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PERIODISMO Y ECONOMÍA 
Ángel Arrese (aarrese@unav.es) 
Alfonso Vara (avara@unav.es) 
Facultad de Comunicación, Universidad de Navarra 
********** 
Versión prepub. 
Citar como: Arrese, A. y Vara-Miguel, A. (2016) Periodismo y Economía. En: Maritza 
Sobrados León (ed.): Estudios de Periodismo Político y Económico. Madrid: Editorial 
Fragua, pp. 47-80 
********** 
 
1. Introducción 
 En los últimos años, la grave crisis económica y financiera que padecen las 
economías más desarrolladas ha puesto en evidencia la importancia de los medios de 
comunicación en la generación y mantenimiento de estados de opinión económica, y por 
tanto, en la evolución de la coyuntura. Aunque en la historia económica se han dado 
precedentes claros de esa interrelación entre medios y situación económica, sobre todo en 
períodos de boom y crash financieros (Arrese, 2002), quizá nunca como en el momento 
presente el análisis de esa interacción ha sido tan relevante. 
 En uno de los numerosos trabajos que se han publicado sobre las causas de la crisis 
financiera, The Financial Crisis. Who Is To Blame?, Howard Davis (2014) sintetiza las distintas 
narrativas sobre la crisis que se han manejado en estos años, y destaca que una de ellas tiene 
que ver con la responsabilidad de los medios. De acuerdo con esa interpretación, sobre 
todo en los años que precedieron a la crisis, los medios no fueron capaces de cumplir bien 
su función de “perros guardianes” en materia económica, y tampoco cumplieron 
posteriormente con su misión de “alumbrar” y explicar suficientemente su complejidad. 
Según Davis, hay una serie de razones que explican esa incapacidad: los periodistas están 
tan influidos como cualquiera por los estados de euforia colectiva; la influencia de las 
relaciones públicas financieras sobre los medios ha aumentado mucho en los últimos años; 
por el contrario, los recursos redaccionales de los medios se han reducido, en un entorno 
de crisis de los modelos de negocio periodísticos; los vínculos entre medios y entidades 
financieras, desafortunadamente, son cada vez más íntimos; los periodistas no han sido 
capaces de hacerse cargo, por falta de formación, de la complejidad extraordinaria de 
muchas innovaciones financieras; los medios –como, en general, la sociedad- son dados a 
resaltar las historias de héroes en el mundo de las finanzas y la empresa; y finalmente, no 
hay que olvidar, la influencia de los anunciantes, en especial en sectores tan claves en esta 
crisis como el financiero y el inmobiliario. 
mailto:aarrese@unav.es
mailto:avara@unav.es
Así pues, la peor crisis financiera desde el crash de 1929 ha colocado a los asuntos 
económicos en la portada de todos los medios de comunicación, llegando a dominar la 
agenda política y ciudadana durante estos últimos años. Al mismo tiempo ha situado a los 
medios y a los profesionales ante sus propias limitaciones (Starkman, 2014; Schifferes, 
2015; Picard, 2015). 
En este capítulo se repasarán algunos de los aspectos fundamentales del periodismo 
económico, con la idea de entender mejor las peculiaridades de su ejercicio y del papel que 
juega en la configuración de una opinión pública económica. Para ello, se presentarán 
diversas perspectivas, teórico-prácticas, que pueden contribuir a tener una visión más 
completa de este ámbito de especialización periodística. 
 2. El modelo de comunicación del periodismo económico 
 El modelo genérico de comunicación masiva, que plantea la relación que se 
establece entre las élites periodísticas y la sociedad en su conjunto, está siendo 
complementado en los últimos años por esquemas de análisis que tienen en cuenta 
procesos de comunicación más particulares. Uno de esos procesos es el propio de la 
comunicación entre élites, que se produce en ciertos ámbitos especializados de la 
información política, económica, científica, etc. Se trata de campos en los que los medios 
juegan un especial papel de mediación entre los decisores (decision makers). Davis (2003) ha 
desarrollado una teoría crítica de la comunicación entre las élites centrada en los procesos 
de definición y puesta en marcha de políticas públicas, y en cómo los medios afectan a las 
decisiones de las élites que las promueven. En ese modelo alternativo, las élites son 
simultáneamente las fuentes más destacadas, las principales destinatarias de la información 
y las protagonistas centrales de la actualidad. 
La comunicación económica y financiera encaja a la perfección en ese paradigma 
comunicativo, y el periodismo económico debe atender a sus peculiaridades. Se entiende 
desde esta perspectiva que a menudo se hable de que éste es un periodismo dominado, 
“capturado”, por las fuentes expertas (financieras, corporativas, etc.); un periodismo que 
sigue esencialmente la agenda de los negocios y de los mercados, ignorando otros intereses; 
que lleve a cabo una cobertura estrechamente definida en su contenido por la necesidad de 
centrarse en la información sensible para los mercados , y que en la práctica excluya más 
que incluya las necesidades e intereses del público en general. Como consecuencia, a 
menudo se recalca que las noticias económicas tienden a reproducir las ideas, normas y 
valores prevalentes de los principales actores económicos, empresariales y financieros. 
Davis (2006) y Thompson (2009) sintetizan las peculiaridades de los procesos de 
comunicación económica en el concepto de “reflexividad”, según el cual, los medios 
especializados forman parte esencial en la búsqueda del consenso necesario para un 
funcionamiento eficiente de los mercados. 
 La prensa especializada en economía y finanzas –y en general, el periodismo 
económico- participa así de esa circularidad y reflexividad. Más en concreto, la 
investigación en este campo ha puesto énfasis en cinco aspectos relevantes que afectan a la 
especificidad de la cobertura de estos temas, tanto respecto a otros campos, como entre 
publicaciones más o menos especializadas (Arrese y Vara, 2015). Estos cinco aspectos se 
describen a continuación como enfoques propios de este campo informativo. 
 2.1. Enfoque economicista. 
El periodismo económico, y más en concreto los medios especializados, han sido 
tildados tradicionalmente como “economicistas” desde dos perspectivas. Por un lado, 
desde el punto editorial, se destaca que estos medios reproducen el discurso económico 
capitalista y neoliberal (Chakravartly y Schiller, 2010), o dicho de otra forma, desde 
posiciones menos ideológicas, la lógica de una interpretación de la actualidad favorable a 
los mercados y a los negocios (Doyle, 2006). Por otro lado, ese economicismo se traduce 
también en un tratamiento más técnico de los temas de actualidad, exigido por la 
complejidad y el alto nivel de abstracción de los fenómenos económicos. La mayor 
dependencia de analistas y expertos, la dificultad para hacer comprensibles y atractivos 
estos temas, y para acercarlos al ciudadano, o la tendencia a privilegiar marcos de análisis 
no contaminados por enfoques no estrictamente económicos, son manifestaciones de este 
segundo aspecto. 
 2.2. Enfoque utilitarista. 
Pocas dudas existen hoy sobre la importancia de la información, y por tanto de los 
medios, en el funcionamiento de las economías y de los mercados. Ya en 1892, Arthur Ellis 
comentaba en un artículo en el Economic Journal que “se podría decir que la opinión 
gobierna el curso de los mercados casi completamente” (Ellis, 1892). No es de extrañar por 
tanto que la información económica y financiera difundida por los medios tenga una clara 
vocación utilitaria, y que el criterio noticioso de que la información sea útil para la audiencia 
–especialmente para los agentes económicos y de los mercados- predomine sobre los 
demás. Noticias que mueven mercados, exclusivas sobre operaciones empresariales o 
análisis de expertos que pueden incidir en la opinión de las élites políticas y económicas 
constituyen la columna vertebral de este tipo de periodismo. Tambini (2010) y Starkman(2012) se refieren a esa tensión entre el periodismo al servicio del mercado y el periodismo 
al servicio de la sociedad –en su papel de “perro guardián”-como uno de los mayores retos 
a la hora de definir los criterios de profesionalidad en torno a la difusión de información 
económica y financiera. 
 2.3. Enfoque reflexivo. 
Como ya se ha comentado, el predominio de las fuentes expertas y de los propios 
protagonistas de la actividad económica, financiera y empresarial como origen de la 
información constituye un aspecto central en la idea de “reflexividad” en este ámbito 
periodístico. Distintos estudios se han hecho eco de esta realidad, tanto al analizar la 
cobertura de la crisis de 2008 (Schiffrin, 2011) como, de forma más general, al considerar la 
utilización de fuentes en la distintas secciones de los periódicos, comparando la sección 
económica con el resto (Reich, 2012). Ese especial peso de las fuentes expertas e 
institucionales, y de los insiders, lleva consigo complejos procesos de “negociación” entre 
los periodistas y diversos agentes del mercado. Como han señalado Grünberg y Pallas 
(2013), se produce una “mediación recursiva”, por la que la producción de noticias es 
“continuamente reconstruida en interacciones altamente formalizadas entre los actores 
interesados en la actualidad” (229). El resultado de esa reflexividad, como pone de 
manifiesto Manning (2012) al analizar la cobertura de la crisis bancaria en Gran Bretaña, es 
la dificultad de los periodistas especializados para desarrollar perspectivas informativas más 
holísticas y críticas. 
2.4. Enfoque excluyente. 
Como corolario de las anteriores ideas, el público en general, el ciudadano 
ordinario, queda excluido, en muy segundo plano, en el proceso de elaboración y difusión 
de información especializada, especialmente en los medios económicos. Su presencia es 
muy reducida como fuente, pero sobre todo quedan en gran medida excluidos sus 
intereses. Esto ha sido particularmente cierto durante la presente crisis. En su análisis de 
los primeros años de la crisis en Estados Unidos, un informe del Pew Research Center 
concluye de manera rotunda: “La más grave crisis económica desde la Gran Depresión ha 
sido cubierta por los medios de arriba a abajo, teniendo en cuenta en primer lugar la 
perspectiva de la Administración Obama y de los grandes negocios, y reflejando las 
preocupaciones institucionales más que las de los ciudadanos en su día a día (Project for 
Excellence in Journalism, 2009). Se podría concluir algo muy similar en muchos otros países, y 
en contextos informativos muy variados, como lo demuestra Mylonas (2013) al analizar la 
cobertura de la crisis griega por parte del periódico sensacionalista alemán Bild. 
2.5. Enfoque internacional. 
La información económica es sin duda uno de los ámbitos periodísticos más 
globalizados, en consonancia con la propia globalización de las economías y los mercados. 
Medios como el Financial Times, Wall Street Journal, The Economist, Reuters, Bloomberg, etc. hace 
ya años que funcionan con un enfoque informativo universal, y su influencia se hace notar 
en todos los rincones del planeta. Pero esa visión más internacional de la actualidad no es 
sólo propia de los medios de referencia globales; la prensa especializada local, en cada uno 
de los países, a menudo toma como modelo esos medios de referencia y su fuerte 
orientación internacional, incluso en aquellos lugares donde el contexto político y 
económico a veces no es el más apropiado, como sucedió en Rusia tras la caída del sistema 
comunista (Koikkalainen, 2007). Esa vocación internacional no sólo se refleja en la 
amplitud geográfica de la cobertura temática, sino también en un cierto distanciamiento de 
posturas excesivamente nacionalistas o localistas al afrontar los temas de actualidad. En 
este sentido, es comprensible que en la crisis de 2008, a pesar de las diferencias de su 
impacto en distintos países, la cobertura especializada haya sido bastante parecida (Picard, 
2015). 
 A estos cinco enfoques que caracterizan el modelo de comunicación propio de la 
información económica –y de los que deben ser conscientes los profesionales del 
periodismo económico- se deben añadir las particularidades que se derivan de la propia 
naturaleza de los contenidos económicos. 
 3. Características de la información económica 
Barney Kilgore, probablemente la figura más importante en la historia del Wall 
Street Journal durante el siglo XX, al comentar la mala fama de la información económica 
como contenido periodístico gris y poco atractivo, señalaba: “La Economía no es una 
ciencia oscura. (...) La Economía no es aburrida. Sólo la hacen poco atractiva e interesante 
personas que no están realmente interesadas en ella” (Kilgore, 1963, 431). Se debe 
conceder parte de razón a Kilgore, pero hay que aceptar al mismo tiempo que los 
contenidos económicos tienen ciertas limitaciones para su difusión periodística. Aunque 
muchas de ellas son comunes a otros entornos informativos, en el económico adquieren 
perfiles propios. 
 3.1. Complejidad y rigor. 
La complejidad es la primera gran barrera que dificulta la cobertura periodística de 
la economía, máxime si se tiene en cuenta que los asuntos económicos afectan diariamente 
a la vida de las personas, y casi cualquiera se atreve a hacer juicios de “sentido común” al 
respecto. Ya comentaba Keynes que “la economía es un asunto difícil y técnico, aunque 
nadie se lo crea” (citado en Krugman, 1998, 8). Manejar esa complejidad requiere especiales 
esfuerzos de comprensión y síntesis de los temas de actualidad. Pero al mismo tiempo, al 
afrontar su necesaria simplificación, la información económica se topa con la exigencia 
extrema del rigor. Por su especial sensibilidad y por los efectos inmediatos que pueden 
tener, las noticias económicas y sus explicaciones –verdaderas redes de causas y 
consecuencias, entramados de conceptos e indicadores- requieren máxima pulcritud en el 
uso de términos, en la publicación de cifras y, en general, en cada uno de los elementos que 
las conforman. Como comenta Fink (2000), la exactitud y el rigor son las primeras máximas 
de esta especialización. Nada nuevo para el buen periodismo, pero sí exigido con verdadera 
obsesión en este caso. 
Lógicamente, ese rigor debe lograrse a través de un lenguaje comprensible para el 
público, que exige distintos niveles de especialización, dependiendo de los diversos niveles 
de cultura económica y del uso que se hace de esa información. La tensión entre 
complejidad, rigor y claridad expresiva sitúa a los problemas de lenguaje, como se verá más 
adelante, en el centro de las dificultades de la información económica. Asimismo, otra de 
las estrategias utilizadas para hacer más comprensibles ciertos temas complejos es la 
apelación al comentario o al análisis del experto. Sin embargo, también aquí se plantean 
graves problemas, teniendo en cuenta la incapacidad que en muchas ocasiones muestra 
aquel para hacerse entender y para opinar sobre temas relevantes. Michael Weinstein, 
economista y miembro del Consejo Editorial del New York Times, describía así en una 
conferencia ante la American Economic Association la situación que se vive en la relación 
entre periodistas y economistas: “Cuando mis colegas del New York Times utilizan la palabra 
‘académico’, no están haciendo un cumplido; ellos quieren decir irrelevante. Y cuando mis 
antiguos colegas en el ámbito académico describen el trabajo de alguien como 
‘periodístico’, sin excepción quieren decir superficial” (Weinstein, 1992). Así pues, la 
simplicidad rigurosa –no la superficialidad- es una de las virtudes básicas del buen 
periodismo económico. 
 3.2. Atractivo e interés. 
 Por lo general se asocia a la información económica con un contenido “aburrido”, 
“poco interesante”, al menos por comparación con otros temas habituales de los medios de 
comunicación –incluidos muchos complejos, como los científicos-. La información 
económicaha sido durante mucho tiempo el imperio del número y la palabra, del gráfico y 
la tabla, dejando poco espacio para la cultura visual, para la imagen y el color, para el 
atrevimiento formal. Sólo en los últimos años, con la llegada de Internet y el desembarco 
televisivo de la información económica, esta situación ha comenzado a cambiar. lor en sus 
páginas de noticias. 
Lo comentado sobre los aspectos formales se podría trasladar también al estilo 
literario y narrativo, que en demasiadas ocasiones queda descuidado ante la exigencia de 
precisión y ante la necesidad de comunicar con los códigos del experto. Ese 
conservadurismo formal y visual, y una cierta monotonía en el modo narrativo responden a 
la propia naturaleza de los asuntos económicos: por un lado, el coloquial “con el dinero no 
se juega” justifica bien el tono serio, que no grave, que requiere esta información; por otro, 
la Economía está hecha de decisiones, resultados, movimientos de variables, etc. cuya 
representación e ilustración visual (incluso mental) es difícil. 
 Algo parecido sucede con la cuestión del interés. El interés informativo tiene 
componentes de proximidad, de apelación personal, familiaridad, extrañeza, conflicto, etc., 
algunos de los cuales son difíciles de encontrar, para muchos ciudadanos, en buena parte de 
los contenidos económicos. Demasiados acontecimientos son lejanos, fríos, comprensibles 
a medias, sin impacto personal claro, en gran medida anónimos, sólo estadísticamente 
reales, y no precisamente atractivos como para incorporarlos a nuestra conversación 
cotidiana. Además, la Economía es una ciencia y una actividad de medios, no de fines. Y 
como comenta Muñoz Torres (2002), “las acciones instrumentales o utilitarias son, en 
principio, menos relevantes que las acciones relacionadas con bienes no instrumentales 
(…), aquéllas en las que el protagonista queda comprometido como persona”. Quizá sólo 
los contenidos bursátiles tienen en mayor grado, al menos para parte de los ciudadanos, 
esos componentes del interés informativo. Al fin y al cabo, como señala el mismo autor, 
“es lógico que el dinero despierte interés, puesto que lo definitorio del dinero es su 
conexión con la posibilidad: el dinero ensancha o limita considerablemente la capacidad de 
acción del ser humano”. Teniendo en cuenta estas realidades, Fink (2000) resalta como uno 
de los principios básicos de la cobertura económica la “localización, acercamiento al lector 
de los eventos distantes” (en cualquiera de los sentidos posibles). 
 3.3. Abstracción y personalización. 
Una de las características de los acontecimientos económicos, financieros y 
empresariales es que adquieren sentido cuando se analizan como comportamientos 
agregados. Por ello, continuamente se trabaja con generalizaciones, o mejor dicho, con 
abstracciones. Un dato de inflación, el cierre de la Bolsa, el aumento del desempleo o 
incluso los resultados semestrales de una compañía, todas ellas variables cuantitativas, 
sintetizan miles o millones de decisiones, sin identificarse propiamente con cada una de 
ellas. De la misma forma que el hombre medio de la estadística no tiene existencia “real”, 
tampoco la “realidad” económica se identifica necesariamente con la que experimenta o 
percibe cada ciudadano. 
A su vez, ese carácter abstracto e impersonal de la actualidad económica puede dar 
la errónea impresión de que la Economía, como sistema, se impone necesariamente, 
funciona de forma mecánica al margen de la actuación de las personas –incluso al margen 
de sus problemas-, y de forma autónoma respecto a otros ámbitos como el social o el 
político. Actores y sujetos verbales tan ilocalizables como “la economía”, “los mercados”, 
“la coyuntura internacional”, “la industria”, etc. parecen ser los responsables de nuestro 
bienestar. Una manifestación concreta de esta situación, entre otras muchas, es la escasa 
información sobre asuntos económicos poco cuantificables, sobre fenómenos relevantes –
como la actividad económica no lucrativa-, pero de los que se carece de la información 
estadística necesaria para el “análisis económico riguroso”. 
El antídoto contra la abstracción es la personalización, o mejor, la adjudicación de 
causas y efectos a protagonistas individuales o colectivos, identificados con claridad. Surge 
así el periodismo económico centrado en los personajes –los directivos estrella en el 
mundo de los negocios, por ejemplo-; en el impacto del análisis de casos particulares –
grandes éxitos y fracasos, comportamientos inusuales en los mercados, etc.-; o en la 
conversión en tema de actualidad de las decisiones individuales sobre inversión, ahorro, 
consumo, etc. –el periodismo de servicio tan desarrollado en el ámbito de las finanzas 
personales-. Las historias individuales, la personalidad de empresarios, directivos y 
empresas carismáticas, el periodismo de declaraciones y de informadores “estrellas”, y la 
búsqueda de lo sensacional compensan el mundo de abstracciones de los modelos y los 
sistemas económicos y empresariales. Pero cuando este enfoque se extrema, es fácil que la 
información económica acabe distorsionando la realidad. 
La virtud informativa está precisamente en el equilibrio entre personalización y 
abstracción. En efecto, el ejemplo, la búsqueda de protagonistas concretos en los 
acontecimientos económicos y la traducción de las noticias en consecuencias para la vida 
cotidiana del ciudadano han de adquirir sentido en el marco de fenómenos generales, 
representativos de la agregación de decisiones colectivas o institucionales. Pasar sin más ni 
más de anécdotas a categorías o tomar la parte por el todo es uno de los peligros constantes 
de una información económica más personal. De igual forma, presentar la economía como 
un conjunto de mecanismos y sistemas que se imponen necesariamente, desligados de la 
actuación humana, es una clara injusticia hacia la realidad. 
 3.4. Actualidad y perspectiva. 
Mientras que el interés periodístico está ligado a la efímera actualidad, el interés 
científico y de los expertos precisamente se ocupa de lo que permanece, o al menos de lo 
que subyace en los cambios que se producen en su área de actividad. Por lo que respecta a 
la actualidad económica, este hecho tiene manifestaciones claras. La prensa, y todavía en 
mayor medida la televisión, se ocupan en exceso del corto plazo, convirtiendo la actualidad 
económica en una sucesión de indicadores, cifras, análisis de coyuntura empresaria –en una 
“economía de sube y baja”-, que muchas veces ayudan poco, cuando no entorpecen, a la 
comprensión de sus verdaderos mecanismos de funcionamiento. Esos mecanismos tienen 
que ver con el largo plazo, con el análisis de las interrelaciones entre indicadores y sucesos 
en el tiempo, y con los procesos encadenados más que con la información sobre hechos 
aislados. No en vano, la información económica de hoy sólo sirve para tomar decisiones de 
futuro, sea éste más o menos lejano. 
Por otro lado, muchas veces el análisis de medios carece de la necesaria referencia al 
sentido político, social y humano del acontecer económico, y por tanto a su relación con el 
resto de la actualidad. Milton Friedman, refiriéndose a su etapa como columnista de 
Newsweek, señalaba que una de las lecciones que había aprendido gracias a su actividad 
periodística era que “las perspectivas desde las que se puede abordar, casi cualquier asunto, 
son muy numerosas. No existe eso que podríamos denominar un tema puramente 
económico” (Friedman, 1972). Frente al economista, que en general aplica su visión 
‘paretiana’ del acontecer económico a la actualidad, el periodista tiene la responsabilidad de 
plantear, desde un conocimiento profundo de la realidad y sin simplismos, consideraciones 
ancladas en valores como la justicia, la solidaridad o el respeto a la dignidad humana. Quizá 
por ello, algunas de las mejores publicaciones de economía y negocios a lo largo de la 
historia –como The Economist y Fortune- hanoptado por integrar siempre la actualidad 
económica en marcos informativos más complejos (políticos, sociales, culturales, religiosos, 
etc.). 
4. La relación con las fuentes en el periodismo económico 
Al igual que ocurre en otras especializaciones informativas, la relación de los 
periodistas económicos con sus fuentes posee algunos rasgos característicos que la hacen 
propia y diferente del resto. La naturaleza compleja y abstracta de los asuntos económicos, 
financieros y empresariales, la dificultad del público para comprenderlos, el uso de un 
lenguaje técnico y en ocasiones incomprensible o el propio devenir de un periodismo 
descriptivo hacia uno más interpretativo son factores que han influido en las funciones, 
características específicas y tipología de las fuentes de la información económica. Además, 
estas peculiaridades no afectan de manera uniforme a todas las sub-especializaciones del 
periodismo económico, dado que la relación que se establece con las fuentes propias de la 
información sobre política económica -muy similar a la información política- es muy 
diferente a la que se puede establecer en el periodismo de negocios o en el periodismo 
financiero. A pesar de todo ello, se pueden avanzar algunas ideas básicas sobre las fuentes 
de información económica, sus funciones, rasgos propios y tipología. 
5.1. Función de las fuentes en el periodismo económico 
Las fuentes de información cumplen una función imprescindible en sistema un 
informativo sano: no es posible ejercer un periodismo al servicio de los ciudadanos y del 
interés general sin la colaboración directa o indirecta de las fuentes de información. En el 
caso del periodismo económico, las fuentes realizan cuatro funciones esenciales: 
1. Los periodistas sacan a la luz informaciones que de otra forma quedarían ocultas 
–a veces por obligación legal- gracias a las fuentes. Obviamente, tal y como se explica más 
adelante, no todas las fuentes son desinteresadas, más bien al contrario, y el periodista ha 
de evaluar con sentido crítico a quién beneficia y a quién perjudica la publicación de 
determinada información en un momento determinado, con el fin de evitar manipulaciones 
interesadas por parte de grupos de interés político o económico. 
2. Las fuentes son la principal vía de los informadores para comprobar la veracidad 
de los hechos que han ocurrido o van a ocurrir, y también para confirmar que estos tienen 
un valor que es noticioso, que son relevantes, interesantes y pertinentes para sus lectores. 
3. Las fuentes añaden credibilidad y autoridad a la información publicada por los 
periodistas: en un escenario de realidades complejas que han de ser no sólo descritas sino 
también interpretadas por los periodistas, el recurso a las fuentes expertas se hace 
imprescindible para los informadores en aras de conseguir un mayor grado de credibilidad y 
autoridad del que el propio informador posiblemente carece delante de los lectores y del 
resto de agentes económicos. 
4. Las fuentes aportan pluralidad: la economía es una ciencia social y como tal es 
susceptible de ser discutida. No en vano, se dice -no sin cierta sorna- que es la única ciencia 
en la que dos científicos podrían conseguir el premio Nobel por decir exactamente lo 
contrario. En su objetivo por ofrecer un contexto y un conocimiento que le permita al 
lector hacerse cargo de la relevancia, importancia, y también de las discrepancias, que puede 
haber en torno a un asunto público de carácter económico, los periodistas tienden a utilizar 
fuentes muy diversas, que ofrezcan perspectivas y ópticas diferentes ante un mismo hecho. 
Además, el uso de múltiples fuentes le permite al profesional de la información protegerse 
de las acusaciones de sesgo informativo. 
5.2. Características de las fuentes de información económica 
A pesar de la diversidad de fuentes utilizadas en el periodismo económico, todas 
ellas suelen ofrecer una serie de características propias que las diferencian en cierto sentido 
del resto de fuentes empleadas en otras especializaciones informativas o en el periodismo 
generalista: 
5.2.1. Fuentes elitistas. 
El periodismo económico se construye en gran medida a partir de las declaraciones 
y filtraciones procedentes de las élites financieras y económicas (Manning, 2013). Hay 
varias razones que justifican esta excesiva presencia de las fuentes financieras y de los 
expertos. En primer lugar, estas fuentes son percibidas por los periodistas como el lugar al 
que acudir para comprender temas complejos. En segundo lugar, este tipo de fuentes son 
consideradas por los periodistas como los principales decisores en el ámbito económico y 
financiero, y por lo tanto su presencia mediática es indiscutible. Aportan autoridad y 
credibilidad, proporcionan contexto y visión histórica, y por ello copan las noticias 
económicas (Rafter, 2014). 
Por otro lado, cuando los periodistas cuestionan el valor noticioso de un hecho, 
suelen hacerlo en términos de audiencia, de lo que puede interesar a la mayoría de sus 
lectores. Desde este punto de vista, es comprensible que al seleccionar sus fuentes, 
excluyan las voces más extremas y marginales y favorezcan la presencia de fuentes cuyo 
punto de vista coincide con el de la mayoría (Messner, 2008). Como se verá más adelante, 
el resultado de este desequilibrio en la visibilidad y relevancia mediática de este tipo de 
fuentes respecto a otras es una cobertura más acorde con las ideas e intereses de esos 
grupos económicos dominantes. 
5.2.2. Fuentes interesadas. 
Como en cualquier otro ámbito periodístico, en el económico conviene preguntarse 
a quién beneficia y a quién perjudica la publicación de una noticia. Los estudios demuestran 
que los principales protagonistas de las informaciones económicas – empresarios, 
decisores, políticos, sindicatos, organizaciones cívicas – suelen tener un interés particular y 
concreto en aparecer en los medios y gozar así de una mayor visibilidad. En numerosas 
ocasiones, las fuentes legitiman, normalizan y perpetúan determinadas visiones a favor de la 
desregulación, las privatizaciones, y en los últimos años, por ejemplo, de las medidas de 
austeridad (Tracy, 2012). Por todo ello, es preciso conocer cuáles son los motivos de la 
fuente. Como se verá más adelante, uno de los efectos más poderosos de la información 
económica es la de mover los mercados, los negocios y la economía en una u otra 
dirección. Por ello, quizá en ninguna otra esfera informativa las fuentes anónimas sean tan 
sospechosas como en la información económica -sobre todo en la financiera y empresarial-. 
Y paradójicamente, quizá en pocas áreas de noticias se utilizan, de hecho, tanto como en 
ésta. 
5.2.3. Fuentes sensibles. 
Como hemos visto, los periodistas intentan seleccionar aquellas fuentes 
identificadas como creíbles, con conocimiento profundo de los asuntos, y que gocen de 
una gran autoridad y reputación. Por su propia naturaleza de expertos, son fuentes muy 
sensibles al error, a la imprecisión o al malentendido por parte del periodista: es la propia 
reputación y autoridad de la fuente la que podría quedar en entredicho con un 
desafortunado uso de sus declaraciones. Esto explica las reticencias y desconfianza de 
muchos expertos y de las fuentes privadas a hablar con los periodistas, y el enorme 
esfuerzo que han de realizar estos por ganarse la confianza de aquellos. 
5.2.4. Fuentes abundantes. 
Las noticias económicas y empresariales suelen basarse en no pocas ocasiones en 
fuentes documentales. La popularización de internet, la apertura de enormes bases de datos 
electrónicas y el desarrollo de herramientas informáticas que facilitan el tratamiento 
estadístico de esas bases documentales y su visualización han propiciado el auge del 
llamado periodismo de datos – antiguamente denominado periodismo de precisión –. Si 
hay alguna especialización informativa que puede beneficiarse de este nuevo tipo de hacer 
noticias basadas en el uso y análisis de basesdocumentales, ese es el periodismo económico 
o de negocios. 
5.2.5. Fuentes escasas. 
Paradójicamente, las informaciones más valiosas presentes en las páginas y 
secciones de Economía y Finanzas de los medios de comunicación suelen tener su origen 
en fuentes reticentes a aparecer en la arena pública. En general, la fácil disponibilidad de la 
fuente suele guardar una relación inversa con el interés de los contenidos que difunde, por 
lo que se hace necesario desarrollar estrategias para superar esos problemas de acceso. A 
diferencia de otros ámbitos como el de la información política, cultural, etc., en los que la 
actividad de los medios se integra naturalmente en el desarrollo de sus actuaciones, en la 
información económica quedan muchas áreas en las que esto no sucede. Para muchos 
empresarios y expertos, en la relación con los medios sólo hay amenazas y ninguna 
recompensa. Al fin y al cabo, por contraste con lo que sucede en otras esferas de 
actividades de interés público, en la económica prima el interés privado, no caracterizado 
muchas veces por grandes deseos de transparencia. 
5.2.6. Fuentes poderosas. 
Los protagonistas de la información económica suelen ser personajes de gran 
relevancia social, política y económica, desde empresarios hasta grupos de presión, pasando 
por ministros, banqueros o inversores. A su vez, estos mismos actores se convierten en 
fuentes, anunciantes y lectores cualificados de información económica. Dada la 
dependencia publicitaria de las empresas informativas – más intensa en las publicaciones 
especializadas que en las generalistas – el poder de las fuentes que son anunciantes al 
mismo tiempo puede ser muy grande. Esa influencia puede ser aún mayor si existen lazos 
empresariales entre los editores del diario especializado y otros negocios sobre los que 
informa. 
5.2.7. Fuentes profesionalizadas. 
Posiblemente la especialización informativa centrada en los negocios, las finanzas y 
la economía es la que más ha padecido la creciente profesionalización de las fuentes, 
simbolizada en el auge de las relaciones públicas y la comunicación institucional. Las 
empresas e instituciones han ido descubriendo el valor y la necesidad de contar con 
equipos de comunicación que transmitan a sociedad su identidad, misión y principales 
valores a los diferentes públicos a los que se quiere dirigir. Para alcanzar este objetivo, se ha 
hecho preciso establecer una estrecha relación con los informadores. Tal proceso tiene su 
expresión más clara en la información sobre negocios, pero cada vez afecta más a todo tipo 
de noticias, incluso a aquellas que en principio pueden parecer neutras o desinteresadas 
(como sucede con la actividad de algunas fuentes expertas y documentales). 
Esta interdependencia entre periodistas y fuentes no está exenta de riesgos y 
patologías, entre las que destacan la “notitis” (dependencia de lo que se comunica 
oficialmente), la simulación (información sobre acciones aparentes presentadas por las 
fuentes) y la filtrodependencia (manipulación por parte de los filtradores de exclusivas). 
Esas enfermedades son consecuencia del creciente peso de las fuentes profesionalizadas, 
con las que hay que aprender a convivir –pero también a explotar mejor, y a relativizarlas-. 
Para ello, es bueno recordar que muchos profesionales de las relaciones públicas han sido 
“cocineros antes que frailes” –buena parte, por cierto, en las “cocinas” del periodismo 
económico-. 
5.3. Tipología de fuentes de información económica 
La literatura sobre periodismo especializado suele hablar de dos tipos de fuentes: 
primarias y secundarias (Llano, 2008). Las primeras ofrecen pruebas fehacientes -bien 
documentales, bien personales- de aquello sobre lo que se informa y que ha ocurrido o 
puede ocurrir. Las secundarias proporcionan una información ya elaborada previamente, 
sobre todo por otros profesionales de la información. 
De acuerdo con esta primera clasificación genérica y tomando como referencia la 
clasificación de Hansen y Paul (2003), se podrían organizar las fuentes de información 
económica en los siguientes tipos: 
1. Fuentes privadas. Son las fuentes personales que, de forma regular o coyuntural, 
constituyen la particular agenda de contactos de cada periodista, y de la que en gran medida 
depende su capacidad para levantar exclusivas, para dar información que ningún otro 
medio da, para atisbar procesos o acontecimientos de interés futuro. Obviamente, se trata 
de fuentes muy sensibles, que se pueden perder con facilidad, ya que el “juego” de la 
confidencialidad es clave. Además, hay que tener en cuenta que muchas de ellas 
compatibilizan varias naturalezas: privadas en unos casos, institucionales en otros, o a veces 
fuentes de autoridad. 
2. Fuentes institucionales. Dadas las características de buena parte de la información 
económica, los principales agentes de la vida económica son instituciones (administraciones 
públicas, empresas, asociaciones y otras organizaciones de diverso tipo). En este sentido, 
muchas personas y otras fuentes informativas comunican continuamente mensajes en 
representación de alguna institución, como sus portavoces, transmitiendo por tanto 
contenidos que podríamos calificar de oficiales, y que normalmente se hacen públicos para 
algunos o para todos los medios. La verdadera batalla con estas fuentes, cada vez más 
profesionalizadas –sobre todo en algunos ámbitos, como el empresarial-, es lograr que 
actúen de alguna forma, en determinados momentos, como fuentes privadas. 
3. Fuentes documentales. La información económica es una de las áreas 
periodísticas donde mayor disponibilidad de fuentes documentales existe, entre otras cosas 
porque la actividad económica requiere, de suyo, la puesta en común de cantidades ingentes 
de información. Muchas veces por imperativo legal, muchas otras porque en torno a la 
actividad económica surgen verdaderos negocios de provisión de información, y en general 
por la necesidad de atender las demandas informativas de ciudadanos, clientes, empleados, 
etc. existe todo tipo de bases de datos, informes, estudios y servicios de información en 
torno a la Economía (véase, Portela, 1996 y 1999). Internet y las tecnologías de la 
información todavía han favorecido más la disponibilidad de fuentes de este tipo. Los 
grandes retos en la gestión de estas fuentes son la selección y la valoración de contenidos 
con verdadero interés periodístico, así como la evaluación y cualificación de su autoridad y 
prestigio como proveedores de información. 
4. Fuentes periodísticas. En el periodismo económico, dados los distintos niveles de 
ejercicio profesional –según las diferenciaciones vistas por grado de especialización, temas, 
medio y dimensiones espacio-temporales-, es común que unos medios actúen en 
determinados momentos como fuentes para otros: los diarios especializados para los 
generalistas, los internacionales para los nacionales, o la prensa para los audiovisuales, por 
citar algunos casos comunes. Por supuesto, esto se añade a fuentes periodísticas 
tradicionales como las agencias de información –Reuters, Bloomberg, entre otras-. 
5. Fuentes expertas. Este tipo de fuente adquiere especial relevancia en la 
información económica precisamente por la complejidad de ésta, por girar en torno a un 
conocimiento experto. Con el nuevo periodismo de interpretación ya no basta con fuentes 
que ayuden a valorar el carácter noticioso de un hecho. El primer principio de este tipo de 
periodismo requiere que no sea suficiente con una fuente que goce de autoridad, sino que 
otras fuentes han de ser consultadas. En primer lugar, se busca una autoridad neutral (o al 
menos que sea percibida como neutral por parte del público) que legitime las conclusiones 
(preconcebidas o no) a las que ha llegado el propio periodista. En segundo lugar, es un 
recurso fácil al que acudir para interpretar y explicar algo. Una consulta a un experto 
proporciona de manera rápida el contexto, la visiónhistórica necesaria para que una 
información pase del simple nivel descriptivo al interpretativo (Albaek, 2011). El problema 
emerge cuando los expertos dan su opinión personal (en muchas ocasiones interesada) y no 
argumentos científicos, que es lo que se espera de ellos. 
6. Los ciudadanos. Cualquier ciudadano que tenga algo que decir no es considerado 
una fuente por los periodistas. Una noticia no es simplemente “lo que alguien ha dicho que 
ha ocurrido” sino lo que dice alguien con un mínimo de autoridad, status, afiliación 
institucional, experiencia, conocimiento y contactos regulares. Por ello, no sorprende la 
escasa atención que se presta a los ciudadanos normales como actores y fuentes de la 
información económica (Hopmann y Shehata, 2011; Reich, 2015), llegando en algunos 
casos extremos a tratarlos con indiferencia, cuando no con hostilidad (Williams et al., 
2011). Cuando los ciudadanos participan como fuentes, aportan a las informaciones 
autenticidad, personalización y rostro humano. 
5.4 Algunos riesgos en la relación de las fuentes con periodistas económicos 
En primer lugar, la mayoría de los estudios centrados en investigar la capacidad de 
los medios para proporcionar a los ciudadanos información fiable y rápida que les facilite la 
toma de decisiones han concluido que las empresas periodísticas se han centrado más en el 
volumen de información proporcionada que en la calidad de dicha información. Ofrecen 
más información de la que pueden realmente controlar y contrastar, quedando expuestos a 
la manipulación de fuentes interesadas. Este problema se agrava por el hecho de que la 
mayoría de los periodistas económicos basa su información en fuentes oficiales. La 
investigación sobre estos temas muestra un periodismo económico basado en fuentes 
oficiales, expertos, políticos y economistas, que obvian y apenas dan presencia a otro tipo 
de actores como sindicatos, ciudadanos, organizaciones cívicas y sociales (Tracy, 2012; 
Rafter, 2014). 
 En segundo lugar, esta excesiva presencia de fuentes oficiales y económicas plantea 
algunos serios interrogantes, como por ejemplo la ausencia de equilibrio (Berry, 2012). 
Existe un numeroso grupo de voces críticas con el funcionamiento de las instituciones 
económicas, empresariales y financieras que está ausente de la cobertura, y por lo tanto del 
debate público. 
Un tercer problema tiene que ver con los conflictos de intereses. En numerosas 
ocasiones las élites financieras y los expertos son presentados como neutrales e imparciales. 
Sin embargo, suelen ser actores muy interesados en el mantenimiento del status quo y en 
evitar cualquier tipo de reformas. Los periodistas, al mostrar estas fuentes como 
imparciales y no como interesadas o como representantes del sector, evitan ofrecer la 
opinión de otras voces más críticas o marginales, que tienen una perspectiva diferente 
respecto a los problemas económicos (Weaver, 2013). Como consecuencia, se reduce el 
pluralismo informativo esperado en cualquier debate público. 
En cuarto lugar, el periodismo económico es un periodismo vigilante, pero no 
siempre y no con todos (Kalegeropoulos et al., 2014). Es el perro guardián que no siempre 
ladra. Tambini demostró en una serie de entrevistas con periodistas económicos, que tan 
sólo una minoría percibe su trabajo desde una óptica de responsabilidad social y política 
entendida en sentido amplio. Los periodistas que enfatizan su rol de perros guardianes de los 
poderes económicos y empresariales, tan sólo lo hacen en términos de denunciar 
corruptelas empresariales o los escándalos concretos, más que en un sentido mucho más 
amplio de salvaguarda de los intereses generales, de educación financiera de los ciudadanos 
o de alertar sobre los riesgos sistémicos de la economía (Tambini, 2010). 
Por último, existe una mayor tendencia de los periodistas hacia lo que se ha 
denominado periodismo de interpretación frente al periodismo de descripción clásico. Este 
nuevo tipo de periodismo intenta ir más allá de la descripción de los hechos y de los datos, 
tratando de explicar el porqué de los acontecimientos. Frente a un periodismo tradicional 
centrado en las cuatro clásicas “w” – what, where, when y who-, el periodismo de 
interpretación desplaza el interés hacia el why. Los periodistas dejan de ser simples 
observadores de la realidad económica y devienen en analistas, quebrándose así la frontera 
entre hechos y valores. Frente a otros soportes como la televisión o internet, que propician 
la rápida difusión de lo que está pasando, la prensa ha encontrado su nicho de mercado en 
el análisis, interpretación y explicación más profunda de lo que está ocurriendo (Albaek, 
2011). Se supone que una buena noticia no se limita a describir sino que proporciona 
diferentes enfoques y perspectivas, explicando el contexto del asunto, interpretando su 
significado e importancia y previendo las posibles consecuencias que puede tener en el 
futuro. Sin embargo, el análisis de la cobertura de muchos asuntos de la actualidad muestra 
que el periodismo económico ha seguido más centrado en la descripción de los hechos que 
en la interpretación. En línea con esto, los periodistas aparecen con menos frecuencia 
como comentaristas y analistas, y el enfoque de los temas suele estar influido más por las 
fuentes políticas y económicas que por la criba de los profesionales. 
6. Efectos del periodismo económico 
Como se ha comentado ya al principio de este capítulo, la crisis de 2008 ha 
evidenciado la importancia para la sociedad de la difusión de información económica a 
través de los medios de comunicación, tanto para la configuración de estados de opinión 
como para la adopción de medidas económicas. Aunque el estudio de los efectos de las 
noticias económicas no está tan avanzado como en otros campos –por ejemplo, en el de la 
información política-, en las últimas décadas cada vez hay más investigación sobre el papel 
que juega este tipo de contenidos en el funcionamiento de los mercados, de las empresas, y 
de otras instituciones políticas y sociales. A continuación se sintetizan algunas ideas sobre 
cada uno de esos campos. 
6.1. Periodismo económico y mercados 
El impacto de la información periodística en los mercados financieros, y en especial 
en las Bolsas de valores, es uno de los temas sobre los que tradicionalmente más se ha 
investigado. Hay noticias (moving market news) que afectan a la evolución de los mercados o 
de cotizaciones particulares de compañías de forma instantánea, bien sea porque inciden en 
las decisiones de compra de los inversores o porque se introducen de forma automática en 
los sistemas electrónicos de contratación de valores. Hay igualmente coberturas 
continuadas sobre ciertas empresas o sectores que pueden contribuir a su evolución más o 
menos positiva en el mercado a más largo plazo. En este sentido, existe un gran debate en 
torno a la cuestión de si la información periodística aporta información nueva al mercado, 
o si simplemente se limita a reflejar públicamente la información que ya se ha incorporado 
en las decisiones de compra o venta de quienes operan en él. Según Schuster (2006), que 
realiza un repaso de la investigación sobre estos temas en las últimas décadas, las noticias 
pueden tener efectos en el mercado a corto plazo, pero ante todo contribuyen generar para 
del “ruido” que envuelve siempre a los mercados financieros. 
Los profesionales del periodismo económico y financiero deben ser conscientes de 
la enorme sensibilidad de esa información sobre los mercados, que exige un grado de rigor 
y de confidencialidad extremos. Es comprensible que en torno a este tipo de contenidos –
los propios de la información financiera- se haya desarrollado el mayor número de normas 
jurídicas y deontológicas para evitar el uso impropio de esas noticias por parte de los 
periodistas. La utilización en beneficio propio de información privilegiada (insider trading), la 
manipulación del mercado a través de la publicaciónde información interesada, o los 
posibles conflictos de intereses que pueden condicionar el ejercicio profesional del 
periodista son algunos de los asuntos que mayor cuidado requieren a la hora de desarrollar 
un periodismo económico de calidad. 
6.2. Periodismo económico y empresas 
La información empresarial es probablemente el tipo de contenido que más se ha 
desarrollado en el periodismo económico, y el que a su vez plantea más retos desde el 
punto de vista profesional. Las noticias sobre empresas en los medios tienen efectos muy 
variados sobre el día a día de la actividad de las compañías, y sobre las expectativas de éxito 
o fracaso de sus planes futuros. Por ello, toda una industria de las relaciones públicas y de 
la comunicación institucional corporativa, cada vez más profesionalizada, trata de gestionar 
positivamente la imagen de las empresas, la información que desean transmitir en cada 
momento a sus stakeholders, y la reputación que quieren conseguir en el mercado. Esa 
gestión profesionalizada de la visibilidad de las empresas –unida a su importancia, en 
muchos casos, como anunciantes importantes de los medios- dificulta enormemente el 
trabajo de los periodistas económicos a la hora de sacar a la luz información sensible y 
relevante. Casos de desgobierno corporativo, procesos de fusiones y adquisiciones, 
quiebras, problemas con los productos o servicios de las empresas, anticipación de planes 
de expansión o de repliegue de actividades, etc. son temas de gran interés informativo, pero 
al mismo tiempo, de enorme compromiso profesional. Todos ellos pueden ser decisivos 
para el devenir de la actividad presente y futura de una compañía, y por tanto generan todo 
tipo de tensiones entre la empresa y los medios de comunicación, entre el periodista y sus 
fuentes, etc. 
En los últimos tiempos han proliferado los estudios sobre los efectos de las noticias 
en distintos ámbitos de la actividad empresarial. A modo de ejemplo, se han realizado 
importantes avances en la investigación sobre la relación entre la visibilidad de las empresas 
en los medios y su reputación. En esos estudios se aplican herramientas propias de teoría 
de la comunicación como las utilizadas en torno a las investigaciones de agenda setting o 
framing. Tras un análisis internacional realizado con este enfoque, Carroll (2011) llega a la 
conclusión de que en un entorno en el que las relaciones entre las organizaciones y sus 
públicos cada vez están más mediatizadas, la atención al papel de la información económica 
y empresarial cada vez es más relevante para las instituciones y las empresas. 
6.3. Periodismo económico y política 
El conocimiento y la opinión que tengan los ciudadanos sobre el comportamiento 
de la economía, en gran medida formados con las experiencias personales y con la 
impresión transmitida por los medios, así como con otros productos culturales, son 
fundamentales para el funcionamiento de una sociedad democrática. Cada vez hay más 
ciudadanos que votan con la economía, que en sus valoraciones políticas conceden un peso 
creciente a los asuntos del bolsillo. Como consecuencia, el vínculo entre política y 
economía adquiere una especial relevancia en la sociedad actual (Gavin, 1998). 
La interrelación entre economía y política siempre ha sido importante, pero en el 
último siglo esa importancia ha crecido exponencialmente. En la actualidad, se acepta casi 
sin discusión que la acción política en materia económica, y sus resultados, son un 
elemento clave para el triunfo de los gobernantes. De hecho, aunque “que la economía 
vaya bien” no es garantía del éxito de un gobierno, y por tanto de renovación en unas 
elecciones, “que la economía vaya mal” es ciertamente un lastre difícil de superar en una 
contienda electoral. 
La investigación sobre economía y elecciones tiene una larga tradición, tanto en las 
ciencias económicas como en las políticas (Duch y Stevenson, 2008). Los análisis agregados 
de series temporales de datos sobre fluctuaciones macroeconómicas y sobre resultados 
electorales han demostrado que, en general, existe una relación directa, que hemos dado 
por cierta, entre salud económica y fortuna electoral (o, dicho de otra manera, 
mantenimiento en el poder). Menos claro está el funcionamiento de esa conexión a nivel 
individual, donde se produce el juicio particular que tiene en cuenta las condiciones 
económicas personales, la valoración de las condiciones generales, y su influencia en la 
actitud política que determina el voto. En cualquier caso, aunque compensa estudiar cada 
situación electoral concreta, se acepta que existe una lógica del premio del electorado por la 
buena gestión económica, y del castigo por el empeoramiento de las condiciones 
económicas. Por supuesto, el periodismo económico juega un papel crucial a la hora de 
conformar una opinión pública más o menos afín a las distintas políticas económicas, un 
electorado con una confianza mayor o menor en la situación económica presente y futura. 
6.4. Periodismo económico y ciudadanía 
Más allá de los aspectos ya comentados en los apartados precedentes, si algo se ha 
aprendido de la reciente crisis económica y financiera es la necesidad de que la ciudadanía, y 
cada ciudadano en particular, cuente con una mejor cultura económica y financiera. El 
problema del “analfabetismo económico” afecta sobre todo al ciudadano medio, sin 
formación específica en esas materias, pero también se extiende a otras capas de la 
población que, en principio, cabría esperar que tuvieran mayor competencia en estas 
materias. Políticos, periodistas, intelectuales e incluso gente de empresa muestran muy a 
menudo una escasa comprensión de los fenómenos y principios económicos, lo que en 
ocasiones les lleva a defender lo uno y su contrario sin demasiada dificultad. Quizá por la 
gravedad de esta situación, instituciones como los Bancos Centrales han iniciado campañas 
de educación económica y financiera de la sociedad. 
Uno de los autores que más ha profundizado en la naturaleza -y en las 
consecuencias- de esta deficiente competencia económica es Bryan Caplan, de la George 
Mason University. Según Caplan (2007), las personas tienden a mantener sus opiniones 
equivocadas sobre política económica, que en muchos casos las han adquirido sin ser muy 
conscientes de ello. Una de las dimensiones clave, a la hora de afrontar el reto de la mejora 
de la cultura económica de los ciudadanos, es la educativa. La mayor presencia de 
contenidos y materias económicas en los planes de estudios, desde la educación básica 
hasta la superior, se ha visto a menudo como una tarea pendiente. Al margen de la 
formación económica superior de economistas o de profesionales más vinculados con el 
mundo de la empresa, la presencia de materias económicas en otros campos suele ser 
pequeña. Entre los periodistas, por ejemplo, es fácil escuchar voces que demandan una 
mayor formación económica para estos profesionales, se vayan o no a dedicar a temas 
económicos. Algo parecido sucede con muchas otras profesiones. Esta dimensión 
educativa es la que más atención ha recibido por parte de los propios economistas, tanto 
para mejorar la transmisión de conocimientos que adquirirán los futuros colegas, como 
para extender los saberes económicos esenciales a otros campos formativos. Sin embargo, 
menor interés ha suscitado entre los expertos el impacto que en la conformación de esa 
cultura económica tienen distintos medios de divulgación, en especial los medios de 
comunicación. Como ya se ha comentado, los ciudadanos no versados en la materia se 
hacen una idea sobre las claves para entender la economía, en buena medida, a través de la 
información difundida por los medios. 
Reflexión final 
Los temas económicos no suelen estar en el primer lugar de las preferencias de las 
personas al valorar su interés por los contenidos de los medios. Sí suelen estar, por contra, 
en los primeros lugares de las preocupaciones ciudadanas, junto a los problemasde 
inseguridad, terrorismo, acceso a la vivienda, etc. No hay duda de que interesaría que todos 
tuviéramos mayor conocimiento de una esfera tan esencial de nuestra existencia, y que ese 
conocimiento no quedara reservado para unos pocos. El gran economista Ludwig von 
Mises escribía en 1949 en su libro La acción humana: “Nos guste o no, es un hecho que la 
economía no puede permanecer como una rama esotérica del conocimiento, accesible sólo 
para pequeños grupos de especialistas y académicos. La economía trata con problemas 
fundamentales de la sociedad; a todos concierne, y a todos pertenece”. 
La divulgación de conocimiento económico a través de los medios se enfrenta a esa 
paradoja del interés de lo económico: las noticias económicas no interesan especialmente, 
pero la actualidad económica es fundamental para nuestras vidas. Históricamente, la 
paradoja se ha solventado bien en el caso de las personas más involucradas en la acción 
económica -empresarios, directivos, políticos, inversores, etc.-, para los que unos mayores 
conocimientos económicos y una mayor atención a lo que sucede en la actualidad 
constituyen en gran medida una obligación laboral más. El interés utilitario prima en esos 
casos sobre otras consideraciones. A ellos, con esa visión utilitaria, se han dirigido en gran 
medida los esfuerzos de los medios de comunicación y la actividad divulgativa de los 
especialistas. Sin embargo, queda mucho por hacer para que esa paradoja se resuelva en el 
caso del hombre de la calle, del ciudadano medio. También para él una mejor cultura 
económica tiene una dimensión utilitaria clara, pero seguramente cuesta percibirlo. El 
periodismo económico tiene la obligación de ayudar a resolver esa paradoja para toda la 
sociedad. 
 
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