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Microbiologia Medica (270)

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272 SECCIÓN III Bacteriología
C. Cultivo
Para el cultivo son necesarios medios enriquecidos que conten-
gan cisteína. Antes se prefería el agar sangre y glucosa-cisteína, 
pero F. tularensis prolifera en medios comercializados que con-
tienen hemina como son el agar chocolate, el agar Th ayer-Martin 
modifi cado y el agar amortiguado de carbón y extracto de leva-
dura (BCYE, buff ered charcoal yeast extract) que se utiliza para 
cultivar especies de Legionella. Los medios se deben incubar en 
CO2 a una temperatura de 35 a 37 °C durante dos a cinco días. 
Precaución: a fi n de evitar las infecciones adquiridas en el labo-
ratorio, es indispensable practicar los procedimientos de nivel de 
bioseguridad 3 (BSL III, biosafety level three) cuando se trabaja 
con cultivos que se sospeche contengan bacterias vivas de F. tula-
rensis. Las muestras clínicas requieren procedimientos BSL II.
D. Diagnóstico serológico
Todas las cepas son serológicamente idénticas y presentan un 
antígeno de polisacárido y uno o más antígenos de proteínas 
que experimentan reacción cruzada con brucelas. Sin embargo, 
hay dos biogrupos principales de cepas, llamadas Jellison tipo 
A y tipo B. La tipo A se presenta sólo en Norteamérica, es letal 
para los conejos, produce enfermedad grave en el ser humano, 
fermenta glicerol y contiene citrulina ureidasa. La tipo B carece 
de estas características bioquímicas, no es letal para los conejos, 
produce enfermedad más leve en el ser humano y suele aislarse 
de roedores o de agua en Europa, Asia y Norteamérica. Otros 
biogrupos tienen una escasa patogenicidad.
La respuesta de anticuerpo habitual consiste en agluti-
ninas que se presentan siete a 10 días después del inicio de la 
enfermedad.
Patogenia y manifestaciones clínicas
F. tularensis es muy infeccioso; la penetración de la piel o las 
mucosas, o la inhalación de 50 microorganismos puede producir 
FIGURA 182 Tinción de Gram de Francisella tularensis. Estas 
bacterias son cocobacilos gramnegativos muy pequeños de unos 
0.2 × 0.7 μm. Amplifi cación original × 1 000. (Cortesía de CDC Public 
Health Image Library.)
infección. Es más frecuente que los microorganismos entren a 
través de abrasiones en la piel. En dos a seis días, sobreviene una 
pápula infl amatoria ulcerosa. Los ganglios linfáticos regiona-
les aumentan de tamaño y pueden volverse necróticos, a veces 
presentan secreción purulenta por semanas (tularemia ulce-
roganglionar). La inhalación de un aerosol infeccioso produce 
infl amación peribronquial y neumonitis circunscrita (tularemia 
neumónica). La tularemia oculoganglionar puede presentarse 
cuando un dedo infectado o una gotita tocan la conjuntiva. Las 
lesiones granulomatosas amarillentas en los párpados pueden 
acompañarse de adenopatía preauricular; las otras formas de 
la enfermedad son la tularemia ganglionar (linfadenopatía sin 
úlcera); la forma orofaríngea y la tifoídica (septicemia). Todos 
los individuos afectados tienen fi ebre, malestar general, cefalea 
y dolor en la región atacada, además de linfadenopatía regional.
Por el carácter tan infeccioso de F. tularensis, este microor-
ganismo es un microorganismo potencial de bioterrorismo y en 
la actualidad está clasifi cado en la lista de agentes selectos como 
un agente de categoría A. Los laboratorios que aíslan F. tularen-
sis sospechosa deben notifi car a las autoridades de salud pública 
y deben remitir la cepa a un laboratorio de referencia que pueda 
llevar a cabo la identifi cación defi nitiva.
Pruebas diagnósticas de laboratorio
F. tularensis puede aislarse de las muestras clínicas antes men-
cionadas y mediante estudios serológicos. La prueba de agluti-
nación, sea en un formato tubular o en microaglutinación, es la 
forma de prueba estándar. Las muestras de suero pares obteni-
das a intervalos de dos semanas permiten demostrar un incre-
mento del valor de aglutinación. Un solo valor sérico de 1:160 es 
muy indicativo si los antecedentes y los signos físicos son com-
patibles con el diagnóstico. Como los anticuerpos reactivos en 
la prueba de aglutinación para la tularemia también reaccionan 
en la prueba para la brucelosis, se deben realizar las dos prue-
bas para los sueros positivos; el valor para la enfermedad que 
afecta al paciente suele ser cuatro veces mayor que el de otras 
enfermedades.
Tratamiento
El tratamiento con estreptomicina o gentamicina por un periodo 
de 10 días casi siempre produce mejoría rápida. La tetraciclina 
también es efi caz, pero son más frecuentes las recaídas. Otros 
fármacos a los que se puede recurrir son cloranfenicol y cipro-
fl oxacino. F. tularensis es resistente a todos los antibióticos lac-
támicos β como consecuencia de la producción de lactamasa β.
Prevención y control
El ser humano adquiere la tularemia por el manejo de conejos 
o ratas almizcleras infectados o de mordeduras de una garra-
pata o una mosca del ciervo infectada. Con menor frecuencia, 
la fuente es el agua o el alimento contaminados, o el contacto 
con un perro o un gato que ha atrapado a un animal silvestre 
infectado. Es esencial evitar el contacto para la prevención. La 
infección en los animales silvestres no se puede controlar.
La vacuna hecha de F. tularensis viva atenuada (LVS) ya no 
se encuentra disponible para personas de alto riesgo; se encuen-
tran en fase de investigación nuevas vacunas.
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