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Neuroergonomia

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Neuroergonomía: una ciencia sobre 
el cerebro y la comodidad 
Ángel Correa Torres 
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Neuroergonomía 
Esta obra está publicada bajo una licencia de Creative Commons de 
Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional (CC BY-NC 4.0). Cualquier persona 
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puede utilizar el material para una finalidad comercial. 
Cómo citar este documento: 
Correa, A. (2018). Neuroergonomía: una ciencia sobre el cerebro y la comodidad. 
Universidad de Granada. 
1ª Edición: Granada, 2018 
ISBN: 978-84-09-05245-5 
Neuroergonomía: una ciencia sobre el cerebro y la comodidad 
Ángel Correa Torres 
Portada: "Cerebro acomodado", de Ángel Correa (cerebro cortesía de María Ruz) 
https://www.ugr.es/~act
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Neuroergonomía 
Prefacio 
José Juan Cañas Delgado 
Los ergónomos hacemos investigación en el laboratorio y fuera de él, pero siempre con un 
mismo objetivo: solucionar problemas a los que se enfrenta el ser humano en su 
interacción con el ambiente. A los ergónomos nos guían los problemas que las personas 
encuentran en su trabajo y en la vida cotidiana, sobre todo cuando tienen que interactuar 
con tecnologías. Para hacer nuestro trabajo utilizamos todo el conocimiento y todas las 
metodologías que sean necesarias para abordar la solución de los problemas que la 
sociedad nos plantea. Por esta razón, nos gusta decir que la Ergonomía es un buen 
ejemplo de lo que significa la “Transferencia de Investigación”, lo que significa la unión de 
las tres letras que forman lo que llamamos I+D+i: en Ergonomía la Investigación está 
estrechamente unida al Desarrollo y la Innovación y se hace siempre en función de ellos. 
Esta definición de Ergonomía como una disciplina de I+D+i tiene muchas consecuencias 
prácticas y teóricas, pero sobre todo supone un planteamiento pedagógico importante: a 
los alumnos que estudian Ergonomía hay que exponerles los temas en el contexto de la 
solución de problemas. Por ello, en un texto pensado para explicar los fundamentos de la 
Ergonomía a los alumnos el eje que vertebre el temario debe de ser el de los problemas de 
interacción entre la persona y el ambiente que queremos solucionar y no las teorías 
psicológicas, sociológicas o de cualquier otra ciencia. Para el ergónomo la ciencia es 
instrumental. La validez de una teoría o de una metodología se define y se mide por su 
capacidad para solucionar problemas en el diseño de la interacción entre el ser humano y 
los elementos del ambiente. Podríamos decir que la prueba de verdad de una teoría en 
Ergonomía es su validez para solucionar problemas. 
Con esta visión de disciplina de I+D+i, la Ergonomía ha ido desarrollándose a lo largo del 
último siglo incorporando muchas aproximaciones que han servido para crear un corpus 
de herramientas que el ergónomo puede usar para resolver los problemas a los que se 
enfrenta. De todas estas aproximaciones debemos destacar una que recientemente está 
recibiendo mucha atención por sus resultados prometedores y, sobre todo por la 
posibilidad técnica para ponerla en prácticas en los ambientes aplicados fuera del 
laboratorio. Esta aproximación es la Neuroergonomía. 
La Neuroergonomía significa fundamentalmente reconocer que los conocimientos que 
tenemos sobre los correlatos neurológicos de la interacción de la persona con el ambiente 
pueden ser útiles para intervenir en dicha interacción. Gracias a los avances tecnológicos 
actuales ahora es posible utilizar equipos de registros psicofisiológicos fuera del 
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Neuroergonomía 
laboratorio para explicar y predecir la conducta de una persona en un contexto real de 
interacción con el ambiente. 
Las reticencias que los ergónomos hemos tenido para aplicar los conocimientos de la 
Neurociencia en nuestro trabajo se han debido fundamentalmente a que nunca hemos 
querido trabajar alejándonos de los contextos reales en los que se dan los fenómenos que 
nos interesan. Si el uso de una metodología nos obliga a alejarnos de los contexto natural 
donde se dan los fenómenos, esa metodología no nos sirve. Una metodología que se pueda 
usar solo en el laboratorio en un contexto no real no puede ser útil para estudiar 
fenómenos en el contexto real. La razón fundamental que justifica nuestra postura 
metodológica es nuestra defensa de una idea metateórica básica: la conducta del ser 
humano es dependiente del contexto. La experiencia diaria en nuestro trabajo nos dice que 
cuando intentamos trasladar el conocimiento obtenido en condiciones controladas en un 
laboratorio ese conocimiento no siempre sirve para explicar la conducta humana en el 
contexto real donde la persona interactúa con en el ambiente. 
Afortunadamente, los desarrollos tecnológicos en las técnicas de registros de parámetros 
neurofisiológicos están permitiendo crear herramientas de investigación que puedan ser 
utilizadas en los contextos reales. Estos avances tecnológicos son los que ahora nos 
permiten hablar de Neuroergonomía. Cada vez más los ergónomos disponemos de 
herramientas de investigación y aplicación con las que se pueden ahora medir muchas 
variables neurológicas en ambientes aplicados fuera del laboratorio. De esta manera, la 
Neuroergonomía se está convirtiendo en una disciplina con posibilidades reales para ser 
aplicada en nuestro trabajo diario. 
Las dos aportaciones más importantes que la Neuroergonomía puede hacer a nuestro 
trabajo son: 
1. El conocer los correlatos neurológicos de la conducta de las personas en interacción
con el ambiente nos puede permitir explicar y predecir mejor los fenómenos que
los ergónomos estudiamos.
2. La medición de índices neurológicos on-line durante la realización de las tareas en
los ambientes aplicados nos permitirá proponer medidas para evitar los efectos
negativos de esta interacción.
Considerando todo esto, creo muy importante que los alumnos a los que se les introduce 
en la disciplina que llamamos Ergonomía dispongan de un texto sobre Neuroergonomía 
que esté articulado entorno a algunos problemas a los que los ergónomos nos 
enfrentamos. De esta manera, los alumnos pueden aprender que la Neuroergonomía es 
una disciplina que soluciona problemas. Además, con este texto, los alumnos aprenderán 
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como el desarrollo metodológico y tecnológico actual nos permiten abordar esta solución 
de problemas con los conocimientos y metodologías de las Neurociencias. 
Por esta razón, celebro la aparición de este libro que hasta mi conocimiento es el primero 
que se publica en español sobre Neuroergonomía. Estoy seguro de que los alumnos y los 
profesionales de la Ergonomía en el ámbito hispano se beneficiarán de su publicación. 
Granada, 8 de Octubre de 2018 
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Neuroergonomía 
Índice general
Capítulo 1. Introducción a la Neuroergonomía 11 
Capítulo 2. Vigilancia 32 
Capítulo 3. Efectos del trabajo por turnos en la salud de las personas mayores 49 
Capítulo 4. Diseño de una aplicación para combatir la carga mental en 
estudiantes universitarios 63 
Capítulo 5. Potenciación cognitiva en el envejecimiento mediante estimulación transcraneal 
directa por corriente continua 80 
Capítulo 6. Introducción a las Interfaces Cerebro-Computadora 97 
Capítulo 7. Rehabilitación de pacientes con daño cerebral asistida por robots 113 
Glosario de términos 129 
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Neuroergonomía 
Listado de autores 
Ángel Correa Torres 
Mirta Mikac 
Antonio Jesús Morales Rendón, Dina Bencrimo, Noelia Rodríguez Estrada, Ana 
Rodríguez Ruiz, David Soler Ortiz, Aurora Trinidad Pérez 
Fernando Ojedo Collazo 
Josué Rico Picó 
Marcelino Romero
Rayo 
Antonio, Mirta, Ángel, Josué, Fernando y Marcelino (de izquierda a derecha), el 5 
de abril de 2018 en la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada. 
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Neuroergonomía 
Prólogo 
La Neuroergonomía es una disciplina reciente que estudia el cerebro 
humano en relación con la ejecución en el trabajo, el transporte y otros contextos 
cotidianos. Desde que Raja Parasuraman, padre de la neuroergonomía, editó el 
primer libro en el año 2008, se han publicado algunos manuales y numerosos 
artículos científicos en lengua inglesa. Sin embargo, resulta difícil aún encontrar 
material en español en relación con la neuroergonomía. Este libro pretende cubrir 
esa laguna de conocimiento. 
El objetivo de este libro es ofrecer una perspectiva actualizada y rigurosa del 
campo científico de la Neuroergonomía a un público amplio, que incluye docentes, 
estudiantes y profesionales de disciplinas como la psicología, la ingeniería, el 
diseño, la biomedicina, las ciencias de la computación, la inteligencia artificial, la 
neurociencia y otras ciencias cognitivas. 
El primer día en mis cursos de Neuroergonomía y de Ergonomía Cognitiva 
me gusta comenzar con una discusión de noticias de actualidad en relación con la 
materia. A continuación, intento hacer conscientes a los estudiantes de que, para 
resolver los problemas que se describen en tales noticias, hay que adoptar un 
enfoque amplio y multidisciplinar que permita integrar los conocimientos sobre 
todos los aspectos psicológicos implicados. 
El conocimiento que los estudiantes han adquirido de forma fraccionada en 
las diferentes asignaturas de estudios como Psicología requiere ser integrado para 
comprender la realidad, y para resolver los problemas que se plantean 
cotidianamente cuando una persona actúa con un sistema y comete errores. Hay 
una serie de constructos complejos que en ergonomía cobran pleno sentido y que 
engloban múltiples dimensiones psicológicas, como la vigilancia o la carga mental. 
Por esta razón intento motivar a mis estudiantes argumentando que la ergonomía 
cognitiva y la neuroergonomía son ejemplos preciosos de asignaturas, porque 
presentan una gran oportunidad para “desempolvar” los apuntes de diferentes 
cursos y ponerlos todos juntos con el objeto de resolver un problema real. 
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Neuroergonomía 
Este libro plantea una concepción amplia de la ergonomía, cuyo objeto de 
estudio es la dinámica de interacción entre las personas y un sistema. El objetivo 
es conseguir que esta interacción sea “cómoda”, de ahí el título del libro. Según la 
R.A.E., la comodidad se relaciona con la facilidad de uso y la utilidad, con algo 
necesario para vivir a gusto y con descanso. Estas son las cualidades que deben 
guiar el diseño ergonómico de los dispositivos que utilizamos los humanos, 
para que su uso sea fácil, eficiente, seguro y agradable. En relación con las 
personas, aparte de considerar los sujetos clásicos de la ergonomía (operarios o 
trabajadores adultos de mediana edad), hemos querido incluir a las personas 
mayores y los adolescentes, con y sin patologías. En relación con el sistema con el 
que interactúan las personas, también lo entendemos en un sentido más amplio 
que el estrictamente laboral, y profundizamos en el diseño de dispositivos que 
se utilizan en contextos educativos (Capítulo 4) y biomédicos (Capítulos 5 a 7). 
En este libro he recopilado algunos de los mejores trabajos elaborados por el 
alumnado de los cursos que he impartido en la Universidad de Granada entre los 
años 2015 y 2018. El mérito es suyo en gran medida, ya que mi función 
ha consistido en supervisar el proceso de búsqueda bibliográfica y revisión 
de la literatura, y en realizar una edición cuidadosa de la redacción de sus 
trabajos (confieso que mis capítulos también han recibido numerosas correcciones 
por parte de los estudiantes autores de algún capítulo). 
La selección de los temas concretos que conforman este libro nace de un 
proceso de negociación entre el profesor y el alumnado, que comenzaba con mi 
iniciativa de ofrecerles una serie de temas de actualidad e interés para la 
neuroergonomía. Conforme los estudiantes adquirían un conocimiento más 
profundo sobre el tema, iban surgiendo ideas que discutíamos hasta identificar el 
problema ergonómico que se iba a abordar, y progresivamente perfilábamos los 
objetivos, el enfoque concreto y el mensaje principal que queríamos transmitir en 
cada capítulo. 
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Por tanto, este libro no pretende cubrir de forma exhaustiva el vasto campo 
de esta disciplina. Más bien debe entenderse como un material de actualidad y 
rigor científico que ayude a comprender qué es y para qué sirve la 
neuroergonomía, a través de ejemplos concretos de aplicaciones para mejorar la 
seguridad, la salud y el bienestar de los individuos que interactúan con un sistema. 
De este modo, cada capítulo de este libro ofrece una revisión de la investigación 
relevante al nivel internacional en relación con un problema clave de la 
neuroergonomía. 
Hemos intentado utilizar un lenguaje que resulte comprensible para 
personas no expertas en el campo, pero sin perder la precisión. Los capítulos se 
han elaborado siguiendo una estructura formada por los apartados de Introducción 
(objetivos y justificación de por qué es importante que lo aborde la 
neuroergonomía), Metodología (con énfasis en las técnicas de registro de la 
actividad cerebral), Intervención Ergonómica (intentar dar respuesta a cuestiones 
como: ¿se puede prevenir el problema interviniendo sobre el usuario, por ejemplo 
mediante entrenamiento o con ayuda de otros dispositivos?), Conclusiones, y 
Preguntas de Estudio, que pretenden fomentar la curiosidad en el lector. 
Finalmente hay que destacar el formato tipográfico de este libro, que 
pretende resultar accesible a todas las personas. Para ello hemos seguido las 
recomendaciones sobre diseño universal y hemos utilizado la plantilla del curso 
“Diseño de materiales educativos accesibles” de la Fundación Universia. 
Si tienes alguna sugerencia o pregunta no dudes en contactar conmigo en la 
siguiente dirección de correo electrónico: act@ugr.es. 
Deseo que este libro te resulte útil y agradable como herramienta de 
aprendizaje. 
Ángel Correa Torres 
Profesor Titular de Neuroergonomía 
y Ergonomía Cognitiva 
Granada, enero de 2018. 
mailto:act@ugr.es
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Neuroergonomía 
Neuroergonomía 
Capítulo 1. Introducción a la Neuroergonomía. 
Autor: Ángel Correa Torres 
 
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Neuroergonomía 
Capítulo 1. Introducción a la Neuroergonomía 
Índice de Contenidos 
1. Antecedentes de la Neuroergonomía. 
2. Definición de la Neuroergonomía. 
3. Introducción a los métodos de la Neuroergonomía. 
4. Aplicaciones de la Neuroergonomía. 
5. Formación y dedicación profesional en Neuroergonomía. 
6. Conclusiones. 
7. Preguntas de estudio. 
8. Bibliografía. 
 
 
 
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Neuroergonomía 
1. Antecedentes de la Neuroergonomía 
La Neuroergonomía es una disciplina que nace de la integración entre la 
neurociencia y la ergonomía. La Ergonomía (tradicionalmente denominada 
“Factores Humanos” en Estados Unidos, abreviada como “HF/E” – human 
factors/ergonomics) es una disciplina científica que se ocupa de la comprensión de 
las interacciones entre los humanos y los demás elementos de un sistema. Por otra 
parte, la Asociación Internacional de Ergonomía (International Ergonomics 
Association -IEA, http://www.iea.cc/) enfatiza su carácter aplicado y profesional 
añadiendo en su definición lo siguiente: “profesión que aplica teoría, principios, 
datos y métodos al diseño con objeto de optimizar el bienestar humano y el 
rendimiento global de un sistema”. 
 Estas definiciones enfatizan que la unidad principal de análisis no es el 
individuo aislado, ni el artefacto o dispositivo con el que interactúa,
sino que es la 
interacción entre la persona y el artefacto. Por otro lado hay que destacar que dicha 
interacción no se reduce a un dispositivo, sino que alcanza un contexto mucho más 
amplio, al nivel de sistema. Según se primen determinados aspectos de dicho 
sistema, podemos diferenciar entre ergonomía física, cognitiva y organizacional. 
 Ese sistema puede ser muy simple, y reducirse a la “interacción” de un 
humano con una silla, de manera que el problema fundamental a resolver desde la 
perspectiva de la ergonomía sería cómo diseñar la silla para que el trabajador se 
encuentre lo más cómodo posible y se puedan prevenir posibles lesiones físicas. 
 Dicho sistema puede incrementar su complejidad si consideramos que 
muchos puestos de trabajo además requieren una serie de actividades mentales 
(cognitivas) que se realizan, por ejemplo, mediante un ordenador. Ahora no sólo 
cobra relevancia la dimensión física (la postura del trabajador, condiciones de ruido 
e iluminación de la habitación, etc.), sino la dimensión cognitiva. Es decir, nos 
interesa el diseño de las tareas a realizar y de los programas informáticos a utilizar 
con el objetivo de que el trabajador se encuentre también cómodo al nivel 
psicológico, percibiendo que tiene las habilidades y el tiempo necesarios para la 
http://www.iea.cc/
 
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Neuroergonomía 
realizar su tarea de manera efectiva y segura, sin sufrir excesivo estrés o carga 
mental. 
 Finalmente, se puede ampliar el contexto de dicha interacción hasta el nivel 
de la organización donde trabajan los individuos. En este sentido, la unidad de 
análisis no se reduce a puestos de trabajo individuales, sino que se analiza el papel 
de los trabajadores en relación con el sistema político y social concreto mediante el 
cual se organiza una empresa o sociedad de trabajadores. Aquí cobran importancia 
los aspectos de tipo organizativo como el diseño de funcionamiento de dicha 
empresa, cómo son los turnos de trabajo, cómo es el reparto de tareas, etc. 
 Naturalmente, los ámbitos físico, cognitivo y organizacional muestran una 
relación de interdependencia. No obstante, en neuroergonomía nos centraremos en 
la dimensión cognitiva, para ponerla en relación con el cerebro. De acuerdo con la 
definición propuesta por la Asociación Internacional de Ergonomía, la ergonomía 
cognitiva se encarga del estudio de los procesos mentales (percepción, memoria, 
razonamiento y respuestas motoras) implicados en la interacción entre las 
personas y los demás elementos de un sistema. Dentro de sus contenidos básicos 
están la carga mental, la toma de decisiones, la ejecución experta, la interacción 
persona-máquina, la fiabilidad humana, el estrés laboral y el entrenamiento. 
 La metodología básica en ergonomía se basa en el análisis de lo que los 
individuos nos dicen y hacen. Es decir, se registran medidas subjetivas basadas en 
cuestionarios y entrevistas. Por ejemplo, podemos preguntarle a un operario que ha 
de controlar una grúa que nos diga del 1 al 10 cuán dormido se encuentra. Otra 
valiosa fuente de información proviene del análisis del comportamiento de los 
trabajadores: por ejemplo, podemos estudiar el efecto de la privación de sueño 
sobre la ejecución de una tarea de conducción en un simulador en conductores 
profesionales. Concretamente podríamos cuantificar cuánto tardan en responder 
ante determinados estímulos (es decir, medidas de tiempo de reacción) o cómo de 
bien están realizando la tarea de conducción (si se desvían mucho de su carril o si 
conducen a una velocidad adecuada). 
 
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Neuroergonomía 
 Sin embargo, la medición de variables subjetivas y comportamentales no 
siempre proporciona información completa y fiable sobre el estado psicológico de 
las personas que interactúan con un sistema. Por ejemplo, dos personas pueden 
realizar una tarea que requiere memorizar listas de números al mismo nivel de 
ejecución, pero diferir en el nivel de esfuerzo mental alcanzado. Las medidas 
fisiológicas de activación cerebral aquí cobran especial relevancia, ya que pueden 
aportar información a tiempo real sobre procesos neurales asociados con el estado 
psicológico real de los individuos. Siguiendo con el ejemplo, las medidas 
neurofisiológicas podrían informarnos durante el momento de la ejecución de dicha 
tarea de memoria si un individuo se encuentra más sobrecargado que el otro, si en 
su cerebro hay indicios de una situación de estrés que desemboque en un error, 
etc. 
 En este contexto, a raíz del gran desarrollo de las investigaciones con 
neuroimagen funcional en la década de 1990 y su aplicación al campo de la 
ergonomía, surge la disciplina de la Neuroergonomía. La primera publicación sobre 
neuroergonomía data del año 2003 (Parasuraman, 2003). Desde entonces se han 
publicado más de 180 artículos científicos que utilizaron la palabra 
“neuroergonomics” en el título, en el resumen o como palabra clave (consulta 
realizada en la base de datos Scopus, el 6 de febrero de 2018). La Figura 1.1 
muestra una progresión ascendente en el número de publicaciones a lo largo de 
estos 15 años que ilustra el crecimiento de la neuroergonomía como disciplina. 
 
 
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Neuroergonomía 
 
 Figura 1.1. Tendencia creciente en el número de publicaciones sobre 
“neuroergonomics” a lo largo del tiempo recogidas en la base de datos Scopus. 
 
 En la figura se observa que es realmente a partir del año 2007 cuando la 
Neuroergonomía se afianza como disciplina, coincidiendo con la publicación del 
primer libro sobre neuroergonomía (Parasuraman y Rizzo, 2007). Desde entonces 
se han publicado únicamente dos libros (ambos en lengua inglesa) que tratan este 
tema específicamente (Johnson y Proctor, 2013; Marek, Karwowski y Rice, 2010), 
lo que indica que aún nos encontramos ante los orígenes de una disciplina 
reciente. En cualquier caso, este análisis se limita a los casos concretos donde se 
utilizó el término “neuroergonomics”, mientras que hay otras publicaciones que 
podrían englobarse en esta disciplina, clasificadas bajo otros términos como 
ergonomía, psicología aplicada, ingeniería psicológica, neuroingeniería, 
neurociencia aplicada, factores humanos, cognición aumentada, etc. 
 Aparte de los libros, habría que destacar los artículos de revisión publicados 
(Berberian, Somon, Sahaï y Gouraud, 2017; Fedota y Parasuraman, 2010; Mehta y 
Parasuraman, 2013; Parasuraman, 2011; Parasuraman y Wilson, 2008) y los 
números especiales de revistas científicas (Dehais, Causse y Cegarra, 2017; 
Gramann, Fairclough, Zander y Ayaz, 2017; Gramann, Jung, Ferris, Lin y Makeig, 
2014; Parasuraman, Christensen, y Grafton, 2012). 
 
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Neuroergonomía 
 La actividad en una disciplina también puede conocerse a partir de la 
organización de congresos. La primera conferencia internacional se celebró en 
2010 en Florida, como parte de la “3rd Applied Human Factors and Applied 
Ergonomics Conference”. Dos años después se celebró un simposio en un 
congreso de la International Ergonomics Association (Raja Parasuraman et al., 
2012). Tras el triste fallecimiento de Raja Parasuraman en 2015, al año siguiente 
en París se celebró en su memoria la “1st International Neuroergonomics 
Conference. The Brain at Work and in Everyday Life” (Figura 1.2). 
 
 Figura 1.2. Fotografía de Raja Parasuraman, considerado como el padre de 
la Neuroergonomía. Imagen tomada del programa científico de la 1ª Conferencia 
Internacional sobre Ergonomía (París, 2016). 
 
 La sociedad Applied Human Factors and Ergonomics también celebró en los 
años 2016 y 2017 dos ediciones de la “International Conference on 
Neuroergonomics and Cognitive Engineering”, cuyos resúmenes posteriormente se 
publicaron en formato de libro. En 2018 en Filadelfia se consolida este foro 
científico con la celebración de la “2nd International Neuroergonomics
Conference”. 
 
 
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Neuroergonomía 
2. Definición de la Neuroergonomía 
Para conocer más concretamente en qué consiste la neuroergonomía podemos 
analizar los contenidos de los libros y artículos de revisión principales en relación 
con tres aspectos clave: las funciones psicológicas y fenómenos estudiados, la 
metodología que se utiliza y las aplicaciones de la neuroergonomía al ámbito 
tecnológico y profesional. En la Tabla 1.1 se resumen los principales contenidos de 
la neuroergonomía de acuerdo a los fenómenos, métodos y sus aplicaciones. 
Tabla 1.1. Contenidos de la neuroergonomía en cuanto a objetos de estudio, 
métodos y aplicaciones. 
FENÓMENOS MÉTODOS APLICACIONES 
Carga de trabajo mental Actigrafía 
Automatización 
adaptativa 
Emoción 
Conductancia eléctrica 
de la piel 
Diseño universal 
Error humano EEG Entrenamiento 
Estrés Electrocardiografía Ergonomía física 
Fatiga mental fMRI BCI 
Funciones ejecutivas fNIRS Neuroingeniería 
Multitarea Movimientos oculares Neuroprótesis 
Navegación espacial TCD 
Neurorrehabilitación 
robotizada 
Percepción y atención TDCS Realidad virtual 
Sueño y ritmos circadianos Termografía Robots sociales 
Vigilancia TMS Visión artificial 
 
 En cuanto a las funciones, la neuroergonomía comparte con la ergonomía 
cognitiva la consideración de procesos psicológicos básicos típicamente estudiados 
en los laboratorios de Psicología Experimental como la emoción, la percepción y la 
atención, o las funciones ejecutivas, en tanto que son factores que intervienen 
 
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Neuroergonomía 
cuando las personas utilizan dispositivos en el trabajo y para el ocio. No obstante, 
los contextos cotidianos presentan una mayor complejidad que las condiciones más 
simplificadas y controladas del laboratorio, de manera que su abordaje científico 
también requiere emplear conceptos más complejos. Ejemplos típicos de estos 
conceptos son la vigilancia y la fatiga mental (que se abordarán en el Capítulo 2), el 
sueño y los ritmos circadianos (Capítulo 3), el estrés, la multitarea y la carga de 
trabajo mental (Capítulo 4), y el error humano (Capítulo 6). 
 Los métodos característicos de la neuroergonomía se basan en el registro 
de variables fisiológicas de la actividad del sistema nervioso central y autonómico 
(véase apartado 3) y en técnicas de estimulación cerebral, como la estimulación 
transcraneal directa por corriente continua (Capítulo 5), que surgen a partir de la 
aplicación pionera de la Estimulación Magnética Transcraneal (TMS en inglés) para 
la rehabilitación de lesiones cerebrales y el tratamiento de la enfermedad de 
Parkinson y de la depresión. 
 Las principales aplicaciones de la neuroergonomía consisten en intervenir 
sobre el individuo (entrenamiento, potenciación neurocognitiva, rehabilitación, 
realidad virtual) y sobre los dispositivos que este utiliza (mejorando su diseño, 
automatizando funciones, desarrollo de interfaces cerebro-computadora –BCI en 
inglés) para mejorar la seguridad, la eficiencia y el bienestar durante dicha 
interacción (para más detalles véase Apartado 4). 
 En conclusión, la neuroergonomía utiliza los conocimientos sobre el cerebro 
para mejorar la interacción entre los humanos y un sistema, con énfasis en el 
diseño de dispositivos de registro continuo de variables fisiológicas (tasa cardiaca y 
respiratoria, sudoración, movimientos oculares, actividad cerebral) para detectar y 
predecir estados psicológicos específicos (somnolencia, fatiga, baja alerta, falta de 
atención o emociones negativas) que resulten incompatibles con el desempeño de 
actividades de alto riesgo como el pilotaje de vehículos, el control aéreo o la 
supervisión de centrales nucleares (Correa, 2008). 
 
 
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Neuroergonomía 
3. Introducción a los métodos de la Neuroergonomía 
Los métodos de la neuroergonomía se pueden dividir en técnicas de registro y 
técnicas de estimulación de la actividad cerebral. Generalmente la neuroergonomía 
adopta las técnicas clásicas de la neurociencia, como la Resonancia Magnética 
Funcional (fMRI en inglés), pero con especial interés en aquellas técnicas que son 
más fácilmente aplicables a contextos fuera del laboratorio, con la idea de estudiar 
la interacción humano-máquina en su contexto real. Está claro que las condiciones 
de aplicación de técnicas como la resonancia magnética, donde los sujetos 
permanecen prácticamente inmóviles dentro de un escáner en el laboratorio, no 
son las adecuadas para estudiar los procesos cerebrales en estudios de campo 
(por ejemplo, para conocer el nivel de vigilancia o estrés y carga mental de un 
conductor de camiones). Por ello, en la metodología neuroergonómica se atiende a 
criterios prácticos relacionados con su facilidad de administración, el carácter 
invasivo y el coste económico de su aplicación. En la Figura 1.3 se representan las 
técnicas principales en relación a la resolución espacial y temporal que permiten, y 
a su carácter invasivo-práctico. 
 
 
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Neuroergonomía 
 Figura 1.3. Técnicas de neuroimagen de aplicación en ergonomía, 
ordenadas por su resolución temporal, resolución espacial y su carácter 
invasivo/práctico (codificado por colores). NIRS: near-infrared spectroscopy, TCDS: 
transcraneal Doppler sonography, EEG: electroencephalography, MEG: 
magnetoencephalography, fMRI: functional magnetic resonance imaging, PET: 
positron emission tomography. Imagen adaptada de Parasuraman (2011). 
 
 La electroencefalografía (EEG) es una técnica con una gran resolución 
temporal que permite medir cambios de la actividad eléctrica cerebral con precisión 
de milisegundos (para más detalles véase el Capítulo 6). Además, los sistemas de 
registro del EEG están evolucionando hacia una mayor portabilidad (ej.: electrodos 
que se conectan al amplificador sin cables, amplificadores con baterías), lo que 
permite su aplicación en contextos ergonómicos. 
 En esta línea, merece especial atención la técnica de espectroscopía 
funcional por luz cercana al infrarrojo (fNIRS, véase una revisión en Ayaz et al., 
2013). Para entendernos, es como una resonancia magnética ergonómica, barata. 
Al igual que la resonancia, mide actividad neural basándose en marcadores del 
metabolismo del cerebro: asumimos que un área cerebral implicada activamente en 
la realización de una tarea o función cognitiva consume más oxígeno. De la 
cantidad de oxígeno que llega a una zona concreta del cerebro asumimos la 
intensidad o cantidad de actividad. A diferencia de la resonancia, la fNIRS es 
portátil, más económica y puede no tener cables. Permite la movilidad a los sujetos, 
por lo que se puede aplicar a personas con trastornos psicológicos o motores, con 
miedo o claustrofobia, o incluso a bebés. Es una técnica ideal para ergonomía 
porque permite estudiar la actividad cerebral fuera del laboratorio en estudios de 
campo, mientras las personas realizan una actividad cotidiana o profesional. No 
obstante, hay que considerar que esta técnica tiene peor resolución espacial que la 
RMf y peor resolución temporal que la electroencefalografía, por lo que son 
parámetros a considerar en función de nuestros objetivos. 
 
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Neuroergonomía 
 Dentro de las técnicas que miden la actividad del sistema nervioso 
autónomo, aparece la termografía como una técnica prometedora en 
neuroergonomía. La temperatura de la piel permite una monitorización continua y 
ambulatoria durante largos periodos de tiempo. Es una sistema de registro no 
invasivo, de bajo coste y fácil aplicación, que se ha aplicado al estudio de los ritmos 
circadianos (Sarabia, Rol, Mendiola y Madrid, 2008). El menor nivel de alerta de 
una persona suele coincidir con el valor mínimo de temperatura central y máximo 
de la temperatura distal, en las horas centrales del sueño, entre las 3 y las 6 de la 
madrugada. Recientemente
se ha observado que las fluctuaciones en la 
temperatura de la piel podrían predecir la ejecución en diversas tareas cognitivas 
(Lara, Molina, Madrid y Correa, 2018; Molina, Sanabria, Jung y Correa, 2017; 
Romeijn y Van Someren, 2011). Estos datos sugieren que la temperatura de la piel, 
por ejemplo combinada con técnicas de registro de actividad motora (actigrafía), es 
una medida viable para el diseño de dispositivos ergonómicos que evalúen el 
estado psicológico de las personas cuando se comportan en contextos naturales. 
 En este apartado introductorio se ha pretendido ofrecer una perspectiva 
general de algunas de las técnicas más utilizadas en neuroergonomía, de una 
manera no exhaustiva. Algunas de las técnicas obviadas aquí (ej. Sonografía 
Transcraneal Doppler –TCD, estimulación transcraneal directa por corriente 
continua -TDCS) se tratan en otras secciones del texto en relación con estudios 
concretos (Capítulos 2 y 5), por lo que un conocimiento más profundo de sus 
fundamentos requerirá la consulta de manuales más específicos (ej., Parasuraman 
y Rizzo, 2007). 
4. Aplicaciones de la Neuroergonomía 
La Neuroergonomía pretende aportar soluciones a diversos problemas cotidianos 
tanto en el contexto laboral como fuera del mismo. Podemos destacar las 
aplicaciones para intervenir sobre personas con lesiones cerebrales y trastornos 
neuropsicológicos, mediante técnicas de estimulación cerebral, entrenamiento y 
rehabilitación (Capítulo 5). En pacientes con lesiones medulares que han perdido la 
movilidad, la neuroingeniería está desarrollando neuroprótesis e interfaces cerebro-
 
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Neuroergonomía 
computadora (BCI) que permiten mover prótesis mecánicas con el cerebro y que 
facilitan la comunicación social en los casos en que la producción del lenguaje está 
deteriorada (Capítulo 6). 
 Recientemente se está desarrollando una nueva aproximación a la 
rehabilitación neuropsicológica asistida por un robot, lo que resalta la importancia 
de considerar los aspectos emocionales y sociales que deben implementarse en 
los robots que interactúan con humanos, sobre todo cuando estos están enfermos 
o tienen unas necesidades especiales (Capítulo 7). Aquí se abre un campo de 
trabajo realmente interesante para los profesionales de la psicología, la psicología 
robótica y el diseño de robots sociales. 
 El diseño universal es otra aplicación central para la ergonomía. Cuando se 
diseñan objetos que van a utilizar las personas, es importante que su uso sea 
eficiente, seguro y agradable (Norman, 1990), tratando de incluir a todas las 
personas independientemente de su edad o condición física y mental. Por tanto, el 
diseño universal está potenciando el desarrollo de la ergonomía infantil, así como 
su aplicación en personas mayores. Los niños y niñas, aunque no encajen en una 
definición legal de “trabajadores”, también son usuarios cotidianos de instrumentos 
y tecnología de acceso a la información y el conocimiento. Por otra parte, con el 
envejecimiento de la población, y dado que los adultos cada vez se jubilan más 
tarde, es necesario aplicar el diseño ergonómico a un colectivo que 
progresivamente tiene más edad. En los próximos años probablemente aparecerán 
aproximaciones más neuroergonómicas que, por ejemplo, aporten información 
cerebral de la experiencia de usuario cuando se interactúa con objetos diseñados 
conforme a los principios básicos del diseño universal. 
5. Formación y dedicación profesional en 
Neuroergonomía 
Encontrar un listado de las universidades del mundo que ofertan formación 
especializada en Neuroergonomía no es una tarea fácil. No obstante, existen varias 
estrategias de búsqueda que pueden facilitar esta labor. Se puede buscar a los 
 
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Neuroergonomía 
autores (o investigadores) que trabajan en el campo y comprobar a qué organismo 
(universidad, centro de investigación) están afiliados. 
 Siguiendo con la búsqueda en Scopus mencionada anteriormente, podemos 
obtener gráficos como el de la Figura 1.4, donde se ordenan los organismos que 
más han publicado en revistas científicas usando el término “neuroergonomics”. 
 
Figura 1.4. Número de publicaciones sobre “neuroergonomics” a lo largo del 
tiempo recogidas en la base de datos Scopus. 
 
 No resulta sorprendente que la Universidad George Mason, lugar donde 
trabajaba Parasuraman, tenga el mayor número de publicaciones en 
neuroergonomía. Aunque la mayoría de universidades proceden de los Estados 
Unidos, hay que destacar el segundo puesto de la Universidad de Granada. En 
Granada trabajan tres grupos de investigación, concretamente, el grupo de 
Ergonomía Cognitiva dirigido por el Catedrático José J. Cañas Delgado desde el 
año 1990, el “Neuroergonomics & operator performance lab” dirigido por el Dr. 
Leandro L. Di Stasi, y el grupo de investigación en Cronoergonomía, dirigido por el 
autor de este libro. 
 
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Neuroergonomía 
 Como se ha citado antes, este análisis basado en la utilización del término 
“neuroergonomics” puede conducir a resultados sesgados, por eso debería 
complementarse con una búsqueda de otros centros donde trabajan reconocidos 
investigadores. Tal es el caso del Department of Biological Psychology and 
Neuroergonomics de la Technische Universität Berlin donde trabaja Klaus 
Gramann, el Department of Cognitive Neuroscience and Neuroergonomics del 
Institute of Applied Psychology (Jagiellonian University, Cracovia) donde trabaja 
Tadeusz Marek, o naturalmente el Center of Excellence in Neuroergonomics, 
Technology, and Cognition (CENTEC), que actualmente dirige James C Thompson. 
 Hasta el momento no parece que exista un título universitario especialmente 
dedicado a estudiar la Neuroergonomía, por lo que generalmente se oferta como 
una asignatura de máster o grado, o como una línea de investigación doctoral 
dentro de áreas como la Neurociencia, la Psicología, las Ciencias de la 
Computación, la Medicina o la Ingeniería. La Universidad de Granada es uno de los 
pocos organismos en el mundo que actualmente ofertan la asignatura de 
Neuroergonomía en estudios de posgrado, concretamente en el Máster de 
Neurociencia Cognitiva y del Comportamiento. 
Salidas profesionales de la Neuroergonomía 
A lo largo del capítulo se han mencionado diversas opciones para futuros 
profesionales de la Neuroergonomía de trabajar en la robótica, el diseño de 
sistemas de comunicación o de neurofeedback basados en las BCI, el 
entrenamiento y la rehabilitación neuropsicológica, etc. Aparte de estos campos de 
aplicación no debemos olvidar los tradicionales de la ergonomía. 
 En un Trabajo de Fin de Grado realizado por una de mis estudiantes de 
Ergonomía Cognitiva (Jurkovičová, 2017), se revisó la literatura para identificar las 
salidas profesionales en ergonomía para los estudiantes de Psicología. 
Encontramos tres salidas clásicas en la carrera profesional de un ergónomo: la 
industria, el sector militar, y la academia (Shapiro, Andre, Agarwal, Artis y Hoeft, 
2008). 
 
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Neuroergonomía 
 En la industria, los ergónomos se encargan de diseñar dispositivos más 
seguros y adaptar la carga de trabajo para incrementar la fiabilidad humana y el 
rendimiento. En el sector militar, los ergónomos realizan análisis funcionales, 
antropométricos y de misiones/tareas, así como evaluaciones empíricas y 
simulaciones de realidad virtual. En la universidad, los ergónomos generan 
conocimiento científico y lo transmiten a las nuevas generaciones de ergónomos. 
 Otros sectores que requieren ergónomos profesionales son la medicina, 
consultoría, diseño de productos, transporte, plantas de energía, comunicaciones, 
sistemas de ordenadores y envejecimiento. En las aplicaciones médicas, la 
ergonomía pretende optimizar la efectividad del sistema sanitario, mejorar la 
calidad de vida de las personas con discapacidad, analizar
y prevenir el error 
médico, diseñar aparatos biomédicos para mejorar su usabilidad, y mejorar las 
condiciones laborales de estos profesionales para minimizar el error humano y el 
absentismo laboral. En empresas que carecen de un departamento de ergonomía, 
las consultoras proporcionan asesoramiento sobre el diseño ergonómico de 
productos, interfaces y sistemas de comunicación más eficaces. Los ergónomos 
también se encargan de diseñar y evaluar los prototipos y la usabilidad de un 
producto, coordinando la investigación, analizando los datos y adaptando los 
parámetros del diseño de acuerdo a los resultados obtenidos. 
 En el sector del transporte, los ergónomos participan en el diseño de los 
vehículos y la infraestructura, ideando procedimientos óptimos y seguros para 
gestionar el tráfico y tratando de evitar los errores humanos implicados en los 
accidentes en el tráfico. Los ergónomos además resultan clave para un 
funcionamiento eficaz y seguro de las plantas de energía, ya que son sistemas muy 
complejos y que presentan múltiples riesgos, tratando de prevenir accidentes 
causados por el error humano y por fallos en el sistema. Los ergónomos también 
diseñan y evalúan las tecnologías de comunicación, la interacción humano–
computadora, así como las habilidades cognitivas de las personas mayores para 
adaptar las tareas y productos a sus capacidades y necesidades. 
 Como conclusión, mencionaremos algunos consejos para ayudar a los 
estudiantes a encontrar trabajo y aprovechar al máximo su formación universitaria, 
 
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Neuroergonomía 
realizados por varios ergónomos profesionales en las conferencias anuales de la 
Human Factors and Ergonomics Society (Shapiro, Andre, Beith, Endsley y Naga, 
2006; Shapiro et al., 2000): 
 1. Actualizar el currículo a medida que se avanza en los estudios, haciendo 
hincapié en las competencias y habilidades adquiridas, que también pueden 
exponerse en una web personal (profesional). 
 2. Formar una red de contactos profesionales lo antes posible, tanto con 
otros compañeros de estudio (que en un futuro podrían ser compañeros de 
trabajo), como con los profesores. 
 3. Ampliar esta red de trabajo haciéndose miembro de asociaciones 
profesionales y asistir a conferencias para conocer a expertos en el campo. 
 4. Hacer prácticas en empresas. Normalmente las empresas demandan 
tener experiencia previa, que puede adquirirse a través de dichas prácticas; 
además, tras finalizar el periodo de prácticas podría surgir una contratación. 
 
 5. A la hora de buscar trabajo es aconsejable explorar los portales 
de 
empleabilidad especializados, como www.hfcareers o 
www.hfes.org/web/CareerCenter/placement.aspx, las asociaciones locales 
de ergónomos y hacer uso de otros portales de trabajo internacionales como 
LinkedIn. 
 
 6. Es importante tener en cuenta que los puestos para ergónomos 
comúnmente aparecen bajo una variedad de palabras clave diferentes a “factor 
humano” o “ergonomía” (ej., interaction designer, user experience engineer), por lo 
que habría que utilizar diversas palabras clave relacionadas. 
6. Conclusiones 
La Neuroergonomía es una disciplina reciente que surge de la aplicación de los 
conocimientos del cerebro a la ergonomía. En ergonomía es importante considerar 
los aspectos físicos, cognitivos y sociales de la interacción entre los humanos y los 
sistemas de trabajo (y de ocio). Se estudian temas como la vigilancia y la fatiga 
http://www.hfcareers/
http://www.hfes.org/web/CareerCenter/placement.aspx
 
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Neuroergonomía 
mental, el sueño y los ritmos circadianos, la carga de trabajo mental y el error 
humano. 
 Como en otras disciplinas psicológicas, la metodología para conocer el 
estado psicológico de un individuo implica la medición de variables a diferentes 
niveles, incluyendo el subjetivo, el fisiológico y el comportamiento. Características 
importantes a considerar de las técnicas en neuroergonomía es su carácter 
práctico y no invasivo, portabilidad, facilidad de uso y coste económico, de manera 
que permitan su aplicación en estudios de campo. Entre ellas destacan el EEG y la 
espectroscopía por luz cercana al infrarrojo. 
 Entre las aplicaciones de la neuroergonomía podemos destacar las 
intervenciones con técnicas de estimulación cerebral (estimulación transcraneal 
directa por corriente continua), entrenamiento y rehabilitación de pacientes 
neurológicos, y el desarrollo de neuroprótesis e interfaces cerebro-computadora 
(BCI) que permiten mover prótesis mecánicas con el cerebro y facilitan la 
comunicación cuando el lenguaje o las funciones motoras están dañadas. 
7. Preguntas de estudio 
 ¿Qué aporta añadir el prefijo “neuro-“ a la “ergonomía”? ¿Crees que supone 
un añadido relevante o simplemente se trata de una moda más de la era 
“neuro”? 
 Consulta el Programa Científico de una conferencia de neuroergonomía y 
describe dos temáticas de conferencias (o pósters) que te hayan llamado la 
atención. 
 Realiza una búsqueda en un portal de trabajo especializado en ergonomía y 
describe dos ofertas de trabajo que encuentres. 
8. Bibliografía 
Ayaz, H., Onaral, B., Izzetoglu, K., Shewokis, P. A., McKendrick, R. y Parasuraman, 
R. (2013). Continuous monitoring of brain dynamics with functional near 
 
Página 29 de 132 
 
 
Neuroergonomía 
infrared spectroscopy as a tool for neuroergonomic research: empirical 
examples and a technological development. Frontiers in Human Neuroscience, 
7, 871. 
Berberian, B., Somon, B., Sahaï, A. y Gouraud, J. (2017). The out-of-the-loop Brain: 
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Reviews in Control, 44, 303–315. 
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Human Neuroscience, 8. 
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Neuroergonomía 
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Neuroergonomía 
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World” HF/E: Understanding the Realities of Your First Professional Job. 
Proceedings of the Human Factors and Ergonomics Society Annual Meeting, 
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Shapiro, R. G., Andre, A. D., Beith, B. H., Endsley, M. R. y Naga, J. T. B. (2006). 
Preparing for Your Career: Learn from the past 50 Years as You Prepare for 
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to Frequently Asked Questions. Proceedings of the Human Factors and 
Ergonomics Society Annual Meeting, 44(34), 391–391. 
 
 
 
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Neuroergonomía 
 
Neuroergonomía 
 
Capítulo 2. Vigilancia 
 
Autor: Ángel Correa Torres 
 
 
 
 
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Neuroergonomía 
Capítulo 2. Vigilancia 
Índice de Contenidos 
1. Introducción 
2. Tareas de vigilancia 
3. Teorías sobre la vigilancia 
4. Medición y monitorización de la vigilancia 
5. Conclusiones 
6. Preguntas de estudio 
7. Bibliografía 
 
 
 
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Neuroergonomía 
1. Introducción 
Probablemente la mayoría de nosotros hemos experimentado alguna vez que 
nuestro nivel de atención aumenta súbitamente al escuchar una alarma de 
incendios, que la atención decae tras realizar una tarea monótona durante un rato, 
o que resulta difícil atender a las explicaciones del profesorado cuando las clases 
son por la mañana muy temprano o a la hora de la sobremesa. 
 Estos ejemplos cotidianos ilustran que nuestra habilidad para atender a los 
estímulos es limitada y no permanece constante, sino que experimenta 
oscilaciones a lo largo del tiempo. Comprender e intentar predecir las fluctuaciones 
de la atención es un objetivo de la Psicología que tiene implicaciones relevantes 
para la mejora de la salud y el bienestar social, como por ejemplo la prevención de 
accidentes que ocurren debido a un lapso o fallo transitorio de la atención. 
Las fluctuaciones de la atención han sido objeto de estudio desde los inicios 
de la Psicología Experimental. Por ejemplo: ¿Cuál sería la duración máxima que 
podría tener un día de escuela sin que el alumnado empeorara su nivel de 
ejecución y aprendizaje? Investigadores como Ebbinghaus o Kraepelin ya se 
planteaban estas cuestiones en torno al año 1890. Más concretamente en el campo 
de la atención, otras investigaciones informaron de que la percepción de tonos de 
una intensidad muy débil, cercana al umbral de detección auditiva, oscilaba entre 
estados subjetivos de detección y no detección. Nicolai Lange (1887) demostró que 
tales oscilaciones eran causadas por fatiga de la atención. 
Estos hallazgos ponen de manifiesto dos dimensiones fundamentales de la 
atención: intensidad y temporalidad. La vigilancia es definida en términos de ambas 
dimensiones, como la habilidad de los organismos para mantener su foco de 
atención y permanecer alerta durante largos periodos de tiempo (véase Warm, 
Parasuraman y Matthews, 2008, para una revisión). 
Llegados a este punto, podríamos plantearnos por qué los psicólogos hemos 
de estudiar la vigilancia, para qué es importante su estudio. El estudio de la 
vigilancia cobra gran importancia si consideramos cómo los avances tecnológicos 
 
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Neuroergonomía 
han transformado el papel de los trabajadores en la sociedad actual. La progresiva 
automatización de procesos nos convierte en vigilantes y supervisores de la 
correcta ejecución de dichas rutinas por parte de las máquinas (Sheridan, 1980). 
Como veremos a continuación, las actividades humanas que han recibido 
más investigación desde la vigilancia suelen tener en común el hecho de que un 
fallo de la atención implicaría graves consecuencias para la salud de las personas. 
Algunos ejemplos de estas actividades son: monitorización de pacientes 
hospitalizados, pilotaje de aviones y trenes, transporte de mercancías peligrosas, 
vigilancia militar, control en centrales nucleares, control del tráfico aéreo, 
inspección de seguridad en aeropuertos, etc. 
2. Tareas de vigilancia 
El estudio de la vigilancia recibió un gran impulso durante la II Guerra Mundial, 
mediante investigaciones que pretendían esclarecer por qué los operarios de radar 
aéreo y de sónar submarino fallaban en su tarea de detectar las débiles señales en 
sus pantallas que indicaban la presencia del enemigo. 
 Mackworth (1948) diseñó el “Test del Reloj”, una tarea para medir vigilancia 
en el laboratorio que simulaba el papel de un operario que vigila la pantalla de un 
radar. En el test del reloj, los participantes deben atender durante dos horas a un 
estímulo que se mueve dando pequeños saltos alrededor de una circunferencia 
(como la aguja que marca los segundos en un reloj). De vez en cuando se 
presentaba la “señal” (o “estímulo objetivo”) que los participantes han de detectar, y 
que consistía en que ese estímulo daba un salto un poco más grande de lo normal. 
Así, el test del reloj incluye los dos ingredientes esenciales de las tareas clásicas 
de vigilancia que las convierten en tareas extremadamente monótonas: su larga 
duración y la baja frecuencia con la que ocurre la señal. 
Estas investigaciones revelaron que los lapsos en la detección de señales 
ocurrían con mayor frecuencia conforme más tiempo llevaran los operarios 
realizando la tarea. A este resultado se le conoce como “decremento de vigilancia”. 
Concretamente, el porcentaje de señales que no eran detectadas incrementaba 
 
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Neuroergonomía 
para cada uno de los 4 bloques sucesivos de media hora que duraba la tarea. 
Igualmente relevante fue el descubrimiento de que este decremento de vigilancia 
ocurría mucho más pronto de lo que se sospechaba en un principio. Tras sólo 
media hora realizando el test del reloj, Mackworth encontró que la exactitud de los 
participantes en detectar señales caía hasta un 15%. 
Gracias al gran desarrollo de la informática, actualmente es posible utilizar 
simuladores para estudiar la vigilancia en el laboratorio de forma más segura y con 
mayor control experimental. Por ejemplo, para tareas de investigación y de 
entrenamiento, se pueden utilizar simuladores de pilotaje de aviones, de 
conducción de vehículos o de trenes. Estos simuladores presentan un amplio rango 
en cuanto al grado de fidelidad con la que simulan la realidad, desde sencillos 
videojuegos de ordenador (como el que aparece en la Figura 2.1), hasta 
simuladores sofisticados que utilizan coches reales movidos por un sistema de 
plataformas. 
 
Figura 2.1. Simulador de conducción con registro simultáneo del 
electroencefalograma (EEG) utilizado en la Universidad de Granada. 
 
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Neuroergonomía
Los simuladores de conducción que se emplean para el estudio de la 
vigilancia generalmente presentan carreteras monótonas, donde se mide la 
habilidad para mantener la atención y corregir la trayectoria del vehículo ante 
eventos inesperados, como una ráfaga de viento que desplaza lateralmente el 
coche. Por ejemplo, en un estudio de Correa y colaboradores (2014), los 
participantes tenían que conducir un coche a una velocidad constante (100 Km/h) 
siguiendo una línea central de color verde a lo largo de un circuito con forma de 
óvalo. Al cabo de unas cuantas vueltas al circuito se observó un claro decremento 
de vigilancia, que se refleja en un incremento del error de posición del coche, es 
decir, a los participantes cada vez les costaba más trabajo evitar que el coche se 
desviara de la trayectoria objetivo. 
 
Figura 2.2. Decremento de vigilancia en una tarea de simulación de conducción a 
través del tiempo en tarea. En la gráfica se observa que conforme más vueltas se 
da al circuito, el error de posición del coche, medido en puntuaciones típicas, 
incrementa (adaptado de Correa, Molina y Sanabria, 2014). 
 
 Más recientemente, la vigilancia también se ha estudiado con tareas de 
tiempo de reacción. Estas presentan dos ventajas respecto a las tareas clásicas 
descritas anteriormente. Primero, dado que la utilización de tareas experimentales 
de tan larga duración para medir vigilancia no siempre es posible, hay un creciente 
interés por el uso de tareas más cortas tanto en investigación básica como en 
 
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Neuroergonomía 
contextos aplicados a la clínica y la ergonomía (Ruz et al., 2011). Además, 
permiten estudiar con una mayor resolución temporal las fluctuaciones rápidas de 
la atención que ocurren en unos pocos segundos, ya que registran un mayor 
número de respuestas por unidad de tiempo. 
Ejemplos de estas tareas son el Test de Ejecución Continua (Continuous 
Performance Test - CPT; Conners, Epstein, Angold y Klaric, 2003), utilizado 
ampliamente para el diagnóstico del trastorno por déficit de atención e 
hiperactividad; la Tarea de la Atención Sostenida a la Respuesta (Sustained 
Attention to Response Task - SART; Robertson, Manly, Andrade, Baddeley y Yiend, 
1997), utilizada en pacientes con lesión en el lóbulo frontal, o el Test de Vigilancia 
Psicomotora (Psychomotor Vigilance Test - PVT; Lim y Dinges, 2008), que sirve 
para medir el efecto de la privación de sueño. 
El Test de Vigilancia Psicomotora consiste en una tarea de tiempo de 
reacción simple, cuya característica principal es que el estímulo objetivo aparece 
de forma impredecible en el tiempo (tras un intervalo aleatorio entre 2 y 10 
segundos). Entre las ventajas de esta tarea se encuentran su facilidad de 
administración (un simple teléfono móvil sería suficiente), su brevedad (10 minutos 
en la versión estándar, que puede acortarse a 3 minutos), apenas muestra efectos 
de aprendizaje (conveniente para administraciones repetidas), muestra una alta 
fiabilidad test-retest y una gran sensibilidad a la privación de sueño, fármacos 
estimulantes y variaciones circadianas del nivel de alerta. 
3. Teorías sobre la vigilancia 
La vigilancia, al igual que ocurre con otras funciones psicológicas, es un concepto 
complejo y difícil de capturar en una sola definición. Así, es comprensible que a lo 
largo de la historia hayan surgido diferentes teorías que intentan explicarla. Como 
veremos a continuación, las teorías van surgiendo como solución a problemas 
explicativos de sus predecesoras. Por tanto, es importante conocer las diferentes 
teorías ya que cada una enfatiza un conjunto de factores que son relevantes para 
entender la vigilancia. En este capítulo nos centraremos en la teoría de la 
activación, la teoría de los recursos y la teoría de la distracción. 
 
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Neuroergonomía 
 Teoría de la activación o arousal. 
Esta teoría establece que el nivel de vigilancia de los individuos depende de su 
nivel de arousal o activación psicofisiológica. El Locus Coeruleus, núcleo productor 
de norepinefrina (también llamada noradrenalina) localizado en el tronco cerebral, 
tiene un papel clave (junto con la formación reticular y proyecciones ascendentes 
del tálamo) en la regulación de los procesos de vigilia y del estado de alerta. 
 En su formulación más simple, esta teoría sostiene que la naturaleza 
monótona y repetitiva de las tareas de vigilancia reduce la activación del sistema de 
vigilia Locus Coeruleus-Norepinefrina. Esto produciría una hipoactivación general 
del sistema nervioso que se refleja en un empeoramiento progresivo de la 
ejecución a lo largo de la tarea. En otras palabras, la hipoestimulación 
característica de las tareas clásicas de vigilancia produce una hipoactivación 
progresiva en el cerebro que se refleja en el comportamiento como el típico efecto 
de decremento de vigilancia. 
 Una evidencia a favor de la relación entre activación y ejecución en tareas 
de vigilancia es la Ley de Yerkes-Dodson (1908). Estos autores realizaron una 
serie de experimentos que demostraron que el nivel de activación determinaba la 
capacidad de aprendizaje. Concretamente, la activación se manipuló mediante la 
intensidad de una descarga eléctrica que proporcionaban a una muestra de 
roedores cuando entraban en el compartimento que debían aprender a evitar. La 
tarea consistía en discriminar dos compartimentos que diferían en cuanto a la 
cantidad de luz que tenían (el más claro no llevaba descarga asociada mientras 
que el más oscuro sí). El descubrimiento principal consistió en que la dificultad de 
la tarea determinaba la relación entre activación y ejecución. Una tarea sencilla 
(discriminar entre compartimentos blanco y negro) se realizaba mejor conforme 
mayor era el nivel de activación. Sin embargo, un exceso de activación deterioraba 
el nivel de ejecución cuando se realizaban tareas más difíciles (discriminar entre 
dos compartimentos de color gris muy parecido). 
La investigación de Yerkes y Dodson muestra que no hay una relación única 
entre activación y ejecución, sino que esta depende de factores como las 
 
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Neuroergonomía 
características de la tarea. Esto sugiere que la vigilancia no es un concepto simple 
ni unitario. Como consecuencia, surgen un conjunto de teorías sobre la vigilancia 
que se diferencian entre sí en términos de los factores concretos que enfatizan. A 
continuación veremos una teoría que intenta especificar con mayor precisión qué 
querían decir Yerkes y Dodson cuando se referían a una tarea fácil frente a una 
tarea difícil. 
 Teoría de los recursos atencionales. 
De acuerdo al modelo de recursos de Kahneman (1973), la atención (por ende la 
vigilancia) se entiende como un conjunto limitado de recursos energéticos que 
determina la capacidad de trabajo mental. Estos recursos dependen de la cantidad 
general de activación del organismo. El aspecto central del modelo consiste en 
explicar cómo se reparte ese esfuerzo, es decir, cómo se asignan los recursos 
atencionales a las diferentes tareas. Para ello se consideran dos elementos 
básicos: la evaluación de las demandas de capacidad y la política de distribución 
de recursos. 
 La política de distribución de recursos tiene en cuenta varios factores como 
las disposiciones estables del organismo (ej. automatismos) y las intenciones 
transitorias (ej. motivación). Esta política, en combinación con un proceso de 
evaluación de demandas de capacidad que considera la cantidad de energía 
disponible, es lo que regula el reparto de energía entre diferentes tareas. Por 
ejemplo, si una tarea es sencilla y equivocarse no implica graves consecuencias, la 
política de distribución no asignará muchos recursos energéticos para su 
realización. Por el contrario, si la tarea no está automatizada, hay una fuerte 
motivación para su desempeño óptimo y además hay una cantidad adecuada
de 
energía disponible, la política de distribución de recursos consistirá en un 
incremento en la asignación de energía para la realización de dicha tarea. En otras 
palabras, este modelo funcionaría como un termostato, donde la regulación de la 
energía mental se produce a partir de un mecanismo de retroalimentación que 
incluye una comparación entre las demandas de las condiciones actuales y las 
condiciones objetivo. 
 
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Neuroergonomía 
 Sin embargo, las primeras concepciones unitarias sobre la vigilancia no 
podían explicar algunos resultados de investigaciones donde una misma persona 
realizaba muy bien una tarea de vigilancia y su ejecución no tenía ninguna relación 
con la ejecución en otra tarea de vigilancia. Así, en los años 80 se cambió a 
considerar que la vigilancia dependía de los diferentes procesos cognitivos que 
demandaba específicamente cada tipo de tarea. En un principio, esto complicaba el 
gran sueño de los investigadores de predecir y controlar la ejecución en tareas de 
vigilancia. Para resolver esto, investigadores como Parasuraman y Davies (1977) 
realizaron una clasificación de todas las tareas de vigilancia en función de la 
cantidad de recursos atencionales que demandan. A partir de este trabajo de 
revisión concluyeron que el decremento de vigilancia durante la realización de una 
tarea es mayor cuanto más recursos atencionales demanda dicha tarea. 
Obsérvese el contraste entre ambas teorías a la hora de explicar el 
fenómeno del decremento en vigilancia. Por un lado, la teoría del arousal 
consideraba que el decremento en vigilancia se debía a una hipoactivación 
fisiológica causada por las características hipoestimulantes de este tipo de tareas. 
Por el contrario, esta nueva teoría considera que determinadas tareas de vigilancia 
demandan tal cantidad de recursos que acaban por sobrecargar el sistema 
cognitivo y agotar sus recursos disponibles para realizar la tarea, dando lugar a un 
decremento progresivo en la ejecución. A pesar de que este debate aún no está 
resuelto, a continuación veremos un ejemplo de teoría que permite integrar ambas 
posturas. 
 Teoría de la distracción 
Una de las características principales de esta teoría es el concepto de lapso, 
distracción o fallo transitorio de la atención. Este concepto es importante porque 
implica que las fluctuaciones en el nivel de vigilancia pueden ocurrir a escalas 
temporales mucho más pequeñas de lo que se pensaba. En la vida cotidiana 
probablemente todos hemos experimentado lapsos atencionales, por ejemplo, 
echarle sal al café. Según esta teoría, para cometer estos errores de ejecución no 
es necesario llevar ni media hora ni dos horas seguidas realizando una misma 
tarea monótona de vigilancia. 
 
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Neuroergonomía 
 Los lapsos pueden ocurrir por la intrusión de pensamientos distractores que 
no están relacionados con la ejecución de la tarea objetivo, o por un desenganche 
periódico de nuestro foco de atención; en otras palabras, por una bajada 
momentánea, en cuestión de segundos, del sistema de control atencional. Por 
tanto, de acuerdo a la escala temporal donde ocurren los decrementos o fallos de 
la vigilancia, podemos distinguir entre aspectos más tónicos (entre minutos y horas) 
o más fásicos (de segundos a minutos) de la vigilancia, también denominados 
como “atención sostenida” o “alerta” (e.g., Posner, 1978). 
 Esta teoría comparte con la del arousal que la naturaleza repetitiva y 
monótona de la estimulación produce una habituación, y comparte con la teoría de 
los recursos que dicho “aletargamiento” puede controlarse de forma intencional, es 
decir, asignando más recursos de control atencional. En el apartado siguiente 
veremos evidencia fisiológica en favor de las fluctuaciones rápidas de la atención 
que postula la teoría de la distracción. 
4. Medición y monitorización de la vigilancia 
Recordemos que un objetivo fundamental de la investigación en vigilancia es la 
predicción y el control de la ejecución de actividades que requieren mantener un 
nivel de atención óptimo para su realización de forma eficaz y segura. Para ello, el 
primer paso consiste en conocer cómo se puede medir el nivel de vigilancia. 
 Medidas subjetivas 
En las medidas subjetivas, el individuo informa a través de cuestionarios acerca de 
cómo percibe su propio nivel de vigilancia. Podemos destacar la Escala Analógica 
Visual (VAS), la Escala de Somnolencia de Stanford (SSS) y la de Karolinska 
(KSS). 
 La Escala Analógica Visual consiste en una línea de 100 mm en cuyos 
extremos aparecen los términos “somnolencia extrema” y “alerta plena”, para que el 
sujeto marque el punto de dicho continuo que mejor refleje su estado actual (Monk, 
1989). Su rápida administración la convierte en un instrumento útil para estudiar 
 
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Neuroergonomía 
cambios de activación de un individuo con gran resolución temporal, ya que se 
puede administrar de forma repetida en cortos intervalos de tiempo. 
 La Escala de Somnolencia de Stanford (SSS; Hoddes, Zarcone, Smythe, 
Phillips y Dement, 1973) y la Escala de Somnolencia de Karolinska (KSS; Akerstedt 
y Gillberg, 1990) consisten en un conjunto de ítems que describen diferentes 
estados de vigilancia (“relajado, despierto, no en alerta plena”) de los cuales el 
individuo ha de escoger el que mejor representa su estado actual. Es interesante 
destacar que la KSS muestra una fuerte correlación con medidas objetivas de 
somnolencia basadas en el EEG de individuos privados de sueño que realizaban 
una tarea de conducción simulada (Horne y Baulk, 2004). 
 Finalmente, de acuerdo a la teoría de la distracción, parece lógico usar 
cuestionarios que miden la disposición estable de las personas a cometer fallos y 
lapsos de atención, por ejemplo, el Cuestionario de Fallos Cognitivos (Cognitive 
Failures Questionnaire - CFQ; Broadbent, Cooper, FitzGerald y Parkes, 1982). 
También se han reportado correlaciones significativas entre la puntuación del CFQ 
y la ejecución en la tarea SART (Robertson et al., 1997). La tarea SART consiste 
en responder rápidamente a una serie aleatoria de números del 1 al 9, con la 
condición de que los participantes deber inhibir su respuesta cuando el número 
presentado es el “3”. Concretamente, personas con alta puntuación en el 
cuestionario, y por tanto con fuerte tendencia a la distracción y a experimentar 
lapsos de atención, cometían más errores en la condición en que tenían que inhibir 
una respuesta inapropiada. 
 Movimientos oculares 
Las variaciones en el estado de vigilancia se han relacionado con la tasa y la 
duración de los parpadeos, con la duración con que se mantienen los párpados 
semicerrados (cubriendo la pupila) y con movimientos oculares lentos que 
preceden al inicio de la Fase I del sueño (Thorpy y Billiard, 2011). Actualmente hay 
un gran auge en el diseño de dispositivos fiables, económicos y sencillos de llevar 
para aplicarlos a tareas cotidianas. Por ejemplo, en la industria automovilística se 
 
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Neuroergonomía 
podría aplicar como un sistema de seguridad vial que permita prevenir accidentes 
causados por fatiga o somnolencia al volante. 
 Aparte de la investigación en vigilancia, esta técnica presenta multitud de 
aplicaciones importantes, tales como estudiar la carga de trabajo en los 
controladores aéreos (Marchitto, Benedetto, Baccino y Cañas, 2016), o para 
mejorar el diseño de dispositivos de presentación de información visual. 
 Medidas de activación cerebral 
La medición de la actividad cerebral con técnicas de alta resolución como la 
electroencefalografía (EEG) es importante en este contexto porque puede 
proporcionar información a tiempo real de estados neurales relacionados con la 
eminente ocurrencia de un lapso de la atención. Un resultado clásico muestra que 
la actividad oscilatoria del cerebro refleja variaciones
en arousal (Santamaria y 
Chiappa, 1987), de modo que la señal del EEG representa uno de los marcadores 
fundamentales de las fluctuaciones en vigilancia. Por ejemplo, Makeig y Jung 
(1996) encontraron incrementos en la potencia de los ritmos EEG en la banda de 
frecuencias theta (4-5 Hz) hasta unos 10 segundos antes de que se produjera un 
lapso en detectar un estímulo auditivo en una tarea de vigilancia clásica (detección 
de un sonido infrecuente). Por otro lado, O’Connell y colaboradores (2009) 
encontraron una mayor actividad alfa (8-14 Hz) en electrodos parietales hasta 20 
segundos previos a la comisión de un error, en una tarea de vigilancia donde había 
que monitorear la duración de una sucesión de eventos. Aplicando Análisis de 
Componentes Independientes (ICA) al EEG registrado durante la tarea PVT y una 
tarea de conducción simulada en nuestro laboratorio hemos replicado una relación 
positiva entre mayores tiempos de reacción (peor vigilancia) y la potencia de los 
ritmos alfa, theta y beta en áreas de la red por defecto (componentes parieto-
occipital, centro-medial y frontal; Molina, Sanabria, Jung y Correa, 2017). 
 Con técnicas de neuroimagen por Resonancia Magnética funcional (RMf), 
Eichele y cols. (2008) encontraron que la comisión de errores podía ser predicha 
con una antelación de 20 segundos basándose en decrementos en la desactivación 
 
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Neuroergonomía 
de áreas relacionadas con la “red por defecto” y por decrementos en la activación 
de áreas de la red implicada en el mantenimiento de la atención a la tarea. 
 Sin embargo, como se comentó en el apartado de métodos, la RMf no es 
una técnica adecuada para realizar estudios de campo. La Sonografía 
Transcraneal Doppler (TCD), en cambio, es un sistema portátil y relativamente 
barato que puede resultar útil para medir vigilancia en contextos aplicados fuera del 
laboratorio. Usando esta técnica, Shaw et al. (2013) midieron la velocidad del flujo 
sanguíneo cerebral a una muestra de 30 participantes que realizaban una tarea 
clásica de detección de señales (N = 10), una tarea SART (N = 10) o una condición 
control de no tarea (N = 10). Encontraron que la velocidad del flujo cerebral 
disminuía selectivamente conforme empeoraba la ejecución a lo largo del tiempo 
en tarea, en línea con el fenómeno del decremento de vigilancia. Este resultado 
sugiere que la velocidad del flujo sanguíneo cerebral puede utilizarse como un 
índice de la cantidad de recursos cognitivos disponibles, de acuerdo a la teoría de 
los recursos. 
 Con la medición de la temperatura periférica, en nuestro laboratorio hemos 
encontrado una relación con la ejecución de tareas de vigilancia. Concretamente 
observamos que un mayor gradiente distal-proximal (diferencia entre la 
temperatura distal de la muñeca menos la temperatura proximal infraclavicular, 
véase Capítulo 1) se relaciona con tiempos de reacción mayores en el Test de 
Vigilancia Psicomotora (Molina et al., 2017) y con peor inhibición en la Tarea de la 
Atención Sostenida a la Respuesta (SART). El incremento del gradiente distal-
proximal se ha asociado a un mecanismo de inducción del sueño mediante la 
bajada de la temperatura central, y por tanto con más somnolencia y menos 
vigilancia (Lara, 2017). 
5. Conclusiones 
El registro de medidas subjetivas es una técnica que los profesionales de la 
Neuroergonomía deben conocer y que pueden usar para evaluar el nivel de 
vigilancia de los individuos. No obstante, hemos de tener en cuenta que estas 
medidas por sí solas no tienen una fiabilidad absoluta. Como ocurre con el resto de 
 
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Neuroergonomía 
técnicas que se han descrito para estimar la vigilancia, no existe la “técnica de oro” 
que nos permita evaluar la en todos los casos y de forma infalible. Es por tanto 
nuestra responsabilidad como profesionales de la Neuroergonomía conocer el 
amplio rango de instrumentos y sus condiciones de aplicación, con objeto de 
diseñar la combinación específica de medidas que mejor se ajuste a cada situación 
en particular. 
6. Preguntas de estudio 
 Describe tres actividades o trabajos que demanden un buen mantenimiento 
de la vigilancia. 
 Piensa en qué factores pueden determinar el nivel de vigilancia de una 
persona. 
 ¿Qué ventajas e inconvenientes puede tener el hecho de que nuestra 
atención no quede permanentemente enfocada hacia el mismo objeto o 
tarea? 
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Neuroergonomía 
 
Capítulo 3. Efectos del trabajo por turnos en la salud de 
las personas mayores 
 
Autor: Marcelino Romero Rayo 
 
 
 
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Neuroergonomía 
Capítulo 3. Efectos

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