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812 ParTe 5 | Tratamiento nutricional médico valor recomendado de proteínas, la ingesta proteica debería aumentar a 0,75 g/kg/día. En ambos casos, cerca del 50% de las proteínas deberían ser de AVB. Los posibles beneficios de la restricción de proteínas en pacientes con insuficiencia renal moderada deben contrape- sarse con los riesgos posibles de ese tratamiento (es decir, malnutrición proteica). Si se restringen las proteínas, hay que llevar a cabo periódicamente estudios exhaustivos an- tropométricos y de seguimiento, como indican las directrices de la KDOQI. La hipertensión sistémica, que agrava la pérdida progresiva de función renal, debe estar bien controlada para lograr bene- ficios con la restricción proteica. Un buen control glucémico también es importante en personas con diabetes para controlar la progresión de la insuficiencia renal. Un estudio multicén- trico estadounidense, el Diabetes Control and Complications Trial, mostró que el control de la glucosa sanguínea era más importante que la restricción de proteínas para retrasar el inicio de la insuficiencia renal en personas con diabetes (v. capítulo 31). Energía. La ingesta de calorías debería ser de unas 35 kcal/ kg/día en adultos, con el fin de reservar a las proteínas para la reparación y el mantenimiento de los tejidos. Sodio. Los edemas, la manifestación clínica más aparente, indican sobrecarga global de sodio en el organismo. Además, por la baja presión oncótica debida a la hipoalbuminemia, el volumen de sangre circulante puede estar reducido. Los intentos de res- tringir enormemente la ingesta de sodio o el uso constante de diuréticos pueden causar hipotensión notable, exacerbación de coagulopatía y deterioro de la función renal. Por tanto, el control de los edemas en este grupo de enfermedades debe hacerse con una ingesta dietética de 2-3 g de sodio al día. El uso de medias de compresión elásticas que cubran la totalidad de los miembros inferiores también podría ser útil. Potasio. La variabilidad en el estado de la enfermedad, la ingesta individual y el uso de medicamentos capaces de redu- cir el potasio, como los diuréticos, posibilitan el tratamiento del potasio. Muchos pacientes en los estadios iniciales de la ERC toman diuréticos que hacen perder potasio y requieren suplementos. Cuando la diuresis cae por debajo de 1 l/día, estos mismos pacientes podrían necesitar una restricción de potasio, porque el riñón ya no es capaz de excretar todo el potasio in- gerido. Esto sucede habitualmente bastante tarde, en el estadio 4 de la ERC. Fósforo. A menudo se pasa por alto la importancia de controlar el fósforo de los pacientes en los primeros estadios. Las concentraciones séricas de fósforo se elevan a la misma velocidad con la que disminuye la TFGe. El inicio precoz de los tratamientos reductores del fosfato tiene ventajas respecto al retraso del hiperparatiroidismo y los problemas óseos. Des- graciadamente, los pacientes están asintomáticos a menudo en las fases iniciales del hiperparatiroidismo y la hiperfosfate- mia; en ocasiones no siguen las dietas modificadas o bien no entienden la necesidad de tomar quelantes de fosfato con las comidas. En los pacientes con TFGe inferior a 60 hay que evaluar la presencia de enfermedad ósea renal, y se benefician de la restricción de fósforo. Se recomienda la vigilancia regular del fósforo del paciente y el uso de quelantes de fosfato. La dieta se modifica habitualmente para permitir un máximo de 1.000 mg de fosfatos al día, cantidad que permite aproxima- damente 1-2 alimentos lácteos diarios. Por la reducción de la ingesta proteica, el control del fósforo es algo más sencillo de lograr. Los pacientes en estadios avanzados de la ERC, que no toleran carnes rojas por las alteraciones del gusto secun- darias a la uremia, suelen ser capaces de sustituir la carne por alimentos lácteos y seguir manteniendo una ingesta limitada de fosfato. Lípidos. La consecuencia importante de la dislipidemia es la enfermedad cardiovascular. Pacientes pediátricos con síndrome nefrótico resistente o con recurrencias frecuentes tienen especialmente más riesgo de sufrir ateroesclerosis prematura. Ciertos fármacos hipolipemiantes, junto con una dieta reductora de colesterol, pueden reducir el colesterol total, el colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad y los triglicéridos en estos pacientes (v. capítulo 34). La reducción de la ingesta proteica en pacientes adultos también podría reducir la ingesta de grasas y colesterol procedentes de fuentes animales. Vitaminas. A los pacientes con ERC se les prescribe de rutina un suplemento vitamínico renal hidrosoluble, porque las restricciones pueden hacer que la dieta sea inadecuada. enFermedades inTersTiciales y Tubulares En gran medida, las funciones de los túbulos renales les ha- cen susceptibles a sufrir daños. Las enormes necesidades y gastos energéticos de los túbulos para la secreción activa y reabsorción a menudo provocan que esta parte del riñón sea especialmente vulnerable a las lesiones isquémicas. Muchas sustancias tóxicas, fármacos incluidos, pueden destruir o lesio- nar varios segmentos de los túbulos. La alta concentración de solutos generada en el intersticio medular lo expone al daño por oxidantes y la precipitación del producto calcio-fósforo (calcificación extraósea), y favorece la adopción de la forma en hoz de los eritrocitos en la anemia drepanocítica. Cierta- mente, hay una gran variedad de enfermedades y trastornos de los túbulos y el intersticio. Comparten manifestaciones y se pueden describir conjuntamente respecto al tratamiento nutricional. La nefritis intersticial crónica puede resultar del abuso de analgésicos, la enfermedad de células falciformes, la diabetes mellitus o el reflujo vesicoureteral, y se manifiesta básicamente por insuficiencia renal leve y pérdida de la capacidad de concen- trar la orina. Un trastorno intersticial hereditario, la enfermedad medular quística, también presenta este cuadro clínico. El trata- miento dietético consiste en una ingesta adecuada de líquidos, que puede precisar varios litros extra de líquidos. El paciente suele tolerarlo bien, excepto cuando padece enfermedades concomitantes. El síndrome de Fanconi se caracteriza por la incapacidad de reabsorber las cantidades adecuadas de glucosa, aminoáci- dos, fosfato y bicarbonato en el túbulo proximal, provocando así la excreción urinaria de estas sustancias. Los adultos con este síndrome presentan acidosis, hipopotasemia, poliuria y osteomalacia, mientras que en los niños aparece poliuria, re- traso del crecimiento, raquitismo y vómitos. No existe ningún tratamiento médico específico para el síndrome de Fanconi; por eso, el tratamiento dietético es el principal. El tratamiento de sustitución suele consistir en grandes volúmenes de agua y suplementos dietéticos de bicarbonato, potasio, fosfato, calcio y vitamina D. Parte 5 - Tratamiento nutricional médico Capítulo 36 - Tratamiento nutricional médico en las enfermedades renales Enfermedad renal crónica Tratamiento nutricional médico Energía Sodio Potasio Fósforo Lípidos Vitaminas Enfermedades intersticiales y tubulares
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