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ANATOMIA - SENTIDO DE LA VISTA

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Contenido
SENTIDO DE LA VISTA	2
¿Cómo funciona el sentido de la vista?	4
	Un proceso físico u óptico	5
	Un proceso bioquímico	5
	Un proceso neurológico	5
Anatomía del ojo	5
	La capa exterior o esclerocórnea.	6
	La capa intermedia o úvea	6
	La capa interna o retina	6
	La cámara anterior	7
	La cámara posterior	7
	La cámara vítrea.	7
	Las vías ópticas	7
	Los anexos del ojo	7
Otros componentes del ojo	8
Conjuntiva	8
Humor acuoso	8
Humor vítreo	8
Nervio óptico	9
El sentido de la vista y la percepción de imágenes	9
El sentido de la vista y la percepción de los colores	10
En conclusión	10
SENTIDO DE LA VISTA
Para el ser humano el sentido de la visión es el más importante, ya que es el más especializado y complejo de todos los que posee. Representa unas tres cuartas partes del total de nuestras percepciones sensoriales.
El sentido de la vista es aquel que permite al ser humano conocer el medio de una manera gráfica. Es decir, informa sobre el tamaño, el color, el volumen, la posición, la distancia, la forma y demás de aquello que lo rodea y se encuentra dentro del campo de visión. Todos esos datos le ayudan a integrarse mejor en el medio y, entre otras cosas, evitar peligros.
A menudo el sentido de la vista se compara con el funcionamiento de una cámara. Esta es solo una asociación popular, ya que los expertos coinciden que esta afirmación está lejos de ser correcta. En realidad, funcionan enviando información por medio de la actividad neuronal, la cual por su código y patrones de actividad representa objetos. Analizamos el sentido de la vista y las partes del ojo.La percepción visual puede definirse como la capacidad de extraer información a partir de los efectos de la radiación electromagnética en los objetos del entorno. La radiación que se percibe se encuentra en el espectro de la llamada “luz visible”, que comprende longitudes de onda de entre 380 hasta 780 nanómetros. Por esa razón es imposible ver en ausencia de luz.
La información que ofrece la vista es de forma, color, posición, movimiento, textura. Por otro lado, la visión es un sentido activo, que puede dirigirse y suprimirse a voluntad (basta con cerrar los párpados), a diferencia de otros sentidos de corte más pasivo, como el olfato o la audición, que depende principalmente del funcionamiento de los ojos, pero en el cual intervienen también distintos componentes y procesos fisiológicos internos.
La visión es un sentido muy poderoso, en la medida en que revela enormes cuotas de información sobre el entorno. Las dimensiones de las cosas y los espacios (ancho, alto y profundidad), los colores, el movimiento, la textura y otras experiencias similares de lo real son posibles gracias a ella.
Además, nos permiten prever futuros acontecimientos a partir de su percepción lejana: un ser humano en la línea del horizonte puede percibir objetos hasta a 5 kilómetros de distancia, si las condiciones climáticas son favorables.
Por otro lado, la vista juega un rol fundamental en la composición de la sociedad humana, permitiendo el reconocimiento rápido de nuestros interlocutores y además distintas formas de comunicación corporal y no lingüística, o más importante aún, la comunicación escrita.
Las personas desprovistas de sentido de visión cuentan con significativas dificultades para desenvolverse en la sociedad, y además no pueden experimentar la estética visual, es decir, no pueden mirar un cuadro, una fotografía o un paisaje y deleitarse con su contenido poético o simbólico. Hasta cierto punto, la entera civilización humana está construida sobre la percepción visual del universo.
¿Cómo funciona el sentido de la vista?
Para que la percepción visual se produzca, debe haber luz visible alrededor, o sea, ondas electromagnéticas de suficiente amplitud para ser captadas por el ojo humano. Dichas ondas impactan la superficie de los objetos y, dependiendo de su naturaleza, son reflejadas de una u otra manera. Ese reflejo es captado por nuestros ojos, al penetrar sus capas transparentes más superficiales.
Esto no ocurre de manera incontrolada, sino que, al contraerse o expandirse, el iris y la pupila se encargan de modular la cantidad de luz que ingresa al ojo: en abundancia de luz, la pupila se contrae, mientras que si la luz es escasa, la pupila se abre para dejar entrar la mayor cantidad posible de la misma. Una vez hecho esto, el cristalino se enfoca en el objeto percibido, para proyectar su imagen sobre el telón de fondo de la retina.
La retina opera como una pantalla, cuyas células sensoriales (bastones y conos) son, justamente, las encargadas de transformar la energía lumínica en impulsos nerviosos, que viajan al cerebro a través del nervio óptico. Una vez allí, estas señales nerviosas son interpretadas por el cuerpo geniculado del lóbulo occipital, un proceso clave para la comprensión de lo que se ve.
De hecho, las imágenes en la retina se proyectan invertidas, tal y como ocurre con las llamadas «cámaras oscuras» (el principio detrás de la técnica de la fotografía), y es el cerebro el encargado de “enderezarlas”.
Así, el proceso de la percepción visual comprende a su vez tres procesos distintos:
· Un proceso físico u óptico, de ingreso de las ondas lumínicas al aparato ocular.
· Un proceso bioquímico, en el que las células de la retina “traducen” la luz a información eléctrica nerviosa.
· Un proceso neurológico, en el que el cerebro reconoce e interpreta lo percibido a la luz de la inmensa cantidad de información que ya tiene almacenada.
Anatomía del ojo
El ojo es un órgano complejo, que abarca mucho más de lo que percibimos a simple vista, y que a grandes rasgos puede dividirse en tres segmentos diferenciados: el globo ocular, las vías ópticas y los anexos del aparato visual.
El globo ocular. Se trata del ojo propiamente dicho, o sea, una estructura semiesférica de alrededor de 24 mm de diámetro, que se encuentra alojada en un par dentro de la cavidad orbitaria del cráneo. Es lo que percibimos cuando vemos a otro a los ojos. Sin embargo, el globo ocular se estructura en tres capas y tres cámaras diferentes, que son:
· La capa exterior o esclerocórnea. La región más externa del ojo es una capa que lo recubre y protege, y que a su vez abarca: la esclerótica, la parte “blanca” del ojo, compuesta de material fibroso y recubierta de una mucosa protectora llamada conjuntiva; y la córnea, la “ventana” óptica del ojo, una porción transparente de la membrana externa que está muy poco vascularizada (no sangra) pero tiene muchísimas terminaciones nerviosas.
· La capa intermedia o úvea. Ubicada debajo de la capa exterior, es la capa vascular del ojo, donde están la mayoría de los conductos sanguíneos, y que a su vez abarca: la coroides, la región posterior del ojo, que aparte de nutrir con sangre oxigenada, impide el escape de luz hacia regiones indebidas; el cuerpo ciliar, en donde se segregan los líquidos que rellenan el ojo y también se controla el músculo ciliar que permiten al cristalino enfocar la mirada; y por último el iris, la porción coloreada del ojo, capaz de expandirse o contraerse dependiendo de la ausencia o presencia de luz. Entre ella y la capa interna se halla el cristalino, la lente natural que permite enfocar la vista, acomodándose en función de la lejanía o cercanía de los objetos.
· La capa interna o retina. Esta es la región del ojo que es sensible a la luz y en donde se forman las imágenes que vemos. Su zona anterior es ciega y aumenta conforme se aproxima a la región posterior, en donde se encuentra la fóvea, una pequeña hendidura donde se concentran la mayor cantidad de células visuales (conos y bastones, llamados así por su forma, y encargados de la visión central y periférica respectivamente) y se produce el punto de máxima concentración de la vista. Además, posee una zona ciega llamada papila, donde se conecta al nervio óptico.
· La cámara anterior. Es la región del globo ocular comprendida entre la córnea y el iris, rellena por el humor acuoso, un líquido transparente producido por el cuerpo ciliar con el fin de preservarla presión interna y la forma del globo ocular.
· La cámara posterior. Situada entre el iris y el cristalino, es donde se dan los procesos ciliares.
· La cámara vítrea. La mayor cavidad del ojo, ubicada entre el cristalino y la retina, se encuentra rellena de un gel transparente llamado humor vítreo. Este último fija la retina en su lugar y mantiene la estructura del ojo intacta, además de preservar su forma ante golpes o movimientos bruscos.
· Las vías ópticas. Se trata del sistema de transmisión de los impulsos nerviosos de la retina al cerebro, a través del nervio óptico.
· Los anexos del ojo. Son el conjunto de músculos, cavidades, glándulas y mucosas que envuelven, sostienen y protegen al globo ocular. Forman parte de ellas la cavidad ocular, los párpados, las glándulas lagrimales y los conductos lagrimales, así como los seis músculos distintos del sistema óculo-motor: el músculo oblicuo superior, el recto superior, el recto medial, el recto lateral, el recto inferior y el oblicuo inferior. A ellos se suma el músculo elevador del párpado superior, ya que el inferior es inmóvil.
Otros componentes del ojo
Cuando se alude a las partes del ojo y el sentido de la vista a menudo se hace en relación con lo anterior. Sin embargo, las siguientes partes también son imprescindibles para la visión:
 Conjuntiva: es membrana mucosa transparente que cubre y humedece la esclerótica y el interior de los párpados.
 Humor acuoso: es un líquido transparente que se encuentra entre la córnea y el cristalino, que recubre el iris y la pupila. Mantiene la forma convexa de la córnea, ya que ejerce una presión sobre ella que la mantiene curvada hacia fuera.
 Cristalino o lente: se encuentra detrás del humor acuoso, de la pupila y el iris. Es una especie de almohadilla transparente, como una lupa, que se encarga de regular el enfoque, adaptando su forma haciéndola más cóncava o convexa y permitir una mayor nitidez por medio de los músculos ciliares que lo sostienen.
 Humor vítreo: es un líquido denso y transparente que rellena gran parte del globo ocular, manteniendo su forma redonda.
 Nervio óptico: es el canal nervioso que transmite la información recogida por los ojos, hasta el cerebro, donde será procesada por la corteza visual, el hipotálamo y el lóbulo occipital.
El sentido de la vista y la percepción de imágenes
El proceso que nos hace poseedores del sentido de la vista se da cuando la información visual es recogida por los globos oculares gracias a la vibración de la luz. El índice de refracción promedio de todas las partes del ojo es de 1,34. Esto implica que la luz se vuelve más lenta y su trayectoria se modifica a medida que atraviesa el globo ocular.
Para este proceso, el ojo se ajusta y modifica para así recibir el estímulo de luz apropiado. De esta forma, la información atraviesa el cristalino y el humor vítreo para entrar en las pupilas.
Una vez ahí, la información pasa a la retina en forma de imagen invertida. Gracias a ello, las imágenes se convierten en impulsos eléctricos que, posteriormente, serán enviados al cerebro. En el cerebro, las imágenes se interpretan, decodifican y se giran a su posición correcta.
Cabe destacar que, cada ojo, ve una imagen ligeramente distinta a la del otro, pero ambos campos visuales se superponen parcialmente, con lo cual se obtiene una única vista. Esta zona de visión binocular permite la percepción en profundidad y la capacidad para juzgar la distancia de un objeto con respecto al individuo.
El sentido de la vista y la percepción de los colores
Las células fotorreceptoras son las encargadas de proporcionar color a los objetos que percibe el ojo. Se estima que hace unos 35 millones de años la visión de nuestros antepasados evolucionó de una dicromática a una tricromática. Gracias a esto, hoy podemos distinguir colores como el negro, el blanco, el rojo, el azul y el verde.
Los bastones y los conos son las células capaces de interpretar las frecuencia de onda que indican el color. En promedio, la retina humana contiene alrededor de seis millones de conos y noventa millones de bastones. La función de los bastones es la de intervenir en la visión con poca luz. Por su parte, la función de los conos es intervenir en la visión cromática y en condiciones de luz altos.
En términos muy simples, los conos son células cuya función es detectar cambios en la intensidad del color; mientras que los bastones se encargan de hacer lo propio con el contraste. Gracias a ambas células fotorreceptoras podemos distinguir los colores del entorno que nos rodea.
En conclusión, cada una de las partes del ojo se conjugan entre sí para crear el sentido de la vista. Un disfunción es una de las partes da como resultado una alteración de los objetos en el campo visual. Se trata de un sentido muy complejo, uno que ha evolucionado a lo largo de millones de años.

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