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ANTONIO LÓPEZ AGUADO Antonio López Aguado fue uno de los más notables arquitectos de la primera mi- tad del siglo XIX: partidario de un clasicis- mo académico del cual se eliminan todas las connotaciones de cambio que plantearon los partidarios de la arquitectura de la Nueva Roma, su obra fernandina fue estudiada, en su día, por Pedro Navascués en su estudio sobre los arquitectos madrileños del siglo XIX ', sin que su figura cobrara, en mi opi- nión, el sentido que históricamente tuvo: re- presentante de un orden arquitectónico que se enfrenta a las propuestas formuladas por Silvestre Pérez o por los seguidores de éste (Ugartemendía, Nolasco Ventura...) Agua- do intenta eliminar el contenido que aqué- llos daban al lenguaje clásico y propone abs- traer cualquier referencia, entendiendo que el clasicismo es sólo un problema de códi- go. El, que toma los esquemas compositivos arquitectónicos, ignora las tipologías pro- puestas por aquellos que cuestionan el al- cance y sentido de la ciudad. De este mo- do, hace olvidar a los alumnos de la Acade- mia el proceso teórico, de reflexión y de co- nocimientos, que generó la arquitectura de la Razón. Más próximo a Percier o Fontai- ne que a Pérez o Deprez, Aguado represen- ta un arte oficial, rígido, en los momentos de discusión sobre el alcance y crítica a la so- ciedad, y aparecerá como el individuo que triunfa cuando el arte de la Razón se trans- forme en Neoclásico —cuando pierda su problemática y sólo perviva la norma y la composición clásica— y su obra refleja el sentido que tendrá a lo largo del XIX la idea de la arquitectura basada en la composición. López Aguado es uno de los pocos arqui- tectos de los que sabemos que se forman di- rectamente con Juan de Villanueva, y de sus enseñanzas nos quedan los testimonios de sus obras. Alumno de la Academia de Ma- drid desde 1778, en los primeros momentos colabora con su maestro en su estudio y en 1781 participa en los Premios de la Acade- mia 2, concursando simultáneamente en ar- quitectura y escultura, y en los Premios con- vocados en 1784 proyecta una casa de cam- po 3 que soluciona desde la síntesis entre la imagen del palacio en el campo y el ideal clasicista de la naturaleza y de la casa del Hombre 4. Sin embargo, cuando en los Pre- mios de 1787 proyecta una Biblioteca Públi- ca 5, la influencia teórica que puede ejercer Arnal se complementa con la realidad del gabinete de Ciencias Naturales que en esos momentos construye Villanueva, y Aguado compite en dichos Premios con Silvestre Pé- rez, con Isidro González Velázquez o con Blas Cesáreo Martín (en quienes se advier- te claramente la influencia teórica de Arnal) el proyecto del joven ayudante de Villanue- va refleja cómo entiende el cambio que se produce en estos años, y prueba de ello es que consigue el Primer Premio de la Prime- ra Clase en dicho concurso, logrando ade- más ser nombrado Académico de Mérito en 1788 6. A partir de esta fecha comienza su labor como arquitecto, recibiendo encargos de la Comisión de Arquitectura, y así sabemos que, en 1794, concibe el pequeño altar de San Francisco, en el madrileño convento de la Victoria 7, proyecto que es aprobado por la Comisión de Arquitectura con la condi- ción que suprima «... los capiteles del tem- plo, sustituyéndolos por los de la Fortuna Viril o de Eresteo de Atenas, en lugar de los del orden jónico riguroso, para que con el movimiento que tiene la planta se vean las volutas por todos los lados» 8. En 1795 ingresa, junto con Francisco Sán- chez, en la Comisión de Arquitectura de la Academia y comienza a recibir algunos en- cargos oficiales, por lo que es necesario des- tacar cómo Aguado, a pesar de haber obte- nido en su día el Primer Premio de la Pri- mera Clase en la Academia, ha permaneció alejado de los encargos de obras públicas 9 trabajando, de seguro, en el ambiente cor- tesano próximo a Villanueva. De cualquier modo el acceso de Aguado a la Comisión de Arquitectura es consecuen- cia de su colaboración con la Academia co- 350 Antonio López Aguado. Planta de una iglesia, 1788. A. S. F. O ínula ÍÍ una cblaia, MpuaaNU A tntrjla pntpad l '^jíj > fe iWjn.» E ¿«¿«¿fu, a OUm H > l T"/" í 1 ' d J l R r / i C«W«, I lítl/rA out . I IAÍ i* « ' X'J" •ftíf4 .V?t líi /uti'fj.i.i: Í Í rí mo docente, puesto que poco antes ha in- gresado —al igual que Francisco Sánchez— como profesor de arquitectura. Sucede en- tonces que cuando en 1796 Pérez y Castillo vuelven de Roma, se encuentran con Agua- do como portavoz de una opinión diferente a la que traen. En este sentido un ejemplo de ello es el pequeño dibujo, encargado por el Duque de Medinaceli, que presenta para un ramillete de mármoles y bronces 1(), con el que opta más por la decoración y por el nuevo gusto que por los problemas de defi- nición de espacios colectivos. Nombrado Teniente Director " por la Arquitectura en 1799, al morir Manuel Ma- chuca, en 1802 se le comisiona para inspec- cionar la iglesia parroquial de Navalmoral 12 e igualmente se le nombra para informar so- bre la situación del murallón de la calle To- ledo l3 presentando, en 1803, la memoria y dando cinco dibujos sobre la situación en que se encuentra la calle de los Desampara- dos, así como un estudio sobre la manera de reparar tal situación. En el mismo año presenta dos dibujos pa- ra reedificar la Real Inclusa con su iglesia y 351 la nueva fachada a la calle de la Libertad de Madrid 14, así como el proyecto de reforma de la iglesia del Salvador, también en Ma- drid '-\ En 1804 recibe el encargo de conce- bir el teatro de comedias de Buenos Aires, presentando a la Academia seis dibujos que posteriormente serían aprobados lf> y que se encuentran en la actualidad en el Archivo de Indias, tras haber sido publicados en su día por don Diego Ángulo Iñiguez l7 en su estudio sobre los Planos y Dibujos His- panoamericanos . El tema del teatro, fundamental por la im- portancia que cobra en su momento —co- mo señala Collins al definirlo como uno de los temas arquitectónicos característicos de la segunda mitad del siglo—, tiene en Espa- ña un especial tratamiento y adquiere un in- terés muy concreto. Desde los proyectos que Antonio Sanz realiza en Zaragoza a los supuestos establecidos en el teatro de los Caños del Peral de Madrid (según planos elaborados por Francisco Sánchez y que fue- ron publicados en su día en la Revista de Ar- chivos, Bibliotecas y Museos l í !), hasta los proyectos de Alexo de Miranda para Bilbao o el gran teatro que Silvestre Pérez preten- de realizar en la iglesia de San Francisco el Grande al modificar su estructura y conver- tirla en Salón de Cortes, el hecho es que a lo largo de este período el tema adquiere una especial importancia. Oscilando entre las propuestas francesas y las italianas, Aguado opta entonces en Buenos Aires por la imagen de teatro italiano entendido como monumento, como edificio exento en ciu- dad. En el mismo año de 1804 Aguado recibe el encargo de proyectar la capilla que la du- quesa de Villahermosa tiene en la iglesia de Rodena, en Aragón Iy, y presenta, al año si- guiente, los dibujos de la capilla de los Do- lores para la catedral de Sevilla, proyecto que ultima en ese mismo año y que es apro- bado por la Academia de San Fernando 2U. En 1805, realiza un conjunto de pequeños proyectos y es nombrado Director de Arqui- tectura, a la muerte de Pedro Arnal 21. Da dibujos para la iglesia parroquial de Naval- moral en Toledo 22 y presenta otros seis pro- yectos para la iglesia parroquial de la villa de Pantoja 23. Efectúa la reconstrucción de la iglesia de Santa María del Prado, en Ciudad Real 24, y presenta a la Comisión de arquitectura una larga serie de dibujos para reedificar la igle- sia parroquial de Villaviciosa de Odón 2:>. En 1806 concibe la iglesia parroquial de Cárregas, en Toledo, definiendo reformas y modificaciones a los planos existentes 26 y proyecta la catedral de Cuenca,en Ecuador, co l aborando a difundir en Hispano- américa un concepto arquitectónico que só- lo había sido esbozado por la Academia de Méjico 27. Sustituye a Fernández Alday en el adorno que aquél había elaborado para la plaza Mayor de Santander 28 y proyecta, al año siguiente, el altar mayor de la iglesia de los Trinitarios en Valladolid 2y. En 1809, y por la lista que se publica en el Correo de Madrid sobre el impuesto que deben de pa- gar para la guerra los arquitectos madrile- ños, López Aguado figura en el pequeño grupo de los artistas mejor considerados económicamente por la hacienda napoleóni- ca y entre los que se encuentran, además, Martín Rodríguez, Juan de Villanueva, Juan Antonio Cuervo, Silvestre Pérez, Barcenilla y Alfonso Regalado Rodríguez. NOTAS 1 Pedro Navascués. La arquitectura madrileña del si- glo xix. Madrid, 1973. 2 E. Pardo Canalis. Los registros de matrícula de la Academia de San Fernando, págs. 3 y 63, atribuye la entrada de Aguado en 1778. 3 En los premios de 1781 concursa tanto con Mateo Medina y Manuel Echanove dibujando un capitel jóni- co de ángulo. En 1784 realiza el tema junto con Anto- nio Fernández, Toraya, Velázquez, Cuervo, Blas Ce- sáreo Martín y Turulo, c. n. 4 Premios, 1787, págs. 22-25. 1 Manuel Machuca. Estudio para un ayuntamiento. Academia de San Fernando. Archivo de Planos. 6 Academia de San Fernando. Junta Ordinaria del 6 de abril de 1788. Existe una gran noticia sobre la vida 352 y los nombramientos de Antonio López Aguado en los Premios de la Academia concedidos en 1832, pág. 78. Los dibujos de López Aguado que se conservan en el Archivo de Planos de la Academia de San Fernando corresponden a los siguientes temas: templo de Pola. sig. BA 43/1, firmado y fechado en 11 de enero de 1780; templo de Júpiter, sig. BA 43/II-III. firmado y fechado en 14 de febrero de 1783; Estudio de orden clásico, sig. BA 48/783-782; Orden clásico (corresponde al Primer Premio de la Tercera Clase) sig. BA 48/478; Estudio del templo de San Andrés según Dabilez. sig. BA 24/367, 24/356 y 24/357, fechados a lo largo del mes de diciembre de 1782; Estado del templo de la Sibila en Tt- voli. sig. 24/560, firmado y fechado en noviembre de 1782; Planta del templo de la Sibila en Tívoli. sig. BA 24/359, firmado y fechado en 3 de febrero de 1784: Planta del templo de San Andrés, sig. BA 24/358, fir- mado y fechado en 3 de febrero de 1784, Estudio de cornisa clásica, sig. BA 48/781 bis, firmado y fechado en 1784: Estudio de un templo, sig. BA 43/V-270, fir- mado y fechado en 1782. Biblioteca Pública (correspon- de al Primer Premio de la Primera Clase). Una nota en el archivo señala cómo dicho plano fue retirado en los años cuarenta por don Fernando Chueca, por en- cargo de don Modesto López Otero), sig. BA 24/320 bis; Planta de una iglesia, sig. BA 32/245 bis, firmado y fechado en 31 de mayo de 1788. 7 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 81, 24 de noviembre de 1794. 8 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 81, 24 de noviembre de 1794. 9 Premios. 1832, pág. 78. '" Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 124, 1 de marzo de 1797. " Academia de San Fernando. Junta Particular del 9 de octubre de 1799. 12 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 170, 19 de agosto de 1802. 13 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 171, 30 de septiembre de 1802. 14 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 176, 2 de marzo de 1803. 15 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 177, 16 de abril de 1803. "' Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 188, 1 de febrero de 1804. 17 Diego Ángulo Iñiguez. Planos en el Archivo de Indias. Tomo II, pág. 625. Ifi Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1926: Se publicaban en ésta los planos de los Caños del Pe- ral. Sobre su autor. Virgilio Rabaglio, publiqué en su día una pequeña nota (Archivo Español de Arte núm. 171.) 19 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 193, 3 de agosto de 1804. 211 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 199, 28 de febrero de 1805. 21 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 27 de marzo de 1805. 22 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 207, 3 de octubre de 1805. 23 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 207, 3 de octubre de 1805. 24 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 208, 31 de octubre de 1805. 25 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 208, 31 de octubre de 1805. 26 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 208, 31 de octubre de 1805. 27 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 8, 3 de julio de 1806. 2X Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 10, 31 de julio de 1806. 29 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 16, 26 de febrero de 1807. MATEO LÓPEZ Mateo López centró su actividad princi- pal como arquitecto en Cuenca, desde don- de ejercía una indudable influencia. Sin ha- ber sido nunca alumno de la Academia y ha- biéndose formado en estudios paralelos a los impartidos en San Fernando, desde sus pri- meros momentos mantiene una actitud de enfrentamiento a los supuestos formulados por ésta, planteando polémicas y suscitando críticas que reflejan cómo su formación ba- sada en una tradición local— se encuentra alejada del saber teórico del clasicismo '. Sabemos que en 1769 es nombrado Ar- quitecto de la ciudad de Cuenca 2 y que en 1771 es Maestro Mayor del Obispado, car- go en el que será confirmado siete años más tarde, habiendo entre tanto, en 1775, reci- bido el nombramiento de Maestro Titular de la provincia 3. Por un escrito que remite a la Academia de San Fernando en 1784, sa- bemos que efectuó las trazas de la iglesia de Navas de Jorquera en Murcia 4, de la ermi- ta de Nuestra Señora de la Consolación en Iniestas \ así como distintos proyectos para 353 molinos en la ribera del río Gabriel, tam- bién en Iniestas (\ y proyectado dos puen- tes sobre el río Picasso, en Cuenca; siempre en el mismo memorial, detalla cómo fue en- cargado de la reedificación de la capilla de Canaleras, la capilla del Rosario en la igle- sia de los Dominicos de Cuenca, la reedifi- cación del convento de las Religiosas Justi- nianas; el cerramiento y varias obras en el palacio Episcopal, la capilla de la Iglesia de Sirante en Murcia, así como de un proyecto para un archivo o biblioteca municipal que se pensaba edificar en Murcia. A pesar de esta relación, que da con el fin de ser nombrado Académico de Mérito por la arquitectura, hemos encontrado otro proyecto que no figura en esta larga lista, y que es el que concibe, en 1771, para la casa de la moneda de Cuenca, proyecto que se encuentra en el Archivo de Simancas7; igualmente y a través de las actas de la Aca- demia, tenemos noticias de que, en 1786, re- mite dibujos fechados en Cuenca, en 1785, sobre un puente en Molino de Picasso, lu- gar próximo a Villanueva de la Zara, en la Vera del Júcar 8 , y que en el mismo años se recibe, por parte de la Villa de Jorquera, un informe solicitando que se nombre como Arquitecto a Mateo López, en lugar de Re- galado Rodríguez, para informar sobre el puente de este lugar, petición que la Aca- demia acepta y y de la que después se la- mentará, como se pone de manifiesto en las actas, cuando, al año siguiente, López pre- senta un proyecto de puente que es critica- do unánimemente por la Comisión de Ar- quitectura. A partir de este momento la actitud de López frente a la Academia cambia y sabe- mos que en 1789 es comisionado para pro- yectar la iglesia parroquial de Griegos en Aragón 10, y al año siguiente es nombrado para realizar los dibujos de la iglesia de Ca- racenilla " . E n 1790 presenta a la Acade- mia tres dibujos para reedificar la iglesia de Cañaveras 12, y en el mismoaño da proyec- tos para la iglesia de Rubielos Bajos 13. En 1791 es comisionado, junto con Pedro Joaquín de la Puente Ortiz, para informar sobre la iglesia de Terrosuso 14 y meses más tarde presenta dibujo de la iglesia de Santa María del Campo L \ En 1792 es propuesto por la Academia para realizar el proyecto de la Torre de Cándete 16 y el puente que se debe construir sobre Molinos de Ara- gón IV. Al año siguiente se aprueban los di- bujos de la iglesia de Rubielos Bajos 1S y en 1794 proyecta dos puentes en Saorejas, en Molina de Aragón ly, y un año más tarde proyecta igualmente la parroquia de Tra- gacete 2(l. En 1797 presenta a la Academia, para la iglesia de Casas de Cigarro 21, planos que no son aprobados, como tampoco lo son los que presenta en el mismo año para la igle- sia de Montiel 22, aceptándose en cambio unos dibujos que facilita para una ermita en Casa de Haro 2 \ A partir de 1800, sin duda al haber varia- do la composición de los miembros de la Co- misión de Arquitectura, integrándose los ar- quitectos jóvenes, se generaliza la crítica frente a los proyectos de Mateo López, ne- gándose la aprobación del proyecto de la iglesia de Chillamón 24 o de la de casa de Dos Pinos 2 \ así como tampoco se aprue- ban las trazas de la iglesia de Panaron 2(\ y sólo en 1805 son aceptados los dibujos para el puente sobre el río Aliste en Zamora 27. En el mismo año presenta unos planos para una calzada de paso entre Monreal y Bel- monte 2S y en 1806 da el proyecto de la igle- sia de Tragacete, siempre en Cuenca 29. NOTAS ' En Cuenc.j se encuentran, en estos años, trabajan- do arquitectos'como Carabella. Pedro Joaquín de la Puente Ortiz y el mismo Mateo López, arquitectos que sin duda habían quedado ligados al concepto desarro- llado pocos años antes por Ventura Rodríguez en el proyecto realizado para la catedral de Cuenca. 2 Academia de San Fernando. Armario núm. 1, le- gajo 43. -1 Academia de San Fernando. Junta Ordinaria de 5 de diciembre de 1784. En esta fecha Mateo López pre- 354 senta un memorial en el que expone las distintas obras y títulos a él conferidos por partes del Obispado de Cuenca. 4 Ver nota 2. "• Ver nota 2. De cualquier forma la villa de Forque- ra debía de haber quedado satisfecha de la actuación de Mateo López, dado que, en la Comisión de Arqui- tectura, núm. 5, de 28 de julio de 1786, se pide a la Aca- demia que sea nombrado éste en lugar de Regalado Ro- dríguez a fin de dar informe sobre el estado de un puente. 6 Academia de San Fernando. Junta Ordinaria de 5 de diciembre de 1788. 7 Desconocemos por qué motivo no da referencias en el largo memorial que envía a la Academia de San Fernando del proyecto de una casa de moneda en Cuenca. Son dos los planos que se encuentran en el Ar- chivo de Simancas en distintos legajos. El primero corresponde a la signatura MPD. XX-4 y el segundo a MPD. 1X-7. K Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 1. 21 de abril de 1786. 9 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 5, 28 de julio de 1786. '" Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 59, 19 de noviembre de 1789. " Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 60, 18 de diciembre de 1789. 12 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 70, 23 de octubre de 1790. 13 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 70, 23 de octubre de 1970. 14 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 76, 8 de abril de 1791. 15 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 79, 13 de julio de 1791. Un año antes Ma- teo López había ya presentado dibujos para esta igle- sia, habiendo sido entonces rechazados. 16 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 84, 6 de marzo de 1792. 17 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 94, 3 de noviembre de 1792. Es de des- tacar que este proyecto anteriormente había sido dado por la Academia a Turulo. ,!< Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 95, 20 de noviembre de 1792. Ver igual- mente C. de A. núm. 98. 8 de marzo de 1793. ''' Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 110, 8 de mayo de 1794. 211 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 121, 28 de agosto de 1795. 21 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 132, 27 de junio de 1797. 22 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 132, 27 de junio de 1797. 23 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 132, 27 de julio de 1797. 24 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 177, 16 de abril de 1803. 2:1 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 180, I de julio de 1803. 26 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 180. 1 de julio de 1803. 27 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 203, 26 de julio de 1805. 21i Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 203, 26 de julio de 1805. 2V Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 12, 5 de noviembre de 1806. Mateo Ló- pez muere en Cuenca en 29 de junio de 1819. ANTONIO LOSADA Pocas veces el papel desempeñado por Antonio Losada en la arquitectura española de la segunda mitad del siglo se ha comen- tado, pasando desapercibida su actividad y quedando en el olvido su nombre. Sin em- bargo Losada es, en mi opinión, uno de los individuos más interesantes de todo el mo- mento, puesto que él es el ayudante de Car- los Lemaur que, a pie de obra, dirige y lle- va a cabo la construcción de los núcleos de población de Sierra Morena. Manuel Capel, en su estudio sobre La Ca- rolina y las Nuevas Poblaciones ', había in- sistido de forma sistemática en cómo —gra- cias al descubrimiento de viejos expedien- tes— existe una relación entre la arquitec- tura de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y el arquitecto italiano Juan Bautis- ta Nebroni. Sorprende, sin embargo, tal afirmación si tenemos en cuenta que la co- lonización dé Sierra Morena responde a una política de ordenación del territorio conce- bida por los economistas que pretenden in- crementar la riqueza de las naciones, fomen- tando para ello el número de mercados y fa- cilitando la ocupación y colonización de zo- nas despobladas. En este sentido, los textos sobre el tráfico de moneda —y por tanto so- 355 Antonio Losada. Planta de iglesia, 1779. A. S. F. bre el fomento de los mercados— tratan es- pecialmente sobre el tráfico del trigo de modo que es Carlos Lemaur, ingeniero mi- litar autor de proyectos de canales y cami- nos, quien traduce uno de estos textos, di- fundiendo así el nuevo ideal sobre el tama- ño de las poblaciones, sobre su situación y estructuras y sobre las dependencias entre las distintas nuevas comunidades organiza- das en aldea, villa, ciudad, metrópoli y corte 2. En este sentido, señalar que Nebroni es el autor de las poblaciones de Sierra More- na, significa aceptar que éste tiene una im- portante formación teórica, con capacidad para entender que el territorio debe de ser dividido en suertes, al tiempo que supone existe en Nebroni la voluntad de establecer una ordenación político-administrativa co- mo existe en el Fuero de las Nuevas Pobla- ciones (cuando se señala el sentido de la su- 356 ji. NMüf iii' fr>r,út tUTjfie Mmtf i.i/i.*í,7<iú'M'üHi?.-j'^i Antonio Losada. Planta de iglesia parroquial, 1779. A. S. F. perintendencias de las parroquias o de las al- deas) exactamente dentro de la óptica for- mulada por Cantillón y Forbonnais en sus textos . La presencia en Sierra Morena de un ar- quitecto formado en la Academia de San Fernando, como es Antonio Losada, en los años noventa sin duda es importante puesto que significa la voluntad de finalizar un pro- yecto esbozado por otro —en mi opinión por Lemaur— dando a las poblaciones la irñagen de ciudad que en la actualidad co- nocemos. Antonio Losada pertenece, en la Academia, a la generaciónde Ignacio To- más o Martín Rodríguez, y en 1722 logra el Primer Premio de la Primera Clase de Ar- quitectura como lo señala concretamente las actas «... por saber responder a distintas preguntas teóricas» 4. A partir de este momento Losada entra en su actividad como arquitecto en La Man- Va i&SíaJminfafati 'fai'm^'o'amjímtpmifapiriTiSciitz. 1 Antonio Losada. Fachada principal de una iglesia parroquial. A. S. F. •littlil ; ¿ # cha y sabemos que, en 1788, proyecta la iglesia parroquial de Barrajo 5 y al año si- guiente da dibujos para el puente sobre el río Higuera en Herencia (\ En 1790 proyecta un puente en Villafran- ca de Córdoba 7 y en 1793 se le comisiona para llevar a cabo los dibujos que Martín Rodríguez había efectuado para la catedral de Jaén <s. En el mismo año presenta dos tra- zas de ayuntamiento en Palazuelos y y en 1794, con motivo de un viaje a Cataluña, proyecta la iglesia de Torrefarrera '". En 1796 dirige a la Academia un impor- tante memorial pidiendo a la Comisión de Arquitectura encargos que se encuentren en las proximidades de La Carolina, «donde me encuentro dirigiendo diversas obras» " , y años más tarde, en 1808, presenta a la mis- ma Academia un largo expediente critican- do la actuación del entonces Intendente To- más de Carvajal, quien «... no me deja in- troducir el buen gusto en la arquitectura c/» 12. Las obras a las que seguramente alu- de Losada deben ser «... una buena manza- na de casas entre las torres por delante de la capital», como señala Polo de Alcocer en la memoria que Capel cita en su estudio l3. De esta forma Losada, que morirá un año más tarde en la misma Carolina l4, demues- tra haber sido uno de los arquitectos que han ayudado a la construcción de las nuevas poblaciones de Sierra Morena. NOTAS 1 M. Capel, «La Carolina y las nuevas poblaciones». Jaén, 1973. 2 Existe, en este sentido, una clara diferencia entre el ideal reformista expuesto por Cantillón o Forbonnais y la idea de territorio que se plantea, por ejemplo, en ciertas «utopías» como Sinapia. 3 Sobre Cantillón, ver el trabajo de Fabián Estape, «Algunos comentarios a la publicación del "Ensayo so- bre la naturaleza del Comercio en General, de Canti- 357 * 4. ^^^£¿¿¿¿L Antonio Losada. Sección de una iglesia parroquial, A. S. F. Antonio Losada. Fachada principal de iglesia parroquial. A. S. F. T"*r (ate, Ojtvifii' t\??kc/ia veérLum ,iViu><yiaaí. Aiipjtvr/aáim A.B.ar/á/thníi ! I V •~JLLt m 358 9 Academia de San Fernando. Comisión de Arquitec- tura núm. 105, 9 de octubre de 1793. Con esa fecha Lo- sada entrega dos dibujos que no son aprobados por la Academia proponiéndose a Arnal para las rectifi- caciones. lu Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 108, 25 de enero de 1794. Posteriormente en Comisión de Arquitectura núm. 110, 8 de mayo de 1794, presenta otros cuatro dibujos, no siendo éstos aprobados de forma definitiva hasta la Comisión de Ar- quitectura núm. 113, 16 de julio de 1794. " Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 128, 19 de diciembre de 1796. De cualquier modo, conviene dejar claro que Losa- da no es el único arquitecto que trabaja en Sierra Mo- rena, y que, además, su actividad la lleva a cabo en los últimos años del siglo. Antes, y desde los primeros mo- mentos, colaboraron con Lemaur otros ingenieros, co- mo por ejemplo Simón Desnaux, quién luego marchó a América, como ha estudiado Ramón Gutiérrez. 12 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 28, 3 de marzo de 1808. 13 M. Capel, op. cit., pág. 215. 14 Losada muere en La Carolina el 20 de mayo de 1809. llón"». Moneda y Crédito, núm. 39, diciembre 1951, págs. 38-77. Extrañamente este trabajo no aparece ci- tado en el estudio de Manuel Jesús González González «El enfoque microeconómico y su originalidad en el en- sayo sobre la naturaleza del Comercio en General» pu- blicado en Historia económica y pensamiento social, edición e introducción de Gonzalo Anes, Luis Ángel Rojo y Pedro Teede. Madrid, 1983, págs. 109-127. 4 Premios de la Academia de San Fernando, 1772, págs. 41-42. En la Academia de Madrid existe un proyecto de Lo- sada; el primero sin fecha (puede ser de 1772) es un templo al honor y a la inmortalidad, firmado atrás y sin fecha, tiene signatura BA 32/330-336. El rejado corres- ponde al proyecto de iglesia parroquial que presenta en 1779; consta de nueve planos y tiene por signatura 32/XVIII-XXVI. 5 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 32, 29 de febrero de 1788. 6 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 49, 19 de marzo de 1789. 7 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 67, 12 de julio de 1790. Para la ejecución del proyecto la Academia nombró a Ignacio Tomás. 8 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 98, 8 de marzo de 1793. 359 MANUEL MACHUCA Un arquitecto español de la segunda mi- tad del XVIII, que jugó un importante papel en su momento y del que hata el momento ninguna monografía o estudio se ha ocupa- do es Manuel Machuca. Perteneciente, co- mo Arnal, a una familia de plateros y orfe- bres, su paso a la arquitectura refleja la mentalidad de cambio existente en un me- dio artístico: porque si durante la primera mitad del siglo son los arquitectos los que si- guen —como comenta Cochin— las pautas dadas por los artistas de la plata, estudian- do el texto publicado por Pardo Canalis so- bre los registros de matrícula en la Acade- mia de San Fernando ' podemos ver cómo a lo largo de la segunda mitad del siglo un crecido número de plateros —o de hijos de tales— intentan ingresar en la Academia pa- ra realizar estudios de arquitectura. Ejemplo de lo anterior es el caso citado de Arnal, quien durante sus primeros años en Toulouse dudará en dedicarse a la arqui- tectura o a la plata, optando por proseguir sus estudios en la Academia francesa. Pero si la opción de Arnal se produce en un me- dio distinto al español, es importante desta- car que también en España se plantean pro- blemas similares. Machuca ingresa joven en la Academia de San Fernando, y es espectador de excepción en las polémicas entre Diego de Villanueva, Rodríguez, Arnal y Hermosilla. Participa en los Premios de 1769 con el tema de «Una Lonja Pública» 2 y, nombrado Académico de Mérito en 1772, oscila desde los prime- ros años en torno a la Academia, y luego es nombrado, en 1787, Teniente Director de Arquitectura. Conocemos cuáles son sus obras y cómo desarrolla, en sus primeros años, la idea de arquitectura gracias a un memorial que pre- senta, en 1783, al Ayuntamiento de Madrid, cuando pretende ser nombrado Teniente Maestro Mayor del Ayuntamiento: por el informe que Ventura Rodríguez da, sabe- mos que trabajó como aparejador en las obras de la universidad de Alcalá de Hena- res 3, corriendo además con algunas obras particulares en esta ciudad. Colaborador por tanto en sus primeros momentos de Ventura Rodríguez 4, Machuca trabaja con Loys de Monteagudo en pequeñas obras de Andalucía, sin duda dirigiendo las obras ini- ciadas por el maestro aunque, a la muerte de éste, abandona los supuestos de Rodrí- guez y centra su actividad en torno a Arnal. De esta primera época conocemos los dibu- jos que se encuentran en la Biblioteca Na- cional de Madrid para un retablo o adorno 5 así como el proyecto de iglesia que propone se realice en Marcha, Almería 6, o el dibu- jo de portada lateral para la iglesia de Va- Uecas 7, fechado en 1786. En dicha fecha proyecta la iglesia de Algabir, en Alcalá de Henares 8, y desde este momento recibe una importante relación de encargos de la Co- misión de Arquitectura de la Academia: se le pide que informe sobre la situación del puente de Berrocal, en Salamanca y, y es nombrado para diseñar la casa consistorial de Castilla en la Guarda de Sevilla '", al ha- ber rechazado la Academia el proyecto pre- sentado por Lucas Cintora.Es comisionado para proyectar una cárcel y una carnicería en la ciudad de San Ro- que ' ' e igualmente se le encarga la solución a los defectos existentes en la obra que Alexo de Aranguren había proyectado en Cervera de Río Alha'ma 12. Presenta, en 1787, un estudio de puente en la villa de Ornachos, sobre la ría Mata- chel u , y es comisionado para las obras de reparación de la calzada de Mayorga de Campos, recomendándose Machuca al escri- bano de cámara Payo Sanz como arquitecto encargado de realizar las reformas l4. Es nombrado para proyectar la iglesia parro- quial de Mieres L \ obra que Caveda l6 cita sin dar fecha, y modifica los dibujos presen- tados por Armero y Cuadra 17 que habían sido rechazados por la Academia. En mar- zo del mismo año es nombrado por el Fiscal 360 del Consejo de Propios para dibujar la cár- cel pública de Cervera 18, aprobándose éste en junio del mismo año 19. Da dibujos para diversas obras en Burgohondo, Avila, mo- dificando el proyecto que inicialmente es presentado por Juan Medina 2Ü y en el mis- mo año de 1787 toma contacto con las obras que se realizan en la catedral de Cádiz 21. Los problemas surgidos en torno a la construcción de la catedral de Cádiz se ha- bían convertido en problema de difícil solu- ción dentro del ambiente gaditano, puesto que la muerte de Cayón había abierto, co- mo he comentado al tratar de Benjumea o de Albisu, un foco de tensiones entre el so- brino de Cayón —Benjumea— y Albisu (que representa al arquitecto ilustrado for- mado primero en la Academia de Madrid y luego en el seminario de Nobles). En este sentido, y puesto que la construcción de la catedral presenta no sólo problemas de or- den técnico sino que conlleva otros sobre la concepción arquitectónica, la Academia de- cide actuar como organismo rector de ten- dencia y moderador de problemas, para lo cual pide a Machuca que informe sobre el estado de las obras y sobre las opiniones de los arquitectos. Machuca viaja a Cádiz en 1787 y, de la misma manera que Hermosilla había viaja- do a Granada haciéndose acompañar por dos destacados alumnos, él viaja igualmen- te con un discípulo que ya empieza a desta- car entre sus compañeros, que ha sido pri- mero alumno de Ventura Rodríguez en los momentos anteriores a su muerte, que es posteriormente colaborador en el estudio de Martín Rodríguez y que en esos años, am- parado por algunos nobles ilustrados, co- mienza a introducirse en el mundo artístico. Se trata del joven Silvestre Pérez, quien en estos años ha tenido ya un contacto con la construcción al realizar la portada que da a San Jerónimo, en el palacio de Villahermo- sa de Madrid. Machuca recibe el encargo de inspeccio- nar, durante el viaje a Cádiz, el puente de la Cartuja que se encuentra cerca de Jerez de la Frontera (obra de Manuel Godoy 2 2), y tras su llegada a Cádiz permanece duran- te casi tres meses estudiando los problemas de la ciudad. Y si es importante el proyecto que él realiza para las reformas de la cate- dral, siendo nombrado director en estas obras 23, el punto, ahora de interés, se cen- tra en la influencia que puede ejercer entre arquitectos como Benjumea o Albisu. Son los años en que Miguel de Olivares ha en- viado sus proyectos de arquitectura a la Academia de San Luca de Roma 24 y es, por tanto, cuando más claramente se precisa en esta ciudad la contradicción entre la pervi- vencia de un barroco y el desarrollo de una arquitectura paralela en importancia al pen- samiento ilustrado que se desarrolla en Cá- diz. A su vuelta a Madrid, después de su visi- ta a la catedral, es nombrado para informar sobre el puente de San Vicente de Palacio 25 y de Medina de la Calzada que Sagarbinaga y González de Lara llevan a cabo 26 y pre- senta dibujos definitivos para el proyecto de un puente en Berrocal 27. Aparentemente la actividad de Machuca en estos años se tras- lada a Castilla, y sabemos que en 1788 pre- senta un expediente de reforma del proyec- to que Sagarbinaga realiza en Coria 28. Residiendo quizá en Valladolid, en 1790 recibe el encargo de proyectar una iglesia en Bermeo 29, que no es aprobada y que en 1796 se encomienda a Silvestre Pérez, y en el mismo año es nombrado por el Rey, Di- rector de las obras de la catedral de Cádiz, cargo que comparte con Miguel Olivares 30. Parece pues como si la duda entre los dos discípulos de Cayón se hubiese resuelto de forma salomónica y marginando de las obras tanto a Albisu como a Benjumea. En el mis- mo año, da planos para la iglesia en Riba- deo 31 y proyecta las calzadas, caminos y puertos de Pico y Menga, nombrándosele entonces Director de la carretera de Extre- madura 32. En 1791 se ofrece, voluntaria- mente, para trazar la torre de la iglesia de 361 Algeciras y en el mismo año proyecta el camino de las Cuestas, en Oropesa 34, ins- peccionando además en septiembre el cami- no de Extremadura a Talavera 35. Al año siguiente sustituye a Bernasconi en el proyecto realizado para la iglesia de Membrilla 36, en Guadalajara, y proyecta la cárcel de Zamora 37. Se le nombra para dar dibujos de casa consistorial en Fuentenovi- 11a 3Í!, encargándosele además las trazas de los aljibes públicos de Cádiz 39 y proyectan- do las calzadas del río Mayorga, en Cea 4Ü. Presenta, en 1793, los dibujos definitivos de la iglesia de Membrilla en Guadalajara, aprobándose definitivamente 41 y en 1798, cinco años más tarde, corrige los planos que Blas Cesáreo Martín había realizado para la iglesia de San Sebastián de Valdarachas 42. Da los planos para la iglesia de Ribadeo en Galicia 43 y dentro de las distintas obras que se realizan en el Buen Retiro de Madrid pro- yecta y lleva a cabo obras en distintos cuar- teles 44, construyendo además la capilla de Nuestra Señora de la Soledad, siempre en el Buen Retiro 45 de Madrid. Al fallecer en 1799, las obras que Machuca tiene encarga- das por la Academia pasan a Antonio Ló- pez Aguado, quien además es nombrado en su lugar Teniente Director en la arqui- tectura. Entre otros proyectos, y sin que podamos situarlo cronológicamente de modo preciso, sabemos que poco antes de su muerte había proyectado las iglesias de Zurnega, en Al- mería, continuando una obra de Ventura Rodríguez 46, e igualmente sabemos, gra- cias al plano que en 1947 publicó el Conde de Polentinos, que proyectó la casa del Con- de de Talara en la calle de la Luna. Pero más allá de noticias sobre obras concretas de edificios y viviendas en Madrid, Machu- ca desarrolló una importante labor en el Buen Retiro madrileño, como lo demuestra que en los Premios de 1789 47, en la noticia de su muerte, se destaque su nombre junto al título de «Arquitecto del Retiro», seña- lándose que intervino además en la cons- trucción de cuatro torreones que se proyec- taron en la Alameda de Osuna 4íi. Arquitec- to entonces de jardines, en la Biblioteca Na- cional de Madrid existe un dibujo de la puerta del Retiro 49 con una nota en la que se señala: «... este dibujo fue copiado del original de Machuca que Cayón tenía». Por último, Barcia 5Ü plantea, al estudiar la au- toría de un dibujo que duda en atribuir a Isi- dro González Velázquez, la posibilidad de que éste se debiera a Manuel Machuca. NOTAS 1 E. Pardo Canalis, op. cit., pág. 66. 2 Premios, 1769, pág. 20, Machuca participa en la Primera Clase junto con José Moreno. 3 Archivo de Villa. 1-188-11. Es interesante el expe- diente que presenta Machuca para ocupar el cargo de Teniente Maestro Mayor del Ayuntamiento por cuan- to que da noticias de las obras que ha realizado en los primeros momentos de su vida profesional. 4 Archivo de Villa. 1-188-11. Interesa igualmente la respuesta que da Ventura Rodríguez a la Academia an- te el deseo de los jóvenes arquitectos de ingresar, co- laborando los proyectos dados por Machuca. 5 Biblioteca Nacional. Barcia. Catálogo de los dibu- jos. Madrid, 1906, dibujo núm. 1542. 6 Barcia, núms. 1329-1330. Planos de la iglesia de Algalvir.7 Barcia, núm. 1331. Corresponde a la portada de la iglesia de Vallecas. 8 Barcia, núm. 1334. 9 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 15, 7 de febrero de 1787. 10 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 16, 17 de marzo de 1787 11 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 11, 17 de marzo de 1787. 12 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 21, 6 de junio de 1787. 13 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 22, 26 de junio de 1787. 14 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 22, 26 de junio de 1787. 15 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 15, 7 de febrero de 1786. 16 Caveda. Sobre los diversos géneros... Madrid, 1848, pág. 513. 17 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 15, 7 de febrero de 1787. 18 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 16, 17 de marzo de 1787. 19 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 21, 6 de junio de 1787. 362 20 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 22, 26 de junio de 1787. 21 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 26, 26 de septiembre de 1787. 22 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 25, 30 de agosto de 1787. 23 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 27, 11 de octubre de 1787. 24 Academia de San Luca. Archivo de planos, nú- mero 292. 25 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 30, 13 de diciembre de 1787. 26 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 26, 26 de septiembre de 1787. 27 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 30, 13 de diciembre de 1787. 28 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 39, 21 de agosto de 1788. 2J Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 64, 30 de marzo de 1790. 30 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 65, 23 de abril de 1790. 31 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 66, 14 de mayo de 1790. 32 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 72, 1 de diciembre de 1790. 33 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 80, 19 de agosto de 1791. 34 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 80, 19 de agosto de 1791. 35 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 80, 19 de agosto de 1791. 36 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 85, 27 de marzo de 1792. 37 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 85, 27 de marzo de 1792. 3fi Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 87, 21 de abril de 1792. 39 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 87, 21 de abril de 1792. 40 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 95, 20 de noviembre de 1792. 41 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 94, 3 de noviembre de 1792. 42 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 136, 28 de marzo de 1798. 43 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 141, 2 de octubre de 1798. 44 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 144, 6 de enero de 1799. 45 Archivo Histórico Nacional. Archivo General de Simancas. S. Hac. 14. Capilla de Nuestra Señora de la Soledad en el Buen Retiro, 1799. 46 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 52, 19 de junio de 1789. 47 Academia de San Fernando. Armario 1, leg. 43. 48 F. Iñiguez, El arquitecto Martín López de Agua- do y la Alameda de Osuna. AEA. XVIII, pág. 220. 49 Barcia, Catálogo de dibujos de la Biblioteca Na- cional, Madrid, 1906, núm. 1242. 5(1 La necesidad de un estudio monográfico sobre Manuel Machuca es el aspecto que más claro tenemos después de efectuar esta breve introducción. Sólo co- nocemos de él las noticias que se publicaron en los Ana- les del Instituto de Estudios Madrileños (tomo IV, pág. 121), la breve nota que da Llaguno (tomo IV, pág. 302), la referencia de Madrazo en su estudio sobre Se- villa (pág. 741), los tópicos repetitivos de Schubert (págs. 334, 338 y 384) y las noticias que da Adolfo de Castro en su Manual del Viajero en Cádiz (pág. 108); por lo general dichas noticias entran en su mayor parte sobre la participación en las obras gaditanas describien- do su actividad. Pulido da de él una serie de noticias en su apología de Ventura Rodríguez (pág. 124) y un interesante dato (publicado en el BSEE de 1944, pág. 93) trata sobre la participación de Machuca en los cua- tro torreones en la obra de la Alameda de Osuna. MANUEL MARTIN RODRÍGUEZ El hecho de que Ventura Rodríguez de- sarrollase en su momento una tan importan- te actividad, a lo largo y ancho del país, tie- ne una evidente trascendencia en el panora- ma arquitectónico del país, puesto que no sólo sus obras se toman como modelos de discusiones académicas, sino que él precisa de un equipo de colaboradores para dirigir y llevar las obras iniciadas en lugares dispa- res. De alguna forma todos ellos constitu- yen una nueva Academia que tiene como única referencia la labor del maestro y re- sulta obvio que la formación adquirida por cada uno de ellos es diferente a la del resto: individuos formados en el antiguo barroco clasicista, arquitectos pensionados en Ro- ma, maestros de obra, aparajadores, inge- nieros militares e incluso algún joven inquie- to —como Silvestre Pérez— llegado a la Academia de Madrid en los momentos de 363 mayor discusión teórica. Todos ellos se re- claman seguidores y discípulos del maestro, aunque no existe una línea común entre los distintos proyectos que conciben. De todos ellos, sólo algunos logran comprender la evolución existente en don Ventura Rodrí- guez, y sin duda quien más se distingue por su saber (además de ser el individuo de con- fianza del maestro) es su sobrino Manuel Martín Rodríguez. Formado desde sus primeros momentos junto a su tío, Ventura Rodríguez ', Manuel Martín Rodríguez había aprendido dibujo en el estudio de Felipe de Castro 2 en los úl- timos momentos de los años setenta. Su aprendizaje se desarrolla en un ambiente en el cual el proyecto de Burgo de Osma o la cárcel de la Inquisición son referencias obli- gadas y, en este sentido, antes de ingresar en la Academia Manuel Martín posee ya unos conocimientos que nada tienen en co- mún con los estudios desarrollados por Ar- nal o por los seguidores del hecho histórico. Frente a los modelos generados desde la Academia su opción intenta mantener un viejo modelo barroco en el que sustituye el adorno y la decoración, introduciendo fren- te a las rocallas y grutescos elementos per- tenecientes al repertorio clásico. Sin duda sus años de Academia hacen variar sus con- vicciones y, de este modo, al finalizar sus es- tudios inicia un largo viaje por Italia, visi- tando Roma, Venecia, Ñapóles y —como él mismo señala— muchas partes de Francia con el fin de estudiar la arquitectura de es- tos países. Sorprende que Ventura Rodrí- guez fomente y propicie este viaje, sobre to- do si recordamos las opiniones que mantu- vo en torno a los años sesenta en su polé- mica con Saquetti, al señalar la no necesi- dad de viajar para poder desarrollar una ar- quitectura clásica. Pero ahora Rodríguez se declara partidario de un viaje que —como señaló Gómez de la Serna— debe empren- derse con criterio pedagógico 3. De este modo en 1776, y tras haber obte- nido cuatro años antes el Primer Premio de la Primera Clase de Arquitectura, viaja a costa suya y complementa una formación en la que se había incluido —como él mismo se- ñala a la Academia— estudios de latín, ita- liano, francés, filosofía y matemáticas 4. A su vuelta colabora con su tío en los proyec- tos que éste concibe y a su muerte, en 1784, pide ingresar en la Academia como sustitu- to de Juan de Villanueva en el Curso de Geometría 5. Hasta el momento, señala en un largo memorial que remite a la Corpora- ción,«supliendo las ausencias y larga enfer- medad de su referido tío, dirigió las obras pública que como Arquitecto Mayor dentro y fuera de esta Villa estaban a su cargo, y las continuó a su fallecimiento en virtud de la orden del Rey comunicada al Ayunta- miento de la misma villa por el Conde de Floridablanca en 4 de septiembre de 1785». Para obtener este favor, Martín Rodríguez se enfrenta a Mateo Guill y señala, en otro memorial, ser el mismo que puede desarro- llar y continuar la arquitectura de Ventura Rodríguez «... por conocerla científicamen- te mejor que ningún otro individuo». En 1786 es nombrado Teniente de Arqui- tectura de la Academia 6, sustituyendo a Pe- dro Arnal, que había sido nombrado Direc- tor de Arquitectura, y al año siguiente, en concurso contra Machuca y Francisco Sán- chez, es nombrado igualmente Director de Arquitectura. Las noticias que tenemos so- bre sus obras corresponden a los datos que él mismo remite a la Academia, como mé- ritos para ser nombrado Teniente Director y después Director. De este modo sabemos que había realizado, para el ministerio de Hacienda, los planos del barrio de Legani- tos 7, que había modificado el proyecto de San Pedro de Alcántara iniciado por su tío 8, finalizado la obra del cuartel de caba- llería que realiza en Madrid 9, inspecciona- do la fábrica de Brihuega lü y proyectado la aduana de Málaga u , la fábrica de cristales de Madrid 12 en la calle del Turco, y conce- bido el catafalco contruido a la muerte de Carlos III en el monasterio de la Encarna- 364 ción, así como el proyecto de la audiencia de Cáceres 13. Estas son las obras de las que Martín Ro- dríguez se siente más satisfecho, éstas son las que reclama como méritos, pero existe paralelamente a ellas una larga relación de encargos de la Comisión de Arquitectura, que es necesario señalar. Sabemos que en 1786 recibió el encargo de reconocer la pla- za de Toros de Madrid, informado junto con Miguel Fernández sobre la reforma que se debía llevar a cabo en esta plaza 14. Sin du- da la colaboración es consecuencia de otra anterior, desarrollada entre Ventura Rodrí- guez y el mismo Miguel Fernández, y que la Academia acepta a la hora de establecer las primeras reformas. En el mismo año Mar- tín Rodríguez propone a la Comisión la re- forma al proyecto de casa consistorial y cár- cel de la Villa de Guadalcanal 15, que es aprobado. En 1787 lleva a cabo el proyecto de en- sanche y restauración de la iglesia de Santa María del Mercado de Cangas de Onís 16, modifica el plano que había hecho Cipriano López para la casa consistorial en Cilleros 17 y proyecta la capilla de la Comunión de la parroquia de Santiago en Villena 18, siendo propuesto para modificar los planos de la iglesia parroquial de Villacarralón —en León— que había presentado, en el mismo año, a la Academia el arquitecto Francisco de Rivas 19. Es nombrado para arreglar di- bujos del retablo de la iglesia parroquial de Albanchos, en Almería, que había presen- tado Munar 20, y a lo largo del mismo año da informes sobre la cárcel de Cilleros 21, recibiendo además el encargo de proyectar en Zamora un conjunto de viviendas que inicialmente había concebido Pedro Caste- lló 22. Aparentemente, Martín Rodríguez se ha convertido en individuo de confianza de la Academia: en realidad tal confianza va más allá, puesto que recibe el difícil encar- go de modificar y arreglar dos proyectos que Munar y Francisco de Ribas —ambos alum- nos y seguidores de Ventura Rodríguez— habían concebido. Y la forma en la que los modifica sin duda influye en el criterio de la Academia, que acepta en 1787, como ya he señalado, nombrándole Director de Arqui- tectura. En 1788 se ofrece voluntariamente para proyectar el teatro de Andújar 23, la caja de órgano de la parroquia de San Juan de Ma- drid 24 y los planos para la casa consistorial de Andújar 25. Presenta cuatro dibujos pa- ra el tabernáculo de la capilla mayor de la catedral de Cartagena 26 y recibe los infor- mes necesarios para realizar la aduana de Salamanca 27. De la misma forma, junto con Francisco Sánchez y Alfonso Regalado Ro- dríguez es propuesto para realizar un puen- te en Salamanca 28. No debe extrañar la gran actividad que desarrolla en estos años Martín Rodríguez si recordamos que ésta consiste, en gran par- te, en continuar las obras iniciadas en su tío, pero creo igualmente importante destacar cómo existe en Martín Rodríguez una preo- cupación e interés por los nuevos temas que podría pensarse desconoce el sobrino de Ventura Rodríguez: y una prueba de ello se manifiesta cuando el joven Silvestre Pérez, a la muerte del maestro, en 1784, decide proseguir su aprendizaje en el taller de Mar- tín Rodríguez. El cambio que se manifiesta en los primeros proyectos de Academia de Pérez, cuando pasa de estudiar los órdenes clásicos a plantear una arquitectura ligada a los temas y a los nuevos espacios, sin duda es reflejo de la actitud mantenida por Mar- tín Rodríguez. Que Pérez se siente, a lo lar- go de su vida, contento con esta relación lo prueban los numerosos memoriales que con- cibe a lo largo de su vida, en los cuales siem- pre cita este hecho como significativo en su formación. ( De este modo, para el conjunto de estu- diantes que en los comienzos de los años no- venta inician en la Academia los estudios de arquitectura, para individuos como Miguel Inclán 29 o una larga serie de ellos, el taller de Martín Rodríguez es la posibilidad de proyectar los temas de nueva concepción o 365 la posibilidad de continuar las obras comen- zadas por Ventura Rodríguez. En 1789 viaja a Covadonga 3Ü para inten- tar proseguir las obras del santuario que ha- bía iniciado su tío y concibe, como ya he se- ñalado, el catafalco que se elige en memo- ria de Carlos III en la iglesia de la Encarna- ción de Madrid 31. En 1790 es comisionado para proyectar la casa consistorial de Gua- dalajara 32 y sabemos que igualmente se le encarga finalizar las obras de Corral de Al- maguer, cuyo planos se encuentran en el Ar- chivo Histórico Nacional 33. En el mismo año pasa a Pamplona, inten- tando hacer olvidar el descrédito que tuvo su tío a comienzos de los años sesenta por las obras de la traída de aguas, encargándo- se él definitivamente del proyecto 34 y al año siguiente presenta a la Comisión de Arqui- tectura un dibujo para retablo en la catedral nueva de Salamanca 35, que fue publicado en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones de 1935. Siempre en 1790, se ofrece para diseñar las fuentes públicas de Vera 36 y se le nombra por la Comisión de Arquitectura para realizar el retablo mayor de la catedral de Lérida 37, obra para la cual dos de los pensionados de arquitectura que en aquel momento se encuentran en Roma —Silvestre Pérez y Evaristo del Castillo— envían dos proyectos, como lo señalo en su día Rafols en su Diccionario de Artistas Catalanes 38. Igualmente se le nombra para que conci- ba los planos de la panera que se quiere construir en Baños del Benete, y se le co- misiona para transformar el antiguo hospi- tal de la Piedad de Cáceres en el nuevo edi- ficio de la Audiencia. Proyecta, en 1792, unas escuelas para primeras letras en Comi- llas, siguiendo así, en alguna medida, las re- comendaciones indicadas por Cabarrús al tratar del sentido del templo Patriótico 39. Da dibujo para la iglesia de Galanosa y en 1793, además de recibir el título de arqui- tecto del Rey 4Ü, es encargado para proyec- tar la iglesia de Benavente y Villanova de Sagra en Cataluña 41 y concibe también en el mismo año la iglesia que se debe construir en Arenas del Rey, en Granada 42. En ese año presenta a la Academia un cuaderno con trece dibujos para las obras de la catedral de Jaén 43 y establece las modi- ficaciones al proyecto de altar en estudio que Antonio Cuervo había concebido para Sevilla 44. Traza, en el mismo año, los dibu- jos para el convento de las religiosas del Es- píritu Santo de Santiago,en Salamanca 45 y al año siguiente, en 1794, diseña el altar de la iglesia de Lorca de Tajuña 46, estudia el tema del puente de Alcaudete 47 y proyecta la reforma de la iglesia de los Premostraten- ses de Valladolid 48 al tiempo que se le pide estudiar la catedral de Popayán, en Perú 49, y concibe el altar de la iglesia de Navarrida en Álava 50. Poco a poco los encargos, los honores y los nombramientos llegan a Martín Rodrí- guez quien es nombrado, en 1796, Comisa- rio de Guerra de los Ejércitos y Arquitecto de la Real Casa de Aposentos y debido a las reformas efectuadas en el local de la Aca- demia de San Fernando, en el edificio de la calle de Alcalá 51. Sin embargo, a pesar de esta larga rela- ción de obras que caracterizan lo que po- dríamos considerar como la primera época de la actividad profesional de Martín Rodrí- guez, existe una queja que él plantea a la propia Academia de San Fernando, poco antes de ser nombrado aspirante a Director General de la misma Academia 52. Reconoce que carece de un importante proyecto en el cual puede desarrollar su idea de la arquitectura, y esta lamentación—que podemos ver también en González Veláz- quez, quien señala cómo su única gran obra que pudo realizar en su vida fue la reforma de la plaza de Oriente, o en Pedro Arnal, autor de numerosos proyectos de índole me- nor pero única de una gran obra— quizás sorprende debido a dos factores: por una parte, se formula en los años en que Juan de Villanueva traza y construye el gabinete de Ciencias Naturales, cuando el mismo Ar- 366 nal realiza el palacio de Buenavista, Silves- tre Pérez concibe las iglesias de Motrico o Bermeo... Sin embargo, lo único que Mar- tín Rodríguez ha podido desarrollar son re- formas parciales, modificaciones más o me- nos importantes pero siempre dentro de una normativa podríamos decir secundaria. El, que intenta sintetizar la arquitectura que ha conocido fuera de España y que precisamen- te por ello se encuentra alejado de la visión arquitectónica de su tío, rechaza la idea de que la arquitectura se manifiesta aún en los más pequeños ejemplos y pretende mante- ner el criterio barroco del gran proyecto. Plantea, en suma, poder perpetuarse en el tiempo, y su deseo por tanto no es realizar una gran obra, sino pertenecer al recuerdo. En 1796 es nombrado para inspeccionar junto con Casanova el proyecto de lazareto en Mahón 33 y en la misma fecha da un di- bujo para convento en Santa Cruz de Tene- rife. Al año siguiente es nombrado para ad- vertir a Torcuata Benjumea sobre las in- correcciones que presenta el retablo de la iglesia de San Antonio de Cádiz y, poco más tarde, ante la falta de interés del sobrino de Cayón, se le nombra para que sea él mismo quien proyecte la obra 54. En 1798 presenta los planos para la catedral de La Habana y efectúa las reformas del viejo edificio de la Academia Española 55, decorando la iglesia de San Juan de Dios, también conocida co- mo por Antón Martín 56. En 1801 es nombrado Director del Canal Imperial, participando en la organización del Nuevo Cuerpo de Ingenieros que se plantea como consecuencia de la actuación de Betancourt 57. Igualmente, en 1799 es nombrado Inspector General de Correos 5fi y en 1803 se le comisiona para dar los dibu- jos de la iglesia de Popayán en las Indias 59, modificando de esta manera el proyecto que había efectuado Antonio García, y es nom- brado por el Ministerio de Hacienda para realizar las obras de la fábrica de salitre que se pensaba llevar a cabo en Madrid. Paralelamente a estas obras, existe una in- numerable cantidad de otras menores, como son los dibujos que presenta en 1793 para la casa del marqués de Santa Cruz en la calle de las Rejas en Madrid 6U, las Cuatro Fuen- tes del Paseo del Prado que se encuentran junto al Botánico 61, el depósito hidrográfi- co de la calle de Alcalá 62, la casa del mar- qués de Matallana 63, la del vizconde de Huerta M en la calle Fuencarral, en 1776, o la del duque de Larco en la calle de la Sa- lud 65, proyectado en 1785. A partir de 1800 y hasta su muerte en 1823, la figura de Martín Rodríguez se per- fila como la de un arquitecto triunfante que intenta, junto con López Aguado, sustituir el sentido que tuvo en su momento la alter- nativa neoclásica. Es indudable que frente a su obra, o a la de López Aguado, existe otra alternativa centrada en el estudio de la teo- ría arquitectónica. Pero mientras personajes como Pérez son los que intentan compren- der el sentido del hecho arquitectónico, Martín Rodríguez evoluciona hacia un gus- to identificable con la moda, más próximo como señalaba al tratar de Antonio López Aguado, a Percier o Fontaine que a Belan- guer o Desprez. NOTAS ' Academia de San Fernando. Armario 1, legajo 43. 2 Academia de San Fernando. Armario 1, legajo 43. 3 En el memorial que envía el 23 de mayo de 1792 a fin de ser nombrado Director de Arquitectura, indi- ca cómo había sido enviado a Europa en 1776, después de haber sido nombrado Académico de Mérito. 4 Academia de San Fernando. Armario 1, legajo 43. 5 En un memorial que dirige en 22 de diciembre de 1784 es propuesto para Teniente en la plaza de Juan de Villanueva. 6 Academia de San Fernando. Junta ordinaria de 22 de marzo de 1786. Martín Rodríguez colabora en el proyecto que concibe en 1772 Ventura Rodríguez para el palacio de Altamira, en la calle de Flor Alta. La do- cumentación del Archivo de Villa corresponde a A. S. A. 7-377-29. Igualmente proyecta en 1779 el palacio de los Condes de la Puebla del Maestre (hoy museo Ro- mántico, en la calle de San Mateo de Madrid) y los pla- nos corresponden a A. S. A. 4-47-86. 7 Da noticia de esta obra en el expediente que diri- ge a la Academia en 23 de mayo de 1792. 8 Ibid., pág. 2. 'J Ibid., pág. 2. 10 Ibid., pág. 4. 13 367 11 Ibid., pág. 4. 12 Ibid., pág. 4. 13 /W</., pág. 5. 14 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 2, 4 de mayo de 1786. 15 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 12, 9 de noviembre de 1786. 16 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 17, 27 de marzo de 1787. 17 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 21, 26 de Junio de 1787. 18 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 22, 28 de junio de 1787. 19 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 22, 28 de junio de 1787. 20 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 23, 26 de julio de 1787. 21 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 26, 20 de septiembre de 1787. 22 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 20, 15 de diciembre de 1787. 23 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 31, 24 de enero de 1788. 24 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 32, 29 de febrero de 1788. 25 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 33, 27 marzo de 1788. 26 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 37, 3 de julio de 1788. 27 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 40, 20 de septiembre de 1788. 28 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 40, 20 de septiembre de 1788. 29 Academia de San Fernando. Armario 1, leg. 43. 30 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 54, 8 de junio de 1789. 31 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 54, 8 de junio de 1789. 32 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 71, 18 de noviembre de 1790. 33 Archivo Histórico Nacional. Consejos. Plano nú- mero 48. 34 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 71, 18 de noviembre de 1790. 35 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 74, 11 de febrero de 1791. 36 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 74, 11 de febrero de 1791. 37 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 35, 2 de marzo de 1791. 38 Academia de San Fernando. Comisiónde Arqui- tectura núm. 83, 24 de febrero de 1792. 39 Cabarrús. Cartas a los obstáculos que la naturale- za, la opinión y las leyes oponen a la felicidad públicas. Madrid, 1973, pág. 129. 40 Academia de San Fernando. Armario 1, legajo 43. Expediente que presenta desde Zaragoza a fin de ser nombrado Director General de la Academia. 41 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 88, 5 de marzo de 1792. 42 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 90, 27 de julio de 1792. 43 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 98, 8 de marzo de 1793. 44 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 98, 8 de marzo de 1793. 45 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 100, 29 de mayo de 1793. 46 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 110, 8 de mayo de 1794. 47 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 110, 8 de mayo de 1794. 48 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 113, 16 de julio de 1794. 49 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 113, 16 de julio de 1794. 50 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 115, 24 de septiembre de 1794. 51 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 124, 31 de marzo de 1796. 52 Academia de San Fernando. Armario 1, legajo 43. Expediente enviado desde Zaragoza en 12 de sep- tiembre de 1801. 53 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 124, 31 de marzo de 1796. 54 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 129, 1 de marzo de 1797. 55 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 139, 13 de agosto de 1798. 56 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 139, 13 de agosto de 1798. 57 Academia de San Fernando. Armario 1, legajo 43. Figura la renuncia de Martín Rodríguez en el ex- pediente de Pedro Martín de la Puente Ortiz. 58 Premios, 1832. Madrid, pág. 95. 59 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 176, 2 de marzo de 1803. 60 Marqués de Saltillo. Arte español, 1947, pág. 14. 61 Premios, 1832, pág. 94. 62 Ibid., pág. 95. 63 Marqués de Saltillo, op. cit., pág. 14. 64 Barcia. Catálogo de Dibujos. Madrid, 1906. Di- bujo: 1651-1654. 65 Saltillo, pág. 14. 368 MANUEL MATEO Frente al conjunto de arquitectos que, a lo largo de la segunda mitad del siglo, op- tan por el ideal clasicista y pretenden intro- ducir un debate sobre el sentido de la histo- ria, Manuel Mateo representa la figura del individuo ligado todavía a una tradición barroca y que plantea un constante enfren- tamiento con el mundo académico del saber ilustrado. Arquitecto sevillano —y profesor de ar- quitectura, como él mismo destaca en varios memoriales que dirige a la Academia 1—, Manuel Mateo aparece ligado a Lucas Cin- tera 2 y en verdad su estudio —como indi- viduo de relieve dentro del panorama de su momento— no debería plantearse por no ser un hecho: la cita que hace M. Capel 3 en su estudio sobre las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, al señalar que Mateo es uno de los arquitectos urbanistas de aquellas obras 4. Conocemos mal, es cierto, la actuación de los arquitectos que intervienen en la cons- trucción de las poblaciones de Sierra More- na, pero es evidente que existen diferencias entre los proyectistas que conciben la ope- ración, definen las poblaciones y establecen dónde se debe construir los núcleos urba- nos, dando normas sobre trazado, tipolo- gía... y los maestros de obras que participan en el proyecto. Por ello, y dando fe de las obras y proyectos realizados por Manuel Mateo a lo largo de su vida, resulta claro que no es el arquitecto en dichas poblacio- nes o que, si participa en ella, lo hace como mero maestro de obras. Sabemos que Manuel Mateo ha colabora- do con Nebroni, puesto que al presentar en la Academia, en 1786 5, un proyecto de puente en Alcolea, Córdoba, la Comisión de Arquitectura le señala la necesidad de que Juan Bautista Nebroni y Manuel Salga- do colaboren en dicha obra, lo que a la lar- ga da lugar a pleitos y diferencias entre Ma- teo y el italiano 6 , que finalizan al desesti- mar la Academia los reparos que presenta Mateo y acepta sólo pequeñas modificacio- nes en los detalles 7. Antes de este proyecto, Mateo había tra- zado una tahona en la sevillana plaza de Pu- marejo, cuyos planos se conservan en el Ar- chivo de Simancas 8, y de la que sabemos que en 1787 no estaba finalizada, puesto que en dicha fecha la Comisión de Arquitectura envía a Regalado Rodríguez para efectuar conocimientos de las obras 9. Es evidente —y el pleito con Nebroni o la censura de Regalado Rodríguez demuestra— que Ma- teo es considerado por la Academia como individuo sin conocimiento, y prueba de ello es que cuando presenta dos proyectos de puente en Gibralcón, el primero sobre el río Oriel y el segundo de Arroyo Puerco, la Academia rechaza ambos diseños 10, pidien- do de nuevo a Regalado Rodríguez que re- conozca él todo n . Sin duda siguiendo los consejos dados, en el mismo año Mateo pre- senta otro proyecto de puente en Hino- jos 12, Sevilla, que es esta vez aprobado. En 1789 proyecta un camino en Villafran- ca de Alcor 13 y en el mismo año manda un proyecto rechazado por la Academia y da dibujos de puente para la ribera de Huel- NOTAS 1 Academia de San Fernando. Armario 1, legajo 43. . 2 Para ver las relaciones de la Academia de Madrid con la de Sevilla, es igualmente interesante ver en los archivos de San Fernando. Armario 2, legajos 36-37, donde se detallan los contactos entre ambos. 3 M. Capel: La Carolina, capital de las Nuevas Po- blaciones, Jaén, 1972. 4 Ibid., pág. 167. 5 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 3, }9 de mayo de 1786. 6 Academia dé San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 6, 28 de julio de 1786. 7 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 7, 10 de agosto de 1786. 8 Archivo General de Simancas, MPD. IX-22. Gra- cia y Justicia, legajo 128, fechado en 29 de mayo de 1785. 9 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 23, 26 de julio de 1787. 369 10 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 21, 6 de junio de 1787. 11 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 23, 26 de julio de 1787. 12 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 21, 6 de junio de 1787. Igualmente ver Co- misión de Arquitectura núm. 29, 16 de noviembre de 1787. 13 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 49, 18 de marzo de 1789. J4 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 50, 23 de abril de 1789. ALEXO DE MIRANDA La figura de Alexo de Miranda como ar- quitecto, y el estudio de sus obras en el País Vasco durante la segunda mitad del si- glo XVII, exigiría una monografía todavía, por desgracia, no realizada y de su análisis se podrían obtener importantes consecuen- cias que ligasen la actividad ilustrada que se desarrolla en aquel País con los esquemas de la arquitectura de la Razón. Mucho más que Silvestre Pérez y sin duda más también que las primeras obras de Ugartemendía o Humaran, Alexo de Miranda representa al arquitecto formado en la Academia y que desde los primeros momentos de su vida profesional se encarga de difundir los esque- mas del Clasicismo imprimiendo, en una amplia zona, un nuevo sentido de la compo- sición '. Otra hubiere sido, podríamos co- mentar como ejemplo, la arquitectura sevi- llana si en lugar de contar con Lucas Cinto- ra hubiese tenido a un individuo como Alexo de Miranda, porque importa menos saber las obras que lleve a cabo que com- prender cómo su auténtica actividad consis- te en difundir y dar a conocer el modelo que la Academia apoya. A Alexo de Miranda se le ha atribuido la autoría de todas las obras de importancia realizadas en el País Vasco, tales como la plaza Mayor de Bilbao o la re- forma de San Sebastián 2; y aunque Miran- da sólo participacomo colaborador en estos proyectos —llevando la obra en su ejecu- ción— sorprende ver cómo no existe ningún gran proyecto concebido por él íntegramen- te, una obra singular o el edificio represen- tativo de una actividad importante, su papel y repercusión en el País Vasco queda fuera de discusión 3. Sus obras son casi siempre proyectos me- nores, de segunda importancia, disemina- dos a lo largo y ancho de todo el País y en ellos se observa un afán por sintetizar los distintos planteamientos existentes en el momento. Así, Miranda advierte que fren- te a la plaza Mayor de Vitoria —y al sen- tido que ésta adquiere en la Villa, al plan- tearse como ensanche la Ciudad— como elementos que organiza una nueva forma de plantear el centro orgánico de la ciudad, se plantean de tipologías —de viviendas, por ejemplo— donde los esquemas tradi- cionales se siguen manteniendo y donde só- lo su forma de componer establece diferen- cias frente a la ciudad tradicional. Formado Alexo de Miranda en el interior de la Academia, de sus estudios sobre la an- tigüedad conocemos hoy algunas trazas que se conservan en el Archivo de ésta y que de- muestran cómo en su día estudió los órde- nes clásicos. Nombrado Académico de Mérito en 1792, desde antes había comenzado a presentar proyectos a la Academia aunque en un prin- cipio las primeras trazas le fueran rechaza- das: sabemos, por ejemplo, que en 1788 pre- sentó planos para distintas obras en Verga- ra 4 que fueron rechazadas, si bien en 1789 es comisionado para dibujar el Ayuntamien- to de Leniz 5, en Guipúzcoa, y tres años más tarde es nombrado Maestro de Obras para realizar —junto con Fernández Alday— el proyecto de puente de madera para Bilbao 6 que presenta poco después 7, y aunque en 370 Alexo de Miranda. Alzado de la casa de un gran señor, 1789. A. S. F. Alexo de Miranda. Planta baja de una gran casa para un señor, 1789. A. S. F. Alexo de Miranda. Sección de una gran casa para un señor, 1789. A. S. F. K n i \i>.\ i)K \ NA Ciiw C A M [>AII \ \ ,\ St.fi nnrinr I I - I I I II111 i 911 • É • kinnnr I I - I I I 11 ni (% (V.i f..¿ ¿, ..•.•«„ i . W . Í . , V ;.,,.. I ; 1 . f f / . 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Tenemos noticias que, en 1793, vive en Vergara, viajando por el País Vasco como hombre de confianza de la Academia u , y así se le encarga inspeccionar la iglesia de San Pedro, en Aratia 12, y al año siguiente proyecta un horno y panadería en Bilbao 13, que la Academia acepta inmediatamente. Presenta los dibujos para la entrada al pa- seo del Arenal en Bilbao 14 y, en 1797, di- buja la cárcel y matadero de Villafranca de Oria 15, en Guipúzcoa, diseñando en 1798 la conducción de aguas de esta ciudad 16, que amplía en el mismo año añadiendo a la villa unos cuarteles y casa consistorial 17. Al año siguiente presenta a la Comisión de la Academia los primeros diseños para el teatro de Bilbao 18, asumiendo las distin- tas opiniones expresadas en la polémica teórica que se plantea sobre la adopción de esquemas franceses o italianos para los teatros. En 1800 concibe cinco dibujos para la iglesia parroquial de Aramayona 19, en Ala- va, y al año siguiente proyecta la iglesia de Gurreta en Vizcaya 2Ü. Como consecuencia de un concurso para construir en Cestona una casa para baños públicos se presentan a la Comisión de Arquitectura dos proyectos, uno firmado por Errazquiz y otro concebi- do por Miranda, que es el que la Comisión prefiere2 1 . En 1802 proyecta la iglesia parroquial de San Martín de Zalgo y en el mismo año presenta de forma definitiva las trazas de la iglesia de Gurreta 22, enfren- tándose a los dibujos que paralelamente ofrecen los arquitectos Chapelastegui y Lo- boburgo 23. Asimismo da diseño para la iglesia de Santa Engracia, en Acorda 24, y en 1804 ofrece unos iniciales dibujos para la iglesia de Bácigo, que son igualmente aprobados 25, aunque no se realizarán. So- bre esta iglesia de San Pelayo de Bácigo, en Baquio, años más tarde se presentarán otros dibujos de Silvestre Pérez 26, deci- diéndose entonces que sea Alexo de Mi- randa quien lleve la dirección de las obras 27. En 1805, y a petición de Arnal, es comi- sionado para desarrollar las obras de Pove- 372 dal del Marrón , y en 1806 presenta los di- bujos definitivos para el teatro de Bilbao, propuesta que realiza junto con Agustín Humaran 29. En 1807 da los dibujos que sirven para concluir la última obra de Arnal en Astu- rias 3Ü y plantea, en el mismo año, trazas pa- ra realizar la iglesia de Santa María de Ber- meo. En los años de la guerra, y sobre todo como consecuencia de ella, Alexo de Miran- da será, junto con Ugartemendía, quien proyecte la reconstrucción inicial de San Se- bastián y será igualmente quien dirija la ma- yor parte de las obras proyectadas por Sil- vestre Pérez durante su época de exilio. NOTAS 1 Ligado a la vida de la Academia, sería necesario realizar un estudio sobre la obra de este arquitecto in- sinuando la evolución que manifiestan sus criterios. Desde las primeras obras que realiza en Bilbao hasta los grandes proyectos en los que participa se puede per- cibir una relación clasicista claramente diferenciada. 2 Como ha señalado Artola en su estudio sobre la re- construcción de San Sebastián, demasiado a menudo la figura de Miranda ha aparecido como la del arquitecto creador de nuevo trazado, cuando en realidad no es si- no el vigilante impuesto por la Academia para contro- lar la ejecución de las obras. 3 Existen en el archivo de planos de la Academia ejemplos que demuestran cómo este arquitecto mantu- vo contactos con el núcleo de San Fernando. El 4 de julio de 1789 presenta cuatro dibujos (BA 17/697-700) con el tema de Una casa para un gran señor y en 1792 presenta igualmente un dibujo de un panteón romano, que figura con la signatura BA/1106-04. Igualmente existen dibujos de capiteles clásicos con signatura BA 48/834, fechado en 1784. 4 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 34, 8 de mayo de 1788. 5 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 60, 18 de diciembre de 1789. 6 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 84, 5 de marzo de 1792. 7 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 93, 20 de octubre de 1792. 8 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 94, 3 de noviembre de 1793. 9 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. , 6 de mayo de 1792. Junta Ordinaria de 6 de mayo de 1792. 10 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 90, 30 de junio de 1792. 11 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 98, 6 de febrero de 1793. 12 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 97, 6 de febrero de 1793. 13 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 109, 12 de marzo de 1794. 14 Academia de San Fernando. Comisión de Arqui- tectura núm. 115, 24 de septiembre de 1794. 15 Academia de San Fernando.
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