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Cardiopatía congénita Cambio de modelo Malformaciones en las que la reparación es la única o la mejor opción Comunicación interauricular Embriología Anatomía Fisiopatología Diagnóstico Tratamiento Resultados Estenosis aórtica Anatomía y clasificación Fisiopatología Diagnóstico Tratamiento Persistencia del conducto arterioso Anatomía Historia natural Manifestaciones clínicas y diagnóstico Tratamiento Resultados Coartación de la aorta Anatomía Fisiopatología Diagnóstico Tratamiento Tronco arterioso Anatomía Fisiología y diagnóstico Reparación Resultados Conexión venosa pulmonar anómala total Anatomía y embriología Fisiopatología y diagnóstico Tratamiento Resultados Corazón triauricular Anatomía Fisiopatología y diagnóstico Tratamiento Ventana aortopulmonar Embriología y anatomía Fisiopatología y diagnóstico Tratamiento Resultados Malformaciones que requieren paliación Atresia tricuspídea Anatomía Fisiopatología Diagnóstico Tratamiento Resultados Síndrome de hemicardio izquierdo hipoplásico Anatomía Fisiopatología y diagnóstico Tratamiento Resultados Malformaciones que pueden paliarse o repararse Anomalía de Ebstein Anatomía Fisiopatología Diagnóstico Tratamiento Resultados Transposición de las grandes arterias Anatomía Fisiopatología Manifestaciones clínicas y diagnóstico Reparación quirúrgica Resultados Ventrículo derecho con doble salida Anatomía Manifestaciones clínicas y diagnóstico Tratamiento Ventrículo derecho de salida doble sin comunicación interventricular Ventrículo derecho de salida doble (DORV) con comunicación interventricular subaórtica o doble sin estenosis pulmonar Ventrículo derecho de salida doble (DORV) con comunicación interventricular subaórtica o doble con estenosis pulmonar 20Brunicardi(0591-0626).indd 59120Brunicardi(0591-0626).indd 591 13/7/10 12:52:1913/7/10 12:52:19 C ardiopatía congénita CAMBIO DE MODELO La intervención quirúrgica cardiaca para el tratamiento de malformacio- nes congénitas es un campo que evoluciona de manera constante. Duran- te los últimos 20 años, surgieron con rapidez innovaciones en el ámbi- to tecnológico y se profundizó en la comprensión de aspectos anatómicos y fisiopatológicos de la cardiopatía congénita (CHD), lo cual condujo a mejorar el tratamiento de los pacientes con este tipo de afecciones com- plejas.1,2 Tales avances modificaron los paradigmas del campo de la cirugía car- diaca pediátrica. La estrategia tradicional de paliación inicial seguida por corrección definitiva a una edad más avanzada, que dominó el pensa- miento de la mayoría de los cirujanos, comenzó a evolucionar hacia otra que pone énfasis en la reparación temprana, aun en los pacientes más di- minutos.2 Por otra parte, algunas de las malformaciones que inducían la muerte en casi todos los enfermos (como el síndrome de hemicardio iz- quierdo hipoplásico [HLHS]) ahora pueden tratarse con éxito mediante técnicas enérgicas de paliación que se basan en la circulación extracorpo- ral (CPB), que permiten una supervivencia notoria en muchos de estos niños. Como hoy en día el objetivo es la reparación en fase temprana en la mayoría de los casos de CHD, en contraposición con la subdivisión de las lesiones como cianóticas o no cianóticas, una clasificación más adecuada divide las malformaciones específicas en tres categorías con base en la po- sibilidad de lograr tal objetivo: a) aquéllas para las que no se cuenta con paliación razonable y la reparación es la única opción; b) malformaciones en las cuales la reparación es imposible y la paliación constituye la única opción, y c) anomalías susceptibles de remediarse o mitigarse durante la lactancia.3 Debe mencionarse que en todas las malformaciones de la se- gunda categoría los componentes anatómicos normales no están presen- tes, como en el síndrome de hemicardio izquierdo hipoplásico, o no pue- den crearse a partir de estructuras existentes. MALFORMACIONES EN LAS QUE LA REPARACIÓN ES LA ÚNICA O LA MEJOR OPCIÓN Comunicación interauricular Una comunicación interauricular (ASD) se define como una abertura en el tabique interauricular que permite que la sangre de las circulaciones sistémica venosa y pulmonar se mezcle. Embriología Los tabiques auricular y ventricular se forman entre la tercera y la sexta semanas de desarrollo embrionario. Después que los dos tubos cardiacos se unen para formar uno solo que se pliega sobre sí mismo, la porción distal del tubo recién constituido da origen a una indentación que conforma el techo común de la cavidad auricular. Cerca de esta parte del techo se origi- na el septum primum, que se alarga para formar una estructura semilunar, la cual se dirige hacia la unión auriculoventricular (AV). El espacio que queda entre septum primum y los tejidos en desarrollo de la unión AV se denomina ostium primum. Antes que el septum primum se fusione por completo con los cojinetes endocárdicos, aparecen varias perforaciones en el mismo, las cuales confluyen y forman el ostium secundum. Durante este proceso de confluencia, este último crece en dirección distal a partir del techo de la aurícula, en posición paralela y a la derecha del septum pri- mum, el cual no se fusiona sino que deja un pasaje oblicuo en el tabique interauricular que se denomina agujero oval. Después del nacimiento, el incremento de la presión al interior de la aurícula izquierda suele cerrar esta vía, de manera que la comunicación interauricular se oblitera.4 Anatomía Las ASD pueden clasificarse en tres tipos distintos: a) malformaciones del seno venoso, que constituyen cerca de 5 a 10% de todas las ASD; b) ano- malías del ostium primum, que se describen de manera más adecuada como malformaciones parciales del conducto AV, y c) malformaciones del ostium secundum, que son el subtipo con mayor prevalencia y constituyen 80% de todas las ASD (fig. 20-1).5 Síndrome de Taussig-Bing sin estenosis pulmonar 617 Síndrome de Taussig-Bing con estenosis pulmonar 617 Resultados 617 Tetralogía de Fallot 617 Anatomía 617 Fisiopatología y manifestaciones clínicas 618 Tratamiento 618 Resultados 618 Comunicación interventricular 619 Anatomía 619 Fisiopatología y manifestaciones clínicas 620 Diagnóstico 620 Tratamiento 620 Resultados 622 Malformaciones del conducto auriculoventricular 622 Anatomía 622 Fisiopatología y diagnóstico 622 Tratamiento 622 Resultados 622 Interrupción del cayado aórtico 623 Anatomía 623 Manifestaciones clínicas y diagnóstico 623 Tratamiento 623 Resultados 623 A B C Figura 20-1. Anatomía de las malformaciones del tabique interauricular. En las de tipo del seno venoso (A), es frecuente que las venas pulmonares superior derecha y media drenen en la vena cava superior o la aurícula derecha. B. Por lo general, las malformaciones del ostium secundum se presentan como anomalías únicas. C. Las malformaciones del ostium primum son parte de alteraciones más complejas y es más adecuado considerarlas como anomalías incompletas del tabique auriculoven- tricular. (Con autorización de Greenfield LJ, Mulholland MW, Oldham KT, et al [eds]: Surgery: Scientific Principles and Practice, 3rd ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins, 2001, p 1444.) 20Brunicardi(0591-0626).indd 59220Brunicardi(0591-0626).indd 592 13/7/10 12:52:2013/7/10 12:52:20 C ardiopatía congénita Fisiopatología Las ASD inducen un incremento del flujo sanguíneo pulmonar como con- secuencia de un cortocircuito de izquierda a derecha a través de la malfor- mación. La dirección del cortocircuito intracardiaco la determina sobre todo la distensibilidad del ventrículo ipsolateral. La distensibilidad de los ventrículos izquierdo (LV) y derecho durante el desarrollo embrionario es la misma, pero en la fase posnatal el ventrículo izquierdo (LV) se torna menos distensible que el ventrículo derecho (RV). Este cambio se debe a que la resistencia de los lechos vasculares distales cambia después del naci- miento. La resistencia vascular pulmonar (PVR) cae en el momentoen que el recién nacido respira por primera vez, con lo cual la presión en el RV disminuye, en tanto que la resistencia vascular sistémica se incrementa de manera muy notable, lo mismo que la presión en el LV. El incremento de esta última crea un engrosamiento de su masa muscular, que opone mayor resistencia al llenado diastólico en comparación con el RV; por tan- to, el flujo a través de una ASD ocurre de izquierda a derecha. La cantidad mayor de sangre que retorna a la aurícula derecha produce sobrecarga en el RV, pero éste se distiende con facilidad y permite el alojamiento de la carga a causa de su menor masa muscular y resistencia baja al flujo de salida.5,6 Las consecuencias a largo plazo de la sobrecarga crónica de volumen del RV incluyen hipertrofia muscular con elevación de su presión diastóli- ca final y estenosis pulmonar relativa a nivel de la válvula pulmonar, por- que no puede soportar el incremento del flujo del RV. La resistencia al ni- vel de la válvula pulmonar contribuye a una mayor carga de presión sobre el RV, lo cual acelera su hipertrofia. Su distensibilidad disminuye de modo gradual cuando la presión dentro de la cavidad se aproxima a la presión sistémica y el tamaño del cortocircuito de izquierda a derecha se reduce. La circulación del paciente se equilibra en esta fase y la disminución de su sintomatología puede causar confusión. Una minoría de pacientes con ASD desarrolla cambios pulmonares progresivos de tipo vascular como resultado de la sobrecarga circulatoria crónica. El incremento de la PVR en estos individuos induce la igualación de las presiones de los ventrículos izquierdo y derecho, y su proporción entre el flujo pulmonar (Qp) y el flujo sistémico (Qs) (Qp:Qs), se aproxi- ma a 1.5,7 Sin embargo, esto no significa que no exista cortocircuito intra- cardiaco, sino que la proporción entre los componentes izquierda-derecha y derecha-izquierda es semejante. La propiedad del RV para recuperar su función normal se relaciona con la duración de la sobrecarga crónica, puesto que los niños que son objeto de cierre de la ASD antes de los 10 años de edad, tienen más posibi- lidades de recuperar la función normal del RV durante el periodo posope- ratorio.3 La fisiología de las ASD del seno venoso es semejante a la que se anali- za en párrafos previos, con la excepción de que estas malformaciones a menudo se acompañan de drenaje venoso pulmonar anómalo. Con fre- cuencia, ello causa alteraciones hemodinámicas significativas que aceleran la evolución clínica en estos lactantes. La misma intensificación de los síntomas se observa en quienes tienen malformaciones del ostium primum porque la presencia concomitante de insuficiencia mitral por una “hendidura” en la válvula mitral puede indu- cir una mayor carga volumétrica en la aurícula e incrementar el grado de cortocircuito auricular. Diagnóstico Los pacientes con ASD pueden presentarse con pocas manifestaciones fí- sicas. Es posible que la auscultación revele prominencia del primer ruido cardiaco con desdoblamiento fijo del segundo ruido. Esto se debe a un cortocircuito de izquierda a derecha más o menos constante durante todas las fases del ciclo cardiaco. Puede identificarse un soplo diastólico que in- dica incremento del flujo a través de la válvula tricúspide y a menudo se percibe un soplo de expulsión a nivel de la válvula pulmonar. La palpación de un choque más amplio de la pared del RV y el incremento de la inten- sidad del componente pulmonar del segundo ruido cardiaco indican hi- pertensión pulmonar y posibilidad de que el daño sea irreparable. Las radiografías de tórax en un sujeto con ASD tal vez revelen cambios que sugieren incremento de la vascularidad pulmonar, con prominencia de la silueta hiliar y cardiomegalia. El electrocardiograma (ECG) muestra desviación a la derecha del eje cardiaco con bloqueo incompleto de rama. Debe sospecharse con firmeza una alteración del conducto AV cuando el bloqueo de rama derecha se relaciona con desviación del eje cardiaco ha- cia arriba o a la izquierda.8 El diagnóstico se corrobora con una ecocardiografía bidimensional y el uso de mapeo mediante flujo de color facilita la comprensión de las altera- ciones fisiológicas consecutivas a las malformaciones.9 Los niños mayores y los adultos con anomalías en el tabique interauricular sin reparar quizá presenten apoplejía o embolia sistémica originada por embolia paradójica, o con arritmias auriculares generadas por la dilatación auricular derecha. La ecocardiografía también permite al clínico calcular el grado de cor- tocircuito intracardiaco, demostrar el grado de reflujo mitral en pacientes con malformaciones del ostium primum y, si se detecta microcavitación, quizá facilite la detección de anomalías del seno venoso.5 El advenimiento de la ecocardiografía bidimensional con Doppler de flujo en color posibilita obviar en gran medida la necesidad de cateterismo cardiaco porque esta técnica define con precisión la naturaleza de la ASD. Sin embargo, en casos en que el paciente es mayor de 40 años de edad, el cateterismo puede cuantificar el grado de hipertensión pulmonar puesto que los enfermos con PVR mayor de 12 U/ml se consideran inoperables.10 El cateterismo cardiaco también es útil para obtener datos que permiten cuantificar el Qp y el Qs con objeto de calcular la magnitud del cortocir- cuito intracardiaco. Esta proporción (Qp:Qs) puede aprovecharse para determinar la conveniencia de realizar un cierre ante la falta de certeza terapéutica, ya que en general se acepta que una Qp:Qs mayor de 1.5:1 constituye el umbral para la intervención quirúrgica. Por último, en pa- cientes mayores de 40 años de edad el cateterismo cardiaco también puede ser útil para revelar la presencia de enfermedad arterial coronaria. En general, el cierre quirúrgico de las ASD suele efectuarse cuando los pacientes tienen cuatro a cinco años de edad. Los niños con la talla corres- pondiente a esta edad casi siempre pueden operarse sin necesidad de 1. La cardiopatía congénita comprende un amplio espectro mor- fológico. En general, las lesiones pueden clasificarse como aquellas que pueden repararse por completo, las que deben paliarse y las que pueden repararse o paliarse, según el pacien- te particular y las características institucionales. 2. Las medidas terapéuticas percutáneas para cardiopatía congé- nita son elementos coadyuvantes cada vez más importantes; en algunos casos, constituyen alternativas al tratamiento qui- rúrgico estándar. Los ejemplos importantes incluyen el cierre percutáneo de malformaciones en el tabique interauricular o interventricular, la estrategia híbrida para el síndrome de hipo- plasia cardiaca izquierda, perforación de la válvula pulmonar con radiofrecuencia y sustitución percutánea de la válvula pul- monar. Se requieren más estudios para establecer criterios y las referencias actuales para la integración segura de estas nuevas estrategias en la atención de pacientes con interven- ción quirúrgica de cardiopatía congénita. 3. Los resultados de la intervención quirúrgica para cardiopatía congénita han mejorado mucho con el tiempo; la mayoría de las lesiones complejas puede operarse en la lactancia tempra- na. Sin embargo, la protección neurológica se mantiene como un aspecto clave en la atención de neonatos que son objeto de intervención quirúrgica con derivación cardiopulmonar y paro circulatorio hipotérmico profundo. Hay dispositivos de vi- gilancia y estrategias perioperatorias nuevos en proceso de in- vestigación. Ahora, la atención en este campo ha cambiado de los análisis de la mortalidad perioperatoria, que para la mayo- ría de las lesiones es menor de 10%, a los resultados a largo plazo, incluidas la calidad de vida y la función neurológica. PUNTOS CLAVE 20Brunicardi(0591-0626).indd 59320Brunicardi(0591-0626).indd 593 13/7/10 12:52:2113/7/10 12:52:21 C ardiopatía congénita transfusión sanguínea y su evolución es excelente enla mayoría de las oca- siones. No obstante, algunos cirujanos recomiendan la reparación siste- mática en lactantes y niños porque aun las malformaciones más pequeñas se relacionan con riesgo de embolia paradójica, en especial durante el em- barazo. En una revisión reciente realizada por Reddy et al. se encontró que 116 neonatos con peso menor de 2 500 g que fueron objeto de reparación de malformaciones cardiacas simples y complejas mediante CPB, no pre- sentaron hemorragias intracerebrales ni secuelas neurológicas a largo pla- zo, y tuvieron una tasa de mortalidad operatoria baja (10%). Tales resulta- dos se correlacionan con la duración de la CPB y la complejidad de la reparación.11 Estos investigadores también hallaron una supervivencia ac- tuarial de 80% a un año y, de mayor importancia, que el crecimiento tras la reparación completa fue equivalente al de neonatos del mismo peso que no mostraban malformaciones cardiacas.11 Tratamiento Las ASD pueden repararse con facilidad mediante técnicas de CPB están- dar a través de esternotomía media.7 Los detalles de la reparación misma son casi siempre simples. Se practica una auriculotomía oblicua, se deter- mina la posición del seno coronario y todas las venas sistémicas pulmona- res, para después visualizar la totalidad del borde de la anomalía. El cierre de las malformaciones del ostium secundum se logra con sutura directa o inserción de un parche. La decisión de utilizar un parche puede definirse al observar tanto el tamaño y la forma del defecto como la calidad de sus bordes. El tipo de reparación utilizada para las comunicaciones interauricula- res sinusales venosas con conexión venosa pulmonar anómala parcial de- pende de la localización de las venas pulmonares anormales. Si las venas anómalas se conectan con las aurículas o la vena cava superior (SVC) cau- dal al punto donde la vena cava cruza con la arteria pulmonar derecha (RPA), la comunicación puede remediarse con la colocación de un parche, con redirección de las venas pulmonares detrás del parche a la aurícula izquierda. En esta técnica, ha de tenerse cuidado de evitar la obstrucción de las venas pulmonares o la SVC, aunque por lo general esta última está dilatada y brinda un espacio amplio para aplicar el parche. Si la vena anó- mala se conecta con la SVC en un punto craneal a la RPA, tal vez se nece- site otra técnica, como el procedimiento de Warden. En esta intervención quirúrgica, la SVC se corta en un sitio craneal a la vena anómala (casi siempre la vena pulmonar superior derecha). El extremo caudal de la vena cava cortada se cierra con sutura. El extremo caudal de la vena secciona- da se une con la orejuela de la aurícula derecha. Dentro de la aurícula se usa un parche para desviar el flujo sanguíneo venoso pulmonar a la aurí- cula izquierda. En contraste, con la reparación para una malformación en la que las venas pulmonares entran en la aurícula derecha o la SVC por debajo de la RPA, el parche cubre la unión de la SVC con la aurícula dere- cha para que la sangre de la vena pulmonar anómala que ingresa a la cava se desvíe a la aurícula izquierda. La sangre que regresa de la parte superior del cuerpo entra a la aurícula derecha por la anastomosis entre la SVC y la aurícula derecha. Estas estrategias quirúrgicas están bien definidas; su tasa de complica- ciones es baja y la de mortalidad se aproxima a cero. De esta manera, la atención se enfoca ahora hacia mejorar el resultado estético, así como a minimizar la estancia hospitalaria y el tiempo de convalecencia. Se descri- ben numerosas estrategias innovadoras para lograr estos objetivos, inclu- sive incisión submamaria derecha con toracotomía anterior, incisión sub- mamaria bilateral limitada con un corte parcial del esternón, ventana transxifoidea y restricción de la incisión en la línea media con corte ester- nal parcial.4,12-14 Algunos centros utilizan la cirugía de tórax asistida con video en los accesos submamario y transxifoideo para facilitar el cierre con un campo quirúrgico limitado. Aunque la morbilidad y la mortalidad de todos estos procedimientos son comparables a las de la esternotomía media tradicional, cada uno de ellos tiene desventajas. El objetivo básico es que la precisión quirúrgica se mantenga a pesar de la exposición limita- da. Luo et al. describieron en fecha reciente un estudio con asignación al azar prospectivo que comparó la miniesternotomía (sección de la porción superior del esternón para el tratamiento de lesiones aórticas y pulmona- res, y de su región inferior en lesiones del tabique) con la esternotomía total en 100 pacientes consecutivos que se sometieron a reparación de le- siones septales.14 Los sujetos del grupo de miniesternotomía tuvieron una intervención quirúrgica más prolongada (por 15 a 20 min), menor hemo- rragia y estancia intrahospitalaria más breve. Otros investigadores de Bos- ton respaldan estos resultados al sostener que la miniesternotomía se ca- racteriza por la formación de una cicatriz aceptable desde el punto de vista estético, sin limitar la canulación de la aorta ni la exposición de las estructuras mediastínicas más importantes.12 La vía de acceso puede ex- tenderse con facilidad para llevar a cabo una esternotomía completa si se encuentran dificultades o anomalías inesperadas.13 Cada vez gozan de mayor aceptación las técnicas por cateterismo para el cierre de ASD que recurren a diversos dispositivos de oclusión, los cua- les se practicaron por primera vez en 1976.15 Algunos tipos de ASD, in- cluido el agujero oval persistente (PFO), anomalías en la porción secunda- ria y algunas malformaciones perforadas en la región secundaria pueden cerrarse con un dispositivo, siempre que se cumplan criterios anatómicos particulares (p. ej., un borde superior e inferior adecuado para asentar el dispositivo, así como distancia apropiada de la válvula AV). Desde la in- troducción del cierre percutáneo (PC), ha habido un aumento drástico en la prevalencia de cierre mediante dispositivo, hasta el punto que esta téc- nica sustituyó el tratamiento quirúrgico como modalidad terapéutica do- minante para la ASD del segmento secundario.16 Un estudio reciente del grupo del autor16 encontró que el cierre de ASD y PFO per capita aumentó de manera decisiva, de 1.08 por cada 100 000 habitantes en 1988, hasta 2.59 por cada 100 000 habitantes en 2005, un aumento de 139%. Cuando se analiza por tipo de cierre, la técnica quirúrgica aumentó sólo 24% (de 0.86% por 100 000 habitantes en 1988 a 1.07 por 100 000 en 2005), mien- tras que el PC se incrementó 3 475% (de 0.04 por 100 000 en 1988 hasta 1.43 por cada 100 000 habitantes en 2005). Un dato importante es que este estudio identificó que el cambio de modelo a favor del PC se ha debido sobre todo al aumento en la prevalencia de cierre en adultos mayores de 40 años de edad, no al incremento del cierre en lactantes o niños. Las com- plicaciones informadas en relación con el cierre por cateterismo compren- den embolismo gaseoso (1 a 3%), tromboembolismo generado por el dis- positivo (1 a 2%), alteraciones de la función de las válvulas AV (1 a 2%), obstrucción venosa pulmonar (PVO)-sistémica (1%), perforación de la aurícula o la aorta con hemopericardio (1 a 2%), arritmias auriculares (1 a 3%) y colocación inadecuada/embolismo del dispositivo que requie- re corrección quirúrgica (2 a 15%).4,17 Por tanto, si bien las técnicas percu- táneas son buenas desde el punto de vista estético y a menudo se tradu- cen en periodos más cortos de convalecencia, sus riesgos son considerables, en especial por la posibilidad de no lograr el cierre completo del defecto septal. Resultados La reparación quirúrgica de las ASD debe relacionarse con una mortali- dad cercana a cero.4,5,7,8,11 Las reparaciones tempranas en neonatos que pesan menos de 1 000 g se efectúan cada vez con mayor frecuencia y tie- nen resultados excelentes.11 La aparición de arritmias auriculares o hiper- tensión auricular izquierda significativapoco tiempo después de la repa- ración es inusual. Esta última alteración se debe a la falta de distensibilidad de una cavidad auricular izquierda pequeña, que casi siempre se resuelve con rapidez. Estenosis aórtica Anatomía y clasificación El espectro de anomalías de la válvula aórtica representa la modalidad más frecuente de CHD y la mayoría de los pacientes se mantiene asintomática hasta la mitad de su vida. La obstrucción de la vía de salida del ventrículo izquierdo (LVOT) puede presentarse a varios niveles: subvalvular, valvular y supravalvular (fig. 20-2). Una válvula aórtica con estenosis crítica en un recién nacido o lactante casi siempre cuenta con una o dos comisuras, te- jido engrosado, distrófico y mixomatoso en las valvas, así como reducción del diámetro de la válvula. A menudo se observan lesiones concomitantes en el lado izquierdo. En una revisión de 32 casos del Children’s Hospital en Boston, 59% tenía válvulas con una comisura y 40% con dos comisuras.18 Las lesiones concomitantes fueron frecuentes; se presentaron en 88% de los pacientes, más a menudo conducto arterioso persistente (PDA), insu- ficiencia mitral e hipoplasia del LV. También la fibroelastosis endocárdica es frecuente entre lactantes con estenosis aórtica (AS) crítica.19 En este trastorno, el LV es en gran medida afuncional y tales pacientes no son idóneos para valvulotomía con balón, sustitución o reparación de la válvu- la porque esta cavidad no es capaz de proveer la circulación sistémica. En 20Brunicardi(0591-0626).indd 59420Brunicardi(0591-0626).indd 594 13/7/10 12:52:2213/7/10 12:52:22 C ardiopatía congénita muchas ocasiones, el LV es marcadamente hipertrófico con reducción del tamaño de su cavidad, si bien en algunos casos inusuales puede encontrar- se un LV dilatado, reminiscencia de una insuficiencia cardiaca sin con- trol.20 Fisiopatología Las derivaciones intracardiacas y extracardiacas que se presentan durante la vida fetal hacen posible que aun los recién nacidos con AS crítica so- brevivan. Durante el desarrollo uterino, la hipertrofia del LV y la isque- mia causan hipertensión en la aurícula izquierda, que reduce el flujo de derecha a izquierda a través del agujero oval. En los casos graves puede observarse inversión del flujo, que desencadena sobrecarga de volumen en el RV. De esta manera, este último aporta la totalidad del flujo sanguí- neo de salida a través del conducto arterioso permeable (flujo sanguíneo general dependiente del conducto). Aunque el gasto cardiaco se preserva, el LV sufre daño continuo porque la presión intracavitaria impide la per- fusión adecuada de las arterias coronarias, lo cual induce infarto de sus tejidos y fibroelastosis subendocárdica. Por ello, el cuadro clínico del re- cién nacido con AS crítica depende tanto del grado de disfunción del LV como del grado de transición desde una circulación en paralelo hacia una circulación en serie (es decir, del cierre del agujero oval y el conducto arterioso). Los recién nacidos con AS leve a moderada en la que la fun- ción del LV se conserva son asintomáticos al nacimiento. Es posible que las únicas anomalías que se detecten correspondan a un soplo sistólico de expulsión y evidencia de hipertrofia ventricular izquierda en el ECG. Sin embargo, los recién nacidos con AS grave y alteración de la función del LV no son capaces de conservar un gasto cardiaco adecuado al nacimien- to y experimentan colapso circulatorio una vez que el conducto se cierra, con disnea, taquipnea, irritabilidad, disminución de la amplitud del pul- so, oliguria y acidosis metabólica intensa.7,21 Si el conducto arterioso per- manece permeable, la perfusión sistémica puede mantenerse a través de éste, gracias al flujo que proviene del RV, y el único hallazgo puede ser cianosis. Diagnóstico Es posible que los recién nacidos y los lactantes con AS grave tengan ante- cedentes hasta cierto punto inespecíficos de irritabilidad y detención del crecimiento y el desarrollo. La angina de pecho, si se presenta, suele mani- festarse por episodios de llanto inconsolable que coinciden con la alimen- tación. Como se describió antes, las evidencias de riego periférico defi- ciente, como la palidez extrema, indican obstrucción grave de la LVOT. La cianosis diferencial es un dato infrecuente, pero ocurre cuando el flujo retrógrado sólo es suficiente para mantener la perfusión normal de la por- ción superior del cuerpo, en tanto la PDA amplia produce cianosis en ab- domen y extremidades inferiores. Entre los datos de la exploración física se encuentra soplo sistólico de expulsión, si bien un soplo leve puede indicar de manera paradójica enfer- medad más grave con reducción del gasto cardiaco. Un chasquido sistólico confirma el origen valvular de la obstrucción. Conforme la disfunción del LV progresa surgen evidencias clínicas de insuficiencia cardiaca congesti- va (CHF). El aspecto de la radiografía de tórax es variable, pero puede revelar dilatación de la raíz aórtica y a menudo el ECG muestra hipertrofia del LV. La ecocardiografía y el estudio de flujo con Doppler son en extremo útiles para establecer el diagnóstico, así como para cuantificar el gradiente trans- valvular.22 Todavía más, la ecocardiografía puede facilitar la valoración de malformaciones relacionadas con una AS crítica en el recién nacido, inclu- sive estenosis mitral, hipoplasia y fibroelastosis endocárdica del LV, este- nosis subaórtica, comunicación interventricular (VSD) o coartación. La presencia de una o varias de estas anomalías tiene implicaciones impor- tantes en relación con las opciones terapéuticas para los pacientes. Aunque el cateterismo no se practica de manera sistemática con fines diagnósticos, tal vez sea invaluable como parte del algoritmo terapéutico si la lesión es sensible a la valvulotomía con balón. Tratamiento La primera decisión que debe tomarse en el recién nacido con obstrucción crítica de la LVOT es si el paciente es el indicado para la reparación de uno o ambos ventrículos. Un punto central en esta decisión es la valoración del grado de hipoplasia del LV y otras estructuras izquierdas. Alsoufi et al.23 describieron hace poco una estrategia racional para el recién nacido con obstrucción de la LVOT (fig. 20-3). El lactante con AS grave quizá necesi- te intervención quirúrgica urgente. Sin embargo, la posibilidad de estabi- lización preoperatoria modificó de manera notable el algoritmo clínico y la evolución en esta población.19,21 La estrategia preoperatoria comienza con intubación endotraqueal y apoyo inotrópico. Se inicia infusión de prostaglandinas para mantener la permeabilidad del conducto arterioso y se efectúan estudios confirmatorios antes de la intervención quirúrgica. Por lo general, el tratamiento quirúrgico está indicado en presencia de un gradiente transvalvular de 50 mmHg con síntomas relacionados, como síncope, CHF o angina de pecho, o si el gradiente es de 50 a 75 mmHg con evidencia electrocardiográfica de sobrecarga en la pared del LV o isque- mia. El recién nacido en estado crítico puede mostrar un gradiente míni- mo a través de la válvula aórtica a causa de la función deficiente del LV. Estos individuos dependen de la permeabilidad del conducto arterioso para mantener la perfusión sistémica a partir del RV y todos los pacientes con AS crítica que dependen del conducto requieren tratamiento. Sin em- bargo, la elección de las opciones terapéuticas debe basarse en el conoci- miento completo de las malformaciones vinculadas. Por ejemplo, en pre- sencia de hipoplasia del LV (volumen diastólico final en el LV menor de 20 ml/m2), o en caso de una válvula mitral marcadamente anómala, no debe practicarse valvulotomía aórtica aislada porque los estudios demuestran una mortalidad alta en esta población después de ese procedimiento.24 Los pacientes con LV capaz de preservar el gasto sistémico son idóneos para la intervención que se propone aliviar la AS, casi siempre mediante valvotomía conglobo. En casos muy infrecuentes, cuando la corrección con catéter no es una alternativa, la reparación de una AS valvular en lac- tantes y niños puede lograrse con técnicas estándar de circulación extra- corporal (CPB) y exposición directa de la válvula aórtica. Se lleva a cabo una incisión transversal en la aorta ascendente por arriba del seno de Val- salva y se extiende hacia la porción no coronaria del seno, sin alcanzarlo. La exposición de la válvula se logra al colocar un retractor en el seno coro- nario derecho. Después de explorar la válvula, la comisura elegida se inci- de hasta una distancia de 1 a 2 mm de la pared aórtica (fig. 20-4). A B D C Figura 20-2. Características anatómicas de los distintos tipos de estenosis aórtica congénita. A. Estenosis de la válvula aórtica. B. Estenosis aórtica supravalvular y su reparación (inserto). C. Estenosis aórtica subvalvular en túnel. D. Estenosis aórtica subvalvular membranosa. (Con autorización de Greenfield LJ, Mulholland MW, Oldham KT, et al [eds]: Surgery: Scientific Principles and Practice, 3rd ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins, 2001, p 1448.) 20Brunicardi(0591-0626).indd 59520Brunicardi(0591-0626).indd 595 13/7/10 12:52:2213/7/10 12:52:22 C ardiopatía congénita Hoy en día, la valvulotomía con balón que se practica en el consulto- rio tiene gran aceptación como procedimiento de elección para reducir los gradientes transvalvulares en lactantes y niños sintomáticos. Este pro- cedimiento es una opción paliativa ideal porque la mortalidad por valvu- lotomía quirúrgica puede ser alta como resultado del estado crítico de es- tos pacientes. Por otra parte, la valvulotomía con balón libera el gradiente valvular y permite una futura intervención quirúrgica (la cual se requiere casi siempre en la mayoría de los individuos cuando se pueden implantar prótesis más grandes) en un tórax sin cicatrices. Un aspecto importante durante la planeación de la valvotomía aórtica, ya sea percutánea o por técnica quirúrgica abierta, es el riesgo de causar insuficiencia aórtica de importancia hemodinámica. La generación de una insuficiencia aórtica más que moderada es poco tolerable para un lactante con AS crítica, y quizá necesite un procedimiento urgente para sustituir o reparar la válvu- la aórtica. En general, la valvotomía con globo mediante catéter sustituyó la val- votomía quirúrgica abierta. La decisión relativa a la técnica más adecuada para cada sujeto depende de varios factores cruciales, inclusive la expe- riencia médica de que se dispone, el estado general del paciente y su situa- ción hemodinámica, así como la presencia de malformaciones cardiacas relacionadas que requieren reparación.25 Aunque en fecha reciente surgió evidencia que indica lo contrario, la valvulotomía simple, por vía percutá- nea o abierta, suele considerarse sólo un procedimiento paliativo. El obje- tivo es disminuir la obstrucción de la LVOT sin inducir reflujo con impor- tancia clínica, a fin de lograr un crecimiento suficiente del anillo valvular que permita la sustitución de la válvula aórtica. La mayoría de los sobrevi- vientes de valvulotomía realizada durante la infancia necesita otras inter- venciones sobre la válvula aórtica al cabo de 10 años.26 La valvotomía puede ocasionar insuficiencia aórtica que, aunque no es lo suficientemente importante como para requerir una intervención en la infancia, sola o en combinación con la AS, puede dar como resultado la necesidad de una sustitución de la válvula aórtica. En algunos casos, la combinación de estenosis e insuficiencia aórtica resulta en la necesidad de sustituir la válvula. Es posible que los recién nacidos con hipoplasia grave o fibroelastosis endocárdica importante del LV no sean los sujetos indica- dos para la reparación de ambos ventrículos y reciben el mismo trata- miento que los lactantes con síndrome de hemicardio izquierdo hipoplá- sico (HLHS), que se analiza en una sección posterior (véase pág. 609, Síndrome de hemicardio izquierdo hipoplásico). Muchos cirujanos evitaban efectuar la sustitución de válvula aórtica por AS durante los primeros años de la infancia porque las válvulas mecá- nicas que solían usarse podían resultar pequeñas al crecer el niño y reque- rir una sustitución ulterior, además de considerar que el uso obligado de anticoagulación tras la aplicación de válvulas mecánicas inducía un riesgo sustancial de complicaciones. Asimismo, la incidencia de endocarditis bacteriana o fuga perivalvular tras la colocación de válvulas mecánicas es alta y quizá necesite reintervención. La utilización de aloinjertos y el advenimiento del procedimiento de Ross evitan en gran medida estos problemas y constituyen una opción via- ble para la corrección definitiva temprana de la AS crítica.19,27,28 En 1967, Donald Ross describió por primera vez la transposición de la válvula pul- monar hacia la posición aórtica con reconstrucción de la vía de salida pulmonar mediante un aloinjerto.27 El resultado de esta intervención qui- rúrgica es una valva semilunar de tres valvas elaborada con el propio tejido del paciente, con la posibilidad de crecimiento hasta el tamaño adulto en la posición aórtica, en lugar de una válvula aórtica dañada (fig. 20-5). El procedimiento de Ross se ha vuelto una opción útil para la sustitución valvular aórtica en niños, por su mayor durabilidad y porque puede llevar- se a cabo con índices de morbilidad y mortalidad aceptables. La coloca- ción de un conducto pulmonar, que no crece y que con el tiempo se calci- fica y se vuelve estenótico, obliga a operar de nuevo al paciente para reponer el ventrículo derecho en el conducto arterial pulmonar. Karamlou et al.29 revisaron los resultados y los factores de riesgo relacionados con la sustitución valvular aórtica de 160 niños del Hospital for Sick Children en Toronto. Ellos encontraron que la menor edad, el peso más reducido al momento de la intervención quirúrgica, el funcionamiento concurrente Obstrucción crítica de la vía de salida del ventrículo izquierdo en recién nacido o lactante Trasplante cardiaco Reparación de cayado y cierre de comunicación interventricular Dos ventrículos Hipoplasia del cayado/coartación Obstrucción a un solo nivel Valvuloplastia percutánea con globo Valvotomía quirúrgica Obstrucción en múltiples niveles Intervención quirúrgica de Ross Konno Estenosis intrínseca de la válvula aórtica Sin estenosis intrínseca de válvula aórtica Corrección por etapas Norwood estándar Norwood modificado Estrategia híbrida Malformación en el tabique interventricular Ross Konno y reparación de cayado Sin comunicación interventricular Estenosis intrínseca de válvula aórtica Reconstrucción de cayado ± valvotomía/Ross Konno Sin estenosis intrínseca de válvula aórtica Sólo reparación del cayado Ventrículo único Intervención quirúrgica de Yasui Sin hipoplasia del cayado/coartación Figura 20-3. Algoritmo terapéutico para neonatos y lactantes con obstrucción crítica de la vía de salida del ventrículo izquierdo. Al principio, los pacientes pueden derivarse hacia una técnica univentricular o biventricular, según las características morfológicas, demográficas e institucionales. (Con autorización de Alsoufi et al.23 Fig. 1. Copyright Elsevier.) 20Brunicardi(0591-0626).indd 59620Brunicardi(0591-0626).indd 596 13/7/10 12:52:2313/7/10 12:52:23 C ardiopatía congénita de la sustitución o la reconstrucción de la raíz aórtica y el uso de prótesis distinta a un aloinjerto pulmonar eran factores predictivos importantes de muerte, mientras que el uso de una válvula bioprostética o un aloinjerto, y el año más temprano de la cirugía se identificaron como factores de riesgo significativos para repetición de la sustitución valvular aórtica. El uso de autoinjertos se relacionó con amortiguación de la progresión del gradiente máximo en la válvula prostética y un descenso rápido en la dimensión ventricular izquierda al final de la diástole (fig. 20-6).Acorde con estos datos, Lupinetti y Jones compararon la sustitución valvular aórtica con aloinjerto con el procedimiento de Ross y encontraron una disminución más importante del gradiente transvalvular y regresión de la hipertrofia ventricular izquierda en los pacientes que se sometieron al procedimiento de Ross.30 En algunos casos, quizá sea imposible la utilización de la válvu- la pulmonar por las malformaciones implícitas o por ausencia congénita. Estos niños no son los indicados para el procedimiento de Ross y ahora casi siempre se tratan con aloinjertos crioconservados (válvulas aórticas humanas cadavéricas). Algunas veces, las dimensiones de las vías de salida de ambos ventrículos discrepan, sobre todo en casos de AS crítica en lac- tantes. En estos sujetos, el autoinjerto pulmonar se coloca de tal manera que también permita agrandar el anillo aórtico (Ross/Konno) (fig. 20-7). La AS subvalvular se localiza bajo la válvula aórtica y puede clasificarse como leve o en túnel (difusa). La estenosis subaórtica leve se distingue por la presencia de un diafragma fibromuscular delgado en un punto proximal inmediato a la válvula aórtica. Este diafragma suele extenderse 180 grados o más con forma circular o semilunar y a veces se adhiere a la válvula mi- tral y el tabique interventricular.21 La válvula aórtica misma casi siempre es normal, aunque la turbulencia que la estenosis subvalvular induce pue- de afectar la morfología de las valvas y la competencia de la estructura. La AS subvalvular difusa se caracteriza por una obstrucción alargada con forma de túnel que puede extenderse hasta la punta del LV. La distin- ción entre cardiomiopatía hipertrófica y estenosis subaórtica difusa resul- ta difícil en algunos individuos. La intervención quirúrgica para AS sub- valvular está indicada cuando el gradiente de presión excede 30 mmHg o en presencia de síntomas de obstrucción de la LVOT.30 Dado que la repa- ración de la estenosis subaórtica aislada y leve puede llevarse a cabo con bajos índices de morbilidad y mortalidad, algunos cirujanos sugieren la reparación de todos los casos de AS leve para evitar la progresión de la es- tenosis y la aparición de insuficiencia aórtica, aunque la resección subaór- tica debe posponerse hasta que el gradiente del LV sea mayor de 30 mmHg porque la mayoría de los niños con un gradiente del LV inicial menor de 30 mmHg tiene enfermedad silenciosa.31 Muchas veces se necesita una aortoventriculoplastia para tratar la AS difusa, como se describió antes. Por lo general, los resultados son excelentes, con una mortalidad quirúrgi- ca menor de 5%.32 La AS supravalvular se presenta con menor frecuencia y puede clasifi- carse en un tipo leve, que genera deformidad de la aorta en reloj de arena, y uno difuso, que puede afectar todo el cayado y las arterias braquiocefáli- cas. Las valvas de la válvula aórtica suelen ser normales, pero en algunos casos tal vez se adhieran a la estenosis supravalvular y estrechar los se- nos de Valsalva durante la diástole, lo cual restringe la perfusión de las arterias coronarias. Además, en estos pacientes es posible demostrar cam- bios acelerados de hiperplasia de la íntima en las arterias coronarias por- que la posición proximal de estas estructuras las somete a presiones de perfusión anormalmente altas. Los signos y los síntomas de la AS supravalvular se asemejan a los de otras modalidades de obstrucción de la LVOT. Cerca de 50% de los enfer- mos tienen como manifestación un soplo asintomático al momento de la presentación. Con una frecuencia muy similar aparecen síncope, baja to- lerancia al ejercicio y angina de pecho. En ocasiones, la estenosis supraval- vular se vincula con el síndrome de Williams, el cual se caracteriza por facies de duende, retraso mental e hipercalciemia.33 Tras la exploración sistemática, debe efectuarse cateterismo cardiaco para definir la anatomía coronaria, así como para cuantificar el grado de obstrucción. Un gradien- te de 50 mmHg o mayor es una indicación para intervención quirúrgica; sin embargo, el clínico debe descartar la coexistencia de cualquier otra le- sión, como estenosis pulmonar, que es frecuente y puede complicar la re- paración. La presentación focal de la AS supravalvular se resuelve mediante una aortotomía invertida en “Y” que cruza el área de estenosis y se ubica por encima de la arteria coronaria derecha. Luego se incide el reborde que causa la obstrucción y se aplica un parche con forma de pantalón para cerrar la incisión.21 La modalidad difusa de estenosis supravalvular es más variable y el procedimiento quirúrgico específico debe modificarse de acuerdo con la anatomía de cada paciente. En general, puede efectuarse endarterectomía aórtica con ampliación mediante parche o, si el estrechamiento se extiende más allá del cayado aórtico, colocarse un injerto protésico entre la aorta ascendente y la descendente. Los resultados quirúrgicos en caso de AS supravalvular leve casi siempre son buenos y la mortalidad hospitalaria es menor de 1%, en tanto que la supervivencia actuarial excede 90% a 20 años.34 La reparación de la presentación difusa es más riesgosa y la morta- lidad que conlleva es de 15% según un estudio reciente.34,35 Persistencia del conducto arterioso Anatomía El conducto arterioso se deriva del sexto arco aórtico y, en situaciones normales, se extiende desde el tronco de la arteria pulmonar (PA) o su rama izquierda a la aorta torácica descendente, en un punto distal al ori- gen de la arteria subclavia izquierda. El flujo a través del conducto es con- siderable en el sistema cardiovascular normal del feto (alrededor de 60% del gasto de ambos ventrículos) y se dirige de manera exclusiva de la PA a la aorta.36 La longitud del conducto puede variar de 2 a 8 mm durante el periodo neonatal y su diámetro es de 4 a 12 mm. Las prostaglandinas E2 (PGE2) e I2 (PGI2) producidas localmente y cir- culantes inducen una relajación activa de la musculatura del conducto, lo cual lo mantiene con permeabilidad máxima durante el periodo fetal.37 Al nacimiento, el incremento del flujo sanguíneo pulmonar metaboliza estos productos de prostaglandinas, lo que aunado a la eliminación de la placen- ta, que es una de sus fuentes principales, resulta en una disminución inten- sa de la concentración de estas sustancias relajantes. Asimismo la libera- ción de histamina, catecolaminas, bradicinina y acetilcolina promueve la contracción de la musculatura del conducto. Además de estas interaccio- nes complejas, el incremento de la presión de oxígeno en la sangre fetal es el estímulo principal para la contracción del músculo liso y el cierre del Arteria coronaria derecha Incisión en la aorta ascendente Arteria coronaria izquierda Incisión en las comisuras Figura 20-4. Valvulotomía aórtica con circulación extracorporal. Se efectúa una incisión transversal en la aorta ascendente por encima de los senos de Valsalva y se extiende hasta acercarse al seno no coronario, sin alcanzarlo. La exposición se completa con la colocación de un retractor en el seno coronario derecho. Después de inspeccionar la válvula, la comisura elegida se incide hasta 1 a 2 mm de la pared aórtica. (Con autorización de Doty DB: Cardiac Surgery: A Looseleaf Workbook and Update Service. Chicago: Year Book, 1986.) 20Brunicardi(0591-0626).indd 59720Brunicardi(0591-0626).indd 597 13/7/10 12:52:2313/7/10 12:52:23 C ardiopatía congénita conducto durante las 10 a 15 h posteriores al nacimiento.38 El cierre anató- mico por fibrosis produce el ligamento arterioso, que conecta la PA con la aorta. El cierre tardío del conducto se denomina permeabilidad prolongada, en tanto que la falta de cierre causa persistencia, la cual se presenta como fenómeno aislado o junto con otras malformaciones congénitas cardiacas más complejas. En muchos lactantes con este último tipo de malformacio- nes, las perfusiones pulmonar o sistémica tal vez dependan del flujo a tra- vés del conductoy es posible que ocurra una descompensación si no se administra prostaglandina E (PGE) exógena para mantenerlo abierto. Historia natural La incidencia de persistencia del conducto arterioso (PDA) se aproxima a 1 por cada 2 000 nacimientos; sin embargo, se incrementa de manera no- toria a la par que la premadurez.39 Algunos estudios indican que hasta 75% de los recién nacidos de 28 a 30 semanas de gestación presenta PDA. Esta última es más frecuente en mujeres, con una proporción de 2:1.39 La PDA no es una alteración benigna, aunque se conocen casos de su- pervivencia prolongada. La tasa estimada de muerte para lactantes con PDA aislada sin tratamiento es cercana a 30%.40 La principal causa de muerte es CHF, con infección de vías respiratorias como causa secundaria. La ocurrencia de endocarditis es más factible cuando el conducto es pe- queño y raras veces resulta letal si se inicia tratamiento enérgico y oportu- no con antibióticos. A B C Válvula aórtica anómala Autoinjerto pulmonar Aloinjerto pulmonar Años desde la AVR inicial Autoinjerto Sin autoinjerto G ra d ie n te A o V i n s ta n tá n e o m á x im o (m m H g ) 0 2 4 6 8 10 80 60 40 20 0 Figura 20-6. Progresión esperada del gradiente valvular prostético instantáneo máximo después de sustitución valvular aórtica inicial (AVR) estratificado por tipo de prótesis (autoinjerto en contraposición con no autoinjerto) para un paciente hipotético de tres años de edad que se sometió a AVR en 1990. Las líneas continuas representan estimaciones puntuales de un modelo mixto de regresión lineal (rodeado por sus intervalos de confianza a 90% en líneas discontinuas). AoV, válvula aórtica. (Con autorización de Karamlou et al.29) Figura 20-5. A a C. Autoinjerto pulmonar para sustituir la válvula aórtica. Esta última y la aorta adyacente se cortan, y se conservan botones de tejido aórtico alrededor de los ostia coronarios. La válvula pulmonar y el tronco de la pulmonar se cortan y transfieren a la posición de la válvula aórtica. Los botones coronarios se unen a la raíz neoaórtica. Se inserta un aloinjerto pulmonar para restablecer la vía de salida del ventrículo derecho. (Con autorización de Kouchokos NT, Davila-Roman VG, Spray TL, et al: Replacement of the aortic root with a pulmonary autrograft in children and young adults with aortic-valve disease. N Engl J Med 330:1, 1994. Copyright © Massachusetts Medical Society. Todos los derechos reservados.) 20Brunicardi(0591-0626).indd 59820Brunicardi(0591-0626).indd 598 13/7/10 12:52:2513/7/10 12:52:25 C ardiopatía congénita Manifestaciones clínicas y diagnóstico Después del nacimiento, en un aparato cardiovascular normal en otros sentidos, la PDA ocasiona un cortocircuito de izquierda a derecha que depende del diámetro de la luz del conducto y su longitud total. Puesto que la PVR se reduce 16 a 18 semanas después de nacimiento, el cortocir- cuito se incrementa y, por último, su flujo lo determinan las resistencias relativas de las circulaciones pulmonar y sistémica. Las consecuencias hemodinámicas de un cortocircuito no restrictivo a través del conducto son sobrecarga de volumen en el LV con incremento de las presiones en la aurícula izquierda (LA) y la PA, y sobrecarga de la pared del RV por incremento de la poscarga. Estos cambios producen au- mento de la descarga simpática, taquicardia, taquipnea e hipertrofia ven- tricular. El cortocircuito diastólico causa disminución de la presión dias- tólica aórtica e incremento del potencial de isquemia miocárdica e hipoperfusión de otros órganos sistémicos, en tanto que el aumento del flujo pulmonar conduce a incremento del trabajo respiratorio y disminu- ción del intercambio de gases. El flujo irrestricto a través del conducto puede ocasionar hipertensión pulmonar durante el primer año de vida. Estos cambios se atenúan de manera significativa si el tamaño del conduc- to es moderado y no ocurren si es pequeño. La exploración física del lactante afectado revela evidencias de circula- ción hiperdinámica con presión de pulso amplia e hiperactividad precor- dial. La auscultación demuestra un soplo sistólico o continuo, que a menu- do se denomina soplo de maquinaria. No se observa cianosis en casos de PDA aislado y sin complicaciones. La radiografía de tórax puede mostrar incremento de la vascularidad pulmonar o cardiomegalia y el ECG, sobrecarga del RV, crecimiento de la LA y tal vez hipertrofia del LV. El ecocardiograma con flujo de color mues- tra de modo confiable la persistencia del conducto y permite calcular la intensidad del cortocircuito. El cateterismo cardiaco sólo es necesario cuando se sospecha hipertensión pulmonar. Tratamiento La PDA constituye una indicación suficiente para el cierre a causa del in- cremento de la mortalidad y el riesgo más alto de endocarditis.2,4 En pa- A B C Válvula protésica Aortotomía vertical Incisión en el tabique interventricular Parche de dacrón Parche de pericardio Figura 20-7. La aortoventriculoplastia de Konno-Rastan permite ampliar de manera significativa el anillo aórtico y la región subaórtica. A. Se practica una aortotomía vertical a la izquierda de la arteria coronaria derecha y se extiende hasta la vía de salida del ventrículo derecho. Tras extirpar la válvula aórtica se incide el tabique interventricular y se fija una prótesis de válvula aórtica al anillo agrandado. B. El tabique interventricular y la aortotomía se cierran con un parche de dacrón, el cual se une al anillo para sutura de la prótesis. C. Un parche pericárdico independiente cierra la ventriculotomía derecha. (Con autorización de Misbach GA, Turley K, Ullyot DJ, et al: Left ventricular outflow enlargement by the Konno procedure. J Thorac Cardiovasc Surg 84:696, 1982. Copyright Elsevier.) 20Brunicardi(0591-0626).indd 59920Brunicardi(0591-0626).indd 599 13/7/10 12:52:2513/7/10 12:52:25 C ardiopatía congénita cientes de mayor edad con hipertensión pulmonar, tal vez el cierre no me- jore los síntomas y se relaciona con una mortalidad mucho más alta. La intervención agresiva con indometacina para lograr el cierre tem- prano del conducto resulta benéfica en neonatos prematuros a menos que existan contraindicaciones, como la enterocolitis necrosante o la insufi- ciencia cardiaca.41 Sin embargo, los recién nacidos a término no suelen responder al tratamiento farmacológico con indometacina, por lo cual re- quieren cierre mecánico al confirmar el diagnóstico. Éste puede efectuarse por medios quirúrgicos o por cateterismo.12,42,43 Hoy en día se utiliza más la colocación transluminal de diversos dispositivos para oclusión, como la sombrilla doble de Rashkind o la embolización con resortes de Giantur- co.42 No obstante, la colocación de implementos por vía percutánea con- lleva diversas complicaciones, como tromboembolia, endocarditis, oclu- sión incompleta, lesión vascular y hemorragia consecutiva a perforación.43 Además, estas técnicas no pueden aplicarse en neonatos muy pequeños porque los vasos periféricos no permiten un acceso adecuado para la in- troducción de los dispositivos. El cierre quirúrgico puede llevarse a cabo mediante técnica abierta o asistida con video. La técnica abierta requiere toracotomía lateral poste- rior en el cuarto o quinto espacio intercostal, al lado de la aorta (casi siem- pre a la izquierda). Luego, el pulmón se retrae hacia adelante. En el recién nacido, la PDA se cierra con un broche quirúrgico o con sutura perma- nente. En pacientes mayores, se aplica una ligadura triple a la PDA. Debe tenerse cuidado de evitar el nervio laríngeo recurrente que transcurre al- rededor del conducto arterioso. Éste puede ligarse también a través de es- ternotomía mediana, pero esta técnica casi siempre se utiliza sólo en suje- tos con lesiones adicionales en el corazón o grandes vasos que requieren reparación. A veces, el conducto es corto y ancho, cuya dimensión trans- versal es casi igual a la longitudinal.En este caso se recomienda la división entre pinzas vasculares con cierre por sutura de ambos extremos (fig. 20-8). En casos extremos, una opción es usar la CPB para descomprimir un conducto grande durante la ligadura. Aunque también se describe la oclusión con clips metálicos mediante toracoscopia asistida con video, este procedimiento tiene pocas ventajas con respecto a la técnica quirúrgica estándar.12 Sin embargo, los recién nacidos prematuros y los preescolares pueden responder bien a la técnica toracoscópica, mientras que los niños mayores (con más de cinco años de edad) y aquéllos con conductos más pequeños (menores de 3 mm) res- ponden bien a la oclusión con resortes. De hecho, Moore et al. concluyeron con base en sus series, que la oclusión con resortes es el procedimiento de elección en conductos menores de 4 mm.44 Las tasas de cierre completo mediante técnicas por cateterismo mejoran de manera progresiva. Aun así, los estudios comparativos de costo y evolución entre la intervención quirúrgica abierta para cierre del conducto y los procedimientos basados en cateterismo no aportan datos de peso para preferir una u otra modali- dad.12 Burke llevó a cabo una revisión de la oclusión con resortes y cirugía torácica asistida con video en el Miami Children’s Hospital, y encontró que ambas opciones son eficaces y tienen menor morbilidad que la toracoto- mía tradicional.12 Resultados La mortalidad quirúrgica en pacientes prematuros es muy baja, aunque la tasa de mortalidad hospitalaria es significativa como consecuencia de otras complicaciones de la premadurez. La mortalidad es menor de 1% en lactantes mayores y niños. Es inusual la aparición de hemorragia, quilotó- rax, parálisis de las cuerdas vocales y necesidad de reintervenir. El adveni- miento de la toracotomía con conservación de la musculatura casi eliminó el riesgo de disfunción subsiguiente de la extremidad superior o anomalías pectorales.45 Coartación de la aorta Anatomía La coartación de la aorta (COA) se define como un estrechamiento lumi- nal en la aorta, el cual obstruye el flujo sanguíneo. Por lo general, el estre- chamiento se ubica en un punto distal a la arteria subclavia izquierda. El A B C D a. pulmonar Aorta n. laríngeo recurrente n. vago Ligadura triple del conducto Aorta descendente Istmo Conducto arterioso persistente n. frénico izquierdo Figura 20-8. A. Perspectiva del cirujano de la persistencia de un conducto arterioso que se expone a través de toracotomía izquierda. B. La pleura que cubre el istmo aórtico se incide y retrae. C y D. Técnica de ligadura triple. a., arteria; n., nervio. (Con autorización de Castaneda et al,7 p 208. Copyright Elsevier.) 20Brunicardi(0591-0626).indd 60020Brunicardi(0591-0626).indd 600 13/7/10 12:52:2613/7/10 12:52:26 C ardiopatía congénita origen embriológico de la COA es motivo de controversias. Una teoría sostiene que el borde obstructor, que se compone sobre todo de tejido se- mejante al del conducto, se forma conforme el conducto arterioso involu- ciona.46 La otra teoría indica que la disminución del istmo aórtico es con- secutiva a la reducción del flujo aórtico en lactantes con incremento de la circulación ductal. Como resultado directo de la obstrucción al flujo aórtico, surge una circulación colateral extensa que afecta sobre todo los vasos arteriales in- tercostales y mamarios. Esto se manifiesta como un dato radiográfico de muescas en el borde costal inferior, así como presencia de pulso promi- nente bajo las costillas. En la COA es posible encontrar anomalías concomitantes como VSD, PDA y ASD, pero la más frecuente es la aorta bicúspide, que puede demos- trarse en 25 a 42% de los casos.47 Fisiopatología Los lactantes con COA manifiestan síntomas originados por obstrucción del flujo de salida del LV, inclusive incremento de la circulación pulmonar y, más tarde, insuficiencia biventricular. Además, aparece hipertensión sis- témica proximal como resultado de la obstrucción mecánica a la expulsión ventricular y de la activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona consecutiva a hipoperfusión. Es interesante notar que la hipertensión a menudo persiste aun tras la corrección quirúrgica a pesar de la elimina- ción completa de la obstrucción mecánica y del gradiente de presión.48 Está demostrado que la corrección quirúrgica temprana puede prevenir la ocurrencia de hipertensión a largo plazo, que sin duda contribuye a mu- chas de las secuelas adversas de la COA, como desarrollo de aneurismas en el polígono de Willis, disección y rotura aórticas, e incremento de la inci- dencia de arteriopatía coronaria con infarto miocárdico secundario.49 Diagnóstico Es posible que la COA se vuelva sintomática durante el periodo neonatal en presencia de otras anomalías o en la adolescencia tardía, con el inicio de insuficiencia ventricular izquierda. La exploración física revela hiperdi- namia precordial con un soplo de tono grave que se localiza en el lado iz- quierdo del tórax y la espalda. Los pulsos femorales disminuyen de mane- ra drástica en comparación con los de las extremidades superiores y puede detectarse cianosis diferencial hasta el momento del cierre del conducto. La ecocardiografía hace posible demostrar con claridad el estrecha- miento del segmento aórtico y definir el gradiente de presión a través del segmento con estenosis. Además, provee información detallada de anomalías concomitantes. La aortografía sólo se utiliza en los casos en que los datos ecocardiográficos no son definitivos. Tratamiento Las medidas terapéuticas sistemáticas de COA hemodinámicamente sig- nificativa son quirúrgicas en todos los grupos de edad. Cada vez se recurre con mayor frecuencia a la reparación a través de catéter en pacientes mayores y en aquéllos con coartación recidivante después de reparación quirúrgica. Se ha usado la dilatación con globo de la coartación nativa en recién nacidos con resultados deficientes. La técnica que más se emplea hoy en día es la resección con anastomosis terminoterminal o anastomosis terminoterminal amplia con eliminación cuidadosa de todo el tejido del conducto.50,51 La anastomosis terminoterminal extendida también permi- te al cirujano corregir la hipoplasia transversal del cayado, que es frecuen- te en lactantes con coartación aórtica.52,53 La aortoplastia con colgajo sub- clavio es otra técnica de reparación, aunque hoy en día se usa con menor frecuencia por el riesgo de formación tardía de aneurisma y posible sub- desarrollo de la extremidad superior izquierda por isquemia.51 En este método, se corta la arteria subclavia izquierda y se desciende sobre el seg- mento coartado como parche vascularizado. El principal beneficio de es- tas técnicas es que no incluyen el uso de materiales prostéticos y la eviden- cia sugiere que la anastomosis terminoterminal extendida podría promover el crecimiento del cayado, sobre todo en lactantes con diámetros iniciales más pequeños del cayado aórtico.52 Sin embargo, a pesar de los beneficios, la anastomosis terminoterminal extendida tal vez no sea factible cuando hay un segmento largo de coarta- ción o cuando ya se practicó una intervención quirúrgica previa, porque el tejido aórtico por arriba y abajo de la lesión no es suficiente para permitir su movilización. En estos casos, es indispensable utilizar material protésico, como la aortoplastia con parche, en la cual se usa un parche protésico para ampliar el segmento coartado, o la interposición de un injerto tubular. Las complicaciones más frecuentes después de la reparación de una COA son reestenosis tardía y formación de aneurismas en el sitio de la reparación.54-56 La formación de aneurismas es en especial ordinaria luego de la aortoplastia con parche de dacrón. En una serie que incluyó a 891 pacientes, 5.4% del total presentó aneurismas: 89% en el grupo con aorto- plastia con parche de dacrón y sólo 8% en quienes se sometieron a resec- ción con anastomosis primariaterminoterminal.54 Otra complicación ob- servada menos a menudo es la parálisis de la porción inferior del cuerpo por lesión isquémica de la médula espinal durante la reparación. Esta evo- lución temible complica 0.5% de todas las reconstrucciones quirúrgicas, pero su incidencia puede limitarse mediante el uso de algún método de perfusión distal, de preferencia derivación del hemicardio izquierdo con el uso de la arteria femoral o la aorta torácica distal para establecer el flujo arterial de entrada y de la vena femoral o la aurícula izquierda para el re- torno venoso.50 Por lo regular, estas técnicas se utilizan sólo en pacientes mayores con coartaciones complejas que podrían requerir tiempos más prolongados con las pinzas aórticas colocadas, con frecuencia en presen- cia de grandes vasos colaterales o intervención quirúrgica previa. La hipertensión también se reconoce después de la reparación de la COA. Bouchart et al. informaron que en una cohorte de 35 adultos hiper- tensos (edad promedio de 28 años) que fueron objeto de reparación, a pesar de la evolución anatómica satisfactoria, sólo 23 se mantenían nor- motensos tras un seguimiento promedio de 165 meses.55 Asimismo, Bhat et al. informaron que en un grupo de 84 individuos (edad promedio al momento de la reparación, 29 años), la hipertensión persistía en 31% tras un seguimiento posquirúrgico promedio de cinco años.56 Aunque la reparación quirúrgica aún es el estándar de oro, el trata- miento de la COA por cateterismo se convirtió en una práctica socorrida. La dilatación con balón y el implante primario de prótesis se utilizan con éxito. El estudio más extenso relativo a los resultados de la angioplastia con balón se basó en 970 intervenciones: 422 COA primarias y 548 casos de recurrencia. La reducción promedio del gradiente fue de 74 ± 24% en el caso de COA primaria y de 70 ± 31% para COA recurrente.57 Esto demos- tró que la terapéutica basada en cateterismo puede lograr resultados efec- tivos semejantes tanto en enfermos con COA recurrente como en aquéllos con COA primaria, un dato con implicaciones de gran alcance en rela- ción con el nuevo paradigma de los algoritmos de tratamiento multidisci- plinario para las CHD. En el informe del estudio de valvuloplastia y angio- plastia de anomalías congénitas, los factores de riesgo independientes para un resultado menos que óptimo del procedimiento fueron gradiente ma- yor previo a la angioplastia, realización más temprana del procedimiento, edad más avanzada del paciente y recurrencia de la COA.57 El gradiente tras la dilatación con balón es aceptable en la mayoría de los estudios. Sin embargo, el resultado del procedimiento es subóptimo y el gradiente posterior a la intervención es de 20 mmHg o más en una mi- noría significativa de pacientes (0 a 26%). Tales enfermos pueden conside- rarse los sujetos idóneos para la colocación primaria de prótesis. La rees- tenosis es mucho más inusual en niños y se considera reflejo de la calidad de la cicatrización de la pared vascular y el crecimiento permanente en el grupo pediátrico. Las muertes por el procedimiento también son escasas (menos de 1%) y su complicación principal es la formación de aneurismas, que ocurre en 7% de los individuos.50 Muchos autores demostraron una mejoría en la eli- minación de la estenosis mediante la implantación de prótesis en compara- ción con la dilatación con balón aislada, si bien las complicaciones a largo plazo en cuanto a la distensibilidad de la pared vascular se desconocen en gran medida; hoy en día, sólo se cuenta con datos a mediano plazo. En resumen, los niños menores de seis meses con COA al nacimiento deben tratarse mediante reparación quirúrgica, en tanto que quienes re- quieren tratamiento a edad posterior pueden ser las personas idóneas para la dilatación con balón o el implante primario de prótesis.50 El tratamiento por cateterismo debe preferirse en casos de reestenosis tras la terapéutica quirúrgica o intravascular de primera intención. Tronco arterioso Anatomía El tronco arterioso es una anomalía infrecuente: constituye 1 a 4% de to- dos los casos de CHD.58 Se caracteriza por la presencia de un conducto 20Brunicardi(0591-0626).indd 60120Brunicardi(0591-0626).indd 601 13/7/10 12:52:2613/7/10 12:52:26 C ardiopatía congénita arterial único que se origina a partir del corazón, cabalga sobre el tabi- que interventricular y aporta las circulaciones pulmonar, sistémica y coro- naria. Los dos principales sistemas de clasificación son el de Collett y Ed- wards, descrito en 1949, y el de van Praagh y van Praagh, descrito en 1965 (fig. 20-9).59,60 La clasificación de Collett y Edwards se enfoca sobre todo en el origen de las arterias pulmonares a partir del tronco arterial común, en tanto que el sistema de van Praagh se basa en la presencia o ausencia de VSD, el grado de formación del tabique aortopulmonar y el estado del ca- yado aórtico. Durante la vida embrionaria el tronco arterioso empieza a separarse de manera normal mediante un crecimiento en espiral que da origen a una arteria pulmonar anterior y una aorta posterior. De ahí que la persistencia del tronco arterioso represente una detención del desarrollo embrionario en esta fase.61 Otros fenómenos que participan en su formación son tor- sión del tronco en división a causa del plegamiento de los ventrículos, atresia subinfundibular y localización anómala de los sitios de fijación de las válvulas semilunares.62 La cresta neural también puede desempeñar una función crucial en la formación normal de los grandes vasos, toda vez que estudios experi- mentales en embriones de pollo demuestran que su ablación induce la persistencia del tronco arterioso.63 La cresta neural se transforma en las bolsas faríngeas que dan origen al timo y las glándulas paratiroides, lo cual puede explicar la correlación entre tronco arterioso y síndrome de DiGeorge.64 El anillo de la válvula del tronco suele encontrarse a horcajadas sobre el tabique interventricular de manera “balanceada”; sin embargo, no es inusual que se ubique de modo predominante sobre el RV, lo cual incre- menta el potencial de obstrucción de la LVOT tras la reparación quirúrgi- ca. En la mayoría de los casos, las valvas experimentan engrosamiento y deformación, que conducen a insuficiencia valvular. Aunque casi siempre hay tres valvas (60%), en ocasiones pueden detectarse válvulas bicúspides (50%) o aun tetracúspides (25%).65 En presencia de tronco arterioso, el tronco de la pulmonar se bifurca y las arterias pulmonares izquierda y derecha se forman en un sitio distal y casi siempre sobre el lado izquierdo. El calibre de las ramas arteriales de la pulmonar suele ser normal, con estenosis o hipoplasia difusa sólo en casos infrecuentes. Aunque es posible que las arterias coronarias sean normales, las ano- malías no son inusuales y se encuentran en 50% de los casos.65,66 Muchas de estas anomalías son hasta cierto punto menores, pero dos variantes re- visten importancia especial por sus implicaciones para la reparación qui- rúrgica del conducto. La primera es que el ostium coronario izquierdo puede originarse en un sitio alto en el seno de Valsalva o incluso a partir del tejido del tronco de la pulmonar, en el borde en que se forma su arco. Una arteria coronaria con estas características puede lesionarse durante la reparación cuando las arterias pulmonares se seccionan del tronco o cuan- do la malformación troncal se cierra. La segunda anomalía es el origen de una arteria anterior descendente accesoria importante a partir de la arteria coronaria derecha; a menudo la arteria anómala desciende sobre el RV en el sitio preciso en que la ventriculotomía derecha suele practicarse durante la reparación.65,66 Fisiología y diagnóstico Las principales consecuencias fisiopatológicas del tronco arterioso son: a) la mezcla obligada de sangre sistémica y pulmonar a nivel de la VSD y la válvula troncal, que conduce a saturación arterialcercana a 85%, y b) la presencia de un cortocircuito de izquierda a derecha no restrictivo, que persiste durante la sístole y la diástole, cuyo volumen depende de las resis- tencias relativas de las circulaciones pulmonar y sistémica.65 Además, la estenosis o el reflujo en la válvula troncal, la presencia de obstrucción im- portante de la LVOT y la estenosis de las ramas de la arteria pulmonar pueden contribuir a incrementar la carga de presión y volumen de ambos ventrículos. Muchas veces estas lesiones producen insuficiencia cardiaca grave e inestabilidad cardiovascular durante los primeros años de la vida. La PVR puede aparecer desde los seis meses de edad y se correlaciona con resultados inadecuados tras la corrección quirúrgica tardía. Por lo general, los pacientes con tronco arterioso se presentan en el periodo neonatal, con signos y síntomas de CHF, y cianosis leve a mode- I Collett y Edwards Van Praagh II III IV A1 A2 A3 A4 Figura 20-9. Las clasificaciones del tronco arterioso de Collet y Edwards, y la de van Praagh muestran similitudes. El tipo I corresponde al tipo A1. Los tipos II y III se agrupan para formar el tipo A2 porque no tienen diferencias significativas en cuanto a embriología ni terapéutica. El tipo A3 denota lesiones con arteria pulmonar unilateral con flujo colateral hacia el pulmón contralateral (hemitronco). El tipo A4 es un tronco arterioso relacionado con interrupción del cayado aórtico (13% de todos los casos de tronco arterioso). (Con autorización de Fyler DC: Truncus arteriosus, en Fyler DC [ed]: Nada’s Pediatric Cardiology. Philadelphia: Hanley and Belfus, 1992, p 676. Copyright Elsevier. Adaptada de Hernanz-Schulman M, Fellows KE: Persistent truncus arteriosus: Pathologic, diagnostic and therapeutic considerations. Semin Roentgenol 20:121, 1985. Copyright Elsevier.) 20Brunicardi(0591-0626).indd 60220Brunicardi(0591-0626).indd 602 13/7/10 12:52:2613/7/10 12:52:26 C ardiopatía congénita rada. Es posible identi�car un soplo holosistólico sobre el borde izquierdo del esternón y, en ocasiones, un soplo diastólico que se debe al re�ujo troncal. La radiografía de tórax muestra cambios por incremento de la circula- ción pulmonar y es posible apreciar un cayado aórtico derecho en 35% de los casos. El ECG suele ser inespecí�co, con ritmo sinusal normal e hiper- tro�a biventricular. La ecocardiografía con Doppler de �ujo en color o Doppler de pulso permite establecer el diagnóstico y aporta la información su�ciente para conocer el tipo de tronco arterioso, el sitio de origen de las arterias coro- narias y su proximidad con el tronco pulmonar, el tipo de valvas de la válvula troncal y el grado de insu�ciencia de la misma.65 El cateterismo cardiaco quizá sea útil en casos en que se sospecha hipertensión pulmonar o para de�nir de manera más precisa las anomalías de las arterias corona- rias antes de la reparación. La presencia de tronco arterioso constituye una indicación para inter- vención quirúrgica. La reconstrucción debe efectuarse durante el periodo neonatal o tan pronto como se establezca el diagnóstico. La �siología de Eisenmenger, que se detecta sobre todo en niños mayores, es la única con- traindicación absoluta para la corrección quirúrgica. Reparación El primer procedimiento para la corrección del tronco arterioso consistía en el bandeo de la PA, como lo describieron Armer et al. en 1961.67 Sin embargo, esta técnica sólo lograba una mejoría marginal de un año en las tasas de supervivencia a causa de la aparición inevitable de insu�ciencia ventricular. No obstante, en 1967 McGoon et al. llevaron a cabo una repa- ración completa con base en el trabajo experimental de Rastelli, quien in- trodujo la idea de que podría utilizarse un conducto valvular extracardia- co para restituir la comunicación entre el ventrículo y la PA.68 Durante los siguientes 20 años, las tasas de supervivencia mejoraron y ello condujo a la adopción uniforme de la reparación completa aun en los recién nacidos más pequeños y de menor edad.58,65,69 La corrección quirúrgica suele requerir el uso de CPB. La reparación se lleva a cabo mediante la separación de las arterias pulmonares de la aorta, el cierre de la malformación aórtica (a veces con un parche) para minimi- zar las complicaciones del �ujo coronario, la colocación de un aloinjerto criopreservado con valvas o de un conducto de la vena yugular valvulado para reconstruir la vía de salida del ventrículo derecho (RVOT) y el cierre de la comunicación interventricular. La estenosis importante de la rama arterial pulmonar debe repararse al momento de la reconstrucción com- pleta, lo cual casi siempre puede efectuarse mediante arterioplastia con un aloinjerto como parche longitudinal. La insu�ciencia de la válvula troncal grave quizá necesite sustitución valvular, lo cual se logra con un aloinjerto criopreservado.70 Resultados Los resultados de la reparación completa del tronco arterioso mejoran de manera constante. Ebert informó una tasa de supervivencia de 91% en su estudio en 77 pacientes menores de seis meses de edad; estudios posterio- res de otros autores con�rman sus datos y demuestran que pueden obte- nerse resultados excelentes inclusive en los recién nacidos más diminutos con malformaciones complejas relacionadas.11,69 También se cuenta con nuevos tipos de conductos extracardiacos y su utilización tiene buenos resultados, lo cual amplía el repertorio moderno del cirujano especializado en cardiopatías congénitas y mejora la evolu- ción del paciente.71 Entre los factores de riesgo que se vinculan con muer- te perioperatoria y mala evolución, pueden mencionarse el re�ujo troncal grave, la interrupción del cayado aórtico (IAA), las anomalías coronarias concomitantes y la edad menor de 100 días. Conexión venosa pulmonar anómala total La conexión venosa pulmonar anómala total (TAPVC) ocurre en 1 a 2% de todas las malformaciones cardiacas y se caracteriza por el drenaje alte- rado de las venas pulmonares hacia el lado derecho del corazón, ya sea a través de conductos que llegan a la aurícula derecha o a sus tributarias.72 De acuerdo con lo anterior, el único mecanismo por el cual la sangre oxi- genada puede regresar hacia el hemicardio izquierdo es a través de una ASD, que se presenta en casi todos los casos de TAPVC. Una característica exclusiva de esta lesión es la ausencia de una técnica de paliación de�nitiva. Por tanto, la TAPVC constituye la única urgencia quirúrgica real de todo el espectro de la cirugía de las anomalías cardiacas congénitas. Anatomía y embriología Los pulmones se desarrollan a partir de evaginaciones del intestino ante- rior y sus plexos venosos forman parte del sistema venoso esplácnico. La TAPVC se origina cuando una de las gemaciones de la vena pulmonar que surge de la super�cie posterior de la aurícula izquierda no se fusiona con el plexo venoso pulmonar que rodea las yemas pulmonares. En lugar de que se forme una conexión normal con la aurícula izquierda, persiste por lo menos una conexión entre el plexo pulmonar y el esplácnico. Como consecuencia de este fenómeno, las venas pulmonares drenan hacia el co- razón a través de una vena sistémica (�g. 20-10). Darling et al. clasi�caron la TAPVC según el nivel o el sitio en el cual la conexión de las venas pulmonares con el sistema venoso sistémico se ubica:73 tipo I (45%), conexión anómala a nivel supracardiaco; tipo II (25%), conexión alterada a nivel cardiaco; tipo III (25%), conexión anó- mala a nivel infracardiaco, y tipo IV (5%), conexión alterada a múltiples D espués de D odson Intestino anterior cubierto por plexo esplácnico Vena cardinal anterior izquierda Vena cardinal común izquierda Vena pulmonar primigenia Vena cardinal común derecha Yema del pulmón derecho Seno venoso Vena cardinal anterior derecha Yema del pulmón izquierdoFigura 20-10. La conexión venosa pulmonar anómala total se forma cuando la vena pulmonar primordial no se une al plexo venoso
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