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w w w . i u n i v e r s e . c o m FAMILY/CHILDCARE El Niño Un nuevo modelo para comprender y criar al niño fácil de frustrar y crónicamente inflexible Ross W. Greene, Ph.D. iUniverse, Inc. Bloomington El Niño Explosivo Un nuevo modelo para comprender y criar al niño fácil de frustrar y crónicamente inflexible Copyright © 2013 Ross W. Greene, Ph.D. Todo los derechos resvervados. Ninguna parte de este libro puede ser usada ni reproducida por cualquier medio, gráfico, electrónico, mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento de recuperación de información sin el permiso escrito de la editorial excepto en el caso de citas breves en artículos críticos y reseñas. Libros de iUniverse pueden ser ordenado por libreros o por contacto con: iUniverse 1663 Liberty Drive Bloomington, IN 47403 www.iuniverse.com 1-800-Authors (1-800-288-4677) Debido a la naturaleza dinámica del Internet, cualquier dirección de la Web o los enlaces contendidos en este libro pueden haber cambiado desde la publicación y ya no pueden ser válidos. Las vistas y opiniones expresadas en esta obra son solamente del autor y no reflejan necesariamente las vistas ni opiniones de la editorial, y, por esto, la editorial niega cualquier responsabilidad por ellos. ISBN: 978-1-4759-7492-8 (carátula blanda) ISBN: 978-1-4759-7493-5 (libro electrónico) El Número del Biblioteca del Congreso Control: 2013902142 Impreso en los Estados Unidos de América. iUniverse fecha de revisiones: 4/18/2013 Cualquier persona puede enojarse, eso es fácil… pero enojarse con la persona correcta, al grado correcto, a la hora correcta, por el propósito correcto, y de la manera correcta…esto no es fácil. —Aristotle ¿Si yo no hago por mí, quién hará por mí? Pero si hago sólo por mí, ¿qué soy? Y si no ahora, ¿cuándo? —Hillel Las ilusiones son las verdades por las que vivimos hasta que sepamos mejor. —Nancy Gibbs Índice Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .ix El Episodio del Waffle1. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 Los Niños Hacen Bien Si Pueden2. . . . . . . . . . . . . . 9 Habilidades Rezagadas y Problemas Sin Resolver3. . . . . 17 Drama En La Vida Real4. . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 La Verdad Sobre Las Consecuencias5. . . . . . . . . . . . 57 Tres Planes (Uno En Particular)6. . . . . . . . . . . . . . 65 Problemas En El Paraíso7. . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 Escenas B8. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .125 Ayuda Adicional9. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .145 Asuntos Familiares10. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .183 El Dinosaurio En El Edificio11. . . . . . . . . . . . . . .207 Mejor12. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .237 – ix – Prólogo Bienvenidos a la cuarta edición de El Niño Explosivo, la cual viene doce años después de la primera edición que fue publicada en 1998. Una de las cosas más fascinantes sobre este enfoque diseñado para ayudar a los niños difíciles definido en estas páginas es que continua evolucionando mientras intento hacerlo lo más claro y accesible posible para los adultos que viven y trabajan con niños con desafíos de comportamiento. Esta edición refleja las actualizaciones más recientes al modelo. Muchas veces la gente pregunta, “¿Cómo puedo saber si mi hijo es explosivo?” Por supuesto, no existe un análisis de sangre. “Explosivo” es una metáfora para los niños que se frustran mucho más fácilmente, con más frecuencia, y de maneras mucho más extremas- gritan, maldicen, escupen, golpean, patean, muerden, destruyen propiedad- que niños “ordinarios”. Estos son los niños que llegan al borde más fácilmente y responden de manera mucho menos flexible. Mientras que el título de este libro sugiere que solamente se trata de niños explosivos, en realidad se puede aplicar a cualquier niño que exhibe comportamientos problemáticos. Por supuesto, los niños explosivos han sido representados de varias maneras: difíciles, caprichosos, manipulativos, queriendo llamar la atención, tercos, o sin motivación. Ellos pueden ser diagnosticados con varios trastornos siquiátricos tal como trastorno de oposición desafiante (ODD), trastorno bipolar, trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD), – x – trastorno explosivo intermitente, trastorno de Tourette, depresión, trastorno reactivo de la vinculación de la infancia o la niñez, síndrome de Asperger, o trastorno obsesivo-compulsivo. Mientras que estos diagnósticos pueden ser útiles de algunas maneras- tal vez si la meta es ayudarle a la gente a tomar en serio los desafíos de comportamiento de los niños- no son muy útiles para ayudarle a la gente a entender estos desafíos ni para saber qué hacer con ellos. Por mucho tiempo la opinión predominante era que los comportamientos difíciles de los niños eran simplemente una consecuencia de prácticas de crianza pasivas, permisivas, e inconsistentes de parte de los padres. Pero hemos aprendido bastante sobre los niños difíciles durante los últimos treinta años, y los resultados sugieren que las dificultades de estos niños son mucho más complejas de lo que se pensaba anteriormente. Debemos asegurarnos de que lo que hagamos para ayudarles a los niños difíciles refleje lo que sabemos sobre ellos hoy en día. Al escribir esta y las ediciones anteriores de El Niño Explosivo, mi meta ha sido proveer un entendimiento sobre estos niños y describir un enfoque práctico y comprensivo dirigido a disminuir las interacciones contradictorias entre los niños difíciles y los adultos que cuidan de ellos, para poder mejorar las capacidades de estos niños en las áreas de flexibilidad, tolerancia a la frustración, comunicación, resolución de problemas, y auto-regulación. Como siempre, el único requisito es tener una mente abierta. Ross W. Greene, Ph.D. Boston, Massachusetts – 1 – CAPÍTULO 1 El Episodio del Waffle Jennifer, once años de edad, se despierta, tiende su cama, se asegura de que todo en su cuarto esté en su lugar, y se dirige hacia la cocina para desayunar. Busca dentro del congelador y saca una caja de waffles, y cuenta seis waffles. Dirigiéndose a sí misma, se dice, “me como tres para el desayuno hoy, y tres mañana”. Jennifer prepara sus tres waffles y se sienta a desayunar. Momentos después, su mamá y hermanito de cinco años, Adam, entran a la cocina, y su mamá le pregunta a Adam qué le gustaría desayunar. “Waffles”, le responde Adam, y su mamá saca los waffles del congelador. Jennifer, quien había estado escuchando atentamente, explota. “Él no puede comerse los waffles!”, grita Jennifer, su cara enrojeciéndose rápidamente. “¿Por qué no?”, pregunta su mamá, su tono de voz aumenta, sin tener una explicación sobre el comportamiento de Jennifer. “¡Yo me iba a comer esos waffles mañana para mi desayuno!”, grita ella y brinca de su silla. Ross W. Greene, Ph.D. – 2 – “¡No le voy a decir a tu hermano que no puede comerse los waffles!”, le grita su mamá. “¡No se los puede comer!”, grita de nuevo Jennifer, ahora cara a cara con su mamá. La mamá, precavida de la agresión física y verbal de la cual es capaz durante estos momentos, desesperadamente le pregunta a Adam si podría haber alguna otra cosa que consideraría comer. “Yo quiero waffles,” tímidamente contesta Adam, escondiéndose detrás de su mamá. Jennifer, quien su frustración y agitación están en un pico, empuja a su mamá fuera de su camino, arrebata la caja de waffles congelados, avienta la puerta del congelador, empuja una silla de cocina, arrebata su plato de waffles tostados, y se marcha a su cuarto. Su mamá y hermano comienzan a llorar. La familia de Jennifer ha soportado cientos de episodios similares. En muchos casos, las explosiones son más prolongadas e intensas e involucran mas agresión física y verbal de la cualse describió anteriormente (cuando Jennifer tenía solo ocho años, pateó la ventana del carro de su familia). Los doctores le otorgaron una variedad de diagnósticos a Jennifer: trastorno oposicional- desafiante, trastorno bipolar, trastorno explosivo intermitente. Pero para los padres de Jennifer, otro simple diagnóstico no comienza a capturar la agitación, confusión, y trauma que sus episodios de enojo han causado…y no les ayuda a entender a su hija, ni cómo ayudarla de la mejor manera posible. Sus hermanos y madre le tienen miedo. Su inconsistencia e inflexibilidad extrema requiere vigilancia constante y enorme energía de parte de su madre y padre, la cual consume la atención que los padres quisieran poder dedicar a los hermanos de Jennifer. Sus padres alegan frecuentemente sobre la mejor manera de manejar su comportamiento, pero los dos están de acuerdo sobre El Niño Explosivo – 3 – el gran estrés que Jennifer le pone al matrimonio. Jennifer no tiene amigos cercanos; los niños que inicialmente hacen amistad con ella luego encuentran su personalidad rígida muy difícil de tolerar. A través de los años, los padres de Jennifer han solicitado ayuda de varios profesionales de salud mental, la cual la mayoría les han aconsejado que debieran poner en acción límites más firmes y ser más consistentes en manejar el comportamiento de Jennifer. Ellos les han instruido como implementar estrategias formales de premios y castigos, usualmente utilizando visuales con calcomanías y castigos breves. Cuando tales estrategias no funcionaron, Jennifer fue medicada con múltiples combinaciones de drogas, sin efectos dramáticos. Después de ocho años de consejos, límites más firmes, programas motivacionales, y medicina, Jennifer ha cambiado muy poco desde que era una niña, cuando sus padres por primera vez se dieron cuenta que había algo “diferente” acerca de ella. De hecho, sus arranques son más intensos y más frecuentes que nunca. “La mayoría de las personas no se pueden imaginar lo vergonzoso que es tenerle miedo a su propia hija”, dijo la mama de Jennifer un día. “La gente que no tiene un hijo como Jennifer no tienen idea lo que es vivir así. Créame, esto no es lo que me imaginé cuando soñaba con tener hijos. Esto es una pesadilla.” “No se puede imaginar la vergüenza que paso cuando Jennifer pierde el control alrededor de otras personas que no la conocen”, siguió su madre. “Me siento con ganas de decirles, ‘tengo dos niños en casa que no se comportan así– ¡en realidad sí soy buena madre! “Yo sé que la gente ha de pensar, ‘Qué padres tan débiles ha de tener…lo que esa niña en realidad necesita es una buena paliza.’ Créame, hemos intentado todo con ella. Pero nadie nos ha podido decir como ayudarla… ¡nadie nos ha podido decir qué es lo que le pasa a ella! “Odio la persona en la que me he convertido. Yo me creía una persona amable, paciente, y compasiva. Pero Jennifer me ha Ross W. Greene, Ph.D. – 4 – causado que actúe de una manera que nunca me sentí capaz. Estoy emocionalmente cansada. No puedo seguir viviendo así. “Yo conozco muchos otros padres que tienen hijos con dificultades…usted sabe, niños que son hiperactivos o que les cuesta trabajo poner atención. ¡Yo quisiera tener un niño que solamente fuera hiperactivo o que tuviera dificultad con prestar atención! ¡Jennifer pertenece a un grupo completamente diferente! Me hace sentir muy sola. La verdad es que la madre de Jennifer no está sola; hay muchos niños como Jennifer en el mundo. Los padres de estos niños frecuentemente descubren estrategias que usualmente son efectivas para formar el comportamiento de otros niños-tales como explicar, razonar, asegurar, redirigir, insistir, ignorar, premiar, y castigar-cuales no logran el mismo éxito con sus ‘Jennifers’. Hasta los medicamentos que son recetados usualmente no producen un mejoramiento satisfactorio. Si usted ha comenzado a leer este libro porque tiene una Jennifer propia, usted ha de entender como se sienten los padres de Jennifer: frustrados, confusos, enfadados, amargados, llenos de remordimiento, abrumados, cansados, y desesperados. Niños como Jennifer se distinguen por unas cuantas características- una inflexibilidad notable, baja tolerancia a la frustración, y mínimas habilidades hacia la resolución de problemas- cuales logran hacerles la vida mucho más difícil a ellos y a los demás que interactúan con ellos. Estos niños tienen una enorme dificultad pensando bien las cosas cuando se encuentran frustrados y frecuentemente contestan con una extrema rigidez y agresión física o verbal hacia hasta los cambios o las demandas más pequeñas. Por propósitos de exposición en este libro, me refiero a tales niños como “explosivos”, pero el enfoque que se describe en este libro se puede aplicar a niños quienes exhiben cualquiera variedad de comportamientos desafiantes. ¿De qué manera son los niños explosivos diferentes a otros niños? Echemos un vistazo a la manera en que diferentes niños El Niño Explosivo – 5 – responden a un escenario de familia el cual es bastante común. Imagínese que Niño 1- Michael- está viendo la televisión, y su mamá le pide que ponga la mesa para la cena. A Michael no le cuesta mucho trabajo cambiar de actividades según su agenda personal- ver la televisión-a la agenda de su madre- poner la mesa para la cena. Por lo tanto, en respuesta a “Michael, me gustaría que apagues la televisión y vengas a poner la mesa para la cena”, él probablemente respondiera, “Está bien, mamá, estoy yendo,” y comenzaría a cumplir con lo que se le ha pedido. Niño 2-Jermaine-es un poco más difícil. A él le cuesta más trabajo cambiar de su agenda a la de su madre, pero es capaz de manejar su frustración y cambiar de actividad (a veces con la asistencia de una amenaza). Por lo tanto, en respuesta a “Jermaine, me gustaría que apagues la televisión y vengas a poner la mesa para la cena,” Jermaine inicialmente podría gritar, “¡De ninguna manera, no quiero hacerlo!” o podría él quejarse, “¡Tu siempre me pides algo precisamente cuando estoy haciendo algo que me gusta!” Sin embargo, con un poco de ayuda (Madre: “Jermaine, si no apagas la televisión y vienes a poner la mesa para la cena en este momento, te vas a merecer un “tiempo fuera”), estos niños “más difíciles” sí pueden adaptarse mejor a los cambios. Y luego, tenemos a Jennifer, Niño 3, la niña explosiva a la cual adaptarse a los cambios- de su agenda a la de su madre- a menudo induce un rápido, intenso, y debilitante nivel de frustración. En respuesta a “Jennifer, me gustaría que apagues la televisión y vengas a poner la mesa para la cena,” es imposible saber qué podría ella hacer o decir en ese momento. Niños explosivos vienen de todas formas y tamaños. Algunos revientan docenas de veces cada día; otros, tal vez solo unas pocas veces a la semana. Muchos pierden el control solamente en casa; otros, solamente en la escuela; y aún otros, en ambos escenarios. Un tal niño, Richard, energético y carismático de catorce años, quien fue diagnosticado con Déficit de Atención con Hiperactividad (ADHD), comenzó a llorar durante nuestra primera sesión cuando le pregunté si él pensaba que era buena idea Ross W. Greene, Ph.D. – 6 – que nosotros empezáramos a ayudarle a manejar su frustración para que se lleve mejor con su familia. Otro niño, Jack de diez años -inteligente pero frecuentemente de mal humor, a quien diagnosticaron con trastorno bipolar-tenía un patrón confiable de convertirse inflexible e irracional sobre asuntos tan insignificantes; sus groserías y gritos en el medio de su frustración provocaban comportamientos similares de parte de sus padres. Otro niño, Marvin de ocho años -inteligente, activo, impulsivo y fácil de enfadecer quien fue diagnosticado con el Síndrome de Tourette, depresión, y ADHD-reaccionaba a los cambios inesperados con una gran intensidad (y ocasionalmente con violencia física). En una ocasión, elpadre de Marvin inocentemente apago una luz que no se necesitaba en el cuarto donde Marvin estaba jugando videojuegos, provocando un increíble apagón que duró una hora. Algo que va a quedar muy claro al leer este libro es que estos niños tienen estupendas cualidades y tremendas posibilidades. De muchas maneras, sus habilidades cognitivas se desarrollaron a paso normal. Pero la inflexibilidad, inhabilidad de tolerar frustración, y la dificultad de resolver problemas frecuentemente esconden las cualidades más positivas de estos niños, y causan bastante dolor para ellos mismos y a los de su alrededor. No me viene a la mente otro grupo de niños más malentendido que estos. Sus padres por lo regular son cariñosos y con buenas intenciones, pero a menudo se sienten culpables de que no han logrado ayudarles a sus hijos. “Sabes,” decía la madre de Jennifer, “cada vez que me hago ilusiones…cada vez que tengo una amable interacción con Jennifer…me permito ser más optimista y la comienzo a querer de nuevo…y luego todo esto se me derrumba con su siguiente explosión. Me da pena decirlo, pero por la mayor parte del tiempo ella no me cae bien, y definitivamente no me gusta lo que le está haciendo a la familia. Estamos en un eterno estado de crisis. Claramente, hay algo diferente acerca de las Jennifers de este mundo. Esta es una realización crítica a la que deben llegar los padres y los demás. Pero aún, sí hay esperanza, siempre y cuando El Niño Explosivo – 7 – los padres, maestros, y terapeutas sean capaz de entender una segunda realización: que los niños explosivos requieren un enfoque a la disciplina así como también el establecimiento de límites que es diferente a lo que requieren otros niños. El tratar con niños explosivos más efectivamente requiere, en primer lugar, una comprensión de por qué estos niños se comportan de esa manera. Ya sabiendo el porqué, las estrategias para ayudar a mejorar las cosas con estos niños se hacen evidentes. En algunos instantes, logrando una comprensión más exacta acerca de las dificultades del niño puede en sí mismo llevar a cabo un mejoramiento en las interacciones entre adulto y niño, mucho antes de que cualquier otra estrategia formal se intente. Los primeros capítulos de este libro son dedicados a ayudarlo a usted a entender por qué estos niños se adaptan tan mal a los cambios y las demandas, se frustran tan fácilmente, y explotan tan rápidamente y a menudo. Usted aprenderá por qué las estrategias populares que se han usado para tratar al niño difícil, son en realidad menos efectivas de lo esperado. En los capítulos finales, usted va a leer sobre las estrategias alternativas que les han beneficiado a muchos niños, familias, y maestros con los que yo he trabajado durante los años. Si usted es el padre de un niño explosivo, este libro le puede ayudar a restaurar un poco de cordura en su familia y ayudarlo a que usted sienta que en realidad sí puede manejar las dificultades que tiene su hijo con confianza y competencia. Si usted es un maestro, familiar, amigo, o terapeuta, este libro, por lo menos, lo ayudará a entender. No existe un remedio. Pero sin duda hay motivos para tener optimismo y esperanza. – 9 – CAPÍTULO 2 Los Niños Hacen Bien Si Pueden Unas de las cosas más sorprendentes y gratificantes de ser padre es ver a su hijo desarrollar nuevas habilidades y dominar cada vez más complejas tareas con cada mes y año que pasa. El bebé primero gatea, progresa a caminar, y luego avanza a correr; balbucear se desarrolla lentamente en hablar; el sonreír se avanza hacia formas más sofisticadas de la socialización; aprender las letras del alfabeto prepara el escenario para leer palabras enteras, luego frases, párrafos, y libros. No hace falta decir que los niños desarrollan estas, y una serie de otras habilidades, a ritmos muy diferentes. Este desarrollo es frecuentemente irregular en el mismo niño; por ejemplo, algunos niños aprenden a leer más fácilmente que aprender a sumar y restar. Cuando los niños no aprenden una habilidad tan rápidamente o fácilmente como se esperaba, a veces es porque no han sido expuestos al material (por ejemplo, tal vez Steve no puede golpear una pelota de béisbol muy bien porque nadie le enseño cómo hacerlo). Más común es que niños tengan dificultades en aprender una habilidad en particular a pesar de que tienen el deseo de dominarlo y han recibido la instrucción general necesaria para hacerlo. No es que ellos no quieren aprenderlo; es simplemente que ellos no aprenden tan fácilmente como se esperaba. Cuando Ross W. Greene, Ph.D. – 10 – esto sucede, a menudo les damos una ayuda especial (por ejemplo, ofrecemos asistencia correctiva en matemáticas o instrucción especial en golpear una pelota de béisbol). Así como algunos niños tienen dificultad en la adquisición de ciertas habilidades académicas o deportivas, otros- los niños que tratamos en este libro- tienen dificultad en otras áreas de habilidades críticas: flexibilidad, tolerancia a la frustración, y resolución de problemas. Interactuar bien con otras personas y manejar los problemas de la vida sin descontrolarse requiere la capacidad para adaptarse, la competencia en la resolución de problemas, la capacidad para resolver los desacuerdos de forma amistosa, y la modulación de las emociones que el niño experimenta cuando se siente frustrado. No hay muchas situaciones en el día de un niño que no requieran flexibilidad, tolerancia a la frustración, y resolución de problemas. Cuando dos niños están en desacuerdo sobre cual juego jugar, esperamos que ambos tengan los conocimientos necesarios para resolver el conflicto de una manera mutuamente satisfactoria. Cuando los padres son forzados a cancelar un viaje al parque de atracciones, esperamos que el niño tenga la capacidad de expresar su decepción apropiadamente, considerar arreglos alternativos, y que esté de acuerdo con un nuevo plan. Cuando un niño está jugando en un videojuego y es hora de venir a cenar, esperamos que el niño sea capaz de interrumpir su juego y manejar sus sentimientos de frustración, y pensar con la claridad suficiente como para reconocer que él puede volver al juego más tarde. Y cuando una niña decide que se comerá tres waffles para el desayuno hoy y tres mañana pero su hermano decide que él también quiere waffles hoy, esperamos que la niña pueda ser más flexible en su forma de pensar (“definitivamente me comeré esos tres waffles para el desayuno de mañana, así que no hay forma de que mi hermano se los pueda comer hoy”) y llegue a una solución más flexible, adaptable, y satisfactoria para ambos niños (“supongo que no tengo que comerme precisamente esos waffles. Puedo pedirle a mi mamá que compre más. De todos modos, puede que ni siquiera tenga ganas de comer waffles mañana.”). El Niño Explosivo – 11 – Algunos niños- a los cuales nos referimos como teniendo temperamentos difíciles- son inflexibles y se frustran fácilmente desde el momento en que entran al mundo. Desde el nacer pueden ser difíciles de consolar o calmar, tienen dificultades con la alimentación, y reaccionan exageradamente a ruidos, luces, y otros malestares (hambre, frio, un pañal mojado, etc.). En otros niños, las dificultades con la flexibilidad, tolerancia a la frustración, y la resolución de problemas tal vez no son evidentes hasta más adelante en la infancia, cuando se les demanda que tengan habilidades sociales y de comunicación más complejas, que controlen sus impulsos, y que puedan modular sus emociones. Aquí está el punto importante: los niños sobre los que se escribió este libro no eligen explotar, igual como un niño no elige tener una discapacidad de lectura. Estos niños carecen de las habilidades fundamentales necesarias para el manejo de los desafíos de la vida. Hay una gran diferencia entre viendo las explosiones de estos niños como resultado de la falta de progreso, y viendo éstas explosiones como planeadas,intencionales, y con propósito. Si usted ha estado inclinado o persuadido a aceptar el último punto de vista, entonces usted está probablemente bien familiarizado sobre las etiquetas convencionales que se utilizan para describir a estos niños como tercos, intransigentes, manipuladores, malcriados, solamente deseando llamar la atención, queriendo estar en control, resistentes, sin motivación, fuera de control, y desafiantes. Y si usted es el padre de unos de estos niños, probablemente también está acostumbrado a ser culpado por el comportamiento explosivo de su hijo. La suposición común- aún entre los profesionales de salud mental con buenas intenciones- es que los niños son explosivos porque sus padres son pasivos, permisivos, y disciplinarios inconsistentes. Por supuesto, esta suposición no toma en cuenta que muchos de los hermanos de los niños explosivos realmente se comportan muy bien, y que muchos niños de buen comportamiento tienen padres que son disciplinarios inconsistentes. Pero, como se puede esperar, esta Ross W. Greene, Ph.D. – 12 – suposición resulta en el uso de estrategias convencionales con el propósito de que los niños hagan bien y de enseñarles quién es el que manda ayudándole a los padres ser firmes, más consistentes en sus maneras de disciplinar, típicamente a través de la ejecución de programas populares de gráficos con calcomanías y sistemas basados en la acumulación de puntos, recompensas (como privilegios especiales) y castigos. Si usted siente que esta suposición y las etiquetas y estrategias asociadas no le han brindado resultados exitosos con su hijo, usted no está solo. A lo largo de este libro, los animo a poner la sabiduría convencional a un lado y que consideren el punto de vista alternativo: que su hijo ya está muy motivado a hacer bien y que sus explosiones reflejan un retraso en el desarrollo- un tipo de problema de aprendizaje- en las habilidades de flexibilidad, tolerancia a la frustración, y la resolución de problemas. Del punto de vista de esta suposición convencional, el enfocar su energía en premiar o castigar a su hijo y enseñarle quién es el que manda puede ser, en realidad, contraproducente porque tal enfoque a menudo resulta en más explosiones que no le enseñan al niño las habilidades que aún no ha aprendido. El tema más importante de este libro es el título de este capítulo: los niños hacen bien si pueden. La premisa básica de este tema es que si su hijo pudiera hacer bien, el lo haría. Comportarse bien siempre es preferible a no comportarse bien. Así que si su hijo tuviera las habilidades para manejar desacuerdos y planes que cambian sin previo aviso y adultos que le ponen límites y demandas sin que él se angustie, entonces él tiene la habilidad de manejar los desafíos de forma adaptiva. Y como él no tiene las habilidades, él no puede hacerlo con éxito. La cosa más importante que usted puede hacer para ayudarle a su hijo explosivo ser menos explosivo es entender por qué es tan explosivo en primer lugar. La primera regla: no le ponga mucha fe a los diagnósticos siquiátricos. Mientras que los diagnósticos pueden ser útiles de algunas maneras- por ejemplo, le “certifican” que hay algo diferente acerca de su hijo- no le ayudan a identificar El Niño Explosivo – 13 – las habilidades que no tiene y que se encuentran detrás de sus explosiones; ni tampoco le ayudaran a identificar problemas específicos que predeciblemente causan las explosiones. El decir que un niño tiene el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD), trastorno de oposición desafiante, trastorno bipolar, trastorno de Asperger, trastorno reactivo de la vinculación de la infancia o la niñez, o cualquier otro trastorno, no le proporciona información alguna acerca de las habilidades de pensamiento que el niño no tiene (las cuales usted le puede estar enseñando) ni sobre los problemas que están a punto de causar explosiones (que usted le puede estar ayudando a resolver). Los niños explosivos no explotan cada segundo de cada hora. Ellos explotan de vez en cuando- con algunas personas, en ciertas situaciones, en ciertas tareas- en otras palabras, bajo ciertas condiciones. ¿Cuáles son esas condiciones? Ahora ya lo sabe: siempre y cuando él no tenga las habilidades para manejar las demandas que se le han puesto. A propósito, esto es cuando todos nosotros tenemos dificultades. La diferencia entre los niños explosivos y los demás es que ellos quiebran más fácilmente y con más frecuencia y en maneras mucho más extremas que nosotros. Hay todo un espectro de cosas que los niños (y todos los demás) hacen cuando las demandas de la vida exceden su capacidad de responder de forma adaptiva. Algunos niños lloran, andan de mal humor, o se retiran de los demás físicamente o emocionalmente- este es el lado “bueno” del espectro. Otros niños se contienen la respiración, gritan, maldicen, patean, golpean, destruyen propiedad ajena, mienten, se van de casa, muerden, se cortan ellos mismos, vomitan, usan armas, tienen ataques de pánico, o peor todavía. Este último lado del espectro es de mayor preocupación (y a menudo más peligroso) y requiere un enfoque más especializado. Así que usted tiene un trabajo difícil por adelante. Aunque usted probablemente se sienta como que ya está trabajando duro, la meta es de asegurarse que tenga algo por mostrar como resultado de todo ese trabajo. Usted ya ha leído sobre el primer y más importante Ross W. Greene, Ph.D. – 14 – paso en lograr esta meta: el entender que si su hijo pudiera ser más flexible, manejar frustraciones más adaptivamente, y si pudiera resolver problemas más competentemente, él lo haría. El siguiente paso- también muy importante- es identificar las habilidades específicas que no ha dominado todavía, y los problemas que están por causar explosiones en su hijo. Identificando las habilidades que no ha dominado su hijo le ayudará a usted entender por qué su hijo está explotando. Reconociendo los problemas que no ha resuelto su hijo le ayudará a identificar los problemas específicos- el porqué, que, donde, y cuando de las explosiones- que se tienen que resolver. Ya resueltos estos problemas, su hijo ya no explotará acerca de ellos. ¿Quién es el encargado de identificar las habilidades y los problemas no resueltos que le afectan a su hijo? Usted. Su hijo puede que tenga mucha información útil para ofrecerle, pero sacarle esa información al niño depende bastante de las preguntas que usted haga. Probablemente es mejor mantenerse alejado de lo siguiente: Padre: Ya hemos hablado sobre esto un millón de veces… ¿Por qué no solamente haces lo que se te manda? ¿Cuál es tu problema? Niño explosivo: No lo sé. La respuesta del niño casi siempre causa más frustración en el padre, pero la verdad es que el niño probablemente está diciendo la verdad. En un mundo perfecto, su hijo respondiera de una manera como esta: “Mira, mamá y papá, yo tengo un pequeño problema. Realmente, es algo que se está convirtiendo en un gran problema. No soy muy bueno para ser flexible, manejar frustraciones, ni resolver problemas. Y ustedes- y muchos otros- esperan que yo maneje los cambios de planes, haga lo que se me pida, y acepte que las cosas no están sucediendo como yo lo esperaba, como los otros niños lo pueden hacer. Cuando ustedes esperan estas cosas de mí, me comienzo a frustrar, y luego tengo dificultad en pensar claramente, y luego me frustro más. Entonces ustedes se frustran, y El Niño Explosivo – 15 – eso sólo empeora todo. Luego comienzo a hacer cosas que quisiera no hacer y digo cosas que quisiera no decir. Luego ustedes hacen cosas que quisieran no hacer y dicen cosas que quisieran no decir. Luego me castigan, y las cosas se vuelven muy mal. Después de que se calman las cosas- ya saben, cuando yo comienzo a pensar claramente de nuevo- me arrepiento de todas las cosas que hice y dije. Sé que esto no es muy divertido paraustedes, pero se pueden asegurar que yo tampoco me estoy divirtiendo. Me gustaría que pudiéramos entender por qué me comporto de esta manera, y que trabajemos juntos para que esto ya no suceda. Por desgracia, vivimos en un mundo imperfecto. Los niños explosivos rara vez son capaces de describir sus dificultades con este tipo de claridad. Pero la mayoría de ellos sí le pueden ofrecer información que les permita a ustedes utilizar el método colaborativo para resolver problemas que voy a describir un poco después en este libro. Le he dado bastantes ideas nuevas en que pensar. Aquí tiene un breve resumen de los puntos principales: La flexibilidad, tolerancia a la frustración, y la resolución de problemas son habilidades críticas del desarrollo que algunos niños fallan por aprender a un paso apropiado según su edad. El desarrollo inadecuado de estas habilidades puede contribuir a una variedad de problemas- arranques, explosiones, y agresión física y verbal, a menudo en respuesta a lo que podría parecer lo más simple- que tienen un traumatizante y adverso impacto en las interacciones y relaciones entre estos niños y sus padres, profesores, hermanos, y amigos. La manera en cual usted explica y entiende el comportamiento explosivo de su hijo y el lenguaje que usa para describirlo influirá directamente las estrategias que usted usa para ayudarle a su hijo cambiar este comportamiento. El poner explicaciones convencionales a un lado también significará poner prácticas de crianza convencionales a un lado. Usted necesita un plan nuevo. Pero primeramente tiene que averiguar algo. – 17 – CAPÍTULO 3 Habilidades Rezagadas y Problemas Sin Resolver En el último capítulo, usted leyó que las habilidades regazadas son la razón por la cual los niños explotan más fácilmente, más frecuentemente, y de maneras más extremas en comparación a los demás; que los problemas sin resolver son el quién, qué, donde, y porqué de las explosiones; que el hacer bien es siempre preferible al no hacer bien (tomando en cuenta que el niño tiene las habilidades para hacerlo en primer lugar); y que los arranques explosivos ocurren cuando las demandas puestas sobre el niño exceden su capacidad de responder adaptivamente. En este capítulo, nos movemos más allá de las habilidades generales de flexibilidad, tolerancia a la frustración, y resolución de problemas, y consideramos algunas de las habilidades que no se han desarrollado mas especificas y que provocan explosiones en respuesta a los desafíos de la vida. Algunas personas sienten que el material presentado en este capítulo es iluminante; otras, a pesar de mis mejores esfuerzos en hacer las cosas fascinantes, encuentran el contenido, pues, no tan emocionante. Pero le seguiremos adelante, con la creencia que- también leyeron esto en el capítulo anterior- entendiendo cuales son los obstáculos de los niños explosivos es lo más importante que debemos entender para poder ayudarlos. Cuando los adultos entienden como Ross W. Greene, Ph.D. – 18 – las habilidades que no se han desarrollado preparan el escenario para explosiones, ellos toman el comportamiento menos personal, responden con más compasión, y comienzan a reconocer por qué lo que han estado pensando y haciendo acerca de las explosiones en realidad pudieron haber empeorado las cosas. Vamos a ver algunos ejemplos de habilidades que no se han desarrollado primero y después nos concentraremos en los problemas que no se han resuelto. HABILIDADES REZAGADAS Esta habilidad que no se ha desarrollado contribuye mucho a las explosiones. Moviendo de un ambiente (como jugando afuera) a otro ambiente totalmente diferente (como haciendo tarea de la escuela dentro del hogar) requiere un cambio de una mentalidad (“Cuando estoy jugando afuera, está bien correr y hacer ruido y socializar con los demás”) a otra (“Cuando estoy haciendo tarea, tengo que sentarme en mi escritorio y concentrarme en mi trabajo”). Si el niño tiene dificultades con esta habilidad, hay una buena probabilidad de que él va a estar pensando y actuando como si todavía estuviera jugando afuera después de que sea tiempo de calmarse y hacer la tarea. Y la situación se puede empeorar cuando alguien le exige al niño que cambie de mentalidad rápidamente. Esto puede explicar por qué un niño que no ha desarrollado esta habilidad se puede meter en un lio cuando, por ejemplo, su mamá insiste que él pare de ver televisión o termine de jugar su juego en la computadora inmediatamente y venga a la cocina para la cena. Simplemente decirle a un niño lo que debe hacer califica como una demanda a hacer un cambio de mentalidad. Interesantemente, es precisamente cuando los niños están teniendo dificultades con los cambios que muchos adultos insisten más firmemente que se haga el cambio instantáneamente. Manejando situaciones de esta manera disminuye bastante la probabilidad de un cambio efectivo, mientras también elevando la probabilidad de que haya una explosión. El Niño Explosivo – 19 – ¿Como sabemos si un niño está teniendo dificultad en cambiar de mentalidad? ¡Él nos dirá! Hay que oír lo siguiente: Padre: Se me está haciendo tarde esta mañana. Termina de desayunar, pon tus platos en el fregadero, y alístate para ir a la escuela. Niño: Pero todavía no termino de comer. Padre: ¿Por qué no tomas una manzana o algo? ¡Ándale, apúrate! Tengo que dejar unas cosas en la oficina de correo antes de dejarte en la escuela. Niño: ¡No puedo hacer eso! Padre: ¿No puedes hacer qué? ¿Por qué siempre has de hacer esto cuando ando de apurada? ¿Solo esta vez, podrías por favor hacer lo que te mando sin darme problemas? Niño: ¡No sé qué hacer! Padre: ¡Te acabo de decir que hagas! ¡No me hagas enojar hoy! [kaboom] El hecho de que su hijo tiene dificultad en cambiar de dirección no quiere decir que usted no le debe decir que hacer. Pero sí le ayudará a usted a entender que él no intenta ser incumplido a propósito, cuando en lugar, él está teniendo dificultad en cambiar de dirección flexiblemente y eficientemente. ¿Se les puede ayudar a los niños explosivos a hacer cambios más efectivamente? Claro que sí. Pero las amenazas y castigos no enseñan esta habilidad. Ross W. Greene, Ph.D. – 20 – Dificultad en reflejar en múltiples pensamientos o • ideas simultáneamente (desorganizado) Dificultad en considerar una serie de soluciones a un • problema Dificultad en considerar los resultados o consecuencias • probables de las acciones (impulsivo) Aquí vemos tres habilidades que suelen aparecer juntas, especialmente cuando una persona se enfrenta con un problema o una frustración. ¿Cuál es la cosa más importante que su cerebro debe hacer cuando se enfrenta con una frustración? Resolver el problema que lo está frustrando. La mayoría de nosotros nunca hemos pensado mucho acerca de los procesos involucrados en el pensamiento, pero si usted tiene un niño explosivo, vale la pena pensarlo. El proceso implica primero identificar el problema que está tratando de resolver (es muy difícil resolver un problema cuando no sabe cuál es el problema), luego tome en cuenta las varias opciones que le ayudarán a resolver el problema, y después considere los posibles resultados de cada solución potencial para así poder elegir la mejor. Muchos niños son tan desorganizados en su modo de pensar que son incapaces de descifrar cual es el problema que están tratando de resolver. Estos niños también tienen dificultad de pensar en más de una solución a un problema. Y muchos son tan impulsivos que aunque hayan pensado en más de una solución, ya hicieron lo primero que se les ocurrió. ¿Las malas noticias? La primera solución es a menudo la peor, y esto explica por qué los niños son conocidos por la habilidad de poner el “peor pie por delante”. Los problemas que no se resuelven tienden a quedarse, y es cuando estos califican como problemas no resueltos y hacen la ocurrencia de explosiones más probable. Por cierto,a muchos de estos niños desorganizados e impulsivos se les evidencia un patrón llamado negatividad reflexiva. Esto se El Niño Explosivo – 21 – refiere a su tendencia de instantáneamente decir “¡No!” cada vez que haya un cambio de plan o cuando una idea o demanda nueva es presentada. ¿Se les puede ayudar a los niños explosivos a resolver problemas de manera más organizada y menos impulsiva para que ellos exploten con menos frecuencia? Sí. Pero gráficos con calcomanías y castigos no le enseñaran estas habilidades. Dificultad en expresar preocupaciones, necesidades, o • pensamientos con palabras Las habilidades de comunicación son absolutamente cruciales para poder tolerar frustraciones, resolver problemas, y manejar los desafíos de la vida de manera flexible y adaptable. El navegar los desafíos de la vida es mucho más difícil y frustrante para un niño que no tiene los medios de comunicar qué es lo que lo está molestando, qué es lo que él necesita, o qué es lo que está pensando. Muchas de las explosiones empiezan por la falta de estas habilidades. Muchos niños explosivos no tienen el vocabulario básico para dejarles saber a los demás que necesitan un “descanso,” que “algo les sucede,” que ellos “no pueden hablar de eso en este momento,” que “necesitan un minuto” para recoger sus pensamientos o cambiar de dirección, o que a ellos “no les gusta eso.” Bajo estas circunstancias, está la posibilidad razonable de que las respuestas alternativas se oigan en lugar de esta forma: “Te odio,” “Cállate,” y “Déjame en paz,” y estas son unas de las posibilidades más leves. A los adultos no les gustan estas expresiones alternativas, pero las reacciones a estas no hacen que los niños explosivos usen palabras más deseables. El uso de las palabras es crítico para resolver problemas. La mayoría de lo que pensamos mientras resolvemos problemas lo hacemos a través del uso de palabras. Y nosotros los humanos nos basamos casi exclusivamente en experiencias del pasado para Ross W. Greene, Ph.D. – 22 – ayudarnos a resolver problemas similares en el presente, y esas soluciones típicamente son guardadas como palabras en nuestros cerebros. El proceso de pensar acerca de los problemas y tener acceso a soluciones anteriores es mucho más automático y eficiente para niños quienes tienen intacto el procesamiento de lenguaje y habilidades de comunicación comparada a los niños que no lo tienen. Tome a George, por ejemplo: Terapeuta: George, entiendo que te frustraste bastante cuando estabas jugando soccer el otro día. George: Sí. Terapeuta: ¿Y qué fue lo que paso? George: El entrenador me saco del juego, y yo no quería salirme. Terapeuta: ¿Y eso te hizo enojar, verdad? George: Sí. Terapeuta: ¿Entonces qué hiciste? George: No me quiso meter al juego de nuevo, entonces le di una patada. Terapeuta: ¿Pateaste al entrenador? George: Sí. Terapeuta: ¿Y qué paso después? George: Él me saco del equipo. Terapeuta: Me da pena saber eso. George: Ni siquiera lo patee fuerte. Terapeuta: Me parece que no fue importante qué tan duro le diste la patada. Me pregunto si tal vez puedas pensar en otra cosa que pudiste haber hecho cuando te enojaste en vez de patear al entrenador. George: Pues, no se me ocurrió nada en ese momento. El Niño Explosivo – 23 – Terapeuta: ¿Puedes pensar en algo ahora? George: Umm… podría haberle preguntado cuándo me iba a meter de nuevo al juego. Terapeuta: ¿Por qué no hiciste eso en lugar? George: No supe qué decir. ¿Se les puede ayudar a los niños como George a “usar sus palabras” para dejarnos saber qué es lo que les está molestando, qué es lo que necesitan, y qué es lo que están pensando? ¿A pensar bien los problemas y buscar soluciones más efectivamente? Claro que sí. Pero un programa basado en premios y castigos no les enseñará estas habilidades. Dificultad en manejar la respuesta emocional a la • frustración para poder pensar racionalmente. Irritabilidad crónica y/o ansiedad que le impide • significadamente la capacidad para la resolución de problemas. Pensar claramente y resolver problemas es mucho más fácil si la persona tiene la capacidad de distanciarse o separarse de las emociones causadas por la frustración. Mientras que es cierto que las emociones pueden ser útiles para motivar a las personas a resolver un problema, el pensar bien las cosas es, en actualidad, la mejor manera de resolver los problemas. Ya motivados, el truco es hacer nuestras emociones al lado para así poder pensar en las soluciones a los problemas más objetivamente, racionalmente, y lógicamente. Los niños que pueden practicar esta habilidad con éxito tienden responder a los problemas o las frustraciones con más pensamiento en lugar de emoción, y eso es bueno. Pero los niños que no han desarrollado las habilidades en este dominio tienden a responder a los problemas y las frustraciones con menos pensamiento y más emoción, y eso no es nada de bueno. En actualidad, puede que Ross W. Greene, Ph.D. – 24 – ellos sientan cuando se están “calentando” pero a menudo no pueden ellos detener la marea emocional hasta después, cuando las emociones se han desplomado y pueden pensar racionalmente de nuevo. Puede que ellos también tengan el conocimiento de cómo manejar los problemas exitosamente y pueden demonstrar este conocimiento bajo circunstancias más calmadas, pero en el momento ellos están frustrados porque sus emociones poderosas les impiden tener acceso a, y usar la información. Tales niños no intentan ser incumplidos; más bien, se sienten abrumados por las emociones asociadas con la frustración y tienen dificultad en aplicar pensamientos racionales a la situación hasta que no se calmen. El hecho de que usted está leyendo este libro sugiere que ya sabe lo que es esto. Padre: Es hora de parar de jugar Nintendo y alistarse para ir a la cama. Niño, respondiendo con más emoción que pensamiento: ¡Maldita sea! ¡Estoy a medio de un juego importante! Padre, tal vez también respondiendo con más emoción que pensamiento: Siempre estas a medio de un juego importante. ¡Vete a la cama! ¡De pronto! Niño: ¡Mierd*! ¡Hiciste que arruinara el juego! Padre: ¿Yo te hice que arruinaras el juego? ¡Más te vale que te pongas en marcha antes de que yo te arruine algo más! [kaboom] Como se sugiere a través de este dialogo, si usted le responde a un niño que responde con más emoción que pensamiento a medio de imponerle su propia voluntad más intensivamente y a medio de “enseñarle quién está a cargo,” es probable que usted no le ayude a su hijo a aprender cómo manejar sus emociones. De hecho, usted logrará todo lo contrario. El Niño Explosivo – 25 – El pensar racionalmente en el medio de la frustración requiere la habilidad inmediata de poder regular la emoción. Pero hay niños quienes tienen una dificultad crónica en la regulación de emociones. En otras palabras, hay niños que se irritan, agitan, se ponen de mal humor, y se fatigan mucho más frecuentemente e intensamente que otros. La mayoría de nosotros no manejamos bien las frustraciones ni resolvemos problemas de la mejor manera cuando estamos enojados. Estos niños andan de mal humor más seguido, así que sus habilidades para manejar frustraciones y resolver problemas son comprometidas más que en otros niños. ¿Están estos niños deprimidos? Posiblemente, pero irritados y de mal humor es mas descriptivo. ¿Tendrán estos niños trastorno bipolar? Durante la última década, algunos profesionales de salud mental han desarrollado una tendencia preocupante de igualar “explosivo” con “bipolar”, a interpretar la irritabilidad y explosividad como un fenómeno puramente biológico, y de concluir que el no responder bien a los medicamentos estimulantes o antidepresivos es suficiente evidencia para diagnosticar a un niño explosivo como bipolar. Esta tendencia probablemente explica la velocidad asombrosa de que el trastorno bipolar se ha diagnosticado últimamente en los niños, así como también explicala popularidad de los estabilizadores del ánimo y medicamentos antipsicóticos. Como ya sabe, hay muchas habilidades rezagadas que pueden provocar que un niño sea explosivo. Y hay muchos factores que pueden causar que un niño se irrite, la química del cerebro es solamente uno de estos. Algunos niños son irritables a causa de problemas crónicos que no se han resuelto, tal como el fracaso escolar, el no tener amigos, o el ser intimidado por otros niños. Mientras que si hay niños en los cuales la medicina es un componente indispensable de su tratamiento, hay muchos niños “bipolares”- casi todos, la cual ha sido mi experiencia- quienes su explosividad es mejor explicada por las habilidades rezagadas y problemas sin resolver y quienes tienen dificultades que no son bien tratadas a través del uso de múltiples estabilizadores del ánimo que se les ha recetado. Si la única vez que un niño Ross W. Greene, Ph.D. – 26 – presenta síntomas de trastorno bipolar es cuando está frustrado, entonces eso no es trastorno bipolar; a eso se le llama tener un retraso de desarrollo en los dominios de flexibilidad, tolerancia a la frustración, y la resolución de problemas. Lo que está muy claro es que la explosividad de muchos niños está siendo impulsada por un estado crónico de irritabilidad y agitación que hace difícil para ellos poder responder a las frustraciones rutinarias de la vida de manera adaptiva y racional. Madre: ¿Mickey, por qué tan enojón? Es un hermoso día. ¿Por qué no sales? Mickey, sentado en una silla, agitado: Hace mucho viento. Madre: ¿Hace mucho viento? Mickey, ahora mas agitado: ¡Dije que hace mucho viento! ¡Odio el viento! Madre: Mickey, podrías estar afuera jugando básquetbol, nadando… ¿estás tan perturbado sobre un poco de viento? Mickey, ahora muy agitado: ¡Demonios, hace mucho viento! ¡Déjame en paz! Como la irritabilidad, la ansiedad también tiene el potencial de hacer el pensamiento racional mucho más difícil. Cuando un niño está ansioso acerca de algo- un monstruo debajo de la cama, un examen en la escuela, una situación nueva imprevista- el pensamiento claro es esencial. Pero para algunos niños, el pensamiento claro no sucede. La combinación de ansiedad e irracionalidad causa que algunos niños (los afortunados) lloren. Pero causa que otros (los desafortunados) exploten. Los que lloran son afortunados por que llorar es menos grave, y causa que los adultos tomen las cosas menos personales y respondan mucho más empáticamente en comparación a los que explotan, aunque ambos comportamientos vienen del mismo origen: habilidades rezagadas y problemas sin resolver. El Niño Explosivo – 27 – Usemos a su autor como ejemplo. Yo tenía ansiedad de volar… así es, me daba miedo volar en un avión. Mis manos sudadas, corazón latiendo rápidamente, y mis pensamientos catastróficos no eran un intento para provocar que las aeromozas me prestaran atención. De verdad me daban nervios saber que estaba a cinco millas por encima del mundo yendo a 500 millas por hora en un aparato de aluminio lleno de gasolina, con mi vida en manos de personas (los pilotos y los controladores aéreos) quién jamás había conocido antes. Para controlar esta ansiedad, yo practicaba algunos rituales para afirmar que mi vuelo era seguro: tenía que sentarme en un asiento al lado de la ventana para poder explorar los cielos y asegurarme de que no hubiera otros aviones cerca, y también tenía que repasar la cartilla de instrucciones de emergencia antes de que despegara el avión. Yo sabía que estos rituales me funcionaban porque cada vuelo que tomaba me llevaba sin peligro a mi destino. ¿Cree usted que estos rituales me hayan causado que me comportara raramente a veces? Usted decida. En un vuelo yo, como siempre, estaba explorando el horizonte para asegurarme de que no hubiera aviones cerca del mío. Luego, sucedió lo impensable: vi un avión a lo lejos en el horizonte, ascendiendo en la misma dirección de mi avión. Según mis cálculos expertos, teníamos solo cinco minutos antes de que nuestros caminos se cruzaran y mi vida llegara a un abrupto e inevitable final. Entonces, hice lo que cualquier persona ansiosa e irracional hubiera hecho: le señalé a la aeromoza. No teníamos tiempo que perder. “¿Ve usted ese avión debajo?” balbuceé, apuntando hacia el punto muchas millas en la distancia. Se fijó ella por la ventana. “¿Usted piensa que el capitán sabe que está ahí?” demandé. La aeromoza trató de esconder su diversión (o asombro, no estoy seguro cual) y dijo, “Me aseguraré de decirle.” Me sentí muy aliviado, anuqué estoy seguro que mi heroísmo no fue muy bien recibido por la aeromoza ni los demás pasajeros sentados a mi alrededor, quienes después buscaban asientos vacios en el avión a los cuales se podrían mover por el resto del viaje. Ross W. Greene, Ph.D. – 28 – Después, el avión aterrizó sin peligro, por supuesto, y al salir del avión, la aeromoza y el piloto esperaban en la puerta. Se sonrieron cuando me acerqué. La aeromoza me introdujo: “Capitán, este es el caballero que le ayudó a volar el avión.” Me da orgullo decir que mientras todavía prefiero los asientos al lado de la ventana, ya no examino los cielos para ver si vienen otros aviones ni repaso el manual de emergencias (y he sobrevivido cientos de vuelos donde no hice ninguno). ¿Cómo superé mi ansiedad de volar? Experiencia. Y pensar claramente las cosas. Un piloto de Air Florida puso en marcha este proceso (es obvio que esto fue hace muchos años, ya que esa aerolínea ya ni existe). Al abordar un vuelo de Air Florida, el capitán me saludó. Aproveche la oportunidad. “¿Va a volar este avión sin peligro, verdad?” imploré yo. La respuesta del piloto fue mucho más útil de lo que él supo. “¿Qué, piensas que me quiero morir, amigo?” El hecho de que este piloto no estaba particularmente entusiasmado por morirse fue una revelación importante, y me puso a pensar: de los miles de aviones en el aire a través del mundo a cualquier hora del día y las probabilidades pequeñas de que algo desastroso pudiera sucederle al avión en el que yo me encontraba; de los millones de vuelos que llegan a su destino cada año sin incidentes; de los miles de vuelos que he tomado que llegaron sin peligro; de lo calmadas que se miran las aeromozas (excepto cuando el avión fue alcanzado por un rayo, cual ya me ha pasado en dos ocasiones); de cuantos de mis compañeros de viaje están profundamente dormidos, aún cuando hay turbulencia. Sin intención, ese piloto de Air Florida me dio una nueva manera de pensar que fue útil para mí durante los momentos cuando yo estaba dispuesto a volverme muy irracional. En lugar de mirar por la ventana, pensando, “¿Qué tal si una ala se cae?” Yo podría en vez pensar en algo que me provocara menos ansiedad como, “El piloto no se quiere morir” o “La probabilidad de que algo catastrófico le pase a mi avión es muy pequeña.” La clave para ayudarle a los niños explosivos no es diferente: les tenemos que El Niño Explosivo – 29 – ayudar a pensar más racionalmente. Por supuesto, esto indica que nosotros los adultos tenemos que comenzar a pensar más racionalmente primero. ¿Se les puede ayudar a los niños irritables o ansiosos a regular sus emociones más efectivamente para que ellos puedan pensar claramente en los problemas que enfrentan? Ciertamente. Pero buscar modos nuevos y creativos para castigarlos no les enseñará estas habilidades. Dificultad con ver lo “gris”; modo de pensar concreto, • literal, y en blanco-y-negro Dificultad con desviarse de las reglas o rutina• Dificultad con manejar lo imprevisto, la ambigüedad, • la incertidumbre, o la novedad Dificultad con cambiar de una idea original o • solución Dificultad con tomar en cuenta los factores • circunstanciales que sugieran la necesidad de modificar un plan de acción. Los niños muy pequeños tienden a pensar de manera rígida, literal, y en blanco-y-negro. Esto es porque ellos todavía estántratando de comprender el mundo, y se les hace más fácil hacer conclusiones si no se tienen que preocupar por excepciones a la regla o formas alternativas de ver las cosas. Al desarrollarse, los niños aprenden que, de hecho, la mayoría de las cosas en la vida son “grises”; que sí hay excepciones a las reglas y formas alternativas de interpretar las cosas. No nos regresamos de la casa de abuelita por el mismo camino siempre; y el clima no siempre coopera con nuestros planes. Desafortunadamente, para algunos niños, el modo de pensar “gris” no se desarrolla fácilmente. Aunque algunos son diagnosticados con trastornos del espectro Ross W. Greene, Ph.D. – 30 – de autismo, estos niños son mejor conocidos como pensadores en blanco-y-negro viviendo en un mundo gris. A menudo, tienen dificultades significantes con ver el mundo de manera flexible y adaptable y se frustran bastante cuando los eventos no resultan de la manera en que lo habían pensado originalmente. Específicamente, estos niños por lo regular prefieren lo predecible y la rutina, y tienen problemas cuando los eventos son imprevistos, inciertos, y ambiguos. Estos son los niños que se meten en problemas cuando necesitan ajustar o reconfigurar sus expectativas, que tienden a enfocarse de más en los datos y detalles, y que a menudo tienen problemas con reconocer lo obvio o “tener una visión general.” Por ejemplo, un niño puede que insista en ir al recreo a una cierta hora en un día determinado porque este es el tiempo en el cual la clase siempre sale al recreo, sin tomar en cuenta las posibles consecuencias de insistir en el plan original (ir al recreo a solas) y otros factores (una asamblea, tal vez) que sugieren la necesidad de alguna adaptación del plan. Estos niños pueden sentir una enorme frustración mientras luchan con aplicar reglas concretas a un mundo con muy pocas tales reglas: Niño, en el coche: Papá, este no es el camino a casa que tomamos usualmente. Padre, manejando: Pensé ir por otro camino esta vez, solo por un cambio de ritmo. Niño: ¡Pero este no es el camino correcto! Padre: Yo sé que este no es el camino que tomamos usualmente, pero puede ser más rápido. Niño: ¡No podemos ir por este camino! ¡No es lo mismo! ¡Yo no conozco este camino! Padre: Mira, no es gran cosa irnos por otro camino de vez en cuando. [kaboom] El Niño Explosivo – 31 – Jennifer (la estrella del episodio del waffle en el primer capítulo) era una pensadora en blanco-y-negro viviendo en un mundo gris. Muchos otros niños explosivos también lo son. ¿Se les puede ayudar a pensar de manera más flexible? Claro que sí. Pero no, si los adultos a su alrededor son inflexibles ellos mismos. ¿Este resumen sobre las habilidades rezagadas no fue tan mal, verdad? Por supuesto, eso fue nada mas una muestra de las habilidades rezagadas que pueden causar explosiones. Aquí tiene la lista completa, incluyendo las que acabamos de repasar: _ Dificultad con manejar las transiciones, cambiando de un estado de ánimo a otro o de una tarea a otra. _ Dificultad con hacer la cosas en secuencia lógica u orden establecida. _ Dificultad con prepararse con la energía mental para persistir con las tareas difíciles o aburridas. _ Pobre sentido del tiempo. _ Dificultad con reflexionar simultáneamente sobre pensamientos o ideas múltiples. _Dificultad con mantener el enfoque para la resolución de problemas. _ Dificultad con considerar los resultados probables o consecuencias de las acciones (impulsividad). _ Dificultad con considerar un abanico de soluciones a un problema. _ Dificultad con expresar preocupaciones, necesidades, o pensamientos en palabras. _ Dificultad con comprender lo que se está diciendo. _ Dificultad con manejar una respuesta emocional a la frustración para poder pensar racionalmente. _ Irritabilidad o ansiedad crónica que le impide, de manera significativa, poder resolver problemas. _ Dificultad con ver lo “gris”; modo de pensar concreto, literal, y en blanco-y-negro. _ Dificultad con desviarse de las reglas o rutina. Ross W. Greene, Ph.D. – 32 – _ Dificultad con manejar lo imprevisto, la ambigüedad, la incertidumbre, o la novedad. _ Dificultad con cambiar de una idea original o solución _ Dificultad con tomar en cuenta los factores circunstanciales que sugieren la necesidad de modificar un plan de acción. _ Interpretaciones inflexibles e inexactas; distorsiones cognitivas o prejuicios (por ejemplo, “Todos están en contra mía,” “Nadie me quiere,” “Tú siempre me culpas, no es justo,” “Soy estúpido,” “Las cosas nunca me saldrán bien.” _ Dificultad con prestar atención a las señales sociales o interpretando estas señales. _ Dificultad con entablar una conversación, entrar a un grupo, conectar con los demás; falta de habilidades sociales básicas. _ Dificultad con llamar la atención de manera apropiada. _ Dificultad con darse cuenta de cómo su comportamiento puede afectar a los demás; sorprendido de las respuestas de los demás. _ Dificultad con mostrar simpatía hacia los demás y con apreciar el perspectivo o punto de vista ajeno. _ Dificultad con apreciar la forma en que él/ella es percibido/a por los demás. Si, después de haber leído esta lista, ha concluido que su hijo explosivo tiene varias habilidades rezagadas, puede que se sienta un poco abrumado al momento. Mientras que sí hay definitivamente mucho trabajo por delante, es probable que no sea tan difícil como se ve. Por ahora, lo más importante es reconocer que estas habilidades no les ocurren naturalmente a todos los niños. Tendemos a pensar que todos los niños fueron creados iguales con respecto a estas habilidades, y esta suposición causa que muchos adultos crean que los niños explosivos no quieren hacer bien. Como ya sabe usted, esto simplemente no es cierto. Recuerde, un niño siempre va a preferir el comportamiento adaptivo a uno mal adaptivo si tiene la habilidad de hacerlo. A propósito, hay una gran diferencia entre interpretar las El Niño Explosivo – 33 – habilidades rezagadas como escusas en vez de explicaciones. Cuando las habilidades rezagadas son invocadas como escusas, se frena el proceso de pensar en cómo le podemos ayudar a un niño. A la inversa, cuando utilizamos las habilidades rezagadas para explicar el comportamiento del niño, se nos abre la puerta para poder ayudarlos de la mejor manera, ya que los adultos han sido proveídos con una mejor comprensión acerca de lo que está molestando al niño. Antes de voltear nuestra atención hacia los problemas sin resolver, debo mencionar que su nuevo conocimiento de los verdaderos factores que provoca el comportamiento explosivo indica que la terminología que usted y muchos otros han utilizado en el pasado para “explicar” las explosiones de su hijo ya no tendrán sentido. Solamente quiere atención. Este cliché común a menudo se usa para explicar por qué los niños explotan…pero como todos nosotros queremos atención, esto no nos ayuda a entender en realidad qué es lo que está en el camino del niño, y no responde a las preguntas más críticas: ¿Si el niño tiene las habilidades para buscar atención adaptivamente, entonces por qué busca la atención de manera tan mal adaptiva? ¿Qué no el puro hecho de que esté buscando la atención mal adaptivamente nos dice que él no tiene la habilidad de buscarla adaptivamente? Solamente quiere salirse con la suya. Pues, todos nosotros queremos las cosas a nuestra manera, así que este cliché no nos ofrece nueva información tampoco. Ni tampoco nos ayuda a entender por qué el niño busca salirse con la suya de manera tan mal adaptiva. Obteniendo las cosas a nuestra manera adaptivamente requiere muchas habilidades que muchos niños explosivos no tienen. Él nos está manipulando. Aquí tenemos otro modo popular, pero equivocado, de representar a los niños explosivos. La manipulación Ross W. Greene, Ph.D. – 34 – competente requiere varias habilidades- previsión, planificación, control de los impulsos, la organización-que típicamente no se encuentran en los niños explosivos. Él no está motivado. Si es cierto que los niños hacen bien si pueden, entonces el niño ya está motivado, y necesita algo más de parte nuestra aparte de premios y castigos. Recuerde, si el niño pudiera hacer bien, él hiciera bien, así que es poco probable que la falta de motivación sea lo que en realidad le impida hacer bien. Los premios y castigos no le enseñan las habilidades rezagadas del pensar, ni tampoco resuelven los problemas que causan las explosiones. Él está tomando malas decisiones. Esto sugiere que el niño ya tiene las habilidades para hacer buenas decisiones. ¡Por supuesto, si él tuviera estas habilidades, no nos estuviéramos preguntando por qué el niño está tomando tantas malas decisiones! Él tiene una mala actitud. Probablemente el niño no tenía una mala actitud al principio. Las “malas actitudes” tienden ser la consecuencia de años incontables de haber sido incomprendido y castigado por adultos que no reconocieron que al niño le faltaban ciertas habilidades críticas para pensar efectivamente. Pero los niños son resistentes; ellos mejorarán si comenzamos a hacer lo correcto. Él sabe cuales botones oprimir. Hay que parafrasear esta para que sea más precisa: cuando está teniendo dificultades con ser flexible, tratar la frustración adaptivamente, y resolver problemas, él hace cosas que son muy mal adaptivas y que yo veo como muy desagradable. Bueno, ya estamos de acuerdo. El Niño Explosivo – 35 – Él tiene una enfermedad mental. Ya ni sé que quiere decir esto. Si esto simplemente significa que un niño califica para un diagnostico psiquiátrico, entonces, para evitar la redundancia, debo señalarles que todavía no sabemos cuáles son las habilidades que aún no ha desarrollado ni cuáles son los problemas que no ha resuelto, y que le están causando las explosiones. Yo prefiero el término problemas con vivir al término de enfermedad mental, porque nos señala en la dirección al lo que en realidad debe hacerse para que nosotros podamos ayudarles a los niños explosivos resolver los problemas que les causan las explosiones. PROBLEMAS SIN RESOLVER Entonces, ahora hay que dirigir nuestra atención hacia el quién, qué, donde, y cuando de los arranques explosivos. Que no los engañe el hecho de que esta sección se encuentra al final de este capítulo; en reducir los arranques explosivos, los problemas sin resolver son igual de importantes que las habilidades rezagadas. Un problema sin resolver es cualquier provocación, situación, circunstancia, o condición que fiablemente y predeciblemente precipita episodios explosivos. Un niño explosivo no explota cada segundo de cada hora…él explota a veces: en ciertos lugares (donde), con ciertas personas (quién), durante ciertas horas del día (cuando), y sobre ciertas tareas o problemas (qué). La mayoría de los niños explosivos estallan por los mismos cinco o seis problemas no resueltos cada día o cada semana. ¿Por qué se les llaman problemas sin resolver? Porque si ya estuvieran resueltos, no continuaran a causar arranques explosivos. ¿Necesita usted más ejemplos? Hay que comenzar por la tarea de escuela, cual parece ser el problema número uno que causa explosiones en los hogares Norteamericanos. Si la tarea predeciblemente precipita explosiones, entonces la tarea es un Ross W. Greene, Ph.D. – 36 – problema que está por resolver. Si los desacuerdos sobre la cantidad de tiempo que su hijo pasa frente el televisor está causando explosiones, entonces el tiempo frente el televisor es el problema sin resolver. Aquí tiene una lista que puede ser útil para usted, aunque no es completa, así que siéntase libre de agregar lo suyo: Casa _ Despertarse o salirse de la cama por la mañana. _ Cumplir con la rutina de la mañana o alistarse para ir a la escuela. _ Hipersensibilidades sensoriales (por ejemplo, la “sensación” de la ropa). _ Empezar o completar la tarea. _ Cantidades de comida, opciones, preferencias, horarios de las comidas. _ Tiempo pasado frente la pantalla (televisión, videojuegos, computadora) y las opciones de tipo de juegos y programación. _ Irse a la cama o alistarse para ir a la cama por las noches. _ Aburrimiento. _ Interacciones entre hermanos. _ Limpiar su cuarto. _ Completar tareas o responsabilidades caseras. _ Tomar medicina. _ Ir en el coche o usar el cinturón de seguridad. Escuela _ Cambiar de una tarea específica a otra. _ Empezar o completar tareas en clase. _ Interacciones con un compañero o profesor en particular. _ Estando en el pasillo, durante el recreo, en la cafetería, en el autobús escolar, o esperando en fila. _ Hablar durante tiempos apropiados (ej. Cuando sea su turno). _ Tareas o demandas académicas en especifico (ej. escritura). _ Manejar la desilusión, perder en un juego, no salir en primer lugar, o no ser el primero en línea. El Niño Explosivo – 37 – ¿Listo para la tarea? Espero que sí, porque la reducción de explosiones no va a suceder al menos que practique lo que está leyendo en este libro. Aquí esta su tarea: haga una lista de las habilidades rezagadas y problemas sin resolver de su hijo. Las habilidades rezagadas le ayudan a entender por qué su hijo es explosivo. Los problemas sin resolver le ayudan a entender con quién, sobre qué, donde, y cuando su hijo explota. Como ya he indicado, la lista anterior de problemas sin resolver no está completa- asegúrese que la de usted incluya todas las situaciones que causan desacuerdos y conflictos entre usted y su hijo. Una vez que descubra cuales habilidades tiene por desarrollar su hijo e identifique los problemas que no se han resuelto y que precipitan explosiones, las explosiones se vuelven muy previsibles. Mucha gente cree que las explosiones son imprevisibles y ocurren inesperadamente. Por eso es que esperan que aparezca el problema (de nuevo) antes de tratar de corregirlo. Raramente es una estrategia efectiva o segura. Por suerte, ya que las explosiones son muy predecibles- ocurren cuando un niño no tiene las habilidades para manejar las demandas que se le han puesto encima y cuando problemas específicos que no se han resuelto aparecen (de nuevo)- se pueden prevenir de forma proactiva. Una vez que los problemas se resuelvan y las habilidades se han enseñado, es difícil imaginarse por qué su hijo todavía está explotando. Hay una mantra más al llegar al fin de este capítulo. Es la definición de ser buenos padres: Ser buen padre significa ser sensible a la “mano de cartas” que le han repartido. Ya que usted tiene una mejor idea sobre la mano de cartas que se le ha dado, la mayor parte del resto de este libro está dirigido hacia ayudarle ser más sensible a esa mano. USTED ¿Por qué razón se termina un capitulo describiendo habilidades rezagadas y problemas sin resolver y como estas causan explosiones Ross W. Greene, Ph.D. – 38 – con usted? Pues, si las explosiones ocurren cuando las demandas y expectativas puestas sobre el niño exceden su capacidad de responder adaptivamente, entonces el niño es solamente la mitad de la ecuación. Entonces tiene sentido considerar la otra mitad: cuales expectativas le pone a su hijo, si esas expectativas son realmente realistas, y, especialmente, de qué manera quiere usted que se cumplan esas expectativas. La manera de cual usted maneja las expectativas que no se han cumplido hace toda la diferencia del mundo. Así que, mientras continúe leyendo este libro, va a ver que usted es una parte importante de esta imagen. Las explosiones no se producen en un vacío. Se necesitan dos para bailar el tango. Aquí están los puntos importantes de este capítulo: Hay varias habilidades rezagadas que hacen que sea difícil • para un niño poder responder a los desafíos de la vida de manera adaptiva y racional. Uno de los favores mas grandes que le puede hacer a un • niño explosivo es identificar las habilidades rezagadas que le están causando comportamientos desafiantes paraque así usted y los demás entiendan qué es lo que le está dando problemas. El otro gran favor que le puede hacer al niño explosivo • es identificar los problemas específicos que no se han resuelto que seguramente y predeciblemente le precipitan los episodios explosivos. Una lista de todas las habilidades rezagadas y problemas sin • resolver descritas en este capítulo pueden ser descargadas en www.explosivechild.com. Vamos a reducir significativamente las explosiones en su • hogar a través del cambio en la forma de cual usted trata de resolver esos problemas con su hijo. Usted verá. – 39 – CAPÍTULO 4 Drama En La Vida Real Me da gusto introducirles a unos niños explosivos- niños que tienen muchas cualidades que los redimen pero que se frustran mucho más fácilmente y frecuentemente que otros niños y que, cuando están más allá del borde, hacen cosas que son mucho más extremas. Cada uno tiene una mezcla de habilidades rezagadas y problemas sin resolver que les causa tener explosiones. Cada uno tiene padres que están luchando para averiguar qué es lo que sucede y que tratan de encontrar la mejor forma de manejar las explosiones de sus hijos de manera que funcione mejor que lo que ya han intentado. Hay buena posibilidad que usted vea similitudes entre los niños y padres descritos en este capítulo (quienes veremos de nuevo de alguna manera durante el libro) y usted y sus propios hijos. CASEY Casey es un niño de seis años que vive con sus padres y hermana menor. Sus padres describen a Casey como muy hiperactivo e irritable e informan que tiene dificultades con jugar con sí mismo y no es muy bueno para jugar con otros niños tampoco. Ellos indican que Casey parece ser muy inteligente, Ross W. Greene, Ph.D. – 40 – ya que tiene una excelente memoria para contener información, pero que se vuelve ansioso al ser presentado con una tarea o situación nueva. También informan que él es exigente acerca de la ropa que viste y de los alimentos que él está dispuesto a comer. A menudo se queja de ciertas telas, de que las etiquetas de la ropa le molestan, y que muchos alimentos comunes “huelen raro”. Sus padres también dicen que él tiene muchas dificultades con las transiciones. Exigirle que se regrese a casa después de haber estado jugando afuera es, a menudo, un gran problema. Los padres de Casey han leído bastante sobre el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD) y creen que este diagnostico le aplica a su hijo, pero también reconocen que muchas de sus dificultades caen fuera de los limites de este trastorno. También leyeron libros acerca del trastorno bipolar, y se preguntan si las explosiones e irritabilidad de Casey significan que él es bipolar, pero no están muy seguros de que él sea “maníaco” o “grandioso” lo suficiente para calificar. Ellos sienten que el término controlador le queda mejor que cualquier otro diagnostico tradicional. Las explosiones de Casey, cuando suceden en casa, consisten por lo general de gritar, llorar, y ocasionalmente, golpear. Los padres intentan hablar con Casey acerca de estos comportamientos. Aunque él este de buen humor, su capacidad para pensar y platicar sobre su comportamiento parece ser limitada; después de unos segundos, grita, “¡No puedo hablar de esto ahora!”, termina la conversación, y sale corriendo del cuarto. Sus padres previamente habían consultado con un sicólogo, quien les ayudo a establecer un sistema de puntos a través del cual Casey sería premiado por comportamiento bueno y castigado por comportamientos menos deseados. Vigilantemente implementaron el sistema en casa pero aprendieron que la hiperactividad, inflexibilidad, e irritabilidad de Casey dominaron su deseo de obtener premios y evitar castigos. Además, este programa pareció frustrar a los padres de Casey, pero el sicólogo los animo a seguir adelante con el sistema, con la certeza de que el comportamiento El Niño Explosivo – 41 – de Casey iba a mejorar. Pues, no sucedió así y los padres descontinuaron el programa después de tres meses. “Necesitamos algo mas,” suplicó su mamá. “Nos está destruyendo nuestra familia.” Casey también tiene dificultades en la escuela. Igual que sus padres, el profesor de primer año estaba impresionado con los conocimientos superiores de Casey pero preocupado sobre su pobre habilidad para resolver problemas. Cuando las lecciones involucraban el reconocimiento de información de memoria, Casey era la estrella del salón. Cuando las lecciones requerían la aplicación de esta información a situaciones de la vida real más abstractas y complejas, sus respuestas eran desorganizadas y fuera de la marca. Cuando se frustra por una tarea en particular, a menudo grita, “¡No puedo hacer esto!” y se agita o comienza a llorar; a veces sale corriendo del salón. En muchas ocasiones, se ha ido de la escuela, lo cual ha causado preocupación por su seguridad. A veces recupera su compostura rápidamente; en otros momentos le toma veinte o treinta minutos para que él se calme. Después del incidente, Casey se arrepiente (“Lo siento que me salí del salón sin permiso…yo sé que no debo hacerlo”) o tiene dificultades en recordar el episodio. La profesora de Casey nos informa que ella sabe cuándo él va a tener un día pesado desde el momento en que entra al salón en la mañana. Pero ella también observa que Casey es capaz de derrumbarse hasta cuando está teniendo un día bueno. La profesora se preocupa más y más sobre la relación de Casey con los demás estudiantes. Nos reporta que ocasionalmente, Casey les grita o golpea a los otros niños durante actividades menos estructuradas, en particular cuando las cosas no van a su modo. Casey no aprecia el impacto de sus acciones en los demás y parece no poder usar las críticas positivas que le ofrecen los demás para que él pueda ajustar su comportamiento. ¡Esto es mucho para digerir! Hay que ver si podemos hacer la información anterior más manejable al verla a través del prisma de habilidades rezagadas y problemas sin resolver. Empecemos con Ross W. Greene, Ph.D. – 42 – las habilidades rezagadas, o sea, por qué tiene tantas dificultades Casey: Dificultad con manejar las transiciones, cambiando de • un estado de ánimo a otro o de una tarea a otra. Dificultad con considerar un abanico de soluciones a un • problema. Dificultad con manejar una respuesta emocional a la • frustración para poder pensar racionalmente. Irritabilidad o ansiedad crónica que le impide, de • manera significativa, poder resolver problemas. Dificultad con ver lo “gris”; modo de pensar concreto, • literal, y en blanco-y-negro. Dificultad con darse cuenta de cómo su • comportamiento puede afectar a los demás; sorprendido a las respuestas de los demás. Ahora, hay que identificar los problemas que deben ser corregidos, el quién, qué, donde, y cuando de las explosiones de Casey. Ya resueltos estos problemas, Casey no va a explotar sobre ellos. Tenga en cuenta que esta no es una lista de lo que Casey hace cuando está molesto pero más bien es una lista de los problemas que causan que se moleste en primer lugar: Jugar solo• Jugar con otros niños• Hacer algo nuevo o desconocido• Usar cierta ropa• Comer ciertos alimentos• El Niño Explosivo – 43 – Regresarse adentro después de haber estado jugando • afuera Hablar sobre sus problemas• Estos problemas no se van a resolver de un solo golpe; se van a resolver de manera sistemática, uno a la vez. Y, al resolver estos problemas- en colaboración- Casey y sus padres aprenderán nuevas habilidades, eliminaran algunas interacciones contraproducentes, y reducirán la probabilidad de explosiones. HELEN Helen es una niña de ocho años. Sus padres la describen como encantadora, sensible, creativa, energética, y sociable. Pero también la describen como intensa, fácil de hacer enojar, argumentativa, resistente, e “imposible de razonar con ella” cuando se encuentra frustrada. Nos informan que
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