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Países de América - Brasil

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Brasil
Brasil (nombre oficial, República Federativa do Brasil, República Federativa de Brasil), país de Sudamérica, que es el más grande del subcontinente, pues ocupa casi la mitad de su superficie, y el quinto más extenso del mundo (después de Rusia, China, Canadá y Estados Unidos). La superficie total de Brasil es de 8.547.404 km²; su distancia máxima de norte a sur es de 4.345 km y de este a oeste de 4.330 km. 
Limita al norte con Venezuela, Guyana, Surinam, Guayana Francesa y el océano Atlántico; al este con el océano Atlántico; al sur con Uruguay; al oeste con Argentina, Paraguay, Bolivia y Perú, y al noroeste con Colombia. La república tiene frontera común con todos los países de Sudamérica excepto Chile y Ecuador. La capital, situada en el interior, es Brasilia. 
	
	
	TERRITORIO Y RECURSOS
Apenas un 3% del territorio brasileño se encuentra a más de 900 m de altitud y en él predominan los relieves llanos sobre los montañosos. Sus rasgos fisiográficos dominantes son una vasta región de tierras altas al sur, conocidas como meseta Brasileña, macizo Central brasileño o planalto Brasileiro, y la cuenca del río Amazonas, al norte.
La meseta Brasileña es un altiplano erosionado que ocupa la mayor parte del país. Con una altitud media que varía entre los 300 y los 900 m, está surcada irregularmente por cadenas montañosas y por numerosos valles fluviales. Su borde sureste, por lo general paralelo a la costa, se eleva escarpadamente desde el océano en varias áreas, concretamente al norte de los 10° de latitud y al sur de los 20° de latitud del hemisferio sur. Entre las principales cordilleras de la meseta Brasileña están la serra da Mantiqueira, la serra do Mar y la serra Geral. En la zona central destaca el planalto del Mato Grosso. Entre las cumbres más elevadas destacan el pico da Bandeira (2.890 m), en la serra da Mantiqueira, y el Pedra Açu (2.232 m), en la serra do Mar. Gran parte del terreno de la meseta es una llanura ondulada y herbácea, denominada cerrado.
La cuenca del río Amazonas ocupa más de un tercio de la superficie del país. En ella predominan las tierras bajas, con altitudes que raramente superan los 150 m, los pantanos y las llanuras inundadas. Grandes zonas de la cuenca están cubiertas por selva lluviosa ecuatorial. Debido a la impenetrabilidad de este territorio, amplias áreas de las tierras bajas brasileñas sólo han sido exploradas recientemente. 
En el borde norte de la cuenca del Amazonas destaca otra zona montañosa, que forma parte del macizo de las Guayanas y en la que sobresalen la serra de Tumucumaque, la serra de Acaraí (con una altitud máxima de 906 m) y la sierra de Parima. El pico da Neblina (2.994 m), en la frontera con Venezuela, es la cima más elevada de Brasil.
La línea de costa brasileña, con una longitud total de 7.491 km, tiene un contorno excepcionalmente regular, sobre todo en el norte, pero varias hendiduras profundas proporcionan unos excelentes puertos naturales. Son importantes los puertos de Río de Janeiro, Salvador y Recife. El litoral cuenta con estrechas llanuras costeras, excepto en algunas zonas en las que la meseta Brasileña se introduce en el océano.
	
	
	Hidrografía
Más de dos tercios del territorio de Brasil están drenados por las cuencas de los ríos Amazonas y Tocantins-Araguaia, alrededor de un quinto por la cuenca del Río de la Plata (destacando el Grande, afluente del Paraná) y el resto por el río São Francisco y otros cursos menores. 
El río Amazonas es el más caudaloso del mundo y el segundo más largo, después del Nilo. Entre sus principales afluentes que discurren por Brasil destacan: Iça, Uatumã, Trombetas, Paru, Jari, Negro y Japurá, al norte; Javari, Purus, Juruá, Tefé, Coari, Madeira, Tapajós y Xingu, al sur; y el Tocantins, que es un tributario del río Pará, distribuidor sur del Amazonas, que posibilita la navegación interna. Gran parte de su curso es navegable por barcos de cabotaje. 
Los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay nacen en Brasil y pertenecen a la cuenca del Plata, en la que sobresalen numerosos ríos con espectaculares cascadas, como el Iguazú (donde se forman las cataratas del mismo nombre), que presenta un gran potencial hidroeléctrico y cuyas aguas son aprovechadas por el conjunto de las represas-usinas hidroeléctricas de Itaipú, Jupiá, Ilha Solteira y Foz do Areia. Este complejo energético se extiende por los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay, y se adentra en los países vecinos de Paraguay, Argentina y Uruguay. 
La cuenca del São Francisco es la única enteramente brasileña y atraviesa una región de clima semiárido, por lo que las aguas de sus cursos son muy útiles para el riego y para generar energía hidroeléctrica (complejo de represas y cataratas de Paulo Afonso).
	
	
	Clima
Aunque, por lo general, el clima en Brasil se caracteriza por las altas temperaturas y la abundancia de precipitaciones, las condiciones climáticas varían, sobre todo, en función de la latitud y la proximidad al litoral: desde el clima ecuatorial al clima semiárido, pasando por los climas tropical, subtropical y templado. 
En la cuenca amazónica el clima es ecuatorial, con lluvias durante todo el año y temperaturas elevadas. Las condiciones tropicales prevalecen sobre la mayor parte de la llanura costera que se extiende al norte del trópico de Capricornio, pero los vientos oceánicos tienen un efecto moderador sobre las altas temperaturas y la humedad. La pluviosidad media anual en esta parte de la costa varía entre los 1.000 y los 2.300 mm.
En la región costera al sur del trópico de Capricornio, las condiciones climáticas están marcadas por fuertes variaciones estacionales. Las temperaturas que se registran durante el invierno en el extremo sur llegan a descender hasta -5,6 °C y las heladas son normales por toda la región. Las precipitaciones medias anuales son inferiores a 1.016 mm en la parte sur de la zona costera.
En las tierras altas de la parte centro-este de Brasil el clima es subtropical pero, debido a su altitud, se dan grandes oscilaciones diarias de temperatura, siendo las noches frías. Esta región sufre fuertes sequías.
En las tierras altas del sur y oeste, las lluvias pueden considerarse suficientes, y en ocasiones, abundantes. Las temperaturas alternan rasgos subtropicales y rasgos templados en las tierras altas del sureste, que es la zona más densamente poblada del país.
En Brasilia, las temperaturas medias de enero y julio son 22,3 °C y 19,8 °C, respectivamente, y las precipitaciones alcanzan los 1.600 mm anuales. En Río de Janeiro, en los mismos meses, son de 28,5 °C y 19,6 °C, y se alcanzan los 1.758 mm de precipitaciones al año.
	
	
	Vegetación y fauna
En la cuenca del Amazonas pueden encontrarse decenas de miles de especies vegetales, incluidas bignonias, laureles, mirtos y mimosas. Palmeras y árboles de madera dura son abundantes, como lo son también las plantas de la familia de las Euforbiáceas (una de las principales fuentes de caucho natural). Mangle, cacao, palmeras enanas y árboles de palo Brasil crecen en la región costera. La vegetación en los valles fluviales es exuberante. En las tierras altas son menos densos los bosques, principalmente formados por especies de hoja caduca, y predominan los arbustos y herbáceas. Las coníferas crecen en aquellas áreas donde predominan las condiciones de clima templado. En las zonas áridas, los cactus y otras plantas espinosas son habituales. Destacan en este país el tronco y el castaño del Brasil. En el noreste destaca la catinga. 
La fauna de Brasil es también extremadamente variada. Los animales presentes de mayor tamaño son el puma, el jaguar, el ocelote y el zorro. El pecarí, el tapir, el oso hormiguero gigante, el perezoso, el oposum y el armadillo son abundantes. Los ciervos son numerosos en el sur y los monos de distintas especies abundan en la selva. Muchas variedades de pájaros son autóctonas del país. Entre los reptiles se incluyen varias especies de caimanes y de serpientes, en especial el surucucú, la cascabel y la boa. Los peces y tortugas abundan en las aguas de losríos, lagos y costas de Brasil. En 2004 se contabilizaron 697 especies amenazadas.
	
	
	Edafología
Hay diferentes tipos de suelo en las áreas tropical y subtropical. La Amazonia es una amplia llanura aluvial en la que la inundación continuada limpia y rellena la capa superficial del suelo. Algunas mesetas aluviales bajas, sin embargo, sobresalen en el relieve. En el interior de la región Nordeste predomina el sertão semiárido. En las áreas de tierras bajas, el suelo soporta una densa vegetación selvática. El estado de São Paulo se caracteriza por la fértil terra rossa, casi púrpura, debido a la descomposición del basalto, acelerada por el calor y la humedad.
	
	
	Temas medioambientales
El Amazonas nace en Perú, pero la mayor parte de las selvas que rodean a este río y a sus afluentes se encuentran en territorio brasileño, que ofrece inmensos recursos madereros: las áreas boscosas cubren cerca de 478 millones de ha, un 56,1% de la superficie total. En los bosques y las sabanas de la Amazonia existe una de las concentraciones de carbono más altas del planeta y el exceso de este elemento se convierte en tejido vegetal además de ejercer un gran efecto en el clima mundial; hoy día existe en esta región la biodiversidad más rica de la Tierra: el 20% de las especies vegetales conocidas y aún se desconoce el porcentaje de las especies animales que habitan en este territorio. 
Los bosques se han talado para incrementar la actividad ganadera vacuna, la minería y la explotación forestal, y se han construido numerosas autopistas. La deforestación se ha multiplicado de manera alarmante; cada año desaparecen aproximadamente 24.000 km² de bosque denso, a un ritmo del 0,54% anual, dejando tras de sí amplias zonas de suelo descubierto, que se degrada rápidamente, varias vías fluviales contaminadas y miles de indígenas sin hogar. La desaparición de la selva es uno de los problemas más acuciantes a nivel mundial: la deforestación de la Amazonia hace que el porcentaje de dióxido de carbono de la atmósfera aumente en un tercio. El gobierno ha reducido los incentivos que solía conceder para fomentar el desarrollo industrial en la Amazonia. La ayuda internacional al desarrollo depende cada vez más de la utilización de técnicas agrícolas sostenibles.
La elevada concentración de población de las zonas urbanas de Brasil, sobre todo de São Paulo y Río de Janeiro, supone una gran carga para el medio ambiente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido una serie de normas para controlar la concentración de plomo y de dióxido de azufre en São Paulo, ya que en esta ciudad el uso de alcohol como combustible es frecuente y las curvas de emisiones son alarmantes. El aumento del tráfico constituye un continuo problema porque los niveles de monóxido de carbono aumentan y provocan daños irreparables en la capa de ozono del planeta.
En la Amazonia, las presas hidroeléctricas han dado lugar a gigantescos embalses que han alterado el medio ambiente local. Se ha rechazado la concesión de fondos para construir más presas hidroeléctricas. 
Aproximadamente el 18,5% (2007) de la superficie de este país está protegida. Existen varias decenas de parques nacionales, monumentos naturales y reservas biológicas, y en marzo de 2005 Brasil contaba con cinco Reservas de la Biosfera y ocho espacios declarados Patrimonio de la Humanidad, como el Parque nacional Iguazú, reconocidos por la UNESCO. Hay varios tipos de humedales clasificados en la Convención de Ramsar y más manglares que en cualquier otro país del mundo.
En 1992, se celebró en Río la Conferencia sobre Medioambiente y Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas, también conocida como Cumbre de la Tierra. Brasil ha ratificado una serie de acuerdos internacionales sobre medioambiente, relacionados con la Antártida, biodiversidad, cambios climáticos, especies en peligro de extinción, vertidos contaminantes, leyes del mar, ensayos nucleares, capa de ozono, contaminación naval, madera tropical (1983), zonas húmedas y caza de ballenas. A nivel regional, Brasil forma parte del Convenio del Hemisferio Norte (1940), por el que se comprometió a proteger la naturaleza y la vida salvaje, y del Tratado de Cooperación Amazónica (1978), que prevé la cooperación entre los diferentes países para proteger la Cuenca del Amazonas. 
	
	
	POBLACIÓN
La población de Brasil (según estimaciones para 2008) es de 191.908.600 habitantes. La densidad demográfica es de 23 hab/km². Alrededor del 84% de la población es urbana. La mayoría de los habitantes de Brasil viven junto al océano Atlántico, especialmente en las grandes ciudades de São Paulo y Río de Janeiro. 
	
	
	Características de la población
 De acuerdo con el censo del año 2000, la población de Brasil se componía de un 54% de blancos, un 39% de mestizos (mulatos, caboclos y cafuzos), un 6% de negros, un 0,6% de asiáticos y un 0,4% de indígenas americanos. A la composición de esta población contribuyeron originariamente indígenas, portugueses y negros, a los que se sumaron, a través del flujo inmigratorio, italianos, españoles, alemanes, eslavos y japoneses, entre otros. La esperanza de vida para los hombres es de 67 años y para las mujeres, de 75.
	
	
	Divisiones administrativas
La república se compone de 26 estados y un distrito federal. Los estados son Acre, Alagoas, Amapá, Amazonas, Bahía, Ceará, Espírito Santo, Goiás, Maranhão, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Minas Gerais, Pará, Paraíba, Paraná, Pernambuco, Piauí, Río de Janeiro, Rio Grande do Norte, Rio Grande do Sul, Rondônia, Roraima, Santa Catarina, São Paulo, Sergipe y Tocantins. El Distrito Federal incluye Brasilia, que reemplazó a Río de Janeiro como capital nacional en 1960.
El territorio brasileño ha sido dividido, con fines eminentemente estadísticos, en cinco grandes regiones: Norte (que engloba los estados de Rondônia, Acre, Amazonas, Roraima, Pará, Amapá y Tocantins), Noreste (Maranhão, Piauí, Ceará, Rio Grande do Norte, Paraíba, Pernambuco, Alagoas, Sergipe y Bahía), Sureste (Minas Gerais, Espírito Santo, Río de Janeiro y São Paulo), Sul (Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul) y Centro-Oeste (Mato Grosso do Sul, Mato Grosso, Goiás y Distrito Federal).
	
	
	Ciudades principales
La capital, Brasilia, que se encuentra en el interior, tiene una población (según estimaciones para 2007) de 2.455.903 habitantes. La ciudad más grande es São Paulo, centro de la industria brasileña, con una población (según estimaciones para 2007) de 10.886.518 habitantes.
Otras ciudades importantes en cuanto a número de habitantes (según estimaciones para 2007) son: Río de Janeiro, la antigua capital del país y destacado centro comercial (6.093.472 habitantes); Porto Alegre (1.420.667 habitantes); Salvador, ciudad portuaria localizada en una región agrícola fértil (2.892.625 habitantes); Belém, el principal puerto en el bajo Amazonas (1.408.847 habitantes); Recife (1.533.580 habitantes); Curitiba (1.797.408 habitantes); Belo Horizonte (2.412.937 habitantes), Fortaleza (2.431.415 habitantes), y Manaus, un puerto en el río Negro (1.612.475 habitantes).
	
	
	Religión
Casi el 90% de los habitantes de Brasil son católicos. No obstante, alrededor de veinte millones de católicos también practican algún tipo de culto ritual de origen africano. También hay un 6% de protestantes, entre los que se incluyen un número importante de luteranos, metodistas y episcopalianos, y una pequeña comunidad de judíos. La mayoría de los indígenas americanos profesan religiones tradicionales. La separación de Iglesia y Estado es formal y completa.
	
	
	Lenguas oficiales y habladas
El portugués es la lengua oficial de Brasil. También se habla español, inglés, francés y más de 100 dialectos indígenas. Especialmente en las ciudades del sur muchos brasileños hablan el alemán y el italiano.
	
	
	EDUCACIÓN
La educación primaria en Brasil es gratuita y obligatoria para los niños entre los 7 y los 14 años de edad. Aproximadamente el 87% de la población adulta está alfabetizada.
	
	
	Primaria y secundariaEn 2000 asistieron a las escuelas primarias 21.224.855 alumnos y 26.096.870 a las escuelas secundarias. Los centros de enseñanza primaria y secundaria son fundamentalmente propiedad de los estados y los municipios, pero también existen muchos centros católicos de enseñanza secundaria, entre otros centros privados.
	
	
	Superior o universitaria
El gobierno federal de Brasil comparte con los estados y las entidades privadas la responsabilidad de las instituciones de enseñanza superior, de las cuales hay más de 70. En 2002–2003 la tasa de escolarización en enseñanza superior fue del 21%. Entre las primeras universidades existentes en el país destacan la Universidad de Brasilia (1961), la Universidad de São Paulo (1934), la Universidad Católica Pontificia de Campinas (1941), la Universidad Federal de Río de Janeiro (1920) y la Universidad Católica Pontificia de Rio Grande do Sul (1948), en Porto Alegre. 
	
	
	CULTURA
La cultura del Brasil moderno se ha configurado a partir de un rico pasado de tradiciones étnicas. Los primeros colonos portugueses tomaron muchas costumbres y palabras de la población nativa de América. Durante el periodo de colonización, millones de esclavos negros africanos que fueron traídos a Brasil añadieron un elemento africano a la vida cultural brasileña; sus ritos religiosos se unieron a los del catolicismo para formar cultos afro-brasileños singulares, notables por sus ceremonias. El más influyente de ellos es el candomblé. Una fiesta muy popular en Brasil es el carnaval; tiene fama internacional el carnaval de Río, por la grandeza, el colorido y la espectacularidad de esta fiesta profana.
	
	
	Bibliotecas y museos
Todos los estados mantienen bibliotecas y museos públicos en sus capitales. En Río de Janeiro, el Archivo Nacional (1838) contiene una colección relacionada principalmente con la historia brasileña. La Biblioteca Nacional (1810), también en Río de Janeiro, contiene unos 6.000.000 de libros, 700.000 manuscritos, 80.000 grabados y mapas y muchos periódicos; la biblioteca sirve como registro nacional de derechos de autor. El Instituto Histórico y Geográfico Brasileño (1838) posee también abundante material archivístico y museológico, así como libros raros y únicos.
En Río de Janeiro se encuentran el Museo de Arte Moderno (fundado en 1948), que alberga colecciones de muchos países y ofrece cursos, conciertos y películas; el Museo Nacional (1818); el Museo del Indio (1953); el Museo Nacional de Bellas Artes (1937) y el Museo Histórico Nacional (1922). 
	
	
	Literatura
En la literatura brasileña destacan autores como el prosista Joaquim Maria Machado de Assis (1839-1908), los poetas Olavo Bilac (1865-1918) y Manuel Bandeira (1886-1968), el modernista Mário de Andrade (1893-1945), el regionalista Graciliano Ramos (1892-1953), o los novelistas Jorge Amado (1912-2001) y Rachel de Queiroz (1910-2003), entre otros.
	
	
	Arte
La escultura floreció durante los siglos XVIII y XIX en Brasil. La mayoría de las obras representaban destacadas figuras religiosas. Gran parte del arte brasileño anterior al siglo XX fue anónimo, pero la influencia de este trabajo ha sido importante y sus vestigios se pueden ver en la obra de artistas contemporáneos brasileños, como la escultora Maria Martins o el pintor Cândido Portinari, que en un mural ejecutado para la sede de las Naciones Unidas en Nueva York muestra claramente estas influencias del pasado.
Muchos artistas brasileños contemporáneos han seguido trayectorias artísticas individuales inequívocas que han recibido el reconocimiento internacional. Este es el caso de los arquitectos Oscar Niemeyer y Lúcio Costa, artífices de Brasilia, ciudad considerada uno de los hitos de la arquitectura contemporánea.
	
	
	Música
Heitor Villa-Lobos es considerado quizás el compositor brasileño de más talento. Sus obras se basan en gran medida en temas del folclore brasileño. La soprano brasileña Bidu Sayão ha sido una intérprete famosa de su música. Brasil tiene una rica tradición de música popular que sintetiza elementos de la música tradicional africana y portuguesa. Un baile de salón brasileño, la samba, se hizo muy popular internacionalmente en la década de 1930. Su música, basada en aquellos bailes folclóricos originarios de África, se extendió rápidamente y con el tiempo dio lugar a la bossa-nova. Las melodías pegadizas y los ritmos de la bossa-nova han sido interpretados por multitud de artistas, como los cantantes João Gilberto, Vinicius de Moraes, Chico Buarque o Caetano Veloso. Entre otros compositores contemporáneos se encuentran Luís Bonfá y Antonio Carlos Jobim, que compuso la partitura para la película Orfeo negro.
	
	
	ECONOMÍA
El país, que fue una posesión portuguesa, es el mayor productor de café en el mundo y posee grandes recursos minerales; la explotación de muchos de ellos se intensificó durante la década de 1980. Desde mediados del siglo XX se inició un importante proceso de industrialización que llevó al país a convertirse en la décima potencia económica mundial.
Una nación predominantemente agrícola como era Brasil experimentó un rápido crecimiento industrial en las décadas de 1960 y 1970, hasta que en la década de 1980 logró una economía moderna diversificada. Se extrajeron grandes cantidades de mineral de hierro y carbón y la producción de acero, productos químicos y vehículos de motor creció sustancialmente. Al mismo tiempo, no obstante, la inflación crónica y una deuda externa de más de 100.000 millones de dólares provocaron graves problemas económicos. A comienzos de la década de 1980, el presupuesto nacional se componía de 15.700 millones de dólares de ingresos y 25.100 millones de dólares de gastos. 
El producto interior bruto (PIB) aumentó de 369.000 millones de dólares en 1981 a 1.067.472 millones de dólares en 2006.
	
	
	Agricultura
Aunque la superficie de cultivo totaliza sólo unos 67 millones de ha, menos del 8% de la superficie total, Brasil es un importante país agrícola.
Alrededor de la cuarta parte del café del mundo se cultiva en las plantaciones de São Paulo, Paraná, Espírito Santo y Minas Gerais. La producción de café en 2006 fue de 2,59 millones de t, de las que la mayoría se exportaron. Entre las frutas autóctonas y ampliamente cultivadas hay piñas, higos, chirimoyas, mangos, bananas, guayabas, uvas y naranjas. Brasil está entre los principales productores mundiales de caña de azúcar (455 millones de t), que se utiliza para producir azúcar refinada y alcohol para combustible; ricino; cacao (199.412 t); maíz (42,6 millones de t); y naranjas. Otros importantes cultivos son: soja, tabaco (905.352 t), patatas (3,14millones de t), algodón (1,21 millones de t), arroz (11,5 millones de t), trigo (2,48 millones de t), mandioca y bananas. 
El ganado se cría en casi todas las partes del país, particularmente en São Paulo y otros estados del sur, donde predomina la cabaña vacuna, con un total de 207 millones de cabezas. También se crían cerdos (34,1 millones), aves de corral (1.019 millones), ovejas (15,6 millones), cabras (10,3 millones), caballos (5,79 millones), asnos (2,58 millones), mulas (1,35 millones) y bueyes (1,17 millones).
	
	
	Silvicultura y pesca
Entre los productos más valiosos de los bosques brasileños destacan varios: aleurita, caucho, cera de carnauba, fibra de algarrobo, hojas medicinales, aceites vegetales, resinas, nueces y maderas para construcción y muebles. Constituyen importantes recursos madereros el pino de Paraná, el más importante comercialmente, y el pimentero. La industria maderera se desarrolló rápidamente durante las décadas de 1970 y 1980 al mismo tiempo que los bosques eran talados para construir asentamientos.
La industria pesquera, aunque obstaculizada al principio por la escasez de capital, almacenes e industrias conserveras, creció considerablemente a partir de la década de 1960. En 2005 las capturas totales fueron de 1.008.066 t anuales.
	
	
	Minería
Los recursos minerales de Brasil son amplios (diamantes, hierro, carbón, petróleo, oro, estaño…), pero la escasezde capital y las inadecuadas infraestructuras de transporte frenaron su desarrollo hasta la década de 1970.
El carbón se extrae en Rio Grande do Sul, Santa Catarina y en otras zonas. La fiebre del oro en la jungla amazónica, constante desde 1979, ha hecho de Brasil uno de los mayores productores mundiales. Los yacimientos de mineral de hierro del país, localizados en Itabira y otras áreas, están considerados entre los más ricos del mundo. La producción de mineral de hierro fue de 169 millones de toneladas en 2004. Los ricos yacimientos de estaño han hecho de Brasil uno de los productores líderes de este metal (12.200 toneladas en 2004). También es un gran exportador de cristales de cuarzo, monacita y berilio. Manganeso, diamantes (500.000 quilates), cromo, circonio, petróleo crudo, gas natural, plata, bauxita y mica se extraen en grandes cantidades. Las valiosas reservas de magnesita, grafito, titanio, cobre, cinc, mercurio y platino no se explotan a gran escala.
	
	
	Industria
Las industrias manufacturan una amplia gama de artículos. Se producen grandes cantidades de bienes como alimentos procesados, hierro y acero, cemento, tejidos, confección, vehículos de motor, productos químicos, papel, barcos y equipos eléctricos. São Paulo es el principal estado industrial, con factorías que producen alrededor de un tercio de la cantidad total de las manufacturas de Brasil; las ciudades de Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre y Fortaleza también son grandes centros manufactureros.
	
	
	Energía
En 2003 el 84% de la producción anual de electricidad se generó en centrales hidroeléctricas. Las grandes plantas hidroeléctricas se situaban en los ríos Paraná, São Francisco y Grande. En el río Paraná se localiza el complejo hidroeléctrico de Itaipu, Jupiá, Ilha Solteira y Foz do Areia, uno de los mayores del mundo. En el São Francisco destaca el complejo Paulo Afonso-Sobradinho y en el río Grande, el complejo Embarcação, Furnas y Marimbondo. Brasil tenía una capacidad de producción eléctrica cercana a los 50 millones de kW a comienzos de la década de 1990 y de 359.189 millones de KWh en 2003. Una sola central eléctrica, situada en la costa entre Río de Janeiro y São Paulo, produce cerca del 2% de la energía nuclear del país.
	
	
	Moneda y banca
La unidad monetaria de Brasil, introducida en julio de 1994 para reemplazar al cruzado, es el real, dividido en 100 centavos (2,20 reales equivalían a 1 dólar estadounidense en 2006). El Banco Central de Brasil (1965), con sede principal en Brasilia, emite la moneda del país. Otras grandes instituciones bancarias son el Banco de Brasil, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, con sede principal en Río de Janeiro, y el Banco de Descuento Brasileño. Los brasileños también cuentan con numerosos bancos privados.
	
	
	Comercio exterior
En 2004 Brasil gastó 65.317 millones de dólares en importaciones de mercancías, mientras que sus exportaciones ascendían a 95.002 millones de dólares. Los principales socios comerciales del país son Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, y los demás miembros de Mercosur. Brasil exporta soja, café, mineral de hierro, acero, equipos de transporte, alimentos animales, maquinaria, zapatos y tejidos.
Estados Unidos reemplazó a Alemania como la principal fuente de las importaciones brasileñas al inicio de la II Guerra Mundial (1939-1945) y continuó manteniendo esa posición después de la guerra. Irak, Alemania, Japón, Argentina, Francia y Canadá también fueron grandes suministradores a comienzos de la década de 1990. En 2004 se importaban, principalmente: maquinaria y bienes de equipo (38%); productos químicos (15%); combustibles (18,9%), entre ellos petróleo crudo y refinado; minerales y metales (4%); y trigo.
	
	
	Transporte
El sistema de ferrocarril de Brasil constaba en 2005 de 29.314 km de líneas, implantado principalmente al sur de Bahía. El principal ferrocarril es la Corporación de Ferrocarril Federal, bajo control del gobierno brasileño, que explota siete redes regionales. Los ferrocarriles del país son utilizados principalmente para el transporte de mercancías.
Las carreteras y autopistas, concentradas en las zonas sur y noreste de Brasil, tenían una longitud de 1.751.868 km en 2004; algo más del 6% de las carreteras brasileñas estaban pavimentadas. Un sistema de autopistas nacionales, que supera los 60.000 km, conecta todas las regiones y estados del país; esta red viaria sigue aumentando con obras como la autopista transamazónica, una vía de comunicación que, con dirección este-oeste, une las regiones aisladas de Brasil y Perú. Varias ciudades brasileñas están conectadas por la carretera Panamericana. En el año 2000 había un parque automovilístico de casi 34 millones de vehículos.
Las vías fluviales interiores, que totalizan unos 50.000 km en torno al Amazonas y sus afluentes, conectan Brasil con otros países de Sudamérica y proveen importantes medios de transporte dentro del país. En el interior de muchas áreas de la cuenca del Amazonas, las vías fluviales son el principal medio de transporte. Unos 40 puertos a lo largo de la costa brasileña sirven al comercio de cabotaje e internacional. Los principales puertos son los de Santos, Río de Janeiro, Paranaguá, Recife, Fortaleza, Rio Grande, Salvador, Porto Alegre, Belém y Vitória. 
Las líneas aéreas nacionales son numerosas y varias las compañías de transporte aéreo internacional, incluida la compañía aérea brasileña VARIG, encargadas de enlazar el país con los principales centros mundiales.
	
	
	Comunicaciones
Aunque en 1999 comenzó la privatización de las compañías de telefonía de Brasil, el gobierno federal desempeña aún un destacado papel en los servicios de telecomunicaciones. En 2004 había 230 teléfonos por cada 1.000 habitantes. Brasil también cuenta con unas 3.000 emisoras de radio y numerosos canales oficiales de televisión. El número de aparatos de radio era de 71 millones y 58 millones de receptores de televisión estaban en servicio. En 2002, el número de líneas de teléfono era de casi 39 millones y 46 millones de aparatos de telefonía móvil o celulares.
El país cuenta con 532 periódicos diarios, con una tirada de 7.163.000 ejemplares. Los diarios de mayor circulación son: O Globo y Jornal do Brasil en Río de Janeiro; Folha de São Paulo, Gazeta Mercantil y Estado de São Paulo en São Paulo; Estado de Minas en Belo Horizonte; y Correio Brasiliense en Brasilia. Los semanarios de información general de mayor tirada son Veja e Isto é.
	
	
	Trabajo
La población brasileña económicamente activa se estima que está integrada por cerca de 93,1 millones de personas; las mujeres componen el 43%. Alrededor del 21% de los trabajadores están ocupados en la agricultura, un 58% están empleados en los servicios y el resto trabaja en la industria, la construcción y otras actividades. 
Existen dos grandes centrales obreras: la Central Única de Trabajadores (CUT) y Força Sindical. La representación sindical es mayoritaria por sectores. Muchos de los trabajadores son miembros de sindicatos pertenecientes a una de las varias confederaciones nacionales, como la Confederación Nacional de Trabajadores de la Industria, la Confederación Nacional de Trabajadores Agrícolas y la Confederación Nacional de Trabajadores de Comunicaciones y Publicidad, todas ellas localizadas en Brasilia.
	
	
	GOBIERNO
Brasil es una república federal según recoge la actual Constitución, promulgada en octubre de 1988. Los estados federados tienen sus propios gobiernos, con competencias en todas las materias no específicamente reservadas a la Unión.
Brasil es miembro de numerosas organizaciones internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Mercosur, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), el Sistema Económico latinoamericano (SELA), la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) o la Comunidad Andina.
	
	
	Poder ejecutivo
La Constitución de 1988 dispone la eleccióndel jefe del gobierno y del Estado, es decir, del presidente, de forma directa para un periodo de cuatro años renovables. En 1993, los brasileños votaron a favor del mantenimiento del sistema de república presidencialista (el presidente de Gobierno y el jefe de Estado son la misma persona).
	
	
	Poder legislativo
El Congreso Nacional bicameral brasileño se compone de un Senado Federal de 81 miembros (tres representantes por cada estado y tres por el Distrito Federal) elegidos para un periodo de ocho años, y una Cámara de Diputados con 513 miembros elegidos para un periodo de cuatro años. Los diputados son asignados a los estados según su población. La votación se realiza mediante voto secreto y es obligatoria para los ciudadanos alfabetizados mayores de 16 años.
	
	
	Poder judicial
El Supremo Tribunal Federal, compuesto de once jueces, tiene su sede en Brasilia. Las cortes federales se sitúan en cada estado y en el Distrito Federal. Otros órganos judiciales importantes son los tribunales electorales federales, creados para garantizar los procesos electorales, y los tribunales de trabajo. Los jueces federales son designados de por vida. La justicia en los estados se administra en tribunales específicos.
	
	
	Gobierno local
Los 26 estados y el Distrito Federal tienen sus propios órganos legislativos y ejecutivos, estos últimos encarnados en la figura de los gobernadores, elegidos democráticamente. Los prefeitos o alcaldes, elegidos asimismo por el pueblo, son las máximas autoridades municipales, y su gestión es fiscalizada por las câmaras de vereadores o ayuntamientos, que actúan como un cuerpo legislativo de ámbito local.
	
	
	Partidos políticos
Los principales partidos políticos de Brasil son el Partido de los Trabajadores (PT, socialista), el Partido del Frente Liberal (PFL, liberal conservador), el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, centrista), el Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), el Partido Progresista Brasileño (PPB, de carácter derechista y conservador), el Partido Liberal (PL), el Partido Laborista Brasileño (PTB, centrista), el Partido Socialista Brasileño (PSB), el Partido Democrático del Trabajo (PDT, izquierdista), el Partido Socialista Popular (PSP; hasta 1992, Partido Comunista Brasileño) y el Partido Comunista de Brasil (PCdoB).
	
	
	Salud y bienestar social
Las condiciones sanitarias en Brasil varían de una región a otra. Las ciudades más grandes cuentan con suficiente infraestructura, pero las regiones del interior sufren escasez de médicos, enfermeras, hospitales, clínicas y farmacéuticos. Brasil contaba en 2002 con más de 65.000 hospitales, clínicas y centros de salud local, y unos 730.000 médicos. 
La Constitución define la responsabilidad del Estado en la atención de la salud pública. El Sistema Único de Salud (SUS) coordina la red pública sanitaria y las entidades privadas concertadas. Los trabajadores urbanos reciben una amplia gama de beneficios, como el seguro por enfermedad y las pensiones por jubilación. Los trabajadores rurales y los funcionarios federales reciben menos beneficios, principalmente en la atención sanitaria. La Constitución también estipula una jornada semanal de 40 horas, permiso por maternidad de 120 días y de paternidad de 5 días.
	
	
	Defensa
El servicio militar es obligatorio para todos los hombres entre los 18 y 45 años y tiene una duración de 12 a 18 meses. Las fuerzas activas se componían de 302.909 miembros en 2004.
	
	
	HISTORIA
Los pueblos indígenas fueron los primeros habitantes de lo que en la actualidad es Brasil; incluían a los grupos arawak y caribes en el norte, a los tupí-guaraní en la costa este y el valle del río Amazonas, los ge en el este y sur de Brasil y los pano en el oeste. En su mayoría estos grupos eran esencialmente seminómadas, que subsistían de la caza, la recolección y una agricultura básica. Localizados en las áreas más remotas del interior, mantuvieron su forma de vida tradicional incluso hasta finales del siglo XIX, cuando su existencia se vio amenazada por el avance de la civilización. Véase Indígenas americanos.
	
	
	Exploración europea y primera colonización
El navegante español Vicente Yáñez Pinzón fue el primer europeo en descubrir el actual territorio de Brasil. Probablemente pisó tierra cerca de lo que en la actualidad es Recife el 26 de enero de 1500; más tarde fue a la deriva hacia el norte, hasta la desembocadura del río Orinoco. En abril de 1500, el navegante portugués Pedro Álvares Cabral también alcanzó la costa del actual Brasil y formalmente reclamó la región circundante en el nombre de Portugal. El territorio se denominó Terra da Vera Cruz (en portugués, ‘Tierra de la Cruz Verdadera’). Una expedición dirigida por Gaspar de Lemos y de la que formaba parte el navegante florentino Amerigo Vespucci fue enviada a la Terra da Vera Cruz por el gobierno portugués en 1501. En el curso de su exploración fueron dados nombres a muchos cabos y bahías, incluida una bahía que fue denominada Río de Janeiro. La Terra da Vera Cruz pasó a llamarse Santa Cruz y, finalmente, Brasil, en alusión al palo de Brasil, del que la expedición llevó una carga a su vuelta a Portugal. Años antes, concretamente en 1494, Portugal y España habían firmado el Tratado de Tordesillas, por el que quedó asignado al primero el territorio limitado al norte por Belém, en la desembocadura del río Amazonas, y al sur por la ciudad de Laguna, en Santa Catarina.
En 1530 el rey portugués Juan III inició un programa de colonización sistemática del territorio. Como primer paso, dividió Brasil en 15 distritos o capitanías, y concedió cada uno de los distritos, en perpetuidad, a una persona destacada en la corte portuguesa. Los beneficiarios, conocidos como donatarios, disfrutaban de amplísimos poderes sobre sus dominios.
Debido a los peligros derivados de los ataques franceses a lo largo de la costa brasileña, el rey Juan revocó la mayoría de los poderes detentados por los donatarios y puso a Brasil bajo el mandato de un gobernador general. El primer gobernador general, Thomé de Souza, llegó a Brasil en 1549, y organizó un gobierno central, con la recién fundada ciudad de Salvador, o Bahía, como capital, inició amplias reformas administrativas y judiciales y estableció un sistema de defensa costera. São Paulo, en el sur, se fundó en 1554.
En 1555 los franceses fundaron una colonia en las costas de la bahía de Río de Janeiro. Los portugueses destruyeron la colonia francesa en 1560 y en 1567 establecieron en su lugar la ciudad de Río de Janeiro.
	
	
	Gobierno español e incursiones holandesas
Felipe II de España heredó la corona portuguesa en 1580. El periodo de dominio español estuvo marcado por las frecuentes agresiones contra Brasil por los ingleses y holandeses, enemigos tradicionales de España. Una flota holandesa tomó Bahía en 1624, pero la ciudad fue recuperada por una fuerza combinada de españoles, portugueses y nativos americanos al año siguiente. Los holandeses atacaron de nuevo en 1630 y una expedición patrocinada por la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales capturó Recife y Olinda, en Pernambuco. La mayor parte del territorio entre la isla Maranhão y el curso bajo del río São Francisco cayó en manos holandesas en posteriores operaciones. Durante la inteligente administración del conde Joan Mauritz von Nassau-Siegen, el territorio brasileño bajo dominio holandés prosperó durante varios años. Nassau-Siegen, sin embargo, renunció en 1644, en protesta por las políticas explotadoras de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales. Poco después de su salida, los colonizadores portugueses, con apoyo de su país natal, se rebelaron contra el dominio holandés. Los holandeses capitularon en 1654, después de casi una década de contienda, y en 1661 renunciaron por tratado a sus pretensiones al territorio brasileño.
	
	
	Restauración portuguesa
Con la triunfal revuelta en Portugal contra la soberanía española en 1640, Brasil volvió a la soberanía portuguesa. En general, las relaciones pacíficas prevalecieronentre los españoles y los portugueses en Sudamérica hasta 1680. Ese año, los portugueses enviaron una expedición hacia el sur a la orilla este del estuario del Río de la Plata y fundaron un asentamiento llamado Colonia do Sacramento. Esto dio paso a un prolongado periodo de conflictos con respecto a la posesión de la región, que finalmente quedó constituida como la República de Uruguay en 1828.
Desde la segunda mitad del siglo XVI, la principal riqueza de Brasil residía en la producción de azúcar, sobre todo en la región costera de Pernambuco, Bahía y Río de Janeiro. Allí se empleó en gran escala la mano de obra esclava importada de África. La actividad azucarera se basaba en el sistema de gran propiedad (plantation) y tenía como figura central al senhor de engenho, latifundista propietario de las tierras y del ingenio que transformaba la caña de azúcar en el producto listo para su comercialización.
La expansión brasileña hacia el sur estuvo precedida por la penetración en zonas del interior del país. Los misioneros jesuitas habían empezado a desarrollar su tarea evangelizadora en el valle del Amazonas a comienzos del siglo XVII. Antes de mediados de siglo, los partidarios de los paulistas, el nombre por el que los residentes de São Paulo eran conocidos, habían alcanzado el curso superior del río Paraná. Debido a que estas expediciones eran emprendidas principalmente con el propósito de esclavizar a los indígenas americanos, los paulistas encontraron una oposición vigorosa de los jesuitas. Apoyados por la corona en sus esfuerzos por proteger a la población, los jesuitas finalmente triunfaron. Muchos paulistas inmediatamente después se convirtieron en exploradores y comenzó una febril búsqueda por las riquezas minerales. En 1693 se descubrió oro en la región que en la actualidad es Minas Gerais. La resultante fiebre del oro trajo a decenas de miles de colonos portugueses a Brasil. La expansión económica de la colonia se aceleró aún más por el descubrimiento de diamantes en 1721.
En 1750 el Tratado de Madrid entre España y Portugal ratificó las reclamaciones brasileñas de una amplia región al oeste de los límites promulgados en el Tratado de Tordesillas (véase Línea de demarcación). El Tratado de Madrid fue anulado años después, pero sus principios se materializaron en el Tratado de San Ildefonso de 1777.
El secretario de Estado (ministro) de Asuntos Exteriores de Portugal y primer ministro, el marqués de Pombal, realizó numerosas reformas en Brasil durante el reinado del rey José I. Liberó a los esclavos indígenas, alentó la inmigración, redujo los impuestos, relajó el monopolio real sobre el comercio exterior brasileño, centralizó el aparato gubernamental y transfirió la sede del gobierno desde Bahía a Río de Janeiro en 1763. Debido a su influencia entre los indígenas y a su creciente poder económico, Pombal expulsó a los jesuitas en 1760, lo que provocó diversos problemas, entre ellos la crisis en el sistema educativo, en el que esta orden mantenía una presencia hegemónica.
	
	
	La permanencia de la corte portuguesa
Las Guerras Napoleónicas alteraron profundamente el curso de la historia brasileña. A comienzos de noviembre de 1807, Napoleón envió un ejército hacia Portugal a través de la frontera española. El regente portugués, el príncipe Juan, y la mayoría de su corte embarcaron desde Lisboa poco antes de la llegada del ejército francés y se dirigieron a Brasil (véase Juan VI). El príncipe Juan convirtió Río de Janeiro en la sede del gobierno real de Portugal y decretó una serie de reformas y mejoras para Brasil, entre ellas la supresión de las restricciones al comercio; la puesta en marcha de estas medidas benefició a la agricultura y la industria, y contribuyó a la creación de escuelas de enseñanza superior.
El príncipe Juan heredó la corona portuguesa como Juan VI en marzo de 1816. En el periodo de cinco años anterior a su vuelta a Portugal, su régimen perdió de manera progresiva el favor de los brasileños. Su gobierno fue corrupto e ineficaz, lo que motivó que el sentimiento republicano se extendiera en el país siguiendo a la Revolución Francesa, que había ganado un considerable impulso cuando las colonias españolas vecinas declararon su independencia. En 1816 el rey Juan intervino, ocupando la Banda Oriental (Uruguay), entonces bajo el control de los revolucionarios hispanoamericanos. Aplastó un levantamiento revolucionario en Pernambuco al año siguiente. La Banda Oriental fue anexionada a Brasil en 1821 y renombrada Provincia Cisplatina. Antes de partir hacia Portugal en 1821, Juan VI hizo a su hijo, Dom Pedro, regente de Brasil. Mientras tanto en Portugal se había desarrollado una fuerte oposición a las reformas brasileñas del rey; las Cortes, el órgano legislativo portugués, promulgaron las leyes destinadas a devolver a Brasil su primer estatuto como colonia. Dom Pedro fue obligado a volver a Europa. En 1822, respondiendo a las súplicas de los indígenas, Dom Pedro anunció su negativa a abandonar Brasil. Convocó una Asamblea Constituyente en junio y en septiembre, cuando los despachos desde Portugal revelaron que las Cortes no harían grandes concesiones al nacionalismo brasileño y proclamó la independencia del país, convirtiéndose en emperador de Brasil ese mismo año. Todas las tropas portuguesas en Brasil habían sido forzadas a rendirse al final de 1823.
	
	
	El Imperio de Brasil
El gobernante autocrático, Pedro I, perdió gran parte de su apoyo popular durante el primer año de su reinado, debido a las discrepancias dentro de la Asamblea Constituyente. El emperador disolvió este órgano en 1823 y promulgó una Constitución en marzo de 1824. En 1825 Brasil se vio envuelto en una guerra con Argentina, debido al apoyo que proporcionó a la rebelión de la Provincia Cisplatina. Debido a la indefinición de la guerra, ésta obtuvo la independencia, a través de la mediación británica, bajo el nombre de Uruguay. En los siguientes años se incrementó la oposición popular a Pedro I, quien en abril de 1831 abdicó en favor de Pedro II, que contaba entonces cinco años de edad.
Las regencias gobernaron Brasil durante la siguiente década, un periodo de turbulencia política marcada por frecuentes revueltas y levantamientos provinciales. Hacia el final de la década, un movimiento para situar al joven emperador a la cabeza del gobierno ganó apoyo popular, y en julio de 1840 el Parlamento brasileño proclamó que Pedro II había alcanzado su mayoría de edad.
Pedro II demostró ser uno de los más inteligentes monarcas de su época. Durante su reinado, que llegó hasta casi la mitad del siglo, la población y la economía se expandieron con tasas sin precedentes. La producción nacional se incrementó en más del 900%. Se construyó una red de ferrocarriles. En el terreno de los asuntos exteriores el gobierno imperial fue activamente hostil a los vecinos regímenes dictatoriales. Apoyó la exitosa guerra revolucionaria contra el dictador argentino Juan Manuel de Rosas de 1851 a 1852 y, aliado con Argentina y Uruguay, tomó parte en la victoriosa guerra de la Triple Alianza contra Paraguay de 1865 a 1870.
La principal decisión de política interior durante el reinado del emperador se derivó de un amplio movimiento para la abolición de la esclavitud en Brasil. La importación de esclavos africanos se prohibió en 1850. Una campaña organizada para la emancipación de los todavía 2,5 millones de esclavos de Brasil fue promovida en años posteriores. Los abolicionistas lograron su primera victoria en 1871, cuando el parlamento nacional aprobó la legislación que declaraba libres a los hijos nacidos de madres esclavas. Por varias razones, entre las que se incluían los sacrificios ocasionados por la guerra contra los paraguayos, se desarrolló en este tiempo un movimiento paralelo favorable a la instauración de la república. El liberalismo se extendió durante los siguientes quince años. Los esclavos mayores de 60 años fueron liberados en 1885. En mayo de 1888 todos los esclavos que quedaban lograron su plena emancipación.
	
	
	PrimeraRepública
Instituida sin compensación para los propietarios de esclavos, la emancipación supuso el alejamiento de los poderosos hacendados respecto al gobierno. Además, mientras que sectores del clero católico mostraban su oposición a ciertas políticas de Pedro II, y numerosos oficiales destacados del Ejército cultivaban en secreto su creciente insatisfacción, amplios sectores del pueblo tomaron posición a favor de la instauración de la república.
	
	
	Fonseca y Peixoto
En noviembre de 1889 una revuelta militar bajo el liderazgo del general Manuel Deodoro da Fonseca forzó la abdicación de Pedro II. Se proclamó la República, con Fonseca como jefe del gobierno provisional. La separación de Iglesia y Estado y otras reformas republicanas fueron decretadas enseguida. La redacción de una constitución se completó en junio de 1890. Similar a la Constitución de Estados Unidos, aquélla entró en vigor en febrero de 1891, y Brasil se convirtió en una república federal, oficialmente llamada Estados Unidos de Brasil. Fonseca fue elegido su primer presidente.
La turbulencia política, debida esencialmente a la carencia de tradiciones democráticas nacionales y a la inexperiencia, marcó los primeros años de la nueva república. Durante 1891 se levantó una fuerte oposición en el Congreso a las políticas arbitrarias y los métodos del presidente Fonseca, quien, en respuesta, disolvió la cámara a principios de noviembre y asumió el poder de forma dictatorial. Una posterior revuelta naval ese mismo mes le forzó a renunciar en favor del vicepresidente Floriano Peixoto. El gobierno de Peixoto, otro régimen dictatorial, sobrevivió a una rebelión militar y naval (1893-1894) y a una serie de levantamientos en el sur de Brasil.
	
	
	El Gobierno civil
El orden fue restaurado de forma gradual en el país durante la administración del presidente Prudente José de Morais Barros, el primer mandatario civil de la nación. A partir de 1898, cuando Manuel Ferraz de Campos Sales, antiguo gobernador de São Paulo, se convirtió en presidente, se adoptaron medidas enérgicas para rehabilitar la trastornada economía nacional. Al asegurar un gran empréstito del exterior, Campos Salles fortaleció las finanzas y expandió el comercio y la industria brasileña.
La producción de café y caucho, mientras tanto, se había incrementado de forma continuada en Brasil. Entre 1906 y 1910 la fuerte caída de los precios del café en el mercado mundial alteró la economía nacional. El precio del caucho brasileño empezó a caer hacia el final de este periodo. Como consecuencia, los disturbios sociales y políticos se extendieron durante la administración del presidente Hermes da Fonseca, de carácter conservador y militarista. Wenceslau Braz Pereira Gomes, un industrial, fue elegido sin oposición para dirigir el país en 1914 y ocupó el cargo hasta 1918.
Después del estallido de la I Guerra Mundial en 1914, se incrementó considerablemente la demanda en los mercados exteriores de café, caucho y azúcar brasileños, aliviando las dificultades económicas del país. Brasil adoptó una política de neutralidad en las primeras etapas de la guerra, pero como consecuencia de los ataques alemanes a sus barcos, rompió relaciones diplomáticas con Alemania en agosto de 1917. En octubre, Brasil entró en la guerra del lado de los aliados. Las unidades navales brasileñas fueron enviadas a las zonas en conflicto y Brasil inició su contribución a la guerra con alimentos y materias primas.
La disminución de la producción industrial y los fuertes recortes en los gastos del gobierno fueron necesarios debido al inicio de una crisis económica en 1922. En julio de 1924 culminó un periodo de malestar con una revuelta a gran escala, especialmente grave en São Paulo. La mayor parte del ejército permaneció leal al presidente Artur da Silva Bernardes, que había ocupado el cargo en 1922 y, tras más de seis meses de lucha, los rebeldes fueron derrotados. Bernardes gobernó mediante la ley marcial durante el resto de su mandato. Durante la administración de su sucesor, el presidente Washington Luís Pereira de Sousa, la crisis económica se hizo más profunda, lo que provocó numerosas huelgas y un aumento de la radicalización de la vida política. Las huelgas fueron declaradas ilegales por el Gobierno en agosto de 1927 y se adoptaron medidas rigurosas contra el comunismo.
	
	
	El periodo Vargas
En la contienda presidencial de marzo de 1930, el candidato respaldado por la administración, Julio Prestes, fue declarado el vencedor sobre Getúlio Vargas, un destacado político y nacionalista del estado de Rio Grande do Sul. Vargas, no obstante, obtuvo el apoyo de muchos líderes militares y políticos y lideró una revuelta contra el gobierno en octubre. Después de tres semanas de encarnizada lucha, dimitió el presidente Washington Luís Pereira de Sousa y Vargas asumió el poder absoluto como presidente provisional.
En un intento de aliviar la desolada economía del país, Vargas redujo la producción de café y adquirió y destruyó los excesos de mercancías almacenadas. Los gastos ocasionados por este programa provocaron la intensificación de los problemas financieros del gobierno. Brasil dejó de pagar su deuda externa. En 1932 el régimen de Vargas reprimió una enorme rebelión en São Paulo después de casi tres meses de guerra a gran escala.
Vargas calmó en gran medida la agitación política en Brasil al convocar una Asamblea Constituyente en 1933. Entre los artículos de la nueva Constitución, adoptada por este cuerpo legislativo en 1934, destacaban aquéllos que restringían los derechos de los estados y estipulaban el sufragio para las mujeres, la seguridad social para los trabajadores y la elección de los futuros presidentes por el Congreso. El 17 de julio, Vargas fue elegido presidente.
En el primer año de su administración constitucional, Vargas se encontró con una importante oposición del ala radical del movimiento sindical brasileño. Fracasadas las revueltas organizadas por los comunistas en Pernambuco y Río de Janeiro en noviembre de 1935, se declaró la ley marcial y Vargas fue autorizado por el Congreso a gobernar por decreto. Los arrestos masivos de radicales y otros oponentes del gobierno se sucedieron. El descontento popular pronto alcanzó graves dimensiones, al tiempo que una organización de extrema derecha, la Acción Integralista Brasileña, generaba crecientes simpatías entre la clase media. Este grupo pronto llegó a ser un destacado núcleo de actividad antigubernamental. En noviembre de 1937, casi en vísperas de la elección presidencial, Vargas disolvió el Congreso y proclamó una nueva constitución en la que otorgaba a su cargo poderes absolutos y dictatoriales. Reorganizó el gobierno a imitación de los regímenes totalitarios de Italia y Alemania, abolió todos los partidos políticos e impuso la censura en la prensa y en el sistema postal.
	
	
	El Estado Novo
El gobierno de Vargas, oficialmente llamado Estado Novo (Nuevo Estado), continuó en el poder sin fijar fecha para la celebración de un plebiscito nacional sobre la nueva ley orgánica. Por medio de una serie de decretos se amplió el sistema de seguridad social a los trabajadores en las nacientes industrias; de este modo, Vargas supo obtener el apoyo de una parte considerable de la población. El único desafío serio a su régimen vino de los integralistas, que organizaron una revuelta en 1938. El levantamiento fue reprimido en pocas horas.
A pesar del carácter totalitario de su régimen, Vargas mantuvo relaciones cordiales con Estados Unidos y otras democracias. Su administración mantuvo una actitud vacilante frente al Tercer Reich. Tras el inicio de la II Guerra Mundial, y debido al hostigamiento de los submarinos alemanes a los barcos mercantes brasileños, el país declaró la guerra a Alemania en 1942.
Al ponerse del lado de los aliados en la II Guerra Mundial, el régimen de Vargas emprendió un amplio programa de expansión industrial, dando un énfasis especial al incremento de la producción de caucho y otros materiales esenciales para la guerra. Las basesnavales y los aeródromos, construidos en puntos estratégicos de la costa, se convirtieron en importantes centros aliados en la guerra antisubmarina. La armada brasileña asumió todas las actividades patrulleras en el océano Atlántico sur. En 1944 y en 1945 un cuerpo expedicionario brasileño participó en la campaña aliada en Italia.
Mientras tanto, las manifestaciones de descontento con la dictadura de Vargas se incrementaban. En febrero de 1945 un grupo de influyentes propietarios de periódicos desafió al gobierno, que se vio forzado a relajar la censura de la prensa. El 28 de febrero se anunció que las elecciones al Congreso y a la Presidencia serían celebradas al año siguiente. Gradualmente, se eliminaron todas las restricciones contra la actividad política. En abril se decretó la amnistía para todos los presos políticos, incluidos los comunistas.
	
	
	El Gobierno Dutra
Durante la campaña electoral una serie de leyes impopulares aprobadas por el Ejecutivo suscitaron el temor de que Vargas intentara mantenerse indefinidamente en el poder. Un golpe de Estado militar en octubre de 1945 forzó a Vargas a presentar la dimisión. José Linhares, principal jefe de la corte suprema, fue nombrado jefe del gobierno provisional. En las elecciones nacionales celebradas en diciembre, el anterior ministro de la Guerra, Eurico Gaspar Dutra, obtuvo la presidencia por una gran mayoría de los votos; tomó posesión de su cargo en enero de 1946. El congreso, tras su renovación, redactó una nueva constitución, aprobada en septiembre.
Durante el verano de 1947 la ciudad de Petrópolis fue la sede de la Conferencia Internacional (Panamericana) para el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad. El Pacto Interamericano de Ayuda Mutua (también llamado Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), redactado por la conferencia, fue firmado por Brasil en septiembre. Una disposición del tratado estipulaba la defensa recíproca de los firmantes contra una agresión armada directa a cualquier nación miembro. Véase Tratado de Río de Janeiro.
En octubre de 1947 el gobierno brasileño, desatada ya la Guerra fría y ante la publicación de un artículo aparecido en una revista rusa que se refería al presidente Dutra como una marioneta de Estados Unidos, rompió las relaciones diplomáticas con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Pocos meses más tarde el Legislativo decidió expulsar a todos los comunistas que ocupaban escaños en el Parlamento. Un senador y catorce diputados se vieron afectados.
	
	
	Segunda presidencia de Vargas
Getúlio Vargas retornó al poder como presidente en enero de 1951, después de derrotar a dos candidatos rivales por una gran mayoría de los votos en las elecciones celebradas en octubre del año anterior. Vargas formó un gabinete de coalición en representación de todos los partidos mayoritarios. El gobierno tomó medidas inmediatas para equilibrar el presupuesto nacional y desarrollar un programa para reducir el coste de la vida, incrementar los salarios y extender las reformas sociales. La inflación y el alto coste de la vida, sin embargo, persistieron después del periodo de posguerra, que vino marcado por un resurgir de las actividades clandestinas de los comunistas y un resurgimiento del nacionalismo que llevó a la nacionalización de los recursos de petróleo en septiembre de 1952. En suma, el programa de austeridad del gobierno motivó que los conservadores contrarios a Vargas incrementaran sus críticas.
En agosto de 1954, durante una campaña electoral al Congreso, un oficial de la fuerza aérea murió en el intento de asesinato de un editor de un periódico opuesto a Vargas. El asesinato provocó la crisis gubernamental: los mandos militares demandaron que Vargas dimitiera. A primeras horas del 24 de agosto, Vargas acordó renunciar al poder temporalmente en favor del vicepresidente João Café Filho. Vargas se suicidó a las pocas horas.
	
	
	Los gobiernos de Kubitschek, Quadros y Goulart
El antiguo gobernador de Minas Gerais, Juscelino Kubitschek, tuvo el apoyo de los seguidores de Vargas y los comunistas. Ganó las elecciones a la presidencia en octubre de 1955 y tomó posesión del cargo en enero de 1956. Kubitschek anunció un ambicioso plan económico quinquenal de desarrollo. Al anuncio le siguió la concesión de un empréstito por parte del Banco de Exportación-Importación de Estados Unidos valorado en más de 150 millones de dólares, y se aprobaron los planes para una nueva capital federal en Brasilia, en septiembre. El fuerte ritmo de desarrollo industrial se suavizó, sin embargo, debido a la caída de los precios del café en el mundo a mediados y finales de la década de 1950. La inflación continuó, lo que aumentó la revuelta social, que derivó en frecuentes huelgas y disturbios por parte de trabajadores y estudiantes.
Jânio da Silva Quadros, anterior gobernador de São Paulo, se convirtió en presidente de Brasil en enero de 1961 e inmediatamente inició un programa económico riguroso. A todos los ministerios se les ordenó reducir los gastos en un 30% y algunos empleados del servicio civil fueron despedidos. Quadros también propuso eliminar la supuesta corrupción que había florecido durante la administración Kubitschek. El presidente Quadros dimitió de su cargo repentinamente en agosto, sin dar ninguna explicación, y refiriéndose sólo a las “fuerzas de la reacción” que habían bloqueado sus esfuerzos. Los líderes militares expresaron su oposición a la asunción del cargo por el vicepresidente João Belchior Marques Goulart, manteniendo que era simpatizante del régimen cubano de Fidel Castro. Se llegó a un compromiso, sin embargo, cuando la legislatura brasileña enmendó la Constitución introduciendo un sistema de gobierno parlamentario con el fin de privar a la Presidencia de muchos de sus poderes; la autoridad ejecutiva fue conferida a un primer ministro y a un gabinete que era el responsable de la legislatura. Goulart se instaló en el cargo en septiembre de 1961.
Un año después, Goulart provocó una crisis ministerial con su petición de un plebiscito nacional cuya finalidad era medir el apoyo al restablecimiento del sistema presidencialista. El plebiscito fue celebrado y la propuesta aprobada; en enero de 1963, el legislativo decretó un cambio de la ley. Después, Goulart presionó fuertemente para obtener la aprobación legislativa a un programa de reformas básicas en 1964; mediante esta legislación se fijaron controles del aumento de los alquileres que favorecieron a las rentas más bajas, se nacionalizaron las refinerías de petróleo, se expropiaron las tierras no explotadas y se limitó la exportación de beneficios. Las medidas sólo parecían agravar la inflación crónica de la nación. El 13 de marzo Goulart apareció en una reunión de trabajadores; el 31 de marzo fue derrocado por una sublevación del ejército y huyó a Uruguay. El general Humberto Castelo Branco, jefe de las Fuerzas Armadas, fue elegido presidente.
	
	
	Gobierno militar
El nuevo régimen, dotado de poderes extraordinarios por un acta institucional firmada en abril, suprimió la oposición, particularmente la de izquierdas, y privó a unas 300 personas de sus derechos políticos. También adoptó versiones moderadas de muchas reformas demandadas por Goulart y combatió la inflación mediante el control de los salarios, la recaudación estricta de impuestos y otras medidas. Una ley aprobada en 1965 limitó las libertades civiles, incrementó el poder del gobierno de la nación y dispuso la elección por el congreso del presidente y el vicepresidente.
El anterior ministro de la Guerra, Artur da Costa e Silva, candidato del gubernamental partido Alianza Renovadora Nacional (ARENA), fue elegido presidente en 1966. El Movimiento Democrático Brasileño (MDB), el único partido de oposición legal, había rehusado presentar un candidato en protesta contra la privación, por parte del gobierno, de los derechos electorales de los oponentes con más expectativas. También en 1966, ARENA ganó las elecciones legislativas nacionales y estatales. El presidente Costa encabezó ungobierno de orientación militar que se preocupó en primer lugar del desarrollo económico. Aunque 1968 se destacó por las actividades antigubernamentales, entre las que sobresalieron las revueltas estudiantiles, la economía recibió un fuerte impulso. En diciembre, Costa asumió poderes ilimitados, que concluyeron en purgas políticas, ralentización económica y censura. En agosto de 1969 fue incapacitado por una enfermedad y en octubre los militares eligieron como sucesor al general Emílio Garrastazu Médici; el Congreso lo confirmó en la Presidencia. El régimen de Médici intensificó la represión y los grupos revolucionarios se hicieron más activos. Cuando el gobierno fomentó el crecimiento económico y el desarrollo de las extensas regiones del interior, la economía padecía altos costes energéticos, una inflación incontrolada y déficit en la balanza de pagos. La jerarquía católica incrementó las críticas ante el fracaso del gobierno en mejorar las condiciones de vida de los más pobres.
En 1974 el general Ernesto Geisel, presidente de Petrobrás, el monopolio nacional de combustibles, se convirtió en presidente. Al principio, desarrolló políticas de signo liberal, relajando la presión de la censura y dando considerables libertades a los partidos de la oposición, pero en 1976 y 1977 los controles se hicieron estrictos de nuevo, justo antes de la elección de João Baptista da Oliveira Figueiredo, que sucedió a Geisel en 1979.
	
	
	Restauración del gobierno civil
En 1985 Tancredo Neves fue nombrado primer presidente civil de Brasil después de 21 años; murió antes de tomar posesión y José Sarney se convirtió en presidente. Enfrentado a una inflación renaciente y una enorme deuda externa, Sarney impuso un programa de austeridad que incluía una nueva unidad monetaria, el cruzado. Una nueva constitución que incluía la elección presidencial directa fue promulgada en octubre de 1988, y Fernando Collor de Mello, del Partido de Reconstrucción Nacional, de tendencia conservadora, fue elegido presidente en diciembre de 1989. Su drástico programa anti-inflacionista llevó a Brasil a la peor recesión de la última década, y las acusaciones de corrupción financiera desgastaron su popularidad. En junio de 1992 Brasil fue el anfitrión de los más de 100 líderes mundiales que se reunieron en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, también conocida como Conferencia de la Tierra. En septiembre Collor fue acusado de corrupción por la Cámara de los Diputados y el vicepresidente Itamar Franco se convirtió en presidente en funciones. Collor dimitió el 29 de diciembre, justo cuando el proceso contra él en el Senado estaba comenzando, y Franco entonces prestó juramento como su sucesor. En abril de 1994 se puso en práctica un plan para reestructurar y reducir la deuda externa de Brasil; conocido por el nombre de Plan Real, fue diseñado por el entonces ministro de Hacienda en el gobierno de Itamar Franco, el socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso.
En las elecciones presidenciales celebradas en octubre de 1994 resultó vencedor Cardoso, candidato del Partido Social Democrático Brasileño, que se impuso a Luiz Inácio Lula da Silva, candidato presentado por el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT). La campaña electoral tuvo como ejes básicos las promesas por parte de ambos políticos de promover una mayor justicia social y el desarrollo de reformas económicas y políticas de gran envergadura.
Este proyecto reformador se empezó a poner en marcha con la presentación por parte de Cardoso ante el Congreso brasileño, en febrero de 1995, de una serie de enmiendas constitucionales, a las que se añadió, en 1996, el intento de modificar la Constitución brasileña con la finalidad de permitir la reelección en el cargo presidencial; en enero del año siguiente, el Congreso aprobó la enmienda constitucional que hacía factible tal modificación. No obstante, las reformas económicas iniciadas por el nuevo gobierno fueron rechazadas (en forma de marchas, huelgas y manifestaciones) a lo largo de 1997 por aquellos sectores productivos que resultaron perjudicados con las mismas. En junio de ese año, Brasil se adhirió al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares.
En septiembre de 1997, Cardoso aceleró su carrera hacia la reelección presidencial respaldado por los partidos que integraban la coalición de gobierno (Partido Social Demócrata Brasileño, Partido del Frente Liberal y Partido del Movimiento Democrático Brasileño). La crisis financiera que afectó seriamente a la economía brasileña durante buena parte de 1998, y que tuvo su continuación en la primera mitad de 1999, no supuso un revés a las expectativas electorales del presidente Fernando Henrique Cardoso ante los comicios presidenciales, legislativos y estatales que se celebraron el 4 de octubre de ese mismo año, y en los que se enfrentó de nuevo con Lula da Silva, el candidato de buena parte de la izquierda brasileña, así como con Ciro Gomes, cabeza de lista del Partido Popular Socialista (PPS) y Eneas Carneiro, del Partido de la Reedificación del Orden Nacional (Prona). Antes al contrario, Cardoso venció de forma arrolladora en la primera vuelta, sin necesidad de efectuar una segunda, con lo que se convirtió, una vez que tomó posesión del cargo en enero de 1999, en el primer presidente brasileño que era reelegido democráticamente en la historia de Brasil. El nivel de abstención, votos nulos y en blanco fue considerable, habida cuenta que en Brasil los electores están obligados a votar. Los resultados en los comicios para renovar los cargos de los 26 estados y el Distrito Federal en que se divide Brasil, por contra, obligaron a una segunda vuelta en 12 de ellos, pues ninguno de los candidatos obtuvo mayoría absoluta. La importancia de los resultados en esta consulta venía dada por el hecho de que el recién reelegido presidente necesitaba el apoyo de los gobernadores para llevar a cabo el ajuste fiscal impuesto tras el acuerdo firmado poco después con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Concluida la legislatura, el 6 de octubre de 2002 se celebraron nuevas elecciones presidenciales, legislativas y estatales. Brasil vivía una difícil situación social y económica, motivada por la devaluación del real, la elevada deuda pública, la dependencia del capital exterior, el desempleo, los bajos salarios y un alto índice de pobreza. En este contexto, el programa de políticas sociales de Lula da Silva propició que su candidatura presidencial fuera la más votada (46,4% de los sufragios emitidos), encontrando apoyo, no ya sólo en los ámbitos más desfavorecidos, sino también en determinados sectores empresariales (José Alencar, empresario y líder del conservador Partido Liberal, le acompañaba como candidato vicepresidencial). A mucha distancia del fundador del Partido de los Trabajadores quedaron José Serra, presentado por el Partido Social Demócrata Brasileño y respaldado por el bloque gubernamental (23,2%); Anthony Garotinho, del Partido Socialista Brasileño (17,9%), y Ciro Gomes, del Partido Socialista Popular (12%). Dado que Lula da Silva no alcanzó la mayoría absoluta, fue necesaria la celebración de una segunda vuelta el día 27 de ese mismo mes. En esta nueva cita con las urnas, Lula da Silva obtuvo más del 60% de los votos y derrotó con claridad a Serra. En calidad de presidente electo (su investidura oficial se produjo el 1 de enero de 2003), no tardó en hacer pública su intención de promover un “pacto nacional”, forjado en la formación de un gobierno de coalición, que luchara contra la inflación, la pobreza y la deuda pública. Por lo que respecta a la nueva Cámara de Diputados emanada en aquel octubre de 2002, los grupos que consiguieron mayor representación fueron el Partido de los Trabajadores (91 escaños), el Partido del Frente Liberal (84), el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (74), el Partido Social Demócrata Brasileño (71), el Partido Progresista Brasileño (49), el Partido Liberal (26), el Partido Laborista Brasileño (26) y el Partido SocialistaBrasileño (22).
Las primeras medidas de Lula da Silva, quien dio por finalizadas las privatizaciones en Brasil, estuvieron destinadas al cumplimiento inmediato de su programa electoral: concesión de títulos de propiedad a los habitantes de las favelas, promoción del Programa Hambre Cero y del Plan Nacional de Erradicación del Trabajo Esclavo, y creación del Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y del Consejo de Desarrollo Económico y Social. En ese orden de cosas, la Cámara de Diputados aprobó, el 4 de septiembre de 2003, una ambiciosa reforma fiscal promovida por el presidente de la República. Un mes más tarde, el 16 de octubre, Brasil y Argentina, presidida por Néstor Kirchner, firmaron el denominado Consenso de Buenos Aires, acuerdo que fortalecía las políticas activas de ambos países frente al neoliberalismo y afianzaba su alianza en el seno del Mercosur, del que los dos eran miembros fundadores desde 1991. Brasil y Argentina estrecharon aún más su relación diplomática en diciembre de ese año, al pactar la coordinación de decisiones conjuntas ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. 
A comienzos de 2005, la gestión de Lula da Silva arrojaba un innegable éxito económico, si bien los avances sociales logrados resultaban, para determinados sectores, insuficientes con respecto a las expectativas suscitadas al iniciarse su mandato. En cuanto a la política exterior, el acceso a un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se convirtió en el principal objetivo de su gobierno.
En junio de 2005, estalló el denominado escándalo del mensalão, que debilitaría la credibilidad del gobierno, del PT y de Lula da Silva. En ese mes, Roberto Jefferson, presidente del Partido Laborista Brasileño (PTB, aliado del gobierno), denunció que diputados y senadores estaban recibiendo dádivas económicas de carácter mensual a cambio de facilitar la aprobación parlamentaria de los proyectos legislativos promovidos desde el ejecutivo. Jefferson exculpó a Lula da Silva de la maraña de corruptelas destapada, y señaló como responsables de esa supuesta compra de votos a José Dirceu (ministro jefe de la Casa Civil y brazo derecho del presidente), así como al presidente, al tesorero y al secretario general del PT, José Genoino, Delubio Soares y Silvio Pereira, todos los cuales se verían obligados a abandonar sus cargos. En julio, el presidente remodeló su gobierno en dos ocasiones, reforzando en el mismo, a costa del PT, al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, que formaba parte del gabinete desde enero de 2004).
En diciembre de 2005, Brasil canceló en un solo pago la totalidad de su deuda con el FMI. Pero, en marzo de 2006, un nuevo escándalo sacudió por enésima vez a Lula da Silva y a su equipo de gobierno; esta vez fue Antonio Palocci, ministro de Hacienda y principal artífice de la exitosa política económica gubernamental, quien tuvo que dimitir al resultar acusado de corrupción durante su actuación como alcalde de Ribeirão Preto entre 1994 y 2001. Pese a que la oposición reiteró sus solicitudes para que el presidente no concurriera a la reelección seis meses más tarde, el PT confirmó en junio de 2006 que Lula da Silva sería su candidato en las urnas el 1 de octubre siguiente. En esta fecha, se desarrollaron elecciones legislativas y las referidas presidenciales. En las primeras, el partido que obtuvo mayor representación en la Cámara de Diputados fue el PMDB (89 diputados), seguido por el PT (83), el Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB, 65), el Partido del Frente Liberal (PFL, 65), el Partido Progresista Brasileño (PPB, 42), el Partido Socialista Brasileño (PSB, 27), el Partido Democrático del Trabajo (PDT, 24), el Partido Liberal (PL, 23), el PTB (22), el Partido Socialista Popular (PSP, 21), el Partido Verde (13) y el Partido Comunista de Brasil (PCdoB, 13). En los comicios presidenciales, los dos candidatos más respaldados fueron Lula da Silva (el cual recabó el 48,6% de los sufragios) y Geraldo Alckmin, del PSDB (41,6%); ambos concurrieron el siguiente 29 de octubre a una segunda vuelta en la que Da Silva logró la reelección al recibir el 60,8% de los votos.

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