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Greene - El niño explosivo

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FAMILY/CHILDCARE 
 
El Niño 
Un nuevo modelo para comprender y criar al 
niño fácil de frustrar y crónicamente inflexible
Ross W. Greene, Ph.D.
iUniverse, Inc.
Bloomington
El Niño Explosivo
Un nuevo modelo para comprender y criar al niño 
fácil de frustrar y crónicamente inflexible
Copyright © 2013 Ross W. Greene, Ph.D.
Todo los derechos resvervados. Ninguna parte de este libro puede ser 
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solamente del autor y no reflejan necesariamente las vistas ni opiniones de la 
editorial, y, por esto, la editorial niega cualquier responsabilidad por ellos. 
ISBN: 978-1-4759-7492-8 (carátula blanda)
ISBN: 978-1-4759-7493-5 (libro electrónico)
El Número del Biblioteca del Congreso Control: 2013902142
Impreso en los Estados Unidos de América. 
iUniverse fecha de revisiones: 4/18/2013
Cualquier persona puede enojarse, eso es fácil…
pero enojarse con la persona correcta, al grado correcto, a la hora 
correcta, por el propósito correcto, y de la manera correcta…esto 
no es fácil.
—Aristotle
¿Si yo no hago por mí, quién hará por mí?
Pero si hago sólo por mí, ¿qué soy?
Y si no ahora, ¿cuándo?
—Hillel
Las ilusiones son las verdades por las que vivimos hasta que 
sepamos mejor.
—Nancy Gibbs
Índice
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .ix
El Episodio del Waffle1. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Los Niños Hacen Bien Si Pueden2. . . . . . . . . . . . . . 9
Habilidades Rezagadas y Problemas Sin Resolver3. . . . . 17
Drama En La Vida Real4. . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
La Verdad Sobre Las Consecuencias5. . . . . . . . . . . . 57
Tres Planes (Uno En Particular)6. . . . . . . . . . . . . . 65
Problemas En El Paraíso7. . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Escenas B8. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .125
Ayuda Adicional9. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .145
Asuntos Familiares10. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .183
El Dinosaurio En El Edificio11. . . . . . . . . . . . . . .207
Mejor12. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .237
– ix –
Prólogo
Bienvenidos a la cuarta edición de El Niño Explosivo, la cual 
viene doce años después de la primera edición que fue publicada 
en 1998. Una de las cosas más fascinantes sobre este enfoque 
diseñado para ayudar a los niños difíciles definido en estas páginas 
es que continua evolucionando mientras intento hacerlo lo más 
claro y accesible posible para los adultos que viven y trabajan con 
niños con desafíos de comportamiento. Esta edición refleja las 
actualizaciones más recientes al modelo.
Muchas veces la gente pregunta, “¿Cómo puedo saber si mi 
hijo es explosivo?” Por supuesto, no existe un análisis de sangre. 
“Explosivo” es una metáfora para los niños que se frustran mucho 
más fácilmente, con más frecuencia, y de maneras mucho más 
extremas- gritan, maldicen, escupen, golpean, patean, muerden, 
destruyen propiedad- que niños “ordinarios”. Estos son los niños 
que llegan al borde más fácilmente y responden de manera mucho 
menos flexible. Mientras que el título de este libro sugiere que 
solamente se trata de niños explosivos, en realidad se puede aplicar 
a cualquier niño que exhibe comportamientos problemáticos.
Por supuesto, los niños explosivos han sido representados de 
varias maneras: difíciles, caprichosos, manipulativos, queriendo 
llamar la atención, tercos, o sin motivación. Ellos pueden ser 
diagnosticados con varios trastornos siquiátricos tal como 
trastorno de oposición desafiante (ODD), trastorno bipolar, 
trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD), 
– x –
trastorno explosivo intermitente, trastorno de Tourette, depresión, 
trastorno reactivo de la vinculación de la infancia o la niñez, 
síndrome de Asperger, o trastorno obsesivo-compulsivo. Mientras 
que estos diagnósticos pueden ser útiles de algunas maneras- tal 
vez si la meta es ayudarle a la gente a tomar en serio los desafíos de 
comportamiento de los niños- no son muy útiles para ayudarle a la 
gente a entender estos desafíos ni para saber qué hacer con ellos.
Por mucho tiempo la opinión predominante era que los 
comportamientos difíciles de los niños eran simplemente una 
consecuencia de prácticas de crianza pasivas, permisivas, e 
inconsistentes de parte de los padres. Pero hemos aprendido 
bastante sobre los niños difíciles durante los últimos treinta 
años, y los resultados sugieren que las dificultades de estos niños 
son mucho más complejas de lo que se pensaba anteriormente. 
Debemos asegurarnos de que lo que hagamos para ayudarles a los 
niños difíciles refleje lo que sabemos sobre ellos hoy en día.
Al escribir esta y las ediciones anteriores de El Niño Explosivo, 
mi meta ha sido proveer un entendimiento sobre estos niños y 
describir un enfoque práctico y comprensivo dirigido a disminuir 
las interacciones contradictorias entre los niños difíciles y los 
adultos que cuidan de ellos, para poder mejorar las capacidades de 
estos niños en las áreas de flexibilidad, tolerancia a la frustración, 
comunicación, resolución de problemas, y auto-regulación.
Como siempre, el único requisito es tener una mente 
abierta.
Ross W. Greene, Ph.D.
Boston, Massachusetts
– 1 –
CAPÍTULO 1
El Episodio del Waffle
Jennifer, once años de edad, se despierta, tiende su cama, se asegura de que todo en su cuarto esté en su lugar, y se dirige 
hacia la cocina para desayunar. Busca dentro del congelador y saca 
una caja de waffles, y cuenta seis waffles. Dirigiéndose a sí misma, 
se dice, “me como tres para el desayuno hoy, y tres mañana”. 
Jennifer prepara sus tres waffles y se sienta a desayunar.
Momentos después, su mamá y hermanito de cinco años, 
Adam, entran a la cocina, y su mamá le pregunta a Adam qué le 
gustaría desayunar. “Waffles”, le responde Adam, y su mamá saca 
los waffles del congelador. Jennifer, quien había estado escuchando 
atentamente, explota.
“Él no puede comerse los waffles!”, grita Jennifer, su cara 
enrojeciéndose rápidamente.
“¿Por qué no?”, pregunta su mamá, su tono de voz aumenta, 
sin tener una explicación sobre el comportamiento de Jennifer.
“¡Yo me iba a comer esos waffles mañana para mi desayuno!”, 
grita ella y brinca de su silla.
Ross W. Greene, Ph.D.
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“¡No le voy a decir a tu hermano que no puede comerse los 
waffles!”, le grita su mamá.
“¡No se los puede comer!”, grita de nuevo Jennifer, ahora cara 
a cara con su mamá.
La mamá, precavida de la agresión física y verbal de la cual es 
capaz durante estos momentos, desesperadamente le pregunta a 
Adam si podría haber alguna otra cosa que consideraría comer.
“Yo quiero waffles,” tímidamente contesta Adam, 
escondiéndose detrás de su mamá.
Jennifer, quien su frustración y agitación están en un pico, 
empuja a su mamá fuera de su camino, arrebata la caja de waffles 
congelados, avienta la puerta del congelador, empuja una silla 
de cocina, arrebata su plato de waffles tostados, y se marcha a su 
cuarto. Su mamá y hermano comienzan a llorar.
La familia de Jennifer ha soportado cientos de episodios 
similares. En muchos casos, las explosiones son más prolongadas 
e intensas e involucran mas agresión física y verbal de la cualse 
describió anteriormente (cuando Jennifer tenía solo ocho años, 
pateó la ventana del carro de su familia). Los doctores le otorgaron 
una variedad de diagnósticos a Jennifer: trastorno oposicional-
desafiante, trastorno bipolar, trastorno explosivo intermitente. Pero 
para los padres de Jennifer, otro simple diagnóstico no comienza 
a capturar la agitación, confusión, y trauma que sus episodios de 
enojo han causado…y no les ayuda a entender a su hija, ni cómo 
ayudarla de la mejor manera posible.
Sus hermanos y madre le tienen miedo. Su inconsistencia 
e inflexibilidad extrema requiere vigilancia constante y enorme 
energía de parte de su madre y padre, la cual consume la atención 
que los padres quisieran poder dedicar a los hermanos de Jennifer. 
Sus padres alegan frecuentemente sobre la mejor manera de 
manejar su comportamiento, pero los dos están de acuerdo sobre 
El Niño Explosivo
– 3 –
el gran estrés que Jennifer le pone al matrimonio. Jennifer no 
tiene amigos cercanos; los niños que inicialmente hacen amistad 
con ella luego encuentran su personalidad rígida muy difícil de 
tolerar.
A través de los años, los padres de Jennifer han solicitado 
ayuda de varios profesionales de salud mental, la cual la mayoría 
les han aconsejado que debieran poner en acción límites más 
firmes y ser más consistentes en manejar el comportamiento de 
Jennifer. Ellos les han instruido como implementar estrategias 
formales de premios y castigos, usualmente utilizando visuales 
con calcomanías y castigos breves. Cuando tales estrategias no 
funcionaron, Jennifer fue medicada con múltiples combinaciones 
de drogas, sin efectos dramáticos. Después de ocho años de 
consejos, límites más firmes, programas motivacionales, y 
medicina, Jennifer ha cambiado muy poco desde que era una 
niña, cuando sus padres por primera vez se dieron cuenta que 
había algo “diferente” acerca de ella. De hecho, sus arranques son 
más intensos y más frecuentes que nunca.
“La mayoría de las personas no se pueden imaginar lo 
vergonzoso que es tenerle miedo a su propia hija”, dijo la mama 
de Jennifer un día. “La gente que no tiene un hijo como Jennifer 
no tienen idea lo que es vivir así. Créame, esto no es lo que me 
imaginé cuando soñaba con tener hijos. Esto es una pesadilla.”
“No se puede imaginar la vergüenza que paso cuando Jennifer 
pierde el control alrededor de otras personas que no la conocen”, 
siguió su madre. “Me siento con ganas de decirles, ‘tengo dos 
niños en casa que no se comportan así– ¡en realidad sí soy buena 
madre!
“Yo sé que la gente ha de pensar, ‘Qué padres tan débiles ha de 
tener…lo que esa niña en realidad necesita es una buena paliza.’ 
Créame, hemos intentado todo con ella. Pero nadie nos ha podido 
decir como ayudarla… ¡nadie nos ha podido decir qué es lo que 
le pasa a ella!
“Odio la persona en la que me he convertido. Yo me creía 
una persona amable, paciente, y compasiva. Pero Jennifer me ha 
Ross W. Greene, Ph.D.
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causado que actúe de una manera que nunca me sentí capaz. Estoy 
emocionalmente cansada. No puedo seguir viviendo así.
“Yo conozco muchos otros padres que tienen hijos con 
dificultades…usted sabe, niños que son hiperactivos o que les 
cuesta trabajo poner atención. ¡Yo quisiera tener un niño que 
solamente fuera hiperactivo o que tuviera dificultad con prestar 
atención! ¡Jennifer pertenece a un grupo completamente diferente! 
Me hace sentir muy sola.
La verdad es que la madre de Jennifer no está sola; hay 
muchos niños como Jennifer en el mundo. Los padres de estos 
niños frecuentemente descubren estrategias que usualmente son 
efectivas para formar el comportamiento de otros niños-tales como 
explicar, razonar, asegurar, redirigir, insistir, ignorar, premiar, y 
castigar-cuales no logran el mismo éxito con sus ‘Jennifers’. Hasta 
los medicamentos que son recetados usualmente no producen un 
mejoramiento satisfactorio. Si usted ha comenzado a leer este libro 
porque tiene una Jennifer propia, usted ha de entender como se 
sienten los padres de Jennifer: frustrados, confusos, enfadados, 
amargados, llenos de remordimiento, abrumados, cansados, y 
desesperados.
Niños como Jennifer se distinguen por unas cuantas 
características- una inflexibilidad notable, baja tolerancia a 
la frustración, y mínimas habilidades hacia la resolución de 
problemas- cuales logran hacerles la vida mucho más difícil a ellos 
y a los demás que interactúan con ellos. Estos niños tienen una 
enorme dificultad pensando bien las cosas cuando se encuentran 
frustrados y frecuentemente contestan con una extrema rigidez y 
agresión física o verbal hacia hasta los cambios o las demandas 
más pequeñas.
Por propósitos de exposición en este libro, me refiero a tales 
niños como “explosivos”, pero el enfoque que se describe en este 
libro se puede aplicar a niños quienes exhiben cualquiera variedad 
de comportamientos desafiantes.
¿De qué manera son los niños explosivos diferentes a otros 
niños? Echemos un vistazo a la manera en que diferentes niños 
El Niño Explosivo
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responden a un escenario de familia el cual es bastante común. 
Imagínese que Niño 1- Michael- está viendo la televisión, y su 
mamá le pide que ponga la mesa para la cena. A Michael no le 
cuesta mucho trabajo cambiar de actividades según su agenda 
personal- ver la televisión-a la agenda de su madre- poner la mesa 
para la cena. Por lo tanto, en respuesta a “Michael, me gustaría 
que apagues la televisión y vengas a poner la mesa para la cena”, 
él probablemente respondiera, “Está bien, mamá, estoy yendo,” y 
comenzaría a cumplir con lo que se le ha pedido.
Niño 2-Jermaine-es un poco más difícil. A él le cuesta más 
trabajo cambiar de su agenda a la de su madre, pero es capaz de 
manejar su frustración y cambiar de actividad (a veces con la 
asistencia de una amenaza). Por lo tanto, en respuesta a “Jermaine, 
me gustaría que apagues la televisión y vengas a poner la mesa 
para la cena,” Jermaine inicialmente podría gritar, “¡De ninguna 
manera, no quiero hacerlo!” o podría él quejarse, “¡Tu siempre 
me pides algo precisamente cuando estoy haciendo algo que me 
gusta!” Sin embargo, con un poco de ayuda (Madre: “Jermaine, 
si no apagas la televisión y vienes a poner la mesa para la cena en 
este momento, te vas a merecer un “tiempo fuera”), estos niños 
“más difíciles” sí pueden adaptarse mejor a los cambios.
Y luego, tenemos a Jennifer, Niño 3, la niña explosiva a la cual 
adaptarse a los cambios- de su agenda a la de su madre- a menudo 
induce un rápido, intenso, y debilitante nivel de frustración. En 
respuesta a “Jennifer, me gustaría que apagues la televisión y 
vengas a poner la mesa para la cena,” es imposible saber qué podría 
ella hacer o decir en ese momento.
Niños explosivos vienen de todas formas y tamaños. Algunos 
revientan docenas de veces cada día; otros, tal vez solo unas pocas 
veces a la semana. Muchos pierden el control solamente en casa; 
otros, solamente en la escuela; y aún otros, en ambos escenarios.
Un tal niño, Richard, energético y carismático de catorce 
años, quien fue diagnosticado con Déficit de Atención con 
Hiperactividad (ADHD), comenzó a llorar durante nuestra 
primera sesión cuando le pregunté si él pensaba que era buena idea 
Ross W. Greene, Ph.D.
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que nosotros empezáramos a ayudarle a manejar su frustración 
para que se lleve mejor con su familia. Otro niño, Jack de diez 
años -inteligente pero frecuentemente de mal humor, a quien 
diagnosticaron con trastorno bipolar-tenía un patrón confiable de 
convertirse inflexible e irracional sobre asuntos tan insignificantes; 
sus groserías y gritos en el medio de su frustración provocaban 
comportamientos similares de parte de sus padres. Otro niño, 
Marvin de ocho años -inteligente, activo, impulsivo y fácil de 
enfadecer quien fue diagnosticado con el Síndrome de Tourette, 
depresión, y ADHD-reaccionaba a los cambios inesperados con 
una gran intensidad (y ocasionalmente con violencia física). En 
una ocasión, elpadre de Marvin inocentemente apago una luz 
que no se necesitaba en el cuarto donde Marvin estaba jugando 
videojuegos, provocando un increíble apagón que duró una 
hora.
Algo que va a quedar muy claro al leer este libro es que estos 
niños tienen estupendas cualidades y tremendas posibilidades. De 
muchas maneras, sus habilidades cognitivas se desarrollaron a paso 
normal. Pero la inflexibilidad, inhabilidad de tolerar frustración, 
y la dificultad de resolver problemas frecuentemente esconden las 
cualidades más positivas de estos niños, y causan bastante dolor 
para ellos mismos y a los de su alrededor. No me viene a la mente 
otro grupo de niños más malentendido que estos. Sus padres por 
lo regular son cariñosos y con buenas intenciones, pero a menudo 
se sienten culpables de que no han logrado ayudarles a sus hijos.
“Sabes,” decía la madre de Jennifer, “cada vez que me hago 
ilusiones…cada vez que tengo una amable interacción con 
Jennifer…me permito ser más optimista y la comienzo a querer 
de nuevo…y luego todo esto se me derrumba con su siguiente 
explosión. Me da pena decirlo, pero por la mayor parte del tiempo 
ella no me cae bien, y definitivamente no me gusta lo que le está 
haciendo a la familia. Estamos en un eterno estado de crisis.
Claramente, hay algo diferente acerca de las Jennifers de este 
mundo. Esta es una realización crítica a la que deben llegar los 
padres y los demás. Pero aún, sí hay esperanza, siempre y cuando 
El Niño Explosivo
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los padres, maestros, y terapeutas sean capaz de entender una 
segunda realización: que los niños explosivos requieren un enfoque 
a la disciplina así como también el establecimiento de límites que 
es diferente a lo que requieren otros niños.
El tratar con niños explosivos más efectivamente requiere, 
en primer lugar, una comprensión de por qué estos niños se 
comportan de esa manera. Ya sabiendo el porqué, las estrategias 
para ayudar a mejorar las cosas con estos niños se hacen evidentes. 
En algunos instantes, logrando una comprensión más exacta 
acerca de las dificultades del niño puede en sí mismo llevar a 
cabo un mejoramiento en las interacciones entre adulto y niño, 
mucho antes de que cualquier otra estrategia formal se intente. Los 
primeros capítulos de este libro son dedicados a ayudarlo a usted a 
entender por qué estos niños se adaptan tan mal a los cambios y las 
demandas, se frustran tan fácilmente, y explotan tan rápidamente 
y a menudo. Usted aprenderá por qué las estrategias populares que 
se han usado para tratar al niño difícil, son en realidad menos 
efectivas de lo esperado. En los capítulos finales, usted va a leer 
sobre las estrategias alternativas que les han beneficiado a muchos 
niños, familias, y maestros con los que yo he trabajado durante 
los años.
Si usted es el padre de un niño explosivo, este libro le puede 
ayudar a restaurar un poco de cordura en su familia y ayudarlo a 
que usted sienta que en realidad sí puede manejar las dificultades 
que tiene su hijo con confianza y competencia. Si usted es un 
maestro, familiar, amigo, o terapeuta, este libro, por lo menos, 
lo ayudará a entender. No existe un remedio. Pero sin duda hay 
motivos para tener optimismo y esperanza.
– 9 –
CAPÍTULO 2
Los Niños Hacen Bien Si Pueden
Unas de las cosas más sorprendentes y gratificantes de ser padre es ver a su hijo desarrollar nuevas habilidades y dominar 
cada vez más complejas tareas con cada mes y año que pasa. El 
bebé primero gatea, progresa a caminar, y luego avanza a correr; 
balbucear se desarrolla lentamente en hablar; el sonreír se avanza 
hacia formas más sofisticadas de la socialización; aprender las 
letras del alfabeto prepara el escenario para leer palabras enteras, 
luego frases, párrafos, y libros.
No hace falta decir que los niños desarrollan estas, y una serie 
de otras habilidades, a ritmos muy diferentes. Este desarrollo 
es frecuentemente irregular en el mismo niño; por ejemplo, 
algunos niños aprenden a leer más fácilmente que aprender a 
sumar y restar. Cuando los niños no aprenden una habilidad tan 
rápidamente o fácilmente como se esperaba, a veces es porque no 
han sido expuestos al material (por ejemplo, tal vez Steve no puede 
golpear una pelota de béisbol muy bien porque nadie le enseño 
cómo hacerlo). Más común es que niños tengan dificultades en 
aprender una habilidad en particular a pesar de que tienen el deseo 
de dominarlo y han recibido la instrucción general necesaria para 
hacerlo. No es que ellos no quieren aprenderlo; es simplemente 
que ellos no aprenden tan fácilmente como se esperaba. Cuando 
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esto sucede, a menudo les damos una ayuda especial (por ejemplo, 
ofrecemos asistencia correctiva en matemáticas o instrucción 
especial en golpear una pelota de béisbol).
Así como algunos niños tienen dificultad en la adquisición de 
ciertas habilidades académicas o deportivas, otros- los niños que 
tratamos en este libro- tienen dificultad en otras áreas de habilidades 
críticas: flexibilidad, tolerancia a la frustración, y resolución de 
problemas. Interactuar bien con otras personas y manejar los 
problemas de la vida sin descontrolarse requiere la capacidad 
para adaptarse, la competencia en la resolución de problemas, la 
capacidad para resolver los desacuerdos de forma amistosa, y la 
modulación de las emociones que el niño experimenta cuando se 
siente frustrado. No hay muchas situaciones en el día de un niño 
que no requieran flexibilidad, tolerancia a la frustración, y resolución 
de problemas. Cuando dos niños están en desacuerdo sobre cual 
juego jugar, esperamos que ambos tengan los conocimientos 
necesarios para resolver el conflicto de una manera mutuamente 
satisfactoria. Cuando los padres son forzados a cancelar un viaje 
al parque de atracciones, esperamos que el niño tenga la capacidad 
de expresar su decepción apropiadamente, considerar arreglos 
alternativos, y que esté de acuerdo con un nuevo plan. Cuando 
un niño está jugando en un videojuego y es hora de venir a 
cenar, esperamos que el niño sea capaz de interrumpir su juego y 
manejar sus sentimientos de frustración, y pensar con la claridad 
suficiente como para reconocer que él puede volver al juego más 
tarde. Y cuando una niña decide que se comerá tres waffles para 
el desayuno hoy y tres mañana pero su hermano decide que él 
también quiere waffles hoy, esperamos que la niña pueda ser más 
flexible en su forma de pensar (“definitivamente me comeré esos 
tres waffles para el desayuno de mañana, así que no hay forma 
de que mi hermano se los pueda comer hoy”) y llegue a una 
solución más flexible, adaptable, y satisfactoria para ambos niños 
(“supongo que no tengo que comerme precisamente esos waffles. 
Puedo pedirle a mi mamá que compre más. De todos modos, 
puede que ni siquiera tenga ganas de comer waffles mañana.”).
El Niño Explosivo
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Algunos niños- a los cuales nos referimos como teniendo 
temperamentos difíciles- son inflexibles y se frustran fácilmente 
desde el momento en que entran al mundo. Desde el nacer 
pueden ser difíciles de consolar o calmar, tienen dificultades con 
la alimentación, y reaccionan exageradamente a ruidos, luces, 
y otros malestares (hambre, frio, un pañal mojado, etc.). En 
otros niños, las dificultades con la flexibilidad, tolerancia a la 
frustración, y la resolución de problemas tal vez no son evidentes 
hasta más adelante en la infancia, cuando se les demanda que 
tengan habilidades sociales y de comunicación más complejas, que 
controlen sus impulsos, y que puedan modular sus emociones.
Aquí está el punto importante: los niños sobre los que se 
escribió este libro no eligen explotar, igual como un niño no 
elige tener una discapacidad de lectura. Estos niños carecen de 
las habilidades fundamentales necesarias para el manejo de los 
desafíos de la vida. Hay una gran diferencia entre viendo las 
explosiones de estos niños como resultado de la falta de progreso, 
y viendo éstas explosiones como planeadas,intencionales, y con 
propósito.
Si usted ha estado inclinado o persuadido a aceptar el 
último punto de vista, entonces usted está probablemente bien 
familiarizado sobre las etiquetas convencionales que se utilizan para 
describir a estos niños como tercos, intransigentes, manipuladores, 
malcriados, solamente deseando llamar la atención, queriendo 
estar en control, resistentes, sin motivación, fuera de control, 
y desafiantes. Y si usted es el padre de unos de estos niños, 
probablemente también está acostumbrado a ser culpado por el 
comportamiento explosivo de su hijo. La suposición común- aún 
entre los profesionales de salud mental con buenas intenciones- 
es que los niños son explosivos porque sus padres son pasivos, 
permisivos, y disciplinarios inconsistentes. Por supuesto, esta 
suposición no toma en cuenta que muchos de los hermanos de 
los niños explosivos realmente se comportan muy bien, y que 
muchos niños de buen comportamiento tienen padres que son 
disciplinarios inconsistentes. Pero, como se puede esperar, esta 
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suposición resulta en el uso de estrategias convencionales con el 
propósito de que los niños hagan bien y de enseñarles quién es el 
que manda ayudándole a los padres ser firmes, más consistentes 
en sus maneras de disciplinar, típicamente a través de la ejecución 
de programas populares de gráficos con calcomanías y sistemas 
basados en la acumulación de puntos, recompensas (como 
privilegios especiales) y castigos. Si usted siente que esta suposición 
y las etiquetas y estrategias asociadas no le han brindado resultados 
exitosos con su hijo, usted no está solo.
A lo largo de este libro, los animo a poner la sabiduría 
convencional a un lado y que consideren el punto de vista 
alternativo: que su hijo ya está muy motivado a hacer bien y 
que sus explosiones reflejan un retraso en el desarrollo- un tipo 
de problema de aprendizaje- en las habilidades de flexibilidad, 
tolerancia a la frustración, y la resolución de problemas. Del punto 
de vista de esta suposición convencional, el enfocar su energía en 
premiar o castigar a su hijo y enseñarle quién es el que manda 
puede ser, en realidad, contraproducente porque tal enfoque a 
menudo resulta en más explosiones que no le enseñan al niño las 
habilidades que aún no ha aprendido.
El tema más importante de este libro es el título de este 
capítulo: los niños hacen bien si pueden. La premisa básica de este 
tema es que si su hijo pudiera hacer bien, el lo haría. Comportarse 
bien siempre es preferible a no comportarse bien. Así que si su 
hijo tuviera las habilidades para manejar desacuerdos y planes 
que cambian sin previo aviso y adultos que le ponen límites y 
demandas sin que él se angustie, entonces él tiene la habilidad 
de manejar los desafíos de forma adaptiva. Y como él no tiene las 
habilidades, él no puede hacerlo con éxito.
La cosa más importante que usted puede hacer para ayudarle 
a su hijo explosivo ser menos explosivo es entender por qué es tan 
explosivo en primer lugar. La primera regla: no le ponga mucha 
fe a los diagnósticos siquiátricos. Mientras que los diagnósticos 
pueden ser útiles de algunas maneras- por ejemplo, le “certifican” 
que hay algo diferente acerca de su hijo- no le ayudan a identificar 
El Niño Explosivo
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las habilidades que no tiene y que se encuentran detrás de sus 
explosiones; ni tampoco le ayudaran a identificar problemas 
específicos que predeciblemente causan las explosiones. El 
decir que un niño tiene el trastorno por déficit de atención con 
hiperactividad (ADHD), trastorno de oposición desafiante, 
trastorno bipolar, trastorno de Asperger, trastorno reactivo de la 
vinculación de la infancia o la niñez, o cualquier otro trastorno, 
no le proporciona información alguna acerca de las habilidades de 
pensamiento que el niño no tiene (las cuales usted le puede estar 
enseñando) ni sobre los problemas que están a punto de causar 
explosiones (que usted le puede estar ayudando a resolver).
Los niños explosivos no explotan cada segundo de cada 
hora. Ellos explotan de vez en cuando- con algunas personas, 
en ciertas situaciones, en ciertas tareas- en otras palabras, bajo 
ciertas condiciones. ¿Cuáles son esas condiciones? Ahora ya lo 
sabe: siempre y cuando él no tenga las habilidades para manejar 
las demandas que se le han puesto. A propósito, esto es cuando 
todos nosotros tenemos dificultades. La diferencia entre los niños 
explosivos y los demás es que ellos quiebran más fácilmente 
y con más frecuencia y en maneras mucho más extremas que 
nosotros. Hay todo un espectro de cosas que los niños (y todos 
los demás) hacen cuando las demandas de la vida exceden su 
capacidad de responder de forma adaptiva. Algunos niños lloran, 
andan de mal humor, o se retiran de los demás físicamente o 
emocionalmente- este es el lado “bueno” del espectro. Otros niños 
se contienen la respiración, gritan, maldicen, patean, golpean, 
destruyen propiedad ajena, mienten, se van de casa, muerden, 
se cortan ellos mismos, vomitan, usan armas, tienen ataques de 
pánico, o peor todavía. Este último lado del espectro es de mayor 
preocupación (y a menudo más peligroso) y requiere un enfoque 
más especializado.
Así que usted tiene un trabajo difícil por adelante. Aunque 
usted probablemente se sienta como que ya está trabajando duro, la 
meta es de asegurarse que tenga algo por mostrar como resultado de 
todo ese trabajo. Usted ya ha leído sobre el primer y más importante 
Ross W. Greene, Ph.D.
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paso en lograr esta meta: el entender que si su hijo pudiera ser más 
flexible, manejar frustraciones más adaptivamente, y si pudiera 
resolver problemas más competentemente, él lo haría. El siguiente 
paso- también muy importante- es identificar las habilidades 
específicas que no ha dominado todavía, y los problemas que están 
por causar explosiones en su hijo. Identificando las habilidades 
que no ha dominado su hijo le ayudará a usted entender por qué 
su hijo está explotando. Reconociendo los problemas que no ha 
resuelto su hijo le ayudará a identificar los problemas específicos- 
el porqué, que, donde, y cuando de las explosiones- que se tienen 
que resolver. Ya resueltos estos problemas, su hijo ya no explotará 
acerca de ellos.
¿Quién es el encargado de identificar las habilidades y los 
problemas no resueltos que le afectan a su hijo? Usted. Su hijo 
puede que tenga mucha información útil para ofrecerle, pero 
sacarle esa información al niño depende bastante de las preguntas 
que usted haga. Probablemente es mejor mantenerse alejado de lo 
siguiente:
Padre: Ya hemos hablado sobre esto un millón de veces… 
¿Por qué no solamente haces lo que se te manda? ¿Cuál es tu 
problema?
Niño explosivo: No lo sé.
La respuesta del niño casi siempre causa más frustración en el 
padre, pero la verdad es que el niño probablemente está diciendo 
la verdad.
En un mundo perfecto, su hijo respondiera de una manera 
como esta: “Mira, mamá y papá, yo tengo un pequeño problema. 
Realmente, es algo que se está convirtiendo en un gran problema. 
No soy muy bueno para ser flexible, manejar frustraciones, ni 
resolver problemas. Y ustedes- y muchos otros- esperan que yo 
maneje los cambios de planes, haga lo que se me pida, y acepte 
que las cosas no están sucediendo como yo lo esperaba, como los 
otros niños lo pueden hacer. Cuando ustedes esperan estas cosas 
de mí, me comienzo a frustrar, y luego tengo dificultad en pensar 
claramente, y luego me frustro más. Entonces ustedes se frustran, y 
El Niño Explosivo
– 15 –
eso sólo empeora todo. Luego comienzo a hacer cosas que quisiera 
no hacer y digo cosas que quisiera no decir. Luego ustedes hacen 
cosas que quisieran no hacer y dicen cosas que quisieran no decir. 
Luego me castigan, y las cosas se vuelven muy mal. Después de 
que se calman las cosas- ya saben, cuando yo comienzo a pensar 
claramente de nuevo- me arrepiento de todas las cosas que hice y 
dije. Sé que esto no es muy divertido paraustedes, pero se pueden 
asegurar que yo tampoco me estoy divirtiendo. Me gustaría que 
pudiéramos entender por qué me comporto de esta manera, y que 
trabajemos juntos para que esto ya no suceda.
Por desgracia, vivimos en un mundo imperfecto. Los niños 
explosivos rara vez son capaces de describir sus dificultades 
con este tipo de claridad. Pero la mayoría de ellos sí le pueden 
ofrecer información que les permita a ustedes utilizar el método 
colaborativo para resolver problemas que voy a describir un poco 
después en este libro.
Le he dado bastantes ideas nuevas en que pensar. Aquí tiene 
un breve resumen de los puntos principales:
La flexibilidad, tolerancia a la frustración, y la resolución de 
problemas son habilidades críticas del desarrollo que algunos 
niños fallan por aprender a un paso apropiado según su edad. 
El desarrollo inadecuado de estas habilidades puede contribuir 
a una variedad de problemas- arranques, explosiones, y agresión 
física y verbal, a menudo en respuesta a lo que podría parecer 
lo más simple- que tienen un traumatizante y adverso impacto 
en las interacciones y relaciones entre estos niños y sus padres, 
profesores, hermanos, y amigos.
La manera en cual usted explica y entiende el comportamiento 
explosivo de su hijo y el lenguaje que usa para describirlo influirá 
directamente las estrategias que usted usa para ayudarle a su hijo 
cambiar este comportamiento.
El poner explicaciones convencionales a un lado también 
significará poner prácticas de crianza convencionales a un lado. 
Usted necesita un plan nuevo. Pero primeramente tiene que 
averiguar algo.
– 17 –
CAPÍTULO 3
Habilidades Rezagadas y 
Problemas Sin Resolver
En el último capítulo, usted leyó que las habilidades regazadas son la razón por la cual los niños explotan más fácilmente, más 
frecuentemente, y de maneras más extremas en comparación a los 
demás; que los problemas sin resolver son el quién, qué, donde, y 
porqué de las explosiones; que el hacer bien es siempre preferible al 
no hacer bien (tomando en cuenta que el niño tiene las habilidades 
para hacerlo en primer lugar); y que los arranques explosivos ocurren 
cuando las demandas puestas sobre el niño exceden su capacidad 
de responder adaptivamente. En este capítulo, nos movemos más 
allá de las habilidades generales de flexibilidad, tolerancia a la 
frustración, y resolución de problemas, y consideramos algunas de 
las habilidades que no se han desarrollado mas especificas y que 
provocan explosiones en respuesta a los desafíos de la vida.
Algunas personas sienten que el material presentado en este 
capítulo es iluminante; otras, a pesar de mis mejores esfuerzos en 
hacer las cosas fascinantes, encuentran el contenido, pues, no tan 
emocionante. Pero le seguiremos adelante, con la creencia que- 
también leyeron esto en el capítulo anterior- entendiendo cuales son 
los obstáculos de los niños explosivos es lo más importante que debemos 
entender para poder ayudarlos. Cuando los adultos entienden como 
Ross W. Greene, Ph.D.
– 18 –
las habilidades que no se han desarrollado preparan el escenario 
para explosiones, ellos toman el comportamiento menos personal, 
responden con más compasión, y comienzan a reconocer por qué 
lo que han estado pensando y haciendo acerca de las explosiones 
en realidad pudieron haber empeorado las cosas.
Vamos a ver algunos ejemplos de habilidades que no se 
han desarrollado primero y después nos concentraremos en los 
problemas que no se han resuelto.
HABILIDADES REZAGADAS
Esta habilidad que no se ha desarrollado contribuye mucho a 
las explosiones. Moviendo de un ambiente (como jugando afuera) 
a otro ambiente totalmente diferente (como haciendo tarea de la 
escuela dentro del hogar) requiere un cambio de una mentalidad 
(“Cuando estoy jugando afuera, está bien correr y hacer ruido 
y socializar con los demás”) a otra (“Cuando estoy haciendo 
tarea, tengo que sentarme en mi escritorio y concentrarme en mi 
trabajo”). Si el niño tiene dificultades con esta habilidad, hay una 
buena probabilidad de que él va a estar pensando y actuando como 
si todavía estuviera jugando afuera después de que sea tiempo de 
calmarse y hacer la tarea. Y la situación se puede empeorar cuando 
alguien le exige al niño que cambie de mentalidad rápidamente. 
Esto puede explicar por qué un niño que no ha desarrollado esta 
habilidad se puede meter en un lio cuando, por ejemplo, su mamá 
insiste que él pare de ver televisión o termine de jugar su juego en 
la computadora inmediatamente y venga a la cocina para la cena.
Simplemente decirle a un niño lo que debe hacer califica como 
una demanda a hacer un cambio de mentalidad. Interesantemente, 
es precisamente cuando los niños están teniendo dificultades con 
los cambios que muchos adultos insisten más firmemente que 
se haga el cambio instantáneamente. Manejando situaciones de 
esta manera disminuye bastante la probabilidad de un cambio 
efectivo, mientras también elevando la probabilidad de que haya 
una explosión.
El Niño Explosivo
– 19 –
¿Como sabemos si un niño está teniendo dificultad en cambiar 
de mentalidad? ¡Él nos dirá! Hay que oír lo siguiente:
Padre: Se me está haciendo tarde esta mañana. Termina 
de desayunar, pon tus platos en el fregadero, y alístate 
para ir a la escuela.
Niño: Pero todavía no termino de comer.
Padre: ¿Por qué no tomas una manzana o algo? ¡Ándale, 
apúrate! Tengo que dejar unas cosas en la oficina de correo 
antes de dejarte en la escuela.
Niño: ¡No puedo hacer eso!
Padre: ¿No puedes hacer qué? ¿Por qué siempre has 
de hacer esto cuando ando de apurada? ¿Solo esta vez, 
podrías por favor hacer lo que te mando sin darme 
problemas?
Niño: ¡No sé qué hacer!
Padre: ¡Te acabo de decir que hagas! ¡No me hagas enojar 
hoy!
[kaboom]
El hecho de que su hijo tiene dificultad en cambiar de dirección 
no quiere decir que usted no le debe decir que hacer. Pero sí le 
ayudará a usted a entender que él no intenta ser incumplido a 
propósito, cuando en lugar, él está teniendo dificultad en cambiar 
de dirección flexiblemente y eficientemente. ¿Se les puede ayudar 
a los niños explosivos a hacer cambios más efectivamente? Claro 
que sí. Pero las amenazas y castigos no enseñan esta habilidad.
Ross W. Greene, Ph.D.
– 20 –
Dificultad en reflejar en múltiples pensamientos o •	
ideas simultáneamente (desorganizado)
Dificultad en considerar una serie de soluciones a un •	
problema
Dificultad en considerar los resultados o consecuencias •	
probables de las acciones (impulsivo)
Aquí vemos tres habilidades que suelen aparecer juntas, 
especialmente cuando una persona se enfrenta con un problema 
o una frustración. ¿Cuál es la cosa más importante que su cerebro 
debe hacer cuando se enfrenta con una frustración? Resolver el 
problema que lo está frustrando. La mayoría de nosotros nunca 
hemos pensado mucho acerca de los procesos involucrados en el 
pensamiento, pero si usted tiene un niño explosivo, vale la pena 
pensarlo. El proceso implica primero identificar el problema que 
está tratando de resolver (es muy difícil resolver un problema 
cuando no sabe cuál es el problema), luego tome en cuenta las 
varias opciones que le ayudarán a resolver el problema, y después 
considere los posibles resultados de cada solución potencial para 
así poder elegir la mejor.
Muchos niños son tan desorganizados en su modo de pensar 
que son incapaces de descifrar cual es el problema que están 
tratando de resolver. Estos niños también tienen dificultad de 
pensar en más de una solución a un problema. Y muchos son tan 
impulsivos que aunque hayan pensado en más de una solución, 
ya hicieron lo primero que se les ocurrió. ¿Las malas noticias? La 
primera solución es a menudo la peor, y esto explica por qué los 
niños son conocidos por la habilidad de poner el “peor pie por 
delante”. Los problemas que no se resuelven tienden a quedarse, 
y es cuando estos califican como problemas no resueltos y hacen 
la ocurrencia de explosiones más probable.
Por cierto,a muchos de estos niños desorganizados e impulsivos 
se les evidencia un patrón llamado negatividad reflexiva. Esto se 
El Niño Explosivo
– 21 –
refiere a su tendencia de instantáneamente decir “¡No!” cada vez 
que haya un cambio de plan o cuando una idea o demanda nueva 
es presentada.
¿Se les puede ayudar a los niños explosivos a resolver problemas 
de manera más organizada y menos impulsiva para que ellos 
exploten con menos frecuencia? Sí. Pero gráficos con calcomanías 
y castigos no le enseñaran estas habilidades.
Dificultad en expresar preocupaciones, necesidades, o •	
pensamientos con palabras
Las habilidades de comunicación son absolutamente cruciales 
para poder tolerar frustraciones, resolver problemas, y manejar 
los desafíos de la vida de manera flexible y adaptable. El navegar 
los desafíos de la vida es mucho más difícil y frustrante para 
un niño que no tiene los medios de comunicar qué es lo que lo 
está molestando, qué es lo que él necesita, o qué es lo que está 
pensando. Muchas de las explosiones empiezan por la falta de 
estas habilidades.
Muchos niños explosivos no tienen el vocabulario básico para 
dejarles saber a los demás que necesitan un “descanso,” que “algo 
les sucede,” que ellos “no pueden hablar de eso en este momento,” 
que “necesitan un minuto” para recoger sus pensamientos o 
cambiar de dirección, o que a ellos “no les gusta eso.” Bajo estas 
circunstancias, está la posibilidad razonable de que las respuestas 
alternativas se oigan en lugar de esta forma: “Te odio,” “Cállate,” 
y “Déjame en paz,” y estas son unas de las posibilidades más leves. 
A los adultos no les gustan estas expresiones alternativas, pero las 
reacciones a estas no hacen que los niños explosivos usen palabras 
más deseables.
El uso de las palabras es crítico para resolver problemas. La 
mayoría de lo que pensamos mientras resolvemos problemas lo 
hacemos a través del uso de palabras. Y nosotros los humanos 
nos basamos casi exclusivamente en experiencias del pasado para 
Ross W. Greene, Ph.D.
– 22 –
ayudarnos a resolver problemas similares en el presente, y esas 
soluciones típicamente son guardadas como palabras en nuestros 
cerebros. El proceso de pensar acerca de los problemas y tener 
acceso a soluciones anteriores es mucho más automático y eficiente 
para niños quienes tienen intacto el procesamiento de lenguaje y 
habilidades de comunicación comparada a los niños que no lo 
tienen.
Tome a George, por ejemplo:
Terapeuta: George, entiendo que te frustraste bastante 
cuando estabas jugando soccer el otro día.
George: Sí.
Terapeuta: ¿Y qué fue lo que paso?
George: El entrenador me saco del juego, y yo no quería 
salirme.
Terapeuta: ¿Y eso te hizo enojar, verdad?
George: Sí.
Terapeuta: ¿Entonces qué hiciste?
George: No me quiso meter al juego de nuevo, entonces 
le di una patada.
Terapeuta: ¿Pateaste al entrenador?
George: Sí.
Terapeuta: ¿Y qué paso después?
George: Él me saco del equipo.
Terapeuta: Me da pena saber eso.
George: Ni siquiera lo patee fuerte.
Terapeuta: Me parece que no fue importante qué tan 
duro le diste la patada. Me pregunto si tal vez puedas 
pensar en otra cosa que pudiste haber hecho cuando te 
enojaste en vez de patear al entrenador.
George: Pues, no se me ocurrió nada en ese momento.
El Niño Explosivo
– 23 –
Terapeuta: ¿Puedes pensar en algo ahora?
George: Umm… podría haberle preguntado cuándo me 
iba a meter de nuevo al juego.
Terapeuta: ¿Por qué no hiciste eso en lugar?
George: No supe qué decir.
¿Se les puede ayudar a los niños como George a “usar sus 
palabras” para dejarnos saber qué es lo que les está molestando, 
qué es lo que necesitan, y qué es lo que están pensando? ¿A pensar 
bien los problemas y buscar soluciones más efectivamente? Claro 
que sí. Pero un programa basado en premios y castigos no les 
enseñará estas habilidades.
Dificultad en manejar la respuesta emocional a la •	
frustración para poder pensar racionalmente.
Irritabilidad crónica y/o ansiedad que le impide •	
significadamente la capacidad para la resolución de 
problemas.
Pensar claramente y resolver problemas es mucho más fácil 
si la persona tiene la capacidad de distanciarse o separarse de las 
emociones causadas por la frustración. Mientras que es cierto que 
las emociones pueden ser útiles para motivar a las personas a resolver 
un problema, el pensar bien las cosas es, en actualidad, la mejor 
manera de resolver los problemas. Ya motivados, el truco es hacer 
nuestras emociones al lado para así poder pensar en las soluciones 
a los problemas más objetivamente, racionalmente, y lógicamente. 
Los niños que pueden practicar esta habilidad con éxito tienden 
responder a los problemas o las frustraciones con más pensamiento 
en lugar de emoción, y eso es bueno. Pero los niños que no han 
desarrollado las habilidades en este dominio tienden a responder 
a los problemas y las frustraciones con menos pensamiento y más 
emoción, y eso no es nada de bueno. En actualidad, puede que 
Ross W. Greene, Ph.D.
– 24 –
ellos sientan cuando se están “calentando” pero a menudo no 
pueden ellos detener la marea emocional hasta después, cuando 
las emociones se han desplomado y pueden pensar racionalmente 
de nuevo. Puede que ellos también tengan el conocimiento de 
cómo manejar los problemas exitosamente y pueden demonstrar 
este conocimiento bajo circunstancias más calmadas, pero en el 
momento ellos están frustrados porque sus emociones poderosas 
les impiden tener acceso a, y usar la información.
Tales niños no intentan ser incumplidos; más bien, se sienten 
abrumados por las emociones asociadas con la frustración y tienen 
dificultad en aplicar pensamientos racionales a la situación hasta 
que no se calmen. El hecho de que usted está leyendo este libro 
sugiere que ya sabe lo que es esto.
Padre: Es hora de parar de jugar Nintendo y alistarse para 
ir a la cama.
Niño, respondiendo con más emoción que 
pensamiento: ¡Maldita sea! ¡Estoy a medio de un juego 
importante!
Padre, tal vez también respondiendo con más emoción 
que pensamiento: Siempre estas a medio de un juego 
importante. ¡Vete a la cama! ¡De pronto!
Niño: ¡Mierd*! ¡Hiciste que arruinara el juego!
Padre: ¿Yo te hice que arruinaras el juego? ¡Más te vale 
que te pongas en marcha antes de que yo te arruine algo 
más!
[kaboom]
Como se sugiere a través de este dialogo, si usted le responde a 
un niño que responde con más emoción que pensamiento a medio 
de imponerle su propia voluntad más intensivamente y a medio de 
“enseñarle quién está a cargo,” es probable que usted no le ayude a 
su hijo a aprender cómo manejar sus emociones. De hecho, usted 
logrará todo lo contrario.
El Niño Explosivo
– 25 –
El pensar racionalmente en el medio de la frustración requiere 
la habilidad inmediata de poder regular la emoción. Pero hay 
niños quienes tienen una dificultad crónica en la regulación de 
emociones. En otras palabras, hay niños que se irritan, agitan, se 
ponen de mal humor, y se fatigan mucho más frecuentemente e 
intensamente que otros. La mayoría de nosotros no manejamos 
bien las frustraciones ni resolvemos problemas de la mejor manera 
cuando estamos enojados. Estos niños andan de mal humor más 
seguido, así que sus habilidades para manejar frustraciones y 
resolver problemas son comprometidas más que en otros niños.
¿Están estos niños deprimidos? Posiblemente, pero irritados y 
de mal humor es mas descriptivo. ¿Tendrán estos niños trastorno 
bipolar? Durante la última década, algunos profesionales de 
salud mental han desarrollado una tendencia preocupante de 
igualar “explosivo” con “bipolar”, a interpretar la irritabilidad 
y explosividad como un fenómeno puramente biológico, y de 
concluir que el no responder bien a los medicamentos estimulantes 
o antidepresivos es suficiente evidencia para diagnosticar a un 
niño explosivo como bipolar. Esta tendencia probablemente 
explica la velocidad asombrosa de que el trastorno bipolar se ha 
diagnosticado últimamente en los niños, así como también explicala popularidad de los estabilizadores del ánimo y medicamentos 
antipsicóticos. Como ya sabe, hay muchas habilidades rezagadas 
que pueden provocar que un niño sea explosivo. Y hay muchos 
factores que pueden causar que un niño se irrite, la química del 
cerebro es solamente uno de estos. Algunos niños son irritables a 
causa de problemas crónicos que no se han resuelto, tal como el 
fracaso escolar, el no tener amigos, o el ser intimidado por otros 
niños. Mientras que si hay niños en los cuales la medicina es un 
componente indispensable de su tratamiento, hay muchos niños 
“bipolares”- casi todos, la cual ha sido mi experiencia- quienes 
su explosividad es mejor explicada por las habilidades rezagadas 
y problemas sin resolver y quienes tienen dificultades que no 
son bien tratadas a través del uso de múltiples estabilizadores 
del ánimo que se les ha recetado. Si la única vez que un niño 
Ross W. Greene, Ph.D.
– 26 –
presenta síntomas de trastorno bipolar es cuando está frustrado, 
entonces eso no es trastorno bipolar; a eso se le llama tener un 
retraso de desarrollo en los dominios de flexibilidad, tolerancia a 
la frustración, y la resolución de problemas.
Lo que está muy claro es que la explosividad de muchos niños 
está siendo impulsada por un estado crónico de irritabilidad 
y agitación que hace difícil para ellos poder responder a las 
frustraciones rutinarias de la vida de manera adaptiva y racional.
Madre: ¿Mickey, por qué tan enojón? Es un hermoso día. 
¿Por qué no sales?
Mickey, sentado en una silla, agitado: Hace mucho 
viento.
Madre: ¿Hace mucho viento?
Mickey, ahora mas agitado: ¡Dije que hace mucho 
viento! ¡Odio el viento!
Madre: Mickey, podrías estar afuera jugando básquetbol, 
nadando… ¿estás tan perturbado sobre un poco de viento?
Mickey, ahora muy agitado: ¡Demonios, hace mucho 
viento! ¡Déjame en paz!
Como la irritabilidad, la ansiedad también tiene el potencial 
de hacer el pensamiento racional mucho más difícil. Cuando 
un niño está ansioso acerca de algo- un monstruo debajo de la 
cama, un examen en la escuela, una situación nueva imprevista- 
el pensamiento claro es esencial. Pero para algunos niños, el 
pensamiento claro no sucede. La combinación de ansiedad e 
irracionalidad causa que algunos niños (los afortunados) lloren. 
Pero causa que otros (los desafortunados) exploten. Los que lloran 
son afortunados por que llorar es menos grave, y causa que los 
adultos tomen las cosas menos personales y respondan mucho más 
empáticamente en comparación a los que explotan, aunque ambos 
comportamientos vienen del mismo origen: habilidades rezagadas 
y problemas sin resolver.
El Niño Explosivo
– 27 –
Usemos a su autor como ejemplo. Yo tenía ansiedad de volar…
así es, me daba miedo volar en un avión. Mis manos sudadas, 
corazón latiendo rápidamente, y mis pensamientos catastróficos 
no eran un intento para provocar que las aeromozas me prestaran 
atención. De verdad me daban nervios saber que estaba a cinco 
millas por encima del mundo yendo a 500 millas por hora en 
un aparato de aluminio lleno de gasolina, con mi vida en manos 
de personas (los pilotos y los controladores aéreos) quién jamás 
había conocido antes. Para controlar esta ansiedad, yo practicaba 
algunos rituales para afirmar que mi vuelo era seguro: tenía 
que sentarme en un asiento al lado de la ventana para poder 
explorar los cielos y asegurarme de que no hubiera otros aviones 
cerca, y también tenía que repasar la cartilla de instrucciones de 
emergencia antes de que despegara el avión. Yo sabía que estos 
rituales me funcionaban porque cada vuelo que tomaba me llevaba 
sin peligro a mi destino.
¿Cree usted que estos rituales me hayan causado que me 
comportara raramente a veces? Usted decida. En un vuelo yo, como 
siempre, estaba explorando el horizonte para asegurarme de que 
no hubiera aviones cerca del mío. Luego, sucedió lo impensable: 
vi un avión a lo lejos en el horizonte, ascendiendo en la misma 
dirección de mi avión. Según mis cálculos expertos, teníamos solo 
cinco minutos antes de que nuestros caminos se cruzaran y mi 
vida llegara a un abrupto e inevitable final. Entonces, hice lo que 
cualquier persona ansiosa e irracional hubiera hecho: le señalé a 
la aeromoza. No teníamos tiempo que perder.
“¿Ve usted ese avión debajo?” balbuceé, apuntando hacia el 
punto muchas millas en la distancia. Se fijó ella por la ventana. 
“¿Usted piensa que el capitán sabe que está ahí?” demandé.
La aeromoza trató de esconder su diversión (o asombro, no 
estoy seguro cual) y dijo, “Me aseguraré de decirle.”
Me sentí muy aliviado, anuqué estoy seguro que mi heroísmo 
no fue muy bien recibido por la aeromoza ni los demás pasajeros 
sentados a mi alrededor, quienes después buscaban asientos vacios 
en el avión a los cuales se podrían mover por el resto del viaje. 
Ross W. Greene, Ph.D.
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Después, el avión aterrizó sin peligro, por supuesto, y al salir del 
avión, la aeromoza y el piloto esperaban en la puerta. Se sonrieron 
cuando me acerqué. La aeromoza me introdujo: “Capitán, este es 
el caballero que le ayudó a volar el avión.”
Me da orgullo decir que mientras todavía prefiero los asientos 
al lado de la ventana, ya no examino los cielos para ver si vienen 
otros aviones ni repaso el manual de emergencias (y he sobrevivido 
cientos de vuelos donde no hice ninguno). ¿Cómo superé mi 
ansiedad de volar? Experiencia. Y pensar claramente las cosas. Un 
piloto de Air Florida puso en marcha este proceso (es obvio que 
esto fue hace muchos años, ya que esa aerolínea ya ni existe). Al 
abordar un vuelo de Air Florida, el capitán me saludó. Aproveche 
la oportunidad.
“¿Va a volar este avión sin peligro, verdad?” imploré yo.
La respuesta del piloto fue mucho más útil de lo que él supo. 
“¿Qué, piensas que me quiero morir, amigo?”
El hecho de que este piloto no estaba particularmente 
entusiasmado por morirse fue una revelación importante, y me 
puso a pensar: de los miles de aviones en el aire a través del 
mundo a cualquier hora del día y las probabilidades pequeñas 
de que algo desastroso pudiera sucederle al avión en el que yo 
me encontraba; de los millones de vuelos que llegan a su destino 
cada año sin incidentes; de los miles de vuelos que he tomado que 
llegaron sin peligro; de lo calmadas que se miran las aeromozas 
(excepto cuando el avión fue alcanzado por un rayo, cual ya me ha 
pasado en dos ocasiones); de cuantos de mis compañeros de viaje 
están profundamente dormidos, aún cuando hay turbulencia. 
Sin intención, ese piloto de Air Florida me dio una nueva manera 
de pensar que fue útil para mí durante los momentos cuando yo 
estaba dispuesto a volverme muy irracional. En lugar de mirar 
por la ventana, pensando, “¿Qué tal si una ala se cae?” Yo podría 
en vez pensar en algo que me provocara menos ansiedad como, 
“El piloto no se quiere morir” o “La probabilidad de que algo 
catastrófico le pase a mi avión es muy pequeña.” La clave para 
ayudarle a los niños explosivos no es diferente: les tenemos que 
El Niño Explosivo
– 29 –
ayudar a pensar más racionalmente. Por supuesto, esto indica 
que nosotros los adultos tenemos que comenzar a pensar más 
racionalmente primero.
¿Se les puede ayudar a los niños irritables o ansiosos a regular 
sus emociones más efectivamente para que ellos puedan pensar 
claramente en los problemas que enfrentan? Ciertamente. Pero 
buscar modos nuevos y creativos para castigarlos no les enseñará 
estas habilidades.
Dificultad con ver lo “gris”; modo de pensar concreto, •	
literal, y en blanco-y-negro
Dificultad con desviarse de las reglas o rutina•	
Dificultad con manejar lo imprevisto, la ambigüedad, •	
la incertidumbre, o la novedad
Dificultad con cambiar de una idea original o •	
solución
Dificultad con tomar en cuenta los factores •	
circunstanciales que sugieran la necesidad de 
modificar un plan de acción.
Los niños muy pequeños tienden a pensar de manera rígida, 
literal, y en blanco-y-negro. Esto es porque ellos todavía estántratando de comprender el mundo, y se les hace más fácil hacer 
conclusiones si no se tienen que preocupar por excepciones a 
la regla o formas alternativas de ver las cosas. Al desarrollarse, 
los niños aprenden que, de hecho, la mayoría de las cosas en la 
vida son “grises”; que sí hay excepciones a las reglas y formas 
alternativas de interpretar las cosas. No nos regresamos de la casa 
de abuelita por el mismo camino siempre; y el clima no siempre 
coopera con nuestros planes. Desafortunadamente, para algunos 
niños, el modo de pensar “gris” no se desarrolla fácilmente. 
Aunque algunos son diagnosticados con trastornos del espectro 
Ross W. Greene, Ph.D.
– 30 –
de autismo, estos niños son mejor conocidos como pensadores 
en blanco-y-negro viviendo en un mundo gris. A menudo, tienen 
dificultades significantes con ver el mundo de manera flexible y 
adaptable y se frustran bastante cuando los eventos no resultan de 
la manera en que lo habían pensado originalmente.
Específicamente, estos niños por lo regular prefieren lo 
predecible y la rutina, y tienen problemas cuando los eventos 
son imprevistos, inciertos, y ambiguos. Estos son los niños que 
se meten en problemas cuando necesitan ajustar o reconfigurar 
sus expectativas, que tienden a enfocarse de más en los datos y 
detalles, y que a menudo tienen problemas con reconocer lo obvio 
o “tener una visión general.” Por ejemplo, un niño puede que 
insista en ir al recreo a una cierta hora en un día determinado 
porque este es el tiempo en el cual la clase siempre sale al recreo, 
sin tomar en cuenta las posibles consecuencias de insistir en el plan 
original (ir al recreo a solas) y otros factores (una asamblea, tal vez) 
que sugieren la necesidad de alguna adaptación del plan. Estos 
niños pueden sentir una enorme frustración mientras luchan con 
aplicar reglas concretas a un mundo con muy pocas tales reglas:
Niño, en el coche: Papá, este no es el camino a casa que 
tomamos usualmente.
Padre, manejando: Pensé ir por otro camino esta vez, 
solo por un cambio de ritmo.
Niño: ¡Pero este no es el camino correcto!
Padre: Yo sé que este no es el camino que tomamos 
usualmente, pero puede ser más rápido.
Niño: ¡No podemos ir por este camino! ¡No es lo mismo! 
¡Yo no conozco este camino!
Padre: Mira, no es gran cosa irnos por otro camino de vez 
en cuando.
[kaboom]
El Niño Explosivo
– 31 –
Jennifer (la estrella del episodio del waffle en el primer capítulo) 
era una pensadora en blanco-y-negro viviendo en un mundo gris. 
Muchos otros niños explosivos también lo son. ¿Se les puede 
ayudar a pensar de manera más flexible? Claro que sí. Pero no, si 
los adultos a su alrededor son inflexibles ellos mismos.
¿Este resumen sobre las habilidades rezagadas no fue tan 
mal, verdad? Por supuesto, eso fue nada mas una muestra de las 
habilidades rezagadas que pueden causar explosiones. Aquí tiene 
la lista completa, incluyendo las que acabamos de repasar:
_ Dificultad con manejar las transiciones, cambiando de un estado 
de ánimo a otro o de una tarea a otra.
_ Dificultad con hacer la cosas en secuencia lógica u orden 
establecida.
_ Dificultad con prepararse con la energía mental para persistir 
con las tareas difíciles o aburridas.
_ Pobre sentido del tiempo.
_ Dificultad con reflexionar simultáneamente sobre pensamientos 
o ideas múltiples.
_Dificultad con mantener el enfoque para la resolución de 
problemas.
_ Dificultad con considerar los resultados probables o consecuencias 
de las acciones (impulsividad).
_ Dificultad con considerar un abanico de soluciones a un 
problema.
_ Dificultad con expresar preocupaciones, necesidades, o 
pensamientos en palabras.
_ Dificultad con comprender lo que se está diciendo.
_ Dificultad con manejar una respuesta emocional a la frustración 
para poder pensar racionalmente.
_ Irritabilidad o ansiedad crónica que le impide, de manera 
significativa, poder resolver problemas.
_ Dificultad con ver lo “gris”; modo de pensar concreto, literal, y 
en blanco-y-negro.
_ Dificultad con desviarse de las reglas o rutina.
Ross W. Greene, Ph.D.
– 32 –
_ Dificultad con manejar lo imprevisto, la ambigüedad, la 
incertidumbre, o la novedad.
_ Dificultad con cambiar de una idea original o solución
_ Dificultad con tomar en cuenta los factores circunstanciales que 
sugieren la necesidad de modificar un plan de acción.
_ Interpretaciones inflexibles e inexactas; distorsiones cognitivas 
o prejuicios (por ejemplo, “Todos están en contra mía,” “Nadie 
me quiere,” “Tú siempre me culpas, no es justo,” “Soy estúpido,” 
“Las cosas nunca me saldrán bien.”
_ Dificultad con prestar atención a las señales sociales o 
interpretando estas señales.
_ Dificultad con entablar una conversación, entrar a un grupo, 
conectar con los demás; falta de habilidades sociales básicas.
_ Dificultad con llamar la atención de manera apropiada.
_ Dificultad con darse cuenta de cómo su comportamiento puede 
afectar a los demás; sorprendido de las respuestas de los demás.
_ Dificultad con mostrar simpatía hacia los demás y con apreciar 
el perspectivo o punto de vista ajeno.
_ Dificultad con apreciar la forma en que él/ella es percibido/a 
por los demás.
Si, después de haber leído esta lista, ha concluido que su 
hijo explosivo tiene varias habilidades rezagadas, puede que 
se sienta un poco abrumado al momento. Mientras que sí hay 
definitivamente mucho trabajo por delante, es probable que no sea 
tan difícil como se ve. Por ahora, lo más importante es reconocer 
que estas habilidades no les ocurren naturalmente a todos los 
niños. Tendemos a pensar que todos los niños fueron creados 
iguales con respecto a estas habilidades, y esta suposición causa 
que muchos adultos crean que los niños explosivos no quieren 
hacer bien.
Como ya sabe usted, esto simplemente no es cierto. Recuerde, 
un niño siempre va a preferir el comportamiento adaptivo a uno 
mal adaptivo si tiene la habilidad de hacerlo.
A propósito, hay una gran diferencia entre interpretar las 
El Niño Explosivo
– 33 –
habilidades rezagadas como escusas en vez de explicaciones. 
Cuando las habilidades rezagadas son invocadas como escusas, 
se frena el proceso de pensar en cómo le podemos ayudar a un 
niño. A la inversa, cuando utilizamos las habilidades rezagadas 
para explicar el comportamiento del niño, se nos abre la puerta 
para poder ayudarlos de la mejor manera, ya que los adultos han 
sido proveídos con una mejor comprensión acerca de lo que está 
molestando al niño.
Antes de voltear nuestra atención hacia los problemas sin 
resolver, debo mencionar que su nuevo conocimiento de los 
verdaderos factores que provoca el comportamiento explosivo 
indica que la terminología que usted y muchos otros han utilizado 
en el pasado para “explicar” las explosiones de su hijo ya no 
tendrán sentido.
Solamente quiere atención.
Este cliché común a menudo se usa para explicar por qué 
los niños explotan…pero como todos nosotros queremos 
atención, esto no nos ayuda a entender en realidad qué es lo 
que está en el camino del niño, y no responde a las preguntas 
más críticas: ¿Si el niño tiene las habilidades para buscar 
atención adaptivamente, entonces por qué busca la atención 
de manera tan mal adaptiva? ¿Qué no el puro hecho de que 
esté buscando la atención mal adaptivamente nos dice que 
él no tiene la habilidad de buscarla adaptivamente?
Solamente quiere salirse con la suya.
Pues, todos nosotros queremos las cosas a nuestra manera, 
así que este cliché no nos ofrece nueva información tampoco. 
Ni tampoco nos ayuda a entender por qué el niño busca 
salirse con la suya de manera tan mal adaptiva. Obteniendo 
las cosas a nuestra manera adaptivamente requiere muchas 
habilidades que muchos niños explosivos no tienen.
Él nos está manipulando.
Aquí tenemos otro modo popular, pero equivocado, 
de representar a los niños explosivos. La manipulación 
Ross W. Greene, Ph.D.
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competente requiere varias habilidades- previsión, 
planificación, control de los impulsos, la organización-que 
típicamente no se encuentran en los niños explosivos.
Él no está motivado.
Si es cierto que los niños hacen bien si pueden, entonces el 
niño ya está motivado, y necesita algo más de parte nuestra 
aparte de premios y castigos. Recuerde, si el niño pudiera 
hacer bien, él hiciera bien, así que es poco probable que la 
falta de motivación sea lo que en realidad le impida hacer 
bien. Los premios y castigos no le enseñan las habilidades 
rezagadas del pensar, ni tampoco resuelven los problemas 
que causan las explosiones.
Él está tomando malas decisiones.
Esto sugiere que el niño ya tiene las habilidades para 
hacer buenas decisiones. ¡Por supuesto, si él tuviera estas 
habilidades, no nos estuviéramos preguntando por qué el 
niño está tomando tantas malas decisiones!
Él tiene una mala actitud.
Probablemente el niño no tenía una mala actitud al principio. 
Las “malas actitudes” tienden ser la consecuencia de años 
incontables de haber sido incomprendido y castigado por 
adultos que no reconocieron que al niño le faltaban ciertas 
habilidades críticas para pensar efectivamente. Pero los 
niños son resistentes; ellos mejorarán si comenzamos a 
hacer lo correcto.
Él sabe cuales botones oprimir.
Hay que parafrasear esta para que sea más precisa: cuando 
está teniendo dificultades con ser flexible, tratar la frustración 
adaptivamente, y resolver problemas, él hace cosas que son 
muy mal adaptivas y que yo veo como muy desagradable. 
Bueno, ya estamos de acuerdo.
El Niño Explosivo
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Él tiene una enfermedad mental.
Ya ni sé que quiere decir esto. Si esto simplemente significa 
que un niño califica para un diagnostico psiquiátrico, 
entonces, para evitar la redundancia, debo señalarles que 
todavía no sabemos cuáles son las habilidades que aún 
no ha desarrollado ni cuáles son los problemas que no ha 
resuelto, y que le están causando las explosiones. Yo prefiero 
el término problemas con vivir al término de enfermedad 
mental, porque nos señala en la dirección al lo que en 
realidad debe hacerse para que nosotros podamos ayudarles 
a los niños explosivos resolver los problemas que les causan 
las explosiones.
PROBLEMAS SIN RESOLVER
Entonces, ahora hay que dirigir nuestra atención hacia el 
quién, qué, donde, y cuando de los arranques explosivos. Que no 
los engañe el hecho de que esta sección se encuentra al final de 
este capítulo; en reducir los arranques explosivos, los problemas sin 
resolver son igual de importantes que las habilidades rezagadas.
Un problema sin resolver es cualquier provocación, situación, 
circunstancia, o condición que fiablemente y predeciblemente 
precipita episodios explosivos. Un niño explosivo no explota 
cada segundo de cada hora…él explota a veces: en ciertos lugares 
(donde), con ciertas personas (quién), durante ciertas horas del día 
(cuando), y sobre ciertas tareas o problemas (qué). La mayoría de los 
niños explosivos estallan por los mismos cinco o seis problemas no 
resueltos cada día o cada semana. ¿Por qué se les llaman problemas 
sin resolver? Porque si ya estuvieran resueltos, no continuaran a 
causar arranques explosivos.
¿Necesita usted más ejemplos? Hay que comenzar por la 
tarea de escuela, cual parece ser el problema número uno que 
causa explosiones en los hogares Norteamericanos. Si la tarea 
predeciblemente precipita explosiones, entonces la tarea es un 
Ross W. Greene, Ph.D.
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problema que está por resolver. Si los desacuerdos sobre la cantidad 
de tiempo que su hijo pasa frente el televisor está causando 
explosiones, entonces el tiempo frente el televisor es el problema 
sin resolver. Aquí tiene una lista que puede ser útil para usted, 
aunque no es completa, así que siéntase libre de agregar lo suyo:
Casa
_ Despertarse o salirse de la cama por la mañana.
_ Cumplir con la rutina de la mañana o alistarse para ir a la 
escuela.
_ Hipersensibilidades sensoriales (por ejemplo, la “sensación” de 
la ropa).
_ Empezar o completar la tarea.
_ Cantidades de comida, opciones, preferencias, horarios de las 
comidas.
_ Tiempo pasado frente la pantalla (televisión, videojuegos, 
computadora) y las opciones de tipo de juegos y programación.
_ Irse a la cama o alistarse para ir a la cama por las noches.
_ Aburrimiento.
_ Interacciones entre hermanos.
_ Limpiar su cuarto.
_ Completar tareas o responsabilidades caseras.
_ Tomar medicina.
_ Ir en el coche o usar el cinturón de seguridad.
Escuela
_ Cambiar de una tarea específica a otra.
_ Empezar o completar tareas en clase.
_ Interacciones con un compañero o profesor en particular.
_ Estando en el pasillo, durante el recreo, en la cafetería, en el 
autobús escolar, o esperando en fila.
_ Hablar durante tiempos apropiados (ej. Cuando sea su turno).
_ Tareas o demandas académicas en especifico (ej. escritura).
_ Manejar la desilusión, perder en un juego, no salir en primer 
lugar, o no ser el primero en línea.
El Niño Explosivo
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¿Listo para la tarea? Espero que sí, porque la reducción de 
explosiones no va a suceder al menos que practique lo que está 
leyendo en este libro. Aquí esta su tarea: haga una lista de las 
habilidades rezagadas y problemas sin resolver de su hijo. Las 
habilidades rezagadas le ayudan a entender por qué su hijo es 
explosivo. Los problemas sin resolver le ayudan a entender con 
quién, sobre qué, donde, y cuando su hijo explota. Como ya 
he indicado, la lista anterior de problemas sin resolver no está 
completa- asegúrese que la de usted incluya todas las situaciones 
que causan desacuerdos y conflictos entre usted y su hijo.
Una vez que descubra cuales habilidades tiene por desarrollar 
su hijo e identifique los problemas que no se han resuelto y que 
precipitan explosiones, las explosiones se vuelven muy previsibles. 
Mucha gente cree que las explosiones son imprevisibles y ocurren 
inesperadamente. Por eso es que esperan que aparezca el problema 
(de nuevo) antes de tratar de corregirlo. Raramente es una 
estrategia efectiva o segura. Por suerte, ya que las explosiones son 
muy predecibles- ocurren cuando un niño no tiene las habilidades 
para manejar las demandas que se le han puesto encima y cuando 
problemas específicos que no se han resuelto aparecen (de nuevo)- 
se pueden prevenir de forma proactiva. Una vez que los problemas 
se resuelvan y las habilidades se han enseñado, es difícil imaginarse 
por qué su hijo todavía está explotando.
Hay una mantra más al llegar al fin de este capítulo. Es la 
definición de ser buenos padres:
Ser buen padre significa ser sensible a la “mano de cartas” que 
le han repartido.
Ya que usted tiene una mejor idea sobre la mano de cartas que 
se le ha dado, la mayor parte del resto de este libro está dirigido 
hacia ayudarle ser más sensible a esa mano.
USTED
¿Por qué razón se termina un capitulo describiendo habilidades 
rezagadas y problemas sin resolver y como estas causan explosiones 
Ross W. Greene, Ph.D.
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con usted? Pues, si las explosiones ocurren cuando las demandas 
y expectativas puestas sobre el niño exceden su capacidad de 
responder adaptivamente, entonces el niño es solamente la mitad 
de la ecuación. Entonces tiene sentido considerar la otra mitad: 
cuales expectativas le pone a su hijo, si esas expectativas son 
realmente realistas, y, especialmente, de qué manera quiere usted 
que se cumplan esas expectativas. La manera de cual usted maneja 
las expectativas que no se han cumplido hace toda la diferencia del 
mundo. Así que, mientras continúe leyendo este libro, va a ver que 
usted es una parte importante de esta imagen. Las explosiones no 
se producen en un vacío. Se necesitan dos para bailar el tango.
Aquí están los puntos importantes de este capítulo:
Hay varias habilidades rezagadas que hacen que sea difícil •	
para un niño poder responder a los desafíos de la vida de 
manera adaptiva y racional.
Uno de los favores mas grandes que le puede hacer a un •	
niño explosivo es identificar las habilidades rezagadas que 
le están causando comportamientos desafiantes paraque 
así usted y los demás entiendan qué es lo que le está dando 
problemas.
El otro gran favor que le puede hacer al niño explosivo •	
es identificar los problemas específicos que no se han 
resuelto que seguramente y predeciblemente le precipitan 
los episodios explosivos.
Una lista de todas las habilidades rezagadas y problemas sin •	
resolver descritas en este capítulo pueden ser descargadas 
en www.explosivechild.com.
Vamos a reducir significativamente las explosiones en su •	
hogar a través del cambio en la forma de cual usted trata 
de resolver esos problemas con su hijo. Usted verá.
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CAPÍTULO 4
Drama En La Vida Real
Me da gusto introducirles a unos niños explosivos- niños que tienen muchas cualidades que los redimen pero que se frustran 
mucho más fácilmente y frecuentemente que otros niños y que, 
cuando están más allá del borde, hacen cosas que son mucho más 
extremas. Cada uno tiene una mezcla de habilidades rezagadas 
y problemas sin resolver que les causa tener explosiones. Cada 
uno tiene padres que están luchando para averiguar qué es lo que 
sucede y que tratan de encontrar la mejor forma de manejar las 
explosiones de sus hijos de manera que funcione mejor que lo que 
ya han intentado. Hay buena posibilidad que usted vea similitudes 
entre los niños y padres descritos en este capítulo (quienes veremos 
de nuevo de alguna manera durante el libro) y usted y sus propios 
hijos.
CASEY
Casey es un niño de seis años que vive con sus padres y 
hermana menor. Sus padres describen a Casey como muy 
hiperactivo e irritable e informan que tiene dificultades con jugar 
con sí mismo y no es muy bueno para jugar con otros niños 
tampoco. Ellos indican que Casey parece ser muy inteligente, 
Ross W. Greene, Ph.D.
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ya que tiene una excelente memoria para contener información, 
pero que se vuelve ansioso al ser presentado con una tarea o 
situación nueva. También informan que él es exigente acerca de 
la ropa que viste y de los alimentos que él está dispuesto a comer. 
A menudo se queja de ciertas telas, de que las etiquetas de la ropa 
le molestan, y que muchos alimentos comunes “huelen raro”. Sus 
padres también dicen que él tiene muchas dificultades con las 
transiciones. Exigirle que se regrese a casa después de haber estado 
jugando afuera es, a menudo, un gran problema.
Los padres de Casey han leído bastante sobre el trastorno 
por déficit de atención con hiperactividad (ADHD) y creen 
que este diagnostico le aplica a su hijo, pero también reconocen 
que muchas de sus dificultades caen fuera de los limites de este 
trastorno. También leyeron libros acerca del trastorno bipolar, y se 
preguntan si las explosiones e irritabilidad de Casey significan que 
él es bipolar, pero no están muy seguros de que él sea “maníaco” 
o “grandioso” lo suficiente para calificar. Ellos sienten que el 
término controlador le queda mejor que cualquier otro diagnostico 
tradicional.
Las explosiones de Casey, cuando suceden en casa, consisten 
por lo general de gritar, llorar, y ocasionalmente, golpear. Los 
padres intentan hablar con Casey acerca de estos comportamientos. 
Aunque él este de buen humor, su capacidad para pensar y platicar 
sobre su comportamiento parece ser limitada; después de unos 
segundos, grita, “¡No puedo hablar de esto ahora!”, termina la 
conversación, y sale corriendo del cuarto.
Sus padres previamente habían consultado con un sicólogo, 
quien les ayudo a establecer un sistema de puntos a través del cual 
Casey sería premiado por comportamiento bueno y castigado por 
comportamientos menos deseados. Vigilantemente implementaron 
el sistema en casa pero aprendieron que la hiperactividad, 
inflexibilidad, e irritabilidad de Casey dominaron su deseo de 
obtener premios y evitar castigos. Además, este programa pareció 
frustrar a los padres de Casey, pero el sicólogo los animo a seguir 
adelante con el sistema, con la certeza de que el comportamiento 
El Niño Explosivo
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de Casey iba a mejorar. Pues, no sucedió así y los padres 
descontinuaron el programa después de tres meses.
“Necesitamos algo mas,” suplicó su mamá. “Nos está 
destruyendo nuestra familia.”
Casey también tiene dificultades en la escuela. Igual que sus 
padres, el profesor de primer año estaba impresionado con los 
conocimientos superiores de Casey pero preocupado sobre su 
pobre habilidad para resolver problemas. Cuando las lecciones 
involucraban el reconocimiento de información de memoria, 
Casey era la estrella del salón. Cuando las lecciones requerían 
la aplicación de esta información a situaciones de la vida real 
más abstractas y complejas, sus respuestas eran desorganizadas y 
fuera de la marca. Cuando se frustra por una tarea en particular, 
a menudo grita, “¡No puedo hacer esto!” y se agita o comienza 
a llorar; a veces sale corriendo del salón. En muchas ocasiones, 
se ha ido de la escuela, lo cual ha causado preocupación por su 
seguridad. A veces recupera su compostura rápidamente; en otros 
momentos le toma veinte o treinta minutos para que él se calme. 
Después del incidente, Casey se arrepiente (“Lo siento que me 
salí del salón sin permiso…yo sé que no debo hacerlo”) o tiene 
dificultades en recordar el episodio.
La profesora de Casey nos informa que ella sabe cuándo él 
va a tener un día pesado desde el momento en que entra al salón 
en la mañana. Pero ella también observa que Casey es capaz 
de derrumbarse hasta cuando está teniendo un día bueno. La 
profesora se preocupa más y más sobre la relación de Casey con 
los demás estudiantes. Nos reporta que ocasionalmente, Casey 
les grita o golpea a los otros niños durante actividades menos 
estructuradas, en particular cuando las cosas no van a su modo. 
Casey no aprecia el impacto de sus acciones en los demás y parece 
no poder usar las críticas positivas que le ofrecen los demás para 
que él pueda ajustar su comportamiento.
¡Esto es mucho para digerir! Hay que ver si podemos hacer la 
información anterior más manejable al verla a través del prisma de 
habilidades rezagadas y problemas sin resolver. Empecemos con 
Ross W. Greene, Ph.D.
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las habilidades rezagadas, o sea, por qué tiene tantas dificultades 
Casey:
Dificultad con manejar las transiciones, cambiando de •	
un estado de ánimo a otro o de una tarea a otra.
Dificultad con considerar un abanico de soluciones a un •	
problema.
Dificultad con manejar una respuesta emocional a la •	
frustración para poder pensar racionalmente.
Irritabilidad o ansiedad crónica que le impide, de •	
manera significativa, poder resolver problemas.
Dificultad con ver lo “gris”; modo de pensar concreto, •	
literal, y en blanco-y-negro.
Dificultad con darse cuenta de cómo su •	
comportamiento puede afectar a los demás; sorprendido 
a las respuestas de los demás.
Ahora, hay que identificar los problemas que deben ser 
corregidos, el quién, qué, donde, y cuando de las explosiones de 
Casey. Ya resueltos estos problemas, Casey no va a explotar sobre 
ellos. Tenga en cuenta que esta no es una lista de lo que Casey hace 
cuando está molesto pero más bien es una lista de los problemas 
que causan que se moleste en primer lugar:
Jugar solo•	
Jugar con otros niños•	
Hacer algo nuevo o desconocido•	
Usar cierta ropa•	
Comer ciertos alimentos•	
El Niño Explosivo
– 43 –
Regresarse adentro después de haber estado jugando •	
afuera
Hablar sobre sus problemas•	
Estos problemas no se van a resolver de un solo golpe; se van 
a resolver de manera sistemática, uno a la vez. Y, al resolver estos 
problemas- en colaboración- Casey y sus padres aprenderán nuevas 
habilidades, eliminaran algunas interacciones contraproducentes, 
y reducirán la probabilidad de explosiones.
HELEN
Helen es una niña de ocho años. Sus padres la describen como 
encantadora, sensible, creativa, energética, y sociable. Pero también 
la describen como intensa, fácil de hacer enojar, argumentativa, 
resistente, e “imposible de razonar con ella” cuando se encuentra 
frustrada. Nos informan que

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