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TEMA: LA GENERACIÓN DEL 27 Con el término Generación del 27 se denomina a un conjunto de escritores y poetas españoles del siglo XX que se dio a conocer en el panorama cultural alrededor de 1927, con motivo del homenaje para Luis de Góngora organizado en ese año por José María Romero Martínez en el Ateneo de Sevilla en el tercer centenario de la muerte del poeta cordobés, y como relevo de la Generación del 98 y el Novecentismo. LA GENERACIÓN DEL 27 De izquierda a derecha: 1. Rafael Alberti; 2. Federico García Lorca; 3. Juan Chabás; 4. Mauricio Bacarisse; 5. José María Romero Martínez (presidente de la sección de literatura del Ateneo); 6. Manuel Blasco Garzón (presidente del Ateneo de Sevilla); 7. Jorge Guillén; 8. José Bergamín; 9. Dámaso Alonso, y 10. Gerardo Diego. Celebración del tricentenario de Góngora organizada por el Ateneo de Sevilla en diciembre de 1927. La amistad es, precisamente, el elemento aglutinador más repetido al hablar de un colectivo de lo más heterogéneo, en sus edades y sus poéticas. Generación literaria Generación del 27 Un grupo de escritores. Los principales representantes del grupo son Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, y Luis Cernuda. Nacidos en fechas cercanas. Entre el más joven, que es Cernuda, y el mayor, Salinas, sólo hay nueve años de diferencia. Movidos por un acontecimiento. El acontecimiento que los unió y les dio el nombre fue el homenaje que el grupo hizo a Luis de Góngora en el año 1927 en Sevilla, al conmemorarse el tercer centenario de su muerte. Hay que destacar la influencia ejercida por Juan Ramón Jiménez. Reacción semejante. Todos sienten la necesidad de encontrar un lenguaje poético que exprese mejor los temas que tratan. CRITERIOS PARA SER LLAMADOS “GENERACIÓN” Los integrantes del grupo del grupo no cumplen con los criterios que Julius Peterson dio al concepto historiográfico de "Generación": ➢ Nacimiento en años poco distantes. ➢ Formación intelectual semejante. ➢ Relaciones personales. ➢ Participación en actos colectivos propios. ➢ Existencia de un “acontecimiento generacional” que aglutine sus voluntades. ➢ Presencia de un “guía”. ➢ Rasgos comunes de estilo (“lenguaje generacional”). ➢ Anquilosamiento de la generación después. LA RESIDENCIA DE ESTUDIANTES EN MADRID, EL OXFORD MADRILEÑO En 1927 se cumplieron trescientos años de la muerte de Góngora, y por este motivo varios poetas se reunieron en el Ateneo de Sevilla para rendirle un homenaje. Esta celebración da nombre definitivo al grupo. Están a la par que el movimiento ultraísta, el cual hizo abandono de lo decorativo modernista y del elemento anecdótico musical y emotivo, instaurando una poesía netamente metafórica, inspirada en los temas más dinámicos del mundo moderno. La generación del 27 manifestó rebeldía, inconformidad y militancia política. El vanguardismo es un conjunto de movimientos y corrientes artísticas y literarias reactivas que surgieron en los inicios del siglo XX, especialmente aquellas que se desarrollaron a partir de la Primera Guerra Mundial (1914-1919). Abarca una gran variedad de movimientos y corrientes artísticas, cuyo único elemento en común es la libertad de expresión y la innovación estética. El término Vanguardismo viene de la palabra vanguardia , y esta deriva a su vez de la expresión francesa avant-garde. Avant viene del latín ab ante, que significa 'sin nadie adelante' y garde significa 'guardia MARCO TEÓRICO DEL VANGUARDISMO El Surrealismo, superrealismo o suprarrealismo fue un movimiento literario y artístico, cuyo primer manifiesto fue realizado por André Breton en 1924, que intenta sobrepasar lo real impulsando con automatismo psíquico lo imaginario y lo irracional. Define este movimiento como “automatismo psíquico puro” o escritura automática basada en la libre asociación de palabras e ideas para expresar “el funcionamiento real del pensamiento”. La importancia del mundo del inconsciente y el poder revelador y transformador de los sueños conectan al surrealismo con los principios del psicoanálisis. Valor supremo del subconsciente: énfasis en lo onírico (lo relacionado a los sueños). El surrealismo comenzó intentando conciliar psicoanálisis y marxismo, y se propuso romper con todo convencionalismo mental y artístico. De todos los vanguardismos el surrealismo fue el que más seguidores encontró en el sur de América. EL SURREALISMO Ultraísmo es el nombre de una corriente de la literatura que surgió en el territorio español en 1918 en oposición al modernismo. El movimiento reunió a escritores españoles y latinoamericanos que compartían criterios de la estética y que apostaban por un cambio de las técnicas y filosofías dominantes. El ultraísmo comenzó a desarrollarse en tertulias que se realizaban en un café madrileño bajo la dirección de Rafael Cansinos Assens. Autores como Juan Larrea, Pedro Garfias, Lucía Sánchez Saornil y Gerardo Diego se hicieron habitúes de dichas tertulias y protagonistas del grupo. En América Latina, el argentino Jorge Luis Borges fue uno de los principales exponentes del ultraísmo. EL ULTRAÍSMO Revistas como “Horizonte”, “Ultra”, “Reflector” y “Alfar”, de esta manera, se transformaron en espacios para la difusión de las obras ultraístas. La utilización de metáforas, el uso de neologismos y de términos técnicos, la omisión de los adjetivos superfluos y la indiferencia hacia la rima son algunas de las principales características de estos trabajos. Además de todo lo expuesto, tenemos que subrayar otra serie de datos relevantes acerca de esta corriente o movimiento literario, tales como estos: ✓ Se considera que la poesía ultraísta se caracteriza por ser hermética, por estar alejada de la objetividad y por centrarse en la subjetividad del artista en cuestión. ✓ Tenía muchos aspectos y características coincidentes con el futurismo. ✓ Aunque, como hemos mencionado, Borges estuvo y está considerado un fiel ejemplo del ultraísmo, hay que saber que hubo un momento en el que se le llegó a calificar como desertor del mismo. CARACTERÍSTICAS ➢ Una de las características visibles de las vanguardias fue la actitud provocadora. Se publicaron manifiestos en los que se atacaba todo lo producido con anterioridad, que se desechaba por desfasado, al mismo tiempo que se reivindicaba lo original, lo lúdico, desafiando los modelos y valores existentes hasta el momento. ➢ Surgen diferentes ismos (futurismo, dadaísmo, cubismo, ultraísmo, surrealismo, etc.), diversas corrientes vanguardistas con diferentes fundamentos estéticos, aunque con denominadores comunes: ▪ La lucha contra las tradiciones, procurando el ejercicio de la libertad individual y la innovación ▪ Audacia y libertad de la forma. ▪ El carácter experimental y la rapidez con que se suceden las propuestas, unas tras otras. LA POESÍA DE VANGUARDIA SE CARACTERIZA: ▪ Arte no naturalista: crea su propia realidad, no copia la realidad objetiva aprovechando las posibilidades infinitas del lenguaje. El poema es un mundo autónomo; el poeta, un creador. Se minimiza la anécdota y el referente. ▪ Primacía de lo irracional: intenta abarcar toda la realidad, no solamente la visible: el sueño, el azar del pensamiento, las irrupciones del subconsciente, la arbitrariedad del humor. ▪ Niega la relación lógica de causa-consecuencia y los conceptos tradicionales de espacio y tiempo. ▪ No interesan la métrica ni la rima: esta poesía se caracteriza por abandonar los metros regulares y las rimas, para imponer el verso libre. El ritmo está dado por sonoridad propia de las palabras. ▪ Desaparece la puntuación y la sintaxis académica. ▪ Utiliza recursos como los blancos tipográficos, las mayúsculas y juega con la distribución de los versos. ▪ Temática: para el vanguardismo no hay temas poéticos y no poéticos. Cualquier acontecimiento u objeto puede ser motivo de un poema. ▪ La revalorización de lo espacial como fuente de significación. La dimensión gráfica esexplotada en todas sus posibilidades por la poesía que incorpora un nuevo ritmo definible también desde lo visual. CARACTERÍSTICAS DE LA GENERACIÓN DEL 27 ➢ Revaloración de la poesía de los autores de la Edad de Oro; en especial de la de Góngora. ➢ Ausencia de un guía o maestro, salvo el magisterio poético de Juan Ramón Jiménez y la autoridad intelectual de Ortega y Gasset. ➢ Fuerte personalidad poética en cada uno de ellos ➢ Fusión entre lo popular y culto, entre lo tradicional y vanguardista. ➢ El alto grado de cultura personal que caracterizó a casi todos sus miembros y que hizo de varios de ellos catedráticos en prestigiosos centros de educación superior. ➢ Apartamento de la temática y estética de la Generación del 98. ➢ Defensa de un ideal poético de belleza: la llamada poesía pura. ➢ Predilección por la metáfora compleja. ➢ Riqueza de recursos estilísticos. ➢ Una gran admiración por la poesía de Paul Valery, Rainer María Rilke y Thomas Stern Elliot. FEDERICO GARCÍA LORCA (Fuente Vaqueros, 1898 - Granada, 1936) Poeta y dramaturgo español, adscrito a la generación del 27. Desde pequeño entra en contacto con las artes a través de la música y el dibujo. En 1915 comienza a estudiar Filosofía y Letras, así como Derecho, en la Universidad de Granada. Forma parte de El Rinconcillo, centro de reunión de los artistas granadinos donde conoce a Manuel de Falla. Entre 1916 y 1917 realiza una serie de viajes por España con sus compañeros de estudios, conociendo a Antonio Machado y que inspiran su primer libro Impresiones y paisajes (1918). En 1919 se traslada a Madrid y se instala en la Residencia de Estudiantes, coincidiendo con numerosos literatos e intelectuales. Allí, empieza a florecer su actividad literaria con la publicación de obras como Libro de poemas (1921) o El maleficio de la mariposa (1920). Junto a un grupo de intelectuales granadinos funda en 1928 la revista Gallo, de la que sólo salen 2 ejemplares. En 1929 viaja a Nueva York, plasmando este viaje en Poeta en Nueva York, que se publicaría ya fallecido el autor en 1940. Dos años después funda el grupo teatral universitario La Barraca, para acercar el teatro al pueblo mediante obras del Siglo de Oro. Otro viaje a Buenos Aires en 1933 hace crecer más su popularidad con el estreno de Bodas de Sangre y a su vuelta a España un año después sigue publicando diversas obras como Yerma o La casa de Bernarda Alba (1936) hasta que en 1936, en su regreso a Granada es detenido y fusilado por sus ideas liberales. Escribe tanto poesía como teatro, si bien en los últimos años se vuelca más en este último, participando no sólo en su creación sino también en la escenificación y el montaje. En sus primeros libros de poesía se muestra más bien modernista, siguiendo la estela de Antonio Machado, Rubén Darío y Salvador Rueda. En una segunda etapa aúna el Modernismo con la Vanguardia, partiendo de una base tradicional. OBRAS LITERARIAS Libros de poesía ❖Libro de poemas (1921) ❖Poema del cante jondo (1921) ❖Oda a Salvador Dalí (1926) ❖Romancero gitano (1928) ❖Poeta en Nueva York (1930) ❖Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935) ❖Seis poemas galegos (1935) ❖Diván del Tamarit (1936) ❖Sonetos del amor oscuro (1936) Obras teatrales ❖ El maleficio de la mariposa (1921) ❖ Mariana Pineda (1927) ❖ La zapatera prodigiosa (1930) ❖ Retablillo de Don Cristóbal (1930) ❖ El público (1930) ❖ Así que pasen cinco años (1931) ❖ Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1933) ❖ Bodas de sangre (1933) ❖ Yerma (1934) ❖ Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935) ❖ La casa de Bernarda Alba (1936) ❖ Comedia sin título (inacabada) (1936) Poeta en Nueva York Es un poemario escrito por Federico García Lorca entre 1929 y 1930, durante su estancia en la Universidad de Columbia (Nueva York), así como en su siguiente viaje a Cuba, y publicado por primera vez en 1940, cuatro años después de su muerte. A Lorca le impactó profundamente la sociedad norteamericana, y sintió desde el inicio de su estancia una profunda aversión hacia el capitalismo y la industrialización de la sociedad moderna, al tiempo que repudiaba el trato dispensado a la minoría negra. Poeta en Nueva York fue para Lorca un grito de horror, de denuncia contra la injusticia y la discriminación, contra la deshumanización de la sociedad moderna y la alienación del ser humano, al tiempo que reclamaba una nueva dimensión humana donde predominase la libertad y la justicia, el amor y la belleza.2 Es por ello por lo que puede ser considerada una de las obras poéticas más importantes y relevantes de la historia de este arte, dado su trascendentalismo. El poemario consiste en 35 poemas divididos en diez secciones que siguen sus viajes y experiencias en Estados Unidos y Cuba: o Poemas de la soledad en Columbia University o Los negros o Calles y sueños o Poemas del lago Eden Mills o En la cabaña del farmer (Campo de Newburg) o Introducción a la muerte o Vuelta a la ciudad o Dos odas o Huida de Nueva York o El poeta llega a la Habana La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime por las inmensas escaleras buscando entre las aristas nardos de angustia dibujada. La aurora llega y nadie la recibe en su boca porque allí no hay mañana ni esperanza posible. A veces las monedas en enjambres furiosos taladran y devoran abandonados niños. Los primeros que salen comprenden con sus huesos que no habrá paraíso ni amores deshojados; saben que van al cieno de números y leyes, a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. La luz es sepultada por cadenas y ruidos en impúdico reto de ciencia sin raíces. Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes como recién salidas de un naufragio de sangre. “LA AURORA” POETA EN NUEVA YORK El autor español nos muestra la aurora de la ciudad industrial como una luz inarmónica, descolorida (v. 3-4). La naturaleza se ha visto truncada por la mano del hombre y la aurora que describe Lorca es una aurora a la sombra de las luces de la ciudad que, por su parte, vive de forma deshumanizada y colmada de todos los males de las polis: oscuridad, avaricia, ruido, etc. Con una cuchara arrancaba los ojos a los cocodrilos y golpeaba el trasero de los monos. Con una cuchara. Fuego de siempre dormía en los pedernales, y los escarabajos borrachos de anís olvidaban el musgo de las aldeas. Aquel viejo cubierto de setas iba al sitio donde lloraban los negros mientras crujía la cuchara del rey y llegaban los tanques de agua podrida. Las rosas huían por los filos de las últimas curvas del aire, y en los montones de azafrán los niños machacaban pequeñas ardillas con un rubor de frenesí manchado. Es preciso cruzar los puentes y llegar al rubor negro para que el perfume de pulmón nos golpee las sienes con su vestido de caliente piña. Es preciso matar al rubio vendedor de aguardiente a todos los amigos de la manzana y de la arena, y es necesario dar con los puños cerrados a las pequeñas judías que tiemblan llenas de burbujas, para que el rey de Harlem cante con su muchedumbre, para que los cocodrilos duerman en largas filas bajo el amianto de la luna, y para que nadie dude de la infinita belleza de los plumeros, los ralladores, los cobres y las cacerolas de las cocinas. ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos, a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro, a tu violencia granate sordomuda en la penumbra, a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje. EL REY DEL HARLEM Así como Lorca simpatizaba con los gitanos en España, en Nueva York simpatizaba con los negros, otro grupo minoritario y desfavorecido. Pues, en una entrevista con Giménez Caballero, en 1928, Lorca afirmó: "Yo no soy gitano. Mi gitanismo es un tema literario y un libro. Nada más". De la misma manera, los negros se convierten en un tema literario importante para el poeta, quien les dedica una secciónentera en Poeta en Nueva York. ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos, a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro, a tu violencia granate sordomuda en la penumbra, a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje. EL REY DEL HARLEM EL TEATRO DE LORCA La grandeza del teatro lorquiano se entiende en el contexto de los códigos sociales dentro de los cuales se desarrollaron sus protagonistas. Como los héroes de la tragedia clásica griega, que se rebelan contra una fuerza superior –aun a sabiendas de su debilidad-, sea su destino o la voluntad de los dioses, los de las obras de García Lorca luchan y son sometidos a las convenciones de una sociedad que encarna el pathos del que provienen sus padecimientos; aquí residen su grandeza y el sentimiento de compasión que inspiran. En la catarsis suscitada por temas familiares a los espectadores es donde reside el sentido didáctico de su teatro. ▪ GÉNERO: DRAMÁTICO ▪ ESPECIE:TRAGEDIA ▪ ESTILO: COMPUESTO EN PROSA Y VERSO ▪ ESTRUCTURA: TRES ACTOS ▪ TEMA: LA PASIÓN Y LOS CELOS ▪ SIMBOLISMO: Son símbolos centrales en Lorca: ➢ La luna: es el símbolo más frecuente en Lorca. Su significación más frecuente es la de muerte, pero también puede simbolizar el erotismo, la fecundidad, la esterilidad o la belleza. ➢ El agua: cuando corre, es símbolo de vitalidad. Cuando está estancada, representa la muerte. ➢ La sangre: representa la vida y, derramada, es la muerte. Simboliza también lo fecundo, lo sexual. ➢ El caballo (y su jinete): está muy presente en toda su obra, portando siempre valores de muerte, aunque también representa la vida y el erotismo masculino. ➢ Los metales: también su valor dominante es la muerte. Los metales aparecen bajo la forma de armas blancas, que conllevan siempre tragedia. BODAS DE SANGRE (escrita en 1931 y se estrenó en 1933) El novio: mujeriego, poco ingenuo, pero a su vez, sumamente apasionado. No está dispuesto a que le quiten a quien ama, a su novia, y en esta misma pasión encuentra su amor ideal. La novia: Mujer impulsiva, apasionada e indecisa. Dice ser arrastrada por una fuerza, para escaparse con Leonardo, o para que no la tachen de impura. Es la protagonista de la obra. Leonardo: Apasionado, vigoroso, profundamente enamorado de la chica que no le conviene. No se avergonzó en abandonar a su mujer ni a su hijo para escaparse con la Novia. Está casado con la prima de la novia, lo que de cierta forma le priva y a su vez aumenta su deseo. Es el antagonista de la obra. La madre: La madre del novio aparece durante toda la obra, y entrega información necesaria para la comprensión de la misma. Es una mujer luchadora de carácter fuerte y apegada a la tierra. Es una enemiga del uso de armas ya que por causa de estas perdió a su otro hijo y a su difunto esposo en una riña. La mujer de Leonardo: Es la esposa de Leonardo. Entiende perfectamente el afán de su esposo por su prima, por lo que trata de evitarlo como puede. Sin embargo, evidentemente, no lo consigue. "El padre de la novia": El padre de la novia es un hombre anciano y quiere mucho a su hija tanto como la conoce. Él sabe que ella piensa en Leonardo y no en su novio, pero quiere juntar los patrimonios de ambas familias y tener nietos que trabajen las tierras. PERSONAJES: El argumento principal de la obra es la futura boda que unirá al Novio con la Novia. Pero la tragedia está presente e impedirá que este matrimonio llegue a consumarse. La Novia, que guardaba su amor por Leonardo en el olvido, vuelve a despertar cuando ve a su antiguo novio el día de su boda. La obra plantea el conflicto entre dos familias. Por un lado, la parentela del novio y la madre, quien ha perdido a su marido y a uno de sus hijos por culpa de la otra familia en litigio. La familia de Leonardo, la de los Félix, está también abocada a la catástrofe porque este aún está enamorado de la novia, una joven con la que estuvo saliendo durante tres años y que aun estando él casado y con un hijo, no ha podido olvidar. Finalmente el novio y la novia se casan pero al poco, la novia y Leonardo se escapan juntos para hacer realidad su sueño de estar juntos. El novio los persigue por el bosque hasta que los encuentra y entonces, en una lucha entre Leonardo y el novio, ambos mueren. La novia, que siente que ya no tiene motivo para vivir, visita a la madre del novio, no para pedirle perdón sino para que le quite la vida a ella también. La madre, por su parte, no es capaz ni de tocarla. Aunque desearía poder atender la petición de la joven, no tiene fuerzas para hacer nada, al perder lo único que le quedaba: su hijo. ARGUMENTO MADRE.- Cien años que yo viviera, no hablaría de otra cosa. Primero tu padre, que me olía a clavel y lo disfruté tres años escasos. Luego, tu hermano. ¿Y es justo y puede ser que una cosa pequeña como una pistola o una navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro? No callaría nunca. Pasan los meses y la desesperación me pica en los ojos y hasta en las puntas del pelo. MADRE.- (Entre dientes y buscándola.) La navaja, la navaja... Malditas sean todas y el bribón que las inventó. NOVIO.- Vamos a otro asunto. MADRE.- Y las escopetas y las pistolas y el cuchillo más pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era.NOVIO.- Bueno. MADRE.- Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre. Un hombre hermoso, con su flor en la boca, que sale a las viñas o va a sus olivos propios, porque son de él, heredados... NOVIO.- (Bajando la cabeza.) Calle usted. MADRE.- ... y ese hombre no vuelve. O si vuelve es para ponerle una palma encima o un plato de sal gorda para que no se hinche. No sé cómo te atreves a llevar una navaja en tu cuerpo, ni cómo yo dejo a la serpiente dentro del arcón. NOVIO.- ¿Está bueno ya? MADRE.- Vale. Por eso lo cuido. A mí me habían dicho que la muchacha tuvo novio hace tiempo. VECINA.- Tendría ella quince años. Él se casó ya hace dos años con una prima de ella, por cierto. Nadie se acuerda del noviazgo. MADRE.- ¿Cómo te acuerdas tú? VECINA.- ¡Me haces unas preguntas!... MADRE.- A cada uno le gusta enterarse de lo que le duele. ¿Quién fue el novio? VECINA.- Leonardo. MADRE.- ¿Qué Leonardo? VECINA.- Leonardo el de los Félix. MADRE.- (Levantándose.) ¡De los Félix! VECINA.- Mujer, ¿qué culpa tiene Leonardo de nada? Él tenía ocho años cuando las cuestiones. MADRE.- Es verdad... Pero oigo eso de Félix y es lo mismo (Entre dientes.) Félix que llenárseme de cieno la boca (Escupe.) y tengo que escupir, tengo que escupir por no matar.VECINA.- Repórtate. ¿Qué sacas con eso? MADRE.- Nada. Pero tú lo comprendes. VECINA.- No te opongas a la felicidad de tu hijo. No le digas nada. Tú estás vieja. Yo, también. A ti y a mí nos toca callar. MADRE.- No le diré nada. MUJER.- ¿Sabes que piden a mi prima? LEONARDO.- ¿Cuándo? MUJER.- Mañana. La boda será dentro de un mes. Espero que vendrán a invitarnos. LEONARDO.- (Serio.) No sé. SUEGRA.- La madre de él creo que no estaba muy satisfecha con el casamiento. LEONARDO.- Y quizá tenga razón. Ella es de cuidado. MUJER.- No me gusta que penséis mal de una buena muchacha. SUEGRA.- Pero cuando dice eso es porque la conoce. ¿No ves que fue tres años novia suya? (Con intención.) LEONARDO.- Pero la dejé. (A su MUJER.) ¿Vas a llorar ahora? ¡Quita! (La aparta bruscamente las manos de la cara.) Vamos a ver al niño. MUJER.- (A LEONARDO.) ¿Qué te pasa? ¿Qué idea te bulle por dentro de la cabeza? No me dejes así, sin saber nada... LEONARDO.- Quita. MUJER.- No. Quiero que me mires y me lo digas. LEONARDO.- Déjame. (Se levanta.) MUJER.- ¿Adónde vas, hijo? LEONARDO.- (Agrio.) ¿Te puedes callar? SUEGRA.- (Enérgica, a su hija.) ¡Cállate! (sale Leonardo) ¡El niño! NOVIA.- (Seria.) Lo sé. NOVIO.- ¿Es que hace falta otra cosa? MADRE.- No. Que vivan todos, ¡eso! ¡Que vivan! NOVIA.- Yo sabré cumplir. MADRE.- Aquí tienes unos regalos. NOVIA.- Gracias. MADRE.- ¿Sí?¡Qué hermoso mirar! ¿Tú sabes lo que es casarse, criatura? MADRE.- Un hombre, unos hijos y una pared de dos varas de ancho para todo lo demás. PADRE.- Se parece en todo a mi mujer. LEONARDO.- Ninguna. ¿Qué intención iba a tener? (Acercándose.) Tú, que me conoces, sabes que no la llevo. Dímelo. ¿Quién he sido yo para ti? Abre y refresca tu recuerdo. Pero dos bueyes y una mala choza son casi nada. Ésa es la espina. NOVIA.- ¿A qué vienes? LEONARDO.- A ver tu casamiento. NOVIA.- ¡También yo vi el tuyo! LEONARDO.- Amarrado por ti, hecho con tus dos manos. A mí me pueden matar, pero no me pueden escupir. Y la plata, que brilla tanto, escupe algunas veces. NOVIA.- ¡Mentira! LEONARDO.- No quiero hablar, porque soy hombre de sangre y no quiero que todos estos cerros oigan mis voces. NOVIA.- Las mías serían más fuertes. NOVIA.- Tiene razón. Yo no debo hablarte siquiera. Pero se me calienta el alma de que vengas a verme y atisbar mi boda y preguntes con intención por el azahar. Vete y espera a tu mujer en la puerta. LEONARDO.- ¿Es que tú y yo no podemos hablar? LEONARDO.- Después de mi casamiento he pensado noche y día de quién era la culpa, y cada vez que pienso sale una culpa nueva que se come a la otra; ¡pero siempre hay culpa! NOVIA.- Un hombre con su caballo sabe mucho y puede mucho para poder estrujar a una muchacha metida en un desierto. Pero yo tengo orgullo. Por eso me caso. Y me encerraré con mi marido, a quien tengo que querer por encima de todo. CRIADA.— Estas palabras no pueden seguir. Tú no tienes que hablar de lo pasado. (La CRIADA mira a las puertas presa de inquietud.) CRIADA (Con rabia.).— No; no podéis hablar. LEONARDO.- El orgullo no te servirá de nada. (Se acerca.) NOVIA.- ¡No te acerques! LEONARDO.- Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima. ¿De qué me sirvió a mí el orgullo y el no mirarte y el dejarte despierta noches y noches? ¡De nada! ¡Sirvió para echarme fuego encima! Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan, y no es verdad, no es verdad. ¡Cuando las cosas llegan a los centros, no hay quien las arranque! NOVIA.- (Temblando.) No puedo oírte. No puedo oír tu voz. Es como si me bebiera una botella de anís y me durmiera en una colcha de rosas. Y me arrastra, y sé que me ahogo, pero voy detrás. CRIADA.- (Cogiendo a LEONARDO por las solapas.) ¡Debes irte ahora mismo! LEONARDO.- Es la última vez que voy a hablar con ella. No temas nada. NOVIA.- Y sé que estoy loca y sé que tengo el pecho podrido de aguantar, y aquí estoy quieta por oírlo, por verlo menear los brazos.LEONARDO.- No me quedo tranquilo si no te digo estas cosas. Yo me casé. Cásate tú ahora. CRIADA.- (A LEONARDO.) ¡Y se casa! NOVIA (con gran sobresalto).— ¡Quita! NOVIO.— ¿Te asustas de mí? NOVIA.— ¡Ay! ¿Eras tú? NOVIO.— ¿Quién iba a ser? (Pausa.) Tu padre o yo. NOVIA.— ¡Es verdad! NOVIO.— Ahora que tu padre te hubiera abrazado más blando. NOVIA (sombría).— ¡Claro! NOVIO.— Porque es viejo. (La abraza fuertemente de un modo un poco brusco.) NOVIA (seca).— ¡Déjame! NOVIO.— ¿Por qué? (La deja.) NOVIA.— Pues... la gente. Pueden vernos. (Vuelve a cruzar el fondo la CRIADA, que no mira a los novios.) NOVIO.— ¿Y qué? Ya es sagrado. NOVIA.— Sí, pero déjame... Luego. NOVIO.— ¿Qué tienes? ¡Estás como asustada! NOVIA.— No tengo nada. No te vayas. NOVIO (abrazándola).— Vamos un rato al baile. (La besa.) NOVIA (angustiada).— No. Quisiera echarme en la cama un poco. NOVIO.— Yo te haré compañía. NOVIA.— ¡Nunca! ¿Con toda la gente aquí? ¿Qué dirían? Déjame sosegar un momento. MADRE.- ¿Y tu mujer? NOVIO.- Descansa un poco. ¡Mal día para las novias! MADRE.- ¿Mal día? El único bueno. Para mí fue como una herencia. NOVIO.- ¿Usted se va a ir? MADRE.- Sí. Yo tengo que estar en mi casa. NOVIO.- Sola. MADRE.- Sola, no. Que tengo la cabeza llena de cosas y de hombres y de luchas. NOVIO.- Pero luchas que ya no son luchas. MADRE.- Mientras una vive, lucha. NOVIO.- ¡Siempre la obedezco! MADRE.- Con tu mujer procura estar cariñoso, y si la notas infatuada o arisca, hazle una caricia que le produzca un poco de daño, un abrazo fuerte, un mordisco y luego un beso suave. Que ella no pueda disgustarse, pero que sienta que tú eres el macho, el amo, el que mandas. Así aprendí de tu padre. Y como no lo tienes, tengo que ser yo la que te enseñe estas fortalezas. NOVIO.- Yo siempre haré lo que usted mande. PADRE.- ¡No es verdad! ¡Mi hija, no! MADRE.- ¡Tu hija, sí! Planta de mala madre, y él, él también, él. ¡Pero ya es la mujer de mi hijo! MUJER.- ¡Han huido! ¡Han huido! Ella y Leonardo. En el caballo. Van abrazados, como una exhalación. MADRE.- ¿Quién tiene un caballo ahora mismo, quién tiene un caballo? Que le daré todo lo que tengo, mis ojos y hasta mi lengua... MADRE.- (Al HIJO.) ¡Anda! ¡Detrás! No. No vayas. Esa gente mata pronto y bien...; ¡pero sí, corre, y yo detrás! PADRE.- No será ella. Quizá se haya tirado al aljibe. MADRE.- Al agua se tiran las honradas, las limpias; ¡ésa, no! Pero ya es mujer de mi hijo. Dos bandos. Aquí hay ya dos bandos. Mi familia y la tuya. Salid todos de aquí. Limpiarse el polvo de los zapatos. Vamos a ayudar a mi hijo. Porque tiene gente; que son: sus primos del mar y todos los que llegan de tierra adentro. ¡Fuera de aquí! Por todos los caminos. Ha llegado otra vez la hora de la sangre. Dos bandos. Tú con el tuyo y yo con el mío. ¡Atrás! ¡Atrás! Hablan dos leñadores preguntándose si ya los habrán encontrado. Acabarán por encontrarlos. Se engañaban y han hecho bien en huir, pero acabarán por encontrarlos y matarlos (“¿Y qué? Vale más ser muerto desangrado que vivo con ella podrida”). Especulan con que por fin estén juntos, con la posibilidad de que logren escapar, con lo inevitable de la tragedia. La salida de la luna augura la proximidad de la muerte. Salen los leñadores de escena y entra la luna que vaticina que no podrán escapar, que la muerte estará presente esa noche, su luz los hará visibles. Desaparece la luna. LUNA: Ya se acercan. Unos por la cañada y otros por el río. Voy a alumbrar las piedras. ¿Qué necesitas? MENDIGA: Nada. LUNA: El aire va llegando duro, con doble filo. MENDIGA: Ilumina el chaleco y aparta los botones, que después las navajas ya saben el camino. LUNA: Pero que tarden mucho en morir. Que la sangre me ponga entre los dedos su delicado silbo. ¡Mira que ya mis valles de ceniza despiertan en ansia de esta fuente de chorro estremecido! MENDIGA: No dejemos que pasen el arroyo. ¡Silencio! LUNA: ¡Allí vienen! MENDIGA: De prisa. Mucha luz. ¿Me has oído? ¡No pueden escaparse! NOVIA: Desde aquí yo me iré sola. ¡Vete! ¡Quiero que te vuelvas! LEONARDO: ¡Calla, digo! LEONARDO: ¡Calla! LEONARDO: ¡Calla! NOVIA: Con los dientes, con las manos, como puedas. quita de mi cuello honrado el metal de esta cadena, dejándome arrinconada allá en mi casa de tierra. Y si no quieres matarme como a víbora pequeña, pon en mis manos de novia el cañón de la escopeta. ¡Ay, qué lamento, qué fuego me sube por la cabeza! ¡Qué vidrios se me clavan en la lengua! LEONARDO: Ya dimos el paso; ¡calla! porque nos persiguen cerca y te he de llevar conmigo. NOVIA: ¡Pero ha de ser a la fuerza! LEONARDO: ¿A la fuerza? ¿Quién bajó primero las escaleras? NOVIA: Yo las bajé. LEONARDO: ¿Quién le puso al caballo bridas nuevas? NOVIA: Yo misma. Verdad. NOVIA: ¿Adónde me llevas? LEONARDO: A donde no puedan ir estos hombres que nos cercan. ¡Donde yo pueda mirarte! NOVIA: (Sarcástica) Llévame de feria en feria, dolor de mujer honrada, a que las gentes me vean con las sábanas de boda al aire como banderas. LEONARDO: También yo quiero dejarte si pienso como se piensa. Pero voy donde tú vas. Tú también. Da un paso. Prueba. Clavos de luna nos funden mi cintura y tus caderas. (Toda esta escena es violenta, llena de gran sensualidad. LEONARDO: ¿Y qué manos me calzaron las espuelas? NOVIA: Estas manos que son tuyas, pero que al verte quisieran quebrar las ramas azules yel murmullo de tus venas. ¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Aparta! Que si matarte pudiera, te pondría una mortaja con los filos de violetas. ¡Ay, qué lamento, qué fuego me sube por la cabeza! LEONARDO: ¡Qué vidrios se me clavan en la lengua! Porque yo quise olvidar y puse un muro de piedra entre tu casa y la mía. Es verdad. ¿No lo recuerdas? Y cuando te vi de lejos me eché en los ojos arena. Pero montaba a caballo y el caballo iba a tu puerta. Con alfileres de plata mi sangre se puso negra, y el sueño me fue llenando las carnes de mala hierba. Que yo no tengo la culpa, que la culpa es de la tierra y de ese olor que te sale de los pechos y las trenzas. NOVIA: ¡Ay que sinrazón! No quiero contigo cama ni cena, y no hay minuto del día que estar contigo no quiera, porque me arrastras y voy, y me dices que me vuelva y te sigo por el aire como una brizna de hierba. He dejado a un hombre duro y a toda su descendencia en la mitad de la boda y con la corona puesta. Para ti será el castigo y no quiero que lo sea. ¡Déjame sola! ¡Huye tú! No hay nadie que te defienda. LEONARDO: Pájaros de la mañana por los árboles se quiebran. La noche se está muriendo en el filo de la piedra. Vamos al rincón oscuro, donde yo siempre te quiera, que no me importa la gente, ni el veneno que nos echa. (La abraza fuertemente.) NOVIA Y yo dormiré a tus pies para guardar lo que sueñas. Desnuda, mirando al campo, como si fuera una perra, (Dramática.) ¡porque eso soy! Que te miro y tu hermosura me quema. LEONARDO: Se abrasa lumbre con lumbre. La misma llama pequeña mata dos espigas juntas. ¡Vamos! (La arrastra.) MADRE.- Calla, he dicho. (En la puerta.) ¿No hay nadie aquí? (Se lleva las manos a la frente.) Debía contestarme mi hijo. Pero mi hijo es ya un brazado de flores secas. Mi hijo es ya una voz oscura detrás de los montes. (Con rabia, a la VECINA.) ¿Te quieres callar? No quiero llantos en esta casa. Vuestras lágrimas son lágrimas de los ojos nada más, y las mías vendrán cuando yo esté sola, de las plantas de los pies, de mis raíces, y serán más ardientes que la sangre. MADRE.- Aquí. Aquí quiero estar. Y tranquila. Ya todos están muertos. A medianoche dormiré, dormiré sin que ya me aterren la escopeta o el cuchillo. Otras madres se asomarán a las ventanas, azotadas por la lluvia, para ver el rostro de sus hijos. Yo, no. Yo haré con mi sueño una fría paloma de marfil que lleve camelias de escarcha sobre el camposanto. Pero no; camposanto no, camposanto no; lecho de tierra, cama que los cobija y que los mece por el cielo. (Entra una mujer de negro que se dirige a la derecha y allí se arrodilla. A la VECINA.) Quítate las manos de la cara. Hemos de pasar días terribles. No quiero ver a nadie. La tierra y yo. Mi llanto y yo. Y estas cuatro paredes. ¡Ay! ¡Ay! (Se sienta transida.) MADRE.- (Echándose el pelo hacia atrás.) He de estar serena. (Se sienta.) Porque vendrán las vecinas y no quiero que me vean tan pobre. ¡Tan pobre! Una mujer que no tiene un hijo siquiera que poderse llevar a los labios. VECINA.— Vente a mi casa; no te quedes aquí. VECINA.— Vente a mi casa; no te quedes aquí. MADRE.— Calla. VECINA.— No puedo. MADRE.- Por eso pregunto quién es. Porque tengo que no reconocerla, para no clavarla mis dientes en el cuello. ¡Víbora! (Se dirige hacia la NOVIA con ademán fulminante; se detiene. A la VECINA.) ¿La ves? Está ahí, y está llorando, y yo quieta, sin arrancarle los ojos. No me entiendo. ¿Será que yo no quería a mi hijo? Pero, ¿y su honra? ¿Dónde está su honra? (Golpea a la NOVIA. Ésta cae al suelo.) NOVIA.- (A la VECINA.) Déjala; he venido para que me mate y que me lleven con ellos. (A la MADRE.) Pero no con las manos; con garfios de alambre, con una hoz, y con fuerza, hasta que se rompa en mis huesos. ¡Déjala! Que quiero que sepa que yo soy limpia, que estaré loca, pero que me pueden enterrar sin que ningún hombre se haya mirado en la blancura de mis pechos. VECINA.- ¡Por Dios! (Trata de separarlas.) MADRE.- Calla, calla; ¿qué me importa eso a mí? NOVIA.- ¡Porque yo me fui con el otro, me fui! (Con angustia.) Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua, frío, y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!; yo no quería, ¡óyelo bien!, yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado, pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre, aunque hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos! VECINA (viendo a la NOVIA, con rabia).— ¿Dónde vas? NOVIA.— Aquí vengo. MADRE.— (A la VECINA) ¿Quién es? VECINA.— ¿No la reconoces? MADRE.- Ella no tiene la culpa, ¡ni yo! (Sarcástica.) ¿Quién la tiene, pues? ¡Floja, delicada, mujer de mal dormir es quien tira una corona de azahar para buscar un pedazo de cama calentado por otra mujer! NOVIA.- ¡Calla, calla! Véngate de mí; ¡aquí estoy! Mira que mi cuello es blando; te costará menos trabajo que segar una dalia de tu huerto. Pero ¡eso no! Honrada, honrada como una niña recién nacida. Y fuerte para demostrártelo. Enciende la lumbre. Vamos a meter las manos; tú, por tu hijo; yo, por mi cuerpo. La retirarás antes tú. MADRE.- Pero ¿qué me importa a mí tu honradez? ¿Qué me importa tu muerte? ¿Qué me importa a mí nada de nada? Benditos sean los trigos, porque mis hijos están debajo de ellos; bendita sea la lluvia, porque moja la cara de los muertos. Bendito sea Dios, que nos tiende juntos para descansar. NOVIA.- Déjame llorar contigo. MADRE.- Llora. Pero en la puerta. (Entra la NIÑA. La NOVIA queda en la puerta. La MADRE, en el centro de la escena.) MUJER (Entrando y dirigiéndose a la izquierda.) Era hermoso jinete, y ahora montón de nieve. Corría ferias y montes y brazos de mujeres. Ahora, musgo de noche le corona la frente. MADRE Girasol de tu madre, espejo de la tierra. Que te pongan al pecho cruz de amargas adelfas; sábana que te cubra de reluciente seda, y el agua forme un llanto entre tus manos quietas. MUJER ¡Ay, qué cuatro muchachos llegan con hombros cansados! NOVIA ¡Ay, qué cuatro galanes traen a la muerte por el aire! MADRE Vecinas. NIÑA (En la puerta.) Ya los traen. MADRE Es lo mismo. La cruz, la cruz. MUJERES Dulces clavos, dulce cruz, dulce nombre de Jesús. NOVIA Que la cruz ampare a muertos y vivos. MADRE Vecinas: con un cuchillo, con un cuchillito, en un día señalado, entre las dos y las tres, se mataron los dos hombres del amor. Con un cuchillo, con un cuchillito que apenas cabe en la mano, pero que penetra fino por las carnes asombradas y que se para en el sitio donde tiembla enmarañada la oscura raíz del grito. NOVIA Y esto es un cuchillo, un cuchillito que apenas cabe en la mano; pez sin escamas ni río, para que un día señalado, entre las dos y las tres, con este cuchillo se queden dos hombres duros con los labios amarillos. MADRE Y apenas cabe en la mano, pero que penetra frío por las carnes asombradas y allí se para, en el sitio donde tiembla enmarañada la oscura raíz del grito. (Las vecinas, arrodilladas en el suelo, lloran.) (Telón.) 1. C 2. D 3. D 4. A 5. C 6. D 7. D 8. A 9. D 10. D 11. B 12. C 13. B 14. D 15. B 16. D 17. C 18. C 19. 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