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Las clases sociales

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LAS CLASES SOCIALES EN URUGUAY. 
ALDO SOLARI 
 
 
La colonización tardía de lo que hoy es Uruguay, la lentitud con que se 
produjo el afincamiento efectivo, el escaso interés que despertaron estas tierras 
y la revolución emancipadora, impidieron la formación de un grupo 
estamentario de naturaleza definida. Los primeros pobladores de Montevideo 
eran gente humilde de origen. El sistema de estratificación era ya un sistema 
de clases cuando el Uruguay conquistó o recibió independencia. 
A la llegada de la independencia había una clase relativamente 
definida, que asistió al proceso en las proporciones más altas de la sociedad. 
Es lo que muchas veces se ha llamado el patriarcado. 
Conviene tener presente que la sociedad, que después fue uruguaya, 
era de muy escasas dimensiones demográficas y de muy poca diferenciación. 
En lo alto del sistema de estratificación encontramos una clase comerciante, a 
la que los caracteres del puerto de Montevideo permitió enriquecerse. En el 
mismo nivel, el sector latifundista, los grandes estancieros, beneficiarios de los 
repartos de la Corona y de las sucesivas apropiaciones más o menos legales. 
Desde el punto de vista ocupacional, los dueños de saladeros integraron, a 
veces, las clases altas. Comerciantes, saladaristas, estancieros, tenían entre sí 
graves conflictos; pero, con todo, constituían una cierta unidad. Este carácter 
resalta más por el concurso de diversos factores. En primer lugar, una sociedad 
de tan escasas dimensiones no permitía una gran diferenciación de roles 
ocupacionales. Esa unidad no s aparece más clara porque todos los restantes 
grupos de la sociedad eran marginales e inorgánicos, no tenían ninguna 
posibilidad de acceso al poder ni siquiera en sus expresiones más limitadas; 
eran grupos más nominales que reales, que solo ocasionalmente alcanzaban 
alguna expresión común. 
Pero la democracia censitaria que se estableció en la Constitución de 
1830 indica claramente la conciencia de la clase alta de su unidad y la 
naturaleza de su proyecto. Esto no impedía, sin embargo, una constante 
proclamación de una ideología igualitaria. El país, económicamente, ofrecía 
muy escasas actividades; pero simultáneamente luchaba con una gran escasez 
de mano de obra. Como consecuencia, la situación de los grupos inferiores, era 
probablemente mejor que en otras partes. 
Al lado de estos rasgos, debe señalarse que el país así como carecía 
de una aristocracia, carecía de un alto clero con los rasgos que existían en los 
demás países sudamericanos que probablemente tiene cierta influencia sobre 
el sistema de estratificación. 
La situación del puerto de Montevideo favorecía al advenimiento de los 
extranjeros. Ya en la época de la Guerra Grande, en la década de 1840, 
empieza a desarrollarse un comercio ejercido por extranjeros sumamente 
activo y que cobra rápidamente un gran volumen e importancia. Efectivamente, 
este comercio, está prácticamente libre de impuestos. Desde el punto de vista 
económico se vuelven tan poderosos como los integrantes de las clases altas 
tradicionales sin que lleguen a desalojarlas totalmente. Con todo, la paz de 
1851, encontró al país prácticamente arruinado, y a las clases altas 
tradicionales en grandes problemas. Se produce un fenómeno bastante mal 
conocido, de relativa disolución de las clases altas tradicionales que crea un 
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verdadero vacío de poder, que termina en el militarismo. Pero el militarismo 
coincide con el ascenso de grupos sociales de una naciente clase media, 
inmigrados recientemente, enriquecidos muchos a través del comercio, otros a 
través de la explotación de los campos que tienen. 
La elite ganadera es sin duda la más importante. Los elementos que 
forman esa clase alta, ligada a la propiedad de la tierra, son elementos nuevos 
que están vinculados a la integración de la economía uruguaya en el mercado 
internacional. La posibilidad de realizar esa integración en forma completa 
requería una serie de modificaciones, que se realizaron en relativamente pocos 
años. Latorre logró rápidamente la pacificación de la campaña y dictó una serie 
de medidas muy importantes que nacieron esencialmente de la Asociación 
Rural. A la misma época corresponde la idea de que el país, para progresar, 
necesitaba crear un sistema de educación universal, laica, gratuita y 
obligatoria. La obra de José Pedro Varela está vinculada justamente a la idea 
de la extensión de la enseñanza como medio de resolver los problemas 
políticos y económicos de la sociedad. 
La clase alta vinculada a la propiedad de la tierra, ejerce el poder 
político a través del militarismo, y se ve en esos años, probablemente, la época 
de su mayor influencia. Se trata de un grupo dinámico, que inicia ciertos 
aspectos de la modernización y secularización del país. 
Su ascenso, marca además, el comienzo de la existencia de una clase 
media que está vinculada al fenómeno de la inmigración. Contribuyó sin duda, 
a acrecentar la importancia numérica de las clases medias y a crear una 
situación altamente fluida. 
Es importante subrayar, que aunque los índices indicaban enormes 
diferencias sociales, las barreras institucionalizadas existentes parecen haber 
sido en cambio muy débiles. 
Esa creciente importancia numérica de las clases medias, no podía 
dejar de tener consecuencias políticas. El movimiento, que más típicamente 
corresponde a ese ascenso de las clases medias es sin duda el Batllismo, 
fracción del Partido Colorado. El Batllismo, aparece por un lado como un 
movimiento esencialmente de clases medias, y vinculado sobre todo a las 
clases medias urbanas de formación reciente y de origen inmigratorio, pero con 
una fuerte tendencia a atraer a las clases populares a través de una política de 
nacionalizaciones, socialismo de estado, etc. A pesar de ello, el Batllismo 
dentro del Partido Colorado, no pierde vinculaciones con las clases altas, de 
manera que si su centro de gravitación está en las clases medias abraza, en 
cierto modo, a sectores provenientes de todas las clases de la sociedad. Los 
derechos civiles habían sido reconocidos desde la independencia del país, se 
desarrollan rápidamente. El Uruguay es el primer país americano que dicta la 
ley de 8 horas, que crea un sistema de seguridad social sumamente amplio que 
llega a la práctica universalización con bastante rapidez. La citación es 
funcional para los trabajadores individualmente, en cuanto mejora su condición; 
para el gobierno, en cuanto le asegura una paz social bastante intensa; pero es 
disfuncional para la formación de un sindicalismo revolucionario. 
Las nacionalizaciones, tienden a disminuir la influencia del capital 
extranjero, y darle al país la posibilidad de un desarrollo relativamente 
independiente. Pero no hay que confundir la Ideología de Batlle con el 
socialismo. 
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La expansión de las empresas estatales, en los primeros treinta años 
del siglo, va acompañada del desarrollo de una elite de políticos que con la 
preocupación de contestar a las críticas que se habían hecho a las 
nacionalizaciones, dirigen a aquellas con un alto nivel de eficacia. Esa elite que 
se recluta sobre todo en la clase media, hasta cierto punto desaloja a la elite 
ganadera tradicional; pero no totalmente, puesto que no se tocan, las bases 
fundamentales del poder de ésta: el latifundio. 
Las transformaciones estudiadas, unidas a una gran prosperidad del 
país hacen posible la creación de un sistema de estratificación que parece 
haber estado dotado de una alta movilidad. 
En gran medida esto se debe a que, a parte del hecho del aumento del 
ingreso per. capita, todo parece indicar que hubo un proceso concominante de 
redistribución relativamente igualitaria del ingreso, particularmente en la 
ciudades. Parece indispensable subrayar, pues, que el Uruguay inició un 
proceso que debería llamarse de crecimiento distributivo que es, en definitiva, 
la mejor caracterización del desarrollo social. 
 
Como consecuencia de la Crisis de 1929, la etapadel crecimiento 
hacia fuera termina y como consecuencia, hay un gran desarrollo relativo de la 
industria ligera y una sustitución de importaciones relativamente importante. Se 
produce un crecimiento del sector obrero sobre todo en Montevideo, una 
enorme inmigración del sector obrero en la estructura social, tiende a hacerse 
sentir mucho más. 
Se puede, para describir el sistema de clases, recurrir a la distinción 
de clase alta, clases medias y bajas. 
La clase rural, pequeña en número y de gran poderío económico, tiene 
además organizaciones muy fuertes dedicadas a la defensa de sus intereses. 
Las bases de su poder económico se encuentran en el latifundio, su residencia 
habitual es la ciudad; muchos de sus integrantes participan en actividades 
comerciales y bancarias, e incluso, aunque en menor medida, industriales. 
Las organizaciones que emanan de las clases altas han pretendido 
siempre representar a toda la sociedad rural, defender los intereses de todos 
los vinculados al agro. Debido a su larga experiencia en materia de 
organización, la larga tradición de unidad frente a una serie de problemas, los 
múltiples contactos y el conocimiento adecuado de los mecanismos de 
exportación y de los mercados externos, tienden a centralizar a través suyo 
todos los mecanismos económicos y todas las posibilidades de presión 
organizada frente al poder político. Los demás grupos fuera de la órbita de 
ciertos problemas locales, carecen del personal dirigente apto y de la 
organización necesaria para poder conducirse por si mismos. 
Otro factor que parece muy importante es el ideológico. La riqueza del 
país depende de la tierra, que es el esfuerzo de los hombres vinculados a ella 
la fuente fundamental de la que deriva su vida económica. 
Los grupos que pueden canalizar mejor esa ideología en beneficio 
propio, los únicos debidamente organizados para hacerlo, conscientemente o 
no, son las clases altas rurales. Gracias a esa ideología se introducen como 
paladines de la causa rural, que no es la de ellos, sino la de todos los 
trabajadores del campo. 
Es muy difícil calcular la proporción de las clases medias en el sector 
agropecuario. 
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Si el porcentaje de las clases medias es, pues, relativamente alto, la 
parte que en ellas tienen las de situación inferior debe ser enorme. Esa clase 
media, casi totalmente independiente, a diferencia de su similar urbano, debe 
componerse de un sector extremadamente pauperizado. La alta proporción de 
arrendatarios de predios pequeños, indica un importante sector de empresarios 
que deben encontrarse en los niveles mínimos de subsistencia. Estas 
circunstancias revelan el problema del minifundio. Se calcula que en los 
predios muy pequeños el empresario no solo tiene un ingreso inferior al del 
obrero urbano, sino incluso inferior al del peón rural. 
La independencia, aunque sea relativa y parcial es percibida como una 
superioridad, como ligada a la seguridad, aunque vaya acompañado de un 
nivel de vida objetivamente inferior al de muchos dependientes. Los que son 
empresarios se arraigan y defienden desesperadamente su condición de tales, 
lo que revela que si por su nivel de ingresos, están a veces por debajo de las 
clases bajas, por sus valores y sus pautas de conducta son verdaderas clases 
medias. A su vez, en el sector asalariado, al posibilidad de un ascenso social 
está percibida más que en la elevación del salario, en la adquisición de la 
condición de empresario. Esto parece un indicador de que en el Uruguay, las 
pautas de las clases medias están extendidas en las clases bajas, fenómeno 
que también se observa en las clases sociales urbanas. 
Esta clase media inferior tiene muy escasa conciencia de su existencia 
como tal, lo que se manifiesta: primero, que depende de la clase alta rural que 
la arrastra detrás suyo a través de sus dirigentes y segundo que los grupos que 
las expresan tienen generalmente una existencia limitada a una región 
determinada y defienden a los intereses y problemas particulares de ella 
mezclados con los de la clase; tercero, a menudo, sobre todo frente a 
problemas de gravedad, la clase tiene que expresar sus aspiraciones a través 
de los grupos políticos. 
Los rasgos de la segunda porción, mas elevada de la clase media, no 
son muy diferentes de los de la anterior. Esta clase tiene un nivel de vida más 
alto, un mayor consumo de productos industriales. Sus tipos de vivienda están 
colocados en un plano superior. Tienen una vinculación mayor con el medio 
urbano que la anterior, pero más con las ciudades del Interior que con la 
Capital misma, aunque las partes más elevadas de esta clase se aproximan, 
naturalmente, a las clases altas. Están un poco más organizadas y tienen más 
posibilidades de ver solucionados sus problemas, porque su mayor importancia 
les asegura un peso más efectivo sobre los grupos políticos. Exteriormente, sin 
embargo, las formas de su organización son análogas y experimentan una 
absorción muy fuerte por las clases altas, como consecuencia de que sus 
intereses coinciden efectivamente con ellas. 
Las formas elementales de organización que hemos señalado con 
respecto a las clases medias aparecen particularmente en los medios 
agrícolas, dándose en una proporción muy inferior, en las explotaciones 
ganaderas. En primer término, las clases medias ganaderas, son, en el 
conjunto de la población, proporcionalmente menores a las agrícolas. En 
segundo término, las clases medias ganaderas están más absorbidas todavía 
por la organización de las clases altas, que es mucho más antigua y mucho 
más fuerte que en la agricultura. 
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Las clases bajas en el medio rural, tienen como centro de referencia el 
proletariado rural: pero no están compuestas solo por él. Creemos que 
fundamentalmente hay tres grados de distinguir: 
 
1) La parte más baja formada por los habitantes de los rancheríos y 
los trabajadores trashumantes 
2) El asalariado rural propiamente dicho 
3) La mayoría de los medianeros, que en lo fundamental están en la 
situación de los asalariados. 
 
Desde ciertos puntos de vista se pueden agregar a estos grupos a los 
arrendatarios de predios muy pequeños, porque su nivel de vida, su 
alimentación, su vestimenta y su vivienda, no se distinguen mucho de la de los 
anteriores y sobre todo, porque sufren un intenso proceso de proletarización. 
Pero en tanto que se conservan como empresarios independientes deben 
considerarse como integrando las clases medias. 
Hay un conjunto de factores económicos y sociales que impiden la 
organización de las clase proletaria rural. Además, actúa sobre la sociedad 
rural una causa que durante mucho tiempo detuvo el desenvolvimiento el 
sindicalismo urbano y que, en cierto modo, lo dificulta todavía: la acción de los 
partidos políticos. 
La única salida no es la formación de sindicatos, podría estar en la 
aparición de partidos políticos nuevos, en la extensión y la influencia creciente 
de partidos de clase que ya existen o en la toma del poder dentro de un partido. 
Es evidente que los efectos de una mayor organización del proletariado habrá 
que distinguir entre el medio agrícola y el ganadero. 
Las clases altas urbanas detentan un poder económico considerable; 
pero imposible de definir con precisión. 
Parece correcto decir que las clases altas urbanas deben concentrar 
una parte de la producción de sus respectivos sectores sumamente alta. 
Las clases altas urbanas, comerciantes e industriales, tiene 
importantes organizaciones de defensa de sus intereses. 
Las clases medias urbanas son un conglomerado extraordinariamente 
heterogéneo. En un extremo se encuentran grupos altamente organizados que 
han adoptado tácticas de lucha originadas en las clases obreras, en otro 
extremo, grupos que nunca han encontrado una forma de organización. 
Una proporción importante de las clases media asalariadas están 
constituidas, pues, por los empleados del Estado. Aunque las remuneraciones 
que reciben son muy variadas, en generalson relativamente bajas. El grado de 
organización que han alcanzado los empleados del Estado no es muy alto. La 
huelga de los funcionarios del Estado, salvo en ciertas empresas estatales 
industriales, ha sido un fenómeno sumamente raro y de corta duración, aunque 
recientemente su uso se ha extendido mucho. 
De los empleados del sector privado se sabe muy poco. Con todo, aun 
en el sector privado hay un proceso de inflación del terciario que se produce 
por el aumento de la concentración industrial. Los empleados de la industria, 
mucho menos organizados que los obreros del mismo sector, han recibido sin 
embargo, de contragolpe, los beneficios o una parte de los beneficios de la 
luchas sindicales entabladas por éstos. 
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Los empleados del comercio y de la banca constituyen un sector 
importante de las clases medias. Están muy desigualmente organizados según 
las diferentes actividades. El sector probablemente más organizado y que ha 
obtenido mayores resultados es el sector de los empleados bancarios. Los 
bancarios han obtenido no solamente sueldos enormemente superiores a los 
de las actividades públicas y privadas, sino regímenes de jubilaciones muy 
especiales, de aumentos automáticos por la simple antigüedad y adaptación 
constante de las escalas de remuneraciones a la desvalorización de la moneda 
y aumento consiguiente del costo de vida. 
Se han creado una cantidad de posiciones de clase media pero más 
bien en las categorías inferiores del sector. Con todo debe destacarse, que 
todo permite creer que existen todavía una proporción importante de clase 
media independiente colocada sobre todo alrededor del pequeño comercio y de 
un sistema de distribución sumamente complicado y oneroso. 
Las clases medias en el Uruguay, debido a la propia heterogeneidad 
de su composición, hace que exista la tremenda ansia de no descender, y la 
lejana aspiración de alcanzar las clases altas, los factores de unidad son 
escasos y poco duraderos cuando se producen. 
El poder de las clases medias y su gravitación, reside esencialmente 
en el número, y su medio natural, de expresión son los “partidos políticos 
tradicionales” y den parte, los “partidos de ideas”. 
El sector más importante de las clases bajas son los obreros. Un 
proletario industrial propiamente dicho, solo existe en Montevideo y en algunas 
ciudades del interior. Una proporción importante de obreros trabaja al nivel 
artesanal y es difícilmente alcanzado por la forma de organización y de lucha 
del proletariado. Solo los obreros de los grandes establecimientos han llegado 
a una organización sindical de relativa extensión y poder. Pero esa 
organización, carece de unidad general que le daría toda su fuerza. 
El número y la organización han dado a los obreros en el Uruguay un 
nivel de vida relativamente aceptable, bastante superior al que se encuentra en 
la mayoría de los países latinoamericanos. Desde 1955 hasta aquí se asiste a 
una lucha por mantener el poder adquisitivo de los salarios. El sector de los 
obreros de las ciudades del interior está mucho menos organizado y en un 
estado mucho más vinculado al artesanado que el de Montevideo. 
 
La movilidad horizontal en Uruguay es muy intensa, sobre todo la 
movilidad territorial. La inmigración del campo a la ciudad es funcional en 
cuanto al sistema social y su conservación desde que tiende a disminuir las 
tensiones que se producirían en el medio rural si ella no ocurriera. La detención 
o disminución de esa inmigración , si no estuviera acompañada de una 
modificación de las estructuras existentes crearía tensiones insoportables. En 
ese sentido la inmigración a la ciudad constituye una válvula se seguridad, una 
condición para mantener el sistema existente sin grandes modificaciones. 
Mirada desde otro punto de vista, ese mismo aspecto hace de la inmigración 
campesina un fenómeno disfuncional, en cuanto tiende a mantener un régimen 
considerado indeseable. Pero esa inmigración es también disfuncional en 
cuanto lleva a la ciudad una mano de obra carente en casi su totalidad, de una 
adecuada preparación y que es muy difícil absorber. Es, en ese sentido, la 
principal proveedora de los grupos más bajos de la estratificación de la ciudad. 
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En cuanto a la movilidad vertical, en la sociedad rural las condiciones 
estructurales favorables a una movilidad ascendente son escasas o nulas 
aunque los mecanismos del pasaje a empresario parcial minifundista son una 
forma de movilidad en cuanto por lo menos elevan al sujeto en la escala de 
prestigio. 
El mantenimiento con pocas modificaciones de las estructuras 
tradicionales de explotación, no da otra solución masiva que la inmigración 
hacia la cuidad, esperanza de una movilidad mayor. 
La estructura actual de la población de Montevideo es más 
desfavorable, para las posibilidades de ascenso social.. las posibilidades de 
movilidad social están muy desigualmente repartidas entre las diversas 
categorías sociales. Es decir las categorías sociales más bajas están mucho 
más desfavorecidas con respecto a las posibilidades de movilidad vertical. A 
pesar de ella la movilidad ascendente-descendente es relativamente intensa. 
Ciertamente existe una inercia que tiende a mantener en la cumbre a 
aquellos cuyo padre ocupa ya una posición elevada y en la base a aquellos 
cuyo padre era de condición modesta. Este fenómeno se encuentra en todas 
las sociedades y es sin duda menos marcado en Montevideo que en muchas 
otras capitales de occidente. 
Las dificultades mayores para una movilidad vertical ascendiente 
aparecen debidas al hecho de que estamos en presencia de una sociedad que 
ve aumentar sus terciarios sin un desarrollo correspondiente de la actividad 
secundaria. El proceso de la industrialización, ha sido impotente en el Uruguay 
para crear suficientes ocupaciones altas y superiores dentro de las posiciones 
medias como para dar mayores posibilidades de movilidad lo que está ligado 
a las peculiaridades de ese proceso tal como han sido descriptas en el capitulo 
correspondiente.

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