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Artículo original 
 
Título: 
 
Virus del Papiloma Humano y prevención: qué saben nuestros 
adolescentes. 
 
Autora: 
 
Carmen Mª Sarabia Cobo. Enfermera de Atención Primaria, CS Cazoña. Psicóloga. 
Profesora Asociada Enfermería Comunitaria III, EUE Casa de Salud Valdecilla, 
Santander. Email sarabiac@unican.es 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Virus del Papiloma Humano y prevención: qué saben nuestros 
adolescentes. 
 
Objetivo: determinar conocimientos, actitudes y comportamiento en población 
adolescente, respecto a su sexualidad y estimar el nivel de conocimientos respecto al 
VPH. 
 
Metodología: Estudio descriptivo-correlacional de corte transversal a población 
adolescente de 10 institutos de educación secundaria, con recogida de datos a través de 
cuestionario sobre conducta y creencias sexuales elaborado para el estudio, y el test de 
personalidad NEO FFI. 
 
Resultados: Muestra de 1134 adolescentes. Edad promedio: 17.2 años. Respecto a 
conocimientos sobre si el Virus del Papiloma Humano era una ETS un 88% lo 
desconocía. El 58% de la muestra ha mantenido alguna relación sexual en el último 
año, y de este porcentaje un 12.4% afirmaba que fue coital. Percepción de riesgo y 
percepción de gravedad del VPH: La probabilidad percibida de infectarse con el VPH 
en una escala de 0 a 100 era de 38,8 (DT=39,6). En cuanto al Inventario de personalidad 
NEO FFI, se apreció una correlación positiva entre aquellos sujetos que puntuaron alto 
en Extraversión y Apertura, y actitudes o conductas de riesgo que manifestaron 
concordancia de 76,19% (kappa=0,3182; p=0,0467). 
 
Conclusiones: Nuestros adolescentes inician relaciones a edades más tempranas, aunque 
conocen los riesgos de las ETS y del embarazo se siguen manteniendo conductas de 
riesgo como es no utilizar el preservativo. Existe un amplio desconocimiento hacia el 
VPH y sus consecuencias así como la existencia de vacunas. Es necesario incidir en 
campañas más eficaces, que no sean meramente informativas, sobre educación sexual 
en la población adolescente. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Abstract 
 
Human Papillomavirus (HPV) and prevention: know what our teenagers. 
 
Objective: determine knowledge, attitudes and behaviour in adolescent population with 
respect to their sexuality and estimate the level of knowledge regarding the HPV. 
 
Methodology: A descriptive study of cross-correlation to adolescent population of 10 
institutes of secondary education, with data gathered through the questionnaire on 
sexual behavior and beliefs developed for the study, and the personality test NEO FFI. 
 
Results: Displays of 1134 adolescents. Average age: 17.2 years. With regard to 
knowledge about whether human papillomavirus was an STD by 88% was unknown. 
58% of the sample has maintained a sexual relationship in the past year, and this one 
percentage was 12.4% stated that coital. Perceptions of risk perception and severity of 
HPV: The perceived probability of becoming infected with HPV on a scale from 0 to 
100 was 38.8 (DT = 39.6). As for the NEO Personality Inventory FFI, revealed a 
positive correlation between those subjects who scored high in Extraversion and 
Openness, and attitudes or risk behaviors that match showed 76.19% 
(kappa = 0.3182, p = 0, 0467). 
 
Conclusions: Our adolescent relationships begin at younger ages, although aware of the 
risks of STDs and pregnancy are still maintain risk behaviors such as not using 
condoms. There is widespread ignorance towards HPV and its consequences as well as 
the existence of vaccines. It is necessary to affect more effective campaigns, which are 
not only provided information on sex education in the adolescent population. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Introducción 
La salud de los adolescentes y jóvenes es un tema que suscita cada vez más interés 
en todo el mundo, por la mejor comprensión de las características de esta edad para la 
salud pública y también por las condiciones cambiantes de la sociedad que añadidas a la 
modificación de las conductas de estos grupos, han generado nuevos riesgos para la 
salud de ellos1. 
 
La OMS define como adolescencia al "período de la vida en el cual el individuo 
adquiere la capacidad reproductiva, transita los patrones psicológicos de la niñez a la 
adultez y consolida la independencia socio – económica" y fija sus límites entre los 10 y 
20años2. 
 Es considerada como un periodo de la vida libre de problemas de salud pero, 
desde el punto de vista de los cuidados de la salud reproductiva, el adolescente es, en 
muchos aspectos, un caso especial . Por ejemplo, en el tema del inicio de relaciones 
sexuales a edades cada vez más tempranas, y consecuencia de ello, embarazos en 
adolescentes e infección por ETS, las estadísticas indican que EE.UU es el país 
industrializado con mayor tasa de embarazadas adolescentes, con una tasa estable del 
11,1% en la década de los 803. 
 
Tras la aparición en el mercado de la vacuna frente a VPH incluida en calendario 
vacunal en varias Comunidades Autónomas de España en 2007 y 2008, en las consultas 
de pediatría estamos asistiendo al planteamiento por parte de padres y adolescentes de 
múltiples interrogantes al respecto. Y se empieza a detectar, al indagar sobre sexualidad, 
la existencia de lagunas respecto no sólo a la enfermedad causada por el VPH sino 
también su relación con el cáncer de cérvix, así como los mecanismos de contagio y 
prevención. 
 
Aún reconociendo la carga asistencial y las dificultades para hablar sobre ciertos 
temas con los adolescentes creemos que los sanitarios, en particular el personal de 
enfermería que es el responsable de la Educación para la Salud dentro de las consultas 
de pediatría en Atención Primaria, deben implicarse en que ese colectivo tenga 
conocimientos suficientes de la patología del VPH promoviendo una educación para la 
salud mantenida en el tiempo y orientada, en este caso concreto, a la salud reproductiva 
y sexualidad. 
 
Qué información llega, por tanto, a nuestros adolescentes, que viven sumidos en 
la época de la comunicación y el acceso a ingentes cantidades de información. Qué 
labor realizamos tanto los profesionales sanitarios y educativos, como las familias, y la 
sociedad en general, ante un problema que parece írsenos de las manos. 
 
El objetivo del presente estudio va dirigido a determinar conocimientos, 
actitudes y comportamiento en población adolescente, respecto a su sexualidad. Y para 
ello se ahondará en estimar el nivel de conocimientos respecto al VPH en la población 
estudiada, Determinar actitudes y comportamientos sexuales, en general, y respecto a 
conductas de riesgo, y determinar correlaciones entre rasgos de personalidad y 
conductas de riesgo sexuales. 
 
 
 
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 Metodología 
*Tipo de estudio. Estudio descriptivo-correlacional de corte transversal, con 
trabajo de campo. 
*Población de estudio. Alumnos de Bachillerato LOGSE, de diez institutos 
públicos de secundaria de Cantabria, España, de edades comprendidas entre 16 y 
20 años de edad. (En Cantabria hay 57 institutos de secundaria con Bachillerato 
según Ministerio de Educación, www.mec.es ) 
*Período de investigación: recogida de datos durante el curso académico 2006-
2007. 
*Instrumentos empleados para recogida de datos: 
- Test autoadministrado, anónimo, elaborado para la investigación 
basándose en otros previamente validados** , que tiene un coeficiente de 
fiabilidad alpha que, atendiendo a los distintos grupos de ítems, alcanza 
una media de 64. Se empleó escala tipo Likert, que contiene enunciados 
ante los cuales el encuestado debía expresar su grado de acuerdo o 
desacuerdo mediante la asignación de una puntuación comprendida entre 
1 –totalmente de acuerdo- y 5 –totalmente en desacuerdo. Estas encuestas 
fueron pilotadas aplicándoselas primero a un grupo reducido de 
adolescentes de dos de los centrosseleccionados estimándose las 
respuestas y adecuando las preguntas al lenguaje de la edad y 
compresión. 
**Escala del Dr.Marc A. Zimmerman, Universidad Michigan 
EEUU,1997, sobre conducta y conocimientos sexuales. Cuestionario de 
Torres (1994) rediseñado y validado por Piña, Molina y Cota. Escala de 
autoeficacia para la prevención del SIDA-SEA-27, 2001, López-Rosales, 
F. Moral-de la Rubia.J El test presenta varios apartados: a. Datos 
sociodemográficos. b. Conocimientos sobre el VPH. c. Actitudes y 
comportamiento sexual (generales, y en relación a factores de riesgo 
respecto al VPH) 
- Inventario de personalidad NEO-FFI, que es la versión reducida del 
NEO PI-R. (Costa P.T. McCrae R.R. 1992. Versión española adaptada 
por TEA Ediciones, 2002, empleada en este estudio). Es un cuestionario 
de 60 cuestiones, autoaplicable, de corrección mecánica. También fue 
anónimo como el anterior, e iba grapado al primer cuestionario. 
*Procedimiento: Se envió previamente documentación tanto a los centros 
educativos como a las Asociaciones de Padres (APA) de los institutos públicos 
seleccionados de forma aleatoria de toda Cantabria, informando sobre la puesta 
en marcha del proyecto, y solicitando una entrevista tanto con la dirección, como 
con los profesores tutores de Bachillerato como con representantes de las APAs. 
En dicha reunión se informa detalladamente del proceso de investigación, 
objetivos y metodología. Si todos los presentes llegaban a un acuerdo unánime 
en la realización en el centro de la recogida de datos, se procedía a hablar con los 
alumnos de Primero y Segundo de Bachillerato, clase por clase, informándoles 
de lo que se pretendía llevar a cabo. Aquellos alumnos que no deseaban 
participar lo exponían,quedando excluidos del estudio. (La investigación tuvo 
lugar en los diez institutos seleccionados previamente)Los tests fueron 
rellenados en las horas de tutoría. Se garantizaba el anonimato y la 
confidencialidad de los datos. Todos los alumnos recibieron las mismas 
 
 
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instrucciones tanto de forma escrita en la cabecera de los cuestionarios, como de 
forma verbal antes de empezar a contestar. 
*Análisis estadístico. Se empleó el paquete estadístico SPSS v.11.1 
 
 
 
Resultados 
Muestra de 1134 adolescentes. El total seleccionado fue de 1147, pero 5 alumnos 
no asistieron a clase el día en que se pasaron los cuestionarios, y ocho cuestionarios 
fueron deshechados por faltar datos. 
En cuanto al sexo, la muestra estuvo conformada por un 55% de chicas y un 45% 
de chicos. Edad promedio: 17.2 años. 
El 49.3% de los alumnos provienen de familias de tipo nuclear completa (padre, 
madre, con y sin hermanos) y 28.8% de familias de tipo extendida (padre, madre y otros 
familiares). Además, 21.8% de los alumnos son de familias que carecen ya sea de padre, 
madre o ambos. 
El 72.3% se consideran estudiantes normales, malos estudiantes un 10.8% y buenos 
el 16.9%. Tienen pareja o ligue un 33.7%, considerada por ellos como estable en el 
73.1%, con un grado de confianza que piensan es total o bastante en el 82.2%. Ninguno 
contestó que no tenía confianza con su pareja. 
Respecto a los conocimientos sobre el VPH: Respecto a conocimientos sobre si el 
Virus del Papiloma Humano era una ETS un 88% lo desconocía, y sólo un 7.3% lo 
identificó como una ETS. Sobre la relación entre el VPH y el cáncer de cérvix un 3.4% 
dijo estar “muy de acuerdo” en que el primero podía causar el segundo. Respecto al uso 
del preservativo, un 76% afirmaba que prevenía el VPH. Respecto a si el VPH causaba 
enfermedades crónicas, un 47.2% dijo “no estar muy de acuerdo”. Preguntando sobre la 
existencia de una vacuna frente al VPH un 44.2% decía “estar de acuerdo” en su 
existencia, de los cuales el 79.3% eran chicas. Indagando sobre si prevenir una ETS con 
una vacuna, ya evitaba tener que usar medidas de protección como el preservativo hasta 
un 76.5% decía “estar de acuerdo”. 
En cuanto a las actitudes y comportamiento sexual, tanto de forma general como en 
relación a factores de riesgo: El 58% de la muestra ha mantenido alguna relación sexual 
en el último año, y de este porcentaje un 12.4% afirmaba que fue coital. Cerca de un 
16% ha mantenido aunque sea una relación sexual con una persona prácticamente 
desconocida y un 4.5% declararon no utilizar ningún método anticonceptivo o 
preservativo durante este encuentro ocasional. El 19.6% de los sujetos reconocieron 
haber sido infieles en alguna ocasión a su pareja estable y un 71.9% de los que lo 
hicieron manifestaron no haber utilizado el preservativo en esa relación esporádica. 
Respecto de las conductas de riesgo, en función del sexo, en todos los casos se 
encontraron diferencias significativas: son los datos de chicos los que reportan haber 
tenido más parejas sexuales, haber usado con menor frecuencia preservativo y haber 
tenido más relaciones con parejas ocasionales. 
Percepción de riesgo y percepción de gravedad del VPH: La probabilidad percibida 
de infectarse con el VPH en una escala de 0 a 100 era de 38,8 (DT=39,6) para los y las 
chicas, siendo significativamente mayor en las chicas (Media=45,9, DT=42,9) que en 
los chicos ( Media=31,9, DT=35) (t = -2,387, p<0,018). 
Respecto a la percepción de gravedad un 73.3% considera que el VPH es una 
enfermedad leve, el 24.4% moderada, el 1.7% grave, y el 0.6 % mortal. Evaluando la 
significancia estadística de estas comparaciones se evidencia que en cuanto a 
conocimientos ambos sexos no difieren de manera significativa. Sin embargo, en cuanto 
 
 
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a riesgo las mujeres muestran un comportamiento de riesgo significativamente más bajo 
que los hombres. 
Acerca del uso de preservativos, el 90% opinan que su uso, teniendo puesto el 
preservativo en toda relación sexual con penetración, evita coger una ETS. El 68.7% 
creen que usar preservativo permite tener unas relaciones sexuales seguras y 
placenteras, pero que usarlos es “un rollo” (18.1%). El 79.5% de los encuestados 
piensan que las caricias, los besos, la masturbación mutua pueden dar tanto placer como 
hacer el amor, sin riesgo de embarazo ni de ETS y que la penetración no es lo más 
importante en la relación sexual (74.5%). Preguntamos por el tipo de comportamiento 
que se llevaría a cabo en el caso de que surgiera posibilidad de una relación y no se 
tuviera preservativo. A este respecto, un 11.1 % afirmó que tendría la relación 
exactamente igual, siendo significativamente mayor el porcentaje en los chicos (17.8%) 
que en las chicas (4.4%) (x2 = 8,100, p<0,004); un 18.9% mantendría la relación pero 
evitando prácticas de riesgo, de nuevo con porcentaje superior en los chicos (25.6%) 
que en las chicas (12.2%) (x2=5,222, p<0,022); un 60.6% intentaría conseguir un 
preservativo, con mayores porcentajes de nuevo en los chicos que no alcanzan 
significación estadística; sin embargo, un 26.7% se abstendría de mantener la relación, 
siendo esta vez las chicas(40%) las que obtienen un porcentaje significativamente 
superior a los chicos (13.3%) (x2 = 16,364, p<0,000). Un 42,2% de la muestra no 
encontraba ninguna dificultad para el uso del preservativo. En cuanto al tipo de 
dificultad más importante aducido por los adolescentes cabe destacar la dificultad para 
obtenerlos (26.7%), la disminución de la sensibilidad (26.1%), la vergüenza al 
comprarlos (22.8%) y el miedo a una posible rotura o mal estado del preservativo 
(17.8%) entre otros factores. 
En cuanto al Inventario de personalidad NEO FFI, se apreció una correlación 
positiva entre aquellos sujetos que puntuaron alto en Extraversión y Apertura, y 
actitudes o conductas de riesgo que manifestaron concordancia de 76,19% 
(kappa=0,3182; p=0,0467). Así mismo aquellos sujetos que puntuaron alto en 
Neuroticismo presentaban menos tendencia a realizar conductas de riesgo, y sus 
puntuaciones en apreciación de gravedad respecto al VPH fueron mayores, 
(Kappa=0,1194; p=0,0094), concordancia (80%) altamente significativa. Los sujetos 
que mayores puntuaciones obtuvieronen Responsabilidad también mostraban en sus 
respuestas no realizar conductas de riesgo ni intención de realizarlas, y mostraban 
mayor aprobación hacia el uso del preservativo, con una concordancia de 54,55% 
(kappa=0,0984; p= 0,3105). 
 
 
Discusión 
 Respecto a la distribución por sexos en la muestra, se constata un mayor número 
de chicas, lo que coincide con las estadísticas nacionales de mayor número de chicas 
estudiando Bachillerato en nuestro país. La edad media nos indica una aproximación 
a la desviación media de la muestra poblacional, con pocas edades extremas, lo que 
resulta en sí una muestra homogénea. La amplia mayoría se consideran estudiantes 
normales, y los que se consideran buenos superan ligeramente a los que se 
consideran malos, lo que es lógico teniendo en cuenta que hablamos de estudiantes 
de Bachillerato, formación previa a los estudios universitarios o de grado superior. 
Respecto a los datos obtenidos en el test decir que los cuestionarios auto 
cumplimentados sobre sexualidad en estudiantes de bachillerato se consideran 
fiables y válidos aunque algunos adolescentes de sexo masculino, tienden a 
sobredeclarar su conducta sexual, al contrario que los de sexo femenino. Sólo un 
 
 
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tercio de los encuestados tiene pareja o ligue, considerada como estable en mas de la 
mitad de los casos y con un alto grado de confianza. Esto pudiera ser relevante 
respecto a que nuestros jóvenes no suelen tener en su mayoría pareja o ligue estable, 
lo que los convierte en población de riesgo dada la posibilidad de mantener 
relaciones esporádicas y variadas. 
Sin duda lo más llamativo de todos los datos obtenidos son las cifras que indican 
un gran desconocimiento general en cuanto al VPH, su modo de transmisión y 
prevención, etc. Los adolescentes parecen conocer bien otras ETS como el VIH, 
pero desconocen casi totalmente el VPH y sus consecuencias. Así mismo perciben 
las enfermedades que pueda ocasionar como de bajo riesgo. También es preocupante 
constatar que desconocen la existencia de una vacuna y de para qué sirve 
exactamente, aunque es lógico que así sea puesto que durante la recogida de datos 
aún no estaba comercializada en este país, y este dato no es por tanto del todo 
valorable. Pero no deja de resultar llamativo el detalle sobre la actitud hacia una 
vacuna que llegarían a considerar como solución a una enfermedad, no viéndose 
después necesitados de usar medidas preventivas. Los datos reflejan que son las 
chicas las que mayores y mejores conocimientos muestran, al ser el VPH un 
problema de mayor afectación femenina respecto a las consecuencias graves (cáncer 
de cérvix), y parece lógico que las chicas estén más informadas y concienciadas por 
parte de sus madres, hermanas o amigas. 
En cuanto a la práctica de relaciones sexuales, los datos coinciden con otros 
estudios, como el de Ballester y Gil 2006, entre niños españoles de 9 a 14 años, un 
14% de los niños de 11 a 12 dijeron haber tenido relaciones sexuales de algún tipo 
,y ese porcentaje fue del 34,5% en niños entre 13-14 años. En otro estudio (Gil, 
Ballester, Bravo 2005) entre adolescentes, el 18% de 15-16 años manifestaron 
realizar sexo oral y el 14% prácticas que implicaban coito vaginal. Lo que indica 
que la iniciación en las prácticas sexuales en nuestro país se realizan entre la 
llamada adolescencia media (15-16 años) y la tardía (18-20 años). Son datos que 
deben hacernos pensar sobre el inicio de posible contagio por VPH en edades 
tempranas de la vida, con tiempo suficiente para reinfecciones posteriores que 
conlleven a la aparición de posible cáncer de cérvix a edades cada vez más 
tempranas. Datos estos que apoyan por tanto las medidas de salud que postulan 
realizar screening a partir de los 21 años de edad, o en el momento de empezar a 
mantener relaciones sexuales. De ahí también que la edad de inicio de vacunación 
frente a VPH sea entre los 13 y los 16 años de edad, edades estas de posible inicio 
de relaciones sexuales, como apuntan los datos. 
Valorando los datos sobre percepción del riesgo, son alarmantemente bajos en la 
mayoría de los encuestados. Sólo un 1,7% dice que las consecuencias de las 
enfermedades causadas por el VPH pueden ser graves. Así mismo la presencia de 
factores de riesgo, como es el distinto número de parejas, el realizar prácticas 
sexuales sin protección, o con desconocidos, nos pone en la tesitura de comprobar 
que aunque los adolescentes parecen tener información en términos generales sobre 
las ETS y su prevención, estos conocimientos aún son deficientes, y siguen 
incurriendo en ideas erróneas, y lo más preocupante, siguen considerando estar 
expuestos a un bajo riesgo. 
Referente al uso de preservativo, la OMS ha declarado que, para la mayor parte 
de los jóvenes sexualmente activos, el preservativo debe ser el método 
anticonceptivo de primera elección, con ventajas adicionales sobre otros 
anticonceptivos alevitar no solo el embarazo no deseado sino también las ETS. 
Nuestros jóvenes piensan mayoritariamente que la mejor forma de evitar ETS es 
 
 
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usar preservativos en toda la relación con penetración. Mayoritariamente piensan 
que el uso del preservativo permite tener unas relaciones seguras y placenteras, pero 
el 18 % de ellos piensan que usarlos es un rollo. Estudios recientes4 consideran que 
el uso de preservativo en adolescentes en nuestro país es bajo, lo que puede estar 
causado, entre otras causas, por coincidir los distintos grupos de jóvenes en esta 
opinión. De todos modos se puede concluir que nuestros adolescentes tienen buen 
concepto del preservativo y que mayoritariamente valoran como positivo (seguro y 
placentero) su uso. 
Al indagar sobra prácticas sexuales distintas al coito (caricias, besos, 
masturbación mutua, etc) y preguntarles como las valoraban, constatamos que 
piensan mayoritariamente que son igual de placenteras que el sexo con penetración 
sin riesgo de embarazo ni de ETS. En este aspecto nuestro estudio coincide con 
otros5,6,7,8 en que esta positiva valoración respecto de estas prácticas se explica 
porque forman parte de los ritos de iniciación sexual, propios de la edad, y es a 
través de ellas como conocen al otro y adquieren destrezas y experiencia. Sin duda, 
la función más importante que atribuyen a las caricias, es la de servir de 
precalentamiento al coito. Esto debe ponernos en conexión con que el VPH no sólo 
se transmite a través del coito vaginal, sino en ocasiones a través del contacto piel 
con piel de la zona perigenital, así como a través del sexo oral, de la masturbación 
mutua y de otras formas de contacto sexual. Y teniendo en cuenta las características 
de las prácticas sexuales propias de la iniciación sexual, es un dato a tener en cuenta 
de nuevo para plantearse la vacunación frente al VPH en edades de adolescencia 
media, así como la adecuada información sobre el VPH y la prevención de su 
trasnmisión 9,10 
Valorando los datos que aporta el NEO FFI, en relación a las actitudes y 
conductas de riesgo, los datos parecen apoyar la fiabilidad y validez de este test de 
personalidad, como predictor aunque sea someramente en este caso, de las teorías 
psicológicas11,12,13,14 que apuntan que el ser humano es un conjunto de 
conocimientos, creencias, valores, instintos y motivaciones, que determinan y 
configuran su personalidad y su comportamiento. Entendido, por ejemplo, el factor 
Extraversión que identifica las facetas de Cordialidad, Gregarismo, Asertividad, 
Actividad, Búsqueda de emociones y Emociones positivas, como un identificador de 
personas abiertas, sociables, optimistas, “lanzadas”, parece lógico que aquellos 
adolescentes que han obtenido puntuaciones altas (a partir de 37 en el test) también 
manifiesten tener más relaciones sexuales, más número de parejas, así mismo digan 
ser menos fieles, y refieren no haber usado siempre preservativo. Así mismo 
aquellos sujetos que han puntuado alto en Responsabilidad (factor compuesto por 
las facetas Competencia,Orden, Sentido del deber y Necesidad de logro), con 
puntuaciones mayores a 39, también han mostrado datos como que tienen menos 
relaciones sexuales, son más fieles, usan siempre el preservativo, todo ello 
relacionado por tanto con una actitud y un comportamiento que llamaríamos de bajo 
riesgo. No deja de ser llamativo que en el factor Neuroticismo (con las facetas 
Ansiedad, Hostilidad, Depresión, Ansiedad social, Impulsividad y Vulnerabilidad), 
las puntuaciones más altas (a partir de 19 puntos) correlacionan positivamente con 
una creencia de gravedad respecto a las enfermedades que pueda causar el VPH, 
presentan menos relaciones sexuales, o más bien ninguna la mayoría, y tienen en 
alto concepto el uso obligado del preservativo en cualquier relación. Este dato nos 
habla de adolescentes con mayor miedo al contagio, y que presentan menos 
tendencia a las relaciones personales. Todos estos datos referentes a las personalidad 
de los adolescentes sólo son indicadores generales, puesto que un adecuado análisis 
 
 
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de la personalidad debería hacerse con otro instrumento (el NEO PI-R) puesto que el 
NEO FFI es la versión reducida. Así mismo para realizar un estudio más completo 
deberían valorarse todas las variables de la personalidad, los cinco factores, en un 
análisis factorial, lo que no es objetivo de este estudio, que pretende buscar algún 
tipo de apoyo a la hipótesis ya planteada que postula que el abordaje de la educación 
sexual debe apoyarse más en mecanismos de psicología cognitiva y conductual, que 
en mera información sobre sexualidad. 
 
 
 Conclusiones 
 
Está claro que la medida más importante que nos indican los datos hasta ahora 
expuestos es la importancia de una educación sexual adecuada a estas edades, enfocada 
hacia sus creencias y su baja percepción del riesgo, y no sólo reducida a aportar 
cantidades de información, que en muchos casos sobre todo referente al VIH parecen 
conocer15,16. En algunos estudios, sobre todo de talante psicológico y sociológico, 
hablan más de educar en valores que de impartir educación sanitaria reducida 
simplemente al aspecto sanitario17,18. Es decir, si la persona, y en este caso el 
adolescente, que vive en una comunidad concreta, debe ser entendido como un todo 
biopsicosocial, no podemos limitar desde la Atención Primaria un abordaje limitado al 
ámbito sanitario. Debemos tener un abordaje más amplio, y más centrado en el grupo 
concreto, adolescentes en este caso, al que nos dirigimos. Esto último es importante, 
pues de acuerdo con otros autores19,20 más que centrar la discusión en torno a qué tipo 
de conocimientos son los que hay generar, o de si es necesario incidir sobre variables 
como la percepción de riesgo, las actitudes, creencias o la intención conductual, por 
ejemplo, lo que se requiere son estudios que permitan identificar qué papel juegan las 
variables motivacionales y cómo éstas pueden, por un lado, ser reguladas o moduladas 
en su operación por variables relacionadas con la personalidad, y por el otro, dar cierta 
direccionalidad a las conductas de riesgo o de prevención. 
Se trata de diseñar y poner en marcha campañas y programas de intervención que se 
afirmen en resultados de investigaciones que reconozcan el importante papel que juegan 
eventos psicológicos como los aquí analizados en relación con la práctica de conductas 
de riesgo. Consideramos que un análisis funcional de la conducta puede constituirse en 
una poderosa herramienta que nos permita, a través de la investigación, dar cuenta de 
cómo es que esos eventos psicológicos operan, y, a partir de ahí, evaluar qué estrategias 
de intervención pueden ser más útiles para el cambio de las conductas de riesgo por 
conductas de prevención, en consonancia con lo expuesto líneas atrás. Así mismo a la 
hora de plantearnos desde las consultas de Atención Primaria, cómo llevar 
adecuadamente una intervención educativa, no deja de ser evidente la importancia de 
hacerlo desde un abordaje multidisciplinar, y en un medio que sea adecuado a esta 
población. Si bien es cierto, que desde los Centros de Salud debemos aprovechar 
cualquier consulta para indagar sobre la sexualidad del adolescente, e informar sobre los 
riesgos, está demostrado que las verdaderas medidas eficaces se plantean desde un 
encuadre ajeno al de la consulta, y que no se plantea como un mero intercambio de 
información. El planteamiento de más iniciativas como la Consulta Joven7 que suele 
realizarse en los institutos llevadas a cabo por pediatras y sobre todo por enfermeras 
parecen un buen planteamiento. Es cierto que el mejor lugar para la educación es el 
centro educativo, de ahí que la incorporación de la Educación Sexual en los programas 
de estudios sea la mejor forma de incorporar estos conocimientos en el adolescente. 
Pero lo que parecen revelar estudios como éste está más dirigido a cómo desarrollar el 
 
 
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programa educativo, basándose en una visión holística del adolescente, de su momento 
en el ciclo vital y de la necesidad de manejar herramientas psicológicas para abordar 
tipos de personalidad, motivaciones y creencias21,22. 
Aparte de la importancia que como en todo estudio de este cariz se refleja, tiene la 
prevención y la promoción de conductas saludables, no podemos dejar de hacer otras 
observaciones. El inicio de relaciones sexuales en edades cada vez más tempranas de la 
vida en nuestra sociedad, fruto ello de mejoras en la calidad de vida con adelanto de la 
menarquia, con un mundo más globalizado e hipercomunicado, con una transición de 
una sociedad religiosa a otra aconfesional, se ve a su vez propiciado por las 
características propias de esta etapa de la vida como es el deseo de explorar, el 
sentimiento de invulnerabilidad, el asentamiento de la personalidad adulta, la 
inseguridad, la inmadurez, etc. Numerosos estudios apuntan a que aquellos jóvenes con 
adecuada formación sexual, grupos de apoyo sólidos (como la familia, amigos, etc), con 
situación económica adecuada, buenos resultados académicos, suelen retrasar el inicio 
de sus relaciones, y tener menos conductas de riesgo. De ahí que hay que considerar 
muchos más factores a la hora de abordar esta problemática en esta edad concreta23,24. 
Por último hablar de la importancia que ha significado la aparición en nuestro país 
de la vacuna frente a VPH, ya comercializada hace años en otros países como EEUU, 
con buenos resultados. Se espera que pronto sea introducida en los calendarios 
vacunales de todas las Comunidades Autónomas, aunque como previene la Asociación 
Española de Pediatría, aún debe hacerse con cautela y valorando la eficacia esperada a 
lo largo del tiempo. 
También concluir la importancia de llevar a cabo campañas informativas tanto sobre 
la existencia de la vacuna, como sobre todo sobre el VPH del que hay gran 
desconocimiento en la población, y que como sabemos puede desencadenar fatales 
consecuencias como es el cáncer de cérvix. 
Desde la Atención Primaria, la Enfermería Comunitaria tiene un importante papel en 
el ámbito de Prevención, Promoción y Rehabilitación de la salud de nuestra población 
atendida, en este caso, adolescente, ante situaciones de riesgo como es la infección por 
el VPH. Debemos seguir creando programas de salud dirigidos no sólo a reportar 
conocimientos, sino sobre todo a fomentar actitudes y conductas saludables. 
 
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