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WILLIAM PAREDES ABORDANDO EL PULPITO HOMILETICA Y ORATORIA

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Homilética y Oratoria William Paredes 
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PROEMIO 
 La situación que está viviendo la iglesia cristiana es 
apremiante. Estamos en las postrimerías del suceso más 
trascendente que experimentarán no sólo los que la integran, 
sino todo el mundo: El levantamiento del Cuerpo de Cristo. La 
novia por ser la que se va, y la gente que forman el concierto 
de naciones porque se asombrarán ante el desaparecimiento 
masivo de personas de todas las etnias. 
 Razón suficiente para acelerar la preparación de 
predicadores de la Palabra de Dios, a efecto de que, por su 
medio, muchas personas conozcan a Cristo, y así, una vez 
injertadas en su Cuerpo, participen en ese arrebatamiento 
glorioso. 
 Ese es el propósito de este sencillo volumen, aunque 
queremos dejar claro que no pretendemos con este modesto 
estudio haber inventado el agua azucarada. Hay suficiente 
literatura cristiana y secular que abordan el tema, nosotros 
mismos hemos consultado algunas obras en la preparación de 
este trabajo. Pero, creemos que no está demás externar 
nuestras propias experiencias, queriendo con ello aportar un 
granito de arena. Por lo que para dicha tarea hemos 
preparado, lo más didácticamente posible, y con las técnicas 
básicas, este trabajo de Homilética y Oratoria intitulado 
“Abordando el Púlpito”, que esperamos sea útil, tanto para 
maestros, como para estudiantes de Escuelas Bíblicas. 
 Estamos conscientes de que el predicador no nace, se hace, 
pero para formarse, se requiere ser visionario y fijarse metas. 
Visionario en cuanto a anhelar llevar las buenas nuevas sobre 
los montes (Nahum 1.15). Fijarse metas implica, no ser 
conformista, sino pagar el precio esforzándose, con el fin de 
adquirir la formación necesaria para hacerlo de la mejor 
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manera: procurar ser aprobado ante Dios y trazar bien la 
Palabra (2 Timoteo 2.15). 
 En este trabajo, tratamos lo concerniente a las cualidades 
que debe tener el predicador para tener éxito en su cometido, 
es decir, lo relacionado con su preparación en las seis áreas de 
la vida: Espiritual, Familiar, Física, Intelectual, Social y Mental. 
Tocamos también lo concerniente al Sermón en cuanto a las 
clases más importantes, así como las partes invariables de que 
está integrado. 
 Instruimos básicamente acerca de como debe actuar, 
antes, en el desarrollo del sermón, y al bajar del púlpito. 
 Contamos con que usted, como estudiante aplicado, lea y 
ponga en práctica las instrucciones contenidas en este tratado. 
 Reconocemos, sin embargo, que cualquier libro o manual 
por muy excelente que sea, no le dará más que el diez por 
ciento de lo requerido para predicar, ya que el noventa por 
ciento restantes se lo dará la Unción del Espíritu Santo, la cual 
debe buscar en oración, ayuno y meditación. 
 Esperamos que usted se esfuerce por darle a quienes les 
escucharán el cien por ciento. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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INSTRUCCIONES EN CUANTO A COMO IMPARTIR 
HOMILÉTICA Y ORATORIA CON EL PRESENTE 
VOLUMEN 
Se deben asignar tres trimestres de 30 horas cada uno, de la 
siguiente manera: 
1- En la primera fase (Homilética), el maestro debe de impartir 
totalmente el libro al estudiante, dándole las explicaciones 
pertinentes en cada lección. 
2- Luego, en la segunda fase (Oratoria I), debe de estudiarse de 
nuevo a partir de la lección número 8. El maestro irá explicando y 
aplicando, detalladamente, cada una de las partes invariables del 
mensaje, tales como, introducción, presentación, aplicación, y 
conclusión. Para, en seguida, hacer que cada alumno, sin 
excepción, vaya abordando el púlpito practicando cada parte, y no 
pasar a la siguiente, hasta que se dominen todas las que se están 
aplicando. Lo cual ha de llevarse a cabo de acuerdo a los 
siguientes pasos: 
a) El maestro, por sorteo, le asignará al alumno un pasaje de la 
Biblia. 
b) El educando debe de elaborar por lo menos quince temas sobre 
los versículos asignados y a continuación en el margen izquierdo 
le pondrá número en el orden de su preferencia y luego presentará 
dicha tarea a su maestro. 
Una vez seleccionado el tema preferido, deberá utilizarlo como 
parte del sermón que preparará y expondrá cuando llegue a la 
tercera etapa. 
Cada uno de los estudiantes que integran la clase y después el 
maestro hará ver los errores en que haya incurrido el alumno, no 
con el fin de zaherirlo, sino con el ánimo de depurar su oratoria. 
3- En la tercera etapa (Oratoria II), se enseñará al estudiante como 
elaborar un bosquejo, siguiendo los lineamientos del que se 
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encuentra en las páginas 49 y 58, y luego continuar con el 
siguiente proceso: 
 Una vez el alumno haya hecho su bosquejo sobre el tema 
que eligió, y haya sido aprobado por el maestro, según el inciso de 
la fase anterior, expondrá su prédica en un lapso mínimo de 15 
minutos y máximo de 20, dependiendo de la cantidad de alumnos, 
si son más de 25 se reduciría a 8 y 10 minutos. 
 El maestro le hará saber cuando llegue al tiempo mínimo y que 
sólo cuenta con cinco más para concluir su mensaje. 
En seguida el alumno disertante hará tres llamamientos: 
 Para aceptar al Señor. 
 Para reconciliarse, y 
 Para sanidad divina. 
 
 Sus compañeros deberán colaborar acudiendo hacia adelante, 
uno por cada llamamiento, y el predicador-alumno debe de hacer las 
siguientes oraciones: 
 Por el que acepta: la oración del penitente. Este la repite. 
 Por el que se reconcilia: Hacerle saber que Dios le recibe de 
nuevo y en seguida orar por él. 
 Por el enfermo: Preguntarle que dolor le aflige y luego orar por 
él, poniéndole las manos sobre la cabeza. 
 Por último, cuando ya se esté en la tercera parte de la materia, el 
maestro hablará con pastores amigos para que les den oportunidad a 
los alumnos, con el fin de que prediquen en sus iglesias, pidiéndole al 
pastor que observe y califique la predicación y luego le reporte su 
apreciación. Es aconsejable que por lo menos a una de las iglesias a 
las que irá el predicador a servir su sermón, el maestro vaya a oírlo, 
como práctica supervisada. 
 
 
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PREFACIO 
 Consideramos que la Homilética y la Oratoria están estrechamente 
relacionadas. La primera es teórica, porque tiene que ver con la 
correcta preparación y presentación del sermón, es decir, que consiste 
en el proceso de arreglar un sermón, que comienza con la selección 
de una porción de la Biblia, o perícopa, la cual será el área o territorio 
bíblico dentro del que se moverá el predicador, y la segunda es 
práctica, porque, como parte de la retórica, es el arte de la elocuencia, 
y que tiene como fin persuadir o convencer por medio de la Palabra. 
Por lo que conceptuamos a estas disciplinas como: "La preparación 
y el adiestramiento adecuado del mensajero antes de predicar, y 
la manera de exponer los sermones al abordar el púlpito". Por tal 
razón en este curso fusionamos ambas artes. 
 En la Biblia se destacan por la fuerza y penetración de susdiscursos hombres como Aarón, Moisés, Josué y muchos otros, 
sobresaliendo como el mejor exponente de este arte en el Antiguo 
Testamento el profeta Amós. Este profeta fue el primero en dirigirse 
a las masas al estilo de los oradores actuales. 
 En el Nuevo Testamento nos impresionan por su elocuencia y 
lucidez los discursos expuestos por Esteban, Pedro, y ante todo Pablo, 
quien haciendo acopio de conocimiento humano, pero en mayor nivel 
de sabiduría dada por el Espíritu Santo, supo llegar hasta lo más 
profundo de la mente de sus oyentes, a tal grado, que el rey Herodes 
Agripa, uno de los tiranos de la época, exclama: "Pablo, por poco me 
persuades a ser cristiano" Hechos 26.28. 
 En la cuna de la civilización y cultura antigua (Grecia), a Pablo, 
como a ningún otro de los apóstoles, se le permite el acceso al "nido" 
de juristas, famosos por su sapiencia, oratoria e imparcialidad en la 
ventilación de juicios, como lo era el Areópago, tribunal superior 
ubicado en la ciudad de Atenas, y allí le vemos exponer ante tan 
egregios y elocuentes hombres, la existencia del Dios que para ellos 
era desconocido, siendo su mensaje tan agudo y convincente que la 
Sagrada Escritura asienta lo que sucedió con estos estudiosos 
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jurisconsultos: "Mas algunos creyeron, juntándose con él, entre los 
cuales estaba Dionisio, el areopagita, una mujer llamada Damaris y 
otros con ellos" Hechos. 17.34. 
 En los últimos tiempos el Evangelio ha tenido grandes exponentes, 
entre los que podemos mencionar a Moody, Spurgeon, Juan Wesley, 
Luís Palau. 
 Admitimos de nuevo, que la preparación homilética del predicador 
puede ser muy "académica" y su palabra muy florida, pero, el 
ingrediente principal es la Unción del Espíritu Santo, en otras 
palabras, el mensajero podrá elaborar mil buenos bosquejos, pero si a 
su prédica le falta tal ingrediente, su discurso sólo hará el ruido de 
una sonaja. 
 Actualmente sentimos que es de suma necesidad preparar 
predicadores que siembren la semilla del Evangelio con denuedo por 
ser el tiempo del fin: "Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque 
están blancos para la siega" Juan. 4.35. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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LECCIÓN 1 
LA CAPACIDAD ORATORIA 
 El instrumento por excelencia para la comunicación oral 
entre seres humanos es la palabra, vehículo con el cual 
expresamos nuestros pensamientos. Cuando tenemos pláticas 
informales con otras personas no hay problema, cualquiera lo 
puede hacer. Pero no basta con poder hablar para expresar 
las ideas con debida propiedad cuando nos dirigimos, en 
nuestro caso, a un conglomerado que se reúne en un templo, 
porque para eso es necesario que adquiramos la capacidad 
oratoria para enseñar, deleitar y conmover al mismo tiempo. 
Para lograr ese objetivo necesitamos educar las cualidades de 
las que Dios nos ha dotado, y “no hablar, sólo porque tenemos 
boca” como dice el aforismo popular. El físico y astrónomo 
italiano Galileo Galilei decía que cualquiera habla con poca 
claridad, pero que son muy pocos los que hablan claramente. 
 Aquellos que anhelamos ser disertantes eclesiásticos, es 
importante que tomemos conciencia plena de que nuestro 
verdadero valor no estriba únicamente en lo que conozcamos 
de la Palabra de Dios, sino en que vivamos al tenor de lo que 
ésta nos ordena, recordemos que: “hablan más fuerte nuestros 
hechos que nuestros dichos”. Con lo que queremos decir, que 
tampoco, es cuestión sólo de lograr elocuencia y estilo para 
exponer los sermones, sino de una vida consagrada al Señor. 
 La capacidad en este arte es una condición y una técnica 
que podemos adquirir cuando nos propongamos escudriñar y 
vivir a conciencia la Biblia. Acordémonos que a diferencia del 
poeta, el orador no nace, se hace, pero es necesario hacerlo, 
por lo que debemos de forjar las siguientes cualidades en el 
yunque del estudio: 
 Conocimiento sobre Teología y Ética. 
 Conocimiento sobre cultura general. 
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 Poseer sensibilidad para exaltar y conmover al auditorio. 
 Imaginación, la cual debe de ser muy rica, para que 
comprendamos con colorido, los pasajes que serán empleados 
en nuestro sermón. 
 Memoria motriz, auditiva y visual: Para retener y reproducir 
los aspectos más importantes. 
 Humildad, y sobre todo, práctica, mucha practica. 
 A pesar de las dificultades que conlleva llegar a ser un 
expositor de la Palabra de Dios, no cejemos en nuestro 
empeño. Podemos alistarnos en el ejército de las personas 
que luchan hasta lograr sus metas, cueste lo que cueste. 
Digámonos así mismos: --Si otros han podido, por qué no voy a 
poder yo. Recordemos que, “el que no hace planes para triunfar, 
automáticamente hace planes para fracasar.” 
CLASES DE ORATORIA 
 Este arte de la oratoria se clasifica en: Sagrada, política, 
forense y académica. 
 El enfoque de nuestro estudio estará en la oratoria sagrada, 
la que tiene por objeto manifestar la doctrina de la salvación y 
la moral del cristianismo. 
 EL PREDICADOR 
 El predicador es la persona que proclama, y 
anuncia las buenas nuevas de salvación. 
También se le llama orador, mensajero, 
heraldo, conferenciante, disertador, rétor, 
ponente o proclamador. 
 
 
 
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RAZONES QUE LO IMPULSAN A PREDICAR EL 
EVANGELIO 
1- Porque Cristo lo mandó: “...id por todo el mundo y predicad el 
evangelio a toda criatura.” Marcos. 16.15. 
 Fijémonos bien que en el verso anterior, no se nos da una 
opción, sino un imperativo categórico, en otras palabras, no es 
una cuestión de si queremos ir, sino que debemos ir. Esta es, 
ante todo, la voluntad del Altísimo: que salvemos las almas del 
infierno: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que 
no creyere, será condenado.”
 
Marcos 16.16. 
 Por supuesto que esta orden es para todo aquel que ha 
nacido de nuevo, pero en nuestro caso, no nos referimos al 
hecho de evangelizar de persona a persona, sino de llevarlo a 
cabo abordando un púlpito para predicar a grupos pequeños o 
numerosos. 
2- Porque estamos convencidos que la gente sin Cristo está 
perdida. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro 
nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser 
salvos.” Hechos 4.1. Como cristianos estamos conscientes, 
como ya expusimos, de que la humanidad va al infierno. Esa 
cantidad de gente que vemos transitar en cualquier calle, la 
mayoría va a ese lugar, a menos que nosotros les demos el 
mensaje para que cambien de ruta: del averno, al cielo. 
3- Porque reconocemos la necesidad que tiene la persona de 
ser animada y edificada en todas las áreas de su vida. “Por lo 
cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros…” 1ª. 
Tesalonicenses 5.11. 
4- Porque sabemos cuánta necesidad tienen las personas de 
recibir salud interna y física y no ignoramos que el Señor 
Jesucristo nos ha conferido la autoridad suficiente para hacer 
maravillas: Marcos 16.17-18: 
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Y estas señales seguirán a los que 
creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas 
lenguas;
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tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa 
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mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus 
manos, y sanarán. 
 De ahí que el dominio que nos ha delegado es sobre: 
-El reino de Satanás: “echarán fuera demonios.” Verso 17. 
-El Reino Espiritual: “hablarán nuevas lenguas.” Verso 17. 
-El reino animal: “tomarán serpientes con las manos y no les harán 
daño.” Verso 18. 
-El reino vegetal y mineral, que es la materia prima de donde 
se procesan los tóxicos: “beberán cosa mortífera y no les 
dañará.” Verso 18. 
-El reino espiritual y viral: “sobre los enfermos pondrán las manos 
sanarán.” Verso 18. 
CLASES DE PREDICADORES 
 Arriba anotamos las clases de oratoria, pero ahora nos 
referiremos a la personalidad del orador, es decir que no al 
arte, sino al artista. Al respecto, muchos expertos en retórica 
clasifican a los oradores en flemáticos y tribunos, desde el 
punto de vista de su carácter. 
 Sin embargo, si usted es novato en estas lides, le 
recomendamos que aún no se catalogue dentro de los 
primeros, por la particularidad de esta clase de expositor, 
porque puede ser que con el fogueo, se de cuenta que esta 
equivocado. 
FLEMÁTICO o ACADÉMICO 
 Es aquel que es introvertido o tímido, delicado, tardo y 
pausado en accionar. Los temas los aborda hablando con voz 
baja, suave, pausada, y claramente. Piensa primero lo que va 
a decir, dando la impresión de que una palabra le pide 
permiso a la otra para exteriorizarla. No es una desventaja 
porque eso le favorece para tener claridad, orden, nitidez y 
exactitud en sus sermones, tratando de ser muy florido o 
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exquisito en el lenguaje. Casi no hace uso de ademanes y de 
humor en su exposición, no apela a la emoción, o sea que, 
adopta una actitud rígida o de "estatua" tras el púlpito. Escuché 
a uno, que reconociendo su peculiaridad, dijo al empezar su 
sermón: “En esto de predicar, yo le gano a Pablo… porque 
él durmió a uno, y yo los duerno a todos.” 
 Sin embargo, su sermón tuvo mucha enseñanza, las 
personas que lo escuchamos con atención fuimos edificados 
en la Palabra. 
 Esta clase de expositores no se atreven a predicar si no se 
ha preparado previamente, porque no son partidarios de las 
improvisaciones. Si en algún culto le invitan a predicar por 
ausencia del asignado, se niega a hacerlo, argumentando que 
a él hay que avisarle por lo menos con ocho días de 
anticipación. No es partidario de ser “suplefaltas” 
TRIBUNO o FORENSE 
 Es extrovertido, dinámico, habla con voz fuerte, es resuelto 
en sus ademanes, muy expresivo, se mueve en torno a la 
plataforma, se baja y sube de la misma, exagera los gestos, 
dosifica de humor su prédica, no tiene problemas para 
despertar el interés y la atención de la congregación, su voz es 
fuerte y emotiva porque pone en juego las profundas y 
delicadas fibras del corazón, aunque su prédica tiene una 
dosis muy pequeña de enseñanza. Si tiene que improvisar no 
le importa, se impone a la situación. Él sí es “suplefaltas”. Si tal 
caso se le presenta domina la situación con la frase siguiente: 
 --“Lamentablemente el predicador de esta noche no pudo estar 
con nosotros, pero con mi poco conocimiento sobre el tema 
previamente programado, haré todo lo posible por estar a su 
altura.” 
 La ventaja del orador "tribuno" es que, cuando es 
necesario, puede ser "flemático", por ejemplo, cuando imparte 
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un seminario o enseñanza. A diferencia del flemático, que no 
puede ser tribuno. 
 Sin embargo, debemos de dejar claro que ya sea el 
predicador académico o forense, no debe de dejar de estudiar, 
ademanes, poses y actitudes a emplear cuando esté en 
acción, las cuales, veremos más adelante. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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LECCIÓN 2 
CUALIDADES NECESARIAS DEL PREDICADOR 
 Cada hombre o mujer que desee predicar a congregaciones 
grandes o pequeñas, necesita perseverar para obtener las 
cualidades siguientes: 
ORIGINALIDAD 
 El predicador debe ser original, no imitador. Tiene que 
crear su propio estilo. No necesita copiar a otro, ni en la voz, 
ni en la mímica, porque si lo hace se despersonaliza, 
perdiendo su individualidad y su propia manera de ser. 
Recuerde que Dios le llamó a usted, quiere usarlo como usted 
es, con su propia manera de ser, por lo tanto sea original, no 
sea una copia, no imite a nadie. 
VERDAD 
 Está obligado a anunciar siempre la verdad, éste es su fin 
principal. La Biblia es la verdad absoluta: Proverbios 12.17: 
“Porque mi boca hablará verdad…” Proverbios 8.7: “El que habla 
verdad declara justicia…” 2ª. Timoteo 2.15: “…que traza bien la 
palabra de verdad.” 
 Verdad que debe exponer con elegancia y elocuencia, no 
con groserías o palabras altisonantes. La verdad hay que 
“vestirla” con la unción del Espíritu Santo, no lanzarla desnuda 
con el pretexto de que somos muy francos para hablar. Ningún 
leñador sería tan ingenuo de querer cortar un árbol con el lomo 
del hacha, y menos aún, tomar ésta de la hoja y darle con el 
maneral o mango, porque sólo lograría herirse las manos y 
magullar el árbol, pero no talarlo. Empero, si afila 
cuidadosamente el hacha, derribará la planta en pocos 
minutos. Lo mismo hace el predicador que se jacta de 
“sincero”, únicamente herirá al que lo escucha y no obtendrá 
resultados. Sin embargo, si su sermón va ungido del Espíritu y 
dice la verdad con suavidad y sabiduría, logrará convencer, 
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redargüir y consolar, dejando a la gente con deseos de volver 
a oírlo. 
 Leamos, a continuación, las metáforas que la Biblia aplica 
acerca del que dice las cosas con “el hacha afilada”, Génesis 
49.21: “Neftalí, cierva suelta, que pronunciará dichos hermosos.” 
Proverbios 25.11: “Manzanas de oro con figuras de plata es la 
palabra dicha como conviene.” 
SINCERIDAD 
 Este vocablo tomó su nombre de los términos “sin cera”. Si 
recordamos, los actores de la Grecia antigua para lograr bien 
sus caracterizaciones en el teatro usaban máscaras 
confeccionadas de cera, con dos propósitos: el primero para 
hacerse oír a través de la acústica que se alcanzaba al 
usarlas, y en segundo, para representar al personaje que les 
asignaban. De ahí que, cuando se tenía duda acerca de la 
actitud de una persona, se le preguntaba: ¿Eres una persona 
sincera?, en otras palabras: “¿Dices la verdad o estás 
fingiendo?” 
 Es evidente, que no se le tiene confianza a un predicador 
que por mucho que tenga los atributos de elocuencia, 
entonación en la voz y claridad de pensamiento, carece de 
sinceridad. Un sermón expresado por un orador falso, que no 
viva lo que predica, jamás podrá convencer a quien le oye. No 
es cuestión de: “hagan lo que yo digo… no lo que yo hago." 
 Desde que el estudiante se prepara en homilética y 
oratoria, debe ser sincero y vivir al tenor de la Palabra de Dios, 
es decir dentro de la verdad y la justicia. Su sinceridad logrará 
que su expresión sea brillante y atractiva. 
 Otra cosa importante es queno debe de envolverse en 
sociedades secretas, ya que las actividades cristianas son 
diáfanas, cristalinas, sin misterios. El escritor británico William 
Shakespeare decía: “Por encima de todo, sé sincero consigo 
mismo.” 
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 Las Sagradas escrituras, apuntan al respeto, Job 33.3: “Mis 
razones declaran la rectitud de mi corazón y lo que saben mis 
labios, lo hablarán con sinceridad.” 2ª. Corintios 2.17: “Pues no 
somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, 
sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, 
hablamos en Cristo” 
HONRADEZ 
 El predicador debe de tener un alto concepto de las 
cualidades morales, debe ser íntegro en el fondo, decente y 
honrado, no debe tener actitudes o intereses mezquinos: 
“Procurando hacer las cosas honradamente, no solamente delante 
del Señor sino también delante de los hombres” 2ª. Corintios 8.21. 
MORAL 
 Debe tener sumo cuidado en el trato con el sexo opuesto. 
Tiene que ser atento y cortés con las damas, pero, guardando 
la distancia. 
 Si es casado, debe de tener un alto concepto del 
matrimonio, y mantener a sus hijos en sujeción. Ser un buen 
sacerdote, tanto en la iglesia grande como en la pequeña. 
Cuando necesite hacer visitas irá acompañado de su esposa. 
Si es soltero, visitará con otro hermano. 
 Refiriéndonos al ministro o predicador soltero, diremos que 
debe tener sumo cuidado en la elección de su pareja, ya que 
no sólo será su compañera en el hogar sino también de su 
ministerio. No debe contraer matrimonio antes de tiempo y 
debe de pedirle al Señor la dirección divina en la elección de 
su pareja: “No os unáis en yugo desigual con los infieles; porque 
¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué 
comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con 
Belial? ¿O que parte el creyente con el incrédulo?” 2ª. Corintios 
6.14, 15. 
 
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 Sustentamos que tres son las decisiones transcendentales 
en la vida del ser humano: 
1- Aceptar a Cristo cono Salvador, 
2- Obtener una profesión u oficio, y 
3- Contraer matrimonio. 
ESTUDIO 
 El predicador tiene que ser estudioso. Sus 
prédicas deben ser fruto de una preparación 
intelectual cuidadosa. Si no predica bien, es 
porque no estudia esmeradamente, y pronto 
llegará al fracaso por predicar naderías. Dale 
Carnegie, dice: “Para hacer un buen discurso hay 
que tener acumulado mucho más material del que se 
necesita.” 
 El siervo de Dios que se cree un "sabelotodo" y no se 
prepara se engaña así mismo. Lo mismo es con aquel que 
cree que ya estando en el púlpito el Espíritu Santo le inspirará 
no sólo el sermón, sino el mensaje. Esto sería similar al 
alumno de cualquier nivel que no estudie diariamente y piense 
que, por ser cristiano, el Espíritu Santo en el preciso momento 
de los exámenes le “soplará” las respuestas. El Espíritu de 
Dios jamás se prestaría para ese juego porque caería en el 
papel de deshonesto. Igual es con el mensaje, si no nos 
preparamos Él no nos “soplará”. 
 En una ocasión, uno de tales “predicadores”, llegó al templo 
a donde había sido invitado a exponer la Palabra de Dios y 
dándole vueltas a la Biblia puso el dedo en cualquier parte de 
ésta, porque esa era la manera, según decía, como Dios le 
mostraba su voluntad. El dedo cayó en Mateo 27.5: “Judas fue 
y se ahorcó.” Luego, no le satisfizo la cita por lo que volvió a 
hacer la misma operación, darle vueltas a la Biblia, y ahora su 
dedo se deslizó a Lucas 10.37: “Ve y haz tu lo mismo”, Se 
 
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sorprendió y dijo para sí: --de plano que hoy, no estoy a tono 
con el Señor. En seguida, cerró la Biblia y también los ojos, 
para darle vueltas con más ahínco y de nuevo la abrió 
cayéndole el dedo en Juan 13.27: “Lo que haz de hacer, hazlo 
pronto”. Aprendió la lección, y como corolario, nunca más 
volvió a hacer tal maniobra. 
 Después de la narración anterior, en la que creemos que 
nunca se había hecho más patente la voluntad de Dios, 
continuaremos con la importancia del estudio, de ahí que, 
tiene que hacer de los libros sus amigos, los cuales deben de 
cuidar con esmero. Al presente traigo a colación lo que leía en 
un viejo manual de taquigrafía, impreso en 1955, el cual a 
continuación traduzco: 
LO QUE DICE EL LIBRO AL LECTOR 
 No me abras sólo para ver mi contenido. 
 Ni me humedezcas con la yema de los dedos 
para mover mis hojas; no tosas sobre mí; y no me 
tientes sino con las manos limpias. Me sentiría si 
sucio me presta a otro para leer. 
 No me cojas por las tapas y cuando me leas 
no te apoyes sobre mí, ni con los codos, ni con los 
brazos, me harías mal. 
 No me dejes besar con las hojas la mesa o el 
sofá. 
 No pongas nunca entre mis hojas un cabo de 
pluma o lápiz u otra cosa que sea más grueso que 
una hoja de papel, cansarías mi lomo. 
 Si cuando acabes de leer, quieres acordarte 
donde quedaste no pliegues la hoja, emplea una 
cinta o una tira de papel, son mis mejores 
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amigos. Entonces ciérrame y déjame sobre la 
mesa hasta que quieras leerme otra vez. 
 Acuérdate que sólo debo de esta contigo 
cuando me leas, pues talvez sea buscado para 
otro a quien quieras complacer. 
 Cuídame mucho, pues quizá algún día llegue 
a tus manos otra vez y no te gustaría verme 
viejo, sucio y manchado. 
 Tenme siempre limpio y bien cuidado. En 
cambio yo te ayudaré a ser feliz y te daré más 
ánimo para librar tu futuro. 
 Es necesario que posea una biblioteca, en la que por 
supuesto, su Biblia debe ocupar el primer lugar. Pablo nos da 
un ejemplo de su interés por la lectura: “Trae, cuando vengas, el 
capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente 
los pergaminos.” 2ª. Timoteo 4.13. 
 Tenga siempre presente que el cerebro es un músculo, el 
cual como cualquier otro, si no se ejercita se atrofia. Tenemos 
que romper el estereotipo de que el latino no lee, no se 
prepara, al grado que dicen que el cerebro de un gringo vale 
dos centavos, el de un oriental 3, pero el de un latino un millón 
de dólares, porque esta nuevo. 
ORACIÓN 
 El intérprete de la Palabra de Dios debe orar 
mucho más que el cristiano común, porque este es 
el secreto de su éxito. Lutero decía: “mientras más 
ocupado estoy, más tengo que orar”. 
 Requiere comunicarse constantemente con Dios, 
porque necesita poder sobrenatural para hacer la 
obra de Él (por favor, no se trata de darle vueltas a la 
Biblia). El mensaje que dará lo recibirá en la presencia del 
 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 20 
Señor. Esto significa que en cualquier lugar debe de estar en 
contacto con Él: en la casa, en la calle, en el carro, en el 
trabajo: “… ora a tu Padre que está en secreto y tu Padre que te ve 
en lo secreto te recompensará en público.” Mateo 6.6. 
 No se puede desligar la oración del estudio de la Sagrada 
Escritura: “Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio 
de la palabra” Hechos 6.4. 
FINANZAS 
 El mensajero debe de ser un buen administradorde su 
dinero, jamás gastar más de lo que gana, menos ser 
comprador impulsivo. Debe separar el diezmo del Señor de 
cada ingreso: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en 
mi casa, y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si 
no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros 
bendiciones hasta que sobreabunde.” Malaquías 3.10. 
EN CUANTO A LAS OFRENDAS QUE LE COMPARTEN 
 Nunca deje de recibir las ofrendas que le dan por muy 
pequeñas que sean, es suprimir la bendición al dador, porque 
lo que él está haciendo es sembrar. Recuerdo lo que un 
predicador me comentaba: que en un templo muy sencillo de 
un país centroamericano, una hermana se le acercó junto a 
tres de sus niñitos, quienes iban con sus caritas sucias, ropas 
raídas y los pies desnudos. La hermana estirando la mano le 
estaba ofrendando cincuenta centavos. Al ver el siervo de Dios 
la situación de aquella familia, se negó a recibir la ofrenda, 
pensando que podía servirle para algún alimento de sus hijos, 
y aquella mujer sencilla, muy triste, le reprochó su gesto 
diciéndole: --“Hermano, el mensaje que usted nos trajo bendijo 
mucho mi vida y quise bendecirlo con mi ofrendita. Estoy segura 
que porque es muy poquito no me la recibe, pero la verdad es que es 
todo lo que traigo”. 
 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 21 
EL PREDICADOR A TIEMPO COMPLETO 
 Otra cosa importante es que cuando el mensajero se 
dedique a tiempo completo al Evangelio, no debe involucrarse 
en negocios seculares. El predicador no es comerciante. El 
que quiera dedicarse de lleno a predicar y hacer negocios va a 
fallar en el trabajo espiritual. El deseo de hacer negocios con 
el fin de enriquecerse ha matado la vocación de más de un 
siervo de Dios. 
 Si vive del púlpito, tampoco evalúe económicamente sus 
prédicas, en otras palabras no les ponga tarifa. Los sermones 
se externan con el propósito ya enunciado anteriormente. 
Además de que si en una iglesia no le bendicen con una 
ofrenda, no se altere, porque el Señor se lo proveerá 
multiplicadamente en otra. Dios es un excelente patrón. 
LEALTAD 
 El predicador debe estar sujeto a un Pastor. No 
concebimos mensajero independiente. Es más, sostenemos 
que los pastores no deberían de cederle el púlpito a un 
evangelista sin cobertura pastoral, por más que este 
recomendado. Todo expositor de la Palabra de Dios debe de 
ser responsable no sólo ante el que le concede el privilegio, 
sino también frente el pastor cuya iglesia representa. Tiene que 
estar sometido a un pastor y ser íntegro: “Obedeced a vuestros 
pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, 
como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y 
no quejándose, porque esto no es provechoso.” Hebreos 13.17. 
Por lo tanto ha de portar una identificación vigente extendida 
por la iglesia en la cual es miembro. 
PUNTUALIDAD 
 Sea puntual en todos sus compromisos. Llegue cinco 
minutos antes a sus citas, es preferible esperar y no que lo 
esperen. Además de ser falta de seriedad y formalidad. 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 22 
 Esta cualidad la encontrará con más detenimiento en la 
lección 14, con el subtítulo “La importancia de la agenda”. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 23 
LECCIÓN 3 
LA PREPARACIÓN DEL PREDICADOR 
 Veremos a continuación de que manera 
usted, como estudiante de homilética y oratoria 
debe prepararse. No olvide que se adiestra para 
exponer, no sus propias opiniones, sino 
transmitir fielmente por medio de su sermón, el 
mensaje que el Señor le dará en cada ocasión 
que le otorguen el privilegio de abordar un púlpito, porque 
desde ese preciso momento se convierte en un intérprete de la 
Palabra y en el enlace entre Dios y quienes lo escuchan. El 
Señor es el que dará su Mensaje por medio de usted, que 
también es un profeta, llamando al pecador a considerar sus 
caminos: “Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien 
sobre vuestros caminos.” Hageo 1.5. 
RAZONES POR LAS QUE DEBE PREPARARSE 
 Son muchas las razones que requieren que un predicador 
se instruya con esmero, pero mencionaremos las que 
consideramos son más significativas: 
1. Conminar al arrepentimiento a los perdidos, con el objeto de 
que salven su alma: 
Isaías 55.6-8: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, 
llamadle en tanto que esta cercano. Deje el impío su camino, y el 
hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual 
tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en 
perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, 
ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.” 
2. Se reconcilien los cristianos que se han apartado del redil: 
 
Isaías 1.18: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si 
vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán 
emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser 
como blanca lana.” 
 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 24 
3. Sanen los enfermos: 
Marcos 16.18: “…sobre los enfermos pondrán sus manos, y 
sanarán.” 
4. Dar aliento al rebaño que está perseverando: 
Eclesiastés 12.l0-11: “Procuró el predicador hallar palabras 
agradables, y escribir rectamente palabras de verdad. Las palabras 
de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las 
de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.” 
 Estas son razones suficientes para que su preparación sea 
llevar un Evangelio Aplicado, es decir teórico-práctico. Teórico: 
en cuanto a la doctrina asentada en la Palabra. Práctico: las 
señales y milagros. 
 Dicho adiestramiento conlleva, en primer lugar, que se 
someta enteramente al Señor, es decir, que abandone en sus 
brazos: cuerpo, alma y espíritu, ya que debe de vivir acorde 
con lo que predica. Debe de aprender a depender de quien lo 
llamó para este menester. --“¿Cómo saber si en verdad Dios me 
llamó?” quizá se pregunte usted en este momento. Bueno, 
estamos seguros que desde el momento en que sintió en su 
corazón el deseo de inscribirse en el establecimiento donde 
estudia, percibió el llamado de Dios, para predicar su Palabra, 
no importando la educación o méritos que posea, además, no 
olvide que fue escogido desde antes de la fundación del 
mundo para esta labor: “
9
Dándonos a conocer el misterio de su 
voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí 
mismo,
 10
de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del 
cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como 
las que están en la tierra.” “
10
para que la multiforme sabiduría de 
Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los 
principados y potestades en los lugares celestiales,
 11
conforme al 
propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor.” Efesios 
1.9-10; 3.10-11. 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 25 
 El predicador, es pues, el enlace o intérprete entre el Dios 
viviente y los que lo escuchan, por lo que debe de proponerse 
a servir en ese gran propósito. 
LAS ACTITUDES 
 Nosreferiremos a continuación a las diferentes actitudes o 
disposiciones que deben de ser propias del servidor del Señor. 
 Por encontrarse el púlpito a la vista de todos, tenga mucho 
cuidado también con sus actitudes. Todo el mundo tiene la 
vista puesta en usted, por lo que sea respetuoso y humilde, 
teniendo siempre en mente que, aún cuando usted es la figura 
principal (pero no la estrella) de la congregación, es sólo un 
instrumento en las manos del Señor. 
 Permítame contarle una anécdota al respecto: Un famoso 
violinista estaba ejecutando su instrumento en un concierto 
como solista de la orquesta sinfónica y lo hacía tan 
magistralmente que el auditorio exclamaba: --“qué violín, qué 
caja de resonancia. Ha de ser un Stradivarius”. 
 Al oír el violinista estos elogios al instrumento, dijo a otro 
músico: --“Por favor, préstame tu violín” 
 Y lo ejecutó con la misma maestría que el primero, lo que 
hizo gritar al público: -- “¡Qué violinista!" 
 Moraleja: La alabanza debe de ser para quien toca el violín 
y no para el instrumento. 
 
 
 
 
 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 26 
ACTITUD MENTAL 
En primer lugar tiene que estar consciente que cualquier 
cristiano con deseos, aspiraciones, visión y decisión, puede 
llegar a servir al Señor en el área de la predicación, ya que 
este arte Dios lo ha puesto al alcance de todos, por ser la 
razón de la existencia de la iglesia en este mundo. Es un 
servicio que el siervo rinde a la causa de Cristo, teniendo 
asimismo, el carácter de alabanza y gratitud: “Así, pues, 
téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores 
de los misterios de Dios.” 1ª. Corintios 4.1. 
 La actitud mental del predicador ha de ser lo más serena 
posible, para poder despertar emoción no sólo en la palabra, 
sino también con el timbre, el volumen de su voz, los gestos y 
ademanes. Poniendo todo esto en juego. 
 Su estado de salud también tiene que ver con la actitud 
mental, por lo que debe de cuidar mucho de su área física. 
 Otros aspectos importantes son las emociones y los 
sentimientos, ya que incidirán en el mensaje. Un sentimiento 
de paz, de alegría, o uno negativo de preocupación, de 
dolencia física o de cansancio tiene mucho que ver. Por lo que 
el predicador debe de tratar de aprender a dominarse, a 
autocontrolarse, en otras palabras, a ser dueño de sí, tanto en 
las situaciones favorables como en las adversas. 
 Si lo asalta la preocupación le recomendamos hacer lo 
siguiente para buscar la solución. Medite sobre: 
1. Cual es el motivo que provoca la inquietud y preocupación, 
2. Averiguar el grado de importancia que pueden tener en 
relación a sus ocupaciones y aspiraciones comunes, y 
3. Procurar una solución inmediata a las mismas. 
 Alguien decía: --“Los cristianos debemos de matar a una vieja. 
Vieja desdentada y horrible que no nos abandona ni a sol ni a 
sombra. Si estamos durmiendo ahí esta con nosotros al lado de la 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 27 
cama causándonos insomnio. Si estamos en el culto, ahí a nuestro 
lado se sienta. Si estamos orando, no nos deja tranquilos, sino que a 
cada momento nos codea. Va con nosotros en el bus, en el auto, en 
fin, no nos abandona. Por tal razón, debemos de “matarla” y hacerla 
añicos, y luego enterrarla profundamente para que no pueda salirse. 
Esa vieja horrible, narizona, desdentada e impertinente es la vieja 
preocupación. Por favor, hermanos, démosle muerte, y cuando quiera 
resucitar, rechácela en el nombre de Jesús, y devuélvala a la tumba 
que es donde debe estar.” 
 Cuando nos preocupamos dejamos de depender de Dios, lo 
cual es un pecado. Pablo, a pesar de sufrir por el evangelio los 
más pesados vejámenes, jamás confesó estar preocupado: 
“
8
que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, 
mas no desesperados;
 9
perseguidos, mas no desamparados; 
derribados, pero no destruidos.” 2ª. Corintios 4: 8-9. 
LA SERENIDAD 
 Consiste en el equilibrio, el dominio interior que nos dan las 
técnicas que nos permiten hablar en público. Se clasifican en: 
Espiritual, psicológica, y fisiológica. 
SERENIDAD ESPIRITUAL 
 Para obtener serenidad espiritual es necesario mantener 
una buena relación con el Señor. Estar en paz con la 
conciencia, estar en sujeción y obediencia a Él. No tener nada 
que reprocharse. 
 Esta serenidad hará que días antes del sermón, en sus 
oraciones, tenga momentos de revelación en la que Dios le 
dictará la necesidad del pueblo para que el mensaje que Él 
quiera dar a través de su sermón, aliente, consuele, y 
redarguya los corazones de quienes lo escuchen. Recuerde: 
con desasosiego espiritual no podrá lograr un buen mensaje, 
“Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 
12.34). 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 28 
SERENIDAD PSICOLÓGICA 
 Esta es absolutamente necesaria para todo el que quiera 
ser un buen predicador, ya que le ayudará a no perder el 
equilibrio en el momento en que alguien surja oponiéndose a 
sus argumentos. Por ejemplo, puede ser que, en el momento 
en que usted da la prédica, surja un adversario que quiera 
interrumpirlo burlándose o contradiciendo sus puntos de vista. 
La mejor manera de estar psicológicamente sereno es 
manteniendo desde el principio, un estado de quietud, 
tranquilidad espiritual, mental y física. 
 La meditación previa prepara por una parte a la mente, la 
que se mantendrá alerta y pronta a responder cualquier ataque 
verbal del adversario. Si se produjera este ataque no deberá 
de responder en seguida a las preguntas capciosas que le 
hagan, menos a tontas y a locas, sino que debe escuchar con 
la mayor tranquilidad posible sin interrumpir al interlocutor 
hasta que termine. Mientras tanto, si no tiene en mente aún la 
respuesta, pídale que le vuelva a repetir la pregunta, en tanto 
él la reitera, lo cual se le hará más difícil y lo pondrá nervioso, 
usted aproveche para pensar tranquilamente en la respuesta. 
Esta clase de controversias se dan muy poco cuando se 
predica, pero, cuando se enseña en la escuela dominical o 
seminarios suelen ser muy frecuentes. 
 Queremos dejar claro que, cuando nos referimos a la 
meditación, no hablamos de la práctica de métodos de 
meditación trascendental o pasiva, que deja la mente en 
blanco, ya que ésta es puerta para el enemigo. Más bien nos 
referimos a la meditación activa, la que nos mantiene en 
contacto con el Señor a través de la oración y la abstracción 
en su grandeza, plasmada en la revelación especial: su 
Palabra. 
 
 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 29 
SERENIDAD FISIOLÓGICA 
 Puede suceder que predicando en algún lugar se den casos 
de violencia, como ataques a mano armada, golpes o insultos; 
la pregunta sería: ¿Cómo reaccionar ante situaciones? Pues, 
sólo la serenidad más extrema puede salvar al predicador. 
Nada, ni el dolor, ni la vista de su propia sangre deben 
impedirle continuar haciendo uso de la palabra con la mayor 
tranquilidad, altura en la expresión, y mesura en el tono. 
 Si le acusan alborotadores, en lugar de ponerse nervioso, 
míreles, haga una pausa y conserve el equilibrio. Cuanto 
mayor sea el alboroto y la confusión creada por las 
interrupciones, más importante debe de ser para usted mostrar 
a la congregaciónque no perderá la serenidad. Luego, 
continúe con su exposición. 
LA SEGURIDAD EN SÍ MISMO 
 Para alcanzar la seguridad o confianza en uno mismo hay 
que prepararse lo suficiente y practicar, entre más disciplina 
tengamos en practicar producirá mejores resultados. Además 
el predicador debe estar seguro de que los fundamentos del 
sermón que expresará provienen de la Palabra de Dios. La 
preparación le hará tener la seguridad de conocer bien lo que 
está exponiendo, para ello, con anticipación, debe de leer y 
releer el pasaje o pasajes de la Escritura que serán objeto de 
su disertación. No tener conocimiento de lo que dice es lo peor 
que le pueda pasar, tenga siempre en cuenta que a nadie le 
gustará oír a alguien que no sepa de lo que habla. No nos 
involucremos en temas que no dominemos. Reconozcamos 
nuestras limitaciones. 
 El estudio de su sermón debe de ir acompañado de oración 
y meditación, como ya anotamos, para obtener revelación. 
Cuando oramos manifestamos nuestra total dependencia del 
Espíritu Santo. Pero, es necesario expresar que jamás nos 
debemos sentir tan seguros, al grado que creamos que “ya nos 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 30 
las podemos todas”, porque esta es una manifestación de un 
espíritu vanidoso que nos perjudica en gran manera. Me viene 
a la memoria una situación bochornosa en la que me vi 
envueltos en cierta ocasión. Fui invitado a dar una serie de 
sermones en cierta iglesia aprovechando los tres días de 
asueto de la Semana Santa, que son jueves, viernes y sábado. 
Mi compromiso era dos sermones por día. El jueves y el 
viernes los mensajes del Señor fluyeron en los sermones de 
una manera tan especial que hubo fruto. Pero el sábado, 
momentos antes de abordar el púlpito perdí la serenidad 
fisiológica y psicológica, la adrenalina fluía a torrentes porque 
las manos me sudaban, la cara la sentía roja del rubor y la 
mente me quedó completamente en blanco, a pesar de que 
había preparado lo suficiente el sermón, del cual leía y releía el 
bosquejo, pero el mensaje no fluía. El encargado de las 
alabanzas estaba dirigiendo el último coro previo a que el 
pastor ocupara el púlpito para los anuncios correspondientes y 
luego entregarme el micrófono. 
 Aproveché ese momento para decirle muy vacilante y 
angustiado, al siervo de Dios –Pastor, no se lo que me esta 
pasando, estoy totalmente en blanco, no se ni por donde voy a 
empezar el sermón” 
 --“¡Aja!, me dijo sonriendo, -como crees que ‘tienes colmillo’ 
estás confiando tanto en tu talento que ya sientes que las puedes. 
Oye, -Agregó, muy circunspecto. Cuando me den el púlpito voy a 
entonar otros dos coros, mientras te arrodillas y le pides perdón a 
Dios por ese espíritu vanidoso que hizo presa de ti”. 
 Me puse de rodillas y le pedí perdón al Señor, sintiendo 
casi de inmediato la unción del Espíritu Santo. 
 Narro esta dolorosa experiencia con el fin de que a pesar 
de que debemos de tener seguridad en nosotros mismos no 
debe de ser al grado que dejemos de depender del que nos 
dará su mensaje. 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 31 
LOS ESTADOS DE ÁNIMO 
 El predicador, debe momentos antes del sermón, 
encontrarse en un estado de ánimo optimista, entusiasta, (el 
vocablo entusiasmo se deriva de las voces griegas: en, que 
significa: “entre” y Theos: “Dios”, lo que quiere decir: "con 
Dios" o "en Dios", o sea, “entusiasmado”: Dios en mí), por 
lo que debe tenerse la confianza plena que será un intérprete 
de la Palabra de Dios, es decir, seguro que Dios le asistirá en 
el momento preciso de externar el mensaje. Luego, contagie 
su entusiasmo a quienes lo escuchan. No olvide que, nadie 
puede entusiasmar sino esta entusiasmado. Dicho de otra 
manera, si quiere provocar entusiasmo en sus oyentes, tiene 
que transmitirlo con sus palabras y manifestarlo con su 
sonrisa, la cual produce fruto hacia fuera, su público se sentirá 
contento, y hacia adentro, la sonrisa transmitirá confianza. 
 Por lo que debe de despojarse de toda preocupación que 
pueda menoscabar la exposición. La serenidad de mente y de 
espíritu es condición indispensable en el desarrollo del 
sermón, de otra manera, si esta preocupado y lleno de pesares 
resultará un fracaso. Si va camino hacia la iglesia a donde 
predicará y va junto a su esposa, amablemente, pídale que 
durante el trayecto no le refiera ningún problema, para que no 
interfiera con lo que será el sermón, porque lo influenciará 
negativamente. Si es pastor y le corresponde predicar, eduque 
a sus líderes para que no le expongan ninguna dificultad antes 
del mensaje, sino hasta una vez concluido el culto. 
 Pero, no solamente los estados de ánimo pueden perjudicar 
al emisario de la Palabra de Dios, también hay estados de 
naturaleza física que puede experimentar, como alteración 
nerviosa, dolor de cabeza, dolor muscular, agotamiento y otros 
malestares, los cuales debe de aprender a vencer. 
 
 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 32 
 La alteración nerviosa puede provocar que se inhiba o bien 
exagere los gestos, ademanes y voz. Esta alteración en la 
mayoría de los casos se debe al temor de hacer el ridículo o a 
equivocarse. Cuando eso suceda, respire profundo, y ore 
dándole gracias a Dios por la oportunidad que le otorga de ser 
usted portavoz de su Palabra y tenga la seguridad que Él 
estará allí para usarle. Dígale al Señor: --“Gracias Jesús, por 
permitir que sea yo el vaso que vas a usar para externar tu Palabra 
a este pueblo. Gracias, porque estoy seguro que éste va a ser el 
mejor de los mensajes”. Ore de esa manera y deseche el temor, 
y por supuesto, la preocupación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 33 
LECCIÓN 4 
LA VOZ 
 Esta es una de sus grandes cualidades, como 
acotamos ya en otra parte, es su herramienta. Es el 
instrumento musical que tiene a su disposición y que 
puede emplear de muchas maneras, pero es 
necesario educarla para darle esplendor a las 
palabras. Le recomendamos leer varios párrafos de 
un libro en voz alta, al mismo tiempo que grava lo que 
lee, ¡por favor... no se asuste! usted puede mejorar 
esa voz que escuchó. 
 El sonido, la inflexión, la modulación y la 
resonancia de su voz son las llaves por medio de las 
que se logra atraer el interés y la atención de quienes lo 
escuchan, motivo por el cual importa educarla para poder 
hablar como niño o como anciano, cuando haya necesidad de 
impostar o fijar la voz en la cuerdas vocales, para emitir el 
sonido con más plenitud, sin variación ni temblor. La verdad es 
que la voz nos da a conocer el carácter y la personalidad de 
cualquier individuo, por lo que el predicador debe de darle 
fuerza y entonación, ya que si lo hace sin pasión y en tono 
grave o tan aprisa que atropella las palabras, por muy bueno 
que pueda ser el mensaje no logrará despertar el interés del 
auditorio, menos aún si es estruendosa o chillona. Por tal 
razón, cuando predique hable como si estuviera dirigiéndose 
sólo a las personas que están sentadas en los últimos asientos 
y hasta haga de caso que están medio sordas. Por lo que es 
recomendable, reiteramos, que trate de seguir todos los cursos 
de vocalización posible. 
 La voz es el instrumento más delicado del que nos ha 
dotado el Señor, yque bueno es saber que se puede cultivar. 
Podemos lograr darle la inflexión, el acento y la entonación 
conveniente. Cuando este predicando modúlela con altibajos 
 
 
 
 
 
 
 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 34 
para que no sea monótona. Alzándola cuando sea necesario, 
pero sin gritar de balde. Al respecto Dale Carnegie solía decir: 
“Nadie es dueño del público, sino cuando es dueño de sí mismo, 
sino cuando es dueño de su voz.” 
 Tenga siempre presente que sus pulmones son los "globos" 
que surten de aire a sus cuerdas vocales a través de la 
traquearteria, que consiste en el tubo que forma la faringe, la 
boca, y las fosas nasales, son los medios que modifican los 
sonidos. 
 La traquearteria entra en comunicación con la boca por una 
abertura llamada glotis. A cada lado de esta abertura y 
siguiendo la dirección de adelante hacia atrás, se hallan unas 
membranas compuestas de tejido fibroso con algunas 
filamentos elásticos que son las cuerdas vocales. Estas 
cuerdas son cuatro: dos superiores conocidas como falsas 
cuerdas o bandas ventriculares, las que ejercen poca 
influencia en la producción de la voz y están cubiertas por una 
membrana mucosa muy delgada y adherida con fuerza al 
tejido subyacente, y dos inferiores, las que son las verdaderas 
cuerdas vocales, que se encuentran situadas precisamente 
debajo de las superiores, son más largas que éstas y la acción 
de ciertos músculos modifica su tensión y permite que la glotis 
pueda abrirse o cerrarse. Están cubiertas por una membrana 
bastante delgada y provistas de gran número de fibras 
elásticas. Sin embargo, las directamente relacionadas con la 
producción de la voz son las cuerdas vocales inferiores. 
 
 
 
 
 
 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 35 
CUERDAS VOCALES 
 
 
 
En estado de fonación vibran. En estado de reposo se cierran. 
 La voz puede sufrir diversas alteraciones, ya sea, por 
causas de salud o por el uso de tabaco y el licor, además, la 
práctica de estos vicios es sucia, resta dignidad, prestancia, 
fuerza intelectual y nerviosa al siervo de Dios. 
 Los estados de ánimo, como la timidez, pueden también 
causar modificaciones en la voz. Otros factores que pueden 
dañar su voz son: beber líquidos muy fríos que le pueden 
producir afonía. Le sugerimos abstenerse de tomar líquidos 
con hielo, es preferirle tomarlos al tiempo, no importando que 
haya calor. Por lo que más quiera, después de predicar evite 
bebidas frías, sus cuerdas con el uso se han puesto al rojo 
vivo y si ingiere refrescos con hielo se templarán y por lo tanto 
se atrofiarán, sucede lo mismo que calentar al rojo vivo una 
varilla de hierro y después introducirla en agua fría, se 
cristaliza y se quiebra, el mismo fenómeno pasará con sus 
cuerdas vocales. Durante su sermón no acepte agua helada, 
sino a la temperatura ambiente, y mejor si es templada y con 
un poquito de miel de abeja. Cuando concluya su prédica 
cúbrase bien la garganta. Es su herramienta más útil. 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 36 
 
Veamos las siguientes gráficas de los órganos de fonación: 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Homilética y Oratoria William Paredes 
 37 
 En seguida estudiaremos algunos ejercicios que le 
ayudarán a desarrollar una mejor función de los pulmones, las 
cuerdas vocales, la laringe, los labios, la lengua, y los demás 
órganos de fonación. 
EJERCICIOS DE DICCIÓN 
 Cantar o declamar los siguientes versos del poeta español 
Gustavo Adolfo Becker. Debe de abrir bien la boca para 
pronunciar cada palabra: 
"Volverán, volverán, volverán, 
las oscuras golondrinas volverán, 
pero aquellas que escribieron nuestros nombres, 
partirán, partirán, partirán." 
 Repetir el ejercicio cambiando todas las vocales por la “a”, 
después por la “e”, por la “i”, por la “o” y por la “u”, 
pronunciándolas correctamente. 
EJERCICIOS DE VOCALIZACIÓN 
 Si deseamos ser buenos oradores necesitamos adquirir la 
capacidad de vocalizar, lo que se logra practicando los 
vocablos que se nos hacen más difíciles. 
 A continuación encontrará una serie de ejercicios básicos, 
los cuales aprendimos cuando dábamos clases de Cultura 
General, en la Escuela de Comunicación “Roma”, en 
Hollywood, California, y que son muy útiles para obtener una 
buena emisión de la voz. Tales ejercicios le ayudarán a 
desarrollar una buena voz. Deben practicarse hasta lograr 
decirlos en los segundos que aparecen al margen izquierdo. 
Es importante la flexión de los labios para la correcta 
articulación de vocales entre consonantes, en otra palabras, 
debe de abrir bien la boca al pronunciarlas. 
Homilética y Oratoria William Paredes 
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PRONUNCIACIÓN DE LA A 
6” Cansadas, cargadas, rapadas, marchaban las pavas; calladas, 
calmadas, manadas de ratas las gatas cazaban; las ranas cantaban y 
al saltar sanaban de su mal astral. 
8” En la mañana, la mamá de Ana Zavala va a la plaza a cambiar 
cáscaras de naranja por manzanas, bananas, patatas y calabazas, 
para lavarlas, aplastarlas, amarrarlas, empacarlas, cargarlas y 
mandarlas a Canadá. 
PRONUNCIACIÓN DE LA E 
5” Que el bebé cese de beber leche frente a la tele, que bese al 
pelele, que me dé ese eje que le dejé, y que no se entere de lo que 
pensé. 
PRONUNCIACIÓN DE LA I 
5" Mimí y Lilí quisieron vivir en el Mississipi sin límite vil, militar ni 
civil, sin mini bikinis ni cínicos hippies, sin bilis visibles ni tinte viril. 
 
PRONUNCIACIÓN DE LA U 
7” El muy tumultuoso Frufrú del cucurucho de Uruchurtu, un gutural 
zulú del sur, sucumbió ante el muy usual susurro de las burbujas de 
púrpura del tul de Lulú. 
PRONUNCIACIÓN DE LA M 
6” Memo Medina mimaba melosamente al minino de su mamá 
Manuela, mientras Modesto, muchacho moreno, remontaba las 
cumbres a lomo de mula, comiendo y mascando. 
6” Melesio Moreno mandaba monedas. Manolo Morales mataba 
mosquitos y Amparo Mendoza comía empanadas con Mari y su 
hermana en el Mesquital. 
Homilética y Oratoria William Paredes 
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PRONUNCIACIÓN DE LA N 
6” Nació normal la nena de Nina, anunció notoriamente la nana en 
un instante angustioso, aunque nunca necesitara ni ponderar 
ansiosamente tan interesante nueva. 
7” Nadie nota nunca que no necesariamente se entiende la noción de 
nación, aunque continuamente se tengan tendencias a enderezar 
endechas naturales a la nación de su nacimiento. 
5” German el Matón, yendo en su camión camino a Belén, se le dio 
un cerrón sin tener buen fin el panzón don Juan, según relación de 
Joaquín Cancún. 
PRONUNCIACIÓN DE LA L 
6” Con olorosas lociones se logró calmar las maldades locas de 
Lucha y Lucía, que lucían los velos y las largas colas de lóbregas 
telas luengas y luctuosas. 
7” Ese Lolo es un lelo, le dijo la Lola a don Lalo, pero don Lalo le 
dijo a Lola: No, Lola, ese Lolo no es lelo, es un lila. ¿Es un lila, don 
Lalo, ese Lolo, en vez de ser lelo? Si, Lola, es un lila y no un lelo ese 
Lolo, le dijo don Lalo a la Lola. 
4” La pieldel jovial Manuel, siempre fiel a la ley local, luce tal, cual 
la miel de un panal singular. 
PRONUNCIACIÓN DE LA R 
 Esta letra tanto en su forma simple “ere”, como en la 
compuesta “erre”, es para los latinos, la más difícil de 
pronunciar, por lo que hay que practicarla para evitar el siseo. 
5” Erre con erre cigarro, erre con erre barril; rápido corren y 
ruedan las rápidas ruedas de los carros cargados de azúcar del 
ferrocarril. 
8” Un ruin relato retorcidamente redactado replica rebatiendo 
rotundamente el retorno retrógrado del rebelde Ramiro Ramírez 
Ramos, ratificando la reforma revolucionaria de su rutilante ruta 
republicana. 
Homilética y Oratoria William Paredes 
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8” Recia la rajada rueda, rueda rugiendo rudamente rauda; rauda 
rueda rugiendo rudamente la rajada rueda. Rueda rauda, recia 
rueda, rauda reciamente rueda. Rueda recia, rauda rueda, rugiente, 
rajada rueda. 
5” ¡Señor, qué calor, sin par, rendidor, que por dar sabor de color 
local, provoca un hedor de puro sudor! ¡Señor, qué calor! 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Homilética y Oratoria William Paredes 
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LECCIÓN 5 
RESPIRACIÓN 
 En esta lección veremos ejercicios de respiración correcta, 
de respiración purificadora, y de oxigenación que debe 
practicar constantemente para lograr resultados. Estos 
ejercicios también le beneficiarán a su aparato circulatorio. 
 La respiración es el principal alimento del cuerpo, se puede 
vivir dos días sin beber aguar y varios sin ingerir alimento, pero 
sin respirar apenas muy pocos segundos. Su práctica mejora 
nuestro rendimiento físico, mental y espiritual. La respiración 
da la pauta de cómo nos encontramos anímicamente, 
Goraksashatakam, dice: “Cuando la respiración es inestable, 
todo es inestable, pero cuando esta tranquila, todo esta 
tranquilo. Por eso debemos de controlarla cuidadosamente” 
EJERCICIOS 
RESPIRACIÓN CORRECTA 
 Calma los nervios, dando consigo seguridad. 
 Respiremos siempre por la nariz para evitar que se 
introduzcan microbios a nuestro cuerpo que nos provoquen 
enfermedades respiratorias. La nariz posee bellos y mucosidad 
que impide la penetración de estos 
microorganismos al cuerpo. Cuando estos se 
acumulan en las fosas nasales, automáticamente, 
el cuerpo reacciona estornudando para 
expelerlos. Si respiramos por la boca no filtramos 
los microbios. 
 Ubíquese en un lugar espacioso y aireado, 
puede ser en el patio de la casa o en cualquier 
ambiente de su apartamento, siempre y cuando 
tenga las ventanas abiertas. Fíjese de que estén 
Homilética y Oratoria William Paredes 
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bien cerradas las válvulas de la estufa o cualquier otro aparato 
o recipiente que contenga substancias volátiles contaminantes, 
como thinner, gas, gasolina, alcohol, pintura, laca u otros. 
 Cierre bien la boca y trate de dilatar las ventanas de la nariz 
y aspire lentamente mientras cuenta 1…2…3…4…5, 
levantando las manos (No haga pausas mientras cuenta 
mentalmente, sino hágalo sin interrupción). 
 Contenga el aliento contando hasta 3 (mientras contiene el 
aliento, hágalo de manera natural, no haciendo un "nudo" o 
"tapón" en la garganta). 
 Exhale lentamente el aire contando hasta 5 mientras baja 
las manos. 
 Este ejercicio también lo puede practicar mientras camina 
por la calle, cada paso hasta 5 aspire... hasta 3...contenga el 
aire... hasta 5 expire y así sucesivamente. 
 Después de una semana, sin esfuerzo, trate de contar 
aspirando hasta 7, hasta 4 conteniendo el aire y hasta 7 
expirando o sacando el aire. 
 Repita este ejercicio hasta llegar a los 7. 
RESPIRACIÓN PURIFICADORA 
 Este ejercicio combate la fatiga y aclara las 
ideas, además de dar serenidad. 
 Abra ligeramente los pies y ponga las 
manos juntas hacia arriba. Ahora respire 
profundamente y... Vaya bajando las manos, 
por intervalos, mientras va exhalando por 
"golpes" el aire, hasta tratar de tocarse con la 
punta de los dedos de las manos las puntas de los dedos de 
los pies. 
 
 
Homilética y Oratoria William Paredes 
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DE OXIGENACIÓN 
 Respire profundamente, y con las yemas de los dedos dese 
golpecitos en el pecho mientras aspira y expira lentamente, 
contando de la misma manera que el ejercicio de respiración 
correcta. A esta respiración se le conoce como diafragmática, 
porque cuando se logra enviar el aire a esa base de los 
pulmones, el diafragma se mueve necesariamente, por lo 
tanto, respiremos enviando el aire hacia esa cavidad que esta 
en la parte baja de los pulmones, como aparece en la grafíca. 
 Puede ser que estos ejercicios al principio le mareen un 
poco, le den sensación de calor y se le ruboricen las mejillas, 
lo que se debe a la oxigenación de la sangre. 
 Recomendamos que haga lo posible por asistir a un 
gimnasio, o en su lugar, caminar diariamente por lo menos 
media hora, para mantener buena circulación y oxigenación en 
la sangre. 
 Los ejercicios, antes formulados, le ayudarán a ejercitar el 
diafragma, que consiste en un músculo, como un filete de un 
centímetro y medio, ubicado en la cavidad toráxica del 
abdomen y que sirve para guardar aire. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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EL DIAFRAGMA Y SU FUNCIÓN 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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LECCIÓN 6 
LA MÍMICA 
LA EXPRESIÓN CORPORAL 
 El predicador de la Palabra de Dios debe de predisponer 
mentalmente a quienes le escuchan, y luego estar dispuesto a 
actuar con libertad y variedad de movimientos, usando todo su 
cuerpo para apoyar lo que expone. 
LOS GESTOS Y ADEMANES 
 Nuestro cuerpo también debe de tener expresión, porque 
también hablamos con las manos y brazos, son palabras en 
movimiento. Si faltan hay ausencia de ánimo. 
 Por tal razón, desde el momento que empieza a elaborar su 
homilía, piense en la mímica que pueda darle énfasis a cada 
parte del sermón, y que le serán útiles para reforzarlo. Es 
recomendable que aprenda poemas y los declame frente al 
espejo, para de esa forma, ejercitar gestos y ademanes. 
 Memorice el siguiente poema del bardo nicaragüense 
Rubén Darío, y luego declámelo una, viéndose de cuerpo 
entero en el espejo, haciendo las gesticulaciones tanto de 
Francisco de Asís, como del lobo. 
LOS MOTIVOS DEL LOBO 
 El varón que tiene corazón de lis, 
 alma de querube lengua celestial. 
 El mínimo y dulce Francisco de Asís, 
 está con un rudo y torvo animal; 
 bestia temerosa, de sangre y de robo, 
 las fauces de furia, los ojos de mal: 
 El lobo de Gubia, el terrible lobo. 
 Rabioso ha asolado los alrededores, 
 cruel ha deshecho todos los rebaños; 
 devoró corderos, devoro pastores, 
 y son incontables sus muertes ydaños. 
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 Fuertes cazadores armados de hierros 
 fueron destrozados. Los duros colmillos 
 dieron cuenta de los más bravos perros 
 como de cabritos y de corderillos. 
 Francisco salió. 
 Al lobo buscó en su madriguera. 
 Cerca de la cueva encontró a la fiera enorme, 
 que al verle se lanzó feroz contra él. 
 Francisco, con su dulce voz, alzando la mano, 
 al lobo furioso le dijo: “¡Paz, hermano lobo!” 
 
 El animal contempló al varón de tosco sayal; 
 dejó su aire arisco, 
 cerró las abiertas fauces agresivas, 
 y dijo: - “¡Está bien, hermano Francisco!” 
 - “¡Cómo!, exclamó el santo, “¿Es ley que tu 
 vivas de horror y de muerte? 
 La sangre que vierte tu hocico diabólico, 
 el duelo y espanto que esparces, 
 el llanto de los campesinos, el grito, el dolor 
 de tanta criatura de nuestro Señor, 
 ¿no han de contener tu encono infernal? 
 ¿Vienes del infierno? 
 ¿Te ha infundido acaso su rencor eterno 
 Luzbel o Belial? 
 Y el gran lobo, humilde: -¡Es duro el invierno 
 y es horrible el hambre! En el bosque helado 
 no halle que comer: y busqué el ganado 
 y a veces comí ganado y pastor. 
 ¿La sangre? 
 Yo vi más de un cazador sobre su caballo, 
 llevando el azor al puño; o correr tras el jabalí, 
 el oso o el ciervo; y a más de uno vi 
 mancharse de sangre, herir, torturar, 
 a los animales de Nuestro Señor, 
Homilética y Oratoria William Paredes 
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 y no era por hambre que iban a cazar. 
 Francisco responde: 
 - En el hombre existe mala levadura. 
 cuando nace viene con pecado. Es triste. 
 Mas el alma simple de la bestia es pura. 
 Tú vas a tener desde hoy que comer. 
 Dejarás en paz rebaños y gente de este país. 
 ¡Que Dios melifique tu ser montaraz! 
 - Está bien, hermano Francisco de Asís, 
 - Ante el Señor, que todo ata y desata, 
 en fe de promesa tiéndeme la pata. 
 El lobo tendió la pata al hermano 
 de Asís, quien a su vez le alargó la mano. 
 Fueron a la aldea. 
 La gente veía y lo que miraba casi no creía. 
 Tras el religioso iba el lobo fiero, 
 y baja la testa, quieto le seguía 
 como un can de casa, o como un cordero. 
 Francisco llamó la gente a la plaza y allí predicó, 
 Y dijo – He aquí una amable caza. 
 El hermano lobo se viene conmigo; 
 me juró no ser ya vuestro enemigo 
 y no repetir su ataque sangriento. 
 Vosotros, en cambio, daréis su alimento 
 a la pobre bestia de Dios. 
 - ¡Así sea! Contestó la gente toda de la aldea. 
 Y luego, en señal de contentamiento, 
 movió testa y cola el buen animal 
 y entró con Francisco de Asís al convento. 
 Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo 
 en el santo asilo. Sus vastas orejas los salmos 
 oían y los claros ojos se le humedecían. 
 
 Aprendió mil gracias y hacía mil juegos 
 cuando a la cocina iba con los legos. 
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 Y cuando Francisco su oración hacia, 
 el lobo las pobres sandalias lamía. 
 Salía a la calle, iba por el monte, descendía al valle, 
 entraba a las casas y le daban algo de comer. 
 Mirábanle como a un manso galgo... 
 Un día, Francisco se ausentó. 
 Y el lobo probo, desapareció. 
 Torno a la montaña 
 y recomenzaron su aullido y su saña. 
 Otra vez sintióse el temor, la alarma 
 entre los vecinos y entre los pastores; 
 colmaba el espanto los alrededores, 
 de nada servían el valor y el arma, 
 pues la bestia fiera no dio tregua a su furor jamás, 
 como si tuviera fuego de Moloch y de Satanás. 
 
 Cuando volvió al pueblo el divino santo, 
 todos lo buscaron con quejas y llanto, 
 y con mil querellas dieron testimonio 
 de lo que sufrían y perdían tanto 
 por aquel infame lobo del demonio. 
 Francisco de Asís se puso severo. 
 Se fue a la montaña a buscar al falso lobo carnicero. 
 Y junto a su cueva halló a la alimaña. 
 
 -“En nombre del Padre del sacro Universo, 
 conjurote, dijo, ¡oh lobo perverso! 
 A que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal? 
 Contesta, te escucho. 
 Como en sorda lucha hablo el animal, 
 La boca espumosa y el ojo fatal: 
 -“Hermano Francisco, no te acerques mucho... 
 yo estaba tranquilo allá en el convento; 
 al pueblo salía y si algo me daba estaba contento y 
 manso comía. 
Homilética y Oratoria William Paredes 
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 Mas empecé a ver que en todas las casas 
 estaban la envidia, la saña, la ira, 
 y en todos los rostros ardían las brazas 
 de odio, de lujuria, de infamia y mentira. 
 Hermanos a hermanos hacían la guerra, 
 perdían lo débiles, ganaban los malos, 
 hembra y macho eran como perro y perra, 
 y un buen día todos me dieron de palos. 
 me vieron humilde, lamía las manos y los pies. 
 Seguía tus sagradas leyes, 
 todas las criaturas eran mis hermanos, 
 los hermanos hombres, los hermanos bueyes, 
 hermanas estrellas y hermanos gusanos. 
 Y así, me apalearon y me echaron fuera, 
 y su risa fue como agua hirviente, 
 y entre mis entrañas revivió la fiera, 
 y me sentí lobo malo de repente: 
 Mas siempre mejor que esa mala gente. 
 y recomencé a luchar aquí, 
 a mi defender y a m alimentar, 
 como el oso hace, como el jabalí, 
 que para vivir tiene que matar. 
 Déjame en el monte, déjame en el risco, 
 déjame existir en mi libertad,

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