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GENERACIÓN DEL 27

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TEMA: LA GENERACIÓN DEL 27
Con el término Generación del 27 se
denomina a un conjunto de escritores y
poetas españoles del siglo XX que se dio a
conocer en el panorama cultural alrededor
de 1927,​ con motivo del homenaje para Luis
de Góngora organizado en ese año por José
María Romero Martínez en el Ateneo de
Sevilla en el tercer centenario de la muerte
del poeta cordobés, y como relevo de la
Generación del 98 y el Novecentismo.
LA GENERACIÓN DEL 27
De izquierda a derecha: 1. Rafael Alberti; 2. Federico García Lorca; 3. Juan Chabás;
4. Mauricio Bacarisse; 5. José María Romero Martínez (presidente de la sección de
literatura del Ateneo); 6. Manuel Blasco Garzón (presidente del Ateneo de Sevilla);
7. Jorge Guillén; 8. José Bergamín; 9. Dámaso Alonso, y 10. Gerardo Diego.
Celebración del tricentenario de Góngora organizada 
por el Ateneo de Sevilla en diciembre de 1927.
La amistad es, precisamente, el elemento aglutinador
más repetido al hablar de un colectivo de lo más
heterogéneo, en sus edades y sus poéticas.
Generación literaria Generación del 27
Un grupo de escritores. Los principales representantes del grupo son Pedro
Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García
Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre,
y Luis Cernuda.
Nacidos en fechas cercanas. Entre el más joven, que es Cernuda, y el mayor, Salinas,
sólo hay nueve años de diferencia.
Movidos por un 
acontecimiento.
El acontecimiento que los unió y les dio el nombre fue el
homenaje que el grupo hizo a Luis de Góngora en el año
1927 en Sevilla, al conmemorarse el tercer centenario de
su muerte. Hay que destacar la influencia ejercida por
Juan Ramón Jiménez.
Reacción semejante. Todos sienten la necesidad de encontrar un lenguaje
poético que exprese mejor los temas que tratan.
CRITERIOS PARA SER LLAMADOS “GENERACIÓN”
Los integrantes del grupo del grupo no cumplen con los criterios que Julius
Peterson dio al concepto historiográfico de "Generación":
➢ Nacimiento en años poco distantes.
➢ Formación intelectual semejante.
➢ Relaciones personales.
➢ Participación en actos colectivos propios.
➢ Existencia de un “acontecimiento generacional” que aglutine sus 
voluntades.
➢ Presencia de un “guía”.
➢ Rasgos comunes de estilo (“lenguaje generacional”).
➢ Anquilosamiento de la generación después.
LA RESIDENCIA DE 
ESTUDIANTES EN 
MADRID, EL OXFORD 
MADRILEÑO
En 1927 se cumplieron trescientos años
de la muerte de Góngora, y por este
motivo varios poetas se reunieron en el
Ateneo de Sevilla para rendirle un
homenaje. Esta celebración da nombre
definitivo al grupo. Están a la par que el
movimiento ultraísta, el cual hizo
abandono de lo decorativo modernista y
del elemento anecdótico musical y
emotivo, instaurando una poesía
netamente metafórica, inspirada en los
temas más dinámicos del mundo
moderno. La generación del 27 manifestó
rebeldía, inconformidad y militancia
política.
El vanguardismo es un conjunto de movimientos y corrientes artísticas y
literarias reactivas que surgieron en los inicios del siglo XX,
especialmente aquellas que se desarrollaron a partir de la Primera
Guerra Mundial (1914-1919). Abarca una gran variedad de movimientos
y corrientes artísticas, cuyo único elemento en común es la libertad de
expresión y la innovación estética.
El término Vanguardismo viene de la palabra vanguardia , y esta deriva a
su vez de la expresión francesa avant-garde. Avant viene del latín ab
ante, que significa 'sin nadie adelante' y garde significa 'guardia
MARCO TEÓRICO DEL VANGUARDISMO
El Surrealismo, superrealismo o suprarrealismo fue un movimiento literario y
artístico, cuyo primer manifiesto fue realizado por André Breton en 1924, que
intenta sobrepasar lo real impulsando con automatismo psíquico lo imaginario
y lo irracional. Define este movimiento como “automatismo psíquico puro” o
escritura automática basada en la libre asociación de palabras e ideas para
expresar “el funcionamiento real del pensamiento”. La importancia del mundo
del inconsciente y el poder revelador y transformador de los sueños conectan
al surrealismo con los principios del psicoanálisis. Valor supremo del
subconsciente: énfasis en lo onírico (lo relacionado a los sueños).
El surrealismo comenzó intentando conciliar psicoanálisis y marxismo, y se
propuso romper con todo convencionalismo mental y artístico. De todos los
vanguardismos el surrealismo fue el que más seguidores encontró en el sur de
América.
EL SURREALISMO
Ultraísmo es el nombre de una corriente de la literatura
que surgió en el territorio español en 1918 en oposición
al modernismo. El movimiento reunió a escritores
españoles y latinoamericanos que compartían criterios de
la estética y que apostaban por un cambio de las técnicas
y filosofías dominantes.
El ultraísmo comenzó a desarrollarse en tertulias que se
realizaban en un café madrileño bajo la dirección de
Rafael Cansinos Assens. Autores como Juan Larrea,
Pedro Garfias, Lucía Sánchez Saornil y Gerardo Diego se
hicieron habitúes de dichas tertulias y protagonistas del
grupo. En América Latina, el argentino Jorge Luis Borges
fue uno de los principales exponentes del ultraísmo.
EL ULTRAÍSMO
Revistas como “Horizonte”, “Ultra”, “Reflector” y “Alfar”, de esta manera, se
transformaron en espacios para la difusión de las obras ultraístas. La utilización de
metáforas, el uso de neologismos y de términos técnicos, la omisión de los adjetivos
superfluos y la indiferencia hacia la rima son algunas de las principales características
de estos trabajos. Además de todo lo expuesto, tenemos que subrayar otra serie de
datos relevantes acerca de esta corriente o movimiento literario, tales como estos:
✓ Se considera que la poesía ultraísta se caracteriza por ser
hermética, por estar alejada de la objetividad y por centrarse
en la subjetividad del artista en cuestión.
✓ Tenía muchos aspectos y características coincidentes con el
futurismo.
✓ Aunque, como hemos mencionado, Borges estuvo y está
considerado un fiel ejemplo del ultraísmo, hay que saber que
hubo un momento en el que se le llegó a calificar como
desertor del mismo.
CARACTERÍSTICAS
➢ Una de las características visibles de las vanguardias fue la actitud provocadora.
Se publicaron manifiestos en los que se atacaba todo lo producido con
anterioridad, que se desechaba por desfasado, al mismo tiempo que se
reivindicaba lo original, lo lúdico, desafiando los modelos y valores existentes
hasta el momento.
➢ Surgen diferentes ismos (futurismo, dadaísmo, cubismo, ultraísmo, surrealismo,
etc.), diversas corrientes vanguardistas con diferentes fundamentos estéticos,
aunque con denominadores comunes:
▪ La lucha contra las tradiciones, procurando el ejercicio de la libertad
individual y la innovación
▪ Audacia y libertad de la forma.
▪ El carácter experimental y la rapidez con que se suceden las propuestas,
unas tras otras.
LA POESÍA DE VANGUARDIA SE CARACTERIZA:
▪ Arte no naturalista: crea su propia realidad, no copia la realidad objetiva
aprovechando las posibilidades infinitas del lenguaje. El poema es un mundo
autónomo; el poeta, un creador. Se minimiza la anécdota y el referente.
▪ Primacía de lo irracional: intenta abarcar toda la realidad, no solamente la visible:
el sueño, el azar del pensamiento, las irrupciones del subconsciente, la
arbitrariedad del humor.
▪ Niega la relación lógica de causa-consecuencia y los conceptos tradicionales de
espacio y tiempo.
▪ No interesan la métrica ni la rima: esta poesía se caracteriza por abandonar los
metros regulares y las rimas, para imponer el verso libre. El ritmo está dado por
sonoridad propia de las palabras.
▪ Desaparece la puntuación y la sintaxis académica.
▪ Utiliza recursos como los blancos tipográficos, las mayúsculas y juega con la
distribución de los versos.
▪ Temática: para el vanguardismo no hay temas poéticos y no poéticos. Cualquier
acontecimiento u objeto puede ser motivo de un poema.
▪ La revalorización de lo espacial como fuente de significación. La dimensión gráfica
esexplotada en todas sus posibilidades por la poesía que incorpora un nuevo ritmo
definible también desde lo visual.
CARACTERÍSTICAS DE LA GENERACIÓN DEL 27
➢ Revaloración de la poesía de los autores de la Edad de Oro; en especial de la de
Góngora.
➢ Ausencia de un guía o maestro, salvo el magisterio poético de Juan Ramón Jiménez
y la autoridad intelectual de Ortega y Gasset.
➢ Fuerte personalidad poética en cada uno de ellos
➢ Fusión entre lo popular y culto, entre lo tradicional y vanguardista.
➢ El alto grado de cultura personal que caracterizó a casi todos sus miembros y que
hizo de varios de ellos catedráticos en prestigiosos centros de educación superior.
➢ Apartamento de la temática y estética de la Generación del 98.
➢ Defensa de un ideal poético de belleza: la llamada poesía pura.
➢ Predilección por la metáfora compleja.
➢ Riqueza de recursos estilísticos.
➢ Una gran admiración por la poesía de Paul Valery, Rainer María Rilke y Thomas
Stern Elliot.
FEDERICO GARCÍA LORCA (Fuente Vaqueros,​ 1898 - Granada, 1936)
Poeta y dramaturgo español, adscrito a la generación del
27. Desde pequeño entra en contacto con las artes a
través de la música y el dibujo. En 1915 comienza a
estudiar Filosofía y Letras, así como Derecho, en la
Universidad de Granada. Forma parte de El Rinconcillo,
centro de reunión de los artistas granadinos donde
conoce a Manuel de Falla. Entre 1916 y 1917 realiza una
serie de viajes por España con sus compañeros de
estudios, conociendo a Antonio Machado y que inspiran
su primer libro Impresiones y paisajes (1918). En 1919 se
traslada a Madrid y se instala en la Residencia de
Estudiantes, coincidiendo con numerosos literatos e
intelectuales. Allí, empieza a florecer su actividad
literaria con la publicación de obras como Libro de
poemas (1921) o El maleficio de la mariposa (1920).
Junto a un grupo de intelectuales granadinos funda en 1928 la revista Gallo, de la que
sólo salen 2 ejemplares. En 1929 viaja a Nueva York, plasmando este viaje en Poeta en
Nueva York, que se publicaría ya fallecido el autor en 1940.
Dos años después funda el grupo teatral universitario La Barraca,
para acercar el teatro al pueblo mediante obras del Siglo de Oro.
Otro viaje a Buenos Aires en 1933 hace crecer más su
popularidad con el estreno de Bodas de Sangre y a su vuelta a
España un año después sigue publicando diversas obras como
Yerma o La casa de Bernarda Alba (1936) hasta que en 1936, en
su regreso a Granada es detenido y fusilado por sus ideas
liberales. Escribe tanto poesía como teatro, si bien en los últimos
años se vuelca más en este último, participando no sólo en su
creación sino también en la escenificación y el montaje. En sus
primeros libros de poesía se muestra más bien modernista,
siguiendo la estela de Antonio Machado, Rubén Darío y Salvador
Rueda. En una segunda etapa aúna el Modernismo con la
Vanguardia, partiendo de una base tradicional.
OBRAS LITERARIAS
Libros de poesía
❖Libro de poemas (1921)
❖Poema del cante jondo (1921)
❖Oda a Salvador Dalí (1926)
❖Romancero gitano (1928)
❖Poeta en Nueva York (1930)
❖Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935)
❖Seis poemas galegos (1935)
❖Diván del Tamarit (1936)
❖Sonetos del amor oscuro (1936)
Obras teatrales
❖ El maleficio de la mariposa (1921)
❖ Mariana Pineda (1927)
❖ La zapatera prodigiosa (1930)
❖ Retablillo de Don Cristóbal (1930)
❖ El público (1930)
❖ Así que pasen cinco años (1931)
❖ Amor de don Perlimplín con Belisa en su 
jardín (1933)
❖ Bodas de sangre (1933)
❖ Yerma (1934)
❖ Doña Rosita la soltera o el lenguaje de 
las flores (1935)
❖ La casa de Bernarda Alba (1936)
❖ Comedia sin título (inacabada) (1936)​
Poeta en Nueva York
Es un poemario escrito por Federico García Lorca entre 1929 y 1930, durante su estancia en
la Universidad de Columbia (Nueva York), así como en su siguiente viaje a Cuba, y publicado
por primera vez en 1940, cuatro años después de su muerte.
A Lorca le impactó profundamente la sociedad
norteamericana, y sintió desde el inicio de su estancia una
profunda aversión hacia el capitalismo y la industrialización
de la sociedad moderna, al tiempo que repudiaba el trato
dispensado a la minoría negra. Poeta en Nueva York fue
para Lorca un grito de horror, de denuncia contra la
injusticia y la discriminación, contra la deshumanización de
la sociedad moderna y la alienación del ser humano, al
tiempo que reclamaba una nueva dimensión humana
donde predominase la libertad y la justicia, el amor y la
belleza.2 Es por ello por lo que puede ser considerada una
de las obras poéticas más importantes y relevantes de la
historia de este arte, dado su trascendentalismo.
El poemario consiste en 35 poemas divididos en diez secciones que siguen
sus viajes y experiencias en Estados Unidos y Cuba:
o Poemas de la soledad en Columbia University
o Los negros
o Calles y sueños
o Poemas del lago Eden Mills
o En la cabaña del farmer (Campo de Newburg)
o Introducción a la muerte
o Vuelta a la ciudad
o Dos odas
o Huida de Nueva York
o El poeta llega a la Habana
La aurora de Nueva York tiene 
cuatro columnas de cieno 
y un huracán de negras palomas 
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime 
por las inmensas escaleras 
buscando entre las aristas 
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca 
porque allí no hay mañana ni esperanza posible. 
A veces las monedas en enjambres furiosos 
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos 
que no habrá paraíso ni amores deshojados; 
saben que van al cieno de números y leyes, 
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos 
en impúdico reto de ciencia sin raíces. 
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes 
como recién salidas de un naufragio de sangre.
“LA AURORA”
POETA EN 
NUEVA YORK
El autor español nos 
muestra la aurora de la 
ciudad industrial como 
una luz inarmónica, 
descolorida (v. 3-4). La 
naturaleza se ha visto 
truncada por la mano 
del hombre y la aurora 
que describe Lorca es 
una aurora a la sombra 
de las luces de la ciudad 
que, por su parte, vive 
de forma 
deshumanizada y 
colmada de todos los 
males de las polis: 
oscuridad, avaricia, 
ruido, etc.
Con una cuchara
arrancaba los ojos a los cocodrilos
y golpeaba el trasero de los monos.
Con una cuchara.
Fuego de siempre dormía en los pedernales,
y los escarabajos borrachos de anís
olvidaban el musgo de las aldeas.
Aquel viejo cubierto de setas
iba al sitio donde lloraban los negros
mientras crujía la cuchara del rey
y llegaban los tanques de agua podrida.
Las rosas huían por los filos
de las últimas curvas del aire,
y en los montones de azafrán
los niños machacaban pequeñas ardillas
con un rubor de frenesí manchado.
Es preciso cruzar los puentes
y llegar al rubor negro
para que el perfume de pulmón
nos golpee las sienes con su vestido
de caliente piña.
Es preciso matar al rubio vendedor de aguardiente
a todos los amigos de la manzana y de la arena,
y es necesario dar con los puños cerrados
a las pequeñas judías que tiemblan llenas de burbujas,
para que el rey de Harlem cante con su muchedumbre,
para que los cocodrilos duerman en largas filas
bajo el amianto de la luna,
y para que nadie dude de la infinita belleza
de los plumeros, los ralladores, los cobres y las 
cacerolas de las cocinas.
¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem!
No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos,
a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro,
a tu violencia granate sordomuda en la penumbra,
a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje.
EL REY DEL HARLEM
Así como Lorca simpatizaba con los gitanos
en España, en Nueva York simpatizaba con
los negros, otro grupo minoritario y
desfavorecido. Pues, en una entrevista con
Giménez Caballero, en 1928, Lorca afirmó:
"Yo no soy gitano. Mi gitanismo es un tema
literario y un libro. Nada más". De la misma
manera, los negros se convierten en un
tema literario importante para el poeta,
quien les dedica una secciónentera en
Poeta en Nueva York.
¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem!
No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos,
a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro,
a tu violencia granate sordomuda en la penumbra,
a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje.
EL REY DEL HARLEM
EL TEATRO DE LORCA
La grandeza del teatro lorquiano se entiende en el contexto de los códigos
sociales dentro de los cuales se desarrollaron sus protagonistas. Como los
héroes de la tragedia clásica griega, que se rebelan contra una fuerza superior
–aun a sabiendas de su debilidad-, sea su destino o la voluntad de los dioses,
los de las obras de García Lorca luchan y son sometidos a las convenciones de
una sociedad que encarna el pathos del que provienen sus padecimientos;
aquí residen su grandeza y el sentimiento de compasión que inspiran. En la
catarsis suscitada por temas familiares a los espectadores es donde reside el
sentido didáctico de su teatro.
▪ GÉNERO: DRAMÁTICO
▪ ESPECIE:TRAGEDIA
▪ ESTILO: COMPUESTO EN PROSA Y VERSO
▪ ESTRUCTURA: TRES ACTOS
▪ TEMA: LA PASIÓN Y LOS CELOS
▪ SIMBOLISMO: Son símbolos centrales en Lorca:
➢ La luna: es el símbolo más frecuente en Lorca. Su significación más
frecuente es la de muerte, pero también puede simbolizar el erotismo,
la fecundidad, la esterilidad o la belleza.
➢ El agua: cuando corre, es símbolo de vitalidad. Cuando está estancada,
representa la muerte.
➢ La sangre: representa la vida y, derramada, es la muerte. Simboliza
también lo fecundo, lo sexual.
➢ El caballo (y su jinete): está muy presente en toda su obra, portando
siempre valores de muerte, aunque también representa la vida y el
erotismo masculino.
➢ Los metales: también su valor dominante es la muerte. Los metales
aparecen bajo la forma de armas blancas, que conllevan siempre
tragedia.
BODAS DE SANGRE (escrita en 1931 y se estrenó en 1933)
El novio: 
mujeriego, poco 
ingenuo, pero a su 
vez, sumamente 
apasionado. No 
está dispuesto a 
que le quiten a 
quien ama, a su 
novia, y en esta 
misma pasión 
encuentra su amor 
ideal. 
La novia: Mujer 
impulsiva, 
apasionada e 
indecisa. Dice ser 
arrastrada por una 
fuerza, para 
escaparse con 
Leonardo, o para que 
no la tachen de 
impura. Es la 
protagonista de la 
obra. 
Leonardo: 
Apasionado, 
vigoroso, 
profundamente 
enamorado de la 
chica que no le 
conviene. No se 
avergonzó en 
abandonar a su 
mujer ni a su hijo 
para escaparse con la 
Novia. Está casado 
con la prima de la 
novia, lo que de 
cierta forma le priva 
y a su vez aumenta 
su deseo. Es el 
antagonista de la 
obra. 
La madre: La madre 
del novio aparece 
durante toda la obra, 
y entrega 
información 
necesaria para la 
comprensión de la 
misma. Es una mujer 
luchadora de 
carácter fuerte y 
apegada a la tierra. 
Es una enemiga del 
uso de armas ya que 
por causa de estas 
perdió a su otro hijo 
y a su difunto esposo 
en una riña. 
La mujer de Leonardo: 
Es la esposa de 
Leonardo. Entiende 
perfectamente el afán 
de su esposo por su 
prima, por lo que trata 
de evitarlo como 
puede. Sin embargo, 
evidentemente, no lo 
consigue. 
"El padre de la novia": El padre de la novia es un hombre anciano y quiere mucho a su hija
tanto como la conoce. Él sabe que ella piensa en Leonardo y no en su novio, pero quiere
juntar los patrimonios de ambas familias y tener nietos que trabajen las tierras.
PERSONAJES: 
El argumento principal de la obra es la futura boda que unirá al Novio con la Novia. Pero
la tragedia está presente e impedirá que este matrimonio llegue a consumarse. La Novia,
que guardaba su amor por Leonardo en el olvido, vuelve a despertar cuando ve a su
antiguo novio el día de su boda.
La obra plantea el conflicto entre dos familias. Por un lado, la parentela del novio y la
madre, quien ha perdido a su marido y a uno de sus hijos por culpa de la otra familia en
litigio. La familia de Leonardo, la de los Félix, está también abocada a la catástrofe porque
este aún está enamorado de la novia, una joven con la que estuvo saliendo durante tres
años y que aun estando él casado y con un hijo, no ha podido olvidar.
Finalmente el novio y la novia se casan pero al poco, la novia y Leonardo se escapan
juntos para hacer realidad su sueño de estar juntos. El novio los persigue por el bosque
hasta que los encuentra y entonces, en una lucha entre Leonardo y el novio, ambos
mueren.
La novia, que siente que ya no tiene motivo para vivir, visita a la madre del novio, no para
pedirle perdón sino para que le quite la vida a ella también. La madre, por su parte, no es
capaz ni de tocarla. Aunque desearía poder atender la petición de la joven, no tiene
fuerzas para hacer nada, al perder lo único que le quedaba: su hijo.
ARGUMENTO
MADRE.- Cien años que yo viviera, no hablaría de otra
cosa. Primero tu padre, que me olía a clavel y lo disfruté
tres años escasos. Luego, tu hermano. ¿Y es justo y puede
ser que una cosa pequeña como una pistola o una navaja
pueda acabar con un hombre, que es un toro? No callaría
nunca. Pasan los meses y la desesperación me pica en los
ojos y hasta en las puntas del pelo.
MADRE.- (Entre dientes y buscándola.) La navaja, la navaja...
Malditas sean todas y el bribón que las inventó.
NOVIO.- Vamos a otro asunto.
MADRE.- Y las escopetas y las pistolas y el cuchillo más
pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era.NOVIO.- Bueno.
MADRE.- Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre.
Un hombre hermoso, con su flor en la boca, que sale a las
viñas o va a sus olivos propios, porque son de él, heredados...
NOVIO.- (Bajando la cabeza.) Calle usted.
MADRE.- ... y ese hombre no vuelve. O si vuelve es para
ponerle una palma encima o un plato de sal gorda para que no
se hinche. No sé cómo te atreves a llevar una navaja en tu
cuerpo, ni cómo yo dejo a la serpiente dentro del arcón.
NOVIO.- ¿Está bueno ya?
MADRE.- Vale. Por eso lo cuido. A mí me habían dicho que la
muchacha tuvo novio hace tiempo.
VECINA.- Tendría ella quince años. Él se casó ya hace dos años
con una prima de ella, por cierto. Nadie se acuerda del
noviazgo. MADRE.- ¿Cómo te acuerdas tú?
VECINA.- ¡Me haces unas preguntas!...
MADRE.- A cada uno le gusta enterarse de lo que le duele. 
¿Quién fue el novio?
VECINA.- Leonardo.
MADRE.- ¿Qué Leonardo?
VECINA.- Leonardo el de los Félix.
MADRE.- (Levantándose.) ¡De los Félix!
VECINA.- Mujer, ¿qué culpa tiene Leonardo de nada? Él tenía
ocho años cuando las cuestiones. MADRE.- Es verdad... Pero oigo eso de Félix y es lo
mismo (Entre dientes.) Félix que llenárseme de cieno la
boca (Escupe.) y tengo que escupir, tengo que escupir por no
matar.VECINA.- Repórtate. ¿Qué sacas con eso?
MADRE.- Nada. Pero tú lo comprendes.
VECINA.- No te opongas a la felicidad de tu hijo. No le digas
nada. Tú estás vieja. Yo, también. A ti y a mí nos toca callar.
MADRE.- No le diré nada.
MUJER.- ¿Sabes que piden a mi prima?
LEONARDO.- ¿Cuándo?
MUJER.- Mañana. La boda será dentro de un mes. Espero que
vendrán a invitarnos.
LEONARDO.- (Serio.) No sé.
SUEGRA.- La madre de él creo que no estaba muy satisfecha
con el casamiento.
LEONARDO.- Y quizá tenga razón. Ella es de cuidado.
MUJER.- No me gusta que penséis mal de una buena
muchacha.
SUEGRA.- Pero cuando dice eso es porque la conoce. ¿No ves 
que fue tres años novia suya? (Con intención.)
LEONARDO.- Pero la dejé. (A su MUJER.) ¿Vas a llorar ahora?
¡Quita! (La aparta bruscamente las manos de la cara.) Vamos
a ver al niño.
MUJER.- (A LEONARDO.) ¿Qué te pasa? ¿Qué idea 
te bulle por dentro de la cabeza? No me dejes así, 
sin saber nada...
LEONARDO.- Quita.
MUJER.- No. Quiero que me mires y me lo digas.
LEONARDO.- Déjame. (Se levanta.) 
MUJER.- ¿Adónde vas, hijo?
LEONARDO.- (Agrio.) ¿Te puedes callar?
SUEGRA.- (Enérgica, a su hija.) ¡Cállate!
(sale Leonardo) ¡El niño!
NOVIA.- (Seria.) Lo sé.
NOVIO.- ¿Es que hace falta otra cosa?
MADRE.- No. Que vivan todos, ¡eso! ¡Que vivan!
NOVIA.- Yo sabré cumplir.
MADRE.- Aquí tienes unos regalos.
NOVIA.- Gracias.
MADRE.- ¿Sí?¡Qué hermoso mirar! ¿Tú sabes lo que es
casarse, criatura?
MADRE.- Un hombre, unos hijos y una pared de dos varas de
ancho para todo lo demás.
PADRE.- Se parece en todo a mi mujer.
LEONARDO.- Ninguna. ¿Qué intención iba a
tener? (Acercándose.) Tú, que me conoces, sabes que
no la llevo. Dímelo. ¿Quién he sido yo para ti? Abre y
refresca tu recuerdo. Pero dos bueyes y una mala choza
son casi nada. Ésa es la espina.
NOVIA.- ¿A qué vienes?
LEONARDO.- A ver tu casamiento.
NOVIA.- ¡También yo vi el tuyo!
LEONARDO.- Amarrado por ti, hecho con tus dos manos. 
A mí me pueden matar, pero no me pueden escupir. Y la 
plata, que brilla tanto, escupe algunas veces.
NOVIA.- ¡Mentira!
LEONARDO.- No quiero hablar, porque soy hombre de
sangre y no quiero que todos estos cerros oigan mis voces.
NOVIA.- Las mías serían más fuertes.
NOVIA.- Tiene razón. Yo no debo hablarte siquiera.
Pero se me calienta el alma de que vengas a verme
y atisbar mi boda y preguntes con intención por el
azahar. Vete y espera a tu mujer en la puerta.
LEONARDO.- ¿Es que tú y yo no podemos hablar?
LEONARDO.- Después de mi casamiento he pensado noche y día de quién era la culpa, y
cada vez que pienso sale una culpa nueva que se come a la otra; ¡pero siempre hay culpa!
NOVIA.- Un hombre con su caballo sabe mucho y
puede mucho para poder estrujar a una muchacha
metida en un desierto. Pero yo tengo orgullo. Por eso
me caso. Y me encerraré con mi marido, a quien
tengo que querer por encima de todo.
CRIADA.— Estas palabras no pueden seguir. Tú
no tienes que hablar de lo pasado. (La CRIADA
mira a las puertas presa de inquietud.)
CRIADA (Con rabia.).— No; no podéis hablar.
LEONARDO.- El orgullo no te servirá de nada. (Se acerca.) 
NOVIA.- ¡No te acerques!
LEONARDO.- Callar y quemarse es el castigo más grande
que nos podemos echar encima. ¿De qué me sirvió a mí el
orgullo y el no mirarte y el dejarte despierta noches y
noches? ¡De nada! ¡Sirvió para echarme fuego encima!
Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes
tapan, y no es verdad, no es verdad. ¡Cuando las cosas
llegan a los centros, no hay quien las arranque!
NOVIA.- (Temblando.) No puedo
oírte. No puedo oír tu voz. Es como si
me bebiera una botella de anís y me
durmiera en una colcha de rosas. Y me
arrastra, y sé que me ahogo, pero voy
detrás.
CRIADA.- (Cogiendo a LEONARDO por
las solapas.) ¡Debes irte ahora mismo!
LEONARDO.- Es la última vez que voy a hablar con ella. No
temas nada.
NOVIA.- Y sé que estoy loca y sé que 
tengo el pecho podrido de aguantar, 
y aquí estoy quieta por oírlo, por 
verlo menear los brazos.LEONARDO.- No me quedo tranquilo si no te digo estas 
cosas. Yo me casé. Cásate tú ahora.
CRIADA.- (A LEONARDO.) ¡Y se casa!
NOVIA (con gran sobresalto).— ¡Quita!
NOVIO.— ¿Te asustas de mí? NOVIA.— ¡Ay! ¿Eras tú? 
NOVIO.— ¿Quién iba a ser? (Pausa.) Tu padre o yo. 
NOVIA.— ¡Es verdad! 
NOVIO.— Ahora que tu padre te hubiera abrazado más blando. 
NOVIA (sombría).— ¡Claro! 
NOVIO.— Porque es viejo. (La abraza fuertemente de un
modo un poco brusco.)
NOVIA (seca).— ¡Déjame! 
NOVIO.— ¿Por qué? (La deja.) 
NOVIA.— Pues... la gente. Pueden vernos. (Vuelve a 
cruzar el fondo la CRIADA, que no mira a los novios.)
NOVIO.— ¿Y qué? Ya es sagrado. 
NOVIA.— Sí, pero déjame... Luego. 
NOVIO.— ¿Qué tienes? ¡Estás como asustada! 
NOVIA.— No tengo nada. No te vayas.
NOVIO (abrazándola).— Vamos un rato al baile. (La besa.) 
NOVIA (angustiada).— No. Quisiera echarme en la cama un poco. 
NOVIO.— Yo te haré compañía. NOVIA.— ¡Nunca! ¿Con toda la gente aquí? ¿Qué dirían? Déjame sosegar un momento.
MADRE.- ¿Y tu mujer?
NOVIO.- Descansa un poco. ¡Mal día para las novias!
MADRE.- ¿Mal día? El único bueno. Para mí fue como una 
herencia. NOVIO.- ¿Usted se va a ir?
MADRE.- Sí. Yo tengo que estar en mi casa. NOVIO.- Sola.
MADRE.- Sola, no. Que tengo la cabeza llena 
de cosas y de hombres y de luchas.
NOVIO.- Pero luchas que ya no son luchas.
MADRE.- Mientras una vive, lucha. NOVIO.- ¡Siempre la obedezco!
MADRE.- Con tu mujer procura estar cariñoso, y
si la notas infatuada o arisca, hazle una caricia
que le produzca un poco de daño, un abrazo
fuerte, un mordisco y luego un beso suave. Que
ella no pueda disgustarse, pero que sienta que tú
eres el macho, el amo, el que mandas. Así
aprendí de tu padre. Y como no lo tienes, tengo
que ser yo la que te enseñe estas fortalezas. NOVIO.- Yo siempre
haré lo que usted
mande.
PADRE.- ¡No es verdad! ¡Mi hija, no!
MADRE.- ¡Tu hija, sí! Planta de mala
madre, y él, él también, él. ¡Pero ya es la
mujer de mi hijo!
MUJER.- ¡Han huido! ¡Han huido! Ella y Leonardo. En el
caballo. Van abrazados, como una exhalación.
MADRE.- ¿Quién tiene un caballo ahora
mismo, quién tiene un caballo? Que le
daré todo lo que tengo, mis ojos y hasta
mi lengua...
MADRE.- (Al HIJO.) ¡Anda! ¡Detrás! No. 
No vayas. Esa gente mata pronto y 
bien...; ¡pero sí, corre, y yo detrás!
PADRE.- No será ella. Quizá se haya 
tirado al aljibe.
MADRE.- Al agua se tiran las honradas, las limpias; ¡ésa, no! Pero ya es mujer de mi hijo. Dos
bandos. Aquí hay ya dos bandos. Mi familia y la tuya. Salid todos de aquí. Limpiarse el polvo de los
zapatos. Vamos a ayudar a mi hijo. Porque tiene gente; que son: sus primos del mar y todos los que
llegan de tierra adentro. ¡Fuera de aquí! Por todos los caminos. Ha llegado otra vez la hora de la
sangre. Dos bandos. Tú con el tuyo y yo con el mío. ¡Atrás! ¡Atrás!
Hablan dos leñadores preguntándose si ya los habrán encontrado. Acabarán
por encontrarlos. Se engañaban y han hecho bien en huir, pero acabarán por
encontrarlos y matarlos (“¿Y qué? Vale más ser muerto desangrado que vivo
con ella podrida”). Especulan con que por fin estén juntos, con la posibilidad
de que logren escapar, con lo inevitable de la tragedia. La salida de la luna
augura la proximidad de la muerte.
Salen los leñadores de escena y entra la luna que vaticina que no podrán
escapar, que la muerte estará presente esa noche, su luz los hará visibles.
Desaparece la luna.
LUNA: Ya se acercan. Unos por la cañada y otros por el río.
Voy a alumbrar las piedras. ¿Qué necesitas? MENDIGA: Nada.
LUNA: El aire va llegando duro, con doble filo.
MENDIGA: Ilumina el chaleco y aparta los botones, que
después las navajas ya saben el camino.
LUNA: Pero que tarden mucho en morir. Que la sangre me
ponga entre los dedos su delicado silbo. ¡Mira que ya mis
valles de ceniza despiertan en ansia de esta fuente de chorro
estremecido!
MENDIGA: No dejemos que pasen el arroyo. ¡Silencio!
LUNA: ¡Allí vienen!
MENDIGA: De prisa. Mucha luz. ¿Me
has oído? ¡No pueden escaparse!
NOVIA: Desde aquí yo me iré sola.
¡Vete! ¡Quiero que te vuelvas!
LEONARDO: ¡Calla, digo!
LEONARDO:
¡Calla! LEONARDO: ¡Calla!
NOVIA: Con los dientes,
con las manos, como puedas.
quita de mi cuello honrado
el metal de esta cadena,
dejándome arrinconada
allá en mi casa de tierra.
Y si no quieres matarme
como a víbora pequeña,
pon en mis manos de novia
el cañón de la escopeta.
¡Ay, qué lamento, qué fuego
me sube por la cabeza!
¡Qué vidrios se me clavan en la 
lengua!
LEONARDO:
Ya dimos el paso; ¡calla!
porque nos persiguen cerca
y te he de llevar conmigo.
NOVIA: ¡Pero ha de ser a la fuerza!
LEONARDO:
¿A la fuerza? ¿Quién bajó
primero las escaleras?
NOVIA: Yo las bajé.
LEONARDO:
¿Quién le puso
al caballo bridas nuevas?
NOVIA: Yo misma. Verdad.
NOVIA:
¿Adónde me llevas?
LEONARDO:
A donde no puedan ir
estos hombres que nos cercan.
¡Donde yo pueda mirarte!
NOVIA: (Sarcástica)
Llévame de feria en feria,
dolor de mujer honrada,
a que las gentes me vean
con las sábanas de boda
al aire como banderas.
LEONARDO:
También yo quiero dejarte
si pienso como se piensa.
Pero voy donde tú vas.
Tú también. Da un paso. 
Prueba.
Clavos de luna nos funden
mi cintura y tus caderas.
(Toda esta escena es violenta, 
llena de gran sensualidad.
LEONARDO:
¿Y qué manos
me calzaron las espuelas?
NOVIA:
Estas manos que son tuyas,
pero que al verte quisieran
quebrar las ramas azules
yel murmullo de tus venas.
¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Aparta!
Que si matarte pudiera,
te pondría una mortaja
con los filos de violetas.
¡Ay, qué lamento, qué fuego
me sube por la cabeza!
LEONARDO:
¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Porque yo quise olvidar
y puse un muro de piedra
entre tu casa y la mía.
Es verdad. ¿No lo recuerdas?
Y cuando te vi de lejos
me eché en los ojos arena.
Pero montaba a caballo
y el caballo iba a tu puerta.
Con alfileres de plata
mi sangre se puso negra,
y el sueño me fue llenando
las carnes de mala hierba.
Que yo no tengo la culpa,
que la culpa es de la tierra
y de ese olor que te sale
de los pechos y las trenzas.
NOVIA:
¡Ay que sinrazón! No quiero
contigo cama ni cena,
y no hay minuto del día
que estar contigo no quiera,
porque me arrastras y voy,
y me dices que me vuelva
y te sigo por el aire
como una brizna de hierba.
He dejado a un hombre duro
y a toda su descendencia
en la mitad de la boda
y con la corona puesta.
Para ti será el castigo
y no quiero que lo sea.
¡Déjame sola! ¡Huye tú!
No hay nadie que te defienda.
LEONARDO:
Pájaros de la mañana
por los árboles se quiebran.
La noche se está muriendo
en el filo de la piedra.
Vamos al rincón oscuro,
donde yo siempre te quiera,
que no me importa la gente,
ni el veneno que nos echa.
(La abraza fuertemente.)
NOVIA
Y yo dormiré a tus pies
para guardar lo que sueñas.
Desnuda, mirando al campo,
como si fuera una perra, 
(Dramática.)
¡porque eso soy! Que te miro
y tu hermosura me quema.
LEONARDO:
Se abrasa lumbre con lumbre.
La misma llama pequeña
mata dos espigas juntas.
¡Vamos! (La arrastra.)
MADRE.- Calla, he dicho. (En la puerta.) ¿No hay nadie aquí?
(Se lleva las manos a la frente.) Debía contestarme mi hijo.
Pero mi hijo es ya un brazado de flores secas. Mi hijo es ya
una voz oscura detrás de los montes. (Con rabia, a la
VECINA.) ¿Te quieres callar? No quiero llantos en esta casa.
Vuestras lágrimas son lágrimas de los ojos nada más, y las
mías vendrán cuando yo esté sola, de las plantas de los pies,
de mis raíces, y serán más ardientes que la sangre.
MADRE.- Aquí. Aquí quiero estar. Y tranquila. Ya todos
están muertos. A medianoche dormiré, dormiré sin que ya
me aterren la escopeta o el cuchillo. Otras madres se
asomarán a las ventanas, azotadas por la lluvia, para ver el
rostro de sus hijos. Yo, no. Yo haré con mi sueño una fría
paloma de marfil que lleve camelias de escarcha sobre el
camposanto. Pero no; camposanto no, camposanto no;
lecho de tierra, cama que los cobija y que los mece por el
cielo. (Entra una mujer de negro que se dirige a la
derecha y allí se arrodilla. A la VECINA.) Quítate las
manos de la cara. Hemos de pasar días terribles. No
quiero ver a nadie. La tierra y yo. Mi llanto y yo. Y estas
cuatro paredes. ¡Ay! ¡Ay! (Se sienta transida.)
MADRE.- (Echándose el pelo hacia atrás.) He de estar serena.
(Se sienta.) Porque vendrán las vecinas y no quiero que me
vean tan pobre. ¡Tan pobre! Una mujer que no tiene un hijo
siquiera que poderse llevar a los labios.
VECINA.— Vente a mi casa; no te quedes aquí. 
VECINA.— Vente a mi casa; no te quedes aquí. 
MADRE.— Calla. 
VECINA.— No puedo. 
MADRE.- Por eso pregunto quién es. Porque tengo que no
reconocerla, para no clavarla mis dientes en el cuello. ¡Víbora!
(Se dirige hacia la NOVIA con ademán fulminante; se detiene.
A la VECINA.) ¿La ves? Está ahí, y está llorando, y yo quieta, sin
arrancarle los ojos. No me entiendo. ¿Será que yo no quería a
mi hijo? Pero, ¿y su honra? ¿Dónde está su honra? (Golpea a la
NOVIA. Ésta cae al suelo.)
NOVIA.- (A la VECINA.) Déjala; he venido para que me
mate y que me lleven con ellos. (A la MADRE.) Pero no
con las manos; con garfios de alambre, con una hoz, y con
fuerza, hasta que se rompa en mis huesos. ¡Déjala! Que
quiero que sepa que yo soy limpia, que estaré loca, pero
que me pueden enterrar sin que ningún hombre se haya
mirado en la blancura de mis pechos.
VECINA.- ¡Por Dios! (Trata de separarlas.)
MADRE.- Calla, calla; ¿qué me importa eso a mí?
NOVIA.- ¡Porque yo me fui con el otro, me fui! (Con angustia.) Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena
de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era
un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que
era como un niñito de agua, frío, y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban
escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!; yo no
quería, ¡óyelo bien!, yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado, pero el brazo del otro me arrastró como un
golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre, aunque hubiera sido vieja
y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos!
VECINA (viendo a la NOVIA, con rabia).— ¿Dónde vas? 
NOVIA.— Aquí vengo. 
MADRE.— (A la VECINA) ¿Quién es? 
VECINA.— ¿No la reconoces? 
MADRE.- Ella no tiene la culpa, ¡ni yo! (Sarcástica.) ¿Quién la
tiene, pues? ¡Floja, delicada, mujer de mal dormir es quien tira
una corona de azahar para buscar un pedazo de cama
calentado por otra mujer!
NOVIA.- ¡Calla, calla! Véngate de mí; ¡aquí
estoy! Mira que mi cuello es blando; te costará
menos trabajo que segar una dalia de tu
huerto. Pero ¡eso no! Honrada, honrada como
una niña recién nacida. Y fuerte para
demostrártelo. Enciende la lumbre. Vamos a
meter las manos; tú, por tu hijo; yo, por mi
cuerpo. La retirarás antes tú.
MADRE.- Pero ¿qué me importa a mí tu
honradez? ¿Qué me importa tu muerte?
¿Qué me importa a mí nada de nada?
Benditos sean los trigos, porque mis hijos
están debajo de ellos; bendita sea la lluvia,
porque moja la cara de los muertos. Bendito
sea Dios, que nos tiende juntos para
descansar.
NOVIA.- Déjame llorar contigo.
MADRE.- Llora. Pero en la puerta.
(Entra la NIÑA. La NOVIA queda en la puerta. La MADRE, en el centro de la escena.)
MUJER
(Entrando y dirigiéndose a la izquierda.) 
Era hermoso jinete, 
y ahora montón de nieve.
Corría ferias y montes 
y brazos de mujeres.
Ahora, musgo de noche
le corona la frente.
MADRE
Girasol de tu madre, 
espejo de la tierra.
Que te pongan al pecho
cruz de amargas adelfas;
sábana que te cubra 
de reluciente seda,
y el agua forme un llanto
entre tus manos quietas.
MUJER
¡Ay, qué cuatro muchachos
llegan con hombros cansados! 
NOVIA
¡Ay, qué cuatro galanes
traen a la muerte por el aire!
MADRE
Vecinas.
NIÑA
(En la puerta.) 
Ya los traen.
MADRE
Es lo mismo. 
La cruz, la cruz.
MUJERES
Dulces clavos, 
dulce cruz,
dulce nombre
de Jesús.
NOVIA
Que la cruz ampare a muertos y vivos.
MADRE
Vecinas: con un cuchillo, 
con un cuchillito, 
en un día señalado, entre las dos y las tres,
se mataron los dos hombres del amor.
Con un cuchillo, 
con un cuchillito
que apenas cabe en la mano,
pero que penetra fino 
por las carnes asombradas 
y que se para en el sitio
donde tiembla enmarañada 
la oscura raíz del grito.
NOVIA
Y esto es un cuchillo, 
un cuchillito
que apenas cabe en la mano;
pez sin escamas ni río,
para que un día señalado, entre las dos y las 
tres,
con este cuchillo
se queden dos hombres duros 
con los labios amarillos.
MADRE
Y apenas cabe en la mano, 
pero que penetra frío
por las carnes asombradas
y allí se para, en el sitio
donde tiembla enmarañada 
la oscura raíz del grito.
(Las vecinas, arrodilladas en el suelo, lloran.) (Telón.)
1. C
2. D
3. D
4. A
5. C
6. D
7. D
8. A
9. D
10. D
11. B
12. C
13. B
14. D
15. B
16. D
17. C
18. C
19. D
20. D
14. D
15. D
16. B

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