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ANDREAS MORITZ ESCUCHA EL SUSURRO, VIVE TU SUEÑO Descubre el manantial de la inspiración verdadera Si este libro le ha interesado y desea que le mantengamos informado de nuestras publicaciones, escríbanos indicándonos qué temas son de su interés (Astrología, Autoayuda, Ciencias Ocultas, Artes Marciales, Naturismo, Espiritualidad, Tradición...) y gustosamente le complaceremos. Puede consultar nuestro catálogo en www.edicionesobelisco.com Colección Espiritualidad, Metafísica y Vida interior ESCUCHA EL SUSURRO, VIVE TU SUEÑO Andreas Moritz 1.ª edición en versión digital: julio de 2015 Título original: Hear The Whispers, Live Your Dream Traducción: Pablo Ripollés Maquetación: Marta Ribón Corrección: M.ª Jesús Rodríguez Diseño de cubierta: Marta Rovira Pons © 2009, Andreas Moritz (Reservados todos los derechos) © 2011, Ediciones Obelisco, S. L (Reservados los derechos para la presente edición) La ilustración de la portada forma parte del sistema de sanación Ener-Chi Art (véase http://ener-chi.com), diseñado para estimular el flujo del chi en todos los órganos, aparatos y sistemas del organismo. Esta imagen en particular está destinada a mejorar la salud general de la mente, el cuerpo y el espíritu. El mensaje de Salomón que hay al final del libro fue canalizado específicamente para los lectores por Lily, una de las comunicadoras interdimensionales más dotadas del mundo. Si quieres más información sobre Lily y los servicios que presta, por favor visita http://acrossdimensions.com. Edita: Ediciones Obelisco S. L. Pere IV, 78 (Edif. Pedro IV) 3.ª planta 5.ª puerta http://www.edicionesobelisco.com 08005 Barcelona-España Tel. 93 309 85 25 - Fax 93 309 85 23 E-mail: info@edicionesobelisco.com ISBN EPUB: 978-84-9111-010-1 Depósito Legal: B-15.033-2015 Maquetación ebook: Caurina.com Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada, trasmitida o utilizada en manera alguna por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o electrográfico, sin el previo consentimiento por escrito del editor. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. mailto:info@edicionesobelisco.com http://www.cedro.org Contenido Portadilla Créditos Abre tu corazón Primera parte La vida La curación Cuando caigo enfermo En lugar de preguntarme Le doy a mi cuerpo Trato mi cuerpo Mi cuerpo es el hogar limpio Los microorganismos Mi cuerpo se está limpiando Como estoy alineando Mi material genético Cuando resulto herido Confío en que mi organismo Mis genes Las palabras La energía vital He aprendido El modo más eficaz Al purificar Ninguna idea Segunda parte Lo valoro todo en mi vida Para alcanzar la perfección Comprendo que soy todo La solución a mis problemas La percepción Para mí la esperanza Cada vez me resulta más obvio Siempre que sea apropiado Las preocupaciones son innecesarias También me permito He renunciado conscientemente Cada vez me resulta más claro Sé que la iluminación Mi intención Siempre he abrigado el sueño No es mi cometido Veo el mundo Mientras otros consideran Cuando pienso en la muerte Os parece que la tumba La percepción da forma a la realidad Si así lo quiero He hecho de la unidad Tengo un objetivo espiritual En los años venideros Sé que la abundancia No importa lo que los demás piensen de mí Abro de par en par La gratitud que siento A medida que mi confianza Mi capacidad de desapegarme Sé que no hay No hay cosas negativas Cuando las cosas se presentan difíciles Sé que todo el mundo Sé que toda dificultad Estoy aprendiendo Dejo que la vida me refleje Hay un panorama Acepto Ahora sé Todo aquello a lo que me resisto persiste Reconozco He consentido No estoy atrapado No hay ningún intervalo Mantengo la atención Sé que soy uno Valoro y respeto Aquellas personas Sé que estoy Me doy cuenta Sé que el silencio Presto atención a la unidad Literalmente Me doy cuenta No baso mi existencia Cuando vengo a este mundo No se puede ganar nada No necesito normas Sé que los pensamientos Sé que la Madre Tierra Puede haber un gran propósito Estoy dispuesto a admitir Renuncio a la necesidad Dedico pensamientos cariñosos Me doy cuenta Al igual que mi cuerpo Las crecientes Sé que Todo lo que hago Sé que el universo Muchos seres humanos Mi conciencia o espíritu Sé que todos los problemas Mi Yo Superior Tercera parte Si me disgusto por algo Mi ADN humano Me doy cuenta La imaginación lo es todo Cualquier cosa La infinita sabiduría Mi felicidad Yo soy el único que crea mi realidad Reconozco que el amor La suerte me favorece Sé que el hecho de considerar Cada día Mi poder es infinito A pesar de que la Tierra es enorme Dedico mi amorosa atención Cada vez que acaricio una flor Soy un campo ilimitado de poder Prefiero aprender las cosas Las energías del Sol Centro mi atención Cada uno de mis pensamientos Según la ley expresada Sé que la verdadera oración Los problemas Confío en que todo lo que imagino Prefiero centrar mis pensamientos En lugar de observar Los pensamientos A medida que mi valía personal Les hablo a las células de mi cuerpo Siempre espero que sucedan Si mis pensamientos giran Sé que cuando doy algo Cuando uno de mis deseos En todo momento Sé que no me fortalezco No hay más influencias Sé que todo lo que necesito Siento gratitud Soy un partícipe de la cocreación Sé que todas las guerras La enfermedad es una señal El único objetivo de mi karma Soy perfectamente capaz Palabras de sabiduría de Rumi Inspiración canalizada por Lily Sobre el autor Abre tu corazón como una flor al sol Formula una pregunta en tu mente Abre este libro por cualquier página y recibe la respuesta con gratitud Primera parte Afirmaciones de conciencia corporal La vida me ha enseñado que cuando uno está excesivamente pendiente de su salud, se debe a que cree en la enfermedad. Es más, la creencia en la enfermedad me impide estar sano y bien. Me permito a mí mismo ser quien soy y renuncio a cualquier idea de quién debería ser, y eso me centra de nuevo. Me doy cuenta de que sólo puedo curarme o encontrarme bien y entero otra vez estando centrado. La curación no cuesta esfuerzo. No puedo obligar a mi cuerpo a curarse. El poder sanador sólo actúa cuando me aparto de su camino. La curación consiste en permitir; la enfermedad consiste en resistirse. Cuando caigo enfermo, no me entra el pánico: sé que me está ocurriendo algo beneficioso. Reconozco que la enfermedad no es accidental, sino que se presenta para ayudarme a hacer frente a asuntos de los que no soy consciente, o con los que no estoy en armonía. Para curarme, abro mi corazón a estos problemas pendientes inspirándolos con gratitud. En lugar de preguntarme qué daño me hace la enfermedad, me pregunto de qué modo es útil para mí. Cuando me siento enfermo, no lo considero una debilidad. Al contrario, veo la fuerza y el valor en ello: en permitir que una afección restrictiva como ésa entre en mi vida para poder aprender de ella y hacerme incluso más fuerte. Ante todo, no me veo a mí mismo como una víctima. Le doy a mi cuerpo la atención amorosa que se merece y sin la cual no puede estar. Con vibrantes sensaciones de salud y alegría, mi cuerpo responde a todas mis necesidades. Mi cuerpo, templo de Dios, es el terreno donde experimento todas mis posibilidades. Trato mi cuerpo como trataría a mi amante o a mi mejor amigo. Le doy lo mejor de todo: alimentos frescos y saludables; un ambiente relajante y limpio; ropa cómoda; sonidos y colores que me inspiran y me levantan el ánimo; y, por encima de todo, una cariñosa gratitud por todo lo que hace por mí. Mi cuerpo es el hogar limpio, con buena circulación y rico en oxígeno de billones de células quedependen de mí para vivir. La forma en que respiro, duermo, como, pienso y actúo determina el rendimiento de mi cuerpo. Los microorganismos dañinos no pueden sobrevivir en mi cuerpo, y la enfermedad está ausente de él por naturaleza. Las bacterias y virus sólo se convierten en mis enemigos si tengo miedo, me resisto o los combato. Cuando surge la necesidad, mi enfoque preferido para curar cualquier dolencia es «ama a tus enemigos» o «no te resistas a nada». Ahora me doy cuenta de que todo aquello a lo que me resisto persiste. Mi cuerpo se está limpiando y está librándose de las toxinas y la congestión, y yo le apoyo plenamente en su esfuerzo. Lo nutro con alimentos, pensamientos y sentimientos de la más alta vibración. Cada célula de mi organismo está inundada del gozo de ser amada y, por consiguiente, es capaz de servir a su propósito único. Como estoy alineando mi propósito y mi existencia con el propósito y la existencia de la Tierra, voy a empezar a disfrutar de una salud perfecta y una juventud sin fin en cuerpo, mente y espíritu. Mi material genético está hecho de una sustancia cristalina que tiene el poder de transmutar todo lo que mi cuerpo no necesita. La sustancia cristalina de mis cuerpos sutiles, hechos de luz, impregna la estructura molecular de las partículas básicas y las reagrupa con cristalina pureza. Cuando resulto herido, la intensidad de la corriente eléctrica que circula entre la herida y el tejido circundante se mantiene elevada, de modo que mi cuerpo puede curarse a sí mismo rápidamente y por completo. Confío en que mi organismo siempre sabe qué hacer en cualquier momento dado. Mientras yo no sucumba al miedo y la duda, continuará sirviéndome en mi viaje espiritual de despertar. Todo lo que tengo que hacer es mantener la conciencia corporal. Reservo el suficiente tiempo para darle a mi cuerpo los mimos y la atención que requiere para guiarme y conducirme sano y salvo a través de la jungla de la vida. Mis genes son una parte intrínseca de mi existencia, y no tienen un objetivo independiente. Simplemente actúan como planos para reproducir las hermosas células de mi cuerpo. En virtud de ser consciente, yo soy quien crea los planos de nuevo cada día. Sé que lo que hago, como, bebo, siento y pienso determina cuán capaces son mis genes de controlar y mantener mi existencia física. Las palabras y el modo en que las pronunciamos son poderosas herramientas de sanación. Uso los sonidos primordiales ocultos en las palabras del lenguaje oral para restaurar y mantener el plano genético original y las funciones de mis tejidos, órganos, aparatos y sistemas. Dichos sonidos obtienen su poder sanador de la fuerza del amor y la compasión que dirijo a toda la creación, incluido yo mismo. La energía vital contenida en los productos que como es esencial para mi bienestar. Sólo tomo alimentos frescos y llenos de vitalidad. Además, procuro respirar aire puro lleno de energía vital. Me rodeo de aire limpio para permanecer conectado al mundo natural y no sentirme nunca separado de él. He aprendido que una enfermedad no puede ser su propia causa y, por tanto, que no se puede curar eliminando solamente sus síntomas. Al tratar los síntomas de una dolencia, sus causas permanecen tal como están o incluso se agravan. Eso puede llevar a la aparición de esos mismos síntomas en el futuro, que serían cada vez más persistentes. Comprendo que la enfermedad es un mecanismo curativo del cuerpo, y como tal merece mi completo apoyo. El modo más eficaz de tratar la enfermedad es eliminar cualquier factor que merme la energía y pueda dificultar el incesante esfuerzo del cuerpo para volver a su estado natural de equilibrio. La alimentación excesiva, la nutrición deficiente, la falta de sueño, el no beber bastante agua pura, el uso de drogas farmacéuticas y estimulantes, el no expresar las emociones, etc., son todos ellos factores que merman las reservas de energía del cuerpo y lo dejan propenso a desarrollar o contraer enfermedades. Al purificar y limpiar mi cuerpo de toxinas y productos de desecho acumulados, y al seguir una dieta y un estilo de vida sanos, establezco las condiciones previas para que mi organismo se cure a sí mismo sin esfuerzo y sin demasiado malestar. Ninguna idea, pensamiento ni deseo, ya sea positivo o negativo, puede pasar por mi mente sin generar una correspondiente y poderosa reacción bioquímica en todas las células de mi cuerpo. Éste actúa como un dispositivo de grabación que registra todo lo que veo, oigo, toco, huelo y paladeo. Y reproduce estas grabaciones a su debido tiempo para que pueda yo aprender y crecer a partir de todas mis creaciones. Segunda parte Afirmaciones de percepción y elección Lo valoro todo en mi vida, sin tener en cuenta si los acontecimientos son positivos o negativos. De esta manera, mi vida está llena de emoción y abundancia; todo es valioso en ella, nada es inútil. Para alcanzar la perfección en la vida, lo único que tengo que hacer es aceptar lo que es. Tratar de conseguir lo que «debería ser» es una mera negación de mi actual realidad. Si me proyecto hacia un futuro ficticio, sólo consigo separarme del presente; y eso me impide cumplir mis deseos. Al aceptar todo lo que me ocurre, en cambio, me involucro activamente en el resultado de mis pensamientos y sentimientos. Comprendo que soy todo lo que busco y percibo: ni más ni menos. La manera en que percibo las cosas depende de mí, no de las cosas que percibo. Dado que la percepción modela la realidad, escojo aceptar la vida en su totalidad, sin tener en cuenta cómo se presente ante mí. La solución a mis problemas no se encuentra fuera de mí; yo soy esa solución. Cuando percibo una situación como un problema, en lugar de como un don o una bendición, no necesito resolverla; sólo ajustar mi percepción de ella. La percepción es una de las fuerzas más poderosas en mi vida. Da forma a mi realidad personal. Como puedo escoger la manera de ver las cosas, puedo también crear mi realidad del modo que yo quiera. El único poder que controla mi vida es mi forma de percibir el mundo y a mí mismo. Todo depende de eso. Para mí la esperanza no es una manera de vivir, pues eso implicaría que rechazo lo que hay y que deseo otra cosa en su lugar. Mi aceptación de todo lo que ocurre a cada momento es la única forma de vida objetiva y realista. Al omitir el juicio de lo que debería ser, encuentro la verdad. Simplemente soy. También me centro en mi poder. Ésta es la base de una creatividad con sentido y vital. Cada vez me resulta más obvio que cuando acepte cada momento tal y como es, sin culpar o criticar a los demás o a mí mismo, y sin esperar que cambie, entonces las puertas del amor, la vida y la abundancia se abrirán de par en par para mí. Y entenderé la singularidad y perfección de cada instante; y estaré agradecido por ello. Siempre que sea apropiado, me doy permiso a mí mismo para dejar que pasen las cosas, para dejarlas tal como son, sobre todo si parecen confusas, fuera de control y sumidas en el caos. Renuncio a la necesidad de arreglar todo lo que a mi juicio necesita arreglo. Las preocupaciones son innecesarias. Reflejan la percepción de que algo malo está ocurriendo, cuando lo cierto es que las cosas malas muestran que algo bueno está pasando: las cosas viejas se están yendo para que surjan otras nuevas. Las preocupaciones nos atan a las cosas antiguas y las mantienen en su sitio, y eso sólo sirve para dar lugar a más preocupaciones. Los obstáculos en la vida no son otra cosa que beneficiosos, pues nos ofrecen una forma de salir de las situaciones indeseables. También me permito hacer cosas que no tienen un propósito; las hago simplemente porque tengo ganas de hacerlas. Igualmente, dejo que los demás hagan lo que les plazca, aun cuando crea que están equivocados o que pierden el tiempo. Me doy cuenta de que, cuando intente cosas nuevas, inevitablemente cometeré errores; y de que eso es una parte importante del proceso deaprendizaje. En realidad, los errores no existen. He renunciado conscientemente a participar en programas de autosuperación, pues eso implicaría que no acepto quien soy. No aceptarse a uno mismo por lo que uno es equivale a ser autocrítico y sentencioso; y eso, a su vez, crea confusión e infelicidad. En lugar de eso, ahora hago que el amor, la paz y la felicidad general sean la principal razón que hay detrás de todas mis actividades. Si el amor, la paz y la felicidad siguen mostrándose esquivos en mi vida, reconozco que se debe a que he estado centrando la atención en hacer de ellos mi meta personal y exclusiva. Cada vez me resulta más claro que mi verdadero Yo no tiene limitaciones; y tampoco tiene una identidad permanente que se mueva en sucesión lineal desde el nacimiento hasta la muerte. El tiempo para mí es la eternidad. Soy como el cielo despejado en el que soplan todos los vientos de la creación. Incluso cuando el viento se detiene, yo sigo estando allí. Sé que la iluminación, o la ascensión a una forma elevada de existencia, no son sino la sencilla aceptación de cada momento como algo que es perfecto en sí mismo, en especial cuando trae cosas a mi vida que son también perfectas. Es mi expectación la que hace que las cosas me parezcan buenas y malas, correctas y erróneas, agradables o preocupantes. Mi percepción de la perfección la hace real. Mi intención hace que me levante por la mañana, que lave mi cuerpo, que haga ejercicio y que tome una comida nutritiva. Uso este mismo poder de la intención para cumplir todos mis otros deseos. Y reconozco que, cuando algunos de estos deseos no se hacen realidad, es que no hay una buena razón para ello. Siempre he abrigado el sueño de cambiar el mundo. Ahora sé que no puedo cambiarlo a menos que me vea a mí mismo con los ojos del amor y la aceptación. He aprendido que no necesito convertirme en una persona diferente para ayudar a este mundo. Estoy aquí para quererme a mí mismo por lo que soy, sin tener en cuenta mis defectos y puntos débiles. Al hacer eso, el mundo ya se ha convertido en un lugar mejor. No es mi cometido hacer que el mundo sea como yo quiero; más bien, dejo que exista también como los demás quieren verlo. Sin embargo, hago un asunto mío amar el mundo que creo a mi alrededor. El grado en que me quiero a mí mismo determina cuán profundamente podré amar a los demás, al mundo que me rodea, a las criaturas de la naturaleza, e incluso a mi Dios. Veo el mundo como un lugar emocionante y estimulante que tiene el enorme potencial de convertirse en un paraíso en mi vida. Cuando el número de problemas aumenta, también se nos ofrece un número igual de soluciones. A cada problema resuelto, experimentamos una subida de frecuencia que nos deja un paso más cerca de materializar el acogedor hogar planetario que todos nos merecemos. Mientras otros consideran que todos los asuntos mundiales son terribles, yo veo su potencial y la pérdida tan sólo de lo que ya no es necesario. Considero que la muerte da paso al nacimiento. Para que el mundo entero se convierta en un paraíso, hay que inclinar la balanza, el clima debe cambiar, los elementos tienen que ser purificados. Para que el nuevo mundo emerja, el viejo debe morir. Dar a luz puede ser una experiencia dolorosa, pero es también la celebración de una nueva vida. Cuando pienso en la muerte, de inmediato me acuerdo de las preciosas palabras de Rumi: «Cuando, en el día de mi muerte, me llevéis a enterrar, no penséis que mi corazón permanecerá entre vosotros. No lloréis por mí, ni digáis: “Que triste, que tragedia”. Cuando veáis yertos mis restos mortales, no exclaméis: “¡Ya no existe!”. Porque es desde entonces que la reunión y el encuentro serán míos para siempre. […] ¿Pueden acaso los crepúsculos disminuir en algo el esplendor del sol o de la luna? Para vosotros, mi muerte parece un crepúsculo pero, en realidad, es como una aurora, un amanecer inesperado. ¿Os parece que la tumba sea una prisión? No. Ella es la liberación del espíritu. ¿No es verdad acaso que toda semilla oculta bajo la tierra florecerá un día al llegar la primavera? ¿Por qué dudar? El hombre es también una semilla enterrada. […] Callad ahora, ya no más lamentaciones, guardad vuestras voces para cuando al más allá paséis, allí resonarán vibrando en los espacios infinitos entonando el canto triunfal, ¡que sólo el Amor existe, y el Amor… es inmortal!». La percepción da forma a la realidad. La red de nervios de mi tronco del encéfalo – que es mi centro de control del tráfico– sólo permite que entren mensajes edificantes a mi conciencia porque yo lo decido así. Eso me permite comprender qué aspecto tiene el mundo real, a qué suena y cómo se experimenta. Si así lo quiero, puedo usar el 100 % de mi capacidad cerebral y cardíaca en todo momento. Verme a mí mismo como un ser débil, indigno, pobre, enfermo, perseguido, maltratado o cualquier otra cosa que me impida tener el control no hace más que cerrar mi corazón, limitar mucho mi capacidad cerebral y materializar mis miedos. El secreto para vivir mi potencial de lleno y hacer realidad todos mis sueños es aceptarme a mí mismo por completo de la forma que soy, pues rozo la perfección divina. He hecho de la unidad la prioridad de mi vida. La veo en cada piedra, en la suciedad, en los insectos, en las nubes, en la lluvia, en el sol, en los demás y en mí mismo. Eso me llena de amor y compasión por todo lo que existe, sin tener en cuenta quién o qué sea. Tengo un objetivo espiritual en la vida. Naturalmente, todo lo que hago es un medio para aumentar las variaciones de la dicha en mi vida y en el mundo. En los años venideros, muchos de los habitantes de la Tierra llegarán a comprender que ninguna forma de vida necesita ganarse el derecho a vivir. El hecho mismo de su existencia es prueba suficiente de que tiene todo el derecho del mundo a existir y a ser tratada con cariño, compasión y respeto. Sé que la abundancia no se puede medir por el número de posesiones que he acumulado, o por el poder y la riqueza que he adquirido. Mi riqueza se mide por lo bien que me siento conmigo mismo, con los demás y con el mundo. No importa lo que los demás piensen de mí; lo importante es lo que yo pienso de ellos. Si anhelo el reconocimiento de otros, dependeré de ellos para tener la sensación de que soy valioso. Pero si concedo mi reconocimiento a otros, mi corazón se expandirá y se llenará de alegría. Abro de par en par las puertas de la abundancia al ser un canal para ella en el universo. Reconozco que la pobreza no es más que mi resistencia a aceptar la abundancia en mi vida o a sentir que la merezco. El torrente de la abundancia siempre está presente y nunca se seca, independientemente de si me resisto a él o lo acepto. El universo supone que aquello a lo que presto atención es lo que necesito; así que me lo proporciona magnánimamente en mayor cantidad. La gratitud que siento por todas las cosas que poseo en la vida genera más cosas de la misma especie. Así, el ilimitado torrente de la abundancia es imposible de detener, siempre y cuando yo siga estando agradecido por lo que tengo. A medida que mi confianza en las leyes del dar y el tomar aumenta, veo que, cuantas más cosas doy de corazón, en más abundancia obtengo amor, alegría, apreciación, oportunidades y riqueza material. Además, me doy cuenta de que el dinero y las posesiones no son la causa, sino el efecto, de la abundancia en mi vida. Mi capacidad de desapegarme de todo lo que poseo me concede libertad: la libertad de dar y recibir todo lo que necesito para alcanzar un objetivo superior en la vida. La verdadera abundancia es la plena confianza en que estoy en el lugar y el momento adecuados. Sé que estoy –y siempre estaré– conectado al río de la vida, que conoce todas mis necesidades y deseos, esté yo donde esté y haga lo que haga. Ésta es mi fuente inagotable de abundancia. Sé que no hay nada en este universo que sea inútil o carezca de un sentido o propósitoespecífico. También sé que nunca puede sucederme nada que no sea lo mejor para mí, aunque me deje confuso o dolorido. No hay cosas negativas frente a cosas positivas, ya se trate de acontecimientos, personas o situaciones en la vida. Percibo todo lo que entra en mi vida con la esperanza de que sea un regalo; y, en efecto, así es. Cuando las cosas se presentan difíciles, me recuerdo a mí mismo lo que sir Winston Churchill dijo una vez: «Un pesimista ve la dificultad en cada oportunidad; un optimista ve la oportunidad en cada dificultad». Sé que todo el mundo, sin importar las circunstancias ni las apariencias, es un Dios en embrión listo para nacer. Reconozco que las personas no son las máscaras que llevan puestas ni los papeles que desempeñan sin saber lo que hacen. Cuando emito juicios críticos sobre ellas, lo que hago es criticarme y juzgarme a mí mismo. Sé que toda dificultad que afronto en la vida esconde un propósito más profundo que está ahí para ayudarme a ser más fuerte y más sabio de lo que soy. Me corresponde a mí descifrarlo y usarlo para mejorar mi desarrollo personal. Apartar las rocas del camino fortalece mis músculos y me ayuda a construir mi vida de un modo más satisfactorio del que puedo imaginar. Estoy aprendiendo a no definir mi vida por lo que ocurre a mi alrededor. Si el mundo es tumultuoso, yo puedo estar tranquilo y en silencio. Puedo estar bien. Aunque la vida esté llena de obstáculos, yo puedo mantenerme incólume. Aunque el desastre me golpee, puedo estar bien. Mi bienestar no depende de cómo me trata el mundo, sino de cómo le trato yo a él. Pues, mientras dé yo amor, ningún mal puede alcanzarme de verdad. Dejo que la vida me refleje, así que veo mi luz interior reflejada por todo y por todos los que veo. Si alguien es poco amable conmigo, lo veo como una oportunidad para responder con mucha más amabilidad. No permito que la grosería de otros me llegue al corazón; más bien, se lo abro a ellos para ver su dolor, su miedo y su tristeza. La compasión que llena mi corazón cambia su actitud hacia mí y les ayuda a sentirse mejor consigo mismos. Hay un panorama más amplio en mi vida. En él, siempre estoy protegido y nunca estoy solo. Si nadie se preocupa por mí, puedo hacerlo yo mismo. Si nadie me respeta, puedo respetarme yo. Si nadie me quiere, puedo a pesar de todo quererme a mí mismo. Sin preocuparme por mí mismo, respetarme y quererme, estaría verdaderamente inseguro y solo; aun cuando el mundo entero se preocupase por mí, me respetase y me quisiese. Acepto, celebro, me alegro de y expreso gratitud por todo lo que existe y por la forma en que existe. Busco la alegría en todo lo que hago, porque la alegría es lo que me une a la única fuente de la vida. Si de repente me descubro haciendo algo por miedo, espero hasta que la alegría se convierte otra vez en la motivación de mis actos. Ahora sé que, en realidad, los obstáculos o las situaciones negativas en mi vida son bendiciones disfrazadas que constituyen oportunidades únicas para hacerme más completo y entero por dentro; y para avanzar en la vida. Al verlos tal como realmente son, abro las puertas a una abundancia de amor, libertad, salud, alegría, riqueza y posibilidades ilimitadas. Todo aquello a lo que me resisto persiste. Cuando percibo que algo no me agrada, me doy cuenta de que es mi resistencia la que hace que sea de ese modo. Cuanta más resistencia ofrezco a cosas o personas en mi vida, más fuertes se hacen las razones para ofrecerla. Tengo que soportar todo lo que desprecio hasta que me siento agradecido por lo que me ha deparado la vida. Cuando reemplazo mi resistencia por aceptación de lo que hay, puedo transformar lo que no me gusta en algo que sí me guste. Reconozco que mis problemas y defectos son también mis mejores guías y maestros. Siempre estoy a salvo porque, al igual que todo en este universo, yo también soy Dios. Soy uno con todo, así que no hay nada de lo que tenga que tener miedo; ni nada que pueda hacerme realmente daño. He consentido todo lo que me ocurre, por mi propio bien. Así que veo los contratiempos como llamadas de atención, como oportunidades idóneas para hacer cambios positivos y desarrollarme. No estoy atrapado en la ilusión de que las cosas empiezan en un momento dado y acaban necesariamente en otro momento posterior. Comprendo que el tiempo no tiene principio ni fin. Simplemente es eterno. Todos los acontecimientos están indisolublemente entrelazados. En cualquier momento del presente puedo estar en cualquier momento del futuro o cualquier momento del pasado, dependiendo de lo que decida ver o ser. Acepto que cada nuevo momento es el más perfecto posible. No hay ningún intervalo entre el pasado y el presente, o entre el presente y el futuro, excepto en mi cabeza. Los acontecimientos de una vida pasada o futura están ocurriendo ahora mismo en una forma paralela de realidad. Nada en la vida puede acabar o perderse. Por tanto, el sabio no se acongoja por lo que ya ha pasado ni teme lo que está aún por venir. Mantengo la atención puesta en cada nuevo momento experimentándolo mientras se desliza ante mi presencia. Al hacer eso, me convierto en el señor del tiempo y soy capaz de vivir mi vida al máximo, sin temor a acontecimientos pasados o futuros. Sé que soy uno realmente con el espíritu, esencia o fuente de todo lo que existe. Puedo crear al instante en mi mente todo lo que deseo. A medida que se disipa la ilusión de estar separado del mundo natural y del tiempo, mis creaciones mentales se hacen realidad físicamente. Valoro y respeto toda la vida que me rodea y a mí mismo. Por consiguiente, recibo el apoyo espontáneo de todas las leyes de la naturaleza. Todas mis necesidades son satisfechas automáticamente, antes incluso de desearlo. Aquellas personas con las que tengo las mayores dificultades son precisamente las que me ofrecen la mejor oportunidad de deshacer los nudos ciegos de mi karma. El karma no es una forma de castigo ni un pecado; más bien son paquetes de regalos que nos hacemos a nosotros mismos para que nos ayuden a quitarnos del corazón la coraza falsamente protectora. Sé que estoy, y siempre estaré, conectado al río de la vida. El río conoce todas mis necesidades y deseos, esté yo donde esté y haga lo que haga. Confío ciegamente en que siempre va a fluir en la dirección correcta, incluso cuando serpentea. Sus muchas vueltas y revueltas hacen que mi vida sea apasionante y que valga la pena vivirla. Me doy cuenta de que he creado una manera de vivir única para aprender las virtudes del amor incondicional, la paciencia, el perdón, la compasión, el servicio a los demás y la aceptación. En consecuencia, se me presentará toda clase de situaciones «adversas» hasta que domine plenamente y con facilidad estas preciosas virtudes. Sé que el silencio es el poder dinámico que impulsa toda actividad. Mantiene mi cuerpo sano y mi mente despejada y alerta. Por lo tanto, he decidido experimentar conscientemente los periodos de silencio que hay entre los periodos de actividad, siempre que surja la ocasión. Presto atención a la unidad subyacente que me conecta con toda la gente, todos los objetos y toda la naturaleza. Reconozco que hay un propósito mayor en todo lo que me sucede y que el río de la vida fluye a través de mí y de toda la creación. Esta íntima conexión hace que todas las formas de vida sean igualmente importantes, útiles y valiosas. Literalmente imprimimos nuestros sentimientos y emociones en objetos como las sillas, los coches y las casas. A veces entras en la casa de un completo desconocido y sin embargo te sientes como en tu hogar, porque las personas que viven en ella han irradiado paz y felicidad en todos sus recovecos. Trato cada objeto que toco o con el que entro en contacto con toda la amabilidad y el respeto que puedo. Así, pongo mi granito de arena en la difusión de la bondad en este mundo. Me doy cuenta de que el poder que gobierna mi vida y el poder que gobierna eluniverso son el mismo. Cuando deseo cosas que están en armonía y sintonía con el mundo, no hay poder capaz de impedir que haga realidad mis sueños. No baso mi existencia en la ilusión de pérdidas y ganancias; pues, a decir verdad, nada puede perderse ni ganarse. Sólo pierdo lo que ya no es útil para mí, y lo que gano no añade valor al que ya tengo. Sigo siendo quien soy sin tener en cuenta lo que pierdo o gano en la vida. Cuando vengo a este mundo, no traigo nada excepto mi ser; y, cuando lo abandono, no me llevo nada excepto mi ser. Ya existía antes de nacer, y seguiré existiendo después de dejar atrás mi cuerpo físico. La vida no empieza con el nacimiento ni termina con la muerte. El mundo puede ir y venir, pero yo seguiré adelante para siempre. No se puede ganar nada ni se puede perder nada; así que, ¿por qué preocuparse al respecto? Como siempre, cuando una puerta se cierra, otra se abre. Éste es el ciclo de la vida eterna. No necesito normas, reglamentos o sistemas de creencias creados por el hombre para saber lo que me conviene. Ya no estoy atado por creencias basadas en el miedo y en pronósticos negativos. Sólo dejo entrar en mi vida aquello que me entusiasma y me produce alegría; y me deshago de lo demás. Sé que los pensamientos temerosos pueden provocar una avalancha de miedo, y causar el caos y la confusión a mi alrededor. En lugar de dejar que el miedo sea mi guía, me guío a mí mismo a través de él, afrontándolo y transcendiéndolo con amor, confianza y valor. Sé que la Madre Tierra es un ser consciente y que está evolucionando al igual que nosotros. Está entrando en las frecuencias de las dimensiones superiores, así que está remontando las formas de pensamiento de lo correcto y lo incorrecto, víctima y verdugo, objeto de malos tratos y maltratador. Nuestro planeta se está olvidando de la conciencia de dualidad. Yo también estoy evolucionando para aceptar mis propias dimensiones superiores de la conciencia. Es un acontecimiento cósmico natural y es lo mejor para la Madre Tierra y todos los seres. Puede haber un gran propósito en nuestros «errores», si es que entendemos su sentido. Los problemas que plantean persisten hasta que encontramos el sentido o verdadero propósito oculto en ellos. Tengo por regla bendecir todo lo que me ocurre y darle conscientemente un significado. Ese significado se convierte en la realidad que acepto y recuerdo. Mi actitud hacia los problemas es amable, porque podría resultar que fuesen los mejores maestros que haya tenido nunca. Estoy dispuesto a admitir y comprender las razones que hay detrás de mi resistencia a las personas, los problemas y las situaciones. Sé que si existen es para enseñarme la lección del amor y para elevar mi conciencia hasta un plano en el que la sabiduría espiritual se convertirá en mi experiencia diaria y mi realidad. Renuncio a la necesidad de pensar positivamente para dominar los pensamientos negativos. Los pensamientos y sentimientos negativos que ignoro o reprimo se transforman en venenos que luego requieren una seria purga de cuerpo y mente. Al contrario: no ignoro ni reprimo nada en absoluto, sino que lo acepto todo y lo toco con las llamas de mi amor, sin resistirme más. Honro, acojo y acepto todos mis pensamientos, sentimientos, emociones y actos, sin importar lo desagradables o dolorosos que parezcan. Dedico pensamientos cariñosos, gestos cordiales y palabras de aliento a todo aquel que encuentro. Lo hago por el placer y la alegría de hacerlo, sin esperar nada a cambio. Nada de lo que pueda recibir será nunca tan satisfactorio como la alegría que ya he sentido. Me doy cuenta de que no puede haber felicidad duradera para nadie en el mundo hasta que se hayan erradicado por completo y en todas partes la pobreza, el hambre, los conflictos, las guerras, las enfermedades y la destrucción del medio ambiente. Hasta donde me sea posible, a través de mi pequeño ámbito de influencia y experiencia, me esfuerzo por ayudar a otros a encontrar el camino, la pasión y la realización personal, igual que yo los busco para mí. Al igual que mi cuerpo, nuestro planeta (la Madre Tierra, o Gea) fue concebido para que pasara por épocas de convulsión y crisis terapéuticas, pues le ayudan a corregir los desequilibrios que le ha impuesto la raza humana. Las crisis desencadenan poderosas respuestas en su sistema inmunológico. En vez de agobiar a Gea con más miedo y más preocupaciones, le infundo mi amor y mi admiración por todas las cosas extraordinarias que hace por todos nosotros. Las crecientes e impredecibles fluctuaciones de la temperatura y el clima no son más que procedimientos de limpieza iniciados por Gea, en coordinación con las actividades del Sol. La Madre Tierra está actuando para deshacerse de todo el estrés, la tensión y la contaminación que hemos causado los seres humanos durante un largo periodo de tiempo. De cualquier modo que pueda, me comprometo a tratar a Gea como a una madre. Sé que, de vez en cuando, las mejores cosas de la vida llegan disfrazadas de desgracias. Estas desgracias no representan más que pruebas para ver si estoy preparado para –y dispuesto a– recibir los beneficios que me traen. Todo lo que hago para ayudar a mi cuerpo y aumentar su pureza es un regalo de amor para el universo, mi Yo Superior. Limpio mis órganos para librarlos de impurezas, alimento bien mi cuerpo con productos naturales y le proporciono el suficiente descanso. Trato cada parte de mi organismo con el mayor respeto, y él me recompensa con alegría, felicidad y una vitalidad radiante. Y, si hoy me descuido o dejo de hacerlo, mañana me querré a mí mismo un poco más. Sé que el universo no está en absoluto interesado en apoyar deseos que no sean útiles para la totalidad. También comprendo que la riqueza material es sumamente volátil. La riqueza espiritual, sin embargo, es estable, ilimitada e inagotable; y se ocupa de mis necesidades materiales, por muy adversas que sean las circunstancias. Muchos seres humanos están en el proceso de despertar para darse cuenta de que realmente nos merecemos lo mejor de lo mejor porque somos uno con todo lo existente. Esto significa que todo lo que pertenece a los demás también me pertenece a mí; y que todo lo que es mío, es de ellos también. Si robo a otros, en realidad me estoy robando a mí. Si doy cosas a otros, también me las doy a mí mismo. Mi conciencia o espíritu es la única fuente verdadera de la energía y la información que circulan por mi cuerpo. Me doy perfecta cuenta de que soy un ser espiritual que vive en un cuerpo físico y se expresa a través de él. De ahí que mis primeras necesidades sean también de naturaleza espiritual, no sólo materiales. No busco la satisfacción o el placer físico a menos que enriquezca también mi esencia espiritual. Sé que todos los problemas de la vida existen únicamente para enseñarme la lección del amor, y para elevar mi conciencia hasta un plano en el que la sabiduría espiritual pueda convertirse en mi experiencia y mi realidad cotidianas. Las semillas del amor han empezado a germinar y a subir la frecuencia de las vibraciones de mi cuerpo, mi mente y mi espíritu. Mi Yo Superior sabe exactamente qué oportunidades de aprendizaje necesito, de modo que puedo evolucionar hacia la obtención de más sabiduría, amor y poder, por duro y doloroso que parezca el proceso de aprendizaje. Mi Yo Superior a veces pone obstáculos en mi camino para que pueda yo desarrollar al máximo las cualidades del coraje, la fuerza, el amor, la confianza y la sabiduría. Eso también quiere decir que nunca puede haber nada de malo en mí. Tercera parte Afirmaciones de manifestación Si me disgusto por algo que me ocurre, me doy cuenta de que no es el suceso o hecho real lo que me molesta, sino los pensamientos y reacciones que tengo al respecto. Por consiguiente, decido no cambiar la situación en sí, sino mi percepción de ella. De esta manera, no tengo necesidad de temerla o luchar contra ella; puedo estar en paz.Mi ADN humano se ha perfeccionado hasta tener doce o más cadenas de nucleótidos. Muchas neuronas que se encontraban en estado de latencia ahora están completamente despiertas. Ahora uso todo el potencial de mi cuerpo físico y mi cerebro, lo que me permite vivir en una dimensión superior de la realidad. Me doy cuenta del poder creador que me ha sido conferido. Cada vez que pienso en algo o lo imagino, creo una nueva realidad que no se puede deshacer. La forma en que respondo a mi creación determina cuánto afectará a mi vida. Me siento profundamente inspirado por las siguientes palabras, llenas de sabiduría: «La imaginación lo es todo. Es la vista previa de lo que la vida va a atraer.» ~ Albert Einstein «Cualquier cosa que la mente del hombre pueda concebir, puede lograrse.» ~ W. Clement Stone La infinita sabiduría de mi Yo Superior –que intrínsecamente es uno con la infinita sabiduría que gobierna el universo– es la que genera la orientación interior. Mi Yo Superior siempre sabe qué es bueno para mí, en todo momento; y eso incluye cometer lo que parecen ser errores o encontrar obstáculos. Mi felicidad ha empezado a aumentar rápidamente, desde que abrigo deseos que ayudan y apoyan a mi yo extendido: la raza humana, los animales y la naturaleza, la Tierra, el Sol y el universo. Yo soy el único que crea mi realidad. Soy el señor de mi destino y, como tal, decreto que todo momento de mi vida es un momento divino, una oportunidad trascendental para desarrollarme, aprender y descubrir un mundo nuevo de posibilidades. Reconozco que el amor, la honestidad y la confianza son el medio necesario –y el único eficaz– para tener éxito en la vida, incluyendo la obtención de una salud perfecta, abundancia y sabiduría espiritual. Pero también sé que experimentar miedo, deshonestidad y falta de confianza en mí mismo puede servir de trampolín hacia la manifestación de las cualidades opuestas. Por tanto, lo veo como una bendición que me permite conseguir dones aún mayores. La suerte me favorece automáticamente porque no dudo de mi poder de conseguir lo que quiero y lo que necesito. No dudo de que todo lo que me sucede es lo mejor para mí. Esto es lo que yo llamo suerte. Sé que el hecho de considerar que algo es negativo se debe a no percibir su opuesto, su equivalente positivo. Por consiguiente, en mi cabeza no queda espacio para albergar pensamientos puramente negativos. En consecuencia, se me presentan muchas más oportunidades para desarrollarme, tener éxito y ser feliz de las que he tenido nunca. Cada día le doy algo a alguien libremente. No espero nada a cambio, ni siquiera un pensamiento o un gesto de buena voluntad. Eso me ayuda a entrar en contacto con los aspectos más profundos de mí mismo, todos los cuales están basados en la unidad. Sé que todo lo que hago por otros, en realidad, lo hago por mí. Mi poder es infinito porque soy uno con todo. Ya no dejo que mi poder se disperse permitiendo que las creencias y opiniones ajenas gobiernen mi vida. Cuento con mi propio conocimiento y mi comprensión, pero estoy abierto a aprender de todas las personas con las que me encuentro y de cada situación que se me presenta. A pesar de que la Tierra es enorme, gira alrededor del Sol en absoluto silencio. Igualmente, las flores y los árboles no hacen ruido al crecer. Todas las actividades realizadas en silencio son perfectas. Al hacer mío este principio, he sido testigo de cómo mi mundo personal se transformaba en un estado de gracia permanente. Dedico mi amorosa atención a la naturaleza y recibo de ella su amor multiplicado por un millón. La Madre Tierra está deseosa de conceder una abundancia inconmensurable a aquellos que la aman y respetan. Cada vez que acaricio una flor o un árbol, o cuando susurro palabras de amor a un insecto que se posa en mi mano, o cuando veo la enorme contribución que un simple microbio hace a toda la vida, el mundo entero es informado de que soy un amigo de la Tierra. Soy un campo ilimitado de poder creador que está listo para ser usado con miras a crear el cielo en la Tierra y disfrutarlo. Las herramientas de este poder son mis pensamientos y sentimientos. Dado que nadie puede pensar o sentir por mí, soy el único creador de mi realidad. Prefiero aprender las cosas de una forma espontánea y sin esfuerzo, igual que cuando era pequeño. Progresivamente, voy percibiendo el mundo en su realidad dimensional superior, donde mis pensamientos se cumplen al instante. Las energías del Sol, que se han intensificado mucho, están subiendo de frecuencia las vibraciones planetarias hasta un punto en el que casi todos los habitantes de este planeta estarán motivados sólo por el amor. Este proceso se acelerará cuando ya no temamos al Sol, sino que dejemos que bañe nuestra piel y cure nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro corazón. Centro mi atención en una salud perfecta, energía abundante, una creatividad renovada y en la madurez espiritual, así que manifiesto espontáneamente estas cualidades en mi vida. No hay más influencias sobre mi cuerpo o mi mente que las que yo permito y creo por medio de mi conciencia. Todo lo que ocurre en mi cabeza está destinado a materializarse en un momento u otro de mi vida. Cada uno de mis pensamientos –tanto positivos como negativos– crea una vida por su cuenta. Eso hace de mí el amo de mi destino, en uno u otro caso. Al aquietarme, desvío de forma natural mi atención de aquello que no quiero y la dirijo a lo que deseo saber y a aquello en lo que quiero convertirme. Estoy afianzado en la quietud de mi ser, así que soy capaz de crear todo lo que mi corazón desea. Según la ley expresada en el viejo proverbio «Dios los cría y ellos se juntan», los pensamientos que tengo hoy engendrarán otros pensamientos similares mañana. Ya no quiero ver el vaso medio vacío, así que decido verlo medio lleno. Aunque no sea capaz de cambiar una situación ahora mismo, al contemplarla desde esta nueva y abundante perspectiva, sin duda, la veré de un modo diferente. Sé que la verdadera oración es la expresión de gratitud por lo que ya ha ocurrido. La gratitud es energía positiva que atrae en mayor cantidad aquello por lo que estoy agradecido. Los problemas abundan cuando hay miedo. Los problemas desaparecen cuando hay amor. Vibro a una alta frecuencia, la del amor –no la del miedo–, y de ese modo creo soluciones a los problemas a la velocidad del rayo. Confío en que todo lo que imagino es también real. Tiene que serlo, porque yo lo he creado. Los pensamientos son la fuerza motriz que hay detrás de todo logro humano. Prefiero centrar mis pensamientos y sentimientos en lo que funciona bien en mi vida, en vez de en lo que no funciona. Eso me mantiene abierto a –y merecedor de– las nuevas oportunidades, la alegría y la abundancia. En lugar de observar o señalar lo que no me gusta de los demás, me fijo en lo que me gusta de mí mismo. Eso me permite percibir también esas mismas y bellas cualidades en otros, aun cuando sea sólo de forma potencial. Los pensamientos que tengo crean mi realidad personal. Reflejan cómo me siento acerca de mí mismo, y ese sentimiento lo elijo yo a cada instante. No es tan difícil como parece, pues nadie más es responsable de cómo me trato a mí mismo, independientemente de cómo me trataron en el pasado. A medida que mi valía personal y mi autoestima aumentan, la riqueza y la abundancia presentes en cada recoveco del universo se encaminan hacia mí. Lo que otros piensen de mí no es de mi incumbencia; y me doy cuenta de que, si hago de ello una cuestión personal, no beneficio a nadie. Les hablo a las células de mi cuerpo y las trato como si fueran mis mejores amigas. Dado que estoy en estrecho contacto con todas ellas, me envían oleadas de maravilloso bienestar que hacen que me sienta amado, entero y sano. Siempre espero que sucedan las mejores cosas en mi vida y, por tanto, estoy seguro de que se manifestarán de una forma u otra. Y, como creo que todo lo que experimentoes una bendición, aun cuando no lo parezca, mi vida es y seguirá siendo perfecta hasta el último momento. Si mis pensamientos giran en torno a la enfermedad y la carencia, ambas se manifestarán en mi vida como enfermedades y pobreza. Si tengo pensamientos de salud y prosperidad, estaré sano y seré próspero. Pero no trato de tener únicamente pensamientos positivos, pues sólo conseguiría enmascarar los negativos. En lugar de eso, opto por pensar en lo que me encantaría ser o tener en la vida, haciendo caso omiso de lo que no tengo. Sé que cuando doy algo a alguien de todo corazón, sin condiciones y sin esperar nada a cambio, atraigo la abundancia a mi vida de muchas maneras. Al desear sinceramente para otros el amor, la salud y la alegría en abundancia, automáticamente obtengo esos mismos dones para mí. Cuando uno de mis deseos no se cumple, sé que ha ocurrido una de dos cosas: (1) que he interiorizado una duda que ha saboteado el cumplimiento del deseo; o, (2) que mi deseo no está en armonía con el propósito superior de mi vida o con mi entorno. En cualquier caso, no estoy decepcionado porque todo está bien tal como es en este mismo instante. En todo momento, me esfuerzo por servir de la mejor manera posible a mi corazón, a mi cuerpo, a mis semejantes, a los animales, a las plantas, a todas las formas de vida y al planeta como un todo. Al hacer eso, intensifico el poder del amor en mí y a mi alrededor. Ésta es la tarea más importante que puedo realizar en la vida. Es el principal objetivo de mi presencia aquí en la Tierra. Cualquier otra cosa que haga es relativamente insignificante. Sé que no me fortalezco si busco aquellas situaciones que hacen que me sienta seguro y protegido. Como me hago fuerte es abriéndome paso a través de todo tipo de tormentas, y encontrando el rumbo y la meta desde el interior. No hay más influencias sobre mi cuerpo que las que yo creo o permito mediante mi conciencia. Creo de la nada aquello que temo, pero también creo aquello que amo. Y prefiero crear por medio del amor, no del miedo. Sé que todo lo que necesito para vivir cómoda y alegremente llamará a mi puerta: de alguna manera, algún día. Pero también sé que tengo que estar alerta, y abrir la puerta en cuanto llamen a ella. Muchos desperdician su vida esperando el gran día en el que todo cambie para ellos a su favor; pero así nunca cambia nada. He aprendido a alegrarme de todo lo que me ocurre. Si algo me parece desagradable, lo acepto a pesar de todo; y de ese modo me revela su lado agradable. Siento gratitud por los periodos difíciles de mi vida, pues me proporcionan la oportunidad de hacerme más fuerte y más sabio. He aprendido valiosas lecciones de mis errores. Cuando agradezco mis problemas, inevitablemente se convierten en bendiciones. Ése es el poder de la manifestación. Soy un partícipe de la cocreación, y todo lo que me sucede es a mi favor, incluso cuando creo que no lo es. Sé que todo sentido que atribuya a un suceso o una situación acaba siendo mi verdad y mi realidad. Por consiguiente, opto conscientemente por verlo todo como una bendición. Que así sea; y así es. Sé que todas las guerras y los conflictos de los que ha sido testigo la Tierra, y que siguen ocurriendo en ella, proceden de nuestra resistencia a aceptarnos unos a otros de la forma que somos, con todas nuestras singularidades y diferencias, nuestros aparentes defectos y nuestras maravillosas virtudes. La enfermedad es una señal de fragmentación y separación. La salud es la manifestación de la integridad o unidad de todas las partes. La apreciación de las células de mi cuerpo por su trabajo incesante y el amor a mi persona son un potente secreto terapéutico, porque la vibración del «gracias» conecta lo que ha sido separado. El único objetivo de mi karma es restablecer la conciencia de unidad «perdida». Eso hace que el cometido del karma sea muy importante. Como estoy aquí, yo también soy importante, lo mismo que todos los demás. Estoy aquí para ayudar a restablecer la unidad, que parece fallar. Soy perfectamente capaz de bendecir todas las cosas con mi esencia espiritual. Mi cometido no es resolver los problemas del mundo, sino dejar que mi amor, mi compasión y mi alegría brillen en ellos. Mi propósito en la vida es tener más felicidad y permitir que irradie. Ésta es mi misión. Palabras de sabiduría de Rumi Juro, mi querido hijo, que nadie en el mundo entero es tan precioso como tú. Mira en ese espejo, mira detenidamente. ¿Quién hay por encima o más allá de ti? Ahora, bésate a ti mismo y, con dulces susurros, llena tus oídos a rebosar. Contempla toda la belleza que reflejas y canta una canción de amor a tu existencia Nunca puedes excederte al elogiar tu alma; nunca puedes mimar demasiado tu corazón. Eres tanto el padre como el hijo, el azúcar y la caña de azúcar. Quién sino tú; por favor, dime, quién sino tú podrá ocupar nunca tu lugar. Ahora, sonríete a ti mismo. ¿Qué valor tiene un diamante si no brilla? ¿Cómo voy a poner precio al diamante que tú eres? ¡Eres el tesoro de la casa! Tu sombra y tú estáis presentes para siempre en este mundo. Eres una gloriosa ave del paraíso. Inspiración canalizada por Lily Pon fe en el conocimiento intuitivo de que todo está bien y merece la pena en tu vida. Eres uno con los cielos y puedes regocijarte con la danza de los tiempos, pues el hoy y el mañana se funden en un abrir y cerrar de ojos en el ahora del ayer. Capta cada momento, cada bendito latido del ahora, y sabe que eres parte integrante de él. La Unidad que Es mejora con tu magnífica presencia y resplandece con la luz del fuego y los deseos de tu corazón. No te dejes confundir por tus pensamientos de individualidad y unidad porque son lo mismo. Todos estamos entrelazados en la danza del amor, donde el destino sostiene verdades nunca reveladas para que las cosechemos y lo celebremos. Inspira profundamente el amor en el aire que te rodea y regocíjate con el conocimiento de que lo mucho que estás aportando a la belleza y la vitalidad de este planeta. Asimismo, bebe profunda y continuamente del cáliz de la vida y comparte tus dones con todos los que te rodean. Por el simple hecho de existir, ya cumples tu cometido y tu propósito en el más puro sentido de la palabra. No dudes de tu valor ni de tus contribuciones con tal de que provengas de un lugar del corazón, pues no hay mayor regalo o logro que estar iluminado por la luz del amor. ~ Salomón (canalizado por Lily ~ 5.10.09) Sobre el autor Moritz es un médico intuitivo, especialista en medicina ayurvédica, iridología, shiatsu y medicina vibracional, además de escritor y artista. Nacido en el sudeste de Alemania en 1954, Andreas tuvo que hacer frente a varias enfermedades graves desde temprana edad, lo que le impulsó a estudiar dietética, nutrición y diversos métodos de curación natural cuando no era más que un niño. A la edad de 20 años, Andreas ya había concluido su formación en iridología (ciencia del diagnóstico a través del iris) y dietética. En 1981 empezó a estudiar medicina ayurvédica en la India y en 1991 completó su formación como médico ayurvédico en Nueva Zelanda. En lugar de darse por satisfecho con el mero tratamiento de los síntomas de las enfermedades, Andreas Moritz ha dedicado su vida a comprender y tratar las causas profundas de la enfermedad. Gracias a ese enfoque holístico, ha conseguido grandes éxitos en el tratamiento de enfermedades terminales en las que habían fracasado los métodos tradicionales. Desde 1988 practica la terapia japonesa del shiatsu, que le ha permitido comprender en profundidad el sistema energético de nuestro organismo. Además, se ha dedicado durante ocho años a la investigación activa de la conciencia y de su importante papel en el terreno de la medicina mente-cuerpo. Durante sus largos viajes por todo el mundo, el autor ha conversado con jefes de Estado y políticos de muchos países de Europa, Asia y África y ha pronunciado numerosas conferencias sobre temas desalud, el binomio mente-cuerpo y la espiritualidad. En sus populares seminarios sobre la obra Los secretos eternos de la salud ayuda a las personas a aprender a responsabilizarse de su salud y bienestar. Andreas organiza el foro libre Ask Andreas Moritz en la popular página web Curezone.com (con más de cinco millones de lectores, que siguen aumentando). Aunque el autor últimamente ha dejado de escribir para el foro, éste alberga un extenso archivo con respuestas a cientos de preguntas de prácticamente todos los temas de salud. Tras trasladarse a Estados Unidos en 1998, Moritz se ha dedicado a desarrollar un innovador sistema de curación –el llamado Ener-Chi-Art–, que apunta a las raíces más profundas de muchas de las enfermedades crónicas. Ener-Chi-Art consiste en una serie de pinturas al óleo codificadas con rayos de luz capaces de restaurar al instante el flujo de la energía vital (chi) en todos los órganos y sistemas del cuerpo humano. Moritz es también fundador de la Sagrada Santimonia: un canto divino para cada ocasión, es decir, un sistema de frecuencias sonoras especialmente generadas que pueden, en sólo unos instantes, transformar temores profundamente arraigados, alergias, traumas y bloqueos mentales y emocionales en oportunidades para el crecimiento y la inspiración. Portadilla Créditos Contenido Abre tu corazón Primera parte La vida La curación Cuando caigo enfermo En lugar de preguntarme Le doy a mi cuerpo Trato mi cuerpo Mi cuerpo es el hogar limpio Los microorganismos Mi cuerpo se está limpiando Como estoy alineando Mi material genético Cuando resulto herido Confío en que mi organismo Mis genes Las palabras La energía vital He aprendido El modo más eficaz Al purificar Ninguna idea Segunda parte Lo valoro todo en mi vida Para alcanzar la perfección Comprendo que soy todo La solución a mis problemas La percepción Para mí la esperanza Cada vez me resulta más obvio Siempre que sea apropiado Las preocupaciones son innecesarias También me permito He renunciado conscientemente Cada vez me resulta más claro Sé que la iluminación Mi intención Siempre he abrigado el sueño No es mi cometido Veo el mundo Mientras otros consideran Cuando pienso en la muerte Os parece que la tumba La percepción da forma a la realidad Si así lo quiero He hecho de la unidad Tengo un objetivo espiritual En los años venideros Sé que la abundancia No importa lo que los demás piensen de mí Abro de par en par La gratitud que siento A medida que mi confianza Mi capacidad de desapegarme Sé que no hay No hay cosas negativas Cuando las cosas se presentan difíciles Sé que todo el mundo Sé que toda dificultad Estoy aprendiendo Dejo que la vida me refleje Hay un panorama Acepto Ahora sé Todo aquello a lo que me resisto persiste Reconozco He consentido No estoy atrapado No hay ningún intervalo Mantengo la atención Sé que soy uno Valoro y respeto Aquellas personas Sé que estoy Me doy cuenta Sé que el silencio Presto atención a la unidad Literalmente Me doy cuenta No baso mi existencia Cuando vengo a este mundo No se puede ganar nada No necesito normas Sé que los pensamientos Sé que la Madre Tierra Puede haber un gran propósito Estoy dispuesto a admitir Renuncio a la necesidad Dedico pensamientos cariñosos Me doy cuenta Al igual que mi cuerpo Las crecientes Sé que Todo lo que hago Sé que el universo Muchos seres humanos Mi conciencia o espíritu Sé que todos los problemas Mi Yo Superior Tercera parte Si me disgusto por algo Mi ADN humano Me doy cuenta La imaginación lo es todo Cualquier cosa La infinita sabiduría Mi felicidad Yo soy el único que crea mi realidad Reconozco que el amor La suerte me favorece Sé que el hecho de considerar Cada día Mi poder es infinito A pesar de que la Tierra es enorme Dedico mi amorosa atención Cada vez que acaricio una flor Soy un campo ilimitado de poder Prefiero aprender las cosas Las energías del Sol Centro mi atención Cada uno de mis pensamientos Según la ley expresada Sé que la verdadera oración Los problemas Confío en que todo lo que imagino Prefiero centrar mis pensamientos En lugar de observar Los pensamientos A medida que mi valía personal Les hablo a las células de mi cuerpo Siempre espero que sucedan Si mis pensamientos giran Sé que cuando doy algo Cuando uno de mis deseos En todo momento Sé que no me fortalezco No hay más influencias Sé que todo lo que necesito Siento gratitud Soy un partícipe de la cocreación Sé que todas las guerras La enfermedad es una señal El único objetivo de mi karma Soy perfectamente capaz Palabras de sabiduría de Rumi Inspiración canalizada por Lily Sobre el autor
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