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PARADIGMAS_DE_LA_PSICOLOGIA_SOCIAL_COMUN

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Wiesenfeld, E. (1994). Paradigmas de la Psicología Social Comunitaria. En Psicología Social Comunitaria. 
Montero, M. (Comp.). 1ª Ed., Universidad de Guadalajara, México, pp. 15-31
PARADIGMAS DE LA PSICOLOGIA SOCIAL-COMUNITARIA
LATINOAMERICANA.
Esther Wiesenfeld.
Universidad Central de Venezuela.
Antecedentes y estado actual de la psicología social comunitaria.
La psicología comunitaria (PC) o psicología social comunitaria (PSC), como se le 
conoce comúnmente en América Latina, es una especialidad de origen reciente dentro de la 
psicología. Surge en Estados Unidos en 1965, motivada por la insatisfacción de psicólogos 
preocupados por la orientación de la psicología clínica hacia la salud mental, la injusticia 
social y las limitaciones del paradigma psicológico vigente para enfrentar esta 
problemática.
Newbrough (1992) distingue tres etapas en el desarrollo de la PC. La primera abarca 
desde 1965, año en el que se realizó la conferencia de Swampscott a la cual se atribuye el 
nacimiento oficial de la disciplina, donde se pretendió definirla y desarrollar modelos de 
entrenamiento del psicólogo comunitario, hasta la conferencia de Austin en 1975, que 
marca el cierre del primer periodo con el reconocimiento de la posibilidad de modelos 
alternativos de entrenamiento. La segunda etapa abarca desde 1975 hasta 1989, y se 
caracteriza por un énfasis preventivo en la salud mental comunitaria orientada por el 
enfoque ecológico y el abordaje de problemas sociales padecidos por grupos marginados 
socialmente. La tercera etapa se caracteriza por una mayor consideración de los problemas 
sociales, su abordaje interdisciplinario y por la integración del conocimiento generado.
Al principio del segundo periodo del desarrollo de la disciplina, Rappaport(1977) 
planteó que las definiciones que hasta entonces se habían elaborado, no representaban su 
verdadero alcance, ya que la experiencia había demostrado que el énfasis en la salud mental 
quedaba estrecho como objetivo, y que el acento en los factores ambientales como rasgo 
definitorio, era demasiado general, ya que el mismo, caracterizaba no sólo a esta disciplina, 
sino en general a la psicología moderna. Propuso entonces no delimitarla sino considerarla 
como una perspectiva orientada a la búsqueda de nuevos paradigmas, o nuevas formas de 
comprender y actuar, las cuales a su modo de ver, debían considerar tres elementos 
importantes: a) la relatividad cultural; b) la diversidad humana y el derecho de la gente a 
acceder a los recursos de la sociedad y elegir sus metas y estilo de vida y c) la ecología o 
ajuste entre personas y ambiente en el que se destaca el social como un determinante del 
bienestar humano. La consideración de estos elementos requiere el desarrollo de recursos 
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humanos, el compromiso con la actividad política orientada al cambio social y una actitud 
científica dirigida a la investigación y conceptualización, aspectos de difícil integración.
De acuerdo con Rappaport, los paradigmas psicológicos no han sido diseñados para 
dar cuenta de los problemas que la PC quiere resolver por centrarse en la persona y no en su 
ambiente, en la adaptación de la persona al ambiente y no en el ajuste entre ambos (enfoque 
ecológico); por fundamentarse en la fe en la autoridad y no reivindicar el derecho a la 
diversidad y el acceso equitativo de oportunidades para un mayor poder y control sobre sus 
vidas. Sugiere, en consecuencia, desarrollar un nuevo paradigma que considere estos 
problemas.
En las ciencias sociales, a juicio de Rappaport, puede haber más de una manera de 
ver estos problemas; por lo tanto, podrá haber más de un paradigma. Por otra parte, dada la 
eficacia relativa de los paradigmas, ya quede lo contrario no cumplirían la función de 
orientar a la búsqueda de problemas, debemos identificar los aportes de los paradigmas 
existentes para la PC, tanto en lo conceptual como en lo metodológico. Para Kuhn (1975), 
por el contrario, los paradigmas son incompatibles entre sí ya que el surgimiento de uno 
nuevo implica la caducidad del anterior para dar cuenta de problemas relevantes y en 
consecuencia el nuevo chocará con los supuestos básicos del viejo. Comparto con 
Rappaport el empleo del término paradigma de una manera laxa, en virtud de que el cuerpo 
de conocimientos que es necesario generar para consolidar un paradigma es imposible 
tenerlo en su punto de partida sin que ello desmerezca la calidad de dichos conocimientos. 
Con base en estas consideraciones Rappaport utiliza los términos, marcos, modelos, 
orientaciones, paradigma, de una manera indistinta. 
En vista de que en sus inicios ningún paradigma está en condiciones de solucionar 
los problemas para los cuales fue creado, resulta interesante, a quince años de la propuesta 
de un paradigma diferente para la PC, analizar cuales han sido sus logros.
Newbrough (1992) en un análisis acerca del estado actual de la PC en Estados 
Unidos, explica que recientemente esta disciplina se ha volcado hacia problemas sociales 
específicos tales como el SIDA, la carencia de vivienda, con la doble perspectiva de 
abordar problemas y generar conocimientos, objetivos planteados en la conferencia de 
Swamscott en 1965, pero no enfrentados hasta ahora desde la perspectiva social 
comunitaria. Se espera además que se logren integrar los dos componentes del nombre de la 
disciplina: psicología y comunidad, dentro de una nueva teoría. Al respecto, Newbrough 
cita a Dokecki (1922) quien ofrece una alternativa para esta integración a partir de lo que 
denomina: “personas en comunidad”, que promueve el desarrollo conjunto de ambas 
orientada por los principios de fraternidad, igualdad y libertad. La fraternidad se refiere al 
desarrollo social efectivo, la igualdad a los recursos para el crecimiento y desarrollo, y la 
libertad a las oportunidades para el desarrollo individual. Otro aspecto que reivindica 
Newbrough para esta nueva era posmoderna, es una orientación interdisciplinaria a los 
problemas sociales.
Todos los aspectos señalados conducen a una redefinición del rol del psicólogo ó 
psicóloga comunitario como el de un colaborador efectivo. Dokecki (1992) concibe ese rol 
como el de un practicante reflexivo-generativo (reflexive-generative practitioner,, p. 27) lo 
22
cual es una combinación del practicante reflexivo propuesto por Schon en 1983 y del 
teórico generativo descrito por Gergen en 1978. El primero es un interventor que intenta 
contribuir al bienestar humano a través del intercambio entre el uso y la generación del 
conocimiento, visto a través del desarrollo teórico contribuir al bienestar humano guiado 
por un conjunto de valores. Este rol es cónsono a la estrategia de la investigación acción, la 
cual “... es un ciclo generador de conocimiento que comienza y culmina con la práctica, y 
que a lo largo del proceso emplea de manera sistemática la investigación y la reflexión...” 
(p. 20). La fortaleza del campo está en su actividad social.
Las implicaciones de esta perspectiva se sintetizan en “... el desarrollo de una praxis 
que contribuya a unificar conceptual, funcional y metodológicamente el campo”... (p.21). 
Desde el punto de vista conceptual, el concepto unificador que ha emergido con más fuerza 
es el de empowerment o fortalecimiento, propuesto por Rappaport (1981), y el cual según 
Newbrough debería pensarse no sólo en términos del ideal de libertad, sino también del de 
fraternidad e igualdad. Queda por dilucidar cómo hacerlo.
Funcionalmente sustenta que es necesario desarrollar un sentido de comunidad 
dentro de la disciplina, con el fin de integrar los esfuerzos de entrenamiento e investigación, 
hasta ahora aislados. Esto es interesante por cuanto seaplican a la comunidad de 
profesionales los principios que ellos intentan trabajar en las comunidades que participan y 
que es ciertamente un tema de interés teórico además de aplicado.
Desde el punto de vista metodológico defiende el empleo de múltiples 
procedimientos. A. Respecto Dokecki propone una clasificación de los métodos con base 
en dos criterios: niveles de indagación (micro y macro) y dos tipos de indagación 
(cualitativa/impersonal y cualitativa/personal). El nivel microcuantitativo está re-presentado 
por la investigación evaluativa; el micro/cualitativo por la fenomenología; el 
macro/cuantitativo por el análisis conductual de sistemas y el macro/cualitativo por la 
filosofía política. El primero corresponde a estudios experimentales y funcionales, análisis 
de costo-efectividad, los cuales ayudan a la PC a determinar las relaciones causales entre 
variables y que caracteriza la investigación tradicional en psicología. Los segundos 
corresponden a estudios interpretativos, metodología fenomenológica, y otros métodos 
cualitativos que permiten comprender los significados, intenciones e interpretaciones en 
torno a situaciones de la comunidad tales como aquellas en las que se han encontrado 
relaciones significativas entre variables empíricas: esto ha sido del dominio de los 
psicólogos humanistas. Los terceros se refieren a métodos cuantitativos multivariados 
aplicables a la comunidad, organización, y permiten entender el funcionamiento de 
relaciones en redes o sistemas y ha sido el contexto en el que han trabajado muchos 
psicólogos comunitarios. El cuarto se refiere a la exploración de las visiones de mundo y 
ayudan a entender sistemas sociales y políticos en los cuales se contrastan valores, 
ideologías, en éste un abordaje que según el autor han evadido los psicólogos. Es 
interesante que la variedad metodológica descrita corresponde a diferentes paradigmas, lo 
cual defiende el autor alegando que dad a la complejidad de los fenómenos que enfrentan, 
los psicólogos comunitarios deben abordar de este modo su objeto de estudio.
En el balance descrito, Newbrough no hace referencia a paradigma/s pero sí a una 
demanda de unificación teórica. No queda claro sin embargo, si está partiendo del supuesto 
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de un paradigma único que hasta el presente ha orientado el desarrollo del campo, o si 
asumiendo su diversidad aboga por su integración. De la posición de Dokecki en lo 
metodológico, se desprende un pluralismo paradigmático con el que aparentemente 
concuerda Newbrough. ¿Es todo posible a la luz de los tres criterios que de acuerdo a Guba 
(1990) definen un paradigma: el ontológico, el epistemológico y el metodológico? ¿Implica 
lo anteriormente expuesto reconocer que es posible combinar aspectos de diferentes 
paradigmas e incluirlos en uno nuevo, o que es posible desarrollar uno nuevo que requiera 
de otros para ampliar la comprensión y solución de los problemas? Responder esto resulta 
muy ambicioso, sin embargo es factible iniciar la búsqueda de respuestas a estas 
interrogantes delimitando la tarea al análisis del quehacer de la PC en una región específica, 
donde la disciplina ha tenido un desarrollo propio: América Latina. Por otra parte y para 
efectos de este trabajo, intentaremos detectar las orientaciones teóricas de diferentes países 
de la región a partir del análisis de casos de intervención comunitaria así como de artículos 
teóricos.
La psicología social comunitaria en América Latina.
Algunas consideraciones.
En América Latina son los psicólogos y psicólogas sociales quienes, haciéndose eco 
e los cuestionamientos a la psicología social en la década del setenta promueven un giro de 
la disciplina orientado hacia la aplicación del conocimiento en la solución de los problemas 
sociales. Este cuestionamiento motivó a los profesionales del área a movilizarse, salir del 
aula e ir a los contextos en los que los problemas sociales se estaban manifestando, siendo 
las comunidades, particularmente marginales, una de las más representativas.
Las concepciones sobre la disciplina apuntan a su objetivo de estudio (grupos en 
situación de desventaja), un objetivo (promoción del cambio de las condiciones adversas), 
estrategias (concientización, aumento del poder y control sobre el ambiente), rol del 
psicólogo, (facilitador comprometido, colaborador reflexivo), entre otros. Una definición 
que engloba estas concepciones es la de Montero (1984) quien la define como:
... la rama de la psicología cuyo objeto es el estudio de los factores psicosociales que 
permitan desarrollar, fomentar y mantener el control y poder que los individuos pueden 
ejerces sobre su ambiente individual y social para solucionar problemas que los aquejan y 
lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social (Montero, 1984, p. 390).
Desde sus inicios, son numerosas las experiencias llevadas a cabo en comunidades 
por los profesionales de la psicología social. Es notable, sin embargo, el énfasis aplicado en 
estas experiencias, que va en detrimento del desarrollo teórico de la disciplina. En efecto, el 
papel de psicólogos y psicólogas comunitarios se convierte en el de facilitadores, cuyos 
conocimientos y grado de compromiso con la comunidad contribuyen a que ésta se 
organice y participe activamente en la solución de sus problemas a través de la toma de 
conciencia de su posición dentro de la sociedad y del cuestionamiento a la misma, apoyada 
en la metodología de la investigación-acción participativa. Pero cabe preguntarse: ¿Cuáles 
son los fundamentos teóricos que orientan estas experiencias? ¿Pertenecen éstos a un 
mismo paradigma? ¿ a cuáles?.
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La revisión y análisis de artículos, tesis y trabajos de investigación en el área 
realizados en algunos países de América Latina (Brasil, Colombia, Chile, México, Puerto 
Rico, Venezuela), revelan el empleo de diferentes paradigmas aún dentro de un mismo 
proyecto (Sánchez y Wiesenfeld, 1991).
A continuación presentamos las orientaciones teóricas en las que se basan dichos 
trabajos y sus posibilidades de integración en un modelo coherente que permita aborda de 
manera sistemática el trabajo en comunidades y avanzar en el desarrollo teórico de la 
disciplina.
Orientaciones teóricas en la PSC latinoamericana.
El análisis que presentamos a continuación se basa en: 1) los artículos publicados en 
el número especial de la revista Applied psychology: An International Review (Sánchez y 
Wiesenfeld, 1991), dedicado a la PSC en América Latina, en el cual participaron colegas de 
Brasil (Lane y Sawaia), Colombia (Granada), Chile (Krause-Jacob), México (Reid y 
Aguilar), Puerto Rico (Serrano-García y López Sánchez) y Venezuela (Sánchez, Cronick y 
Wiesenfeld), 2) los capítulos que aparecerán publicados en el libro Contribuciones 
latinoamericanas a la psicología social comunitaria (Sánchez y Wiesenfeld, coords. En 
prensa), en el cual participan colegas de Argentina (Chinkes, Lapalma y Nicemboin), Brasil 
(Lane y Sawaia), Chile (Asun, Krause, Aceituno, Alfaro y Morales) Colombia (Granada), 
México (Reid y Aguilar), Puerto Rico (López Sánchez y Serrano-García) y Venezuela 
(Wiesenfeld y Sánchez), 3) artículos teóricos de Escovar (1977,1989) de Panamá, Lane y 
Sawaia (1991b), de Brasil, Montero (1980, 1984, 1988, artículo en prensa), de Venezuela, 
Rivera Medina y Serrano-García (1985), Serrano-García (1990), Serrano-García y López 
Sánchez (1990) de Puerto Rico.
En primer lugar enumeraremos los conceptos, teorías, paradigmas, así como la 
metodología y técnicas que aparecen mencionadas en las referencias arriba citadas, las 
cuales si bien no agotan la literatura sobre eltema en la región ni abarcan todos los países 
en los cuales hay un desarrollo de la PSC en América Latina, constituyen una muestra 
importante del quehacer de los profesionales de la disciplina.
Brasil
Los trabajos detectados en este país fueron ampliados con base en dos etapas de su 
desarrollo: la primera que culmina en 1981 con el Primer Encuentro Regional de Psicología 
de la Comunidad realizado en Sao Paulo, en el cual se analizaron trabajos realizados 
durante la década del setenta, y la segunda que recoge trabajos realizados entre 1981 y 
1988, los cuales fueron discutidos en el Segundo Encuentro Regional en Belo Horizonte en 
1988. Ambos encuentros fueron organizados por la ABRAPSO (Asociación Brasilera de 
Psicología Social).En el primero se notó la mayor atención en la educación popular, 
orientada por los principios de. Concientización y problematización de Paulo Freire. Se 
aspiraba a que a través de estos dos procesos se lograse una organización y movilización de 
las comunidades en la solución de sus problemas. También encontramos trabajos orientados 
a la acción clínica con énfasis del psicólogo por considerar que la misma asume una visión 
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fragmentada del ser humano al abordar de manera independiente los procesos 
mencionados: educación y aprendizaje, terapia y concientización. Lo común a los tres 
procesos es la relación grupal, que a juicio de las autoras es la que permite descubrir 
nuestra individualidad, la realidad y la sociedad. Consideran al ser humano como una 
totalidad y demandan respuestas acerca de la especificidad psicológica de la práctica 
comunitaria.
En el segundo encuentro se destacan las técnicas de dinámica de grupos como 
procedimientos para lograr la organización popular, lo cual ayuda a definir la actuación del 
psicólogo o psicóloga, orientada a desarrollar grupos concientizados, aptos para el 
autocontrol de sus condiciones de vida a través de actividades cooperativas y organizadas. 
Se destaca el concepto de poder y el rescate de la subjetividad para la comprensión de las 
representaciones del mundo, así como de las emociones y afectos que definen la 
individualidad.
Desde el punto de vista metodológico emplean la estrategia de la investigación-
acción-participativa que según las autoras coincide con los presupuestos ontológicos y 
epistemológicos de la PSC. No especifican el paradigma al cual corresponden esos 
presupuestos, pero consideramos que se insertan en las ciencias críticas o teoría crítica para 
la cual la realidad es ontológicamente ideológica y epistemológicamente subjetiva, mediada 
por los valores. La actividad está orientada a preparar al grupo como colectivo, a enfrentar 
la alineación en el trabajo. Destaca también el papel de la emoción como mediador en el 
proceso de tona de conciencia, y por tanto de la praxis de la PSC. En este sentido un hecho 
objetivo se transforma en un contenido psíquico que despierta un cúmulo de emociones que 
se comparten, y al compartirlas se objetiva la subjetividad y se subjetiviza la objetividad.
La IP es empleada de diversas formas que reflejan las modalidades de inserción del 
profesional. Por una parte la investigación de inserción del profesional. Por otra parte la 
investigación puede verse como una fuente de información para hacer más eficiente la 
acción militante, pero sin incorporar la acción a la investigación, la acción indisoluble de la 
acción, la investigación como estrategia de movilización y organización de la población 
con fines políticos, la investigación como un momento de reflexión y sistematización de 
una acción en desarrollo para hacerla más eficiente. La reflexión se emplea para decidir el 
rumbo de la investigación, para discutir las interpretaciones a la información recogida, para 
devolver a la comunidad esa información. Las reflexiones se hacen generalmente en 
pequeños grupos con la ayuda de técnicas grupales como el psicodrama, sociodrama, 
técnicas de dinámica de grupo.
Las técnicas fundamentales de recolección de información en la IP con cualitativas 
(historia de vida, diario de campo, entrevista abierta, entrevista de grupo), sin embargo se 
emplean también la encuesta y el cuestionario para levantar el perfil del grupo e identificar 
sus problemas.
En síntesis la PSC en Brasil, persigue el carácter liberador de la ciencia y la 
emancipación del ser humano. Conciencia y actividad se confrontan y superan por la 
reflexión. Se reivindica la importancia de la emoción la cual es considerada como mediador 
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de la conciencia y de la práxis. Es este un paradigma que caracteriza a la teoría crítica de 
corte marxista.
Colombia.
En Colombia, describe Granada (1991) las dificultades a nivel académico de romper 
con una tradición en cuanto a la formación académica de muchos profesionales conscientes 
de las limitaciones del paradigma positivista. Sustenta, sin embargo, que la naturaleza y 
magnitud de los problemas sociales del país, así como la cantidad y características de la 
población impactada por los mismos, ha demandado la búsqueda de respuestas alternativas 
y propias. Esto de hace preferentemente desde las universidades.
Entre los problemas que se han abordado se mencionan: a) la rehabilitación de 
farmacodependientes con antecedentes delictivos a través de estrategias no tradicionales 
fundamentadas en la capacitación y trabajo autogestionario, rechazo a la 
institucionalización, b) la prevención de la accidentalidad vial a través de la investigación 
sobre la percepción y valorización del riesgo de accidentalidad por parte de conductores y 
usuarios de vehículos a fin de utilizar la información recogida para el diseño de campañas 
preventivas y educativas (no se mencionan los enfoques teóricos empleados, solo se alude a 
la psicología ambiental como la perspectiva disciplinaria desde la que se aborda el 
problema), c) la investigación del comportamiento participativo de una comunidad, 
partiendo de la reconstrucción crítica de su historia de participación, d) la aplicación de 
técnicas de intervención basadas en el principio de mercadeo social para la participación 
comunitaria, e) estudio sobre la relación personalidad y cultura a través de la significación 
del curanderismo basado en hierbas medicinales y empleando el método etnográfico y 
estudio de caso, f) programa de atención integral a la salud del escolar a través del 
diagnóstico de necesidades y la reflexión y sensibilización hacia los problemas, lo cual 
favoreció cambios de actitudes de padres y escolares hacia su realidad y les permitió 
desarrollar procesos organizativos para el cambio de políticas institucionales, orientar el 
diseño de un programa de atención materno-infantil basado en la autogestión grupal para la 
investigación y el análisis y solución de problemas relacionados con la gestación y parto, g) 
promover el desarrollo de la conciencia crítica en una comunidad marginal a través del 
problema de la basura y promover la solución autogestionaria de dicho problema, basada en 
la investigación-acción-participativa, familiarización con la comunidad, detección y 
reflexión en torno a las necesidades, movimiento o práxis hacia la solución del problema 
elegido, evaluación general de la experiencia.
Los problemas abordados son de distinta naturaleza, la participación es un principio 
común a todos, el contexto socioeconómico, político y cultural se propone como elemento 
necesario para la comprensión de los problemas. Aunque en la formulación inicial de los 
mismos participan los psicólogos, a lo largo del proceso se incorporan otros profesionales y 
se reivindica en todos la importancia del saber popular.
A partir de la enumeraciónde estos problemas, Granada concluye que los mismos 
se abordan de una manera empírica antes que teórica, es decir cuando hay una demanda 
externa y apremiante que requiere de un ritmo distinto al del científico y donde se busca el 
efecto social antes que la generación de conocimientos, la puerta en marcha de tecnología 
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inmediata de solución antes que estrategias a largo plazo. Los estudios e intervenciones 
descritos se han efectuado con métodos y diseños convencionales: modalidades casi 
experimentales y estudios de campo, diseños aleatorios o autoseleccionados, técnicas como 
la entrevista, la encuesta, registros observacionales, diferencial semántico, escalas, 
cuestionarios, y se recurre a técnicas de análisis tanto cualitativas como cuantitativas. La 
investigación acción es, según Granada, un ideal más que un logro, ya que los intentos de 
promover la participación de la comunidad no suelen pasar de la etapa de diagnóstico y 
planeación de la acción. En consecuencia las fases de diseño, ejecución y evaluación no son 
tan participativas, y representan un reto que deben enfrentar los investigadores e 
investigadoras.
La variedad de casos descritos revela una etapa de evolución de la disciplina que 
aún permanece apegada al paradigma positivista, en el que una realidad externa, percibida 
como problemática, demanda atención. Esa realidad es explorada a través de diversas 
técnicas, y la información recogida se intenta poner, además de a disposición del agente que 
la requirió que no necesariamente es la comunidad, al servicio de la comunidad. También la 
comunidad puede participar en la identificación y reflexión de sus problemas. Es esta una 
combinación de una orientación ontológica y epistemológica positivista con una 
metodología tanto positivista como crítica basada en los principios de la investigación-
acción-participativa (IAP) de Fals Borda y de la problematización y concientización de 
Freire.
La falta de información específica en relación con los fundamentos teóricos en los 
casos descritos, dificultan un análisis más profundo de los mismos, sin embargo 
consideramos que existe una contradicción entre los objetivos que orientan las 
investigaciones e intervenciones y el modo de abordarlas, estando los primeros motivados 
por una aproximación que no sólo desde la perspectiva metodológica reivindique el papel 
protagónico de la comunidad, sino también considere la construcción que ella hace de su 
propia realidad y donde la práxis no se conciba como un proceso independiente de dicha 
construcción. ¿Es esto pluralismo paradigmático? Pensamos que no, en la medida en que 
los procesos se consideran de manera fragmentada y donde no hay intentos de integración 
de objeto y objetivo, así como tampoco de teoría, práxis y metodología.
Chile.
El caso de Chile reviste un interés particular dado que ese país estuvo sujeto a un 
régimen dictatorial durante una etapa importante del desarrollo de la PSC en América 
Latina, de allí que la misma tuvo una evolución diferente a la del resto de los países 
analizados en este trabajo.
Así como en otros países de la región la universidad ha jugado un papel 
fundamental en la investigación e intervención de comunidades, en Chile, este proceso (el 
cual tiene sus antecedentes en 1969 con el modelo asistencial para las comunidades 
propuesto por el psiquiatra Juan Marconi) se vio truncado, y la única manera de 
aproximarse a las comunidades era con fines asistenciales y con el apoyo de la iglesia.
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El desarrollo comunitario persigue como objetivo el desarrollo de los recursos y 
potencialidades de las comunidades para la solución de sus problemas. Se requiere, en 
consecuencia, identificar junto con la comunidad ambos aspectos: recursos y problemas, y a 
partir de la reflexión de los mismos, promover la participación comunitaria en su solución. 
En este enfoque hay una clara orientación hacia la intervención o praxis, sin embargo la 
dimensión teórica, crítica, investigativa, parece relegada. Como referencias conceptuales 
Krause Jacob cita a Alinski (1971) y Rothman (1974), los cuales proponen guías o modelos 
para la acción. La descripción de esta orientación está basada en el relato de una 
experiencia de una villa seriamente dañada desde el punto de vista físico por el régimen 
militar. En dicha villa se logró organizar a la comunidad y motivarla hacia la promoción de 
la salud a través del desarrollo de redes sociales.
La educación popular basada en los principios de Paulo Freire es otra orientación 
detectada en la PSC en Chile. En ella se desarrolla la conciencia social a través del 
desarrollo cognitivo mediante el diálogo, y el profesional acompaña a la comunidad en este 
proceso con una actitud comprometida.
El caso que ilustra el proyecto de salud mental comunitaria y rehabilitación social, 
no es precisamente típico de la PSC. Más bien es un ejemplo de lo que no se debe hacer, ya 
que el mismo tuvo como propósito proveer asistencia a jóvenes drogadictos. Es decir, el 
carácter curativo en contraposición al preventivo prevalecía y en el mismo imperaba el 
modelo médico de atención al paciente y no uno ecológico.
En los dos primeros casos se nota un compromiso político del profesional con las 
comunidades pobres y una orientación hacia el desarrollo y participación de diferentes vías. 
Nos encontramos ante el caso en el que no está explicitado el modelo teórico, más aún, no 
hay una relación entre el práxis y la generación del conocimiento popular, el mismo no se 
incorpora a la reflexión teórica del profesional. La actividad práctica tampoco está 
claramente orientada por la metodología de la investigación-acción-participativa, y los 
principios de Freire son utilizados como herramientas para la acción. Podemos concluir que 
la PSC en Chile requiere de la consideración de esta limitación a fin de promover su 
desarrollo para enfrentar los apremiantes problemas de esa realidad, factibles de abordar en 
virtud del cambio reciente de régimen político.
México.
La información relativa al caso de México proviene de dos fuentes: los artículos 
sobre la PSC en ese país escritos por A. Reid y M. Aguilar, y la aportada por J. Gómez del 
Campo y descrita en un artículo realizado por S. Wingenfeld y R. Newbrough sobre la 
psicología comunitaria desde una perspectiva internacional (en prensa).
En México no hay una influencia teórica dominante en la PSC, existe más bien un 
análisis crítico de teorías tradicionales del desarrollo y un intento de vincular la práxis 
comunitaria con los temas de preocupación de la psicología social.
Se han identificado los siguientes enfoques teóricos (a los cuales se adscriben 
respectivamente grupos de profesionales pertenecientes a diferentes universidades): el 
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enfoque humanista de C. Rogers que promueve el desarrollo humano por medio de la 
participación y actualización, se trabaja también la pasividad y la falta de poder 
(Universidad Iberoamericana), el modelo ecológico transaccional propuesto por 
Newbrough (1973, citado por Reid y Aguilar, 1991) (ITESO), el enfoque de las 
representaciones sociales de S. Moscovici, destacando el papel de las minorías activas y su 
participación activa para la solución de sus problemas (COAHUILA), el análisis conductual 
aplicado (Universidad Nacional autónoma, ENEP Iztacala), el análisis crítico basado en la 
teoría marxista, psicoanálisis y el concepto de conciencia, que intenta clarificar los procesos 
grupales a través de la autorreflexión, inspirado en el enfoque de los grupos operativos de 
Pichon Riviere (1977, citado por Reid y Aguilar, 1991), el cual parte del principio de que 
para cambiarlas condiciones de vida de un grupo es necesario comenzar analizando dicho 
grupo. También se han estudiado los temas de la marginalidad, vida cotidiana, cultura 
popular, movimientos sociales, atribución, identidad social, y se ha analizado su aplicación 
en los procesos de intervención comunitaria, se han empleado conceptos de la psicología 
ambiental para analizar problemas ambientales de la comunidad: espacio personal, 
privacidad, percepción, representación y apropiación del espacio.
Los fundamentos teóricos enumerados se aplicaron, entre otros, al estudio e 
intervención de los siguientes problemas, a) organización y fortalecimiento de comunidades 
populares a fin de promover la autoconfianza y su eco y etnodesarrollo mediante la 
combinación del conocimiento popular y científico, análisis individual y colectivo de la 
experiencia incluyendo algunos endógenos y exógenos, reportes y evaluaciones periódicas 
del proceso de la experiencia, la recuperación de la historia de la comunidad, b) promoción 
de paraprofesionales en servicios comunitarios, para lo cual se partió del análisis de 
conflictos urbanos a través de la estrategia de la investigación-acción-participativa, ka 
psicología de las minorías activas y los procesos de influencia, resistencia y cambio social, 
la perspectiva humanista de C. Rogers, particularmente las nociones de crecimiento, poder 
personal y autoestima. Estos fundamentos teóricos orientaron el desarrollo de centros 
comunales que prestan servicios de distinto tipo (salud, educación, etc.), u en el cual 
participan activamente miembros de la comunidad empleando destrezas previas o 
aprendidas en el proceso, c) impacto social de la construcción de una central de abasto, lo 
cual ameritaba la reubicación de los residentes de la zona; para su abordaje se realizó un 
análisis crítico de las teorías de desarrollo, marginalidad, cultura de la pobreza, se recogió 
información de distintas fuentes y a través de diferentes procedimientos tanto cualitativos 
como cuantitativos. La intervención consistió en campañas informativas a las comunidades 
acerca del impacto de la construcción planificada, volantes informativos, presentación de 
audio-visuales, y en información basada en la aportada por los mismos residentes. La 
información recibida propiciaba la reflexión y la movilización par la solución de los 
problemas identificados. Las discusiones proveyeron información, cuya interpretación se 
realizó conjuntamente con la comunidad y permitió una recuperación de su historia e 
identidad cultural, fortaleció sus vínculos con las comunidades en cuestión y su arraigo con 
el lugar, d) impacto de desastres naturales (terremotos), el propósito de este trabajo fue el 
de contribuir por una parte a aliviar el estrés generado por las condiciones de vida 
impuestas por el terremoto a las personas que se quedaron sin hogar, y por la otra, a ofrecer 
espacios alternativos físicos y psicosociales para la vida comunitaria. Se realizaron varios 
proyectos de investigación simultáneos, con diferentes grupos y propósitos, cada uno de los 
cuales derivó en sus respectivas intervenciones (trabajo con niños para la construcción de 
30
áreas de juego, trabajo con mujeres para su alfabetización, adquisición de destrezas 
artesanales, talleres de educación popular, usos del espacio urbano, satisfacción con el 
proyecto de vivienda ofrecido, etc.).
Es interesante notar que la variedad de enfoques empleados representan paradigmas 
diferentes que aunque se presentan en la mayoría de los problemas enumerados como 
independientes, hay experiencias como la de la promoción de paraprofesionales, liberizada 
por L. Quintanilla (Quintanilla et. Al 1980, citada por Reid y Aguilar, 1991) en la que éstos 
se integran. El empleo de la teoría de las representaciones sociales que podríamos ubicar en 
el paradigma constructivista o en los términos de Munné (1989) en el interaccionismo, 
unido al enfoque humanista correspondiente al personalismo, es ejemplo de ello. De 
muestra que la práxis demanda conocimientos, que una vez identificados, se utilizan sin 
consideraciones a las violaciones epistemológicas, probablemente debido a las demandas 
reales del proyecto y a la inexistencia de otros conocimientos afines al paradigma en 
cuestión. Esta modalidad confirma lo expuesto en la primera parte de este trabajo por 
Firestone (1990), en el sentido de que el profesional orientado a la práctica enfrenta 
demandas diferentes al teórico, y que el empleo combinado de paradigmas, en la realidad 
demuestra que es algo que se puede hacer y además hace falta.
Excluyendo el caso de Quintanilla, la tendencia es más bien a una diferenciación de 
los grupos que trabajan en el área con base en las orientaciones empleadas. La variedad 
conceptual también se ha expresado en la multiplicidad de métodos empleados, estudio de 
casos, historia oral, entrevistas en profundidad, recuperación de la memoria colectiva, 
observación participante, entre otros, los cuales más que a inquietudes teóricas responden a 
las necesidades prácticas que el proyecto demanda.
Puerto Rico.
Al contrario de México, la experiencia de Puerto Rico refleja una homogeneidad 
conceptual y metodológica, derivada no sólo del nivel de desarrollo de la disciplina dentro 
del contexto académico de una universidad, sino de los desarrollos conceptuales propios en 
dicho contexto. La teoría de la construcción social de la realidad de Berger y Luckman 
provee las bases conceptuales de la disciplina, teoría ésta que pertenece al paradigma 
constructivista. Es interesante el empleo de la teoría en el contexto que estamos 
describiendo, ya que las construcciones de las personas, unidas a la información 
proveniente de diversas fuentes, aportan los conceptos que definen las situaciones 
problemáticas y orientan la intervención.
El desarrollo metodológico propuesto es coherente con el conceptual, en el sentido 
que debe facilitar la libre expresión de la construcción de las personas participantes. La 
información obtenida debe provenir de diversas fuentes además de la psicológica (otras 
disciplinas, del conocimiento popular, y debe contar con un análisis histórico). Este modelo 
metodológico es el de la “intervención en la investigación” propuesto por Irizarry y 
Serrano-García (1979), en el que ambos procesos son inseparables y simultáneos. Otras 
premisas de este modelo son la explicitación de los valores del profesional, el desarrollo de 
relaciones horizontales entre los participantes, el reconocimiento de las potencialidades de 
las comunidades para resolver sus problemas y el desarrollo de un compromiso del 
31
investigador con los sectores oprimidos de la sociedad. Dichas premisas están basadas en el 
constructivismo social y en la necesidad de cambio social, regido éste por las nociones de 
empowerment (fortalecimiento o potenciación) que implica un aumento progresivo del 
poder y control de las personas sobre su ambiente para reducir la opresión y mejorar su 
calidad de vida. Adicionalmente emplean los conceptos de desarrollo de la comunidad y 
problematización. El primero requiere la participación activa de la comunidad y un 
incremento en la confianza en sí mismos (Ander Egg, 1980, citado por Serrano-García y 
López Sánchez, 1991b). La problematización consiste en el cuestionamiento de situaciones 
consideradas naturales y su análisis crítico a nivel colectivo, con el fin de considerarlas 
como producto de la realidad social e históricamente construidas (Freire, 1974). Este marco 
conceptual orienta las intervenciones de la comunidad haciala concientización de sus 
miembros sobre los problemas sociales.
La intervención en la investigación requiere de la realización de las siguientes fases: 
familiarización con la comunidad, identificación de necesidades y recursos, reuniones con 
residentes y/o sectores de la comunidad, trabajo colectivo y establecimiento de metas a 
corto y largo plazo.
Algunos ejemplos de “intervención en la investigación” abordados por esta 
perspectiva los constituyen: a) la construcción de un puente que facilite el acceso de los 
residentes a su comunidad y el desarrollo en dicha comunidad de actividades orientadas a 
combatir la delincuencia juvenil y la criminalidad, b) la identificación de necesidades, 
recursos y la aclaración de factores que facilitasen el trabajo conjunto entre homosexuales y 
heterosexuales, c), el desarrollo de actividades dirigidas a los jóvenes, preparación de un 
periódico comunitario y negociación con agencias gubernamentales para mejorar los 
servicios que recibía la comunidad, d) brindar sostén a las iniciativas locales para 
desarrollar redes de apoyo comunitario para personas con alteraciones emocionales, e) la 
incorporación de nuevos miembros a la asamblea de jóvenes de una iglesia protestante, f) la 
creación de un comité de rescate para la salud de un grupo de mujeres afectadas por escapes 
de gas provenientes de un complejo industrial, para lograr que el gobierno reconociera que 
la condición de salud de dichas mujeres trabajadoras era producto de esos escapes, les 
ofreciera servicios gubernamentales y las compensara económicamente, g) incrementar la 
participación de la comunidad en el mejoramiento de los servicios de salud de dicha 
comunidad.
En todos estos problemas se identifica algo común: el énfasis en actividades y de 
planificación, en el que el aumento del nivel de conciencia es un elemento central.
Visto desde el problema de la posibilidad de integración entre paradigmas, nos 
encontramos con una situación en la que existe una coherencia conceptual dada por la 
teoría que orienta desde el punto de vista conceptual las intervenciones. ¿Qué sucede sin 
embargo con lo metodológico?, el modelo de la intervención en la investigación, unido al 
empleo de técnicas para promover la investigación participativa, tiene el objetivo 
fundamental de aumentar el nivel de conciencia para promover el cambio social, objetivos 
estos que encontramos dentro de la teoría crítica. Se integran de este modo las orientaciones 
ontológicas y epistemológicas del paradigma constructivista con las metodológicas de la 
teoría crítica. Nuevamente nos preguntamos ¿estarán los autores cometiendo un error, o el 
32
éxito de las experiencias por ellos descritas revela que los paradigmas no son incompatibles 
sino combinables, al menos entre las dimensiones ontológica y epistemológica de uno 
respecto a la metodología del otro?.
Venezuela.
El caso de Venezuela es similar al de México en lo que a variedad teórica se refiere. 
En las experiencias detectadas en ese país los elementos teóricos han abarcado principios 
de desarrollo organizacional, una adaptación del enfoque de la tecnología social en la que 
son los miembros de la comunidad -y no la tecnología social- quienes definen los 
problemas y participan activamente junto al profesional en su solución, el modelo 
psicoecológico, inspirado en el enfoque ecológico, en el cual se sustituye el concepto de 
control sobre el ambiente por el de reciprocidad, indicando con esto la necesidad de 
intercambio constante entre los componentes del sistema e incluyendo dentro del mismo al 
elemento tecnológico por su influencia en la organización social. En este modelo se 
proponen tres tipos de cambios: personal, socio-cívico y tecnológico (Cronick, 1989), 
además principios del análisis conductual aplicado, tales como la distribución selectiva de 
la recompensa.
Desde el punto de vista metodológico adopta la estrategia de la investigación-
acción, participativa en la que el investigador o investigadora se involucra desde el inicio 
del proyecto con la comunidad y conjuntamente participan en la obtención de información 
necesaria para llevar a cabo los objetivos.
Las técnicas para la recolección de información e intervención han incluido tanto los 
procedimientos tradicionales como las entrevistas individuales o grupales, cuestionarios, 
reflexión grupal sobre materiales impresos, la observación, hasta los registros fotográficos, 
registros anecdóticos, técnicas de dinámica de grupos, dibujos colectivos, debates, 
periódico hablado, entre otros.
Los problemas abordados han sido de diversa naturaleza: a) mejorar los servicios de 
salud en la incorporación de sus miembros a dichos servicios. Como una derivación de la 
reflexión-acción, se trabajó el desarrollo lingüístico, debido a que los miembros de la 
comunidad coincidieron en que la pobreza del lenguaje interfería en la construcción y 
análisis crítico de su realidad, b) pavimentación de las rutas principales de acceso a la 
comunidad, construcción y equipamiento de cuatro escuelas rurales, electrificación de área 
circundantes, equipamiento de una clínica dental, organización de una biblioteca pública, 
construcción de un parque, creación de una tienda de consumo popular, y un mercado 
campesino, reparación del sistema de drenaje y del acueducto del pueblo, c) la autogestión 
de una comunidad en el diseño y construcción de sus viviendas, al cual se añadieron 
posteriormente la construcción de un preescolar, de un parque infantil, la alfabetización de 
la comunidad, d) mejoramiento de las condiciones ambientales de una comunidad a través 
de la creación de tecnologías alternativas no contaminantes destinadas al reciclaje de 
residuos sólidos, el uso de métodos orgánicos en la agricultura, la creación de un programa 
de clasificación y recolección de basura y la implantación de un programa de purificación 
de aguas de uso doméstico, y e) el control de la enfermedad del mas de Chagas a través del 
mejoramiento de viviendas de bahareque en una comunidad rural.
33
El análisis de los problemas revela la importancia de la naturaleza de la ideología, 
de la conciencia y de las necesidades para la movilización comunitaria, el papel de la 
tecnología en el cambio social, la importancia del lenguaje para la comprensión, análisis e 
interpretación de los problemas y las necesidades, la redistribución equitativa de los 
recursos materiales y psicológicos para el logro de la reciprocidad entre los elementos de un 
sistema.
La revisión realizada en el caso de Venezuela revela un desarrollo teórico, 
metodológico y aplicado heterogéneo. Por una parte hay interés por el desarrollo teórico de 
la disciplina, reflejado en los trabajos de naturaleza teórica de autoras como Montero, quien 
ha aportado una definición de la disciplina, y recientemente ha incluido el papel de las 
necesidades en la concientización, conversión y desideologización en el trabajo 
comunitario (en prensa), Cronick quien ha propuesto un modelo teórico que denomina 
psico-ecológico al cual ya hicimos referencia. Estos desarrollos son producto de la 
estrategia metodológica de la investigación-acción-participativa, en el sentido que surgen a 
partir de la práxis y no como un desarrollo independiente de la misma.
Por otra parte, la variedad teórica presente en los trabajos en comunidades, revela la 
ausencia de un paradigma único, si bien los autores se limitan al empleo de una o más 
teorías pertenecientes a un mismo paradigma. Los paradigmas empleados se ubican en la 
corriente positivista (análisis conductual aplicado, tecnología social) y constructivista.Desde la perspectiva metodológica, algunos métodos y técnicas empleados son coherentes 
con los enfoques teóricos, como es el caso de la distribución selectiva de las recompensas 
en el análisis conductual aplicado, en otro sin embargo no hay tal coherencia.
La problematización y concientización están presentes en todos los trabajos, sin 
embargo, esta perspectiva crítica no es compatible con las teorías cognitivas que en algunos 
casos han orientado las intervenciones. Nuevamente nos encontramos ante la adopción de 
estrategias metodológicas de un programa, aparte del que apoya la fundamentación teórica 
del proyecto.
A modo de síntesis.
A lo largo de la última parte de este trabajo hemos intentado identificar enfoques teóricos y 
metodológicos que en algunos países y experiencias han orientado los trabajos 
comunitarios.
Esta revisión nos ha revelado que las intervenciones en comunidades, desde la 
perspectiva de la PSC, están orientadas por las nociones de cambio social a través de la 
concientización y subsecuente participación de las comunidades en la solución de sus 
problemas. Este proceso requiere que la comunidad acceda a recursos materiales y 
psicológicos, y adquiera a través de ellos un mayor control sobre su ambiente. Esta 
perspectiva ecológica supone que la concientización y la acción son inseparables y 
simultáneas, lo cual implica que la “toma de conciencia” no es una deconstrucción que la 
persona hace de su realidad, al margen de su participación en la misma, ni que la actividad 
de la persona ocurre al margen de su reflexión en torno a la misma. Este punto fue 
34
mencionado al analizar los paradigmas de las ciencias críticas y el constructivismo. Al darle 
contenido a nuestro planteamiento de integración entre estos dos paradigmas a través de la 
evidencia de la adopción de esta estrategia y de su conveniencia, podemos concluir que los 
paradigmas pueden combinarse, cuando la práxis y la reflexión en torno a ella demandan la 
incorporación de los mismos, es decir, las integraciones no se establecen a priori, sino que 
emergen en la medida que la realidad las requiera.
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