la “notitis” (dependencia de lo que se comunica oficialmente), la simulación (información sobre acciones aparentes presentadas por las fuentes) y la filtrodependencia (manipulación por parte de los filtradores de exclusivas). Esas enfermedades son consecuencia del creciente peso de las fuentes profesionalizadas, con las que hay que aprender a convivir –pero también a explotar mejor, y a relativizarlas-. Para ello, es bueno recordar que muchos profesionales de las relaciones públicas han sido “cocineros antes que frailes” –buena parte, por cierto, en las “cocinas” del periodismo económico-. 5.3. Tipología de fuentes de información económica La literatura sobre periodismo especializado suele hablar de dos tipos de fuentes: primarias y secundarias (Llano, 2008). Las primeras ofrecen pruebas fehacientes -bien documentales, bien personales- de aquello sobre lo que se informa y que ha ocurrido o puede ocurrir. Las secundarias proporcionan una información ya elaborada previamente, sobre todo por otros profesionales de la información. De acuerdo con esta primera clasificación genérica y tomando como referencia la clasificación de Hansen y Paul (2003), se podrían organizar las fuentes de información económica en los siguientes tipos: 1. Fuentes privadas. Son las fuentes personales que, de forma regular o coyuntural, constituyen la particular agenda de contactos de cada periodista, y de la que en gran medida depende su capacidad para levantar exclusivas, para dar información que ningún otro medio da, para atisbar procesos o acontecimientos de interés futuro. Obviamente, se trata de fuentes muy sensibles, que se pueden perder con facilidad, ya que el “juego” de la confidencialidad es clave. Además, hay que tener en cuenta que muchas de ellas compatibilizan varias naturalezas: privadas en unos casos, institucionales en otros, o a veces fuentes de autoridad. 2. Fuentes institucionales. Dadas las características de buena parte de la información económica, los principales agentes de la vida económica son instituciones (administraciones públicas, empresas, asociaciones y otras organizaciones de diverso tipo). En este sentido, muchas personas y otras fuentes informativas comunican continuamente mensajes en representación de alguna institución, como sus portavoces, transmitiendo por tanto contenidos que podríamos calificar de oficiales, y que normalmente se hacen públicos para algunos o para todos los medios. La verdadera batalla con estas fuentes, cada vez más profesionalizadas –sobre todo en algunos ámbitos, como el empresarial-, es lograr que actúen de alguna forma, en determinados momentos, como fuentes privadas. 3. Fuentes documentales. La información económica es una de las áreas periodísticas donde mayor disponibilidad de fuentes documentales existe, entre otras cosas porque la actividad económica requiere, de suyo, la puesta en común de cantidades ingentes de información. Muchas veces por imperativo legal, muchas otras porque en torno a la actividad económica surgen verdaderos negocios de provisión de información, y en general por la necesidad de atender las demandas informativas de ciudadanos, clientes, empleados, etc. existe todo tipo de bases de datos, informes, estudios y servicios de información en torno a la Economía (véase, Portela, 1996 y 1999). Internet y las tecnologías de la información todavía han favorecido más la disponibilidad de fuentes de este tipo. Los grandes retos en la gestión de estas fuentes son la selección y la valoración de contenidos con verdadero interés periodístico, así como la evaluación y cualificación de su autoridad y prestigio como proveedores de información. 4. Fuentes periodísticas. En el periodismo económico, dados los distintos niveles de ejercicio profesional –según las diferenciaciones vistas por grado de especialización, temas, medio y dimensiones espacio-temporales-, es común que unos medios actúen en determinados momentos como fuentes para otros: los diarios especializados para los generalistas, los internacionales para los nacionales, o la prensa para los audiovisuales, por citar algunos casos comunes. Por supuesto, esto se añade a fuentes periodísticas tradicionales como las agencias de información –Reuters, Bloomberg, entre otras-. 5. Fuentes expertas. Este tipo de fuente adquiere especial relevancia en la información económica precisamente por la complejidad de ésta, por girar en torno a un conocimiento experto. Con el nuevo periodismo de interpretación ya no basta con fuentes que ayuden a valorar el carácter noticioso de un hecho. El primer principio de este tipo de periodismo requiere que no sea suficiente con una fuente que goce de autoridad, sino que otras fuentes han de ser consultadas. En primer lugar, se busca una autoridad neutral (o al menos que sea percibida como neutral por parte del público) que legitime las conclusiones (preconcebidas o no) a las que ha llegado el propio periodista. En segundo lugar, es un recurso fácil al que acudir para interpretar y explicar algo. Una consulta a un experto proporciona de manera rápida el contexto, la visiónhistórica necesaria para que una información pase del simple nivel descriptivo al interpretativo (Albaek, 2011). El problema emerge cuando los expertos dan su opinión personal (en muchas ocasiones interesada) y no argumentos científicos, que es lo que se espera de ellos. 6. Los ciudadanos. Cualquier ciudadano que tenga algo que decir no es considerado una fuente por los periodistas. Una noticia no es simplemente “lo que alguien ha dicho que ha ocurrido” sino lo que dice alguien con un mínimo de autoridad, status, afiliación institucional, experiencia, conocimiento y contactos regulares. Por ello, no sorprende la escasa atención que se presta a los ciudadanos normales como actores y fuentes de la información económica (Hopmann y Shehata, 2011; Reich, 2015), llegando en algunos casos extremos a tratarlos con indiferencia, cuando no con hostilidad (Williams et al., 2011). Cuando los ciudadanos participan como fuentes, aportan a las informaciones autenticidad, personalización y rostro humano. 5.4 Algunos riesgos en la relación de las fuentes con periodistas económicos En primer lugar, la mayoría de los estudios centrados en investigar la capacidad de los medios para proporcionar a los ciudadanos información fiable y rápida que les facilite la toma de decisiones han concluido que las empresas periodísticas se han centrado más en el volumen de información proporcionada que en la calidad de dicha información. Ofrecen más información de la que pueden realmente controlar y contrastar, quedando expuestos a la manipulación de fuentes interesadas. Este problema se agrava por el hecho de que la mayoría de los periodistas económicos basa su información en fuentes oficiales. La investigación sobre estos temas muestra un periodismo económico basado en fuentes oficiales, expertos, políticos y economistas, que obvian y apenas dan presencia a otro tipo de actores como sindicatos, ciudadanos, organizaciones cívicas y sociales (Tracy, 2012; Rafter, 2014). En segundo lugar, esta excesiva presencia de fuentes oficiales y económicas plantea algunos serios interrogantes, como por ejemplo la ausencia de equilibrio (Berry, 2012). Existe un numeroso grupo de voces críticas con el funcionamiento de las instituciones económicas, empresariales y financieras que está ausente de la cobertura, y por lo tanto del debate público. Un tercer problema tiene que ver con los conflictos de intereses. En numerosas ocasiones las élites financieras y los expertos son presentados como neutrales e imparciales. Sin embargo, suelen ser actores muy interesados en el mantenimiento del status quo y en evitar cualquier tipo de reformas. Los periodistas, al mostrar estas fuentes como imparciales y no como interesadas o como representantes del sector, evitan ofrecer la opinión de otras voces más críticas o marginales, que tienen una perspectiva diferente respecto a los problemas económicos (Weaver, 2013). Como consecuencia, se reduce el pluralismo informativo esperado en cualquier debate público. En cuarto lugar, el periodismo económico es un periodismo vigilante, pero no siempre y no con todos (Kalegeropoulos et al., 2014). Es el perro guardián que no siempre ladra. Tambini demostró en una serie de entrevistas con periodistas económicos, que tan sólo una minoría percibe su trabajo desde una óptica de responsabilidad social y política entendida en sentido amplio. Los periodistas que enfatizan su rol de perros guardianes de los poderes económicos y empresariales, tan sólo lo hacen en términos de denunciar corruptelas empresariales o los escándalos concretos, más que en un sentido mucho más amplio de salvaguarda de los intereses generales, de educación financiera de los ciudadanos o de alertar sobre los riesgos sistémicos de la economía (Tambini, 2010). Por último, existe una mayor tendencia de los periodistas hacia lo que se ha denominado periodismo de interpretación frente al periodismo de descripción clásico. Este nuevo tipo de periodismo intenta ir más allá de la descripción de los hechos y de los datos, tratando de explicar el porqué de los acontecimientos. Frente a un periodismo tradicional centrado en las cuatro clásicas “w” – what, where, when y who-, el periodismo de interpretación desplaza el interés hacia el why. Los periodistas dejan de ser simples observadores de la realidad económica y devienen en analistas, quebrándose así la frontera entre hechos y valores. Frente a otros soportes como la televisión o internet, que propician la rápida difusión de lo que está pasando, la prensa ha encontrado su nicho de mercado en el análisis, interpretación y explicación más profunda de lo que está ocurriendo (Albaek, 2011). Se supone que una buena noticia no se limita a describir sino que proporciona diferentes enfoques y perspectivas, explicando el contexto del asunto, interpretando su significado e importancia y previendo las posibles consecuencias que puede tener en el futuro. Sin embargo, el análisis de la cobertura de muchos asuntos de la actualidad muestra que el periodismo económico ha seguido más centrado en la descripción de los hechos que en la interpretación. En línea con esto, los periodistas aparecen con menos frecuencia como comentaristas y analistas, y el enfoque de los temas suele estar influido más por las fuentes políticas y económicas que por la criba de los profesionales. 6. Efectos del periodismo económico Como se ha comentado ya al principio de este capítulo, la crisis de 2008 ha evidenciado la importancia para la sociedad de la difusión de información económica a través de los medios de comunicación, tanto para la configuración de estados de opinión como para la adopción de medidas económicas. Aunque el estudio de los efectos de las noticias económicas no está tan avanzado como en otros campos –por ejemplo, en el de la información política-, en las últimas décadas cada vez hay más investigación sobre el papel que juega este tipo de contenidos en el funcionamiento de los mercados, de las empresas, y de otras instituciones políticas y sociales. A continuación se sintetizan algunas ideas sobre cada uno de esos campos. 6.1. Periodismo económico y mercados El impacto de la información periodística en los mercados financieros, y en especial en las Bolsas de valores, es uno de los temas sobre los que tradicionalmente más se ha investigado. Hay noticias (moving market news) que afectan a la evolución de los mercados o de cotizaciones particulares de compañías de forma instantánea, bien sea porque inciden en las decisiones de compra de los inversores o porque se introducen de forma automática en los sistemas electrónicos de contratación de valores. Hay igualmente coberturas continuadas sobre ciertas empresas o sectores que pueden contribuir a su evolución más o menos positiva en el mercado a más largo plazo. En este sentido, existe un gran debate en torno a la cuestión de si la información periodística aporta información nueva al mercado, o si simplemente se limita a reflejar públicamente la información que ya se ha incorporado en las decisiones de compra o venta de quienes operan en él. Según Schuster (2006), que realiza un repaso de la investigación sobre estos temas en las últimas décadas, las noticias pueden tener efectos en el mercado a corto plazo, pero ante todo contribuyen generar para del “ruido” que envuelve siempre a los mercados financieros. Los profesionales del periodismo económico y financiero deben ser conscientes de la enorme sensibilidad de esa información sobre los mercados, que exige un grado de rigor y de confidencialidad extremos. Es comprensible que en torno a este tipo de contenidos – los propios de la información financiera- se haya desarrollado el mayor número de normas jurídicas y deontológicas para evitar el uso impropio de esas noticias por parte de los periodistas. La utilización en beneficio propio de información privilegiada (insider trading), la manipulación del mercado a través de la publicaciónde información interesada, o los posibles conflictos de intereses que pueden condicionar el ejercicio profesional del periodista son algunos de los asuntos que mayor cuidado requieren a la hora de desarrollar un periodismo económico de calidad. 6.2. Periodismo económico y empresas La información empresarial es probablemente el tipo de contenido que más se ha desarrollado en el periodismo económico, y el que a su vez plantea más retos desde el punto de vista profesional. Las noticias sobre empresas en los medios tienen efectos muy variados sobre el día a día de la actividad de las compañías, y sobre las expectativas de éxito o fracaso de sus planes futuros. Por ello, toda una industria de las relaciones públicas y de la comunicación institucional corporativa, cada vez más profesionalizada, trata de gestionar positivamente la imagen de las empresas, la información que desean transmitir en cada momento a sus stakeholders, y la reputación que quieren conseguir en el mercado. Esa gestión profesionalizada de la visibilidad de las empresas –unida a su importancia, en muchos casos, como anunciantes importantes de los medios- dificulta enormemente el trabajo de los periodistas económicos a la hora de sacar a la luz información sensible y relevante. Casos de desgobierno corporativo, procesos de fusiones y adquisiciones, quiebras, problemas con los productos o servicios de las empresas, anticipación de planes de expansión o de repliegue de actividades, etc. son temas de gran interés informativo, pero al mismo tiempo, de enorme compromiso profesional. Todos ellos pueden ser decisivos para el devenir de la actividad presente y futura de una compañía, y por tanto generan todo tipo de tensiones entre la empresa y los medios de comunicación, entre el periodista y sus fuentes, etc. En los últimos tiempos han proliferado los estudios sobre los efectos de las noticias en distintos ámbitos de la actividad empresarial. A modo de ejemplo, se han realizado importantes avances en la investigación sobre la relación entre la visibilidad de las empresas en los medios y su reputación. En esos estudios se aplican herramientas propias de teoría de la comunicación como las utilizadas en torno a las investigaciones de agenda setting o framing. Tras un análisis internacional realizado con este enfoque, Carroll (2011) llega a la conclusión de que en un entorno en el que las relaciones entre las organizaciones y sus públicos cada vez están más mediatizadas, la atención al papel de la información económica y empresarial cada vez es más relevante para las instituciones y las empresas. 6.3. Periodismo económico y política El conocimiento y la opinión que tengan los ciudadanos sobre el comportamiento de la economía, en gran medida formados con las experiencias personales y con la impresión transmitida por los medios, así como con otros productos culturales, son fundamentales para el funcionamiento de una sociedad democrática. Cada vez hay más ciudadanos que votan con la economía, que en sus valoraciones políticas conceden un peso creciente a los asuntos del bolsillo. Como consecuencia, el vínculo entre política y economía adquiere una especial relevancia en la sociedad actual (Gavin, 1998). La interrelación entre economía y política siempre ha sido importante, pero en el último siglo esa importancia ha crecido exponencialmente. En la actualidad, se acepta casi sin discusión que la acción política en materia económica, y sus resultados, son un elemento clave para el triunfo de los gobernantes. De hecho, aunque “que la economía vaya bien” no es garantía del éxito de un gobierno, y por tanto de renovación en unas elecciones, “que la economía vaya mal” es ciertamente un lastre difícil de superar en una contienda electoral. La investigación sobre economía y elecciones tiene una larga tradición, tanto en las ciencias económicas como en las políticas (Duch y Stevenson, 2008). Los análisis agregados de series temporales de datos sobre fluctuaciones macroeconómicas y sobre resultados electorales han demostrado que, en general, existe una relación directa, que hemos dado por cierta, entre salud económica y fortuna electoral (o, dicho de otra manera, mantenimiento en el poder). Menos claro está el funcionamiento de esa conexión a nivel individual, donde se produce el juicio particular que tiene en cuenta las condiciones económicas personales, la valoración de las condiciones generales, y su influencia en la actitud política que determina el voto. En cualquier caso, aunque compensa estudiar cada situación electoral concreta, se acepta que existe una lógica del premio del electorado por la buena gestión económica, y del castigo por el empeoramiento de las condiciones económicas. Por supuesto, el periodismo económico juega un papel crucial a la hora de conformar una opinión pública más o menos afín a las distintas políticas económicas, un electorado con una confianza mayor o menor en la situación económica presente y futura. 6.4. Periodismo económico y ciudadanía Más allá de los aspectos ya comentados en los apartados precedentes, si algo se ha aprendido de la reciente crisis económica y financiera es la necesidad de que la ciudadanía, y cada ciudadano en particular, cuente con una mejor cultura económica y financiera. El problema del “analfabetismo económico” afecta sobre todo al ciudadano medio, sin formación específica en esas materias, pero también se extiende a otras capas de la población que, en principio, cabría esperar que tuvieran mayor competencia en estas materias. Políticos, periodistas, intelectuales e incluso gente de empresa muestran muy a menudo una escasa comprensión de los fenómenos y principios económicos, lo que en ocasiones les lleva a defender lo uno y su contrario sin demasiada dificultad. Quizá por la gravedad de esta situación, instituciones como los Bancos Centrales han iniciado campañas de educación económica y financiera de la sociedad. Uno de los autores que más ha profundizado en la naturaleza -y en las consecuencias- de esta deficiente competencia económica es Bryan Caplan, de la George Mason University. Según Caplan (2007), las personas tienden a mantener sus opiniones equivocadas sobre política económica, que en muchos casos las han adquirido sin ser muy conscientes de ello. Una de las dimensiones clave, a la hora de afrontar el reto de la mejora de la cultura económica de los ciudadanos, es la educativa. La mayor presencia de contenidos y materias económicas en los planes de estudios, desde la educación básica hasta la superior, se ha visto a menudo como una tarea pendiente. Al margen de la formación económica superior de economistas o de profesionales más vinculados con el mundo de la empresa, la presencia de materias económicas en otros campos suele ser pequeña. Entre los periodistas, por ejemplo, es fácil escuchar voces que demandan una mayor formación económica para estos profesionales, se vayan o no a dedicar a temas económicos. Algo parecido sucede con muchas otras profesiones. Esta dimensión educativa es la que más atención ha recibido por parte de los propios economistas, tanto para mejorar la transmisión de conocimientos que adquirirán los futuros colegas, como para extender los saberes económicos esenciales a otros campos formativos. Sin embargo, menor interés ha suscitado entre los expertos el impacto que en la conformación de esa cultura económica tienen distintos medios de divulgación, en especial los medios de comunicación. Como ya se ha comentado, los ciudadanos no versados en la materia se hacen una idea sobre las claves para entender la economía, en buena medida, a través de la información difundida por los medios. Reflexión final Los temas económicos no suelen estar en el primer lugar de las preferencias de las personas al valorar su interés por los contenidos de los medios. Sí suelen estar, por contra, en los primeros lugares de las preocupaciones ciudadanas, junto a los problemasde inseguridad, terrorismo, acceso a la vivienda, etc. No hay duda de que interesaría que todos tuviéramos mayor conocimiento de una esfera tan esencial de nuestra existencia, y que ese conocimiento no quedara reservado para unos pocos. El gran economista Ludwig von Mises escribía en 1949 en su libro La acción humana: “Nos guste o no, es un hecho que la economía no puede permanecer como una rama esotérica del conocimiento, accesible sólo para pequeños grupos de especialistas y académicos. La economía trata con problemas fundamentales de la sociedad; a todos concierne, y a todos pertenece”. La divulgación de conocimiento económico a través de los medios se enfrenta a esa paradoja del interés de lo económico: las noticias económicas no interesan especialmente, pero la actualidad económica es fundamental para nuestras vidas. Históricamente, la paradoja se ha solventado bien en el caso de las personas más involucradas en la acción económica -empresarios, directivos, políticos, inversores, etc.-, para los que unos mayores conocimientos económicos y una mayor atención a lo que sucede en la actualidad constituyen en gran medida una obligación laboral más. El interés utilitario prima en esos casos sobre otras consideraciones. A ellos, con esa visión utilitaria, se han dirigido en gran medida los esfuerzos de los medios de comunicación y la actividad divulgativa de los especialistas. Sin embargo, queda mucho por hacer para que esa paradoja se resuelva en el caso del hombre de la calle, del ciudadano medio. También para él una mejor cultura económica tiene una dimensión utilitaria clara, pero seguramente cuesta percibirlo. El periodismo económico tiene la obligación de ayudar a resolver esa paradoja para toda la sociedad. Referencias bibliográficas -Arrese, Á (2002) Prensa económica. De la Lloyd’s List al wsj.com. Pamplona: Eunsa. -Arrese, Á. y Vara, A. (2015) “Divergent perspectives? Financial newspapers and the general interest press”, en Picard, R. (ed.), The Euro Crisis in the News. Journalistic Coverage of the Economic Crisis and European Institutions. London: RIJS-TaurIs. - Albaek, E. (2011) “The interaction between experts and journalists in news journalism”, Journalism, 12(3), 335-348. -Berry, M. (2012) “The Today programme and the banking crisis”, Journalism, 14(2), 253-270. -Caplan, B. (2007) The Myth of the Rational Voter: Why Democracies Choose Bad Policies. Princeton: Princeton University Press. -Carroll, C. E. (ed.) 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