Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
rinconmedico.me EL LIBRO MUERE CUANDO LO FOTOCOPIA AMIGO LECTOR: Laobra que usted tiene en susmanos posee un gran valor. En ella, su autor ha vertido conocimientos, experiencia y mucho trabajo. El editor ha procurado una presentación digna de su contenido y está poniendo todo su empe- ño y recursos para que sea ampliamente difundida, a través de su red de comerciali- zación. Al fotocopiar este libro, el autor y el editor dejan de percibir lo que corresponde a la inversión que ha realizado y se desalienta la creación de nuevas obras. Rechace cualquier ejemplar “pirata” o fotocopia ilegal de este libro, pues de lo contrario estará contribuyendo al lucro de quienes se aprovechan ilegítimamente del esfuer- zo del autor y del editor. La reproducción no autorizada de obras protegidas por el derecho de autor no sólo es un delito, sino que atenta contra la creatividad y la difusión de la cultura. Paramayor información comuníquese con nosotros: www.rinconmedico.me rinconmedico.me Judith M. Schultz, MS, RN Senior Account Manager Healthways, Inc. San Francisco, California Sheila L. Videbeck, PhD, RN Professor, Nursing Des Moines Area Community College Ankeny, Iowa Enfermería psiquiátrica. Planes de cuidados PRIMERA EDICIÓN EN ESPAÑOL TRADUCIDA DE LA NOVENA EDICIÓN DEL INGLÉS Traducción por: Dra. Gabriela Enríquez Cotera Facultad Mexicana de Medicina Universidad La Salle Editor responsable: Dr. Martín Martínez Moreno Editorial El Manual Moderno Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V . , A v . Sonora núm. 206, Col. Hipódromo, Deleg. Cuauhtémoc, 06100 México, D.F . (52-55)52-65-11-00 info@manualmoderno.com quejas@manualmoderno.com@ Nos interesa su opinión comuníquese con nosotros: Ésta es una traducción de: Lippincott´s Manual of Psychiatric nursing. Care Plans, 9th ed. Copyright © 2013 Wolters Kluwer Health | Lippincott Williams & Wilkins. Copyright © 2009 Wolters Kluwer Health | Lippincott Williams & Wilkins. Copyright © 2005, 2002 Lippincott Williams & Wilkins. Copyright © 1998 Lippincott-Raven Publishers. Copyright © 1994 by Judith M. Schultz and Sheila Dark Vide beck. Copyright © 1990, 1986, 1982 by Judith M. Schultz and Sheila L. Dark. ISBN: 978-1-60913-694-9 “Lippincott Williams & Wilkins, a Wolters Kluwer Health did not participate in the translation of this title. Published by arrangement with Lippincott Williams & Wilkins USA” Enfermería pisquiátrica. Planes de cuidados D.R. © 2013 por Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V. ISBN: 978-607-448-327-7 ISBN: 978-607-448-330-7 versión electrónica Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Reg. núm. 39 Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema alguno o transmitida por otro medio — electrónico, mecánico, fotocopiador, registrador, etcétera— sin permiso previo por escrito de la Editorial. All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted in any form or by any means, electronic, mechanical, photocopying, recording or otherwise, without the prior permission in writting from the Publisher. IMPORTANTE Indicaciones precisas, las reacciones adversas, y las pau- tas de dosificación de los medicamentos se ofrecen en este libro, pero es posible que se puedan cambiar. Se insta al lector a revisar la información de los paquetes de los fabricantes de los medicamentos mencionados. Los auto- res, editores, editorial o distribuidores no son responsa- bles por errores u omisiones o de las consecuencias de la aplicación de la información contenida en este trabajo, y no ofrecemos ninguna garantía, expresa o implícita, con respecto al contenido de la publicación. Los autores, editores, editorial y distribuidores no asumen ninguna responsabili- dad por cualquierz daño y / o daños a personas o bienes derivados de la presente publicación. Para mayor información en: www.manualmoderno.com Director editorial y de producción: Dr. José Luis Morales Saavedra Editora asociada: Lic. Vanessa Berenice Torres Rodríguez Revisión técnica por: Dr. en. C. S. Ihosvany Basset Machado Doctor en Ciencias de la Salud, Maestro en Enfermería con Énfasis en Administración de los Servicios de Enfermería Diseño de portada: DP. Cynthia Karina Oropeza Heredia Schultz, Judith M. Enfermería psiquiátrica : planes de cuidados / Judith M. Schultz, Sheila L. Videbeck ; traducción por Gabriela Enríquez Cotera. –- 1ª edición. –- México : Editorial El Manual Moderno, 2013. xii, 392 páginas : ilustraciones ; 28 cm. Traducción: Lippincott’s manual of psychiatric nursing : care plans -- 9th edición. Incluye índice ISBN 978-607-448-327-7 ISBN 978-607-448-330-7 (versión electrónica) 1. Enfermería psiquiátrica – Manuales, etc. 2. Planes de cuidados de enfermería – Manuales, etc. 3. Enfermos mentales – Cuidado. 4. Pro- tocolos médicos – Manuales, etc. I. Videbeck, Sheila L. II. Enríquez Cotera, Gabriela, traductor. III. título. 610.73068-scdd21 Biblioteca Nacional de México V R E V I S O R E S Elaine Kusick, MSN, BSN, RN Instructor, Nursing Butler County Community College Butler, Pennsylvania Ann Michalski Associate Professor Bakersield College Bakersield, California Alita Sellers, PhD, RN, CNE Professor, Coordinator RN to BSN Program West Virginia University, Parkersburg Parkersburg, West Virginia Karen Gahan Tarnow, PhD, RN Clinical Associate Professor University of Kansas School of Nursing Kansas City, Kansas Dolores Bradley, MSN, BSN, RN, CNE Nursing Faculty, Associate Professor Farmingdale State College State University of New York Farmingdale, New York Kay Foland, PhD, RN, CNP, CNS-BC, PMHNP-BC Professor College of Nursing South Dakota State University Rapid City, South Dakota Jennifer Graber, EdD(c), APRN, BC, CS Nursing Instructor Stanton Campus Delaware Technical Community College Newark, Delaware Mary Lou Hamilton, MS, RN Nursing Faculty in Psychiatric Mental Health Nursing Delaware Technical Community College Newark, Delaware https://www.facebook.com/rinconmedico.me/ VI Esta edición de Enfermería psiquiátrica. Planes de cuidados es un recurso sobresaliente para las estudiantes de enfermería y las enfermeras que practican en áreas de psiquiatría y salud mental. Esta obra es un instrumento de aprendizaje y una referencia que presenta información, conceptos y principios por medio de un formato simple y claro que puede aplicarse en situaciones diversas. Este libro complementa a los textos de enfermería psiquiátrica general que se basan en la teoría y apor- ta una orientación clínica sólida para las estudiantes que están aprendiendo a aplicar el proceso de cuidados de enfermería en el ámbito de la psiquiatría clínica. Su presentación directa y el uso efectivo del proceso de cuidados de enfermería proporciona a las estudiantes instrumentos de apli- cación simple para potenciar su comprensión y respaldar su práctica. Con demasiada frecuencia las estudiantes se sienten mal preparadas para su experiencia en el área de la psiquiatría clínica, y la ansiedad interiere tanto con su aprendizaje y apreciación del proceso de cuidados de enfermería psiquiátrica. Esta obra puede ayudar a disminuir esta ansiedad al mostrar el uso del proceso de atención en la enfermería psiquiátrica, a la vez que con sus suge- rencias en cuanto a las intervenciones especíicas que buscan responder a comportamientos parti- culares, a la par de la lógica que las respalda, lo que provee a la estudiante una base sólida sobre la cual puede construir habilidades clínicas. El uso perdurable y amplio de este libro, a nivel internacional, respalda nuestra creencia de que exista una necesidad generalizada de contar con una guía práctica para la planeación de los cuida-dos de enfermería para los pacientes con problemas emocionales o psiquiátricos. A pesar de esto, los planes de cuidados que contiene este libro no sustituyen a las habilidades de la enfermera para la valoración, integración de diagnósticos especíicos de cuidados de enfermería, resultados espe- rados, intervenciones de enfermería. Puesto que cada paciente es único, requiere un plan de cuida- dos de enfermería que se diseñe de manera especíica para cubrir sus propias necesidades, problemas y circunstancias. Los planes que presenta esta obra cubren distintos problemas y una variedad de estrategias que pueden aprovecharse para aportar los cuidados de enfermería. Esta in- formación está estructurada para adaptarse y utilizarse de manera apropiada para la planeación de los cuidados de enfermería para cada paciente. ORGANIZACIÓN DEL TEXTO La obra está organizada en tres partes. La Parte uno, Uso del libro, da apoyo a las estudiantes de enfermería, los instructores y el personal de enfermería clínica en relación con el desarrollo de habilidades de enfermería psiquiá- trica; presenta los lineamientos para el desarrollo de aptitudes para la interacción por medio del uso de estudios de caso, desempeño de roles; de igual manera, aporta estrategias para el desarrollo de planes de cuidados de enfermería por escrito. La Parte dos, Consideraciones clave en los cuidados de enfermería para la salud mental, cubre conceptos que se consideran bases importantes para la práctica de la enfermería psiquiátrica. Entre éstos se encuentran el medio terapéutico, sexualidad, espiritualidad, cultura, medicina comple- mentaria y alternativa, envejecimiento, soledad, falta de hogar, estrés, intervención en crisis, violencia comunitaria, duelo comunitario y respuesta en desastres, proceso de cuidados de enfermería, práctica con base en la evidencia, buenas prácticas, equipo para tratamiento interdisciplinario, interacciones enfermera-paciente, y papeles de la enfermera psiquiátrica y el paciente. La Parte tres, Planes de cuidados, incluye 52 planes de cuidados que se organizan en trece secciones. Los títulos de esas acciones son: Planes de cuidados generales; Atención basada en la comunidad; Trastornos diagnosticados durante la niñez o la adolescencia; Síndrome confusional, demencia y lesión cefálica; Trastornos relacionados con el consumo de sustancias; Esquizofrenia y trastornos y síntomas psicóticos; Trastornos del estado de ánimo y comportamientos relacionados; Trastornos de ansiedad; Trastornos somatomorfos y disociativos; Trastornos de la alimentación; Tras- tornos del sueño y trastornos de adaptación; Trastornos de la personalidad; y Planes de cuidados conductuales y orientados por problemas. P R E F A C I O Prefacio VII MARCO DE REFERENCIA DEL PROCESO DE CUIDADOS DE ENFERMERÍA Esta obra sigue utilizando el proceso de cuidados de enfermería como un marco de referencia de trabajo para la provisión de cuidados, y cada plan se organiza a partir de los diagnósticos de enfermería. Los planes de cuidados aportan una estrategia que se enfoca en los resultados, y en la sección de conceptos básicos y en los párrafos introductorios se incluye contenido relacio- nado con las metas terapéuticas. NOVEDADES DE ESTA EDICIÓN temporal - nal 2012-2014* - ría relacionadas evitación y obsesivo-compulsivo. USO DEL LIBRO Es un texto idóneo y una referencia para los ámbitos de la salud mental y clínica en general, lo que incluye a los cuidados de enfermería para la comunidad y el hogar, además de su uso como texto para estudiantes. Esta obra ofrece una guía sólida a las profesionales que sientan menos conianza al atender a pacientes que están experimentando diicultades emocionales, y ofrece a los miembros nuevos del personal lineamientos para abordar de manera clara y especíica distin- tos problemas. Esta obra puede tener utilidad singular en las instituciones de medicina general o de atención continua, donde los miembros del personal pueden enfrentar diversos comporta- mientos problemáticos en el paciente. Creemos que la atención efectiva debe despegar a partir de una visión holística de cada pa- ciente, cuya vida está compuesta por un complejo especíico de factores físicos, emocionales, espirituales, interpersonales, culturales, socioeconómicos y ambientales. Esperamos sincera- mente que Enfermería psiquiátrica. Planes de cuidados, siga contribuyendo a la provisión de una atención libre de prejuicios y holística, a la vez que al desarrollo de un conocimiento y una práctica de enfermería psiquiátrica sólidos, que cuenten con una base sólida en un marco de referencia de cuidados de enfermería sólido. AGRADECIMIENTOS Deseamos expresar nuestro aprecio a todos aquellos con quienes nos hemos encontrado y han facilitado nuestro aprendizaje y crecimiento, y que nos han permitido escribir todas las edicio- nes de este libro. Nos sentimos en verdad agradecidas por la oportunidad de conocerlos y traba- jar con ellos, y de habernos beneiciado de sus experiencias y su trabajo. También presentamos nuestro agradecimiento de corazón a todos aquellos que forman parte de nuestras vidas perso- nales y nos han dado apoyo, tanto personal como para este proyecto, ¡desde que se concibió esta obra hace más de 35 años! Judith M. Schultz, MS, RN Sheila L. Videbeck, PhD, RN VIII C O N T E N I D O SECCIÓN UNO PLANES DE CUIDADOS GENERALES 37 Plan de cuidados 1 Construcción de una relación de confianza 38 Plan de cuidados 2 Planeación del alta 42 Plan de cuidados 3 Conocimiento deficiente 47 Plan de cuidados 4 Falta de apego terapéutico 50 Plan de cuidados 5 Respaldo al cuidador 55 Preguntas de revisión 60 Lecturas recomendadas 60 Recursos para obtener información adicional 60 PA R T E U N O USO DEL LIBRO 1 PA R T E D O S CONSIDERACIONES CLAVE EN LOS CUIDADOS DE ENFERMERÍA PARA LA SALUD MENTAL 7 PA R T E T R E S PLANES DE CUIDADOS 33 Estudiantes e instructores de enfermería 3 Personal de enfermería clínica 4 Uso de los formatos electrónicos para redactar planes de cuidados de enfermería psiquiátrica individualizados 5 Uso de los planes cuidados de enfermería psiquiátrica escritos en ámbitos distintos al psiquiátrico 6 Uso de la red 6 Conceptos fundamentales 9 Ambiente terapéutico 9 Sexualidad 11 Espiritualidad 12 Cultura 13 Medicina complementaria y alternativa 14 El paciente en proceso de envejecimiento 15 Soledad 15 Carencia de hogar 16 Estrés 16 Intervención en crisis 17 Violencia comunitaria 17 Duelo comunitario y respuesta en desastres 17 El proceso de cuidados de enfermería 18 Práctica con base en la evidencia 23 Buenas prácticas 24 Equipo terapéutico interdisciplinario 24 Interacciones enfermera-paciente 25 Papel de la enfermera psiquiátrica 28 Papel del paciente 30 Lecturas recomendadas 31 Recursos para obtener información adicional 31 Contenido IX SECCIÓN DOS ATENCIÓN CON BASE COMUNITARIA 61 Plan de cuidados 6 Enfermedad mental grave y persistente 62 Plan de cuidados 7 Cuidados en un cuadro agudo 68 Plan de cuidados 8 Apoyo comunitario parcial 74 Preguntas de revisión 83 Lecturas recomendadas 83 Recursos para obtener información adicional 83 SECCIÓN TRES TRASTORNOS DE DIAGNÓSTICO DURANTE LA NIÑEZ O LA ADOLESCENCIA 85 Plan de cuidados 9 Trastorno por déficit de atención/hiperactividad 86 Plan de cuidados 10 Trastornos conductuales 90 Plan de cuidados 11 Trastornos adaptativos en la adolescencia 95 Preguntas de revisión 100 Lecturas recomendadas 100 Recursos para obtener información adicional 100 SECCIÓN CUATRO SÍNDROME CONFUSIONAL, DEMENCIA Y LESIÓN ENCEFÁLICA 101 Plan de cuidados 12 Síndrome confusional 102 Plan de cuidados 13 Demencia 106 Plan de cuidados 14 Lesión cefálica 113 Preguntas de revisión 118 Lecturas recomendadas 119 Recursos para obtener información adicional 119 SECCIÓN CINCO TRASTORNOS RELACIONADOS CON EL USO DE SUSTANCIAS 121 Plan de cuidados 15 Abstinencia de alcohol 122 Plan de cuidados16 Abstinencia de sustancias 126 Plan de cuidados 17 Programa de tratamiento de la dependencia de sustancias 130 Plan de cuidados 18 Diagnóstico dual 135 Plan de cuidados 19 Hijos adultos de alcohólicos 139 Preguntas de revisión 144 Lecturas recomendadas 144 Recursos para obtener información adicional 144 SECCIÓN SEIS ESQUIZOFRENIA, TRASTORNOS Y SÍNTOMAS PSICÓTICOS 145 Plan de cuidados 20 Esquizofrenia 146 Plan de cuidados 21 Ideas delirantes 153 Plan de cuidados 22 Alucinaciones 157 Plan de cuidados 23 Trastorno delirante 161 Plan de cuidados 24 Comportamiento psicótico relacionado con una afección médica 164 Preguntas de revisión 168 Lecturas recomendadas 168 Recursos para obtener información adicional 168 X Contenido SECCIÓN SIETE TRASTORNOS DEL ESTADO DE ÁNIMO Y COMPORTAMIENTOS RELACIONADOS 169 Plan de cuidados 25 Trastorno depresivo mayor 170 Plan de cuidados 26 Conducta suicida 179 Plan de cuidados 27 Trastorno bipolar, fase maniaca 188 Preguntas de revisión 196 Lecturas recomendadas 197 Recursos para obtener información adicional 197 SECCIÓN 8 TRASTORNOS DE ANSIEDAD 199 Plan de cuidados 28 Conducta ansiosa 200 Plan de cuidados 29 Fobias 205 Plan de cuidados 30 Trastorno obsesivo-compulsivo 208 Plan de cuidados 31 Trastorno por estrés postraumático 212 Preguntas de revisión 218 Lecturas recomendadas 218 Recursos para obtener información adicional 218 SECCIÓN NUEVE TRASTORNOS SOMATOMORFOS Y DISOCIATIVOS 219 Plan de cuidados 32 Trastorno de somatización 220 Plan de cuidados 33 Trastorno conversivo 225 Plan de cuidados 34 Hipocondriasis 230 Plan de cuidados 35 Trastornos disociativos 236 Preguntas de revisión 241 Lecturas recomendadas 241 Recursos para obtener información adicional 241 SECCIÓN DIEZ TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN 243 Plan de cuidados 36 Anorexia nerviosa 244 Plan de cuidados 37 Bulimia nerviosa 253 Preguntas de revisión 259 Lecturas recomendadas 259 Recursos para obtener información adicional 259 SECCIÓN ONCE TRASTORNOS DEL SUEÑO Y TRASTORNOS DE ADAPTACIÓN 261 Plan de cuidados 38 Trastornos del sueño 262 Plan de cuidados 39 Trastornos de adaptación en adultos 265 Preguntas de revisión 268 Lecturas recomendadas 268 Recursos para obtener información adicional 268 Contenido XI SECCIÓN DOCE TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD 269 Plan de cuidados 40 Trastorno paranoide de la personalidad 270 Plan de cuidados 41 Trastorno esquizotípico de la personalidad 277 Plan de cuidados 42 Trastorno antisocial de la personalidad 280 Plan de cuidados 43 Trastorno límite de la personalidad 283 Plan de cuidados 44 Trastorno de la personalidad por dependencia 289 Preguntas de revisión 293 Lecturas recomendadas 294 Recursos para obtener información adicional 294 SECCIÓN TRECE PLANES DE CUIDADOS CONDUCTUALES Y ORIENTADOS POR PROBLEMAS 295 Plan de cuidados 45 Comportamiento retraído 296 Plan de cuidados 46 Comportamiento hostil 302 Plan de cuidados 47 Comportamiento agresivo 308 Plan de cuidados 48 Comportamiento pasivo-agresivo 316 Plan de cuidados 49 Abuso sexual, emocional o físico 320 Plan de cuidados 50 Duelo 328 Plan de cuidados 51 Imagen corporal alterada 336 Plan de cuidados 52 El paciente que no quiere comer 343 Preguntas de revisión 348 Lecturas recomendadas 348 Recursos para obtener información adicional 348 REFERENCIAS 349 RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS DE REVISIÓN DE LAS SECCIONES 351 GLOSARIO 354 APÉNDICES 360 A Instrumento para valoración psicosocial muestra 360 B Estándares canadienses para la práctica de la enfermería psiquiátrica y de la salud mental 362 C Técnicas de comunicación 366 D Mecanismos de defensa 368 E Psicofarmacología 370 F Efectos colaterales de los medicamentos e intervenciones de enfermería 378 G Cuidados de los pacientes que reciben terapia electroconvulsiva 380 H Trastornos de la personalidad esquizoide, histriónico, narcisista, de evitación y obsesivo-compulsivo 381 I Estudio de caso y plan de cuidados 383 Índice 385 Uso del libro P A R T E U N O 3 El libro Enfermería psiquiátrica. Planes de cuidados está diseña- do para aplicarse tanto en situaciones educativas como en enfer- mería clínica. Puesto que los planes de cuidados están organizados a partir del proceso de atención necesario para cada diagnóstico de enfermería que se analiza, esta obra puede complementar de ma- nera efectiva cualquier texto de enfermería psiquiátrica y utilizarse en cualquier marco de referencia teórico. Dado que los planes se basan en los trastornos psiquiátricos, las conductas del paciente y los problemas clínicos, el libro resulta apropiado para la educación de enfermería, de pregrado y posgrado. En el medio clínico, este manual es útil en cualquier situación de enfermería. El libro puede aprovecharse para facilitar la formu- lación de planes de cuidados de enfermería individuales en el paciente hospitalizado, para enfermos en hospitalización parcial y atención ambulatoria; en los centros psiquiátricos, por ejemplo las unidades de atención residencial y para casos agudos, las unidades de segu- ridad y abiertas y los sitios con poblaciones de pacientes adoles- centes y adultos; en los programas de base comunitaria, incluidos los ámbitos individuales y grupales; en instituciones médicas ge- nerales, para el trabajo con pacientes psiquiátricos o enfermos cu- yas conductas o problemas se identiican en este libro; y, asimismo, en los contextos de cuidados de enfermería avanzados y espacios de atención residencial de largo plazo, tratamiento diurno y manejo ambulatorio. ESTUDIANTES E INSTRUCTORES DE ENFERMERÍA Desarrollo de capacidades para la enfermería psiquiátrica en las estudiantes Para una estudiante, el desarrollo de capacidades de enfermería y una sensación de bienestar al trabajar con pacientes aquejados de problemas psiquiátricos resulta un proceso complejo en el cual debe integrarse el conocimiento del desarrollo humano, los pro- blemas psiquiátricos, las relaciones humanas, la conciencia perso- nal, las técnicas conductuales y de comunicación, y los proceso de atención de enfermería con las experiencias clínicas en los ámbi- tos de la enfermería psiquiátrica. Este proceso puede considerarse fascinante, estimulante y muy satisfactorio, tanto para estudiantes como para instructores, o puede percibirse como arduo, frustrante o atemorizante. La intención es que la experiencia común sea la pri- mera y que esta obra pueda aprovecharse para incrementar la base de conocimiento de las estudiantes, orientar la aplicación del pro- ceso de atención de enfermería, y sugerir vías para interactuar con los individuos que requieren cuidados de enfermería positivos y efectivos, así como una mayor conianza y comodidad con la prác- tica de la enfermería psiquiátrica. Las aptitudes apropiadas para la interacción son esenciales en todos los tipos de atención de enfermería y potencian los cuidados de enfermería de la estudiante en cualquier situación. Además, la comunicación hábil facilita el disfrute del trabajo con los pacientes y contribuye a evitar el desgaste emocional posterior en la carrera de la enfermera. El uso eiciente del proceso de atención de enfer- mería, junto con las capacidades para redactar y utilizar los planes de cuidados, también contribuye a evitar el desgaste al mitigar la frustración y la repetición e incrementar la comunicación efectiva entre el personal. Una parte importante de las capacidades relacionadas con la enfermería psiquiátrica es la identiicación consciente de las inte- racciones, tanto verbales como de otros tipos. En la enfermería psiquiátrica, las interacciones son herramientas centrales para la intervención. Es necesario conocer estas interacciones para asegu- rar el establecimiento de interacciones terapéuticas, no sociales, lo cual exige la relexión en varios planos, mientras la enfermera pla- nea y participa en la interacción: - tamientos y los problemas existentes en el individuo. propósito de lainteracción en vista del diagnóstico de enfer- mería del paciente y los resultados esperados? - municación y planear la estructura de la interacción. - nera permanente las respuestas del enfermo, evaluar la efectivi- dad de la interacción, e introducir cambios según esté indicado. Técnicas para desarrollar capacidades de interacción Esta obra puede emplearse para facilitar el desarrollo de capacida- des para la interacción y el desarrollo de la conciencia en el medio académico, el ámbito grupal clínico y las interacciones de un maestro con una estudiante, a la par de distintos métodos de ense- ñanza. Entre las técnicas efectivas se encuentran las siguientes: Estudios de caso: presentación de un caso (un paciente real, un ejemplo hipotético o un caso paradigmático) a cargo del ins- tructor o una estudiante. El caso puede presentarse por escrito o mediante representación o descripción verbal. Los estudian- tes (ya sea en forma individual o grupal) pueden llevar a cabo una valoración, redactar un plan de cuidados para el paciente, y analizar las intervenciones y las capacidades relacionadas, utilizando este libro como una fuente de información. Desempeño de funciones y retroalimentación: se usan junto con un estudio de caso para desarrollar capacidades especíicas para la comunicación. Las interacciones con pacientes reales puede reproducirse o el instructor puede representar a un pa- ciente con ciertas conductas que deben identiicarse, con el objetivo de practicar y valorar las técnicas de comunicación; las estudiantes y los instructores pueden aportar retroalimenta- ción en cuanto a las interacciones. Interacciones videograbadas: se utilizan para las presentaciones de casos y para situaciones de desempeño de funciones, con la 4 PARTE 1 Uso del libro inalidad de ayudar a la estudiante a desarrollar conciencia al observar su propio comportamiento y la interacción como un todo, desde una perspectiva distinta, de “observadora externa”. La revisión del video entre el instructor y la estudiante (y en grupos, puesto que aumentan los grados de conianza de las estudiantes) hace posible la retroalimentación, la discusión y la identiicación de técnicas alternativas. Registros escritos del proceso: se emplean con las interacciones breves o partes de las interacciones, con o sin videograbación. Debe recordarse la interacción de forma detallada para obtener un registro escrito del proceso; ello ayuda a la estudiante a de- sarrollar conciencia durante la interacción misma y a desarro- llar capacidades de memoria útiles para la documentación. El registro de procesos puede incluir la identiicación de objetivos, la valoración de la efectividad de las capacidades y las técnicas, o las respuestas del paciente a la expresión de airmaciones o conductas, así como opciones para modiicar la interacción (es decir, como si pudiera rehacerse), además del registro de pala- bras o comportamientos reales del paciente y la estudiante. Planes de cuidados escritos: se desarrollan para cada paciente, con base en la valoración que obtiene la estudiante de él. Antes de establecer una interacción con el individuo, el instructor puede revisar el plan con la estudiante y ésta reconocer los resultados esperados, las intervenciones enfermería y las interacciones que planea establecer, entre otros. Después de la interacción, es posible evaluar y revisar tanto el plan de cuidados como la in- teracción especíica. Uso de esta obra para la enseñanza de la enfermería psiquiátrica Los instructores pueden encontrar que este libro es útil para orga- nizar el material para la impartición de clases o la discusión de algunos temas. La sección “Consideraciones clave en los cuidados de enfermería para la salud mental” examina distintos temas perti- nentes para la práctica general de la enfermería psiquiátrica y la provisión de cuidados de enfermería sin prejuicios. Cada grupo de planes de cuidados enfrenta diversos problemas relacionados que las estudiantes pueden encontrar en el ámbito psiquiátrico. Estos planes de cuidados representan las valoraciones y las intervenciones usuales que la estudiante o la enfermera utilizarán para la planea- ción y la provisión de los cuidados a los pacientes y sus familias. La información que contiene la sección “Consideraciones clave en los cuidados de enfermería para la salud mental”, en relación con la sexualidad, la cultura, el envejecimiento y otros temas, describe el contexto para que la estudiante individualice la planeación y la provisión de cuidados para cada enfermo. Un grupo pequeño de estudiantes podría encargarse de la presentación de un plan de cui- dados de un paciente que ilustre uno de estos tópicos (p. ej., la pérdida o la dependencia de sustancias) a una clase entera, con un análisis posterior acerca de las conductas especíicas, problemas, diagnóstico de enfermería, intervenciones y otros aspectos. PERSONAL DE ENFERMERÍA CLÍNICA Se necesitan planes de cuidados de enfermería individuales escri- tos en cualquier situación clínica en razón de lo siguiente: - ción de enfermería en una forma deliberada con cada paciente. - tervenciones de enfermería, lo que permite la realización de revisiones basadas en planes de cuidados documentados, y no en intervenciones de enfermería indeterminadas o poco rigurosas. efectiva en torno de los cuidados del enfermo entre los distintos miembros del personal de enfermería, que laboran en horarios diferentes y que no siempre están familiarizados con el paciente (p. ej., enfermeras circulantes, de ingreso o de medio tiempo). - ción de la atención, la identiicación de los objetivos y el uso de límites e intervenciones constantes, entre otros, para la pro- visión de cuidados de enfermería a un sujeto especíico. - fermera trabaja con un paciente (p. ej., en un ámbito de aten- ción domiciliaria de la salud u otras instancias comunitarias). - mería y su acreditación. - gaste entre el personal. A pesar de esto, los planes de cuidados escritos suelen percibirse como problemáticos, consumidores de tiempo o carentes de rela- ción con los cuidados reales que recibe el individuo. Este libro se concibió en su origen para resolver algunos de los retos que supo- ne la redacción de planes de cuidados relacionados con problemas “reinventar la rueda” al sentarse a redactar un plan de cuidados para un paciente cuya conducta era, en realidad, similar a la de otros pacientes en su experiencia, pese a lo cual reconocían dife- rencias entre cada uno de ellos y sus necesidades. Esta obra se es- cribió primero como un recurso para las enfermeras, a partir del cual pudieran seleccionar partes de un plan de cuidados integral apropiado para las necesidades de una persona especíica, y adap- tar y especiicar esas partes de acuerdo con las necesidades del individuo. Esta obra puede entenderse como un catálogo de posi- bilidades para la atención de los pacientes con problemas psiquiá- tricos, incluidas sugerencias sobre los diagnósticos de enfermería, datos de la valoración, resultados esperados e intervenciones. (Sin embargo, no es la intención sugerir que se incluyen todas las posi- bilidades.) También se busca que sea un catalizador para relexionar acerca de los cuidados de enfermería, un punto de arranque para la planeación de los cuidados del paciente y una estructura para la aplicación del proceso de atención de enfermería que responda de manera eiciente a las necesidades del enfermo. Formas de promover el uso de planes de cuidados escritos Incluso si se considera esta obra como recurso, el personal de en- fermería podría aún ser renuente a escribir y utilizar los planes de cuidados. Para alentar el uso de los planes escritos, se sugiere que las enfermeras identiiquen las barreras que impiden su utiliza- ción, y planeen y apliquen medidas para superarlas. Puede ser de ayuda presentar el uso de planes escritos de tal forma que puedan integrarse con facilidad a la práctica regular del personalde enfer- mería, y percibirse como benéicos para el propio personal (no sólo para los pacientes sino también para otros ines, como los re- querimientos de acreditación). Algunas barreras potenciales para la aplicación de los planes por escrito, y las medidas sugeridas para resolverlas, son las siguientes: Barrera: no existe tiempo suiciente para redactar los planes de cuidados. Estrategia: al asignar las tareas de enfermería, debe tomarse en consi- deración la redacción del plan de cuidados de enfermería como parte del proceso de ingreso del paciente y es preciso conceder el tiempo suiciente. La administración de enfermería debe recono- Uso de los formatos electrónicos para redactar planes de cuidados de enfermería psiquiátrica individualizados 5 cer que es necesario asignar tiempo apropiado para la redacción de los planes de cuidados de enfermería, mientras se planean los requerimientos de personal. Incluir la redacción y la aplicación de los planes de cuidados en los criterios de revisión del desem- peño, y dar retroalimentación positiva a los esfuerzos de las en- fermeras en este sentido. Las supervisoras de enfermería y el personal de educación de enfermería también pueden ayudar a las enfermeras del personal para redactar los planes diarios. Barrera: tener que “reinventar la rueda” cada vez que se redacta un plan de cuidados. Estrategia: usar esta obra como un recurso para desarrollar el plan de cuidados de cada paciente, con el objetivo de obtener suge- rencias para los parámetros de valoración, los diagnósticos de enfermería y otros, así como una opción para estimular la reca- pacitación en torno de los cuidados del paciente. Si la unidad cuenta con protocolos estandarizados para la atención de cier- tas situaciones (p. ej., modiicación de conductas, desintoxica- ción), pueden imprimirse en su formato de planeación de la atención y dejar líneas en blanco ( ___ ) que hagan posible in- cluir parámetros personales o los criterios relacionados con los resultados esperados, según resulte apropiado. Si la institución utiliza expedientes médicos electrónicos, es posible construir formatos con los planes de cuidados de este libro e integrar la información especíica de la institución (p. ej., grados de medi- das preventivas contra el suicidio, disposiciones para el uso de inmovilizadores, y otros), y llenar a continuación los planes de cuidados para cada paciente con base en el formato apropiado. Barrera: los planes de cuidados exigen una redacción extensa o el formato es difícil de utilizar. Estrategia: promover el uso de formatos de planes de cuidados y diseñarlos para que puedan usarse con facilidad, con ines de comunicación y revisión. Escribir y revisar los planes en cola- boración con otras enfermeras del personal, durante las confe- rencias para planear la atención, o en sesiones informales espontáneas. Diseñar sistemas para resolver los problemas co- munes, que pueden emplearse en forma constante y adaptarse a las necesidades individuales (p. ej., grados de las medidas preventivas contra el suicidio). Éstos pueden detallarse de ma- nera especíica en un libro de referencia de la unidad y citarse en forma sinóptica en el propio plan de cuidados (p. ej., “me- didas preventivas contra el suicidio: grado 1”) o integrarse en los formatos electrónicos para los planes de cuidados. Barrera: nadie recurre a los planes de cuidados una vez que se escriben. Estrategia: integrar los planes de cuidados como la estructura bási- ca para la entrega de guardia, las reuniones del personal y la discusión de casos, y la documentación. Por ejemplo, veriicar las intervenciones y los resultados esperados para los proble- mas actuales al tiempo que se revisan los pacientes en los in- formes, y veriicar los planes de cuidados mientras se revisa a los enfermos. Basar la programación orientada por problemas en los diagnósticos de enfermería que contienen los planes de cuidados; actualizar los planes de cuidados al tiempo que se integra la programación para los pacientes. Puede resultar útil sostener reuniones de personal e invitar a todo el personal de enfermería para aportar información que permita identiicar las barreras particulares que enfrenta la unidad de en- fermería, y trabajar en conjunto, como equipo, para superarlas. Beneficios adicionales del uso de planes de cuidados escritos Además de resolver la resistencia ya mencionada, la presentación de los beneicios que trae consigo el uso de planes de cuidados puede resultar de gran utilidad. Puesto que el uso de planes de cuidados escritos puede mejorar la congruencia y la efectividad de los cuidados de enfermería, también puede incrementar la satisfac- ción del personal y ayudar a evitar el desgaste emocional. Los ele- mentos descritos a continuación iguran entre los beneicios que implica el uso de planes de cuidados escritos: miembros del equipo de atención de la salud. - fermería no necesita llevar a cabo una valoración independien- te, establecer un diagnóstico e identiicar los resultados y las intervenciones para cada paciente). - eicaces: si una intervención de enfermería resulta ineicaz puede revisarse y recurrirse a una intervención distinta de ma- nera oportuna. - cia de contar con cuidados de enfermería coordinados y con- gruentes. - niones de personal o presentación de casos clínicos, y la docu- mentación. esfuerzo que se relacionan con el control de la calidad, la revi- sión del uso, la acreditación y los procedimientos de reembolso. Además de estos puntos, puede resultar útil integrar planes de cui- dados y usarlos en otros programas de instrucción de enfermería. Por ejemplo, las reuniones para discusión de enfermería pueden incluir un caso de estudio utilizando un plan de cuidados escrito como marco de trabajo. El plan de cuidados también puede apro- vecharse como material impreso, para la presentación de diaposi- tivas o como un ejercicio para las participantes. Las sesiones videograbadas o de desempeño de funciones para los programas de orientación enfermería, o la discusión de la valoración de enfer- mería, la planeación y las intervenciones, también pueden usar planes de cuidados escritos. Esta obra puede emplearse como un recurso para la planeación de programas similares o la pueden uti- lizar los participantes durante dichos programas. De igual forma, los temas que se analizan en la sección “Consideraciones clave en los cuidados de enfermería para la salud mental”, los grupos de planes de cuidados o los planes de cuidados especíicos pueden usarse para planear e instituir presentaciones locales dentro de los servicios, o los programas para el desarrollo o la orientación de enfermería. USO DE LOS PLANES DE CUIDADOS DE ENFERMERÍA PSIQUIÁTRICA ESCRITOS EN ÁMBITOS DISTINTOS DEL PSIQUIÁTRICO Los planes de cuidados escritos que buscan cubrir las necesidades emocionales o psiquiátricas en un contexto distinto al psiquiátrico son en particular importantes. En estas situaciones, es raro encon- trar ciertos problemas psiquiátricos, y el personal de enfermería puede carecer de la conianza y el conocimiento para atender con facilidad estos cuadros. El uso de esta obra en esta situación puede contribuir a la planeación de una atención holística y proporcionar sugerencias concretas para el cuidado, además de información bá- sica relacionada con el trastorno o el problema. De igual modo, los planes de cuidados pueden usarse como plataforma para llevar a 6 PARTE 1 Uso del libro cabo una revisión del personal o los puestos de enfermería respec- to del problema o la conducta poco después de que se identiican en el paciente. USO DE LA RED adicional al inal de cada sección, ycon el objetivo de ayudar a la estudiante o la enfermera a localizar en internet datos adicionales relacionados con la sección especíica. El uso de motores de bús- queda como Google, Yahoo! y otras es bastante común, y puede resultar un medio eiciente para localizar informaciónactual, orga- nizaciones profesionales, agencias de gobierno, y sitios patrocina- dos por pacientes o cuidadores. Sin embargo, la red también puede ser una fuente de información incorrecta y desactualizada, así como de anuncios, virus electrónicos y programas espías, que pue- den desorientar o perjudicar. En consecuencia, es importante recu- rrir a la red con precaución y en forma juiciosa, en particular al obtener información para los cuidados del paciente o buscar recur- sos a los cuales referir a los enfermos. Al valorar las publicaciones identiicadas en la red, siempre debe hacerse en su fuente de origen. Si la enfermera encuentra un artículo, o un capítulo o extracto de un libro, debe veriicarse la fecha de publicación, los autores y sus datos académicos, así como las leyendas de deslinde de responsabilidad, a la vez que la publi- parecer artículos profesionales, pero en realidad son sólo opinio- nes o materiales publicitarios velados. De igual forma, deben veri- icarse las referencias a un artículo, y determinar si se trata de un artículo que se deriva de la investigación, una opinión o un edito- rial. Al revisar una publicación, debe determinarse si fue revisada por expertos o publicada por una asociación profesional respeta- ble, o bien por alguna agencia de gobierno. Si se activa un vínculo que lleva a una página electrónica des- conocida, hay que asegurarse de contar con protección apropiada contra virus en la computadora y activar los bloqueadores de ven- tanas. Cuando se ingresa a un sitio nuevo, debe buscarse informa- ción relacionada con él, con el objetivo de determinar su origen; por ejemplo, una pestaña o un vínculo “Acerca de nosotros” o “Contacto”. Una organización también puede listar su mesa direc- tiva o de asesores; el análisis del origen o los títulos académicos de estos grupos puede resultar útil para determinar su credibilidad. otras organizaciones que pueden tener un interés velado en la in- formación que presentan. Otros sitios reciben el patrocinio de indi- viduos o grupos de pacientes que también pueden contar con un punto de vista especíico, o alguna tendencia hacia o en contra de tipos particulares de información o atención, o bien pueden buscar sitios son valiosos y útiles, pero otros pueden inluir sobre los pa- cientes con el objetivo de que participen en conductas que no son terapéuticas, muchas veces bajo el engaño de “dar apoyo”. Si la enfermera no es capaz de determinar la fuente o el grupo que res- palda un sitio, debe ser en particular cuidadosa en torno del uso de la información que provee o su credibilidad. Al valorar la calidad de un sitio, hay que veriicar su vigencia, así como la información que presenta. Se identiica la fecha de “última actualización” o de los recursos disponibles. Si cuenta con vínculos a otros sitios y muchos no funcionan, es posible que el sitio esté desactualizado. Observar el diseño de la página y los ti- pos de vínculos que contiene también puede ayudar a determinar su credibilidad. Si existe un registro o se requiere una clave de usuario, debe valorarse el tipo de información que se solicita, y - chos sitios dependen de la obtención de información personal para enviar notas informativas o avisos en el futuro; muchos también intentan apropiarse de la identidad o la información de las compu- tadoras o los sistemas de correo electrónico. Los pacientes pueden beneiciarse con la orientación que la enfermera les aporte en cuanto al uso de internet. Enseñar a los individuos lineamientos como los ya mencionados antes les ayu- dará a identiicar información útil y coniable, pero también a re- prometen resultados espectaculares con la aplicación de productos o prácticas especíicas; deben tomarse con cautela y valorarse con base en los parámetros mencionados con anterioridad, además de revisar otras fuentes independientes para corroborar los datos. Los pacientes necesitan ser en especial cuidadosos en cuanto a las re- comendaciones que presentan los sitios que se encuentran en la red; deben ser precavidos para veriicar siempre con su equipo te- rapéutico antes de modiicar el tratamiento vigente, o de comenzar a utilizar una técnica o sustancia nueva (p. ej., algún complemen- to) que identiiquen en la red. Consideraciones clave en los cuidados de enfermería para la salud mental P A R T E D O S 9 Los planes de cuidados contenidos en este libro fueron creados con ciertos conceptos esenciales en mente. Estos fundamentos cla- ve constituyen consideraciones críticas para la planeación de los cuidados y el trabajo con los pacientes que sufren problemas de salud mental. Al delinear tales conceptos y presuposiciones, la in- tención es alentar la relexión del lector en torno de estos aspectos del trabajo con pacientes y proveer al mismo tiempo una base só- lida para la práctica de la enfermería en salud mental. CONCEPTOS FUNDAMENTALES 1. Una enfermera aporta sólo los cuidados que el paciente no puede proporcionarse por sí mismo. 2. En esencia, el paciente es responsable de sus propios senti- mientos, acciones y vida (véase “Responsabilidades del pa- ciente”), aunque su capacidad puede estar limitada o requiere ayuda. 3. La enfermera debe tratar al enfermo como a un individuo inte- gral, con antecedentes y circunstancias singulares, que posee fortalezas, comportamientos y problemas, y no como a un ob- jeto psiquiátrico que puede manipularse. 4. El paciente no es un receptor pasivo de cuidados. La enferme- ra y el sujeto trabajan de manera conjunta para alcanzar obje- tivos o resultados determinados y deseables. Debe promoverse la participación activa del paciente en todos los pasos del pro- ceso de atención de enfermería, dentro de los límites que per- mita su grado de desempeño (véase “Responsabilidades del paciente”). 5. La principal inalidad es la salud de la persona, no tan sólo la ausencia o la contención del proceso patológico. La indepen- dencia inal del paciente, respecto de la institución de atención y su personal, debe constituir un punto de enfoque de los cui- dados. Si esto no es posible, el individuo debe conseguir su capacidad óptima de desempeño e independencia. 6. En virtud de la retroalimentación y la identiicación de vías alternativas para cubrir las necesidades aceptables para el pa- ciente, éste debe avanzar hacia la salud con mejores mecanis- mos de adaptación, siempre que sea capaz de hacerlo. 7. La salud física y la emocional se encuentran relacionadas y la salud física es un objetivo deseable en el tratamiento de los problemas emocionales. Los cuidados de enfermería deben in- cluir como punto de enfoque la obtención de nutrición, reposo y ejercicio apropiados para la persona, así como la eliminación de la dependencia química (incluidos tabaco, cafeína, alcohol, y fármacos de venta sin receta u otras drogas). 8. La enfermera trabaja en coordinación con otros profesionales de la salud (y personal diverso) para integrar un equipo de tra- tamiento interdisciplinario; la enfermera puede desempeñarse como coordinadora del equipo. 9. El equipo interdisciplinario trabaja dentro de un medio ideado como un ambiente terapéutico, con el objetivo de desarrollar una visión holística del paciente y suministrarle un tratamiento efectivo. AMBIENTE TERAPÉUTICO Propósito y definición El ambiente terapéutico se construye y mantiene como una instan- cia idónea y dinámica en la que se atiende a los pacientes. Este entorno incluye zonas circundantes de seguridad física, a todos los miembros del equipo terapéutico y a otros pacientes. Debe tener límites precisos y consistentes (véase “Establecimiento de lími- tes”) y expectativas conductuales. Un ambiente terapéutico debe reducir al mínimo el estrés ambiental, como el ruido y la confu- sión, así como el estrés físico que generan otros factores, entre ellos la falta de sueño y el abuso de sustancias. Sustraer al paciente de un ambiente estresante e incorporarlo a un entorno terapéutico representanoportunidades para el reposo y la nutrición, un tiempo para enfocarse en el desarrollo de fortalezas, y una disposición para conocer la psicodinámica de los problemas, así como identiicar alternativas o soluciones a éstos. Este ambiente también hace posible a los enfermos participar en una comunidad que propicia las relaciones interpersonales, en la que pueden compartir- se sentimientos y experiencias, y disfrutar la interacción social y el crecimiento, al mismo tiempo que interacciones terapéuticas. La enfermera tiene una gran oportunidad para facilitar (y modelar) la co- municación y compartir con los pacientes al instituir un tratamien- to de grupo continuo, dinámico e informal. Esto puede lograrse al poner en práctica distintos aspectos de un programa terapéutico (p. ej., para la dependencia química), al recurrir a interacciones terapéuticas basadas en los planes de cuidados de cada paciente, al desempeñar un papel como facilitadora en los grupos terapéuticos estructurados, y por medio de otras acciones. Un ambiente terapéutico es un “espacio seguro”, una atmósfe- ra no punitiva en la que el interés en el otro es un factor esencial. Se espera que los pacientes asuman la responsabilidad de sí mis- mos dentro de la estructura del ambiente, una vez que sean capaces de hacerlo. La retroalimentación del personal y otros pacientes, y compartir las tareas o las obligaciones del programa terapéutico, facilitan el crecimiento del individuo. En este ambiente, la con- frontación puede ser una herramienta terapéutica positiva tolerable para el enfermo. Sin embargo, las enfermeras y otros miembros del equipo terapéutico deben conocer sus funciones en este am- biente con el objetivo de mantener la estabilidad y la seguridad, sin por ello atenuar las conductas de autoridad (p. ej., mostrar las lla- ves como recordatorio del rango o el control; véase “Responsabi- lidades y funciones de la enfermera”). 10 PARTE 2 Consideraciones clave en los cuidados de enfermería para la salud mental Mantenimiento de un ambiente seguro Un aspecto importante de un ambiente terapéutico es la elimina- ción de objetos o instrumentos que el paciente pueda utilizar para lesionarse o dañar a otros. Si bien esto es en particular importante en el ámbito de la salud mental, debe tomarse en consideración en cualquier contexto de atención a la salud. El personal de enferme- ría debe observar las disposiciones de la institución en relación con la prevención de los riesgos de seguridad comunes y comple- mentar estas políticas según sea necesario, por ejemplo: - cance de los pacientes. - nolientos por la administración de los fármacos psicotrópicos). - pués de afeitarse y otros productos en caso de sospechar abuso de sustancias. A continuación se enlistan las medidas restrictivas estrictas para una unidad en la cual los pacientes presentan conductas amenazantes o lesivas para sí mismos o para otros. Estas medidas pueden modii- carse con base en la valoración de los comportamientos del sujeto. vasos, loreros, saleros o pimenteros). ijación irme y no se rompan con facilidad. - llo, agujas para tejer) fuera del alcance de los pacientes y sólo permitir su uso bajo supervisión. Utilizar rasuradoras eléctri- cas siempre que sea posible (los rastrillos desechables se rom- pen con facilidad para extraer sus navajas). martillos, tacos de billar) y el equipo peligroso (p. ej., cables - los fuera del alcance del paciente. - rritos de limpieza o mantenimiento, que pueden contener líqui- dos para limpieza, escobas y herramientas. - terías) todo el tiempo. de ingerirse (p. ej., el mercurio de los manómetros). equipo terapéutico deben revisarlo de inmediato y buscar entre sus pertenencias cualquier objeto que pueda ser peligroso, como ganchos de alambre para ropa, cuerdas, cinturones, ali- leres de seguridad, tijeras y otros objetos ailados, armas y sus- tancias. Estas pertenencias deben mantenerse en un espacio especíico inaccesible para el paciente. De igual forma, deben revisarse los objetos que llevan los visitantes (quizá sea nece- sario catear a los visitantes en ciertas circunstancias). Debe explicarse de manera breve la razón para adoptar estas reglas y no hacer excepciones. Relación de confianza Una clave para crear un ambiente terapéutico es infundir conian- za. Ésta es el fundamento de una relación terapéutica y el estable- cimiento de límites y su constancia son sus bloques de construcción. debe coniar en sí misma como terapeuta, a la vez que en la moti- la enfermera deben coniar en que el tratamiento es deseable y productivo. Una relación de conianza entre ambos crea un espacio en el que pueden trabajar de forma conjunta, por medio del proce- so de atención de enfermería y los mayores esfuerzos posibles para - dos 1: Construcción de una relación de conianza). Construcción de la autoestima Del mismo modo que un cuerpo con salud física puede soportar mejor el estrés, una persona con una autoestima adecuada puede - to, una parte esencial de los cuidados del paciente consiste en ayu- darlo a construir su autoestima. Sin embargo, puesto que cada persona es responsable de sus propios sentimientos, y un individuo no puede hacer a otro sentirse de cierta manera, la enfermera no puede mejorar la autoestima del paciente en forma directa. Las medidas para ayudar a construir o consolidar la autoestima deben ajustarse de manera individual, y basarse en la honestidad y las fortalezas del sujeto. Algunas sugerencias generales son las siguientes: de cuidados 1: Construcción de una relación de conianza). límites). - turar su tiempo y sus actividades). - las con claridad. que pueda lograr con facilidad; incrementar la diicultad de las tareas del paciente conforme a su evolución. - queños, al tiempo que se le aporta retroalimentación sincera y apropiada, por ejemplo por satisfacer las expectativas, termi- nar las tareas y cumplir las responsabilidades. paciente; reforzar los límites que se establecieron, pero evitar si es posible que la persona reciba demasiada atención, más que castigarlo por rebasar los límites. sólo recurrir a ella cuando el paciente sea capaz de tolerarla. sea posible. Si el sujeto expresa satisfacción con los resultados de su decisión, señalarle que es responsable de la decisión y darle retroalimentación positiva. Si el paciente considera que el resultado es insatisfactorio, indicarle que puede cometer y sobrevivir a los errores, como cualquier persona; hay que ayu- darlo entonces a identiicar medidas alternativas para tratar el problema. El paciente debe recibir retroalimentación positiva cuando se hace responsable de la resolución de los problemas y elogios por sus esfuerzos. Establecimiento de límites El establecimiento y el mantenimiento de los límites conforman un elemento integral para lograr una relación de conianza y un am- biente terapéutico. Los límites efectivos pueden proveer estructura y una percepción de interés que las palabras aisladas no permiten construir. Los límites también reducen al mínimo la manipulación Sexualidad 11 por el paciente y la obtención de ganancias secundarias, como la atención especial o el relevo de las responsabilidades. Antes de establecer un límite y su consecuencia, tal vez deban revisarse las razones para el establecimiento del límite con el pa- ciente, e incorporarlo en esta parte de la planeación de los cuidados, quizá mediante el trabajo conjunto para precisar límites o conse- cuencias especíicos. Sin embargo, si esto es imposible, es necesa- rio explicar con brevedad al paciente los límites y no discutir o propiciar discusiones prolongadas, ni conceder atención injustii- cada a las consecuencias que tiene la transgresión de un límite. Algunos lineamientos básicos para el uso efectivo de límites son los siguientes: simple como sea posible. La consecuencia que tendrá la falta de respeto del límite también debe establecerse con claridad desde el principio. - rectas,con algún ajuste del límite, cuando sea posible, y el paciente debe percibirlas como un resultado negativo, no como una recompensa o un elemento productor de una ganancia se- - jeto acudir a una actividad, no resultará efectiva si éste no deseaba ir de cualquier manera, o si al paciente se le permite ver la televisión o recibir atención individual del personal, lo que quizá pudiera preferir. 3. La consecuencia debe ocurrir de inmediato tras la transgresión del límite, debe cumplirse de manera sistemática cada vez que se rebasa el límite y ser aplicada por todos los miembros del personal. Es posible que se asigne a algún miembro del perso- nal para tomar decisiones relacionadas con los límites para garantizar su congruencia; sin embargo, cuando esta persona no se encuentra disponible, otra debe tomar la responsabilidad, sin diferir las consecuencias. Debe recordarse que si bien las consecuencias resultan esenciales para establecer y mantener los límites, no constituyen una oportu- nidad para un comportamiento punitivo contra el paciente. El retiro de la atención es quizá la mejor y más simple entre las consecuen- cias, en tanto ésta y el apoyo se provean cuando el paciente cumple las expectativas y respete los límites, al tiempo que no se ponga en riesgo la seguridad de la persona por el retiro de la atención del personal. Si el único momento en que el paciente recibe atención y retroalimentación, incluso si es negativa, es cuando excede los límites, el sujeto no dejará de buscarla por esa vía. El paciente debe percibir una razón positiva para satisfacer las expectativas; debe exis- tir una recompensa por mantenerse dentro de los límites. En relación con los límites, es necesario no engañarse al pen- sar que el paciente necesita a la enfermera como amiga o como alguien que le tiene simpatía y que será “linda” si concede excep- ciones a los límites. Si se permite que un sujeto exceda los lími- tes, captará mensajes confusos y minará tanto los esfuerzos de los otros miembros del equipo terapéutico como los del propio individuo. Se transmitirá a éste la sensación de que carece de interés suiciente en su crecimiento y bienestar para reforzar el límite, y mostrará una carencia de control en un momento en que la persona se percibe sin control y necesita de manera expresa que alguien más lo ejerza (véase “Responsabilidades y funciones de la enfermera”). SEXUALIDAD La sexualidad humana es un área en la que se evocan con frecuen- cia los sentimientos de los miembros del equipo terapéutico, y de- todos, la sexualidad puede ser un factor relacionado con cualquier paciente en distintos sentidos. Con demasiada frecuencia, el ma- lestar tanto de la enfermera como del paciente interiere con los cuidados del segundo; la enfermera puede sobreponerse en grado signiicativo a este malestar al enfrentar sus propios sentimientos y abordar esta faceta de la vida del enfermo en forma profesional. Los problemas del individuo que implican aspectos sexuales o la sexualidad pueden guardar relación con lo siguiente: inicio de la actividad sexual, el matrimonio o la pérdida de una - gen corporal) Abuso sexual, emocional o físico) - vidad sexual, como el incesto, el exhibicionismo o la violación - dos, confusos o inaceptables para el paciente o personas rele- vantes para él - tramarital sociales e íntimas de otros tipos), que alteran el desempeño sexual (una discusión franca en relación con este problema puede ayudar a prevenir la falta de apego a los fármacos, quizá al identiicar sustancias alternativas o ayudar al individuo a adaptarse a los efectos co- laterales en interés de los objetivos terapéuticos) - cipio o compartirlos con más de un miembro del personal, o bien con otros pacientes. En situaciones como ésta es común que re- sulte útil para el sujeto que la enfermera le interrogue en torno de los problemas relacionados con la sexualidad durante la valora- ción inicial de enfermería y la planeación de los cuidados. Es ne- cesario ser sensible con los sentimientos del paciente y recordar que tanto los varones como las mujeres tienen una necesidad hu- mana de plenitud sexual. Una conducta de acercamiento realista a la sexualidad puede contribuir a reducir al mínimo la incomodi- dad del sujeto. Es posible que tengan lugar la actividad sexual en la unidad o las conversaciones explícitas sobre temas sexuales, lo que supone otro reto relacionado con la sexualidad. Esto puede incluir a pa- cientes que mantengan una relación sexual entre sí, al sujeto que hace propuestas o demostraciones sexuales a otros, o al individuo que se masturba en público en la institución. Las manifestaciones sexuales pueden controlarse en la unidad de manera efectiva al establecer y mantener los límites (véase “Establecimiento de lími- tes”), al igual que otras situaciones ostensibles. De nueva cuenta, un medida práctica es efectiva con frecuencia. 12 PARTE 2 Consideraciones clave en los cuidados de enfermería para la salud mental En las instituciones residenciales o de atención de largo plazo, la necesidad del paciente de mantener relaciones íntimas y activi- dad sexual puede representar cuestiones sensibles y complejas. Es importante desarrollar lineamientos que incorporen consideracio- nes legales relativas a los derechos de los pacientes a las relaciones sexuales, y las obligaciones que existen para protegerlos de una lesión. Estas directrices pueden incluir disposiciones para estable- cer criterios que determinen la capacidad de la persona para soste- ner actividad sexual y darle privacidad (p. ej., para la masturbación u otro tipo de actividad sexual), así como instrucción (en relación con capacidades sociales para desarrollar relaciones íntimas, ne- garse a aceptar atenciones o insinuaciones que no desea, anatomía básica y sexualidad, control de la natalidad, y prevención de la infección por el virus de la inmunodeiciencia humana y otras en- fermedades de transmisión sexual), entre otras. Algunos aspectos de la sexualidad o el estilo de vida del enfer- mo pueden ser desconcertantes para los miembros del equipo tera- péutico, aunque el paciente no experimente un problema o crea - xual en el paciente joven o el anciano, las prácticas sexuales que diieren de las de los miembros del personal, el trasvestismo o la homosexualidad pueden suscitar sentimientos de incomodidad o juicio, o de otros tipos, entre los miembros del equipo terapéutico. Una vez más, resulta importante conocer estos sentimientos y atenderlos como parte de la responsabilidad de enfermería, en lu- gar de que crear un problema o distorsionar la percepción personal del enfermo al deinir algo como un problema, cuando no lo es. La provisión de cuidados carentes de prejuicios a un paciente resulta en particular esencial en el área de la sexualidad, debido a que el sujeto quizá haya enfrentado antes la censura o pueda esperarla de los profesionales, lo que acentúa la culpa, la vergüenza y la baja autoestima. La homosexualidad no es un trastorno de la salud mental. Los pacientes gay o las lesbianas pueden tener una sensación positiva respecto de su homosexualidad, y carecer de deseos de cambio. Si una persona homosexual busca tratamiento por otro problema (p. ej., depresión), no debe asumirse que este problema se relaciona con su preferencia sexual. Sin embargo, ser homosexual puede im- plicar en esta sociedad distintas tensiones para un individuo, que pueden o no inluir sobre el problema existente. Al margen de la censura social en general, al revelar su homosexualidad la persona enfrenta la posibilidad de perder el apoyo familiar, el empleo, la vivienda o los hijos. Una paciente lesbiana o un individuo gay de- ben afrontar con frecuencia estas cuestiones de manera habitual, pero incluso estas tensiones no deben confundirse con la sexuali- dad per se de la persona. Los pacientes pueden preferir mantener en secreto su condi- ción sexual u otras cuestiones sexuales a los miembrosdel equipo terapéutico, los miembros de su familia u otras personas (p. ej., patrones) relacionadas con su vida. La conidencialidad es una cuestión vital en esta situación, por efecto de las pérdidas poten- ciales que pudiera sufrir el sujeto en caso de que su homosexualidad reiere como si no a su orientación sexual, las personas más allega- das pueden ser, entre otras, una pareja, un amante, un compañero de habitación o amigos, más que los propios miembros de la fami- lia. Es esencial incluir de manera respetuosa a estas personas im- portantes para el paciente en la planeación de los cuidados, la programación del alta, la instrucción y otros aspectos de la aten- ción, tal y como se incluye a los miembros de la familia en la atención de los individuos heterosexuales. Es preciso tener con- ciencia de los sentimientos propios en torno de la homosexualidad y asumir la responsabilidad de enfrentar esos sentimientos de tal manera que sea factible aportar cuidados de enfermería efectivos y sin prejuicios a todos los pacientes. Las inquietudes sexuales también pueden entrar en conlicto con las creencias religiosas y los valores culturales, tanto de los pacientes como de los miembros del equipo terapéutico. Es rele- vante que la enfermera esté alerta en cuanto al antecedente cultural del paciente y las implicaciones para el tratamiento que reciba, al igual que de los propios valores culturales y de la forma en que resultar útil incluir a un capellán o a algún otro miembro del clero - zar los sentimientos propios, mantener una actitud carente de pre- juicios, alentar la expresión de los sentimientos de la persona, y permitirle tomar decisiones propias constituyen estándares para el trabajo con pacientes en situaciones de dimensión moral o religiosa, ya sea que la cuestión sea el aborto, el celibato, la esterilización, la disfunción eréctil, la transexualidad, o cualquier otro aspecto de la sexualidad humana. ESPIRITUALIDAD La espiritualidad puede comprender las creencias, los valores o la ilosofía de vida de una persona. El paciente puede considerar que la espiritualidad es en extremo importante o que no forma parte alguna de su vida. El ámbito espiritual puede constituir un recurso de fuerza, apoyo, seguridad y bienestar en la vida de un individuo. Sin embargo, es posible que algunos problemas hayan llevado a la persona a perder la fe, desilusionarse o caer en la desesperación. O bien, los síntomas psiquiátricos del enfermo pueden tener un com- ponente religioso, relacionado o no con sus creencias espirituales, como la religiosidad. Los sistemas de creencias espirituales diieren en gran medida entre una persona y otra. Estos sistemas pueden variar, desde las Oriente hasta los credos alternativos, ancestrales o de la nueva era, o pueden corresponder a percepciones individuales y una ilosofía que no guarda relación con una religión tradicional o una serie del paciente, resulta importante valorar la importancia que tiene la espiritualidad en su vida, en particular si se relaciona con el pro- - petuoso de las creencias del enfermo y sus sentimientos en el ámbito espiritual, y aportarle cuidados de enfermería sin prejui- cios, cualesquiera que sean sus creencias espirituales. Las cuestio- nes espirituales tienen muchas veces una relación estrecha con el origen cultural del sujeto, de tal manera que es necesario estar atento a los valores culturales de la persona y los sentimientos pro- pios, para no enviar mensajes negativos en torno de la espirituali- dad del enfermo. Debe recordarse que el paciente tiene derecho a conservar sus creencias y no resulta apropiado convencerlo de un credo particular o hacer proselitismo en favor de unas creencias especíicas en el contexto de la atención. Si la persona padece una tensión espiritual, puede resultar apropiado entrar en contacto con el sacerdote de la institución o referir al paciente con un líder de su propia fe para obtener orien- tación. Los cuidados de enfermería pueden continuarse entonces a la par de las recomendaciones de dicho especialista, con el objeti- vo de cubrir las necesidades de la persona de una manera respetuo- sa. El papel de la enfermera no se limita a aliviar la tensión emocional, sino también a considerar la espiritualidad como un aspecto integral del plan de cuidados general del paciente. Cultura 13 CULTURA Si bien muchas personas piensan en la cultura en función de la raza, la etnicidad, los ancestros o el país de origen, la cultura incluye otros aspectos del origen de la persona y una sensación de identidad, que implica valores, prácticas y creencias. La identidad cultural está constituida por muchos componentes relacionados con la religión, el lenguaje, el grupo de edad o referencia, la condición socioeconó- mica, la comunidad (p. ej., urbana, suburbana o rural), el género, la orientación sexual, la situación social o familiar (p. ej., estado mari- tal), la capacidad física o las discapacidades, las convicciones políti- cas, la experiencia laboral y educativa, y otros. En consecuencia, la conformación cultural de una persona puede considerarse como multidimensional; un individuo también puede pertenecer a varios - cásica, agnóstica, lesbiana, de origen rural, enfermera, adulta joven, entre otras. Además, existen diferencias dentro de los grupos cultu- rales, incluidas las variaciones entre los subgrupos y los individuos. - ras, y dentro de cada una se reconocen los factores que inluyen so- bre la orientación cultural del sujeto y el grado al cual éste se identiica con los valores culturales tradicionales o adopta otros va- lores y creencias. Algunas diferencias son muy evidentes, pero otras son tan sutiles que muchas veces no son advertibles. La provisión de cuidados de enfermería sensibles a la cultura hace necesaria la conciencia tanto del paciente como de uno mis- mo como ente cultural. Esta conciencia debe incluir el reconoci- miento de que, aunque la orientación cultural del sujeto determina muchos aspectos de su vida y esta inluencia puede ser en extremo intensa, muchas personas no reconocen las inluencias culturales como tales. Las enfermeras necesitan mantener su propia concien- cia cultural en su trato cotidiano con todos los pacientes, por efec- to de la naturaleza de niveles múltiples que tiene la orientación cultural. El mantenimiento de la conciencia en torno de culturales potenciales diferencias, y de lo que signiica la cultura para el pro- pio paciente, resulta esencial para que la enfermera valore de ma- nera adecuada al enfermo y planee la provisión de cuidados apropiados, según sea la cultura. Las enfermeras pueden tener percepciones y expectativas dife- rentes a las de los pacientes y su comportamiento, con base en los antecedentes culturales del individuo y los propios, en particular cuando las diferencias entre ellos son más pronunciadas. El riesgo más grande en tal situación es que esto ocurra sin que la enfermera esté consciente de ello. Siempre debe evaluarse la actitud personal y las expectativas en torno de cada paciente, en especial si no se espera la participación o la recuperación completa de un individuo en particular. El enfermo también puede tener expectativas y percepciones en cuanto al personal y la atención de la salud a partir de las diferen- cias culturales, y sus experiencias con la atención de la salud y sus o adoptar una actitud defensiva, y puede ser necesario tranquilizar- lo, sobre todo si existen acusadas diferencias culturales o lenguaje. La cultura del paciente puede tener un efecto notorio sobre la visión del individuo en cuanto a su enfermedad, el tratamiento y - quiátrica puede relacionarse con vergüenza, culpa u ostracismo social en algunas culturas, o puede ser aceptada de manera fatalis- ta o con ecuanimidad en otras. De manera semejante, un paciente de cierto origen cultural puede tener expectativas muy altas en cuanto a la salud y considerar la recuperación como un proceso delque él es el responsable directo, en tanto que un enfermo de un origen distinto puede concebir la enfermedad como su destino o sentirse controlado por una fuerza o ente externo. Esto último pue- de conducir a los pacientes a creer que nunca se recuperarán o que no tienen inluencia sobre su propia recuperación. La orientación cultural del paciente puede deinir en gran medi- da lo que considera un comportamiento “normal”, y puede proveer un marco de referencia para interpretar una conducta “anormal”. En algunas ocasiones, los objetivos terapéuticos (p. ej., expresar los sentimientos de ira contra los propios progenitores) son opuestos a las normas culturales (p. ej., la autoridad de los progenitores siem- pre debe respetarse). Además, los pacientes de distintos orígenes culturales pueden buscar tratamientos que diieren en grado notorio de las intervenciones terapéuticas de la cultura dominante, lo cual incluye la consulta a trabajadores alternativos de la atención de la salud y el uso de compuestos herbolarios o tradicionales. Este tipo de información debe valorarse e integrarse en el plan de cuidados del sujeto. Existen muchas explicaciones especíicas de la enfermedad en cada cultura, en particular de la enfermedad mental (Giger y Davidhizar, 2008). Es importante tomar en consideración el con- texto cultural del individuo al valorar sus comportamientos y espe- rar su modiicación, sin perder de vista que las posibilidades de éxito terapéutico se ven favorecidas cuando las expectativas y las intervenciones son apropiadas según la cultura. Debe recordarse que los miembros de una cultura dominante muchas veces esperan que los grupos provenientes de otras cultu- ras adopten sus valores, ya sea de manera consciente o inconscien- te. En realidad, mucha gente piensa que sus valores culturales representan “la forma correcta” de vivir y tienen numerosos jui- cios en torno de quienes no aceptan esos valores. Al igual que en los demás aspectos de los cuidados de enfermería, este tipo de juicios y expectativas resulta inapropiado; las enfermeras necesi- tan analizar sus propios pensamientos y sentimientos, y proporcio- a las preguntas siguientes para comenzar su exploración personal y mantener la conciencia personal al suministrar los cuidados: Nota: esta pregunta debe for- mularse en relación con el comportamiento de la persona, su participación en el plan terapéutico, los resultados esperados, entre otros) - pudieran resultar apropiadas o inapropiadas durante el proceso Las diferencias culturales y sus efectos pueden resultar evidentes o ser sutiles. En una sociedad con un número cada vez mayor de culturas, una enfermera puede trabajar con pacientes que provie- nen de grupos culturales muy numerosos y no pueden esperar 14 PARTE 2 Consideraciones clave en los cuidados de enfermería para la salud mental aprender lo suiciente de cada una de estas culturas para ofrecer cuidados con competencia cultural para todas ellas. Sin embargo, la enfermera puede y debe tratar de aprender de las culturas a las que representan con más frecuencia los pacientes en su área. Con el uso de ese conocimiento como fundamento, la enfermera puede valorar a cada sujeto en relación con su origen cultural. A pesar de esto, debe recordarse que puede ser falsamente tranquilizador para la enfermera “aprender” algunos de los aspectos de la cultura par- ticular ; la enfermera puede aplicar el aprendizaje a todos sus pa- cientes provenientes de una misma cultura, lo que puede llevar a una estereotipiicación. Debe recordarse también que no siempre resulta deseable asig- nar el cuidado del paciente a miembros del personal de un origen cultural similar (es decir, hacer asignaciones para la atención de enfermería). Si bien esto puede hacerse con buenas intenciones, el paciente podría sentirse segregado, infravalorado o juzgado con un estereotipo. Además, tanto el sujeto como la enfermera pueden be- neiciarse del desarrollo de relaciones interculturales. Los obstáculos mayores para la atención intercultural no resi- den en el desconocimiento de la enfermera de la cultura del pa- ciente, sino en su falta de conciencia cultural, sus concepciones y los prejuicios relacionados con el sujeto, su incapacidad para reco- nocer la necesidad de aprender acerca de la cultura del individuo, o la expectativa de que el enfermo muestre conductas incompati- adoptar la práctica de conocer la orientación cultural singular de cada paciente, con objeto de proveer cuidados sensibles desde una perspectiva cultural. Este aprendizaje puede lograrse al obtener información de fuentes diversas, entre otras el paciente o su fami- formular preguntas relativas a si es apropiado o aceptable utilizar ciertas técnicas o intervenciones de comunicación, o bien acerca de las expectativas de recuperación y la visión de la persona en cuanto a su comportamiento o enfermedad. Las destrezas para la comunicación pueden ayudar a resolver cuando se le formulan preguntas directas sobre ciertos temas, es - cerle extraño que hablemos sobre estos temas, pero para su cuida- do puede ayudarnos el que nos diga...”. Además, interrogar al paciente y su familia u otras personas cercanas sobre su cultura puede favorecer la construcción de una relación de conianza al demostrar respeto e interés por la persona y su cultura. Si la enfer- mera es honesta en relación con su deseo de aprender y deja en claro que no sabe ya todo, es posible que esto sea de ayuda para establecer una alianza con el paciente para su tratamiento, y alien- paciente que tal vez ya tuvo experiencias negativas con los provee- dores de atención a la salud u otros individuos de la cultura domi- otros miembros del equipo terapéutico e incorporarla en el plan de cuidados escrito del paciente. Las intervenciones de enfermería también tienen implicacio- nes culturales y éstas deben tomarse en consideración al redactar e instituir el plan de atención del sujeto. Algunas intervenciones pueden ser en particular sensibles, como utilizar el tacto para in- fundir bienestar a un enfermo tenso. Sin embargo, otras interven- ciones y técnicas para la comunicación también pueden ser sensibles desde la perspectiva cultural, como recurrir al contacto visual directo, hablar de manera directa con el paciente en relación con su enfermedad, discutir temas emocionales (p. ej., sexuali- - miento completo de todos los detalles culturales de todos los pacientes a los que atiende, la mejor conducta consiste en mante- ner la conciencia de que es posible que existan implicaciones cul- turales y valorar esta situación en cada paso del proceso de atención de enfermería. MEDICINA COMPLEMENTARIA Y ALTERNATIVA Medicina complementaria y alternativa (MCA) es un concepto que denota distintos tratamientos, disciplinas terapéuticas, com- plementos dietéticos, vitaminas, y prácticas de salud que se con- sideran alternativas y complementarias a los tratamientos y los fármacos convencionales. Existe un gran número de disciplinas y sustancias que se incluyen en este concepto general, y el uso de estas prácticas en EUA y muchos otros países es amplio y cre- de sanación tradicionales que derivan de muchas culturas, trabajo corporal y prácticas de actividad física, consumo de plantas medi- cinales, vitaminas y otros complementos dietéticos, y también disciplinas médicas como la quiropraxia, y la medicina holística y la natural. la quiropraxia, y las prácticas osteopáticas, ayurvédicas, homeopá- ticas y holísticas, la actividad física con técnicas de tai-chi, yoga y pilates, las terapias basadas en masajes, rol�ng y trabajo corporal de Feldenkrais, las técnicas para retroalimentación conductual, mente-cuerpo, formación guiada de imágenes y de relajación, y uso de plantas medicinales, medicina china, complementos dieté- ticos y terapias nutricionales. De acuerdo con el National Center for Complementary and Alternative Medicine reciben cuidados de enfermería psiquiátrica
Compartir