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escuela de Frankfurt

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ESCUELA DE FRANKFURT 
1 Gramsci
2 Nacimiento de la Escuela de Frankfurt.
3 Pansexualismo y psicoanálisis
4 Censura y terrorismo intelectual
5 Fuentes.
Gramsci
La Escuela de Frankfurt es el principal
instrumento de imposición del Nuevo Orden
Mundial para dominar y manipular mentalmente
a los pueblos educativo, sicológico, cultural y
propagandístico.
Para conocer a fondo este verdadero laboratorio de ingeniería social primero
debemos partir de un concepto clave en el armado de la agenda mundialista, el
marxismo cultural. Este concepto es fundamental, y como tal, nos muestra la
esencia del actual sistema plutocrático-capitalista de dominación mundial.
En tal sentido, Antonio Gramsci (1891-1937), fundador del Partico Comunista
Italiano y uno de los pensadores del marxismo más importantes del siglo XX, sentó
las bases al establecer una suerte de “revisionismo” dentro de los postulados
doctrinarios del marxismo economicista clásico. Se trataba precisamente de
“revisar” la teoría marxista ante el rotundo fracaso de la tan anhelada “revolución
proletaria” que supuestamente iba triunfar en Europa luego de finalizada la Primera
Guerra Mundial. (1914-1918).
Para Gramcsi, la “superestructura” de una sociedad (que en el lenguaje común y
corriente marxista vendría a ser “lo que oprime”) no es el sistema económico
imperante como lo sostenía Kissel Mordechai (1818-1883), más conocido como Karl
Marx, el ideólogo y pensador fundacional de la subversión materialista conocida
como “comunismo”. Por el contrario, Gramcsi sostenía que dicha “superestructura”
eran las tradiciones, las identidades y las culturas particulares de cada uno de los
pueblos, y en su visión, eran las que generaban una determinada forma de
economía. Por ende expuso que para el triunfo de la revolución política marxista en
Europa y Occidente, primero se debía combatir a dicha “superestructura”.
A este cambio de paradigma dentro del mundo marxista de la dió el nombre de
“Revolución Cultural”. En esencia un conjunto de ideas anti-naturales elaboradas
para atacar los valores tradicionales de la familia, la religión, la vida natural, al
cultura y las identidades nacionales de los pueblos.
Para el marxismo gramcsiano el problema en si era la civilización y la cultura
occidental y europea, lo que se va a considerar como algo “atrazado” y “opresivo”.
La táctica utilizada desde un principio será la infiltración silenciosa a través de
control de los distintos medios y sistemas educativos, el arte, las editoriales y los
medios de comunicación.
Nacimiento de la Escuela de
Frankfurt.
El aporte fundacional de Gramsci
se va a consolidar con la creación
del “Instituto de Investigaciones
Sociales” o “Instituto para la
Investigación Social” (Institut für
Sozialforschung), fundado el 27
de junio de 1824 en la
Universidad de Frankfurt
(Alemania) en plena República de
Weimar.
Fue un verdadero laboratorio de
intelectuales neo-marxistas de
renombre, que informalmente se llamó “Escuela de Frankfurt”, bajo el patrocinio de
los internacionalistas Georg Lukács y Félix Well. Esta fue la gran usina a partir de la
cual se pretendió llevar adelante una serie de cambios en masa de la sociedad,
trasladando al marxismo desde lo estrictamente económico a lo cultural. Es que a la
Revolución Cultural gramsciana se la entendía como primordial a la hora de demoler
a una sociedad desde sus propios cimientos internos. Por eso nunca se dejaba de
“teorizar” sobre los conceptos de familia, educación, autoridad, medios de
comunicación, sexo y cultura popular.
Los principales referentes de la Escuela de Frankfurt (que fundamentalmente de
desarroló desde 1945 con la finalización de la Segunda Guerra Mundial) fueron: Max
Horkheimer, Theodor Adorno, Eirech Framm, Herbert Marcuse, Jürgen Habermas,
Walter Benjamin, Bertand Rusell, Alfred Schmidt y Albrecht Wellmer, por citar a los
más paradigmáticos. Todos internacionalistas. 
En la década del 30, los trabajos de Horkheimer, Adorno, Fromm y Marcuse
culminaron en lo que se conoció como “Teoria crítica”, un concepto que como tal
apuntó básicamente a eso, a que la teroría es •”criticar”. Y criticando cada uno de
los aspectos, las características o las instituciones de la sociedad occidental, se
podía fracturar a la
sociedad misma
desde sus cimientos
espirituales, éticos,
morales y naturales.
En 1933, con el
ascenso al poder en
Alemania del Partido
Nacional Socialista
Alemán de los
Trabajadores
(NSDAP), ésta
escuela neo-marxista
emigró hacia la
ciudad Suiza de
Ginebra, luego a
París, para establecerse posteriormente en Nueva York a través de la Universidad de
Columbia que le dio cobijo en el corazón mismo del capitalismo. Sus teorías no solo
fueron aceptadas en EE.UU., sino que hasta lograron el financiamiento por parte de
la Fundación Rockefeller.
A su vez, Herbert Marcuse se convirtió en figura clave del Office of Strategic Service
(CIA) , y otros como Horkheimer y Adorno se trasladaron temporalmente a
Hollywood para aplicar sus ideas en los grandes medios de comunicación y el cine.
Max Horkheimer se hizo cargo dela dirección de la Escuela de Frankfurt a partir de
1930, atrayendo a dos muy influentes teorizantes del marxismo cultural: Theodor
Adorno (1903-1969), sociólogo, filósofo y músico nacido en Alemania, y Erich
Fromm (1900-1980), psicoanalista y filósofo también nacido en Alemania, ferviente
defensor de la “liberación sexual” y de las políticas de género.
Pansexualismo y psicoanálisis: dos armas para socavar a las naciones.
Sin lugar a dudas, el filósofo y sociólogo Marcuse (1898-1979), nacido en Alemania,
fue uno de los más influyentes de la Escuela de Frankfurt, haciéndose miembro de
la misma en 1932 y constituyéndose en uno de los grandes gurúes del auge y
expansión de la denominada Nueva Izquierda en EE.UU. durante la década del ´60.
Junto a Fromm desarrolló el “pansexualismo” de Sigismund Scholmo Freud (1856-
1939), más conocido como Sigmund Freud, médico y pisicólogo, creador de la
pseudociencia que lleva por nombre psicoanálisis.
En su obra “Eros y Civilización”, no solo condenaba cualquier restricción en el
comportamiento sexual, sino que daba a entender que las personas eran neuróticas
porque sus instintos sexuales estaban
reprimidos. En su visión solo se podía
vislumbrar un futuro si se podía destruir
ese orden represivo, liberado el eros, la
líbido o deseo sexual para alcanzar así
una sociedad de “perversidad poliforma”
(según sus propias expresiones). Vale
decir una sociedad con “satisfacción
sexual” fuera de los parámetros sociales
éticos y morales que la regulan. 
Para Marcuse, se debía tener mucho
sexo con muchas personas y todo el
tiempo. La idea de liberación sexual se
volvió muy popular, sobre todo en las
décadas del ´60 y ´70 entre los hippies y en los diferentes movimientos
estudiantiles de izquierda. 
Estos planteamientos –juntos con los de Fromm, que sostenía que la masculinidad y
la feminidad no son reflejos de diferencias sexuales biológicas naturales, sino que el
sexo está determinado por una construcción social- fueron decisivos para sentar las
bases de los movimientos feministas.
Siguiendo con Freud, se apuntó a masificar la idea de que se debía buscar el placer
por el placer mismo, explotándose diferencias artificiales entre el sexo masculino y
el sexo femenino, quebrándose las relaciones tradicionales entre el hombre y la
mujer.
También apuntó a atacar la autoridad del padre, negar los roles específicos paternos
y maternos, y hasta arrebatar a la familia su derecho natural como principal
educador de sus hijos. A su vez, suprimir toda forma de dominación y declarar que
las mujeres son la “clase oprimida” y que los hombres son la “clase opresora” (en
lenguaje neo-marxista).
Las ideas marcuseanas influyeron devastadoramente en millones de jóvenes a nivel
mundial. Sus postulados asentaron las bases del denominado “Mayo Francés” de
1968 y su famoso “prohibido prohibir”. Un movimiento ideológico marxista generado
en la Universidad de Paris y que se levantó sobre dos supuestos básicos:el fin de
principio de autoridad y la superación de la moral “represora” tradicional.
La promoción del terrorismo intelectual y la “corrección política”
En su ensayo “Tolerancia Represiva” de 1965, Marcuse acuña un concepto clave: la
“tolerancia liberadora”. Éste concepto parte de la base de que se deben crear
condiciones óptimas para una tolerancia hacia la “izquierda” (tal su terminología) y
una intolerancia irrestricta hacia lo que él denomina “derecha”
El plan de éste intelectual consistió en promover un reduccionismo simplista sobre
la palabra “derecha”, utilizándola como término para definir todo aquello que se
oponía a los postulados culturales de la Escuela de Frankfurt. 
Por su parte, en 1950 Adorno escribió su obra más influyente, “La Personalidad
autoritaria”, sosteniendo que el pueblo de EE.UU. poseía muchos rasgos “fascistas”,
y que todo aquel partidario de la tradicional cultura estadounidense, era poco más
que un desequilibrado mental. No es casual que los defensores a ultranza de la
“corrección política” utilicen las habituales etiquetas o estigmatizaciones como
“fascistas”, “ultraderechistas”, “fachos” o “nazis”.
Así se buscó que las sociedades pierdan su capacidad critica y revisionista, y vivan
estigmatizadas si contradicen los postulados establecidos por la “corrección politica”
o la “historia oficial”. Ésto, que se puede observar en muchos ámbitos, es ni menos
que la imposición cultural de la censura y del terrorismo intelectual.
Fuentes:
- Revisionismo Histórico www.revisionismo.com.ar
Nota aclaratoria:
Esto es historia documentada. La transcripción es textual, y no necesariamente
implica aceptación, aprobación o coincidencia con lo expresado por cada uno de los
autores o documentos transcriptos.
(Ver Nota aclaratoria)

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