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01-El origen del hombre según la Biblia

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ESTUDIOS
El origen del hombre segUn la Biblia
(En torno a las Conversaciones de Poblet)
1. Las Conversaciones de Poelet y el evolucionismo antrofo-
LÓGICO
En las Conversaciones de Intelectuales de Poblet I (1959) y II 
(19Ö0), los científicos han dado la impresión de admitir —todos o ca^ 
todos— la evolución, tanto en los microorganismos como en los or- 
ganismos superiores, sin exceptuar el cuerpo del primer hombre. La 
participación en tales Conversaciones, de filósofos, teólogos y biblis- 
tas ha dado ocasión para estudiar el problema de la evolución desde 
el punto de vista de la razón y de Revelación. Aprovechando la pre- 
sencia, en las Conversaciones de Poblet III (1961), de un insigne 
conocedor de la Historia de las Religiones, el p. Antonio Pacios, se 
le pidió el punto de vista de esta ciencia respecto a la derivación de.1 
cuerpo de los primeros hombres. La Historia de las Religones —nos 
informó—, no encuentra en las vetustísimas tradiciones de los pue- 
blos primitivos ninguna que apoye el evolucionismo somático del pri- 
mer hombre. Los primitivos no recuerdan que el hombre haya ve- 
nido del antropoide ; algunos primitivos, en cambio, refieren que el 
mono viene del hombre.
Los filósofos, teólogos y biblistas que intervinieron en la discu- 
sión del evolucionismo antropológico de las Conversaciones de 1966, 
ni mostraron la unanimidad afirmativa de los científicos, ni fueron 
unánimes en negar tal evolucionismo como contrario a sus respecti- 
vas disciplinas. Cuando afirmaron, quisieron decir que en sus cencias 
—Filosofía, Teología, Biblia— no hay nada que se oponga a ־la hi- 
pótesis evolucionista con tal que ésta se refiera sólo al origen del. 
cuerpo humano ; cuando negaron, quisieron decir que no les conven- 
cían los argumentos proevolucionistas de ,los científicos..
ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho214
Esta actitud prudente, reservada, de Poblet, es la que inspira esto 
estudio : en él defendemos que en la Biblia no hay —según nuestros 
actuales conocimientos- nada que se oponga de manera definitiva al 
evolucionismo antropológico aplicado a los cuerpos de Adán y Eva, 
y en él suponemos que tal evolucionismo aún no es tesis y argumen- 
to defintivamente probado por los científicos.
2. Las fuentes bíblicas del relato acerca del origen del hombre
La Biblia relata el origen del hombre en los dos primeros capí٣. 
tulos del Génesis! Son dos de los once capítulos que este libro dedica 
a historiar los orígenes del mundo, de los primeros hombres, su pe- 
cado y castigo, los hijos que tuvieron, las cosas que inventaron־,, 
los años que vivieron, los pecados que cometieron, el diluvio que les 
anegó, los que se salvaron del diluvio, los pueblos que nacieron de 
los tres hijos de Noé, el pecado de orgullo que cometieron y el cas- 
tigo ٠de la dispersión ًا finalmente, los patriarcas postdiluvianos, hi- 
jos de Sem, que fueron antecesores de Abraliam.
Estos once primeros capítulos de la Biblia nos relatan, pues, una 
historia antiquísima. Siendo Abraham del siglo XIX 0 XVIII antes de 
Cristo, y habiendo aparecido el primer hombre sobre la tierra hace 
medio millón de años, según afirman frecuentejnente los prehistoria- 
dores, 0 habiendo aparecido ciertamente ya po׳r el 50.000 antes de 
Cristo —pues por entonces ya había hombre neandertalense, que es 
hombre genuino, hombre que entierra sus muertos—, lOs once pri- 
meros capítulos historian en poca letra muchos miles de afios, his- 
torian hechos remotísimos. Dentro de los once capítulos, los dos 
primeros refieren los hechos más remotos : la creación del cosmos؛ 
y la creación de la primera pareja de humanos.
Toda esta historia de los orígenes proviene, segirn se admite co- 
múnmente, de dos fuentes 0 relatos ًا o, como aliora se prefiere de. 
cir, de dos tradiciones que se denominan p (Priestercodex = tradi-؛ 
ción sacerdotal) y ل (Jahvista, llamada asi porque para -designar a 
Dios emplea el nombre de Javé 0 Yahvé). A la primera pertenece 
el primer capitulo del Génesis y los cuatro primeros versículos del ca- 
pitulo segundo (Gen. I, 1-2, la). A la tradición Yahvista pertenece el' 
resto del capitulo II. La tradición sacerdotal habría sido codificada 
en el destierro de. Babilonia ًا la tradición Yahvi'sta, unos cuantos si-
2EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN la bibliaا5ً
glos antes, en tiempo del rey Salomón. Pero aunque la codificación 
de ambas tradiciones haya sido tardía, las tradiciones codificadas pu- 
dieron ser, y ciertamente fueron, más antiguas.
Antes de exponer las dos tradiciones bíblicas relativas al origen 
del hombre, conviene advertir que no por ser bíblicas, y por tanto ins- 
piradas, dejan de haber sido escritas por un autor humano : Dios ins- 
pira al hagiógrafo, pero éste queda en libertad para escribir con los 
recursos literarios que utilizan los autores no inspirados. Lo cual im- 
porta, ya que cada escritor tiene su estilo y cada época el suyo, qu٩ 
en la Biblia habrá tantos estilos cuantos hagiógrafos, y que habrá 
maneras de escribir que no son precisamente las־ que estilamos en 
nuestra época. Hoy sabemos, por ejemplo, que los orientales en épo- 
cas antiguas tenían una manera de escribir historia, no en todo con 
forme con los cánones de la historiografía moderna: tenían su gé- 
nero liistórico-literario. Si aun entre nosotros, en nuestra cultura oc־ 
cidental, es muy distinta la manera de escribir historia desde el Re* 
nacimiento hacia a'cá, que en la Edad Media ًا si en esta misma épo- 
ca moderna una es la historia que escribe. Zurita y otra la que escrL 
-be el p. Mariana ًا si entre los mismos historiadores de la antigüedad 
clásica grecolatina unos escribieron la historia como obra de pura 
información y otros como obra de información y, a la vez, de arte 
y literatura, nadie deberá extrañar que en un mundo cultural dis- 
tinto del nuestro, como es el semítico, y en una época tkn remota 
de la nuestra como es la en que se formaron y redactaron las tra- 
diciones históricas relativas al origen del hombre, los hagiógrafos uti- 
lizaron un modo de historiar distinto del nuestro.
Antes de leer un escrito hay que saber cómo leerle. Antes de leer 
estas primeras páginas de la Biblia) hay que saber también cómo 
leerlas, y para eso es preciso indagar cómo fueron escritas, y eso nos 
lo enseñan, por una parte, los documentos pontificos —que dicen con- 
tener esas primeras páginas de la Biblia verdadera historia, aunque 
liistoria escrita con modos de los pueblos orientales—, y por otra los־ 
exégetas que han estudiado el género histórico-literario de los anti-. 
guos orientales.
Es cier١0 que aún no exis'te un tratado completo y definitivo de- 
historiografía biblicooriental, pero no es menos cierto que gracias־ 
a las table١as de Ras Shambra, Mari (la biblioteca del rey Zimrilim), 
Ninive (la biblioteca de Asurbanipal), Nippur (23.000 tabletas sume- 
rias), Nuzi ¡(4.000 tabletas), KUltepe y Bogazlcoy (tabletas hittitas), et.
ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho216
cétera, conocemos ya algunos trazos de tal historiografía. La tradi- 
dición sacerdotal (p), por ejemplo, trata a los números con una li- 
bertad incomprensible para la historiografía occidental moderna. A 
los 10 patriarcas prediluvianos les atribuye una longevidad que va 
de los setecientos a casi los mil años. Sólo de uno de ellos, de Enok 
el bueno «el que anduvo delante de Dios)), se dice que fue arrebatado 
de este mundo a los trescientos sesenta y cinco años, 'pero con ello 
no se quiere indicar que vivió menos que el resto de los patriarcas 
pre-diluvinos, sino todo lo contrario : que Dios, en premio de su 
bondad, no le castigó con la muerte. Los años atribuidos a los diez 
patriarcas postdiluvianos descienden de 600 a 200 años. La longevi- 
dad de los partiarcas propiamente tales '—los que los judios llaman 
«Abot Israel» = «Padres de Israel»“, queda comprendida entre los 
200 y los 110 años : Abraham vivió 175 ; Isaac, 180, Jacob, 117 ; 
Sara, 127 ًا Jos, 110, que es el máximo de años que se atribuíaen 
Egipto.
Como se ve, los años siguen un proceso descendiente a medida 
que los hombres se internan en la historia.
Exactamente igual ocurre en la historia de reyes prediluvianos 
y postdiluvianos de las tradiciones mesopotámicas, sólo que en estas 
tradiciones la longevidad atribuida, sobre todo a los 10 patriarcas 
pr'ediluvianos, es más exorbitante. Según el prisma W.-B.62 los 10 
reyes prediluvianos vivieron 156.000 años, es decir, 1^ saros. Los 
10 reyes de la tradición conservada por Beroso vivieron un total de 
132.000 años, es decir, 120 saros. Los 8 reyes prediluvianos de la 
lista contenida en el prisma W.-B.lll vivieron 211.200 años, a saber, 
67 saros. Cifras realmente hiperbólicas si atendemos a su valor nu-. 
mérico. Tras el diluvio, la longevidad de los reyes mesopotámicos des- 
ciende rápidamente como en la Biblia., pero aún se atribuye a los' 
23 reyes de la I Dinastía de Kish la cifra de 21.510 años. Etana vive 
1.500 años ًا Barsalnunna e Iltasadum 1.200 cada uno. En la I Di- 
nastia de Uruk 12 reyes viven un total de 2.310 años ًا en la II de 
Kish 8 reyes 3.195 años, en la Dinastía de Awán, 3 reyes viven 
356 años (1).
Basta echar una mirada sobre estos números para concluir al ins- 
tante que lo de menos en ellos es el valor matemático, cuantitativo.
(1) Louis de la Porte: Les peuples de VOrient Méditerranéen.—-¡ : Le proche 
Orient Asiatique, Paris. r
EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIA
Son números simbólicos para expresar la creencia' de los antiguos 
—compartida por los primtivos^ actuales—, que los hombres prime؟ 
ros "vivían muchos años más que sus descencientes ل vivían más por- 
que estaban más cerca de Dios, porque —asi se pensaba- el pro٩ 
ceso de la Humanidad habia sido de descenso, de decadencia moral 
y religiosa. A una Humanidad mejor. Dios premiaba con ese premio 
tan estimado por los orientales y tantas veces mentado en el Antiguo 
Testamento: longura de dias, longevidad, ver los hijos de los hijos 
hasta la tercera y cuarta generación. A la decadencia moral y religio- 
sa de la Humanidad acompañaba el descenso de años. «El temor 
de Yahwed acrece los dias, mas los años de los impios serán acor 
tados» (Prov. 10,27). Conforme con esta creencia es la frase pro-, 
nunciada por Yahvé ante la corrupción de los hombres que motivó 
el castigo del diluvio : —«Y serán sus dias 120 años», es decir, ya no 
más de 120 años. Cuando venga la edad mesiánica, al implantarse 
la bondad, tornarán los hombres a vivir־ muchos años (Is. 05,20). 
A los patriarcas .cainitas —los malos— no se les atribuye años : ni po- 
eos ni muchos.
Ese valor simbólico de los números aparece observando que bas- 
tantes de ellos son el producto o suma de números cardinales para 
semitas o sumerios. El número ingente de años vividos por los reyes 
m'esopotámicos prediluvianos es el resultado de la combinación del 
número 60 —el número cardinal de los sumerios que inventaron el 
sistema sexagesimal— y del número 7, nUmero de plenitud para los 
semitas (2) 127 saros : 60 60 + 60 ؛60 +׳7 ; 120 1׳0.ئ ت+, ;
67 = 60 + 7 (3).
Si aún no hemos podido dar con la clave de bastantes números atrl 
buidos como cifra de sus años a los patricarcas bíblicos, ello se debe* 
sin duda, a que tales cifras han sido conservadas en los textos he- 
breo, samaritano y griego de los LXX con poca fidelidad. Los mis- 
mos traductores del texto griego llamado LXX no tuvieron escrú٩ 
pulo —seguramente porque conocían mejor que nosotros el valor 
simbólico de estas cifras—, en aumentar cien años —0 cincuenta- a 
las cifras dadas por el texto hebreo que traducían.
(2) Farbridge: Biblical Semitic symbolism, Londres 1923, pp. 119-139; Benito 
Celada: Números sagrados derivados del siete (contribución a la 'historia del siete, 
la semana y el sábado), «Sefarad» (1^8), pp. 49 y SS. Î Paolo DI Benedetti: Sei 
giorni per un mondo, «Secoli sul mondo», Ed. Rinaldi, Turin 1955, p. 54.
(3) Casutto: Aböt HaOlam, Enciclopedia MIQRAIT, I, Cois. 1920־.
218 ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho
Entendiendo asi los años de los patriacas bíblicos, a nadie se 13 
ocurriría enfrentar la Biblia —que recoge ideas y modos de expresión 
de la antropología antigua— con la antropología moderna, en este 
asunto de los años. El número de años que vivió el hombre del pa- 
!eolítico inferior, dice־ esta Ultima ciencia, fue muy exiguo. Los hom- 
bres vivían poco ; las mujeres menos. Aquéllos no solían pasar de 
los cuarenta. La falta de higiene, la vida acerba y dura, la mortali- 
dad infantil, etc., dieron como resultado que la densidad de la po- 
blación fuese minima y muy cortos los años ٠de los hombres.
He aqu؛- un cuadro de la duración de la vida de los hombres an« 
tiguos. Obsérvese cómo la longevidad era minima en las épocas re« 
motas y cómo va aumentando a medida que nos acercamos a nues- 
tro tiempo (4).
(4) De 187 fósiles del hombre Neanderthal del Paleolítico superior y del Neolt 
tico, sólo 3 pasaron de 50 años, 13 jnurieron entre los 40 y 50, 1/ murieron antes de 
!05 20 año« 'y el resto entre los لآل y 40: «L׳Anthropologe» 48 (1938) 459, citado 
en Humphrey ل. T. Jnonson: The Bible and the early History of Mankind, Buns 
Oates, 2 ed. 1^7, pág. 109. Véase el articulo original de H. V Vallois: La durée 
de la vie ches Vhomme fossile, «L'Anthropologie», 47 (1937), PP. 499-532, y el es- 
tudio del Prof. Miguel Fusté: La duración de la vida en las poblaciones humanas 
del Levante español durante el periodo Neo-eneolitico. «Homenaje a F. Pardillo», 
Universidad de Barcelona, pp. 328 y 331. De este Ultimo estudio tomamos el cuadro 
reproducido en el texto.
2EL 'ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIAل9
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ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho20ג
Tales datos de la antropología prehistórica se compaginan perfec- 
t'amente con los años bíblicos, ,con tal que a los años bíblicos se les 
dé el valor que tienen en la historiografía oriental antigua y entre 
los primitivos actuales (5), y no el valor matemático que tienen en 
nuestra historiografía moderna.
En breve: La Biblia en este asunto de los años de los p-atriarcas 
se expresa en términos de la antropología oriental antigua.
Otro ejemplo del valor simbólico y convencional que atribuye la 
tradición sacerdotal a ciertos números, lo encontramos cabalmente 
en ese primer capitulo ־del Génesis que nos relata la Creación del 
mundo y del hombre: todo el Cosmos, íncluí'do el hombre, fue he- 
cho en seis días ًا Dios en el séptimo día descansó. Muchos lectores 
que se escandalizan de que la Biblia asigne cientos y cientos de afiofr 
a los primeros hombres, vuelven a escandalizarse ante estos seis 
días del primer capitulo: los años de los patriarcas son excesiva- 
mente muchos, los días de la tierra son excesivamente pocos. Dicen 
—y esto con razón— que la formación de la tierra, de su fauna y 
flora, exigen millones de años.
También aquí .delatamos el mismo error de interpretación: da٢ 
valor numérico, matemático, al 6 y 7, cuando para el hagiógrafo na 
tienen más valor que el de un recurso literario que inculque la re- 
lación de días de trabajo con días de descanso: seis días de trabajo 
y uno de descanso. Es más, este simbolismo del número 6 —tiem- 
p-0 de trabajo- y del 7-—cese de trabajo, cambio de ocupación, des. 
canso— que aprovecha el autor del capitulo primero del Génesis 
para dar lección de descanso sabático a los israelitas, parece haber 
sido un «cliché» literario en la literatura semítica (6). En el poema 
épico ־de Baal de Rás Samra uno de los poemas épicos de la lite, 
ratura cananea— se utiliza el esquema laboral del ج y 7 (7) :
He aquí primero y segundo día 
el fuego devora la casa, ها llama el palacio Î 
tercero y cuarto díael fuego devora la casa, lia llama el palacio Î
(5) Antonio Pacios: Los primitivos y el esté de los primeros hombres^ 
III, «Cruzado español», δ (1062), núm. 94, p. 6 (34).
(6) Ch. Hauret: Origines de ¡*Univers et de VHomme d'après la BibUf. 
DBS, VI (10), 906.
(7) c. H. Gordon: Ugaritic Literature (Roma, 1949), p. 345ن Idem, Ugaritk 
Manual (Roma, 1955), p. 142.
221EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIA
quinto y sexto día
el fuego dievora la casa, k llama el palacio Î 
pero el día séptimo salió el fuego de la casa y 
la llama del palacio.
El otro ejemplo está tomado de la epopeya épica mesopotámica» 
Uama'da epopeya de Gilgamesh, epopeya en cuya tableta XI (8) se 
encuentra una relación del diluvio parecida a la de la Biblia. Se re- 
lata el bogar de la nave del Noé mesopotámico, Utnapishtim, sobre 
las aguas del diluvio y se dice:
«Hacia el Monte Nisir llegó la nave; 
el Monte Nisir detuvo la nave, no la dejó moverse ; 
un día, un. segundo día
el Monte Nisir detuvo la nave, no la dejó moverse ; 
tercero y cuarto día
el Monte Nisir detuvo la nave, no la dejó moverse ; 
quinto y sexto, día
el Monte Ni«ir detuvo la nave, no la dejó moverse ; 
al séptimo día
hice salir una piorna, la dejé marchar.»
Este «cliché», que pudiéramos llamar laboral o sabático, del 6 y ז, 
sirve a maravilla al hagiógrafo para enseñar grandes verdades reli- 
giosas : que todo el mundo es creatura, es heC'hura de Dios ; todo el 
mundo en conjunto y todo el mundo en sus especies. Luego si todo, 
en conjunto o en particular, viene de Dios, todo es bueno, pero no 
es Dios : no hay que adorarlo como 'dios. Esta es la primera .lección 
del esquema ; lección de monoteísmo ; es una lección magistral' y de 
apertura ; la de-los seis dias. La segunda lección, la del siete, es que 
se ha de observar el reposo sabático para que el hombre —también־ 
creado por Dios— dé culto a Dios.
Para enseñar la verdad básica «un solo Dios», el autor inspirado, 
después de afirmar en general que Dios creó' todo, el cielo y la tie- 
rra, divide ־ese todo en seis grup-os taxonómicos, que no son, natu- 
raímente, los de Linneo ni los de la geología o cosmogonía científica 
de nuestros -־dias, sino los grupos taxonómicos de su tiempo y de su 
tierra. Los tres primeros días están dedicados a separar ־en aquel 
caos primitivo en .que se mezclaban luz y oscuridad, aguas de arriba 
y aguas de abajo, tierras y agua— ,la luz y la oscuridad (día 1), las
(8) E. s. Speiser, ΑΝΕΤ2, p. 94.
ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho-222
aguas de encima del firmamento —especie de compuerta horizontal 
según sus concepciones— de las aguas de debajo el firmamento (dia 
(و ًا a separar las aguas inferiores al firmamento de la tierra firme, 
,desalojando asi los continentes de los mares y haciendo crecer en las 
.tierras continentales, tan bien mojadas, toda clase de flora (día 3). 
Los otros tres dias Dios los emplea en producir las creaturas que se 
alojan o vagan en los espacios creados en los dias anteriores. Día :ه 
 espacio luz y tinieblas del ؟crea sol, luna y estrellas, para llenar 1׳
día 1. Día 5: crea los animales del mar y los volátiles para ocupar el 
espacio formado en los mares y en la atmósfera al separar las aguas 
de arriba del firmamento de las -de abajo, obra ésta del día 2. Día 6: 
crea la fauna terrestre y el hombre. La fauna terrestre comprende 
 animales no do-mesticados,- animales domesticados y reptiles. Estos־־'.
,..animales y el hombre son creados para alojarse en la tierra de la 
que Dios separó las aguas infe.riores —los mares —el día 3. Su dieta, 
,asi como la de las aves, ha de ser vegetariana: los productos de la 
.'flora creada en ese mismo- día 3.
Para inculcar el reposo sabático, el hagiógrafo dice que Dios el 
día 7 descanso y que a tal día '((lo declaró santo», es decir, consa- 
grado a Dios (Gen. 2, 3).
De la anterior exposición se deduce que el autor sagrado no ha 
-pretendido dar lecciOn de geología, botánica o zoología científica. 
'Su intención ha si-do muy otra: enseñarnos que todo -absoluta- 
'mente todo— viene de Dios y que el hombre debe dedicar un día a 
Teposar del trabajo para dar culto a ese Unico Dios. Para inc-ulcar 
estas enseñanzas y que el mundo crea-do es bueno, se sirve del es- 
quema de la semana —6 días de trabajo y 1 de descanso—, distri- 
'huyendo la creación de todas las cosas en esos seis días según unas 
nociones de cosmogonía, geología, botánica y zoología de su tiem- 
po (9).
Muchos más ejemplos podríamos añadir para ilustrar el mo-'do de 
*escribir historia —sobre todo historia de los orígenes^ los orien- 
tales antiguos, incluidos los hagiógrafos del Antiguo Testamento. 
Contrariamente a nuestros usos historiográficos, se pasa de un do- 
cumento a otro sin advertir al lect-or (10), no se citan las fuentes
(٥) Ch. Hauret.، loe, cit., 909-910.
(10) R. DE Vaux: La Genèse, ،Biblia de Jerusalén» (Paris 1953), p. 13, dice de 
'ios capitulos I y II de Génesis que vamos a estudiar: ،La Genèse débute par deux 
En su libro The .מrécits juxtaposés de la création. Gen., Ι-ΙΙ 4 a et II 4 b III 24؛
223EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIA
documentales o tradiciones parecidas sobre el mismo asunto que se 
insertan sin preocuparse de concordar las discrepancias (11), se da 
-una importancia para nostros desconocida a la relación de los nom־ 
 -bres con las cosas significadas y, por lo mismo, se utiliza el signi־
ficado etimológico de un nombre —significado obtenido por etimo- 
logia popular- para explicar el origen de la persona o cosa que 
lleva tal nombre (12)ل se personifica a los pueblos en un antepasado 
epónimo (1.3) ًا a ciertos nombres como «hijo» se les atribuye en las 
genealogías un sentido muy amplio de «nieto» o ((tataranieto», y a 
٢eces hasta de «vecino» (11). Es muy- importante observar que la 
historiografía de los orígenes, p-articularmente si es popular, tiende 
 de vida del tiempo del׳ a proyectar a los tiemp-os primitivos formas׳
,autor, y asi se p'iensa y se narra la liistoria de Adán (15), de Abel־
Bible and the early History of Mankind) p. 41, nota 1, dice Humphrey J. T. John- 
-SON, erudito sacerdote católico de Cambridge, que el Prof. A. s. Yahuda: «is almost 
alone in supposing both accounts to have been written by the same hand».
(11) Véase, por ejemplo, ل. Alonso : El procedimiento redaccional de la compi- 
lacion en relación COI la inerrancia bíblica «Sal Terrae», 42 (19^), ρ؛ρ. 5-.
(12) A. S. Yahuda: The language of the PentateuchAn its relation ،0 Egyp- 
iian (Oxford University Press, 19S3), PP. 233-234 : «The significance attributed to 
names, and the magic po'wer adscribed even to the sound of names, have been 
observed among many other peoples, specially of the East, nevertheless among 
no other people of Antiquity was the symbolism of names so widespread and so 
-deep-rooted as among the Egyptians Î and in no other known ancient literature 
of the East assonant name-interpretations flourish so widely and acquire such pro- 
found influence as in the Egyptian literature of all ages, from the earliest to the 
latest times. Of far greater significance in our case is the fact that in Egyptian, 
-as we shall see, all the above species of name-interpretations [del Pentateuco} are 
represented exactly as in the Pentateuch and that more specially the tendency to 
-explain names and also divine attribtites by puns to bring, them in accord with 
certain ideas and events was a regnlar phenomenon, particular in the myths of 
.«primeval times, including the creation stories؛
Según E. CoNTENAU: Le Déluge Babylonien, P. 37, un punto cardinal de la filo- 
sofia babilónica era que una cosa no existia si no 'tenia un nombre ן citado en 
H. ل. T. Johnson: ob. cit.) P. 51.
(13) Cf. J. CHAINE: Le livre de la Genèse (Paris, 1949), PP. 158-159: «Ues 
,anciens pensaient volontiers qu’un seul homme pouvait être !’ancêtre de tout un 
peuple... la réalité est beaucoup moins simple».
(14) A falta de derecho internacional, la mejor manera de mantener relación 
-amistosa con los pueblosvecinos, era considerarlos del propio clan o familia, 
hacerles «hijos» de un antepasado común. Cf. w. Brandenstein: Bemerkungen zur 
Völkertafel in der Genesis, «Homenaje a A. Debrunner» (Berna, 1954), pp. 57-83.
(15) Por razones de claridad para que el lector se aperciba más fácilmente de
224 ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho
de Caln y de SUS descendientes -hombres todos del paleolítico— con 
atribuciones culturales que son del neolítico : a Abel se le considera 
como pastor de animales ya domesticados, a Cain como labrador. 
Asi ׳como cuando pensamos 0 hablamos de Dios pensamos y habla- 
mos de Dios pensamos y hablamos de El con i'deas y palabras im- 
propias., analógicas, con formas sensibles, asi también el pueblo sen- 
'cilio, cuando pensaba o relataba la historia religiosa de los orígenes, 
lo hacia con las formas que le eran connaturales (16). Si la Biblia 
hubiera querido narrarnos un tratado de prehistoria científica y en- 
señarnos, cómo era culturalmente el hombre del paleolítico, tales re- 
troproyecciones serian improcedentes, pero queriendo, como quiere,- 
relatarnos la prehistoria religiosa de la Humanidad, y esto en na- 
rración sencilla y popular y ajena a toda preocupación cientifista (17).. 
ese método ׳de narrar no sólo es legitimo, sino connatural e inevi- 
table. Cualquier narrador popular que hoy día quisiese escribir la his-־ 
toria religiosa de los orígenes, emplearía el mismo estilo.
Finalmente ,es propio de esta historiografía antigua ver en todo 
evento y obra la causa prima. Dios, silenciando frecuentemente las 
causas segundas (18). Nosotros, acostumbrados como estamos a la 
filosofía griega, vemos en todo su causa inmediata, la causa segun- 
da, y desgraciadamente a menudo olvi'damos que detrás de tO'da cau­
la relación entre Adatn-adamh de que se hablará largamente en este estudio, llama״ 
remos al primer hombre Adam (con m final) como־ en hebreo,׳y no Adán( con n} 
com decimos en español.
(16) Véase sobre este particular las atinadas־ observaciones de j. CHAINE: ٥٥٠ 
cit., pp. 7273־. Por ejemplo: «La doctrine des -trois premiers chapitres de la Ge- 
nèse a été pensé et transmise avee tout un monde de conceptes cientifiques et mythi- 
ques qui n’en font point partie...», P. 73. -
(17) Enrico Galbiati: Alie soglie della Storia, «Secoli sul mondo» (Turin, 1955), 
P. 95: «Di conseguenza Gen. ΐν-ΧΙ non è una antología di leggende, il cui Unico 
insegnamento sia quello di un aneddoto edificante, ma è «storia» in un senso vero, 
sebbene i ׳signoli elementi particolari) provenienti dal materiale usato׳, non abbiano. 
tutti, la stessa garanzia».
«Essi sono ispirati corne messt per esprimere !»insegnamento storico-religioso۶ 
ma non sono oggeto dell’insegnamento stesso». Cf. Jonh I؛. Mackenzie, s. I. :־ 
The Two-Edged Sword (Milwaukee, 1956), P. 106: Gen., ΙΙ-ΧΙ, no nos pretenden- 
dar información científica: «It is faffacius to treat Gen as a source of scientific 
information». Cf. Dubarle O. P. : Evolutionisme, en «Lumière et Vie», 34 (1957),
pp. 81-82.
(18) Esta atribución inmediata a Dios de ٠ todo evento, aparece muy clara en la 
antigua ' historia mesopotánica. ٠
225EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIA
sa segunda está Dios,, la causa prima. Por eso, acciones que en la 
Biblia son atribuidas inmediatamente a Dios, frecuentemente, hay 
que interpretarlas como hechas por Dios mediante una larga serie 
de causas segundas.
En conclusión: al leer la historia de la creación de Adán y Eva 
que se narra en los capítulos I, y Ι.Ι del Génesis, hemos de distinguir 
bien fentre lo que se narra y el estilo y modo de narrar, 
s. La NARRACIÓN DE LA CREACIÓN DEL HOMBRE DE GÉNESIS I, 26-31
El relato sacerdotal (p) esta refiriendo la obra hecha por Dios 
el Ultimo día de trabajo, el día sexto: los animales domésticos y 
salvajes y los reptiles. Y también el ho'mbre, porque también es he- 
chura de Dios y también vive sobre la tierra liberada de las aguas 
en el dia 3.
Como׳ las obras creadas en el día 6 han de corresponder —según־ 
el reparto segui'do por el autor— al' espacio creado el, día 3 —la tierra 
firme—, el liombre ha de figurar creado con los animales terrestres. 
Pero queriendo el hagiógrafo evitar el riesgo de que se considere 
al hombre simple animal, narra su creaciOn por separado, después de 
haber mencionado la de los animales terrestres Î la narra en forma 
enfática («Hagamos al hombre») diciendo no sólo que ha sido hecho 
por Dios, sino que es esencialmente distinto de los animales (hecho 
«a imagen y semejanza de Dios))) y que tiene poder sobre todos 
ellos. A los animales se les hace proceder —Gen. I, 24— de la tie- 
rra Î al hombre no. El autor sagrado tiene tanto interés en inculcar 
.esta superioridad del hombre sobre los animales que repite tres ve- 
ces consecutivas, o que va a ser hecho, o que lo ha sido «a ima- 
gen de Dios)), y dos veces que tiene dominio sobre toda clase de 
-animales. He aquí el texto sagrado :
25. ̂ «Hizo, pues. Dios las bestias salvajes conforme a su espe-
cie, los animales domésticos con arreglo a su especie y tO'dos 
los rep'tiles del campo según su especie. Y vio Dios que 
era bueno.
26. —»Entonces dijo Dios : Hagamos al hombre a imagen nues-
tra, a nuestra semejanza para que domine en los peces del 
mar, en las aves del cielo y en los animales ׳domésticos y en 
las fieras del campo y en todo rep'til que rep'ta sobre la 
'tierra.
ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejan)dro Diez Macho326
27٠—»Creo, pues. Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios״ 
lo creo, y los creó' macho y hembra.
28.—»Y los bendijo Dios y dljoles : Procrea-d y multiplicaos y 
henchid la tierra y sojuzgadla y dominad en los peces del 
mar y en las aves -del cielo y en todo animal -que se mueve* 
sobre la tierra...
31.—))Entonces examinó Dios todo cuanto habla hecho y he aqui- 
que era bueno. Y atardeció y amaneció : dla sexto.»
Este relato —que es bastante posterior al relato del capitulo ir 
del Génesis— sólo dice que Dios creó al hombre en sentido colecti- 
vo : a los hombres, y en sentidoا individual: a la primera familia- 
Adam (Adán y su mujer) —como más tarde veremos—, al varón y 
a la hembra, con un ser superior al de los animales. Nada se dice 
acerca de si esta, creación de Dios fue inmediata o mediata ni si el' 
hombre fue creado primero que la muje.r. Por tanto, este primer re- 
lato no se opone a que Dios haya hecho al hombre valiéndose del 
cuerpo de un animal, pero si se opone a que todo el hombre, incluso 
el alma, venga a ser evolución del animal, ya que en tal supuesto׳ 
el hombre seria hecho a imagen ־del animal p.rogenitor y no a imagen־ 
de Dios.
4. La narración de la creación de Adam de Génesis II, 7'
A) Origen del cuerpo de Adam
El capitulo II del Génesis contiene una nueva narración de la 
creación —el relato Yahvista—. Es un relato distinto del contenido- 
en el capitulo I. En el cap'itulo II el tema central es la creación de־ 
Adán y Eva, y si se refiere la creación de la tierra y del cielo y de׳ 
los animales y se mencionan los árboles, es en función de la pri- 
mera p-areja de hombres. El orden de creación es también distinto, 
pues se dice que una vez creada tierra y cielos, estando la tierra sin 
flora por falta de lluvia y de canalización del agua. Dios hizo al 
hombre ׳del polvo -de la tierra, y luego plantó un vergel en Edén, en 
tierra -del Or'iente, hizo brotar ׳de la tierra toda suerte de árboles y en 
medio del vergel el árbol de la vida y el de la ciencia -del bien y del 
mal, e hizo correr por el vergel las aguas de un rio que después se 
dividía en cuatro, y llevó a ese jardin al hombre, autorizándole a co­
22EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIAך
mer de todos los árboles ־del paraíso, menos del de la ciencia del 
bien y del mal, so pena ־de morir. Después, para que el hombre no. 
estuviese solo. Dios («formó de la tierra todos los animales del campo؛ 
y todas las aves del cielo» y los condujo delante del hombre para que 
les impusiese nombre y viese si había alguno semejante a él, y no 
habiendoel hombre encontrado ayuda semejante a él, finalmente, 
creó a Eva de la costilla (19) de Adam.
Como se ve, el orden ־de la creación es distinto aquí y en el ca- 
pitulo I. (donde el hombre es creado el Ultimo.
El relato del capitulo .1.1, es distinto y, además, varios siglos an-.- 
terior en su redacción al primer relato, lo cual significa que el re- 
dactor (P) ׳del capitulo .1 conocía el capitulo ,II (j) y que, por tanto,- 
la narración más antigua (j) hay que entenderla según la entendió 
la más reciente y moderna (P). Ahora bien, p, que es una narración 
 -detallada respecto a la procedencia de la tierra, de los vegetales y׳
animales, y que es además una narración objetiva desprovista de 
antropomorfismos, silencia precisamente que el primer hombre fuese־ 
creado del polvo de la tierra, y calla que la primera mujer fuese 
creada ׳de la costilla ׳del hombre, y nada dice ׳de una creación sepa-- 
rada -de. los progenitores de la humanidad. El autor del primer ca- 
p-itulo del Génesis (20), que no sólo narra el origen de los hombres 
en general, sino al mismo t-iempo el de la p'riimera pareja humana, 
parece, pues, ser el primer exégeta que da poca importancia a la 
formación del b-arro y ־de la costilla —al modo como fue creado el 
cuerpo ׳de A'dam y el cuerpo de Eva٥: sólo ׳del «hombre» no 'dice 
que venga, ׳de la tierra 0 de alguno de sus elementos.
Hoy día hay también muchos exégetas que dan al tema del barro 
y de la. costilla muy poca importancia: se trataría de expresiones
(19) La palabra que utiliza el texto hebreo traducida ordinariamente por ttcos- 
tilla» es «selab). Sólo en Gen. II,'7 «?ela'» se puede traducir por «costilla». En el' 
resto de la Biblia significa «lado», «costado».
(20) Esto mismo opina H. Remckens s. I. : Asi pensaba Israel... (Madrid, 1960), 
pp. 230-231: «El hagiógrafo de Génesis I en su estilo propio bien razonado y teo. 
lógico, enseñaba que el hombre es una creatura y ocupa una posición especial en 
el mundo creado. Sin duda, habría fundado su doctrina en detalles de Génesis II, 
si éstos hubieran formado parte de las verdades de fe que eran patrimonio de 
Israel. Hemos de acostumbrarnos a ver la relación en sentido inverso : a través 
de Génesis I, nos es posible penetrar el alcance dogmático del detallado relato de׳ 
Génesis II. Aqui encontramos la misma enseñanza de Génesis I, pero en forma, 
muy antropomórfica y popular...» ًا Gf. ibid., pp. 288-289.
.*28 ESTUDIOS ۶ Diez Macho
simbólicas, de un modo poético, plástico, antropomórfico, de expre- 
sar el narrador popular (j) unas verdades que después detallaremos. 
Efectivamente, el narrador (j) no sólo en el caitulo II, sino en el 
III y en otros capítulos que le pertenecen, utiliza un estilo pop-ular, 
plástico, antropomórfico, simbólico, poético.
Respeto a la formación del hombre se expresa de esta manera :
Gen. II, 7 : «Entonces formó Yahvé Dios al hombre {Adam) del 
 ,polvo del suelo {adamah), e insuflando en sus narices al viento vital في
quedó constitui'do en ser vivo.»
 Cómo se ha de entender y cómo se ha de traducir la primera׳¿-
parte ׳de este versículo?
La traducción que acabamos de dar, tomándola de la Biblia Bo- 
ver-Cantera, es la ordinaria, y se inspira más en la traducción de la 
'Vulgata «formavit igitur Dominus Deus hominem de limo terrae))} 
que en la traducción de la LXX και εχλασεν ό θεός ανΘ־ρωπον χουν 
άχο τής γής١ o de la Vetus latina «et finxit Deus hominem pulverem 
de terra» (21). El original hebreo es «Wa-yiser Yahweh Elohim et- 
ha-adam (afar min-ha־adamah».
Hay quienes (22) consideran la palabra 'afar como interpolada, 
siendo la frase originariamente igual que la empleada en Génesis 2, 
19 para la formación de los animales : «Wa-yiser Yahweh Elohim 
min-ha-adamah kol hayyat ha-Sadeh».
El paralelismo de estas dos frases hace probable que min-ha-ada- 
mah de Gen. 2, 7, indique la materia de que Dios formó al hombre, 
-y no la materia de que proviene el 'afar (polvo, barro) como supone 
la traducción or-dinaria, que ve en 'afar un acusativo de materia «ex 
qua», y en min-ha-adamah el origen del 'ajar.
El paralelismo con Gen. 3,17 —«porque polvo Cafar) eres y al' 
polvo Cafar) volverás))— parece también indicar que «polvo eres)) es 
réplica de «le formó polvo)), y «al polvo volverás» es réplica de (de 
-formó de la tierra».
Pero la mayor dificultad que vemos en la traducción de la Vulga- 
'ta de limo terrae o en la traducción corriente (del polvo o barro de
(21) Onqelos traduce ،Ubra Yahweh Elohim yat Adam *afra min ar*a» ًا el 
Targum palestino de Neofiti 1* «υ-bera Yahweh Elohim yat Adam'afar min 
admeta». La Peshitta: ،... pe-adam *afra min admeta». Pero estas traducciones se- 
-míticas son de poco valor, pues están calcadas sobre el texto original.
(22) j. Coppens y otros. Cf. L. Arnaldich: El origen del mundo y del hombre 
:según la Biblia (Madrid, 1957), pp. 107-108 y p. 414, nota 18.
229EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIA
la tierra), es que siempre que en la Biblia hebrea se habla del ((polvo 
de la tierra)), invariablemente se utiliza la fórmula 'afar eres y nunca 
*afar min-ha-adamah. 'Afar eres es la exp-resión del yahvista en Gen. 
13,16 (dos veces) y Gen. 28,14 î de p en Ex. 8,12-13 (tres veces) ; 
de Is. 40,12,* Amos 2,7,* Job 14,19; ,II Sam. 22,43 ; II Cron. 1,9.
Si, pues, la relación de polvo y tierra se expresa siempre (23) en 
hebreo por׳ la fórmula estereotipada 'afar eres o 'afar hameres, pa- 
rece poco probable referir min-ha-adamah de Gen. 1, 7 a 'afar, y pa- 
rece más conforme con el estilo biblico referirlo a Wa-yiser ((y for- 
mó», min-ha-adamah, <(de la tierra)). Y en este caso 'afar —que en 
leoria gramatical ρ-uede ser acusativo de materia ((ex qua)) (24)—, de- 
jaria de serlo, pues no va con el estilo hebreo indicar dos veces la 
materia '((ex qua)), una con 'afar sin la partícula min, y otra con ha- 
adamah con la preposición min.
Estas observaciones explican la traducción de la LXX y Vetus 
latina y de algunos autores modernos (2S) : ((Formó Yahvé al hom- 
bre polvo ٠de la tierra.))
La palabra ((polvo)) es el segundo complemento directo u objeto 
del verbo ((formó)), siendo el primero ((hombre)) (Adam). En tal tra- 
ducción, entre «Adam» y ((polvo)) hay una relación de igualdad o de 
-semejanza. Si la relación es de igualdad, el sentido de la frase es : 
-((Dios for־mó a Adam polvo» )= en naturaleza de polvo (el doble acu- 
sativo deriva de la frase nominal Adam 'afar (26) = Adam es pol- 
vo) (27).
Si la relación es de semejanza, el sentido de la frase es : ((Dios 
formó a Adán polvo» = como polvo. El doble acusativo en este caso
(23) En Daniel 12, 2 encontramos admat xafar que la V LXX TeodociOn leen 
tafar adamah.
(24) Carl Brockelmann: Hebräische Syntax, 1956, P. 86.
(25) E. Vogt: Fluctus ascendebat de terra (Gen. 2-6), «Bíblica» 34 (1953), 
pp. 262263־.
(26) JoUoN: Grammaire de VHebreu biblique (Roma 1947), 125 V., JoUoN hace 
derivar el «Wa-yi§er et-ha-Adam *afar» de Gen. 2, 7, de la proposición nominal 
ha-Adam xafar que traduce Vhomme (est) poussière ; pero, con poca lógica, traduce 
la misma frase convert-ida en doble acusativo, «et il forma Vhomme {de) poussicie)). 
Sólo traduciendo la frase nominal (ha-Adam (afar) «el hombre es (de) polvo)), tra- 
 -ducción autorizada por la sintaxis hebrea (cf. JoUoN, ibid, 154 e), se podría tradu׳
cir: ((et il forma Vhomme (de) poussierey).
(27) Esta frase «Adam (es) polvo» y no «Adam (es de) polvo» esta reflejada 
en Gen. 3, 19: «polvo eres (Adam)...».
ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho02ق
derivaría de la frase nominal Adam 'afar, en la que habría una com- 
paración implícita entre el. sujeto y el predicado. Estas compara- 
ciones sin «kaf» de comparación son frecuentes en la Biblia. Son las 
comparaciones llamadas por los retóricos árabes tasbih maufkid,. 
comparación inmediata o enérgica. Según Garcin de Tassy, este tipo 
de comparación es tan abundante en los libros sagrados que ((es la 
figura favorita de la Biblia)) (28). Moáé Ibn Ezra, tratadista de Re- 
tóricabíblica de la primera mitad del siglo XII, aduce varios ejem- 
plos de este tipo 'de comparación bíblica en su tratado Kitab al-Mu~ 
häradara wal-Mudakara: Gen. 49,9 ن ((Judá es cachorro ׳de león» equi- 
vale a ((Judá es como cachorro de león» ًا Gén. 49,14: (dsakar es 
asno huesudo» equivale a ((Isacar es como asno huesudo» (29). En 
Job 19,9 leemos :־ ((Acuérdate que como arcilla (ka-homer) me hicis- 
te.» En la LXX, en cambio : .((Acuérdate que arcilla (homer) me 
hiciste.»
La traducción ((formó Dios a Adam como polvo, de la tierra», 
vendría a sig'nificar : a) que Dios hizo a A'da-m como polvo, es decir, 
térreo, frágil, deleznable ًا y b) que Dios le hizo de la tierra, I Cor. 
15,47: ((primus homo de terra terrenus)) ( εκ γης χοϊκος ) se acomo- 
da a la traducción de la LXX, y no a la traducción de la Vulgata.
. Lo ׳mismo Ecle. 12,7.
Acéptese una u otra traducción —y no hay ׳duda que la traduc. 
ción '((del polvo de la tierra)) es la traducción común entre los mi's- 
mos judíos (39)-, la frase ׳del Gen. 2,7, ׳de uno u otro modo, afir- 
ma que Dios formó a Adam de la tierra.
¿ Cómo ha de entenderse la ex'presión de la ((tierra)) o ((del polvo, 
de la tierra»?
He aquí varias interpretaciones :
La frase iDios formó a Adam del tobo de la tierra» es una 
expresión figurada, metafórica, antropomórfica, con la que el hagio-
(28) Cf. Garcin de Tassy: Rhetorique et Prosodie de VOrient Musulman 
(Paris, 1873), P.37 ־.
(29) Cf. Mose Ibn Ezra: Shirat Israel, trad, hebrea de B. Halper (Leipzig, 
1924), PP. 180-181. Cf. mi estudio Algunas figuras retoricas estudiadas en la <üPoé- 
tica Hebraica» de Mose Ibn Ezra, «Sefarad», 4 (1944), P. 267.
(30) Según una tradición judia: .«del polvo» cogido de toda la tierra, de los 
cuatro puntos cardinales í según otra tradición judia, del polvo «del altar de tierra» 
mandado construir por Yahvé : En. 20, 24: Mizbeah adamah taKaseh li. Cf. el co- 
mentarlo de Rashi a la Torah.
23»EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIA
grafo ensena que el primer hombre viene de Dios en cuanto al euer-
,que este cueveo e^ delesible ال
((La intención ׳del autor dice el P. Arnaldich- no es decirnos 
precisamente cómo, en concreto, hizo Dios el cuerpo del primer 
hombre, sino indicarnos que el hombre, tal como es, 0 sea,- polvo 
procedente de la tierra, materia frágil y quebradiza, tiene a Dios por 
autor)) (31).
((El versículo séptimo, por lo mismo —son palabras del mismo 
Profesor—, no es en la mente del autor sagrado, liistórico hasta en 
sus más mínimos pormenores)) (32).
Según éste y otros muchos exégetas, el yahvista emplea un íen١ 
guaje figurado, fuertemente plástico : figura a Dios como un alfa- 
rero que moldea del barro una vasija.
El verbo yasar significa, efectivamente, el moldear del alfarero : 
no se puede aplicar a Dios más que en sentido metafórico. Ademá& 
—añaden los partidarios ׳de la interpretación metafórica— toda la fra־ 
se tiene sabor de metáfora, máxime si se la interpreta en función de 
otras expresiones bíblicas aun más plásticas en las que se afirma que 
hombres vivos, hombres de carne y hueso', engen-drados de padre y 
madre, han sido moldeados como arcilla por las manos de Dios.
 He aquí algunos de los textos bíblicos que parecen confirmar el־
sentido metafórico -de Génesis 2,7 :
Job 10,8 : «Tus manos me moldearon y fabricaron, ¿y luego por 
entero me vas a destruir?
9 : Recuerda que como arcilla me liiciste y al polvo me 
harás volver.))
Las palabras anteriores son -de Job.
Las siguientes son de su amigo Elihu :
Job 33,1: ((El espíritu de Dios me lia lieclio y, el soplo de Shad־ 
day me vivifica.
6: He aquí que yo soy como tú para Dios, de arcilla he 
sido modela-do yo también.))
A continuación habla Elifaz:
Job 1,7: ¿Podrá un hombre ante Eloali ser justo? ¿Ante su 
Hacedor será puro un varón?
(81) Ob. cit., p. 110.
(82) Ob. cit., p. 109.
ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho232
18: Si ni de SUS servidores se fia, y a sus mismos ángeles 
imputa vesania, Ï cuánto más a los moradores de 
casas ׳de barro (= los hombres cuyo cuerpo es de 
barro'), cuyos cimientos (= Os cimientos de los 
hombres) están en el polvo! Aplástaseles como po- 
lilla, de la mañana a Ja tarde son pulverizados.»
En las palabras que siguen, Isaías apostrofa a los enemigos de 
Yahvé:
Is. 29,16: ((!Oh vuestra perversidad! ¿Acaso el barro ha de es- 
timarse igual al alfarero, de suerte que diga la 
obra a su Hacedor : no me has hecho, y la vasija, 
a su alfarero : ((no sabe»?
Lo mismo en este otro texto :
Is. 45,9: ((¡Ay de aquel que litiga con su Creador, no siendo
(sino) un tiesto entre tiestos de barro! ¿Acaso dice 
la arcilla a su alfarero : —¿qué haces? y su obra : 
—¿no tienes manos?»'.
En el texto siguiente reza Israel:
 Is. 64,7 : —((Mas ahora, Yahvé, nuestro Padre eres TU, somos؛
la arcilla y Tú nuestro Alfarero, y obra de tu mano 
somos todos nosotros».
Si todas estas metáforas de alfarería (arcilla, modelar, casas de 
barro, alfarero, vasija, tiesto de barro) aplicadas a hombres cuyo 
cuerpo proviene por .generación de su padres, son forzosamente me- 
táforas cuyo significado es que Dios ha hecho al cuerpo del hombre 
((térreo», frágil, deleznable, naturalmente mediante el concurso de los 
padres, ¿por qué la frase ((Dios formó (0 moldeó) al hombre de polvo 
de la tierra» no puede ser una simple metáfora para indicar que Dios 
ha hecho el cuerpo de Adán frágil y deleznable, prescindiendo si le 
hizo inmediata 0 mediatamente por evolución del cuerpo de un bruto?
Ese sentido metafórico de la frase ((Dios formó al hombre del 
polvo de la tierra)) parece deducirse, sin necesidad de recurrir a pa- 
sajes de otros libros de la Biblia, del pasaje paralelo en que Géne- 
sis 2,19 relata la formación de todos los animales : ((Y formó 
(wa-yiser) Yahvé Dios de la tierra (min ha-adamah) todos los anima- 
,les del campo y todas las aves del cielo)). Si esta frase aplicada a los
EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIA 233
animales es metafórica y por tanto no exclUye el evolucionismo en los 
animales —interpretación en ,que creo convendrán los exégetas, dado 
que el evolucionismo en los animales está mucho mejor probado qu© 
en el hombre —¿por qué va a ser literal y va a excluir el evolucionis- 
mo idéntica frase referida a la formación del cuerpo del hombre?
Respecto al origen de la metáfora de Job e Isaías en los lugares 
citados y de Génesis 2,7.19, no es preciso buscarlo en expresiones 
semejantes acadias, o sumerias 0 egipcias. Una metáfora es una com- 
paración implícita y ¿qué 'más natural que comparar el hacer un al- 
farero esas figurillas deleznables de hombres, que se encuentran en 
todos los museos orientales, con la formación por Dios del frágil 
cuerpo humano?, o ¿qué más natural que comparar el modelado de 
vasijas frágiles con el del hombre? Se trata de una metáfora obvia, 
natural y, por lo que se refiere a su uso en Isaías o Job, posiblemente 
está determinado, aparte la connaturalidad de la comparación, por su 
empleo anterior en Génesis 2,7.19. Pero el influjo de la antropogé- 
nesis orient.al en esa manera metafórica de expresarse, aunque no es 
necesario, es posible. En acadio y en sumerio se atribuye frecuente- 
mente la creación de los hombres —en plural— a la obra de uno o 
varios dioses : a la diosa Aruru -ya sola, ya con Marduk—, a Enki* 
o a Enlil, o a Marduk, o a los cuatro dioses mayores, o a los dioses 
Anunftaki. A veces los hombres nacen de los dioses, a veces sou 
formados de arcilla, de arcilla sola o de arcilla mezclada con sangre 
de un dios derramada para este fin o de arcilla mezclada con sangre 
y carne (33).־ En Egipto una leyenda local atribuía al dios Hnum, dios 
de Hypselis y Latopolis, en el Alto Egipto, y, sobre todo, dios de 
Elefantina, al haber modelado el mundo en el torno del alfarero y 
el continuar modelando de la misma manera a los -hombres. Se con 
servan representaciones de Hnum modelando cuerpos de hombres (3؛).
Todo lo que venimos diciendo de la frase de Génesis 2,7 es que ya 
se la traduzca deuna manera u otra, es para muchos exégetas una 
metáfora para expresar que el cuerpo de Adán era creatura de Dios, 
pero creatura frágil. Es una metáfora. Pertenece a una manera lite^ 
raria de historiar. Es género histórico-literario. El hagiógrafo no ha 
pretendido con tal frase decirnos como, con qué materia, Dios creá 
a Adam, sino que lo creó, y además que lo creó frágil.
(33) Casutto: Enciclopedia Miqrait (en hebreo), I, col. 106
(34) Cf. Erman: Religion der Aegypter, P. 54.
ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho124
 Tal exégesís es frecuente en nuestros días, después de la End־
chca ((Divino Afilante Spiritu» (Pío XII).
Sin embargo preferimos la siguiente interpretación.
V) ((Dاح barro de la tierras ha de e^tederse literalmente, ؛ero 
como expresión de la antropogénesis de los antiguos.
Aunque el verbo ((formó)) (= moldeó : yasar) se ha de entender 
‘en sentido metafórico, aunque hay argumentos como acabamos de 
ver, para interpretar en sentido no literal las palabras ((del barro de 
la tierra», aunque frecuentemente se afirma que dichas palabras no 
dicen nada acerca del modo cómo se hizo el cuerpo de Adam, creo 
que esa expresión ha de entenderse en sentido literal y no metafórico, 
y que en sentido literal manifiesta no el modo real e histórico cómo 
Dios hizo el cuerpo de Adam, sino el modo cómo en tiempo del ha- 
giógrafo se representaba la formación del cuerpo del primer hombre: 
parece ser la expresión de la creencia universal antigua que todos los 
vivientes, incluido el hombre, vienen de la Madre Tierra. Asi como 
los hagiógrafos de la Sagrada Escritura utilizan para sus narraciones 
o enseñanzas la astronomía, cosmografía, geografía, cronología, his- 
toria de la cultura, etc., de su tiempo, asi también para enseñar qUe 
el primer hombre viene de Dios, no sólo en cuanto al alma, sino tam 
bién en cuanto al cuerpo, el hagiógrafo de Gén. 2,7 echa mano de la 
antropogénesis de־ su tiempo.
Como dicen Alberto Colunga-M. Garcia Cordero, el hagió- 
grafo es un catequista y no un profesor de ciencias y enfoca los pro- 
blemas exclusivamente desde el aspecto religioso, y, por tanto, su 
juicio formal no recae sobre la naturaleza objetiva e intima de las 
cosas. Se expresa al modo de su tiempo..., recoge del ambiente con- 
cepciones populares sobre el origen del cuerpo humano, que son en 
realidad un ropaje literario externo (35).
Etnólogos e historiadores de las religiones aseguran ser creencia 
general en el mundo religioso y en muchos pueblos primitivos actua- 
les, que los vivientes proceden de la tierra (36). Léase sobre este par-
(35) A. Colunga-M. García Cordero: Pentateuco, «Biblia comentada», BAC. 
(Madrid, 1960), p. 75. Por eso estos autores dicen que de la descripción pintoresca 
de Gen. 2, 7 no se puede sacar, como hacen no pocos autores, argumentos contra 
lo teoría evolucionista del cuerpo humano.
(36) j. CHAINE: ob. cit., p. 73: «L’idée que les premiers hommes evaient été 
tirés de la boue est communément admise dans !’Antiquité sémitique ئ les anciens
EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIA 235
ticular el capitulo «La tierra, la mujer y la fecundidad» que dedica al 
tema. Iyíúa TLum eu su Tratado de Historia de tas Religiones ( ؟יך<٠ 
 -Se trata de un autor consagrado en tal disciplina y de formación pro־
fundamente cristiana. Véase también el libro clásico sobre la materia 
A. Dieterich, La Madre-Tierra: Un ensayo sobre religión po- 
pßlar (38).
Dice Eliade:
((De todas las creencias que hasta aqui hemos ido viendo (el depo- 
sitar a los niños recién nacidos sobre la tierra, el enterrar a los nihos 
en contraste con la incineración de adultos, el colocar en el suelo a 
enfermos y agonizantes, el dar a luz en el suelo, etc.) se desprende 
-que la Tierra es madre, es decir, que engendra formas vivas hacién- 
dolas salir de su propia sustanc-ia. La Tierra está ((viva)), ante todo 
 porque es fértil. Todo lo que sale de ,la tierra está dotado de vida, y־
todo lo que vuelve a ella adquiere nuevamente vida. Por el binomio 
homo-humus no ha de entenderse que el hombre es tierra porque es 
mortal ل el sentido es otro : es que el hombre ha podido tener vida por 
venir de la tierra, porque ha nacido de -y vuelve a— la Terra Mater. 
 Solmsen explicó materies por /mater. Aunque esta etimología no es'־
 exacta (el sentido primordial de la palabra ((materia» parece en efecto׳
haber sido el de ((Corazón de la madera))), puede conservarse dentro 
de una Weltanschaung mitico-religiosa: la ((materia» tiene el destino 
de una madre porque engendra incesantemente. Lo que nosotros lia״ 
-mamos vida y muerte no son sino dos momentos distintos del destino 
total de la Tierra Madre: vivir no es más que separarse de las entra- 
Has de la tierra, y la muerte se reduce a una ((vuelta a casa» (39).
La veneración por la Madre-Tierra acabó -por convertir a la Tie- 
rra en muchos pueblos antiguos en una diosa, la Gran Madre.
Esta creencia en la Tellus-Mater —desarrollada de manera espe- 
cial en las culturas agrícolas— debió tener gran arraigo entre los 
cananeos, dado que sus dioses y cultos son dioses y cultos de fecun- 
didad agraria.
Los hebreos, aunque frecuentemente se dejaron llevar de los 
oultos agrarios cananeos, oficialmente y en sus escritos nunca divi-
Hébreux pensèrent donc spontenément que Yahvé avait pris de la poussière du 
.«pour former le corps du premier homme ه01
(37) Traducción de A. Madinaveitia (Madrid, 1954), pp. 233-254.
(38) A. Dieterich: Mutter Erde, 3 ed., Berlin 1925.
(39) Ob. cit., p. 245.
ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho236
nizaron a la Tierra Madre, pero aceptaron la creencia de la Tellus’Mar 
ter: varias veces las páginas sagradas hablan del «retorno)) al polvo, 
lo cual implica una «procedencia» del polvo de la tierra.
El mismo hagiógrafo que dice en Génesis 2,7 que «Dios formó a 
Adam del barro de la tierra», refiere en Génesis 3,19 estas palabras־ 
de Dios a Adam: «porque polvo eres y al polvo volverás» (ki 'afar 
attak ١-61-יףajar téby
El Eclesiastés, al ponderar que a hombres y animales espera el 
mismo paradero, enuncia le creencia en la Tellus-Mater:
Ecl. 3,29 «Todo camina a un mismo paradero Î 
todo procede del polvo 
y todo al polvo retorna.))
El Eclesiastés, refiriéndose a la muerte del hombre, dice que es 
un «retorno» del hombre — que es polvo— a la tierra, y eso lo dice 
con dos frases que son eco de las que liemos visto en el Génesis :
Ecl. 12,7 : «Y torne el polvo a la tierra como era,
y el hálito vital vuelva a Dios que lo dio.))
El mismo tema y la misma alusión al Génesis se encuentra en el 
Salmo 194,29:
«Ocultas tu rostro y quedan conturbados, 
retiras su hálito y mueren 
y retornan a su polvo.»
Lo mismo en Job, 34,14:
«Si él tornara a Si su soplo, 
y su espíritu retirara hacia Si, 
expiraría toda carne a una, 
y el hombre al polvo retornaría.))
Y el que esta procedencia del polvo se predique —jnenos en el casa 
de Adam de Génesis 3,19— de hombres engendrados por padre y ma- 
dre, no es razón para que tales frases se hayan de entender -como 
liacen los partidarios de la interpretación metafórica— en sentido׳ 
traslaticio. Dada la solidaridad entre Adam y sus descendientes —so- 
lidaridad espiritual por la que en Adam todos pecamos, y solidaridad' 
corporal (49)— lo que se predica de Adam —a saber, su procedencia
(40) Acerca de la solidaridad entre «los hombres» (Adam en sentido colectivo) 
V Adam (en sentido individual, el primer hombre), véasé la reciente obra del
237'EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIA
de la tierra—, se predica en estas frases en sentido literal de todos 
sns hijos comprendidos en su mismo nombre Adam: los hombres pro- 
ceden en origen, en Adam, es decir, mediatamente, del polvo.
Es más, es posible que tales frases enuncien la procedencia de los 
hombres engendrados por padre y madre, de conformidad con una: 
antropogénesis muy antigua.
A este propósito advierte Mircea Eliade:
((Antes de conocer las causas fisiológicas de la concepción, los־ 
hombres han creido que la maternidad eradebida a la inserción direc 
ta del niño en el vientre de la madre. Que lo insertado sea ya un feto 
(que habría tenido hasta ese momento vida prenatal en grutas, en 
grietas, pozos, árboles, etc.), que sea simplemente un germen o el־ 
«alma del antepasado)), etc., son cuestiones que no tienen interés en) 
este capitulo. Lo importante es la idea de que los hijos no son engen-, 
drados por el padre, sino que en un momento más o menos avanzado- 
de su desarrollo vienen a ocupar su lug'ar dentro del claustro materno؛ 
a consecuencia de un contacto de la mujer con un objeto o con un 
animal del medio cósmico circundante. Aunque éste es un problema 
de etnología más que de historia de las religiones propiamente dicha,׳ 
aludimos a él por las precisiones que puede aportar a nuestro proble- 
ma. El hombre no interviene en la cre'acíón. El padre no es padre 
de sus hijos más que en el sentido jurídico, pero no en el sentido bio- 
lógico de la palabra. Los hombres no están vinculados entre si más־ 
que por las madres, e incluso este vinculo es precario. En cambio esos״ 
hombres se sienten vinculados al mundo cósmico que les rodea de una 
manera infinitamente más estrecha de lo que una mentalidad moder-.- 
na, profana, puede concebir. Son, en el sentido concreto, y no ale- 
górico de la palabra, «hijos del lugar» (41).
Según estas ideas, la generación de los padres no excluye necesa- 
riamente la procedencia de la tierra.
Según los egipcios, el dios Hnum moldeaba a los niños en el vien-. 
tre de sus madres como el alfarero sus vasijas en el torno. Para׳
S. A. Yahuda (42), la frase de Gén. 2,7 ((Dios modeló (yasar = egip- 
cio qd) a Adam del barro de la tierra)) refleja esa creencia egipcia que
p. j. DE Fraine, s. I. : La Bible et Vorigine de Vhomme, Desclé de Brouwer, 1^. 
No creemos que haya razón hiblica para aminorar la solidaridad corporal entre lo»' 
dos Adam.
(41) Ob. city pp. 236237־.
(42) Ob. cit.) p. 153.
ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho238
٠el dios Hnum moldeaba a los niños como alfarero en el vientre de la 
.madre؛
La misma Biblia lejos de encontrar׳ "incompatibles la procedencia 
’del seno materno y la procedencia de la tierra, las conjunta en el 
:Salmo 139:
V. 13: «porque tu (Yahvé) mis entrañas has formado, 
me has tejido en el seno de mi madre.»
.V. 15: «No se ocultaban para ti mis huesos cuando yo era for-
[mado en lo.secreto, 
tejido en las profundidades de la tierra.))
En el primero de estos versículos el hombre es tejido por Dios 
-en el seno de su madre ًا en el segundo es tejido en el seno de la tierra.
Pasaje parecido es el de Job, 1,21:
((Desnudo sal؛ del vientre de mi madre y desnudo volveré alia» 
 cuyo sentido es que nació del vientre de la tierra —y del vientre de־
su madre natural, caso de que la palabra «maftre» tenga por 
¡istijdam (13) dos sentidos literales— y que desnudo volverá al vientre 
.de la tierra־
De todo esto se concluye que la creencia en que los cuerpos de 
los hombres provienen de la tierra es una creencia antigua muy uni- 
versal, creencia que está recogida en la Biblia, no sólo refiriéndose 
 al primer hombre, Adam (Gén. 2,7), sino refiriéndose a los hombres׳
 engendrados por los padres de los cuales la Biblia predica provenir־
 -de la tierra, ya mediatamente —en Adam, su padre—, ya inmediata־
 -mente incorporando la idea de los antiguos que el niño tiene.dos ma־-
*dres, la natural y la tierra.
Respecto al origen de los animales, el Génesis es igualmente ex- 
'plicito : Dios los hizo de la tierra: Gén. 2,19: «y formó Yahvé 
Elohim de la tierra (tnin-ha-adamah) todos los animales del campo y to- 
.((das las aves del cielo־
En el capitulo primero del Génesis todos los vivientes vegetales 0 
animales, exceptuada la primera pareja de hombres, proceden mediante( 
mandato divino, de la tierra 0 de sus elementos:
(43) Es una figura de la retórica árabe que se encuentra frecuentemente en la 
retórica de la Biblia y consiste en tomar una misma palabra en dos sentidos literales 
?,distintos.
EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIA 239
«Brote la tierra verdin,
plantas germinadoras de simiente y árboles frutales 
productores de fruto...»
«Y brotó la tierra verdín, plantas germinadoras, etc.» 
((Pululen las aguas inquietos seres vivientes.» 
((Produzca la tierra seres vivientes conforme a su 
especie: animales domésticos, reptiles y animales sal- 
vajes conforme a su especie.»
Gén. 1,11:
1,12
1,20
1,21
En Exodo, '8,12-13 aparece la creencia de que las moscas e msec- 
tos provenían del polvo (11).
Todo esto revela la existencia, entre los antiguos, de una paleon- 
lologia y de una antropogénesis distinta de la paleontología y antro- 
pogénesis científicas de nuestros días.
Ahora bien, los hagiógrafos de la Biblia no prentendieron darnos 
lección de paleontología o antropogénesis científica ًا pretendieron 
únicamente darnos lección de paleontología y antropogénesis reli- 
giosa, a saber, que todos los seres del reino vegetal y animal vienen 
 .de Dios, y el hombre, incluso en cuanto al cuerpo, viene de Dios־־
Pero para darnos esta lección de carácter religioso, se sirvieron de 
la paleontología y antropogénesis de su tiempo, según las cuales los 
vegetales y los animales, según sus especies, provinieron inmediata^ 
mente de la tierra -mediante mandato o formación de׳ Dios— y el 
primer hombre vino inmediatamente de la tierra.
La inspiración bíblica y la consecuente inerrancia recae sobre lo 
 que los hagiógrafos quieren afirmar y en el sentido en que lo afir־
man, en el caso concreto, sobre la paleontología y antropogénesis 
religiosa, no sobre los recursos literarios de que se sirven para ofre- 
cernos sus afirmaciones o enseñanzas, en-este caso, la paleontología 
y antropogénesis de su tiempo ًا esto ni lo afirman ni lo niegan: sim- 
pl'emente lo utilizan para su narración popular ًا o, más precisamente, 
lo afirman en el sentido de la ciencia de su tiempo (45).
(44) Cf. Clamer: VExode, ttLa Sainte Bible» de Pirot-Clamer, 1956, P. 109.
(45) Cf. ل. Chaîne: ob. eit.) p. 73,' Renckens: ob. cit.} pp. 238-239 ; p. 239: 
 Si queremos entender Gen. 2, 7, no hemos de estudiar las ideas de nuestro tiempo،׳
sobre el origen del hombre, sino las ideas del tiempo del hagiógrafo. No es nuestra 
concepción, sino la del hagiógrafo la que fue convertida en vehículo de la revelación, 
y ésta no tiende a nuestra ilustración científica, sino a la salvación de los hombres
ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho240
Por lo mismo, interpretando a Génesis 2,7 («del barro de la tie״ 
rra») en sentido obvio y literal pero como expresión de la antropogé- 
nesis de los antiguos, no parece que este texto 0 los que en él se 
fun-dan cierre el paso al evolucionismo antropológico postulado por la. 
antropogénesis científica moderna (46).
B) Origen del alma de Ada!
 Pero el hombre tiene algo que no tienen los animales : en־
Gén. 1,26-27 Dios hizo al hombre distinto de los animales al crearle 
a imagen y semejanza suya. En Gén. 2,7 se explicita aquello que hace 
al primer hombre imagen y semejanza de Dios, aquello que le hace- 
superior a los animales con los cuales es semejante por tener cuerpo״ 
terreno : este algo es el alma que Dios inmediatamente infundió en 
el cuerpo del primer hombre, y cuya infusión es narrada por ل en su׳ 
estilo popular, antropomórfico, plástico :
V. 7 : «Y formó Yahvé al hombre del polvo de la tierra, e, insu- 
fiando en sus narices aliento vital, quedó constituido el hombre en 
ser vivo.»
Este soplo de Dios le da al hombre tal categoría que para hacerle 
feliz Dios crea para él un paraiso y crea para él la flora de ese paraiso- 
y sus frutos, .menos los del árbol de la ciencia del bien y del mal. Dios 
le confiere inteligencia, pues le da un mandamiento y capacidad de- 
conocer el bien y el mal. Dios le da inmortalidad, que perderá si que- 
branta el precepto de comer del árbol dicho. Dios le otorga dominio- 
sobre todos los animales, que eso significa que Adam, les impuso׳ 
nombre؛ y Dios finalmente le da una compañera. Ely ella estaban־
de todos los 'tiempos. Cada tiempo tiene su propia ciencia ًا la palabra de Dios 
en cambio, permanece para siempre».
El juicio formal del hagiógrafo no recae sobre estas concepciones científicas 
antigua.
Acerca del juicio práctico y especulativo del hagiógrafo y sus implicaciones con־ 
la inspiración e inerrancia bíblica, véase la tesis, doctoral de A. DES Roches : Juge· 
ment pratique et jugement spéculatif chez ¡,écrivain inspiré) Ottawa, 1058. 
Cf. A. Colunga-M. García Cordero: ob. cit.) P. 75.
(46) John e. Mc. Kenzie: ob. cit.) p. 105: «In 1025 and now, the principle 
of evolution is an -accepted conclusion of the natural sciences Î as we have remarked, 
cne cannot simply reject such a generaly accepted conclusions of the natural 
sciences, or of any other sciences, without stultifying the mind».
241EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIA
en el paraíso desnudos y no sentían la concupiscencia : Dios les ha- 
tía dado el don de la integridad.
5. La creación de Eva de GEn. II, 21-25 
El relato de l־a formación de Eva en Gén. 2, va ordenado a ense- 
ñar qué puesto ocupa Eva con respecto a Adam, en qué relación están 
 -hombre y mujer: tienen idéntica naturaleza, el varón tiene una dig־
-nidad especial, los dos han de vincularse íntimamente por el amor (47). 
۴Todo el relato es una polémica contra la misoginia, la infravaloración 
'de la mujer tan común en la antigüedad (48). En el mismo Antiguo 
 Testamento la misma mujer aparece minusvalorizada con respecto al־
varón. Cuando Raq.uel daba a luz a Benjamin cerca-de Efrata, la par- 
tera־que le asistía le dice: «no temas, pues también éste te ha resul- 
 tado hijo)) (Gen. 35,17). El rescate, o pidyon, por voto de mujer de־
'20-60 años era de 30 siclos de plata ل el del varón, de 50 siclos 
(Lev. 27,3). Dar a luz una hija dejaba impura a la madre dos se- 
manas ًا dar a luz un hijo, una semana. La purificación de la ma-' 
-dre duraba sesenta y seis días por la hija, treinta y tres por un hijo. 
El marido es llamad.o ba'al que significaba ((propietario)), ((duefio)). 
"Sara dice «Mi señor es viejo)) (Gen. 18,12), en lugar de «mi marido es 
viejo)). La mujer es una propiedad del marido y por eso dice el 
Decálogo : '((No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás su
(47) Según j. DE Fraine (ob. بم¿،.), el relato de la formación de Eva partiendo 
 ,-relato que dicho autor interpreta en. sentido simbólico־ del cuerpo de Adam־
-pretende expresar estas tres ideas : a) el vinculo sólido en virtud del cual «los 
maridos deben amar a sus mujeres como a sus propios cuerpos : amar a su mujer 
es amarse a si mismo. Ahora bien, nadie ha odiado jamás a su propia carne)) 
(Ef. 5, 28-29) Î b) la especial dignidad del varón : ־«en efecto, el marido es el jefe 
(la cabeza) de su mujer» (Ef. 5, 23). Por esta razón «la mujer es reflejo del hombre» 
(I, Cor. 11, 7). Por lo mismo ella debe estarle someti-da : ׳«yo no .permito a la mujer 
enseñar ni mandar al hombre. Que ella se mantenga tranquila en casa.. Pues Adán 
-es quien fue formado el primero, Eva después» (I, Tim. 2, 12-13) Î c) la igualdad 
 ,natural entre el hombre y la mujer: .«porque si la mujer ha sido sacada del hombre׳
el hombre a su vez nace por la mujer, y todo viene de Dios» (I, Cor. 11-12). Estd 
 triple simbolismo (que San Pablo ha entrevisto y que aplica a todos los esposos)־
corresponde al objetivo real del hagiógrafo (y por tanto de Dios). Cit. en «L'Ami 
à Clergé», 72 (1962), pp53-54 .׳.
(48) Cf. John L Mc. Kenzie: ob. بم¿،., pp. 94-95.
ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho242
mujer, ni SU siervo, ni su sierva, ni su toro, ni su asno, ni nada de 
lo que pertenece a tu prójimo» (Ex. 21,17). La poligamia practi- 
cada en la época patriarcal, y mucho más en tiempo de los Jue- 
ces y de la Monarquía, rebajaba a la mujer. Gedeón tuvo 70 hijos 
«pues tuvo muchas mujeres» (Jue. 8,30). Saúl tenia mujeres —que 
pasaron a David (Ι.Ι. Sm. 12,8)—, además de una concubina como 
Gedeón. David en HebrOn tiene 7 mujeres ًا al huir־ de Absalón- 
dejó en Jerusalén 10 concubinas. Roboam tenia 18 mujeres y 60 con- 
cubinas. Abias, 11 mujeres. El «rey» del Cantar de los Cantares 
tiene 60 reinas y 80 concubinas (Ct. 6,8). Salomón 700 esposas y 30fr 
concubinas .(1 Re. 11,3). En Egipto la poligamia era aún mayor que 
en los pueblos alrededor de Palestina: Ramsés II tenia 162 hijos- 
y Amenofis III 318 mujeres. Entre los griegos Hesiodo considera 
la creación de la mujer como un mal (Teogonia 658012־) y Platón׳ 
en el Timeo dice .que el alma culpable se reencarna primero en una - 
mujer y después en un animal.
El relato de la formación del cuerpo de Eva enseña que Eva 
es superior a los animales, pues en éstos Adán no encuentra se- 
mejante, y lo encuentra, en cambio, en Eva. Eva es superior a los 
animales, y es semejante, igual, a Adam: tienen la misma natu- 
raleza. La expresión de Adan ante Eva «es hueso de mis huesos- 
y carne de mi carne)) (Gen. 2,23), es expresión estereotipada en he- 
breo para indicar consanguineidad, parentela, misma familia ًا asi 
Labán llama a Jacob, que era de su familia, .((hueso mío y carne 
mía» (Gen. 29,14). La misma expresión usa Abimelek dirigiéndose- 
a su familia (Jue. 9,2), y las tribus de .Israel dirigiéndose a, David,' 
(II Sm. 5,1 ًا I Cor. 9,2). Judá dice de José: ((hermano nuestro es 
y carne nuestra)) (Gn. 37,27).
El mismo esntido —igualdad de naturaleza entre marido y m 
jer— tiene la frase atribuida a Adam: ((A ésta (a Eva) se la llamará! 
Issah (Varona) porque de Is (Varón) lia sido tomada)) (Gen. 2,23).
Respecto de esta igualdad de naturaleza y de ((que no es bueno 
que el hombre esté solo» (Gen. 2,18) y de que necesita ((Una ayuda 
semejante a él)) (Gen, 2,18), «abandonará el varón a su padre y 
su madre y se unirá con su mujer, formando ((ambos)) una sola car-) 
ne» (Gen. 2,24).
Para expresar estas verdades que precisan las relaciones que- 
hay entre hombre, mujer y animales, y para expresar, además, que 
la mujer es criatura de Dios y, finalmente, para enseñar que Dios
24EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIAؤ
creó al hombre satisfaciendo a todas sus necesidades, incluida la de 
reproducirse (la de comer había sido satisfecha creando árboles fru- 
tales), el narrador Yahvista traza dos cuadros literarios : a) el de un׳ 
desfile 'de todos los animales terrestres o volátiles ante Adam para- 
que les ponga nombre —manera de expresar que Adam les es su- 
perior— y para que compruebe que no hay ningún animal de su 
naturaleza ًا b) el de una operación de cirujia en la que Dios duermo 
a Adam, le extrae una costilla de la cual Dios construye a Eva. Des- 
pués lleva a ésta ante Adam, el cual encuentra en Eva lo que bus٦ 
caba: un semejante y el complemento de sus necesidades.
He aqui el texto sacro relativo al segundo cuadro literario :
21.—«Y Yahvé Dios infundió un sueño letárgico sobre el hombre 
(ha-adam), ־quien se durmió ًا entonces tomóle una de las costi- 
lias, cerrando su espacio con carne: 22.-Υ luego con la costilla que. 
había cogido del hombre fabricó Yahvé Dios una mujer y la llevó al 
hombre 22 ًا .—Entonces el hombre, exclamó :
¡Esta vez si que es hueso de mis huesos y carne de mi carne !أ'
A ésta se la llamará varona (issah), porque de varón, (is) ha
sido tomada.»
21.—Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre y se 
unirá con su mujer, formando ambos una sola carne)).
Este relato de Gen. 2,23, ¿es puro cuadro literario, una manera 
popular y artística de expresar las verdades que antes hemos señalado? 
Cada vez más -exégetas católicos (Heinisch, Junker, Schildenberger, 
Arnaldich, Renckens, Colunga-Garcia Cor-dero), se atreven a ־decir 
que si. Parece lógico admitir que si hay evolucionismo para el euer- 
po de Adam, lo ha de haber para el cuerpo de Eva, y que si la fra٩
se bíblica «y formó Yahvé Dios al hombre del polvo de la tierra»,
se puede entender —como muchos pretenden—, en sentido metafórico' 
también, a fortiori se puede tomar en sentido figurado las frases 
que narran la formacióndel cuerpo de Eva y que si esa frase pue- 
de entenderse como expresión de una creencia popular, también- 
se puede tomar como expresión de una creencia popular la formación 
de Eva, de la costilla de Adam.
Por de pronto, nadie podrá negar que el verso —se trata de dos 
hemistiquios de un verso hebreo— «a ésta se la llamará varona 
(issah) porque de varón (is) ha sido tomada»׳, no puede tomarse en 
sentido literal. Filológicamente es discutible si issah (mujer) viene de 
is + at% terminación femenina que por caída de t postónica da issah
ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho:244
-etimología señalada en el texto sagrado—, 0 si issah viene de la 
raiz ,ns (ser débil), en la cnal se habria asimilado la nun a la sin y 
se habría añadido la terminación femenina at —convertida en a(h) 
por caída de t postónica—. Esta etimología es la que habitualmente, 
se considera científica, aunque pers.onalmente creemos que la etimo- 
logia científica es la de la Biblia (Gen. 2,23). De la raíz ,ns procede 
en hebreo ,enos, arameo ,enas (hombre como género humano). Por 
tanto, el femenino de esta raíz seria ’enös ب at ן enosat > י end- 
-sa(h).
Que issah procede de is más la t del femenino sufijada con nexo 
vocálico a, se prueba por la exi-stencia de otro esquema nominal 
éset (mujer), nombre derivado de is más la t del femenino sufijada sin 
nexo vocálico, lo que ha dado lugar a una silaba doblemente cerra-؛ 
ist que se «segoliza» regularmente en éset, forma femenina ésta que 
sólo se emplea en estado constructo : es el constructo de issah.
Ahora bien, si el femenino éset viene de is —como es cierto, porque 
 -de ’inst—, entonces también de is viene el otro fe׳ no puede provenir־
menino issah) pues la Unica diferencia que hay entre estas dos forma- 
ciones es que una procede del masculino (is) añadiendo la t del fe-־ 
menino con nexo vocálico a (issa) y otra procede añadiendo la t sin 
.ningún nexo vocálico (Ist>eset)־־
La raíz es, pues, como se señala en la Biblia, is: una raíz bilitera 
’s vocalizada con Ï breve ’is, aunque escrita con «mater lectionis» 
-como si fuera Ï larga, como si la raíz fuera cóncava —alargamiento 
gráfico que ocurre, vgr., en la Ï del hif’íl, y que evita que ÏS se pro- 
.nuncie ’es (fuego)־
«Filológicamente)) hablando, dentro de la lengua hebrea, se pue- 
de sostener, pues, el valor literal de la frase que estudiamos en 
cuanto hace derivar issah ٠de is; pero «históricamente)) no puede ad- 
 mitirse en sentido literal que Adam llamase a Eva Issah porque fue־־
 tomada del is, pues estas palabras son hebreas y la lengua de Adam־
no era hebreo.
Pero no sólo este verso ha de tomarse en sentido no literal. El 
 :verso —también verso—, que le precede en el mismo Gen. 2,23־
.«Esta vez si que es hueso de mis huesos y carne de ,mi carne», parece 
ser —ya lo hemos dicho—, una metáfora estereotipada en hebreo para 
.indicar consanguineidad y parentesco,, ya real, ya pretendido־'
Luego si los dos versos que afirman porvenir la mujer del varón 
no se han de tomar en sentido literal, ¿por qué los dos versículos en־-
245EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIA
^rosa que preceden a tales versos y que narran de manera crudamen- 
te antropomórfica el modo cómo Dios hizo que. Eva fuese ((hueso 
y carne» de Adam, el modo como la ((varona)) procedió del «varón», 
'habrán de ser tomados en sentido literal?
El exp-licar Gen. 2,21-23 como narración literaria —narración 
 -plástica, metafórica—, que pretende sobre todo inculcar que la mu׳
jer ha sido hecha por Dios con la misma naturaleza que el varón al 
que debe estar sometida, sin enseñar nada sobre el modo histórico 
'de la formación somática de Eva (49), tiene la' ventaja de explicar 
*el origen del cuerpo y a la vez el origen del alma de Eva: ésta seria 
.como Adam en cuerpo y alma ًا mientras la explicación literarista sólo 
puede dar razón del origen del cuerpo de Eva. El texto literalmente, 
Interpretado, no dice nada de la creación del alma de Eva.
Por todo ello, no parece que de Gen. 2,21-23 se pueda sacar ar- 
-gumento contra el evolucionismo aplicado al cuerpo de la primera 
mujer. Tampoco se puede deducir ningún argumento contra el evo 
lucionismo si dichos versículos, en vez de interpretarlos en sentido 
metafórico, se interpretan en sentido literal, pero como expresión 
de una creencia popular vigente entre los Hebreos. Véase lo que 
exponemos a continuación.
6. La formación de los cuerpos de Adam y Eva de־ Gen. 2 y su 
POSIBLE RELACIÓN CON LA ETIMOLOGÍA DE LOS NOMBRES : Adam < Ada-
MAH E ISSaH < IS.
Las interpretaciones que acabamos de dar a la formación del euer- 
po de Adán y Eva dejan vía libre al evolucionismo moderado.
A continuación presentamos una hipótesis que, caso de verifi-
(49) Cf. L. Arnaldich : ob. cit., p. 132: «Del trabajo de exéresis sobre los 
textos que hablan sobre el origen del hombre y de la mujer, podemos sacar ciertas 
conclusiones que rozarán necesariamente con aquellas a que llegue la hipótesis 
 transformista. Estas conclusiones son las siguientes : 1.a en los textos genesiacos־
relativos al origen de Adán y Eva el autor sagrado ׳Unicamente afirma el hecho 
de su creación, en la que intervino Dios de una manera especial 2 ل.a las circunstan- 
cias sobre el modo de la creación de ambos entran en la mente del hagiógrafo 
como medios literarios de expresión, sin correspondencia a una realidad objetiva 
histórica Î 3.a no se especifica la naturaleza de la materia sobre la cual obró Djos 
-en la formación de -los cuerpos de Adán y Eva...».
ESTUDIOS BÍBLICOS.—Alejandro Diez Macho246
carse algún d؛a, dejaría más abierto aún el camino a tal evolucio- 
nismo.
La hipótesis es que el ser formado Adam del barro de la tierra 
(min ha־adamahj quizá sea la expresión de una creencia derivada de 
que el nombre Adam deriva etimológicamente del nombre de la tie- 
rra en ebreo, adamah, Pero, como para los antiguos, el nombre está 
íntimamente relacionado con »la cosa que significa —el nombre es la 
cosa—, si el nombre Adam deriva del nombre adamah, lo significado 
por el nombre Adam (a saber Adán, el primer hombre), deriva tam- 
bién de la cosa significada- por el nombre adamah, es decir, deriva 
de la «tierra».
La misma hipótesis respecto a la formación de Eva: el nombre 
de la primera mujer fue Issah (varona), nombre que deriva del nom^ 
bre Is (varón). Luego la realidad significada por el nombre Issah, 
la primera mujer, deriva de la realidad significada por el nombre 
Is, el primer hombre.
Esta hipótesis se basa en un hecho : en la intima relación que para 
los antiguos tenia el nombre y la cosa significada.
Respecto al valor del nombre entre los antiguos, observa A. s. Ya-
HUDA:
((...nombre y existencia iban juntos, y el mero acto de crear no 
bastaba para dar a una creatura carácter de ser individual ًا sólo el 
ser que tenia un nombre podia ser considerado como existencia real 
individual. Esta concepción en modo alguno era una concepción 
aislada, sino común a muchos otros pueblos [distintos del hebreoj, 
de modo que ((imponer el nombre» y ((venir a existir)) era práctica- 
mente del mismo significado. Asi, por ejemplo, en acadio se decía 
de cosas aún no. creadas que aún no tenían nombre, verbigratia, al 
comienzo del mito de la creación Enuma Elig : ((Cuando, encinia,׳ 
aún los cielos no habían recibido nombre, y, debajo, aún la tierra no 
había sido llamada por nombre))ًا y más adelante: ((Cuando ninguno 
de los dioses había sido creado, y ningún nombre había sido aún 
pronunciado)) (es decir, cuando aún no había ningún viviente))) (50).
Continúa A. s. Yahuda que también para los egipcios dar nom- 
bre era dar existencia a un ser. (51).
(50) Ob. cit., p. 150.
(51) Ob. cit., p. 151.
247EL ORIGEN DEL HOMBRE SEGÚN LA BIBLIA
A propósito de que Adam puso nombre a todos los animales se- 
gUn se narra en el capitulo .II del Gen., comenta ل. CHAINE : ((Para 
los antiguos, el nombre expresaba verdaderamente la naturaleza de 
la persona y de la cosa. Saber el nombre era poseer de la persona o

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