Logo Studenta

La pregunta socratica

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

HAL Id: cel-01619992
https://hal.science/cel-01619992
Submitted on 19 Oct 2017
HAL is a multi-disciplinary open access
archive for the deposit and dissemination of sci-
entific research documents, whether they are pub-
lished or not. The documents may come from
teaching and research institutions in France or
abroad, or from public or private research centers.
L’archive ouverte pluridisciplinaire HAL, est
destinée au dépôt et à la diffusion de documents
scientifiques de niveau recherche, publiés ou non,
émanant des établissements d’enseignement et de
recherche français ou étrangers, des laboratoires
publics ou privés.
La pregunta socrática
David Camargo
To cite this version:
David Camargo. La pregunta socrática. lectureType_11. Colombia. 2003. �cel-01619992�
https://hal.science/cel-01619992
https://hal.archives-ouvertes.fr
 1 
“La pregunta socrática” 
David Camargo 
Bogotá, 3 de Julio 2003 
 
1. Introducción: ¿Que significa plantear socráticamente un problema? 
 
El contexto de la pregunta socrática 
 
Sócrates desarrolló su enseñanza a finales del siglo V a.c., considerado uno de los 
tres grandes filósofos griegos (junto a Platón y Aristóteles) que cimentó las bases de la 
cultura occidental. Su principal aporte es cambiar la especulación natural de los 
cosmogonistas Jonios al análisis del carácter y la conducta de la vida humana. Su 
‘pregunta por el hombre’ se basaba en una particular concepción del alma que le 
permitía desarrollar un planteamiento ético en tiempos que, como el período de la 
Guerra del Peloponeso, suponían la erosión de valores morales. Sócrates funda la 
dimensión ética predominante para el mundo occidental: “conócete a ti mismo”. Esta 
pregunta se desarrolla a partir de una exploración de las connotaciones morales y 
humanísticas del ser humano. 
 
Preocupado por la especulación cosmológica que planteaba el pensamiento de su 
época, Sócrates enfila baterías contra la confusión imperante en los sistemas de 
pensamiento helenísticos. El origen de esta explosión de sistemas de pensamiento 
helenista parte del racionalismo expresado por Parménides de Elea quien plantearía 
que el mundo real no puede ser conocido más allá de la información que nuestros 
sentidos nos proporciona y, por lo tanto, la interpretación que hagamos del mundo por 
‘analogías’ es falsa; a la vez el planteamiento de Zenón de Elea (discípulo de 
Parménides) quien mostraría que aún los postulados de las matemáticas son 
contradictorios. Para el grupo de ‘Sofistas’ que asumen este planteamiento racionalista 
con una interpretación relativista de la realidad, la interpretación y el conocimiento del 
mundo se convertiría en un juego del lenguaje, en una cadena de planteamientos que 
dejan de lado la noción de ‘verdad’ y se concentran en la construcción argumental, 
cayendo en simple especulación al parecer de Sócrates, sin olvidar que estos métodos 
de construcción argumental se regían por estructuras formales lógicas. 
 
Ante esta situación del pensamiento griego, Sócrates contrapone otro tipo de 
argumentación, la llamada ‘pregunta socrática’, un método de indagación sobre la 
verdad que emplea la argumentación y contra-argumentación . 
 2 
 
Esta “hipótesis” socrática se construye distanciándose de los ‘hechos’ como 
sucedáneos de la verdad y enfocándose en los ‘principios’ o ‘proposiciones’ que se 
plantean sobre los hechos. Su método de indagación inicia con la “hipótesis” que 
parece ser más satisfactoria con relación a algún hecho o tema, y luego, a partir de 
dicho postulado, considerar las consecuencias que se derivan del mismo. En tanto 
estas consecuencias prueban ser verdaderas y ‘consistentes’ debe declararse que la 
hipótesis ha sido confirmada provisionalmente. 
 
Un salto lógico se produce en la medida que debe entrar a considerarse que el hecho 
de indagar sobre las consecuencias de la hipótesis, y confirmar que las mismas son 
verdaderas y ‘consistentes’ no significa probar la verdad de la hipótesis. Sócrates 
defiende el proceder lógico en el cual la verdad de una proposición reside y puede ser 
probada únicamente derivando la misma como consecuencia de otra proposición que 
haya sido aceptada anteriormente. Este proceder conlleva lógicamente a los 
problemas de petición de principio que resuelve con el paso del alma por el “mundo de 
las ideas”. 
 
 
La doctrina de las formas 
 
La base de esta argumentación descansa en una “hipótesis” fundamental, primera, 
según la cual cada término (lo que definimos hoy como ‘conceptos’) que expresa 
inequívocamente el nombre de un objeto individualizado de esa clase, refiriéndose 
directamente al mismo, es inaprensible por los sentidos y sólo puede ser aprehendido 
por el pensamiento. Dicha idea de los objetos es una forma de los mismos. 
 
Las cosas sensibles sobre las cuales se predican ideas como la belleza, la bondad, la 
humanidad tienen una realidad que es secundaria, dado que se ‘convierten’ o 
adquieren dichas cualidades sólo en determinado momento y lugar, y lo hacen sólo en 
virtud de que participan de dicha forma o idea. 
 
Esta es una doctrina filosófica que corre a través de los diálogos jóvenes que a su vez 
se compone de tres características principales: la teoría del conocimiento como 
‘recolección’, el concepto del alma tripartita, y más importante, la teoría de las formas. 
 
 3 
La teoría de que el conocimiento es ‘recordación’ descansa en la creencia de que el 
alma no es sólo eterna sino pre-existente. La concepción del alma tripartita se asienta 
en que el alma consiste de ‘razón, ‘apetito’ y ‘espíritu’ (voluntad), cada parte sirve a un 
propósito y tiene su validez, pero la razón es la parte más noble del alma, buscando 
que el hombre obtenga armonía, los apetitos y la voluntad deben estar sujetas al firme 
control de la razón. La teoría de las formas se basa en asumir que más allá del mundo 
físico existe uno superior, el orden espiritual de las formas, o las ideas, como las 
formas de ‘belleza’ o ‘justicia’. Este reino de las formas tiene igualmente un orden 
jerárquico, el nivel más alto corresponde a la forma del ‘bien’. 
 
Mientras que el mundo físico percibido a través de los sentidos se encuentra en 
constante flujo y el conocimiento se deriva de lo restringido y lo variable, el reino de las 
formas, aprensible únicamente por la mente, es eterno y sin cambio. Cada forma es el 
patrón de una categoría particular de las cosas en este mundo; existen entonces 
formas de ‘hombre’, ‘piedra’, ‘forma’, ‘color’, ‘belleza’, ‘justicia’, etc. Siendo así que las 
cosas de este mundo son sólo copias imperfectas de esas formas perfectas. 
 
En el “Fedro” el personaje de Sócrates describe la teoría de las ideas como algo muy 
familiar que él hubiese estado constantemente discutiendo con sus amigos por años. 
En los diálogos del segundo período, sin embargo, estas doctrinas son menos 
prominentes, y la más importante de ellas, la ‘teoría de las formas’, está sujeta en el 
“Parménides” a una serie de críticas. La pregunta que surge es si Platón tenía dos 
distintas filosofías, una inicial y una posterior, o si el objetivo del primer grupo de 
diálogos era preservar la memoria de Sócrates. La filosofía expuesta en los primeros 
diálogos sería, principalmente, la de Sócrates (coloreado, sin duda, pero no 
conscientemente distorsionado por la mente de Platón) Y como una segunda 
propuesta, Platón no tendría una filosofía ‘platónica’ distinguible hasta su último 
período de vida. 
 
La base de la polémica está en la separación planteada entre lo ‘universal’ y lo 
‘particular’ en dos realidades, dado que Aristóteles genera un sistema en el que dicha 
separación no existe, es así como algunos consideran que dicha separación es obra 
exclusiva de Platón y no de Sócrates. Apoya esta idea el que en el diálogo del “Fedón” 
no aparece expresada una argumentación que apoye este tipo de separación, diálogo 
escrito en un momentoque el personaje Fedón vivía, y por lo tanto podría refutar o 
soportar lo allí expresado. Contrario a esta discusión Sócrates-Platón puede decirse 
que la teoría presentada en “El Banquete” y en “La República” también hacen parte del 
 4 
pensamiento socrático, y en ella, por el contrario, se expresa Sócrates sobre “formas 
supremas” como la ‘belleza’ y el ‘bien’ que se encuentran como límite supremo de toda 
contemplación intelectual. Lo que es claro es que pretender separar a Sócrates de 
Platón, tanto en las formas argumentativas como en los contenidos morales o los 
planteamientos teóricos, es imposible. Igualmente la separación histórica de un 
Sócrates fuera de los diálogos platónicos es muy pobre. 
 
 
La pregunta socrática 
 
La pregunta socrática debe analizarse desde tres presupuestos: 
 
Primero, la pregunta socrática planteada en los Diálogos de Platón no permite 
distinguir entre lo que pertenece propiamente a Platón y lo que pertenece a Sócrates. 
 
Segundo, podemos distinguir entre los contenidos de la pregunta socrática y la forma 
como se construye la misma. 
 
Tercero, es distinguible una ‘pregunta socrática’ independientemente de que sea la 
caracterización argumental o la propuesta teórica de Platón a través del personaje 
“Sócrates” en los Diálogos, o que sea la representación de un Sócrates histórico. 
 
Desde el punto de vista lógico la pregunta socrática se distingue principalmente por 
dos cosas: los “argumentos inductivos” y las “definiciones universales”. Desde el punto 
de vista de los contenidos, la misma se diferencia por la indagación “ética” del carácter 
y la conducta humana más que por la indagación “natural” o científica del mundo. 
 
Las “definiciones universales” pretenden formular de forma precisa el significado de un 
predicado universal, lo que en el “Fedón” se denomina la ‘forma’. Sócrates busca 
aclarar el pensamiento sobre el significado de predicados morales como el primer 
paso indispensable hacia el desarrollo de las conductas morales. 
 
Los “argumentos inductivos” son el intento clásico en los Diálogos platónicos de llegar 
a dichas formulaciones a partir de la consideración de ejemplos simples y concretos, la 
ejemplificación con “carpinteros”, “sirvientes”, “zapateros” que ‘aterrizan’ la 
argumentación abstracta tradicional de los académicos, el lenguaje sencillo y vulgar de 
los usos y costumbres cotidianas. De tal manera que ‘Inducción’ en este caso no 
 5 
puede considerarse como un “método de prueba”, su papel es el de sugerir, pone el 
sentido de una ‘definición’ propuesta con tal fuerza y claridad mental que la ‘idea’ 
parece ‘hacer su aparición’ en la mente de los escuchas. 
 
La justificación de la definición obtenida será entrar en la consideración de las 
consecuencias, en tanto las mismas sean lo suficientemente ‘satisfactorias’ para los 
oyentes y puedan por tanto ser adoptadas. Sócrates guía la conversación hacia 
definiciones en la esfera que más le interesa: la ética. 
 
 
2. La estructura formal de la pregunta socrática. 
—La lógica socrática. Estructura argumentativa. 
—La lógica de los sofistas. Estructura argumentativa. 
 
—Pendiente— 
 
3. Sócrates el modelo del filósofo 
 
Con Sócrates el problema de la filosofía sufre una transformación radical, desde la 
cosmología hacia la formulación de una guía de vida, hacia el uso práctico de la razón. 
Como aparece en la Apología, el mensaje que Sócrates lleva a sus discípulos es el de 
cuidar, el de dirigir su propia alma hacia el bien, hacerla ‘divina’, alejando su proceder 
de la ruina que la mayoría de los hombres hace de la misma poniendo atención al 
mero cuerpo o a las posesiones antes que al alma. El alma hace al hombre verdadero. 
 
Esta ruptura de Sócrates con la visión homérica o jónica de la psyche como el motor, 
como el ánima de la vida que se pierde al momento de la muerte corporal, igualmente 
con las visiones de los círculos órficos según la cual el alma sería sólo una suerte de 
extraño ser que duerme cuando el cuerpo está activo y despierta cuando el cuerpo 
duerme. 
 
Posterior a Sócrates la visión prevalente en el mundo helénico fue la del alma como 
determinante del carácter y la inteligencia de los hombres, aquello que el propio 
Sócrates consideraba hacía que un hombre fuese llamado tonto, inteligente, bueno o 
malo. Así que el alma es el hombre. 
 
 6 
 
Ética y política 
 
La felicidad y el bienestar de los hombres, en la visión socrática, depende 
directamente de la bondad y la maldad de su alma. Nadie desea nada distinto que lo 
verdaderamente bueno y lo verdaderamente feliz. Pero los hombres pierden su 
felicidad al desconocer qué es y cómo es aquella. Por las cosas buenas se confunden 
cosas que no lo son, como la riqueza ilimitada y el poder, de forma que todo el mal 
que se comete es involuntario, es producto del desconocimiento. Los hombres deben 
conocer lo que es verdaderamente bueno y así no se confundirán, igualmente al 
momento de actuar no desperdiciarán o abusarán de la riqueza, la salud, la fuerza o la 
oportunidad. Todo hombre ilustrado en este conocimiento actuará de acuerdo al 
mismo, excepto que prefiera la miseria a la felicidad. 
 
Contrasta este planteamiento con el de los sofistas para quienes la ‘bondad’ es sólo 
una palabra neutra que puede ser usada en cualquiera dos casos que se enfrenten, 
bien sea el bien para uno o el mal para el otro, siempre podrá cada uno referir como 
bueno algo o malo algo según su propio interés. 
 
Sócrates define que, por el contrario, el conocimiento del bien es uno y del cual es 
imposible tener dos usos opuestos o erróneos, y la posesión de este conocimiento 
hará que siempre se haga uso correcto del mismo. Como corolario a este 
planteamiento, el conocimiento del bien siempre hará que todo conocimiento sea 
correcto, sea bueno, sea verdadero, he ahí la participación de la divinidad que permite 
este conocimiento. 
 
Las enseñanzas de Sócrates conducirán al desarrollo de una doctrina de la moralidad 
absoluta opuesta al relativismo de Protágoras, basada en la concepción de la felicidad 
como un bien que no se predica exclusivamente de atenienses, espartanos, o griegos, 
sino de todos los hombres en tanto hombres, como parte de una humanidad universal. 
 
La política, en consecuencia, será la tarea del legislador de orientar las almas de todos 
los sujetos políticos, de los ciudadanos, hacia el bien, hacia la actuación en procura de 
que sus acciones sean tan buenas como sea posible. El conocimiento del bien será la 
base de toda sociedad humana. La crítica presente a la democracia ateniense se 
fundamenta en que la sociedad se pone en manos de hombres sin conocimiento 
verdadero y conocimiento experto, de ahí que sólo el filósofo podrá ser el buen 
 7 
gobernante. Si la sociedad toma la opinión de los expertos en distintos campos como 
la opinión ‘verdadera’ que orienta la acción, ¿por qué habría de tomar la opinión moral 
de la mayoría como si tuviese el mismo valor que la de cualquiera? El filósofo sería el 
especialista en moral, cuya opinión debe tener más peso que la de cualquier otro 
individuo en la sociedad. 
 
Mucho se ha discutido sobre el tema propuesto en “La República”, suponemos que la 
visión expuesta por Platón se acerca al planteamiento político socrático, ¿qué tanto? 
No podemos saberlo. 
 
 
4. Sócrates histórico y el Sócrates de los diálogos. 
 
Los Diálogos 
 
El orden bajo el cual conocemos los textos de Platón fue fijado hacia el siglo V de la 
era cristiana (clasificación de Trasilo, de la época de Tiberio). La lista de las obras 
contiene 36 trabajos organizados en nueve tetralogías, ninguna de las obras escritas 
se considera perdida, y por el contrario existe el consenso general de que un pequeño 
número de diálogos (7) son espurios: “Alcibiades I”, “Alcibiades II”, Teages, Erastoes, 
Clitofo, Hiparco, y Minos. Muchos consideran igualmenteque el epílogo y el apéndice 
a las “Leyes” fueron escritos por el matemático Philippus of Opus. El “Hipias Mayor” y 
el “Menexeno” son considerados dudosos por algunos, aun cuando Aristóteles los 
recopila como platónicos. Actualmente el consenso emplea la clasificación en tres 
grandes grupos: juventud, madurez y vejez de Platón. El primer grupo correspondería 
a los diálogos: “Ión”, “Hipias Mayor”, “Protágoras”, “Apología”, “Critón”, “Eutifrón”, 
“Laques”, “Cármides”, “Lisis”, “Gorgias”. El segundo a: “Menexeno”, “Menón”, 
“Eutidemo”, “Cratilo”, “Fedón”, “Banquete”, “República”, “Fedro”, “Teeteto”, 
“Parménides”. Y el tercero los diálogos: “Sofista”, “Político”, “Timeo”, “Critias”, “Filebo”, 
“Leyes”. 
 
Los datos sobre las épocas en las cuales fueron escritos los diálogos no son muchos, 
se considera que la “Apología” fue escrita probablemente hacia el año 380 a.c. Dado 
que no hay evidencia de que Platón comenzara su carrera literaria con un sistema 
completamente desarrollado de trabajo, y aun cuando su pensamiento constantemente 
cambia a lo largo de los diálogos, el orden en el cual ha sido escrito los diálogos es de 
vital importancia. Únicamente a través de este orden es posible rastrear 
 8 
adecuadamente el desarrollo de su pensamiento, desafortunadamente existen sólo 
pocas claves sobre el orden mismo de los diálogos. Platón ligó el “Sofista” y el 
“Político” con el “Teeteto” como continuación de la conversación iniciada en el primero. 
Igualmente parece que ligó el “Timeo” con “La República”, y Aristóteles dejo nota de 
que las “Leyes” fue escrito luego de “La República”. 
 
A partir de criterios estilísticos se ha determinado que pueden agruparse los textos en: 
El “Sofista”, el “Político”, “Filebo”, “Timeo” (con su secuencia fragmentaria, el “Critias”), 
con las “Leyes”, formando un grupo lingüístico correspondiente a los últimos años de 
la producción platónica. Todo este grupo es posterior al “Sofista”, que dice ser 
secuencia del “Teeteto”, y dado que el “Teeteto” conmemora la muerte de este 
eminente matemático (probablemente en el año 369 a.c.), puede decirse que este fue 
escrito hacia el año 368 a.c., la víspera del viaje de Platón a Siracusa, y el resto con 
posteridad a esta fecha. 
 
El grupo de diálogos iniciales o de juventud se considera que termina con el “Teeteto” 
y el relativamente cercano “Parménides”. Aparte de esto, lo único que puede decirse 
con certeza es que los ‘grandes diálogos’: “El Banquete”, el “Fedro”, y “La República” 
(y tal vez el “Protágoras”), en el cual el poder dramático de Platón es superior, marcan 
la culminación de su primer período de producción literaria, el llamado período de 
madurez. Los diálogos posteriores frecuentemente son considerados de menor calidad 
literaria, pero compensados con una incrementada capacidad de recogimiento y 
aplomo en el juicio. 
 
 
Los personajes 
 
Los personajes que hablan en los diálogos platónicos hacen su aparición y 
caracterización a través de las conversaciones allí trabadas, de las cuales Sócrates es 
usualmente el protagonista. Aun cuando todos los allí involucrados son personas 
reales, históricas, es razonable suponer que es Platón quien transmite sus opiniones 
poniendo su propio punto de vista sobre los temas en boca de ellos. 
 
La variación de los temas lleva a pensar que Platón podría colocar libremente 
conversaciones en boca de sus protagonistas en la medida que un tema le interesa 
personalmente, sin entrar a considerar la verdad o mentira del mismo. Es así como 
Platón puede convertir a Sócrates en abogado del utilitarismo hedonista en el 
 9 
“Protágoras” y denunciar este tema en el “Gorgias”. Otros consideran que los 
personajes platónicos, particularmente Sócrates y Timeo son sólo altavoces a través 
de los cuales él puede introducir ideas propias sin preocuparse por la verdad de la 
representación histórica o dramática. En este sentido ha sido sostenido que la “Teoría 
de las ideas”, la “Doctrina de la reencarnación” y la “Tripartición del alma” son 
originarias de Platón y que a la muerte de Sócrates conscientemente de las adhirió a 
su maestro. 
 
Ideas en los primeros y en los diálogos tardíos. 
 
Hay innegables diferencias entre las ideas expresadas en los diálogos posteriores al 
“Teeteto” y los primeros diálogos, anteriores al mismo. Pero no hay discrepancias 
serias en las doctrinas expresadas en los diálogos del mismo período. Platón, por 
ejemplo, presenta sus propias convicciones personales sobre ciertas doctrinas en el 
segundo grupo de diálogos por un ardid dramático. En el “Sofista” y en el “Político” la 
parte principal es tomada por un visitante de Elea y en las “Leyes” por un ateniense. 
Estos son los únicos personajes anónimos y ciertamente imaginarios, entre todos los 
diálogos platónicos. De esta forma pudo expresar exactamente su propio pensamiento 
y enseñanza, de esta forma toma para sí la responsabilidad por la lógica y la 
epistemología del “Sofista” y el “Político” y por la ética, la educación y la teoría política 
expresadas en el “Político” y en las “Leyes”. 
 
Puede ser significativo que el único diálogo tardío en el cual Sócrates toma la parte 
principal sea el “Filebo”, el único trabajo del segundo grupo que trata principalmente 
con los problemas éticos en los cuales el pensamiento de Sócrates estuvo 
concentrado. Esto es usualmente explicado suponiendo que Platón no estuvo 
dispuesto ha hacer de Sócrates el exponente de doctrinas que él sabía eran de su 
propiedad. Es difícil entender este tipo de cambios para ocultar posibles 
‘equivocaciones’ si es cierto que Platón realmente estuvo empleando a Sócrates con 
este propósito por años, carecería de sentido ocultar algo que ha sido práctica durante 
una vida. Es notable, igualmente, que Aristóteles, quien aparentemente desconocía la 
existencia de un platonismo ‘inicial’ y uno ‘final’, atribuyera a Platón una doctrina en la 
que no se encuentra nada similar en el primer grupo de diálogos. El punto de vista de 
los Neoplatónicos es que la teoría de las ideas de los grandes diálogos iniciales era 
realmente la que pertenecía a Sócrates, el hecho de que ellos no encontraran 
necesario discutir este punto muestra que este podría ser el punto de vista académico 
aceptado desde la época antigua. 
 10 
 
Hoy en día pocos estudiosos modernos aceptan este punto de vista. Las diferencias 
entre los períodos inicial y final no son tan grandes como algunas veces ha sido 
sostenido. De forma que el desarrollo del pensamiento platónico desde los diálogos 
iniciales a los finales no muestra ningún tipo de desfase. Las ideas del período inicial 
han sido inspiradas por Sócrates pero fueron propias de Platón. Por ejemplo, la teoría 
de las formas no pudo haber sido planteada enteramente por Sócrates, es así que 
Platón nunca le atribuyó a él la misma sino que simplemente permitió que se 
expresara como un personaje porque vio en él la base teórica de lo que Sócrates 
enseñó. 
 
5. La pregunta socrática hoy en día. 
 
—Pendiente— 
 
 
Bibliografía 
 
Platón (1987). Diálogos. Biblioteca Clásica Gredos, Editorial Gredos, Madrid, España. 
Platón (1973). Diálogos socráticos. Colección “Los clásicos” Grolier-Jackson, USA. 
AAVV (1986). Los filósofos presocráticos. Tres tomos, Biblioteca Clásica Gredos, 
Editorial Gredos, Madrid, España. 
Campos, Alberto (1994). Introducción a la lógica y la geometría griegas anteriores a 
Euclides. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia. 
Taylor, Platón, El hombre y su trabajo. 
Jaeger, 
Guthrie, W.K.C. (1953). Los filósofos griegos. FCE, México. 
Gómez Lobo, Alfonso (1994). La ética de Sócrates. Editorial Andrés Bello, España. 
Eggers Lan, Conrado (). Historia de la filosofía antigua.

Continuar navegando