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Banerjee Duflo - Poor Economics

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Resumen de “Poor Economics: A radical rethinking of the way 
to fight global poverty” por Abhjit V. Banerjee y Esther Duflo” 
Guido Baglietto, Nicole Jane, Mariana Rojas Leonardi 
 
Introducción 
 
En Poor Economics, Banerjee and Duflo buscan redefinir cómo pensamos el 
problema de la pobreza. La mayoría de los intentos de bajar los niveles de 
pobreza la han tratado como algo monolítico, que tiene que ser atacado en su 
totalidad para tener obtener cualquier tipo de resultado significativo. Estos 
autores postulan en cambio, que en lugar de ver la pobreza de esta forma, 
deberíamos verla como varios problemas a resolver individualmente. No 
deberíamos permitir tampoco que nuestras ideologías afecten la manera en que 
nos acercamos al problema, debiendo estar nuestras acciones basadas en datos 
empíricos. 
 
En el libro se utiliza mucho el trabajo de dos importantes economistas de la 
pobreza: Jeffrey Sachs y William Easterly. Aunque ambos se especializan en 
desarrollo económico, los dos tienen puntos de vista muy diferentes en cuanto a 
las llamadas “trampas de pobreza”. Estas se definen como situaciones donde las 
personas de bajos ingresos tienen menos oportunidades para salir de la pobreza, 
precisamente porque no tienen los recursos para hacerlo. En cambio, personas 
con una cantidad ligeramente mayor de ingresos, ya ven un horizonte con 
mayores oportunidades. 
 
Para Sachs, las trampas de pobreza son un gran problema, y una de las más 
grades causas de la pobreza. Por otro lado, Easterly no cree que las trampas de 
pobreza sean tan importantes para explicar la falta de desarrollo en tantos 
países: Para él, la pobreza se debe en mayor causa a ineficiencias de mercados 
y falta de incentivos. 
 
Estos dos puntos de vista divergentes llevan a que los dos pensadores difieran 
en la importancia de la ayuda económica. Para Sachs, la ayuda internacional 
puede ser el empuje que los países necesitan para salir de la trampa de pobreza, 
mientras que para Easterly, la ayuda internacional solamente aumenta la 
corrupción e ineficiencia de los gobiernos locales, aumentando aún más la 
pobreza. Para analizar el resto del libro, tendremos en cuenta estos dos puntos 
de vista, viendo cómo aplican en cada caso. 
 
Le vamos a dar especial enfoque a tres temas en particular: la salud, la 
educación, y el ahorro. 
 
 
La salud 
 
Para Banerjee y Duflo, existe claramente una trampa de pobreza dentro de la 
salud. Pequeños problemas de salud se convierten grandes problemas para las 
personas pobres. Por ejemplo, una persona que se enferma temporalmente, 
puede faltar a su trabajo, causando así que pierda su única fuente de ingresos. 
El lado positivo según Sachs es que la situación se puede resolver fácilmente. 
Utilizando el caso particular de la malaria, el costo de prevenirla es muy bajo 
(solamente es necesario comprar una red de mosquitos) y los beneficios son 
muy altos (por ejemplo, los chicos que nunca sufrieron de malaria tendrán un 
ingreso 50% más alto en sus vidas de los que sí la tuvieron). Podemos ver 
entonces que invertir en salud, aunque sea un poco, puede tener un gran impacto 
en reducir la pobreza futura. 
 
Si bien existen muchos programas para asistir a las personas pobres con su 
salud, según Duflo, ellos los utilizan escasamente. La razón detrás de esto no es 
que no les importa su salud, sino una falta de educación y acceso a programas 
de buena calidad. Por ejemplo, muchos centros médicos en países en desarrollo 
están abiertos muy pocos días de la semana, y generalmente no son eficientes. 
Un estudio sobre los doctores que trabajaban en estos centros encontró que las 
indicaciones de estos doctores generalmente causaban más daño que ayuda. 
Los doctores en países en desarrollo tienen una tendencia a medicar primero y 
diagnosticar después. Por ejemplo, un estudio de un centro en India encontró 
que 66% de los pacientes recibía algún tipo de inyección, generalmente de 
antibióticos, pero solamente 3% de ellos recibieron un examen para ver si esta 
era la opción más prudente. 
 
 La combinación de estas prácticas médicas y una falta de educación de los 
pacientes, lleva a que los pobres tengan ideas poco informadas sobre la atención 
que tendrían que recibir. Por esta razón, la gente pobre tiende a preferir curas 
caras a prevención barata. El problema por lo tanto, no es solamente que la 
gente pobre no puede acceder a servicios médicos, pero que además no saben 
a cuáles servicios acceder o cómo. Para los autores, la manera de remediar esto 
es creando incentivos económicos a tomar decisiones preventivas. Por ejemplo, 
en un caso en India, ofreciendo solamente un kilo de lentejas luego de cada 
vacunación, lograron aumentar la tasa de inmunización de 6% a 38%. Aunque 
puede parecer poco intuitivo ofrecer incentivos para lo que ya deberían estar 
haciendo, se debe recordar que en los países desarrollados ciertas decisiones 
de salud ya están tomadas por el gobierno (vacunación obligatoria, potabilización 
del agua), mientras que en algunos los países en desarrollo estas decisiones 
recaen en el individuo. 
 
En conclusión, se pueden ayudar a aquellos atrapados en este tipo de trampas 
otorgando mayor educación e incentivos a tomar las mejores decisiones para su 
salud. 
 
 
La educación 
 
Para Banerjee y Dunflo, el problema educativo no recae en la falta de 
infraestructura. Cada día hay más escuelas, muchas de ellas gratis, y sin 
embargo, la cantidad de chicos que no van a la escuela en los países en 
desarrollo llega a ser tan alto como 50%. Muchos economistas piensan que esto 
es causado por falta de demanda de trabajadores educados, pero incluso en las 
grandes ciudades que tienen más demanda por estos trabajadores, las tasas de 
absentismo de los estudiantes siguen siendo muy altas. 
 
Según los autores, una de las razones detrás de este fenómeno es la diferencia 
en cómo ven la educación los países en desarrollo. Para muchos, la educación 
es solo otra inversión. Es verdad que para muchos, es un punto de orgullo poder 
educar a un niño, pero para muchos, las necesidades actuales pesan más a la 
hora de tomar esa decisión. Es difícil que un padre decida mandar a su hijo a la 
escuela por 12 años, cuando puede ponerlo a trabajar en el campo y que el hogar 
perciba más ingreso. Es claro que es una decisión poco óptima, pero si bien los 
países desarrollados pueden legislar y forzar a los padres a educar sus hijos, lo 
mismo no es posible en países en desarrollo. 
 
Una herramienta que se ha usado mucho para promover la educación son las 
transferencias monetarias. Existen dos tipos de transferencia: las condicionadas 
y las no condicionadas. Las condicionadas fueron promovidas por Santiago Levy 
en México, que demostró su utilidad en mantener los chicos en las escuelas. Las 
no condicionadas fueron primero intentadas en un experimento social en Malawi, 
donde se ofrecieron ambos tipos de transferencia. Interesantemente, en ambos 
casos, los efectos sobre las tasas de educación fueron iguales. Esto implica que 
para la educación, los incentivos y el deseo ya existe: lo único necesario es 
ayudar con el ingreso. 
 
Las expectativas juegan un gran rol en explicar por qué los chicos no van a la 
escuela. Por ejemplo, muchos padres piensan que la educación es un todo o 
nada: o educan sus chicos doce años, o no los educan nada. Sin embargo, varios 
estudios demuestran que el valor de un año más de escuela es constante para 
todos los años. Esto es interesante porque implica que con solamente creer que 
existe una trampa de pobreza, se ha creado una trampa de pobreza. Además, 
las expectativas existen dentro de los niños también. Muchos chicos, cuando 
encuentran dificultad en la escuela, creen que no tienen la capacidad para la 
educación, y como resultado tienen más chance de abandonarla. 
 
Por suerte, a todos estos problemas, existen soluciones. Aunque es importante 
armar escuelas y que existan las oportunidades para los chicos, también es 
importante el ladode la demanda. Si bien ya existen incentivos para que la gente 
mande a sus hijos a la escuela, hay que utilizar transferencias, condicionadas o 
no para aumentarlos. 
 
Para la cuestión de las expectativas, también hay solución. En un experimento 
en Madagascar, hubo un experimento para informar a los padres del valor 
marginal de la educación. Los hijos de estos padres después demostraron un 
esfuerzo mucho más alto que aquellos chicos cuyos padres no recibieron la 
información. Por último, debería también haber un enfoque en habilidades 
básicas y universales, para que todos los chicos que entran a la escuela puedan 
creer que tienen la capacidad de graduarse, y decidan no abandonar su 
educación. 
 
 
El ahorro 
 
Los pobres, como cualquiera de nosotros, reconocen la importancia de tener 
ahorros. Sin embargo, muy pocos de ellos tienen ahorros formales. Solamente 
entre 9 y 12% de las personas con bajos ingresos en países en vías de desarrollo 
tienen cuentas de ahorro formales. Esto no es porque los pobres son menos 
pacientes o competentes, sino que ahorran de diferentes maneras. 
 
Un ejemplo de este tipo de ahorro es el llamado “saving brick by brick”. Los 
pobres arman sus casas por partes: una pared aquí, otra pared allá, y 
únicamente cuando el ingreso los permite. Existen varios sistemas también para 
ahorrar afuera de una cuenta. Duflo define a los “Self Help Groups” como grupos 
que se asisten entre ellos para ahorrar. Una especie de los SHG son los 
“Rotating Savings and Credit Associations”, donde todos los miembros depositan 
una cantidad de dinero semanalmente, y cada semana un miembro diferente se 
puede llevar el monto total. Lo que encuentran Banerjee y Duflo es que en 
muchos casos, los pobres utilizan muchas de estos sistemas de ahorro 
simultáneamente, entrando en varios ROSCAs y SGHs a la vez. 
 
¿Por qué existen tantos sistemas de ahorro? Para los autores, es simplemente 
el resultado que los individuos no tienen acceso a cuentas formales. A los 
bancos no les gusta tener cuentas con poco dinero, debido a la dificultad de 
administración y la burocracia asociada. Además, existen los varios costos 
asociados con acceder a un banco. Para muchas personas pobres rurales, el 
costo de ir a la ciudad para acceder a una institución bancaria puede ya ser 
demasiado alto para justificarlo. Existen algunas soluciones para este problema: 
primero de todo, los grupos como los SGHs hacen el ahorro formal más barato: 
Juntando su dinero, el costo marginal de que un grupo de gente accede a una 
cuenta formal baja dramática mente. Además, la tecnología de home banking 
hace más fácil que la gente pobre deposite e intercambie dinero sin necesitar 
hacer viajes costosos. Finalmente, la desregulación de los sistemas bancarios 
puede ayudar, permitiendo que la gente haga depósitos con su negocio local en 
lugar de un banco. Estos desarrollos son positivos, dado que cuando tienen 
acceso a los bancos, los ahorros de los pobres aumentan notablemente. 
 
¿Por qué los pobres están tan dispuestos a poner su dinero en las manos de 
otros en cambio de ahorrar por ellos mismo? Un factor es que los pobres no 
confían en sí mismos. Temen que si ahorran por su propia cuenta, no van a tener 
la disciplina para cumplirlo. Esto es causado por lo difícil que puede ser 
mantenerse comprometido con un objetivo: si alguien pobre sabe que tiene 
pocas chances de ahorrar todo un año para comprar una heladera, y que 
preferiría tener algo pequeño, no va tener incentivos a ahorrar. Por eso es clave 
que la gente tenga expectativas de éxito, para motivarlos a ahorrar. 
 
 
Conclusión 
 
En conclusión, el libro nos da cinco factores claves para explicar la pobreza, y la 
misma cantidad de soluciones de cómo mejorar las vidas de los pobres: 
 
1. A los pobres les falta información. Por ejemplo, no están bien informados 
de la mejor forma de mantenerse sanos (la prevención). Por lo tanto 
debemos trabajar para que los pobres tengan mayor acceso a información 
necesaria. 
 
2. Los pobres necesitan tomar demasiadas decisiones. Por ejemplo, deben 
decidir si el beneficio de llevar a sus hijos a vacunarse justifica el costo, 
mientras que alguien de un país de primer mundo tiene esa decisión ya 
tomada por autoridades superiores. Debemos instalar más sistemas que 
reduzcan la cantidad de decisiones importantes que toman los pobres. 
 
3. Hay que reducir los incentivos que tienen los mercados de excluir a los 
pobres. Por ejemplo, los bancos tienen mucha dificultad en abrir cuentas 
pequeñas, por lo que debemos apoyar la desregulación de los bancos, 
para que sea más fácil que los pobres acceden a cuentas. 
 
4. Los países pobres no están destinados a fallar. Mucha gente piensa que 
si los países no han salido de la pobreza, nunca lo harán, o que el 
problema es demasiado grande para resolver. Deberíamos enfocarnos en 
pequeños problemas, y mejoras marginales, para efectuar cambios 
pequeños pero, a la larga, importantes. 
 
5. Las expectativas se convierten en profecías auto cumplidas. Por ejemplo, 
el padre que cree que la educación es una poverty trap hace que 
realmente se convierta en una. Los chicos que creen que van a fallar, 
fallan. La solución que proponen los autores es cambiar las expectativas, 
o remplazarlas, generando incentivos para convencer a la gente de que 
sus expectativas actuales no son verdaderas.

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