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GINECOLOGIA (77)

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56 Ginecología general
SECCIÓ
N
 1
Un ejemplo de la superioridad de la resonancia magnética es 
la distinción entre el útero tabicado y el bicorne, que es de gran 
importancia por su signifi cado clínico y tratamiento quirúrgico. En 
el útero bicorne el tabique está formado por miometrio, tejido que 
en la resonancia magnética se caracteriza por señales intensas. El 
endometrio del útero bicorne tiene un espesor normal que reviste 
a dos cavidades uterinas que se comunican, lo que se demuestra 
por sus señales intensas que confl uyen (Carrington, 1990; Fedele, 
1989; Pellerito, 1992a). El contorno del fondo es cóncavo. Por 
último, el útero bicorne posee una muesca (mayor de 1 cm) en el 
fondo entre ambos cuernos y el diámetro intercornual es mayor de 
4 cm (Carrington, 1990; Fedele, 1989; Pellerito, 1992a).
El útero tabicado es resultado de la reabsorción incompleta del 
tabique fi broso entre los dos cuernos uterinos. Está formado por 
colágena, cuyas señales son poco intensas en las imágenes pondera-
das tanto en T1 como en T2 (fig. 2-34). El contorno del fondo del 
útero tabicado puede ser convexo, aplanado o ligeramente cóncavo, 
pero la muesca del fondo mide menos de 1 cm (Leung, 2000). 
Asimismo, a diferencia del útero bicorne, el diámetro intercornual 
del útero tabicado no aumenta y por lo tanto cada cavidad uterina 
es más pequeña que la normal (Carrington, 1990; Forstner, 1994).
Otra anomalía para la que se utiliza la resonancia magnética 
es el útero unicorne. También permite defi nir si existe endome-
trio dentro del cuerno rudimentario y si éste se comunica con la 
cavidad uterina principal, dato de importancia clínica conside-
rable (cap. 18, pág. 497) (Leung, 2000). Además, la resonancia 
magnética permite identifi car si existe útero didelfo (fig. 2-35). 
focales) en presencia de trastornos concomitantes, como leiomio-
mas, y su reproducibilidad, lo cual permite vigilar de manera pre-
cisa los efectos del tratamiento (Reinhold, 1995).
En la figura 2-33 se muestra la diferencia entre la adenomiosis 
y los leiomiomas, que se observan bien delimitados y homogéneos 
en la resonancia magnética. Las áreas de adenomiosis contienen 
focos punteados internos con una señal acentuada en las imágenes 
ponderadas tanto en T1 como en T2 y son ovalados con bordes 
poco defi nidos (Togashi, 1988, 1989). Los focos de señales inten-
sas representan miometrio ectópico y glándulas endometriales con 
dilatación quística, con o sin hemorragia (Reinhold, 1995, 1996). 
Las áreas difusas de adenomiosis se observan como engrosamiento 
mayor o igual a 12 mm de la señal poco intensa en la zona de 
unión (en el miometrio interno) y como señales intensas en forma 
de estrías que irradian de la superfi cie endometrial en la imagen 
ponderada en T2. Se cree que estas estrías representan la invasión 
directa de la capa basal del endometrio hacia el miometrio sub-
yacente. La administración de medio de contraste no aumenta la 
precisión diagnóstica de adenomiosis (Outwater, 1998).
Anomalías congénitas. Como se describe con más detalle en el 
capítulo 18 (pág. 495), las anomalías de los conductos de Müller 
constituyen un espectro de malformaciones embrionarias que se 
acompañan de diversos grados de alteraciones reproductivas. En 
el pasado, para obtener una valoración detallada era necesario rea-
lizar laparoscopia, laparotomía, histerosalpingografía e histeros-
copia. Estas técnicas cruentas han sido sustituidas en gran parte 
por la resonancia magnética, cuya precisión es hasta de 100% 
(Carrington, 1990; Doyle, 1992; Fielding, 1996; Pellerito, 1992a; 
Troiano, 2003). Como se explicó antes, con los avances en las 
técnicas de ecografía tridimensional, la evaluación ecográfi ca con 
reconstrucción tridimensional de las imágenes, con o sin infusión 
salina, también puede usarse para el diagnóstico de anomalías para-
mesonéfricas (Coyne, 2008).
FIGURA 2-34. Resonancia magnética transaxial ponderada en T2 de 
un útero tabicado. Ambas cavidades endometriales con una señal 
intensa están separadas por un tabique fibroso con una señal de baja 
intensidad (flecha). El contorno del fondo es normal.
FIGURA 2-33. Resonancia magnética sagital ponderada en T2 de un 
útero con adenomiosis difusa. La adenomiosis corresponde al engrosa-
miento circunferencial de la zona de unión (flechas). e = endometrio.
A B
FIGURA 2-35. Útero didelfo. A. Resonancia magnética coronal ponde-
rada en T2 que muestra dos cavidades endometriales independientes 
(flechas). B. Resonancia magnética transaxial ponderada en T2 que 
muestra dos cuernos uterinos independientes (flechas).
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