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1 KEYES: “EL ECONOMISTA MÁS GRANDE DEL SIGLO XX” Las opiniones de Keynes (1883-1946) constituyen un necesario punto de referencia para toda cuestión planteada en la economía del capitalismo. Directa o indirectamente, explícitamente o no, la “política keynesiana” es una alternativa a considerar, tanto cuando se discuten los gastos en armamento o las medidas impulsadas por el Partido Demócrata en Estados Unidos o el Laborista en Gran Bretaña, como en las discusiones en Uruguay de si el déficit fiscal es positivo o negativo. Un elemento imprescindible para comprender los análisis y propuestas keynesianas es ubicar la época en que vivió, las preocupaciones generales a las que se intentaba responder, los avances, y cuestionamientos en que estuvo inmerso. Keynes y su época: A partir de –aproximadamente- 1850, el capitalismo europeo y norteamericano tuvo uno de sus períodos de auge, de crecimiento y de expansión. Es la época de oro de los ferrocarriles en tanto sector dinamizar, de arrastre del conjunto de la actividad económica, junto con los fabulosos beneficios –extracción de excedente económico- apropiados por Europa Occidental derivados de enormes imperios coloniales. Esto no quiere decir que no haya tenido problemas; un historiador destaca que entre 1825 y 1913 se dieron 10 crisis. Fue también una época en la cual se acrecentó el proceso de concentración y centralización económica acentuando así el fenómeno señalado por los ciclos anteriores; el desarrollo del capitalismo tiene sus beneficios, pero también muchos perjudicados. Estas disparidades se dieron también entre distintas naciones europeas, lo que condujo a la Primera Guerra Mundial, por el reparto colonial del mundo. Una vez superada y salvando los problemas generados por las “reparaciones de guerra” exigidas por ejemplo a Alemania, nuevamente Europa y Estados Unidos entraron en una fase expansiva. Ya los sectores dinamizadores habían pasado a ser el petróleo y la electricidad y comenzaba su auge el automotor. Es el período en que Gran Bretaña pierde definitivamente su hegemonía en el concierto internacional. Nada hacía prever la crisis. Opiniones del mundo político, empresarial y académico en momentos previos a dicha crisis, nos hacen comprender hasta qué punto los terribles sucesos ocurridos fueron una absoluta sorpresa. Empero, en octubre de 1929, un “viernes negro”, la Bolsa de Valores – caja de resonancia de fenómenos más profundos- se derrumbó, y en su caída arrastró al mundo occidental. Frente al optimismo anterior, bastaron tres meses para sumir al país más poderoso (Estados Unidos) en la desesperación. Comenzó con la desaparición de 40.000 millones de dólares en valores y títulos desaparecidos y se perdieron nueve millones de cuentas bancarias empresariales; la inversión privada norteamericana se redujo más de la mitad; las ganancias de los capitalistas se habían reducido un 56% aunque las familias y grupos económicos más fuertes lograban sobreponerse (unas 24.000 familias acaudaladas) y recibían un ingreso tres veces mayor que los 6 millones de 2 familias de ingresos inferiores. Pero lo más terrible era la falta de empleo; la crisis elevó la cifra al 25% en 1932-33 que significaba que 14 millones de trabajadores y sus familias no tenían qué comer. Aquellos que conservaban un empleo veían disminuir sus salarios un 60%. Las instituciones que tradicionalmente se encargaban de ellos (beneficencia, iglesias, etc) eran impotentes ante la masividad del problema. El liderazgo estadounidense provocó la difusión de la crisis fuera incontenible hacia el resto del mundo occidental. En las colonias y en los países subdesarrollados, los efectos fueron también muy graves, ya que los precios y la demanda por sus materias primas exportables disminuyeron catastróficamente; el comercio internacional disminuyó en gran medida, las posibilidades de desarrollo se vieron postergadas aún más. Ninguno de los economistas preveía que lago así pudiera suceder, hasta el mismo Keynes en sus escritos y discursos de 1929 no daba indicios de que previera la crisis. Era coherente que estas opiniones tuvieran este tono; la teoría neoclásica, en la modalidad prevaleciente hasta ese momento, planteaba que si se dejaba en libertad al capitalismo para que el mercado asignara los recursos, alcanzaba naturalmente el punto de equilibrio; en él se daba la armonía y la máxima satisfacción y tal situación era estable, lo que quería decir que si algo ocurría y se perdía el equilibrio por causas exógenas, el sistema, por su propio dinamismo, retornaba a él. La situación indicaba, por tanto, que la teoría estaba equivocada. Los economistas y políticos estaban perplejos y no encontraban explicaciones ni eran capaces de sugerir salidas diferentes a las propuestas tradicionales, cuyo contenido chocaba abiertamente con la realidad imperante. En este contexto debemos ubicar a Keynes quien era un convencido de que el mejor sistema económico era el capitalista. De cualquier modo, las alternativas que se le presentaban no eran de su agrado: ni el paso al socialismo representado en la época de Lenin, Stalin y la revolución bolchevique, ni tampoco la modalidad del capitalismo impulsada por Hitler y el partido nazi en Alemania. De ahí que dedicara todos sus esfuerzos a tratar de desentrañar aquellos elementos en los que –a su juicio- la teoría económica prevaleciente del capitalismo era insuficiente o errónea. Antes de la crisis, Keynes creía que por medio de reformas monetarias era posible alcanzar las reformas sociales que se necesitasen. Ya en 1929, con motivo delas elecciones en Gran Bretaña, las reformas monetarias fueron completadas con un programa de obras públicas y con el apoyo del propio gobierno a programas sociales. En 1932 accede a la presidencia Franklin Delano Roosvelt en Estados Unidos y ya en 1934 se llega al convencimiento de que el gobierno debe enfrentar directamente el desempleo. Hasta entonces habían transcurrido ya cinco años de profunda depresión, y la iniciativa privada había demostrado que era incapaz de impulsar la recuperación. Esto no quiere decir que el gobierno de Roosevelt se lanzara a un programa masivo de gastos (obras públicas, oportunidades de empleo en programas sociales, etc). En rigor, sólo a regañadientes decicó algunas sumas a actividades mínimas, y lo hizo con la única finalidad de disminuir tensiones en los puntos donde éstas alcanzaron un punto crítico. Junto con estas medidas, la administración norteamericana emitió leyes para restringir la producción agrícola con el objeto de elevar los precios de sus productos (pese a la extrema necesidad de alimentos prevaleciente). 3 Además se decretaron moratorias bancarias y se implementaron programas regionales tales como el del río Tennessee. Otro elemento a tener en cuenta fue la Ley de Relaciones Laborales, que posibilitó el reconocimiento de sindicatos y obligó a los empresarios a la negociación colectiva de los salarios. Todo lo anterior formó parte de lo que pasó a denominarse New Deal, Nuevo Trato o nueva política. Keynes consideró insuficiente a esta “nueva política” porque opinaba que los gastors realizados por el gobierno norteamericano no generaban impulsos suficientes como para disminuir adecuadamente el desempleo. Según Keynes, debía dinamizarse la inversión en obras públicas para promover la ocupación, pero si esto fallaba, se debía recurrir a otros mecanismos. Una sugerencia (extrema, pero que sirve como ejemplo ilustrativo de su razonamiento económico) consistía en que el gobierno debía contratar trabajadores desocupados para formar cuadrillas que abriesen pozos y otras que los tapasen a continuación. Los empresarios norteamericanos no veían con buenos ojos la igerencia estatal en la actividad económica. Ellos opinaban que el Estado les invadía su ámbito de actividad y eso constituía un antecedente inadmisible de socialización de las relacionessociales. Llevó mucho tiempo para que se generalizase la comprensión de que el New Deal era la mejor forma de defender el capitalismo en crisis y preparar una nueva etapa de auge empresarial. La recesión de 1937 terminó por inclinar a la administración de Roosvelt a favor de la política keynesiana. Sin embargo, la demostración más convincente de su efectividad se daría con la brusca expansión de los gastos estatales ocurrida durante la Segunda Guerra Mundial. Esta expansión significó el anhelado fin de la crisis iniciada en 1929 y provocó un auge tal que consagró a la Economía de Estados Unidos, como rectora a escala mundial. Sólo con la guerra y, luego, durante las administraciones Kennedy, la política económica keynsesiana se incorporó a la rutina administrativa del gobierno norteamericano y de otros gobiernos occidentales. La era Regan marcó el fin de la aplicación de las políticas keynesianas e inició el apogeo del monetarismo y del neoliberalismo a ultranza. Algunos conceptos básicos: a) Ingreso (Y) La diferencia entre el valor de la producción y su costo constituye el beneficio de los empresarios. La ganancia de los empresarios, más los ingresos que perciben los otros factores (según los otros neoclásicos: tierra, trabajo y capital) que participan en la producción de bienes y servicios de un país durante un período dado, constituye el Ingreso Global de la sociedad, o Ingreso Nacional. Visto desde el lado de la producción, el Ingreso Nacional es equivalente en valor al Producto Nacional. El Ingreso Nacional se peude destinar al consumo o al ahorro. b) Consumo ( C ) El consumo es aquella parte del Ingreso Nacional que la sociedad gasta en adquirir bienes o utilizar servicios con el fin de satisfacer sus necesidades 4 básicas (biológicas y culturales). Cualquiera sea el nivel de ingresos de la sociedad, una cierta proporción de los mismos se gasta en bienes de consumo y servicios (alimentación, abrigo, vivienda, salud, transporte, educación, recreación). Los bienes de consumo pueden ser durables (un vestido, una heladera, un automóvil) o no durables, y en este caso, desaparecen en el momento en que se consumen (refrescos, alimentos en general, cigarrillos, etc). La diferencia no modifica sus características esenciales: satisfacen necesidades y no se utilizan en nuevos procesos productivos. c) Ahorro ( A) Es la parte del Ingreso Nacional que no se gasta en consumo. Existe una estrecha relación entre el monto de ahorro existente y el volumen de inversiones que puede realizarse. d) Inversión (I) Es la parte del ingreso que se ha ahorrado y se utiliza en la formación de nuevo capital. Para mantener el Ingreso Nacional y el nivel general de la actividad económica, el ahorro debe ser invertido y no atesorado. El ahorro que no se invierte no impulsa la actividad económica, no genera empleo. En el capitalismo se genera continuamente un importante volumen de ahorros, del cual sólo una parte de destina a la inversión. Normalmente, grandes masas de dinero se hallan fuera de circulación (están atesoradas) bajo la forma de ganancias empresariales y ahorros de los sectores adinerados. e) Equilibrios. Durante muchos años prevaleció la opinión de que todo el ingreso de la sociedad se traducía en gastos. En la historia del pensamiento económico esta igualdad se conoce como la “ley de Say”. Este equilibrio entre ingresos y gastos significaba que a medida que se produce y se genera ingresos, éstos se vuelcan todos a gastos, ya sean en consumo o en inversión. De aquí la formación más conocida de dicha ley: “la oferta crea su propia demanda”. En otras palabras, la producción impulsa a la oferta, que encuentra demandantes –en un momento igual- a partir de los ingresos que la misma producción va generando. En esta situación, no habría posibilidad de que se presentaran crisis, porque todo lo que se produce encontraría compradores en el mercado. Keynes critica este razonamiento y señala que el sistema no distribuye de manera eficaz los ingresos como para que la sociedad adquiera toda la producción generada. Del mismo modo, también critica la supuesta igualdad entre ahorro e inversión que propugnaban los economistas clásicos y neoclásicos. f) Principio del multiplicador: Keynes se valió de diversos instrumentos de análisis económicos, uno de los cuales es dicho principio. El multiplicador es un mecanismo mediante el cual se trasmite una determinada dinámica de crecimiento o de depresión al 5 conjunto del sistema, según carezcan o disminuyan respectivamente las inversiones. Del proceso multiplicador analizado en la práctica podemos extraer las primeras conclusiones: a. En economía, un gasto no desaparece. No hay duda que si realizamos un análisis macroeconómico, individual o empresarial) el individuo que comienza el proceso perdió el dinero invertido. Sin embargo, para la economía en su conjunto (macroeconomía) esto no es así, ese dinero siguió impulsando otras actividades. b. El proceso presupone una serie de actividades económicas originadas a partir del “ingreso extra”. Si este ingreso no se hubiera presentado, toda la serie desaparecería. c. Al querer cuantificar el impacto del gasto inicial, surge como importante que es mucho más elevado que el simple monto de dicho gasto. Dicho en otras palabras: al sumar a fin de año todas las actividades realizadas en la economía, el monto al que llegamos no es sólo el correspondiente a lo que se ya se venía haciendo sino que debemos agregarle todas las operaciones posteriores que se originaron por este gasto y que de no haberse efectuado no existirían. Este es el concepto de multiplicador: un gasto inicial trasmitió al conjunto del sistema una dinámica que culmina en un impacto final que supera el monto del gasto, por lo cual se habla de “multiplicador”. d. Este impacto del gasto inicial, cabe preguntarse, ¿es infinito, no tiene fin y se repite permanentemente?. El impacto multiplicador del gasto inicial no es infinito; se va perdiendo a medida que las sucesivas transacciones a que da lugar adoptan modalidades, transacciones a las cuales se les denomina “filtraciones” y constituyen pérdidas de impacto, disminuciones de la capacidad de multiplicar del gasto realizado. Como criterio general, el multiplicador será mayor si es alta la proporción del ingreso generado que se gasta y, además, que se gasta en bienes y servicios producidos en el país. Algunas variables keynesianas: El sistema económico keynesiano está integrado por un conjunto de factores interrelacionados. Dichos factores son: a) Las condiciones objetivas, que en el corto plazo se suponen dadas. Son: i) una estructura social que determina la distribución del ingreso ii) la cantidad y calidad del equipo de capital existente iii) la cantidad y calificación de la mano de obra disponible iv) el nivel tecnológico alcanzado v) la estructura del consumo, dada por las preferencias y costumbres de los consumidores 6 b) Las variables independientes de carácter subjetivo (psicológico) cuya acción incide sobre el modelo económico y condiciona los comportamientos económicos, la magnitud de otras variables de carácter dependiente y por tanto el comportamiento de todo el modelo(*) c) Las variables dependientes, cuyas magnitudes van a estar determinadas por las condiciones objetivas supuestas y por las variables independientes. (*) Variables keynesianas de carácter subjetivo o psicológico: a. Propensión al consumo (Pc) Este concepto nos indica qué proporción del ingreso gastamos en consumo. Según sea la Pc en un momento dado, los individuos gastarán una parte mayor o menor de sus ingresos en consumo presente y reservarán la otra parte para el consumo futuro por medio del ahorro. La Pc presenta dos características; una de ellas nos indica que, en el corto plazo, es estable. La población no altera súbitamente sus hábitos deconsumo. La otra característica es más importante y nos indica que cuando la población aumenta sus ingresos, también eleva sus gastos en consumo de bienes y servicios, pero lo hace en una proporción inferior al aumento de sus ingresos. Lo mismo sucede cuando los ingresos disminuyen; los niveles de consumo también disminuyen, pero a un ritmo más lento que el de los ingresos. Ante variaciones del ingreso de la población, el ahorro de la gente aumenta o disminuye más rápidamente que el nivel de su consumo. El consumo ha aumentado en términos absolutos; pero en comparación con el incremento del ingreso, lo hizo en menor proporción. La propensión al consumo depende de un conjunto de factores objetivos y subjetivos entre los que destacan: En el plano objetivo: a. la variación de los salarios, principal componente del ingreso global y factor del que dependen los gastos en consumo b. la política fiscal; las reformas impositivas pueden influir sobre el consumo, sobre todo cuando tienen como objetivo la modificación de la distribución social del ingreso. Los factores subjetivos que inciden actúan esencialmente en el plano individual, desde el sentido de previsión hasta el deseo de ostentación o avaricia. 7 b) Preferencia por la liquidez: La propensión a consumir determina qué porcentaje de sus ingresos gastará en consumo la población y qué porcentaje reservará para consumo futuro. Pero no alcanza con conocer el volumen de las reservas hechas por la población. Es importante saber en qué forma se hará esta reserva. Tal vez la población prefiera renunciar a la liquidez por un período más o menos prolongado y, en ese caso, invierta el dinero en algo que le posibilite, en un futuro recuperar nuevamente ese dinero para gastarlo. La preferencia por la liquidez de los individuos indica qué cantidades de sus recursos desean retener en forma líquida, en dinero constante y sonante para disponer de él ante diversas circunstancias. Hay tres motivos por los cuales la gente quiere tener riquezas en forma de dinero líquido: a. para realizar transacciones b. para hacer frente a gastos súbitos u otras contingencias-motivo precaución- c. para especular. Podríamos definir la preferencia por la liquidez como una relación negativa entre el mantenimiento de saldos monetarios ociosos por parte de la comunidad y el tipo de interés. d) Eficiencia marginal del capital (EmgK) Cuando se adquiere una inversión o capital, se está comprando el derecho de obtener una serie de rendimientos futuros. Estos rendimientos se esperan dela venta de su correspondiente producción, durante su vida útil, después de haber descontado los gastos de explotación pertinentes. La relación entre el probable rendimiento futuro que se espera obtener de una unidad adicional de capital y su costo de sustitución, es lo que se denomina eficiencia marginal del capital. Importa destacar que la EmgK se refiere a los futuros rendimientos de tal o cual tipo de activo, y que esos rendimientos son el resultado de estimaciones conjeturales, es decir, no hay certeza en cuanto a cuáles serán esos rendimientos. Dichas estimaciones conjeturales están supeditadas a grandes e inesperadas alteraciones derivadas de dos tipos de factores: a. La abundancia o escasez actual de los bienes de capital en cuestión, así como su actual rendimiento y costo de producción. Se tiene en cuenta, además, el 8 futuro desarrollo más o menos previsible de dichas cantidades, rendimientos y costos b. El estado de confianza imperante entre los empresarios, es decir, la existencia de una cierta seguridad, confianza y optimismo en los hombres de empresa que les hace asumir ciertos riesgos al margen de los meros cálculos en frío. La política económica keynesiana: Estudiaremos los elementos más destacados de la política económica keynesiana, cuyo principal objetivo era superar los problemas planteados y poner nuevamente al sistema en la senda del desarrollo “virtuoso”. La propuesta de Keynes consistía en aumentar el nivel de la demanda efectiva. Para ello estimaba necesario que aumentase el consumo y con ello se indujese a los capitalistas a realizar inversiones. Ambos fenómenos provocarían el deseado aumento de la demanda efectiva y, por consiguiente, se posibilitaría el desarrollo normal del sistema capitalista. Consideraremos la política económica como “las acciones u omisiones llevadas a cabo por el gobierno, en busca de determinados objetivos” El gasto estatal sí puede ser un medio de intervención gubernamental en la economía de un país. Cuando hablamos de tener un control, nos referimos a la posibilidad de manejar las variables económicas y, al mismo tiempo, de prevenir las eventuales reacciones que pudieran producirse a partir del manejo de una u otra variable económica. Por lo tanto, consideraremos como medios o instrumentos de la política económica, entre otros, a la cantidad de dinero existente en la economía, a los impuestos, al monto de los gastos públicos, etc. El gobierno puede variar la magnitud de los instrumentos mencionados y, al mismo tiempo, puede determinar qué sujetos económicos y sociales serán afectados por estas variaciones. Es perfectamente posible cambiar tanto la cuantía de un impuesto como el sector social que habrá de pagarlo. ¿Qué propone Keynes?: La propuesta keynesiana se compone delo que él mismo llamó las tres “armas”: recurrir a los “estabilizadores internos”, implementar una política monetaria con objetivos preciosos y desarrollar el gasto público. a) Los estabilizadores internos se han incorporado ya a la elección estatal de todos los gobiernos, y se les considera como componentes estables de ellas. Estos consisten esencialmente en la seguridad social y en el impuesto sobre la renta personal. Por medio del primero, el estado garantiza un flujo mínimo y permanente de ingresos a aquellas personas que abandonaron el mercado de trabajo., sin que tengan que depender de fondos privados o de inversiones colectivas de ahorros destinados a generar un ingreso jubilatorio. De este modo, el estado evita que un contingente muy numeroso de personas se vea sometido a los riesgos implícitos en los ciclos de la economía capitalista o que su suerte dependa de la actividad más o menos 9 exitosa de empresas privadas de seguridad social. Este contingente de jubilados tendrá asegurado un nivel de ingresos que, más allá de que resulte suficiente o no, le proporcionará una cierta capacidad de compra para volcar al mercado y así contribuir con el mantenimiento de la demanda efectiva. Al traspasar al estado parte de esos ingresos por medio de los impuestos a la renta personal, éste puede volcarlos a la circulación de manera que compensen las fluctuaciones en la demanda efectiva, garantizando así su nivel normal y por lo tanto, el ciclo “virtuoso” anteriormente descrito. b) La segunda arma keynesiana fue una política monetaria que revirtiese la actividad psicológica de los capitalistas a no invertir ante el descenso de la eficiencia marginal del capital. Keynes propuso que el estado contrarrestase el efecto causado por el descenso dela eficiencia marginal del capital, induciendo a su vez, el descenso de la tasa de interés. Con esta medida se lograría que los capitalistas mantuviesen su nivel de inversiones productivas, porque invirtiendo ganarían más que colocando su dinero a interés en el sector financiero. La política monetaria implementada por Keynes consistía en incrementar la cantidad de dinero en circulación mediante la emisión monetaria y la compra o la venta, por medio de los bancos, de diversos documentos: títulos activos financieros, etc. Esta expansión de oferta (suponiendo que se mantenga la demanda de dinero de la población) lleva a descender la tasa de interés, pues el “bien” dinero se vuelve abundante, lo que hace descender su precio, que es interés. Si consideramosa los pequeños ahorristas que no pueden “invertir” en negocios, su alternativa, ante descensos de la tasa de interés será bajar su nivel de ahorro y aumentar su consumo con lo cual se incrementará la demanda efectiva. En todos los casos actuará lo que Keynes llamó “preferencia por la liquidez”, ello hará que el empresario y la población mantengan dinero en metálico en su poder en función de tres motivos: transacción, especulación y precaución. c) El desarrollo del gasto público es el “arma” keynesiana más conocida, la de mayor importancia para el desarrollo del capitalismo, y sobre la que más se ha polemizado. En su formulación más sencilla, el gasto que lleva a cabo el estado constituye en esencia un intento de volcar en el ciclo económico aquellos fondos ociosos existentes en la sociedad, que se encuentran bajo la forma de ahorros no destinados ni al consumo ni a la inversión. El estado los capta mediante diversos procedimientos y los gasta, es decir, los pone en movimiento, los integra a la circulación. Con respecto al aspecto en qué debía gastar el gobierno, fue secundario para Keynes, lo que realmente le importaba era que el estado gastara y con ello recuperase la demanda efectiva. Razonaba así: al invertir los capitalistas o al contratar las cuadrillas el estado, se pondría en actividad económica una serie de factores de producción que hasta ese momento osocios. Por esa actividad realizada, los diversos factores de producción recibirían un ingreso que, en proporciones dependientes a su propensión a consumir, gastarían. Este gasto alimentaría la demanda efectiva y, de este modo, se recuperaría el ciclo capitalista normal. Keynes consideraba que, en ciertas etapas del desarrollo del capitalismo, el déficit fiscal no tenía 10 por qué ser malo. Si el estado debía gastar para reactivar una situación de estancamiento motivada, según su opinión, por una insuficiente demanda efectiva, no había nada de malo en que realizase este gasto aun cuando para ello tuviese que emitir dinero sin respaldo y gastarlo generando así un déficit fiscal. Esto era positivo. Papel del Estado: Todo el razonamiento keynesiano, desde su enfoque de los problemas del capitalismo contemporáneo hasta las formas que propone a efectos de superarlos, lleva implícita la propuesta de cambiar sustancialmente el papel que debe jugar el estado. La “neutralidad” estatal era un requisito básico para el buen funcionamiento del capitalismo según la teoría neoclásica tradicional. Keynes rompió con esta tradición. Habida cuenta delas acciones que era preciso emprender para que el capitalismo retornarse a la senda del desarrollo normal, surge como conclusión que sólo el estado está en condiciones de llevar dichas acciones a cabo. Señala tres aspectos de esta intervención estatal:; 1) El objetivo fundamental de esta acción consiste tan sólo en “restituir el equilibrio perdido”, lo que se concreta específicamente por la dinamización de la demanda efectiva. 2) La intervención estatal tiene un carácter coyuntural, actúa solo en el corto plazo. En otras palabras, una vez dinamizada la actividad económica, el estado debe retirarse y permitir el libre juego de los mecanismos propios del mercado definidos por Adam Smith 3) La intervención estatal no debe realizarse en oposición a la iniciativa privada. Esta última sigue siendo el motor central del desarrollo y las decisiones de los empresarios no deben ser obstaculizadas puesto que conducen al óptimo de la sociedad. Con este aspecto se observa claramente la coherencia de las propuestas keynesianas con su ideología.
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