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capítulO 39 | tratamiento nutricional médico en el estrés metabólico: sepsis, traumatismos, quemaduras y cirugía 891 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. respiración, volumen circulante y oxigenación tisular adecuados, y neutralidad acidobásica). Es importante vigilar la frecuencia cardíaca, presión arterial, gasto cardíaco, presión arterial media y saturación de oxígeno para evaluar la estabilidad hemodinámica y, si es posible, iniciar el soporte nutricional. El control glucémico y su relación con un mejor pronóstico han sido objeto de múltiples estudios. Actualmente, se reconoce que un control más laxo (150-180 mg/dl), en vez de estricto (80-110 mg/dl), se asocia con resultados positivos en pacientes gravemente enfermos (American Dietetic Association, 2010). Los dietistas deben ser conscientes del significativo aporte de glucosa de los preparados de NP y su influencia sobre el control glucémico. Necesidades nutricionales Energía. El método óptimo para determinar las necesida- des calóricas en pacientes gravemente enfermos es la calorime- tría indirecta (CI). El consumo de oxígeno es un componente esencial en la determinación del gasto energético. Los pacien- tes con sepsis y traumatismos presentan notables aumentos del gasto energético, asociados a la magnitud de la lesión. Se pueden realizar CI seriadas a medida que cambie el estado clínico del paciente (Compher et al., 2006): esto permite una valoración más precisa de las necesidades calóricas a lo largo del ingreso del paciente en la UCI (v. capítulo 2). Sin embargo, la CI no es apropiada para todos los pacientes, y debe ser realizada e interpretada por clínicos con experiencia (Compher et al., 2006). Gran necesidad de oxígeno, presencia de tubos de drenaje torácico, acidosis y uso de oxígeno complementario son factores que pueden producir resultados no válidos. En estas situaciones no se recomienda medir el gasto energético mediante CI (Malone, 2002). En ausencia de una tabla metabólica para la CI, las nece- sidades energéticas pueden calcularse en 25-30 kcal/kg/día (SCCM y ASPEN, 2009) o usando una de las muchas ecuacio- nes predictivas publicadas (v. capítulo 2). Es importante evitar la sobrealimentación en el paciente gravemente enfermo. Aunque las calorías apropiadas son esenciales para los pacientes con estrés metabólico, el exceso de calorías puede provocar com- plicaciones como hiperglucemia, esteatosis hepática y excesiva producción de dióxido de carbono, que, a su vez, puede em- peorar la insuficiencia respiratoria o prolongar la dependencia de la ventilación mecánica. La cantidad de calorías para los pacientes obesos gravemente enfermos tiene un gran interés actualmente. Se observa un mejor control glucémico y resultados clínicos positivos en pacientes obesos con 22 kcal/kg/día según el peso ideal, junto con mayor cantidad de proteínas (Choban y Dickerson, 2005). Hay cierto debate en la práctica clínica respecto al valor del peso que se debe emplear en las ecuaciones predictivas. El peso corporal real es un mejor predictor de gasto energético que el peso corporal ideal en personas obesas (Breen e Ireton-Jones, 2004). Una reciente revisión de análisis de datos encontró que la ecuación de la uni- versidad Penn State, que utiliza el peso corporal real, logra una precisión del 70% respeto a la predicción del gasto energético en ausencia de CI (Frankenfield et al., 2007). Las investigaciones indican que el tratamiento de soporte nutricional hipocalórico e hiperproteico, o «infraalimentación permitida» en pacientes obesos gravemente enfermos, consigue un anabolismo proteico neto y minimiza las complicaciones secundarias a la sobrealimentación. Dickerson (2005) resumió una revisión de estudios que utilizaron tratamiento de soporte nutricional especializado hipocalórico en pacientes obesos en la UCI. Aunque no hay acuerdo respecto a en qué consiste una alimentación hipocalórica, los estudios indican que se acerca a 14-18 kcal/kg/día del peso corporal real o 22 kcal/kg/día del peso corporal ideal (SCCM y ASPEN, 2009). Se necesitan más investigaciones para validar la alimentación hipocalórica como estrategia de referencia del soporte nutricional en los pacientes obesos, especialmente por la gran variabilidad de la composición corporal (Port y Apovian, 2010). Proteínas. La determinación de las necesidades proteicas es difícil en los pacientes con enfermedades críticas. Los pacientes suelen necesitar 1,2-2 g/kg/día, según su estado nutricional basal, la gravedad de la lesión y la demanda metabólica, y posibles pérdidas anormales (p. ej., por heridas abdominales abiertas o quemaduras) (SCCM y ASPEN, 2009). La administración de cantidades excesivas de proteínas no reducirá el característico balance de nitrógeno negativo neto observado en los pacientes hipermetabólicos. Vitaminas, minerales y oligoelementos. No existen directrices específicas para la administración de vitaminas, mi- nerales y oligoelementos en personas con estrés metabólico. Las necesidades de micronutrientes son mayores durante la enfermedad aguda por el aumento de las pérdidas urinarias y cutáneas y la menor absorción GI, alteraciones de la distribución y alteración de las concentraciones de proteínas transportadoras. Con una mayor ingesta calórica podría aumentar la necesidad de vitaminas B, especialmente tiamina y niacina. El catabolismo y la pérdida de tejido muscular aumentan las pérdidas de potasio, magnesio, fósforo y cinc. Las pérdidas GI y urinarias, la disfun- ción de órganos y el desequilibrio acidobásico obligan a que las necesidades de minerales y electrólitos deban determinarse y ajustarse de forma individualizada. Hay que aportar líquidos y electrólitos para mantener una diuresis adecuada y los electrólitos séricos en valores normales. Estrategias de alimentación. La vía preferida para el apor- te de nutrientes es la oral. No obstante, los pacientes gravemente enfermos con frecuencia no pueden comer por intubación oro- traqueal y dependencia del ventilador. Además, la alimentación oral puede retrasarse por alteraciones de la masticación o de- glución, por la anorexia inducida por los analgésicos, o por shock y depresión postraumáticos. Los pacientes capaces de comer no siempre consiguen satisfacer las elevadas necesidades de calorías y nutrientes asociados con el estrés metabólico y la recuperación. A menudo precisan distintas combinaciones de suplementos nu- tricionales orales, nutrición por sondas enterales y NP. Cuando la NE no consigue satisfacer las necesidades nutricionales o cuando la alimentación GI está contraindicada, se debe iniciar NP (fig. 39-5). Inicio y método de alimentación. La NE es el método preferido de alimentación para pacientes con enfermedades gra- ves que no puedan ingerir alimentos y cuya función intestinal sea buena. La alimentación debe iniciarse precozmente, en las primeras 24-48 h del ingreso en la UCI, y progresar hacia el objetivo final durante las siguientes 48-72 h (SCCM y ASPEN, 2009). Se piensa que una ingesta del 50-65% de las calorías que constituyen el objetivo durante la primera semana de ingreso es suficiente para lograr el beneficio clínico de la NE. Esta práctica está planteada para pacientes hemodinámicamente estables. En caso de inestabilidad hemodinámica (necesidad de grandes volúmenes o uso de fármacos catecolaminérgicos en dosis altas), la alimentación enteral debe reservarse hasta Parte 5 - Tratamiento nutricional médico Capítulo 39 - Tratamiento nutricional médico en el estrés metabólico: sepsis, traumatismos, quemaduras y cirugía Malnutrición: definición basada en la etiología Tratamiento nutricional médico Necesidades nutricionales Energía Proteínas Vitaminas, minerales y oligoelementos Estrategias de alimentación Inicio y método de alimentación
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