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Sólo ensayo
Antología de
jóvenes escritores
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Instituto Politécnico Nacional
Secretaría Académica
Coordinación Editorial
www.innovación.ipn.mx
S ólo ensayo. Antología de jóvenes escritores busca abrir un es-pacio para reflexionar, deambular por la creación, indagar en la experiencia de decir y ver mediante la palabra escrita; 
ensayar para buscar algo que nos constituye y hemos adormecido: 
la capacidad de elaborar utopías. Animar la existencia de una so-
ciedad mejor requiere libertad y creación. Ambas se entrelazan 
indisolubles en un movimiento que tambalea lo dado, las creen-
cias aceptadas sin cuestión, sin indagación. En ese dinamismo 
la búsqueda de la libertad se vuelve un primer ensayo creativo, 
ensayar en su doble acepción es escritura y juego: sólo se en-
saya nada se cierra. Para crear hay que jugar, ensayar, imagi-
nar, soñar, anhelar, buscar, invocar. Todo esto para quebrar 
la rigidez del habla, de la escritura, de la vista y abrirse a la 
escritura que es diálogo y revelación. Se escribe y se ensaya 
un diálogo, vital porque revela nuestra condición, pero la 
revelación no es únicamente para el otro que escucha o lee 
sino para el que escribe: se abre la posibilidad de volver a 
mirar lo que somos o mirarlo por primera vez. Es así que 
la libertad puede asomarse al ensayar, al mirar de nuevo, 
al recrear por la palabra y la vista. Se ensaya y se jue-
ga, se ahonda en el apetito por la utopía, pero la utopía 
no es un objeto inmóvil sino posibilidad inasible. Aún 
en su condición de inasible la utopía es un motor, un 
continuo movimiento para alcanzar lo que no está en 
el presente pero es posibilidad. Ahí está un continuo 
empuje de la palabra, una búsqueda de libertad, un 
ir más allá de la mera individualidad para crear, para 
acercarse a la utopía, para ensayarla, verla y decirla.
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Sólo ensayo. Antología de jóvenes escritores
Xicoténcatl Martínez Ruiz, coordinador
Primera edición: 2016
D.R. ©2016 Instituto Politécnico Nacional
Av. Luis Enrique Erro s/n
Unidad Profesional “Adolfo López Mateos”, Zacatenco,
Del. Gustavo A. Madero, C. P. 07738, Ciudad de México
Coordinación Editorial de la Secretaría Académica 
Secretaría Académica, 1er. Piso, 
Unidad Profesional “Adolfo López Mateos”, Zacatenco,
Del. Gustavo A. Madero, C.P. 07738, Ciudad de México
Diseño y formación: Quinta del Agua Ediciones, S.A. de C.V.
Cuidado de la edición: Diana Gutiérrez
ISBN: 978-607-414-527-4
Impreso en México / Printed in Mexico
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• 61 •
III
La riqueza de la argumentación
Claudia Vianney Islas Díaz
Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales (CIECAS), 
Instituto Politécnico Nacional
INTRODUCCIÓN
E ˚ l presente documento analiza un modelo de defensa argumentativa, y la capacidad de los investigadores para emplearlo en el corazón del trabajo científico y tecnológico, 
que se desarrolla alrededor del mundo en la sociedad del cono- 
cimiento. Esto con el fin de liberar al experto de una serie de 
tradiciones simbólicas y códigos de ética establecidos por el reduc-
cionismo científico, que le permita solventar la necesidad de valo-
rar y defender los nuevos conocimientos útiles para la sociedad. 
A la luz de los retos a los que se enfrentan los investigadores 
en la construcción del conocimiento (en un mundo con enormes 
flujos de información), y considerando que no es suficiente adqui-
rir o construir dicho saber, sino que además es necesario poseer 
la capacidad de expresar y defender una idea científica a través 
del discurso, se formula la siguiente interrogante: ¿De qué mane- 
ra el lenguaje y la argumentación practicada por Sócrates en su 
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• 62 •
apología y la teoría de la acción comunicativa de Habermas se pue-
den moldear para obtener un modelo de defensa argumentativa 
acorde a la sociedad del conocimiento? 
Si se considera que Sócrates y Habermas evocan una dualidad 
única entre la tradición y la modernidad en lo que a recursos ar-
gumentativos y dialógicos (uso del lenguaje, comunicación de 
creencias y la interacción social) se refiere (Dijk, 2000), así como 
la incesante búsqueda de la verdad, es posible construir un mode-
lo de defensa argumentativa. Sus razonamientos, conocimientos e 
influencia constituyen la base teórica que podría ayudar al investi-
gador a producir un discurso científico; y mediante la interacción 
social de éste generar redes de conocimiento con sus pares, al per-
mitirle plantear y estructurar una idea (o una tesis) y defenderla 
ante la crítica, a través de fundamentos y razones tales como datos, 
pruebas, consideraciones y evidencias empíricas y teóricas.
Derivado de lo anterior, este ensayo mostrará —a través de una 
articulación dialógica, exposición y crítica—, una nueva forma de 
generar una argumentación capaz de romper paradigmas, que ayude 
a los investigadores a conservar y enfatizar su espíritu creativo e in-
novador, generando nuevas ideas. A partir de una de las capacidades 
del ser humano, que es la construcción incesante del conocimiento, 
como se describe en la riqueza de la virtud contenida en Apología de 
Sócrates, de Platón, este modelo de argumentación permite resolver 
problemas con perspectivas, visiones y acciones distintas a las esta-
blecidas en la formación tradicional de investigadores. 
Adicionalmente, para lograr construir y emplear un método de 
argumentación que erradique gradualmente la tradición positivista 
en los investigadores, es importante reconocer que con el paso del 
tiempo las sociedades se transforman y con ellas su cultura, modi-
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• 63 •
ficándose el lenguaje y las formas de expresar el conocimiento. Sin 
embargo, la apología de Sócrates da muestras de que el enjuicia-
miento de las nuevas ideas sigue siendo un acto de preservación de 
poder de las viejas ideas, establecidas y fomentadas por la tradición 
científica dominante. Por consiguiente se retoma del conocimiento 
socrático, la desarticulación de la crítica de los adversarios (bajo 
los mismos argumentos dirigidos en su contra), para plantear un 
contraargumento, evidenciando que la crítica carece de sustento 
cuando se basa en ideologías y creencias, y no en los resultados de 
investigaciones formales. 
Otra aportación fundamental para el presente ensayo es la de 
Habermas (2002). En Esferas de la racionalidad explica la integra-
ción del sustento de la racionalidad dialógica, comunicativa y argu-
mentativa, la cual será útil a los investigadores para construir una 
amplia gama de teorías científicas y tecnológicas, que develarán 
descubrimientos y nuevas visiones de la realidad en la sociedad del 
conocimiento.
DESARROLLO
Con el objetivo de proponer un modelo de defensa argumentativa 
a través del discurso en tiempos de la sociedad del conocimiento, 
basado en el enfoque de la filosofía de la finitud y la comunica-
ción dialógica practicada por Sócrates en su apología, se preten-
de erradicar el esclavismo posmoderno que condena y desvanece 
cualquier indicio de conciencia social, científica y tecnológica en 
el investigador, quien además está desprovisto de una estrategia de 
defensa argumentativa para sostener sus ideas, tesis o hipótesis.
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• 64 •
Al carecer de una estrategia argumentativa, los investigadores 
se encuentran atados a convencionalismos científicos, por lo que 
deben aspirar a ser ciudadanos libres de proponer y sustentar ideas 
dentro del emergente desarrollo científico y tecnológico en nuestro 
país, que demanda nuevas propuestas en el campo del conocimien-
to. Sostiene Laura Poy (2012) en su artículo“Urgen más científicos 
en México” que se requieren más jóvenes investigadores, ya que, 
de acuerdo con especialistas del Centro de Investigaciones y de 
Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacio-
nal (IPN), la edad promedio de los científicos mexicanos rebasa los 
50 años. 
Por tanto el objeto de este ensayo es, a partir de la propuesta 
de un modelo de defensa argumentativa, propiciar un cambio de 
visión en los investigadores y conducirlos a edificar y reconstruir 
su capacidad de argumentación, evitando que desfallezcan en su 
formación y consolidación como científicos mexicanos.
La argumentación implica pensar y razonar de forma lógica y 
crítica. La lógica permite observar más allá de lo considerado por 
la imaginación, a través de la inferencia y la racionalización de las 
posibilidades. Sin embargo, no existe una capacitación que se enfo-
que en proporcionar valor y utilidad a la argumentación para de-
fender una idea en la vida cotidiana, puesto que esta deficiencia 
permite la exclusión intelectual e inhibe la democratización y la 
pluralidad entre la ciudadanía.
Paradójicamente, las exigencias académicas actuales se derivan 
de las nuevas necesidades que demanda la sociedad del conoci-
miento, donde el reto es enfatizar la aplicación de la argumentación 
como medio de comprensión, de desarrollo de habilidades, destre-
zas lógicas y comunicativas, con rigor académico y metodológico. 
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• 65 •
Así pues, los investigadores se convierten en un sector de la pobla-
ción estratégico para el desarrollo social y cultural.
Con la finalidad de consolidar el objeto de este ensayo, se reto-
ma de Reygadas (2005) la distinción de dos oleadas en lo concer-
niente a la teoría de la argumentación, que comprenden un perio-
do de tiempo de 1947 al 2006: a) primera oleada, en el tratado de la 
argumentación de Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989) se establece 
una nueva retórica que introduce a la audiencia en la argumen-
tación y proporciona un inventario para la crítica, en una lógica 
formal matematizada; sin embargo, ésta no recupera los aspectos 
dialécticos y retóricos que puntualiza la argumentación; b) segunda 
oleada, Cademartori y Parra (2004) dan pie a la pragmadialécti-
ca, desarrollada por Van Eemeren, Grootendorst, Jackson y Jacobs 
(1997), en la cual se concibe que toda argumentación pretende re-
solver problemas de opinión sobre alguna afirmación.
Tal y como se realiza en la Apología de Sócrates, el modelo de 
defensa argumentativa, en términos de procedimientos de dis-
cusión, retoma elementos de cada una de las teorías de la argu-
mentación contemporánea, en lo relacionado con las tendencias 
comunicativas hacia la dialectización, la funcionalización y la 
contextualización de los enunciados proposicionales construidos 
a partir de los resultados de una investigación. Aristóteles (1994) 
refirió que el enfoque de la retórica está centrado en la persuasión 
y en las emociones de la audiencia. Esto es, un razonamiento só-
lido, válido y verdadero podría ser inadecuado si ofende al audi-
torio y no convence; mientras que una falacia podría ser valiosa 
si logra convencer, soslayando el análisis de los razonamientos, y 
sumergiéndose en la dificultad de determinar cuándo se describe 
y cuándo se prescribe.
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• 66 •
Como resultado de estas dos oleadas de teorías argumentativas 
se deslegitimó a la retórica al considerarla un mero discurso per-
suasivo y no argumentativo, que se presta a los simulacros de la 
verdad. Por otro lado, se sobrevaloró el método hipotético-experi-
mental, desdeñando de este modo a la argumentación al conside-
rarla un conocimiento propio de las humanidades.
De este modo, la argumentación para la defensa de una tesis 
queda desvanecida por una retórica sin lógica, así como por una 
lógica sin demostración o una metodología experimental que de-
duce (o induce), pero no argumenta. Al respecto, Habermas (1987) 
introduce la teoría de la acción comunicativa, la cual afirma que 
toda tentativa de explicación filosófica, científica y tecnológica es 
racional, y dentro de ella existe una teoría argumentativa. En con-
secuencia la racionalidad se asocia con la crítica de acciones, afir-
maciones o manifestaciones, y ésta, a su vez, con la argumentación, 
que se desencadena mediante la pretensión de validez de una idea.
Habermas (1987) define a la argumentación como un “tipo de 
habla”, cuyos participantes tematizan las pretensiones de la validez 
y, mediante la disertación de un discurso con argumentos, se in-
tentan disipar las dudas, críticas o interrogantes que se susciten. A 
través de estos fundamentos teóricos, se aprecia que la racionali-
dad y la crítica abren el sendero de la argumentación, generando la 
potencialidad de corrección y aprendizaje entre los investigadores. 
Lo anterior conduce al siguiente cuestionamiento: ¿cuáles son los 
elementos teóricos necesarios para poder argumentar a través de la 
racionalidad?
Habermas (1987) aproxima una respuesta en la manifestación 
de los siguientes puntos: a) en el discurso teórico (cognitivo e ins-
trumental), cuando se expresan opiniones fundamentadas y se 
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• 67 •
actúa con eficiencia; b) en el discurso práctico (ámbito práctico 
moral), cuando se justifican las acciones con normas; c) en la crí-
tica estética (ámbito evaluativo), cuando se da de acuerdo con los 
valores culturales; d) en la crítica terapéutica, cuando se libera el 
discurso de las ilusiones y, e) en el discurso explicativo, cuando se 
muestra disposición al entendimiento.
Bajo los fundamentos teóricos que establece Habermas (1987), 
es posible establecer que la racionalidad es un sistema de preten-
siones de validez que se argumentan, mediadas por un proceso que 
busca convencer a un auditorio universal (a través de la retórica), 
con un procedimiento que plantea una interacción dialéctica, re-
gulada entre proponente y oponente. Los resultados son “acuerdos 
racionalmente motivados” por la lógica, la cual convence con razo-
nes y genera consenso, a través de argumentos. Esto nos remite a la 
estructura general del argumento que Toulmin (2003) elaboró en 
1958. En respuesta a ello, Habermas (2002) concibe un sistema de 
pretensiones de validez que se distinguen por estar asociadas con la 
verdad, la rectitud, la adecuación o la inteligibilidad; y se conducen 
mediante un análisis semántico de las formas de los enunciados. Por 
ejemplo, las oraciones descriptivas que se emplean para la consta- 
tación de los hechos y la realidad pueden ser aseveradas o negadas 
a través del estado de la verdad de una proposición. En tanto que 
las oraciones de deber sirven para la justificación de las acciones, 
en términos de la rectitud o la justicia, ante la forma de actuar del 
individuo. En cuanto a las oraciones evaluativas (juicios de valor) se 
usan para la valoración de algo, bajo el aspecto de adecuación de los 
estándares de valor o el aspecto de lo bueno y lo malo. 
Finalmente, las reglas generativas —que sirven para la explica-
ción de acciones como hablar, clasificar, calcular, deducir, juzgar, 
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• 68 •
entre otras— develan un aspecto de la inteligibilidad como correc-
ción formal de las expresiones simbólicas contenidas en las tesis a 
disertar por el investigador.
Al vincular lo descrito por Habermas (2002) en las Esferas de la 
racionalidad sobre los distintos criterios o pretensiones de validez y 
lo expuesto por Platón (2001) en Apología de Sócrates, en el inter-
cambio dialógico entre Sócrates y sus oponentes, con el propósito 
de construir una argumentación defensiva, se distinguen conceptos 
similares (verdad, justicia, valor y bondad). Esta apología se ejem-
plifica en el discurso de Sócrates, que tuvo como objetosu defensa, 
ante los tribunales atenienses, en un juicio donde lo culpaban de 
corromper a la juventud y de no creer en los dioses de la Polis (ciu-
dad-estado). Este texto data del ciclo platónico (393 y 400 a.C.) de 
las primeras obras llamadas socráticas, escritas por Platón. En los 
primeros párrafos, este texto establece la temática del discurso, así 
como el planteamiento de la idea principal y se refiere al término 
“persuasión”, como parte de la retórica. Además, añade el concepto 
de verdad, generando un discurso persuasivo y elocuente, en tan-
to establece una premisa en la cual Sócrates solicita al tribunal no 
ser juzgado por sus habilidades en oratoria. Sin embargo, entre las 
acusaciones predominan aquellas cuyo fundamento se apoya en el 
conocimiento vulgar con una connotación negativa, y ofrece como 
evidencia razones enfáticas las cuales se basan en métodos inducti-
vos y analógicos. En su defensa, Sócrates señala que los prejuicios 
y rumores no son válidos, y estos representan falacias, pues se tra-
tan de creencias mal fundamentadas, que se convierten en argu-
mentos débiles. 
El veredicto representa la falta de justicia, pues a pesar de que 
el acusado ofrece una argumentación estructurada y emplea una 
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racionalidad dialógica y comunicativa, prevalecen tanto la opresión 
como la esclavitud en el pensamiento, coaccionando la autonomía 
de la libertad basada en la creatividad, la originalidad y el conoci-
miento como fuente de virtud.
Por último, Sócrates responde al veredicto, frente a los que ava-
lan su sentencia de muerte, refutando que su argumentación fue 
contraproducente condenándolo, y afirma que no es la repulsión 
por rebajarse a las habituales prácticas sentimentalistas que po-
dían esperarse de cualquier condenado a muerte, e insiste: que la 
cercanía de la muerte no exime a uno de seguir en el camino de 
la bondad y la verdad. Además es capaz de profetizar que críticos 
más jóvenes y severos seguirán sus pasos, sometiéndolos a un exa-
men más riguroso de sus propias vidas. Podría pensarse que esto 
último se trata de una ensoñación de Sócrates, pero en la realidad 
esto representa una premisa que se cumple, sin olvidarnos de sus 
excepciones en las sociedades actuales, sostenidas por la juventud. 
Con el fin de implementar una alternativa para resolver el siguiente 
cuestionamiento: ¿cómo se puede lograr un modelo argumentativo 
a través de los elementos teóricos de la apología de Sócrates y de 
la teoría de la acción comunicativa de Habermas? Me he dado a la 
tarea de estructurar un modelo que surge de la fusión de ambos 
pensadores.
Aun cuando la distancia en el tiempo entre estos dos eruditos es 
amplia —por la brecha generacional—, sus reflexiones y aportacio-
nes son similares en el nivel de profundidad y de teoría. Para que 
prevalezca una tendencia conciliatoria en la que se generen nuevas 
ideas y conocimientos, ejerciendo cursos de acción a través de la 
inferencia, la lógica y la comunicación dialógica, me permito pre-
sentar este modelo de defensa argumentativa, con el fin de facilitar 
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• 70 •
el camino a las próximas generaciones de investigadores. Como 
este modelo de defensa argumentativa es un proceso que se realiza-
rá de forma secuencial-racional, construí un diagrama de proceso 
integrado por las siguientes fases:
1. Argumentación defensiva
2. Pretensiones de validez
3. Interacción dialéctica
4. Análisis semántico
5. Racionalidad y crítica dialógica
6. Potencializar la inteligibilidad del aprendiz
A continuación se describe cada una de estas fases y su interacción, 
como se muestra en la figura 1.
1. La argumentación defensiva es la etapa de apertura y de cie-
rre de este modelo, y sólo se logrará al implementar cada una 
de las fases anteriores, desde una perspectiva lógico–racional, 
en la cual el investigador hace la defensa de sus ideas, evi-
dencias y descubrimientos que resultaron de su investigación.
2. Las pretensiones de validez representan el valor y la utili-
dad en una temática argumentativa que se fundamenta en la 
verdad, la rectitud, la adecuación y la inteligibilidad según 
Habermas (1987). Dan paso a la interacción dialéctica, me-
diante el argumento y su conjugación con la racionalidad, 
conduciendo al aprendizaje, el cual no es definitivo, puesto 
que se encuentra en constante construcción.
3. A su vez, la interacción dialéctica es el proceso que se estable-
ce entre el proponente y el oponente (confrontación a través 
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• 71 •
del discurso), modificando estructuras de pensamiento. Éste 
tendrá que propiciar “acuerdos racionalmente motivados” y 
un producto derivado de la lógica, que convenza con razones 
y genere un consenso entre las partes. 
4. El análisis semántico (de las formas de enunciados) posee dos 
principios fundamentales: a) se rige bajo la rectitud y b) bajo 
01
02
03
04
05
06
Modelo de defensa
argumentativa
Interacción
dialécticaAnálisis
semántico
Herramientas
argumentativas
para el usuario
dialógico
Rectitud y justicia semántica
del usuario dialógico
Sociabilización del
conocimiento entre
proponente y oponente
Discurso y consenso
motivado por la lógica
y la razón
Verdad, 
rectitud y
justicia del 
discurso
Inicio y cierre
del ciclo
Potencializar
la inteligibilidad
del aprendiz
Racionalidad
y crítica
dialógica
Argumentación
defensiva
Fuente: Elaboración propia.
Figura1. Modelo de defensa argumentativa.
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• 72 •
la justicia semántica, a partir del significado más auténtico de 
las palabras utilizadas en cualquier área del conocimiento o 
contexto, para facilitar el manejo de la información.
5. La etapa de la racionalidad y la crítica dialógica representa el 
momento en el cual el investigador, mediante el libre razo-
namiento (reflexión, autorreflexión y autocrítica), construye 
y sociabiliza el conocimiento a través de preguntas y res-
puestas en su tiempo y contexto, haciendo uso de la filosofía 
analítica del lenguaje como lo hacía Sócrates en los diálogos 
de Platón. Esto implica la conversión de las pretensiones en 
saberes que fundamentan el conocimiento, transformando al 
individuo en un ser libre y emancipado. Es relevante men-
cionar que esto sólo se logra al concebir al individuo como 
elemento activo en la formación de significados e interpreta-
ción intencional del mundo, recreando un enfoque de inves-
tigación reflexiva (Giroux, 1992).
6. En lo que respecta a la etapa de potencializar la inteligibi-
lidad del aprendiz, se tiene como constructo la provisión al 
usuario dialógico de las herramientas argumentativas, para 
lograr expresiones simbólicas que corrijan su argumentación 
y así logre constituir una defensa válida y veraz. Para Ha-
bermas (1989) esta defensa argumentativa, con la tesis de la 
pragmática universal, es la pretensión inminente a satisfacer 
en la comunicación dialógica, puesto que en ésta se refleja la 
racionalidad, la crítica dialógica y el análisis semántico. 
Al defender nuestros ideales y creaciones, siguiendo los seis niveles 
del modelo propuesto, seremos capaces de sustentar nuestras ideas 
con valor, verdad, rectitud y justicia, logrando una retroalimenta-
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• 73 •
ción con los interlocutores y con los oponentes dialógicos. La rela-
ción entre el usuario y este modelo presentado pretende ser el de-
tonante para la construcción de una argumentación sólida y eficaz 
entre los jóvenes científicos que proponen innovaciones, nuevos co-
nocimientos e ideas. Esto con el fin de proveer a nuestro país de un 
motor emergente: “el conocimiento”, que sea válido para sustentar y 
sostener la economía de una sociedad en desarrollo y crecimiento. 
CONCLUSIONES
Desdelos inicios de la ciencia, la defensa de una tesis ha sido 
fundamental. Tanto científicos, filósofos y ciudadanos confrontan 
ideas y tesis, dialogando, debatiendo, refutando, argumentando y 
contra-argumentando (cada uno con sus valoraciones e interpreta-
ciones, obtenidas a partir de sus enfoques teóricos, razonamientos, 
sentimientos, emociones y contextos). Sin embargo, con el paso del 
tiempo, la argumentación dialógica ha comenzado a desdibujarse; 
abrumada por un torrente de información nunca antes visto en la 
historia de la humanidad. A mediados del siglo XX se creía que para 
aterrizar en el conocimiento, los jóvenes pensadores debían mane-
jar cúmulos de información, pero la sociedad del conocimiento del 
siglo XXI exige ahora crear una tesis, sustentarla con argumentos 
y defenderla de las posiciones ortodoxas existentes. Es necesario 
resistir los embates de quienes no permiten florecer nuevas ideas, 
independientemente de las motivaciones que estos posean. 
El libro The School and Society, escrito por Dewey a finales del 
siglo XIX, ha sido la fuente de inspiración para la construcción del 
presente ensayo, ya que, por primera vez, hace referencia al con-
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• 74 •
cepto “educación progresista”. La educación progresista concibe 
una instrucción basada en la ciencia moderna, en la combinación 
de lo empírico y lo experimental, para disolver los prejuicios de los 
individuos y para capacitarlos en la resolución de problemas a 
los que se enfrentan como ciudadanos. Este tipo de educación en-
fatizaba y procuraba los intereses de los estudiantes y su prepara-
ción para estudios profesionales y posteriores en el mundo real.
Por tanto, al desempeñarme en la docencia y ser una profe-
sionista joven y con deseos de no seguir oprimida por el sistema 
educativo, mi deseo es expresar abiertamente mis ideales y convic-
ciones sociales e individuales, y defenderlos mediante un modelo 
de defensa argumentativa que se base en argumentos sólidos. Bus-
co desarrollar un pensamiento reflexivo y dialógico, con el cual 
pueda transitar por el camino de la libertad y, al mismo tiempo, me 
permita tomar nuevas líneas de acción, a través de la innovación 
en mi labor profesional y estudiantil. Construir conocimientos que 
nazcan de una conciencia crítica y racional propia y no doblegarme 
ante los ideales (y creencias) de otros.
Expongo un modelo de argumentación con el objetivo de de-
safiar lo establecido y romper con las cadenas de un cientificismo 
rígido y tradicional; y con ello, tener la posibilidad de proyectar un 
futuro prometedor.
BIBLIOGRAFÍA
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Antología de
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Instituto Politécnico Nacional
Secretaría Académica
Coordinación Editorial
www.innovación.ipn.mx
S ólo ensayo. Antología de jóvenes escritores busca abrir un es-pacio para reflexionar, deambular por la creación, indagar en la experiencia de decir y ver mediante la palabra escrita; 
ensayar para buscar algo que nos constituye y hemos adormecido: 
la capacidad de elaborar utopías. Animar la existencia de una so-
ciedad mejor requiere libertad y creación. Ambas se entrelazan 
indisolubles en un movimiento que tambalea lo dado, las creen-
cias aceptadas sin cuestión, sin indagación. En ese dinamismo 
la búsqueda de la libertad se vuelve un primer ensayo creativo, 
ensayar en su doble acepción es escritura y juego: sólo se en-
saya nada se cierra. Para crear hay que jugar, ensayar, imagi-
nar, soñar, anhelar, buscar, invocar. Todo esto para quebrar 
la rigidez del habla, de la escritura, de la vista y abrirse a la 
escritura que es diálogo y revelación. Se escribe y se ensaya 
un diálogo, vital porque revela nuestra condición, pero la 
revelación no es únicamente para el otro que escucha o lee 
sino para el que escribe: se abre la posibilidad de volver a 
mirar lo que somos o mirarlo por primera vez. Es así que 
la libertad puede asomarse al ensayar, al mirar de nuevo, 
al recrear por la palabra y la vista. Se ensaya y se jue-
ga, se ahonda en el apetito por la utopía, pero la utopía 
no es un objeto inmóvil sino posibilidad inasible. Aún 
en su condición de inasible la utopía es un motor, un 
continuo movimiento para alcanzar lo que no está en 
el presente pero es posibilidad. Ahí está un continuo 
empuje de la palabra, una búsqueda de libertad, un 
ir más allá de la mera individualidad para crear, para 
acercarse a la utopía, para ensayarla, verla y decirla.
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