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HISTORIA DE COLOMBIA

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HISTORIA DE COLOMBIA: EL ESTABLECIMIENTO DE LA DOMINACION ESPAÑOLA.
JORGE ORLANDO MELO.
PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA 1996 (358 PAGINAS)
OBRA SUMINISTRADA POR LA BIBLIOTECA LUIS ANGEL ARANGO.
MIRIAM VICTORIA DAZA MENDOZA.
UNIVERSIDAD DE LA GUAJIRA EXTENSION MAICAO.
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS.
PROGRAMA TRABAJO SOCIAL.
2018
En 1996 Jorge Orlando Melo publica el libro “Historia de Colombia, el establecimiento de la dominación española” dedicado a divulgar el proceso histórico que se dio en la conquista española. El objetivo que se propone el autor es dar a conocer el proceso real, las circunstancias que lo rodearon, las condiciones en las que se encontraba España y América en este entonces. 
El autor nos habla inicialmente del continente Europeo, este estaba sumido en una gran crisis. La sociedad europea de la edad media ha sido caracterizada como una sociedad feudal, cuando se comienza a dar el decrecimiento de la población rural debido a hambrunas y pestes aumentan las dificultades de los señoríos y conjuntamente la economía. Además de esta crisis económica se da la perdida de los poderes políticos, es decir, había terminado la obligación de permanecer atado al suelo del señor y ligado a este por una relación de dependencia personal. La crisis económica, condujo a una acentuación de las restricciones gremiales tradicionales, y al mismo tiempo, las oligarquías urbanas orientaron gran parte de su energía y sus ingresos a la compra de tierras, a la búsqueda de oportunidades de ennoblecimiento y a actividades de consumo suntuario. Estas últimas dieron pie para el florecimiento de las artes en muchas de las ciudades de la baja Edad Media; el “renacimiento” estuvo así ligado a las dificultades económicas de este periodo de crisis.
Esta cultura llevo al hecho de que la ciencia y la tecnología europeas se convirtieron hacia 1400 en las más avanzadas del universo, superando las creaciones chinas o del mundo árabe. Esta superioridad científica y tecnológica europea sería decisiva en los siglos siguientes y se haría cada día mayor; inicialmente, en el contacto con nuevos pueblos, resultó crucial la diferencia en dos áreas: la navegación y la guerra. Las armas de fuego y los avances en la navegación, unidos a otras ventajas culturales como el uso generalizado de la escritura y la disponibilidad de animales domésticos, en especial el caballo, permitieron a los europeos lanzarse a una etapa de descubrimientos y conquistas que inaugurarían, hacia 1500, una fase completamente nueva del desarrollo de la llamada cultura occidental: la de la expansión de la civilización europea, el sometimiento de los demás pueblos al dominio colonial por parte del Viejo Continente, y la unificación creciente del mundo bajo la tutela del capitalismo.
Durante casi 800 años gran parte de la energía de los pueblos españoles se había desgastado en una lenta y larga lucha contra los árabes. Al mismo tiempo, no se había logrado la unificación de la península bajo un solo reino, y en su territorio existían todavía las monarquías de Navarra, Portugal, Aragón y Castilla. 
Castilla contaba hacia 1500 con unos 6 o 7 millones de habitantes, que ocupaban un territorio más bien árido y poco productivo. Debido a la atierra poco fértil, los nobles se dedicaron con preferencia a la cría de ganado lanar, que encontraba amplios mercados a causa del dramático crecimiento de la industria textil europea. En la mayor parte de Castilla los campesinos eran libres y usaban la tierra pagando a los titulares de los señoríos diversos derechos y rentas y sujetándose, mientras habitaran en la tierra del señor, a sus poderes judiciales, impidieron la consolidación de un orden social y político propiamente feudal. A diferencia de Aragón quien tenía una menor población, con una economía basada en textiles estrechamente vinculada a la economía urbana. Aragón sufrió con dureza la crisis de finales de la edad media y a esto se le sumo la gran guerra civil entre la población rural y la nobleza. La crisis económica se acentuó y Aragón resulto incapaz de reconstruir las bases de su poderío comercial e industrial.
Los dos reinos de Castilla y Aragón eran los más importantes de la Península Ibérica al finalizar el siglo XV. Ambos habían incorporado varios reinos y dominios más pequeños en su proceso de expansión hacia el sur y Castilla, en especial, había afirmado una voluntad de cruzada que podía ser puesta al servicio de ideales de unidad nacional. La “unión” de los dos reinos hecha posible por el matrimonio de los dos herederos: Isabel de Castilla y Fernando de Aragón en 1469, aunque gobernarían en forma conjunta, al final de su reino cada monarquía seguiría independiente. Pero lo que se dio fue la subordinación de Aragón a Castilla y sus intereses. Los nuevos monarcas, apoyados en su creciente poder interno, lograron rápidamente la culminación de las luchas de la Reconquista. En 1482 Castilla se apoderó del Alhama, en 1487 cayó Málaga y en enero de 1492 fue capturado el último reducto árabe, Granada. En la exaltación del triunfo se ordenó la expulsión de los judíos; así la nobleza veía desaparecer el único grupo social distinto de ella con algún poder económico de significación. Los que quisieran convertirse podrían permanecer en España. Castilla evolucionó en un claro sentido autoritario, que aumentó los recursos políticos de la Corona a costa de los poderes de la nobleza y la burguesía. Con un estado más moderno y efectivo del que existía pocas décadas antes, capaz de recaudar una elevada tributación, de imponer su voluntad sobre nobles, ciudades y prelados, España se encontraba en una nueva situación a finales del siglo XV. 
La experiencia de la reconquista y la de los dominios aragoneses en Italia dieron a España, tanto al prestar gran importancia a las virtudes y habilidades militares y al orientar buena parte de la población hacia ideales guerreros como al conformar antecedentes para la administración de colonias y poblaciones conquistadas, una experiencia de la que se nutriría en el proceso de la conquista americana.
Dando paso así en el siglo XV a la ruptura de la limitación de Europa a una navegación mediterránea y limitada a las costas. Esclavos, marfil y oro fueron los productos alrededor de los cuales se mantuvo el interés por la búsqueda de nuevas tierras y nuevas rutas, búsqueda que hacia 1480 estaba orientada claramente a tratar de establecer un contacto marítimo directo con la India, principal proveedora de las especias. Castilla no permaneció del todo ajena a esta expansión atlántica y ya en 1478 había intentado tomar posesión de las Islas Canarias. La experiencia canaria fue muy importante para moldear el tipo de instituciones y las formas de organización de la conquista que posteriormente se establecieron para el caso americano. Fue entonces cuando Colón comenzó a proponer la búsqueda de una ruta al oriente por el Atlántico. Los problemas prácticos residían esencialmente en la posibilidad de realizar por alta mar un viaje tan largo como se suponía sería la expedición a las Indias Orientales. Pero el arte de la navegación había hecho notables avances durante la época. La navegación atlántica en alta mar había sido emprendida por vascos y portugueses, que en sus viajes al África se alejaban bastante de la costa para aprovechar mejor los vientos y corrientes. España, por su parte, tenía pleno dominio de estos avances y técnicas, y contaba con una amplia población de hábiles marineros, muchos de ellos con experiencia en viajes en el Atlántico. El viaje Fue costeado principalmente con dineros de la Santa Hermandad proporcionados por su tesorero Santangel. La expedición, formada por tres carabelas, salió el 3 de agosto de 1492 de Palos de Moguer, un puerto que debió colaborar con la tripulación y aprovisionamiento de los buques en pago de una obligación pendiente con los Reyes. Colón hizo una primera etapa a las Canarias, y el 4 de septiembre zarpó hacia el occidente y el 12 de octubre, es decir, sólo 5 semanas después de la partida,se avistó tierra americana, probablemente en las Bahamas. Los descubridores exploraron la zona de las Bahamas y las islas de Santo Domingo (La Española) y Cuba, y en la primera encontró Colón, como en otras islas de la región, indios pacíficos y “buenos para los mandar y hacer trabajar”, como él mismo escribió en su diario, así como rastros de oro, en aleación con plata (el llamado guanín), que encendieron el entusiasmo sobre el valor económico y espiritual de su descubrimiento, “pues es el oro cosa tan maravillosa que con él se envían las almas al cielo”. Esta isla poseía una economía muy estable basada en la agricultura específicamente en el cultivo de la yuca, es probable que esto exigiera un uso relativamente intensivo de mano de obra, y por supuesto la ausencia de ganado permitía cultivar gran parte del suelo, en una forma que permitía sostener, por hectárea cultivada, una población mucho más alta que la que podía lograrse con los cultivos del Viejo Continente. Colon después de haber perdido una nave parte a España y escogió un lugar para dejar un fuerte y varios españoles mientras el volvía de dar cuentas de su descubrimiento. El día 24 de diciembre de 1492 se fundó el fuerte de Navidad, los españoles que allí quedaron entraron en el primer conflicto entre europeos y americanos, que inicialmente habían entregado alimentos y oro a los españoles en medio de una curiosidad ingenua. El choque probablemente tuvo que ver con el resentimiento de los indígenas al tener que sostener permanentemente a los recién llegados, que no realizaban ningún trabajo, y acaso con conflictos ligados a la conquista de las mujeres por los marineros ibéricos. Colon lo que pretendía era establecer una factoría comercial, con fuertes y almacenes construidos por los españoles, para comerciar con los indios, que darían oro y otros productos a cambio de las baratijas (bujerías) europeas. Rápidamente el sistema entró en dificultades. Los indios intercambiaron inicialmente algo del oro acumulado durante generaciones, pero no tenían por supuesto ningún interés en seguir produciendo un excedente para cambiar con los europeos en forma regular. El flujo voluntario de oro disminuyó y los españoles respondieron organizando entradas a las zonas de los indios para tratar de obtener con la violencia lo que no se daba por las buenas. 
Los indios en cierto modo apelaron a la forma más radical de protesta ante el trabajo forzado y la sumisión a los españoles: la muerte. Desacostumbrados a un trabajo constante, roto el equilibrio con los recursos naturales por el abandono de sus tareas tradicionales, mal alimentados, presa fácil de enfermedades para las que no tenían defensas adecuadas, las epidemias los destruyeron. Por otra parte se dieron casos masivos de suicidios con yuca amarga y de infanticidio, y la natalidad se redujo bruscamente. Como resultado de esto, y de las violencias y muertes infligidas directamente por los españoles, de los 3.000.000 de indios de 1492 sólo quedaban unos 60.000 tributarios (adultos varones) en 1509, que para 1518 se habían reducido a cerca de 11.000 y desaparecieron casi por completo en 1519, cuando una epidemia de viruela acabó prácticamente con los restantes. 
Esta obra es sumamente importante en este tema, ya que explica con un lenguaje claro el proceso de la colonización de una forma integral y profunda. Aclara muchas dudas y nos brinda la información de lo que ocurrió, es un relato muy fresco y alejado de tecnicismos, está caracterizado por la visión integradora que nos brinda y nos da a conocer las riquezas del territorio americano, cosa que muchas veces desconocemos. Si todos pudiéramos leer este libro, sería un poquito más de conciencia la que tuviéramos de lo importantes, ricos y afortunados que somos, por nacer en este continente.

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