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TEMA 3. CARACTERÍSTICAS DEL DESARROLLO Y APRENDIZAJE DEL ALUMNADO CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL 1. DISCAPACIDAD INTELECTUAL 1.1 Enfoques para definir la discapacidad intelectual 1.2 La discapacidad intelectual según el DSM-V 1.3 La definición de la AAMR 1.4 Causas de la discapacidad intelectual 2. DESARROLLO DE LOS NIÑOS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL 2.1 Desarrollo motor 2.2 Desarrollo perceptivo 2.3 Desarrollo cognitivo 2.4 Desarrollo de la comunicación 2.5 Desarrollo social 3. NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES 4. INTERVENCIÓN EDUCATIVA 4.1 Criterios de evaluación 4.2 Adaptaciones curriculares individualizadas 4.3 Programa para el desarrollo de habilidades 4.4 Los apoyos Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 2 1. DISCAPACIDAD INTELECTUAL 1.1. Enfoques para definir la discapacidad intelectual En la actualidad coexisten diferentes enfoques para conceptualizar y definir la discapacidad intelectual. El enfoque psicométrico nace con Binet en 1905. Este autor, con el fin de distinguir que niños podrían beneficiarse del sistema escolar y cuáles no obtendrían ese beneficio, creó un instrumento para medir la inteligencia. El test agrupaba una serie de ejercicios y actividades que representaban las ejecuciones propias de cada edad. Posteriormente la revisión de Terman de la escala de inteligencia de Stanford-Binet (1916) fue adoptada como un método estandarizado, objetivo y con referencia a normas para la identificación de sujetos con retraso. Este enfoque pretende identificar las características básicas de los sujetos para clasificarlos en distintas categorías, determinar la posición relativa de cada uno respecto al grupo y pronosticar su comportamiento en situaciones semejantes. Las mediciones más utilizadas son la Edad Mental y el Cociente Intelectual. La edad mental es el nivel en años de las tareas que el niño realiza correctamente, con independencia de su edad cronológica. El cociente intelectual se obtiene multiplicando por 100 el cociente entre la edad mental y la edad cronológica. De esta forma si la media en CI es 100 con una desviación típica de 15, se considera retrasado mental al sujeto cuya puntuación en CI está dos desviaciones típicas por debajo de la media, es decir, es inferior a 70. Desde un enfoque conductista se argumenta que el retraso mental se debe a retrasos en la conducta. La conducta retrasada, igual que la conducta en general, puede someterse a análisis funcional en términos de situaciones antecedentes y situaciones consecuentes de comportamiento y, por lo tanto, puede ser modificada variando los precedentes conductuales y manejando los reforzadores, según los principios que se derivan de los procesos de condicionamiento clásico y de condicionamiento operante o instrumental. Este enfoque define al individuo con retraso mental como un sujeto que posee un repertorio comportamental limitado, siendo este repertorio función de la historia del individuo y de sus interacciones con el ambiente. Algunos programas específicos para enseñar habilidades básicas de la vida cotidiana a niños con retraso mental se basan en estos procesos de aprendizaje. Por otro lado la psicología cognitiva explica el retraso mental en términos de disfunciones en los procesos cognitivos implicados en el procesamiento de la información (atención, percepción, memoria, resolución de problemas), en los procesos de autorregulación de los mismos (planificación, control, ejecución, evaluación) y en los conocimientos que se poseen sobre tales procesos, es decir, lo que se conoce como metacognición (conocimiento sobre el propio conocimiento y sobre cómo operan los procesos cognitivos). Según este enfoque la investigación debe centrarse en conocer cuáles son Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 3 los procesos o estrategias cognitivas que utiliza cada sujeto para mediar entre los estímulos que percibe y las respuestas que emite. Partiendo de la teoría de la modificabilidad estructural cognitiva, el modelo cognitivo se interesa por la capacidad del individuo para modificar o cambiar la estructura de su funcionamiento cognitivo, es decir, se centra en desarrollar aquellas estructuras cognitivas en las que el sujeto presenta bajos rendimientos o déficit, enfrentándose de forma directa a sus funciones intelectuales menos desarrolladas. El enfoque evolutivo asume que el retraso mental conlleva un desarrollo lento que, en la mayor parte de los casos, impide alcanzar determinados umbrales evolutivos. Es decir, se define como la precocidad pero en sentido opuesto. Así, los niños con retraso mental pasan por los mismos estadios que el resto de niños pero con más retardo, debido a fijaciones en esos estadios o a una lentitud en la superación de los mismos. Desde el punto de vista médico, el retraso mental es visto como un conjunto de síntomas que se hallan presentes en un grupo bastante amplio y heterogéneo de anomalías que, procediendo de diferentes etiologías orgánicas, tienen en común el hecho de cursar con déficit irreversibles en la actividad mental. Es decir, el retraso mental es entendido como el síntoma o la consecuencia de un síndrome, de una enfermedad o de cualquier otro factor de riesgo. Finalmente desde una perspectiva contextualista se define el retraso mental según la capacidad para adaptarse o no al entorno y al ambiente normal de los semejantes. En este sentido, se entiende el retraso mental como un funcionamiento intelectual significativamente inferior a la media que conduce a/o está asociado a déficit en la conducta adaptativa. Así pues, el retraso mental es una entidad relativamente dependiente del contexto y del sistema social, de forma que una persona puede tener retraso según un sistema escolar por ejemplo, y no tenerlo en otro sistema como el familiar 1.2. La discapacidad intelectual según el DSM-V La nueva clasificación incluye varios tipos entre los que señalamos: -Discapacidad intelectual - Retraso global del desarrollo Para la discapacidad intelectual el DSM-V incluye tres criterios básicos para el diagnóstico: 1. Déficit en el funcionamiento intelectual como en razonamiento, solución de problemas, planificación, pensamiento abstracto, toma de decisiones, aprendizaje académico y aprendizaje a través de la propia experiencia. 2. Déficit en el funcionamiento adaptativo 3. Debe ser de inicio en el periodo de desarrollo Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 4 El DSM-V especifica la gravedad de la discapacidad intelectual en base al funcionamiento adaptativo que viene determinado por los apoyos requeridos por la persona. Esta clasificación va de leve a profundo. Nivel de Gravedad Área Conceptual Área Social Área Práctica Leve Para niños preescolares puede no haber diferencias conceptuales obvias. Para niños en edad escolar y adultos, hay dificultades en el aprendizaje de habilidades académicas como la lectura, la escritura, la aritmética, el control del tiempo o el dinero, y se necesita a apoyo en una o más áreas para cumplir con las expectativas relacionadas con la edad. Comparado con personas de su misma edad, los individuos son inmaduros en las interacciones sociales. Por ejemplo pueden tener dificultades para percibir de una forma válida las claves de la interacción social con los iguales. La comunicación, la conversación y el lenguaje es más inmaduro del esperado por su edad. Puede haber dificultades en la regulación de las emociones y la conducta apropiada para su edad, dichas dificultades se aprecian en las situacionesde interacción con iguales. Hay una comprensión limitada para situaciones de riesgo en situaciones sociales, y la persona corre el riesgo de ser manipulada por otras personas. El funcionamiento del individuo puede ser adecuado para la edad en el cuidado personal. Necesitan algún apoyo en las tareas complejas de la vida diaria. Moderado A través de las distintas etapas del desarrollo, los individuos muestran un marcado déficit con respecto a lo esperado para las personas de su edad. Para los preescolares, el lenguaje y las habilidades pre- académicas se desarrollan más lentamente. Para los niños con edad escolar, el progreso en lectura, escritura, matemáticas, y la compresión del tiempo y el dinero ocurre más lentamente a través de los años escolares y es marcadamente limitada en comparación con la de sus iguales. El individuo muestra una marcada diferencia con respecto a sus iguales en la conducta social y comunicativa. El lenguaje es una herramienta para la comunicación social pero es mucho menos compleja que la de sus iguales. La capacidad para relacionarse es buena aunque pueden no percibir o interpretar las claves sociales de una manera correcta. Se les tiene que ayudar en las decisiones de la vida diaria. El individuo puede cuidar de sus necesidades personales como comer, vestirse, higiene personal, aunque requiere de un periodo extenso de enseñanza y lleva tiempo que la persona pueda ser independiente en estas áreas. Grave Está limitada la consecución de habilidades conceptuales. Generalmente tienen una escasa comprensión del lenguaje escrito o de la compresión de los números, para cantidades, el tiempo o el dinero. El lenguaje hablado es bastante limitado en términos de vocabulario y gramática. El habla puede consistir en simples palabra o frases y puede ser complementada con estrategias aumentativas. El lenguaje es utilizado más para la comunicación social que para dar explicaciones. Comprenden el habla sencilla y la comunicación gestual. La persona requiere apoyo para todas las actividades de la vida diaria, incluyendo vestido, comida, baño y aseo. Requiere supervisión todo el tiempo. No puede tomar decisiones responsables sobre su bienestar o el de otros. Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 5 Profundo Generalmente las habilidades conceptuales involucran al mundo físico más que procesos simbólicos. Puede usar objetos. Puede adquirir ciertas habilidades visoespaciales, tales como emparejamientos y clasificaciones basadas en características físicas. Aunque deficiencias motoras o sensoriales pueden impedir el uso funcional de objetos. El individuo tiene muy limitada la comprensión de la comunicación simbólica mediante el habla o gestos. Pueden comprender instrucciones o gestos sencillos. Expresan sus emociones y deseos a través de la comunicación no verbal, no simbólica. Puede relacionarse con miembros de la familia, cuidadores y otros familiares bien conocidos, e iniciar y responder a las interacciones sociales a través de las claves gestuales y emocionales. Las deficiencias sensoriales y físicas pueden impedir muchas actividades sociales. La persona depende de otros para todos los aspectos del cuidado físico diario, la salud y la seguridad, aunque pueden ser capaces de participar en alguna de estas actividades. Las deficiencias físicas y sensoriales son frecuentes barreras para la participación en actividades en casa, para el ocio u ocupacionales. El retraso global del desarrollo, se refiere a personas menores de 5 años cuando el nivel de gravedad clínica no puede ser evaluado fiablemente durante la infancia. Normalmente es cuando la persona no alcanza los hitos del desarrollo esperados en las diversas áreas del funcionamiento intelectual. 1.3. La definición de la AAM La definición que en 1959 ofreció la Asociación Americana sobre la Deficiencia Mental sentó las bases actuales para identificar la discapacidad intelectual. Desde 1908 hasta 2002 esta asociación ha actualizado 10 veces su definición de retraso mental. La propia asociación fundada en 1876 ha ido cambiando su nombre de manera coherente con la evolución del concepto. Así, a mediados de los años 80 pasó a llamarse Asociación Americana sobre Retraso Mental (AAMR) y en 2002 pasa a denominarse Asociación Americana de Discapacidad Intelectual. En la actualidad el término retraso mental se está cambiando progresivamente por el de discapacidad intelectual, aun cuando se mantiene el primer término sobre todo para la identificación diagnóstica. Esto viene a culminar un cambio de enfoque sobre el retraso mental y sobre la discapacidad en general que se inició con la definición de 1992 y se confirma con la definición de 2002. “Retraso mental es una discapacidad caracterizada por limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y en la conducta adaptativa que se manifiesta en habilidades adaptativas conceptuales, sociales y prácticas. Esta discapacidad comienza antes de los 18 años” Para poder aplicar esta definición resulta básico según la AAMR tener en cuenta las cinco puntualizaciones siguientes: 1. Una evaluación psicopedagógica válida ha de considerar la diversidad cultural y lingüística así como las diferencias en los modos de comunicación y en los factores conductuales. Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 6 2. Las limitaciones en las habilidades adaptativas se manifiestan en entornos comunitarios típicos para los iguales en edad y reflejan la necesidad de apoyos individualizados. 3. Junto con las limitaciones adaptativas específicas existen a menudo capacidades en otras habilidades adaptativas o capacidades personales. 4. Un propósito importante de la descripción de las limitaciones es el desarrollo de un perfil de necesidades de apoyo. 5. Si se ofrecen los apoyos apropiados durante un periodo de tiempo prolongado, el funcionamiento en la vida de la persona con retraso mental mejorará generalmente. Según esta concepción, el entorno estimula y afecta al desarrollo mental. Se admite que los niños que se hallan dentro del intervalo de retraso mental en las puntuaciones de los tests de inteligencia pero que funcionan adecuadamente en casa o en el colegio con los otros niños no se consideran retrasados mentales y que la mera ubicación física de estos niños en el aula ordinaria no trae consigo necesariamente consecuencias positivas, además hay que ofrecer apoyos, adaptaciones y programas individualizados. En esta definición del retraso mental se enfatizan las dificultades de aprendizaje y de realización de algunas actividades cotidianas. Aunque las limitaciones en el desarrollo intelectual se definen de modo psicométrico, eso no es suficiente, han de estar presentes asimismo limitaciones adaptativas, de participación, en las interacciones y en los roles sociales, con especial referencia a las habilidades que permiten que el sujeto se desenvuelva por sí mismo. Esta definición se fundamenta en múltiples dimensiones y con ello se evita la confianza depositada en el CI como único criterio para asignar un nivel de retraso mental y relacionar las necesidades individuales de los sujetos con los niveles de apoyo apropiados. En lugar de clasificar el retraso en función de niveles de CI se establecen las categorías en función de los niveles de apoyo o de asistencia que la persona necesita. Los niveles de apoyo que se establecen son: 1- INTERMITENTE: el apoyo es episódico cuando sea necesario, la persona no lo necesita siempre. 2- LIMITADO: apoyos intensos que persisten por tiempo limitado 3- EXTENSO: apoyos regulares en algún ambiente y sin limitación temporal 4- GENERALIZADO: apoyosintensos, estables y necesarios en diferentes entornos. 1.5 Causas de la discapacidad intelectual Tradicionalmente los factores de riesgo o etiológicos de la discapacidad intelectual se dividían en dos amplias categorías o tipologías: discapacidad intelectual de origen biológico y discapacidad intelectual debido a una desventaja psicosocial. Sin embargo, hace varias décadas que esta distinción ya no tiene Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 7 vigencia puesto que la discapacidad puede deberse a más de un factor causal. Actualmente se propone adoptar un enfoque de factores múltiples de riesgo que pudieran interactuar originando así una discapacidad intelectual. Un enfoque etiológico multifactorial requiere aumentar la lista de factores de riesgo en dos direcciones: tipos de factores y momento de aparición de los mismos. La primera, amplía los tipos o categorías de factores etiológicos en cuatro grupos (Luckasson y cols., 1992): 1. Biomédicos: factores relacionados con procesos biológicos, como trastornos genéticos o nutrición. 2. Sociales: factores que se relacionan con la interacción familiar y social, como la estimulación y respuesta de los adultos. 3. Conductuales: factores relacionados con conductas potencialmente causantes de discapacidad, como las actividades peligrosas (lesivas) o el abuso de sustancias tóxicas por parte de la madre. 4. Educativos: factores relacionados con la existencia de apoyos educativos para promover el desarrollo mental y el desarrollo de habilidades adaptativas. En relación con la segunda dirección, la propuesta de la AAMR, 1992, especifica en la Dimensión III (Condiciones Físicas y de Salud) las posibles condiciones médicas, agrupadas en función de su momento de ocurrencia: prenatal, perinatal o postnatal. Dentro de cada categoría se realizan los agrupamientos secundarios, por ejemplo, de las causas prenatales, se incluyen los trastornos cromosómicos, errores metabólicos, o influencias ambientales tales como exposición a drogas, toxinas, radiaciones, o enfermedades maternas. Las causas perinatales incluyen trastornos relacionados con un parto y alumbramiento anómalos, gestación múltiple, o con trastornos neonatales. Por último, las causas postnatales incluyen infecciones, trastornos degenerativos, lesiones craneales, malnutrición, deprivación ambiental, entre otras (Luckasson y cols., 1992). En la tabla 1 se presentan los diferentes factores de riesgo de esta discapacidad. Tabla 1. Factores de riesgo de la discapacidad intelectual FASE BIOMEDICAS SOCIALES CONDUCTUALES EDUCATIVOS P re na ta l Trastornos cromosómicos Trastornos asociados a un único gen Síndromes Trastornos metabólicos Disgenesia cerebral Enfermedades maternas Edad parental Pobreza Malnutrición maternal Violencia doméstica Falta de acceso a cuidados parentales Consumo de drogas por parte de los padres Consumo de alcohol por parte de los padres Consumo de tabaco por parte de los padres Inmadurez parental Discapacidad cognitiva de los padres (sin apoyos) Falta de preparación para la paternidad P er in at al Prematuridad Lesiones en el nacimiento Trastornos neonatales Falta de cuidados parentales Rechazo por parte de los padres a cuidar a su hijo Abandono del hijo por parte de los padres Falta de derivación hacia servicios de intervención tras el alta médica Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 8 P os tn at al Traumatismo craneoencefálico Malnutrición Meningoencefalitis Trastornos epilépticos Trastornos degenerativos Pobre interacción cuidador-niño Falta de estimulación adecuada Pobreza familiar Enfermedad crónica en la familia Institucionalización Maltrato y abandono infantil Violencia doméstica Medidas de seguridad inadecuadas Deprivación social Conductas problemáticas del niño Deficiencia en la crianza Diagnóstico tardío Servicios de atención temprana inadecuados Servicios educativos especiales inadecuados Apoyo familiar inadeducado 2. DESARROLLO DE LOS NIÑOS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL No se puede hablar de un perfil homogéneo entre los sujetos afectados por discapacidad intelectual. Las diferencias en el perfil y en las habilidades, a igualdad de condiciones biológicas y nivel de afectación, son explicables y predecibles en base a variables exógenas tales como el programa de estimulación temprana o el estilo educativo de los padres. El carácter incapacitante de una condición cromosómica, metabólica o neurológica no reside en sí misma sino en la forma en que el entorno responde a las necesidades específicas derivadas de dicha condición. En este punto nos vamos a centrar fundamentalmente en los niños que presentan síndrome de Down, por ser ellos en los que se han centrado la mayor parte de los estudios, dado que constituyen el grupo más amplio de personas con déficit mentales y son más fácilmente reconocidos al nacer. El síndrome de Down fue descrito por primera vez por Langdon Down en el año 1866. Sin embargo fue Léjeune en 1959 quién demostró la presencia de un cromosoma extra en el par 21, dándolo como causa de las alteraciones presentes en las personas con Síndrome de Down. Este cromosoma extra que presentan las personas con síndrome de Down va a ser el responsable de las alteraciones que en mayor o menor medida pueden presentar, tanto fisiológicas como cerebrales (y, por tanto, cognitivas). Resulta de gran importancia conocer estas alteraciones porque van a repercutir directamente en el proceso de aprendizaje del niño. Con respecto a las alteraciones cerebrales se han encontrado alteraciones en el tamaño del cerebro (tamaño más reducido que el que corresponde a la norma), como resultado de modificaciones celulares en algunas capas de la corteza cerebral. Estas modificaciones se suelen dar a partir del primer año de vida, manifestándose en una disminución del número de espinas dendríticas, acompañadas de una disminución de las conexiones sinápticas. También se han encontrado alteraciones neuroquímicas, lo que contribuye a reducir el flujo informativo generando problemas de atención; aunque los resultados de las investigaciones no permiten establecer generalizaciones en todos los casos. Por ello es importante la estimulación auditiva, visual y táctil de calidad desde los primeros días de vida. Las alteraciones de la corteza cerebral dan lugar a problemas en los procesos de percepción, atención, memoria y lenguaje. Por otra parte las Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 9 lesiones del cerebelo dan lugar a problemas de motricidad. Entre las alteraciones fisiológicas destacamos: Visión Un gran porcentaje de estos niños presentan problemas de visión, entre ellos miopía, hipermetropía o cataratas congénitas, que si no son corregidos, dificultarán su proceso de aprendizaje. El diagnóstico precoz de una miopía o una hipermetropía, que fácilmente se corrigen con gafas o lentillas, puede evitar retrasos añadidos en el aprendizaje. Audición Un elevado porcentaje de niños con síndrome de Down, presentan en mayor o menor grado hipoacusia. Este déficit auditivo puede deberse a trastornos en la conducción del sonido a través del oído medio en relación con infecciones, acumulación de líquido u otros motivos. En muchos casos e fácilmente corregible, y se aconsejan su revisión mediante controles auditivos periódicos, dado que puede repercutir en el lenguaje. . Bucales Suelen presentar un paladar ojival y una cavidad bucal más pequeña, lo que lleva a una mala implantación dentaria que es necesario corregir para una buena articulación. Cardíacas Suelen presentarseen un gran porcentaje, variando la gravedad de la lesión. Es importante el diagnóstico precoz y la intervención quirúrgica, para evitar que se conviertan en una patología para toda la vida. Respiratorias Suelen presentar una predisposición a enfermedades infecciosas en las vías respiratorias inferiores. Aparato locomotor La hipotonía muscular es uno de los síntomas más evidentes en el niño y va a repercutir en el retraso en las adquisiciones motrices, desde el sostén de la cabeza hasta la sedestación, bipedestación y deambulación. Al trabajar con el niño deberemos conocer si presenta alguna de estas alteraciones para adaptar nuestros métodos y que estas dificultades no supongan un hándicap para su aprendizaje. Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 10 2.1 Desarrollo motor Respecto al desarrollo motor de los niños con síndrome de Down es importante conocer las edades en que los niños alcanzan los logros motrices en el desarrollo y en qué medida su desarrollo motor se desvía del desarrollo de un niño normal, ya que si la evolución en este aspecto está retrasada puede tener implicaciones importantes en otras áreas del desarrollo. Según Cunningham (1990) el bebé con síndrome de Down se caracteriza por un hipotonía generalizada, la desaparición retardada de los reflejos y automatismos y problemas de coordinación que provocan una pérdida del ritmo del desarrollo entre los 4 y los 6 meses. Por estas razones no es extraño que presenten retrasos en la adquisición de los principales hitos motores. Los datos señalan a algunos niños con síndrome de Down atrasados en su desarrollo motor casi desde el nacimiento. La diferencia entre la edad en que los niños con síndrome de Down (SD) y los normales consiguen diferentes logros motrices, aumenta con la edad. Así por ejemplo las conductas de mantenerse sentado y gatear se adquieren a una edad media de 12 meses (frente a los 7-8 meses en un niño normal). No obstante hay que resaltar la gran variabilidad que existe para todos estos desarrollos. Algunos datos han hecho pensar que los retrasos observados no son una consecuencia inevitable del síndrome, ya que por ejemplo el desarrollo motor de los niños criados en el hogar está más adelantado que el de aquellos que han permanecido en instituciones. En definitiva las investigaciones demuestran que estos niños son menos competentes en tareas psicomotrices que otros niños de su misma edad mental, pero es importante tener presente que el área motriz es especialmente apta para la estimulación por lo que los resultados de las investigaciones van a depender de las características de la muestra elegida. 2.2 Desarrollo perceptivo Mucha de la investigación realizada sobre percepción se ha centrado en los adultos con síndrome de Down más que en poblaciones infantiles. Se ha informado que el adulto con síndrome de Down funciona intelectualmente en el nivel de un niño normal de 4 a 6 años. No obstante, existe un problema en estas conclusiones: el adulto con síndrome de Down y el niño normal, incluso con el mismo nivel de desarrollo tienen edades cronológicas distintas y experiencias muy diferentes. Numerosos estudios no han encontrado diferencias al comparar las habilidades visuales de personas con síndrome de Down y niños normales si ambos grupos se igualan en su edad de desarrollo, si aparecen diferencias en habilidades visuales cuando se comparan niños con y sin síndrome de Down igualados en su edad cronológica. Según los resultados obtenidos, los niños con SD están retrasados con respecto a los niños normales, en memoria de reconocimiento de colores y Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 11 diversos tipos de estímulos (círculo, cuadrado, fotografía, etc.). El problema concreto de los niños con síndrome de Down parece ser el no recordar lo que han visto más que en una incapacidad de discriminación. En definitiva las diferencias que aparecen al comparar estos sujetos con sujetos normales de su misma edad cronológica parecen ser cuantitativas más que cualitativas. Los estudios que han examinado las habilidades táctiles de adolescentes y adultos con síndrome de Down, coinciden en obtener un rendimiento inferior en este tipo de sujetos frente a sujetos con déficit mental pero sin síndrome de Down. 2.3. Desarrollo cognitivo El desarrollo cognitivo es un área de especial interés. En esta área los sujetos con síndrome de Down no llegan a alcanzar los mismos niveles de inteligencia que los individuos normales. Se considera que de un 10 a un 15% tienen un retraso severo, un 60% tienen retraso moderado, un 30% son ligeros o límites, incluso algunos entran en la gama de la torpeza o de la normalidad. Vamos a analizar el nivel intelectual que pueden alcanzar y de qué factores depende. Parece existir un acuerdo general de que, aunque el niño con síndrome de Down tenga un cociente intelectual de 70 en su primer año de vida, éste disminuye cuando se hace mayor. El desacuerdo se centra en si comienza su vida con una inteligencia media o padece el déficit ya desde el nacimiento. Según los estudios realizados, su ritmo de desarrollo es más lento que el de los bebés normales a partir de una edad tan temprana como las 6 semanas. Para muchos bebés con síndrome de Down el curso de su desarrollo intelectual parece ralentizarse desde los 6 meses. Alrededor de esta edad el niño normal está realizando aprendizajes muy rápidamente. Cuando los niños con síndrome de Down se hacen mayores, los estudios evidencian que el intervalo entre su nivel de desarrollo y el de los niños sin déficit se incrementa. Dentro de este cuadro de patrones evolutivos generales existe gran variabilidad encontrándose con niveles intelectuales que van desde la severidad a la normalidad. Uno de los principales factores que influye en el resultado del desarrollo es la naturaleza del ambiente en el cual el niño se ha criado. Así, los niños institucionalizados están cognitivamente más atrasados que los educados en el hogar familiar. Asimismo, los niños tanto de instituciones como que viven en el hogar familiar y que han recibido programas de intervención han presentado un desarrollo que superaba lo característicamente esperado para un niño con síndrome de Down. Todos estos estudios indican la necesidad de un ambiente diferente para este tipo de sujetos. La aplicación de programas de estimulación precoz también ha puesto de manifiesto la influencia del ambiente, al elevar el cociente medio de los niños que la habían recibido. Algunas ideas sugerentes que conviene retener se refieren a que estos niños, como todos, se desarrollan Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 12 mejor si son estimulados y que su potencial puede no haber sido plenamente utilizado. Además está comprobado que a pesar de su menor capacidad intelectual con respecto a los niños normales, esta capacidad intelectual se desarrolla, aunque no se produzca un desarrollo de acuerdo a su edad cronológica. Atención, Memoria y Metacognición Zeaman y House (1963, 1984) señalaron que los niños con retraso mental tienen dificultad para atender a las dimensiones relevantes de los estímulos, y por tanto son menos hábiles para diferenciar lo que es importante de lo que no lo es. Asimismo, el niño con retraso mental necesita una presentación secuencializada de los estímulos para facilitarle el procesamiento de la información, puesto que no pueden atender a varios estímulos a la vez. El niño con retraso mental no distribuye adecuadamente la atención de acuerdo con las demandas de la tarea. Para mejorar su atención debemos enseñarles a realizar clasificaciones,seriaciones, categorizaciones en función de diversos criterios. Se acepta que el niño con retraso mental tiene un déficit de memoria a corto plazo, pero las interpretaciones de este hecho difieren. Los resultados de las distintas investigaciones señalan que los niños con síndrome de Down tienen deficiencias en la utilización de estrategias activas de recuerdo, no producen estrategias nemotécnicas espontáneamente pero pueden aprender a usarlas, el mantenimiento de la estrategia entrenada es fácil de conseguir pero la generalización de dicha estrategia es difícil. Los déficit atencionales, en la memoria a corto plazo y en las estrategias de memoria dificultan la medida de la memoria a largo plazo, pero lo que los resultados de las investigaciones en este área son contradictorios. Las investigaciones indican que estos niños tienen dificultades para almacenar la información de modo que después les resulte fácil de recuperar. Por metacognición entendemos la capacidad que tiene un sujeto para conocer y regular su propio aprendizaje. Este aspecto cobró importancia a raíz de las investigaciones realizadas por Flavell en los años setenta. A partir de este trabajo inicial se han realizado otros (Kendall y col., 1980) que analizan las deficiencias metacognitivas en los niños con retraso mental, descubriendo además que el entrenamiento en metacognición tiene un efecto muy limitado en niños con retraso mental educable. Más recientemente Hale y Borkwiski (1991) han demostrado que es posible enseñar a seleccionar y supervisar estrategias pero el problema sigue estando en la generalización. 2.4. Desarrollo de la comunicación Con respecto a las señales que el bebé proporciona a los padres, se ha encontrado que el llanto de los niños con síndrome de Down durante el primer año de vida es cuantitativa y cualitativamente diferente al de un niño normal. Lloran menos frecuentemente ante el dolor, tardan más en llorar y presentan un tono más bajo que el llanto del bebé normal. Esto determina la reacción de Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 13 los adultos ya que el llanto de un bebé normal se percibe como una señal de mayor intensidad que el llanto de un bebé con síndrome de Down. El bebé con síndrome de Down se percibe como más "bueno", menos exigente y menos dispuesto a llamar la atención lo cual influye en la cantidad de tiempo que el bebé y el adulto están en contacto. Otra conducta que puede influir en las interacciones con los adultos es el contacto ocular. Se ha comprobado que estos bebés establecen contacto ocular 2 semanas y media después de lo que lo hacían los bebés normales, establecían poco contacto ocular hasta los 3 meses, edad a partir de la cual comenzaba a aumentar la duración del contacto, de forma que a los 6 meses mantenían un contacto ocular mayor con sus madres que los bebés normales. También se ha comprobado que son menos dados a cambiar la mirada de un juguete a la cara de la madre y de nuevo al juguete, que los bebés de una edad mental similar. La reunión de personas y objetos o actividades es parte importante de la comunicación temprana. Otros estudios han confirmado que los bebés con síndrome de Down sonreían por primera vez 3 semanas más tarde que los bebés normales, además de no conseguir nunca los niveles de sonrisa, la cual resulta más difícil de provocar en este tipo de niños. En cuanto a los patrones de vocalización, los bebés con síndrome de Down empezaban más lentamente y realizaban menos vocalizaciones hasta los 4 meses. A partir de esta edad, los bebés normales disminuyen la cantidad de vocalizaciones porque escuchan más a las otras personas, disminución que no se produjo en los bebés con síndrome de Down. El bebé con síndrome de Down vocaliza más a partir del cuarto mes, mientras que el bebé normal está más concentrado en escuchar y atender a los demás. No podemos centrarnos únicamente en las características de los niños, hay que analizar también el comportamiento de los adultos para con el bebé. Es decir si los adultos se comportan de manera distinta cuando interactúan con un niño con síndrome de Down y si existen diferencias, a qué factores pueden ser debidas. Los estudios realizados demuestran que las madres de niños con síndrome de Down entre 1 y 2 años dan más órdenes verbales, sus expresiones son más breves (sobre todo a partir de los 17 meses) e incompletas (una sola palabra). Estas son características de la forma en que los adultos se dirigen a los niños más pequeños. Al analizar las interacciones entre madres e hijos con síndrome de Down se ha comprobado que se producen más choques entre las vocalizaciones de ambos. Esta ausencia de sincronía parece existir desde los primeros meses. Según lo que hemos visto la comunicación temprana entre el niño con síndrome de Down y su madre es diferente a la que ocurre en situaciones normales. Si nuestra comprensión sobre la importancia de la interacción temprana es correcta estos retrasos y diferencias han de tener consecuencias. Se han realizado intentos por cambiar determinados aspectos de la interacción que han demostrado que el comportamiento de las Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 14 madres puede resultar inhibitorio para el bebé y que si los padres adaptan su comportamiento al bebé, éste responderá más. Por ejemplo si las madres de los niños con síndrome de Down imitaban los comportamientos faciales y vocales de sus bebés en lugar de iniciar ellas el contacto, los hijos sonreían más. En cuanto a la etapa lingüística, estos niños presentan un nivel lingüístico más bajo que su nivel cognitivo y destaca el gran desajuste entre el nivel comprensivo y el expresivo. Los niños con síndrome de Down siguen la secuencia normal de sonidos en el balbuceo que los niños normales, sin embargo existe gran variabilidad en cuanto a la edad de aparición de las primeras palabras. Según Rondall (1981) el comienzo del lenguaje con sentido tuvo un retraso de por lo menos 8 o 9 meses y en raras ocasiones se produjo antes de los 2 años. A esta edad constituía menos de un 5% de las verbalizaciones del niño. Este porcentaje aumentó lentamente hasta los cuatro años cuando se manifestaban las primeras combinaciones de 2 y 3 palabras. El niño con SD presenta los siguientes tipos de dificultades que afectan a su lenguaje: Auditivas: la capacidad auditiva suele ser inferior a la normal. Respiratorias: es frecuente la falta de potencia y capacidad para mantener la respiración. Fonatorias: su voz es más bien grave, de timbre monótono y a veces gutural. Articulatorias: los trastornos articulatorios son producidos por inmadurez, hipotonía lingual y bucofacial, inadecuada implantación dentaria, malformaciones del paladar, etc. o De estructuración lógica: por su modo de razonamiento, sus problemas de estructuración espacio-temporal y sus dificultades para sintetizar y enlazar la experiencia nueva con situaciones anteriores. Sus limitaciones cognitivas dificultan la organización del pensamiento, de la frase, la adquisición del vocabulario y la estructuración morfosintáctica. La articulación de los niños con síndrome de Down suele ser deficiente resultando difícil para otras personas entender lo que está diciendo. El desarrollo del lenguaje del niño con síndrome de Down sigue un curso similar al del niño normal, pero sus expresiones son más cortas, menos complejas y más incompletas que las de niños normales de edad mental similar. Según las investigaciones de Hurtado (1995) el desarrollo del lenguaje en niños con síndrome de Down presenta las siguientes características: Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 15 Eldesarrollo del lenguaje desde el nacimiento hasta los 4 años permanece retrasado con respecto al desarrollo que se considera normal, a pesar de recibir estimulación temprana. El desarrollo fonológico progresa en los niños SD con un patrón de adquisición similar al de los niños normales, solo que con retraso a pesar de la estimulación aplicada. El retraso es ligero para la adquisición de vocales y consonantes oclusivas, tanto sordas como sonoras. Ninguno de los niños estudiados adquirió la vibrante múltiple (rr) antes de los 48 meses. Presentan dificultades articulatorias más acusadas en los grupos consonánticos que son más difíciles para el niño normal, los grupo de las fricativas (b de caballo, g de agarrar) africadas (ch de muchacho, y de cónyuge) y las líquidas (b de blanco, s de abstinencia). La causa puede estar en la mayor dificultad que requiere su punto de articulación, pues necesitan de una gran coordinación de los órganos fonadores y de una mayor rapidez de movimientos. El retraso que presentan en las conductas motoras y en la coordinación en general, se refleja también en la coordinación y articulación en particular. El retraso en la adquisición del lenguaje es ligero en la etapa inicial de prelenguaje y en las primeras manifestaciones de crecimiento léxico, ya que son habilidades que requieren poca complejidad en la elaboración lingüística. Pero cuando aumenta la complejidad aumenta el retraso. Aspectos como el uso de plurales, poseer un vocabulario amplio o relatar historias no son adquiridos antes de los 48 meses. El 26% de los niños estudiados tenían trastornos en el ritmo del lenguaje, en concreto farfulleo. Sin embargo ningún niño manifestó signos de tartamudez, dato que contrasta con los que suele ser frecuente en la población infantil. Un 46% mostró alteraciones como voz ronca, más bien grave y de timbre monótono debido sobre todo a alteraciones anatomofisiológicas. 2.5. Desarrollo social Existe una idea estereotipada del niño con síndrome de Down como un niño sociable y extravertido, alegre y con buen humor. Una explicación de esta opinión puede ser que las expectativas del resto de las personas sobre estos sujetos son tan bajas que cualquier comportamiento está sobrevalorado simplemente porque no es esperado. Lo que sí parece cierto es que el niño con síndrome de Down es percibido como más sociable que niños con otro tipo de déficits mentales. Según Cuilleret (1985) no existe una personalidad única y estereotipada del niño con síndrome de Down pudiendo mostrar una amplia variedad de estilos de temperamento. Con respecto a sus habilidades sociales existen estudios que demuestran que son superiores a su capacidad mental, aunque al igual que ocurre con el CI, el cociente social también disminuye con la edad. Al bebé con síndrome de Down se le ha descrito como un bebé plácido e inactivo, que duerme mucho. Esto suele ser cierto en aquellos niños que tienen problemas de corazón y otras complicaciones. Su debilidad muscular y la aparente falta de fuerza en piernas y brazos, tiende a dar al niño un aspecto de inactividad. Muchos padres tienen miedo de manejarlos con la energía Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 16 que a un bebé normal, por lo que disminuyen sus oportunidades de estímulo y movimiento cuando está despierto. Se ha encontrado que cuando se les estimula adecuadamente los bebés se vuelven más activos y disminuyen sus diferencias con el bebé normal. El análisis de las interacciones entre niños y adultos ha mostrado que las madres de los niños con síndrome de Down dan más órdenes cuando juegan con sus hijos, dirigen más el juego y asumen frecuentemente el rol de profesor frente a los niños normales de su misma edad cronológica. Cuando los estudios se han centrado más en analizar diferencias individuales que diferencias entre grupos, se han encontrado relaciones significativas entre la sensibilidad de la madre, la complejidad del juego, la cantidad de estimulación proporcionada y el afecto positivo mostrado. Si la madre era autoritaria, el niño parecía menos interesado y raras veces iniciaba el juego con objetos. Las madres de los niños más capacitados combinaban sensibilidad y firmeza y suministraban la estimulación apropiada. Un rasgo negativo a destacar es su testarudez que Lambert y Rondal (1989) consideran una consecuencia de sus limitaciones cognitivas y de su escaso repertorio comportamental para adaptarse a las situaciones nuevas. A medida que el niño va creciendo se le maneja mejor, hecho que coincide con un aumento de sus habilidades mentales. La comunicación y la intervención se vuelven más fáciles. El niño empieza a explicar cosas que le han ocurrido y que le interesan. En definitiva son muchas las variables que influyen en la conducta de un niño con síndrome de Down y la evidencia demuestra que existe una amplia gama de caracteres y personalidades, desde los niños sociales y presumidos, hasta los tímidos y vergonzosos, desde los activos y bulliciosos a los silenciosos y pensativos. 3. NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES Las limitaciones en los diferentes ámbitos del desarrollo generan unas necesidades educativas especiales en los niños con retraso mental que requieren de una respuesta educativa ajustada. Entre las principales necesidades educativas destacamos las siguientes: - Ante las dificultades de atención y falta de generalización de los aprendizajes, estos alumnos requieren una educación basada en la estimulación multisensorial y en el sobreaprendizaje. Para ello, los objetivos educativos deben ser extrapolados del currículum ordinario y se deben usar técnicas y métodos didácticos que se ajusten a su peculiar estilo de aprendizaje. Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 17 - Dadas las dificultades de percepción y de discriminación de los aspectos relevantes de los estímulos, necesitan que se les facilite la diferenciación haciendo más claros los aspectos que han de ser aprendidos, dando instrucciones sencillas, utilizando un vocabulario a su alcance y materiales que faciliten el aprendizaje. - A causa de las dificultades de memoria, necesitan que se les ofrezcan situaciones encaminadas a estimular la relación entre sus experiencias y aprendizajes previos con lo que actualmente queremos que aprendan, así como asegurar que realicen bien las tareas iniciales. No debemos dar lugar a equivocaciones que les sometan a situaciones de fracaso permanente que pueden aumentar su inseguridad y producirles problemas emocionales. - Si se consideran las dificultades de simbolización y de abstracción, necesitan que se les haga partir de lo concreto, vinculado al aquí y el ahora, partir de lo que tienen bien establecido y de aspectos funcionales y significativos para ellos. Se deben utilizar ilustraciones y demostraciones más que explicaciones prolongadas. Hay que entrenarles progresivamente en aspectos concretos en los que tengan especial dificultad. - Ante las dificultades para establecer estrategias de aprendizaje y para planificarse, necesitan que se estructure de forma consistente el ambiente educativo e ir flexibilizándolo paulatinamente. Por tanto, requieren la mediación durante todo el proceso de aprendizaje. Para ello tendremos que analizar los objetivos y contenidos curriculares y secuenciarlos en pasos más pequeños, elegir las técnicas y estrategias metodológicas más adecuadas, disponer los recursos con los que contamos de forma que se favorezca el aprendizaje, ajustar los apoyos y ayudasde forma eficaz y motivar y reforzar cada aspecto del proceso de aprendizaje. - En relación con las dificultades de comunicación, de expresión y comprensión oral, necesitan de un entorno comunicativo y lingüístico rico y motivador para establecer relaciones, que se respeten sus producciones orales y que se les motive a mejorarlas en vez de sancionarlas. Hay que desarrollar a su alrededor muchas situaciones interactivas y comunicativas con iguales y adultos, así como ofrecer el apoyo logopédico más idóneo para desarrollar sus habilidades sociales y comunicativas. 4. INTERVENCIÓN EDUCATIVA La definición de retraso mental de la AAMR (2002) tiene diversas implicaciones para la práctica educativa que se centran en los ámbitos de la evaluación, de las adaptaciones curriculares individualizadas, de los programas de desarrollo de habilidades y de los apoyos. 4.1. Criterios de evaluación El paso previo al diseño y puesta en práctica de adaptaciones curriculares es la evaluación psicopedagógica. Frente a la tradicional Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 18 evaluación de tipo psicométrico, se aboga por una evaluación basada en la observación directa, en el juicio clínico, en la interacción con el estudiante y en entrevistas con terceros (padres, maestros). Se rechaza la utilización de etiquetas diagnósticas tradicionales para determinar el emplazamiento del alumno porque lo que persigue la evaluación es determinar las necesidades educativas especiales, es decir, la respuesta educativa más acorde en cada caso y los apoyos que se precisan. Además este rechazo también se produce porque la etiquetación ha dado lugar a ubicaciones rígidas del estudiante en función de las puntuaciones de CI que influyen en la perspectiva de logro y en las decisiones previas a la confección de programas educativos individualizados. Asimismo se destaca la necesidad de evaluar sobre todo el desempeño actual del alumno y no su posible potencial (expresado en términos de CI). Por tanto la evaluación, además de la capacidad intelectual, deberá determinar limitaciones en la conducta adaptativa centrada en tres tipos de habilidades: 1. Habilidades conceptuales de lenguaje, lectura y escritura, concepto de dinero y autodirección. 2. Habilidades sociales, habilidades interpersonales, responsabilidad social, autoestima, capacidad de seguir reglas y obedecer las leyes, evitación de la victimización. 3. Habilidades prácticas, actividades de la vida diaria (higiene personal, preparación de comidas, movilidad), competencias profesionales, salud, viajes y transporte, rutinas, seguridad, uso del dinero y del teléfono. Los resultados de esta evaluación deben plasmarse en un perfil individualizado de las necesidades del alumno para aprender. Habrá que determinar lo que necesita para aprender, es decir, los apoyos e intensidad de los mismos en cada una de las dimensiones de las habilidades adaptativas. 4.2. Adaptaciones curriculares individualizadas Frente a la tendencia tradicional de ajustar al estudiante a un lugar escolar y a un currículo predefinido, la AAMR considera fundamental desarrollar programas y adaptaciones curriculares individualizadas. Las adaptaciones curriculares individuales son un instrumento esencial en la respuesta a los alumnos con necesidades educativas especiales. Adaptar el currículo ordinario supone, en primer lugar, que el equipo asuma las siguientes funciones: - Recabar y analizar información de evaluaciones multidisciplinares (habilidades y limitaciones adaptativas, características y necesidades físicas y psicológicas, posibilidades y limitaciones del contexto). - Traducir los datos procedentes de la evaluación en los apoyos que se Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 19 necesitan para compensar, mejorar o paliar las ejecuciones habituales del alumno en aquellas áreas específicas donde existan carencias o necesidades. - Desarrollar planes de actuación donde se concrete la respuesta educativa y cómo se va a desarrollar. - Diseñar programas que incluyan al alumno en el mayor grado posible, dentro de las actividades educativas sociales y recreativas con sus iguales sin retraso y aportar los apoyos educativos que favorezcan una integración exitosa. - Evaluar el progreso del alumno y realizar mejoras basándose en, al menos, una evaluación anual, analizando los apoyos y las adaptaciones que se están realizando y el grado de satisfacción del alumno y de su familia. En segundo lugar, hay que delimitar los aspectos de la programación en los que hay que introducir los cambios o las modificaciones individuales. Los cambios intentan dar respuesta a las necesidades de un alumno concreto pero pueden resultar favorecedores para el resto de los alumnos, con lo que tales modificaciones podrían incorporarse a la dinámica general del aula, o incluso, a la del centro. El procedimiento a seguir supone organizar la respuesta relacionando las necesidades educativas especiales del alumno con los siguientes elementos del currículo: a) Metodología: las principales adaptaciones metodológicas se realizan en los ámbitos de la motivación y del reforzamiento positivo, de la mediación del aprendizaje y de la generalización. b) Objetivos y contenidos: se pueden seguir dos criterios para realizar las adaptaciones en estos elementos: el criterio evolutivo y el criterio de funcionalidad. El primero implica partir de los aprendizajes previos y de las capacidades que posee el alumno. El criterio de funcionalidad supone favorecer aquellos aprendizajes más significativos y funcionales para progresar en el currículo y en la vida diaria. Las principales adaptaciones se pueden llevar a cabo en la introducción de objetivos y contenidos (sobre todo los que favorezcan la integración), priorizar objetivos y contenidos (los relativos a comunicación, a lectoescritura y a la adquisición de hábitos básicos) y en la temporalización de los objetivos y contenidos. Está demostrado que favorecemos la motivación del alumno cuando aumentamos su propia confianza y su seguridad en las tareas. Para lograr esto podemos: plantearle tareas muy próximas a su nivel de competencia, de modo que, si bien no puede realizarlas con éxito autónomamente, lo conseguirá si le ofrecemos las ayudas necesarias, debemos asegurarnos que ha entendido bien nuestras instrucciones, podemos mantener expectativas ajustadas sobre sus posibilidades y un nivel de exigencia adecuado, podemos partir de sus propios intereses, podemos ofrecerle información inmediata sobre sus aciertos y errores y usar un reforzamiento positivo tras sus realizaciones. Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 20 La mediación en el aprendizaje consiste en ofrecer ayuda didáctica para que el alumno resuelva la situación o lleve a cabo la actividad. Las ayudas pueden ser físicas, verbales o visuales y se seleccionarán según la modalidad sensorial que predomine en el alumno, la que más le motive y le resulte más eficaz. A medida que el alumno se muestra más autónomo hay que ir desvaneciendo las ayudas progresivamente. La mediación puede ser ofrecida por el docente o por los iguales, resultando en este último caso muy eficaz la tutorización entre iguales. La generalización es la capacidad de transferir los aprendizajes a otras situaciones. Para favorecer la generalización es conveniente que lo aprendido se aplique con frecuencia a lo largo del tiempo, con otras personas y enentornos diversos. La introducción de objetivos y contenidos debe perseguir favorecer la integración, potenciar el conocimiento y respecto mutuos, procurando evitar las expectativas desajustadas, la desvalorización social y, por el contrario, favorecer el autoconcepto y la autoestima. Para ello hay que cuidar el clima social de la clase, las normas de convivencia y favorecer que las relaciones entre iguales estén basadas en el respecto. En cuanto a la competencia curricular, suele ser conveniente introducir objetivos y contenidos pertenecientes a etapas anteriores, especialmente aquellos que afectan a la adquisición de habilidades básicas (objetivos de autonomía y cuidado personal en la etapa de educación infantil) y al perfeccionamiento de destrezas instrumentales básicas (en educación primaria). Dar prioridad a determinados objetivos o contenidos se traduce en otorgar más importancia o más tiempo a esos objetivos sin dejar de trabajar otros. Esto se puede lograr a través de los apoyos, de los refuerzos o empleando alternativas metodológicas. En este sentido se suelen priorizar los objetivos y contenidos vinculados con la comunicación, la lectoescritura y la adquisición de hábitos básicos. Con la temporalización de objetivos y contenidos se trata de modificar el tiempo previsto para alcanzar los objetivos comunes al grupo. En este nivel, cabe distinguir entre la adaptación temporal poco significativa, si el alumno consigue los objetivos después que el resto de sus compañeros pero dentro del mismo curso o ciclo, y la adaptación temporal significativa que es cuando el alumno consigue los objetivos en el ciclo siguiente, lo que conlleva modificar la secuencia de los contenidos. 4.3 Programa para el desarrollo de habilidades Los programas para el desarrollo de habilidades se dirigen de modo fundamental a potenciar las habilidades conceptuales, sociales y prácticas. Se deben priorizar las habilidades psicomotrices, habilidades lingüísticas y de comunicación, habilidades para la vida diaria, habilidades cognitivas y de comportamiento. La enseñanza de las habilidades sociales ha sido un aspecto prioritario Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 21 de atención en la respuesta educativa de los alumnos con necesidades educativas especiales derivadas del retraso mental. Existen diversos programas para este objetivo como el Programa de Habilidades Sociales (PHS) de Verdugo (1997) que persigue desarrollar conductas por medio de entrenamiento para el logro de la integración del sujeto en el medio social donde se desenvuelve. También existen programas de reeducación psicomotora y programas de intervención en aspectos psicolingüísticos que desarrollan el fisioterapeuta y el logopeda respectivamente. Entre los programas de modificabilidad cognitiva dos son los más populares en nuestro contexto educativo: El Programa de Enriquecimiento Instrumental (PEI) de Feuerstein y colaboradores (1980) y el Proyecto de Inteligencia Harvard (PIH) (1983). El PEI consiste en ejercicios de papel y lápiz centrados en determinadas funciones cognitivas y secuenciados según su creciente nivel de dificultad. El PIH parte de la idea de que la inteligencia es multifacética, es decir, se compone de diversos elementos y persigue mejorar las diferentes capacidades intelectuales de los alumnos. Está formado por una serie de lecciones que se centran en procesos y estrategias que se consideran importantes para el desarrollo del pensamiento. Por último, en relación con los programas para modificar el comportamiento, las estrategias de análisis y modificación de conducta resultan muy eficaces. La modificación de conducta se inspira en los principios clásicos del aprendizaje (condicionamiento clásico, operante, vicario) y usa programas de reforzamiento, castigo, extinción, moldeamiento, economía de fichas, de control de estímulos, etc. 4.4 Los apoyos La determinación de las necesidades educativas especiales del alumno nos indica los apoyos que necesita, teniendo en cuenta las potencialidades y limitaciones del sujeto y de su entorno. Los apoyos no deben referirse únicamente a los servicios, sino que deben tener en cuenta los apoyos naturales partiendo del propio sujeto, la familia, los amigos pudiendo abarcar los informales, los genéricos y/o los especializados. La AAMR (1992) establece cuatro tipos de apoyo que varían según su intensidad, y cuyo propósito debe ser conseguir la autonomía, la mejora de las relaciones, la participación escolar y comunitaria y el bienestar personal. Los niveles de apoyo son: - Apoyo intermitente: se caracteriza por su naturaleza episódica, de tal forma que el alumno no siempre lo necesita o tan solo requiere apoyo de corta duración o durante breves intervalos de la jornada escolar. Es decir, el profesor apoya cuando es necesario. Tema 3. Características del desarrollo y aprendizaje del alumnado con discapacidad intelectual 22 - Apoyo limitado: se caracteriza por su persistencia temporal pero por tiempo limitado. Requiere de menos profesionales que los otros tipos. - Apoyo extenso: se caracteriza por su regularidad (por ejemplo diaria) en algunos ambientes (en casa o en clase) y sin limitación temporal (a largo plazo). - Apoyo generalizado: se caracteriza por su estabilidad y elevada intensidad y porque se precisa en muy diferentes entornos, con la posibilidad de mantenerse durante toda la vida (aseo, comer, pasear…). El criterio para establecer los apoyos es doble. En primer lugar de progresión, es decir que el apoyo permita avances y progresos al alumno y mejore su integración escolar y social. En segundo lugar, el criterio de naturalidad y beneficio, esto es, que el apoyo que se proporcione sea natural, poco intrusivo y el más eficaz posible. BIBLIOGRAFÍA ASOCIACION AMERICANA DE DISCAPACIDADES INTELECTUALES Y DEL DESARROLLO (AAIDD) (2010) Discapacidad intelectual. Definición, clasificación y sistemas de apoyo. Madrid: Alianza Editorial. ARRAIZ, A. (2001). Necesidades educativas especiales relacionadas con la cognición. En S. Mata (Dir.) Enciclopedia psicopedagógica de las necesidades educativas especiales. (pp.311-328) Málaga: Aljibe CANDEL, I, Y CARRANZA, J. A. (1997). Características evolutivas de los niños con síndrome de Down en la infancia. En I. Candel (dir) Programa de Atención Temprana. Intervención en niños con Síndrome de Down y otros problemas de desarrollo. (pp. 55-87). Madrid: CEPE. ECHEITA, C. Y COLS. (1994). 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