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324 SECCIÓN III Bacteriología Los seres humanos con sífi lis generan anticuerpos capa- ces de teñir T. pallidum por inmunofl uorescencia indirecta, de inmovilizar y destruir a T. pallidum móviles y vivos, y de fi jar complemento en presencia de una suspensión de los microor- ganismos o de espiroquetas similares. Las espiroquetas tam- bién causan el desarrollo de una sustancia distinta, similar a anticuerpos, reagina (IgE) que confi ere positividad a las prue- bas de fi jación de complemento (CF, complement fi xation) y fl oculación, con suspensiones acuosas de cardiolipina extraída de tejidos normales de mamíferos. La reagina y el anticuerpo antitreponémico se han utilizado para el diagnóstico seroló- gico de la sífi lis. Patogenia, anatomía patológica y manifestaciones clínicas A. Sífi lis adquirida La infección natural con T. pallidum se limita al hospedador humano; suele transmitirse por contacto sexual, y la lesión in- fectante se localiza en la piel y las mucosas de los genitales. Sin embargo, en 10 a 20% de los casos la lesión primaria se localiza en el interior del recto, en el área perianal o en la boca; puede surgir en cualquier zona corporal. Es probable que T. pallidum penetre mucosas intactas o lo hace por una solución de conti- nuidad en la epidermis. Con base en pruebas experimentales en conejos, tan sólo cuatro a ocho espiroquetas pueden causar infección. Las espiroquetas se multiplican en el sitio de penetración y algunas proliferan y llegan a ganglios linfáticos vecinos y de ahí a la circulación sanguínea. Dos a 10 semanas después de la infección, surge una pápula en el sitio de la misma y por lisis hística se transforma en úlcera con una base limpia y dura (“chancro duro”). La infl amación se caracteriza porque en ella predominan linfocitos y plasmacitos; dicha “lesión primaria” siempre cicatriza de manera espontánea, pero dos a 10 semanas después aparecen las lesiones “secundarias” que consisten en maculopápulas rojas en cualquier zona del cuerpo, incluidas las manos y los pies, y condilomas que son pápulas húmedas pálidas en la región anogenital, las axilas y la boca. El paciente también puede manifestar meningitis sifi lítica, coriorretinitis, hepatitis, nefritis (similar a la producida por complejos inmu- nitarios) o periostitis. Las lesiones secundarias desaparecen de manera espontánea. En los dos tipos de lesiones abundan las espiroquetas y son muy infecciosas. Las lesiones contagiosas pueden reaparecer en término de tres a cinco años después de ocurrida la infección, pero tras ese lapso el paciente deja de ser infeccioso. La infección sifi lítica puede asumir un estado sub- clínico y el paciente pasar en forma asintomática por las dos fases o por ambas, o los signos terminan por aparecer en lesio- nes terciarias. En casi 30% de los casos, la infección primaria sifi lítica evoluciona de manera espontánea hasta curar del todo, sin tratamiento. En otro 30%, la infección sin tratamiento perma- nece latente (se le puede detectar por los resultados positivos de pruebas serológicas). En el resto de los casos, la enfermedad evoluciona a la “fase terciaria” que se caracteriza por lesiones granulomatosas (gomas) en la piel, los huesos y el hígado; por cambios degenerativos en el sistema nervioso central (sífi lis meningovascular, paresias, tabes) o por lesiones cardiovascu- lares (aortitis, aneurisma aórtico, insufi ciencia de válvula aór- tica). En las lesiones terciarias, rara vez se detectan treponemas y una respuesta hística demasiado intensa tendría que atri- buirse a la hipersensibilidad hacia los microorganismos. Sin embargo, en la sífi lis tardía muchas veces se detectan trepone- mas en los ojos, o el sistema nervioso central. B. Sífi lis congénita La embarazada sifi lítica transmite T. pallidum al feto por la pla- centa, desde la décima a la decimoquinta semanas de la ges- tación. Algunos de los fetos infectados mueren y son aborta- dos de manera espontánea en tanto que otros están muertos al nacer (mortinatos). Otros más nacen vivos, pero muestran signos de sífi lis congénita en la niñez, como queratitis intersti- cial, dientes de Hutchinson, nariz en silla de montar, periostitis y diversas anomalías del sistema nervioso central. El trata- miento adecuado de la mujer durante el embarazo impide la sífi lis congénita. Los títulos de reagina en la sangre del pro- ducto aumentan con la infección activa, pero disminuyen con el paso del tiempo si el anticuerpo fue transmitido de manera pasiva, de su madre. En la infección congénita, el recién nacido sintetiza un anticuerpo de tipo IgM contra treponemas. Pruebas diagnósticas de laboratorio A. Muestras Las muestras incluyen líquido hístico obtenido al “exprimir” las lesiones primarias superfi ciales para la identifi cación de espiroquetas con microscopia en campo oscuro o inmunofl uo- rescencia; tales muestras también pueden estudiarse por medio FIGURA 241 Micrografía electrónica de Treponema pallidum, subespecie pallidum en preparación completa. Se identifi can fácilmente los endofl agelos. Recuadro inferior: micrografía electrónica de Treponema pallidum, en corte fi no. Se destaca la posición de los endofl agelos (EF) en el espacio periplásmico entre la membrana interna (IM) y la externa (OM). (Por cortesía de EM Walker.) IM OM EF EFEFEF EFEFEF 24 Chapter 24_Carroll_4R.indd 32424 Chapter 24_Carroll_4R.indd 324 14/04/16 18:1814/04/16 18:18
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