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Bioquímica y Biología Celular
Ivon Anahí Romo Sánchez
4756398
2A
Intolerancia a la lactosa
La intolerancia a la lactosa es una de casusas más comunes en cuanto a síntomas gastrointestinales. Afecta a muchos individuos alrededor del mundo y tiene afectaciones de larga duración en la salud de quiénes la padecen. Es importante establecer las diferencias entre la mal digestión de la lactosa y la intolerencia a la lactosa, para así poder establecer un correcto diagnsóstico.
La hipolactasia hace referencia a la deficiencia y/o no persistencia de la enzima lactasa. La mala digestión se refiere a la degradación ineficaz de la lactosa. La lactosa nunca se absorbe como disacárido. Sin embargo, el término de mal digestión de la lactosa no tiene una definición científica precisa.
El polimorfismo genético más común causante de la persistencia de la lactasa es una sustitución de un solo nucleótido en el cromosoma 2 que involucra al gen de la lactasa (LCT), que es mayormente observado en pacientes blancos. Así mismo, existen otros polimorfismos que ocasionan la persistencia con predominancia en pacientes de África a Arabia Saudita a Finlandia. En cuanto a las poblaciones mayormente afectadas en Norte america son de más afectados a menos afectados; los asiáticos, los americanos nativos, afroamericanos, hispanos y blancos, principalmente escandivanos y europeos del norte. A nivel internacional, la mayoría de los niños padecen no persistencia genética. 
Los síntomas gastrointestinales típicos incluyen inflamación, diarrea, borborigmos, flatulencias y cólicos, comenzando normalmente entre 30 minutos a unas horas después de haber ingerido alimentos o bebidas con contenido de lactosa. Los síntomas varían dependiendo de la dosis, de la fermentación de los productos, entre otros. La expresión de los síntomas y su variabilidad ayudan a determinar si se trata de una mal digestión o de una intolerencia.
Los productos lácteos son un muy buen recurso de calcio, vitamina D, potasio, magensio, rivoflavina, proteína y otros nutrientes. La ingesta inadecuada de estos nutrientes representan un factor de riesgo para la osteoporosis y por lo tanto, aumenta la incidencia de fracturas. Las niñas que a temprana edad comienzan a dejar los productos lácteos, presentan baja densidad de huesos a partir de los 10 a 13 años. 
La digestión de la lactosa se puede examinar por aire expirado y en la sangre. La mal digestión se puede diagnosticar por aliento y por sangre, falta de actividad enzimática a nivel de la mucosa entérica o presencia de la mutación genética. La eliminación de lácteos en la dieta pueden mejorar los síntomas parcial o totalmente. 
En conclusión, es importante saber identificar las características propias de la mal digestión y de la intolereancia a la lactosa, ya que ambas presentan síntomas parecidos pero con variables. Actualmente, la mayoría de las personas consideradas intolerantes a la lactosa son autodiagnósticadas, lo cual lleva a que haya un diagnóstico subjetivo y un tratamiento ineficáz e inadecuado.

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