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DE LA VIDA DE MANUEL DE SOUSA COUTINHO AL 
« TRISTE Y NO IMAGINADO SUCESO » DEL 
PORTUGUÉS QUE MURIÓ DE AMOR EN EL PERSILES 
Adrien Roig 
Profesor emérito, Université Paul- Valéry, Montpellier 
El episodio de Manuel de Sousa Coutinho en el Persiles1 nos 
parece, a diferentes títulos, de suma importancia. Nuestro estudio 
detenido del texto se apoya en una abundante bibliografía, princi­
palmente portuguesa, desde los propios escritos de Fr. Luis de 
Sousa, de autores coetáneos corregidos y completados en los si­
glos XVIII, XIX, hasta críticos modernos que descubrieron nue­
vos documentos. 
Recordaremos primero a los numerosos autores que exami­
naron el episodio para admitir o rechazar la identificación del 
enamorado con el escritor portugués homónimo y que vieron ge­
neralmente en el texto una mera manifestación del tópico de la 
propensión de los portugueses a enamorarse. 
Estableceremos después un paralelo entre el relato cervantino 
y la vida real de Manuel de Sousa Coutinho. 
Analizaremos por último el arte de Cervantes en la inte­
gración de un personaje real en la ficción novelesca, con la inter­
polación de una corta novela de amor, lo que constituye una 
acertada «mise en abyme» en el conjunto de las aventuras de los 
dos protagonistas Periandro y Auristela. 
ACTAS V - ACTAS CERVANTISTAS. Adrien ROIG. De la vida de Manuel de Sousa Coutinh...
I -ACEPTACIÓN O RECHAZO DE LA IDENTIFICACIÓN 
La identificación se fundamenta, como condición necesaria, 
en la presencia simultánea en el cautiverio de Argel de Cervantes 
y del portugués Manuel de Sousa Coutinho". 
Para Cervantes varias biografías precisan las fechas límite: 
desde el 26 de septiembre de 1575 hasta el 19 de septiembre de 
1580 3. 
Manuel de Sousa Coutinho, en el prólogo en latín que publicó 
para las Obras poéticas de Jaime Falcó, en 1600 4, declara que, 
como iba a alistarse en la Orden de Malta, los moros lo cauti­
varon a la salida de la isla de Cerdeña, en una galera maltesa en 
1577. Estaba con su hermano más joven Andrés. En la Historia 
de Sao Domingos5, confirma que estaba en Argel el año de 1577: 
«[.. .] vimos por nossos olhos, no ano de 1577, em que ali fui 
cativo correr escudos e reales de oito». 
Dejando como fianza a Andrés en Argel, se fue a España para 
tratar el rescate de ambos 6 . 
Diogo Barbosa Machado fue el primero que afirmó la identi­
ficación : 
« Foí aprisionado pelos mouros e conduzido a Argel achou entre 
os cativos ao célebre Miguel de Cervantes y Saavedra que no estilo 
geral excedía os maiores talentos da sua idade, o cual contrahiu tao 
estreita amizade com Manuel de Sousa Coutinho que o introduziu no 
episodio do Liv. I, cap. 10 dos Trabajos de Peí-siles y Sigismundo, 
eternizando com esta memoria o afecto que Ihe professava nascido da 
sua erudita conversacao ». 
El autor anónimo de la « Vida del Padre Luís de Sousa » que 
precede la Vida do Beato Henrique Suso repite, en 1764, esas 
afirmaciones casi con las mismas palabras 8. 
Francisco Alexandre Lobo en su importante «memoria» a la 
Academia, en 1823 9 , examina y rectifica con precisión las 
afirmaciones precedentes. Establece que Manuel de Sousa Cou­
tinho, en 1577, como Cervantes, se hallaba en Argel y confirma 
que la estancia común se limitó a este año de 1577. Añade 1 0 : 
ACTAS V - ACTAS CERVANTISTAS. Adrien ROIG. De la vida de Manuel de Sousa Coutinh...
«[...] de outra parte Cervantes, no dito lugar [Persiles] mostra 
conhecimento de Manuel de Sousa Coutinho que se nao pode admitir 
bem a propósito de outra ocasiao [...] contudo o trato entre estes dois 
homens insignes nao podia ser muito longo em Argel». 
Alude a la vigilancia severa del cautiverio y a las tentativas 
de evasión de Cervantes. 
Inocencio, en 1860, indica para Manuel de Sousa Coutinho" : 
«Nesta cidade [Argel] adquiriu conhecimento e trato de amizade 
com Miguel de Cervantes que para ali fora levado ñas mesmas 
condicóes pouco antes. Resgatado ao que parece no ano de 
1577[...]». 
Dos críticos portugueses admiten la identificación en los pre­
facios de ediciones modernas de obras de Fr. Luís de Sousa. En 
1946, Augusto Reis Machado para la Vida de Dom Frei Barto-
lomeu dos Mártires'2: 
«Conduzido para Argel, ai teve travado conhecimento com o 
célebre autor de D. Quixote de la Mancha (também cativo) que na 
novela Trabalhos de Persiles e Segismundo se refere a Manuel de 
Sousa». 
En 1951, Manuel Rodrigues Lapa para Anais de D. Joao IIIU: 
«Encontrou no seu cativeiro o célebre Miguel de Cervantes com 
quem tomou de amizade e do qual apreciou o agudo espirito e a 
grandeza de alma tao de sobra manifestados ñas aventuras da prisao 
argelina. Quando saiu em 1617, em Lisboa, a sua novela Los 
Trabajos de Persiles y Sigismundo os leitores portugueses tiveram 
ocasiao de 1er nela a historia romántica dos amores de Manuel de 
Sousa. Pura invencao de Cervantes ? Ou, como nos parece, um fundo 
de verdade engrinaldado de romance». 
Pero varios autores negaron la identificación, considerando 
que la presencia simultánea en el cautiverio no era condición 
suficiente. 
Camilo, en el estudio «Manuel de Sousa Coutinho e Miguel 
de Cervantes», publicado en 1868 1 4 , afirma perentoriamente: 
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«Tiramos ao claro que o manco de Lepanto apenas conhecera de 
nome o cavalheiro portugués». 
Su patriotismo de portugués no puede aceptar la afirmación 
del epitafio: 
«Aquilo tem que ver e rir. Nao morreu as máos de nenhum 
castelhano sendo as maos do amor que tudo pode. Quer dizer que os 
cavalheiros portugueses escapados ás maos dos castelhanos eram em 
número tao diminuto que valia a pena mencionar o caso 
extraordinario». 
Termina con un sarcástico juicio sobre Cervantes que no po­
demos aceptar y que nos induce a dudar de lo que precede: 
«Nao lhe parece, leitor, que Miguel de Cervantes á custa de 
muito lidar com o seu D. Quixote de la Mancha, já estava gafado das 
mesmas roncarías». 
En 1950, Aquilino Ribeiro, en su ensaio No cávalo de pan 
com Sancho Panga15, afirma que las relaciones entre los dos cau­
tivos «nao passaram de superficiais». Aludiendo al episodio del 
Persiles declara : 
«Nada nos garante porém, que o nome seja mais que urna 
simples reminiscencia acústica, aproveitada ocasionalmente quando 
no entrecho da novela se entressacham pessoas e coisas da vida por­
tuguesa. A historieta versa um velho e cedico tema, nao comportando 
que variantes de forma». 
Para él, como para muchos críticos, es, una vez más, una 
manifestación del tópico de la propensión de los portugueses a 
enamorarse. Verdad es que el mismo Cervantes incita a la gene­
ralización: «por tener casi en costumbre el morir de amor los 
portugueses» (p.436). 
Efectivamente el portugués enamorado es un tipo frecuen­
tísimo en la literatura española de la época 1 6 . Muchos críticos se 
refieren al estudio de Miguel Herrero García, Ideas de los espa-
ñoles del siglo XVII, al capítulo sobre «La expresión del amor 
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portugués» 1 7 que, después de dar numerosos ejemplos de obras de 
géneros diferentes, con las metáforas del azúcar, del sebo, del 
derretirse, termina con la citación completa del «discreto» y 
«gracioso» epitafio del Persiles. 
No nos parecen convincentes los argumentos aducidos por los 
partidarios de la no identificación 1 8. A nuestro sentir, el episodio 
se fundamenta en hechos reales como vamos a intentar demos­
trarlo con el estudio comparativo entre el texto cervantino y la 
vida real de Manuel de Sousa Coutinho. 
fi - PARALELO ENTRE EL RELATO DE CERVANTES Y 
LA VIDA REAL DE MANUEL DE SOUSA COUTINHO 
• Rasgos idénticos 
Las declaraciones del principio de la autopresentación del 
enamorado son exactas: nacionalidad portuguesa, nobleza y ri­
queza de su familia. Manuel de Sousa Coutinho era el quinto hijo 
del hidalgo Lopo de Sousa Coutinho y de Dona María de No-
ronha. Era, pues, descendientede dos ilustres familias de Portu­
gal. Él mismo fue fidalgo del Rey Felipe II 1 9 . Poseía casas en Lis­
boa y en Aliñada 2 0 . Era bien dotado por la naturaleza. Frei Anto­
nio da Encarnacao precisa : «Aplaudido de todos, por judicioso, 
entendido e singular na conversacáo» 2 1 . 
El nombre Manuel y los dos apellidos Sousa Coutinho son 
rigurosamente exactos; la transcripción ortográfica española Sosa 
Coitinho respeta la fonética del portugués: o, oi en castellano por 
ou, ñ por nh. Esa transcripción corresponde con la pronunciación 
del nombre que había oído Cervantes en Argel. 
Soldado lo fue, y desde su juventud, como novicio en la or­
den militar de Malta, y «nao lhe faltou valor para as armas». 
Según los dominicos Fr. Antonio da E n c a n ^ a o , Fr. Lucas de 
Santa Catarina y Fr. José da Natividade viajó a las Indias (Orien­
tales y Occidentales): 
«por causa de guerras e de outros respeitos de honra que a isso o 
moveram, mostrando sempre ñas ocasioes valor e generosidade de 
nobre e de portugués»22. 
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Durante un viaje a Panamá compuso versos en latín —con el 
título general Navigano Antartica— que tiene alguna similitud 
con el subtítulo Historia septentrional del Persiles. Expresa sau-
dades de su esposa, de su hija y de su patria 2 3 . 
Es verdad que volvió a Lisboa, a la vila de Almada «de cujo 
territorio era Coronel de setecentos Infantes e cem cávalos». Fue 
Guarda-mor da saúde da Vila de Almada y servía también de 
capitño-mor da saúde de cavalo e de pé24. 
La mayoría de las aserciones de Cervantes en la presentación 
del enamorado están, pues, conformes con la vida real de Manuel 
de Sousa Coutinho. 
• Diferencias 
La más importante nos parece ser el hecho de que Manuel de 
Sousa Coutinho vivía todavía cuando Cervantes escribía el Persi-
les, ya que murió en mayo de 1632 2 5 . 
Para aclarar las diferencias relativas a su amada Leonora 
Pereira es preciso recordar otros aspectos importantes de la vida 
de Manuel de Sousa Coutinho. 
Casó el 20 de diciembre de 1583 con D. Magdalena de Vilhe-
na 2 6 que, en primeras nupcias, había casado con D. Juan de Por­
tugal, hijo de D. Manuel de Portugal y de D. María de Meneses. 
D. Juan de Portugal, con su rey D. Sebastián, participó a la batalla 
de Alcacer Quibir, en 1578, donde desapareció y le consideraron 
como muerto. Sousa Viterbo descubrió en la Torre do Tombo un 
acto de pensión para D. Magdalena a título de v i u d a 2 7 . 
En 1613, después de unos treinta años de matrimonio, Mag­
dalena y Manuel, por consentimiento recíproco, decidieron sepa­
rarse, tomando ambos el hábito de Sao Domingos: ella en el Con­
vento do Sacramento con el nombre de Sor Magdalena das Cha-
gas y él en el Convento de Bemfíca con el nombre de Freí Luís de 
Sousa 2 8 . Se les podía considerar como «muertos» al mundo. 
Ese «divorcio santo» dio lugar a muchas interpretaciones y 
suposiciones 2 9. Fr. Antonio da Encarnacào «tomando informa-
cóes de pessoas que disso tinham certa ciencia» da el motivo 
siguiente °: D. Magdalena, en su casa de Almada, recibió la visita 
de un peregrino que regresaba de Jerusalén donde un portugués lo 
había encargado de visitarla y de decirle: «que andava por lá 
ACTAS V - ACTAS CERVANTISTAS. Adrien ROIG. De la vida de Manuel de Sousa Coutinh...
quem se lembrava de vossa mercé». Entre los cuadros de la sala 
reconoció el retrato de Don Juan de Portugal y se despidió ... 
Comprobamos, pues, que la amada de Manuel de Sousa Cou­
tinho no se llamaba Leonora Pereira sino Magdalena de Vilhena y 
que tomó el hábito, no en el momento fijado para el casamiento, 
sino después de casada con él. Esas diferencias entre la novela y 
la vida parecen muy importantes, pero no excluyen ciertas ana­
logías. 
• Analogías 
Los Pereiras eran también una familia de grande nobleza anti­
gua en Portugal. 
Magdalena, después de enterarse de que su primer marido vi­
vía todavía, se hallaba en horrenda situación de bigamia. Pudo 
decir a Manuel, en el momento de tomar el hábito, exactamente, 
palabra por palabra, lo que le dice Leonora en el Persiles: 
«Yo señor mió, soy casada y en ninguna manera, siendo mi 
esposo vivo, puedo casarme con otro. Yo no os dejo por ningún hom­
bre de la tierra sino por uno del cielo que es Jesucristo.» (p.204). 
Nos parece posible que Cervantes tuviera conocimiento del 
«divorcio santo» de Manuel de Sousa Coutinho y del motivo que 
se alegaba para explicar esa inopinada separación. 
Otros motivos eran aducidos, particularmente la tendencia 
mística de Magdalena 3 1 . En el texto del Persiles, Leonora vive 
«retirada en la fortaleza de su prudencia y en los retretes de su 
recato» (p.200). Se despide de Manuel en una sala de la casa «en 
compañía de su madre» (p.201) y obtuvo «licencia del arzobispo 
de la ciudad» para la celebración del desposorio (p.202). De estos 
datos se desprende que Leonora vivía en casa de sus padres 
donde reinaba un ambiente de profundo misticismo. Y tenemos la 
prueba de que era precisamente el caso para Magdalena, en casa 
de su madre Doña María de Silva a quien el Doctor Francisco de 
Monzón «su devoto oradon> dedicó el libro Norte de Ydiotas, 
libro que Cervantes pudo conocer, ya que fue publicado en 
1563 3 2 : 
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«Como esa vuestra casa es hospital de pobres y mesón de pere­
grinos, y escuela donde se ejercitan las obras de la vida activa con 
toda caridad, y así es monasterio y casa de religión adonde se reciben 
muy frecuentemente los santos sacramentos y se ejercitan perfecta­
mente los ejercicios espirituales de la vida contemplativa, ocupando 
señores y criados no pequeña parte del tiempo en santas medi­
taciones». 
Parecido ambiente místico pudo ser un elemento determi­
nante en la separación de Magdalena y Manuel de Sousa Cou-
tinho 3 3 . 
En el Persiles, ante la grave y definitiva decisión de Leonora, 
Manuel recuerda solemnemente, enhiesto en «el teatro en mitad 
del cuerpo de la iglesia», las palabras del Evangelio de Lucas (10, 
41-42) vMaria optimam partem elegit» que evocan la escena 
donde María Magdalena, hermana de Marta y de Lázaro, ungió 
los pies de Jesús. Así el nombre Magdalena está evocado en la 
escena. Por otra parte, Santa Magdalena es célebre por sus largos 
cabellos que son un atributo suyo en la iconografía. Cervantes 
insiste sobre la belleza, la abundancia de la cabellera suelta de la 
«esposa»: 
«traía los cabellos sueltos por las espaldas [...] tan largos que casi 
besaban la tierra» (p.205) M . 
Decididamente la «Leonora» de Cervantes sale mucho a 
Magdalena. 
Cervantes no podía conocer la sepultura ni el epitafio de Ma­
nuel de Sousa Coutinho ya que éste le sobrevivió. Pero podía sa­
ber que Manuel y su mujer habían adquirido en 1595, como se­
pultura para ambos y su familia, la capilla mayor de la Iglesia del 
Convento de Sao Paulo de Almada . Podemos establecer una 
correlación entre esa adquisición y la mención de Cervantes: 
«un hermano suyo [...] en una capilla de su linaje, le puso en 
una piedra de mármol blanco como si debajo della estuviera en­
terrado, un epitafio...» (p.436). 
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En nuestro paralelo mucho más numerosas e importantes que 
las diferencias son las identidades y las analogías. Comprobamos 
que el conocimiento de la vida de Manuel de Sousa Coutinho 
aclara muchos aspectos del episodio de Cervantes lo que va en el 
sentido de la identificación con «el enamorado portugués» 3 6 . 
IH - EL EPISODIO COMO UNA « MISE EN ABYME » EN 
LA NOVELA 
El episodio del enamorado portugués tiene una presentación, 
una distribución y una organización particulares en la novela que 
le confieren una importancia primordial. Se desarrolla en dos fa­
ses: la primera en el mar septentrional, en el Libro primero, la 
segunda en Lisboa. La primera se distribuye en tres capítulos: laaparición del enamorado al final del capítulo nono; el relato del 
amor y la muerte en el capítulo diez con el epígrafe: «De lo que 
contó el enamorado portugués» 3 7; su «sepultura» en la isla neva­
da a principios del capítulo onceno. 
La segunda fase es la reaparición y la prolongación del epi­
sodio, a manera de epílogo, en el Libro tercero, capítulo primero 
(en la mitad de la obra), en Lisboa, en «la capilla del linaje» y el 
«discreto» y «gracioso» epitafio. 
La importancia es subrayada por diversas designaciones que 
son otros tantos títulos: el epígrafe mencionado (I, I, 10, p. 199), 
«el triste y no imaginado 3 8 suceso» (I, I, 11, p.205), «la enamo­
rada muerte» (p.437), «el no pensado suceso» ( I I I ; I, I, p.437) 
que, colocados al principio y al final del episodio, constituyen 
como un marco. 
Importancia también por los intensos sentimientos que sus­
cita: «dejando a todos confusos y admirados» (p.205); «No fal­
taron lágrimas que le acompañasen, porque la compasión hizo su 
oficio y las sacó de todos los ojos de los circunstantes» (p.206); 
«creo que os ha de agradar por discreto y gracioso» (p.437). 
La variedad y la intensidad de los sentimientos comprueban 
el profundo lirismo del episodio. 
La aparición inopinada del portugués: «En esto....» (p.195) 
suscita, desde el principio, la curiosidad y el interés de Periandro 
y Auristela, de los acompañantes... y de los lectores. Primero es 
sólo una voz, pero una voz excepcional, «blanda, suave» que cap-
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ta la atención y encanta. Canta en portugués lo que determina ya 
la nacionalidad del cantador y también su sensibilidad. Canta des­
pués en castellano... para facilitar la comprensión. 
Se trata de un navegante que sufre los «trabajos» del mar, 
como los protagonistas. La frágil barca, nueva «barquilla mia», 
figura metafóricamente la fragilidad de la existencia. 
Y la voz no habla, sino que canta. Y canta un poema y ese 
poema es un soneto: composición precisa, elaborada, flor y joya 
de la poesía. En la metáfora prolongada de la nave que se dirige 
al puerto a pesar de todos los trabajos, de todos los peligros, el 
tema único es el amor, enemigo de toda mudanza y que sólo «se 
quilata en la firmeza». Amor y firmeza son las palabras clave del 
soneto como lo son del Persües entero. El soneto resume poéti­
camente, cristaliza, el sentido profundo de la obra entera 3 9 . 
El mismo Cervantes subraya la comunidad, la simpatía es­
pontánea entre los dos enamorados (Persiles y Sigismunda) y el 
portugués : 
«que los enamorados fácilmente reconcilian los ánimos y traban 
amistad con los que conocen que padecen su misma enfermedad» 
(p.197). 
Afirmación clave que justifica nuestra demostración: el episo­
dio como «mise en abyme» en la novela. 
La analogía es particularmente importante entre Amístela y 
Leonora"10. En el conjunto de la obra la mención «sin pan> que 
expresa la suprema hermosura parece reservada a Amístela 4 1 pero 
se atribuye también a Leonora: «salió por la puerta del claustro la 
sin par Leonora» (p.203). Y será Auristela, en el final del episo­
dio, la que se enterará de la suerte de Leonora al preguntar «qué 
sentimiento había hecho la monja, dama del muerto, de la muerte 
de su amante» (p.437). 
El episodio se concentra exclusivamente en el amor: el por­
tugués habla únicamente de su amor, sin aludir a su existencia 
precedente; no relata tampoco lo que le ocurrió durante los dos 
años que pasó, al servicio de su rey, en la plaza fuerte de Berbe­
ría. Notemos que el plazo fijado de dos años es igual al de las 
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aventuras de Persiles y Sigismunda, lo que es una nueva corre­
lación entre el episodio y el conjunto. 
En el libro II, capítulo IV, una situación de los enamorados 
protagonistas Periandro y Auristela recuerda el episodio de Ma­
nuel de Sousa Coutinho con Leonora. Sinforosa se ha enamorado 
de Periandro. A pesar de sus celos, Auristela decide ayudarla y 
aconseja a Periandro casarse con Sinforosa y concluye: «Pienso 
acabar la vida en religión, y querría que tú la acabases en buen 
estado» (p.301). Al oír esta grave e inopinada decisión, se 
desmaya Periandro y cae en el suelo. Se puede temer por su vida, 
en un trágico desenlace similar al del enamorado portugués: es 
una nueva correlación. 
Persiles y Sigismunda van, como peregrinos, a Roma. Allá 
deben casarse, después de enterarse de los pormenores de la re­
ligión católica mal entendida y practicada en sus países nórdicos 
ya contaminados por la Reforma. 
En el episodio, la ceremonia religiosa se celebra en el mo­
nasterio de monjas de la Madre de Dios, en Lisboa, lo que pode­
mos correlacionar con el culto de la Virgen, discutida por los 
protestantes. Como en la novela es particularmente importante la 
ida de los peregrinos a Guadalupe y su estancia de cuatro días en 
este santuario dedicado a Nuestra Señora (Libro III, Cap. V). 
En la presentación del entierro notamos la presencia de la 
cruz: 
«sirvióle [...] de tierra, la nieve y, de cruz la que le hallaron en el 
pecho en un escapulario, que era la de Cristo, por ser caballero de su 
hábito.» (p.206). 
En Lisboa, la «capilla de linaje» y «las obsequias» que hizo 
celebrar un hermano de Manuel sitúan el episodio en un marco 
católico, como es el caso para toda la novela. 
Para los peregrinos Lisboa es una etapa importante por la 
didáctica de la religión católica 4 2 , condición necesaria para 
Auristela y Periandro. Lisboa, ciudad de los amores del enamo­
rado portugués, ciudad del desenlace místico con la entrada de 
Leonora en el monasterio, va a ser la ciudad por excelencia para 
la educación religiosa. Antonio declara a su hija: 
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«— Agora sabrás bárbara mía del modo que has de servir a Dios, 
con otra relación más copiosa, aunque no diferente de la que yo te he 
hecho; agora verás los ricos templos en que es adorado; verás junta­
mente las ricas ceremonias con que se sirve y notarás cómo la caridad 
está en su punto» (p.432). 
Amístela pone inmediatamente en práctica estos consejos en 
Belén: 
«... quiso Amístela, enamorada y devota de la fama de aquel 
santo monasterio, visitarlo primero y adorar en él al verdadero Dios 
libre y desembarazadamente, sin las torcidas ceremonias de su tierra» 
(p.434). 
En la novela, Lisboa aparece como una réplica de Roma, 
cabeza del catolicismo. Al llegar a Lisboa, el grumete grita: 
«—¡Cielo, cielo!, porque, sin duda, estamos en el paraje de la 
famosa Lisboa.» (p.431). Periandro dice a Auristela: «Roma es el 
cielo de la tierra» (p.320) 4 3 . Así, para la necesaria educación 
católica de Leonora y de Auristela, como para el desenlace de sus 
amores, Lisboa aparece como una réplica (en escala menor) de la 
gran Roma, una «Roma portuguesa»... Esta analogía constituye 
un aspecto más de la «mise en abyme» que estamos demostrando. 
En Roma, después de satisfacer los requisitos de su educación 
religiosa, Auristela, como lo hizo Leonora en Lisboa, va a tomar 
su decisión. 
En una primera etapa, Auristela, en un larguísimo párrafo, 
declara su nuevo sentir a Periandro. Conforme a la teoría de la 
«cadena de los seres» afirma : 
«Nuestras almas, como tú bien sabes, y como aquí me han ense­
ñado, siempre están en continuo movimiento y no pueden parar sino 
en Dios, como en su centro.» (p.692). 
Finalmente le declara su decisión 4 4: «Yo no te quiero dejar 
por otro; por quien te dejo es por Dios. . .» (p.692). Estas graves 
palabras recuerdan las últimas que Leonora pronunció ante Ma­
nuel de Sousa Coutinho y justifican plenamente la «mise en 
abyme» que sugerimos. 
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Auristela propone una hermana suya y el reino a Periandro 
que, «desdeñado y desengañado», se queda silencioso, abatido. 
Su desesperaciónse prolonga a lo largo de cuatro capítulos (XI a 
XIV) y el lector puede discernir una clara analogía con la 
situación del enamorado portugués, a principios del episodio: 
«.. . bien debía saber [Auristela] que, en dejando ella de ser su 
esposa, él no tenía para que vivir en el mundo.» (p.692). 
«Salió de Roma a pie y solo, si ya no se tiene por compañía la 
soledad amarga, los suspiros tristes y los continuos sollozos, qué és­
tos y las continuas imaginaciones no le dejaban un punto. 
Sollozando estaba Periandro [...]» (pp.696-697). 
Auristela sigue firme en su resolución mística. El narrador lo 
confirma en el antepenúltimo capítulo: 
«Dijo su voluntad Auristela a Periandro, cumplió con su deseo y, 
satisfecha de haberle declarado, esperaba su cumplimiento, confiada 
en la rendida voluntad de Periandro.» (p.706). 
Esto correspondría con la situación final de Leonora y Ma­
nuel, en el monasterio, y sabemos que condujo a la muerte de 
Manuel y probablemente a la de Leonora «por el sentimiento del 
no pensado suceso» (p.437). 
Y será precisamente el sentimiento el que va a provocar el 
cambio repentino de Auristela, cuando Periandro cae en sus bra­
zos, gravemente herido por Pirro. En el último capítulo, la halla­
mos «arrepentida de haber declarado su pensamiento a Periandro, 
volvió a buscarle alegre [•••]» (p.710). Su compasión, su amor 
humano, fueron más fuertes que la aspiración mística. Ella decide 
y acepta su casamiento con Periandro. Notemos su entera libertad 
de decisión, de disponer de su persona en el matrimonio. 
La novela termina en la alegría, como los cuentos. 
«Sigismunda [...] habiendo besado los pies al Pontífice, sosegó 
su espíritu y cumplió su voto, y vivió en compañía de su esposo Per-
siles, hasta que bisnietos le alargaron los días, pues los vio en su larga 
y feliz posteridad.» (p.714). 
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El casamiento , solución humana, retumba en el final de la 
obra como el eco de las lejanas voces que se alzaron en el templo 
de Lisboa al empezar la ceremonia de Manuel y Leonora: 
«Vivid felices y luengos años en el mundo ¡Oh dichosos y bellí­
simos amantes! Coronen presto hermosísimos hijos vuestra mesa y, a 
largo andar, se dilate vuestro amor en vuestros nietos.» (p.204). 
Pero los votos del episodio malograron ya que no se realizó el 
casamiento. Es como un escarmiento que sirve de aviso, de ense­
ñanza, para un mejor procedimiento en el final de la obra 4 6 . 
El desenlace dichoso de la novela a diferencia del fin trágico 
del episodio, es un alivio que satisface a los lectores. 
Nuestra prospección acredita la tesis de la identificación de 
Manuel de Sousa Coutinho con el personaje real, contemporáneo, 
conocido por Cervantes. Hemos visto que los críticos que aceptan 
esta identificación trasponen en Manuel de Sousa Coutinho los 
tópicos atribuidos a los portugueses. Los que están en contra no 
aducen motivos convincentes. 
En el paralelo que hemos establecido entre la novela y la vida 
real de Manuel de Sousa Coutinho los elementos idénticos son 
más numerosos que las diferencias y hemos podido señalar no 
pocas analogías que confirman la identificación. 
Así, en el Persües, los personajes de ficción se encuentran, 
pues, con un personaje real, ilustre, que los lectores reconocerían 
a la lectura de la novela. Pasa lo mismo en el Quijote, a la entrada 
en Cataluña, cuando Don Quijote y Sancho se encuentran con 
Roca Guinarda, el famoso bandolero que vivía en la época 4 7 . La 
intrusión de un ser real conocido da cierto crédito al conjunto de 
la ficción, en un realismo fluido. 
Como llave hemos seguido el aviso dado por Cervantes en la 
última frase del curioso epitafio: «PROCURA SABER SU 
VIDA Y ENVIDIARÁS SU MUERTE, PASAJERO» (p.437). 
Excepcionalmente Cervantes se dirige directamente, con un 
imperativo y un vocativo, al «pasajero» que, en el libro, es el 
lector, cada uno de nosotros. Hemos aceptado su invitación: 
conocer la vida real, para admirar la «muerte» imaginada por el 
novelista en su elaboración artística. 
ACTAS V - ACTAS CERVANTISTAS. Adrien ROIG. De la vida de Manuel de Sousa Coutinh...
NOTAS 
1 Utilizamos la edición de Carlos Romero Muñoz, Los trabajos de 
Persiles y Sigismundo, Madrid, Cátedra, 2 a ed. 2002. Consultamos la ed. 
crítica de Juan Bautista Avalle-Arce, Madrid, Castalia, 1969, «Clásicos 
Castalia». Designaremos estas ediciones respectivamente CRM y AA. 
Véase Alban K. C. Forcione, Cervantes'Christian Romance, A Study of 
«Persiles y Sigismundo», Princeton, New Jersey, Princeton University 
Press, pp.64-66. Emilio Orozco Diaz, Cervantes y la novela del barroco 
(Del Quijote al Persiles), Ed., introd. y notas de José Lara Garrido, Uni­
versidad de Granada, 1992, «VIII. Recuerdos y nostalgias en la obra de 
Cervantes (Una introducción al Persiles)», pp.263-323. Adrien Roig, 
«Lisbonne dans Los trabajos de Persiles y Sigismundo», Questionnement 
des formes, Questionnement du sens, Montpellier, Eds. du CERS, Univer-
sité Paul-Valéry, 1997, pp.849-868. 
* Ver Luis Astrana Marín, Vida ejemplar y heroica de Cervantes 
Saavedra, Madrid, Instituto Editorial Reus, 1949, T.II, p.575. 
3 Jean Canavaggio, Cervantes, Traducción Mauro, Madrid, Espasa-
Calpe, 1997,pp.70, 76 y 270. 
4 Ejemplar en la Biblioteca de Gallardo, t. II, cois. 987-989. № 2162. 
FALCÓ (Jaime). Operum Poeticorwn Jacobi Falconis [...] Libri quin­
qué: Ab Emmanuele Sousa Coutigno, Lusitano, amici fume studioso 
collecti [...] Mantuae Carpentanorum, ad Petrum Madrigalem, anno 
M.D.C., 16-118 f. Existe un ejemplar en la Biblioteca Geral da Univer-
sidade de Coimbra: 4-1-3-71. De Argel, Manuel de Sousa Coutinho se 
fue a Valencia, en 1577, donde estudió con Jaime Falcó poesía y particu­
larmente a Horacio. Falcó murió en 1594. Ver Francisco Alexandre Lobo, 
El episodio del portugués enamorado, «mise en abyme» en el 
seno de la novela con una atención, una solemnidad particulares 
juega profundamente con la acción principal y pone de manifiesto 
la relación entre el amor humano y el amor místico, característica 
esencial de la filosofía cervantina: la superioridad de lo natural, 
de lo racional, de lo humano. No es un mero episodio sino un 
conjunto organizado, íntimamente integrado en la novela y que le 
confiere cierta unidad. 
Además Cervantes, como pionero, presintió el valor dramá­
tico de la vida de Manuel de Sousa Coutinho que, más de dos si­
glos después, dio el drama Freí Luis de Sousa de Almeida 
Garrett 4 8 , obra maestra del teatro portugués. 
ACTAS V - ACTAS CERVANTISTAS. Adrien ROIG. De la vida de Manuel de Sousa Coutinh...
«Memoria histórica e crítica acerca de Fr. Luiz de Soiza e das suas 
obras», Historia e memorias da Academia Real das Ciencias de Lisboa, 
t.VIII, Parte I, 1823, pp. 21 y 23. 
5 Introduçào e revisào de Manuel Lopes de Almeida, Porto, Lello & 
Irmào - Editores, 1977, 2 vol. Parte I, Livro VI, cap. III, p.608. 
6 Francisco Alexandre Lobo, op. cit., p.22, n.b, refiriéndose al «Pró­
logo» a las Obras de Jaime Falcó, indica que este hermano profesó en la 
Religión de Malta. 
' Biblioteca Lusitana, Lisboa, Oficina de Ignacio Rodrigues, 1752, 
t.III, p.144. El mismo Cervantes, en la comedia Trato de Argel, Jomada 
segunda, evoca la toma de la galera San Pablo en que iban Manuel y su 
hermano: «SILVIA - La galera que dices, según creo, / se llamaba San 
Pablo y era nueva, / y de la sacra religión de Malta.» y alude a la lealtad 
de los cautivos portugueses : «REY - Una virtud en ellos he notado / que 
guardan su palabra sin reveses, / y en esta mi opinión me han confirmado 
/ dos Sosas portugueses / [...] / los cuales sobre su palabra han sido / 
enviados a España y han cumplido». 
8 Frei Luis de Sousa, Vida do Beato Henrique Suso da Ordem dos 
Pregadores, traduzida de latim emportuguez [...] a que se ajuntou a Vida 
do mesmo Autor, e o juizo sobre os seus escritos, Lisboa, Na Of. De 
Miguel Rodrigues, 1764, p.IH (ejemplar de nuestra Biblioteca).La Ia ed., 
de 1642, no contiene la Vida. 
9 Op. cit., p.20. Esta interesante «Memoria» fue reeditada en Obras, 
Lisboa, Tipografía de José Baptista Morando, 2 t., 1848 y 1849; t.II, pp. 
61-171. 
1 0 Pp.20-21. 
11 Dicionário Bibliográfico Portugués, Lisboa, Imprensa Nacional, 
1860 ; p.327. 
1 2 Lisboa, Lívraria Sá da Costa, 1946 ; vol. I, p. VIII. 
1 3 Frei Luís de Sousa, Anáis de D. Joào III, com prefacio e notas do 
prof. Rodrigues Lapa, Lisboa, Lívraria Sá da Costa, 1951, p.VlII. 
1 4 In Camilo Castelo Branco, Mosaico e silva de curiosidades histó­
ricas, literarias e biográficas, Porto, Lello & Irmâo, 1968, pp.154-167. 
Citaciones pp.157 y 167. I a ed., Porto, Anselmo de Moráis, 1868, pp.123-
135. 
' 1 5 Lisboa, Lívraria Bertrand, 1960, pp.57-62. Citación p.60. Termina 
con la reproducción del epitafio dispuesto como versos (pp.61-62). 
1 6 Cervantes en el Viaje al Pamas : «el oro Tíber, Hibla su dulzura, / 
galas Milán, y Lusitania amores». Ver Raymond Cantel, «Le Portugal 
dans l'œuvre de Tirso de Molina», Mélanges d'études portugaises offerts 
à M. Georges Le Gentil, 1949, pp.131-153 : «l'amour est la grande pré­
occupation dans ce pays... Portugais et amoureux sont synonymes à ses 
yeux» (p. 147). Adrien Roig, La comédie de Bristo ou l'Entremetteur 
ACTAS V - ACTAS CERVANTISTAS. Adrien ROIG. De la vida de Manuel de Sousa Coutinh...
(Comedia do Fanchono ou de Bristo) d'Antonio Ferreira, 1562. Étude et 
analyse lexicale, édition critique et traduction, Paris, P.U.F., 1973, p.57. 
1 7 Madrid, Gredos, 1966, pp.167-178: «La amorosidad portuguesa -
La expresión del amor portugués». 
1 Isabel Lozano Renieblas, Cervantes y el mundo del Persiles. Alcalá 
de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 1998, pp.46^48, indica, p.47, 
que la historia reproducida en el Persiles nada tiene que ver «con la 
biografia del compañero de Cervantes, a excepción de la homonimia». 
1 9 Manuel Lopes Sousa de Almeida, op. cit., p.XXXI: «fidalgo de sua 
casa» - «a 6 de Dezembro de 1582 [...] acrescentamento de moco fidalgo 
a fidalgo escudeiro». 
2 0 Francisco Manuel Sousa Viterbo, Manuel de Sousa Coutinho (Fr. 
Luís de Sousa) e a familia de sua mulher D. Magdalena Tavares de 
Vilhena, Memoria apresentada á Academia Real das Sciencias de Lisboa, 
Lisboa, Typografia da Academia, 1902, 56-7 p. Presenta veinte docu­
mentos descubiertos en los Arquivos de la Torre do Tombo. Poseemos 
una separata. Pp. 16-19, «A residencia de Manuel Sousa Coutinho - As 
suas casas de Almada e Lisboa» : «vivia com sua mulher ñas suas casas 
de Lisboa, a S. Roque, freguesia de Loreto». 
2 1 En «Prólogo e vida do Autor» que precede la Segunda parte da 
Historia de Sao Domingos particular do Reino y conquistas de Portugal 
Pr Luis Cácegas [...] por Fr. Luis de Sousa fillio do Convento de 
Bemfica, Lisboa por diligencia de Fr. Antonio da Encarnacào da mesma 
ordem, Na Oficina de Henrique Valente de Oliveira, 1662 (y no 1626 
como indica Barbosa). Citamos por la ed. indicada de Manoel Lopes de 
Almeida, p.713. 
22 Ibid. 
2 3 Barbosa, op. cit., t.III, p. 147: Navigatio Antartica ad Doctorem 
Franciscum Guidum Civem Panamensem, no publicado. Barbosa cita la 
primera estancia, «en verso heroico elegantissimo». 
2 4 Op. c¡7.,p.l44b. 
25 Op. cíf.,p.l46a. 
2 6 Ver Manuel Lopes de Almeida, op. cit., p.XXXI. Magdalena tomó 
el apellido de Vilhena que era el de su tía (Sousa Viterbo, op. cit., p.7). 
*7 Op. cit.. Documento IX, p.38: «Carta regia de 11 de Janeiro de 
1581». 
"s Fr. Antonio da Encarnacào, op. cit., p.713. M. Lopes de Almeida, 
op. cit., p.XLI. El 5 de septiembre de 1614 firma su testamento con el 
nombre conventual de «Frei Luiz de Sousa». 
2 9 La muerte de su hija Ana de Noronha, muy joven; el ejemplo de 
sus amigos D. Luís de Portugal (Conde do Vimioso) y su mujer. 
iaOp. «7.,p.714. 
3 1 Ver Sousa Viterbo, op. cit., «VI - O divorcio», pp. 19-23. 
ACTAS V - ACTAS CERVANTISTAS. Adrien ROIG. De la vida de Manuel de Sousa Coutinh...
Norte de Ydiotas, compuesto y revisto por el Doctor Francisco de 
Monzón. Adonde se trata de un ejercicio muy spiritual y provechoso. 
Impresso en Lisboa, en casa de Ioannes Blavio de Colonia, año de 1563. 
Sousa Viterbo, op. cit., presenta al autor (p.10), transcribe la dedicatoria 
de Monçon (p. 11 ) y da la reproducción del frontispicio y del examen de la 
Santa Inquisición (Estampa II). Pierre Civil publicó una excelente edi­
ción: Image et dévotion dans l'Espagne du XVf siècle: Le Traité Norte de 
Ydiotas de Francisco de Monzón (1563), Paris, Presses de la Sorbonne 
Nouvelle, 1995, 197 p., «Textes et documents du CRES (Dir. Augustin 
Redondo)»; cit. pp.142-143. 
3 3 Ver Sousa Viterbo, op. cit., p.l 1: «na vida de D. Maria da Silva se 
encontre talvez a explicaçào mais plausível da inesperada resoluçâo de 
sua filha [...]». 
3 4 La escena tiene ya, en Cervantes, mucho de teatral. Ver Cervantes, 
Œuvres romanesques complètes, II, éd. publiée sous la direction de Jean 
Canavaggio, Paris, Gallimard, 2001, «Bibliothèque de la Pléiade». Jean-
Marc Pelorson, «Notice», p. 1009, indica: «Qui est Leonora, se demande 
le lecteur tout au long de ce splendide chapitre X du premier livre, où tout 
un couvent de nonnes se prête à la mise en scène imaginée par la jeune 
fille pour ses noces avec le Christ: belle chevelure dénouée comme celle 
de Marie-Madeleine, pour être coupée, sous les yeux terrifés du fiancé». 
3 ' Ver Sousa Viterbo, op. cit., Documento XIV, pp.43-46 y Estampa 
I: «Vista da capela-mor da igreja do extincto convento de S. Paulo em 
Almada». 
3 6 Ver Lewis J. Hutton, «El enamorado portugués del Persiles de 
Cervantes», Cervantes su obra y su mundo, Actas del I Congreso Inter­
nacional sobre Cenantes, Dir. Criado de Val, Madrid, EDIG, pp.465469, 
afirma (p.465): «Vista la descripción que Cen'antes nos da del joven 
portugués en Persiles, Manuel de Sousa Coutinho tiene que haber dejado 
una impresión muy profunda en la mente del futuro novelista». 
3 ' En el Persiles sólo 27 capítulos de un total de 79 van rotulados. En 
el Quijote todos tienen epígrafe. Ver AA, p.13; Stephen Harrison, La 
composición de Los trabajos de Persiles y Segismundo, Madrid, Edit. 
Pliegos, 1993, pp.44-55 sobre los epígrafes. 
3 8 En el Quijote dos aventuras gozan en el epígrafe de la apelación 
«jamás imaginada» : la de los molinos de viento (I, VIH) y la de la dueña 
Dolorida (II, XXXVI). Sobre el Quijote ver Augustin Redondo, Otra 
manera de leer el Quijote, historia, tradiciones culturales y literatura, 
Madrid, Castalia, 1997, «N.B.E.C.», 516-1 p. 
3 9 Joaquín Casalduero, Sentido y forma de Los trabajos de Persiles y 
Segismundo, Madrid, Gredos, 1975, afirma: «Este soneto declara la 
trayectoria de la novela» (p.46) y «El sentido del Persiles cristaliza en el 
ACTAS V - ACTAS CERVANTISTAS. Adrien ROIG. De la vida de Manuel de Sousa Coutinh...
soneto del portugués cuya historia completa el mundo de la novela» 
(p.49). 
4 0 En el episodio como en la novela se trata de una pareja de enamo­
rados de alto linaje. Varios reyes, un Duque, quieren casarse con Auris-
tela y para Leonora «venían embajadores de príncipes y señores que la 
querían por esposa» (p.202). 
4 1 VerCRM, p.139, n.2 y p.203, n.10. 
4 2 Numerosos son los elogios de Lisboa y particularmente de sus 
conventos e iglesias. Ver Luís Mendes de Vasconcelos, Do sitio de Lis­
boa. Diálogo, Lisboa, Luys Estupinan, 1608; ed. moderna de José 
Felícidade Al ves, Lisboa, Livros Horizonte, 1990; Tirso de Molina, El 
burlador de Sevilla y Convidado de piedra, Paris, Librairie des éditions 
espagnoles, hace el elogio de Lisboa pp.27-30: «Es Lisboa una octava 
maravilla / [...] en cuya grandeza inmensa / se ven diez Romas / en 
conventos y en iglesias»; Augusto Soares d'Azevedo Barbosa Pinho Leal, 
Portugal antigo y moderno, Liv. Matos Moreira, 1874, indica los conven­
tos y las iglesias. En Corte na aldeia de Francisco Rodrigues Lobo, Lis­
boa, Pedro Craesbeeck, 1619 (ed. moderna Clássicos Sá da Costa, 1972), 
una joven y hermosa peregrinaviene de Irlanda a Lisboa, atraída por la 
fama de sus conventos y entra en uno de ellos. Ver Adrien Roig, «L' 
épisode de la Peregrina dans Corte na aldeia de Francisco Rodrigues 
Lobo», Homenagem a Maria de Lourdes Belchior, Arquivos do Centro 
Cultural Calouste Gulbenkian (Paris, Fundacao Calouste Gulbenkian), 
XXXV11 (1998), pp. 395416 . 
4 3 Ver CRM, p.320 y Apéndice IX, p. 725. 
4 4 Auristela decide ella misma. Manuel pide la mano de Leonora al 
padre de ésta y no a ella misma. Américo Castro, El pensamiento de Cer­
vantes, Barcelona / Madrid, Ediciones Noguer, 1980, pp. 130-131, consi­
dera que fue un error grave que acarrea el desenlace trágico con la muerte 
post errorem de Manuel. Cervantes fue siempre partidario de la libertad 
del amor en la mujer. En el mismo Persiles Mauricio declara, p.214: «por 
parecerme acertado y aun conveniente que los padres casen a sus hijas 
con su beneplácito y gusto, pues no les dan compañía por un día, sino por 
todos aquellos que les durare la vida. Y de no hacer así, se han seguido, 
siguen y seguirán millares de inconvenientes, que los más suelen parar en 
desastrados sucesos». Ver Marcel Bataillon, «Cervantes y el matrimonio 
cristiano», Varia lección de clásicos españoles, Madrid, Gredos, 1964, 
pp. 238-255. 
4 5 En el episodio, como en toda la novela, el casamiento es la meta 
principal. Las ocurrencias de casar, esposo í esposa son muy numerosas. 
No olvidemos la importancia dada al casamiento como sacramento en el 
Concilio de Trento que fijó normas precisas. Joaquín Casalduero, op. cit., 
p.89, afirma: «El amor honesto y su forma social, el matrimonio, es una 
ACTAS V - ACTAS CERVANTISTAS. Adrien ROIG. De la vida de Manuel de Sousa Coutinh...
creación divina» - «Los que se aman deben casarse y no deben pensar que 
su amor es un obstáculo a su salvación» (p.219). «En el Persiles queda 
realizado el ideal de la Contrarreforma. Se ve otra vez la realidad, y la 
Iglesia Católica, Apostólica y Romana, por medio de los sacramentos, 
lava al hombre arrepentido de toda culpa, devolviéndole la belleza con 
que fue creado» (pp.225-226). 
4 6 Ver Maurice Molho, Les travaux de Persillé et Sigismonde. Histoi­
re septentrionale, Paris, José Corti, 1994, «coll. Ibériques», p.59: «Aussi 
Sigismonde / Auristèle saura-t-elle se garder de la raideur d'une Dona 
Léonore qui pour demeurer fidèle à Dieu a poussé Manuel de Sosa dans la 
tombe». 
4 ' Ver Adrien Roig, «L'aventure catalane de Don Quichotte», 
Hommage à Robert Jammes, Toulouse, PUM, 1994, «Anejos de Cri­
ticón», pp. 995-1003; «Originalidad del episodio catalán del Quijote », 
Actas del II Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas 
(Ñapóles, 4-9 de ab. de 1994), publicadas por Giuseppe Grilli, Ñapóles, 
1995, pp. 535-546. 
4 8 Drama representado por primera vez en el Teatro da Quinta do 
Pinheiro, el 4 de julio de 1843. I a ed. del Teatro do Pinheiro, Lisboa, 
Imprensa Nacional, 1844, VIII-236 p. Alexandre Herculano asistió a esta 
representación y lloró. Obras de Almeida Garren, Porto, Lello & Irmào, 
1966, vol. II, pp.1065-1139. 
ACTAS V - ACTAS CERVANTISTAS. Adrien ROIG. De la vida de Manuel de Sousa Coutinh...

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