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SUMARI O Editoria l 3 Análisis Trabaj o e integración Ibrahim Bless Ranero 4 Estudios La lógica en el bachillerato: tablas de verdad o control de variables. Una experiencia didáctica con deficientes visuales Florencio García Rodríguez y Florentino Blanco Trejo 9 Fundamento y diseño de un proyecto de evaluación de la integración educativa de los niños con necesidades especiales por su deficiencia visual Equipo de evaluación O.N.C.E./U.A.M 15 Informes y documentos Un Museo al alcance de tu m a no Francisco Rey Ortiz, Francisco Pérez Borrero y José M.a García Rincón 22 Metodología aplicada en el aprendizaje de las técnicas de autodosificación, autoinyección y autocontrol en el diabético ciego insulino-dependiente . Equipo Geriatría 24 La sordo-ceguera: Combinación de la deficiencia visual con la auditiva Daniel Álvarez y Asunción Leyton 29 Gimnasia para ancianos invidentes José Ignacio Gómez Santos y Salvador Altimi r Losada 35 Incidencia de la diabetes en una población anciana invidente Amparo Garrido Muñoz y Salvador Altimi r Losada 37 Notas y comentarios Curso de formación sobre prevención de drogodependencias Juan José Martínez González 41 Cursos de formación de habilidades iniciales de orientación y movilidad y de la vida diari a para profesores Juan José Cantalejo Cano 43 Convocatoria de financiación para proyectos de investigación educativa 1989 Nuria Várela Suárez 45 II I Jornadas de Formación-Información destinadas a encargados del Servicio para Afiliado s 40 Reflexiones Ceguera y Literatura : I . La génesis del problema Enrique Pajón Mecloy 47 Convocatorias 50 INTEGRACION 3 - septiembre-diciembre 1989 1 NORMA S DE PUBLICACIÓ N El. Consejo de Redacción de «INTEGRACIÓN, REVISTA SOBRE CEGUERA Y DEFICIENCIA VI- SUAL» considerará para su posible publicación las contribuciones (artículos originales, estudios, informes, notas, comentarios y otros materiales inéditos) ajustadas a la política editorial de la Revista, y presentadas con arreglo a las normas internacionales en materia de publicaciones científicas y técnicas. Los textos se estructuran según el tipo de trabajo de que se trate: investigación original, estudio, in- forme, comunicación breve, comentario o nota. Para la redacción de estudios, trabajos de investigación, y en general, de artículos de contenido científico o técnico, se atenderá a las siguientes indicaciones de presentación y estilo: 1. Preparación del manuscrito Se utilizará papel blanco de formato A4 {21 x 29,7 cm), mecanografiado a doble espacio por una sola cara, con 2,5 cm de márgenes, como mínimo, El manuscrito constará de los siguientes elementos, dispuestos en hojas consecutivas; primera página, resumen y palabras clave; texto, referencias bibliográfi- cas, tablas y/o ilustraciones. 2. Primera página En la primera página se indicará: a) título del artículo, conciso e informativo; si es necesario, puede añadirse un subtítulo explicativo; b) nombre y apellidos del autor o autores y su lugar o lugares de tra- bajo {institución, centro, departamento, etc.); c) nombre y dirección postal completa del autor, a efectos de correspondiencia. 3. Resumen y palabras clave La segunda página debe incluir un resumen del trabajo, de no más de 100-150 palabras, en el que se especifiquen los objetivos del estudio, la metodología básica, los resultados principales y las conclusio- nes. A continuación del resumen se añadirán, e identificarán como tales, de tres a cinco palabras clave que serán utilizadas en la clasificación temática del artículo y confección de los índices de materias de la revista. 4. Texto Se expondrá con claridad el propósito del artículo y la metodología o los procedimientos empleados. Se destacarán las aportaciones o aspectos relevantes del trabajo, y finalmente las conclusiones o resulta- dos alcanzados. 5. Referencias bibliográficas Las referencias bibliográficas deben indicarse en el texto citando entre paréntesis el nombre del autor o autores y el año de publicación, Al final del trabajo se incluirá la lista de referencias, dispuestas en or- den alfabético (y cronológicamente si se hace referencia a más de un trabajo del mismo autor). Se con- signarán necesariamente los siguientes datos: — Libros: Apellido e inicial del nombre del autor, año de publicación, título del libro, edición (ex- cepto la primera), ciudad de publicación, editorial, Ejemplo: Cita en el cuerpo del texto: Toledo (1986). Referencia al final del trabajo: Toledo, M. (1986). La escuela ordinaria ante el niño con necesidades especiales. Madrid: Santillana, — Partes o capítulos de libros: Apellido e inicia! del nombré de! autor de la parte o capítulo, año de publicación, título de la parte o capítulo. Apellido e inicial del nombre del autor del libro, título del libro, edición (excepto la primera), ciudad de publicación, editorial, páginas {primera y última) que com- prende el capítulo o parte citada. Ejemplo: Cita en el cuerpo del texto: Barraga (1986). Referencia al final del trabajo: Barraga, N. C. (1986): Sensory perceptual development. En: Scholl, G. T. (ed.), Foundátions of education for blind and visually handicapped children and youth: theory and practice, New York: American Foundation for the Blind. 83-89. — Artículos de revista: Apellidos e inicial del nombre del autor, año de publicación, título del artículo, título de la revista, volumen, número y/o mes, páginas (primera y última). Ejemplo: Cita en el cuerpo del texto: Ochaita (1988). Referencia al final del trabajo: Ochaita, E., y Rosa, A. (1988): Estado actual de la investigación en psicología de la ceguera, Infancia y Aprendizaje. 41: 53-62. 6. Ilustraciones — Gráficos, tablas, figuras: cada gráfico, tabla o figura deberá presentarse en hojas independientes, confeccionado con calidad profesional. — Fotografías: si el trabajo requiere la inclusión de fotografías, se remitirán en blanco y negro y pa- pel brillo, no mayores dé 20 x 25 cm, 7. Remisión de los originales Los trabajos deberán remitirse a la redacción de la revista, Integración Revista sobre ceguera y deficiencia visual N.° 3 - septiembre-diciembre, 1989 Publicación cuatrimestral editada por la Dirección General de la O.N.C.E., Servicio para Afiliados Director: Ricardo Gayol García Coordinador Técnico: Marcial Puebla González Consejo de Redacción: Ibrahim Bless Ranero Juan José Cantalejo Cano José Miguel Cayarga Álvarez María Dolores Cebrián de Miguel Fernando García Soria José Luiz González Sánchez Isabel Herrero Pérez Amparo Mancebo Iscco Evelio Montes López Carmen Roig Roig Félix Villar Gómez Jefe de Redacción: Alfredo González La cubierta ha sido diseñada por Alfredo Carreras Redacción y Administración: c/ La Coruña, 18 - 28020 Madrid Depósito Legal: Composición: NUAN, fotocomposición Corregidor José de Pasamonte, 27 28030 Madrid Impresión: Gráficas Roa, S.A. A. Pardal Reyes, nave 205 Humanes (Madrid) EDITORIA L Con el número 3 de Integración culminamos el primer año de aparición normalizada de nuestra revista. En efecto, tras la siembra efectuada a través del número 0 du- rante el año 1988, los tres números editados en el presente año su- ponen una consolidación de esta publicación y permiten mirar al fu- turo con optimismo, no tanto por el interés de lo ya realizado, como por el cúmulo de inquietudes y colaboraciones suscitadas. La Sección de Análisis abordará, en esta ocasión, una cuestión trascendental «Trabajo e Integración». Efectivamente el reto de la Integración tiene su punto álgido en el problema de la integración laboral, medida decisiva para calibrar la virtualidad de la apuesta por la integración social. Dos artículos configuran la sección de Estudios en este caso, el primero referente a la enseñanza de la lógica en el bachillerato, plan- teado desde la experiencia de dos profesores y el segundo recoge un interesante proyecto de investigación sobre la evaluación de la educa- ción integrada. Se trata, sin duda, de una cuestión novedosa, pero además, sumamente necesaria para valorar el desarrollode esta mo- dalidad de enseñanza que hoy supone la opción mayoritaria en la atención educativa a deficientes visuales en España. Un variado repertorio se nos brinda en la sección de Informes y Documentos, que va desde la presentación de la situación de un colectivo concreto,, como es el de sordo-ciegos, hasta la experiencia de un museo puesto al alcance de los invidentes, pasando por dos aportaciones relativas a una temática social de frecuente aparición en nuestras páginas «la ceguera asociada a la tercera edad» y «la ceguera asociada a la tercera edad y diabetes», aspectos que son ob- jeto de tratamiento y estudio por los Equipos de Atención Básica de la O.N.C.E. y que de forma natural ocuparán nuestra atención desdé sus diversos matices. No conviene dejar al margen, tampoco, la sección de Notas y Comentarios, que en esta oportunidad inserta información sobre asuntos de especial interés, tales como «los proyectos de investiga- ción ¡educativa», uno de los campos en que la O.N.C.E. potencia y financia la actividad investigadora; las Jornadas de formación y eva- luación, destinadas a los responsables territoriales de los Servicios para Afiliados de la O.N.C.E. y una nota peculiarmente grata sobre la unificación de las Asociaciones Portuguesas de Ciegos, constitu- yendo la ACAPO, como único interlocutor en el futuro de ese co- lectivo. Cierran el número, junto con las habituales de libros y convoca- torias, una nueva sección «Ceguera y Literatura», de la que es autor el intelectual ciego Enrique Pajón Mecloy, que aproximará a nues- tros lectores esa relación dinámica mediante un recorrido histórico cargado de aventura y sensibilidad, pero muchas veces, también, de realismo. Culminamos esta presentación agradeciendo su apoyo a los cada día más numerosos colaboradores de Integración y demandando a cuantos tengan algo que expresar y relatar, en materia de ceguera y deficiencia visual, que entiendan que ésta es su revista. INTEGRACIÓN 3 • septiembre-diciembre 1989 ANALISI S Trabajo e integración Ibrahim Bless Ranero* Sí, trabajo, mucho trabajo cuesta escribir so- bre un tema relativamente incipiente como lo es el de la ubicación laboral de las personas ciegas y de hecho, no me propongo que éste sea un artículo de obligada referencia para los que se dedican al asunto. Eso sí, intentaré for- mular algunas opiniones que, basadas en mi ex- periencia, además de motivar al lector, ojalá valgan para suscitar el debate. Si alguien me preguntase cuál es para mí la actividad principal dentro del proceso de reha- bilitación de los deficientes visuales y minusváli- dos en general, no me importaría ser absoluto y de inmediato diría: el trabajo. Sin embargo, no ha sido en este aspecto donde las institucio- nes para ciegos e incluso muchas de las organi- zaciones de ciegos, han puesto el énfasis nece- sario, dentro de sus programas de acción. De hecho, la cuantía proporcional de presupuestos que dichas Entidades, desde las más humildes a las más solventes, destinan a la promoción del empleo, es insignificante en comparación con las asignadas a otros conceptos como pue- den ser: la cultura, el deporte, los gastos de in- fraestructura, etc. Para ser justo debo significar que muchos de los programas que desarrollan las organizaciones de o para ciegos, son de más fácil consecución, mayor rentabilidad y hasta tienen subyacente un nada despreciable filón propagandístico. La verdad es que muchos de estos proyectos conlle- van con su ejecución, la mejora de las condi- ciones de vida de los deficientes visuales e in- cluso, algunos de ellos, desarrollan habilidades imprescindibles para el correcto desempeño de una actividad laboral sistemática. El mayor obstáculo con que se choca en la Miembro del Consejo Nacional de la A.N.C.I. y Ase- sor del Servicio para Afiliados de la O.N.C.E. gran mayoría de los países, para promover pro- yectos mínimamente ambiciosos en el campo del empleo de los minusválidos, es la falta de con- cienciación por parte de las entidades legislado- ras de los estados, que desde la más buena vo- luntad de sus integrantes, en el mejor de los ca- sos, asumen el problema desde la perspectiva de quien desea para un ser querido las gratifica- ciones que a tal persona y a su familia le ha- gan llevadera una vida tan «fatal»: porque na- turalmente entre los muchos que no leerán este comentario, algunos habrá, lógicamente, que ni por un momento se hayan supuesto en condi- ciones físicas desfavorables. Así es que, en al- gunos países en los que el desarrollo social y las circunstancias económicas lo permiten, las leyes de Seguridad Social contemplan la dismi- nución significativa de la agudeza visual o la pérdida definitiva de la visión como invalidez laboral total y permanente y para la supuesta indemnización del «desgraciado» se prevé el pa- go vitalicio de un subsidio. Sin embargo, es ne- cesario destacar que en algunos países, como en Bulgaria, la U.R.S.S. y otros, existe ya una le- gislación avanzada en la materia, que ojalá fue- se bastante más divulgada, en favor de muchas instituciones de ciegos en el mundo. El trabajo para la mayoría de los invidentes, es, por lógica, la vía deseada para obtener ni- veles de ingresos económicos equiparables con la media social, y ojo, que muchos argumentos podrían darse para sostener el criterio, de que para que un ciego alcance los niveles de bienes- tar de la media de la población, está necesitado de disponer de una adecuada complementarie- dad salarial. No abundaré en esta opinión, por- que por si sola podría merecer un polémico ar- tículo de algún entendido. Lo cierto es que algunas Instituciones, como la O.N.C.E., han conseguido cabalmente este INTEGRACIÓ N 3 - septiembre-diciembre 1989 propósito y por demás, cuentan con una reco- nocida solvencia para asegurar el desarrollo de muy variados programas educativos, cultura- les, deportivos, recreativos, de promoción de empleo, de rehabilitación básica, de asistencia social y muchos otros, todo ello mediante el juego del Cupón, en lo que emplea a la casi totalidad de sus afiliados. A partir de esta anterior referencia, se abre entonces una complicada discusión, en la que convendría concluir acerca de cuánto de positi- vo y por qué no, cuánto de negativo, de cara a la integración social pueden reportar niveles de ingresos económicos personales de los minus- válidos ajustados, o no, a la media de la re- lación que exista entre la calidad y la canti- dad del trabajo y el salario devengado por su realización. Aquí conviene un paréntesis para afirmar que, para la real consecución de una política de integración que tenga como pilar fundamental la promoción y diversificación del empleo de los ciegos, se requiere imprescindi- blemente de una caja institucional con elevada solvencia económica, que permita asumir los gastos de la formación continuada del perso- nal técnico y los cuadros de dirección, de cuyas iniciativas y profundos, a la vez que amplios, conocimientos industriales y tecnológicos, ne- cesitará disponer la Entidad para promover y desarrollar, primero en coordinación con Uni- versidades e Institutos ajenos y, después, pa- ralelamente con propios medios, proyectos de investigación tiñotecnológica y de adecuación de puestos de trabajo, todo lo cual resulta hoy extremadamente costoso. Añado que, para ase- gurar la maduración y fructificación de tales ideas, tiene que estar indisolublemente ligada a dichos recursos una absoluta claridad y cohe- rencia en los objetivos propuestos en este cam- po, otorgándose máxima prioridad y estímulo a los programas con perspectivas de eficacia en- caminados en esta dirección. Llegados hasta aquí, me permito entonces afirmar categóricamente que por la creciente re- levancia en la sociedad moderna de la activi- dad laboral, como fuente de enriquecimiento de nuestras relaciones interpersonales, las insti- tuciones de o para ciegos que trabajen seria- mente en favor de la integración, tienen que asumir, como aspecto central de su política re- habilitadora, el trabajoque, además, tiene que conseguirse, sea necesario y productivo a la so- ciedad. Con la intención de lograr una mayor identi- ficación con la problemática planteada, sus ma- tices y posibles soluciones, comentaré adicio- nalmente las experiencias puestas en práctica por Cuba y algunos de los países socialistas de Europa en el campo laboral. Cuba es un pequeño país en vías de desarro- llo y con una asociación de ciegos fundada ape- nas hace diez años. Estos elementos, que quizás sean conocidos por muchos, los refiero porque a la hora de estimular el desarrollo de progra- mas en este marco socioeconómico, como en ninguna otra cosa, no pueden trasplantarse in- tegralmente las experiencias concretadas en los países desarrollados, a economías y entornos sociales sustancialmente diferentes. Aquí la uni- dad de criterios, la coherencia de acción y el consiguiente apoyo de las Instituciones oficia- les, ha tenido una importancia decisiva, conjun- tamente con la cooperación internacional. En los últimos años en nuestro país, la polí- tica de empleo a minusválidos ha tenido un gran impulso, fundamentado en la creación de talleres artesanales estatales en los que se em- plean, conjuntamente, ciegos, otros minusválidos y personal sin limitaciones físicas, destacándose una política de protección al aprendizaje que, según casos, se extiende hasta noventa días, du- rante los cuales, el personal adquiere habilida- des en actividades productivas de carácter ma- nual, con lo que se ganan después un salario digno. Para que se tenga una idea de la prioridad otorgada a esta actividad en los últimos tres años, diré que entre esta forma predominante de empleo y la ubicación, previo análisis casuís- tico, en otros puestos de trabajo, tal y como indica el cuadro 1, en Cuba se han incorporado a la actividad laboral 5.539 ciegos e invidentes, de un total de 17.759 afiliados a Asociación Na- cional de Ciegos de Cuba (A.N.C.I.) y se han creado 90 talleres protegidos. CUADRO 1 TALLERES PROTEGIDOS EMPRESAS AJENAS CIEGOS 566 266 DEFICIENTES VISUALES 2.169 2.538 Aquí naturalmente también hay espacio para la reflexión: Pese a que estas unidades de producción es- tán concebidas en principio con un fin eminen- INTEGRACIO N 3 - septiembre-diciembre 1989 temente social, ¿qué se debe hacer para obtener de ellas la mayor eficacia productiva? Independientemente de que, desde su funda- ción, la A.N.C.I. ha contado con el apoyo pre- supuestario del Estado para el desarrollo de sus diversos programas, ¿cómo podría contribuir la actividad productiva de los afiliados al desarro- llo e impulso de proyectos especializados auspi- ciados por la A.N.C.I.?. Los países socialistas de Europa, aunque ven- cedores del fascismo hitleriano en la contienda bélica de la Segunda Guerra Mundial, fueron de los más sufridos y castigados como conse- cuencia de lo cual, la cantidad de minusválidos creció significativamente, con mayor incidencia en personas jóvenes y de mediana edad. Esta fatal circunstancia, unida al preclaro entendi- miento, por parte de los respectivos estados, de la necesidad de prestar atención y brindar solu- ciones a los planteamientos que venían hacien- do las organizaciones de ciegos, ha condiciona- do el desarrollo actual de sus esquemas de em- pleo. Por ejemplo, en la U.R.S.S. hace ya más de 60 años la Asociación Panrusa de Ciegos, mediante el máximo esfuerzo de sus miembros y sin disponer de locales, equipos, ni materia prima, intentaba organizar la producción y ase- gurar el empleo de los invidentes como vía de realización personal, familiar y social. Con el transcurso de los años se amplió la producción y comenzaron a obtenerse las ga- nancias, que permitieron a esta Institución rea- lizar la construcción de sus locales y la compra de los equipos. Con el cambio en el nivel de especialización de la producción, surgieron nue- vas industrias, lo cual a su vez, requirió la so- lución de nuevos problemas, tales como: la cons- trucción civil de nuevos complejos industriales, su equipamiento, la elevación en la calificación de los trabajadores, el reforzamiento de la di- rección técnico-ingeniera de la producción y el perfeccionamiento de la organización científica del trabajo. Progresivamente se incrementaban las tareas de construcción y montaje y la pues- ta en marcha de ios grandes combinados pro- ductivos, lo que contribuyó a asegurar la plani- ficación eficiente de los procesos tecnológicos sobre la base del trabajo en cadena. Han sido durante todo este período objetivos primordia- les, la mejora de las condiciones higiénico-sani- tarias del trabajo y la construcción y entrega de viviendas a los trabajadores que eran trasla- dados a nuevas empresas. En la búsqueda de soluciones prácticas al problema de la ubicación laboral de los invi- dentes, se percataron de la necesidad de desa- rrollar investigaciones científicas acerca de los fundamentos teóricos de la rehabilitación mé- dico-social de éstos. A partir de la década de los 60, el laboratorio creado, adjunto al Insti- tuto de Peritación del Trabajo para los Impedi- dos de Leningrado, con sus estudios, permitió determinar las condiciones de trabajo que de- ben existir para los ciegos en las empresas in- dustriales. En este mismo período, el Instituto Central de la Peritación del Trabajo para los Impedidos de la U.R.S.S., llevó a cabo el estu- dio de las ocupaciones y profesiones en las em- presas industriales y agrícolas de las Asociacio- nes, determinando las posibilidades de ubicación laboral racional y de calidad para los ciegos, so- bre la base de investigaciones médicas científi- camente fundamentadas, que es en definitiva la fórmula idónea para estimular los mecanismos compensatorios y de adaptación, estrechamente ligados a la aparición de estados patológicos en el organismo del ser humano, y propiciar el mantenimiento y la formación de nuevos víncu- los sociales, que impiden el desarrollo de la de- bilidad en la personalidad y la formación del complejo psicológico de inferioridad. La racionalidad de la ubicación laboral se de- termina por la posibilidad de ofrecer participa- ción al individuo en la producción social, em- pleándole de acuerdo con su estado de salud y tomando en consideración sus conocimientos profesionales, la experiencia laboral anterior (si existe) y su vocación. Una importancia especial se atribuye en esto a los factores médico-bio- lógicos y clínico-funcionales, para evitar las influencias negativas en el estado de salud y excluyendo, naturalmente, la actuación de los factores contraindicados. La indicación del tipo de actividad que debe realizar el ciego, constitu- ye la premisa fundamental de la racionalidad en la ubicación laboral. Como resultado de las investigaciones integra- les, epidemiológicas, clínico-fisiológicas, oftal- mológicas, ergonómicas y psicológicas, desarro- lladas por los laboratorios especiales, creados a iniciativa de las asociaciones de ciegos de la U.R.S.S. y con su apoyo organizativo y econó- mico, han sido establecidos los índices socio- higiénicos de la invalidez visual, definidas las características clínico-funcionales de los ciegos y débiles visuales, detectadas ciertas capacida- des compensatorias y adaptativas del analizador visual y precisados los criterios para el pronós- tico clínico-laboral. De todo lo anterior ha de- rivado un perfeccionado sistema para la ubi- INTEGRACIO N 3 - septiembre^dicieinbre 1989 catión laboral de los ciegos en las empresas soviéticas, que se basa fundamentalmente en la correspondencia entre el estatus clínico y sus posibilidades funcionales, con arreglo a las exi- gencias del carácter y las condiciones del tra- bajo. La aplicación práctica de este sistema tiene el propósito de precisar las contraindicaciones principales y los factores permisibles en cuanto a las condiciones de trabajo en las empresas in- dustriales, valiéndose, esencialmente, de la ac- tuación de varios factores higiénico-sanitarios y psicofisiológicos del puesto de trabajo respecto a ciertas categoríasfundamentales de la patolo- gía ocular y algunos tipos de las concomitantes más frecuentes, diferenciadas atendiendo a los mecanismos comunes de su desarrollo y a la similitud en sus manifestaciones clínicas y de reacción ante la influencia de los factores ho- mogéneos del medio ambiente. El cuadro 2 in- tenta mostrar tal interacción, apareciendo seña- lados con una cruz los factores cuya incidencia dios tiflotécnicos de producción necesarios, que aseguren los más altos niveles de seguridad y propicien la elevación de los índices producti- vos. Ejemplos significativos de la aportación en este terreno, lo constituye la incorporación de los deficientes visuales a la fabricación de ca- bles armados para el alambrado de neveras, el ensamblaje del mandril para el arrancador L04 y L4, destinado a la instalación de los aparatos de luz con lámparas luminiscentes, la produc- ción de piezas plásticas para artículos electro- técnicos y el ensamblaje de algunos de estos, la producción de piezas, unidades y bloques para televisores, la producción de estampados, etc. Un aspecto importante en la solución de la tarea de la ubicación laboral racional y con calidad para los invidentes en la U.R.S.S., ha sido también la labor encaminada a la especia- lización de la producción. La experiencia ha demostrado que la especialización de los pues- tos de producción, crea las condiciones más fa- vorables para responder a las exigencias de este CUADRO 2 Influencia de los factores ambientales y psicofuncionaies en los trastornos del órgano de la visión TRASTORNOS FACTORES Condiciones metereológicas Sustancias tóxicas Aerosoles Ruido Vibraciones Iluminación Carga física Tensión neurofisiológica Carga visual Circulatorios X X X X X De estructuras nerviosas X X X Inflamatorios de túnicas int. X X De estructuras cicatrizantes X X Del cristalino X X X De túnicas externas X X X Del espresor túni- cas externas X X X X producen los más graves efectos según qué ca- tegoría. Los planes de investigación desarrollados en los ya mencionados laboratorios especializados, no se limitan a estos asuntos. Es de principal interés también, garantizar a los obreros las óp- timas condiciones de trabajo en beneficio de su salud, su ¡rehabilitación y su cultura, a la par que dotarla cada puesto de trabajo con los me- sistema; precisamente por ello, en sus empresas se presta gran atención a la elaboración e in- troducción de las formas más racionales de la división y cooperación del trabajo. Para que se tenga una idea aproximada acerca de cuanto la Asociación Panrusa de Ciegos ha logrado en la conjugación de estos dos factores, y consiguien- temente en el perfeccionamiento de la organiza- ción científica del trabajo, referiré por último INTEGRACIÓ N 3 • septiembre-diciembre 1989 que, esta Institución, gracias al esfuerzo pro- ductivo de unos 100.000 afiliados, de los cuales la mayoría asiste a sus fábricas mientras que otros, por razón de sus posibilidades funciona- les, trabajan a domicilio y a partir de una con- venida protección fiscal a su producción, elevó en 1986 el valor de su producción global a 970 millones de rublos (unos 1.500 millones de dó- lares). Modelos similares en sus objetivos y nivel de realización, aunque importantemente matizados para adaptarlos a las circunstancias históricas y a las condiciones económicas de los respecti- vos países, han sido desarrollados también en Bulgaria, Checoslovaquia, la R.D.A., etc., des- tacándose en este último, la instrumentación de un interesante modelo de Cooperativas de Eco- nomía Social. No obstante, en ellos, como en la casi totalidad del resto del mundo, el escaso desarrollo de tiflotecnologías destinadas a pa- liar las carencias determinadas por la afectación de las capacidades sensoriales y que permitan el acceso de los ciegos y débiles visuales a las modernas técnicas de automatización e infor- matización, sigue siendo una barrera para la incorporación de éstos a trabajos de elevada calificación personal, problema que se agrava significativamente con la evolución de la tecno- logía, y la carencia de soporte científico-técnico necesario para desarrollar cualquier plan coor- dinado de iniciativas al respecto. En cuanto a esta gran experiencia, cabe por último reflexionar acerca de ¿cuánto de negati- vo puede acarrear para la integración un siste- ma de empresas o cooperativas con elevada par- ticipación de ciegos y qué puede hacerse para paliar algún efecto nocivo? No me queda más que pedir opinión al respecto a nuestros cole- gas. Para concluir me resta señalar que las políti- cas educacionales, en relación con los ciegos, entran en contradicción con la realidad laboral de los deficientes visuales. En algunos casos porque faltan mecanismos que estimulen a los jóvenes a consagrarse al estudio para superar las barreras profesionales que afrontan los in- videntes, en lugar de dedicarse a tareas que coyunturalmente ofrecen mayores recompensas económicas, y en otros, porque se carece de mínimas posibilidades para brindar apoyo a los estudiantes que acceden a niveles superiores de enseñanza y que aspiren a ejercer profesional- mente. Así pues, permítaseme advertir acerca de que, el problema del empleo de los jóvenes invidentes requiere una esmerada atención por parte de las instituciones de y para ciegos, así como de los organismos nacionales e interna- cionales, porque el desarrollo tecnológico y la carencia de soporte científico-técnico con po- sibilidades de intervenir en la solución de los problemas inherentes a la ceguera en la gran mayoría de los países, pone en peligro, cada vez mayor, la voluntad de favorecer la educa- ción, rehabilitación e integración plena a la so- ciedad de las personas ciegas de hoy y de ma- ñana, que, ojalá, por otra parte seamos cada día menos por razón de la elevación de los ni- veles de salud ocular de la humanidad. Junto a todas las anteriores consideraciones, quiero hacer notar que a alguien que no se le ofrezca la posibilidad de cubrir sus necesidades principales, será imposible motivarle en activi- dades culturales, deportivas o de rehabilitación. Por todo ello, muchos consideramos que el te- ma abordado es de importancia capital para la verdadera integración y si aunamos voluntades y esfuerzos para perfilar, desarrollar e impulsar los proyectos encaminados a este propósito, es- taremos en buena medida contribuyendo a que la humanidad alcance uno de sus más caros y soñados ideales: la plena dignidad de cada in- dividuo y la igualdad de posibilidades para to- dos. Eso sí, debemos ser conscientes de que la dinámica que impone el desarrollo económico y social de los diferentes países, demandará de quienes deseemos colaborar en la instrumenta- ción de planes de adiestramiento laboral, for- mación profesional, adecuación de puestos de trabajo, elaboración de legislaciones diferencia- das y en síntesis, de planes de promoción de empleo para invidentes, una gran vocación hu- manista y dialéctica, porque más de una vez habrá que trabajar para las características es- pecíficas de un individuo empleado potencial y más de una vez, el desarrollo de la tecnología y la industria pondrá en crisis una idea soñada y madurada, con horas de laboriosidad e in- somnio. INTEGRACIÓN 3 - septiembre-diciembre 1989 ESTUDIOS La lógica en el bachillerato: tablas de verdad o control de variables Una experiencia didáctica con deficientes visuales Florencio García Rodríguez Florentino Blanco Trejo* RESUMEN: Este artículo presenta un nuevo enfoque, basado en las «reglas de Quine», sobre el modo de enseñar la lógica proposicional a alumnos ciegos y se compara empíricamente con el método tradicional de las tablas de verdad. Los resultados indican que el primero requiere la puesta en marcha de estrategias cognitivas más complejas. Se alude a la necesidad de investigar la naturaleza de dichas estrategias y se indica un posible modo de hacerlo. Palabras clave: Enseñanza de la lógica, pensamiento formal, psicología de la ceguera. ABSTRACT:This paper presents a new approach for teaching propositíonal Logics to blind students based on «Quine rules» and compares it with traditional methods. The results suggest that learning propositional Logics through Quine method requires more cognitive resources than learning through other traditional methods. This study shows that it is necessary to look for the nature of this cognitive resources and suggest a way to do it. Key words: Logics teaching, formal thinking, psychology of blindness. 1. INTRODUCCIÓN * La línea de investigación que presentamos en este trabajo ha comenzado a desarrollarse como consecuencia de la confluencia de diversos fac- tores. En primer lugar, y fundamentalmente, el trabajo tiene una vocación claramente aplicada y pretende contribuir a los esfuerzos que desde distintos puntos de vista se están llevando a ca- bo para lograr que los deficientes visuales en- cuentren un curriculum académico cada vez más provechoso y más ambicioso respecto a los ob- jetivos que pretende alcanzar (por ejemplo, Sán- chez et al., 1986). Escuela Universitaria de Fisioterapia de la O.N.C.E. Universidad Autónoma de Madrid. En segundo lugar, el trabajo mantiene una cierta vocación teórica. Por ello no podemos ol- vidar las descripciones piagetianas y postpiage- tianas del funcionamiento cognitivo de los ado- lescentes (Inhelder y Piaget, 1955; Carretero, 1985); tampoco algunos trabajos recientes, los cuales han mostrado que ciegos y videntes no difieren en cuanto a su edad de acceso al pen- samiento formal (Ochaíta et al., 1988). Revisten también especial importancia los tra- bajos que han intentado poner en relación las estructuras operatorias típicas del pensamiento formal con situaciones de aprendizaje específi- cas, como la enseñanza de las ciencias naturales o sociales (Pozo, Carretero y Asensio, 1983, es una excelente revisión en castellano sobres estos temas). Resulta curioso, sin embargo, constatar INTEGRACIÓ N J - septiembre-diciembre 1989 la escasez de trabajos que aborden la enseñanza de la fisolofía o, en concreto, la enseñanza de la lógica desde este punto de vista. Resulta es- pecialmente curioso porque, recordamos, la ló- gica constituye el metalenguaje que soporta las descripciones piagetianas del pensamiento ado- lescente; con este espíritu se han desarrollado algunas investigaciones básicas (ver Delval, 1974; París, 1975). Evidentemente, más escasos aún resultan los trabajos que aborden la enseñanza de la lógica a ciegos. En cualquier caso, si asu- mimos que ciegos y videntes no difieren en su capacidad para pensar formalmente y encontra- mos más dificultades entre los primeros a la ho- ra de resolver problemas, por ejemplo, de lógi- ca proposicional, deberemos desviar la atención hacia el procedimiento de aprendizaje. En este sentido, muy pocos trabajos sobre didáctica de la lógica se presentan suficientemente justifica- dos teóricamente y casi todos se desarrollan a partir de criterios racionales. Aunque algunos de ellos muestran líneas de trabajo muy intere- santes (Glayman y Rosenbloom, 1972; García, 1984; López, 1979) parece oportuno aprovechar adecuadamente los datos que nos ofrecen inves- tigaciones como las que hemos venido comen- tando. Teniendo en cuenta lo anterior, el trabajo que presentamos pretende encontrar un método al- ternativo de enseñanza de la lógica proposicio- nal que obvie los inconvenientes que supone pa- ra los ciegos el manejo de las engorrosas tablas de verdad y permita acceder a niveles de com- prensión más profundos. Debemos recordar aquí que el uso de tablas de verdad en la resolución de fórmulas lógicas supone para los ciegos el manejo de la máquina Perkins, y por ello a la dificultad inherente al cálculo lógico hay que añadir la lentitud, los problemas de acceso a la información disponible en cada momento, etc. En un trabajo reciente de Almazán y Cal- vo (1985) analizan la viabilidad de lo que en adelante denominaremos método de Quine (ver Apéndice) como alternativa didáctica al método de las tablas. Aunque el trabajo no incluye da- tos empíricos, la argumentación nos pareció co- rrecta y nos proporcionó un buen punto de par- tida para la línea de investigación que ahora presentamos. En síntesis, se asume que el método de Quine permitirá a los alumnos ciegos alcanzar un ren- dimiento más satisfactorio que el método tradi- cional (método de las tablas). Además, se espe- ran variaciones en las actitudes hacia la materia en virtud del dominio de las técnicas enseñadas. Por último, el alto nivel de abstracción de las formulaciones de Quine nos hacía suponer que si bien podían llegar a ser más parsimoniosas a la hora de resolver fórmulas lógicas, también podían resultar más difíciles de comprender que las tradicionales tablas de valores de verdad. Nótese que no se pretende facilitar, en sentido estricto, la labor del alumno. 2. MÉTODO 2.1. Sujetos Hemos trabajado con los quince alumnos que durante el curso 1988-1989 han estudiado terce- ro de BUP en el Centro de Recursos Educati- vos de la O.N.C.E. en Madrid. Todos ellos son deficientes visuales (ocho de ellos ciegos totales). Sus edades se hallan, salvo pocas excepcio- nes, un año o dos por encima de lo habitual para este curso (la media de las edades es 18 años). Se dividen en dos grupos: uno de letras, que cuenta con ocho alumnos (tres de los cuales estudian matemáticas) y otro de ciencias, con siete (seis de ellos estudian lengua). Hay que señalar las diferencias de nivel académico en be- neficio del grupo de letras. 2.2. Diseño El estudio se ha diseñado sobre los siguien- tes elementos; 2.2. 1. Objetivos 01: Lograr una comprensión y un dominio ade- cuados del tema de lógica de proposiciones sin necesidad de recurrir a las engorrosas tablas de valores de verdad. 02: Aprovechar el estudio de este tema para contribuir a la adquisición de estrategias de análisis por parte del alumno útiles también en otras áreas del curriculum. 03: Familiarizar a los alumnos con el razona- miento formal de manera más completa y seria que lo hacen las tablas de verdad. 04: Conseguir que las actitudes de los alumnos respondan a lo que la lógica es en reali- dad, lo cual es difícil de conseguir con las tablas. 2.2.2. Hipótesis Hl : El método de Quine permitirá lograr una comprensión y un dominio de este tema no 10 INTEGRACIÓ N 3 - septiembre-diciembre 1989 inferiores a los que pueden proporcionar las tablas veritativas. H1.1: El método de Quine funcionará me- jor entre los alumnos de ciencias. Hl .2: El método de tablas funcionará me- . ñor entre los alumnos de letras. H2: La conveniencia de un método u otro co- rrelaciona con el nivel de desarrollo cogni- tivo del sujeto que afronta el estudio de es- te tema. H2.1: Los sujetos con mayor desarrollo cog- nitivo están mejor preparados para utilizar el método de Quine. H2.2: Los sujetos que logran dominar el método de Quine adquieren estrate- gias cognitivas de carácter formal que pueden ser aplicadas a tareas de estructura semejante. H3: Las actividades de los alumnos respecto a la lógica, tras el estudio de este tema, de- penderán del rendimiento alcanzado: el ni- vel de comprensión alcanzado correlacionará con las actitudes hacia la lógica. 2.3. Procedimiento El trabajo con los dos grupos citados ha te- nido lugar durante los meses de febrero y mar- zo de 1989, coincidiendo con el momento en que ellos afrontaron el estudio del tema en cues- tión, siguiendo el plan que su profesor habitual de filosofía había establecido para el curso. Es- te plan se respetó igualmente en lo que se refie- re a su libro texto (Armero et al., 1977), com- pletándolo con el recurso a los textos de Agazzi (1964) y Quine (1950). Los dos grupos fueron divididos, a su vez, en otros dos, cada uno de los cuales aprendería uno de los dos métodos utilizados; obtenemos así cuatro grupos: Gl: Opción letras y método de tablas (con cuatro alumnos). G2: Opción letras y método de Quine (con cuatro alumnos). G3: Opción ciencias y método de tablas de verdad (contres alumnas). G4: Opción ciencias y método de Quine (con cuatro alumnos). Se procuró que los grupos fueron lo más ho- mogéneos posible en cuanto a los niveles acadé- micos, aunque lo reducido de la muestra impi- dió un perfecto control de esta y otras variables (sexo, edad, etc.). Durante los primeros días de explicación per- manecieron juntos, por una parte Gl y G2 y por otra G3 y G4; en esas sesiones se trató de asuntos igualmente pertinentes para todos, con independencia del método utilizado; a ellas hay que añadir la última, en la que se ataron cabos sueltos y se concluyó la explicación del tema. Los asuntos aludidos son los siguientes: 1. Qué es la lógica. 2. Lugar de la lógica de proposiones en ella. 3. Deducción natural/sistema axiomático. 4. Constantes lógicas/variables lógicas. 5. Proposiones atómicas/proposiones molecu- lares. 6. Concepto de función. 7. Principales constantes lógicas (negador, conjuntor, disyuntor, condicional y bicon- dicional) y cierta idea de las demás. 8. Símbolos auxiliares. 9. Breve historia de la lógica de proposicio- nes. 10. Modo de formalizar expresiones y argu- mentos del lenguaje ordinario en este ni- vel lógico. 11. Un sistema axiomático del mismo [el que aparece en los «Principia Mathematica» de Russell y Whitehead (1910-13)]. En el trabajo con los cuatro grupos por se- parado se quería enseñar a los alumnos a deter- minar si una expresión de logia era tautológica, consistente o inconsistente. Gl y G3 hubieron de aprender el método tra- dicional de tablas de valores de verdad, es de- cir, a construirlas y resolverlas. La explicación en Gl fue más sistemática y ordenada que en G3, debido a las interacciones que en las clases se producían: parecían más interesadas las per- tenecientes al primero que las componentes del segundo. Los tiempos invertidos en la explica- ción en ambos grupos fueron similares: 80 mi- nutos en Gl y 75 en G3. G3 y G4, por su parte, tuvieron que apren- der las nueve reglas de Quine y el modo de utili- zarlas con el fin de poder determinar los valo- res de verdad de proposiciones moleculares. La explicación en G2 fue muy laboriosa y era muy difícil avanzar en ella; a sus miembros les resul- taban complicadísimas las dificultades que sur- gían en el camino, que reaparecían una y otra vez tras ser, aparentemente, superadas; el tiem- po invertido en esta dura tarea fue de 175 minu- tos. G4 parecía responder mejor al aprendizaje, en el cual se invirtieron 80 minutos. INTEGRACIÓN 3 - septiembre-diciembre 1989 11 Los alumnos tuvieron que aplicar lo aprendi- do en una prueba que realizaron al concluir la exposición del tema y su trabajo en ejercicios similares a los que tuvieron que dar solución en dicha prueba. Ellos no fueron informados en ningún momento de que tendrían que hacer un examen (o algo similar) sobre la materia im- partida, a pesar de lo cual el 40% lo esperaban. Obviamente, este ejercicio consistía en deter- minar los valores de verdad de proposiciones moleculares y en explicar, según los resultados obtenidos, si se trataba de proposiciones váli- das, consistentes o inconsistentes. Si elegimos este tipo de prueba es porque creemos que es la que mejor puede medir la com- prensión de lo que consideramos más importan- te de la lección explicada: utilización del simbo- lismo aprendido y su puesta al servicio de uno de los principales objetivos de la lógica, a sa- ber, descubrir qué expresiones son leyes lógicas (utilizables por esa ciencia) y cuáles no. Se podían haber realizado otros tipos de prue- ba, como demostración de proposiciones mole- culares en el sistema axiomático estudiado o for- malización de enunciados o argumentos del len- guaje ordinario, e incluso compuesta por pre- guntas teóricas, pero si nos quedamos con la opción señalada fue tanto por la importancia de la tarea que requería como por responder a la actividad a la que se había dedicado más tiempo de las clases y también porque había que elegir: el tiempo de la prueba tenía que ser li- mitado. Dadas las características del ejercicio, la co- rrección y determinación del nivel de conoci- miento (reflejado en cada caso) no ha sido nada difícil , pues cada pregunta tenía que responder- se según un proceso que admitía poca variabili- dad, y, por otra parte, las desviaciones ilegíti- mas se reconocían sin dificultad. Además, los alumnos respondieron a un cues- tionario construido con un criterio racional que pretendía valorar sus actitudes hacia la lógica, pocos días antes de iniciar el estudio de este te- ma y poco después de terminarlo. Las respues- tas dadas en la primera ocasión indican las opi- niones previas de los alumnos sobre los puntos a los que se refieren sus quince ítems y las que se dieron en la segunda nos indican cómo han quedado dichas opiniones tras el estudio de un tema de lógica. 3. RESULTADOS A pesar del reducido número de sujetos he- mos diseñado una ANOVA (2 x 2) para inten- tar evaluar los efectos de las dos variables prin- cipales sobre el rendimiento. El índice de rendi- miento fue elaborado fundamentalmente a par- tir del análisis de los resultados de la prueba de cálculo antes descrita. Los efectos de ambas variables (método y opción —letras y ciencias—) resultan ser significativos con un nivel de signi- ficación de .01, si bien el efecto del método es más acusado. No se encuentran efectos signifi- cativos debidos a la interacción. Las diferencias en rendimiento se producen a favor del método de tablas y del grupo de letras, eso es, en la dirección contraria a la pronosticada en las hi- pótesis Hl y Hl.l y en la correcta según H1.2. Por otro lado, se encuentra una correlación negativa no significativa (—0,43) entre el rendi- miento y el pre-test de actitudes y una correla- ción positiva no significativa (0,12) entre el ren- dimiento y el re-test de actitudes. En general, las actitudes hacia la lógica se hacen más negati- vas después de las sesiones de aprendizaje. En dos de los alumnos esta tendencia resulta ser estadísticamente significativa. Aunque no se han sometido a análisis estadís- tico, es oportuno destacar los siguientes datos: el 50% de las chicas alcanzarían un rendimien- to calificable como aprobado, mientras que nin- guno de los chicos lograría este nivel. El nivel académico previo se ha mostrado como un buen predictor del rendimiento en este tipo de tareas; los alumnos con mejor rendimiento son más persistentes en la búsqueda de soluciones a las tareas. 4. DISCUSIÓN En primer lugar, podemos-a-firmar que las ex- pectativas generales de este primer trabajo no han podido ser confirmadas en esta confron- tación inicial con la experiencia. Por un lado, parece que el rendimiento de los alumnos que aprenden con el método de Quine es claramente inferior al de los alumnos que aprenden con el método de tablas. Por otro lado, parece claro que el hecho de que un alumno muestre una buena actitud hacia la Lógica no determina un rendimiento alto, más bien parece suceder lo contrario, esto es, los alumnos con peor actitud muestran rendimientos más altos. Además, el hecho de alcanzar un buen rendimiento en el cálculo de proposiciones no genera necesaria- mente una actitud positiva hacia la materia. Por si todo esto fuera poco, resulta que las actitu- des hacia la Lógica son más negativas después de las sesiones de aprendizaje. Aunque sea bre- vemente, estos datos merecen un comentario. 12 INTEGRACIÓ N 3 - septiembre-diciembre 1989 Primero, las actitudes hacia la Lógica que los alumnos manifestaron en el pre-test son más ideas previas que actitudes propiamente dichas, ya que difícilmente se puede tener una actitud hacia algo que no se conoce. Por ello, sólo a partir del contacto con la árida tarea se puede generar una actitud que, por lo general, no será positiva. Segundo, los niveles de comprensión alcanzados por este grupo no son, en general, altos, los cual impide que el alumno sea cons- ciente del nivel de rendimiento que él mismo alcanza en una tarea de cálculo lógico. Esto conlleva que las actitudes haciala materia se generen de forma aleatoria. Se justifica así la ausencia de correlación entre el rendimiento en las tareas de cálculo y las actitudes hacia la ma- teria tal y como fueron expresadas en el re-test. Respecto a las relaciones entre rendimiento y método es necesario también añadir unas pa- labras. Para empezar, es conveniente tener en cuenta las condiciones en que el trabajo se ha llevado a cabo. El tiempo de explicación ha si- do, por razones difíciles de controlar, excesiva- mente corto. Además, esta es la primera oca- sión en que el autor que se ha ocupado de ha- cerlo imparte clases de lógica con el método de Quine. Por último, debemos señalar lo que creemos constituye el núcleo del problema: este trabajo no pretende encontrar soluciones fáciles al cálculo de proposiciones, sino dotar al alum- no de estrategias que le permitan acceder a los aspectos esenciales de este tipo de tareas, estra- tegias más ligadas a la capacidad de analizar problemas que a la capacidad de resolverlos. Por tanto, no debe resultar extraño que los alumnos que aprenden procedimientos mecáni- cos concretos para resolver fórmulas lo hagan mejor que aquéllos que deben aprender reglas abstractas. Los mecanismos cognitivos que unos y otros deben poner en juego difieren radical- mente en su naturaleza. Por lo tanto, el análisis ulterior debe dirigirse, y lo está haciendo ya, hacia el estudio de dichos mecanismos. Con este propósito se ha diseñado una adap- tación para ciegos de una prueba piagetiana clá- sica de pensamiento formal. Asumimos que el sujeto que tiene que resolver una fórmula a tra- vés del método de Quine debe poner en juego estrategia de «control de variables» (Inhelder y Piaget, 1955). La Unidad Tiflotécnica de la O.N.C.E. (U.T.T.) de Madrid está procediendo actualmente a la adaptación y esperamos dispo- ner en breve de la misma con el fin de someter a prueba el segundo grupo de hipótesis (H2). Así, pues, el proceso de investigación sólo aca- ba de comenzar y esperamos que en el futuro aporte datos interesantes sobre el método más adecuado para la didáctica de la lógica a defi- cientes visuales. APÉNDICE Quine (1950), al referirse a la lógica de pro- posiciones, sugiere un método que permite de- terminar el valor de verdad de proposiciones mo- leculares en función de los que adquieran las atómicas que las componen. Ese método cuenta con nueve reglas («reglas de resolución» las lla- ma Quine), que podemos formular del siguente modo: 1. Sustituyase toda conjunción que tenga un componente verdadero por el otro compo- nente. 2. Sustituyase toda conjunción que tenga un componente falso por falsedad (F). 3. Sustituyase toda disyunción que tenga un componente falso por el otro componente. 4. Sustituyase toda disyunción que tenga un componente verdadero por verdad (V). 5. Sustituyase todo condicional que tenga un antecedente verdadero por el consecuente. 6. Sustituyase todo condicional que tenga un consecuente falso por la negación del ante- cedente. 7. Sustituyase todo condicional que, o bien tenga el antecedente falso, o bien tenga el consecuente verdadero, por V. 8. Sustituyase todo bicondicional con un com- ponente verdadero por el otro componente. 9. Sustituyase todo bicondicional con un com- ponente falso por la negación del otro com- ponente. Como puede comprobarse, estas regáis reco- gen el funcionamiento de las constantes lógicas a las que se refieren; por ello, no se trata de que los alumnos las aprendan de memoria, sino de que las comprendan en relación con dichas constantes, consiguiendo así que su comprensión de las reglas y de las constantes salga beneficia- da de las interacciones que se produzcan. Se aplican sustituyendo cada variable, sucesi- vamente, por sus dos valores de verdad, hasta que la proposición molecular cuyos valores de verdad queremos determinar quede reducida a V o a F. A veces ésto se consigue sin que sea necesario recurrir a tal procedimiento con cada variable, con lo que se facilita enormemente la tarea. INTEGRACIÓN 3 - septiembre-diciembre 1989 13 Si al final de todas las líneas de «resolución» tenemos V, la proposición en cuestión es válida. SÍ tenemos, en todos los casos, F, nuestra proposición es inconsistente. Además, tras la «resolución» sabemos qué combinaciones de valores de verdad de las pro- posiciones atómicas dan como resultado final V y cuáles dan F. REFERENCIA S BIBLIOGRÁFICA S AGAZZI , E. (1964): "La lógica simbólica". Brescia: La Scuola Ed. (trad. española de J. Pérez: La lógica sim- bólica). Barcelona: Herder, 1967. ALMAZAN , N., y CALVO, C. (1985): "Didáctica de la ló- gica y de la metodología de la ciencia en Bachillerato". En: Aspectos didácticos de fisolofía: Bachillerato. Za- ragoza: I.C.E., 1: 25-46. ARMERO, J. C; CASTRILLO, P.; FIERRO, A.; PÉREZ, F., y GIL, J. (1977): "Filosofía" (tercero de B.U.P.). Edi- torial Santillana. 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Queremos dejar aquí constancia de nuestro agradecimiento al Director, Directora de Programas de F.P. y B.U,P. y Coordinador de B.U.P. del Centro de Recursos Educativos de la O.N.C.E, «Antonio Vi- cente Mosquete», por la buena disposición que en todo momento han mostrado para facilitarnos la tarea en los trabajos allí llevados a cabo. Ese agradecimiento es igual de sincero en lo que se refiere al profe- sor de filosofía y a los alumnos con los que hemos trabajado, sin cuya colaboración, siempre amable, es- te avance de investigación nunca hubiera sido posible. 14 INTEGRACIÓN 3 - septiembre-diciembre 1989 ESTUDIOS Fundamento y diseño de un proyecto de evaluación de la integración educativa de los niños con necesidades especiales por su deficiencia visual Equipo de evaluación O.N.CE./U.A.M.* RESUMEN: Este artículo pretende dar a conocer una investigación de evaluación de la educación integrada con niños ciegos y deficientes visuales en España que se está realizando por la O.N.C.E. con un grupo de profesores de la Universidad Autónoma de Madrid. En él se hace un resumen de los objetivos y naturaleza de la investigación evaluativa emprendida, valorativa, iluminativa y formativa, y un análisis del diseño, variables y metodología usada en la investigación. Palabrasclave: Evaluación educativa, integración educativa, deficientes visuales. ABSTRACT: This article feports a research work on the evaluation of educational integration with blind and visually handicapped children in Spain. The research is being conducted by the O.N.C.E. in collaboration with a group o teachers of the Universidad Autónoma de Madrid. It outlines the objectives and nature of the evaluative study undertaken (valuative, instructive and formative) and analyzes the design, thé variables and the methodology used in the study. Keywofds: Educational evaluation, educational integration, visually handicapped. 1. INTRODUCCIÓN La integración educativa de los deficientes visuales se ha ido implantando en España (al igual que en otros países europeos) de forma paulatina. Iniciada, en un primer momento co- mo resultado de cambios en las actitudes y va- lores de la sociedad —sobre todo en los padres * EQUIPO ASESOR DE LA INVESTIGACIÓN: Pedro Eguren (Jefe del Negociado de Integración de la OÍN.C.E. ), José Miguel Fernández Dols, Emilio Fer- nández Lagunilla, Aracdi Maciá, Ignacio Montero, Es- peranza Ochaíta (coordinadora), Ángel Riviere y Al- berto Rosa. EQUIPO TÉCNICO: Juan Antonio Huertas (coordi- nador), Mar Máteos y Cecilia Simón. de ios niños ante la ceguera—, fue asumida posteriormente por las instituciones con la pues- ta en marcha dé las diferentes normativas que regulan la integración (equipo de evaluación U.A.M./O.N.C.E., 1989). Actualmente en nuestro país está vigente el sistema de integración escolar total o funcional (Warnock, 1987), en los casos en que el grado de discapacidad o minusvalía lo permite. Las peculiaridades históricas del proceso explican que, al menos al principio, las medidas de apo- yo a este tipo de educación vayan a la zaga del proceso mismo. Así pues, en un primer momento, fue el claus- tro del centro educativo o únicamente el profe- sor tutor del niño ciego el único responsable (con la colaboración de los padres) de su inte- INTEGRACIÓ N 3 ; septiembre-diciembre 1$89 15 gración educativa. Posteriormente los profesio- nales que forman parte de los equipos de apo- yo de la O.N.C.E. y del Ministerio de Educa- ción y Ciencia (M.E.C.), han tenido que ir po- niendo en marcha distintos proyectos o planes de acción concretos para cubrir las necesidades educativas especiales de unos determinados ni- ños ciegos, con una estructura familiar específi- ca y que reciben educación en colegios con unas características muy diversas. Esto explica que en nuestro país no exista un programa general para la integración de los de- ficientes visuales en la escuela ordinaria. Lo que tenemos son una serie de proyectos elaborados por los equipos de apoyo, con distintos grados de generalidad y especificación. Estos proyectos se llevan a cabo en los diferentes centros edu- cativos que acogen a los invidentes integrados, centros que, desde luego, tienen características o culturas organizacionales que los hacen muy distintos entre sí. Además, como hemos afirma- do otras veces (Ochaíta y cois., 1988) tampoco los niños ciegos constituyen en absoluto un gru- po homogéneo. Todos estos datos muestran la gran heteroge- neidad de las condiciones en que se produce la integración educativa. Sería pues un error meto- dológico el realizar una investigación en la que se comparasen los sujetos de educación integra- da y residencial, pues ello implicaría asumir la existencia de un programa homogéneo (Corman y Gottlieb, 1981; Equipo de evaluación de la integración, 1987). 2. LA NATURALEZ A DE LA EVALUACIÓ N EDUCATIV A Podemos así, referirnos a esta investigación con el término genérico de evaluación de pro- gramas, que es el que más se ajusta a su pro- pósito y objetivos. En evaluación educativa, la existencia de un «programa», no supone su apli- cación homogénea. Por el contrario, tal como afirma Stenhouse (1975), el sistema institucional o programa interactúa con el medio de aprendi- zaje, que es el ambiente psicosocial y material donde trabajan juntos estudiantes y profesores. Tal interacción tiene como consecuencia afectar al programa en sí mismo, cambiando su forma y modelando su impacto. Por lo demás, dentro de la terminología que actualmente se utiliza en investigación educati- va, podemos considerar la que nos ocupa como evaluación de carácter autocrítico, formativo e iluminativo, 2.1. Comencemos por la consideración de eva- luación iluminativa. Si bien en el sentido más estricto del término se habla de iluminación pa- ra referirse a las investigaciones evaluativas de índole absolutamente cualitativo, antropológico y de carácter inductivo (Stenhouse, 1975), las características de nuestro trabajo coinciden esen- cialmente con las de este tipo de evaluación y sus objetivos son prácticamente idénticos. En la terminología de Parlett y Hamilton (1972); «El propósito de la evaluación iluminativa es estudiar el programa innovador, cómo opera, cómo está influido por las distintas condiciones en que se aplica, qué ventajas y desventajas tie- ne y cómo están afectadas las tareas intelectua- les de los estudiantes y sus experiencias acadé- micas. Esto permite describir y documentar lo que debe participar en el esquema, si es el alumno o el profesor; y, en suma, discernir y discutir los aspectos más significativos de la in- novación, los aspectos recurrentes y los procesos críticos» (tomada de Stenhouse, 1975, p. 113). Autores como Cook y Reichardt (1985), o Hegarty y Evans (1985), consideran necesario dejar a un lado la polémica cualitativo-cuanti- tativo, para buscar procedimientos de investiga- ción alternativos que puedan dar cuenta de to- dos los procesos implicados en la educación de los alumnos con necesidades educativas especia- les. Se trataría, por tanto, de obtener el máxi- mo de información sobre el proceso estudiado, utilizando todo tipo de métodos que nos ayu- den a iluminar la realidad. Esta investigación evaluativa utiliza un méto- do mixto cualitativo-cuantitativo que se ha con- siderado idóneo para obtener la máxima infor- mación sobre los distintos sistemas (el equipo de apoyo a la educación integrada, el centro es- colar, la familia, así como el propio niño) im- plicados en el complejo proceso que resulta de la integración educativa de los niños con necesi- dades especiales por su deficiencia visual. En concreto, utilizamos técnicas de carácter cuantitativo, tales como cuestionarios y tests psicológicos para estudiar las características de desarrollo y aprendizaje de los niños ciegos (aunque también se incluyen algunos datos de carácter observacional). Los datos relativos al centro escolar se recogen mediante técnicas de entrevista estructurada y cuestionarios. Por úl- timo, en el análisis de las características y fun- cionamiento de los equipos de apoyo se recurre 16 INTEGRACIÓ N 3 - septiembre-diciembre ¡989 a técnicas cualitativas participantes de conduc- ción de grupos. 2.2. Una vez conocida la realidad en que se produce la integración, nuestra investigación evaluativa toma carácter formativo ya que tie- ne por objeto elaborar, en la medida que sea necesario, bien de programas generales de inte- gración, bien planes o estrategias concretas de intervención educativa. Tal como afirma Sten- house (1975, p. 104): «El artículo de Scriven (1967) es también im- portante para introducir la importante distinción entre evaluación formativa y sumativa. En eva- luación formativa, el ejercicio de evaluación sir- ve como feedback y guía influyendo en la for- mación de un curriculum a través de sucesivas revisiones de la fase de desarrollo. La evalua- ción sumativa tiene que ver con la valoración del curriculum nuevo tal como se ofrece al siste- ma escolar». El carácter mixto, cualitativo-cuantitativo de nuestra investigación evaluativa no es obstácu- lo para que se considere formativa. Stenhouse (1975), uno de los críticos más importantes de la metodología cuantitativa en la evaluación de programas educativos, considera que se puede hablar de evaluación formativa, dentro delos modelos de evaluación objetiva bien desarrolla- dos. 2.3. Pasemos por último a explicar porqué ha- blamos de evaluación autocrática. Mac Donald (1985) considera que la investigación evaluativa es autocrática cuando el investigador ofrece un servicio a los entes que controlan los servicios educativos, pero con ciertas condiciones. Eva- lúa los programas a cambio de que «el cliente» acepte sus recomendaciones o sugerencias res- pecto a éstos. Actúa como experto y la entidad que requiere sus servicios se compromete a no intervenir en la investigación. El evaluador hace informes para el cliente, pero también puede pu- blicar en revistas académicas sus resultados. Aunque algunos autores, como Bodgan y Bink- len (1982), consideran que normalmente en in- vestigación evaluativa el investigador suele estar contratado por una entidad, nosotros queremos resaltar el carácter autocrático de la evaluación del programa de integración educativa de los ciegos y deficientes visuales, porque tal carácter justifica, en gran parte, la organización del tra- bajo. Puesto que la investigación evaluativa se rea- liza a iniciativa de la Organización Nacional de Ciegos, su objetivo más importante, su finali- dad, es optimizar las condiciones educativas de los niños ciegos que reciben educación integra- da. Sin embargo, esta entidad no incide directa- mente sobre los niños, ni sobre sus familias, ni tampoco sobre los centros ordinarios en que se educan. Lo hace a través de los distintos profe- sionales que forman equipos de apoyo, que son los encargados de cubrir las necesidades educa- tivas especiales de los niños ciegos, colaborando con los profesores de los diferentes centros y con las familias de los niños. Así, cualquier cambio u optimización de las condiciones de integración educativa de los ni- ños ciegos va a pasar por alguna clase de modi- ficación en el funcionamiento, programas, com- posición o recursos de estos equipos. Esto no supone que las características del centro educa- tivo a que el niño asiste y las diferentes condi- ciones de su situación familiar no sean factores de primera magnitud en su incidencia sobre el desarrollo/aprendizaje de los niños invidentes, sino que la capacidad de la O.N.C.E. para in- fluir en ellos ha de realizarse a través de estos equipos. Esta es la razón por la que dedicare- mos buena parte de nuestros recursos a evaluar con técnicas cualitativas (y a menudo utilizando una estrategia de validación convergente), que nos proporcionen el máximo de información ilu- minativa sobre la estructura y funcionamiento de los equipos de apoyo. Por tanto, son dos objetivos que se pretenden en este trabajo de evaluación. En primer lugar, conocer cómo se produce en la realidad, en las distintas comunidades del estado español, la in- tegración educativa de los niños ciegos en la es- cuela ordinaria. Se trata de saber cómo se con- cretan en la práctica los diferentes programas o planes de integración de los distintos equipos de apoyo y cómo estos programas interactúan con las características de los centros educativos y de las familias para dar lugar a unas determi- nadas condiciones de desarrollo/aprendizaje en los niños ciegos integrados. En segundo lugar, una vez conseguido el pri- mer objetivo y, en consecuencia, especificadas cuales son las dimensiones que caracterizan un buen programa o plan de integración, se inten- tará generalizar esas dimensiones para poder elaborar programas generales de integración, o estrategias concretas de intervención que opti- micen al máximo el desarrollo psicológico y el rendimiento académico de los niños deficientes visuales. INTEGRACIÓN 3 - septiembre-diciembre 1989 17 3. EL ENFOQUE DE LA INVESTIGACIÓ N Los objetivos de la evaluación hacen impres- cindible que el niño sea una de las principales fuentes de información para nuestro estudio. El niño puede proporcionarnos información direc- ta (por ejemplo, mediante diversas pruebas evo- lutivas) sobre su grado de desarrollo intelectual y afectivo. Sin embargo, esa información direc- ta nos informa indirectamente sobre los resulta- dos de la integración ya que solo nos indica el grado de ajuste o desajuste del niño respecto a un patrón de desarrollo ideal en un niño de su edad. Podemos suponer que cuanto más se aproximen las características de los niños inte- grados a las de los niños normales más exitosa será la integración, pero no establecemos nin- gún tipo de relación concreta entre los resulta- dos y metas del proyecto y el proceso interme- dio. Hace falta, pues, al menos una segunda fuen- te de información que nos proporcione datos directos sobre el proceso de integración mismo. Para ello podemos descartar al niño como fuen- te de información directa e igualmente al centro y a la familia. Los tres elementos son funda- mentales en el proceso de integración pero no son los responsables de ponerlo en marcha y controlar su mecánica; según esto sólo contare- mos con ellos como fuente de información indi- recta sobre el proceso de integración. La información directa sobre el proceso de integración propiamente dicho nos lo proporcio- nará el equipo de apoyo. Los equipos de apoyo están constituidos por profesionales que cono- cen la mecánica del proceso de integración y pueden darnos una visión general de lo que ocu- rre en un gran número de centros y familias. Así pues, los profesionales de los equipos de apoyo nos proporcionarán una descripción de su tarea y de ciertos aspectos claves en el com- portamiento de familias y centros. La descripción directa del proceso a cargo de los resultados de integración no puede ser valo- rativa por diversas razones de tipo ético y meto- dológico. No podemos solicitar a los protago- nistas de una actividad que la evalúen para un tercero que —además— es su patrón. El espí- ritu que debe rodear el trabajo de evaluación con los profesionales gira siempre en torno a un proyecto formativo e iluminativo en el que no se trata de encontrar «culpables» sino solu- ciones. Sin embargo, cara a la evaluación de la inte- gración precisamos que esos datos descriptivos. muy valiosos en sí mismos, puedan entenderse también en términos valorativos. Nótese que en el caso de la información directa sobre el niño los datos de las pruebas de rendimiento tampo- co son valorativos en sí mismos: lo son cuan- do los referimos a un baremo (sean niños de la misma edad, niños con deficiencias visuales, etc.). En el caso de la descripción de las tareas de los equipos de apoyo esa referencia a un ba- remo no se dá con tanta naturalidad como en las pruebas psicométricas. Precisamos, pues, una especie de «baremo» para valorar el estado del proceso de integra- ción. Dado que es imposible aplicar literalmente el concepto de baremo, usaremos una metodo- logía muy utilizada en la descripción de tareas y puestos de trabajo: solicitaremos a un grupo de expertos que establezcan las «características ideales» de la rutina de trabajo y «cultura» sub- yacente al proceso de integración por parte de la familia, el centro y el propio equipo. Estas descripciones ideales se transformarán en un pa- trón (por ejemplo, diagramas de flujos o una matriz de tareas) que se comparará con las des- cripciones «reales» proporcionadas por los equi- pos de apoyo y, ocasionalmente, grupos de fa- milias o centros. Tendremos así dos tipos de información di- recta y dos tipos de referentes «ideales»: desarrollo del niño proceso de integración nivel «ideal» de comparación: haremos de referencia. información directa: datos tests. nivel «ideal» de comparación: descripción de tarea por expertos. información directa: datos del equipo de apoyo. Estos dos bloques informativos (desarrollo del niño y proceso de integración) permiten estable- cer una visión de conjunto del proyecto de in- vestigación de carácter evaluativo. Nótese que dicha evaluación (abarcando metas, proceso y resultados) no se podía hacer previamente pero sí ahora comparando la valoración del proceso de integración frente a la valoración del desa- rrollode los niños según el siguiente principio general: 1. Se considera positiva la menor distancia entre las características de la información directa y las características de las descrip- ciones ideales. 18 INTEGRACIÓ N 3 - septiembre-diciembre 1989 2. Existirá una relación proporcional directa entre dichas distancias en el plano del des- arrollo del niño y el plano del proceso de integración. Es decir, a más distancia en- tre el proceso ideal y el proceso real más distancia entre los baremos ideales y los datos sobre el desarrollo psicológico. 3. Estos principios podrán comprobarse com- parando la marcha del proceso en distintas zonas geográficas, tipos de centro, niños de distinta extracción social, etc. 4. La comprobación de este principio nos da- rá una corroboración de la efectividad de la integración y su grado de efectividad por sectores. Analicemos esta última afirmación por su im- portancia práctica: si la integración es efectiva, un proceso correcto (y por tanto próximo al ideal) tiene que ir aparejado a un mejor desa- rrollo psicológico del niño. Luego, si observa- mos un paralelismo entre desarrollo y proceso (a mejor desarrollo, mejor proceso) podemos suponer tentativamente que la integración no perjudica el desarrollo del niño y satisface las exigencias éticas de nuestra sociedad. Por otra parte, el cálculo de la distancia en- tre las condiciones ideales y las reales (sea res- pecto al desarrollo o sea respecto al proceso) nos proporciona una información muy valiosa, al poder establecer que zonas geográficas o sec- tores sociales precisan una mejora del proceso, condiciones ambientales generales, etc. Somos conscientes que un paralelismo entre la distancia a las condiciones ideales de las ca- racterísticas del proceso de integración y la dis- tancia a los baremos ideales de desarrollo es una condición necesaria para demostrar la efi- cacia del proceso de integración, pero no sufi- ciente. Evidentemente, este principio general no permite, en términos probabilísticos estrictos, el establecimiento de una relación de causalidad unívoca; sin embargo, señala una relaciones po- sibles que, posteriormente, se pueden corrobo- rar con análisis más detallados y cierto control experimental. Dicho de otro modo, la lógica de nuestro análisis sacrifica control en favor de una gran relevancia. Por lo demás, la constata- ción del paralelismo sí demostraría que el pro- ceso de integración no es perjudicial para el niño: dado que —por otra parte— podemos aceptar que es a priori positivo en términos éti- cos, ello ya sería un aval suficiente para avan- zar en esta línea. TABLA 1 INTEGRACIÓ N 3 - septiembre-diciembre 1989 19 Forma de compr desarrollo del niño nivel «ideal» de comparación: haremos de referencia GRUPO 1 de niños información directa: datos test (resultados) GRUPO 2 de niños información directa: datos test (resultado) oba< «—» «—» ción de los datos proceso de integración nivel «ideal» de comparación: descripción de tarea por expertos GRUPO 1 de equipos información directa: datos del equipo de apoyo (proceso) GRUPO 2 de equipos información directa: datos del equipo de apoyo (proceso) COMENTARIO: Existirá un paralelismo entre la distan- cia existente entre las condiciones ideales y las reales en el desarrollo del niño y entre lo real y lo ideal en el pro- ceso de integración. El grupo 1 puede compararse con el 2 de varias maneras: en cuanto a ios datos directos del niño y del proceso o en cuento a la distancia entre ambos datos y sus referentes ideales. 4. DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓ N 4.1, Variables consideradas En esta investigación de evaluación de la edu- cación integrada y a efectos de un posible di- seño de intervención futuro, hacemos una dis- tinción entre variables inductoras y variables facilitadoras. Por variables «inductoras» enten- demos aquellas de naturaleza invariable que han ejercido su influencia sobre el estado actual del niño (por ejemplo el grado de visión funcional, el nivel educativo de la familia o la titularidad del centro). Las variables «facilitadoras», por el contrario, son aquellas que pueden ser modi- ficables mediante intervención (por ejemplo, las expectativas de los padres respecto al futuro de los niños o el tipo de integración al que están sometidos). Esta distinción que acabamos de ha- cer es aplicable a las variables de la investiga- ción, si bien las variables correspondientes al estado actual de los alumnos quedan al margen de esta distinción, pues su rendimiento en las pruebas a que se les someta es considerado un resultado de la interacción del resto de los fac- tores. 4.2. Material Dada la conceptualización que hemos presen- tado de los agentes responsables del resultado de la integración —el equipo que atiende al ni- ño, el centro en el que se integra, la familia y el entorno próximo del alumno, y el desarrollo cognitivo y educativo del propio niño—, se han seleccionado un conjunto de métodos de traba- jo a la medida de las características de cada uno de estos sistemas a evaluar. Por ello se uti- lizarán, en unos casos, entrevistas individuales o grupales, en otros cuestionarios, y por últi- mo, cuando se considere necesario evaluar el es- tado de desarrollo de los alumnos de integra- ción del aprovechamiento de los aprendizajes escolares se aplicarán test psicológicos. A continuación presentamos un resumen muy breve de las variables consideradas y las dife- rentes pruebas que miden dichas variables, es- tructuradas de acuerdo a los cuatro agentes an- tes mencionados. 4.2.1. Equipos La recogida de datos sobre la labor de los equipos se hará a través de reuniones de traba- jo entre el equipo investigador y los equipos de atención de la O.N.C.E. En estas sesiones se realizará una descripción de las tareas realiza- das por el equipo, elaborando así, un diagrama de flujo que muestre la secuencia de acciones y decisiones del proceso de trabajo cotidiano. A continuación y con un proceso parecido al anterior se llevará a cabo una descripción de los problemas y fallos que ocurren en la labor del equipo. Al final de cada una de estas reu- niones se realizará una evaluación de necesida- des, procedimiento obligado en toda evaluación con una filosofía participativa. Un método de utilización frecuente en análisis de necesidades en el marco laboral y organizacional, es el «Mé- todo Delphi», desarrolado por la «Rand Cor- poration». Este método se basa en tres presu- puestos: anonimato de los sujetos, discusión formativa guiada por el evaluador y representa- ción estadística de las respuestas. 4.2.2. Familia La información sobre los aspectos que se con- sideran relevantes de la familia, se recogerá a través de entrevistas estructuradas y cuestiona- rios, a realizar por parte de los Equipos de Apoyo con miembros de la unidad familiar a la que pertenezca cada alumno integrado objeto de estudio. Las variables que se pretenden eva- luar con estos procedimientos son: estructura fa- miliar; dinámica familiar; ideas y expectativas de los padres y los contactos equipo-familia-cen- tro. 4.2.3. Centro escolar El centro es uno de los factores fundamenta- les en el proceso de integración de los alumnos con dificultades visuales. Se han elaborado una serie de cuestionarios que pretenden recoger in- formación acerca del tipo de intervención educa- tiva realizada en el centro, de la forma plantea- da de integración, de los contactos mantenidos con el equipo y la apreciación del profesor del aula de las conductas en clase del alumno en integración. 4.2.4. Alumno de integración La riqueza de datos que se pretenden recoger sobre el estado del desarrollo intelectual y social del alumno integrado, así como sobre los cono- cimientos escolares que posee, hace que haya que buscar un equilibrio entre la extensión de las pruebas que se le apliquen y el tiempo de trabajo a utilizar con cada sujeto. Por este mo- tivo, se han elegido en algunos casos ítems ais- lados de pruebas existentes en el mercado, mien- tras que en otros, se han utilizado escalas
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