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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO José Narro Robles Rector Sergio M. Alcocer Martínez de Castro Secretario General Juan José Pérez Castañeda Secretario Administrativo Rosaura Ruíz Gutiérrez Secretaria de Desarrollo Institucional Luis Raúl González Pérez Abogado General Estela Morales Campos Coordinadora de Humanidades Carlos Arámburo de la Hoz Coordinador de la Investigación Científica CAMPUS MORELOS CONSEJO DE DIRECCIÓN Carlos F. Arias Ortíz Instituto de Biotecnología Ana María Chávez Galindo Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias Claudio A. Estrada Gasca Centro de Investigación en Energía W. Luis Mochán Backal Instituto de Ciencias Físicas David Romero Camarena Centro de Ciencias Genómicas David Romero Vargas Unidad Cuernavaca del Instituto de Matemáticas Arnoldo Bautista Corral - Secretario Coordinación de Servicios Administrativos CONSEJO DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA DEL ESTADO DE MORELOS JUNTA DIRECTIVA Rafael Tamayo Flores - Presidente Secretario de Desarrollo Económico José Alejandro Jesús Villareal Gasca Secretario de Planeación y Finanzas José Luis Rodríguez Martínez Secretario de Educación Jorge Morales Barud Secretario de Desarrollo Agropecuario Victor Manuel Caballero Solano Secretario de Salud Humberto Paladinos Valdovinos Representante del Sector Productivo Octavio García Martínez Representante del Sector Productivo Joaquín Sánchez Castillo Presidente de la Academia de Ciencias de Morelos Fernando de Jesús Bilbao Marcos Rector de la UAEM Francisco Santillán Arredondo Invitado Permanente y Representante del Poder Legislativo Manuel Martínez Fernández - Secretario Técnico Director General del CCyTEM Ciencia y Ficción antología de un taller de redacción Compilación Karla G. Cedano Villavicencio Francisco Rebolledo López Corrección de estilo Pablo Levy Morones Nicté Y. Luna Medina Beatriz Morones Bulnes Diseño editorial Nicté Y. Luna Medina Diseño de portada Sodio, Comunicación Visual Ilustraciones Guillermo Escamilla Cordero Primera edición: 15 de junio de 2009 D.R. © 2009, Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria, Coyoacán, 04510, México, Distrito Federal Unidad de Difusión y Extensión - UNAM Campus Morelos Av. Universidad 2001, Col. Chamilpa, 62210, Cuernavaca, Morelos http://www.morelos.unam.mx ISBN: 978-607-02-0642-9 Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales. Impreso y hecho en México Índice Motivos 7 Ciencia 11 Con peras y manzanas 13 Una mirada a la diversidad 23 ¿Qué es la entropía? 35 Sol y pozole, combinación radiativa 59 La era del colesterol 67 El café 79 La gallina no es más que un instrumento del huevo para poder producir más huevos 85 La hora oficial 95 Minería de Textos: La ciencia básica impacta más allá de donde imaginamos 103 ¿Qué es la GFP? 111 Fuera Máscaras 115 El remolino 123 Carta a la abuela 131 Misión: Síntesis protéica 143 Ficción 149 A las Seis 151 Apasionadamente 157 Amor procario 163 Según me acuerdo 171 Aparentemente 181 Temalcachtli Apozonalli 187 La máscara o El desierto que viene 199 Procedimientos de rutina Guía #17 207 Máscaras 217 Der Kuss 223 Bushido: la vía del guerrero 229 Karbalá 235 El final 245 Jenevié 251 Una noche en la ciudad 257 Vita dell’artista 265 Los autores 273 Jesús Arnoldo Bautista Corral 275 Karla Graciela Cedano Villavicencio 277 Jesús Antonio del Río Portilla 279 Sandino Estrada Mondaca 283 Francia García García 285 Alejandro Garciarrubio Granados 287 Ramiro José González Duarte 289 Francois Alain Leyvraz Waltz 291 Agustín López-Munguía Canales 293 Dayanira Sheira Paniagua Meza 295 Francisco Rebolledo López 297 Ciencia y Ficción 7 Conocí a Francisco Rebolledo hace cuatro años, crítico incansable y compañero en la ideología (él un poco más radical que yo). Tuve la fortuna de conocer a la persona antes que al novelista, incluso sin saber a ciencia cierta, que este Rebolledo era el autor de aquel Rasero, leído unos años atrás. Como responsable del área de Difusión y Extensión en el Campus Morelos de la UNAM, me enfrenté al reto de conseguir divulgadores dentro de la comunidad universitaria. Fue en esta búsqueda que, en una de las múltiples e ilustrativas pláticas con Agustín López–Munguía, entrañable amigo y mentor en esto de la divulgación científica, salió a relucir el nombre de Francisco, quien, como anillo al dedo, podía conducir un taller de redacción y estilo para investigadores y estudiantes que, como nosotros, quisieran aprender el arte del “bien escribir” aquello que es nuestro objeto de trabajo, estudio y pasión perpetua: la ciencia y la tecnología. Así, invitamos a Francisco Rebolledo (Paco, para quienes tenemos la fortuna de ser sus estudiantes, pupilos o amigos) a trabajar con un heterogéneo grupo de aprendices de escritor. Como parte del proceso de “soltar pluma”, Paco nos provocaba con algún tema y todos (unos más Motivos Ciencia y Ficción 8 rápido que otros) nos dábamos a la tarea de producir un ensayo con ese tema en mente. El resultado fue sorprendente, investigadores y estudiantes produciendo textos, sí de divulgación, pero también y en grandes cantidades, de ficción. Los mejores relatos de ambos tonos arrancaron los aplausos de la concurrencia y ahí, entre aplausos y entusiasmo, se gestó la idea de publicar los resultados de este taller que empezó siendo “para divulgadores” y terminó siendo “para escritores”. El título emergió en automático: “Ciencia y Ficción”, haciendo eco del género Ciencia Ficción (mejor conocido como Sci-Fi), pero planteando una diferencia sustancial. En este conjunto de relatos, no hay intersección entre ciencia e imaginación literaria, como en el género Sci-Fi; lo que hay es una unión donde conviven tanto el elemento académico de cada uno de nosotros, como el humano. Si la divulgación tiene la misión de acercar al público en general a la ciencia y la tecnología, ¿qué mejor manera de hacerlo que mostrando el lado humano de los “hacedores” de ciencia y tecnología? Así, este volumen presenta dos conjuntos disjuntos (dícese de aquellos que no comparten elementos en común) de escritos. El primero, dedicado a nuestro quehacer como divulgadores, que cumple el objetivo último del taller; el segundo, dedicado a nuestro quehacer y que-pensar como personas, que cumple el objetivo último de nuestro ser: compartir nuestras vidas con el resto de la humanidad. El material estuvo terminado a un año de iniciar el taller, en 2007. Sin embargo, encontrar quien compartiera esta visión y compromiso con la divulgación científico–tecnológica, requirió tiempo, paciencia y sobre todo perseverancia. Afortunadamente, se logró la conjunción perfecta Ciencia y Ficción 9 con el Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Morelos, que en voz de su Director General, Manuel Martínez, tiene el objetivo de lograr que la ciencia, la tecnología y la innovación formen parte del quehacer cotidiano de todos los morelenses. Así, encontramos en el CCyTEM al socio perfecto que, comprometido con su razón de ser, ha hecho posible que este conjunto de voces, imágenes y quehaceres vea la luz en este compendio editorial; logrando una vez más, concretar la importante función de nuestra Universidad Nacional: extender con la mayor amplitud posible los beneficios de la cultura. Karla Cedano Ciencia Ciencia 12 Ciencia 14 Ciencia y Ficción 15 No entendemos esa manía de la gente de querer explicarlo todo con peras y manzanas. Nos parece un modelo bastante limitado, máxime si a priori hay que incluirlas a ambas. Y es que para empezar, peras y manzanas sólo se pueden sumar, restar, multiplicar o dividir en su calidad de frutas, mas no en su carácter individual de peras y manzanas. Es decir, de 10 peras y 5 manzanas sólo se puede decir que tenemos 15 frutas, perono 15 peras ni 15 manzanas, de acuerdo con propiedades de la suma y de la materia que nos fueron enseñadas hace muchos años. Aunque hoy en día un niño precoz quizás refutaría esta limitante haciendo uso de la biología molecular (y de su fantasía), para plantear que la combinación del material genético de ambas, permitiría tener frutas que sean a la vez peras y manzanas, algo así como “peranzas” o “manceras”. O sea, que ya se le pueden pedir “peras al olmo”. Pero entre que son peras o son manzanas, hay que partir de dos premisas. La primera es que resulta imposible mezclarlas, origen del refrán: “no mezcles peras con manzanas” que data de aquellos tiempos en que los árabes empezaron a hacer sumas; y la segunda, de que a lo largo de la historia, las que han salido ganando son las manzanas, mientras que las peras, si bien dulces y jugosas, han pasado a ser algo que no debe ni sumarse ni ponerse junto a las manzanas. Así, son numerosas las Con peras y manzanas Ciencia 16 manzanas famosas en la historia: Guillermo Tell demostró su puntería con el arco tirando la flecha a una manzana sobre la cabeza de un niño, aunque el reto hubiera sido mayor poniendo una pera; la malvada bruja del cuento de Charles Perrault ofreció manzanas a la bella durmiente, y no hay evidencia de que haya considerado la opción de envenenarla con peras; la diosa griega de la discordia, Eris, furiosa por no haber sido invitada a una fiesta organizada para personajes de la mitología, mandó una manzana dirigida a “la doncella más bella”, armando así una celestial discordia entre Hera, Atenea y Afrodita quienes se sentían merecedoras de la susodicha manzana. No hay por lo mismo “la pera de la discordia”. La preferencia por las manzanas explica también por qué Newton decidió reposar cerca de un manzano y no de un peral, cuando inspirado, esperaba la caída de un fruto para explicarnos cómo opera la fuerza de gravedad. Poniéndonos metafísicos es quizás también por eso que Dios –en la voz del creacionista redactor del Génesis– sólo prohibió comer manzanas a los dos primeros pobladores del paraíso, y se abstuvo de opinar sobre las peras. Les explicó el pecado sólo con manzanas, pues de haber incluido a las peras se le habría complicado justificar tanta fruta prohibida, además de que hubiera reducido la oferta de vitaminas en el paraíso; cabe señalar que estos dos primeros pobladores no necesitaron ni peras ni manzanas para explicar las cosas, pues no había nadie más a quien explicarle algo. Así, debieron pasar muchos años para que Ana Botella, inspirada en el mismo pasaje bíblico nos explicara: si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque son componentes distintos. Hombre y mujer es Ciencia y Ficción 17 una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta (Wikiquote, 2004). Ana, es la esposa del ex–presidente del gobierno español, José María Aznar y concejala de medio ambiente del ayuntamiento de Madrid, y la cita ya no deja dudas sobre el resultado del matrimonio entre personas del mismo sexo. Esta cita debería de ubicarse dentro de los más exitosos ejemplos del uso de las peras y las manzanas para explicarse cosas de la vida. Por estos antecedentes, cuando los autores de este texto le entramos a la tarea que nos dejó la editora de usar las peras y las manzanas para introducir los textos de divulgación “se nos fue el santo al cielo”. Sentados en un café maldecíamos a la editora, enviándole ajos y cebollas (seguidas de peras y manzanas, que deben pegar más duro), consternados sobre nuestra falta de inspiración para disertar sobre las susodichas frutas. –¿Otro café? –nos ofreció la mesera. –Sí, pero con leche light y con un sobrecito de sucralosa –pidió ella–. Estoy hecha una pera –agregó, sonrojada cual manzana–. Creo que tengo que ponerme a dieta. –No creo –le contesté–. Debes medir por ahí de 1.70 m y tu peso no debe ser mayor de unos 60Kg, por lo que de acuerdo con el famoso índice de masa corporal (IMC), que resulta de dividir tus 60Kg entre tu altura al cuadrado (1.70 * 1.70 =2.89), debes tener un IMC de 20.76, lo cual te coloca dentro del grupo de gente sana de la cual ya sólo queda aproximadamente 1/3 en el país. Las 2/3 partes de la población o bien están dentro de un nivel de IMC que podría considerarse riesgoso (mayor Ciencia 18 de 25) o tienen sobrepeso (IMC mayor de 30) o de plano están dentro de la población obesa (IMC > 40). –Pero ya dentro de los obesos los hay que parecen peras y los hay que manzanas, ¿no? –O estufas —agregué pensando en mi tía Gloria–. Para ellos existe otro parámetro que se denomina índice de cintura–cadera (ICC) y pues esta fácil porque sólo tienes que medir con una cinta cuántos centímetros tienes de cintura, pasando la cinta a la altura del ombligo y dividirlo entre lo que tienes de cadera, pasándola en la zona más amplia de tu… trasero. –Mejor volvamos a las manzanas y a Newton –replicó ella–, no me está gustando este tema de divulgación. –Pero es que justamente ahí encaja la tarea que nos dejaron de explicar algo con peras y manzanas: los hombres tienden a valores de ICC de manzanas, mientras que en las mujeres, el ICC se asemeja más al de una pera; es decir, el perímetro de la cadera más largo que el de la cintura. Bueno, esto cuando se gana peso y el individuo se adentra en los terrenos de la obesidad: conforme se van ganando kilos, las diferencias se hacen más y más notables, particularmente en ciertos lugares donde a la grasa le gusta acumularse. En los hombres a fuerza de cerveza, tacos de cochinita y mucho futbol por televisión, va aumentando la barriga, y tienden a una obesidad en forma de manzana, mientras que los pastelillos y los chocolates, aumentan en las mujeres las llamadas “cartucheras”1 lo que lleva a una obesidad en forma de pera. –Tu tía Gloria debe estar cercana al ICC de uno, ¿verdad? 1 También conocidas como “chaparreras” Ciencia y Ficción 19 –Pues sí, aunque en esa familia, más que peras y manzanas habría que hablar de estufas y refrigeradores, que son casos de manzanas ya muy sofisticadas. En general, la obesidad tipo manzana, viene siendo más peligrosa que la tipo pera; digo esto para cambiarle un poco el tono al artículo, que empezó muy favorable para las manzanas, ¿no? Por mucho que estemos acostumbrados a la manzana como símbolo de salud, en estos casos, está asociada con una realidad muy diferente: caracterizar cierto tipo de obesidad a través de la medición del perímetro de la cintura y la cadera. La obesidad, no sobra recordarlo, aumenta dramáticamente el riesgo de enfermedades tales como las cardiovasculares, la hipertensión arterial, el infarto de miocardio, la diabetes Tipo II y la apnea del sueño, entre otras. –Aunque es un hecho que un obeso que no se cuida, aunque empiece con forma de pera, terminará con el tiempo desarrollando una obesidad en forma de manzana, ya sea mujer u hombre –agregó ella, al tiempo que ingería el último pedazo de brownie con helado de vainilla y yo los seguía mentalmente en su trayecto hasta el depósito en las “cartucheras”. –Creo que deberías aumentar las peras y las manzanas en tu dieta –agregué tratando de alejar la visión de “cartucheras” que apareció en mi mente–. ¿Sabías que el mundo produjo en el 2007 unos 47 millones de toneladas de manzanas, mientras que de peras apenas unos 17 millones de toneladas? –¿Y eso es mucho? Ciencia 20 –Bueno, pues si divides los 47 millones de toneladas entre los 6,700 millones de habitantes que hay en el planeta eso nos da como a unos 7 Kg de manzanas y 2.5Kg de peras al año por cada terrícola. Poco, ¿no? –Sí, muy poco, sobre todo considerando que hay países donde se come muy poca fruta, generalmente ubicados en el hemisferio sur, mientras quelos que más consumen se ubican en el hemisferio norte –y entonces me aventó un torito–: ¿Sabes dónde se producen más manzanas? –¿En Zacatlán de las manzanas? –Contesté, mitad en serio, mitad en broma. –No, ¡qué va! –dijo riendo–. La mitad de esa fruta la producen los chinos, aunque como es de suponer, se comen buena parte de lo que producen, y eso no se explica con peras y manzanas, sino con hambre. Chile e Italia son países que exportan mucha manzana y Argentina mucha pera. Y más del 30% de las manzanas se industrializan contra sólo el 10% de las peras y más de la mitad de las manzanas que entran a una fábrica se destinan a hacer jugo. –¿Sabes qué? –agregó ella después de reflexionar unos instantes sobre toda esta información–. Voy a inventar la dieta de “la Pera y la Manzana”. Tendrá efectos en la salud igual o más poderosos que las dietas de la Luna, la de la sangre, la de la Zona, la del Orozco o la de Atkins. Consistirá en un vaso de jugo de pera de unos 235 ml, seguido de otro del mismo volumen de jugo de manzana cada hora durante todo el día. No sabía si bromeaba, por lo que comenté: Ciencia y Ficción 21 –¿Sabes cuánta azúcar es eso? Aproximadamente 25 gramos de azúcar del jugo de manzana y otros 38 del de pera. ¡Más de 215 calorías cada hora! Si pasaras ocho horas durmiendo, en 16 horas te habrás metido 3,440 calorías provenientes del jugo. Y para alguien con tus características de edad y peso, se requiere de unas 1,800 calorías diarias nada más para que vivas. Si te la pasaras en reposo, sin hacer nada, estarías consumiendo 1,640 calorías en exceso al día; 11,480 a la semana, y en un mes 45,920, o lo que es lo mismo, ¡como si comieras 5 kilos de grasa! Cuando caminas una milla a buen paso te consumes unas 150 cal, así que imagínate los dos escenarios: los kilos que te vas a echar de más o la cantidad de ejercicio que tendrás que hacer para no engordarlos, ¡¡¡tú que te la pasas sentada!!! No, ingeniera, la nutrición no es lo tuyo. –Oye, oye, no seré nutrióloga, pero sé que todo en exceso es perjudicial. Además no olvido cómo durante mi embarazo, para cuidarme, decidí sustituir el refresco por el jugo (de naranja, pero jugo al fin) y la botana ocasional por unas manzanitas. En un mes, subí lo que debía subir en cuatro. –Insisto, que bueno que te dedicas a… a… ¡a lo que te dediques! Además, la grilla debe requerirte de muchas calorías. –Ja ja ja, sí, soy mejor explicando con peras y manzanas, que calculando su contenido calórico. Pero no todo en la manzana es azúcar, recuerda que las peras y las manzanas tienen un importante contenido de minerales y vitaminas, por eso los gringos dicen “an apple a day keeps the doctor away” (“una manzana al día, mantiene lejos al doctor”). Ciencia 22 –Pues sí, una pera (o para todo propósito práctico, una manzana) aporta el 10% de nuestro requerimento de vitamina C y cobre, aproximadamente el 5% de potasio, manganeso, riboflavina, vitamina B6 y vitamina K. Aunque siempre hay mejor: una naranja aporta más del 80% del requerimiento de vitamina C. –‘Tons, ¿los gringos echan puro rollo? –No, bueno, al menos no por culpa de las manzanas (o las peras). En su favor diría que una sola manzana nos aporta la quinta parte de la fibra que necesitamos al día pues tienen mucha pectina. Así que, por lo menos al proctólogo y al gastroenterólogo lo podemos mantener alejado si nos acercamos a las manzanas. Además contiene toda una serie de compuestos que previenen enfermedades y que no tienen que ver con calorías ni con requerimientos diarios, como son los flavonoides, que tienen muchas propiedades además de ser antioxidantes. –Y bueno a todo esto, ¿quieres una rebanadita de pay de queso para tu café? –¡Qué pasó! Mejor un strudel de pera —¿hay de otro?— para celebrar el feliz inicio de este texto de divulgación. Karla Cedano Agustín López-Munguía Ciencia 24 Ciencia y Ficción 25 A simple vista ¿Cuántas veces hemos oído el término “diversidad biológica”? ¿Qué debemos entender por esto? Se refiere a las diferentes formas en que la vida se presenta en nuestro planeta. Esta biodiversidad es la riqueza de recursos, ya sean animales o vegetales, con los que cuenta una región dada. Por razones estrictamente climáticas, las diferentes formas de vida se han distribuido en nuestro planeta de manera que en los polos existe poca diversidad; es decir, un número reducido de especies. Entre los trópicos, por el contrario, se encuentra una mayor diversidad de especies. Esto es fácil de entender en virtud de la existencia de un mayor número de “nichos” que pueden ser habitados en las regiones tropicales, entendiendo por nicho el conjunto de características geográficas, recursos alimenticios y espacio-temporales, y cómo cada especie los ocupa, explota y aprovecha. La existencia de nichos característicos para cada especie les permite convivir en un mismo espacio geográfico al mismo tiempo, sin que tengan que recurrir a la competencia. Es una manera de distribuir los recursos de un sitio entre sus pobladores. Un ejemplo estupendo de esto lo representan los insectos, de los cuales aún no conocemos todas las especies existentes, y quienes han encontrado en los trópicos infinidad de nichos. Siguiendo con los insectos, y para ilustrar el otro lado de la Una mirada a la diversidad Ciencia 26 moneda, pensemos en la agricultura, éxito cultural indiscutible del hombre que le permitió llevar una vida sedentaria. Sin embargo, la agricultura también trajo consigo una ruptura del equilibrio de la diversidad biológica; especialmente la agricultura moderna, que implica grandes extensiones de terreno en las que se explota una sola especie vegetal. Estos ambientes poco diversos han favorecido el establecimiento y desarrollo exitoso de un número restringido de especies de insectos cuyas poblaciones son muy numerosas y que se alimentan de ese cultivo en particular. El mantenimiento de la diversidad es el fundamento de la rotación de cultivos, estrategia que limita el establecimiento de las plagas. A través del microscopio Visitemos ahora comunidades formadas por organismos menos conspicuos, ya que son unicelulares y microscópicos: las bacterias. Evidencias fósiles indican que, hace aproximadamente tres mil quinientos millones de años, la Tierra primitiva estaba poblada por comunidades de bacterias. La presencia de bacterias en ambientes tan variados como una mancha de petróleo, o la emulsión de las películas fotográficas, indica su amplia capacidad de adaptación. De hecho, las bacterias son más comunes de lo que estaríamos dispuestos a aceptar. Se han adaptado a ambientes tan extremos como son el estómago o la boca de los vertebrados. Son capaces de tolerar temperaturas próximas a los 100ºC, o de vivir en atmósferas saturadas de químicos corrosivos. Para desgracia del ser humano, han sido inclusive capaces de adaptarse a la presencia de Ciencia y Ficción 27 moléculas que controlan su reproducción, iniciando así una época de resurgimiento de enfermedades que se pensaban erradicadas gracias al uso de los antibióticos (la tuberculosis, por ejemplo). Cepas bacterianas resistentes a antibióticos son también responsables de procesos infecciosos que se presentan en medios hospitalarios y que constituyen una de las formas de las llamadas infecciones nosocomiales. ¿Qué produce esta diversidad? Ahora bien, la diversidad que observamos tanto en macro como en microorganismos es el resultado de eventos que ocurren a escala molecular; eventos que además deben transmitirse y perdurar entre las generaciones. En esta escala molecular, existen mecanismos que actúan a nivel de la lectura de la información genética contenida en el ADN (ácido desoxirribonucléico), que harán que el mensaje final pueda tener un significado distinto. Pensemos en el ADN como una larga lista de instruccionesque deben realizarse en un orden específico. Para que las instrucciones se lleven a cabo es necesario primero cambiar el tipo de letra, ya que quien efectúa las instrucciones no puede leer la fuente en la que está escrito el ADN; es necesario cambiarlo a ARN (ácido ribonucléico), proceso llamado transcripción. El transcrito —o texto escrito en forma de ARN— es el mensaje que se traduce en una forma final, que por sí solo puede ser funcional. En estos cambios de lenguaje existen controles de calidad que garantizan, de la mejor manera posible, que se mantenga el mensaje original. Sin embargo, de cuando en cuando existe un cambio en Ciencia 28 la información que puede ser silencioso o no; son las mutaciones que representan una de las formas de la variabilidad de las que hablamos. Veamos el siguiente ejemplo de una mutación posible. El mensaje al que se le ha cambiado el tipo de letra, está puntuado, como este texto, con señales que indican qué leer y hasta dónde leer. El mensaje leído es traducido en aminoácidos, y se requieren muchos de estos unidos entre sí para conformar una proteína. Entre sus funciones, las proteínas garantizan tanto la funcionalidad como la estructura celular. En organismos de especies emparentadas es frecuente encontrar proteínas que cumplen la misma función pero que presentan diferencias en su estructura. Una de esas diferencias puede ser simplemente la longitud, esto resulta de los signos de puntuación ubicados en diferentes posiciones del mensaje y que indican al traductor una lectura más o menos corta, produciendo, por ende, proteínas más o menos cortas (con más o menos aminoácidos). Es necesario aclarar que en organismos multicelulares no todo lo que es transcrito termina traducido en proteínas; existen porciones del transcrito que son eliminadas y nunca forman parte del mensaje final que sí es traducido. Una fuente de variabilidad muy importante se presenta cuando un mismo transcrito origina diferentes mensajes (y finalmente proteínas) al incluir o eliminar algunas de esas porciones de ARN. Esto reviste una gran importancia como estrategia evolutiva, ya que un mismo transcrito instruye la construcción de proteínas diferentes; sería como tener en un mismo libro los textos de El Quijote y La Divina Comedia, intercalados, en el que, para leer el primero, bastara con empezar en la primera hoja, pero para leer la segunda obra, habría que saltarse las primeras sesenta Ciencia y Ficción 29 hojas, comenzar la lectura y proseguirla por doscientas hojas más, volver a saltarse ciento cincuenta hojas esta vez, y así sucesivamente. Más sutil aún, y menos entendida hasta el momento, es la variabilidad que las proteínas presentan gracias a diferencias en una serie de modificaciones que ocurren después de que han sido fabricadas. Una de estas modificaciones consiste en el decorado de la superficie de las proteínas con azúcares (una vez decoradas reciben el nombre genérico de glicoproteínas). En muchas proteínas esta decoración condiciona ya sea su actividad biológica, su estabilidad, o bien su permanencia en el sistema —por ejemplo, circulatorio—. Esta variabilidad ocurre en una sola célula y repercute en el producto final de una línea de producción. Imaginemos una planta ensambladora de vehículos. Este ejemplo es particularmente útil hoy en día en que la alianza entre empresas es práctica común. Estas alianzas permiten el empleo de plataformas comunes, es decir, los primeros pasos en el ensamble son comunes a todos los vehículos, pero hacia el final del proceso ocurre la personalización del producto en la que cada firma agregará el logotipo propio a su producto final. Algo así ocurre con las células y las modificaciones que realizan a las proteínas que salen de la línea de producción. Todos los ejemplares de una proteína son producidos de manera similar de inicio a fin, pero al salir de la línea de ensamblado reciben un toque que las diferenciará del resto. En el caso particular de la adición de azúcares, aún cuando las cadenas de azúcares se asocian a aminoácidos específicos, no existe un perfil predeterminado para dicha adición. El hecho de que cada una de las proteínas que sale de la línea de producción reciba una decoración con azúcares diferente, les Ciencia 30 confiere propiedades diferentes. Siguiendo con el paralelo entre el ensamblado de proteínas y el de autos, las consecuencias de tener una decoración u otra, va mucho más allá del aspecto estético; es más bien similar a agregar o no bolsas de aire o frenos antibloqueo a los vehículos. Esto es, las repercusiones que resultan de la existencia o no de modificación, o de cómo ésta se realiza, pueden significar, en algunos casos, la vida o la muerte. Existen ejemplos de padecimientos ocasionados tanto por la presencia de azúcares, como por su ausencia. Como ejemplo del primer caso, podemos mencionar a la proteína responsable de la enfermedad de las vacas locas. Aparentemente, dicha proteína se encuentra tanto en cerebros de animales sanos como enfermos. Sin embargo, su arreglo en el espacio y su decoración con azúcares son diferentes; la estructura de la proteína hallada en cerebros enfermos parece estabilizarse gracias al decorado con azúcares. Entre los padecimientos ocasionados por la ausencia de azúcares se encuentra un grupo de raras enfermedades congénitas caracterizadas por defectos neurológicos y del desarrollo. Una parte de estos padecimientos se origina por defectos en las primeras etapas del procesamiento de las glicoproteínas; volviendo a nuestro ejemplo del armado de autos, es como si se olvidara instalar el sistema hidráulico que permite accionar los frenos. Un auxiliar en el diagnóstico de algunas de estas enfermedades es el análisis de una proteína del suero sanguíneo, la transferrina, normalmente decorada con dos cadenas de azúcares en una secuencia conocida. Aun cuando esta glicoproteína no está directamente relacionada con todos los Ciencia y Ficción 31 padecimientos que resultan de una adición deficiente de azúcares a las proteínas, el hecho de identificar variantes de ella es indicativo de problemas en el procesamiento general. La transmisión de la información Los cambios, o mutaciones, a los que hemos hecho referencia líneas arriba, necesitan ser heredados para que puedan tener un significado evolutivo. El efecto será de mayor importancia si suficientes miembros de la descendencia adquieren dicha mutación, y si se producen descendientes lo suficientemente rápido. Las mutaciones pueden tener efectos diametralmente opuestos en el destino de los individuos que las presenten. Supongamos que una de estas mutaciones en el ADN afecta la secuencia que dicta un aumento en la síntesis de la proteína que da color al pelaje de una rata de campo. La rata de campo que porta dicha mutación es más oscura que el resto y, supongamos que por el hecho de ser más oscura, es más difícilmente localizable por los búhos que se alimentan de ellas. Solamente por el hecho de escabullirse de su depredador, tiene más probabilidades de reproducirse, por lo tanto, de transmitir esta característica a sus descendientes. Si la mutación del ejemplo produjera la disminución de la síntesis del pigmento, la rata de campo sería más clara y más fácilmente localizable por el depredador, aumentando las probabilidades de ser cazada, con lo que se reduce la probabilidad de transmitir dicha característica a nuevas generaciones. La transmisión de las características genéticas es garantizada en el momento de la reproducción de los individuos y, básicamente, son dos Ciencia 32 los modos de reproducción que se conocen. La reproducción asexual observada, por ejemplo, en bacterias, consiste en la bipartición (división en dos) de la célula progenitora para dar origen a dos células hijas. En ellas, aproximadamente cada 25minutos ocurre una división. De este modo, y siguiendo una progresión geométrica (1, 2, 4, 8, 16, 32... etc), se pueden alcanzar poblaciones de bacterias relativamente numerosas al cabo de algunas horas en condiciones óptimas de crecimiento. Este tipo de reproducción garantiza que la descendencia herede una copia idéntica de la información genética de la célula progenitora. Cuando ocurre una mutación en alguna de las células, es inmediatamente heredada a las células hijas; si dicha mutación permite a las hijas sobrevivir, por ejemplo, en presencia de antibióticos, entonces esas células resistentes heredarán a su descendencia la capacidad para vivir en presencia de antibióticos, obteniéndose entonces una cepa resistente. La carta fuerte de la evolución que ha permitido la explosión de las formas de vida en el planeta es sin duda el sexo; es decir, la forma sexuada de reproducción, ya que ésta implica que el producto presentará una combinación de las características de los padres, al heredar solamente la mitad de los genes de cada uno de ellos. Entre los organismos que se reproducen sexualmente no existen dos individuos idénticos, y esto tiene un significado evolutivo al presentarse diferentes aptitudes y habilidades generación tras generación. Ahora bien, la variabilidad que el sexo permite se basa en que el proceso de combinación de la información genética es aleatorio, no hay manera de saber cuáles de los genes de los padres serán escogidos y heredados a un descendiente específico. Se ha Ciencia y Ficción 33 sugerido que la reproducción sexual se ha conservado ya que es una manera de dispersar mutaciones ventajosas, separándolas de las que no lo son. Otra corriente del pensamiento sugiere que la reproducción sexual existe y se ha mantenido para que los organismos que la practican puedan hacer frente a los genes de virulencia de organismos patógenos, de modo que una batería de genes que favorezcan la patogenicidad de un agente infeccioso, sean enfrentados por un conjunto de genes del huésped que refuercen su resistencia ante tal patogenicidad. La ventaja aportada por el sexo consiste, entonces, en la combinación aleatoria de genes de resistencia que, sumados, pueden representar la victoria ante el patógeno. Para llevar a casa Una de las características de la vida en el planeta es la diversidad de formas en que se presenta. La variabilidad introducida por los mecanismos moleculares y que es trasmitida a la descendencia, ha permitido que innumerables organismos hayan conseguido adaptarse a las cambiantes condiciones de nuestro planeta (cambiantes en la escala del tiempo geológico). Uno de los primeros cambios de grandes consecuencias fue inducido por el desarrollo de comunidades de bacterias fotosintéticas, quienes produjeron el oxígeno que poco a poco se acumuló en la atmósfera. Esto permitió el desarrollo de formas de vida con metabolismo dependiente de oxígeno, base de la vida que conocemos hoy día. La llegada y permanencia del hombre en el planeta —cuyo desarrollo cultural ha sido único— se ha caracterizado por una gran capacidad de Ciencia 34 modificación del medio ambiente. Los primeros vestigios de herramientas fabricadas por el hombre datan de hace dos millones de años, marcando el comienzo de la transformación del entorno. Esta siempre creciente capacidad de transformación, cada vez más compleja, ha conducido a cambios dramáticos en nuestro planeta, que no sólo han aumentado la diversidad de ciertas formas de vida, han resultado también en la extinción de otras. Los conocimientos científico y técnico (dos de las características propias del desarrollo cultural del hombre) alcanzados en las últimas décadas, nos han permitido bosquejar una explicación para el origen y mantenimiento de la diversidad biológica, y en estas páginas hemos esbozado un retrato hablado de dichos mecanismos. Sandino Estrada Ciencia 36 Ciencia y Ficción 37 Hace algunos años, en una pequeña ciudad del Medio Oeste en Estados Unidos, se dieron varias protestas en contra de la segunda ley de la termodinámica. Éstas tomaban su raíz en libros de texto en los que se enseñaba, tal vez de manera algo desafortunada, la posibilidad de que el universo termine en una “muerte térmica”; es decir, en un estado carente de cualquier tipo de estructura, y por lo tanto, de vida. Esto les pareció a varias almas sensibles una blasfemia hacia un Creador todopoderoso, de cuya infinita bondad habían logrado convencerse a tal grado que no podían tolerar la exposición de tales ideas a sus inocentes hijos. Tomaron por ende las calles, pidiendo que no se enseñaran ya semejantes herejías. Al enterarse de este extraño suceso, un amigo mío, muy culto pero con pocos conocimientos de física, me preguntó: –Y en esto, ¿cuál es tu opinión? Externé, como me parecía obvio, que en semejantes asuntos no era posible tener opinión, sino que sólo le quedaba a uno atenerse a los hechos y a las teorías ampliamente verificadas por la experiencia, como lo son, muy seguramente, las leyes fundamentales de la termodinámica. –Pero, ¿no hay posibilidad de tener opiniones propias? ¿No hay lugar para que cada cual tenga una visión individual de las cosas? ¿No es, ¿Qué es la entropía? Ciencia 38 como lo dicen algunos, un acuerdo social en la comunidad de los físicos que determina qué leyes supuestamente rigen la naturaleza? Y si es así, ¿qué derecho tienen ustedes a imponer su enfoque particular a personas que desean vivir con otros puntos de vista, como lo es el religioso? –Me parece –le dije– que estamos confundiendo varios niveles de la realidad. La termodinámica, en sus orígenes, se desarrolló para describir el desempeño de las máquinas de vapor. En esto ha sido extraordinariamente exitosa. Sus aplicaciones en el mundo de hoy son innumerables: no dudo ni por un instante que aquellos que estuvieron protestando contra la segunda ley, la están aprovechando cada día en los motores de sus automóviles, en sus refrigeradores o cuando disfrutan del aire acondicionado. –Probablemente necesito que me lo expliques un poco –me contestó–. Siempre había creído que la entropía era algo muy desvinculado de la realidad concreta, algo que tiene que ver con información, y con un significado mucho más profundo de lo que corresponde a máquinas de vapor o refrigeradores. –Primero hagamos una aclaración –le respondí–. Si un concepto explica un dato real de manera sencilla y precisa, entonces éste es tan profundo como necesita serlo. Explicar cómo funciona un refrigerador es importante, entre otras cosas porque sólo así se podrá diseñar uno mejor. Lograr esto con pocas ideas sencillas es el ideal de la ciencia, que en pocos casos se ha realizado tan perfectamente como en la termodinámica. El afán de ser profundo a expensas de la sencillez es del todo ajeno a la ciencia. Si a veces no parece así, es que la ciencia tiene un cierto vocabulario Ciencia y Ficción 39 técnico, que muchos no dominan. Pero en lo básico, las ideas importantes suelen ser sencillas. “¿Qué es la entropía? La respuesta requiere de tres conceptos: la temperatura, el calor y la reversibilidad. Vamos por partes: la temperatura es algo que siempre se encuentra igual para dos cuerpos que pueden intercambiar calor. Un trozo de hierro y otro de madera que quedaron cierto tiempo en un cuarto tienen ambos la misma temperatura. Esto no corresponde necesariamente a nuestro sentido subjetivo de lo que es caliente o frío: en este caso, el hierro parecerá más frío que la madera, pero en realidad ambos tendrán la misma temperatura.” –Esto me parece razonable –me dijo–, pero hasta ahora, sólo me has dicho cómo saber cuándo dos temperaturas son iguales. ¿Cómo, con lo que me dijiste, puedo determinar el intervalo entre dos temperaturas distintas? y, ¿de qué manera puedo determinar una escalade temperaturas? –En realidad –respondí– ésta es una pregunta difícil, y no la puedo contestar aquí de manera satisfactoria. Lo que resulta es que existe una escala natural de temperatura determinada por el comportamiento de los gases a baja presión. Ésta es siempre mayor que cero, y se anula a 273.16 grados centígrados debajo de la temperatura a la que se derrite el hielo. El calor, por otro lado, sencillamente es una forma de energía: si recordamos que hay varios tipos de energía (cinética, potencial, eléctrica, química...), veremos que la energía total a veces disminuye de manera inexplicable. Esto es un tanto extraño ya que, de manera general, la energía se conserva. Por ejemplo, al dejar caer un huevo al suelo, la Ciencia 40 energía que dio lugar al rápido movimiento de caída del huevo no aparece en ningún lugar obvio después de que el huevo se estrelle. Resulta que, en realidad, toda energía que parece perderse se encuentra bajo la forma de calor, y tiene el efecto de hacer subir la temperatura: el huevo es un poco más caliente después de estrellarse. En el siglo XIX, Joule hizo un gran número de experimentos para comprobar esto, y en todos encontró que la energía mecánica de un kilogramo cayendo de una altura de 425 metros basta para calentar un litro de agua en un grado centígrado; en otras palabras, esta energía es siempre la misma cantidad de calor, con lo que se llega a la idea de que calor es energía, pero en una forma en la que no se puede aprovechar de manera directa. –Pero entonces, ¿no será el calor un mero comodín para hacer que la energía se conserve? ¿No se tratará precisamente de una pura convención usada entre físicos, pero que no tiene base real? –No realmente –le contesté–. Estás pasando por alto el dato básico de que los cambios de temperatura nos permiten medir los cambios de calor de manera objetiva. No decimos que el calor aumentó sólo porque perdimos algo de energía: los experimentos de Joule siguieron tanto los cambios de temperatura como la energía añadida con mucha precisión para llegar a la conclusión que el calor era realmente la energía faltante. Ahora llegamos a otra idea esencial: la reversibilidad. Decimos que un proceso es reversible si se puede recorrer en el sentido opuesto. Dicho de otra manera, si al pasar el video que se tomó de un proceso dado, no se puede estar seguro en qué sentido va la película, entonces el proceso es reversible; si no, no lo es. Abrir una lata de refresco sacudida, por ejemplo, Ciencia y Ficción 41 no es reversible: nunca sucede que el refresco, del que uno tiene toda la cara empapada, se junte ordenadamente para entrar en una lata, mientras el proceso inverso es demasiado fácil de realizar. Por otro lado, dejar que un gas se expanda, aprovechando el proceso para levantar un peso, es perfectamente reversible, ya que se puede hacer bajar el peso para volver a comprimir el gas. Muchos procesos reales son aproximadamente reversibles. Ahora ya tenemos todos los elementos para definir la entropía: cuando se pasa reversiblemente de un estado a otro, el incremento de la entropía es el incremento de calor dividido entre la temperatura. –Me pregunto cuál es la ventaja de semejante definición –preguntó mi amigo–. ¿No basta ya con temperatura y calor? ¿De qué sirve esta nueva definición? –Su utilidad es la siguiente: La Segunda Ley de la termodinámica ahora dice que el incremento de entropía no depende del camino que se usa para llegar de un estado a otro. En particular, si tengo una máquina cíclica, la entropía al final de un ciclo es la misma que al principio. –Tal vez no lo entienda bien –me dijo–, pero me lo estoy imaginando de la manera siguiente: el calor tiene un “valor entrópico”, que es pequeño cuando la temperatura es alta y grande cuando es baja. En otras palabras, puedo sacar mucho calor a alta temperatura por la misma entropía que corresponde a poco calor a temperatura baja. –Tienes toda la razón –le dije–, es exactamente como dices. –Entonces, ¿será posible hacer negocio con el calor, comprando barato y vendiendo caro? Por ejemplo, podría tomar, al principio de un Ciencia 42 ciclo, cierta cantidad de entropía de una fuente de alta temperatura, luego desecharla a temperatura más baja para finalmente regresar al principio otra vez. En total habría entonces ganado calor. Me parece que lo estoy sacando de la nada, lo que no puede ser. –Y no obstante tienes razón: sí se puede –le contesté–. Lo que pasa es que estás confundiendo calor y energía: el calor es una de las formas de la energía, pero existen muchas otras, en particular la que se expresa en trabajo mecánico. Podemos decir que la energía es calor cuando la observamos pasar de un sistema a otro, pero una vez que llega, es energía nada más: no se puede decir si será calor o trabajo... –Ya entendí –me interrumpió–. Lo que pasa en el sistema que describí es que saqué energía de la fuente de temperatura alta, puse una parte en forma de calor a la temperatura inferior y me quedé con un sobrante de energía para efectuar trabajo. Pero, ¡me parece que esto es de gran utilidad práctica! Si esta máquina funciona cíclicamente, puede seguir suministrándonos trabajo para siempre. –¡Felicidades! –le dije–. El procedimiento que describes es, de hecho, la base del mecanismo de casi todos los motores que se usan. La máquina de vapor así funciona, y también los varios tipos de motores de vehículos: sean de dos o de cuatro tiempos, de gasolina o diesel, siempre la idea es sacar energía a la más alta temperatura posible, para después deshacerse del calor sobrante a una temperatura cercana a la del ambiente. El refrigerador, dicho sea de paso, funciona de la misma manera, pero al revés... Ciencia y Ficción 43 –¡Lo veo!– Se debe quitar entropía al refri para ponerla en la cocina. Como el calor de baja temperatura es entrópicamente caro, es malo el negocio. Por esto debo poner energía de mi parte, que es la que me cobra la compañía de electricidad. ”Pero sigo con una duda –prosiguió–: hasta ahora me has dicho lo que pasa con la entropía en procesos reversibles. ¿Qué pasa en el caso de cambios irreversibles? He oído que la entropía siempre crece y, hasta ahora, sólo me has dicho que se mantiene constante en un ciclo. ¿Qué hay de verdad, entonces, en esto del crecimiento de la entropía?” –Ésta es la otra vertiente de la Segunda Ley, y es la que causa problemas a la gente de tiernas conciencias: se afirma que no puede existir máquina cíclica alguna que opere a una sola temperatura. En otras palabras, no es posible sacar calor de una sola fuente y convertirlo íntegramente a trabajo. Que esto no se puede hacer de manera reversible resulta claro de la definición de la entropía que te acabo de dar. –Tienes razón –dijo después de cierto tiempo–. Implicaría sacar calor a una sola temperatura, es decir, a un solo precio: en estas circunstancias no hay manera de hacer negocio, y hay que regresar todo el calor que se tomó si se quiere regresar al valor original de la entropía. Pero esto debe ser, ya que se trata de una máquina cíclica. –Exactamente, pero hay más: no sólo suponemos que esto no se puede hacer con un proceso reversible, sino que afirmamos que no se puede de ninguna manera. Dicho de otro modo, los procesos reversibles son los más eficientes en cuanto al porcentaje de energía que logran aprovechar. Si llevo a cabo un ciclo irreversible, entonces la eficiencia es Ciencia 44 menor, llevando a un crecimiento total de la entropía. Como te lo platiqué, las máquinas aprovechan diferencias de temperatura para realizar trabajo. Conforme éstas se van aminorando, la máquina pierde eficiencia y, al fin, se para. –Entiendo: si nos representamos al universo entero como si fuera una gran máquina, este crecimiento constante de la entropía debería acabar por llevarnos a un estadode cosas en el que no hay ninguna diferencia de temperatura en ningún sitio y donde, por lo tanto, ninguna actividad sería realizable. –Así es lo que a veces se dice, y son éstas las ideas que llevaron a las protestas que discutíamos al principio de esta conversación. Sin embargo, no se debe tomar esto demasiado en serio: hay muchas cosas que no sabemos acerca del universo, y no es para nada obvio que se le puede equiparar a una máquina. En particular, la naturaleza de la gravedad hace dudar si se puede realmente aplicar la termodinámica al universo entero. Existe aún cierta incertidumbre sobre lo que le sucederá después de mucho tiempo; pero ésta tiene su origen en nuestros conocimientos de las leyes de la física, y no en nuestras creencias acerca de las intenciones de un ser que está, por lo demás, totalmente oculto. Entropía e irreversibilidad –Estoy muy contento de volver a verte –me dijo mi amigo–. Desde nuestra última plática sobre entropía me he quedado con varias dudas, que me gustaría mucho aclarar contigo. –Con todo gusto. Ciencia y Ficción 45 –La principal se refiere a la idea de reversibilidad e irreversibilidad. Si considero lo que pasa en el mundo real, no puede haber duda alguna: los fenómenos que observamos son, en su gran mayoría, obviamente irreversibles. Las películas que marchan al revés siempre se ven del todo imposibles, justamente porque lo que ocurre en la vida cotidiana es irreversible. Sin embargo, siempre se nos está diciendo que el mundo está constituido de pequeñas bolitas, los átomos, que se mueven con un movimiento absolutamente mecánico, semejante al de los planetas. Pero en tal movimiento no es posible que haya irreversibilidad alguna. O acaso, ¿hay fricción en los choques entre átomos? ¿Se deberá la irreversibilidad a gran escala a otra a escala atómica? –Para nada –contesté–; al contrario, cuando las colisiones entre las partículas de las que consiste el sistema son inelásticas, entonces pasan muchas cosas muy extrañas que todavía no se comprenden bien. Es, por ejemplo, lo que sucede cuando fluye la arena. Los granos chocan irreversiblemente, lo que hace que este sistema sea muy difícil de analizar. –Vaya –se rió–, los físicos saben del final del Universo, pero no cómo fluye la arena... –Así es –le contesté con toda seriedad–. Lo que la gente considera como la “profundidad” de un problema no corresponde, por lo general, ni a su importancia práctica ni a su grado de dificultad. Si lo dudas, piensa tan sólo en el movimiento de las dunas en los desiertos, y entenderás pronto por qué los movimientos de la arena son de mayor importancia que la posible muerte térmica del Universo. Ciencia 46 –Pero entonces, sigo sin entender ¿cómo de un movimiento meramente mecánico y reversible de las partes puede hacerse un fenómeno a gran escala que parezca espontáneo e irreversible? –Veamos un ejemplo –contesté–. Piensa en un recipiente separado en dos partes: una contiene un gas a presión alta y la otra está vacía. De repente la pared que separa ambas mitades se elimina de manera casi instantánea; por ejemplo, vaporizándola con una fuerte corriente eléctrica. Es obvio que el gas va a llenar todo el recinto de manera espontánea e irreversible, para usar tus propias palabras. –Sin duda –dijo pensativo–. Y ahora adivino lo que me vas a decir: si en lugar de un gas, me imagino una mesa de billar separada en dos partes, llena, una de ellas, de bolas moviéndose al azar y vacía la otra, seguramente al quitarse la pared divisoria, las canicas se irán mecánicamente del lado más lleno al más vacío; sin embargo, nunca se volverán a juntar todas en el lado donde todas empezaron. ¿Es realmente así? –Más o menos. Lo único que te faltó recalcar es la importancia del gran número de bolitas en la caja: obviamente, de haber sólo una, sí regresaría muy pronto del lado de donde salió. Aún con cinco o diez bolas, semejantes retornos se pueden observar en un tiempo razonable. Pero el tiempo medio de regreso se duplica por cada bola adicional... –Claro –respondió divertido–. No se me ha olvidado la historia de aquel rey, que se arruinó al prometerle a uno de sus sabios un grano de trigo en la primera casilla de un tablero de ajedrez, dos en la segunda, cuatro en la tercera y así duplicando sucesivamente. Así que, ya para 64 Ciencia y Ficción 47 bolas se puede descartar cualquier posibilidad de retorno en cualquier tiempo sensato. –Déjame darte otro ejemplo de la importancia de los grandes números. Imagínate dos urnas que contienen bolas idénticas, digamos veinte en total. Cada segundo, alguien elige una bola al azar y la pasa de la urna donde se encuentra a la otra: veremos que esto se parece bastante al ejemplo del gas que acabamos de discutir. En efecto, está claro, por un lado, que este proceso sí es reversible: si se filma, será imposible decir si la película fue tomada en el mismo sentido que la estamos viendo o no. Por otro lado, si se empieza con las veinte bolas en una urna, veremos cómo pasan de manera irreversible de la urna más ocupada a la otra. La apariencia también será de algo inevitable, irreversible y espontáneo. Pero si esperamos bastante tiempo, veremos cómo, en medio de una larga serie de pasos en los que ambas urnas tienen aproximadamente diez bolas cada cual, de repente ocurre, por casualidad, que una de las dos urnas se vacía. Una vez ocurrido esto, la urna llena se vacía de la misma manera que se había llenado: muestra cómo lo que aparenta ser irreversible puede suceder en un sistema reversible si se espera mucho tiempo... –Creo entender: lo que crea la irreversibilidad es el hecho de que empiece con una situación muy improbable: todas las bolas en una sola urna, o todas las moléculas de gas de un solo lado de la caja. Dada la condición inicial improbable, el desarrollo puede aparentar ser irreversible, aunque el sistema sea reversible. Esperando lo suficiente, la condición inicial aparecería, como dices, de la misma manera en la que la vemos desaparecer. Ciencia 48 –Sí, lo has entendido muy bien. –Ahora, sin embargo, me quedo con otra duda: si entiendo bien lo que me dices, las bolas se comportan de manera azarosa, es decir imprevisible. Pero, por otro lado, al pasar irreversiblemente de un lado al otro, actúan de manera muy previsible y, por así decirlo, inexorablemente. Parece algo contradictorio. –A primera vista puede dar esta impresión –contesté–, pero si lo piensas un poco, verás que se trata de algo bastante familiar. Sabes, por ejemplo, que ningún romance individual es predecible: no sabemos si va a resultar, si llegará al matrimonio o no, y mucho menos nos atreveríamos a predecir el día y la hora de la boda. Sin embargo, si consideramos una gran población, no hay dificultad en prever con muy buena aproximación el número de casamientos que se realizarán en un año dado. No se trata, sin embargo, de la mano del destino llevando a un número fijo de parejas al altar. Más bien, el azar junto con un gran número de individuos lleva a una certeza en ciertas predicciones. Aquí se trata de algo parecido: no puedes, para nada, predecir lo que pasará con una sola molécula, pero sí queda claro de qué manera se moverán, grosso modo, si se sueltan de una mitad de la caja del modo que hemos supuesto. –Es verdad –contestó mi amigo–. Muchas veces me había llamado la atención cómo, al salir del metro, los pasajeros fluíamos de manera bastante parecida a la del agua que se vierte de una jarra. Me había preguntado, ya varias veces, dónde quedaba nuestro libre albedrío si, en este caso, nuestra actuación era equiparable a la de un objeto sin voluntad alguna. Lo que me estás diciendo, entonces, es que las muchedumbres Ciencia y Ficción 49 son todas parecidas, ya sea que estén conformadas de moléculas o de personas. Pero lo que decías acerca de las bodas pareceser sencillamente estadística. Acaso ¿me estás diciendo que ustedes los físicos hacen estadística con las moléculas? — Tan es así –contesté algo divertido–, que el nombre de esta rama de la física es el de Mecánica Estadística. –Entonces ¿qué es lo que juega en la física el papel del azar, de la casualidad, de todo aquello que no se puede predecir de ningún modo? Seguramente, no se puede hablar de probabilidades sin incertidumbre, cosa que no puede haber, si entiendo bien, en un sistema mecánico. –¡Ay!, he aquí una pregunta que no tiene respuesta obvia. Déjame contestarte con otra: ¿estarías dispuesto a apostar que la diezmilésima decimal de pi es un ocho? Y, si dices que sí, ¿con qué ventaja? –No veo muy bien a dónde quieres llegar –contestó–, pero la respuesta es obvia: si me ofrecen más que nueve a uno, ¡claro que lo acepto! –Pero, ¿no ves que tampoco hay probabilidad alguna en el valor de este decimal? Su valor está ya determinado desde siempre, por la mera definición de pi. Sin embargo, si apuestas, quiere decir que consideras el asunto del valor de la diezmilésima decimal de pi como azaroso. Es un enfoque que es probablemente insostenible desde un punto de vista fundamental, pero que sí es muy natural. Pues bien, nosotros los físicos tenemos el mismo tipo de actitud hacia el comportamiento impredecible, pero predeterminado de antemano, de las moléculas de un gas. Es posible Ciencia 50 que esta actitud sea absurda, pero entonces también lo sería lo que acabas de decir. –De acuerdo, pero esto es más un chiste que una explicación. –Lo admito. Estoy evadiendo la pregunta, pero más vale esto que una falsa y engañosa explicación. Sin embargo, en esta evasión, hay ya varios elementos que entrarían en una respuesta honesta: las decimales de pi, al igual que la trayectoria de un sistema molecular determinista, están fijadas de antemano. Por otro lado, tanto ésta como aquéllas son bastante difíciles de conocer de antemano. Esto es particularmente cierto para la trayectoria: no sólo depende de las posiciones y velocidades iniciales de las moléculas con una inmensa sensibilidad, sino que además se encuentra bajo las influencias incontrolables del entorno. Por lo tanto, ya que no tenemos modo alguno de predecir esta trayectoria, la describimos en términos probabilistas, como lo quisiste hacer tú con los decimales de pi. –Bien –contestó riendo–, y supongo que vas a decir que para procesos irreversibles como los que acabamos de platicar, la entropía, que me definiste en términos de calor y temperatura, siempre sube. –Es verdad; pero me temo que hoy no tengamos tiempo para discutirlo: ya son las siete... –¡Las siete! Con tanta plática se me olvidó una cena a la que tenía que ir ahora. Perdón, Paco, pero me tengo que ir. Y se fue, tan apresuradamente que ni notó cómo, al pasar cerca de un florero de mi casa, lo hizo estrellarse irreversiblemente... Ciencia y Ficción 51 Entropía e información Era el cumpleaños de uno de los hijos de mi amigo; mi esposa y yo nos fuimos a la fiesta. Había gran cantidad de niños jugando, estaba muy buena la comida, varios de mis amigos se encontraban allí; vaya, todos nos divertíamos mucho. Al fin, mi amigo, mi esposa y yo nos encontramos en un lugar un poco apartado, y él retomó la plática interrumpida acerca de la entropía: –Me habías dicho que la irreversibilidad se da cuando la entropía de un sistema sube –empezó–, y habías definido la entropía en términos de calor que se suma de manera reversible a un sistema: dividiendo el incremento de calor entre la temperatura en este instante, obtienes el incremento de entropía, ¿verdad? –Perfectamente –contesté. –Lo que no entiendo es el porqué. ¿Por qué debería hacer precisamente esta extraña operación para descubrir si algo es o no reversible? –Hay varias maneras de contestar a tu pregunta, pero creo que la más sencilla es hablar de la conexión entre entropía e información: cuando sube la entropía, se pierde una cantidad enorme de información que no hay manera de reconstituir. Pasa un poco como cuando decides, en un texto que escribiste en la computadora, reemplazar cada ‘mas’ por un ‘más’, siguiendo los excelentes consejos de quienes saben de acentos. Cuando te das cuenta de que ahora tu texto tiene palabras como ‘mástil’ y ‘Alejandro Dumás’, el asunto ya no tiene remedio: tienes que volver a revisar todo el escrito, porque destruiste la información que te permite distinguir entre las sílabas ‘mas’ y ‘más’. En particular, si buscas ahora Ciencia 52 sustituir al revés todos los ‘más’ por ‘mas’, no regresarás a la situación original. Es un buen ejemplo de algo irreversible en nuestra vida diaria, y resulta que, en la física, los fenómenos irreversibles lo son por motivos muy parecidos. –Pero la entropía, tal y como me la definiste, es un número –dijo sorprendido–. ¿Acaso puedes medir la información? Me parece tan absurdo como querer pesar un pensamiento. –No del todo. Sí se puede definir una medida sensata de la información: se trata del promedio del logaritmo... –¡Párale, por Dios! –intervino mi esposa riéndose a carcajadas. Nadie te va a entender con semejante definición. No –dijo volteándose hacia mi amigo–, es un poco más sencillo que esto. ¿Ves aquí a esos dos niños jugando? ¿Qué están haciendo? –Parecen estar jugando a “veinte preguntas”... sí, acabo de escuchar a uno de los dos, preguntando “¿se encuentra en este jardín?” Claramente, está buscando adivinar un objeto desconocido con el menor número de preguntas posible. ¿Qué puede tener que ver este juego tan infantil con medir información? –No trates con tanta sorna los juegos de niños –dijo ella–. Creo que explican este asunto mejor que los logaritmos. Podemos decir que el niño que escogió el objeto tiene más información que el que lo quiere adivinar ¿no te parece? –Sin duda, pero con esto no puedes medir la cantidad de información... Ciencia y Ficción 53 Mi esposa lo miraba atentamente y le preguntó si realmente no veía ninguna posibilidad de usar las preguntas para lograrlo. –A lo mejor –musitó–, podríamos pensar en tomar el número de preguntas, o cuando menos, el número mínimo de preguntas que se requiere para adivinar lo escondido. –Eso es –dijo ella–, esta definición tiene varias ventajas. Primero, crece con el número de posibilidades: si se sabe ya que un niño eligió un objeto en el jardín, o si se sabe que tal otro siempre elige algo relacionado con alguna niña particular, se requieren menos preguntas que si realmente no se sabe nada. Es decir, se está midiendo algo que sí tiene que ver con nuestra intuición de la cantidad de información... –Y, por otro lado –prosiguió él–, si dos niños eligen dos cosas de manera independiente, las preguntas que se van a necesitar serán la suma de las que van dirigidas al primer niño más las que van para el segundo. Esto parece muy sensato: en estas circunstancias la cantidad de información total debería ser la suma de las dos. –Vas rápido –contestó ella–, y aquí estamos muy cerca del asunto de los logaritmos, si quieres que hablemos de ellos... –No, gracias –dijo con fingido temor–. Nunca he logrado entenderlos. Pero tengo un par de dudas: primero, el número de preguntas, ¿no podría depender algo de la suerte de quien pregunta? Recuerdo que ganar a “veinte preguntas” siempre era en gran medida asunto de suerte. –Cierto –respondió mi esposa–, pero se puede eliminar esta ambigüedad definiendo la información como el número promedio de Ciencia 54 preguntas que hay que hacer si uno está siguiendo la mejor estrategia para ello. –Esto es, precisamente, mi segunda duda: ¿Cuál será una buena estrategia para lograr averiguar el objeto desconocido lo más rápido posible? –Estoy segura que lo podrás encontrar por tu propia cuenta –contestó sonriendo. Debió hacer efecto la sonrisa, porque las habilidades deductivasde mi amigo, que habían sido muy escasas hasta ahora, lucieron deslumbrantes este día: –Hagamos un problema bien definido –reflexionó–. Supongo que has elegido un número entre uno y diez. ¿Qué haré para averiguarlo? Se me ocurre que hay que preguntar de tal manera que un sí me sea igual de útil que un no. Por esto, no debo empezar preguntando: ¿es un siete? Un “sí” sería maravilloso, pero un “no” me dejaría desconsolado. No hay que arriesgarse tanto. Mejor entonces preguntar: ¿es menor que cinco? Aquí me da igual si me dices sí o no, en ambos casos gano la misma cantidad de conocimiento. Por cierto, con un número entre uno y diez, me voy a meter en líos tontos. Mejor hubiera empezado con un número desconocido entre uno y dieciséis. –Exacto –dijo ella–. A ver si realmente lo sabes hacer. Ya elegí un número. Tienes cuatro preguntas. –¿Es mayor o igual a ocho? –No. –¿Mayor o igual a cuatro? Ciencia y Ficción 55 –Sí. –¿Mayor o igual a seis? –Sí. –¿Es seis? –¡No! –Entonces es siete. –En efecto. Como ves, has respondido a la perfección a tu propia duda. –Sí, pero sigo con otra. El modo más común de transmitir información son los textos escritos. ¿Podrán aprovecharse estas ideas para decir cuánta información tiene una novela o un poema? –¿Por qué no? Basta con averiguar cuántas preguntas son necesarias para identificar un texto desconocido. –Ya veo. Ya que el Diccionario de la Real Academia tiene más o menos 80,000 definiciones, voy a necesitar entre... veamos... diecisiete y dieciocho preguntas para cada palabra. ¡Guau! Es muchísimo. –Lo siento, pero no creo que tengas razón: digamos, de la palabra “mujer” es más probable encontrar voces como “madura” o “hermosa” que, por ejemplo, “verde” o “metálica”. Esto permite evitar muchísimas preguntas inútiles. –¿Cuánta información por palabra tendrá un texto entonces? –No lo sé. Sería cosa de hacer una investigación lingüística bastante complicada. Lo difícil en este caso es saber cuál es la mejor estrategia para adivinar un texto desconocido en el menor número posible de preguntas. Esto requiere de muchos conocimientos de gramática y hasta Ciencia 56 del tema del texto, que también se puede aprovechar. En todo caso es mucho menor de lo que se obtiene suponiendo que todas las palabras son igualmente probables. –Entonces lo que dices es que un texto normal podría expresarse con mucho menos signos de los que usamos en el lenguaje escrito. Así es. Aquí entramos en el tema de compresión de datos, que es de gran importancia hoy en día, en particular en el Internet: cuando se trata de transmitir archivos de gran tamaño, es muy ventajoso encontrar alguna regularidad en ellos que permita comprimirlos para la transmisión. Esto no es tan importante para textos, pero sí para imágenes... –Cambiando de tema –dijo mi amigo–, creo haber entendido lo de la información pero, ¿cómo se usará para caracterizar un sistema físico? –Creo que esto te toca a ti, cariño –me dijo, como era de esperarse: yo soy el físico, mientras su especialidad son las matemáticas. –De acuerdo –intervine–. Si tengo un sistema físico, lo puedo describir de dos maneras: puedo sencillamente dar una descripción del tipo que hemos discutido al principio, basada en cantidades como la temperatura y la presión, que caracterizan el estado macroscópico; es decir, tal y como lo vemos, sin más detalle que lo que nos es inmediatamente accesible con instrumentos sencillos, como el termómetro. Por otro lado, puedo imaginar una descripción del sistema en la que cada molécula tiene una posición y una velocidad definida con alguna precisión. Ésta no se puede realmente averiguar, pero sí se puede imaginar. Ahora bien, está claro que hay mucho más información en esta segunda descripción que en la primera. Es un poco como en el ejemplo que dabas del texto: cada Ciencia y Ficción 57 molécula es como una palabra y las que son cercanas se ajustan entre sí, de modo que no están puestas del todo al azar. De la misma manera que en el texto hablabas de información por palabra, aquí tenemos la información por molécula, que resulta ser lo mismo que la entropía por molécula. –¿Puedes mostrar esto que dices? –Lo tengo que pensar. En todo caso no ahora: se trata de algo bastante técnico, pero déjame ver si alcanzo a explicarlo de manera sencilla... Y, como la fiesta ya se estaba acabando, mi esposa y yo nos despedimos, no sin prometernos seguir con esta plática en otra ocasión. Francois Leyvraz Ciencia 58 Ciencia 60 Ciencia y Ficción 61 Con la boca reseca, la lengua como una piedra, la cara y los brazos ardiendo; acurrucado, pero deseando extenderse, se trataba de proteger tras una duna de los ardientes rayos de sol. Ese implacable Sol que calentaba, cocinaba todo alrededor en ese día de verano allá por el Norte, allá por el Pinacate, muy cerca del otro lado y muy cerca del agua. Así se recuerda antes de que una mano amiga le tendiera la cantimplora que estaba a unos pasos de él, después de haberla guardado como un inmaculado tesoro, allá en el desierto. Ese recuerdo le viene de la memoria ahora, que bajo los rayos del sol en Temixco, saborea un rico pozole radiado, acompañado de una cerveza Sol bien helodia, piensa: “un pozole radiado, cuando oí esa frase pensé en una comida hecha con granos de maíz cacahuazintle que habían sido sometidos a radiación para evitar el crecimiento de hongos o bacterias; pero, ¡qué diferencia al probar esta rica comida! La verdad es que nunca pensé que en el Centro de Investigación en Energía de la UNAM (CIE) hubiera este tipo de alimentos hechos en el cocedor solar”. Es un estudiante de maestría en ingeniería que goza de los deportes al aire libre; durante sus estudios de licenciatura había formado parte del grupo de montañismo y exploración de la UNAM. Por culpa de un examen de álgebra se perdió la clase de desiertos, donde habían indicado que en Sol y pozole, combinación radiativa Ciencia 62 el desierto se debe tomar agua constantemente y no guardarla para después. Así es, en aquella ocasión había guardado la cantimplora como un tesoro, no había bebido agua y se había deshidratado. Hoy miércoles está comiendo en el CIE. “Desde el nombre cocedor solar, me sorprende; yo sabía que existían hornos o estufas solares, pero no cocedores solares.” Una semana antes se enteró, platicando con sus compañeros, que ese nombre fue acuñado para diferenciarlo de otros dispositivos que no están diseñados para cocinar sabroso, sino para ser eficientes, desde el punto de vista energético, o ser económicos. “Este cocedor sí está pensado para el sabor”. Al dar otro bocado a los granos de cacahuazintle con un poco de lechuga, rábano, pescado y calamar, pensó: “Este pozole de pescado ¡qué rico! Otra cosa que aprendo aquí en el CIE. No se me había ocurrido hacerlo”. Unos momentos antes había probado el de pollo y el de puerco y la verdad es que todos estaban deliciosos. “La textura de las tres carnes es estupenda, ni parece que se hayan cocido al mismo tiempo. Nunca hubiera creído esto: las tres diferentes carnes cociéndose a la vez y en el mismo tiempo”. Tras un sorbo de la Sol para disminuir el efecto del Sol, recuerda aquella mano amiga que había tenido que regresar unas dos horas caminando sobre sus pasos para ver qué le había pasado al de la retaguardia. Esa mano, que no descansó hasta que vio una silueta encogida atrás de la última duna y, a unos pasos de la figura, una mochila tirada junto a una cantimplora llena, intacta, que al ver los estragos de la deshidratación, le había ofrecido a su blancuzca boca un poco de agua con sales y azúcar. Su recuerdo salta al hospital de Punta Peñasco donde Ciencia y Ficción 63 caviló la idea de construir una estufa solar después de haber sentido su piel cocinada por los rayos del sol. En ese momento mira al cocedor: “Los espejosreflectores son similares a los que tengo en mente y también la idea de cocinar con ollas pintadas de negro. Este sistema de orientación para recibir los rayos solares en el cocedor de una forma perpendicular todos los días del año es muy interesante y sencillo”. Su diseño es una caja cuadrada, el cocedor del CIE es un receptáculo semicilíndrico. “Este sistema mecánico, que al mismo tiempo sujeta al semicilindro y permite moverlo día a día para hacer que su cara plana apunte al Sol, es muy buena idea. Aunque lo más ingenioso es el modelo que describe cómo el cocedor se calentará con el Sol, o con la energía de respaldo, a través del tiempo y que obligó a usar materiales específicos en su construcción, de tal forma que nunca pudiera alcanzar temperaturas mayores a 130 grados centígrados, para que no se quemara la comida; además, este modelo predice una curva lisa de temperaturas en función del tiempo para conseguir un cocimiento lento, como el paciente y aletargado cocimiento que solamente las abuelas pueden dar a la comida. Bueno, eso aquí en Temixco... ¡ya quiero ver este cocedor en el Pinacate!... pero hay que ser justos, estoy seguro que el modelo indica cómo seleccionar los materiales para que este cocedor también funcione en el desierto”. Una de las bondades del cocedor del CIE es que, dados los máximos valores de temperatura ambiente e irradiancia que ocurren en Temixco a lo largo del año, no sobrepasará los 130 grados en su interior, ya que el estado estacionario del sistema está calculado, con el modelo, para alcanzar a lo más esa temperatura bajo las condiciones extremas: a 130 grados con Ciencia 64 una irradiancia de 1,000W/m2 y una temperatura ambiente de 38 grados centígrados toda la energía que entra sale por la envolvente, de esta manera el cocedor no se calienta ni se enfría. A su regreso del Pinacate a la ciudad de México, decidió terminar rápido su licenciatura en ingeniería e irse a hacer el posgrado en el CIE para terminar de diseñar su estufa solar. Mientras saborea el pescado reflexiona “¡Se me adelantaron!... este cocedor con respaldo eléctrico asegura que cada día que se pone a funcionar se degustará una rica comida solar. Nunca se me hubiera ocurrido usar alta tecnología en el control de la temperatura de mi estufa solar. Siempre quise hacerla de materiales baratos para usarla en el desierto... pero la cochinita pibil del miércoles pasado, que estuvo nublado, quedó de rechupete. Ese día vimos cómo funciona el control electrónico de temperatura. Primero pusimos la cochinita en las ollas y conectamos el control a las diez de la mañana; como a las once se empezó a nublar y pensé que ya no íbamos a comer. Cuando me di una vuelta a las doce, vi que la temperatura era de 81 grados centígrados, lejos de ser suficiente para cocinar una cochinita. El Sol y las nubes sólo habían permitido alcanzar esa temperatura; en ese momento oí el ‘trac’ del actuador conectando las resistencias eléctricas que empezaron a calentar el cocedor. A la una de la tarde el Sol salió nuevamente y a partir de ahí, cuando la temperatura era de 125 grados, las resistencias eléctricas dejaron de funcionar por la acción del control electrónico. A las dos sonó la chicharra, me dio gusto saber que la comida estaba lista. La verdad es que, aunque olía muy bien, con mucho Ciencia y Ficción 65 escepticismo me serví la cochinita en el plato y la probé. Realmente sabía muy rica”. Termina su tercer plato de pozole satisfecho y agradecido con las nubes que se han portado bien y no han aparecido evitando que el cocedor consuma energía eléctrica este día, degustando tres pozoles completamente solares. Al dar un último trago a la Sol piensa: “¡Qué gracia me dio cuando comentaron que no iban a comer del pozole porque estaba irradiado!, pues había sido cocinado con radiación solar, haciendo referencia a la radiactividad en lugar de a la radiación solar. La verdad... yo sí fui irradiado aquel día en el Pinacate.” Antonio del Río Ciencia 66 Ciencia 68 Ciencia y Ficción 69 En la actualidad existe una cierta tendencia dirigida a “satanizar” al colesterol, fomentada principalmente por los medios masivos de comunicación y asimilada por nosotros gracias a esa cualidad humana tan persistente, aun en estos días: la ignorancia. Esto ha sido aprovechado por la industria alimentaria, nacional y extranjera, y por aquélla otra caracterizada por incluir en sus productos la leyenda: “este producto no es un medicamento” (que no necesariamente es la farmacéutica), que responsabiliza a quien lo consume de los efectos secundarios no previstos que pudieran ocurrirle. La población en general debiera estar más y mejor informada sobre este tema para evitar caer en el consumismo descontrolado tan característico del capitalismo. Se dice que uno teme a lo que no entiende, y el colesterol es una de esas cosas. Es por lo ya mencionado que considero importante entender y reconocer el papel del colesterol como una sustancia química útil en el organismo y, por otro lado, aclarar en qué situaciones representa un factor de riesgo para la salud humana que ha cobrado especial importancia en la actualidad. El colesterol no es un compuesto químico nuevo; de hecho, hace como 300 años fue aislado por primera vez. Lo encontramos ampliamente distribuido en los animales vertebrados e invertebrados. En los animales La era del colesterol Ciencia 70 superiores, como nosotros los humanos, el colesterol se localiza en todos los tejidos y las concentraciones más altas de este compuesto las hallamos en cerebro, hígado, piel y glándulas adrenales. Es interesante mencionar que las células animales pueden sintetizar colesterol en su interior (citoplasma), pero también pueden tomarlo de la sangre. Además de que el colesterol es un componente esencial de todas las membranas de las células del cuerpo (les proporciona rigidez), es un importante precursor de muchos otros esteroides biológicamente activos (todos fundamentales para el organismo), como los ácidos biliares, numerosas hormonas y la vitamina D3, también denominada colecalciferol. El colesterol se encuentra comúnmente presente en nuestra dieta, principalmente en productos de origen animal, por ello se considera como un nutrimento. Específicamente, es un nutrimento dispensable de la dieta, ya que el organismo es capaz de sintetizarlo en cantidades suficientes para sus requerimientos. En cierta ocasión, estaba viendo por televisión el canal del Congreso y recuerdo que el tema que estaban discutiendo era la creación del Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN). Los diputados y senadores de los diversos partidos subían al estrado a dar sus argumentos, ya fuera para apoyar o para rechazar la creación de dicho Instituto. Particularmente, recuerdo la peculiar participación de una reconocida senadora priísta que en su discurso hacía mención a la “terrible enfermedad del colesterol”; en ese momento me preocupé no sólo porque el destino de aquel Instituto estuviera en manos de ese grupo de individuos mal Ciencia y Ficción 71 informados, sino también por el concepto que aquella senadora tenía sobre el colesterol, y que seguramente no difiere mucho del concepto del resto de los ahí presentes. Pero, ¿es el colesterol una enfermedad?, pues creo que con lo expuesto hasta ahora podemos decir con toda seguridad que no. Sin embargo, su mala reputación tiene algo de cierto, principalmente cuando hablamos de un exceso en su ingesta diaria.Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de mortalidad en países industrializados; se considera que el riesgo de morir por un infarto cardiaco es incluso mayor que el de morir por cáncer. En este caso, el interés por conocer las causas del infarto ha generado toda una serie de investigaciones científicas en todo el mundo y se
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