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http://booksmedicos.org PSICOLOGÍA DE LA OBESIDAD: Esferas de vida. Multidisciplina y complejidad EL LIBRO MUERE CUANDO LO FOTOCOPIA AMIGO LECTOR: Laobra que usted tiene en susmanos posee un gran valor. En ella, su autor ha vertido conocimientos, experiencia y mucho trabajo. El editor ha procurado una presentación digna de su contenido y está poniendo todo su empe- ño y recursos para que sea ampliamente difundida, a través de su red de comerciali- zación. Al fotocopiar este libro, el autor y el editor dejan de percibir lo que corresponde a la inversión que ha realizado y se desalienta la creación de nuevas obras. Rechace cualquier ejemplar “pirata” o fotocopia ilegal de este libro, pues de lo contrario estará contribuyendo al lucro de quienes se aprovechan ilegítimamente del esfuer- zo del autor y del editor. La reproducción no autorizada de obras protegidas por el derecho de autor no sólo es un delito, sino que atenta contra la creatividad y la difusión de la cultura. Paramayor información comuníquese con nosotros: PSICOLOGÍA DE LA OBESIDAD: Esferas de vida. Multidisciplina y complejidad Editora y compiladora: DRA. RAQUEL DEL SOCORRO GUILLÉN RIEBELING Editor responsable: Lic. Santiago Viveros Fuentes Editorial El Manual Moderno SEGUNDA EDICIÓN Psicología de la obesidad: Esferas de vida. Multidisciplina y compleji- dad / editora y compiladora Raquel del Socorro Guillén Riebeling. –- Segunda edición. -- México : Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Superiores Zaragoza : Editorial El Manual Moder- no, 2014. xvi, 204 páginas : ilustraciones ; cm. Incluye índice ISBN: 978-607-02-4218-2 (UNAM) ISBN: 978-607-02-4220-5 (Versión electrónica) ISBN: 978-607-448-329-1 (Editorial El Manual Moderno) ISBN: 978-607-448-328-4 (Versión electrónica Editorial El Manual Moderno) 1. Obesidad – Aspectos psicológicos. 2. Comer compulsivamente. 3. Hábitos alimentarios - Aspectos psicológicos. 4. Pérdida de peso – Aspectos psicológicos. I. Guillén Riebeling, Raquel del Socorro, editor, compilador. II. Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Estudios Superiores Zaragoza. 616.398019-scdd21 Psicología de la obesidad: Esferas de vida. Multidisciplina y complejidad, segunda edición D.R. © 2014 Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Superiores, Zaragoza ISBN: 978-607-02-4218-2 ISBN: 978-607-02-4220-5 Versión electrónica Av. Guelatao Núm. 66 Col. Ejército de Oriente C.P. 09230, México, D.F. Fecha de edición: 8 de agosto de 2014 En coedición con: Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V. ISBN: 978-607-448-329-1 ISBN: 978-607-448-328-4 Versión electrónica Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Reg. núm. 39 Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema alguno de tarjetas perforadas o transmitida por otro medio —electrónico, mecánico, fotocopiador, registrador, etcétera— sin permiso previo por escrito de la Editorial. IMPRESO Y HECHO EN MÉXICO/PRINTED IN MEXICO Director editorial y de producción: Dr. José Luis Morales Saavedra Editora asociada: LCC Tania Uriza Gómez Diseño de portada: LCG Adriana Durán Arce Para mayor información en: www.manualmoderno.com Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V., Av. Sonora núm. 206, Col. Hipódromo, Deleg. Cuauhtémoc, 06100 México, D.F. (52-55)52-65-11-00 info@manualmoderno.com quejas@manualmoderno.com@ Nos interesa su opinión, comuníquese con nosotros: V Colaboradores María Araceli Álvarez Gasca Q.F.B; Maestra en Modificación de Conducta (UNAM). Educadora en diabetes. Prof. Titular A T C. Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FESI) UNAM,en la Carrera de Médico Cirujano y Prof. Adjunto en la maestría de Medicina Conductual. Elaboración y revisión de un programa de la Residencia de Medicina conductual.(UNAM). Responsable de la Clínica de Diabetes y Síndrome Metabólico en la Clínica Universitaria de Salud Integral de la FESI. Capítulo 6 Alison Ireri Anguiano Ávalos Académica de la Facultad de Medicina, UNAM, con 16 años de antigüedad. Práctica clínica en el Hospital de Zona Num. 47 del IMSS, Unidad Habitacional Vicente Guerrero, Delegación Iztapalapa, México, D.F. Capítulo 16 Blanca Estela Barcelata Eguiarte Profesora de Carrera T.C., Asociado “C”, Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, Universidad Nacional Autónoma de México, con más de 30 años de trayectoria académica. Maestra en Psicología clínica por la Facultad de Psicología, UNAM, con especialidad en evaluación de problemas psico- lógicos por el Instituto Mexicano de Psiquiatría. Temas de interés: familia, adolescencia, grupos y evaluación psicológica. Capítulo 15 Nuria Codina Mata Profesora titular en el Departamento de Psicología Social, Universidad de Barcelona, España. Pre- sidenta de la Comisión de Doctorado del Departamento de Psicología Social y coordinadora del Practicum del Máster en Intervención psicosocial. Ha sido profesora e investigadora invitada por las universidades Paul Valery de Montpellier (Francia), Pontificia Universidade Católica de Rio Grande do Sul (Brasil), Pontificia Universidade Católica de Sao Paulo (Brasil) y la Universidad Nacional Autónoma de México (FES Zaragoza). Coordinadora del Grupo de investigación psicosocial, am- biental y organizacional. Capítulo 11 Psicología de la obesidadVI Dolores Patricia Delgado Jacobo Profesora Asociada “B”, Carrera de Medicina, Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, Universidad Nacional Autónoma de México, con más de 20 años de trayectoria académica. Médico cirujano por la FES Zaragoza, UNAM. Especialidad de Medicina del deporte por el Instituto Politécnico Nacional, Escuela Superior de Medicina. Integrante de la línea de investigación y del Servicio social Obesidad desde una perspectiva cognitivo-conductual. Capítulo 12 Gilda Gómez-Peresmitré Profesora Titular “C”, T.C., Facultad de Psicología,Universidad Nacional Autónoma de México. Doc- tora en Psicología, con más de 35 años de trayectoria académica. Temas de investigación: Detección y medición de factores de riesgo en trastornos de la conducta alimentaria y desarrollo y promoción de los factores de protección; Papel de la imagen corporal en los grupos de alto riesgo (niñas púberes y adolescentes, deportistas de alto rendimiento y bailarinas, entre otros). Investigación evaluativa de los diseños de intervención en la prevención de los factores de riesgo en trastornos de la conducta alimentaria. Programas de prevención primaria en trastornos de la conducta alimentaria. Autora de varios libros y artículos científicos y conferencista. Capítulo 7 Dulce María Guillén Cadena Licenciatura en Enfermería y Obstetricia. Maestría en Psicología. Doctorado en Educación. Es- pecialidad en Educación en Enfermería Psiquiátrica. Profesora Asociada “C” T.C. con docencia en la carrera de Enfermería y en la Maestría en Enfermería. Investigación SUA. Ha participado en la elaboración, diseño e implementación del Plan de estudios del nivel técnico y de licenciatura de la Carrera de Enfermería. Participación en proyectos de investigación en ciencias de la educación y de la salud, Tutora del Posgrado en Enfermería y del Posgrado en Ciencias Odontológicas y de la Salud. Mérito Académico 2004 UNAM. Capítulo 17 Raquel del Socorro Guillén Riebeling Profesor Titular Asociado “a”, Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, “con 35 años” de trayectoria académica. Licenciada en Psicología, Maestra en Psicología Clínica, Facultad de Psicología UNAM. Doctora en Antropología, ENAH (INAH-SEP). Pos- grado en Nutrición y Obesidad, Universidad de Navarra, España. Profesora Honoraria por el Colegio de Psicólogos del Perú; por la Universidad Autónoma del Perú. Secretaria de la Carrera Académica, STUNAM. Línea de Investigación: Obesidad desde una perspectiva cognitivo conductual (Unidad de Investigación FES Zaragoza UNAM: FESZ-RP/13-116-043. PAPIIT DGAPA-UNAM IN302112.Capítulo 10 Ana Ma. Patricia Jaime García Cirujano Dentista por la Universidad Nacional Autónoma de México. Colaboradora de la maestra María de Jesús Jaime García (FES-Z, UNAM). Capítulo 9 María de Jesús Jaime García Profesora “C” T. C. interino. Licenciatura en Psicología, con una especialidad en problemas del aprendizaje (Universidad Iberoamericana) y terapia breve en el Instituto de Terapias Breves, S.C. Maestría en Psicoterapia existencial. Capítulo 9 Colaboradores VII Martha Kaufer Horwitz Doctora en Ciencias de la Salud con campo de estudios en Epidemiología por la UNAM. Nutrió- loga certificada por el Colegio Mexicano de Nutriólogos. Investigadora de la Clínica de Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”. Licenciada en Nutrición por la Universidad Iberoamericana. Maestría en Cien- cias sociomédicas con énfasis en Epidemiología por la Universidad Nacional Autónoma de México, en la cual fue distinguida con la Medalla Alfonso Caso. Coeditora del libro Nutriología médica de la Editorial Médica Panamericana. Autora de artículos de investigación en revistas científicas y de capítulos en libros especializados. Capítulo 13 Margarita Lagarde Lozano Profesora Titular “B”, Facultad de Psicología, Coordinación de Psicofisiología, Universidad Nacional Autónoma de México. Doctora en Antropología, con más de 35 años de trayectoria académica, y psicoterapeuta de adolescentes. Temas de investigación: Etología de las relaciones madre-hijo. Insti- tuto de Investigaciones Antropológicas, UNAM. Seminarios permanentes de parentalidad humana. Capítulo 2 Luisa Lizet Maya Funes Nutrióloga y Psicoterapeuta. Egresada de la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos de la Universidad Iberoame- ricana, cuenta con posgrados en Terapia Familiar por la Universidad de las Américas Puebla, en Psiquiatría para Psicólogas por la Asociación Psicoanalítica Mexicana y en Terapia Médico Familiar por la Asociación Mexicana de Terapia Familiar/ Hospital Ángeles Lomas /Instituto de la Familia A.C. Trabajó durante 6 años como coordinadora del programa de Obesidad en el Instituto Nacional de la Nutrición Dr. Salvador Zubirán y en consulta privada por más de 20 años. Ha sido maestra en la Escuela de Medicina Física del Hospital ABC, además de en múltiples diplomados en el Colegio Médico Militar y la FES Iztacala y la Asociación Mexicana para el estudio de la Obesidad. En la ac- tualidad es Presidenta suplente de la Federación Mexicana de Nutrición y Deportes capítulo Estado de México, es Secretaria de la Asociación de Egresados de Nutrición y Ciencias de los Alimentos y colabora con la Asociación Médica del Hospital Ángeles Lomas, además de ser nutrióloga asociada del Hospital de Beneficencia Española. Capítulo 4, 14 Armando Nava Rivera† Profesor Titular “C” T.C., Facultad de Psicología, Coordinación de Psicofisiología, Universidad Na- cional Autónoma de México. Temas de investigación: Análisis neuroetológico, Neuropsicología de la conciencia. Docente de cursos intersemestrales. Conferencista en temas de Psicología y Salud, Etología y Psicoética. Autor de varios libros y artículos. Reconocimiento al Mérito universitario en 2007 por cumplir 50 años de docencia, otorgado por el Rector Juan Ramón de la Fuente. Capítulo 1 Francisco Navarro Santos Licenciado en Psicología por la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, Universidad Nacional Autónoma de México. Integrante del grupo de investigación y prestador de Servicio social Obesidad desde una perspectiva cognitivo-conductual. Capítulo 8 Psicología de la obesidadVIII Leticia Osornio Castillo Lic. En Psicología por la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (antes ENEP). Realizó los estudios de Maestría: en Psicología Clínica en la Facultad de Medicina de la UNAM, así como el Doctorado en Antropología Social, en la Universidad Iberoamericana, Campus Santa Fe. Profesor Asociado C Tiempo Completo, FESI-UNAM. Ha impartido materias en la Carrera de Psicología y Médico Cirujano en la FESI, en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Campus Estado de México y en la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT). Capítulo 17 Ma. Refugio Ríos Saldaña Profesora de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, Universidad Nacional Autónoma de Mé- xico, con más de 19 años de trayectoria académica, Tiene especialidad en Psicoterapia Gestalt por el Instituto Mexicano de Psicoterapia Gestalt, S. C., y magíster en Modificación de conducta de la FESI-UNAM, con estudios de doctorado en Sociología en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Asistente y ponente en congresos nacionales e internacionales y miembro de varias sociedades de Psicología. Capítulo 6, 17, 18 Lucy María Reidl Martínez Profesora Titular “C”, T.C, Facultad de Psicología,Universidad Nacional Autónoma de México. Doc- tora en Psicología, con más de 40 años de trayectoria académica. Directora de tesis de licenciatura, maestría y doctorado. Temas de investigación: Evaluación y psicología social; Personalidad y salud; Evaluación docente; Emociones y relaciones interpersonales. Autora de varios libros y artículos científicos, conferencista e integrante de diversos órganos colegiados. Capítulo 3 Rosalía Rodríguez de Elías Doctora en Psicología y Salud con la tesis “Prevención primaria de trastornos alimentarios: formación de audiencias críticas y psicoeducación, Facultad de Psicología, UNAM, 2008. Capítulo 7 Norma Yolanda Rodríguez Soriano Licenciada en Psicología, UNAM., Académica Facultad de Estudios Superiores Iztacala, UNAM. Carrera de Psicología. Integrante del grupo de investigación en interacciones sociales: Línea 2. Investigación de problemas conductuales y rendimiento académico en estudiantes universitarios. Capítulo 6 Rafael Enrico Sánchez Mayorga Académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (UAM-I), en el área de Psicología social desde 2006. Integrante del seminario de investigación Kurt Lewin desde 2003. Temas de investigación: sexualidad, salud reproductiva, salud y cambio de actitud en los trastornos de la alimentación en la adolescencia. Capítulo 5 Susana Zamora Muñiz Egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (UAM-I).Ayudante de investigación en el área de Psicología social. Integrante del seminario de investigación Kurt Lewin desde 2005. Temas de investigación: Resiliencia en el ámbito educativo y Trastornos de la alimen- tación en la adolescencia. Capítulo 5 IX Contenido Colaboradores .............................................................................................................. V Agradecimientos .......................................................................................................XIII Prólogo...................................................................................................................... XV Parte I: Esferas de vida Capítulo 1. Presente y futuro de la obesidad .............................................................. 3 Armando Nava Rivera Capítulo 2. Evolución humana y obesidad ............................................................... 15 Margarita Lagarde Lozano Capítulo 3. Importancia del estudio y tratamiento de la obesidad.................................................................. 23 Lucy María Reidl Martínez Raquel del Socorro Guillén Riebeling Capítulo 4. La familia del obeso............................................................................... 39 Luisa Lizet Maya Funes Psicología de la obesidadX Parte II: Complejidad Capítulo 5. Obesidad, dietas y factores psicosociales que favorecen los trastornos alimentarios............................................... 49 Rafael Enrico Sánchez Mayorga Susana Zamora Muñiz Capítulo 6. Incidencia de obesidad, factores de riesgo y problemas emocionales en estudiantes universitarios .......................... 63 Ma. RefugioRíos Saldaña Norma Yolanda Rodríguez Soriano María Araceli Álvarez Gasca Capítulo 7. Obesidad e influencia de la publicidad: índice de masa corporal y autopercepción del peso corporal en adolescentes .......................................................... 75 Rosalía Rodríguez de Elías Gilda Gómez-Peresmitré Capítulo 8. Construcción de la imagen corporal en mujeres con sobrepeso...................................................................... 83 Francisco Navarro Santos Capítulo 9. El precio del cuerpo .............................................................................. 91 Ana Ma. Patricia Jaime García María de Jesús Jaime García Capítulo 10. Formación del psicólogo en el estudio y atención de la obesidad....................................................................... 95 Raquel del Socorro Guillén Riebeling Parte III: Multidisciplina Capítulo 11. Deporte para hacer frente a la obesidad y ocio deportivo para potenciar el self: de lo simple a lo complejo ................................................................... 111 Nuria Codina Mata Capítulo 12. Ejercicio y obesidad............................................................................. 121 Dolores Patricia Delgado Jacobo Contenido XI Capítulo 13. Estrategias de prevención de obesidad infantil: una mirada a vuelo de pájaro............................................................... 127 Martha Kaufer Horwitz Capítulo 14. Relaciones transferenciales y contratransferenciales en los transtornos de la alimentación ................................................... 139 Luisa Lizet Maya Funes Capítulo 15. Trastornos alimentarios en la adolescencia: un abordaje sistémico-integral ............................................................. 147 Blanca Estela Barcelata Eguiarte Capítulo 16. Obesidad en pediatría.......................................................................... 163 Alison Ireri Anguiano Ávalos Capítulo 17. Propuesta de instrumento de evaluación sobre estilos y calidad de vida en estudiantes universitarios con diabetes mellitus ..................................................... 173 Ma. Refugio Ríos Saldaña Dulce María Guillén Cadena Leticia Osornio Castillo Capítulo 18. Estilo de vida en universitarias con y sin factores de riesgo de cáncer cervicouterino.................................. 183 Ma. Refugio Ríos Saldaña Índice .........................................................................................................................197 XIII Agradecimientos Quiero agradecer a cada uno de los investigadores y articulistas por participar en esta obra, quienes confiaron en mí para brindar a los estudiosos del tema un texto científico que apoye su conocimiento y práctica. A las personas relacionadas con la obesidad, al compartirla en sus ámbitos personal, social o cultural, la oportunidad de encontrar la resonancia personal y realizar un cambio en beneficio de su salud, calidad y estilo de vida. A mis maestros, Armando Nava Rivera y Margarita Lagarde Lozano, por su trascen- dencia académica y calidad personal. A la labor de apoyo de Blanca Leticia Vásquez Cisneros y Ana Rosa Rangel Rojas, por la revisión final de la obra. A las colegas Norma Yolanda Rodríguez Soriano y María Araceli Álvarez Gasca, colaboradoras de la maestra Ma. Refugio Ríos Saldaña (FES-I, UNAM), y a Ana Ma. Patricia Jaime García, colaboradoras de la maestra María de Jesús Jaime García (FES-Z, UNAM). A Lucy María Reidl Martínez, por su impulso y entusiasmo para consolidar este libro. A la Universidad Nacional Autónoma de México, y a la Facultad de Estudios Supe- riores Zaragoza, por el apoyo brindados a la línea de investigación Obesidad desde una perspectiva cognitivo-conductual, inscrito en la Unidad de Investigación y Posgrado (18 de septiembre de 2009, Número: LI-FESZ-170909). Al Comité editorial de la carrera de Psicología: Dra. Mirna García Méndez Mtra. María del Refugio Cuevas Martínez Mtra. Gabriela Carolina Valencia Chávez Lic. Alejandra Luna García Lic. Pedro Vargas Ávalos XV Prólogo La obesidad se ha convertido en un problema de salud pública a nivel mundial que afecta a la población en general, contexto en el cual México ocupa el segundo lugar en obesidad adulta, con aproximadamente 52 millones de personas que tienen problemas de peso y el primer lugar en obesidad infantil. Uno de los factores que interviene en esta situación son los estilos de vida poco saludables, relacionados con hábitos alimenticios y falta de ejercicio. La obesidad es un factor de riesgo para diferentes enfermedades, como las cardio- vasculares, la diabetes, la hipertensión arterial, la artrosis y ciertos tipos de cáncer. Estos problemas de salud incrementan la probabilidad de muerte y de padecer discapacidades y disminuyen la calidad de vida de las personas. El aumento progresivo de la obesidad y su impacto en la morbilidad y mortalidad la ubican como la epidemia del siglo XXI. En este escenario, la doctora Guillén Riebeling, investigadora del tema, en un esfuerzo por integrar información sobre el problema de la obesidad en términos de describirlo y ubicarlo en el contexto de México, reunió a un grupo de reconocidos investigadores sobre el tema para elaborar una obra referente a la obesi- dad, lo que es una tarea compleja por la diversidad de factores involucrados ¬(biológicos, familiares, sociales, culturales, entre otros) y por las perspectivas teóricas que explican el fenómeno, las cuales corresponden a diferentes disciplinas, lo que hace de la obesidad un problema de salud pública multidimensional. Con una visión amplia, los autores despliegan la teoría, la investigación y la práctica en el tratamiento de la obesidad, la etiología, los factores involucrados y las enfermedades que pueden resultar de la obesidad, así como los grupos más vulnerables y las alternativas de acción en la solución del problema que involucran prácticas de tratamiento y de pre- vención, contenidos que corresponden con el título del texto: Psicología de la obesidad: Esferas de vida. Multidisciplina y complejidad. En la obra se entrelazan las esferas citadas, se describen diferentes aproximaciones teóricas que explican el fenómeno de estudio, y después se presenta evidencia empírica sobre el problema, concluyendo con un conjunto de posibles acciones para revertir el problema de la obesidad. En relación con el contexto mexicano, los autores explican los resultados de sus investigaciones y los diversos factores que intervienen en el problema de Psicología de la obesidadXVI la obesidad en nuestro país, tales como los biológicos, psicosociales, emocionales, familiares, y la publicidad. Con base en su contenido, esta obra refleja, desde una perspectiva multidisciplinaria, el compromiso de aportar conocimiento y líneas de acción tendientes a favorecer una alimentación y estilos de vida saludables a partir de la investigación, prevención y trata- miento de la obesidad. Mirna García Méndez © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 1 Parte I: Esferas de vida Esferas de Vida Las aproximaciones teórico conceptuales de la Psicología de la Obesidad permiten abor- darla desde diversos ámbitos, lo que permite una mayor comprensión de su origen, factores asociados, y su dinámica evolutiva en cada ser humano, en nuestra especie y culturas. Esferas de vida del desarrollo humano resaltan el vinculo entre los aspectos biológi- cos, hereditarios y ambientales en niños, adolescentes y adultos tanto de su origen como mantenimiento de la obesidad en cada una de estas etapas a través de la presencia de la obesidad con los factores de riesgo asociados, siendo la propia obesidad infantil un factor de riesgo a problemas de salud en la etapa adulta. Como la obesidad en la adultez como factor de riesgo en el estilo de vida saludable. Los modelos psicológicos queabordan la salud y la obesidad de las personas consi- deran la personalidad, las conductas, las emociones y las cogniciones en su vinculación social, clínica y cultural. Estos paradigmas dan la posibilidad de comprender conceptos procedentes del modelo médico – clínico como distorsión de la imagen corporal, trastorno de la conducta alimentaria y sedentarismo, en el conocimiento de procesos psicológicos de la imagen corporal, la conducta alimentaria y el comportamiento de la actividad física asociado a la condición corporal. Si bien la obesidad es un problema de salud y su medición corresponde a la antropo- metría, la Psicología y la Antropología contribuyen con estrategias metodológicas para su medición y conocimiento ambientales tanto psicológico como sociocultural. © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 3 Capítulo 1 Presente y futuro de la obesidad Armando Nava Rivera*† La psicobiología cibernética ha mostrado que todo sistema con vida es regulado y modulado por la realimentación, un flujo inverso de información que permite que los sistemas funcionales realicen adecuadamente sus acciones y alcancen sus metas. Al equilibrio que se llega en los sistemas psicofuncionales se le denomina homeostasis, estado que permite la realización biológica y psicológica del sistema estudiado. Para abordar el tema de la obesidad, que es un sistema en el que, por algún factor, se ha roto el equilibrio homeostático, deben considerarse las funciones del propio sistema y sus relaciones con los sistemas con que interactúa. Al hacer referencia a la obesidad o aumento de peso anormal deben considerarse varios sistemas o subsistemas que concurren en la regulación entre el metabolismo, las necesidades energéticas y la reposición de la materia-energía que consume el organismo. Así, los mecanismos homeostáticos modu- larán la pérdida de energía como costo funcional de la vida, la reposición de la materia- energía mediante el hambre y la saciedad, y los elementos de cambios metabólicos que influyen en la ganancia de energía metabólica y anabólica y la pérdida catabólica. El equilibrio anabolismo-catabolismo permite que el organismo se encuentre en el estado de salud, que cambia de acuerdo con la actividad orgánica y las necesidades impuestas por la edad. El anabolismo, ganancia de alimentos para su transformación, se inicia con la ingesta, determinada por el hambre de acuerdo con el equilibrio de adquisición y gasto de energía- materia. La degradación de los elementos de la nutrición adquiridos por la ingesta para obtener energía y material plástico de reconstrucción orgánica constituye el catabolismo, Psicología de la obesidad © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 4 el cual es dirigido por los sistemas de realimentación que más adelante se consideran. El desequilibrio de estos factores conducirá a la obesidad o exceso de peso entre el anabolismo y el catabolismo. Cuando el anabolismo es suficientemente funcional para proporcionar la energía necesaria y el material asimilable, el catabolismo elimina no sólo los productos ya utilizados sino los excedentes (transformados) y se produce un exceso de almacenamiento de los materiales orgánicos que provee la alimentación, y aparecen el sobrepeso y la obesidad. Deben considerarse los excesos de ingestión y la falta de gasto energético por el ejercicio, así como los mecanismos realimentados que intervienen en los procesos metabólicos, que comprenden la ingesta alimenticia, su transformación en materiales plásticos y el catabolismo para obtener la energía necesaria para el sistema orgánico. Los procesos de transformación de los elementos metabólicos comprenden la provisión de energía y su aprovechamiento para proporcionar estructura a los elementos celulares. De lo anterior se concluye que no sólo es suficiente el conocimiento de la toma de alimentos controlados en un sistema de hambre-saciedad, sino además explicar que ese binomio se mantiene equilibrado de acuerdo con las características fisiológicas y psicológicas del organismo sano. Inicialmente se consideró importante el conocimiento de los centros hipotalámicos del hambre y la saciedad, que determinan cuándo ingerir alimentos y cuándo deben suspenderse. Esta simple visión se complica cuando, al menos en los animales, la intervención quirúrgica para destruir los centros del hambre-saciedad del hipotálamo producen alteraciones de otros sistemas relacionados con alteraciones sensoriales de diferentes tipos que guardan correspondencia con la ingesta y su suspensión. La obesidad es la alteración metabólica más frecuente en el mundo occidental, a tal grado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha calificado como la epidemia del siglo XXI (Moreno et al., 2000 y 2005). La obesidad se caracteriza por un exceso de grasas del organismo que produce un aumento del peso corporal que no corresponde a la homeostasis metabólica de acuerdo con el sexo, la talla, la edad y el gasto energético. El exceso del almacenamiento de tejido graso en el organismo afecta la salud, predispone a otras enfermedades y acorta la vida de las personas. De acuerdo con la relación entre el peso corporal y el índice de masa corporal, la obesidad presenta diferentes grados: grado I, con sobrepeso entre 10 y 25% del peso teórico normal; grado II, con sobrepeso de 25 a 40%, y grado III, con más de 40% de sobrepeso (Must, Dallal & Dietz, 1991). En los países industrializados la obesidad afecta a 30% de su población. La encuesta realizada en México en 1990 por Sepúlveda, Ángel, Tapia, Valdespino, Madrigal y Kumate mostró un sobrepeso de 24.8% en mujeres entre 12 y 49 años de edad y de 4.4 a 11.3% en niños. La obesidad predispone y se asocia con diabetes, hipertensión arterial, deslipemias, riesgo de trastornos cardiovasculares, artrosis, enfermedades cancerígenas, enfermedades psiquiátricas, síndrome de apnea del sueño, artrosis e incapacidades derivadas. Para medir el grado de obesidad se utiliza el índice de masa corporal (IMC) propuesto por Quetalet, que es el cociente resultante de dividir el peso corporal en kilogramos entre el cuadrado de la talla en metros. El IMC en adultos es de 20 a 25 kg/m². Las cifras superiores a 25 kg/m² se consideran como sobrepeso u obesidad. © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. Presente y futuro de la. . . 5 Existe un equilibrio cibernético entre la alimentación y las necesidades energéticas, que al romperse o alterarse produce obesidad, si se sigue la alimentación y no se reducen dichas necesidades.. La ingesta de alimentos es una función compleja debido al número de factores psicobiológicos que intervienen para alimentarse de acuerdo a las necesidades del gasto energético. A su vez, la ingesta está determinada principalmente por la homeostasis hambre- saciedad y el apetito, además de los factores sociales y hedónicos, personales y culturales. Se han propuesto varias explicaciones acerca del mecanismo hambre-saciedad, tales como el glucostato, el lipostato, el aminoácido estático y el colesterolestato, cuyos controles existen principalmente en los centros hipotalámicos. La integración metabólica basal se mantiene con la regulación de dichos nutrientes. La actividad del hígado en la regulación de la conducta alimenticia metabólico-energética reviste gran importancia, destacando elglucógeno hepático, mantenido por glucosensores que controlan la ingestión de azúcares (figura 1-1). Asimismo, el hígado interviene en la regulación alimenticia de piruvato, lactato, glicerol, ácidos grasos y aminoácidos (figura 1-2). El factor central del control son las células hepáticas. Se ha atribuido al piruvato intrahepático la función de guiar a los metabolitos. Se añadiría al controlmetabólico hepático la disminución de insulina, el aumento del glucógeno y de ACTH, la hormona del crecimiento y las descargas del sistema simpático. Además, los niveles de piruvato intracelular se relacionan con el ATF (factores de transcripción activadores) intrahepático. La disminución de ATF en periodos en los que no hay ingesta (ayuno) modifica los potenciales de membrana del hepatocito, que al despolarizarse modifican el tono del sistema vegetativo que conduce señales por el tracto del haz solitario hacia los centros hipotalámicos del control de la ingesta. Al aumentar la hiperpolarización de la membrana del hepatocito se producen señales de saciedad hacia los centros hipotalámicos. Hetherington y Ranson descubrieron en 1942 que la destrucción de los núcleos ventromediales del hipotálamo en ratas produce aumento de la ingesta (hiperfagia), que induce a una notable obesidad. Por otro lado, las lesiones bilaterales del hipotálamo lateral provocan falta de ingesta (afagia), lo que provoca la muerte de las ratas, a menos que se les obligue a ingerir alimento. La estimulación eléctrica de la región ventromedial del hipotálamo suprime la ingestión de alimento y la estimulación del hipotálamo lateral induce una ingesta excesiva de alimento que provoca obesidad. Estos hechos se interpretaron como la existencia de dos centros en el hipotálamo, el del hambre y el de la saciedad, que en forma interactuante controlan la ingestión normal de los alimentos. Lo anterior también se comprobó utilizando estímulos químicos (figura 1-3). Sin embargo, al aplicar los conceptos homeostásicos se demuestra que los controles del sistema nervioso no se realizan en núcleos específicos sino por diversas estructuras del encéfalo en forma integrativa intercurrente (Nava-Rivera, 1984). Respecto a la conducta alimentaria, pueden mencionarse tres factores importantes en su regulación: 1. Las manifestaciones de la información sensitiva. 2. Las alteraciones en los valores de referencia. 3. Las interferencias en la excitación conductual. Psicología de la obesidad © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 6 Lo anterior se descubre al saber que las lesiones del hipotálamo lateral producen déficit sensitivo y motor por la destrucción de fibras del trigémino y de fibras dopaminérgicas del haz medial del prosencéfalo en la intervención de lesión, que produce agnosia sensitiva e induce a la toma de alimentos. También una lesión unilateral del hipotálamo lateral produce cambios en las respuestas de orientación a estímulos viscerales, olfatorios y somatosensoriales que se presentan en el lado opuesto de la lesión y que disminuyen la toma de alimentos. Cabe mencionar que los animales con lesiones del núcleo ventomedial del hipotálamo presentan un aumento de las propiedades aversivas o atractivas a los alimentos. El aumento de las respuestas sensitivas a la comida en animales con lesiones hipotalámicas ventromediales es consecuencia y no causa de la obesidad, al obtenerse respuestas excesivas al sabor de la comida. Figura 1-1. Centros hipotalámicos Glucosensores Ingesta (hambre real) Baja de piruvato Ayuno Aumenta glucosa, piruvato ATF Baja de piruvato ATF glucógeno Inhibición SaciedadSistema nervioso vegetativo Núcleo del tracto solitario Estimulación hepática Hepatocito © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. Presente y futuro de la. . . 7 Brobeck (1975) demostró que el consumo de alimentos cambia de acuerdo con la temperatura. El frío por lo general aumenta la ingesta, preferentemente de carbohidratos; por el contrario, el calor reduce la ingesta, por lo cual dicho autor propone la existencia de sensores térmicos en la piel y el cerebro que modifican el hambre. Al no comprobarse la existencia de estos sensores, la hipótesis fue descartada. Sin embargo, si se toman en Figura 1-2. Hígado Hepatocito Adenosintrifostato (ATF) Receptores hepáticos Glucógeno Sistema nervioso autónomo Glucógeno Hormona adrenocorticotrópica (ACTH) Hormona del crecimiento Piruvato Glucógeno elevado Aumento de actividad hepática Baja glucógeno hepático Baja el piruvato Aumento receptores hepáticos Baja absorción intestinal Metabolitos Reguladores alimenticios hepáticos Piruvato Ayuno Lactato Glicerol Varios aminoácidos Ácidos grasos Hormona del crecimiento Alimentación Alteración de Insulina, glucógeno, ACTH + + + { { Psicología de la obesidad © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 8 cuenta las relaciones de calor y frío con la ingesta, con el frío es necesaria más energía y estimularía la acción de comer, lo cual tiene cierta lógica. Considerando el aporte energético de los glúcidos y su fino control en sangre, Moyer (1984) estudió la existencia de un glucostato que induciría hambre. Los glucorreceptores Figura 1-3. Hipotálamo lateral (centro del hambre) Carbohidratos y proteínas Hipotálamo ventricular (centro de la saciedad) Aparato digestivo Ingestión de alimentos Grasas en sangre Carbohidratos y proteínas (Bloqueo) Grasas en sangre Ingestión de alimentos Aparato digestivo Neuropéptido Páncreas Piruvato ATP Neuropéptido Piruvato ATP Hígado Insulina Leptina Tejido adiposo Páncreas Insulina Leptina Tejido adiposo © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. Presente y futuro de la. . . 9 se encuentran principalmente en los núcleos ventromediales y laterales del hipotálamo. Así, al bloquear la utilización de glucosa en el hipotálamo con 2-desoxiglucosa se produce hiperfagia, y el aumento de los niveles de glúcidos en la sangre produce descenso en el hambre. También se ha considerado que el metabolismo de las grasas modifica la ingesta. Así, el descenso de las grasas en la dieta se compensa con aumento de su ingestión. Esto es claro en investigaciones en animales. Investigaciones realizadas en 1999 se enfocaron en el estudio del tejido adiposo, encontrando que secreta una hormona llamada leptina, producida en las acumulaciones de grasa. De lo anterior se deduce que los obesos presentan mayores concentraciones plasmáticas de leptina en comparación con las personas delgadas. La leptina es una proteína que se produce en los adipocitos y que regula la saciedad por modulación hipotalámica. Sus concentraciones son mayores de noche y disminuyen a lo largo del día; al parecer, suprime el apetito durante el sueño (Calzada-León, Altamirano- Bustamante & Ruiz-Reyes, 2008; López-Alvarenga, 1999). Se ha comprobado que la ausencia de leptina o de sus receptores en animales induce obesidad (figura 1-3). La leptina transmite información de los estados de adiposidad, se libera durante las comidas y actúa sobre los núcleos hipotalámicos inhibidores de los factores estimulantes de la ingesta. Se puede considerar a la leptina como una señal de saciedad a corto plazo. GENÉTICA Y OBESIDAD La obesidad es la expresión final de las interacciones de una serie de factores ambientales y conductuales sobre una determinada información genética que hace al individuo susceptible, en diversos grados, a la influencia de factores conductuales-ambientales (Moreno, Oliver y Beutheber, 2005). En los últimos 35 años ha crecido el interés por tipificar los genes y marcadores cromosómicos relacionados con la regulación del metabolismo energético, y cuyas alteraciones exponen al individuo a desarrollar obesidad. A la fecha se han descubierto más de 430 genes marcadores o regiones cromosómicas asociados con la obesidad humana. La relación de estos genes es multifactorial y con manifestaciones de algunos, según el sujeto obeso y sus relaciones epigéneticas. Así, han podido encontrarse alteraciones monocigóticas y digénicas.En varios síndromes con patrones de herencia que siguen los modelos mendelianos se han identificado los rasgos fenotípicos que muestran la existencia de mutaciones en números variables de genes, como se explica más adelante. En la actualidad, la obesidad puede considerarse como un ejemplo de trastorno poligénico cuya expresión génica está contenida en 430 localizaciones cromosómicas (cuadro 1-1). Psicología de la obesidad © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 10 Entre las mutaciones monogénicas y digénicas causantes de obesidad figuran las siguientes: Gen OMIM 164160, localizado en 7q31.3, relacionado con la formación de leptinas, proteína de 16k de peso molecular, compuesta por 166 aminoácidos, que es producida por los adipocitos a partir de triglicéridos que actúan en receptores localizados en el núcleo arcuato del hipotálamo, que genera estímulos anoréxico y aumento del gasto energético basal. Participa en la liberación de gonadotropinas hipofisiarias, actúa sobre el hipotálamo, tiene acción lítica sobre la preinsulina y el proglucagón pancreático, e interviene en la absorción de nutrientes en el intestino. Gen OMIM 60 1487, localizado en 3p 25.2 y 7q 31.2 y 7q 3/2. Se encontró una doble mutación PPARG y PPP/R23A en familias obesas con aparición precoz de insulinorresistencia. Están implicadas en el metabolismo de los hidrocarburos y regulan la hematopoyesis, la angiogénesis y las respuestas inmunitarias. Gen OMIM 601007, localizado en 1p3 receptor de leptina, que interviene en la formación de receptores de la familia de las citoquinas. La mutación de este gen autonómico desarrolla diabetes mellitus y aumenta los niveles plasmáticos de colesterol, triglicéridos y leptina. Los receptores en el sistema nervioso se localizan en las leptomeninges, el plexo coroideo y el hipotálamo. En los humanos esta mutación concurre con hiperfagia, obesidad, hipogonadismo y disminución de los factores tirotróficos y somatotróficos del hipotálamo. Cuadro 1-1. Genes relacionados con el fenotipo de la obesidad Gen Localización ADRB2 ADRB3 DRD2 GNB3 INS LDLR LEP LEPR LIPE NR3C1 PPARG UCP1 UCP2 UCP3 © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. Presente y futuro de la. . . 11 Gen POMC (propiomelanocortina) OMIM 176830, localizado en 2p 23.3. Es producido en el núcleo arcuato del hipotálamo, secretado por la adenohipófisis como precursor de la corticotrofina y de la lipoproteína beta, con unidades de menor tamaño como la hormona adrenocorticotrófica y la leptina B; estimula la corteza suprarrenal. Se asocia con péptidos de menor tamaño como la endorfina B y la lipotrofina gamma. Gen MC4R. Es el cuarto receptor de la melanocortina (OMIM 15 541) y se localiza en 18q22. Se encuentra en 0.5 a 5.8% de los individuos obesos. Se conocen de 42 a 50 variantes. Al parecer, su mutación produce pérdida del control sobre la ingesta. Gen PCK1 produce una ingesta de proteínas tipo subtilisina/hexina PCK1 o MIM16150, que se localiza en 5q15q-21 y produce una enzima que procesa los péptidos precursores de gran tamaño en productos activos maduros. HOMEOSTASIS DE LA INGESTA Algunas investigaciones sencillas señalan la intervención de factores periféricos sobre los centros hipotalámicos en la regulación de la ingesta, como la distensión gástrica, cuya estimulación de sus receptores explican el hambre y la saciedad local. El aumento de glucosa sanguínea (sin separar sanguínea) en la circulación induce hambre, y la administración sanguínea de glucosa reduce o suspende el hambre (nombrada hambre general). Sin embargo, estos fenómenos son pasajeros y no explican el control del hambre ni la saciedad a largo plazo. La imaginación no tiene límites, y al considerar que los registros de las condiciones alimenticias son controlados directamente por centros hipotalámicos, se presume la existencia de diferentes centros detectores en esta estructura neuronal, denominados glucostato, lipostrato y colesterolestato, entre otros. Fue hasta que se pensó en reguladores en el organismo que mediante sustancias llegaban por la circulación para activar-inhibir las funciones hipotalámicas con respecto a la toma y suspensión de alimentos que se estudió a los participantes en la regulación homeostática: 1. El hígado. 2. La secreción de insulina. 3. El tejido adiposo (leptina). 4. El sistema nervioso autónomo. 5. La intervención de trasmisores químicos. 6. Señales sensoriales. 7. La intervención de metabolitos (piruvato, lactato, glicerol, glucógeno). 8. Aminoácidos y ácidos grasos. 9. Los cambios térmicos. 10. La regulación cronotrópica. Psicología de la obesidad © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 12 CONTROLES FARMACOLÓGICOS Si se revisan los centenares de investigaciones que se han llevado a cabo para conocer las causas del sobrepeso y la obesidad, y que tratan de encontrar un medio físico-químico- biológico o social que pueda evitar la obesidad y poder mantener el equilibrio del peso/ energía del organismo, se encontrará multitud de factores que refieren las características de los trastornos de la obesidad. Entre estos factores deben considerarse las interrelaciones metabólicas del organismo con los metabolismos integrados entre las grasas, los carbohidratos y las proteínas. Estos tipos de metabolismos están interrelacionados y existe multitud de lazos realimentados que pueden producir un falso equilibrio con la predominancia de algunas de las bases alimenticias. Una relación importante en la obesidad es el desequilibrio en el metabolismo de las grasas, que se manifiesta en la elevación en los niveles en la circulación y en los tejidos 2 Picolino Nor-A-- Ach- N CH3 3 Picolino Nor-A-- Ach--- N CH3 Ac. Nicotínico Nor-A-- Ach++ N COOH 4 Picolino Nor-A ¿? Ach-- N CH3 Ac. Dipicolino Nor-A + Ach++++ N COOHHOOC disminución de la respuesta (10%) aumento de la respuesta (10%) Noradrenalina Acetilcolina - + Nor.A. Ach. Figura 1-4. © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. Presente y futuro de la. . . 13 del colesterol y los triglicéridos. El colesterol ha sido estudiado desde diferentes aspectos relacionados con el sobrepeso, la obesidad y los aumentos de la ingesta. Los investigadores no sólo han estudiado diferentes tipos de lípidos desde la perspectiva de la obesidad, sino sus repercusiones en el aparato circulatorio y las funciones hepáticas, que producen numerosos riesgos a la salud y a la longevidad. Los estudios de los fármacos hipocolesteronémicas y lipidémicas son numerosos. Al iniciar investigaciones en ratas con dietas ricas en aceites y continuarlas en humanos ha podido demostrarse que ciertos aceites presentes en las dietas disminuyen el colesterol, como el aceite de olivo. Otras sustancias, como el ácido nicotínico (biotina) y algunos derivados del ácido picolínico (figura 1-4), también contribuyen a reducir el nivel del colesterol y los triglicéridos en sujetos con dietas altas en grasas (Nava-Rivera, 1962, 1968). En otros estudios se han investigado sustancias que interfieren la síntesis de colesterol y los triglicéridos elevados en el hígado. Entre las sustancias encontradas están las estatinas (mevastatina, livastatina, sinvastatina y provastatina) y otras menos conocidas (flurastatina, atrovastatina y cerivastatina). Otro grupo que comienza a conocerse es el de los ácidos fíbricos, clofilato y genmifilotrozil, y otros que son inhibidores de la absorción del colesterol de las dietas y en las vías biliares, como la ezetimida. REFERENCIAS Brobeck, J.R. (1975). Nature of satiety signals. American Journal of Clinic Nutr, 28(8), 806-807. Calzada León, R., María de la Luz, N. & Ruiz Reyes, M. (2008).Reguladores neuroendocrinos y gastrointestinales del apetito y la saciedad. Biología Med Hosp Infant Mex, 65, 468 - 487. Hetheengton, A. & Ranson, S.W. (1942). The relation of various hypothalamic lesions to adiposity in the rat. Journal Comp Neurol, 76, 475-499. López Alvarenga, J.C. (1999). Papel de la leptina en la obesidad. Nutr. Clin. 2(1), 10-15. Moreno Esteban, B., Monereo Megías, S. y Álvarez Hernández, J. (2000). Obesidad. La epidemia del siglo XXI. España, Díaz de Santos. Moreno Esteban, B. & Monereo Megías, S. (2005). La obesidad en el tercer milenio. México. Ed. Panamericana. Moyer, K. (1984). Neuroanatomía. México. Ed. Interamericana. Must A, Dallal, G.E. & Dietz, W.H. (1991). Reference data for obesity: 85th and 95th percentiles of body mass index (wth/ht2) –a correction. American Journal of Clinic Nutrition 54, 773. Nava Rivera, A. (1962). Acción hipocolesterolemiante del ácido nicotínico y sus sustancias semejantes. Prensa Médica Mexicana XXVI, 55-57. Nava Rivera, A. (1968). Wirkung auf den cholesterin & godiweifiegel in blue dush kastration. Arzenemittel Forschung, 18, 481-485. Nava Rivera, A. (1984). Hacia el integracionismo intercurrente. Enseñanza e investigación en Psicología, México, Facultad de Psicología, UNAM, 63-67. Sepúlveda Amor, J., Lezana, M. A. TapiaConyer, R., Valdespino, J.l., Madrigal, E. & Kumate, J. (1990). Estado nutricional de preescolares y mujeres en México. Resultados de una encuesta probabilística nacional. Gaceta Médica Mexicana. 126, 207-224. © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 15 Capítulo 2 Evolución humana y obesidad Margarita Lagarde Lozano* La historia de la psicobiología en México inicia en la Escuela de Psicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, con las cátedras de Armando Rivera y Alberto Cuevas, que rinden frutos en esta reunión académica eminentemente psicobiológica, promovida por la Dra. Guillén. El propósito de los autores del presente trabajo, sigue siendo construir una perspectiva psicobiológica que recoja las propuestas psicoanalíticas de Freud, las aportaciones de las teorías del condicionamiento, las de la teoría del sujeto y las de las ciencias actuales de la biología y de la cultura, para abordar la problemática humana contemporánea, en este caso el problema de la obesidad. El eje que se propone es el de la economía evolutiva, es decir, el de una economía culturalmente determinada en un contexto ecológico y evolutivo que tiene como conse- cuencia la producción de entidades patológicas como la obesidad. La visión actual del Homo sapiens sapiens es la de una especie con un cerebro muy grande, necesario en la operación de redes socio-sexuales complejas (Wilson, 2000). No es un cerebro muy grande para hacer cálculos operativos en abstracto, para razonar muy rápido, integrar mucha información, para decidir de manera abstracta o simbólica mediante conceptos complejos, sino para resolver históricamente la reproducción humana mediante la significación evolutiva, es decir, mediante la moral. La corteza cerebral humana es 60% mayor que la de los otros primates de su misma talla, y este aumento radica en las áreas de la neocorteza que se usan en las competencias sociales mediadas por la teoría de la mente. Ésta consiste en hacer mentalmente lo que Psicología de la obesidad © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 16 hace el otro con base en neuronas espejo (Arbib, 2005), pensar lo que piensa el otro, sa- ber lo que el otro quiere que yo haga y lo que el otro quiere de mis pensamientos. Es la capacidad de adivinar el pensamiento de los congéneres, lo que Nava (2002) considera como función psicoética del cerebro humano. La inversión parental es la práctica social por medio de la cual nuestra especie construye tanto el desarrollo del lenguaje como la teoría de la mente. De las especies conocidas, la humana es la que invierte más en sus crías, implicando hasta ahora una intensa inversión materna, una excepcional inversión paterna, además de la inversión nona de las abuelas. Curiosamente, la humana es una de las tres especies de animales conocidos en la que las hembras presentan menopausia, es decir, periodos más o menos prolongados del ciclo vital, en los cuales las hembras pierden su capacidad reproductiva como individuos para favorecer la reproducción de sus nietos, y una de las pocas especies de primates en las que el padre se involucra directamente en la crianza de sus hijos. Si bien es evidente el condicionamiento corpóreo de la menopausia y de la maternidad, el paternaje humano pareciera ser un fenómeno mediado instrumental y socioculturalmente. Una tercera característica de la especie humana es la evolución tecnológica, es decir, la construcción instrumental de objetos para su uso: las herramientas. Esta condición ha generado una dinámica ecológica que en los últimos 10 000 años ha modificado violenta e irreversiblemente las relaciones reproductivas de la especie con nuestro cuerpo y sus relaciones ecológicas. Hace 90 000 años estábamos muy lejos del ambiente que nos rodea hoy, y en aquel ambiente el promedio de hijos reproductivos de una mujer era de tres como máximo. Sin la tecnología actual, la probabilidad de que la especie se extinguiera era muy alta, y una extraordinaria inversión parental era indispensable. Estábamos muy alejados de cualquier concepto de sobrepoblación, y la capacidad de almacenar calorías era fundamental para pasar de los periodos de abundancia a los de escasez, pero sobre todo para garantizar suficientes nutrientes a los costosísimos infantes humanos durante al menos los primeros 5 años de vida, pues debido al enorme tamaño de su cerebro, el ser humano nace extraor- dinariamente inmaduro y requiere una dotación continua de leche muy rica durante el primer año, después del cual es indispensable para el crecimiento de la neuromielina, el sistema inmunológico y el resto del cuerpo, hasta alcanzar una relativa independencia a los 6 o 7 años (Stuart Macadam Dettwyller, 1999). Todos los habitus humanos (Bordieu, 1995), incluso hasta el descubrimiento de la agricultura hace 10 000 años, han estado determinados por estas condiciones reproductivas y han conformado durante casi 1 000 siglos las bases de nuestra organización social en las relaciones de parentesco: ¿Yo soy hijo de qué madre?, ¿quién fue mi padre?, ¿de dónde vengo?, ¿a quién per- tenezco? y ¿a quién pertenecen los otros? son las cuestiones básicas del pensamiento histórico. Factores parentales, determinantes de las relaciones de esclavitud, de alianza y de las funciones de apego y transmisión cultural. Funciones que reproducen en pertenencia mediante las relaciones de identificación, inversión, protección, individuación y altruismo discriminatorio, con el que hemos barrido a todos nuestros demás congéneres. © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. Evolución humana y obesidad 17 Ya no habrá chimpancés en libertad, no habrá gorilas u otros monos en libertad. Somos una especie que tiende a agotar los ecosistemas, y así probablemente hemos extinguido a los Australopitecus, a los Erectus o a los Hábilis, quienes hasta hace 30 000 años vivían en la Tierra. PERO ¿QUÉ TIENE QUE VER ESTO CON LA OBESIDAD? La medicina evolutiva ha abordado problemas de salud como el alcoholismo, los infartos, el cáncer y la obesidad, mediante la teoría evolutiva para mejorar la comprensión de los síntomas y las terapéuticas. Explorar las fuerzas evolutivas que han formado nuestros cuerpos, puede darnos nuevas hipótesis acerca de las causas de las enfermedades y señalar la forma de generar nuevos y mejores tratamientos. Por ejemplo, en la preeclampsia se ha sugerido que los fetos pueden producir la proteína quela origina, aumentando el riesgo de la madre ante nuevos embarazos, lo que favorece que ésta se dedique sólo al hijo productor de esta proteína (David Heigh, en Zimmer, 2004). También se ha descubierto que el estrés nutricional en los fetos puede disparar un mecanismo proteico que protege al cuerpo de la desnutrición. Cuando estos individuos son sometidos a las dietas modernas, responden con el mortal síndrome metabólico de la obesidad, hipertensión y diabetes (Nesse, 2006), lo que demuestra que el cuerpo humano no es una maquina perfectamente diseñada sino un sistema biológico que evoluciona por selección natural mediante compromisos que permiten ventajas y vulnerabilidades. La medicina tradicional todavía se resiste a estos nuevos modelos en su trabajo porque desconoce la teoría evolutiva, aunque forma parte del pensamiento biológico. Se han pu- blicado trabajos en los que se aborda esta perspectiva y se dedican innovadores esfuerzos a la comprensión de la obesidad. Nuestros cuerpos están construidos para un medio ambiente que no tiene nada que ver con el que vivimos ahora. El medio ambiente para el que están construidos nuestros cuerpos fue el del Pleistoceno, hace 90 000 años. ¿Cómo era ese ambiente? Una persona caminaba en promedio 7 kilómetros diarios y/o lactaba a un pequeño, y las posibilidades de comer alimentos con muchos azúcares eran muy bajas, la protección social era abso- lutamente indispensable y la posibilidad de conflictos por estrés en las relaciones sociales era mínima. Los conflictos no resueltos no podían sostenerse, entre grupos podía haber guerras largas y distanciamientos, pero dentro de los grupos había que ser muy unidos y muy cohesivos. (Trevathan, XIV, 1999). Esta reconstrucción de lo que fue el medio ambiente que moldeó por selección natural nuestros cuerpos permite entender que las ventajas de la modernidad pueden no serlo, sometiendo a nuestro cuerpo a condiciones intensamente adversas, aunque vivamos muchos más años que nuestros antepasados. Ellos a los 25 años habían tenido a sus hijos, podían ser abuelos y morían a los 30; nosotros (en los grupos occidentales desarrollados) tenemos un promedio de vida de 70 años, cuyo final se sostiene en la soledad. Es frecuente que no queramos tener hijos, o que tengamos sólo uno, y que ese hijo sólo requiera de Psicología de la obesidad © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 18 nuestra existencia para que le administremos una buena guardería o educación y algunos juegos o implementos informáticos. Es evidente que vivimos en condiciones considerablemente distintas y que se contra- ponen con nuestra genética y nuestra biología, y que han ido generando alteraciones en diferentes áreas. Una de ellas es el control de peso, el crecimiento del tejido adiposo, que en su momento constituyó una estrategia ventajosa en caso de faltar alimento. Cuando iba a faltar alimento podíamos acumularlo, independientemente de los mecanismos de la saciedad, en función de nuevos escenarios carenciales posibles. La buena gordura anunciaba un invierno donde conseguir alimento y calor representaba un riesgo; entonces se ganaba o perdía peso de acuerdo al clima, al día o al momento del desarrollo, y nuestra relación con las condiciones ambientales nos permitían ajustes más fáciles que en un ambiente en donde no existen estas variaciones de alimentación y/o de desgaste tan grandes, que nos obligan a ejercer ajustes muchísimo mas finos y complejos. En los países con estaciones marcadas, una persona delgada estaba tan desajustada antes del invierno como una gorda después del invierno. Los contextos variaban y no era útil la idea de un peso determinado en todo el año. No era conveniente tener las mismas proporciones de peso corporal cuando se tenía 5 años que cuando se tenía 12, 14 o 18. La falla consistía en no poder hacer los ajustes necesarios; ahora se trata de mantener un peso estable, aunque las condiciones sean muy inestables, aunque no sepamos si tendremos trabajo, familia,amigos, escuela o casa en un futuro inmediato, porque lo único que sabemos es que nuestra vida depende del mercado moderno, donde todo lo permanente se desvanece en el aire (Marx, Manifiesto del partido comunista, 1848). Y podríamos preguntarnos: ¿en qué se sostiene el supuesto sanitario de que nuestro peso tiene que ser estable? Nuestra capacidad de acumular energía se ha transformado en un riesgo porque he- mos perdido la capacidad de regulación. Estamos obligados a consumir lo que nos ofrece el mercado y como nos lo ofrece (fast food). Tendremos que trabajar intensamente en condiciones de tortura sedentaria, acumulando energía para un hijo o para un nieto que no vendrá nunca, y desquiciando nuestros sistemas de regulación. Los primeros obreros morían extenuados en las fábricas, y los obreros actuales viven y mueren enterrados en el anquilosamiento, las adicciones y la gordura, convencidos además de su devaluación como personas y dispuestos a consumir cualquier cosa o terapia que los libere. Así, se transforman en adictos al buen cuerpo en nombre de la salud, poniendo de nuevo en riesgo sus vidas y/o sus carteras, perdiendo aún más la capacidad de percibir lo que necesita su cuerpo para vivir y administrándole compulsivamente lo que lo destruye. Esto se hace muy evidente en la anorexia o la bulimia; en las cuales, al borde de la muerte por inanición, la percepción de la imagen corporal se encuentra distorsionada propiciando el incremento de dicho estado. ¿Es la obesidad el problema, o se trata más exactamente de un derivado de otros des- ordenes? Y si así fuera, ¿Estos desórdenes originarios son comprensibles desde la medicina, la psicología o la antropología? Se ha dicho hasta el cansancio que se trata de un problema complejo interdisciplinario cuyas cifras amenazan todo el sistema de salud pública, pero es evidente que no se resuelve con la medicación, con la recomendación de hacer más ejercicio o la prescripción de dietas, porque todo esto no es más que un paliativo para el problema de origen. © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. Evolución humana y obesidad 19 ¿POR QUÉ? La obesidad se presenta más en mujeres y en las poblaciones de los cinturones de miseria de las grandes ciudades (Hawks, 2001). Se observa que no es un padecimiento de los que disfrutan de estabilidad en el concierto social, sino un estigma de los grupos frágiles (Gon- zález, Mazorta & Horta, 2002), por lo que evolutivamente se transforma en una forma precaria de vida, en una estrategia fallida de defensa, en una automedicación peligrosa usada contra los elevados niveles de ansiedad, confusión y estrés, como las adicciones o algunas formas de locura. En nuestra cultura se presenta como un liberador paradójico de la exclusión y la agresión social, pues por una parte se valora el consumo y la sumisión, mientras por otra se le persigue, lo que aumenta la ansiedad, la confusión y la angustia. El obeso está amenazado por la enfermedad y por su entorno social, que lo devalúa y estigmatiza sin profundizar en la complejidad del problema. La imposición cultural de modelos simplificados, rígidos y excluyentes del cuerpo vivo puede ser más peligrosa que la obesidad misma; el cuerpo “maniquí” que determina una relación robotizada con los otros, constituye el origen mismo de la problemática de la obesidad contemporánea. Estos modelos niegan el valor evolutivo de la variabilidad genética y su importancia en la estabilidad de la especie. Homogeneizar los factores de masa corporal repite los principios de la raza superior, donde se excluyen quienes no se sujetan a un fenotipo predeterminado. Esto no debe entenderse como la ignorancia de los efectos dañinos que puede tener la obesidad en la salud y la calidad de vida de una persona, sino como la comprensiónde su función en el proceso de adaptación del organismo a su ambiente. El tratamiento de este problema requiere de la sensibilidad necesaria para diferenciar entre las diversas estrategias útiles o lesivas derivadas de la variabilidad genética y/o social, condiciones ecológicas espe- cíficas y un problema realmente patológico. En resumen, el tratamiento de este problema requiere de la cabal comprensión de la respuesta diferenciada y única de cada uno de los pacientes a sus condiciones de vida y a los tratamientos propuestos, considerando que las variaciones bruscas en la dieta o en las formas de vida producen de manera necesaria un desajuste en los mecanismos de autocontrol históricamente establecidos en nuestro cuer- po, generando un círculo vicioso de ajustes y desajustes que desemboca en una obesidad producida por los mismos intentos de control. Hemos creado una cultura extraordinariamente sedentaria y consumista, donde los recursos para manejar los conflictos emocionales, el estrés y las pérdidas consisten precisamente en consumir objetos que nos hacen sentir bien, como los carbohidratos y otros alimentos o bienes asociados al bienestar, los cuales junto al consumo de fármacos prohibidos y/o permitidos (como los ansiolíticos, antipsicóticos y antidepresivos) inciden violentamente sobre los mecanismos del sistema autónomo de regulación de la actividad y el de la acumulación de grasas. Por su parte, las dietas prescritas médicamente para reducir la obesidad aumentan el estrés y la ansiedad al demandar la disminución en la ingesta de calorías, manteniendo los requisitos alimenticios básicos sin considerar la complejidad fisiológica individual, las significaciones culturales y los costos emocionales, económicos y ecológicos. La prescripción de ejercicio, disociada de la actividad y el entorno necesario para el sujeto, implica otra fuente de conflicto para una población que trabaja más de 12 Psicología de la obesidad © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 20 horas y ocupa más de cuatro en transporte sin actividad física, rodeada además de la oferta constante de calorías baratas. La gimnasia cotidiana organizada en los ambientes laborales y educativos de países como Japón y China es una estrategia cultural que parece útil a pesar de los costos que representa para la cadena productiva. La falta de sueño y/o de calidad de sueño, así como dejar otras adicciones, como el tabaquismo, el alcoholismo, también generan el aumento de peso en una primera etapa y pueden transformarse en el origen de una obesidad crónica cuando la alimentación normal y necesaria sustituye una adicción original. Considerar a la obesidad como una forma de adicción ha dado resultados positivos al sustentar la terapéutica en la reconstitución y el reforzamiento de vínculos socioafectivos que modifican la autoimagen y contienen las intensas ansiedades, mediante grupos terapéuticos altamente cohesivos y estables, como los de Alcohólicos Anónimos. En resumen, para combatir los trastornos de obesidad producidos por nuestra cultura es necesario construir una nueva cultura de la alimentación y de la actividad que nos permita vivir mejor en el mundo real que hemos creado y en el que vive, la mayoría de la población humana, un mundo muy alejado de los prototipos de la publicidad construida por los gru- pos privilegiados. Es necesario recuperar la sabiduría de las dietas populares tradicionales ajustadas a las historias evolutivas de los diversos grupos humanos y sus ecosistemas, pues resulta absurdo sujetarse a una dieta conveniente en Alaska o en los grandes restaurantes de París para vivir en los ambientes populares del trópico y viceversa. Si recordamos las primeras formas de arte humano, vendrán a nuestra mente las hermo- sas figuritas prehistóricas de las Venus, que marcan la aparición del Homo sapiens en nuestro planeta hace aproximadamente 80 000 años. Dichas figuras representan, mediante una mujer obesa, la concepción de la belleza, de la vida y de la fertilidad. Las imágenes de Buda obeso simbolizan el perfecto equilibrio del hombre y no sus problemas cardiovasculares o diabéticos. El cuerpo es una misteriosa puerta a la sabiduría que nos vincula con millones de años de evolución de la vida en la Tierra. Es una parte de nosotros mismos que no podrá sustituirse con una máquina robotizada sin someternos a patologías más graves que las que pretendemos combatir. Falta mucho que aprender acerca de nuestro cuerpo, y para esto es indispensable escuchar y observar más que controlar y dominar. REFERENCIAS Arbib, M. (2004). The mirror system hypothesis. Linking language to theory of mind. European Science http://www.interdisciplines.org/medias/confs/archives/archive_7.pdf Bordieu, P. (1995). Respuesta por una antropología reflexiva. México: Grijalbo. González, P.U. Mazorra, Z.R. & Horta R.H. (2003). Factores sociales predisponentes de la obesidad. Ef Deportes Revista Digital 8(48).Buenos Aires. Acceso a internet: 11-02-2013 http://www. efdeportes.com/efd48/obesidad.htm Hawks, S.R. (2001). Human Culture and the Global Epidemic of Obesity. Health Weight Journal, 15(6), 85-89. Lévi-Strauss, C. (1949/1969). The Elementary Structures of Kinship. (trans.). J.H. Bell, J.R. von Sturmer and Rodney Needham. Boston: Beacon Press. © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. Evolución humana y obesidad 21 Nesse, R.M. (2007). The importance of evolution for medicine. Evolutionary Medicine. New York: Oxford University Press. Stuart Macadam, P. (1995). Breastfeeding: Biocultural Perspectives (Foundations of Human Behavior). USA: Aldine de Gruyter. Trevathan, W.R, Mckenna, J.J. & Smith, E.O. (1999). Evolutionary Medicine. New York Oxford University Press. Wilson, E.O. (2000). Sociobiology. The new synthesis. E.U.A: Belknap Press. Harvard University. Zimmer, C. (2004). Stretching the limits of evolutionary biology. Science, 28, 304(5675), 1235-1236. © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 23 Capítulo 3 Importancia del estudio y tratamiento de la obesidad Lucy María Reidl Martínez* Raquel del Socorro Guillén Riebeling** La obesidad es una enfermedad multifactorial y compleja en cuyo desarrollo intervienen factores genéticos, conductuales y ambientales. Es un problema biológico asociado con los aspectos psicológico, social y educativo del individuo que la presenta. De progreso lento y gradual, la obesidad es resultado del desequilibrio entre la ingesta de nutrientes y el gasto de energía. Su expansión a nivel mundial en los últimos 25 años ha sido motivo de preocupación, convirtiéndose en uno de los principales problemas de salud pública y la enfermedad nutricional más frecuente del mundo, con casi 300 millones de obesos adultos, y ha sido definida desde 1997 como la epidemia del siglo XXI (WHO, 2006) por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Europa se ha observado un aumento de la prevalencia en diversos países, siendo especialmente relevantes los datos relativos al Reino Unido, España y Francia (Oliva, González, Labeaga & Álvarez, 2008). Las cifras de la obesidad en México indican que siete de cada diez adultos en México presentan sobrepeso, incluyendo 30% que sufren de obesidad. Los datos de la encuesta de Psicología de la obesidad © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 24 nutrición de 2005 (Encuesta Nacional de Salud y Nutrición [Ensanut], 2006) señala que el porcentaje de personas con sobrepeso creció 7 puntos porcentuales a partir de 2000 y que la tendencia ascendente seguramente continuará al menos por unos años. En México, 64.2% de la población de 20 a 64 años de edad padece obesidad o sobrepeso(IMC > 25 kg/ m2) (Encuesta Nacional de Salud [ENSA], 2000). En los adultos más jóvenes el porcentaje pasó de 48 a 53% en el periodo descrito, pues en el 2006 las personas mayores de 20 años mostraban sobrepeso (71% en mujeres y 66.7% en hombres). La presencia de sobrepeso en niños de 5 a 11 años de edad se elevó de 18.6 a 26% en el periodo comprendido entre 1999 y 2006. Por su elevada y creciente prevalencia, la obesidad crónica en niños y adolescentes es ya un problema de salud pública. En México su crecimiento ha sido más rápido que en otros países, y se ha convertido en un problema que requiere medidas de prevención y tratamiento que incidan sobre los diversos factores que la componen y favorecen. El conocimiento y tratamiento de la obesidad es motivo de estudio de los médicos, nutriólogos y psicólogos que atienden a pacientes obesos en el cuidado de la salud. La obesidad ha sido descrita como el exceso de adiposidad cuya localización caracte- rística en mujeres y hombres conlleva el aumento de peso que pone en riesgo la salud del individuo. Asimismo, constituye una enfermedad crónica, un padecimiento complejo que es producido por la interacción de factores genéticos y ambientales, así como por diversos estilos de vida, una entidad heterogénea que por su expresión clínica constituye en sí misma un factor de riesgo para el desarrollo de numerosas comorbilidades o enfermedades aso- ciadas como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, dislipidemia, cáncer, así como problemas musculoesqueléticos, respiratorios y cardiovasculares desde hace muchos años (World Health Report, 1977; WHO, 2003). La obesidad puede ser un factor de riesgo de trastornos psicológicos, la expresión sintomática de otras condiciones patológicas o la consecuencia final de regulaciones ho- meostáticas y adaptativas asociadas a trastornos psicopatológicos. De manera convencional, una persona obesa se define como aquella que pesa 20% más del peso ideal especificado con respecto a su sexo, estatura y composición corporal (Flarherty, 1995). Se ha partido de diversos indicadores y valores asociados para el diag- nóstico de la obesidad. Entre los indicadores utilizados para establecer el nivel o grado de obesidad figura el índice de masa corporal (IMC), que es el resultado de dividir el peso corporal en kilogramos entre el cuadrado de la estatura en metros. Utilizando el IMC como parámetro de sobrepeso u obesidad con los valores reco- mendados por la Norma para el Tratamiento de la Obesidad (NOM-174-SSA1- 1998) de hombres y mujeres adultos, se consideran obesas aquellas personas que tienen un IMC >27. Pero en la característica talla baja de la población mexicana (<160 cm para hombres y <150 cm para mujeres), el IMC para el diagnóstico de obesidad es de > 25. De esta manera, se considera que hay sobrepeso cuando el IMC es mayor a 25 y menor a 27 en la población adulta en general, y para la población de talla baja cuando el IMC es mayor a 23 y menor a 25. La clasificación diagnóstica de obesidad propuesta por la OMS (1997), de uso mundial, divide a la obesidad en grado I (IMC de 30.0 a 34.9), grado II (IMC de 35.0 a 39.9) y grado III (IMC > 40). En el caso de la obesidad infantil, el peso de 110 al 119% mayor al ideal se diagnostica como sobrepeso; entre 120 y 129% como obesidad, © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. Importancia del estudio y. . . 25 y como obesidad severa si es superior a 130%. El IMC se utiliza para el caso de niños mayores de 2 años, considerando que si es superior al percentil 75 existe sobrepeso, mayor al percentil 85 obesidad, y si está por arriba del percentil 97 se trata de obesidad severa. Los marcadores somáticos de riesgo de obesidad en niños son la presencia de acantosis nigricans en cuello, axilas, ingles y otras partes del cuerpo, así como una circunferencia de cintura mayor a 90 cm. Otro indicador alternativo se refiere al índice de cintura-cadera o la medición de la cintura, que han resultado ser útiles para estimar los riesgos de desarrollar enfermedades como la diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial y enfermedad cardiovascular. Cuando la cintura mide más de 102 cm en el varón y más de 88 cm en la mujer, es indicativo de un riesgo mayor. La obesidad es un desorden multifactorial que se manifiesta como el aumento anormal de la grasa corporal (Bray, 1989), que es resultado de un desorden metabólico (Amatruda y Linemeyer, 2001, en Vera, 2007) y que se relaciona con factores biológicos, socioculturales y psicológicos. La Norma Oficial Mexicana (NOM-174-SSA1-1998, 2001) para el manejo integral de la obesidad establece que ésta es de etiología multifactorial, relacionada con aspectos genéticos, ambientales y de estilo de vida que conducen a un trastorno metabólico debido a la ingestión de calorías que exceden al gasto energético, lo que ocasiona aumento en los depósitos de la grasa corporal y ganancia de peso. Es heterogénea en cuanto a su expresión clínica. Las personas con obesidad grado I viven en busca de dietas y medicamentos antiobesidad. Inicialmente su padecimiento suele tener más impacto en lo psicológico y lo social que en lo biológico. En la obesidad mórbida (grado IV), las comorbilidades son tan evidentes que la obesidad constituye evi- dentemente una enfermedad. PREVALENCIA DE OBESIDAD EN EL MUNDO La obesidad representa en la actualidad un reto sanitario muy importante en el mundo desarrollado. En esta encrucijada del cambio de milenio, la OMS ha definido a la obesidad como una de las epidemias del siglo XXI. Este alarmista enunciado está justificado por los preocupantes datos epidemiológicos que revelan un importante aumento de la prevalencia de la obesidad en la mayoría de los países desarrollados. Así, son especialmente preocupantes los datos de EUA que revelaron un gran aumento de la prevalencia de obesidad en el periodo comprendido entre la realización del estudio NHANES II (1976-1980) y la del estudio NHANES III (1988-1994) (1994). En Europa se ha observado también el aumento de prevalencia en diversos países, siendo especialmente relevantes los datos relativos al Reino Unido. En España la prevalencia de sobrepeso y obesidad en adultos entre 25 y 60 años de edad afecta a 13.4% de la población, mientras que el sobrepeso (IMC entre 25 y 30) tiene efectos negativos en alrededor de 40% de ésta (Palavecino, 2004). Psicología de la obesidad © E d it o ri al E l m an u al m o d er n o F ot oc op ia r si n au to riz ac ió n es u n de lit o. 26 En América Latina y el Caribe tiende a aumentar la prevalencia de sobrepeso y obesi- dad en la población adulta tanto masculina como femenina, y cuyas edades oscilan entre 18 y 65 años (Peña y Bacalao, 2005). OBESIDAD EN MÉXICO El doctor Julio Frenk Mora entregó en septiembre de 2006 el Informe salud: México 2001- 2005 durante el Quinto Foro Ciudadano en Salud. Las condiciones de salud de la población reportada se refieren a las existentes entre 2001 y 2005, donde se señala que la mortalidad asociada con obesidad es aproximadamente de 50 000 muertes por año, ya que 39% de la población adulta presenta sobrepeso y 30% obesidad. La prevalencia de obesidad es 11 puntos porcentuales más alta en las mujeres que en los hombres, y alcanza su máximo en la población de 50 a 59 años de edad. En este grupo de edad el porcentaje de personas obesas es el doble que en menores de 30 años. Deben resaltarse dos hechos adicionales: por un lado, el crecimiento del porcentaje de población con sobrepeso u obesidad entre 2000 y 2005, periodo en que dicha prevalencia creció 7 puntos porcentuales, y por otro, la alta frecuencia de este factor de riesgo en las comunidades rurales. En 2012, se publica la Encuesta Nacional de Salud la cual señala importantes cambios en la condición de salud y obesidad de la población: En relación con el sobrepeso y la
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