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1 ENSAYO DE CRISTOLOGIA TEMA: EL SILENCIO DE DIOS AUTOR: NELA GARCIA SABANDO MAGIS III MANTA-ECUADOR JUNIO 2008 2 EL SILENCIO DE DIOS INTRODUCCION Durante el tiempo que hemos estudiado cristología, han surgido muchos temas que me han inquietado, en los que me gustaría profundizar, pero opté por el del silencio de Dios; movida por querer sondear, penetrar en el sentir de Jesús ante el silencio de Dios- Padre mientras el agonizaba en la cruz, y por otro lado querer entender también el silencio de Dios ante tantos acontecimientos crueles y violentos en nuestro mundo. Me pregunto: ¿fue realmente un abandono el que sufrió Jesús en la cruz?, eso parece que fue lo que sintió Jesús mientras oraba en el huerto, y más aun en el calvario “¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?”.Cuando miro tanto dolor a mí alrededor también me surge esa pregunta, ¿Nos ha abandonado Dios? O que está pasando con la humanidad, con su relación con Dios, se siente abandonada o es ella que quiere vivir alejada de El o peor aun excluir a Dios de sus vidas? ¿O es que en el misterio de la cruz Dios nos quiere gritar algo con su silencio? Este trabajo pretende recorrer con Jesús el camino de su pasión y muerte y profundizar en su sentir, en los momentos más cruciales de su vida y lograr escuchar a Dios en el silencio de su presencia oculta, la manifestación de amor más grande que haya podido regalarnos y en la Resurrección vislumbrar la victoria, el triunfo del amor sobre el odio, de la justicia sobre la injusticia. Y que este acontecimiento Pascual nos llene de Esperanza y de ganas de seguirle más de cerca al crucificado. 3 Quiero empezar este ensayo por entender lo que era la crucifixión en el tiempo de Jesús: La cruz, fue uno de los castigos más crueles, junto con el ser quemado vivo y ser devorado por las bestias, que se practicaban en la antigüedad; era dedicada especialmente para los pobres, los esclavos, por tanto ningún romano podía ser crucificado. La crucifixión ha sido una de las maneras más terribles en las que los hombres han sido asesinados por sus semejantes. La crucifixión no es sólo muerte, sino también tortura prolongada, dolor, agonía... La crucifixión, tan utilizada por los romanos, era el método de asesinato legal más terrorífico, y de esta forma actuaba no sólo como método de ejecución, sino como advertencia a todo el que pensara vulnerar las leyes. Por eso la crucifixión era pública y en lugares abiertos, para que los cuerpos quedaran expuestos y todos pudieran ver el castigo 1 Y Cristo fue crucificado… la muerte más horrenda la padeció el justo, el que vivió haciendo el bien, el Hijo de Dios . 1.- JESUS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS. Jesús sube a Getsemaní, al huerto de los olivos en compañía de Santiago, Pedro y Juan van a orar y comparte con ellos sus sentimientos de tristeza y miedo. Se retira solo a orar y postrado en tierra decía: “¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieras tú” (Mc.14, 36). 1.-Revista Humanista Nº 18 :La cruz de Cristo Escándalo y locura 4 Jesús tiene miedo, está aterrado, sudaba sangre como lo manifiesta el evangelio de Lucas (22,44) lucha consigo mismo, contra sus miedos y angustias, sus amigos duermen mientras el sufre la agonía de su muerte, ¡que tristeza! sus amigos no son capaces de velar con él. Su Padre no va a evitarle el dolor de la muerte, Dios está en silencio, pero él lo ama profundamente y quiere ser fiel hasta el final, ora para no claudicar. En ese aparente silencio de Dios, hay algo que fortalece a Jesús para no declinar, para llegar al final, para aceptar la voluntad de Dios. Sí, parece que Dios está en silencio, pero está ahí, presente en la ausencia, consolando en el silencio, dando fortaleza en la debilidad…oraba con más insistencia (Lc.22,44), Jesús sale fortalecido para consumar su entrega. 2.- JESUS EN EL GOLGOTA De camino al Gólgota, lugar de ejecuciones; los insultos, la burla, los azotes, el inmenso dolor de su madre, la ausencia y hasta la negación de sus amigos, el Cirineo que fue obligado a ayudarlo y la cruz, fueron su compañía. Jesús, aquél hombre que pasó su vida preocupado y ocupado por los demás, el que se parcializó con los más necesitados, el que se dedicó a su defensa, a devolverles su dignidad de hijos amados profundamente por Dios, el que enseñó cuál era el plan de Dios para el hombre, hecho a su imagen y semejanza, el que se enfrentó a los que en nombre de Dios ostentaban el poder, el que denunció la opresión y las injusticias ¡aquél hombre! quiso llegar hasta el final al que lo condujo su forma de vida. Llegada su hora, Jesús es crucificado, se reparten su ropa, le ponen un inscripción con el 5 motivo de su condenación:”El rey de los judío”, lo crucifican entre malhechores, lo insultan, se burlan “salvó a otros y así mismo no puede salvarse” (Mc.15,23-32) llega su hora y con voz fuerte grita: ”Eloí, Eloí¿Lamá sabaktaní? que quiere decir Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado? (Mc.15,34-35) ¿ Jesús experimenta el abandono de su Padre- amoroso? ¿ fue un grito de reproche? O ¿qué quiso decir realmente Jesús? 3.- LAS ULTIMAS PALABRAS DE JESUS Son muchas las especulaciones que se han tejido alrededor de las posibles últimas palabras de Jesús, así como las más variadas interpretaciones se han dado. En el Evangelio de Mateo (26, 36) y Marcos (15,34) encontramos la exclamación ¿Dios mío, Dios mío, por qué me has a abandonado? El Evangelista Marcos nos presenta a un Jesús que ha sido abandonado por Dios, por sus discípulos, muere en manos del mal, sin ninguna ayuda, muere en el fracaso rotundo. En el Evangelio de San Lucas (23,46) Jesús dice: “Padre en tus manos encomiendo mi Espíritu”, es decir que Lucas nos muestra a un Jesús mártir que pone su vida en manos de Dios, la entrega a El. En el evangelio de San Juan (19,30), Jesús dice:”Todo está cumplido”, Jesús manifiesta así el sentido de pertenencia al Padre, Tú eres mi Dios. Según los exegetas, la fuente más primigenia, es la de Marcos, pues concuerda más con los datos de Jesús y con los relatos Paulinos. A nuestro pueblo latinoamericano, le dice mucho la expresión de Marcos, pues se siente identificado con Jesús en el sufrimiento, en la soledad y en el abandono al que es sometido muchas veces, abandono de los gobiernos de turno, de sus amigos y a veces 6 también de su familia y clama a Dios repitiendo la frase de Jesús: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Siente que su cruz es muy pesada, que ya no puede más y le reclama a Dios, que a pesar de su ocultamiento, de su silencio que muchas veces no alcanza a comprender, pero en el fondo sabe que está ahí, a su lado y que es al único que realmente le interesa y le duele su dolor y que le dará la fortaleza que necesita para resistir, para luchar contra su opresión, Dios es su única esperanza, su consuelo, por eso tantas denominaciones de Jesús encontramos en nuestra religiosidad popular y mayoría tienen que ver con la imagen del Cristo, del crucificado. 4.- DIOS MIO, DIOS MIO ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO? Mc.15,34 Como hemos visto Marcos expresa de manera más específica el sufrimiento de Jesús ante la muerte, expresa también la discontinuidad teologal entre la muerte y la vida de Jesús. Ya que Jesús durante su vida se pasó anunciando la venida inminente del Reino de Dios, pero en la cruz, ya no se vislumbra nada, parece que todo se ha perdido, hay silencio, hay fracaso, parece más bien que triunfa el antirreino. También podemos notar la discontinuidad de la relación de Jesús con su Padre, ya que en esos últimos momentos, se dirige a El como Dios, ya no le llama Abbá., como dice Moltmann¿se ha roto la unión de Jesús con Dios? Muchos Padres de la Iglesia interpretan el abandono de Dios en forma metafórica, pues con estas palabras de abandono inicia el salmo 22, se dice que Jesús no habla en nombre propio, sino en nombre de toda la humanidad que ha sido abandonada por Dios, por tanto la queja de abandono no es de él sino de los pecadores, de la humanidad. Otras interpretaciones a este abandono, hacen referencia al abandono de la naturaleza humana en el sepulcro (Epifanio y Eusebio). Otros como Tertuliano, Ambrosio y Tomás 7 de Aquino, admiten que Jesús sufrió el abandono de Dios en su psicología humana, lo cual sin embargo no le causó angustia ni desesperación.2 Cabe decir entonces, que tanto para los padres de la iglesia como para nosotros, es difícil entender y más aún tratamos de encontrar justificaciones para ese aparente o real abandono de Dios en la cruz de Jesús, pues nos cuesta aceptar que esa haya sido la manera más acertada de que Dios-Padre nos mostrara su amor. Moltman dice al respecto que en el cristianismo se trata de domesticar, de suavizar lo que en realidad sucedió muy cruentamente. En las cartas paulinas encontramos material que nos dan luces para entender esta gran interrogante ¿por qué Dios abandonó a Jesús en la cruz? “Dios, que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros”( Rom.8, 32). “Gustó de la muerte, para bien de todos ( Heb2, 9) “el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí” (Gál.2, 20). Responder a un por qué es sencillamente imposible, pero entender dónde esta Dios mientras a su Hijo lo crucificaban podemos leerlo en la carta de Pablo a los corintios:“Pues en Cristo Dios reconciliaba al mundo con él”(.2Cor.5, 19) Con esta frase Pablo hace referencia a la unión de Dios con Jesús, como lo afirma también Juan 14,9 “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”, entonces si Dios está en el Hijo, el Padre sufre con el Hijo, experimenta su dolor, su cruz, podemos decir sin temor a equivocarnos que ¡Dios no ha abandonado a su Hijo!, ¡está con él, en su agonía, en su sufrimiento, en su muerte…! Entonces, en el misterio de la cruz, la ausencia de Dios se hace presencia, su silencio se hace un grito de amor, de amor hasta el extremo de la cruz, donde el signo del amor, es precisamente la cruz. 2. p.Benoit, Pasión y resurrección del Señor (Madrid 1971) 8 A veces nos preguntamos por qué una muerte tan cruenta, una muerte en cruz.., la respuesta a esto ahora la veo más sencilla, era la forma de uno de los castigo horrendo que se utilizaba en su época, como mencioné al inicio, sino era la cruz talvez hubiera sido quemado vivo o echado a las fieras, por otro lado no fue que Dios lo quisiera así, ni lo hubiera dispuesto de esta manera, la muerte de Jesús fue la consecuencia de su vida, del estorbo que significó su vida para los poderosos de su tiempo. Entonces podemos decir que Jesús no muere en el abandono,¡ no! Se entrega al misterio de la cruz, sin perder la esperanza puesta en aquél que anunció durante su vida, en aquél al que tanto amó, en Dios- Padre. La cruz en si misma no es grandeza, pero la cruz asumida por amor se convierte en signo de esperanza, en un signo de lo que el amor es capaz de hacer y en ese aparente abandono de Dios, Jesús permaneció creyendo y amando a su Padre, que lo Resucita vencedor, declarando así el triunfo de la justicia sobre la injustita, de la vida sobre la muerte. Dios que es amor, vence al enemigo con amor. Aunque nos cueste comprender, con su ocultamiento Dios nos grita que nos ama, que nos ama tanto que respeta nuestra decisión de amarlo o rechazarlo y desde ese punto de vista podemos entender que el amor hace de Dios un Dios vulnerable, capaz de sufrir por nuestro rechazo, por nuestro alejamiento 5.- DIOS ASUME EL SUFRIMIENTO DE JESUS, POR TANTO ASUME NUESTRO SUFRIMIENTO. Reconocer que Dios sufre con la muerte de su Hijo, es aceptar que Dios se anonadó, se 9 despojó de sí mismo, tomando condición de siervo (Flp2), la encarnación por amor y con amor hacen de Dios un Dios con nosotros, para nosotros, que se solidariza, pues conoce el sufrimiento (Jon Sobrino). Y no es que Dios ame el sufrimiento, pero nos hizo libres, nos dio inteligencia y capacidad de decisión, y Dios respeta esa libertad que el mismo nos dio, aunque nos equivoquemos. El silencio de Dios en la cruz, y el silencio de Dios en los crucificados de la historia, toma sentido en las palabras de L.Boff: “Si Dios calla ante el dolor es porque él mismo padece y hace suya la causa de los martirizados y de los que sufren. El dolor no le es ajeno; pero si lo asumió no es para eternizarlo y dejarnos sin esperanza, sino porque quiere poner fin a todas las cruces de la historia”.3 De allí que la resurrección del crucificado significa también esperanza para los oprimidos, para los que sufren. Reconocer a Dios en la cruz, nos tiene que comprometer a ser como él, solidario con los que sufren, a sentir con ellos, a ser uno de ellos. Como dice Ignacio Ellacuría:”hacerse cargo de Dios en la cruz, tiene que ir acompañado de cargar con la cruz y de encargarse de los crucificados” 3.L.Boff: Jesucristo y la liberación del hombre 1981 10 CONCLUSION Durante este proceso de lectura y relectura, para la elaboración del ensayo he tenido sentimientos encontrados, por un lado el ir haciendo vida en mi al Dios de Jesús, pasar de la aceptación intelectual a la aceptación de vida, luchando contra mis enraizados conceptos que aún persisten y afloran sutilmente( toda liberación es un proceso lento). Más aún con este tema del silencio de Dios, pues es muy común que este silencio en la cruz de Jesús y en los acontecimientos duros de nuestra vida, nos lleve a ver como un querer de Dios el sufrimiento, el dolor, la muerte, y decimos fácilmente: “Dios lo quiere así”, “ todos tenemos una cruz que cargar”, “ si pasó así es porque Dios así lo quiso”, “ la vida es puro sufrimiento” o peor aún “es castigo de Dios”, “son pruebas que Dios nos manda para ver si perseveramos en la fe”, etc, etc. Como que le dejamos toda la responsabilidad a Dios y no asumimos la nuestra, como que nos acostumbramos a la cruz tanto que ésta ya no nos cuestiona, más bien permitimos que nos las impongan, o la imponemos a otros y no nos revelamos contra ella, asumimos que Dios quiso que Jesús muriera en la cruz por nosotros, como para aplacar su ira y que así nos perdonara. Por otro lado esta el concepto del Dios omnipotente, resolvedor de nuestros problemas, que debe cubrir nuestras necesidades, evitarnos el sufrimiento y cuando no nos responde como nosotros queremos, renegamos de él, dudamos de su existencia. Creo que a la iglesia, me incluyo en ella, nos falta anunciar con la vida y la palabra de manera creíble el amor de Dios como lo anunció Jesús, y que ese amor tuvo su máxima expresión en la cruz, de tal manera que nos sintamos movidos a proseguir la obra de Jesús, a comprometernos con la venida del reino que el tanto anunció, a sentirnos comprometidos con los crucificados de nuestro tiempo, a vivir como verdaderos 11 cristianos, que nuestra relación con Dios sea una relación de amor y confianza aún en su silencio, o mejor todavía, que ese silencio de Dios signifique para mí la oportunidad de ser su voz, de ser la Buena noticia para los excluidos de mi tierra. Quiero concluir con esta oración que la encontré en el texto de Alfonso López Quintás: “Qué bueno sería, Dios mío, poder estar entre aquellos que te aman por Ti mismo. Poder estar entre aquellos que soportan tu ocultamiento porque les importa más confiar en Ti que entenderte...; entre aquellos que no intentan encerrar a Dios en sus deseos, sino sólo inclinarse ante su infinitud. Qué bueno sería, Dios mío, estar entre aquellos que mantienen tu alabanza auncuando están destrozados, entre aquellos que saben renunciar a lo accidental porque quieren ser libres para lo esencial, entre aquellos que se reconcilian con las preocupaciones de este mundo, porque han oído la llamada del Amor”. Nela Garcia MagisIII Manta-Ecuador
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