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Un psicoanalista infiel Herejías para combatir el dogmatismo en psicoanálisis

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Índice
 
Cubierta
Portada
Créditos
A manera de prólogo…
Mi encuentro con mi propio niño herido: testimonio de un derrumbe
emocional
Los sanadores heridos: de la sobreadaptación a la resignificación
Los 10 mandamientos del psicoanalista ortodoxo
Principios terapéuticos para un psicoanálisis 2.0
Consejos a los psicoanalistas del futuro (y del presente también)
Diagnóstico y tratamiento en mi práctica como psicoterapeuta
Contexto, afecto e influencia recíproca en psicoterapia
La historia no contada de Claudia
¿Por qué no me quieres?
Vida en pareja: cuando lo «obvio» no es obvio
Paracaídas emocional
Inestabilidad
¡Sea infeliz en 5 sencillos pasos!
La vida de Emilse: de abandonos y mentiras
Sábado en la noche
Mensaje de agradecimiento
Resignificación de la debilidad y la fortaleza en palabras de una
adolescente de catorce años
El principito en cuarto medio Lo esencial es invisible a la PSU.
Suelto, luego cambio
Crianza (des)conectada
Crisis de pánico: vivir con freno de mano
Padre Nuestro
Botar la mierda
En busca del tiempo perdido
La psicoterapia como emancipación
¿Qué nos hace felices?
Ser padres
2
Machismo en la familia chilena: 10 personas, 10 testimonios
Favor no robar infancia ni juventud
Acompañamiento parental
La creatividad según Violeta
Si es millonario, es bueno
No confundir
Deportes y patriarcado
Amar en 5 palabras Dar lugar a la diferencia.
Mensaje a las abuelas y los abuelos
Yo quería una guagua del otro sexo,pero saliste tú
Separación y pánico escénico
Una mañana en Buenos Aires
Impenetrable
Represión de la rabia e impotencia masculina
Amar a los hijos por lo que son y no por lo que hacen
Culpa, responsabilidad y reparación
Días largos, años cortos
Los amigos como sustitutos de los hermanos
Tú no eres un hombre malo
Paranoia reactiva
Comprender la historia
Depresión versus tristeza
Apego seguro en la adolescencia
Un cuento Sufí
Quejas (otro cuento Sufí)
Esteban o el sentido de la depresión
¿Conexión onírica, sincronía o azar?
No hay insight express
Carta a una persona abusada
Soltar la lealtad a la madre muerta
Los pañuelos y el basurero
La parentalidad y sus caminos
7 Sinónimos de psicoterapia
Viaje al interior
Cultivar la amistad
Receta para fracasar en el amor
Miedo al amor y abandono infantil
3
No hay momento presente sin pasado sanado
Yo me acepto
Amor y disciplina en la crianza
Depresión: adiós al superhéroe
Depresión y crisis de pánico: dos alarmas dolorosas
Celos infantiles
El valor de alentar en psicoterapia
Sexo por amor
Migraña: cuando contener las emociones se vuelve un dolor de cabeza
Si no me aman, es porque no merezco amor
No pertenezco
De piedra a plasticina
Personalidad y psicoterapia
Todos los hombres son infieles
Amanda y el problema del mal
Vida en pareja y círculos viciosos
¿Qué les dirías a tus papás hoy?
Claudio, el patito feo
Daniel, el hombre invisible
Antonia roba monedas de amor
Soltar la sobreexigencia
La psicoterapia como deconstrucción biográfica
Depresión: tragarse la mierda
Marcelo o los tres tipos de conocimiento emocional en psicoterapia
Acompañamiento terapéutico madre–hija en etapa de nido vacío
Te postergarás por los demás
Julio o la necesidad de parar
Reflexión en el teatro
Hijo bastón
El duelo durmiente
El terapeuta interior
Cambiar el patrón
De piano, fútbol y yoga
Trabajo y vida
Paradoja del aprendizaje
Cura por amor
José Luis, de robot a persona
4
De psicoterapia y de fútbol
Psicoanálisis y terapia de pareja
Palmadas y ducha fría
«Yo no me traumé»
Maltrato infantil: el infierno puertas adentro
Del ideal de la autonomía al reconocimiento de la interdependencia
Conexión emocional antes que corrección conductual
Abuso sexual infantil en Chile: 10 datos
Relación con los hijos: más amor y menos sobreexigencia
Un acto revolucionario
Carlos, Rosa Y Rosita: una familia chilena
De escrituras y gestaciones
A estos cabros les faltaron correazos
Mamá con hijo adolescente
Sentirse desplazada
3 Ingredientes para una buena vida sexual en pareja
De corduras y locuras
Aportes de la psicoterapia
Estorbar
El caballero de la armadura de acero y el niño invisible
Trauma infantil, desarrollo emocional y psicoterapia
¿Cuándo termina una psicoterapia?
Miedo a caer al vacío
Infertilidad emocional
Jubilar al hijo complaciente
Dejar de repartirse a los hijos
Rocío, veterinaria
Adolescencia: crecer, no adolecer
Sea un mal padre o una mala madre en dos sencillos pasos
La regla implícita del silencio en la familia
Depresión adolescente
Idealización, disociación, depresión: la sombra del suicida
Psicología escolar
Yo seré el bebé que ustedes anhelan
Bruxismo: cuando la rabia va por dentro
El hijo bufón
Me gustaría volver a ser feliz como antes
5
Carta al padre
Dios padre
No
A la cabeza de la familia
Machismo, feminismo y terapia de pareja
Mamá menos aprehensiva, papá menos distante
Pánico escénico
El enigma del llamado
Andrés o las secuelas del maltrato psicológico
Abuso sexual: traumas múltiples
Hulk va al psicólogo
Pareja: amigos con ventaja
Los niños no cuidan a los padres
Ciclo menstrual, ciclo emocional
¿Quién mierda diseñó esta vida?
Cuando pedir ayuda es un problema
El dolor invisible de la adultez
3 Influencias del capitalismo en la vida cotidiana
3 alternativas: consuma menos, trabaje menos, tenga más tiempo libre.
La vida completa
Una paradoja parental
Trastorno de personalidad
Contener a la madre que contiene
Vale y Lulú
Josefina y la disociación
Los hijos «perfectos»
Terapia de pareja
Los hijos de cristal
La dificultad de cobrar
La comunicación relacional implícita de las escenificaciones en
psicoterapia
El mensaje de las pataletas
Contención emocional, no domesticación conductual
Soy mis fracasos
Hogar emocional
Crianza respetuosa: la nueva moda de los psicólogos infantiles
Mundo imaginario
6
Del sometimiento a la dificultad para pedir ayuda
Me contienen, luego me contengo
Niños viejos chicos (niños sobreadaptados)
3 «Argumentos» parentales adultocéntricos y autoritarios
Psoriasis: alarma en la zona de contacto
Hija, tú lo provocaste
Desactivar la madre interna o el padre interno
El niño azotado que soñaba ser artista
Por un Chile más feliz
Monstruo o ángel
Manuel y la coca
Dibujo libre y dibujo opuesto en psicoterapia con adultos
Crianza natural extrema
Una persona dura se ablanda
Diálogo escuchado en un ascensor o las dos caras de Chile
Cuando sea grande
Papás separados culposos
Espacios sin celular
Habilidades sociales y psicoterapia
Una suegra posesiva
Liviandad: soltar las cargas emocionales
¿Qué sientes que espero de ti?
Quiebre económico, quiebre emocional
3 Bases físicas de la salud mental
Reduccionismos
Terapia de pareja: aceptar las diferencias
Un psicoanálisis más humano y democrático
Conversación entre dos psicoanalistas
El dulce hacer nada
Yo no creo en los psicólogos
7
8
SEBASTIÁN LEÓN
UN PSICOANALISTA INFIEL
Herejías para combatir el
dogmatismo en psicoanálisis
9
UN PSICOANALISTA INFIEL
HEREJÍAS PARA COMBATIR EL DOGMATISMO 
EN PSICOANÁLISIS
Primera edición: septiembre de 2016
© Sebastián León, 2016
Registro de Propiedad Intelectual
Nº 268.643
© RIL® editores, 2016
SEDE SANTIAGO:
Los Leones 2258
CP 7511055 Providencia
Santiago de Chile
 (56) 22 22 38 100
ril@rileditores.com • www.rileditores.com
SEDE VALPARAÍSO:
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CP 2361801 Valparaíso
 (56) 32 274 6203
valparaiso@rileditores.com
Composición, diseño de portada e impresión: RIL® editores
ePub hecho en Chile • ePub made in Chile
ISBN 978-956-01-0359-8
Derechos reservados.
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A MANERA DE PRÓLOGO…
«UN PSICOANALISTA INFIEL 
Y ANTIDOGMÁTICO»: 
FRAGMENTO DE ENTREVISTA PARA UN 
ESTUDIANTE DE PSICOLOGÍA
–Hola Sebastián, agradezco tu tiempo. Me ha pasado que muchas personas que conocen
tu trabajo y tus publicaciones más recientes, quedan extrañadas de que tu formación haya
sido en un psicoanálisis más bien clásico y tradicional. Mi primera pregunta es:
actualmente, ¿con qué corriente de psicoterapia te identificas? ¿Cómo te defines en tu
trabajo clínico?
–Hola Álvaro. La verdad, desconfío un poco de las «identificaciones» y
«definiciones»,porque muchas veces etiquetan, encasillan y alienan más de lo que
orientan y acogen. Sin embargo, si lo tomo como un juego, no me desagrada pensarme
actualmente como un psicoanalista humanista, sistémico y posracionalista.
–¿Integrativo?
–No, si eso significa una forma solapada de hegemonía cognitivo-conductual. Prefiero
la palabra «dialogador».
–Pero en primer lugar, te sigues concibiendo como psicoanalista...
–En realidad, en primer lugar me concibo como psicoterapeuta: me preocupa menos la
lealtad y fidelidad hacia una bandera teórica, que la preocupación por ayudar al otro en
el alivio de su sufrimiento emocional.
–¿Implica eso un eclecticismo?
–El «eclecticismo» puede confundirse con una actitud facilista e irreflexiva de tomar
todo por igual, del tipo «todo vale». Prefiero las palabras «pluralismo» y «diálogo»,
«creatividad» y «flexibilidad».
–O sea que, en resumen, tu trabajo clínico podría describirse como el de un
psicoterapeuta formado en psicoanálisis e interesado principalmente por ayudar al otro
en el alivio de su sufrimiento emocional, y por lo mismo, abierto al diálogo plural,
creativo y flexible con otras corrientes en psicoterapia, más que como el de un
psicoanalista fiel y leal a la bandera del psicoanálisis.
–Puede ser una buena síntesis... Algo así como un «psicoanalista infiel»... (Risas). Me
explico un poco más: me interesa tanto una práctica clínica como una reflexión teórica
libres de dogmas, en disposición abierta a conversar no solo con otras corrientes en
psicoterapia, sino también con otras disciplinas y con los contextos culturales y desafíos
sociopolíticos de nuestra época. Curiosamente, hay mucho del espíritu freudiano en esto
(pese a que Freud también era bastante sectario) aunque jamás apelaría a un «retorno a
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Freud», como hiciera Lacan, porque allí hay una consigna que siembra adoctrinamiento
y fundamentalismo. Si me obligaran a un eslogan, prefiero «sacude tus dogmas», que es
uno de los flagelos que más afectan a los psicoanalistas, invitación que apuntaría a
estimular la apertura a diálogos a la vez respetuosos y críticos.
–En otro tema: hay colegas tuyos que miran con recelo o incluso con rechazo que seas
tan activo en redes sociales y que difundas tus ideas a un público más general y menos
especializado. De manera sarcástica, te han comparado incluso con Pilar Sordo. ¿Qué
piensas de eso?
–Me lo tomo con humor. Grandes personajes del psicoanálisis y la psicoterapia, como
Winnicott y Dolto, por nombrar solo un par, usaron los medios de comunicación
masivos de su época para divulgar sus ideas y ayudar a un público más amplio, no solo a
la élite capaz de sostener una psicoterapia. Respecto a Pilar Sordo, valoro su valentía de
exponerse y abrir una ventana al diálogo psicológico, en un país conservador y cerrado
como el nuestro. Al mismo tiempo, y a nivel de las ideas, cuestiono su discurso,
justamente por conservador, patriarcal y machista, muy a la medida de los chilenos. En
cuanto a las redes sociales, me parece que hoy Facebook es equivalente a lo que en los
años cincuenta, en la época de Winnicott (que es uno de mis autores regalones) era la
radio. Winnicott hacía programas de radio para mamás, del tipo «Aló Winnicott», y
publicaba en formato de libro lo que resultaba de sus aportes radiales. Estoy seguro que,
si estuviera vivo, ahora él tendría una cuenta de Facebook activa y participativa, que es
lo que yo mismo he aspirado a hacer.
–Una vez más, gracias por tu tiempo, también por tu sinceridad y claridad, Sebastián.
–Gracias a ti, Álvaro, por darme la oportunidad de pensar en la manera en que realizo
o que al menos me interesa realizar mi trabajo, que ciertamente es una de mis grandes
pasiones en la vida.
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MI ENCUENTRO CON MI 
PROPIO NIÑO HERIDO: 
TESTIMONIO DE UN 
DERRUMBE EMOCIONAL
Mis papás se separaron cuando yo tenía tres años. Los siguientes quince años, viví con
mi mamá de lunes a viernes y con mi papá los fines de semana. A mi mamá le tocó el
tiempo escolar y ejerció una disciplina rigurosa. A mi papá le tocó el tiempo de descanso
y desplegó un alma festiva. Durante mi vida escolar, mi mamá era sinónimo de exigencia
académica y mi papá sinónimo de relajo. Estaba menos tiempo con mi papá y lo
extrañaba mucho durante la semana.
Mi rol en la familia durante mis primeras dos décadas fue el del niño bueno, armónico
y tranquilo. No solía dar problemas, ni a nivel conductual ni académico. Era el «gordito
regalón»: todo conflicto me lo tragaba, muchas veces literalmente. Recuerdo que una vez
me disfrazaron de angelito para un acto escolar. Siempre he sentido que yo ocupaba ese
lugar: el del niño angelical, dulce y tierno.
Cuando entré a la universidad, al poco tiempo me fui a vivir con mi papá: quería
invertir la rutina, estar con él en la semana y conocer la cara más festiva de mi mamá los
fines de semana. Fue una buena experiencia, gracias a la cual logré mi objetivo de tener
una vivencia más integral de cada uno de mis padres. Eso duró más de ocho años, hasta
que me fui a vivir con mi actual mujer.
Sucedió que, poco tiempo antes de irme de la casa de mi papá, ya titulado, trabajando
y explorando mi historia en mi propia terapia personal, me tomó por sorpresa una
profunda crisis emocional. Me sentí angustiado, deprimido y desvalido, como un niño...
de tres años. Necesité mucha contención afectiva, especialmente de parte de mi papá: lo
quería conmigo, cerca, casi acunándome. Fueron meses muy difíciles, de profundo e
intenso derrumbe emocional. Requerí de mucho cuidado y apoyo emocional. Agradezco
infinitamente haberlo tenido, no solo de parte de mis padres, sino también de mis
hermanos, de mi pareja y de mis amigos más cercanos. El «ángel» había caído y
necesitaba ser recogido y abrazado.
Ahora lo veo más claro: viví una regresión. Una abismante regresión a esa
dependencia propia de la primera infancia. Y claro: me había faltado vivir etapas de
mayor cercanía emocional con mi papá y ahora ya estaba a punto de irme de la casa para
siempre. Era ahora o nunca. Es como si el mensaje hubiera sido el siguiente: «Me faltó
vivir más apego infantil con mi papá, y como ahora ya soy adulto y me voy a vivir con
mi pareja, la única forma de recuperar el tiempo perdido, es volviendo a sentirme como
un niño pequeño, para sentir su cuidado, dedicación y presencia, y así cerrar el círculo
pendiente y sentirme listo para pasar a la próxima etapa». En esta regresión a la primera
infancia, también necesitaba a mi madre, quien igualmente supo estar a la altura de las
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circunstancias, apoyándome y acompañándome.
Viví esa fase con mucho sufrimiento, como una verdadera temporada en el infierno.
Pero también salí de esa turbulencia emocional mucho más humano: con menos soberbia
intelectual, con menos omnipotencia y con mucha mayor empatía hacia el dolor
emocional que traían y siguen trayendo mis pacientes. Dejé de ser el niño angelical y me
volví un adulto humano, de carne y hueso, capaz de dejarse caer, de pedir ayuda y de
expresar sus más oscuros dolores.
Por mucho tiempo, esta etapa de mi vida la mantuve en estricta reserva, como una
especie de secreto o tabú profesional. Sentía vergüenza. Y me daba miedo sentirme
juzgado como incompetente, como loco, quizás especialmente autojuzgado. Me
generaba temor el estigma de haber pasado por tales tormentas afectivas siendo
psicólogo.
Han pasado casi quince años de eso. Yo mismo he acompañado a centenares de
personas en circunstancias similares, incluidos muchísimos psicólogos y estudiantes de
Psicología. Siento que me tocó encarnar, como a tantos otros, el viejo arquetipo del
sanador herido: el terapeuta que antes de estar preparado para ayudar a sanar las heridas
de otros, debe pasar por el dolor de sanar las heridas propias, por la experiencia de tomar
contacto profundo con la propia vulnerabilidad.
Hoy, quizás por primera vez, siento la valentía suficiente como para superar el
estigma y el tabú, y revelar el encuentro con mi propia sombra, con mi propio niño
herido. No hay experiencia en mivida que haya sido tan profunda, tan dolorosa y tan
generosa en aprendizaje.
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LOS SANADORES HERIDOS: 
DE LA SOBREADAPTACIÓN 
A LA RESIGNIFICACIÓN
La mayor parte de las personas que se dedican a ayudar a sanar emocionalmente a otras:
1. Han sufrido ellas mismas heridas emocionales profundas (asociadas a disfunción
familiar, abuso sexual, enfermedad mental propia y/o de personas cercanas, duelo, etc.).
2. Han postergado sus propias necesidades emocionales para enfocarse en los otros.
3. Han necesitado o necesitan ayuda profesional para canalizar positivamente sus
heridas emocionales y transformarlas en empatía, sensibilidad y autenticidad.
Es importante que el psicoterapeuta tome contacto afectivo con su propio niño herido.
En caso contrario, fácilmente puede proyectarlo en sus pacientes y quedarse él mismo
adherido a una imagen grandiosa de sanador omnipotente.
Desde el centauro Quirón en la mitología griega hasta la investigación empírica en
psicoterapia de nuestros días, pasando por los inspirados aportes de Carl Jung y Alice
Miller, hay conciencia de que el poder para sanar proviene del propio dolor emocional.
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LOS 10 MANDAMIENTOS 
DEL PSICOANALISTA ORTODOXO
1. Amarás a Freud sobre todas las cosas.
2. No citarás las Obras Completas de Freud en vano.
3. Santificarás el diván.
4. Honrarás a tus analistas y supervisores.
5. No criticarás al psicoanálisis y descalificarás las psicoterapias.
6. No explorarás psicoterapias impuras.
7. No pertenecerás a otras instituciones.
8. No hablarás de manera sencilla y sin metapsicología.
9. Te vestirás preferentemente de negro y asumirás un look intelectual.
10. No ignorarás que si no cumples estos mandamientos, podrás ser expulsado.
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PRINCIPIOS TERAPÉUTICOS 
PARA UN PSICOANÁLISIS 2.0
1. Cura por la relación: la relación terapéutica como factor curativo principal.
2. Técnica elástica y flexible: adaptada a las necesidades del paciente.
3. Terapeuta como persona real: auténtico, sincero y transparente; se permite sentir y
expresar emociones, evita una actitud omnipotente.
4. Contacto del terapeuta con su propia vulnerabilidad: implica trabajo terapéutico
personal, supervisión y autocuidado.
5. Uso de habilidades dialécticas: capacidad de conciliar introspección y empatía,
mutualidad y asimetría, encuadre y espontaneidad, autenticidad y responsabilidad.
6. Manejo de la contratransferencia: autoconciencia y autoobservación corporal;
capacidad de recibir, contener y devolver ansiedades del paciente de manera «digerida»
o transformada.
7. Validación del trauma: partir de una actitud de confianza y aceptación de la
experiencia y del discurso del paciente, en lugar de una posición de sospecha y
desconfianza.
8. Contacto con niño herido: acompañar la soltura gradual de la coraza o armadura
defensiva del paciente, así como acoger y contener su vulnerabilidad latente.
9. Resignificación positiva de la vulnerabilidad: asumir la vulnerabilidad, la
dependencia, la debilidad y la fragilidad como recursos emocionales; comprender lo
infantil como fuente de autenticidad y creatividad, y lo adulto como coraza protectora
(flexible en la salud o rígida como respuesta al trauma).
10. Proceso humanizador: la psicoterapia como conexión del paciente con su propia
historia de vida, en lugar de patologizar a la persona que consulta en términos de
«enfermo».
17
CONSEJOS A LOS 
PSICOANALISTAS DEL FUTURO 
(Y DEL PRESENTE TAMBIÉN)
1. No olviden el valor de la relación terapéutica humana y auténtica (más allá de la
transferencia) y eviten un interés dogmático por la escucha del inconsciente.
2. No olviden el papel de los contextos relacionales traumáticos (maltrato, abuso,
violencia, etc.) ni exacerben una comprensión desmedidamente teórica y
descontextualizada de la persona.
3. No olviden la experiencia sufriente y concreta de las personas que consultan,
privilegiando una lealtad fanática hacia los escritos de Freud, Lacan o el ídolo de turno.
4. No olviden apreciar el valor de otras aproximaciones clínicas y cuídense de
desestimar las críticas hacia el psicoanálisis, quedando adheridos a una posición
intelectualizadora y arrogante.
En síntesis: no olviden que son personas antes que psicoanalistas.
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DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO EN MI 
PRÁCTICA COMO PSICOTERAPEUTA
Diagnóstico: exploración de coraza defensiva de la persona y su relación con el
motivo de consulta.
Tratamiento: descongelamiento gradual y contacto con la niña herida o el niño herido
que habita debajo de la coraza defensiva.
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CONTEXTO, AFECTO E INFLUENCIA 
RECÍPROCA EN PSICOTERAPIA
1. Contexto y no mente aislada.
2. Afecto y no primacía intelectual.
3. Influencia recíproca y no neutralidad.
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LA HISTORIA NO CONTADA DE CLAUDIA
Claudia (38 años): «Esta es nuestra cuarta sesión. Pero hay algo que todavía no te he
contado. Quizás por vergüenza, pero ahora siento más confianza... Ahora te voy a contar
la historia. Con la Vero, mi vecina y amiga, tenemos llaves cada una del departamento
de la otra, para cuidar a nuestros perritos cuando no estamos. Resulta que una tarde, el
Sultán, mi perro, ladraba mucho. A la Vero le pareció raro, porque nunca ladra así. Me
tocó el timbre y yo no abría. Me escribió al celular y no respondía. También raro, porque
siempre respondo al toque. Ella sabía que yo estaba depre, lo habíamos hablado. Así que
ella abrió con su llave la puerta de mi departamento. El Sultán corría como loco, en
círculo, se le tiraba encima, ladraba desesperado. Él mismo la llevó a mi cocina. Ahí
estaba yo, tirada. La Vero vio al lado mío un frasco vacío: era cloro. Pegó un grito.
Llamó a la ambulancia, que no llegó nunca. Ella misma me tomó en brazos y, con ayuda
del conserje de nuestro edificio, me subió a su auto y me llevó a urgencia. El médico de
turno le dijo que si ella llegaba media hora más tarde, yo no hubiera sobrevivido. Me
hicieron lavados estomacales. No sé qué otra cosa. Mucho suero, muchas pastillas. Eso
fue hace tres meses. Y aquí estoy».
Yo: «Uff... Agradezco que me lo hayas contado. Es muy importante para nuestro
trabajo. Entiendo que tomaste cloro para suicidarte... Qué alivio la presencia de Sultán y
de Verónica: no estabas del todo sola. Una pregunta, solo para ir tanteando: yo me
pregunto: ¿por qué el cloro? ¿Con qué relacionas el cloro?».
Claudia: «No sé... Pero siempre pensé, desde que era adolescente, que si alguna vez
me quitaba la vida, sería con cloro. ¿Con qué lo relaciono? Con nada en particular, no se
me ocurre... El cloro es un desinfectante, qué sé yo...».
Yo: «Efectivamente, el cloro se ocupa para desinfectar, para destruir microbios,
bacterias, suciedad en general... Y si pensaras en algo que infecta, ¿se te ocurre algo?».
Claudia solloza y responde: «Yo mucha veces he sentido que molesto a los demás con
mis problemas, que infecto con mi presencia. Siempre me he sentido una mierda, que no
debería estar en este mundo...».
Yo: «Ahora entiendo que, como te has sentido una mierda que infecta, entonces
tomaste cloro para eliminarte y así sentir que dejabas de infectar al mundo...».
Claudia llora y agrega: «Lo había borrado, pero lo último que le dije al Sultán antes de
tomarme el cloro fue eso: ahora mis penas dejarán de ensuciar tu vida...».
Yo: «Entiendo... Y valoro mucho tu valentía de atreverte a entrar en esta zona tan
oscura... Sigamos un paso más: si pudieras pensar en un objeto infeccioso, ¿en qué
piensas?».
Claudia: «No sé, en desechos, en la caca, no sé...».
Yo: «¿Y alguna vez te has sentido una mierda para alguien?».
21
Claudia estalla en llanto. Con la respiración entrecortada, alcanzo a descifrar sus
dolientes palabras: «Mi papá me decía siempre que yo era una «cabra de mierda»...
Cuando se enojaba conmigo, decía que mi mamá tendría que haberle hecho caso a él y
haberme abortado...».
Claudia sigue llorando por varios minutos. La acompaño con un silencio respetuoso y
con una caja de pañuelos. Le ofrezco un vaso de agua. Lo acepta. Se calma.
Le digo: «Parece que lo que limpia y purifica el dolor y las heridas noes el cloro, sino
las lágrimas...». Ella complementa mis palabras: «Y algo tan simple como un vaso de
agua entregado con afecto y preocupación, que fue lo que yo nunca recibí de mis
papás...».
22
¿POR QUÉ NO ME QUIERES?
Roberto (34 años): «A mi papá no lo conozco. Nunca lo conocí. Lo único que sé es lo
que mi mamá me decía siempre: que era un irresponsable y un inútil, y que yo era igual a
él. Cuando niño, mi mamá me maltrataba física y psicológicamente. Me pegaba
correazos por todo, un par de veces me quemó con su cigarro y me decía «pendejo
culiao» en vez de tratarme por mi nombre. Pese a todo, yo sentía que la quería y también
la defendía siempre. No conocía otra cosa y me daba terror que me dejara botado, que
era con lo que ella siempre me amenazaba cuando no cumplía sus órdenes. En la
adolescencia, empecé a entender su maltrato y me rebelé. Me fui a vivir con una tía, no
quería estar al lado de ella. Mi mamá hizo un intento de suicidio cuando me fui, para
intentar retenerme, pero yo no cedí. Hoy, de adulto, mi relación con ella es distante. Casi
no la veo. Pero me doy cuenta que igual repetí la historia, aunque de otro modo: tengo
una hija, Macarena, que ahora tiene doce años. Solo la vi una vez, a los pocos meses de
nacida. Hace dos semanas, me encontró por Facebook y me escribió cinco palabras que
me llegaron al corazón: «¿Por qué no me quieres?». Casi me da un infarto: esa era la
misma exacta pregunta que yo le hacía a mi mamá y que ella nunca me respondía. Por
eso estoy acá: quiero empezar a ser un papá presente, ni ausente como he sido hasta
ahora (repitiendo el pésimo ejemplo de mi papá) ni maltratador como mi mamá... Más
vale tarde que nunca... Y siento que no podré hacerlo si no cicatrizo las heridas de mi
relación con mis papás».
23
VIDA EN PAREJA: 
CUANDO LO «OBVIO» NO ES OBVIO
Cada integrante de la pareja llega al vínculo amoroso con un conjunto de supuestos
acerca de la vida, construidos al interior de su familia de origen y dados por obvios. Por
ejemplo: Marcelo vivió en su familia de origen el alcoholismo de su papá y para él tomar
alcohol es sinónimo de problema. Rocío, en cambio, vivió en su familia de origen
muchas peleas entre sus padres, pero recuerda que los buenos momentos entre ellos
sucedían compartiendo un vino en la terraza. Cada vez que Rocío toma alcohol, Marcelo
lo vive como amenaza y Rocío como espacio de encuentro.
Un tip: cuando existan temas de desencuentro con tu pareja (sexualidad, hijos, dinero,
suegros, amigos o cualquier otro tema), pregúntense cómo era vivido ese tema en sus
respectivas familias de origen. Comprendiendo las diferencias, lo «obvio» deja de ser
«obvio» y hay más espacio para el diálogo y el acuerdo.
24
PARACAÍDAS EMOCIONAL
Dícese del apoyo afectivo que brindan la pareja, la familia, las amistades, los
compañeros de trabajo y la comunidad en general, así como también los profesionales de
salud mental, en situaciones de crisis emocionales, derrumbes personales o caídas libres
durante la vida.
25
INESTABILIDAD
Detrás de una persona inestable, suele haber padres inestables.
Detrás de esos padres inestables, suele haber abuelos inestables.
Detrás de esos abuelos inestables, suele haber bisabuelos inestables.
Adán y Eva tampoco tienen la culpa: es una cadena de transmisión de la inestabilidad.
Pero como dijo un tal Sartre, somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros.
Tú puedes elegir entre ser otro eslabón en la cadena y transmitirles la inestabilidad a
tus hijos, o ser la tijera que rompe la cadena.
Para ser la tijera, puedes necesitar ayuda profesional.
Acéptala.
26
¡SEA INFELIZ EN 5 SENCILLOS PASOS!
1. Viva para cumplir expectativas ajenas.
2. Trabaje en exceso y postergue a su familia.
3. Guarde sus sentimientos.
4. Aléjese de sus amistades.
5. Olvide el sentido del humor.
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LA VIDA DE EMILSE: 
DE ABANDONOS Y MENTIRAS
Emilse: «Hola Sebastián, soy Emilse, de Argentina. Leo todo lo que escribís. Te cuento
que fui desde los trece años a psicólogos. Tengo un problema que no puedo solucionar:
miento por cualquier cosa y sin necesidad. En la hora de llegada, en lo que hago o dejo
de hacer. Es algo que no puedo controlar y lo hago para que los demás no se enojen. No
puedo vivir más así. ¿Qué me recomendás?».
Yo: «Hola Emilse, cuéntame un poco tu relación con tu mamá y tu papá cuando eras
niña, para entender tu contexto, cariños».
Emilse: «Mi mamá a mis cuatro años se fue de casa. Me quedé con mis abuelos
maternos. Nunca sentí su falta, porque ellos siempre estuvieron presentes. A los dos años
de que ella se fuera, por arte de magia aparece mi papá exigiendo llevarme a la casa de
sus padres con él. Me fui, sufrí, me sacaron de mi casa, al año de estar viviendo con mis
abuelos paternos y mi papá, él se casa y se va de casa, a formar su familia, con su mujer.
Yo no existía, ella era muy celosa, ya no podía estar cerca de él. Nada, para que ella no
se pusiera mal. A los dieciséis, después de la muerte de mi abuelo materno (mi segundo
padre), tuve una crisis grande e intenté suicidarme. Ahí mi papá me llevo a su casa con
su mujer y sus hijas... Todo empeoró: ella vivía maltratándome y cuando él llegaba
después del trabajo me trataba como si nada hubiera pasado. No duró mucho, un año y
no aguanté más... Con dieciocho me fui a vivir sola... Formé mi familia, una hija y un
marido buenísimo que acabo de perder por mis mentiras. Mentiras sin sentido».
Yo: «Sin duda faltan más elementos para poder tener una visión más global de tu
historia, pero yo me quedo con la sensación preliminar de que el gran tema en tu vida es
el abandono. En efecto, relatas muchas experiencias de abandono o separación
traumática: primero se fue tu mamá, después te sacan de la casa de tus abuelos maternos,
después tu papá se casa y te desplaza, más tarde muere tu abuelo materno y segundo
papá, posteriormente te separas de tu familia paterna y formas la tuya, y finalmente
sufres la pérdida de tu marido. En este contexto, la compulsión a mentir aparece
inicialmente como una manera de evitar el enojo del otro, enojo que pudiera llevar a un
nuevo abandono; sin embargo, lo que sucede es una profecía autocumplida: es
justamente esta recurrencia a la mentira la que lleva a repetir la experiencia de abandono.
Si esta hipótesis te hace sentido, es muy probable que las heridas traumáticas asociadas a
tus múltiples experiencias de abandono infantil y adolescente estén todavía demasiado
abiertas. Aunque dices que has ido desde hace años a psicólogos, es posible pensar que
todavía está pendiente la tarea de ir a buscar a esa niña abandonada, tomarla en brazos,
acogerla y sanar su dolor, para que la mujer adulta que eres pueda seguir su camino.
Cariños».
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SÁBADO EN LA NOCHE
Conversaron hasta largas horas de la madrugada. Recordaron anécdotas: cuando se
conocieron, cuando se casaron, cuando nacieron sus hijos. Rieron. Se abrazaron. A la
segunda botella de vino, lloraron. Después, con los cantos de los pajaritos, él se fue a
acostar y soñó que el cáncer no le había robado a su mujer y que ella era más que un
recuerdo, de esos que su imaginación le regalaba cada sábado en la noche.
29
MENSAJE DE AGRADECIMIENTO
Sin razón alguna, solo porque sí, escríbale a alguna persona que usted aprecie un
pequeño mensaje (escrito a mano, o un mail, o un WhatsApp o un mensaje interno por
redes sociales). Su contenido: un breve agradecimiento. Puede ser por algo puntual o por
algo más general. Lo que a usted se le ocurra. Ejemplo: «Gracias por prepararme el
desayuno hoy. Lo disfruté. Te amo». Otro ejemplo: «Gracias por aparecer en mi vida».
Y otro ejemplo: «Amiga, gracias por nuestro chat, me río y me siento acompañada, te
quiero». Y uno más: «Gracias mamá por todo lo que has hecho por mí y nunca te he
agradecido». Lo que para algunos puede parecer dulzón o cliché, para otros puede
significar un momento de inesperada alegría. Un pequeño regalo de amor. De esos que
nunca sobran. Requisito: solo si de verdad lo sientes. Pruébelo.
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RESIGNIFICACIÓN DE LA DEBILIDADY LA FORTALEZA EN PALABRAS DE UNA 
ADOLESCENTE DE CATORCE AÑOS
«Yo no sé quién inventó que la debilidad es mala y que ser fuerte es bueno. ¡Yo
encuentro que la debilidad es bacán! Blandita, suavecita, amorosa, hasta calentita. Nada
más insípido, duro, frío y rígido que la fortaleza. Fome, puaj».
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EL PRINCIPITO EN CUARTO MEDIO
Lo esencial es invisible a la PSU.
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SUELTO, LUEGO CAMBIO
«Yo venía súper planificada, al principio llegaba incluso con mi cuaderno de anotaciones
a nuestras sesiones, ¿te acuerdas? Poco a poco fui soltando el control... No fue fácil...
Recién ahí siento que nuestro trabajo empezó a ser transformador para mí. Digámoslo
así: yo creía que hacía una psicoterapia, pero es la psicoterapia la que me hizo a mí».
33
CRIANZA (DES)CONECTADA
Rafael (5 años): «Mamá, ¿a quién quieres más, a tu celular o a mí?»
34
CRISIS DE PÁNICO: 
VIVIR CON FRENO DE MANO
«Llegué acá por mis crisis de pánico. En nuestras sesiones, me di cuenta que no eran
solo mis crisis de pánico, sino que yo le tenía pánico a la vida, igual que mi mamá:
siempre muy aprehensiva, queriendo controlarlo todo, muy ansiosa, hipocondríaca y
preocupada en exceso. Poco a poco, he ido aprendiendo a vivir sin freno de mano, a
decirle que sí a la vida. Hoy, me arrepiento de las oportunidades que dejé ir en el pasado,
pero al menos ya cambié la actitud».
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PADRE NUESTRO
«Ya murió. Yo tenía doce años y él unos cincuenta. Además de cura, tenía un alto cargo
en la Iglesia. Me pedía que le ayudara en la parroquia. Yo no tenía papá y él era como un
padre para mí. Así le decía: Padre, con mayúscula. Para mí, era como un enviado de
Dios. Por eso al principio no pensé mal cuando me pedía dormir la siesta con él. La cosa
se puso más rara cuando me dijo que durmiéramos «piluchitos, como el Señor nos trajo
al mundo». Él empezó a restregar su pene contra mi trasero. Me hacía tocarlo, mientras
me tocaba a mí. Lo peor es que yo me sentía halagado y también excitado: eso me
confundió por muchos años, me hizo sentir culpable. «Esto no es pecado, hijo mío, a mí
me lo hicieron también, esto es normal, yo lo hago con todos los angelitos que el Señor
me envía, para limpiar con mi lechecita sus pecados. Esto es leche bendita, sigue así,
sigue así...». Todavía recuerdo sus asquerosas palabras, las tengo pegadas a mis oídos.
Así pasaron casi tres años. Hasta que lo enfrenté. Y me amenazó y ofendió: «Jamás te
obligué, siempre te protegí. Si no fuera por mí, serías un simple huacho. Puedes hablar si
quieres, pero terminarás preso conmigo». Esta es primera vez que lo hablo... Ni mi mujer
ni mis hijos lo saben... Todo explotó porque mi hijo mayor hará la primera comunión y
es muy cercano a un cura, el Padre Miguel. Cuando vi que el Padre Miguel acariciaba la
cabeza de mi hijo igual como este otro lo hacía conmigo, me enfurecí y lo empujé. Nadie
entendió nada. Ahí supe que tenía que venir al psicólogo».
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BOTAR LA MIERDA
«Me siento culpable. Tuve una mamá muy sumisa y pasiva, muy machista. Siempre dije
que yo iba a ser distinta cuando tuviera hijos. La semana pasada, mi hijo de veinticinco
años me dijo: «Siempre he vivido para cumplir tus expectativas, porque tenía miedo de
que no me quisieras si no lo hacía. He sido el niño bueno y obediente que tú soñaste.
Pero tú, mamá, siempre tan dominante y explosiva, has creado mucho temor en mí. Por
veinticinco años, he sido incapaz de expresar la rabia, por temor a tus castigos. Me he
vuelto una persona sumisa, insegura, pasiva, infantil. Incluso tengo problemas para ir al
baño. Mi psicólogo me dijo que quizás era porque, literalmente, me guardaba toda la
mierda, por miedo a dejar la cagá. Pero ahora ya no puedo seguir aguantando, así que
decidí botar toda la mierda, de frente y en tu cara». Eso me dijo mi hijo, ¿puedes creerlo?
Al principio exploté de vuelta, igual que siempre y lo mandé a que se disculpara
conmigo. Pero por primera vez, no me hizo caso. Yo entré en shock. Recién estoy
reaccionando. ¿Será que tiene razón?».
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EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO
«Hace días que andaba angustiada, pero ayer estaba un poco mejor. Buscando un lápiz,
revisé el estuche de mi hija y de pronto sentí ese aroma escolar, entre goma de borrar y
lápices. Al instante, sentí también una sensación de angustia, de pena: me acordé de la
fragilidad y vulnerabilidad que sentí durante mi infancia. Mis padres se separaron
cuando yo tenía siete años. Siempre decía que era lo mejor que pudieron haber hecho, así
no peleaban tanto. Nunca lloré cuando mi papá se fue, pero me angustiaba ver a mi
madre esperarlo. Él no llegaba y mi madre lloraba tanto y me angustiaba mucho... Pero
yo, siendo pequeña, no lloraba. Ayer, ese pequeño estímulo de abrir el estuche de mi
hija, me remontó a la historia de mi niñez y me desbordé, lloré tanto… Sentía que estaba
sacando algo de lo profundo de mi pecho, de mi corazón…».
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LA PSICOTERAPIA COMO EMANCIPACIÓN
La psicoterapia es emancipadora o no es. La pregunta fundamental es la siguiente: ¿de
qué necesitas liberarte?
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¿QUÉ NOS HACE FELICES?
La Universidad de Harvard ha estudiado durante varias décadas a centenares de personas
a lo largo de su vida, intentando responder la siguiente pregunta: ¿qué nos hace felices?
La respuesta: no se trata del dinero ni de la fama. Aquello que nos hace más felices y
también más sanos, son las relaciones humanas cercanas, cálidas y satisfactorias con la
pareja, la familia, los amigos y la comunidad.
El aislamiento social y emocional es tóxico y provoca infelicidad y problemas de
salud. También los conflictos interpersonales crónicos, el rencor duradero y la falta de
afecto.
Lo que importa no es la cantidad de relaciones cercanas, sino su calidad: sentir que
podemos contar con la otra persona si lo necesitamos y viceversa; transmitir afecto,
respeto y cuidado hacia la pareja, la familia, los amigos y la comunidad.
Estos resultados confirman, una vez más, el valioso aporte de una psicoterapia, que
muchas veces tiene por objetivo, directo o indirecto, ayudar a desarrollar relaciones
humanas más amorosas y menos dañinas.
A ponerlo en práctica.
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SER PADRES
Ser padres no consiste en ser personajes duros y distantes con los niños, para mostrarles
que la vida es difícil y que deben pararse solos y sin ayuda. Ser padres consiste en ser
personas cercanas y cálidas con los niños, en ser cuidadores capaces de contener
emocionalmente a los hijos, sin abandonarlos, para que cuando sean adultos ellos puedan
caminar por la vida sintiendo en su interior el apoyo incondicional que recibieron de sus
padres cuando niños. A esto, que los psicólogos llamamos desde hace décadas
«confianza básica» y «apego seguro», los seres humanos le han llamado, desde hace
milenios, simplemente «amor».
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MACHISMO EN LA FAMILIA CHILENA: 
10 PERSONAS, 10 TESTIMONIOS
Señala un ejemplo de machismo en la crianza, desde tu propia experiencia infantil:
1. «Que ambos padres trabajen en el mismo horario, pero que mi madre le sirva, haga
la comida y lave la ropa, mientras el hombre descansa».
2. «Sírvele la comida a los hombres primero, ellos tienen que servirse primero y más.
Y ahí iba yo, la bien mandada, y le servía a cualquier mujer primero, jajajajaja».
3. «–Mamá quiero aprender a conducir. –Hazlo, pero cuando tengas auto. –Pero
¿cómo a mis hermanos le pasas el auto? Hasta les pagaste la licencia. –Ellos son
hombres, tú eres mujer».
4. «No tengo ejemplos de machismo en la familia, pero sí lo vi mucho en el colegio.
Allí, los que no nos gustaba el fútbol éramos unos parias, raros o, de frentón,
inadaptados. Y por supuesto, nos obligaban a jugar».
5. «El hombre de la casa trabajaba hasta las dos de la tarde y la mujer toooodo el día,
no tenía descanso, solo cuando dormía esas seis horas en la noche. Incluso hasta el día de
hoy, esa pobre vieja no para ni un rato. Pero, sin embargo, el cansado era él, el agotado
era él, el que no debía ser molestado por los niños era él, el plato más grande y primero
en servirse era para él. Y ella a veces ni le tocabaalmuerzo, por atender al resto o
muchas veces por lavarle los pies al esposo, que estaba cansado por la pega. Claro, como
a mi abuela no le pagaban por estar el día entero haciendo de todooooooo y al abuelo sí
le pagaban y mantenía con eso la casa, él se creía con el derecho a ser atendido y mi
abuela a recibir sobras. Incluso ahora que ya no vivo con ellos hace años, cuando voy a
verlos él sigue siendo prioridad. Incluso con mi abuela recién operada de vesícula, ella se
tenía que levantar a atenderlo... Machista y abusador, no sé cómo soy yo la única en la
familia que se da cuenta de esa injusta vida de mierda que le han dado a esa señora...
Todo por tener menos educación (cuarto básico) y ser mujer».
6. «Yo nunca fui el prototipo de «mujer bien» para mi mamá. Ella tiene ahora setenta
y seis años, así que son otros tiempos, pero siempre fui contestataria, siempre cuestioné,
siempre pregunté todo. Para qué les voy a contar cuando pregunté por la masturbación o
por mi regla… Buena pa’ la mocha cuando chica, así que ella siempre me hizo ver que
yo no era lo que ella esperaba. De hecho, cito textual: «Yo quería una niña a quien poder
peinar bonita, que anduviera de la mano conmigo a donde yo fuera, que me hiciera
compañía». Esa frase resuena aún en mi cabeza. Bueno, ahora el cuento es un poco
diferente, pero en esos años nuestra relación era así».
7. «En la mesa, sentar a las mujeres (mamá, hermanas) lo más cerca de la puerta de la
cocina, para que puedan pararse rápido a servir o retirar la mesa. Cuando se acaba el
almuerzo, cena o lo que sea, los hombres haciéndose los locos sin mover un músculo,
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como esperando a que les retiren el plato... Podridamente clásico».
8. «Experiencia infantil ninguna, ya que en mi familia somos puras mujeres, todas mis
tías madres solteras y mi madre también, así que no se permitía nada de eso. Ahora sí:
vivo con mi suegra y ella siempre hace cosas como lavarle la ropa a mi pareja porque él
trabaja, servirle a él primero, coserle su ropa diciendo que si la mujer no lo hace un
hombre no puede coser, ¡diciéndome que el hombre es el que manda en la relación!
Atrooooz, hay veces que he querido colgarme».
9. «Desear que el primer hijo (que fui yo y nací mujer) fuera hombre y, luego de que
naciera el hombre, hacer claras diferencias entre ambos: si él sale, le dan plata, «a ti no
porque eres mujer, que un weón te invite». Y así muchos ejemplos. Ahora él ni mira a la
familia y yo soy la que está en las buenas y malas... Cosas de la vida».
10. «Mi mamá decía: «Usted hijo, ¡¡¡no lave ropa!!!» Jajajaj, pero bueno, eran otros
los tiempos y otras las realidades, todo distinto. El hombre es tan machista (algunos, no
quiero generalizar) que si la mujer goza en una relación sexual es maraca... A ese nivel
de estupidez y pensamiento cavernario... Por lo mismo, los derechos deben ser iguales...
No hay diferencia entre un pene y una vagina... Somos todos iguales».
BONUS TRACK. «Recuerdo un almuerzo familiar donde mi madre le decía a mi
hermano de catorce años: «Te pasaremos condón». Teniendo entonces dieciocho años,
yo pregunté: «¿Y para mí?». Su respuesta fue tajante: «Tú no, debes llegar virgen al
matrimonio». Conclusión: fui mamá soltera...».
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FAVOR NO ROBAR INFANCIA NI JUVENTUD
Jessica (25 años): «A partir de mi propia experiencia como hermana mayor, le
aconsejaría a todas las madres y padres lo siguiente: no dejen a sus hijos menores a cargo
de sus hermanos mayores, estos últimos son hermanos y no papás, es una
responsabilidad que no les corresponde. No les roben la infancia ni la adolescencia a sus
hijos mayores, permítanles ser niños y ser jóvenes».
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ACOMPAÑAMIENTO PARENTAL
Catalina: «Ahora sentimos que manejamos mejor las pataletas de la Marti. Lo que más
nos ha servido es entender eso de la crianza como un trabajo en equipo: por ejemplo,
cuando yo estoy sobrepasada, en lugar de descargarme con ella, gritarle o forzarla, le
pido a Claudio que se haga cargo, y viceversa».
Claudio: «Eso del tiempo fuera para los papás también lo hemos aplicado harto. El fin
de semana la Cata y yo tenemos dos horas de salida, cada uno solo: yo voy a andar en
bici y la Cata a vitrinear. Eso nos da aire para no colapsar. Y cuando uno de nosotros
está solo con la niña y ya está entrando en colapso, aplicamos lo de encerrarnos dos
minutos en el baño con puerta cerrada, lavarnos la cara, respirar y salir más tranquilos».
Catalina: «Ahora miramos para atrás y no podemos creer lo que hacíamos: Claudio
una vez metió a la Marti a la ducha fría y yo la dejaba encerrada en su pieza. De puro
ignorantes, repitiendo lo que habíamos aprendido de nuestros padres, que no tenían la
información que hay ahora…».
Claudio: «Obvio que la terapia era para nosotros y no para la Martina. Venir para acá
nos ha hecho sentirnos más seguros como papás, más acompañados, más tranquilos...».
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LA CREATIVIDAD SEGÚN VIOLETA
«Les diría a los jóvenes creadores que escriban como quieran, que usen los ritmos que
les salgan, que prueben instrumentos diversos, que se sienten en el piano y destruyan la
métrica, que griten en vez de cantar, que soplen la guitarra y que tañen la trompeta, que
odien la matemática y que amen los remolinos. La creación es un pájaro sin plan de
vuelo que jamás volará en línea recta».
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SI ES MILLONARIO, ES BUENO
Daniel (32 años, sociólogo): «No me sorprende el caso Trump. La gente cree que un tipo
millonario puede ser buen presidente, aunque haya dado muestras más que suficientes de
faltas a la moral. Es la aplicación a la política del capitalismo salvaje: si es millonario, es
bueno. Nada más importa. Acá en Chile también ha pasado».
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NO CONFUNDIR
Libertad de expresión
con libertad de agresión.
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DEPORTES Y PATRIARCADO
Javiera (22, futbolista): «En muchos deportes, el que mete gana y el que recibe pierde.
¿Habrá algún deporte donde el que reciba gana y el que meta pierda? O mejor aún:
¿donde no se trate de meter versus recibir, ni de someter, dominar o derrotar al otro?
Cómo hace falta más feminismo en el mundo patriarcal y machista del deporte...».
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AMAR EN 5 PALABRAS
Dar lugar a la diferencia.
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MENSAJE A LAS ABUELAS Y LOS ABUELOS
Abuelas y abuelos del mundo: no critiquen la forma en que sus hijos crían a sus nietos.
Ellos son los padres y no ustedes. Hace rato que llegó el momento de soltar el control. Si
de verdad quieren ayudar y sentirse valiosos (y por supuesto que lo son), aporten con su
presencia y disponibilidad, con su apoyo y su cariño. Así, todos se ahorrarán
innecesarios malos ratos y discusiones. Y lo más importante: sus hijos y nietos lo
agradecerán.
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YO QUERÍA UNA GUAGUA DEL OTRO SEXO,
PERO SALISTE TÚ
Madres y padres del mundo: tengan cuidado con esperar con demasiadas ansias un hijo o
hija de determinado sexo. Si nace del otro, la decepción será proporcional a la
expectativa. Y es muy posible que su hijo o hija sienta que les defraudó. Isabel: «Mi
mamá tenía dos hijas mujeres y soñaba con que yo fuera hombre, me tenían hasta el
nombre pensado. Pero nací mujer. Siempre he sentido que si hubiera nacido hombre,
tendría más amor de su parte y ella se sentiría más orgullosa de mí. Ella misma me dice
que hubiera preferido que yo fuera niño». Cristian: «Mi papá soñaba con una primera
hija niñita. Me iba a llamar Cristina. Mi hermana menor nació mujer y es su regalona. A
mí me trata con mucho más distancia».
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SEPARACIÓN Y PÁNICO ESCÉNICO
«Ahora entiendo la crisis de pánico que me vino al decidir separarme... Fue, literalmente,
un pánico escénico, que me advirtió que el camino no sería fácil. Con el pasar de los
meses, he ido asumiendo que las grandes decisiones a veces asustan y duelen, que las
grandes renovaciones requieren grandes sacrificios...».
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UNA MAÑANA EN BUENOS AIRES
Es lunes en la mañana y estoy en Buenos Aires. En las calles, abundan carteles de obras
de teatro, recitales y cine arte. Mientras camino, en la radio suenan los Ramones, los
Rolling Stones y Attaque 77, en ese orden. Me detengo en una libreríay noto que la
vitrina está llena de libros de psicoanálisis. El vendedor percibe mi acento chileno y
hablamos de fútbol: de Chile y de Argentina, de la Copa América, del Barcelona y el
Manchester City. Más adelante, paso por un local de chocolate en ramas y un restaurante
de carnes. Un taxista me dice que no entiende cómo en Chile todavía hay gente que
defiende a Pinochet.
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IMPENETRABLE
–Todo el mundo dice que yo tengo una personalidad muy cerrada, hermética, casi
impenetrable...
–Te escucho y me queda resonando lo de «impenetrable»... Me pregunto si alguna
vez, quizás en tu infancia, sufriste alguna experiencia invasiva que te hiciera después
cerrar herméticamente tu mundo emocional...
–Touché... Cuando tenía siete años, mi mamá me llevó a la psicóloga porque
descubrió que mi primo de trece años «jugaba» a que era mi esposo y metía sus dedos en
mi vagina... A mí no me gustaba eso, pero no decía nada, no sé por qué...
–Entiendo... O sea, que alguien penetró en tu cuerpo y en tu intimidad de manera
amenazante y desagradable...
–Yo pensé que lo tenía superado... ¿Crees tú que mi personalidad cerrada tenga que
ver con eso?
–Quizás ahí aprendiste a volverte impenetrable, para mantenerte a salvo...
–(Suspira). Toda mi vida he soñado mucho con Matías, ese primo. El sueño más típico
es que somos marido y mujer, y luego él quiere matarme...
–Puedo imaginar a la niña de cinco o siete años enamorada de su primo grande, y
luego sintiendo en carne propia que ese mismo primo le hace daño...
–(Vuelve a suspirar). Mientras hablamos, me voy sintiendo más liviana... Qué loco...
–¿Tendrá que ver con ir soltando la armadura?
–Puede ser... (Suspira)... Puede ser...
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REPRESIÓN DE LA RABIA 
E IMPOTENCIA MASCULINA
Lucio (38 años): «Nunca me había sentido capaz de enojarme con mi papá por haberse
suicidado. Tenía toda esa rabia guardada. Me sentía culpable si lo juzgaba. Acá en la
terapia me has ayudado a darme permiso para sentir y expresar lo que he tenido
guardado tanto tiempo... Y lo que nunca imaginé que pasaría, es que con eso de soltar la
rabia también mejoraría mi sexualidad. Te había contado que yo desde hacía mucho
tiempo sufría problemas con la erección. Ahora que me solté, ese tema está
desapareciendo. Me las voy a dar de psicólogo: es como si algo de la potencia masculina
y de la acción de la penetración tuviera que ver con ocupar la fuerza de la agresión... No
sé, a lo mejor nada que ver, pero así lo siento: solté mi rabia guardada y recuperé mi
potencia sexual casi al mismo tiempo... Podrías escribir algo sobre eso, sobre la relación
entre la represión de la rabia (represión, rechazo o como se diga) y la impotencia
masculina. Pero sin citar mi verdadero nombre eso sí po...».
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AMAR A LOS HIJOS POR LO QUE SON 
Y NO POR LO QUE HACEN
Ama a tus hijos y demuéstrales tu amor cuando se porten mal, cuando se equivoquen,
cuando fracasen, cuando no sean los mejores, cuando te defrauden y desilusionen. Así
entenderán que tu amor hacia ellos es incondicional y que los amas por lo que son y no
por lo que hacen.
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CULPA, RESPONSABILIDAD Y REPARACIÓN
El paso clave: pasar del sentimiento interno de culpa a la actitud de hacernos
responsables y reparar el error o el daño cometido.
La secuencia: primero, conectarnos emocionalmente con el sentimiento de culpa;
segundo, transformar el sentimiento en una actitud de responsabilidad, orientada a la
acción; tercero, ejecutar la acción reparadora.
Sentimiento de culpa, actitud de responsabilidad y acción de reparación.
58
DÍAS LARGOS, AÑOS CORTOS
«Mi mamá murió de cáncer cuando yo estaba embarazada, no alcanzó a conocer a
Vicente... La última vez que hablamos, me dijo algo que atesoro: «Disfruta tu
maternidad, sin desgastarte en cosas sin importancia. Verás cómo el tiempo pasará
volando. En la vida en general, pero especialmente en la crianza, los días son largos y los
años son cortos». La extraño tanto...».
59
LOS AMIGOS COMO SUSTITUTOS 
DE LOS HERMANOS
«Yo fui el único hombre, con tres hermanas mujeres. Ellas eran muy unidas cuando
éramos chicos, incluso ahora, pero yo siempre me sentí apartado. Quizás por eso para mí
son tan importantes mis amigos, hasta el día de hoy: ellos han sido los hermanos
hombres que siempre soñé y nunca tuve».
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TÚ NO ERES UN HOMBRE MALO
«Ella me decía mientras teníamos sexo: «Tú no eres un hombre malo, tú no eres un
hombre malo...». Casi como un mantra, como espantando malos espíritus. Ahí supe que
a ella le habían hecho algo. Esa misma noche, cuando le pregunté, se puso a llorar y me
contó que su papá y su hermano mayor la violaban cuando niña...».
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PARANOIA REACTIVA
«Siempre he sido un hombre muy perseguido. Siempre he tenido miedo de que alguien
me perjudique o me haga daño. Y siempre había pensado que estaba loco. Hasta ahora.
Acá he empezado a entender que mi paranoia no es una simple fantasía: como mis papás,
que se supone que debían ser personas confiables, me sacaban la cresta por todo cuando
yo era niño, aprendí a desconfiar del mundo».
62
COMPRENDER LA HISTORIA
«Desde que me ayudaste a explorar e investigar la historia infantil de mi papá y
comprendí que él fue un niño muy maltratado, ya no engancho con sus agresiones.
Entiendo que él es una persona que está muy dañada y que repitió su historia conmigo.
Yo ahora estoy enfocado en no repetir mi historia de maltrato infantil con mi hijo».
63
DEPRESIÓN VERSUS TRISTEZA
«Depresión no es sinónimo de tristeza: la depresión es oscuridad pura, mientras que en la
tristeza siempre se ve la luz al final del túnel».
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APEGO SEGURO EN LA ADOLESCENCIA
Capacidad de volar con la confianza de que es posible volver al nido.
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UN CUENTO SUFÍ
«Es de noche y, bajo la potente luz de un farol, un hombre busca las llaves de su auto,
que extravió hace un rato. Se le acerca una anciana y le pregunta: «¿Qué estás
buscando?» Y él responde: «Las llaves de mi auto». Ante lo que la anciana le interroga:
«¿Estás seguro que se te perdieron aquí?». Y el hombre contesta: «A decir verdad, se me
cayeron por allá al frente, pero es que en ese lugar está oscuro y no veo nada».
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QUEJAS (OTRO CUENTO SUFÍ)
«Un maestro ya anciano estaba cansado de escuchar las permanentes quejas de su
discípulo, así que pensó que debía enseñarle algo que le hiciera recapacitar.
Una mañana, le pidió que le trajera sal. Cuando regresó, el maestro le dijo que echara
un puñado de sal en un vaso de agua y que, a continuación, se la bebiera.
–¿Qué sabor tiene ahora el agua? –preguntó el sabio.
–Muy salada –respondió el discípulo, con evidente cara de asco.
El maestro le pidió que repitiera la acción, pero que en lugar de arrojar la sal en un
vaso, lo hiciera en un lago. Caminaron sin prisa hacia un gran lago situado en medio de
un parque, a las afueras de su pueblo. Cuando el discípulo cumplió con la solicitud, el
maestro le pidió que tomara un sorbo.
–¿Qué sabor tiene ahora el agua? –volvió a preguntar el sabio.
A lo que el aprendiz le respondió:
–Esta agua está muy fresca y agradable. No tiene sabor a sal, es una delicia para el
paladar.
Entonces el maestro, tomándole la mano a su discípulo, le dijo:
–El dolor de la vida es pura sal. Siempre hay la misma cantidad. Sin embargo, su
sabor depende del recipiente que contiene la pena. Por eso, cuando te aflijan las
adversidades de la vida, agranda el sentido de las cosas. Deja de ser un vaso y
conviértete en un lago».
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ESTEBAN O EL SENTIDO DE LA DEPRESIÓN
Esteban (45 años): «Yo había escuchado muchas veces que el sufrimiento de los adultos
proviene de experiencias dolorosas infantiles no suficientemente sanadas, pero otra cosa
ha sido vivirlo en carne propia. Ahora puedo ver que en cada mujer que conocía,
aparecía mi mamá, y la amenaza de su abandono volvía una y otra vez. Siempre me creí
autosuficiente... Necesité de una depresión para sacar al niño abandonado e indefenso
que lloraba dentro de mí... Ahora le veo el sentido a mi depre: me ayudó a salir de mi
coraza adulta, racional y autosuficiente, para conectarmecon mis dolores que siempre
había rechazado. En fin... Gracias por acompañarme en el camino de encontrarme con
mis verdades más dolorosas. Siento que acá he podido escuchar los mensajes de mi
cuerpo y liberar mis emociones ocultas. Yo antes era súper cerebral y he empezado a
darme cuenta que el motor de las personas son las emociones y no la inteligencia
racional, que el cerebro emocional es más fundamental que el cerebro cognitivo».
68
¿CONEXIÓN ONÍRICA, SINCRONÍA O AZAR?
Anoche soñé con un paciente, que llamaré Patricio. Soñé que Patricio, de cuarenta y dos
años, agonizaba en un incendio. Me desperté preocupado y sorprendido: no es habitual
que yo sueñe con mis pacientes. Hoy teníamos hora. Pero su mujer me acaba de llamar
para avisarme que anoche lo asaltaron, le dispararon en una pierna y no podrá venir. Le
conté mi sueño a Patricio, que estaba junto a su señora. Los dos guardamos un
sorprendido silencio. Después me dijo: «Cuando me dispararon y estaba tirado en el
suelo, pensé, entre todo el dolor, que mañana no iba a poder visitarte y que tenía mucho
que contarte... Encontré raro pensar eso justo en ese momento. Parece que te avisé y te
pedí ayuda en alguna frecuencia extraña que tú recibiste... Qué loco...».
Mañana lo visitaré al hospital.
69
NO HAY INSIGHT EXPRESS
Advertencia: los relatos clínicos que comparto, además de estar modificados por
confidencialidad, muchas veces son abreviaciones de sesiones completas en unas pocas
líneas. En psicoterapia, no existe el «insight express».
70
CARTA A UNA PERSONA ABUSADA
Tú, que sufriste un abuso sexual en tu infancia. Tú, que aún lo mantienes en secreto para
proteger a otros. Tú no tuviste la culpa. Tú puedes salir del hechizo. Tú puedes buscar
ayuda. Tú puedes hablar. Tú puedes experimentar cómo la verdad libera.
71
SOLTAR LA LEALTAD A LA MADRE MUERTA
Ricardo (30 años, primera sesión): «Mi mamá murió hace diez meses. Yo era su hijo
regalón. Nadie me amará como ella. No amaré a nadie como a ella».
Ricardo (31 años, última sesión): «Mi mamá murió hace un año y diez meses. Yo era
su hijo regalón. He podido hacer el duelo. Su recuerdo seguirá siempre conmigo. Pero ya
he podido soltar la dañina lealtad a su amor: hoy tengo una pareja. La amo y me ama.
Siento que mi mamá nos sonríe desde el cielo».
72
LOS PAÑUELOS Y EL BASURERO
«Siempre llegaba con mis propios pañuelos, me secaba mis lágrimas y guardaba mis
pañuelos usados en mi cartera. Hoy puedo recibir tus pañuelos, usarlos y botarlos en tu
basurero. Siento que es como permitirme recibir tu contención y poder dejar mis penas
acá. Puede ser una tontera o un detalle. Pero siento que, por primera vez en mi vida,
estoy dejando de lado mi coraza de autosuficiencia y aprendiendo a dejarme cuidar».
73
LA PARENTALIDAD Y SUS CAMINOS
No se trata de ser padres perfectos, sino de ser padres conscientes.
74
7 SINÓNIMOS DE PSICOTERAPIA
1. Regresar a la dependencia.
2. Soltar la coraza.
3. Dejar de lado la armadura.
4. Flexibilizar las defensas.
5. Salir del personaje.
6. Tomar contacto con la vulnerabilidad.
7. Abrazar al niño interior herido.
Agregue otro sinónimo, a partir de su propia experiencia:
75
VIAJE AL INTERIOR
«Nunca había estado en psicoterapia. El año pasado salí de la universidad y parece que
este es mi año de los viajes: el segundo semestre viajaré al exterior por primera vez; y
este primer semestre estoy viajando al interior por primera vez».
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CULTIVAR LA AMISTAD
Juntémonos hoy. Dale. Te tinca ir a escuchar jazz. Me tinca. Conversemos una chelita en
el Thelonious. Hecho. Tocan Los Andes Big Band. Kunstmann y Paceña, por favor.
77
RECETA PARA FRACASAR EN EL AMOR
«Mi receta para fracasar en el amor: me vuelvo muy exigente y muy demandante con las
mujeres que conozco, y deposito en ellas altísimas expectativas desde el principio. Así,
me aseguro que cada una de ellas me defraudará y se aburrirá de mi intensidad
desbordante. De paso, confirmo la hipótesis de que soy una persona poco interesante y
que los demás siempre terminan por dejarme. Igual como sucedió con mi mamá en mi
infancia».
78
MIEDO AL AMOR Y ABANDONO INFANTIL
1. Le temes al amor.
2. Le temes al amor porque te aterra el abandono.
3. Te aterra el abandono porque ya lo sufriste en tu infancia.
79
NO HAY MOMENTO PRESENTE 
SIN PASADO SANADO
Para vivir con conciencia plena en el momento presente, es necesario cicatrizar las
heridas del pasado.
80
YO ME ACEPTO
Acepto mis virtudes
Acepto mis defectos
Acepto a mis padres
Acepto a mis hijos
Acepto mi historia
Acepto mi cuerpo
Acepto mi vida
Acepto mi muerte
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AMOR Y DISCIPLINA EN LA CRIANZA
La base es el amor. Sobre la base del amor, la disciplina. Nunca al revés.
Que jamás sea más importante que tu hijo ordene su pieza a que sienta la certeza de
ser amado.
Si la base es el amor, ambas cosas no serán excluyentes. Pero si es al revés, es posible
que sí.
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DEPRESIÓN: ADIÓS AL SUPERHÉROE
«Llegué a esta psicoterapia por mi depresión. Y termino la terapia soltando el rol del hijo
perfecto, del viejo chico, del fuerte, del hermano mayor autosuficiente, del papá de mis
papás, del que no pide ayuda, del que nunca necesita nada, del que no se equivoca, del
que no llora, del que no se enoja, del que no fracasa. Tuve que deprimirme para sacarme
la capa de superhéroe y darme cuenta que también soy persona».
83
DEPRESIÓN Y CRISIS DE PÁNICO: 
DOS ALARMAS DOLOROSAS
Depresión: sentimiento exacerbado de impotencia experimentado por personas que
suelen ser demasiado omnipotentes.
Crisis de pánico: sentimiento exacerbado de descontrol experimentado por personas
que suelen ser demasiado controladoras.
Depresión y crisis de pánico: dos alarmas dolorosas que el cuerpo hace sonar para
recordarnos que no somos tan omnipotentes ni que podemos controlarlo todo.
Advertencia: esta breve explicación no refleja el contexto de toda depresión ni toda
crisis de pánico, aunque sí de muchas.
84
CELOS INFANTILES
En lugar de rechazar los celos infantiles y forzar un crecimiento prematuro, validarlos y
acogerlos: demostrarle al hermano o hermana mayor que, junto con ser más grande,
también puede seguir siendo el bebé regalón de los papás. Que el amor, la contención y
el regaloneo no están en riesgo, ni son propiedad exclusiva del recién nacido o del
hermano menor.
85
EL VALOR DE ALENTAR EN PSICOTERAPIA
«Yo tenía el prejuicio de que los psicólogos eran neutrales y no opinaban ni daban
consejos. Menos aún los psicoanalistas, que yo imaginaba casi mudos. Por eso al
principio fue raro sentir que me alentabas a retomar mis dibujos y pinturas, e incluso
luego a exponerlas, y escucharte decirme que yo tenía mucho talento cuando
tímidamente te mostré mi croquera secreta. Ahora, días después de mi primera
exposición pública como artista autodidacta, agradezco ese gesto. Fue el palmetazo en la
espalda que necesitaba para creerme el cuento y darme confianza. Te sentí jugado,
comprometido. En especial porque tú sabes que en mi familia nunca nadie dio un peso
por mí».
86
SEXO POR AMOR
Daniela (24 años): «Fui promiscua por mucho tiempo: me metía con el primer tipo que
me mirara. Un día, me acosté con tres minos distintos. Ahora veo que, al menos en mi
caso, era de pura baja autoestima. Estaba buscando sentirme valorada por algo y por
alguien. Tú sabes que mis papás siempre me trataron de fea, de tonta, de inútil. Pero al
final, los gallos obvio que solo querían algo pasajero y yo terminaba sintiendo una y otra
vez la misma sensación de desprecio y rechazo que sentía en mi familia...».
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MIGRAÑA: CUANDO CONTENER 
LAS EMOCIONES SE VUELVE 
UN DOLOR DE CABEZA
Fernando: «Cuando tengo migrañas, siento que mi cabeza va a explotar y también
vomito».
Yo: «Sin dejar de considerar los aspectos biológicos, si pudieras pensar en algún
sentimiento hacia alguien que suelas contener mucho y expresar muy poco, ¿se te ocurre
algo?».
Fernando: «Nunca he podido enojarme con mi papá. Quizás porque después de su
intento de suicidio lo veo muy débil, y measusta hacerle daño. Para mí, la relación con
mi papá siempre ha sido un dolor de cabeza».
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SI NO ME AMAN, ES PORQUE 
NO MEREZCO AMOR
«A última hora como siempre. Esa necesidad de esperar hasta el estrés para todo... ¡Qué
lugar más inspirador para hablar de amor y desamor que el metro a las ocho de la
mañana! Aprovecho la circunstancia para hacer una analogía: dejo y dejo pasar trenes sin
siquiera la intención de subirme. ¿Para qué? Si está lleno y yo no voy a caber. ¿Para qué
desgastarme y hacer al menos el amague de subirme? Además me da plancha... ¿Seré
igual en el amor? ¿Para qué? Si igual no resultará, igual no me quieren. «No merezco
que me amen»: no sería capaz de hacer consciente y lúcida esta aseveración, pero de que
hago lo posible para que no lo logren, eso sí. Físicamente, me lleno de barreras: kilos,
ropa, oscuridad. Mentalmente, para qué decir: es como si tuviera un cartel en la frente
diciendo: «Ni lo intentís weón, porque no sacai na, soy superior a ti y esto lo manipulo
yo y se te arrancai con los tarros es porque yo lo quise así».
¿Me amaría yo a mí misma? ¡¡¡Ni cagando!!! Inevitable llegar a lugares comunes tipo
«si no me amo a mí misma, nadie me amará» y cuanta cháchara de libro feminista pro.
¿Y dónde está la segunda parte? ¿Qué pasa cuando uno no quiere amarse? Cuando ha
decidido conscientemente no quererse, dejarse de lado. Es como si quisiera dejar esa
parte de mi pirámide para la vida siguiente, onda «en esta me da paja, pa la otra sí que
sí». Palos de ciego x montón, remontarme a las relaciones primarias buscando entender,
¡¡¡obvio!!! Más después de casi un año de terapia. De hecho, por eso comencé este relato
y no sé si tenga la intención de seguir... Quizás solo lo hago para que mi analista me
quiera. El amor y yo tenemos un pacto: ni él me busca ni yo lo encuentro».
89
NO PERTENEZCO
«En nuestras sesiones, he podido entender por qué toda mi vida he sentido que no
pertenezco... Fui la hija de una madre adolescente violada por su vecino alcohólico.
Muchas veces he pensado y sentido que yo no debería haber nacido. El tipo desapareció,
ella pensó abortar, pero al final me tuvo. Me crié con mis abuelos maternos, para los que
yo era un cacho. Pasaba en la calle. Siempre sentí que no tenía lugar. Después, en el
colegio, llevé mi drama conmigo: me sentía un bicho raro, distinta a todas las niñas.
Siempre muy sola. Incluso sintiéndome ajena a mi cuerpo: en mi adolescencia, lo sentía
mío solo cuando me cortaba. Después, estudié la carrera que mi mamá me impuso «para
ganar plata» y otra vez me sentía gallina en corral ajeno. Siento que acá, hablando de mi
historia y entendiéndome, ha sido la primera vez que me he sentido parte del mundo, de
mi vida y de mí misma...».
90
DE PIEDRA A PLASTICINA
«Nunca quise ir a terapia. No creía en los psicólogos. Decía «yo soy así, al que le guste
bien y al que no, que se joda». Hasta que me separé y se me vino el mundo abajo.
Conversando contigo, he podido entender mi historia, mis dolores y por qué me puse una
armadura para vivir. Yo veo la psicoterapia como un espejo donde poder mirarse desde
afuera, porque uno mismo es ciego a sus flaquezas. Ahora me doy cuenta que el «yo soy
así» era porque estaba a la defensiva. He podido cambiar. Las personas no estamos
hechas de piedra, sino de plasticina».
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PERSONALIDAD Y PSICOTERAPIA
La palabra «personalidad» alude a cualidad de persona, y «persona» remite –en su raíz
etimológica originaria– a la máscara de un personaje teatral. En otras palabras, la
personalidad tiene que ver con el personaje o rol que ocupamos al interior del guion de
nuestra familia y sociedad.
En este sentido, la personalidad no se trata de una esencia estable, natural e
inmodificable, sino de una construcción histórica en el marco de una biografía, una
familia y una sociedad determinada.
En consecuencia, si la personalidad es una construcción, también es posible su
deconstrucción y reconstrucción sanadora, proceso al cual comúnmente llamamos
«psicoterapia».
La psicoterapia, entonces, tiene por objetivo explorar el personaje que hemos
encarnado en nuestra vida familiar y social, de manera de volverlo menos rígido y más
flexible, menos cerrado y más abierto, menos impuesto y más auténtico.
Por ejemplo, Macarena me dice: «Ya no juego a ser la mamá de todo el mundo,
incluidos mis hermanos, mis padres y mis amigas. Me saqué de encima el personaje de
la Gran Madre y ahora me siento más libre para expresar mis propias necesidades y
problemas».
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TODOS LOS HOMBRES SON INFIELES
Paula (42 años): «Cuando yo era niña, mi abuela, que vivía conmigo y me crio, siempre
me decía: «Nunca confíes en los hombres, son todos infieles, está en su naturaleza no
apegarse a una sola mujer». Ella lo decía porque lo había visto en su papá y en su
marido. Yo crecí con esa idea metida en la cabeza. Y de adulta, me transformé en una
mujer celópata: cada vez que empezaba una relación con un hombre que parecía
confiable, mi propia desconfianza la arruinaba. Y muchas otras veces me buscaba tipos
mujeriegos que confirmaban la sagrada hipótesis de mi abuela, a quien yo amaba. Me
costó dos divorcios darme cuenta que necesitaba revisar mi infancia...».
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AMANDA Y EL PROBLEMA DEL MAL
Amanda, 10 años: «Si Dios existiera, no permitiría cosas malas, como la guerra, la
pobreza o las catástrofes naturales. Yo estoy segura de algo, pero no le digas a mi
mamá... Dios es como el Viejo Pascuero: en verdad no existe, son los padres».
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VIDA EN PAREJA Y CÍRCULOS VICIOSOS
Él muy cansado. Ella con gripe. Él llega a la casa directo a darse una ducha, para
relajarse. Ella le reprocha que no la cuida. Mientras él más siente las críticas de ella, él
más se aísla. Mientras ella más siente el aislamiento de él, ella más lo critica. La
discusión escala: ella le grita a él un garabato, él le cierra a ella la puerta del baño en la
cara de un portazo. Pasa un rato. Los ánimos se enfrían. Él le pide perdón a ella por
descuidarla en su enfermedad; ella le pide disculpas a él por agredirlo.
El problema: el círculo vicioso de aislamiento y agresión. A mayor agresión de ella,
mayor aislamiento de él y viceversa.
La solución: tiempo para el enfriamiento, reconocimiento de los propios errores y de
las necesidades del otro, conciencia del círculo vicioso.
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¿QUÉ LES DIRÍAS A TUS PAPÁS HOY?
Gustavo (17 años): «Si tuviera que decirle algo a mis papás hoy, les diría: gracias papá
por no pagar mi pensión alimenticia y gracias mamá por usarme como moneda de
cambio».
Y tú, ¿qué les dirías a tus papás hoy?
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CLAUDIO, EL PATITO FEO
Claudio (21 años): «Toda mi infancia me sentí rechazado. Me sentía fome, poco
atractivo, torpe. Mis hermanos eran los minos. Todas las niñas andaban detrás de ellos.
Yo era el patito feo. Hasta que un día, una mujer me miró. Yo tenía quince y ella
diecisiete. Era de las populares. Me sentí en el cielo. Pololeamos mucho tiempo. Pero yo
seguía sintiéndome feo. A los diecinueve, me hice adicto al gimnasio. Bajé quince kilos
y saqué músculos y calugas. Me compré ropa más apretada. Empecé a sentir cómo las
mujeres me miraban con más interés. Eso me hizo alucinar. Por primera vez me sentí
atractivo y deseable. Terminé con mi polola. Quería sentirme libre, quería experimentar.
Primera vez que me sentía popular. Pero no me duró mucho tiempo. Me sentía, solo,
egoísta, triste. Por eso consulté. Acá en terapia, me di cuenta que yo estaba poniendo mi
propio lado rechazado en mi polola: antes, ella era la popular y yo el poco interesante, y
yo había invertido la cosa, sintiéndome yo popular y viéndola a ella como poco
interesante. Ahora, después de estos meses, siento que ya no necesito ser ni el rechazado
ni el popular, ni ella tampoco. Me saqué de encima el trauma del patito feo. Me acepto
como soy y la acepto como es».
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DANIEL, EL HOMBRE INVISIBLE
Daniel (24 años): «Mis dos papás trabajaban mucho. Me dejaban con mi abuela, que solo
veía televisión. Los fines de semana, mis papás dormían, porque estaban cansados. Me
quedabacon mi abuela, que solo veía televisión. Crecí sintiéndome invisible. Poco
interesante. Poco valioso. Poco querido. En mis relaciones de pareja, siempre tenía
miedo de que me dejaran. Tanto, que me ponía celoso, posesivo y eso hacía que mi
miedo se concretara. Una y otra vez. Yo también era ciego a mi propia historia. Venir a
psicoterapia me ha ayudado a abrir los ojos. A entender cómo mis vínculos de pareja han
repetido mi guion infantil. Yo siempre he terminado abandonado. Ahora sigo solo, pero
siento que me voy de acá con mucho más lucidez. Ahora me veo. En estricto rigor,
quizás por primera vez ya no estoy solo: estoy conmigo mismo».
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ANTONIA ROBA MONEDAS DE AMOR
«Llegamos porque la Antonia, nuestra hija de ocho años había empezado a sacarnos
plata de mi billetera y de la cartera de la mamá. Y nos mentía, diciéndonos que la había
encontrado botada en el colegio. Nosotros la castigábamos, buscando cambiar su
conducta. Venir a estas sesiones nos ha ayudado a entender el trasfondo emocional del
asunto: la Anto era hija única, la niñita, la princesa. Y nació la Emilia. Entonces la Anto
perdió el trono: todas las miradas se fueron hacia su hermana. Recuerdo cuando nos
dijiste: «La Anto no quiere robar plata. Ella necesita tener de vuelta la atención y la
dedicación de ustedes, que es algo muy valioso para ella. La Anto quiere de vuelta lo que
alguna vez tuvo y que ahora siente que le quitaron». Nos sugeriste que, en lugar de
retarla, la regaloneáramos o mimáramos. Así lo hicimos. Nunca más necesitó sacar plata.
Ahora ya no es la hermana mayor buenita y perfecta de antes, ahora está más celosa.
Pero también más espontánea. Ya no le exigimos tanto. Como papás, estamos mucho
más tranquilos».
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SOLTAR LA SOBREEXIGENCIA
«Me ha costado sacarme el rol de hermana mayor por la vida. Ha sido difícil aprender a
ser menos exigente conmigo misma y con los demás, a ser menos perfeccionista, menos
rígida, a aceptar mis propios defectos y los ajenos, a soltar más...».
100
LA PSICOTERAPIA COMO 
DECONSTRUCCIÓN BIOGRÁFICA
«Cuando llegué a terapia pensaba que era obvio que las mujeres somos y debemos ser el
pilar emocional de la familia. Ahora me doy cuenta, entrando a picar en mi historia
familiar, que esa obligación es aprendida: es algo que viene de mi crianza, de mis papás
y de mis abuelos, de mi educación machista. Poder verlo me ha servido para poder
soltar, para dejar de mediar en todos los problemas familiares, para descansar más y para
que mi marido también haya empezado a involucrarse más en los asuntos emocionales
de nuestros hijos...».
101
DEPRESIÓN: TRAGARSE LA MIERDA
«Mi mamá se suicidó cuando yo tenía veinte años. Éramos súper cercanas. Mi vida se
detuvo con su muerte. Me congelé. No pude avanzar. Ella era mi ídola. Ahora entiendo
que nunca pude expresar mi rabia inmensa hacia ella por haberme dejado, y por haberlo
hecho de esa manera. Fui yo quien la encontró tirada en el baño, desangrada e
inconsciente... Fue terrible... Acá, hablando contigo, ha sido la primera vez, después de
nueve años, que he podido sacar afuera toda la mierda que, sin darme cuenta, me tragué
durante tanto tiempo... En plena depresión, yo misma me sentía una mierda. Ahora
entiendo que yo necesitaba decirle a mi mamá «fuiste una mierda, me cagaste la vida»,
pero la idealizaba tanto, que me daba una culpa feroz hacerlo. Ahora pienso que mi
mamá no era una santa ni un demonio: era una buena mamá que se enfermó y murió de
depresión. Ya no la tengo en un altar, ni tampoco necesito echarla a la hoguera. Por
primera vez desde que ella se mató, me siento en paz».
102
MARCELO O LOS TRES TIPOS 
DE CONOCIMIENTO EMOCIONAL 
EN PSICOTERAPIA
En nuestra primera reunión, Marcelo, de treinta y cuatro años, entra a mi consulta
furioso porque me demoré cinco minutos en atenderlo. No alcanzo a hablar, cuando ya lo
escucho gritándome: «¡Es el colmo! ¡Estoy pagando por esto, me estás robando! ¡Pensé
que serías diferente, pero eres igual de chanta que todos los psicólogos…!».
En nuestra segunda reunión, le pido a Marcelo que haga un dibujo libre que asocie a la
palabra «rabia». Macelo dibuja a un niño rompiendo sus juguetes porque sus papás lo
dejaron solo.
En nuestra última sesión, Marcelo me dice: «Recuerdo nuestra primera sesión. Estaba
emputecido porque te habías demorado unos minutos. Te eché la media foca. Fue una
sorpresa que eso mismo nos sirviera para entender después el núcleo de mis problemas:
cómo yo me enfurecía muy rápido cuando sentía que me dejaban botado. Eso lo vi con
más claridad a partir del dibujo que hicimos en nuestra segunda sesión. Ahora entiendo
mucho mejor el origen de mi reacción en nuestra primera sesión, que fue idéntica a lo
que eran mis reacciones habituales, tanto con mi familia como con mi pareja y mis
amigos: en el fondo, era la rabia que tenía guardada hacia mi papá por haberme
abandonado, rabia con la que nunca me había conectado antes de llegar acá».
Este breve relato ejemplifica tres tipos de conocimiento emocional que acontecen en
la psicoterapia: conocimiento emocional enactivo (a través de la acción, como en la
escena del enojo), conocimiento emocional icónico (a través de la imagen, como en el
dibujo de la rabia) y conocimiento emocional simbólico (a través de la palabra, como en
la verbalización de Marcelo en su última sesión).
103
ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO 
MADRE–HIJA EN ETAPA DE NIDO VACÍO
–Mariana (27 años): «Como hija única, me sentía culpable de irme de la casa y dejar a
mi mamá sola, porque mi papá trabaja todo el día y no los veía bien a ellos...».
–Delia (mamá de Mariana): «No sabía que mis problemas de pareja te amarraban y te
impedían irte de la casa tranquila. Entenderlo nos ha servido a mí y a tu papá para volver
a acercarnos».
–Mariana: «Sí, últimamente los he visto más pololos, jajaja. Eso me alegra… Aunque
me vaya de la casa, igual seguiremos siendo cercanas».
–Delia: «Por supuesto, hija, siéntete tranquila. Yo soy feliz de que tú crezcas. La pena
de que ya no seas mi niñita es pasajera…».
–Yo: «Parece que la relación entre madre e hija es como la materia: nada se pierde,
solo se transforma».
Mariana y Delia sonríen y se abrazan.
104
TE POSTERGARÁS POR LOS DEMÁS
Clara: (27 años): «Acá en terapia he podido ver y tomar distancia del mandato que ha
dominado la vida de mi mamá, de mi abuela y de mi bisabuela. Ese que dice «te
postergarás a ti misma y sacrificarás tu vida por los demás». Mi bisabuela vivió sometida
a su marido, mi abuela a mi abuelo y mi mamá a mi papá. Yo he querido vivir mi propia
vida. Al principio, eso me hacía sentir culpable, como si fuera mala hija por pensar
distinto. Venir para acá me ha ayudado a ser libre sin culpa, sin por eso dejar de estar
vinculada a mi familia… La verdad, no ha sido fácil…».
105
JULIO O LA NECESIDAD DE PARAR
Julio (52 años): «Venía con el chip familiar incorporado de que los hombres deben ser
exitosos, trabajólicos, proveedores infalibles. Y esa obligación de producir sin parar,
muy al ritmo acelerado de Santiago, me terminó por sobrecargar y estresar. Así llegué a
verte, irritable, desganado y apagado, totalmente reventado. Este ha sido un oasis
emocional para mí, también como un espejo para mirarme y darme cuenta que no todo
en la vida es trabajo, que estaba farreándome a mis hijos, a mis amigos y a mí mismo.
Hoy, he soltado esa imposición de vivir para trabajar. He recuperado tiempo para el ocio
y para el descanso. Gano un poco menos de plata, pero me siento mucho mejor».
106
REFLEXIÓN EN EL TEATRO
La vida sin cultura es como psicoterapeuta sin pañuelos.
107
HIJO BASTÓN
«Como madre viuda de un hijo único de ocho años, me ha costado no confundir amor
con pegoteo, ni protección con sobreprotección. Llegué preocupada por él y ahora me
doy cuenta que soy yo quien más necesita ayuda, para no ocupar a mi hijo como mi
bastón, ni como mi antidepresivo, ni como reemplazo de mi marido...».
108
EL DUELO DURMIENTE
«Cuando murió mi mamá, yo tenía cuatro años. No recuerdo haber llorado. Todo el

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