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Para saber más Ana Lúcia Machado e Bruno César dos Santos Políticas lingüísticas en España La Constitución española de 1978 sirvió para definir a España como Estado- nación y establecer una lengua nacional. Se trataba de la modernización del Estado y la construcción nacional. La situación lingüística de la época era de confrontación debido al carácter plurilingüe del país. Desde entonces, se han sugerido y se sugieren políticas lingüísticas. Del Valle, no libro “La lengua, ¿patria común?: ideas e ideologías del español” analiza las políticas lingüísticas existentes en España. Una propuesta de política lingüística formó parte del movimiento cultural denominado Hispanismo o Hispanoamericanismo. La idea de una cultura española común -a ambos lados del Atlántico- podría convertir a la lengua española en un símbolo internacional bajo la etiqueta de hispanofonía. La unión de los países de habla hispana compondría una soberanía de la lengua española, como lengua y nación de poder. Otro aspecto de esta política es la rentabilidad. La unificación de la lengua fortalecería y facilitaría la entrada de España en el mercado económico. En este contexto, el idioma es visto como capital económico y mejoraría los beneficios financieros de las empresas privadas. Esta política lingüística de promoción y normalización dio lugar a un creciente proceso de apropiación del idioma español en los Estados Unidos, ya que la población hispana de ese país evidenciaría el español como lengua de mercado. La ideología del nacionalismo lingüístico consiste en la idea de que el lenguaje está relacionado con una institución nacional, y la desaparición del lenguaje implica la desaparición de una forma de ver el mundo. Sin embargo, en España, la promoción es de una ideología lingüística que desvincula el español como seña de identidad para convertirlo en una lengua panhispánica, asumiendo un carácter expansivo e internacional. Un idioma neutral para ser llenado internacionalmente, desnacionalizado. De esta manera, las políticas lingüísticas contribuyen al borrado de otras lenguas y, en consecuencia, de las voces de diferentes colectivos. Otro aspecto relevante es en relación a la elección de qué lengua enseñar (o proliferar), pensada puramente bajo el sesgo del marketing. Esta realidad de las políticas lingüísticas se denomina glotopolítica, dado que cualquier acción/reflexión sobre la lengua es una forma de intervención sobre ella. En este caso, la lengua española sufre la intervención de una política que favorece al poder público en detrimento de la propia lengua y de sus hablantes.
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