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el punto

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El punto:
Con la palabra punto es posible referirse a cosas muy distintas entre sí. De hecho, si lo buscamos en el Diccionario de la Lengua Española, hallaremos no menos de 43 acepciones distintas entre sí, cada una perteneciente a un contexto específico. Sin embargo, si intentamos reducirlas todas a su mínima expresión común, tendríamos que concluir que con la palabra punto solemos referirnos a: un signo, un lugar, un instante o una cosa.
Puede que esto se deba a que la invención del punto como signo ortográfico tuvo lugar 200 años antes de Cristo, por obra de Aristófanes de Bizancio (c. 257-180 a. C.), un funcionario de la célebre Biblioteca de Alejandría que propuso un sistema de marcas diminutas de pausa, para anotarlas arriba, en medio y debajo de cada línea de texto, y así dar respiro a los lectores y permitirles la entonación correcta al leer.
Esta idea fue revolucionaria, pero no fue adoptada del todo por los romanos, de modo que hubo que esperar hasta el comienzo del Medioevo para que sirviera de inspiración a un nuevo sistema diseñado por los copistas cristianos, en particular por Isidoro de Sevilla (c. 556-636). En este nuevo sistema, los tres tipos de signos eran “punto alto”, “punto medio” y “punto bajo”, para denotar una pausa larga, media y breve.
Punto como signo de puntuación
El punto forma parte de varios signos de puntuación, y en sí mismo constituye también una marca de lectura importante. Se escribe como una pequeña marca redonda inmediatamente al pie de las letras, luego de la cual debe ir un espacio y se debe empezar con mayúscula.
También se lo encuentra dentro de los signos de exclamación (¡!) y los signos de interrogación (¿?), razón por la cual suele ir mayúscula también luego de éstos.
Las demás apariciones del punto entre los signos de puntuación son las siguientes:
· Punto y seguido. Este punto (.) aparece al final de una oración determinada, para indicarle al lector que la idea ha concluido y que se avecina otra nueva, por lo que debe hacer una pausa intermedia, más larga que la de la coma. Lo siguiente que se escriba deberá ir con mayúsculas y un espacio simple de separación.
· Punto y aparte. Similar al anterior, este punto (.) aparece sólo al final de los párrafos, ya que indica el final de un conjunto de ideas y el inicio de otro nuevo, por lo que debemos hacer una pausa más larga. Lo siguiente que se escriba deberá ir en un renglón aparte y comenzar con mayúsculas.
· Punto final. Un punto (.) que pone fin a los textos. Luego de él no va nada, ya que sólo se utiliza cuando hemos terminado de escribir. Así de simple.
· Dos puntos. En este caso dos puntos aparecen uno sobre el otro (:), llamando a una pausa relativamente breve, luego de la cual suelen ir enumeraciones, ejemplos, explicaciones o algo anunciado previamente. Son el signo de atención al lector por excelencia, ya que suelen indicarle que viene algo a continuación.
· Puntos suspensivos. Se trata de tres puntos seguidos a un intervalo breve (…), que sirven para introducir, como su nombre lo indica, suspenso. Es decir, para acusar la omisión de parte del texto, o una marca de silencio al hablar, o en todo caso la sensación de que algo ha quedado sin decir, o sea, en suspenso.
· Punto y coma. Quizá el más complejo de los signos acá listados, introduce en el texto una pausa mediana, no tan larga como la del punto y aparte, pero más larga que la de la coma, y después de su aparición suele producirse un cambio de perspectivas o de temas dentro de un mismo conjunto de ideas.

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