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472 D I V E R S I D A D M I C R O B I A N A por transformación. A causa de estas características, C. tepidum se ha convertido en el organismo modelo para estudiar la biolo- gía molecular de las bacterias verdes del azufre. Consorcios de bacterias verdes del azufre Ciertas especies de bacterias verdes del azufre forman una aso- ciación íntima de dos miembros llamada consorcio, con una bacteria quimioorganótrofa. En el consorcio se benefician ambos socios, de manera que es probable que en la naturaleza exista una variedad de consorcios con diferentes componentes fotótrofos y quimiótrofos. El componente fotótrofo, llamado epibionte, está f ísicamente unido a la célula central no fotótrofa (Figura 14.17) y se comunica con ella de diversas formas ( Sec- ción 22.2). El nombre «Chlorochromatium aggregatum» (no es un nom- bre formal, porque se trata de un cultivo mixto) se ha utilizado para describir un consorcio de color verde observado frecuen- temente, y que tiene este color porque los epibiontes son bac- terias verdes del azufre que poseen carotenoides de color verde (Figura 14.17b). Las pruebas de que los epibiontes son, efecti- vamente, bacterias verdes del azufre proceden de los análisis de pigmentos, de la presencia de clorosomas (Figura 14.17d) y de la tinción filogenética (Figura 14.17c). Un consorcio de estruc- tura similar llamado «Pelochromatium roseum» es marrón porque sus epibiontes producen carotenoides de este color ( Figuras 22.3 y 22.4). Analizaremos la naturaleza simbiótica del consorcio Chlorochromatium con más detalle en la Sec- ción 22.2. MINIRREVISIÓN ¿Qué pigmentos están presentes en el clorosoma? ¿Qué pruebas existen de que los epibiontes de los consorcios bacterianos verdes son verdaderamente bacterias verdes del azufre? 14.7 Bacterias verdes no del azufre Géneros principales: Chloroflexus, Heliothrix, Roseiflexus Las bacterias verdes no del azufre son fotótrofos anoxigénicos del filo Chloroflexi. Este filo contiene distintos linajes, uno de los cuales, la clase Chloroflexi, comprende bacterias verdes no del rojas, sino en la inversión de las etapas del ciclo del ácido cítrico ( Sección 13.5 y Figura 13.19a), una forma única de autotro- fia en las bacterias fotótrofas. Pigmentos y ecología Las bacterias verdes del azufre poseen bacterioclorofila c, d o e, albergada en unas estructuras singulares llamadas cloro- somas (Figura 14.15). En el centro de reacción y en la proteína FMO, que conecta el clorosoma con la membrana citoplas- mática, existe una pequeña cantidad de bacterioclorofila a ( Figura 13.7b). Los clorosomas son cuerpos alargados llenos de bacterioclorofilas, unidos por una fina membrana no unita- ria y pegados a la membrana citoplasmática en la periferia de la célula (Figura 14.15 y Figura 13.7). Los clorosomas canali- zan la energía hacia el fotosistema, lo cual conduce a la sínte- sis de ATP. A diferencia de los fotótrofos rojos anoxigénicos, las bacterias verdes del azufre tienen un fotosistema de tipo I. Se conocen especies de bacterias verdes del azufre que son verdes y otras marrones; estas últimas contienen bacterioclorofila e y carotenoides que vuelven de color marrón las densas suspensio- nes celulares (Figura 14.16). Al igual que las bacterias rojas del azufre (Sección 14.4), las bacterias verdes del azufre viven en ambientes acuáticos anóxi- cos y sulfurosos. No obstante, el clorosoma es una estruc- tura de captación de luz muy eficiente que les permite crecer a intensidades de luz mucho más bajas que las que necesitan otros fotótrofos. Además, las bacterias verdes del azufre sue- len tolerar mejor el sulfuro de hidrógeno que otros fotótrofos anoxigénicos. Por consiguiente, se encuentran normalmente a mayor profundidad que cualquier otro microorganismo fotó- trofo en lagos o tapetes microbianos, donde la intensidad lumí- nica es baja y la concentración de sulfuro de hidrógeno es alta. A modo de ejemplo, una especie de bacteria verde del azufre ais- lada de unas fumarolas hidrotermales oceánicas ( Sección 19.13) se encontró que crecía fototróficamente con la tenue luz de la radiación infrarroja emitida por las rocas calentadas por la actividad geotérmica. Una especie, Chlorobaculum tepidum (Figura 14.15) es termófila y forma densos tapetes microbianos en fuentes hidrotermales ricas en azufre. Además, crece rápida- mente y se puede manipular genéticamente por conjugación y Figura 14.15 Chlorobaculum tepidum, bacteria verde del azufre termófila. Micrografía electrónica de transmisión. Obsérvese los clorosomas (flecha) en la periferia de la célula. La célula mide unos 0,7 μm de ancho. F . R u d y T u rn e r a n d M ic h a e l T . M a d ig a n Figura 14.16 Chlorobia verde y marrón. Tubos de cultivo de (a) Chlorobaculum tepidum y (b) C. phaeobacteroides. Las células de C. tepidum contienen bacterioclorofila c y carotenoides verdes, y las células de C. phaeobacteroides poseen bacterioclorofila e e isorrenierateno, un carotenoide marrón. D e b o ra h O . J u n g (a) (b) https://booksmedicos.org booksmedicos.org Botón1:
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