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Manual-fono-4Nov1544

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1
MANUAL DE 
INTERVENCIÓN 
AUDITIVA, MIA. 
Volumen I: Desarrollo auditivo-lingüístico
Carla Rivera Bahamonde
María Elena León Bustos
Carolina Mendez OrellanaE
D
IT
O
R
E
S
CARLA RIVERA-BAHAMONDE
Fonoaudióloga
Magister en Audiología
Académico
Carrera de Fonoaudiología, Departamento Ciencias de la Salud de la Facultad de Medicina. 
Pontificia Universidad Católica de Chile
MARIA ELENA LEÓN BUSTOS
Fonoaudióloga
Magister en Neurociencias
Académico
Carrera de Fonoaudiología, Departamento Ciencias de la Salud de la Facultad de Medicina. 
Pontificia Universidad Católica de Chile
CAROLINA MÉNDEZ-ORELLANA
Fonoaudióloga
Magister en Neurociencias Cognitivas
Doctor en Neurociencias Cognitivas 
Profesor Asistente
Carrera de Fonoaudiología, Departamento Ciencias de la Salud de la Facultad de 
Medicina. Ponti icia Universidad Católica de Chile
CARLOS FUENTES TORRES
Diseño Gráfico
EDITORES
4
P
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Ó
L
O
G
O
 
4
La audición es sin lugar a dudas la modalidad sensorial mas efectiva para desarrollar el lenguaje hablado y la comunicación. De acuerdo a la 
Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipoacusia ocupa el tercer lugar entre las patologías que involucran años de vida con discapacidad. 
Esto implica un gran esfuerzo, tanto en las acciones que se deben realizar para prevenir la hipoacusia, como en la implementación de 
tratamientos efectivos que mejoren la calidad de vida de las personas que la padecen. Sin duda alguna, la hipoacusia representa un verdadero 
desafío para la salud pública, ubicándola como el déficit sensorial más frecuente en poblaciones humanas.
Aunque diversos países han realizado avances hacia la implementación de programas de tamizaje auditivo universal neonatal, la evidencia 
publicada en la literatura muestra que la hipoacusia aún se considera una condición de salud de baja prioridad en la mayoría de los países de 
Latinoamérica. En la actualidad , todavía existen dificultades en lo que respecta al acceso diagnóstico ,tratamiento oportuno y rehabilitación.
En nuestro país a partir del 1º de Julio del 2005 se inició a través del GES 59, un programa nacional de detección precoz de Hipoacusia 
Neurosensorial Bilateral en poblaciones de alto riesgo como son los prematuros de muy bajo peso al nacer (Programa Selectivo).
En el año 2013, se inicia la implementación del GES 77, para Hipoacusia en el menor de 2 años que se amplía en el 2016 al menor de 4 años, 
el cual no incluye dentro de sus garantías, el tamizaje auditivo ni el estudio diagnóstico. 
La Academia Americana de Pediatría y El Joint Commette of Infant Hearing promueven desde del año 2000, la implementación de programas 
de detección precoz de Hipoacusia para todos los recién nacidos vivos. (Programa Universal) siendo una falencia en nuestro país un programa 
establecido con recursos y vigilancia.
La presente publicación ha sido elaborada para revisar los principales aspectos de la hipoacusia , el desarrollo auditivo-linguisitico y el impacto 
en el lenguaje que conlleva la pérdida de la audicion a lo largo del ciclo vital , siendo de suma importancia el diagnsostrico e intervención 
oportuna especialmente cuando ésta se presenta al nacer.
Esta publicación es el resultado de un trabajo conjunto de profesionales expertos en el tema, motivados en compartir generosamente 
sus conocimientos y experiencia, entregando conceptos y/ o pautas que pueden ayudar a los profesionales vinculados al diagnóstico , 
tratamiento y rehabilitación de personas portadoras de discapacidad auditiva, en la mejor comprension del tema así como profundizar en el 
area de de la intervención y rehabilitación oportuna .
Permitirá al lector una actualización en su conocimientos y en consecuencia un mejor desempeño así como establecer redes que fortalecerán 
la implementacion de programas de hipoacusia a nivel nacional. 
Dra. Enrica Pittaluga
5
Para la mayoría de las personas es natural sentir el viento tocar la 
piel de nuestro rostro, observar cómo se pinta el cielo de los colores 
del atardecer, gustar los sabores más exquisitos en nuestra boca, 
oír el sonido de la lluvia y el cantar de las aves. Gracias al desarrollo 
de nuestros sistemas sensoriales es que podemos percibir nuestro 
mundo exterior. En el caso de la audición se debe tener en cuenta 
que los oídos son solo el canal de entrada a la onda sonora, no 
obstante, el cerebro es el órgano que permite percibir la sensación 
sonora e interpretar lo que escuchamos.
Pero, se han puesto a pensar, ¿Qué sucedería si perdieran la 
audición? o ¿Qué pasaría su nacieran sin audición?
Actualmente muchas personas en nuestro país tienen pérdida 
auditiva la cual se ha manifestado en diferentes etapas de sus 
vidas y ha afectado, de una u otra manera, en el desarrollo de las 
habilidades auditivas y comunicativas. Principalmente en niños 
pequeños es fundamental realizar un diagnóstico temprano, contar 
con el equipamiento auditivo adecuado que permita acceder a los 
sonidos del habla y del lenguaje y realizar terapia auditiva con la 
finalidad de favorecer nuevas conexiones sinápticas que permitan 
al niño desarrollar una realidad auditiva significativa propiciando 
no solo el desarrollo auditivo, sino también el desarrollo cognitivo 
y lingüístico. 
En este sentido, con el primer volumen de este libro se busca 
dar a conocer el desarrollo típico de la audición desde la etapa 
gestacional y cómo ésta influye en la adquisición del lenguaje oral.
Flga. Carla Rivera B.
PREFACIO
5
6
DESARROLLO DE LAS HABILIDADES AUDITIVAS . 
Florencia Barba Salas, Anthony Marcotti Fernández.
Resumen..
Introducción.
Desarrollo de habilidades auditivas.
Perspectiva terapéutica de las habilidades auditivas.
Pruebas de evaluación audiológica.
Lineamientos para trabajar las habilidades auditivas
Conclusión
Referencias.
tablas
HIPOACUSIA Y NEUROPLASTICIDAD. 
José San Martín, Bárbara Huidobro.
Introducción.
Definición y prevalencia.
Clasificación.
Etiología.
Impacto.
Prevención.
Hipoacusia y su relación con la neuroplasticidad.
Resumen.
Referencias.
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ÍN
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IC
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1. 
2. 
7
IMPACTO DE LA HIPOACUSIA EN LA COMUNICACIÓN.
Ximena Hormazábal Reed, Daniela Cortese Barrios.
Resumen.
Introducción.
Hitos y desarrollo del lenguaje.
Etapa prelingüística.
Etapa lingüística.
Sospecha de hipoacusia
Comunicación y lenguaje en niños con pérdida auditiva
Conclusión.
Referencias.
AUTORES.
3. 
4. 
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51
8
I. DESARROLLO DE LAS 
HABILIDADES AUDITIVAS 
FLORENCIA BARBA SALAS1, ANTHONY MARCOTTI FERNÁNDEZ1
1 CARRERA DE FONOAUDIOLOGÍA, DEPARTAMENTO DE CIENCIAS DE LA 
SALUD, FACULTAD DE MEDICINA, PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE 
CHILE, SANTIAGO, CHILE.
9
En este capítulo se describe una serie de habilidades 
auditivas cuyos primeros indicios aparecen en la 
etapa fetal y que continúan madurando durante 
los primeros años de vida. Debido a que estas no 
dependen solo de la agudeza auditiva y considerando 
su importancia en el desarrollo la comunicación a 
través del lenguaje oral, deben ser abordadas en 
los procesos de (re)habilitación auditiva. Además, 
se describen una serie de exámenes auditivos que 
permiten obtener información sobre aspectos 
periféricos y centrales de estas habilidades. 
Finalmente, se entrega una serie de sugerencias 
para las sesiones terapéuticas y orientaciones para 
la familia. 
RESUMEN
10
INTRODUCCIÓN
La audición es el canal sensorial que permite acceder a los sonidos del mundo y constituye la principal forma de comunicación para 
los seres humanos. Un funcionamiento adecuado del sistema auditivo, tanto periférico como central, posibilita el desarrollo de la 
comunicación mediante el lenguaje oral además de la estructuración del pensamiento, el desarrollar la inteligencia, habilidades sociales, 
aspectos afectivos y emocionales, entre otros. Como esde esperar, el desarrollo integral de este sistema y de su aporte a los hitos 
antes mencionados no depende solamente de una agudeza auditiva intacta, sino que también de una correcta adquisición de distintas 
habilidades auditivas, reflejas y voluntarias, de manera paralela y jerárquica.
El sistema auditivo comienza a desarrollarse en etapas muy tempranas del periodo embrionario y alcanza cierto nivel madurez anatómica 
y fisiológica varias semanas antes del parto. Esto permite que, incluso al momento de nacer, un bebé ya tenga una serie de habilidades 
auditivas primitivas. Estas habilidades tempranas, aunque son en su mayoría reflejas, son eslabones cruciales en un proceso madurativo que 
se extiende por varios años. Por lo tanto, es lógico esperar que una pérdida auditiva congénita implique una deprivación de experiencias 
auditivas básicas y que, por consiguiente, podrían terminar repercutiendo en la comunicación. 
Los programas de screening auditivo neonatal tienen como objetivo la identificación de la pérdida auditiva durante el primer mes de 
vida, realizar un diagnóstico audiológico exhaustivo antes de los tres meses, y lograr una intervención temprana antes de los seis meses1. 
Se ha podido comprobar que aquellos niños con hipoacusias congénitas de grado severo o profundo, pero que han sido intervenidos 
con implantes cocleares antes de los tres años con seis meses, logran un desarrollo cerebral similar a la de niños oyentes a diferencia de 
aquellos que han sido implementados a partir de los siete años2. Estos últimos, a pesar de restaurar de manera más o menos efectiva su 
audibilidad, no son capaces de alcanzar los mismos niveles de eficiencia en una serie de habilidades auditivas básicas, que les impide, por 
ende, alcanzar un rendimiento auditivo óptimo para la comunicación oral. Por este motivo, el proceso de (re)habilitación auditiva debe 
incorporar con especial interés una preocupación por el cumplimiento de ciertos hitos relacionados la maduración del sistema auditivo.
11
El desarrollo del oído interno culmina en el 5° mes de gestación, 
por lo que un feto humano con desarrollo normal tiene, 
potencialmente, cuatro meses de estimulación auditiva3. El primer 
indicio del desarrollo de habilidades auditivas se encuentra en 
el octavo mes de gestación. Existe evidencia que a partir de la 
semana 32 de gestación es posible encontrar respuestas fetales 
como taquicardia, movimiento de extremidades y movimiento de 
párpados frente a diferentes sonidos producidos internamente, 
por la madre e, incluso, provenientes del exterior. No obstante, 
los procesos de mielinización axonal y la constitución de las 
zonas corticales relacionadas con la audición aún se encuentran 
en proceso de maduración4. 
Los sonidos que son transmitidos al interior del útero son 
amortiguados y alterados por las estructuras que envuelven 
al feto, como el líquido amniótico, las paredes abdominales y 
paredes uterinas de la madre5. Los sonidos percibidos por el 
feto son, en su mayoría, de frecuencias graves (entre 50 y 700 
Hz), ya que los sonidos de frecuencias medias y agudas son 
atenuados entre 30 y 35 dB, haciendo más difícil su percepción. 
Al tener mayor accesibilidad acústica a frecuencias graves, el 
feto comienza a percibir auditivamente aspectos prosódicos del 
habla, como el acento, ritmo y entonación; sin embargo, presenta 
dificultades para percibir vocales y consonantes, las que son 
conocidas como aspectos segmentales del habla4.
Al nacer, el bebé aún presenta restos de líquido en el conducto 
auditivo externo y tejido gelatinoso en el oído medio. Estos 
provocan una atenuación en la percepción del sonido durante los 
primeros días de vida con la finalidad de proteger el oído de los 
intensos sonidos del exterior, sin embargo, durante las primeras 
semanas postnatales continúa el proceso de reabsorción de éstos 
para generar un mejor desempeño auditivo5. En esta etapa el 
sistema auditivo se encuentra relativamente completo y permite 
“oír” los sonidos del exterior, sin embargo, el sistema cerebral 
aún requiere de maduración durante los primeros años de vida 
para “escuchar” adecuadamente3. Estos dos términos, “oír” 
y “escuchar”, permiten diferenciar cuando se hace referencia 
al acceso acústico o a las habilidades auditivas. Por un lado, 
“oír” alude a percibir los sonidos con el oído6 y proporciona 
información clara sobre las características prosódicas del habla, 
por lo tanto, es la puerta de entrada al cerebro3. Por otro lado, 
“escuchar” significa prestar atención a lo que se oye6, es decir, es 
la habilidad para comprender el habla y los sonidos ambientales 
atendiendo a las pistas auditivas7. 
Los bebés y niños aprenden a comunicarse atribuyendo e 
interpretando significados de los sonidos en entornos reales, los 
cuales se caracterizan por la presencia de múltiples estímulos 
auditivos de manera simultánea. Como es de esperar, es 
probable que muchos de estos sonidos tengan similitudes en sus 
características físicas como intensidad, frecuencia o duración. 
Incluso puede que compartan la misma ubicación espacial de 
su fuente sonora. Sin embargo, todos los sonidos presentes 
en un ambiente real tendrán al menos algunas pequeñas 
particularidades que permitan diferenciarlos. Todos estos 
sonidos llegan de manera simultánea a los oídos de bebés y 
niños, quienes tienen una tarea compleja por delante: separar los 
sonidos que son irrelevantes para su interacción comunicativa 
de aquellos que sí puedan entregarles información; un ejemplo 
de esto es cuando un bebé está escuchando la voz de su madre 
en presencia de ruido proveniente de una radio o televisión. Para 
esto, deben ser capaces también de reconocer aquellos sonidos 
que sí le son de interés para agruparlos e interpretarlos como 
una sola unidad como, por ejemplo, son las distintas frecuencias 
y armónicos que componen la voz de su madre. Por otra 
parte, es muy importante que los bebés escuchen sus propias 
vocalizaciones y puedan crear una retroalimentación auditiva 
para el desarrollo de las expresiones orales tempranas3. 
 Las habilidades auditivas desarrolladas después del nacimiento 
se subdividen y tienen diferentes etapas de maduración. Por 
ejemplo, es bien sabido que la percepción de sonoridad es 
diferente entre niños y adultos, ya que los primeros requerirían 
niveles de intensidad más altos para producir algún tipo de 
respuesta conductual. Obviamente, esta diferencia decrece 
durante los primeros dos años de vida. Con respecto a la 
percepción de la altura tonal, la sensibilidad frecuencial en niños 
durante los primeros meses de vida es más susceptible a las 
frecuencias sobre 4 KHz, y a medida que se desarrolla, aumenta 
la sensibilidad hacia las frecuencias bajas4. 
DESARROLLO DE 
HABILIDADES AUDITIVAS
12
 El proceso mediante el cual los seres humanos son capaces de realizar esta segregación y agrupación de sonidos se conoce como 
análisis del escenario auditivo8. El desarrollo de los mecanismos que sustentan este proceso es un elemento clave para otras habilidades 
auditivas, entre las que se destaca la capacidad para comprender el habla en presencia de ruido de fondo. Este proceso ya estaría 
presente en los recién nacidos, quienes podrían realizar de manera rudimentaria esta segregación/separación de manera automática 
utilizando características acústicas generales y las regularidades inherentes a los sonidos producidos por una misma fuente9. Esto se 
puede evidenciar, por ejemplo, durante una audiometría por observación de conductas cuando el bebé cambia su patrón de succión al 
escuchar la voz de la madre10. Esta capacidad continuaría su desarrollo hasta alrededor de los cuatro o cinco años, momento en el que 
se incorporaría un análisis “basado en esquemas”. Este análisis consiste en incorporar conocimientos y experiencias previas del oyente 
con los sonidos, como es el caso de aquellos sujetoscon algún grado de formación musical, a los cuales les resulta relativamente sencillo 
identificar y diferenciar un instrumento musical de otro al escuchar una canción. Este desarrollo continuaría, al menos desde un punto de 
vista fisiológico, hasta los 11 años, cuando la mayoría de los niños se alcanzaría una habilidad similar a la encontrada en adultos. 
 Luego de que la ondas sonoras hayan sido segregadas y agrupadas, el niño en desarrollo debe seleccionar y prestar atención a 
la información auditiva de interés para poder procesarla al mismo tiempo que debe ignorar los otros sonidos irrelevantes. Desde una 
perspectiva cognitiva, este habilidad ha sido denominada “atención auditiva selectiva”, y se ha descrito que tendría un rol central en el 
desarrollo de todas las habilidades auditivas, incluso mayor que el de otras modalidades atencionales11. A diferencia de los adultos, que 
pueden atender selectivamente a un momento determinado en el tiempo, a una característica específica del habla o a una ubicación 
espacial determinada, los bebés tienden a prestar atención a todos los sonidos presentes en un determinado momento como si se tratara 
de uno solo12, a pesar de que fisiológicamente su sistema auditivo ya es capaz de realizar un análisis del escenario auditivo.
 Durante el primer año de vida, los bebés ya muestran los primeros esbozos de desarrollo de la atención auditiva selectiva, 
mostrando mayor interés por la voz de la madre que la voz de una mujer desconocida, por un hablante con prosodia de la lengua materna 
que otro hablante con prosodia de una lengua extranjera, y por la madresía por sobre otras formas de habla dirigidas a adultos aunque, 
en gran medida, esta atención rudimentaria sería principalmente involuntaria13. Hacia alrededor de los seis u ocho años, los niños ya son 
capaces de regular, en gran medida, su asignación de recursos atencionales según sus intereses y expectativas. En situaciones donde se 
presentan varios estímulos verbales de manera simultánea, mantener la atención en una señal objetivo es más complejo debido a la carga 
informativa que el mismo lenguaje tiene en sí mismo. Se ha observado que a los ocho años los niños utilizan estrategias cognitivas y 
lingüísticas para lograr diferenciar la relevancia de distintas señales y, de esta manera, poder atender selectivamente a la señal de interés9.
13
De manera paralela al desarrollo del análisis del escenario auditivo y de la atención auditiva selectiva, se desarrolla la habilidad de 
localización sonora y de audición binaural. De manera refleja, los bebés recién nacidos se orientan hacia la dirección de los estímulos 
auditivos a pocas horas después del nacimiento, lo que les permite integrar información auditiva y visual14. Aproximadamente entre los 
tres o cinco meses de edad, surge la conducta voluntaria y condicionada de girar la cabeza hacia la fuente sonora, coincidiendo con otros 
hitos del desarrollo psicomotor como el control parcial de cabeza y tronco. Alrededor del año, coincidiendo con los primeros pasos, los 
niños ya podrían localizar sonidos sin problemas en el plano horizontal. No obstante, su precisión a esta edad es bastante pobre, la cual 
iría mejorando con el tiempo hasta estabilizarse alrededor de los cinco años en niveles de precisión similares a los adultos. En el caso de 
que estas conductas no estén presentes o no se desarrollen según lo esperado podrían constituir un indicador de pérdida auditiva u otra 
alteración como, por ejemplo, un retraso global del desarrollo (Tabla 1). 
Tabla 1. Hitos
 
del desarrollo auditivo en niños de 0 a 24 meses1
Edad Hitos presentes
0-4 meses Sobresalto frente a sonidos intensos; se calma con la voz de la madre; modifica su actividad cuando hay sonidos 
presentes. 
5-6 meses Localiza sonidos en el plano horizontal; imita sonidos; vocaliza con un adulto; busca la fuente sonora de sonidos nuevos. 
7 -12 meses Localiza en cualquier plano; responde a su nombre; gorjea con inflexión.
13-15 meses Identifica la fuente sonora; reconoce objetos o personas cuando se le pregunta; verbaliza las primeras palabras.
16-18 meses Sigue instrucciones simples sin gestos u otras señales visuales.
19-24 meses Apunta partes del cuerpo; comprende preguntas simples, oraciones en estructura pivote; aumenta su vocabulario. A los 
21 meses puede realizarse audiometría por juego. 
Adaptada de Hearing Assessment in Infants and Children: Recommendations Beyond Neonatal Screening. 
14
Como ya ha quedado en evidencia, los distintos procesos y mecanismos subyacentes a las habilidades auditivas progresan desde 
niveles reflejos básicos hasta complejas interacciones sensoriales, cognitivas y lingüísticas. Estas interacciones les permite escuchar 
conversaciones y beneficiarse del aprendizaje incidental, con el fin de maximizar el desarrollo del lenguaje hablado, habilidades de lecto-
escritura, habilidades sociales15. En términos conductuales, los seres humanos pueden realizar distintas tareas auditivas que reflejan 
el desarrollo y el aumento de complejidad de estos mecanismos e interacciones. En niños con audición normal, estas habilidades 
se comienzan a expresar de manera espontánea en contextos auditivos naturales que les permite acceder a su vez a interacciones 
comunicativas y verbales eficientes. Sin embargo, los niños con pérdida auditiva necesitan una serie de refuerzos, ambientes y experiencias 
más estructuradas para alcanzar los mismos niveles de desempeño (Tabla 2).
Tabla 2. Desarrollo auditivo relacionado con el tiempo de implementación2.
Tiempo desde 
implementación
Habilidad auditiva Descripción
1-4 semanas Detección del sonido - Detecta sonidos del habla. 
- Detecta sonidos ambientales y logra localizar. 
- Detecta los sonidos de Ling (entre el primer y tercer mes logra discriminar/
identificar los sonidos de Ling). 
- Responde a su nombre.
2-5 meses Discriminación y 
asociación de elementos 
suprasegmentales
- Percibe patrones no verbales del habla. 
- Distingue los cambios vocales de duración. 
- Discrimina intensidad y frecuencia (fuerte/despacio, alto/bajo).
- Percibe diferencia de entonación, ritmo y acentuación. 
- Imita los primeros sonidos. 
- Percibe diferencia entre palabras de distinta duración. 
- Discrimina frases de distinta duración. 
6-9 meses Discriminación y 
asociación de patrones 
segmentales 
- Discrimina consonantes y vocales en palabras de diferente metría. 
- Mejora la habilidad de discriminar entre palabras acústicamente similares (igual 
consonante y diferente vocal o diferente consoante e igual vocal).
9-18 meses Identificación 
- Identifica una palabra clave en contexto con o sin elementos suprasegmentales. 
- Identifica dos palabras claves en una frase. 
- Identifica tres palabras claves en una oración. 
- Identifica cuatro o más palabras claves en una oración. 
+18 meses Reconocimiento y 
comprensión auditiva
- Aumenta el desarrollo de vocabulario. 
- Incrementa la asociación de palabras mediante la audición. 
- Responde preguntas simples (dónde, qué, quién).
- Aumenta la comprensión de oraciones complejas con más de tres elementos. 
- Escucha párrafos cortos y responde preguntas.
- Responde preguntas complejas (cómo, por qué, qué sigue).
- Escucha párrafos largos y responde preguntas. 
- Sigue una conversación de un tema familiar. 
- Mantiene una conversación en formato abierto. 
PERSPECTIVA 
TERAPÉUTICA DE LAS 
HABILIDADES AUDITIVAS
15
Uno de los modelos de trabajo más aceptados mundialmente para las intervenciones terapéuticas 
tanto para niños como adultos con hipoacusia, fue propuesto originalmente por Hirsh16 y 
popularizado más tarde por Erber en 198217. El objetivo de este modelo es desarrollar la percepción 
acústica del habla, incrementar las posibilidades de entender el lenguaje oral y, por consiguiente, 
también producirlo. Las habilidades auditivas que propone trabajar este modelo son las siguientes:
Detección: Consiste en determinar la presencia o ausenciadel sonido. La conciencia al sonido 
es el comienzo para el aprendizaje auditivo y depende tanto de la sensibilidad auditiva como 
de las capacidad atencional.
Discriminación: Consiste en determinar si dos estímulos son iguales o diferentes. Si bien 
la discriminación es una habilidad innata del sistema auditivo, este modelo propone hacer 
consciente las diferencias y similitudes incorporando, por ejemplo, los conceptos de igual y 
diferente.
Identificación/Reconocimiento: Consiste en distinguir un estímulo auditivo dentro de una 
serie de opciones considerando sus rasgos acústicos. A pesar de que muchas veces se utilizan 
como sinónimos, existe una pequeña diferencia entre identificación y reconocimiento. La 
primera consiste en distinguir el estímulo entre un máximo de 12 opciones (formato cerrado). 
La segunda consiste en hacerlo entre más de 12 opciones no conocidas (formato abierto).
Comprensión: Es la habilidad para procesar la información acústica para asignarle un significado 
a palabras y frases. Se utiliza la audición para desarrollar los niveles del lenguaje (fonológico, 
semántico, morfológico, sintáctico y pragmático). 
El desarrollo de estas habilidades no depende solamente del grado de la pérdida auditiva, sino 
múltiples factores como la edad de diagnóstico e implementación, la causa de la hipoacusia, el 
tiempo de deprivación auditiva, el manejo audiológico, salud del usuario, la participación de la 
familia, el nivel cognitivo y de los estilos de aprendizaje18. Además, se debe considerar que, si 
bien estas habilidades están planteadas como una jerarquía, lo cierto es que en la realidad su evolución 
se produce de manera paralela y solapada19. Sin embargo, con fines terapéuticos, se han planteado una 
serie de categorías para clasificar el rendimiento auditivo según su nivel de desempeño (Tabla 3). La 
asignación a una u otra categoría se realiza de acuerdo con los resultados de una serie de pruebas de 
percepción acústica del habla.
Tabla 3. Clasificación de las categorías de percepción del habla propuesta por Geers & Moog3.
Categorías Geers 
& Moog
Habilidades auditivas observadas
Categoría 0 No detecta el habla en situaciones de conversación normal.
Categoría 1 Detección del habla.
Categoría 2
Percepción de patrones suprasegmentales. Es capaz de diferenciar palabras por 
los rasgos suprasegmentales.
Categoría 3
Identificación inicial de palabras en contexto cerrado con base en la información 
fonética.
Categoría 4 Identificación de palabras a través del reconocimiento de vocales.
Categoría 5 Identificación de palabras a través del reconocimiento de consonantes.
Categoría 6 Reconocimiento de palabras en formato abierto.
16
La batería de evaluación audiológica consta de numerosas pruebas 
para determinar la indemnidad del sistema auditivo. Esto permite 
establecer la relación entre los resultados de dichas pruebas y 
la evolución de las habilidades auditivas. Esta evaluación debe 
considerar la edad del usuario, desarrollo cognitivo, desarrollo 
del lenguaje y las características conductuales del mismo. A 
pesar de que en la actualidad se cuenta con herramientas 
objetivas de evaluación que permiten estimar la sensibilidad 
auditiva con gran precisión, estas pruebas se basan en respuestas 
fisiológicas que no necesariamente tienen una relación directa 
con el desarrollo de las habilidades auditivas. Este es el caso de la 
impedanciometría, de las emisiones otoacústicas e incluso de los 
potenciales evocados auditivos, que tanto en conjunto como de 
manera individual tienen excelentes propiedades diagnósticas, 
pero no logran retratar, por ejemplo, reacciones conductuales 
frente a los sonidos o interpretaciones de significados atribuidos 
a ciertos estímulos. Por este motivo, y a pesar de sus múltiples 
limitaciones, las formas subjetivas de evaluación siguen teniendo 
un papel importante para la audiología. A continuación, se 
describen las evaluaciones subjetivas más utilizadas y su relación 
con los cambios observables según el progreso auditivo20:
• Audiometría por observación de la conducta: Se emplea 
normalmente en bebés menores de cero a seis meses, aun-
que también puede ser de utilidad en bebés mayores con re-
trasos en el desarrollo. Consiste en observar respuestas refle-
jas frente a distintos sonidos tales como cese de movimiento 
corporal, parpadeo y apertura ocular, sonrisa, risa, llanto, bal-
buceo, entre otras, aunque la respuesta más confiable es un 
cambio en el patrón de succión. Cabe destacar que esta eva-
luación no permite determinar umbrales auditivos, sino que 
niveles mínimos de respuestas observables. Sin embargo, en 
términos generales, se acepta respuestas conductuales a 60-
70 dB SPL podrían interpretarse como audición normal.
• Audiometría por refuerzo visual: Se utiliza generalmente 
en niños entre cinco meses y los dos años de edad, aunque, 
dependiendo del niño, podría ser de utilidad incluso hasta 
los 36 meses Consiste en una adaptación de la audiometría 
convencional en la cual se condiciona a los niños para que 
giren su cabeza en el plano horizontal para localizar soni-
dos emitidos a campo libre. Cuando el niño realiza en forma 
correcta, se entrega una recompensa visual, como un obje-
to llamativo generalmente iluminado y con movimiento. En 
condiciones ideales, esta evaluación ha demostrado ser un 
método bastante preciso para la detección de los umbrales 
auditivos, pudiendo encontrar incluso respuestas por debajo 
de los 15 dB HL.
• Audiometría condicionada por juego: Se emplea en niños 
de entre dos y cuatro años de edad, aprovechando el hecho 
de que el juego es una herramienta motivadora. Al igual 
que en la audiometría por refuerzo visual, se condiciona al 
niño para reaccionar a los sonidos respondiendo mediante 
alguna actividad lúdica con el fin de mantener su interés y 
PRUEBAS DE EVALUACIÓN 
AUDIOLÓGICA
17
motivación. Las actividades más populares incluyen construir torres con bloques, puzles, encajes, 
o incluso, entregar un objeto concreto como recompensa. El objetivo principal es obtener umbrales 
auditivos para diferentes frecuencias y lograr una curva audiométrica convencional. 
A partir de los cinco años de edad, los niños con habilidades cognitivas normotípicas no tendrían 
ninguna dificultad para responder a una audiometría tonal convencional, logrando manejar los 
niveles de atención necesarios y siendo capaces de entregar respuestas de manera similar a 
como lo haría un adulto, levantando la mano o presionando un pulsador. Si bien a esta edad los 
niños ya serían capaces de realizar un amplia gama de tareas psicoacústicas, es a partir de los 
siete años donde se ha recomendado la utilización de pruebas conductuales de procesamiento 
auditivo. Estas pruebas tienen como objetivo complementar las evaluaciones clásicas al explorar 
habilidades auditivas más complejas en las que se requiere, en cierta medida, la interacción y 
mediación de funciones cognitivas. A diferencia de las habilidades auditivas básicas, las alteraciones 
del procesamiento auditivo tienen manifestaciones conductuales más sutiles, evidenciándose 
normalmente en edad escolar mediante dificultades de tipo académicas, sociales e incluso, en 
aspectos más sofisticas del lenguaje oral. A continuación, se describen algunos paradigmas de 
evaluación21:
• Pruebas de ordenamiento temporal: Son pruebas que evalúan la capacidad de ordenamiento 
auditivo temporal, que se define como la capacidad de procesar dos o más estímulos auditivos 
según su orden de aparición en el tiempo. Se utilizan normalmente las pruebas de patrones de 
frecuencia o patrones de duración.
• Pruebas de resolución temporal: Como su nombre lo indica, están dirigidas a explorar la resolución 
temporal, que es la mínima cantidad de tiempo necesario para poder determinar la presencia de 
uno o dos estímulos. Tradicionalmente, se ha utilizado la prueba de detección de gaps aleatorioso la prueba de gaps en ruido.
• Pruebas monoaurales de habla de baja redundancia: Se encuentran dirigidas a explorar la habilidad 
de separación/cierre monoaural, que hace referencia al conjunto de procesos y mecanismos que 
permite mantener una comunicación eficiente en entornos auditivos no ideales, con señales 
degradas o en presencia de ruido de fondo. Para su evaluación se han utilizado clásicamente tres 
paradigmas de evaluación: pruebas de habla filtrada, pruebas de habla en ruido y pruebas de 
habla comprimidas en tiempo.
• Pruebas de escucha dicótica: Están diseñadas para explorar la habilidad de separación/integración 
binaural, la cual se refiere a la capacidad de atender solamente a la información percibida por un 
oído mientras se ignora la del oído contralateral, o de atender a la información proveniente de 
ambos oídos, aunque esta sea diferente para cada uno. Dentro de las pruebas más utilizadas se 
encuentra la prueba de dígitos dicóticos, de palabras espondaicas escalonadas y de palabras 
dicóticas.
• Pruebas de interacción binaural: Evalúan justamente los procesos de interacción binaural, que 
son aquellos mecanismos que posibilitan el procesamiento global de la información recibida por 
ambos oídos y que participarían, entre otras manifestaciones conductuales, en la localización 
sonora a través del procesamiento de las diferencias interaurales de tiempo y de intensidad. 
Dentro de estas pruebas encontramos distintas pruebas de fusión binaural y la conocida Masking 
Level Difference. 
LINEAMIENTOS PARA TRABAJAR LAS 
HABILIDADES AUDITIVAS
Es conocido que los niños que han recibido un implante coclear antes de los tres años y seis meses 
logran, a diferencia de sus pares implantados después de los siete años, la maduración de la corteza 
auditiva, lo que a su vez favorece la compresión y adquisición del lenguaje oral 22. Esto ocurre porque 
existe un período de desarrollo sensible para establecer las redes multisensoriales necesarias para 
llevar a cabo el proceso auditivo-lingüístico. Por lo tanto, el rol que cumple la (re)habilitación en el 
desarrollo de habilidades auditivas en personas con hipoacusia que son implementadas con implante 
coclear y/o audífonos, es fundamental para lograr una comunicación efectiva con el entorno. 
Al momento de plantear actividades terapéuticas de audición, habla, lenguaje, comunicación y 
cognición, es importante que estén relacionadas entre sí, integrándolas de manera dinámica a las 
18
actividades cotidianas, escolares y terapéuticas, además de 
involucrar de manera activa a las personas significativas que 
acompañarán al proceso terapéutico del usuario. A continuación, 
se muestra un listado de sugerencias y orientaciones que 
favorecerá el trabajo de la percepción acústica del habla y de las 
habilidades auditivas en general, facilitando tanto el quehacer 
del terapeuta como el de los padres y/o familiares23:
• Es necesario conocer el nivel de ganancia auditiva y cuál 
es el acceso acústico que está permitiendo el dispositivo 
auditivo a la persona implementada. 
• Para crear actividades que sean más significativas, se 
debe considerar aspectos como la edad, los intereses, el 
nivel de desarrollo de la percepción auditiva, evolución 
del lenguaje y la cognición de los usuarios. 
• El trabajo debe ser divertido y estimulante, tanto para la 
persona con hipoacusia como para los acompañantes. 
• Es importante transferir el nivel de habilidad auditiva a 
tareas, actividades y situaciones cotidianas con el uso de 
lenguaje expresivo para que sean actividades funcionales 
para el usuario.
• Las actividades propuestas deben planificarse, realizarse 
y enmarcarse dentro de un contexto general que involucre 
un tópico en particular (p. ej. Navidad). Es importante 
que las actividades llevadas a cabo con el terapeuta se 
repliquen en el hogar utilizando el mismo contexto para 
que se cumpla la transferencia. 
• De acuerdo con el rendimiento del usuario respecto al 
desarrollo de una habilidad auditiva es importante entregar 
estrategias que faciliten o complejicen la actividad 
terapéutica, y así poder realizar los ajustes necesarios de 
acuerdo con la demanda auditiva de cada usuario. 
• Es importante considerar que los estímulos utilizados 
siempre deben presentarse de forma auditiva en una 
primera instancia. Si el usuario no los comprende, se 
puede entregar un estímulo visual. 
• La cantidad de estímulos debe graduarse según la 
dificultad; siempre se comienza de menor a mayor y se 
modifica según el rendimiento del usuario. Además, los 
primeros estímulos deben presentar un alto contraste, 
tanto en aspectos suprasegmentales como segmentales, 
y poco a poco se asimilarán entre ellos, hasta lograr un 
mínimo contraste acústico.
• En la medida que el vocabulario utilizado es más familiar 
para el usuario, la percepción auditiva será más simple, 
por lo tanto, será más accesible y comprensible.
• Cuando el usuario ha percibido acústicamente un estímulo, 
este debe generar una respuesta en forma oral, ya que 
tanto el desarrollo auditivo como lingüístico debe ocurrir 
simultáneamente. 
19
CONCLUSIONES
El adecuado desarrollo de las habilidades auditivas permite adquirir de manera adecuada el lenguaje oral y, 
consecuentemente, estimular habilidades cognitivas superiores. Existen hitos en este desarrollo que dan cuenta de un 
adecuado progreso en edades específicas que, al no estar presentes, debiesen sugerir sospecha de hipoacusia y comenzar 
un estudio audiológico para su confirmación. Debido a lo anterior, es fundamental conocer estos hitos, sus derivaciones 
correspondientes para determinar un diagnóstico apropiado, y establecer los aspectos que puedan favorecer en el 
desarrollo de habilidades auditivas. 
20
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Estabrooks W, MacIver-Lux K, Rhoades E, editores. Auditory-Verbal Therapy: For Young Children with Hearing Loss and their 
Families and the Practitioners Who Guide Them. San Diego, CA: Plural Publishing; 2016. p. 285–326. 
22
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3. Furmanski H. Implantes cocleares en niños. Barcelona: Asociación de Implantados Cocleares de España; 2005.
TABLAS
https://pediatrics.aappublications.org/content/124/4/1252
23
II. HIPOACUSIA Y NEUROPLASTICIDAD
DR. JOSÉ SAN MARTÍN1, DRA. BÁRBARA HUIDOBRO2
1, 2 1 MÉDICO OTORRINOLARINGÓLOGO. HOSPITAL CLÍNICO DE LA 
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE.
24
INTRODUCCIÓN
En este capítulo se revisará la definición y epidemiología de la hipoacusia, su clasificación según severidad, 
localización anatómica y momento de aparición en la vida. Se mencionarán las causas más frecuentes, tanto 
congénitas como adquiridas, el impacto que esta condición genera y las medidas básicas para su prevención y 
tratamiento. Además se hará referencia a la relación entre hipoacusia y neuroplasticidad.
25
DEFINICIÓN Y PREVALENCIA
La hipoacusia se define como la disminución de la percepción auditiva, que va desde la apreciación subjetiva de discapacidad 
hasta la sordera total. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay 466 millones de personas 
con pérdida de audición discapacitante, lo que equivale aproximadamente al 5% de la población mundial. De los afectados, 
34 millones son niños1. La incidencia de hipoacusia congénita es de 1-3 de cada 1000 recién nacidos vivos (RNV) a nivel 
mundial y en Chile se reportó una incidencia de hipoacusia congénita uni o bilateral de 3-4/1000 RNV2.
 
La hipoacusia es un problema cada vez es más frecuente en la sociedad. Para el 2050 se estima que más de 900 millones 
de personas tendrán hipoacusia discapacitante1, la que según la OMS se define como una pérdida auditiva mayor a 40dB en 
el oído con mejor audición en adultos y mayor a 30dB en niños. Algunos factores que explican el aumento de la hipoacusia 
en la población son el envejecimiento, el aumento de la exposición a ruido en la población joven y el diagnóstico precoz por 
medio de la implementación del tamizaje auditivo neonatal.
26
La hipoacusia es una patología que puede ser clasificada de diversas formas. Una de ellas es según su severidad, la cual 
puede ser leve, moderada, severa o profunda (Tabla 1).
Tabla 1 Clasificación OMS de severidad de hipoacusia, con recomendaciones clínicas generales1.
Grado de 
hipoacusia
Umbral 
audiométrico
Hallazgos clínicos Recomendaciones
Sin hipoacusia 25 dB o mejor
Sin problemas 
auditivos. Capaz de 
oír susurros
Educación. Seguimiento. En caso de hipoacusia conductiva evaluar 
indicación de cirugía
Leve 26-40 dB
Capaz de oír y repetir 
palabras hasta 1 
metro de distancia
Educación. Eventual uso de audífonos. En caso de hipoacusia 
conductiva o mixta evaluar indicación quirúrgica
Moderada 41-60 dB
Capaz de oír y 
repetir palabras a voz 
alzada a 1 metro de 
distancia.
Se recomienda uso de audífonos. En caso de hipoacusia conductiva o 
mixta evaluar indicación quirúrgica.
Severa 61-80dB
Capaz de oír algunas 
palabras gritadas en 
el mejor oído.
Uso de audífonos es necesario. En caso de no poder usar audífono 
tradicional, considerar un audífono implantado o un implante 
coclear. Lectura labiofacial o lenguaje de señas puede usarse como 
complemento.
Profunda 81 dB o más
Incapaz de oír y 
entender incluso la 
voz gritada
Si el audífono no es útil, debe considerarse como candidato para 
implante coclear o de tronco. Lectura labiofacial o lenguaje de señas 
puede usarse como complemento.
*Umbral audiométrico calculado al promediar umbrales de frecuencias 500Hz, 1000Hz, 2000Hz, 4000Hz.
Otra forma de clasificación es de acuerdo al sitio anatómico afectado. Se denomina hipoacusia de conducción si está 
afectado el oído externo y/o medio e hipoacusia sensorioneural si está afectado el oído interno, nervio auditivo y/o la vía 
auditiva central. Si existe hipoacusia de conducción y sensorioneural en forma simultánea, se denomina hipoacusia mixta3.
La hipoacusia también se puede clasificar según su aparición en relación a las etapas del desarrollo del lenguaje. Se considera 
hipoacusia prelingual si su aparición precede al desarrollo del lenguaje y postlingual cuando esta aparece una vez que ya se 
ha desarrollado el lenguaje. 
CLASIFICACIÓN 
27
ETIOLOGÍA
- Uso de medicamentos ototóxicos: Algunos medicamentos utilizados comúnmente, tales como los aminoglicósidos 
(antibióticos) y los antimaláricos, pueden causar una pérdida irreversible de la audición. Ciertas drogas que contienen 
platino, utilizadas como quimioterapia en el tratamiento del cáncer, también pueden producir hipoacusia.
- Infecciones crónicas del oído medio: La prevalencia mundial de la otitis media crónica varía entre el 1% y el 46% en 
los países desarrollados y en los países en desarrollo respectivamente5. La otitis media crónica provoca pérdida de la 
audición de tipo conductiva o mixta y además puede ocasionar complicaciones potencialmente mortales, como por 
ejemplo, meningitis o abscesos cerebrales. Esta enfermedad puede ser prevenible y puede tratarse eficazmente con 
cirugía.
- Otitis media con efusión (OME): corresponde a la presencia de líquido en el oído medio sin signos ni síntomas de 
infección aguda del mismo. Esta condición, a pesar de ser transitoria, es la causa más frecuente de hipoacusia de 
conducción durante la infancia, sobretodo en preescolares. En la mayoría de los casos es autolimitada, pero hasta un 
40 % de los episodios son recurrentes y hasta un 10% pueden persistir por 1 año o más6. Este escenario de recurrencia 
o persistencia de la efusión, y por lo tanto de la hipoacusia, durante un período crítico del desarrollo, puede determinar 
un retraso en el lenguaje o alteraciones del habla. En estos casos, la OME podría requerir un tratamiento quirúrgico para 
extraer el líquido del oído medio y mejorarsu ventilación (ej, instalación de tubos de ventilación timpánicos). 
- Trauma acústico: Es la pérdida de audición por la exposición a ruido. Se calcula que 1100 millones de personas en todo 
el mundo corren el riesgo de perder audición como consecuencia del ruido excesivo al que se exponen5. Puede ser por 
exposición laboral o recreativa. El riesgo que confiere el ruido procedente de aparatos de música y de otras fuentes de 
entretenimiento es cada vez mayor entre los jóvenes. 
- Presbiacusia: Se define como la pérdida de audición relacionada a la edad. Es la causa más frecuente de hipoacusia 
en el adulto, afectando a aproximadamente una de cada tres personas mayores de 65 años1. La presbiacusia produce 
hipoacusia bilateral, sensorioneural, progresiva e irreversible. Se puede tratar eficazmente con diversos medios, 
especialmente audífonos.
Si la hipoacusia está presente al momento de nacer, se 
denomina congénita y si ésta se presenta después del 
nacimiento, se denomina adquirida. Dentro de las causas de 
hipoacusia congénita se distinguen las de origen genético 
y las secundarias a infecciones o condiciones desarrolladas 
durante el embarazo o el parto, donde destacan las 
infecciones como Citomegalovirus, Rubéola o Sífilis.
Las causas adquiridas pueden generar hipoacusia a 
cualquier edad. Las más frecuentes son:
- Asfixia neonatal: la hipoxia o falta de oxígeno produce 
daño en el oído interno provocando hipoacusia.
- Hiperbilirrubinemia neonatal: el aumento de la 
concentración sérica de bilirrubina en este período 
puede dañar del nervio auditivo y/o la vía auditiva 
central. 
- Meningitis: La hipoacusia es una secuela frecuente 
de la meningitis bacteriana, que varía desde leve 
a profunda. Una revisión sistemática del año 2016 
reportó un 14% de hipoacusia post meningitis. La 
hipoacusia se ha asociado a varios patógenos, pero 
la incidencia más alta resulta de la infección por 
Streptococcus pneumoniae. Es importante detectarla 
en forma precoz ya que la meningitis puede causar 
obliteración de la cóclea y dificultar la cirugía del 
implante coclear4. 
28
Uno de los principales impactos de la pérdida auditiva es 
sobre la capacidad del individuo para comunicarse con los 
demás. El desarrollo del lenguaje hablado se ve alterado 
en niños con pérdida auditiva si no es precozmente 
tratada. Las enfermedades del oído y la hipoacusia no 
tratadas pueden tener un efecto adverso considerable 
en el desarrollo cognitivo y por ende en el rendimiento 
académico de los niños. La alteración de la comunicación 
puede tener un impacto significativo en la calidad de 
vida, causando sentimientos de soledad, aislamiento y 
frustración, particularmente entre las personas mayores 
con pérdida auditiva. Además, la hipoacusia no tratada es 
un factor de riesgo para presentar deterioro cognitivo7. Los 
adultos con pérdida auditiva tienen una tasa de desempleo 
mucho más alta y la OMS estima que la pérdida auditiva 
no tratada genera un costo global anual de US $750 mil 
millones1. 
IMPACTO 
PREVENCIÓN 
Se estima que la mitad de todos los casos de hipoacusia 
se pueden prevenir mediante medidas de salud pública. 
En niños menores de 15 años, el 60% de las hipoacusias 
son atribuibles a causas prevenibles1. En general, las 
causas prevenibles de pérdida de audición infantil incluyen 
infecciones como parotiditis, sarampión, rubéola, meningitis, 
infecciones por citomegalovirus y otitis media crónica. Otras 
causas prevenibles son el uso de medicamentos ototóxicos 
y las complicaciones neonatales tales como asfixia, bajo 
peso al nacer, prematurez e hiperbilirrubinemia.
Algunas estrategias simples para la prevención de la pérdida 
auditiva incluyen vacunar a los niños contra enfermedades 
infantiles (tales como sarampión, meningitis, rubéola y 
parotiditis) y vacunar a las adolescentes y mujeres en 
edad reproductiva contra la rubéola. Específicamente en 
embarazadas, se recomienda prevenir, detectar y tratar 
infecciones como sífilis o citomegalovirus y fortalecer los 
programas de salud maternoinfantil, incluida la promoción 
de un parto seguro.
Otras medidas generales de prevención consisten en seguir 
prácticas saludables de cuidado del oído, reduciendo 
la exposición (tanto ocupacional como recreativa) a los 
sonidos fuertes, creando conciencia sobre los riesgos y 
alentando a las personas a usar dispositivos de protección 
personal. Todas estas medidas deben ir enlazadas con 
planes gubernamentales que apoyen normas de prevención 
y tratamiento oportuno de la hipoacusia. 
Se recomienda la detección y tratamiento apropiado de 
otitis media en niños y evitar el uso de ototóxicos. Por 
otro lado, se deben implementar vías de derivación para 
los recién nacidos con alto riesgo, como son aquellos con 
antecedentes familiares de sordera, nacidos con bajo peso, 
asfixia neonatal, hiperbilirrubinemia o meningitis, para una 
evaluación temprana de la audición, y así garantizar un 
diagnóstico oportuno y un manejo adecuado, según sea 
necesario.
La detección e intervención temprana son cruciales para 
minimizar el impacto de la hipoacusia en el desarrollo 
del lenguaje y los logros educativos del niño. En recién 
nacidos y niños con pérdida auditiva, la identificación y el 
manejo temprano a través de los programas de detección 
precoz pueden mejorar los resultados psicoemocionales, 
comunicativos y educativos8. La evaluación preescolar, 
escolar y ocupacional de enfermedades del oído e 
hipoacusia es una medida eficaz para la identificación 
temprana y el manejo de la pérdida auditiva. 
El tratamiento de la hipoacusia dependerá de su etiología 
y puede incluir medicamentos, cirugía, uso de dispositivos 
como audífonos, implantes cocleares y terapia auditiva. 
29
HIPOACUSIA Y SU 
RELACIÓN CON LA 
NEUROPLASTICIDAD 
En relación al pronóstico, es importante entender cómo la 
hipoacusia afecta a nivel cerebral. Uno de los aspectos más 
interesantes del cerebro es su capacidad de adaptarse y 
cambiar. El término neuroplasticidad se refiere a cambios 
en las conexiones, vías y redes neuronales como resultado 
de la maduración, el desarrollo y el aprendizaje, así 
como producto de la privación sensorial y las lesiones o 
enfermedades.
La plasticidad del sistema nervioso central (SNC), y en 
concreto de la corteza cerebral, no permanece constante 
durante toda vida. Se describe una ventana crítica de 
plasticidad cerebral, ligado al proceso madurativo del 
SNC, considerándose que durante ese tiempo los circuitos 
neuronales son especialmente plásticos y sensibles a los 
estímulos ambientales cambiantes. Aunque los fenómenos 
de plasticidad neuronal se producen sobre todo en el 
período crítico, continúan en menor grado durante toda 
la vida adulta, lo que nos permite adaptarnos a distintas 
situaciones.
Cuando existe hipoacusia, las áreas auditivas del cerebro que 
normalmente procesan el sonido pueden ser “reutilizadas” 
por otros sentidos que se encuentran intactos. De hecho, 
los sentidos de la visión y el tacto a veces utilizan la corteza 
auditiva para sus propios fines. Este proceso se conoce 
como neuroplasticidad intermodal y se ha visto que ocurre 
incluso en hipoacusia leve a moderada y unilateral9.
En relación a la hipoacusia congénita, se ha postulado un 
modelo que va más allá de la neuroplasticidad intermodal y 
se refiere también a cómo se ven afectadas funciones como 
la coordinación motora fina, los procesos atencionales, 
la memoria de trabajo y las funciones ejecutivas5. La 
conectividad efectiva entre el sistema auditivo y otros 
subsistemas del cerebro se modifica para proporcionar una 
adaptación óptima a la hipoacusia. Estas modificaciones 
pueden ser altamente individuales, dependiendo de la 
estrategia utilizada para enfrentar la pérdida sensorial. 
Esto explica cómo la hipoacusia afecta en forma variable el 
desarrollo cognitivo de los niños10.El factor más importante que determina la capacidad 
funcional residual del sistema auditivo es la edad de inicio 
de la hipoacusia, teniendo los efectos más deletéreos 
la hipoacusia congénita. Otro factor que influye en los 
resultados del desarrollo neurológico es la plasticidad 
cerebral a la edad de la intervención. La intervención 
temprana dentro de un período sensible previene más 
cambios degenerativos, induce la maduración funcional del 
cerebro y produce mejores resultados que la intervención 
tardía. Es por esto que es tan importante que se realice 
el tamizaje en recién nacidos, que exista una sospecha 
precoz durante la infancia y que se realice un diagnóstico 
y tratamiento oportuno una vez confirmada la hipoacusia.
 
30
RESUMEN
La hipoacusia es un problema cada vez más frecuente en nuestra población. Identificar los factores 
de riesgo y las causas que la generan es indispensable para asignar recursos en forma costo efectiva 
para su prevención. Es importante el diagnóstico oportuno con programas de tamizaje en recién 
nacidos y la evaluación auditiva en grupos de riesgo. En la medida que la hipoacusia sea tratada 
adecuadamente, se podrán evitar los efectos deletéreos y a veces irreversibles que puede generar a 
nivel comunicacional y cognitivo en cada individuo y la repercusión de éstos en su entorno familiar, 
educativo o laboral.
31
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32
III. IMPACTO DE LA HIPOACUSIA 
EN LA COMUNICACIÓN
XIMENA HORMAZÁBAL REED1, DANIELA CORTESE BARRIOS2
1 FONOAUDIÓLOGA MGT. PROFESOR ASOCIADO. DIRECTORA; CARRERA 
DE FONOAUDIOLOGÍA, DEPARTAMENTO CIENCIAS DE LA SALUD DE LA 
FACULTAD DE MEDICINA. PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE. 
 
2 FONOAUDIÓLOGA MGT. ACADÉMICO; DEPARTAMENTO DE 
FONOAUDIOLOGÍA DE LA FACULTAD DE MEDICINA. UNIVERSIDAD DE CHILE.
33
RESUMEN 
El procesamiento de la información auditiva 
es imprescindible para la adquisición y 
desarrollo del lenguaje oral. En el presente 
capítulo se abordarán aspectos generales 
del desarrollo lingüístico y cómo se afecta 
su adquisición a causa de la hipoacusia. Esto, 
con el fin de entender la importancia de un 
diagnóstico y una intervención oportunas de 
la pérdida auditiva y las repercusiones que 
tendría en el lenguaje. 
34
INTRODUCCIÓN 
Para entender el impacto que podrían tener las dificultades 
de audición en el lenguaje oral y en la comunicación, es 
razonable preguntarse acerca de qué se entiende por 
lenguaje. La respuesta, sin embargo, no es tan sencilla 
como parece.
En el día a día se suele referir a conceptos como habla, 
lenguaje, lengua y comunicación casi como sinónimos y 
sin detenerse mayormente a determinar las diferencias 
semánticas entre uno y otro. Esto no es casualidad, ya 
que definirlos es más complejo de lo imaginado, por lo 
que existen variados autores y escuelas que han intentado 
entregar una definición de ellos. 
Existen tantas conceptualizaciones de lenguaje como 
autores han querido definirlo. Dada su complejidad, se suele 
referir a él según distintos aspectos, tales como las bases 
neurobiológicas o aspectos psicolingüísticos, o bien desde 
distintas dimensiones, incluyendo la social, la comunicativa 
y la cognitiva. Sin embargo, se podría entender el lenguaje 
como una capacidad o facultad humana que permite 
comunicar ideas y emociones, como resultado de una 
compleja actividad nerviosa, bajo un sistema convencional 
de signos. La lengua, por su parte, corresponde a un sistema 
específico de convenciones, como el español o el inglés, 
lo que tradicionalmente se conoce como idioma. El habla, 
en cambio, hace referencia a la expresión individual de la 
lengua y está relacionada con el acto motor de producir el 
mensaje lingüístico1.
Una visión estructural clásica del lenguaje, planteada por 
Bloom y Lahey2, lo ubica en la interacción de la forma 
(fonología, morfología y sintaxis), el contenido (semántica) 
y el uso (pragmática).
No obstante lo anterior, existe consenso en que el lenguaje 
oral se expresa o materializa mediante producciones 
vocales y que la recepción del mismo es fundamental-
mente auditiva. No se puede entender el lenguaje sin 
considerar su dimensión perceptiva. Es decir, el mensaje 
oral, antes de tener un significado en sí, es una serie de 
estímulos acústicos que son detectados, discriminados e 
identificados por nuestro cerebro.
En este contexto, se entiende que cualquier afectación que 
comprometa el acceso a la información auditiva proveniente 
del medio, ya sea parcial o total, puede repercutir en el 
lenguaje, tanto en la adquisición como en el desempeño 
general. Por ese motivo, es de importancia conocer cómo 
la hipoacusia afecta al lenguaje y la comunicación.
Por lo anterior, en este capítulo se abordará de forma muy 
somera —dada la amplitud de los temas— algunos conceptos 
que tienen relación con: a) Hitos del desarrollo del lenguaje; 
b) Aspectos que harán sospechar de hipoacusia en un niño, 
y c) Cómo se afecta la comunicación y el lenguaje de los 
niños debido a la pérdida auditiva.
35
Por lo complejo de su naturaleza, el estudio de la adquisición y desarrollo del lenguaje ha sido 
objeto de diversas disciplinas, tales como la lingüística, la psicología y la neurología, entre otras. 
La adquisición del lenguaje puede analizarse desde un punto de vista cronológico (lo que 
debería ocurrir en un determinado momento del desarrollo), o bien lingüístico (el orden de 
adquisición de tal o cual elemento). En todo caso, el análisis del lenguaje puede o, más bien, 
debe ser realizado tanto en forma diacrónica como sincrónica. Ello implica tomar en cuenta 
los procesos evolutivos (diacrónicos), así como las interacciones y los elementos del lenguaje 
presentes en un momento específico (sincrónico).
El estudiodel desarrollo del lenguaje en etapas o hitos considera que los niños deben lograr 
ciertas habilidades en un tiempo determinado. Lo anterior plantea ciertos estándares en el 
rendimiento de los menores. Si bien este enfoque es útil, se debe considerar la variabilidad 
natural intersujetos, lo que implica un análisis flexible, considerando las características propias 
de cada niño o niña. 
HITOS Y DESARROLLO 
DEL LENGUAJE
36
La etapa prelingüística —también llamada preverbal— se encuentra entre el nacimiento y la aparición de las primeras palabras, 
abarcando aproximadamente los primeros 18 meses de vida. Esta etapa es determinante, ya que sienta las bases de la 
adquisición del habla y el lenguaje. Para ello, el menor debe contar con indemnidad de los órganos y sistemas que intervienen 
en estos procesos, considerando tanto el aparato fonador como los sistemas auditivo y nervioso. 
Desde el nacimiento, el niño es un ser activo, ya que es capaz de responder a los estímulos del medio e incidir en la actividad 
de los adultos. A medida que los menores van madurando y siendo expuestos a un ambiente estimulante, desarrollan una 
serie de habilidades que les permitirán la adquisición del lenguaje. En este sentido, destacan como precursores del lenguaje 
el contacto ocular, la atención conjunta y la intención comunicativa (pedir, saludar, protestar, comentar y responder, entre 
otros).
Entre los dos y tres meses, los niños y las niñas emitirán sonidos espontáneos e innatos denominados vocalizaciones 
primitivas, o gagueo, además de gestos y actividades motoras gruesas. Estas emisiones originalmente no tienen un propósito 
comunicativo, sino más bien una función ejercitadora de los órganos fonadores y de la audición, con un fin madurativo y 
exploratorio. No obstante, los padres y los adultos le darán un significado de “necesidad” a estas expresiones, lo que sentará 
la base para el establecimiento de la comunicación3. 
En la medida que el niño crece, comienza a percibir el efecto que tienen estas manifestaciones en el adulto y, sumado a otras 
expresiones gestuales, da inicio a la comunicación de forma muy rudimentaria, ya sea para expresar estados de malestar o 
de agrado.
El menor en esta edad es capaz de prestar atención a sonidos relevantes, como la voz de sus padres o el arrullo para hacerlo 
dormir. Su acuidad auditiva no es la de un niño mayor aún, pero puede detectar diferencias fonéticas mínimas cuando se 
presentan palabras en distintas lenguas. 
ETAPA PRELINGÜÍSTICA
37
Entre los tres y seis meses, aproximadamente, aparece el 
balbuceo y los menores incorporan una mayor variedad 
de vocalizaciones, las cuales comienzan a ser producidas 
en forma voluntaria o como juego. También utilizan gritos 
de distinto tipo para dar señales de alegría o molestia, 
generalmente sumados a movimientos de las extremidades 
y a expresiones faciales. Atienden a los distintos sonidos 
del medio, en especial de adultos cercanos, animales y 
juguetes ruidosos. Aumenta su capacidad de interacción 
con el medio y comienzan a llamar la atención de los adultos 
y a imitar gestos o sonidos3, 4. 
Los niños de esta edad reaccionan en forma diferenciada 
según la entonación con la que se les hable. Son capaces de 
percibir variaciones suprasegmentales y reaccionar a ellas.
Aproximadamente, entre los seis y diez meses, los niños 
y las niñas con desarrollo típico presentan un balbuceo 
con características reduplicativas, más semejantes a la 
lengua del adulto. Imitan sonidos y comienzan a darles 
significado, como las onomatopeyas y expresiones del 
tipo “oooh” (sorpresa) o “shhh” (silencio). Responden a su 
nombre y pueden entender órdenes muy simples, como 
“dame” o “bravo” (para pedirle al niño que aplauda). Entre 
el menor y el adulto se producen protoconversaciones, en 
las que cada uno hace uso de un tiempo para “hablar” y un 
tiempo para “escuchar”, siguiendo patrones de entonación 
reconocibles. La interacción con el adulto es más compleja 
y se enriquece rápidamente, lo que le permite al menor 
no solamente expresar molestia o agrado, sino que 
relacionarse en el juego y comentarle al adulto acerca de lo 
que le interesa (mirada conjunta).
Más o menos al año de vida, los niños y las niñas son capaces 
de comprender palabras significativas, como nombres 
de personas y mascotas, juguetes o elementos cercanos, 
alimentos y acciones simples. Esto permite suponer que la 
compresión del lenguaje ocurre antes de la aparición de las 
primeras palabras1, 3. 
38
ETAPA LINGÜÍSTICA
En los niños con desarrollo típico, cerca de los 18 meses comienzan a aparecer las 
primeras producciones verbales. A contar de este momento podemos hablar de 
la evolución de los diferentes componentes del lenguaje. Durante los primeros 
cinco años de vida, los niños y las niñas pasan de utilizar un restringido número 
de palabras aisladas con presencia de errores en su producción, a disponer 
de un repertorio infinito de palabras y oraciones. Al final de este período, su 
producción oral prácticamente es igual a la del adulto e incluye un rendimiento 
pragmático amplio y rico en situaciones comunicativas. Esta evolución se da 
no solo por los procesos de maduración de los menores, sino también por la 
exposición a un medio estimulante que potencia sus habilidades innatas y, más 
tarde, por el proceso de escolarización4. 
Durante la etapa lingüística, el menor va adquiriendo habilidades cada vez 
más complejas en todos los componentes del lenguaje. Este desarrollo se da 
en forma armónica y gradual en los niños sin alteraciones y expuestos a un 
ambiente enriquecido. No obstante, existe una gran variabilidad en los plazos 
en los cuales los niños y las niñas van completando las etapas de adquisición. 
Por lo anterior, el análisis de lo que puede o debe producir y comprender un 
niño, debe hacerse con flexibilidad y en forma holística, considerando las ca-
racterísticas individuales. 
En relación con el desarrollo fonológico, las primeras producciones de los 
menores suelen ser mono o bisilábicas y tener una estructura consonante-vocal 
(CV), muchas veces como reduplicaciones de sílabas (p. ej. ta, ta; pa, pa; te, te). 
Las emisiones tienden a presentar simplificaciones de la palabra del adulto, más 
conocidas como procesos fonológicos de simplificación (en adelante, PFS). De 
esta manera, en un primer momento puede ser difícil identificar las palabras que 
emiten los niños, ya que suelen contener múltiples PFS y aún pueden tener ca-
racterísticas de balbuceo. Estas particularidades se mantendrán por un tiempo 
significativo, para luego ir disminuyendo en la medida en que los niños crecen 
y aumentan su repertorio de sonidos, consiguiendo un mayor control sobre sus 
producciones3, 4, 5. 
A contar de los dos años, aproximadamente, este repertorio fonético aumenta 
drásticamente. Así, son capaces de producir casi todos los sonidos o fonos 
de la lengua cerca de los cuatro años. En términos cronológicos, en español, 
suelen aparecer primero los fonos nasales y oclusivos, para continuar con los 
fricativos y líquidos laterales, finalizando con los róticos o vibrantes. De igual 
manera, disminuyen los procesos de simplificación, aunque se mantienen en 
los grupos consonánticos y vocálicos, así como en palabras de mayor metría6, 
7. Paralelamente, los niños comienzan a desarrollar la conciencia fonológica 
que corresponde a una habilidad metalingüística. Esta implica la capacidad de 
manipular las partículas de la palabra, ya sean sílabas o fonos. Temporalmente, 
lo primero que ocurre es la capacidad de identificar y segmentar las palabras 
en sílabas —cerca de los 4 años—. Posteriormente, los menores son capaces de 
manipular los fonos, lo que se relaciona especialmente con el aprendizaje de la 
decodificación de la escritura.
39
Para llevar a cabo este complejo proceso, los niños y las niñas deben contar 
con una serie de habilidadesque les permitirán la adquisición y el desarrollo 
fonológico. Estas consideran tanto la percepción auditiva como diferentes 
tipos de memoria (la de trabajo y las memorias de corto y de largo plazo), 
así como la capacidad de planificación y control motor (praxias). También se 
requiere del establecimiento de un feedback que les permita monitorear sus 
propias producciones comparándolas con las del adulto5, 8.
Con respecto al desarrollo léxico-semántico, en una primera etapa los niños 
utilizan protopalabras, que corresponden a expresiones asociadas a una 
intención y a la que los adultos les otorgan calidad de palabra; por ejemplo, 
el uso de “aaam” para comer (habitualmente acompañada de gestos). Luego, 
comienzan a utilizar palabras, las cuales son identificables por los adultos de 
su entorno. Entre los 18 y 24 meses se observa el fenómeno de sobreextensión, 
en el que se utiliza la misma palabra para un campo semántico (p. ej. “agua” 
para todas las bebidas) y el fenómeno de infraextensión, en el que el niño 
le asigna un nombre a un elemento específico y no generaliza su uso (p. 
ej. “hermano” correspondería solo a su hermano y no se aplica en otros 
contextos). El número de palabras que utiliza con regularidad es, aproxima-
damente, 50; la mayoría son palabras con significado conocido (palabras de 
contenido). 
Cerca de los 30 meses se produce una explosión léxica, aumentando sus-
tancialmente el vocabulario que usan los menores, así como las categorías 
y relaciones semánticas. Junto con ello, comienzan a juntar palabras y 
forman enunciados de dos elementos. Después de los cuatro años aparecen 
gradualmente las relaciones de sinonimia y antonimia, aumenta el uso de las 
preposiciones, conectores discursivos (mayormente el conector discursivo y), 
pronombres y adjetivos, aunque pueden presentarse errores de concordancia 
gramatical. En edades mayores se incrementa el vocabulario, tanto activo 
como pasivo, y se complejiza el uso de pronombres, conjunciones (causales) y 
preposiciones (espaciales y temporales)9. 
En la infancia tardía y adolescencia se observa el desarrollo del lenguaje 
figurado, la comprensión de metáforas, refranes y modismos, así como el 
sarcasmo y otras estructuras complejas10, 11. 
Al igual que para el sistema fonológico, la adquisición y el desarrollo léxico 
requiere de ciertas condiciones básicas, las cuales implican el conocimiento 
del mundo (experiencias con elementos y situaciones), el reconocimiento de 
patrones sonoros —a los cuales se les asigna un significado arbitrario— y la 
ubicación de las palabras dentro de un sistema con relaciones y limitaciones 
claras. 
Por su parte, el desarrollo morfosintáctico también evoluciona rápida y sig-
nificativamente a contar de la aparición de las primeras palabras. Como se 
mencionó previamente, el surgimiento de la primera palabra como tal da origen 
al período lingüístico, pero lo cierto es que durante un tiempo no menor, el niño 
presentará comportamientos tanto de la etapa prelingüística como lingüística. 
En un primer momento, los menores usarán alternadamente vocalizaciones y 
palabras, sumadas a gestos para darse a entender3, 4, 5.
Estas primeras palabras usualmente tienen un significado más amplio que las 
palabras en sí mismas, ya que buscan transmitir un mensaje más complejo. 
Por ejemplo, si un menor dice “u” mientras indica el interruptor de la luz, 
probablemente quiere decir “esa es la luz” o “mira la luz” o “quiero tocar la 
luz”. El uso de palabras aisladas —habitualmente sustantivos o verbos— con 
40
un significado más amplio se conoce como holofrase y es el adulto, en el 
contexto comunicativo con el niño, el que le dará el significado más complejo. 
Este período presintáctico suele observarse entre el primer y segundo año de 
vida. 
Entre los 18 y 24 meses, los menores comienzan a usar estructuras de dos 
elementos, primeramente, separados por una pausa y luego de manera 
conjunta, produciendo estructuras simples e incompletas (p. ej. “mamá - auto” 
para referirse a “mamá, dame el auto”). Ya cerca de los tres años se puede 
observar típicamente el uso de estructuras simples de tres o más elementos, 
las cuales casi no presentan errores (p. ej. “papá dame agua”, “mamá ven”, “no 
quiero más”, etc.). Son capaces de hacer preguntas —basándose especialmente 
en la prosodia— y estructurar oraciones de negación y petición, entre otras. 
 
La mayor expansión gramatical se da a contar de los tres años, produciéndose 
un incremento en la cantidad de palabras y un aumento en la complejidad de 
las oraciones. Aproximadamente, a los cuatro años los menores son capaces 
de producir frases complejas, pero este aspecto se desarrolla mayormente 
en la etapa escolar, influenciado por la lectura y el lenguaje académico de los 
profesores. De hecho, en esta etapa los enunciados se vuelven más largos 
y aumenta el uso de estructuras subordinadas y de cláusulas (sustantivas, 
adjetivas y adverbiales). Cabe destacar que el desarrollo sigue complejizán-
dose hasta edades muy superiores, incluso en la adolescencia o adultez5, 6, 9, 10.
El desarrollo pragmático también evoluciona significativamente durante los 
primeros años, aunque no se completa hasta bien entrada la adolescencia. Si 
bien los niños son capaces de mostrar intención comunicativa e interactuar con 
adultos y otros menores desde muy pequeños, ciertamente hay un continuo 
crecimiento desde las primeras tomas de turno hasta el uso de distintos tipos 
de discurso adecuados al contexto que se ve en los adultos.
Las capacidades más tempranas que los infantes muestran tienen que ver con 
establecer una comunicación que incluye pedir y responder con la entrega de 
información. En esta etapa, los adultos son quienes dirigen el acto de habla 
en mayor medida, generalmente con preguntas y dirigiendo los tópicos. Los 
niños también pueden iniciar actos comunicativos usando gestos y verbali-
zaciones, pero lo hacen en menor medida que el adulto y, generalmente, lo 
realizan para pedir algo.
En los primeros años presentan algunas dificultades para reparar quiebres 
comunicativos y mantener el tópico. Cerca de los cuatro años ya son capaces 
de adaptar de mejor manera su estilo de comunicación con el interlocutor, 
ya sea adulto o niño. Así, identifican distintas situaciones comunicativas y 
lo que se espera de ellos en dicho contexto. Dentro del aspecto pragmático 
se considera también el discurso, que tiene diferentes manifestaciones. Así, 
en los primeros momentos se observan descripciones breves y sencillas, y 
posteriormente se advierten descripciones más complejas que incluyen 
información jerarquizada. Un fenómeno similar se encuentra en las narraciones 
que transitan desde relatos breves y desestructurados hasta narraciones más 
extensas y estructuradas. El desarrollo de los diferentes tipos de discursos 
seguirá incluso hasta los 14-16 años, influenciado además por la escolaridad10, 
11, 12, 13.
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SOSPECHA DE HIPOACUSIA
Los primeros años de vida se consideran un período crítico para la adquisición 
del habla y del lenguaje, ya que es en este tiempo donde se asientan sus bases. 
Por lo tanto, cualquier noxa o situación que afecte al menor en esta ventana 
temporal podría tener efectos en el desarrollo lingüístico y comunicativo. 
La clasificación de las dificultades de lenguaje no ha estado exenta de 
complejidades dada la naturaleza del mismo y la variada existencia de entidades 
nosológicas descritas. En relación con la etiopatogenia de los trastornos de 
lenguaje oral, suele diferenciarse entre aquellos que son primarios o específicos, 
de los secundarios o asociados a alguna causa. En esta categoría se consideran 
las dificultades de lenguaje provocadas por daño auditivo o hipoacusia5, 14. 
Dada la relevancia de la hipoacusia, es importante contar con programas de 
pesquisa y monitoreo de la audición, especialmente en menores con factores

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