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Los Cuadernos del Pensamiento 
EL CREACIONISMO 
CIENTIFICO. 
SU ORIGEN Y FUTURO 
Edwin W. House 
L
a convicción de que el Génesis explica 
los orígenes del mundo mediante una 
descripción científica ha estado en vigor 
durante varios siglos. No obstante, para 
entender los movimientos políticos y sociales 
que abogan por la enseñanza de la creación en 
las clases de ciencias de los colegios públicos, es 
preciso tomar en cuenta la historia del protes­
tantismo fundamentalista y evangelista durante 
los últimos 150 años. A principios del XIX, el 
fundamentalismo y el evangelismo protestantes 
constituían poderosas fuerzas religiosas en Esta­
dos Unidos e Inglaterra. Bajo el liderazgo de in­
dividuos como John y Charles W esley en Ingla­
terra, la iglesia Metodista surgió en ambos paí­
ses. También se desarrollaron otras amplias de­
nominaciones que ponían el acento en la creen­
cia de la Biblia y la proclamación de su buena 
nueva. Durante mucho tiempo, dichos grupos 
eclesiales constituyeron poderosas fuerzas de 
reforma social. Significativas reformas peniten­
ciarias, así como el desarrollo de leyes sobre el 
trabajo infantil y el buen trato del obrero no 
cualificado se desarrollaron en gran parte debido 
a la influencia del cristianismo evangelista. Los 
cristianos evangelistas estuvieron entre los pri­
meros defensores del abolicionismo, primera­
mente en Inglaterra, y poco después en Estados 
Unidos. 
La aparición del libro de Darwin, El origen de 
las especies en 1859, se vio acompañado de va­
rios factores que afectaron a las iglesias ortodo­
xas protestantes. Entre mediados y finales del 
siglo XIX se descubrieron nuevos manuscritos 
de la Biblia original. Aumentó el número de es­
tudiosos que se dedicaron a investigar dichos 
manuscritos, y empezaron a desarrollarse las ló­
gicas discrepancias de interpretación y traduc­
ción de dichos documentos. Hacia finales del 
XIX eran varias las iglesias protestantes de las 
actualmente llamadas «establecidas». Estas eran 
los metodistas, los presbiterianos, los luteranos, 
los congregacionalistas y los baptistas. Hasta en­
tonces sus similitudes de fé reflejaban sus oríge­
nes, mediante la afirmación de la divinidad de 
Jesucristo y la inspiración de la Biblia por Dios. 
Todas estas iglesias se vieron, entre 1860 y 1890, 
seriamente confrontadas por la visión propiciada 
por Darwin de que el hombre y todas las demás 
cosas vivientes podían provenir de un lento y
gradual proceso, desarrollado a lo largo de miles 
o millones de años, antes que en seis días de 24
horas, mediante un fiat.
61 
Hacia 1900 la mayor parte de las iglesias esta­
blecidas habían resuelto el problema de la evo­
lución pensándolo como un proceso mediante el 
cual el Creador había traído al ser al mundo y a 
la vida. También por esta época, la iglesia Cató­
lica resolvió el conflicto potencial al dictaminar 
los tres primeros capítulos del Génesis como 
una descripción de verdades espirituales, y no 
una descripción científica de cómo habían ocu­
rrido las cosas. 
Concomitantemente con esta resolución de la 
controversia evolucionista, muchos estudiosos 
de las iglesias establecidas empezaron a poner 
en duda la validez de interpretar al pie de la letra 
diversas partes de la Biblia, incluyendo la exis­
tencia histórica de Jesús, y dieron lugar a los en­
foques teológicos de la Biblia agrupados bajo el 
nombre de «modernismo» o «liberalismo». Al­
gunos de ellos llegaron a hacerse puntos de vista 
dominantes en muchos de los seminarios de las 
iglesias establecidas. 
Como reacción a este desplazamiento del 
punto de vista en lo referente a la Biblia, mu­
chos miembros de las iglesias establecidas aban­
donaron sus antiguas denominaciones y dieron 
lugar a nuevas iglesias protestantes. Entre 1900 
y 1920, así pues, se produjo una considerable 
fragmentación de las denominaciones eclesiales 
hasta entonces dominantes, surgiendo nuevos y 
reducidos grupos. La imagen de marca de dichos 
grupos era su total compromiso con una inter­
pretación profundamente literal de las partes na­
rrativas e «históricas» de la Biblia, incluyendo 
los primeros capítulos del Génesis. Son estos 
grupos eclesiales los que han puesto las bases del 
fundamentalismo y el evangelismo del siglo XX. 
Para mejor comprender el creacionismo 
«científico» es importante penetrar la percep­
ción del mundo de los grupos evangelistas. Fun­
dándonos en su interpretación de la Biblia, los 
evangelistas son dualistas. Ven todo lo que ocu­
rre en el mundo como una batalla entre dos 
fuerzas, las fuerzas del Mal dirigidas por el Dia­
blo, y las fuerzas del Bien dirigidas por Dios. Por 
tanto, todos los factores del mundo pueden ser 
explicados por las acciones de uno y otro o por 
batallas entre ambos. Puesto que la interpreta­
ción de las pruebas sobre el origen de las espe­
cies, y las formas de vida en general, por parte 
de Darwin y los biólogos posteriores, no se 
amoldan a la creación instantánea en seis días 
de todas las cosas vivientes, resulta natural para 
los pensadores del evangelismo identificar a ta­
les ideas como procedentes del diablo. 
La fuerza y efectividad del creacionismo 
«científico» y su movimiento han tomado por 
sorpresa a muchos científicos y académicos. 
Dando por supuesto que el proceso Scopes en 
1925 dejó bien sentadas las cosas y que la explo­
sión del conocimiento biológico bloqueaba cual­
quier serio reto serio al pensamiento evolucio­
nista, la mayor parte de los biólogos han enseña­
do ciegamente como un hecho irrebatible (esen-
Los Cuadernos del Pensamiento 
cialmente contemplado por muchos como una 
ley), sin mostrar en serio las dificultades que 
presentan determinados segmentos del pensa­
miento evolucionista. Por añadidura, han fraca­
sado en conseguir educar firmemente a los estu­
diantes en los principios básicos de toda ciencia, 
y sus limitaciones. 
Durante las últimas décadas ha existido una 
buena porción de americanos ( de 40 a 50 millo­
nes según las últimas estimaciones) que suscri­
ben una visión del cristianismo etiquetada como 
«evangélica» y/o «fundamentalista». Tales tér­
minos significan cosas distintas según las gen­
tes, pero para nuestros fines basta con identifi­
carlas diciendo que se resumen en la creencia de 
que la Biblia es una serie de escritos inspirados 
por Dios, que fue y es el Creador de todo el uni­
verso y de nuestro mundo. Tales escritos se su­
pone que están libres de error y deben ser toma­
dos como verdad literal, a menos que su carácter 
simbólico o metafórico sea evidente. 
Dichos americanos se agrupan fundamental­
mente en pequeñas denominaciones eclesiales 
de las ramas más conservadoras de las denomi­
naciones más amplias (p.e. la Missouri Lutheran 
Church). Numéricamente, estas gentes forman 
una buena parte de la población del Sur y el Me­
dio oeste (regiones a veces agrupadas bajo el 
nombre de Bible Belt, o «Cinturón de la Biblia»). 
Aunque los cristianos evangélicos tendían gene­
ralmente a ser conservadores, no solían partici­
par activamente en campañas o actos específicos 
como grupo organizado y comprometido hasta 
los últimos 5-10 años. Se veían a sí mismos 
como «extranjeros de paso» en un mundo ajeno, 
tal como dice uno de sus cantos religiosos. Un 
amplio porcentaje de estas personas provenían 
de familias de rentas bajas, que no solían verse 
llamadas a ingresar en profesiones o estudios de 
alto nivel cultural (salvo honrosas excepciones, 
por supuesto). 
No obstante, a finales de los 50 y a lo largo de 
los 60 muchos individuos procedentes de tales 
medios empezaron a estudiar en colegios y uni­
versidades laicos, al ir aumentando el nivel ge­
neral de la población. Descubrieron entonces, 
entre otras cosas que la teoría de la evolución 
era el tema central de la biología y que tenían 
sustanciales significados para otros campos. 
Esto hizo que muchos de dichos estudiantes tu­
vieran que hacer una de estas cinco elecciones: 
1) dejar de asistir al colegio; 2) pasarse a un cole­
gio patrocinado porsu iglesia; 3) abandonar sus
anteriores creencias religiosas y abrazar los nue­
vos puntos de vista; 4) intentar coordinar su po­
sición de «creyentes bíblicos» con los datos y el
conocimiento del mundo que le aportaba su
educación laica superior; ó 5) mantenerse firme
en su fe y resistirse a las presiones que empuja­
ban a un cambio de modo de pensar.
Darwin en 1840, pintado por George Richmond. 
63 
Hubo algunos que eligieron alguna de estas 
cinco opciones. Por su parte, muchos de nues­
tros profesores universitarios laicos se encuen­
tran entre quienes, dejando a un lado su educa­
ción religiosa, han incluido entre sus nuevos 
puntos de vista la aceptación de la teoría de la 
evolución. Otros, en cambio, dejaron las univer­
sidades laicas para ir a enseñar en centros finan­
ciados eclesialmente, llevando con ellos la im­
presión de que los centros laicos estaban domi­
nados por profesores «descreídos», que tendían 
a suprimir cualquier creencia religiosa. Muchos 
de estos últimos individuos son en la actualidad 
los más influyentes miembros claustrales de los 
seminarios teológicos donde se forman los mi­
nistros que dirigen las iglesias conservadoras y 
evangélicas. Esta gente, junto con los que han 
permanecido como resistentes en los centros 
laicos, consideran como valores primordiales del 
mundo académico la glorificación de todo lo es­
pecífico del hombre, su intelecto, su naturaleza 
y sus deseos -conceptos que sugieren que los 
humanos forman parte del mundo animal en el 
que el ser supremo (Dios) se considera como 
superfluo, cuando no inexistente. En ocasiones, 
esta percepción de la universidad laica y de sus 
influencias sobre la sociedad ha recibido el 
nombre de «humanismo secularista». Se carac­
teriza este sistema como un entramado de 
creencias que niega la necesidad de un Dios per­
sonal y mantiene valores morales contrarios a 
los principios bíblicos. 
Concomitantemente con estas experiencias y 
formas de ver a las universidades públicas ha ha­
bido otros dos desarrollos fundamentales: pri­
meramente, el comienzo de lo que actualmente 
se denomina la revolución biológica. A princi­
pios de los 50, y junto con el descubrimiento de 
la estructura del material genético (DNA), se 
dio una explosión de conocimientos en biología 
básica y biología aplicada. Una comprensión cre­
ciente de las interrelaciones entre plantas y ani­
males con su entorno condujo al movimiento 
ecologista de principios de los 70, como parte de 
esa revolución. El marco teórico integrador de 
todos estos conocimientos, tanto en biología 
molecular como en biología organística, fue la 
teoría de la evolución. 
En segundo lugar, tal vez como respuesta al 
expansionismo de la biología, un esfuerzo con­
certado por parte de los biólogos llevó a situar al 
evolucionismo, en los libros de texto de biología 
para enseñanza secundaria, como el principio 
unificador de la biología. El Plan de Estudios de 
Ciencias Biológicas (Biological Sciences Currí­
culum Study) se inició en 1960 para mejorar la 
enseñanza de las ciencias biológicas en los insti­
tutos. Desarrolló planes de estudios para ense­
ñanza secundaria en lo que específicamente se 
identificaba a la teoría de la evolución como el 
principal, si no el más abarcador principio que 
subyace a todas las formas biológicas, concluido 
el hombre; con anterioridad a esto, la palabra 
Los Cuadernos del Pensamiento 
evolución ni siquiera aparecía en los más vendi­
dos libros de texto de biología para la secun­
daria. 
Este énfasis sobre la evolución en la enseñan­
za pública hizo que los conservadores vieran sus 
creencias y valores drásticamente amenazados. 
No se obligaba a nadie a acudir a universidades 
laicas, pero se obligaba a los niños a acudir a las 
escuelas públicas. Y, desde su punto de vista, el 
«humanismo secularista descreído» constituía 
una enseñanza básica y oficial, que se imponía a 
sus hijos. A decir verdad, los cristianos conser­
vadores identifican el «humanismo secularista» 
como el sistema de valores y la orientación que 
embebe toda nuestra sociedad y la lleva a la des­
trucción y al desastre, un sistema de pensamien­
to que tiene por fundamento la idea de evolu­
ción. Y, puesto que los profesores de biología de 
las escuelas públicas se forman en universidades 
estatales, dichas instituciones han acabado con­
virtiéndose en lugares temidos y considerados 
de poco fiar. Son trampas para destruir las 
creencias religiosas de los inadvertidos e inocen­
tes hijos de las familias que creen en la Biblia. 
Durante las últimas cuatro décadas, muchos 
científicos de educación cristiana o convertidos 
a tal fe creyeron que era posible conservar sus 
creencias científicas y ser al mismo tiempo bue­
nos científicos. Fundaron en 1941 una organiza­
ción llamada la American Scientific Affiliation 
(ASA), que lleva publicando una revista trimes­
tral desde 1949. La mayor parte de sus miem­
bros pertenecían originalmente a la Missouri Sy­
nod Lutheran Church. Más de 2.500 científicos 
son miembros de ella en la actualidad. Esta or­
ganización no ha rechazado la teoría de la evolu­
ción ni los presupuestos básicos que subyacen a 
la ciencia, y está dominada por «evolucionistas 
teístas». Muchos de sus componentes son hoy 
profesionales prominentes de las disciplinas bio­
lógicas. 
A finales de los 50, el Dr. Henry Morris, 
miembro de la ASA dejó la organización porque 
ésta se negaba a reconocer oficialmente que la 
interpretación literal de los primeros capítulos 
del Génesis fuera la única posible interpretación 
cristiana, por más que individualmente cada 
miembro pudiera sostener tal posición. 
Henry Morris, entonces, se mudó al Sur de 
California, convirtiéndose en líder de la Sout­
herna California Bible Science Association 
(SCBSA), grupo que abogaba por emplear la Bi­
blia como fuente inicial de toda comprensión 
científica, particularmente en lo relacionado con 
los orígenes. Durante estos años ( de finales de 
los 50, hasta mediados de los 60), Nell Segraves 
trabajó estrechamente con Morris en sus esfuer­
zos. Se había sentido particularmente afectada 
por las experiencias que sus hijos habían tenido 
en los institutos y en las universidades estatales: 
su hijo mayor, Kelly, asistía al orange Coast Ju­
nio College (California) y empezó a plantear en 
casa preguntas sobre la validez de la acción del 
64 
gobierno americano en Viet-Nam, a abogar por 
reformas sociales y a cuestionar la autoridad de 
las Escrituras; su segundo hijo vino a casa que­
jándose de que su profesor de biología en el ins­
tituto había tomado en su mano una calavera de 
mono y se lo «había presentado como su ante­
pasado». Encendida de ira, Nell Segraves, en so­
ciedad con Henry Morris, organizó la Creation 
Research Society en 1963, como una rama del 
capítulo sudacaliforniano de la Bible Science 
Association (BSA). Dicha agrupación acabó ad­
quiriendo covertura nacional, con afiliados en 
todos los estados. En 1970, Segraves y Morris 
organizaron la Creation Science Research Cen­
ter (CSRC) [«Centro de Investigación de la 
Ciencia de la Creación»], ubicado en S. Diego. 
Su finalidad era «parar los pies a la conjura na­
cional que intenta obstaculizar las enseñanzas 
cristianas», así como «desembarazarse de los 
principios evolucionistas» que subrayan la im­
portancia del entorno como factor determinante 
en la configuración del destino humano, frente 
al concepto cristiano de la libre voluntad. 
Dos años más tarde, Morris y Segraves tuvie­
ron serios enfrentamientos, y Morris, junto con 
Duane Gish, que detenta un doctorado en bio­
química por la U. of C. en Berkeley, fundó el 
Instituto for Creation Research (ICR), asociado 
al Christian Heritage College, que regenta la 
Scott Memorial Baptist Church. 
Hasta fecha reciente, ambas organizaciones 
tenían misiones bien diferentes. Los esfuerzos 
del ICR se orientaban hacia la preparación de li­
bros de texto, y otros libros destinados a incor­
porar datos científicos al creacionismo y a seña­
lar los puntosflacos de la teoría evolucionista. 
Produjeron libros de texto que intentaron fue­
ran aceptados en el plan de estudios de la secun­
daria en California. Han preorganizado debates 
en las universidades con profesores de biología, 
con ánimos de retar frontalmente la validez de 
la teoría evolucionista. Duane Gisch ha termi­
nado convirtiéndose en un habilidoso discuti­
dor, lleno de recursos, que raramente «pierde» 
un debate. 
Los objetivos de Nell Segraves desde el prin­
cipio han sido siempre altamente políticos. Ha 
planificado una cuidadosamente pautada campa­
ña con vistas a conseguir que el pensamiento 
creacionista se enseña en las escuelas, y si es po­
sible que el pensamiento evolucionista sea ex­
pulsado de ellas. Para apreciar la eficacia de sus 
esfuerzos, es importante darse cuenta de que 
ayudó a convencer al senador Everett Dirksen y 
al senador Robert Kennedy a incluir la palabra 
credo en la proposición de ley sobre Derechos 
Civiles de 1964, donde se fundan la mayor parte 
de los actuales procesos legales de los creacio­
nistas. El CSR proporciona consejo, informa­
ción bibliográfica y experiencia práctica a quie-
Gabinete de Da,win donde escribió quince de sus diecisiete libros. 
Los Cuadernos del Pensamiento 
nes, procedentes de cualquier estado de la 
Unión, quieran: 
a) Presentar proyectos de ley que eliminen
la teoría de la «evolución» de las escuelas pú­
blicas. 
b) Presentar proyectos de ley que obliguen a
un enfoque dual de la enseñanza de los orígenes 
(siendo una parte de dicho enfoque el creacio­
nismo). 
c) Entablar procesos contra el Estado para
bloquear la enseñanza del evolucionismo, o for­
zar la enseñanza del creacionismo. 
Recientemente, el ICR ha venido a unirse a la 
refriega en la arena política. Dicha agrupación 
proporciona proyectos de ley cuidadosamente 
redactados, para someterlos a las cámaras de re­
presentantes de cada estado (p.e. Georgia, Arka­
nas, Louisiana, Mississipi, e Iowa). Había diez 
proyectos de ley presentados en ocho estados en 
1980, y eran ya 23 en 15 estados los presentados 
en 1981. Proporcionan igualmente montañas de 
atractiva literatura que puede usarse para la en­
señanza del «creacionismo» «científico». Son 
los únicos editores de materiales o libros de tex­
to que proporcionan un enfoque dual para el es­
tudio de los orígenes, para su uso en las es­
cuelas. 
El desarrollo y composición de las más impor­
tantes organizaciones del creacionismo «cientí­
fico» aparece desglosado en la tabla que a conti­
nuación se detalla bajo el título Orígenes del 
Creacionismo «Científico». Aunque la Creation 
of Social Science y la Human Society, la Min­
neapolis Bible Scince Association y la Citizens 
por Fairness in Education Ciudadanos Por Jue­
go Limpio en Educación no se derivan del 
CSRC ni del ICR, sus orígenes están estrecha­
mente relacionados con individuos influencia­
dos por ambas organizaciones. 
Aunque aquí se ha tratado de proporcionar 
una cierta penetración de las ideas y motivacio­
nes de tales grupos, importa especificar sus 
creencias básicas respecto de la evolución, resu­
miéndolas así: 
1) La teoría de la evolución es satánica y
probablemente procede del mismo diablo. 
2) Las ideas evolucionistas dieron lugar al
humanismo secularista, que ha engendrado: 
a) el materialismo
b) el existencialismo
c) el comunismo
d) el modernismo
e) el socialismo
f) el fascismo
3) La aceptación del pensamiento evolucio­
nista niega los principios básicos del Cristianis­
mo y sus conceptos de naturaleza humana y ne­
cesidad de salvación. 
4) El humanismo secularista es responsable
de los valores cambiantes de nuestra sociedad, 
incluidas las actitudes hacia la reproducción, la 
vida familiar, el papel de la mujer y el papel del 
gobierno. 
66 
Para ilustrar las creencias básicas sobre la evo­
lución antes articuladas, véanse las siguientes 
citas de los miembros del creacionismo «cientí­
fico». 
ORIGENES DEL CREACIONISMO «CIENTIFICO» 
AMERICAN SCIENTIFIC AFFILIA TION, I 941 
(2.500 MIEMBROS) 
(Dominada actualmente por evolucionistas teistas-1983) 
.,. 
Henry Morris 
.,. 
Southern California Bible Science Association; finales 50 
"' 
"' 
Nell Segraves y su hijo Kelly 
l. Creation Research Society y afiliados, 1963; actualmente con 
su cuartel general en Ann Arbor, Michigan (John N. Moore) 
◄ 
◄ 
◄ 
Michigan State university 
(Afiliados actuales = 3.000) 
2. Creation Science Research Center, 1970. S. Diego (CA.) 
(Morris y Segraves) 
.,. 
3. Institute of Creation Research, 1972. S. Diego (CA.) 
1 (Morris y Gish)J ------� 800 miembros '-------� 
1 
Christian Heritage College, Scott Memorial Baptist Chruch 
1 Tim La Haye (Fundador del Christian Heritage College) 
Jerry Falwell (Protegido de La Haye). Líder de la Moral Majority. 
4. Creation of Social Science y Humanity Society 
(Wichita, Kansas) 
5. Citizens for Fairness in Education 
(Paul Ellwanger) 
Murphy, Carolina del Norte 
El origen de todo el mal en el universo 
debe haber coincidido con el origen de la 
idea de evolución, ya que ambos surgen del 
rechazo que Satán manifiesta contra la re­
velación que Dios ha hecho de sí como 
Creador y Dueño del Universo. 
Henry Morris 
La teoría de la evolución es una doctrina 
demoníaca destinada a seducir espíritus. 
Libro de texto del ICR 
Enseñar evolucionismo implica enseñar 
ateísmo, aunque explícitamente no se lo en­
señe. 
Henry Morris 
Con semejante perspectiva, los grupos crea­
cionistas han acabado alineándose recientemen­
te con los grupos políticos conservadores (deno­
minados Extrema Derecha, Derecha Radical, y 
Ultraconservadores por las gentes más libera­
les). Su tácita incluye las siguientes actividades: 
1) Poner a los biólogos a la defensiva, ata­
cando sus puntos flacos o las aparentes debilida­
des del pensamiento evolucionista. 
2) Intentar implicar a los media, incluyendo
debates televisivos, reseñas de periódicos, esca­
ramuzas en el ámbito de los parlamentos de 
cada estado sobre la enseñanza del evolucionis­
mo, y detalladas referencias en los periódicos 
sobre las querellas legales iniciadas contra el 
evolucionismo. 
Los Cuadernos del Pensamiento 
3) Mantener un continuo y masivo bombar­
deo postal sobre los pastores y fieles de las igle­
sias fundamentalistas y evangélicas, desacredi­
tando la enseñanza del evolucionismo. 
4) Predicar constantemente contra la evolu­
ción desde los púlpitos o en los sermones televi­
sivos (como Jerry Falwell). 
5) Proponer argumentos que apelen a las
más altas cualidades del ser de la emoción hu­
mana para hacer que el creacionismo sea ense­
ñado en las escuelas mediante el recurso al jue­
go limpio. 
6) Jugar constantemente el papel de vícti­
mas. En los debates, hacer caer en ridículo a un 
profesor universitario encanta a la mayor parte 
de los públicos. 
7) Citar fuera de contexto a prominentes
científicos. 
8) Contribuir a hacer creer que el pensa­
miento evolucionista en nada se diferencia de 
un dogma religioso. 
Aunque la meta última de los creacionistas 
«científicos» parece ser la eliminación de la en­
señanza del evolucionismo en las escuelas pú­
blicas, o en aquellas instituciones ayudadas con 
fondos federales, su objetivo inmediato es con­
seguir que la enseñanza del creacionismo sea al 
menos equiparada a la enseñanza de la teoría 
evolutiva por las delegaciones locales de ense­
ñanza o por las legislaturas de cada estado. Para 
cumplir esta tarea, emplea diversos argumentos 
con los que convencer a los legisladores, no sólo 
de la aceptabilidad sino incluso la deseabilidad 
de semejante propuesta. Los más poderosos y 
efectivos argumentos son los siguientes: 
1) Ambas son teorías que no pueden ser fac­
tualmente demostradas. Es sólo una cuestión de 
interpretación de datos. Unos eligen creer de 
una manera, y otros de otra. Así, como en toda 
ciencia que se precie, deben ser tomadas en 
cuenta todas las teorías. 
2) Puesto que algunos segmentos de la po­
blación aceptan el punto de vista creacionista, 
los profesoresdeben en justicia otorgarle el mis­
mo tiempo e idéntica consideración (con fre­
cuencia se utilizan encuestas de opinión para 
apoyar su postura). 
3) Libertad académica de los estudiantes.
4) El reclamo patriótico: América fue funda­
da sobre la base de ideas y valores cristianos. 
5) El modelo creacionista se apoya en análi­
sis científicos de los datos disponibles. 
6) Algunos evolucionistas admiten que el
creacionismo podría ser «verdadero», luego los 
profesores deberían ayudar a los estudiantes a 
buscar la verdad. 
7) La enseñanza por contraste es un modo
efectivo de presentar información y conceptos. 
Para completar el esbozo de los planes políti­
cos de los creacionistas, conviene añadir una 
nota al cuarto argumento de esta lista. Según M. 
Marty, en Morality, Ethics and the New Christian 
Right [«Moralidad, ética y la nueva derecha cris-
67 
tiana» ], «América, según creen los evangelistas, 
es la nueva nación elegida, una 'última y nueva 
esperanza' de redención en la Tierra, porque 
Dios la ha elegido como terreno de entrena­
miento para los evangelistas que han de rescatar 
a gentes de otras naciones». Así, los individuos 
que han sido elegidos para oficios públicos de­
ben refutar y desbancar el evolucionismo y 
apoyar el creacionismo, si quieren ser considera­
dos «patriotas por los creacionistas «científicos». 
El movimiento creacionista «científico» se­
guirá haciéndonos compañía durante muchos 
años. Los que actúan como líderes de su activi­
dad política están comprometidos con una ideo­
logía que sería muy difícil que olviden. Conside­
ran sus esfuerzos como vitalmente importantes 
para el país y para el mundo. Sus planes pro­
puestos son presionar a cada junta de gobierno 
escolar para que utilice libros de texto y material 
escolar con ideas creacionistas, si fracasan en las 
legislaturas estatales y en los tribunales de justi­
cia. Ciertamente seguirán apelando aquellos 
procesos que pierdan hasta llegar al Tribunal 
Supremo, si es posible. Cada batalla que ganen a 
nivel estatal o nacional tendrá serias repercusio­
nes. Es posible que den lugar a cambios en el 
sistema· de educación público, como pueda ser 
la redefinición de la idea de ciencia. También es 
posible que contribuyan a una notoria disminu­
ción de los fondos federales para investigación 
básica, en los que se utilicen indiferencias o 
conceptos evolucionistas. En este momento hay 
ya presentados dos proyectos de ley, en este 
sentido, en el Congreso de los Estados Unidos. 
El eventual fracaso de los creacionistas en su in­
tento de incluir su teoría en los planes de estu­
dios de las escuelas públicas, sin duda estimula­
rá la proliferación de escuelas privadas eclesia­
les. Parece inevitable el desarrollo de un impor­
tante sistema educativo paralelo en los próxi­
mos años. 
Aunque muchos empiecen a ver con desáni­
mos los esfuerzos de los creacionistas «científi­
cos», hay varios efectos laudables en esta con­
troversia. Los biólogos se han mostrado durante 
todo este tiempo perezosos y autosatisfechos en 
sus exposiciones de la teoría evolucionista. Han 
presentado como hechos muchos conceptos que 
son sólo postulados o especulaciones. Los pro­
fesores de biología con frecuencia han olvidado 
educar a sus alumnos en la naturaleza de la 
ciencia, su filosofía y sus postulados. La reac­
ción frente al creacionismo científico requerirá, 
necesariamente, que profesores e investigadores 
vuelvan a plantearse los fundamentos de la cien­
cia moderna, y repiensen la importancia del em­
pirismo, la lógica y la razón. Si esto llega a ser el 
resultado primario de la actividad de los creacio­
nistas «científicos», nos habrán hecho sin duda 
un buen servicio. Esperemos que la �biología se beneficie, en vez de lesio- � � 
narse, ante este reto. � 
(Traducción: Alberto Cardín)

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