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Introducción al dolor torácico
Cuando alguien padece un dolor en el tórax, se piensa 
generalmente que su origen puede estar vinculado a 
alguna dolencia cardíaca. El dolor torácico es un síntoma 
muy frecuente, sobre todo en la población mayor de 40-45 
años. Si además es agudo y relevante, produce una alarma 
inmediata en quien lo sufre ante el temor de que pueda ser 
de origen cardíaco.
Como norma general, ante un dolor en el tórax o 
dolor precordial, con determinadas características acom-
pañantes (perfectamente descritas en otros capítulos de 
este libro), debe pensarse en su posible origen coronario 
y acudir a un centro médico, donde el paciente sea correc-
tamente evaluado y el médico pueda cerciorarse de su 
origen. Es, por tanto, muy importante dejar claro que ante 
una situación de esta naturaleza se debe acudir inmediata-
mente al servicio de urgencias de un hospital.
En las últimas décadas se han llevado a cabo mul-
titud de estudios epidemiológicos en los países anglo-
sajones que ponen de manifiesto que hasta un tercio de 
la población mayor de 40 años refiere episodios de dolor 
agudo torácico. Los estudios existentes en España indican 
que esta frecuencia es menor y se cifra en un 12%. Es inte-
resante saber que cuando un paciente acude a urgencias 
de un centro médico y los facultativos tienen alguna duda 
sobre el origen del dolor, el enfermo es sometido muy fre-
cuentemente a diversas pruebas, incluida la coronariografía, 
que permite ver las arterias coronarias que irrigan el cora-
zón, y mediante la cual, en el caso de una angina de pecho 
o de un infarto de miocardio, pueden observarse estenosis 
(estrecheces) u obstrucciones.
Los estudios médicos más recientes han puesto de 
manifiesto que el 10-30% de los pacientes con síntomas 
compatibles con la enfermedad de los vasos coronarios 
presenta un estudio angiográfico (coronariografía) abso-
lutamente normal. Este hecho tiene una gran importancia 
porque ha llevado a los médicos a estudiar la posibilidad 
de que otras causas originen un dolor que pueda ser con-
fundido con el coronario, como otras patologías cardíacas, 
que también las hay.
Hoy se sabe que hasta la mitad de los pacientes 
con dolor torácico y arterias coronarias normales pre-
senta una alteración esofágica (trastornos de la motili-
dad, reflujo gastroesofágico, hipersensibilidad esofágica, 
etc.), y que su tratamiento puede conseguir que ese dolor 
no cardíaco desaparezca. En algunos pacientes con dolor 
torácico recidivante o recurrente pueden constatarse 
causas de índole psicológica, que a menudo responden 
igual de bien a la terapéutica prescrita. La prevalencia 
de este tipo de trastornos vinculados al dolor torácico es 
variable, y depende de los criterios diagnósticos utiliza-
dos. Se ha observado que una valoración rigurosa pone 
de manifiesto la presencia, en muchos casos, de ansie-
dad, depresión, trastornos de somatización, hipocondría 
Capítulo 31
Dolor torácico: ¿es siempre 
de origen coronario?
Dr. Manuel Díaz-Rubio
Médico especialista en Medicina Interna y Aparato Digestivo. Jefe del Servicio de Aparato Digestivo 
del Hospital Clínico San Carlos, Madrid. Catedrático de Medicina de la Facultad de Medicina 
de la universidad Complutense de Madrid
LIBro DE LA SALuD CArDIoVASCuLAr
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o simplemente una fobia cardíaca (miedo a padecer 
un problema del corazón). La orientación por parte del 
médico a estos pacientes resulta compleja, ya que debe 
tenerse siempre presente otro tipo de enfermedades car-
diológicas, mulculoesqueléticas, pulmonares, mediastíni-
cas o neurológicas.
El dolor torácico de origen no coronario y de carác-
ter funcional ha sido reconocido a lo largo de la historia 
y ha recibido multitud de nombres (véase la tabla 1). Este 
tipo de dolor a veces no puede vincularse con ninguna 
patología orgánica y en otras ocasiones ha sido relacio-
nado con diversas situaciones clínicas.
Tipos de dolor de tórax
No todos los dolores del tórax son iguales ni se mani-
fiestan de la misma forma. En un principio hay que 
saber distinguir el dolor de tipo agudo del dolor crónico. 
Ambos pueden deberse a multitud de causas, incluidas 
las cardíacas.
El dolor agudo surge de forma inopinada, y ha sido 
muy bien descrito en otros capítulos cuando se trata de 
patología cardíaca. En otras enfermedades no cardíacas 
puede resultar a veces exactamente igual e inducir confu-
sión. Ello ocurre, sobre todo, en algunas enfermedades del 
esófago, en las que el paciente presenta un dolor agudo 
con características a menudo superponibles al dolor coro-
nario, y con una localización y una irradiación similares. 
Esto se debe a que la inervación del corazón y del esófago 
está mediada por los mismos nervios. El dolor agudo del 
tórax no coronario puede acompañarse de otras mani-
festaciones, algunas de las cuales son claves para que el 
médico distinga una causa de otra. Es muy importante, 
tanto en las causas cardíacas como en las no cardíacas, ver 
la localización, la irradiación, la duración del dolor y si des-
aparece o se acentúa de alguna manera.
El dolor crónico del tórax tiene otra dimensión. 
Siempre habrá que descartar el origen coronario (angina o 
infarto), pero es importante saber que existen multitud de 
enfermedades capaces de producirlo. Este dolor crónico 
puede ser de índole muy variada: diario, de varios días a 
la semana, de carácter difuso, delimitado, constrictivo o 
no, y puede acentuarse con los movimientos, la postura, la 
comida o en cualquier otra situación.
Las causas de los dolores de tórax
Existen multitud de causas capaces de originar dolor torá-
cico con diferentes formas de presentación, pero todas 
tienen un núcleo común: preocupan profundamente al 
paciente, que piensa que su dolor se debe a una enfermedad 
TABLA 1. Algunas denominaciones históricas del 
dolor torácico de causa desconocida
Angina relacionada con la ingesta
Corazón del soldado
Corazón irritable
Neurosis cardíaca
Alteración de la inervación cardíaca
Ansiedad aguda o crónica
Personalidad psicopática
Depresión, histeria
Astenia neurocirculatoria
Síndrome de Da Costa
Dolor torácico de origen inexplicado
Dolor torácico de etiología desconocida
Dolor torácico de origen indeterminado
Angina microvascular
Dolor torácico funcional
FIGURA 1. Localización del dolor torácico 
de diferentes orígenes
Dolor isquémico
Dolor esofágico
Dolor pericárdico
Disección aórtica
Embolismo pulmonar
Dolor mediastínico
Dolor y distensión 
del hígado
Dolor de las vías biliares
Dolor pleural-neumonía
Miositis
Embolia pulmonar
Herpes zóster Ulcus gastroduodenal
Dolor esofágico
Dolor isquémico
Dolor pancreático
Dolor de las vías biliares
Dolor pleurodiafragmático
Dolor hombro-periartritis
Dolor musculoesquelético
Costocondritis
Dolor isquémico
Dolor artrósico cervical
Dolor psicógeno
Dolor pleuropulmonar
Neumonía
Dolor de la 
pared torácica
Dolor isquémico
Embolia pulmonar
Dolor psicógeno
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DoLor torÁCICo: ¿ES SIEMPrE DE orIgEN CoroNArIo?
cardíaca (no hay que olvidar que el dolor en el pecho o pre-
cordial está vinculado culturalmente al corazón).
Las causas más frecuentes de dolor torácico, con 
independencia de las de origen cardiovascular, son las 
siguientes:
• Causas pulmonares: entre ellas destacan las pleu-
ritis, el neumotórax, las traqueobronquitis y algu-
nas neumonías. Evidentemente, el dolor en estas 
situaciones dista mucho de parecerse al de origen 
coronario, pues su localización no es retroester-
nal, salvo en algunos casos de traqueobronquitis.
• Causas mediastínicas: los procesos mediastínicos, 
como las mediastinitis y el enfisema mediastínico, 
pueden producir dolor torácico y retroesternal. Éste 
suele prolongarse durante horas, generalmente no 
presenta irradiación y se acompaña de otros sínto-
mas que hacen fácil el diagnóstico diferencial.
• Alteraciones musculoesqueléticas: entre ellas desta-
can las roturas musculares, las distensiones y sobre-
cargas musculares y la neuritis intercostal. En todasestas situaciones, una exploración médica y un inte-
rrogatorio correctos facilitan el diagnóstico en todos 
los casos. Los síntomas, además, son muy manifies-
tos en una región determinada del tórax y en nada 
se parecen a los de la enfermedad coronaria (angina 
de pecho, infarto de miocardio, muerte súbita).
• Causas osteoarticulares: entre ellas se contemplan 
las osteoartritis de la columna cervical y de la 
columna dorsal, y el síndrome de tietze (costo-
condritis en la cual aparece dolor en las articula-
ciones de las costillas y el esternón). Las articula-
ciones afectadas suelen ser la segunda, la tercera, 
la cuarta e incluso la quinta. En estos casos de 
síndrome de tietze, el dolor se refleja en la parte 
anterior del tórax, pero una exploración porme-
norizada permitirá al médico realizar un rápido 
diagnóstico diferencial.
• Causas psicógenas: las más frecuentes son la ansie-
dad, la depresión y el estrés. En otro capítulo se 
realiza un análisis detenido de estas patologías.
• Causas digestivas: entre ellas destacan las enfer-
medades esofágicas, la dispepsia funcional, la 
úlcera gastroduodenal, la litiasis biliar y la pan-
creatitis. todas pueden originar dolor en alguna 
parte del tórax, pero se acompañan de otros sín-
tomas que en general hacen fácil el diagnóstico. 
tan sólo las enfermedades esofágicas pueden 
generar cuadros clínicos muy similares a los coro-
narios (véase la tabla 2).
El dolor de origen esofágico se puede parecer (e 
incluso confundir) al de origen coronario debido a que el 
corazón comparte con el esófago las fibras sensitivas de los 
mismos segmentos de la médula espinal. El plexo cardíaco 
nace de los nervios vagos y los troncos simpáticos. Por ello, 
el dolor de origen esofágico, que se caracteriza básicamente 
por localizarse en el centro del tórax, por su carácter cons-
trictivo, por su duración de varios minutos y que incluso 
puede ser inducido por el esfuerzo, puede dar lugar a confu-
siones diagnósticas con el dolor relacionado con la isquemia 
miocárdica (angina e infarto). Como consecuencia de ello, 
la realidad clínica es que la mayoría de los pacientes con 
dolor torácico y patología esofágica han sido inicialmente 
evaluados por cardiólogos. Algunos estudios han puesto 
de manifiesto que hasta el 50% de los pacientes admitidos 
en unidades de cuidados intensivos por dolor torácico no 
TABLA 2. Causas esofágicas de dolor torácico
Por efecto mecánico:
trastornos de la motilidad esofágica:
• Acalasia
• Espasmo esofágico difuso
• Peristalsis sintomática (esófago en cascanueces)
• Espasmo esofágico segmentario
• Hipertensión del esfínter esofágico inferior
• Contracciones esofágicas de duración prolongada
Por efecto químico:
reflujo gastroesofágico
Por efecto mixto
Por hipersensibilidad esofágica
Esófago y cardiopatía isquémica:
Alteraciones esofágicas en pacientes con cardiopatía 
isquémica con arterias coronarias patológicas
Alteraciones esofágicas en pacientes con cardiopatía isqué-
mica con arterias coronarias normales. Angina microvascular.
Esófago y trastornos psiquiátricos
Por otras causas:
Infecciones esofágicas (bacteriana, vírica, fúngica)
Enfermedades sistémicas (enfermedad de Crohn, sarcoidois)
tumores esofágicos
Secundario a cirugía, quimioterapia o radioterapia
Isquemia esofágica
LIBro DE LA SALuD CArDIoVASCuLAr
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presentaban alteraciones significativas en las pruebas car-
diológicas realizadas, incluida la coronariografía. La posibili-
dad de que este dolor sea debido a alteraciones esofágicas 
ha sido intuida y señalada por diversos autores.
una de las primeras aportaciones clínicas que rela-
ciona el dolor torácico con el esófago se debe al famoso 
médico canadiense William osler, quien, a finales del siglo 
xIx, en su libro Principios y práctica de la medicina, describe 
el esofagismo o los espasmos del esófago en relación con 
disturbios emocionales. Su descripción original dice: «La 
estructura espástica del esófago se pone de manifiesto en 
pacientes histéricos o hipocondríacos. La forma idiopática 
o de origen desconocido se presenta en mujeres con un 
marcado hábito neurótico. El ataque aparece bruscamente 
y se asocia a disturbios emocionales y a dolor subesternal». 
Aportaciones posteriores de otros muchos autores confir-
man las observaciones clínicas de osler, pero no aportan 
datos nuevos. Hasta los años sesenta del siglo xx, coin-
cidiendo con la introducción de primitivos equipos que 
estudiaban la motilidad esofágica, no empezaría a consi-
derarse científicamente la relación clínica entre el dolor 
torácico y las alteraciones esofágicas.
De todas las posibles causas esofágicas capaces de 
producir dolor torácico, hasta hace 20-25 años, únicamente 
se consideraban la acalasia y el espasmo difuso esofágico. 
Sin embargo, a partir de la introducción en la clínica de 
los estudios de motilidad y pHmetría esofágica, el mejor 
conocimiento, a la luz de estas exploraciones, de los dife-
rentes trastornos de la motilidad esofágica (y la posibilidad 
de manejar agentes provocadores del dolor) ha abierto la 
posibilidad de conocer mejor estas causas y profundizar en 
ellas. Se sabe de la existencia en el esófago de diferentes 
receptores (termorreceptores, mecanorreceptores y qui-
miorreceptores) que desempeñan una importante función 
en la génesis del dolor torácico de origen esofágico. gracias 
a todo ello, y a otros aspectos más básicos y complejos, hoy 
se pueden identificar diversas causas esofágicas de dolor 
torácico a partir del llamado efecto mecánico. Dentro de 
ellas, además de la acalasia y el espasmo difuso esofágico, se 
encuentran otras, como la peristalsis sintomática o esófago 
en cascanueces, el espasmo esofágico segmentario, la aca-
lasia vigorosa, la hipertensión del esfínter esofágico inferior 
y las contracciones esofágicas de duración prolongada. otro 
gran grupo, de gran relevancia clínica por su elevada fre-
cuencia, estaría constituido por aquellas situaciones en las 
cuales lo fundamental es el efecto químico, como sucede en 
el caso del reflujo gastroesofágico. En otros, la causa puede 
ser mixta, y se observan de manera concomitante un tras-
torno motor y reflujo gastroesofágico. Por último, un grupo 
en el cual se encuadra el esófago irritable, proceso en el que 
destaca como fundamental la hipersensibilidad esofágica.
Además de lo anterior, hay que considerar a un con-
junto de pacientes con otras patologías esofágicas menos 
frecuentes e incluso raras (isquemia esofágica, infecciones, 
tumores, etc.), así como diversos trastornos más comple-
jos, en los que existe una respuesta anómala de la microcir-
culación cardíaca en presencia de trastornos esofágicos, o 
bien la combinación de alteraciones esofágicas asociadas 
a trastornos psiquiátricos.
Hoy se acepta que, de todos los trastornos referidos 
en la tabla 2, los que más frecuentemente producen dolor 
torácico con características muy similares al dolor de la 
isquemia coronaria (angina e infarto) son los de la motilidad 
esofágica, la enfermedad por reflujo gastroesofágico o las 
formas mixtas. Conviene advertir que los trastornos motores 
esofágicos responden terapéuticamente a los nitritos o a los 
bloqueantes de los canales del calcio, algo que siembra más 
confusión, pues se trata de fármacos que también alivian el 
dolor de origen coronario. Por el contrario, en el caso de la 
Ante un dolor en el tórax o dolor precordial debe acudirse de inmediato 
a un centro médico.
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DoLor torÁCICo: ¿ES SIEMPrE DE orIgEN CoroNArIo?
enfermedad por reflujo gastroesofágico, la buena y rápida 
respuesta al tratamiento farmacológico con antisecreto-
res facilita el diagnóstico. A continuación, se va a hacer un 
repaso somero de estas enfermedades.
Acalasia
La acalasia es un trastorno motor caracterizado por una 
falta de relajación del esfínter esofágico inferior, así como 
por la ausencia de peristaltismo (movimientos) esofágico. 
La razón íntima no es bien conocida y se acepta que se 
trata de un trastornoneuromuscular de causa descono-
cida. El origen del proceso se relaciona con la posibilidad 
de que se trate de una enfermedad degenerativa o que 
pudiera estar involucrado algún agente infeccioso en un 
paciente con una respuesta inmune anómala. La altera-
ción fundamental se produce en el ámbito de las células 
ganglionares argentafines, que pueden estar ausentes 
o muy reducidas. El diagnóstico se realiza mediante la 
prueba conocida como manometría esofágica.
La acalasia se presenta preferentemente entre 
los 30-50 años, y su frecuencia se calcula entre 4-6 casos 
por 1.000.000 de habitantes. En el grupo de trastornos 
motores, la frecuencia de dolor torácico debida a acalasia 
se sitúa en el 2-10%, según las diferentes series publicadas.
Espasmo esofágico difuso
El espasmo esofágico difuso es un trastorno caracterizado 
por la afectación de los dos tercios inferiores del cuerpo 
esofágico, en el que aparecen tras la deglución contrac-
ciones repetidas de carácter no propulsivo. Su etiología u 
origen es desconocido, aunque puede surgir secundaria-
mente a una neuropatía periférica, una obstrucción del 
cardias o por reflujo gastroesofágico. El diagnóstico se rea-
liza también mediante manometría esofágica.
La frecuencia del espasmo esofágico difuso es 
menor que la de la acalasia y se presenta generalmente por 
encima de los 50 años sin distinción de sexos. La frecuen-
cia del dolor torácico debida al espasmo esofágico difuso 
se establece, en la mayoría de los estudios, en el 5-8% de 
todos los trastornos motores.
Esófago en cascanueces
El conocimiento de esta entidad, el esófago en cascanueces 
o peristalsis sintomática, se debe a los avances tecnológicos 
en el estudio de los pacientes esofágicos. Caracterizada por 
la existencia de ondas peristálticas (movimientos) de gran 
amplitud y duración, es una de las causas más frecuentes 
de dolor torácico de origen esofágico. El diagnóstico se 
realiza igualmente mediante manometría esofágica.
Se trata de una patología poco habitual que produce 
dolor torácico en aproximadamente el 48-50% de los casos.
Esfínter esofágico inferior hipertenso
El esfínter esofágico inferior hipertenso es también un tras-
torno nacido de la mano de la introducción de la mano-
metría esofágica en la clínica. No es muy frecuente, y en la 
mitad de los afectados se pueden observar concomitante-
mente datos manométricos del esófago en cascanueces. 
tampoco es raro que presente dolor retroesternal. El diag-
nóstico se realiza mediante manometría esofágica.
Reflujo gastroesofágico
El reflujo gastroesofágico, incluyendo la esofagitis por 
reflujo, es sin duda la causa más frecuente de dolor torá-
cico de origen esofágico. Su correcta identificación tiene 
gran importancia, pues la práctica totalidad de estos 
pacientes responde muy bien al tratamiento con anti-
secretores. En estos casos, el dolor está relacionado con 
la estimulación de los quimiorreceptores de la mucosa 
El corazón comparte con otros órganos, sobre todo con el esófago, 
las mismas fibras sensitivas y los mismos segmentos de la médula 
espinal. El plexo cardíaco nace de los nervios vagos y los troncos 
simpáticos. Por ello, el dolor torácico de origen esofágico, localizado 
en el centro del tórax, de carácter constrictivo, con una duración de 
varios minutos e incluso inducido por el esfuerzo, puede originar 
confusiones diagnósticas con el dolor torácico relacionado con la 
isquemia miocárdica.
Fuente: r. W. McCallum. Hospital Practice 6 (1988): 43-54.
FIGURA 2. Conexión nerviosa entre el corazón 
y el esófago
Esfínter esofágico distal
Vena cava
inferior
Estómago
Diafragma
Aurícula 
derecha
Nervio
vago
derecho
Nervio
vago
izquierdo
Plexo 
esofágico Plexo cardíaco Ventrículo derecho
Tronco
simpático
Nervio
cardíaco
simpático
torácico
Vena 
cava
superior
LIBro DE LA SALuD CArDIoVASCuLAr
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esofágica, fundamentalmente por el ácido. Los modernos 
métodos de exploración, sobre todo la pHmetría ambula-
toria de larga duración, concretamente de 24 horas, han 
permitido un buen conocimiento de estos pacientes y han 
posibilitado una correcta relación entre las crisis de dolor 
torácico y la presencia de episodios patológicos de reflujo.
El diagnóstico de reflujo gastroesofágico se estima 
que se realiza, según diversas series, en el 40% de los 
pacientes con dolor torácico que tienen sus arterias coro-
narias normales. El reflujo gastroesofágico es, pues, la 
causa más común e identificable de dolor torácico, además 
de la enfermedad coronaria. El problema fundamental que 
se plantea en estos pacientes es el poder asegurar que el 
dolor torácico obedece a reflujo gastroesofágico y que éste 
no es simplemente un hallazgo más. Esto se debe a que, a 
pesar de que la pHmetría de 24 horas demuestra que existe 
reflujo patológico, no en todos los pacientes los episodios 
de reflujo se acompañan de dolor. Por lo general, la coin-
cidencia de reflujo y dolor mediante estas investigaciones 
se observa en la mitad de los casos; puede por tanto ase-
gurarse en ellos la naturaleza del dolor. En el dolor torácico 
por reflujo gastroesofágico el tratamiento con fármacos 
inhibidores de la bomba de protones en una dosis doble 
es un buen proceder, puesto que el dolor desaparece en 
todos los casos de este origen.
Dolor torácico de origen esofágico por efecto mixto
En muchos pacientes la causa del dolor torácico es la 
coexistencia de reflujo gastroesofágico y trastornos moto-
res. En general, en presencia del primero son frecuentes 
determinadas alteraciones manométricas. Aunque unas 
son de poca importancia, otras son de tal magnitud que 
pueden justificar el dolor. La experiencia ha demostrado 
que cuando se trata el reflujo gastroesofágico con fárma-
cos, desaparecen o mejoran las alteraciones motoras y se 
observa una mejor respuesta clínica.
Hipersensibilidad esofágica
En un grupo de pacientes que presentan dolor torácico y 
en los que se descartan otras causas, tan sólo se observa 
la existencia de reflujo gastroesofágico, y en ocasiones de 
grado pequeño. Bastantes estudios científicos han demos-
trado cómo en muchos de estos casos el dolor se debe a 
que la mucosa esofágica tiene una gran hipersensibilidad, 
y a que el contacto con el ácido proveniente del estómago 
puede desencadenarlo. Esto queda corroborado por algu-
nas pruebas, como la instilación de ácido en el esófago, 
con la que se demuestra el desencadenamiento de dolor con 
iguales características a las que el paciente refiere en su 
historia clínica.
Esófago y cardiopatía isquémica
A veces la causa del dolor es más compleja y en un mismo 
paciente pueden coincidir más de una causa; no es raro 
que bastantes pacientes con enfermedad coronaria pre-
senten además algún tipo de patología esofágica, gene-
ralmente reflujo gastroesofágico. Por ello deben atenderse 
especialmente dos situaciones muy específicas: aquellas 
en las que existen alteraciones esofágicas en pacientes con 
cardiopatía isquémica (angina e infarto) con arterias coro-
narias enfermas, y aquellas en las que se constatan altera-
ciones esofágicas en pacientes con cardiopatía isquémica 
con arterias coronarias normales (en muchos de éstos la 
causa es una angina microvascular).
Esófago y trastornos psiquiátricos
En otro capítulo de este libro se repasan las causas psi-
quiátricas del dolor torácico. Es necesario aclarar que en 
muchos pacientes existe una intrincación de causas esofá-
gicas y psiquiátricas. No es rara la existencia de pacientes 
que, además de una enfermedad por reflujo gastroesofá-
gico o un trastorno motor determinado, presentan tam-
bién un cuadro de depresión o, lo que es más frecuente, 
un estado de ansiedad. En estas situaciones, la colabora-
ción con el psiquiatra debe ser muy estrecha, ya que de 
ésta depende el éxito diagnóstico. No obstante, cuando 
el cuadro que predomina es el esofágico, los síntomas de 
ansiedad pueden ser secundarios a la presencia de dolor. 
La desaparición de éste con el tratamiento para el reflujohace también mejorar de forma manifiesta la ansiedad.
Consultas más frecuentes
¿El dolor torácico es habitual en los pacientes con reflujo 
gastroesofágico?
Es bastante más habitual de lo que se cree. El esófago está inervado 
por los mismos nervios que el corazón, de ahí que, cuando se origina 
dolor torácico, éste tiene unas características muy similares al dolor 
de origen cardíaco. El dolor torácico puede deberse a la estimula-
ción de los quimiorreceptores o de los mecanorreceptores que exis-
ten en el esófago. Los primeros son sensibles al ácido, y los segundos 
responden ante un trastorno motor esofágico secundario a la exis-
tencia de reflujo. No es extraño que pacientes con enfermedad por 
reflujo gastroesofágico presenten además patología coronaria, lo 
que dificulta no sólo el diagnóstico, sino también el tratamiento.
297
DoLor torÁCICo: ¿ES SIEMPrE DE orIgEN CoroNArIo?
Si se presenta dolor torácico, ¿hay que acudir al cardiólogo y 
al especialista en aparato digestivo?
Ante todo dolor torácico de carácter agudo se debe acudir al servicio 
de urgencias de un hospital. La primera causa de dolor torácico que 
hay que descartar es la cardíaca, ya que, además de ser la más grave, 
puede afectar a la vida. una vez que el paciente ha sido evaluado en 
urgencias por un cardiólogo, si éste descarta una enfermedad car-
díaca y recoge en la historia clínica que padece reflujo gastroesofá-
gico, lo referirá al especialista en aparato digestivo. En ocasiones, el 
paciente que sabe que tiene reflujo, el cual le origina a veces dolor 
torácico, presenta un dolor agudo con características que él mismo 
reconoce como diferente. En estos casos no hay que confiarse en que 
ese dolor responde al reflujo y debe acudirse a urgencias. Cuando el 
paciente con reflujo se encuentra bajo tratamiento médico, y éste es 
el adecuado, es muy raro que presente episodios de dolor torácico, 
por lo que habrá que pensar, si es que aparece, en otra causa.
¿Tiene alguna característica especial el dolor torácico produ-
cido por espasmo esofágico?
El dolor producido por espasmo esofágico puede ser en todo igual 
al presentado por los pacientes con patología coronaria. tiene 
además la dificultad diagnóstica de que se calma con los mismos 
fármacos (nitritos, nifedipina, etc.) que se utilizan en la angina de 
pecho y el infarto. Por tanto, en estos casos, el paciente, aunque 
sepa que padece una enfermedad del esófago, debe acudir a un 
centro médico para que se le realicen las pruebas necesarias para 
establecer el diagnóstico diferencial. un simple electrocardio-
grama y determinadas enzimas o valores mediante un análisis de 
sangre son suficientes para distinguir ambos procesos.
¿Puede un paciente distinguir en su propia casa un dolor 
torácico de origen digestivo de uno de origen coronario?
Puede intuirlo, pero nada más. En muchas ocasiones son tan 
similares que no debe quedar su interpretación en manos del 
paciente, sino que tiene que ser el médico quien realice las 
preguntas y exploraciones que considere pertinentes para su 
diagnóstico. Desde el punto de vista puramente clínico, resulta 
muchas veces indistinguible, incluso para el propio médico. Por 
ello lo más razonable siempre es la realización de determinadas 
pruebas. El paciente no debe, pues, arriesgarse a un diagnóstico 
personal de su dolor torácico a partir de sus antecedentes, sino 
que tiene que acudir a urgencias para que éste sea confirmado o 
descartado por el médico.
Si se padece reflujo gastroesofágico y se tiene un dolor torá-
cico diferente al sentido en otras ocasiones por esta causa, 
¿cómo debe actuarse?
Sin duda, debe acudirse inmediatamente a un servicio de urgen-
cias de un hospital. ya de por sí es raro que un paciente con dolor 
torácico debido a reflujo gastroesofágico presente síntomas de 
esta naturaleza si está bien tratado, de forma que si el cumpli-
miento terapéutico es correcto, puede que el dolor obedezca a 
otra causa. Por otra parte, hay que tener presente que un paciente 
con reflujo puede en un momento de su vida desarrollar otra 
enfermedad, como la coronaria (angina e infarto).
Glosario
Acalasia: trastorno esofágico caracterizado por una falta de rela-
jación del esfínter esofágico inferior.
Células ganglionares argentafines: células endocrinas presen-
tes en el tracto gastrointestinal.
Costocondritis: inflamación de la articulación entre las costillas 
y el esternón.
Dispepsia funcional: trastorno gastrointestinal caracterizado 
por un trastorno de la función que presenta síntomas propios de 
indigestión.
Enfisema mediastínico: presencia de aire en el mediastino.
Esfínter esofágico inferior: zona que une el esófago con el estó-
mago. No es un esfínter anatómico, sino fisiológico.
Esófago en cascanueces: trastorno esofágico caracterizado por 
la aparición de ondas peristálticas de gran amplitud y duración.
Espasmo esofágico difuso: trastorno esofágico caracterizado 
por la aparición tras la deglución de contracciones esofágicas 
repetitivas de carácter no propulsivo.
Hipersensibilidad esofágica: forma anómala de reaccionar de la 
mucosa esofágica a diferentes estímulos.
Manometría esofágica: técnica que permite medir los cambios 
de presión en el interior del esófago mediante la introducción de 
una sonda portadora de un electrodo sensible a la presión.
Mecanorreceptores: receptores sensoriales existentes en el esó-
fago que traducen información de tipo mecánico (espasmos, roce 
de alimentos, etc.).
Mediastinitis: inflamación del mediastino.
Mediastino: espacio central que divide el pecho o tórax en dos 
partes laterales. 
Neumotórax: presencia de aire en el espacio pleural.
Neuritis intercostal: afectación del nervio intercostal.
Osteoartritis: degeneración articular.
Peristaltismo: movimientos propulsivos que existen en el tracto 
digestivo. Los movimientos peristálticos favorecen la evacuación.
pHmetría esofágica: técnica para medir el pH o ácido esofágico 
mediante la introducción de una sonda portadora de un elec-
trodo sensible al ácido.
Pleura: membrana serosa que recubre los pulmones. 
Pleuritis: inflamación de la pleura.
Plexo cardíaco: conjunto de fibras del sistema nervioso autó-
nomo que provienen de la cadena simpática y parasimpática 
(nervio vago).
LIBro DE LA SALuD CArDIoVASCuLAr
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Quimiorreceptores: receptores sensoriales existentes en el esó-
fago que se excitan al ponerse en contacto con el ácido.
Reflujo gastroesofágico: paso del contenido del estómago al 
esófago.
Síndrome de Da Costa: neurosis cardíaca.
Síndrome de Tietze: costocondritis que afecta a las articulacio-
nes segunda, tercera y cuarta de las costillas con el esternón.
Termorreceptores: receptores sensoriales existentes en el esó-
fago que se excitan al ponerse en contacto con el frío o el calor.
Traqueobronquitis: inflamación de la tráquea y de los bronquios.
Bibliografía
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index.html. (Fecha de consulta: 28/11/08.)
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Madrid: real Academia Nacional de Medicina, 1993.
díaz rubio, M., J. J. lóPez-ibor, y C. Macaya. Dolor torácico de origen 
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Española de Enfermedades Digestivas 94 (2002): 25-29.
• Conviene tener muy claros los siguientes 10 puntos:
1. todo paciente con dolor torácico (típico o atípico) debe 
ser evaluado cardiológicamente.
2. Descartada la patología coronaria, deben investigarse 
otras causas, entre ellas las esofágicas.
3. En ocasiones pueden coexistir una causa esofágica y 
otra coronaria.
4. Existe una asociación entre los trastornos psicológicos, 
los esofágicos y la angina microvascular.
5. El reflujo gastroesofágico es la causa más frecuente de 
dolor torácico de origen esofágico.
6. Diversostrastornos motores esofágicos (espasmo eso-
fágico difuso, acalasia, esófago en cascanueces) pue-
den producir dolor torácico.
7. La interpretación correcta de estos pacientes requiere 
la realización de estudios especializados.
8. La prueba terapéutica es básica para el diagnóstico.
9. El tratamiento es muy efectivo en los pacientes con 
dolor torácico y reflujo gastroesofágico.
10. Cuando el dolor torácico se debe a trastornos motores 
esofágicos, la respuesta terapéutica es, en general, escasa.
• Los médicos, conscientes de la importancia y las reper-
cusiones que tiene el dolor torácico, siguen investi-
gando para conocer mejor su origen en los enfermos 
más complejos y, sobre todo, para realizar el diag-
nóstico más correcto y de la manera más rápida posi-
ble. En un simposio sobre el dolor torácico de origen 
incierto, bajo el patrocinio de la Fundación Mutua 
Madrileña de Investigación Médica, se planteó una serie 
de objetivos:
1. Conocer en profundidad las posibles causas de dolor 
torácico no explicado y su manejo.
2. Conocer el grado de confianza con que el cardiólogo 
descarta la existencia de patología coronaria, así 
como la capacidad de las diferentes pruebas comple-
mentarias y evaluaciones para identificar una causa 
en el dolor torácico.
3. Conocer el grado de confianza con que el psiquiatra 
identifica una causa para el dolor torácico y la medida 
en que ésta lo explica de forma individual. 
4. Saber el grado de confianza con que el especialista en apa-
rato digestivo identifica una causa para el dolor torácico.
5. Saber el grado de confianza con que el médico de 
atención primaria se enfrenta a estos pacientes.
6. reconocer aquellas patologías no cardiológicas, diges-
tivas ni psiquiátricas que pueden producir dolor torá-
cico recurrente.
7. Identificar las diferentes posibilidades terapéuticas 
actuales y su uso correcto.
8. Aprender a integrar todos los aspectos diagnósticos y 
terapéuticos en la práctica médica.
9. Promover la investigación en esta área y reconocer las 
lagunas del conocimiento actual, especialmente en la 
ciudadanía, para profundizar en la interrelación fisiopa-
tológica de los diferentes orígenes del dolor torácico.
Resumen

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